Delitos Contra El Hnor
Delitos Contra El Hnor
Delitos Contra El Hnor
Son aquellos delitos que afectan la dignidad o reputación de una persona o de una institución.
Son importantes porque buscan proteger la imagen privada y pública de las personas u
organizaciones frente a cualquier acto o gesto que busque disminuirlos o afectar su honor.
La injuria o lanzar ofensas: lanzar ofensas con palabras o gestos que dañen el honor o
reputación de una persona corresponden al delito de injuria, quien lo comete será sancionado
con prestación de servicio comunitario entre 10 y 40 jornadas o entre 60 y 90 días-multa.
El bien jurídico honor siempre fue caracterizado como de naturaleza personal e inmaterial.
Históricamente, era representado como un conjunto de valoraciones éticas, sociales y
culturales que se atribuían o recaían sobre una persona, su trayectoria de vida, sus méritos y
deméritos, así como sobre sus calidades personales e interpersonales. Se le considera, por
tanto, como un componente esencial de la personalidad y una exigencia propia de la dignidad
de todo ser humano. En coherencia con ese enfoque y percepción sobre el honor, el derecho
penal tradicional consideraba que este bien jurídico tenía dos dimensiones en torno a las
cuales se deberían construir las esferas de protección y la criminalización de los delitos contra
el honor. Se aludía, por tanto, a un «honor subjetivo» que era asimilado a la propia estima
personal y que era afectado por el delito de injurias; pero también a un «honor objetivo», el
cual era entendido como el prestigio y la buena reputación social y al que se lesionaba
mediante los delitos de calumnia y de difamación.
En coherencia con ese significado penal del bien jurídico «honor», la Constitución peruana de
1993 reconoce plenamente, en el inciso 7 de su artículo 2, que toda persona tiene derecho «al
honor y a la buena reputación». Asimismo, el Código Civil, en su artículo 5, destaca que el
derecho al honor de las personas es irrenunciable y no puede ser objeto de cesión. En la
legislación peruana, la tutela del honor alcanza también a las personas jurídicas y, tratándose
de ofensas contra personas fallecidas o declaradas judicialmente como desaparecidas, la
defensa de su honor o la reivindicación de su «buen nombre y memoria» pueden ser ejercidos
por sus familiares más próximos (artículo 138, segundo párrafo).
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Los delitos contra el honor están integrados en el título II de la parte especial. El sistema
normativo que trata de esta clase de hechos punibles es el siguiente:
Todos los delitos contra el honor son dolosos y han sido configurados como modalidades
típicas de mera actividad. Esto último significa que el delito se perfecciona en el mismo
momento en que tiene lugar la conducta criminalizada y sin que sea necesario que se produzca
un resultado diferente de aquella.
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[Expediente 03175-2015]
Una característica distintiva de los delitos contra el honor es que la ley autoriza, en
determinados supuestos, probar la verdad de la frase o atribución de hechos de contenido
ofensivo, sobre todo cuando ello resulta beneficioso para el interés público o cuando el propio
afectado, con afán reivindicativo, requiere que se acredite lo sostenido contra su honor. Se
denomina a esta excepción legal la «exceptio veritatis» (artículo 134). Y el efecto de probar la
veracidad de lo dicho o atribuido es la exoneración de pena. No obstante, esta posibilidad legal
está absolutamente prohibida en los casos donde, sobre los hechos atribuidos, haya recaído
una sentencia absolutoria con calidad de cosa juzgada, o también cuando la imputación
sostenida está relacionada con la intimidad familiar del agraviado o con hechos que
constituyen delitos contra la libertad sexual (artículo 135).
La penalidad conminada para los delitos contra el honor es bastante leve y combina, según los
casos, penas privativas de libertad con penas de multa y de prestación de servicios a la
comunidad.
[Delito de injuria]
El delito de injuria se encuentra tipificado y sancionado en el artículo 130 del Código Penal. Se
criminaliza conductas que afectan el honor en su dimensión subjetiva. El autor del delito
pronuncia o aplica contra la víctima frases, gestos o vías de hecho de significado agresivo o
despectivo que hieren, ofenden, humillan o maltratan su estima personal; es decir, que no
respetan su dignidad. Puede tratarse de insultos orales o escritos, de expresiones corporales o
de bofetadas o escupitajos. Lo importante es su idoneidad para expresar un sentido injuriante
o de afrenta personal que debe ser recepcionado de modo directo o indirecto, inmediato o
mediato, pero siempre por el propio agraviado.
