Nosotros: Ahora Hay Que Llevar A Jesús de Tus Manos Al Corazón..
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Seguro habrás escuchado hablar mucho de Jesús, tanto La historia de Jesús contada
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Con mi bendición.
Francisco
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Dios con nosotros
La historia de Jesús contada por Mateo, Marcos, Lucas y Juan
Derechos reservados.
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o parcialmente sin permiso de los titulares.
Hermanas y Hermanos:
Es una gran alegría presentar hoy el libro Dios con nosotros de la Fundación
Ramón Pané. Se ha producido como respuesta al número 29 del Documento
de Aparecida:
Introducción 15
Guía 229
Referencias 238
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Ya que muchos emprendieron la tarea de relatar los sucesos que nos han
acontecido, tal como nos lo transmitieron los primeros testigos presenciales
y servidores de la palabra, también yo [Lucas] he pensado, ilustre Teófilo,
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| Juan 1, 1-5
2
| Juan 1, 9-14
3
| Juan 1, 16-18
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El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de
David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo:
—Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
Al oírlo, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué clase de saludo era
aquél.
El ángel le dijo:
—No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a
luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altí-
simo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la
Casa de Jacob por siempre y su reino no tenga fin.
María respondió al ángel:
—¿Cómo sucederá eso si no convivo con un hombre?
El ángel le respondió:
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios.
Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se conside-
raba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios.
Respondió María:
—Yo soy la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra.
El ángel la dejó y se fue.
Entonces María se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, a un
pueblo de Judea. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel
oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre; Isabel, llena de
Espíritu Santo, exclamó con voz fuerte:
—Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy
yo para que me visite la madre de mi Señor? Mira, en cuanto tu saludo llegó
a mis oídos, la criatura dio un salto de gozo en mi vientre. ¡Dichosa tú que
creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció.
María dijo:
Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador,
porque se ha fijado en la humillación de su esclava y en adelante me felicitarán
todas las generaciones. Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí,
su nombre es santo.
Su misericordia con sus fieles se extiende de generación en generación.
Despliega la fuerza de su brazo, dispersa a los soberbios en sus planes,
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derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, colma de bienes a los
hambrientos y despide vacíos a los ricos.
Socorre a Israel, su siervo, recordando la lealtad, prometida a nuestros
antepasados, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.
María se quedó con ella tres meses y después se volvió a casa.
Cuando a Isabel se le cumplió el tiempo del parto, dio a luz un hijo. Los vecinos
y parientes, al enterarse de que el Señor la había tratado con tanta misericordia,
se alegraron con ella. Al octavo día fueron a circuncidarlo y querían llamarlo como
su padre, Zacarías.
Pero la madre intervino:
—No; se tiene que llamar Juan.
Le decían que nadie en la parentela llevaba ese nombre. Preguntaron por señas
al padre qué nombre quería darle. Pidió una pizarra y escribió: Su nombre es Juan.
Todos se asombraron. En ese instante se le soltó la boca y la lengua y se puso a
hablar bendiciendo a Dios. Todos los vecinos quedaron asombrados; lo sucedido
se contó por toda la serranía de Judea y los que lo oían reflexionaban diciéndose:
—¿Qué va a ser este niño?
Porque la mano del Señor lo acompañaba. Su padre Zacarías, lleno de Espíritu
Santo, profetizó:
Bendito el Señor, Dios de Israel, porque se ha ocupado de rescatar a su pueblo.
Nos ha dado un poderoso Salvador en la Casa de David, su siervo, como había
prometido desde antiguo por boca de sus santos profetas: para salvarnos de
nuestros enemigos, y del poder de cuantos nos odian, manifestando su bondad
a nuestros padres y recordando su alianza sagrada, lo que juró a nuestro padre
Abraham, que nos concedería, ya liberados del poder enemigo, lo sirvamos sin
temor en su presencia, con santidad y justicia toda la vida.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque caminarás delante del
Señor, preparándole el camino; anunciando a su pueblo la salvación por el perdón
de los pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará desde
lo alto un amanecer que ilumina a los que habitan en tinieblas y en sombras de
muerte, que endereza nuestros pasos por un camino de paz.
El niño crecía, se fortalecía espiritualmente y vivió en el desierto hasta el día
en que se presentó a Israel.4
4
| Lucas 1, 1-80
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Sobre la lectura
Date cuenta que en estos textos nos encontramos con dos anunciaciones, una
a Zacarías y otra a María. Él es anciano y es estéril. Ella es joven y fecunda que
en su decisión traerá la vida con mayúscula a la humanidad. A ambos, Dios, les
envió a su mensajero y les dio una misión.
Como en toda misión, quien la recibe es temeroso. Pero creer que para Dios
todo es posible, lleva a estas personas a decir sí, aunque no comprendan.
María inmediatamente decide ir a servir. El encuentro con Isabel se da en un
ambiente de alegría y allí es que “la Madre de mi Señor” (como le dice Isabel a
María) hace un recuento de la historia de la Salvación, o sea de las interven-
ciones de Dios en favor de su Pueblo, que ahora llega al momento culminante.
Meditemos
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Reflexiones y preguntas
Pon en oración
Toma un tiempo de silencio interior y pídele a Dios con tus propias palabras
que te muestre a partir de este texto con mayor claridad la vocación a la que
te llamó.
Busca entre estas lecturas la frase que más te llama la atención y escríbela, si
gustas, aquí abajo, para que puedas repetirla varias veces durante un tiempo
y se te quede grabada cuando vuelvas a preguntarte.
1. La historia de Jesús abre con algunas frases como: “vida”; “luz”; “hijos de
Dios”; “gloria”; “gracia”. ¿Cuál es la frase que sobresale más para ti? ¿Qué te
parece interesante de las frases?
3. Zacarías profetizó que su hijo, Juan, prepararía el camino del Señor dicién-
dole a las personas cómo es que ellos podrían alcanzar la salvación. ¿Qué
puede llevar a una persona a creer que necesita la salvación de algo? A
medida que piensas en tu propia vida, ¿de qué necesitas tú la salvación en
tu vida?
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