Metodo Doman
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El legado de la estimulación temprana Paseando por un colegio que aplica la estimulación
temprana, uno ve a los maestros pasando bits de inteligencias a los niños, observa que
la sala de psicomotricidad está llena de niños realizando circuitos de volteretas, de
arrastre, de gateo y de braquiación con el supuesto fin de reorganizarse neurológicamente.
Pero no sólo hablamos de un método concreto, de ejercicios físicos puntuales. La
estimulación temprana es una filosofía educativa, un paradigma que ha configurado la
visión que se tiene del niño, de toda una generación de profesores y de padres, al margen de
si siguen o no usando ese método en la actualidad. ¿Cuáles son las creencias más
susceptibles de arraigarse en una cultura educativa que ha hecho o hace uso de ese
método, y a qué tipos de errores pueden llevar esas creencias? 4.1 El arraigo de los
Neuromitos Entre las premisas del método de la estimulación temprana,
encontramos las creencias de que el niño «tiene un potencial infinito», «solo usa una
pequeña parte de su cerebro», «cuanto más y antes mejor», «si no está correctamente
estimulado en los primeros años de vida, perderá oportunidades de aprendizaje para
siempre» y «si está bien estimulado, puede llegar a ser un genio». Esas son las frases que
encontramos en los programas de estimulación temprana y en los libros educativos que se
fundamentan en ella. De hecho, los defensores del método Doman defienden que no usar
este método puede dañar el potencial del niño y dicen que la aplicación del método por
debajo del 100 % es inútil (American Academy of Pediatrics, 1968, 1982). Estas creencias,
así como otras que fundamentan la teoría de la organización neurológica (relacionadas
con la importancia de equilibrar los hemisferios mediante ejercicios de braquiación para
poder mejorar la lectura, por ejemplo) han sido definidas como «Neuromitos». Según
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, los Neuromitos son malas
interpretaciones generadas por un mal entendimiento, una lectura equivocada o una
citación fuera de contexto de hechos científicamente establecidos (por la investigación en
neurociencia) con el objetivo de usar la investigación neurocientífica en la educación o en
otros contextos (OECD, 2002). El método Doman defiende una serie de neuromitos,
enumerados como tales en la literatura científica (Dekker et al., 2012; Goswami, 2006):
Catherine L’EcuyerISSN 2171-9098 ∙ ENSAYOS. Revista de la Facultad de Educación de
Albacete, Nº 30-2, 2015, (137-153) 142•Entornos ricos en estímulos mejoran el
cerebro de los niños en edades preescolares. •Existen periodos críticos durante la
infancia después de los cuales ciertas cosas no pueden ser aprendidas. •Solo usamos un 10
% de nuestro cerebro. •La repetición de ciertos procesos mentales puede cambiar la
forma y la estructura de algunas partes del cerebro. •Las diferencias en dominancia
hemisférica (hemisferio izquierdo o derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias
individuales de aprendizaje entre los alumnos. •Los ejercicios que ensayan la
coordinación de las habilidades de psicomotricidad pueden mejorar las habilidades de
lectura. Hoy, la neurociencia nos dice que no es necesario bombardear a bebés o
niños pequeños con una estimulación sensorial excesiva con la esperanza de
«construir mejores cerebros». Se trata de una desafortunada mala interpretación de la
literatura sobre la neurobiología que nos lleva a pensar que «más es mejor»–. La
sobreproducción de conexiones sinápticas durante los primeros años de vida se considera
suficiente en sí para que el cerebro pueda desarrollarse adecuadamente dentro de un
entorno que proporciona una cantidad mínima de estimulación sensorial (Siegel, 2001).