Ahora bien, el Código Penal también regula de modo especial el caso de las «injurias recíprocas
o las proferidas con ánimo de defensa». Al respecto, el artículo 137 establece que cuando,
como consecuencia de un altercado, se intercambie injurias mutuas o recíprocas, la autoridad
judicial puede eximir de pena a todos los autores de las mismas o a solo uno de ellos. Además,
la citada disposición legal también declara justificadas y no punibles las injurias verbales
provocadas si fueron proferidas con ánimo de defensa o como respuesta razonable y
secuencial a una ofensa personal.
[Delito de calumnia]
El delito de calumnia no existía en el Código Penal de 1924; sin embargo, la ley sancionaba
como equivalente la denuncia calumniosa (artículo 186), la cual consistía en acusar o
denunciar a otro «ante una autoridad imputándole un hecho punible determinado, a
sabiendas de que la imputación es falsa o sin que existiera motivo que permitiese creer
prudentemente en ella».
En el Código Penal vigente, el artículo 131 tipifica como calumnia «solo la atribución falsa de
un delito». Este hecho punible afecta el bien jurídico «honor» en su dimensión objetiva, sobre
todo por el desvalor social que genera e implica en la esfera social el ser calificado de
delincuente.
La imputación falsa puede hacerla el autor del delito ante cualquier persona e incluso en
presencia del propio ofendido. No obstante, si la calumnia se formula ante una pluralidad de
personas, el hecho será considerado como una modalidad agravada del delito de difamación
(artículo 132, segundo párrafo). Ahora bien, el contenido de la imputación falsa debe ser
siempre un delito de cualquier clase, sea este doloso o culposo, consumado o que quedó
únicamente en tentativa. No constituye, por tanto, calumnia la falsa imputación de una falta o
contravención administrativa.
Resulta pertinente distinguir el delito de calumnia del delito de denuncia mendaz que se
criminaliza en el artículo 402. Este último supuesto constituye un delito contra la
administración de justicia donde el agente denuncia a la autoridad un hecho punible que no se
ha cometido, o cuando quien formula una denuncia conoce que el autor de un delito es una
persona distinta de aquella que es denunciada. Con estas falsas imputaciones, el agente no
busca afectar el honor de terceros, sino activar innecesariamente y perjudicar el correcto
funcionamiento del sistema judicial, así como el de sus agencias y órganos.
[Delito de difamación]
La difamación es el delito contra el honor de mayor gravedad que sanciona la legislación penal
nacional. Se trata de un hecho punible que lesiona el honor en su dimensión objetiva; es decir,
como la buena reputación social de una persona. Este delito se encuentra descrito en el
artículo 132. Según esta disposición legal, comete difamación quien «ante varias personas,
reunidas o separadas, pero de manera que pueda difundirse la noticia, atribuye a una persona,
un hecho, una cualidad o una conducta que pueda perjudicar su honor o reputación».
Característica esencial del delito es la magnitud social que adquiere la noticia o atribución
ofensiva al ser difundida o compartida con una pluralidad de personas. Lo negativo, pues, de la
cualidad o conducta atribuida con finalidad difamante a la persona agraviada trasciende y se
extiende entre terceros con mayor perjuicio para el honor objetivo de la víctima. Como
destacan los especialistas:
[…] los medios por los cuales se puede hacer realidad el delito pueden ser verbales, escritos,
gráficos o por medio del video. Todo medio capaz de difundir las ofensas emitidas por el
agente, será idóneo para la consumación de la difamación (Salinas Siccha, 2015b, p. 302).
Se han incluido, en el artículo 132, dos circunstancias agravantes específicas: la primera toma
en cuenta el carácter delictivo de la conducta atribuida con la difamación y que suscita mayor
desvaloración en el grupo social respecto al honor objetivo del agraviado; y la segunda funda la
mayor punibilidad de la difamación cuando esta es realizada con el empleo de medios de
mayor acceso colectivo, como el libro, la prensa escrita u otros medios de comunicación como
la radio o la televisión.
Finalmente, cabe mencionar que es también característica de los delitos contra el honor el
estar excluido de la intervención del ministerio público para su denuncia y procesamiento
penal. Según el artículo 138 del Código Penal, los delitos contra el honor «son perseguidos por
ejercicio privado de la acción penal» mediante un procedimiento especial que promueve el
propio agraviado y que, en el Código de Procedimientos Penales de 1940, era denominado
«querella».