El Cerebro en Una Cubeta
El Cerebro en Una Cubeta
El Cerebro en Una Cubeta
El
experimento mental de Putnam actualiza una
historia de terror del siglo XVII (el genio maligno
—malin génie—, convocado por el filósofo francés
René Descartes en sus Meditaciones de 1641). El
propósito de Descartes consistía en edificar el
Imaginad que un científico diabólico hubiera conocimiento humano sobre fundamentos
sometido a un experimento a un ser humano. Se inquebrantables, para lo cual adoptó la «duda
habría extraído del cuerpo el cerebro de la persona metódica» (desechaba cualquier creencia
y colocado en un recipiente con nutrientes que susceptible del menor grado de incertidumbre).
mantendría con vida el cerebro. Las terminaciones Tras señalar el carácter engañoso de nuestros
nerviosas estarían conectadas a una computadora sentidos y la confusión propia de los sueños,
super científica capaz de provocar en la persona la Descartes llevó su «duda» hasta el límite:
ilusión de que todo es completamente normal.
Parecería haber gente, objetos, el cielo, etc.; pero «Debo suponer ... que algún genio maligno
en realidad todo lo que la persona experimentaría inmensamente poderoso y astuto ha dedicado
sería el resultado de impulsos que van desde la todas sus energías a engañarme. Debo pensar que
computadora hasta las terminaciones nerviosas. el cielo, el aire, la tierra, los colores, las formas, los
sonidos y todas las cosas externas son meras
¿Se trata de una pesadilla de ciencia ficción? Tal ilusiones oníricas que este genio ha inventado para
vez, pero eso es exactamente lo que diríamos si cautivar mi juicio». Entre los escombros de sus
fuéramos un cerebro metido en una cubeta. Si antiguas creencias y opiniones, Descartes vislumbra
nuestro cerebro estuviera en un recipiente en vez un solo punto de certeza —el cogito— en el que
de en el cráneo, cada una de nuestras experiencias fundar de un modo (aparentemente) seguro la
sería exactamente igual que si hubiéramos vivido reconstrucción que se ha propuesto como tarea.
en un cuerpo real inmerso en el mundo real. El
mundo circundante —esta silla, el libro que Desgraciadamente para Putnam y Descartes,
sostenéis con las manos, y las propias manos— aunque ambos están haciendo de abogado del
forma parte de la ilusión, la poderosísima diablo —al adoptar posiciones escépticas para
computadora del científico introduce en vuestros
cerebros los pensamientos y las sensaciones.