Tarea 2, Jesús 100 Dios y 100 Hombre Imp

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Instituto Bíblico Betel

Chimaltenango

Curso: Evangelio de Juan

Catedrático: Pastor Flavio Ajú

Tema:
• Investigación sobre Jesús 100% Dios y 100% hombre.

Estudiante: Lea Raquel Chumil Pérez

Grado: Segundo grado en Teología


Evangelio de Juan 2

JESÚS 100% DIOS Y 100% HOMBRE

Jesús siempre ha sido Dios, Juan 8:58 declara: “Jesús les dijo: De cierto, de
cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Al mismo tiempo en Juan 10:30
nos dice: “Yo y el Padre uno somos”. En esto comenzamos a ver que Jesús es el
mismo Dios hecho hombre. Como se señala en Juan 1:14: “Y aquel Verbo fue hecho
carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad.

Por lo que la Biblia nos muestra que Jesús fue más que un hombre, mucho
más… Jesús existía antes de venir al mundo, que Dios no tiene principio ni fin
porque siempre ha existido. De no ser así, no sería Dios. La Biblia nos dice repetidas
veces y sin explicarlo, que él es Dios. Puesto que en ninguna parte tratan las
Sagradas Escrituras de demostrar la existencia de Dios mediante pruebas
metódicas o convencionales. Se le asume como prueba evidente, como creencia
natural para el hombre. En ninguna parte de la Sagradas Escrituras enuncian una
serie de pruebas de su existencia como condición preliminar para la fe. Declaran el
hecho y piden al hombre que se embarque en una aventura de fe. “Es menester que
el que a Dios se allega, crea que le hay”, constituye el punto inicial de la Biblia en lo
que respecta a los tratos del hombre con Dios.

Por otra parte, Myer menciona en su libro Teología Bíblica y Sistemática que
la Biblia realmente habla de hombres que dicen en su corazón que no hay Dios,
pero son “necios”; en otras palabras, prácticamente impíos, que desalojan a Dios
de sus pensamientos porque le desechan de sus vidas. Ya que no se trata de
demostrar la existencia de Dios, porque en todas partes en la Biblia Dios se enuncia
como conocido.

Y cuando leemos en el evangelio de Juan 1:1 que dice: “En el principio era
el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Esto nos da a entender que
el Verbo es eterno. Este evangelio comienza a declarar que el Hijo de Dios ya estaba
presente desde el inicio de todo. La primera frase del Evangelio de Juan revela que
el Hijo de Dios, el Verbo, es eterno. Y como lo vimos al inicio de esta investigación,
Evangelio de Juan 3

en el Evangelio de Juan adentra al Verbo en la historia humana. El verbo eterno fue


hecho carne (Juan 1:14). Que al mismo tiempo lo podemos entender de la siguiente
forma: “En el principio”, el Hijo estaba con el Padre. Llegó el momento cuando Dios
envió a su Hijo para salvar al mundo (Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna”). Él nació de una virgen y fue llamado Emanuel, Dios
con nosotros. Pero antes de Belén, desde el principio, el Hijo ya estaba con el Padre,
“antes que el mundo fuese” (Juan 1:1).

De este modo, vemos a Jesucristo asumiendo la naturaleza humana sin dejar


de ser Dios: es verdadero Dios y verdadero hombre. En otras palabras, deducimos
que tiene una naturaleza divina y una naturaleza humana. Por lo que afirmamos que
la Biblia enseña que Jesús no es alguien que simplemente se parece mucho a Dios,
o alguien que tiene un caminar muy cercano con Dios. En cambio, Jesús es el
mismo Dios. Hay otros pasajes bíblicos que aportan en esta declaración: Tito 2:13
dice que como cristianos “aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús” Después
de ver al Cristo resucitado, Tomás exclamó: ¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28).
De la misma forma, el libro de Hebreos nos da el testimonio directo de Dios Padre
acerca de Cristo: “Pero con respecto al Hijo dice: ‘Tu trono, oh Dios, es por los siglos
de los siglos”, y el evangelio según Juan llama a Jesús “el unigénito Dios” (Juan
1:18), por lo que entendemos que cada naturaleza de Cristo es plena y completa
pero se mantiene distinta.

Por otro lado, Horton aporta en su libro Teología Sistemática que Juan
presenta al Verbo como agente activo en la creación. Realiza la comparación de
Génesis 1:1 donde se enseña que Dios creó a mundo. Y Juan 1:3 nos hace saber
concretamente que, en realidad, fue el Señor Jesucristo en su estado preencarnado,
quien hizo la obra de la creación, cumpliendo la voluntad y los propósitos del Padre.
Al igual que nos damos cuenta que es en el Verbo donde se halla vida. Juan 1:4
dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Puesto que es en
Jesús donde está localizada la vida, él es el único lugar donde es posible obtenerla.
Evangelio de Juan 4

Al mismo tiempo, aquí se está describiendo una cualidad particular de vida: vida
eterna. Esta vida, Dios nos la ha hecho disponible con su poder dador de vida, a
través de la Palabra viva. Y solamente tenemos vida eterna cuando la vida de Cristo
está en nosotros.

