U0 - NTI - Bilyk - Generalidades - Versión2018
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Nuevo Testamento I 2
Índice
Nuevo Testamento I 3
GENERALIDADES
1
Más allá de lo interesante que puedan resultar las etimologías, no conviene mucho detenerse
en los orígenes nominales de las palabras, pues a veces pueden encontrarse tantas versiones
como diccionarios etimológicos. Ni hablemos de la pronunciación. Es interesante, en todo caso,
ver con cuál término desembocó en nuestra lengua, como es el caso que nos ocupa aquí.
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Nuevo Testamento I 4
no de un falso dios, sino de Yahveh. He aquí la gran diferencia entre el concepto bíbli-
co y el pagano: que uno era el mensaje salvífico que provenía de Dios, y el otro estaba
dirigido al culto idolátrico del emperador, un culto ajeno a la Escritura y a la fe verdade-
ra. Y también tenemos aquí otra gran diferencia: no es una salvación de algo ocurrido,
sino de algo que estaba al caer: los tiempos mesiánicos. Estamos, por tanto, con una
noticia de tono escatológico.
Mientras que en el culto imperial la buena nueva miraba hacia atrás, en el An-
tiguo Testamento el concepto está orientado hacia adelante; es el mensaje acer-
ca de un acontecimiento que se realizará ahora o, por lo menos, prontamente.
“Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz poderosa, ale- Cfr. Is 62,6;
gre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo. Di a las ciudades de Judá: Ahí está 6,1-2; Sal 40,7-
vuestro Dios” (Is 40,9) 11, etc.
“¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz,
que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: ¡Ya reina tu Dios!” (Is
52,7)
Para los judíos, por tanto, esta palabra tiene que ver con el Rey, el Mesías espera-
do, con la restauración de Israel, pues sugería la llegada del Reino de Dios y su victo-
ria definitiva. Pero también hay otros significados o usos de la palabra “evangelio” en
el Antiguo Testamento, como por ejemplo el de “mensaje alegre”. Así, en el segundo
libro de Samuel, leemos:
“Ajimaas, hijo de Sadoq, dijo: «Voy a correr y anunciar al rey la buena noticia de que
Yahveh le ha librado de manos de sus enemigos.» Pero Joab le dijo: «No serás tú
hombre que dé buenas noticias hoy. Otro día las darás; hoy no las darás porque el hijo
del rey ha muerto.» (…) Estaba David entre las dos puertas. El centinela que estaba en
el terrado de la puerta, sobre la muralla, alzó la vista y vio a un hombre que venía co-
rriendo solo. Gritó el centinela y se lo comunicó al rey y el dijo: «Si viene solo, hay bue- Cfr. 2 Re 7,9;
nas noticias en su boca.» Mientras éste se acercaba corriendo» (...) Dijo el centinela: Jer 20,15; etc.
«Ya distingo el modo de correr del primero: por su modo de correr es Ajimaas, hijo de
Sadoq» Dijo el rey: «Es un hombre de bien; viene para dar buenas noticias.»” (II Sam
18,19-20.24-25.27)
Nuevo Testamento I 5
“Al que me anunció que Saúl había muerto, creyendo que me daba buena noticia, le
agarré y ordené matarle en Siquelag dándole este pago por su buena noticia” (II Sam
4,10) Cfr. II Sam 1,1-
16
“Insistió de nuevo Ajimaas, hijo de Sadoq, y dijo a Joab: Pase lo que pase, yo tam-
bién quiero correr tras el kusita. Joab le dijo: ¿Para qué vas a correr, hijo mío? aunque
vayas, por esta noticia no te van a dar albricias” (II Sam 18,22)
“Jesús les respondió: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los co-
jos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se
Cfr. Mc 1,15
anuncia a los pobres la Buena Nueva»” (Mt 11,4-5)
Hay, pues, diferencias, y por ello, es posible hacer una comparación de lo que esta
palabra significaba al ser utilizada para el César, y lo que implica su uso en las Sagra-
das Escrituras.
Bilyk
Nuevo Testamento I 6
CÉSAR CRISTO
Es un hombre “divinizado” (por los hombres Cristo es Dios hecho Hombre (por el poder
que lo idolatran) de Dios y la fidelidad de María)
Sólo es una noticia elogiosa de un hombre Es un mensaje salvífico para todos los
encumbrado por los hombres hombres de parte de Dios
“Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Cfr Mt 4,23; 9,35;
Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y Lc 4,14-15, etc.
creed en la Buena Nueva»” (Mc 1,14-15)
Por tanto, Jesús hace expresa mención que con Él comienza el tiempo salvífi-
co, y que con Él llegará a su cumplimiento (su Pasión y Muerte), y finalmente a
su plenitud (la Parusía).
Nuevo Testamento I 7
Para entender el sentido de esta Buena Nueva que es la Encarnación del Verbo de
Dios, es necesario conocer el contexto histórico en el que se produjo.