Recordemos que según el método Doman, menos del 100 % es inútil. Por ello, la
Academia Americana de Pediatría describe el método como «exigente» e «inflexible»
(American Academy of Pediatrics, 1999). ¿Cuáles podrían ser los efectos de estimular a un
niño desde edad temprana de forma inflexible? La recepción de cantidad excesiva de
estímulos en edades tempranas se ha estudiado desde el punto de vista del consumo de
pantalla en bebés y niños pequeños. Se estableció una relación entre el consumo de
televisión en niños menores de 3 años y problemas de atención más adelante a lo largo de
su vida (Christakis et al., 2004). Según la hipótesis de la sobreestimulación, «el ritmo
acelerado y las secuencias de algunos programas pueden hipotecar el cerebro o parte de
él, lo que lleva a un déficit de corto (o largo) plazo» (Christakis, Tedx Rainier). En
palabras de Christakis, «una exposición prolongada a cambios rápidos de imágenes
durante el periodo crítico de desarrollo condicionaría la mente a niveles de estímulos más
altos, lo que llevaría a una falta de atención más adelante en la vida» (Christakis, 2011). Por
lo tanto, la mente del niño se acostumbraría a una realidad que no existe normalmente
en la vida real. Y entonces, cuando la mente vuelve a experimentar la vida
ordinaria real, todo le parece extraordinariamente aburrido y pasa a depender del entorno
externo (L’Ecuyer, 2014). En cualquier caso, al margen de la cuestión de si esas actividades
son o pueden ser perjudiciales o no para el niño, existen otras cuestiones no menos
relevantes. Por un lado, existe lo que la literatura científica sobre el efecto pantalla
llama el «efecto desplazamiento» (Christakis, 2009). Mientras un niño está realizando una
actividad, está dejando de hacer otras actividades que pueden ser más apropiadas
para su buen desarrollo, como por ejemplo establecer relaciones personales con su
principal
La estimulación temprana fundamentada en el método Doman en la Educación Infantil en
España: bases teóricas, legado y futuroISSN 2171-9098 ∙ ENSAYOS. Revista de la
Facultad de Educación de Albacete, Nº 30-2, 2015, (137-153) 143cuidador, o realizar otras
actividades que son más adecuadas para su etapa. Como indica Howard-Jones (2009), gran
cantidad de tiempo y de dinero, de los cuales carecen nuestros sistemas educativos,
han sido gastados obedeciendo a esos neuromitos. Dado que los recursos no son
infinitos, se trata de un tiempo y de un dinero restado a la atención de otras
dimensiones que se consideran claves para un desarrollo saludable en la etapa de la
Educación Infantil, como por ejemplo la creación del vínculo de apego seguro en el niño.
(Siegel, 2001)
Bases teóricas del método Doman El método Doman fue inicialmente diseñado para
niños con lesiones cerebrales o con otras condiciones, como por ejemplo dificultades
en el aprendizaje, síndrome de Down, parálisis cerebral y autismo. Ese método
pretende tratar a niños a través de movimientos sistemáticos (arrastre, gateo,
braquiación, etc.) y de estimulación receptiva (como por ejemplo el pase de bits
de inteligencia, que son cartulinas con palabras o imágenes). Esas actividades tienen
como meta la reorganización neurológica de los niños perteneciendo a ese colectivo (R.J.
Doman et al., 1960; G. Doman, 1974). La teoría de la organización neurológica sobre la
que se construye el método Doman está fundamentada en la teoría biológica de la
recapitulación (American Academy of Pediatrics, 1968, 1982, 1999), según la cual el
cerebro de los niños se desarrollaría según el patrón de la teoría de la evolución (Crain,
2000). El cerebro humano pasaría por las etapas secuenciales «pez», «reptil», «mamífero»
y finalmente «humano» (etapas que reproducen las descritas por la teoría de la evolución).
Para el método Doman, la mejor forma de tratar una lesión cerebral es volver a modos
de funciones más primitivas y practicarlas (Chapanis, 1982; American Academy of
Pediatrics, 1999), porque defiende que las células dañadas involucradas en las lesiones
cerebrales se puedan reparar a través de movimientos musculares (incluso involuntarios)
repetidos sistemáticamente en el tiempo. Esa repetición tiene como objetivo forzar el
paso de una etapa hacía la otra (voltear como los peces, para luego arrastrarse como los
reptiles, para luego gatear y braquiar como los mamíferos, para finalmente andar como un
ser humano).