En cuanto a esto, notamos que el Verbo es una persona distinta al Padre. “Y


el Verbo era con Dios” (Juan 1:1). Las palabras “con Dios” revelan que el Hijo es
distinto y separad del Padre. El Padre y el Hijo son personas distintas. Por
consiguiente, podemos decir que el Verbo esta con Dios, el Padre.

Algunos se equivocan diciendo que Dios es solamente una persona que se


revela a sí mismo de tres maneras. Estos afirman que Dios es como un hombre que
usa tres máscaras diferentes, y puede aparecer como el Padre, el Hijo o el Espíritu
Santo. Pero estar con el Hijo (Juan 1:18). Juan dijo que el Verbo estaba con el Padre
en el Principio. Y hoy, él se sienta al lado del Padre.

A fin de lograr una completa comprensión de cómo Jesús es verdaderamente


Dios y verdaderamente Hombre, es necesario tener algún tipo de entendimiento de
la Trinidad. La doctrina de la Trinidad afirma que Dios es un ser, y que este único
Dios existe como tres personas distintas. Esto significa que, en primer lugar,
debemos distinguir a cada Persona de la Trinidad de las otras dos. El Padre no es
el Hijo ni el Espíritu Santo, el Hijo no es el Espíritu Santo ni el Padre, y el Espíritu
Santo no es el Padre ni el Hijo. Cada uno ellos es un centro distinto de conciencia,
una forma distinta de existencia personal. Sin embargo, todos ellos comparten
exactamente la misma naturaleza divina. Por consiguiente, las tres personas son un
único ser. El ser/esencia divino no es algo que está dividido entre las Personas, que
cada persona recibe un tercio. Si no, en cambio el ser divino es completa e
igualmente poseído por cada una de las tres Personas de tal forma que las tres
Personas son completa e igualmente Dios. Por lo que repetimos el texto en Juan
1:14, que dice: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” En contexto, el
Verbo es Dios el Hijo. Por tanto, no fue el Padre ni el Espíritu Santo quien se hizo
hombre, sino Dios el Hijo.
Evangelio de Juan 5

Otro dato interesante es que en el bautismo de Jesús vemos al Padre


afirmando “Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.” (Lucas 3:22). Él no dijo,
“Tú eres yo; y conmigo estoy muy complacido.” Más bien, el Padre afirmó que Jesús
es el Hijo, Su Hijo, y que Jesús le complace mucho a él. En este mismo verso
también vemos que el Espíritu Santo es distinto del Padre y del Hijo, porque el
Espíritu Santo está en “forma corporal como una paloma.”

Por lo tanto, con certeza no nos referimos a que él se volvió en un hombre,


en el sentido que Él cesó de ser Dios y comenzó a ser hombre. Jesús no
renunció nada de Su divinidad en la Encarnación, como es evidente en los versos
que vimos anteriormente. En cambio, como lo afirma uno de los primeros teólogos,
“Continuando lo que Él era, se convirtió en lo que no era.” Cristo “no era ahora
Dios menos algunos elementos de Su deidad, sino Dios más todo lo Él había hecho
suyo al tomar humanidad para Si mismo”. Por tanto, Jesús no renunció de Sus
atributos divinos en la Encarnación. Él se mantuvo en total posesión de todos ellos.
Porque si él alguna vez fuera a renunciar alguno de Sus atributos divinos, él dejaría
de ser Dios.

Entendiendo esto, entonces nosotros, como seres humanos finitos, no


debemos esperar estar capacitados para comprender a un Dios infinito. Jesús es el
Hijo de Dios, porque fue concebido por el Espíritu Santo (Lucas 1:35). Pero eso no
significa que Jesús no existiera antes que él fuera concebido. Por lo tanto,
nuevamente se declara que Jesús es ambos, Dios y hombre. Siempre ha sido Dios,
pero él no fue un ser humano hasta que fue concebido en María. Sino tomó la forma
de humano para poder identificarse con nosotros en nuestras luchas (Hebreos
2:17), y la razón más importante, para que él pudiera morir en la cruz, pagando así
el castigo por nuestros pecados (Filipenses 2:5-11).