Marco político
El Imperio gobernado por Augusto era un inmenso territorio protegido por un ejérci-
to relativamente pequeño, puesto que contaba con alrededor de 400.000 hombres. La
población total era de aproximadamente 50.000.000 de habitantes. Sólo Roma tenía
entre 700.000 y 1.000.000 de habitantes; Alejandría, 700.000; Antioquía, 300.000. La
población se dividía entre:
ciudadanos romanos,
numerosos esclavos.
2
Sobre el porqué hay cuatro “evangelios” en la Escritura, hablaremos luego.
Bilyk
Nuevo Testamento I 8
la ganadería,
la pesca,
La religión era uno de los fundamentos del Imperio, pues incluía el culto al César,
considerado un dios; culto que, por lo tanto, se transformaba en una obligación ciuda-
dana.
Pero Israel era un caso aparte entre las naciones que componían el Imperio romano
pues, como todas las demás, estaba sometida políticamente, pero tenía autorización
para no rendir culto a la divinidad del emperador (llamado “nuevo Júpiter”), mantenien-
do así sus creencias religiosas tradicionales. Israel se sabía custodio de la Palabra
del Dios Único y Verdadero, y heredero de la Promesa de la Venida del Redentor que
debía surgir, tal como lo indicaban las Profecías, de la tribu de Judá, de la familia del
Rey David
Roma sabía que estas creencias podían ser fuente de futuras rebeldías y, en pos Herodes fue un
príncipe de estilo
de mantener la pax romana lograda, otorgaron a Israel algunas libertades, nombrando helenista, pero de
igualmente un rey que respondiera a las decisiones y directivas del imperio. Así fue origen idumeo, que
nunca hizo amistad
como Herodes “el Grande” fue nombrado rey de Israel, el cual, astuto y sanguinario con los judíos piado-
sos. Para atraerlos
hizo lo posible por alcanzar sus objetivos. Sin embargo, sabiendo la conveniencia de activó la reconstruc-
ción del Templo, y
permitir a los israelitas mantener el culto al Dios único, hizo restaurar el Templo de así 1000 levitas
aprendieron el oficio
Jerusalén, con mayor magnificencia que el de Salomón. de albañiles, para
que los obreros
comunes no profa-
Con todo, los israelitas seguían esperando al Redentor que los liberara de la escla- naran su sacralidad.
Fue sucedido por su
vitud. Por eso, soñaban con que éste fuera un jefe guerrero y profeta que devolviera a hijo Arquelao.
Israel su independencia y la hiciera nuevamente cabeza de las naciones. Pero sus
constantes infidelidades a la Ley de Dios habían causado enfrentamientos internos,
que los hacían caer fácilmente bajo la dominación de los poderes extranjeros. Para el
Bilyk
Nuevo Testamento I 9
momento en que el Verbo entró en la historia, no eran muchos los que se mantenían
fieles a la Promesa del verdadero Mesías esperado. A estos, algunos autores le asig-
nan la reiterada expresión que se lee en numerosos profetas acerca de “el resto de
Israel” (cfr. Is 4,3; Miq 5,6ss; Sof 3,12; Is 4,4; 10,22; 28,5, Jer 23,3; 31,7, etc.).
Marco religioso
El Templo: Era el lugar más importantes de Israel. Toda la vida de los Israelitas gi-
raba en torno al
Ilustración; vista
Templo. Era el sím- parcial de la maque-
ta del Templo de
bolo de la presencia Herodes, realizada-
por Alec Garrard,
perpetúa de Dios en quien ha dedicado
33.000 horas y 30
medio del pueblo. años de su vida a
construirla. Sus
Los judíos de todo dimensiones son de
el mundo, solos o 6x 3,50 metros y es
una auténtica mara-
en grupo, acudían villa (acerca de la
cual los expertos
al menos una vez al históricos coinciden
en que es la mejor
año para rezar. representación exis-
tente).
En el Templo se
enseñaba el contenido de la Escritura y se cantaban los salmos, mientras los sacerdo-
tes ofrecían holocaustos a Dios. Servía también para repartir dinero y alimento a los
pobres. Además de ser casa de oración, era el lugar donde se guardaban los tesoros,
tanto de la nación como los particulares. Era el centro de la vida del país: comercio,
banco, parlamento, punto de encuentro.
Nuevo Testamento I 10
El culto: todos los días se inmolaban como sacrificio perpetuo de Israel a su Dios
dos corderos (uno por la mañana y otro por la tarde). Además, el emperador romano
mandó que se sacrificaran dos animales (uno por él y otro por el imperio). Durante el
resto de la jornada, se sucedían los sacrificios privados.