La estimulación temprana fundamentada en el método Doman en la Educación Infantil en
España: bases teóricas, legado y futuroISSN 2171-9098 ∙ ENSAYOS. Revista de la
Facultad de Educación de Albacete, N.º 30-2, 2015, (137-153) 1392. La comunidad
científica y el método Doman El método Doman está desacreditado por la comunidad
científica desde el año 1967. En 1967, la Academia Americana de Neurología (American
Academy of Neurology, 1967) publica una advertencia con respeto al método Doman. Al
año siguiente, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics,
1968) publica en la revista Neurology una declaración en la que desacredita
totalmente dicho método. Esa declaración está aprobada por varias asociaciones
profesionales americanas y canadienses, que también habían desacreditado el método
(American Academy of Pediatrics, 1965; American Academy for Cerebral Palsy, 1965;
United Cerebral Palsy Association of Texas, sin fecha; Canadian Association for
Retarded Children, 1965; American Academy of Neurology, 1967; American Academy
of Physical Medicine and Rehabilitation, 1967). Desde entonces, esa postura ha sido
avalada y ha vuelto a ser confirmada por numerosas asociaciones profesionales en
todo el mundo. Entre ellas están la Academia Americana de Pediatría (American
Academy of Pediatrics, 1982, 1999), la Academia Americana de Medicina Médica y
Rehabilitación (American Academy of Physical Medicine and Rehabilitation, 1968), la
Sociedad Española de Fisioterapia en Pediatría (Sociedad Española de Fisioterapia en
Pediatría, sin fecha) y, en una declaración conjunta publicada por la Academia
Americana de Pediatría (American Academy of Pediatricas, 1998), la Academia
Americana de Oftalmología y la Asociación Americana de Pediatría en Oftalmología y
Estrabismo.
La neurociencia
Es cada vez más evidente que la enseñanza no puede estar al margen de los
avances de las demás ciencias que estudian al hombre. La neurología funcional, al
estudiar el desarrollo del sistema nervioso central puede abrir horizontes muy
interesantes que amplíen la eficacia de los sistemas educativos. Desde la Asociación
Mundial de Educadores Infantiles (s.f.) se señala que el sistema nervioso se forma
en los primeros años y es imprescindible promover el establecimiento de circuitos cuando
estos aún pueden establecerse, es decir cuando el cerebro del niño es aún inmaduro
y moldeable. Se subraya además, que una escasa o inadecuada estimulación puede
producir consecuencias persistentes y definitivas en el desarrollo cerebral alterando su
capacidad de aprendizaje.Heb ya en 1949 expuso el concepto de la plasticidad neuronal a
partir del cual se han formulado la mayoría de las teorías actuales sobre las conexiones
sinápticas (Heb, 1985). Así, la teoría de la variabilidad de la sinapsis entre neuronas,
nos dice que en algunas conexiones sinápticas, los impulsos tienen que hacer
frente a una gran resistencia mientras que otras veces la resistencia es más
pequeña. La tendencia natural del impulso es cruzar por el camino donde la
resistencia es más pequeña y la resistencia de la sinapsis es menor cuanto más
frecuente es traspasada; así es la estimulación la que va haciendo que se conecten
las conexiones entre neuronas. Esta teoría constituye la base de la fisiología del
aprendizaje. Así, cuanto más tenga que trabajar el cerebro mejor se organizará; cuanto
más y mejor madure y se estructure un cerebro mayor será su aptitud y amplitud para
aprender. La capacidad de establecer circuitos, uniones y vínculos entre las
neuronas no es algo que vayamos a conservar para siempre, el cerebro se empieza a
formar dentro de la madre, al nacer tenemos miles de millones de neuronas, sin
embargo hay una gran inflexión a los siete años y a partir de ese momento empieza
una cuenta atrás. Después podremos aprender nuevas destrezas, nuevos aprendizajes pero
solo haciendo uso de las conexiones ya existentes.