Añadido a esto, notamos que Jesús, quien con sus obras, marcó la historia
de la humanidad. Para muchos quizá es un ser mitológico, para otros sus actos no
son más que un cuento difícil de creer, incluso algunos pueden llegar a pensar que
no pasa de ser un espíritu bueno que trata de ayudar a la humanidad.
Independientemente de las creencias y prejuicios religiosos, la figura de Jesús no
Evangelio de Juan 6

ha pasado inadvertida en la vida de cualquier persona, pues algo se habrá


escuchado decir de él, algo se ha comentado de él, otro tanto se habrá rechazado
o criticado de su propuesta y poco o mucho se ha aceptado de su vida, como modelo
para construir una realidad propia; así como a través del tiempo se recuerdan
grandes personajes en la historia de la humanidad, por sus discursos, su postura
frente a una situación determinada, por sus estrategias empleadas para sortear
momentos coyunturales, también Jesucristo es recordado por sus actos, los cuales
siguen vivos en el corazón de los hombres.

Por otro lado, notamos que, aunque muchos rechazaron el mensaje, algunos
nacieron de Dios. En Juan 1:2 leemos: “Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. En otras
palabras, Jesús estaba redefiniendo toda la realidad de llegar a ser hijo de Dios.
Hasta esos momentos, era necesario nacer dentro de Israel, el pueblo del pacto,
con un llamado específico, o bien unirse a él, para tener esa oportunidad. En
cambio, Juan insiste aquí en que había venido el mensaje espiritual, el evangelio
poderoso, y ciertas personas habían recibido a Jesús, el Verbo. Recibirlo significaba
recibir el derecho o la autoridad para convertirse en hijos de Dios. Algunos de
aquellos que le recibieron eran judíos; otros eran gentiles. Jesús destruyó el muro
de división y puso la salvación a disposición de todos los que quisieran acercarse y
recibirlo por fe.

Otro dato interesante, que en el evangelio de Juan presenta a Jesús como


revelador del Padre, tal como: “A Dios nadie lo ha visto nunca; el Dios Hijo Unigénito,
el que está en el regazo del Padre, ése lo reveló” (Juan 1:18). Y cuando Felipe, en
el mismo evangelio, pide a Jesús que les muestre al Padre, recibe esta respuesta:
“Llevo tanto tiempo con vosotros ¿y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto,
ha visto al Padre” (Juan 14:9).

Por último, es importante señalar que Cristo no tiene una naturaleza


pecaminosa, y que nunca cometió pecado, aunque fue tentado en todo (Hebreos
4:15). Según los anales de las Sagradas Escrituras, en realidad Jesús sufrió el
Evangelio de Juan 7

hambre, la sed, el cansancio, el dolor y estuvo sujeto en general a las debilidades


de la naturaleza humana, pero sin pecado.

Por lo tanto, Jesús es completamente un hombre, y ha experimentado toda


la gama de la tentación humana. Por lo que también es esencial saber que Cristo
no tiene una naturaleza pecaminosa, y que nunca cometió pecado aunque él fue
tentado en todo pero nunca pecó (Hebreos 4:15). Por lo tanto, Jesús es completa y
perfectamente hombre, y también ha experimentado toda la gama de la experiencia
humana. Tenemos un Salvador que verdaderamente puede identificarse con
nosotros porque él es hombre, y que también verdaderamente puede ayudarnos en
la tentación porque él nunca ha pecado. Es una verdad asombrosa para apreciar, y
que separa al cristianismo de las otras religiones.
Evangelio de Juan 8

COMENTARIO PERSONAL

Al investigar acerca de este tema fue muy importante afirmar que Jesús es
Dios y a la vez, Hombre verdaderamente. Que él era el Verbo, imagen de Dios.
También fue interesante notar en varias investigaciones que muchos investigadores
que tratan de enfocar que Jesús no es Dios en sí, y describen acontecimientos
catastróficos para la humanidad con tal de no aceptar que Jesús es Dios y Hombre
a la vez, por lo que llego a la conclusión que este tema se llega a aceptar, a
comprender y a vivirla por medio de la fe.

Como creyentes debemos estar interesados en leer la Palabra de Dios para


defender esta gran verdad, no es que tengamos dos o tres dioses como se muestra
en la doctrina de la divina trinidad, sino es comprender y aceptar la deidad de
nuestro Creador. Jesús es el Hijo de Dios, por lo tanto es Dios y es Hombre.
Reconociendo la naturaleza plena y completa de que es 100% Dios y también es
100% Hombre, no es que Jesús sea parte de Dios ni viceversa, sino que Jesús es
completamente Dios y completamente Hombre.

Por lo tanto, solo a través de Jesús se revela a Dios y también se revela la


naturaleza del hombre. Y como creyentes no debemos tener duda acerca de esto.
Evangelio de Juan 9

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bibliografía

• La Santa Biblia Reina Valera 1960.


• Libro: Evangelio de Juan, de la serie fe y acción.
• Libro: Teología Bíblica y Sistemática. Myer Pearlman.
• Libro: Teología Sistemática, una perspectiva pentecostal. Editado por
Stanley M. Horton.

E-grafía
https://www.devocionalescristianos.org/2011/09/union-hipostatica-jesus-dios-humano-mismo-
tiempo-biblia-versiculos.html

https://www.sologracia.com/jesus-dios-y-hombre

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