El sábado: en hebreo shabat (= “descanso”), evoca el descanso de Dios tras su Cfr. Ex. 20,9-11;
Ex. 24,16; Ex 31,17;
obra creadora. Era el día festivo durante el cual se realizaban los sacrificios en el Mc 2,23-28; Hb 4,4
Templo, y jornada de descanso absoluto. El cumplimiento de esto último era exagera-
damente rígido, sobre todo por parte de los fariseos.
semanas después).
Los Tabernáculos o fiesta de las Tiendas, que era la más alegre de todas
porque recordaba la asistencia milagrosa de Dios a través del éxodo en el
desierto, y para agradecer las cosechas.
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Antiguo Testamento
“Guardad la fiesta de los Ázimos, porque en ese mismo día saqué yo vuestros ejér-
citos de la tierra de Egipto. Guardad este día de generación en generación como decre- Sobre la fiesta de
las Semanas, cfr. II
to perpetuo” (Ex 12,17) Cro 8,13.
“El día de las primicias, cuando ofrezcáis a Yahveh oblación de frutos nuevos en
vuestra fiesta de las Semanas, tendréis reunión sagrada; no haréis ningún trabajo ser-
vil” (Num 28,26)
Sobre la fiesta de
“Y un macho cabrío, como sacrificio por el pecado de la fiesta de la Expiación, del las Tiendas, cfr. I
holocausto perpetuo, de su oblación y sus libaciones” (Num 29,11). Mac 10,21; II Mac
1,9.18; II Mac 10,6;
“Celebraron la fiesta de las Tiendas, según está escrito, con el número de holocaus- Za 14,16.18.19; etc.
tos cotidianos establecidos según el rito de cada día” (Esd 3,4).
“Y encontraron escrito en la Ley que Yahveh había mandado por medio de Moisés
que los hijos de Israel habitaran en cabañas durante la fiesta del séptimo mes” (Ne
8,14).
Nuevo Testamento
Marco social
La sociedad judía en Tiempos de Jesús se dividía en 4 clases:
Nuevo Testamento I 12
El pueblo, que designa a los judíos comunes, despreciados por las clases
superiores porque —decían— ignoraban la Ley. Eran mayormente agriculto-
res, pastores y pescadores (sobre todo en la región de Galilea). También se
encontraban entre el pueblo los artesanos (muy apreciados), y los comer-
ciantes (algunos eran ambulantes).
Nuevo Testamento I 13
tos y religiosos Hablaban mucho de Dios, pero su distintivo era no ver sus
propios pecados: “Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipo-
cresía” (Lc 12,1-2).
Los publicanos eran los judíos dedicados a recaudar los impuestos para el
emperador, razón por lo cual eran tan odiados. El apóstol Mateo fue publi-
cano antes de convertirse en discípulo de Jesús (cfr. Mt 9,9).
Nuevo Testamento I 14
Los esenios eran una comunidad de judíos piadosos, una especie de mon-
jes que vivían en la zona desértica cercana al Mar Muerto. Su máxima auto-
ridad eran los sacerdotes. Tenían costumbres rigurosas y le daban gran im-
portancia a las comidas en común, a los trabajos manuales, al estudio de las
Escrituras y a la oración. En excavaciones arqueológicas del año 1947 fue
hallado el emplazamiento esenio de Qumrán; y en la zona se hallaron tam-
bién numerosos manuscritos que conformaban importantes y antiquísimas
bibliotecas (son los famosos “manuscritos del Mar Muerto” que se sitúan
aproximadamente entre el 250 a.C. y el 65 d.C.). Con todo, los esenios nun-
ca son mencionados en los evangelios. Y no hay suficientes pruebas para
decir que san Juan Bautista se formó entre los esenios, como algunos afir-
man.
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tienen las palabras y hechos mismos de la buena noticia predicada por Cristo. Los
evangelios son en verdad la flor más bella de la predicación apostólica.
La constitución dogmática Dei Verbum (nº 18) afirma con justicia que los cuatro
evangelios son los escritos más importantes del Nuevo Testamento, y de la Sagrada
Escritura toda, pues lo que conocemos de la vida, de las enseñanzas y de la obra sal-
vífica de Jesús, lo debemos casi exclusivamente a los evangelios canónicos, con
agregados (suficientemente importantes, eso sí) de la Tradición Oral, y otros muy po-
cos de los evangelios llamados “apócrifos” (aportes históricos, no de fe)3.
De lo dicho hasta aquí, resulta claro que el Evangelio de Jesucristo es uno so-
lo, y nos quedan cuatro versiones inspiradas del mismo, que en nada se contradi-
cen en cuanto al Mensaje (que es lo que importa), y no existen propiamente diferen-
cias “estructurales”(aunque sí en apariencia, ya volveremos sobre esto en “la cuestión
sinóptica”). Para expresar esta unidad la constitución conciliar recoge una expresión
3
En los primeros siglos de vida de la Iglesia, y conjuntamente con los evangelios canónicos,
se escribieron varios libros que también contenían, supuestamente, la vida y las enseñanzas
de Jesús. Algunos eran relatos simples para alimentar la piedad y la fantasía popular, pero
otros eran realizados por herejes que querían servirse del Evangelio para difundir entre los
cristianos sus doctrinas erróneas. Prontamente la Iglesia rechazó estos escritos, y los denomi-
nó con el título de apócrifos, que es un término griego que se puede traducir como “oculto” o
“escondido” (cfr. Leonardo Castellani, EL EVANGELIO DE JESUCRISTO, págs. 18-22).
4
Al menos en los tres primeros, llamados “sinópticos” (tema sobre el cual volveremos lue-
go). No podría afirmarse lo mismo con el evangelio según san Juan (pero por motivos que no
invalidan lo dicho, como veremos).
Bilyk
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Nuevo Testamento I 18
Es de absoluta necesidad que los evangelios no sean una fantasía, por muy
hermosa o vistosa que fuese, sino historia auténtica.
Esto explica porqué el Magisterio de la Iglesia insiste que el carácter histórico de los
evangelios es enseñanza firme y constante tanto en el pasado como en el presente. El
documento cita a este propósito el libro de los Hechos en 1,21 (“a partir del bautismo
de Juan hasta el día en que nos fue llevado”), incluyendo expresamente en el concep-
to de “histórico” las apariciones de Jesús Resucitado (que la crítica racionalista prime-
ro, y divulgadores neognósticos posteriores, tantas veces intenta hacer pasar como
invento o mitificación de la figura de Jesús por parte de sus seguidores).
Los evangelios narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de Dios, realmente hi-
zo y enseñó a los hombres por su eterna salvación, viviendo entre ellos como
uno de ellos. Es de suma importancia para la fe cristiana todo lo que se refiere al as-
pecto salvífico de las acciones y palabras de Jesús (cfr. Dei Verbum 11). Esto significa
que la historicidad no es garantizada sólo cuando se trata de verdades de fe y moral
Bilyk
Nuevo Testamento I 19
(porque en los evangelios también se habla de otras cosas), sino que todo lo narrado
tiene que ver directa o indirectamente con la historia de la salvación.
Los hechos históricos, y por tanto reales, que sucedieron en la vida de Jesús son
narrados en función de un mensaje salvífico que estaba contenido en todo lo
que Jesús hizo y enseñó. Es, pues, en esta perspectiva religiosa que la Iglesia tiene
la garantía de poseer en los evangelios verdaderas narraciones históricas acerca de
los dichos y hechos de Jesús.
Para comprender la preocupación de los Padres del Concilio acerca de este punto,
debemos conocer el trasfondo de los debates en la preparación del texto conciliar. En
efecto, en el esquema que había preparado la comisión preparatoria sobre el tema de
la “divina revelación”, no sólo se afirmaba la historicidad de los evangelios, sino que se
proponía una toma de posición contra ciertos métodos e ideas en la exégesis católica
moderna. La mayoría no favorecía esa actitud contraria a los métodos exegéticos,
puesto que no alentaría el estudio bíblico científico propugnado por Pío XII (en su en-
cíclica Divino AfflanteSpiritu). Y fue esa posición la que prevaleció finalmente, para lo
cual se preparó un segundo esquema en el cual ya no se hablaba más de “admonicio-
nes”. Mas, por intervención de Pablo VI, se introdujo en el texto final la palabra “histo-
ricidad” que antes faltaba, para despejar cualquier duda que la Iglesia continúa mante-
niendo el carácter histórico de los evangelios (que es, en definitiva, lo esencial que se
debe considerar).
Nuevo Testamento I 20
Podemos observar en ese pasaje que se hace una mención explícita de los géne-
ros literarios, que podríamos resumir en:
5
Nos referimos particularmente al teólogo protestante alemán Rudolf Karl Bultmann (1884—
1976) quien, siguiendo a otros autores luteranos, sostiene que se debe renunciar al “Jesús
histórico” como alguien del pasado, sin importancia, al que no se puede acceder (menos por
los evangelios), y centrarse en el “Cristo de la fe”, que, según Bultmann, es lo único que impor-
ta. A esta postura, ciertamente dualista, respondió el Papa Benedicto XVI con su obra “JESÚS
DE NAZARET”, y lo señala expresamente al inicio mismo de su obra: “La grieta entre el «Jesús
histórico» y el «Cristo de la fe» se hizo cada vez más profunda; a ojos vistas se alejaban uno
de otro. Pero ¿qué puede significar la fe en Jesús el Cristo, en Jesús el Hijo del Dios vivo, si
resulta que el hombre Jesús era tan diferente de cómo lo presentan los evangelistas y cómo,
partiendo de los evangelios, lo anuncia la Iglesia (…) semejante situación es dramática para
la fe ” (Joseph Ratzinger, JESÚS DE NAZARET, editorial Planeta, 2007, págs. 7-8).
6
Dei Verbum 12
Bilyk
Nuevo Testamento I 21
“eligió discípulos que le siguieron desde el comienzo, vieron sus obras, oyeron sus
palabras y se encontraron de este modo en condiciones de llegar a ser testigos de su
vida y de sus enseñanzas”.
Y haciendo referencia al método que eligió Jesús para predicar su Evangelio añade:
7
Cfr. Castellani, op.cit., pág. 43 y ss.
8
Héctor Lordi; LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS
Bilyk
Nuevo Testamento I 22
pascual. O sea, que la convicción de los apóstoles de que Jesús había resucitado, no
habría podido transformarlo en “Mesías y Señor”, si Jesús no se hubiera manifestado
como tal durante su vida terrenal.
mayor y más profunda comprensión de lo dicho y hecho por Jesús durante su vida
terrenal, y esta mayor inteligencia ha sido “retroalimentada” en los relatos transfor-
mándolos en cierto grado, no falsificándolos sino enriqueciéndolos.
“firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya
historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo
entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que
fue levantado al cielo. Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión del Señor,
predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia
de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la
luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios esco-
giendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sinte-
tizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por
fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera
acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del tes-
timonio de quienes «desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra»
9
para que conozcamos «la verdad» de las palabras que nos enseñan (cf. Lc 1,2-4)” .
Tengamos bien presente este párrafo, que es viga central de mucho de lo que si-
gue.
Dios es el Autor principal de la Sagrada Escritura, y los hagiógrafos son los autores
secundarios. No por ello dejan de ser verdaderos autores, aunque subordinados, como
instrumentos inteligentes y libres en las manos de Dios, que los escogió para tal fin.
9
Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Dei Verbum, 19
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Nuevo Testamento I 23
Desde el Día de Pentecostés, la tarea esencial de los Doce fue la proclamación del
Evangelio; por eso, en el libro de los Hechos podemos observar los distintos discursos
catequéticos. Veamos, por ejemplo, el de Pedro a los judíos y habitantes de Jerusalén:
“Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: Judíos y
habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad aten-
ción a mis palabras: No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la
hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta: Sucederá en los últimos días, dice
Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras
hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y yo sobre
mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu. Haré prodigios arriba en el cielo
y señales abajo en la tierra. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes
de que llegue el Día grande del Señor. Y todo el que invoque el nombre del Señor se
salvará. Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acredi-
tado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su
medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según
el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándo-
le en la cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los do-
lores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio; porque dice de él
David: Veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha, pa-
ra que no vacile. Por eso se ha alegrado mi corazón y se ha alborozado mi lengua, y
hasta mi carne reposará en la esperanza de que no abandonaras mi alma en el Hades
ni permitirás que tu santo experimente la corrupción. Me has hecho conocer caminos
de vida, me llenarás de gozo con tu rostro. Hermanos, permitidme que os diga con toda
libertad cómo el patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre no-
sotros hasta el presente. Pero como él era profeta y sabía que Dios le había asegurado
con juramento que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre, vio a lo lejos
y habló de la resurrección de Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne
experimentó la corrupción. A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros
somos testigos. Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu
Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís. Pues David no subió a los
cielos y sin embargo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que
ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. Sepa, pues, con certeza toda la casa de
Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis cru-
cificado. Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás apósto-
les: ¿Qué hemos de hacer, hermanos? Pedro les contestó: Convertíos y que cada
uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de
vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para voso-
tros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Se-
ñor Dios nuestro. Con otras muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: Salvaos
de esta generación perversa. Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel
día se les unieron unas tres mil almas” (Hch 2, 14-41)
Nuevo Testamento I 24
copa después de cenar diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas
veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío” (1 Co 11,23-25)
Por lo tanto, son los Apóstoles los que van entregando, trasmitiendo las enseñan-
zas recibidas. Este anuncio del Evangelio comprendía las siguientes cuestiones:
Los recitadores hebreos (rabbís, nabís y meturgemanes) eran aquellos que repe-
tían las tradiciones y las encarnaban. Eran una especie de libros vivos, y se dedica-
ban a eso en círculos reducidos. Cristo era uno de ellos, el mejor ciertamente.
10
Este tema está eruditamente tratado por el P. Leonardo Castellani (en su obra ya citada,
págs. 15-16 y 37-55). Aquí nos limitamos a un breve y seguramente imperfecto resumen.
Bilyk
Nuevo Testamento I 25
Por eso, la analogía más cercana con la Tradición Sagrada no es tanto con el modo
de transmisión de las leyendas populares (como quería la Formgeschichte), sino más
bien con la forma en que se han transmitido otras tradiciones sagradas dentro del ju-
daísmo. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, tenemos la Ley Escrita (que es la
misma Escritura) y, paralelamente, la Ley Oral constituida por los dichos de los padres,
que se transmiten de generación en generación.
“Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se
han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el princi-
pio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también,
después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo
por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que
has recibido” (Lc 1, 1-4)
Ver también: el
Por otro lado, es fundamental en la vida de esta Iglesia Primitiva, la liturgia y sus ri- bautismo del eu-
nuco por Felipe
tos, como por ejemplo, la profesión de Fe bautismal o la liturgia de la Eucaristía: (Hch 8,35-38); el
bautismo de los
gentiles luego del
“Pedro les contestó: Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bauti- discurso de Pedro
zar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el (Hch 10, 34-48); la
don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para predicación de
Pablo (1 Cor 15,3-
todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro. Con otras muchas
5; Rom 6,3-4; Ef
palabras les conjuraba y les exhortaba: Salvaos de esta generación perversa. Los que 2,5-7).
acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas tres mil almas”
(Hch 2, 38-41)
Bilyk
Nuevo Testamento I 26
“Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito Ver también:
en los salmos: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy. Y que le resucitó de entre Rm 3,9-20;
los muertos para nunca más volver a la corrupción, lo tiene declarado: Os daré las co- 9,6-29; 10,5-21.
sas santas de David, las verdaderas. Por eso dice también en otro lugar: No permiti-
rás que tu santo experimente la corrupción. Ahora bien, David, después de haber servi-
do en sus días a los designios de Dios, murió, se reunió con sus padres y experimentó
la corrupción. En cambio aquel a quien Dios resucitó, no experimentó la corrupción.
Tened, pues, entendido, hermanos, que por medio de éste os es anunciado el perdón
de los pecados; y la total justificación que no pudisteis obtener por la Ley de Moisés la
obtiene por él todo el que cree. Cuidad, pues, de que no sobrevenga lo que dijeron
los Profetas: Mirad, los que despreciáis, asombraos y desapareced, porque en vues-
Si pensamos en
tros días yo voy a realizar una obra, que no creeréis aunque os la cuenten. Al salir les una figura de la
rogaban que les hablasen sobre estas cosas el siguiente sábado. Disuelta la reunión, Antigüedad como
muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé; éstos Cicerón, que tenía a
conversaban con ellos y les persuadían a perseverar fieles a la gracia de Dios” (Hch su servicio tres es-
13:33-43) clavos taquígrafos
que lo seguían a
“Pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escri- todas partes apun-
turas que el Cristo era Jesús” (Hch 18, 28) tando todo lo que
decía, resultaría
extraño que Cristo
“Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba aparentemente haya
exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Je- lanzado su Evange-
sús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tar- lio al viento, sn cui-
de. Unos creían por sus palabras y otros en cambio permanecían incrédulos. Cuando, darse de depositar
en desacuerdo entre sí mismos, ya se marchaban, Pablo dijo esta sola cosa: Con ra- su palabra en recep-
zón habló el Espíritu Santo a vuestros padres por medio del profeta Isaías: Ve a táculos vivientes. Y,
encontrar a este pueblo y dile: Escucharéis bien, pero no entenderéis, miraréis bien, gracias al auxilio del
Espíritu Santo, estos
pero no veréis” (Hch 28, 22-26) receptáculos vivien-
tes fueron más fieles
que los taquígrafos
de Cicerón. Tal es
así que algunas
Así, la instrucción primitiva se hizo primero de forma oral y, posteriormente, fue obras de Cicerón se
han perdido, pero la
puesta por escrito. De este modo, la catequesis evangélica de la que hablamos per- Palabra ha perma-
necido.
maneció durante un tiempo en la memoria de los “recitadores” hebreos antes de que
se fijara por escrito; y durante el período de transmisión oral, ya había adquirido en la
memoria de aquellos una forma fija.
Bilyk
Nuevo Testamento I 27
Si bien, como ya hemos indicado antes, los evangelios contienen numerosas simili-
tudes —sobre todo los tres primeros (la llamada “cuestión sinóptica”, sobre la cual vol-
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Nuevo Testamento I 28
San Mateo, publicano como era, estaba más acostumbrado a usar la pluma
para extender los recibos y tomar cuenta de los pagos, por lo cual era qui-
zás el más letrado de sus compañeros al principio del apostolado. Dirigió su
Evangelio escrito a los judíos que se habían convertido a la verdadera Fe, a
modo de catequesis, y es por ello que recurre constantemente a las profe-
cías del Antiguo Testamento para demostrar que todas ellas se referían a
Jesús, su Maestro. Se lo representa a san Mateo con un ángel (de rostro
humano), por cuanto comienza su versión del Evangelio con el origen de
Cristo Jesús en cuanto verdadero Hombre. Se estima que escribió su ver-
sión del Evangelio hacia el 50 a 5511.
11
Tema muy discutido éste el de la fecha de datación de la escritura de los evangelios. Las
corrientes racionalistas y positivistas gustan de fijarlas muy alejadas de la era apostólica (por
insistir en aquello de una elaboración posterior de las comunidades cristianas —que terminaron
mitificando al Maestro—); pero la Tradición de la Iglesia, y siguiendo a los Padres de la Iglesia
más antiguos, no los ponen más allá de una decena de años después de la predicación de
Jesús, por las razones citadas más arriba (la extensión de la predicación, la desaparición física
de los testigos directos, etc.).
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Nuevo Testamento I 29
los pueblos gentiles); a los demás discípulos que habían conocido perso-
Los cuatro “seres
nalmente a Jesús, y tal vez a la misma Madre de Dios, la Santísima Virgen vivientes” citados en
María (aunque sobre esto no hay suficiente constatación). San Lucas era un Apoc 4,6-7 junto al
Trono del Altísimo, y
médico de origen griego, y su preparación cultural era realmente muy bue- convertidos en sím-
bolos de los evange-
na. De todo esto se valió para resaltar la Verdad de Cristo como el Salvador listas, derivan de las
criaturas de aspecto
de todos los hombres, especialmente porque su escrito estaba destinado a cuádruple (“tetramor-
fo”) que el profeta
los paganos conversos de Siria, de Grecia, o del Asia Menor. El símbolo Ezequiel describe en
el relato de sus
con que se representa a san Lucas es el buey (o toro), dado que su evan- visiones (Ez 1,4-11).
gelio comienza con el sacrificio de Zacarías, padre de san Juan Bautista. El Ireneo de Lyon (s. II)
fue el primero que
evangelio según san Lucas se remontaría como máximo hacia el año 80. relacionó el tetra-
morfo con los evan-
gelios, y señaló que
el hombre expresaba
San Juan Evangelista no toma generalmente los relatos de la vida de Jesús
el concepto de la
porque ya habían sido relatados por los otros evangelistas, y las comunida- encarnación, el león
de realeza, el buey
des cristianas ya disponían de ellos. Pero el Evangelio según san Juan es de sacrificio, y el
águila del Espíritu
sin duda el más elevado de los cuatro, por cuanto muestra desde su mismo que sostiene la Igle-
sia. San Jerónimo (s.
inicio a Cristo como la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo, IV) fue quien asoció
los “animales” con
el Dios Hijo hecho verdadero Hombre. Así, este Libro se dedica a los gran- los evangelistas: el
des discursos de Cristo, que a veces se evangelio según Mt
empieza con la En-
apoyan en milagros que dan la explicación carnación y está
simbolizado por el
de estos, como manifestaciones de su di- ángel con rostro de
hombre; Mc empieza
vinidad y poder: “Todo nos deja la impre- con la figura del
Bautista, “Voz que
sión de un autor que ha meditado años y clama en el desier-
to”, potente y solita-
años unos hechos y unas doctrinas, que ria como el rugido de
un león; Lc pone el
son la clave de su vida. Y como síntesis
acento en el tema
de todo, coloca al comenzar ese prólogo del sacrificio, por lo
que se le asigna el
sublime”12. Fundamentalmente por ese ex- toro; Jn realiza con
su versión del Evan-
traordinario prólogo (Jn 1,1-18), se lo re- gelio un vuelo espiri-
tual y elevado, simi-
presenta a san Juan Evangelista con el lar al de un águila
(imagen: placa de
águila que se alza en las alturas, como marfil con el Agnus
Dei en una cruz
símbolo de la generación eterna del Ver-
entre los emblemas
bo. El evangelio según san Juan, que tuvo de los cuatro evan-
gelistas, siglo XI,
varias etapas en su redacción, fue con- Metropolitan Mu-
seum de Nueva
cluido hacia fines del siglo I. York).
12
Pérez de Urbel OSB; “Vida de Cristo”.
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Nuevo Testamento I 30
Y así fue como llegaron los evangelios hasta nosotros, bajo la custodia impecable
del Magisterio de la Iglesia, que desde sus orígenes vela para cuidar su integridad
(que tantas veces se vio conmovida a lo largo de la historia por muchos que quisieron
“adaptar” los Sagrados Escritos a sus ideas, pretensiones y hasta caprichos).
Nuevo Testamento I 31
Entre los originales de las tragedias de Sófocles y las copias más antiguas
median 1400 años, sin embargo hay unas 100 copias de Sófocles bastante
parejas, mientras que las de los Evangelios son muchas más y muy discor-
dantes (más de 4000 manuscritos).
De la Vulgata Latina hay unos 30.000 manuscritos y no hay dos que sean
iguales, el número de variantes, pues, se calcula en 250.000.
Los grupos de testigos del texto del Nuevo Testamento pueden reducirse a
manuscritos griegos, traducciones antiguas a otras lenguas y citas del nue-
vo Testamento que aparecen en los Padres
Es así que el Nuevo Testamento puede considerarse como la obra más copiada
y traducida, y por ende la más compleja de la literatura universal en cuanto al cono-
cimiento del texto más aproximado al original.
Por eso, se hace forzoso un trabajo arduo de crítica textual con el fin de re-
construir, a fuerza de paciencia e inteligencia, lo más exactamente posible el
texto original de una obra, en este caso, de la Sagrada Escritura.
Y no basta para ello reproducir el manuscrito más antiguo, pues a veces puede
tener errores y uno posterior estar mejor con respecto al primero. De este modo, del
resultado de la crítica textual surge la edición crítica, que muchas veces no es un
texto de un mismo origen (del mismo manuscrito) sino que es reconstruido eligiendo
en cada caso las variantes que se consideren mejores. Según algunos autores, esta
13
Cfr. Castellani, op.cit. págs. 55-70
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Nuevo Testamento I 32
elección se debe inclinar por la versión que mejor explique el origen de las demás,
reconstruyendo así la historia de las variantes. Además, en una edición crítica se se-
ñalan las principales variantes a fin de que el lector pueda hacer una valoración del
texto. Por ello las notas a pie de página en este tipo de ediciones tienen gran impor-
tancia.
En este complejo proceso de copiado, las variantes pueden haber sido intenciona-
das o no.
Las variantes intencionadas pueden dividirse, además, en aquellas que fueron in-
troducidas de buena fe y las que no la tuvieron. Entre las primeras, la causa más
frecuente fue el hecho de que los copistas pretendieran ser correctores, realizando
algunas de las siguientes acciones:
cambiando una palabra por otra (por ejemplo, con el fin de salvaguardar la
virginidad de María, en vez de poner “sus padres” ponen “José y María” o
cuando dice “tu padre y yo” ponen “José y yo”);
Nuevo Testamento I 33
incluyendo más de una variante en una nueva copia, en vez de elegir una;
etc.
por “pasar la mirada de largo” y saltear una parte o escribir una vez lo que
debía escribirse dos;
por diptografía (o duplografía = escribir dos veces lo que sólo va una vez);
Por todo esto el Papa san Dámaso encarga a san Jerónimo una nueva traducción
correcta del griego en el s. IV. Esta versión, que es la más reconocida por el Magiste-
rio de la Iglesia, es la célebre Vulgata de san Jerónimo, acerca de la cual el Concilio
de Trento afirma que es auténtica y que no tiene errores contra la fe. Esto no significa
que en la traducción no pueda haber imperfecciones ni que se cierre con la Vulgata el
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Nuevo Testamento I 34
estudio, la crítica y la opinión. De hecho, el Papa san Juan Pablo II autorizó en 1979
una nueva edición (con las correcciones posibles de hacer merced al avance en el
tratamiento de las lenguas antiguas), a la cual se tituló Neovulgata, y que pasó a ser
la versión de referencia para traducciones a otras lenguas. Con todo, se conservan
numerosos manuscritos bíblicos, muy antiguos y venerables, como los que siguen:
Nuevo Testamento I 35
como libros históricos (no relatan fábulas ni contienen inventos de sus au-
tores humanos),
Esta acción divina sobre los hagiógrafos (los escritores sagrados) consistió en:
Podemos cons-
una iluminación de su inteligencia, para que pudieran entender con pro- tatar la clara distin-
fundidad las verdades sobrenaturales que Dios quería que escribieran; ción que hay entre
los escritos de otras
religiones y la Bi-
blia. Otras religio-
una recta intención de la voluntad, que los movió, sin reducir su libertad, a nes tienen textos
de pura iniciativa
que escribieran fielmente lo que habían concebido en su inteligencia;
humana, conte-
niendo diversas
doctrinas morales
una ayuda eficaz, para que los escritores encontrasen el lenguaje y los mo- (muchas respeta-
bles, por cuanto
dos adecuados para expresar de modo correcto y con infalible verdad todo fundan sus princi-
lo que habían conocido sobre las Verdades divinas. En todo esto Dios pios en la Ley Natu-
ral), y otros que se
siempre respetó sus capacidades personales a la hora de poner por escrito mezclan con la
leyenda o la fanta-
el Mensaje (habilidades literarias, conocimientos históricos, etc.). sía.
No cabe duda de que los evangelistas escribieron con entera verdad y conocimien-
to porque:
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El tipo de Mesías que fue Jesucristo “no cabía” en la mente del mundo judío,
mucho menos en el pagano. En la Biblia se describe un Jesús incomparable y
trascendental en su Vida y en su Doctrina. Esto no pudo ser invento de ninguna
mente humana, no pudo ser sino Dios el que habló a los hombres y dejó tan so-
brenatural Mensaje.
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