Fiebre Amarilla
Fiebre Amarilla
Fiebre Amarilla
Fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, que es endémica en áreas tropicales de África y
América Latina. Es difícil diferenciar muchas veces entre casos de fiebre amarilla y otras fiebres hemorrágicas
virales como arenavirus, el hantavirus, o el dengue.
Los síntomas aparecen entre 3 y 6 días después de la picadura de un mosquito infectado. En una fase inicial
causa fiebre, dolor muscular y de cabeza, escalofríos, pérdida del apetito y náuseas o vómitos. Para la mayoría
de los pacientes estos síntomas desaparecen después de 3 a 4 días. Sin embargo, el 15% entra en una segunda
fase, más tóxica dentro de las 24 horas siguientes a la remisión inicial. En esta fase, vuelve la fiebre alta y
varios sistemas del cuerpo son afectados. La función renal se deteriora. La mitad de los pacientes que pasan a
la fase tóxica mueren a los 10 -14 días, el resto se recupera sin daño orgánico significativo.
No existe un tratamiento específico para la fiebre amarilla. La vacuna es la medida preventiva más importante
y es segura, asequible y muy eficaz. Proporciona inmunidad efectiva dentro de los 30 días para el 99% de las
personas vacunadas y una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad sostenida y proteger de por vida
contra la enfermedad.
DATOS CLAVE
SIGNOS Y SÍNTOMAS
El periodo de incubación es de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas, los más
frecuentes son fiebre, dolores musculares, sobre todo de espalda, cefaleas, pérdida de apetito y náuseas o
vómitos. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días.
Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda
fase, más tóxica. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados varios órganos, generalmente el hígado y los
riñones. En esta fase son frecuentes la ictericia (color amarillento de la piel y los ojos, hecho que ha dado
nombre a la enfermedad), el color oscuro de la orina y el dolor abdominal con vómitos. Puede haber
hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas. La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren
en un plazo de 7 a 10.
El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas. En los casos más graves puede
confundirse con el paludismo grave, la leptospirosis, las hepatitis víricas (especialmente las formas
fulminantes), otras fiebres hemorrágicas, otras infecciones por flavivirus (por ejemplo, el dengue hemorrágico)
y las intoxicaciones.
En las fases iniciales de la enfermedad a veces se puede detectar el virus en la sangre mediante la reacción en
cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa. En fases más avanzadas hay que recurrir a la detección de
anticuerpos mediante pruebas de ELISA o de neutralización por reducción de placa.
TRANSMISIÓN
El virus de la fiebre amarilla es un arbovirus del género Flavivirus transmitido por mosquitos de los géneros
Aedes y Haemogogus . Las diferentes especies de mosquitos viven en distintos hábitats. Algunos se crían
cerca de las viviendas (domésticos), otros en el bosque (salvajes), y algunos en ambos hábitats
(semidomésticos).
HAY TRES TIPOS DE CICLOS DE TRANSMISIÓN:
Fiebre amarilla selvática: En las selvas tropicales lluviosas, los monos, que son el principal reservorio del
virus, son picados por mosquitos salvajes que transmiten el virus a otros monos. Las personas que se
encuentren en la selva pueden recibir picaduras de mosquitos infectados y contraer la enfermedad.
Fiebre amarilla intermedia: En este tipo de transmisión, los mosquitos semidomésticos (que se crían en la
selva y cerca de las casas) infectan tanto a los monos como al hombre. El aumento de los contactos entre las
personas y los mosquitos infectados aumenta la transmisión, y puede haber brotes simultáneamente en muchos
pueblos distintos de una zona. Este es el tipo de brote más frecuente en África.
Fiebre amarilla urbana: Las grandes epidemias se producen cuando las personas infectadas introducen el virus
en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o
nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de
una persona a otra.
TRATAMIENTO
La instauración temprana de un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. No
hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla, pero el desenlace mejora con el tratamiento de la
deshidratación, la insuficiencia hepática y renal y la fiebre. Las infecciones bacterianas asociadas pueden
tratarse con antibióticos.
HOJA INFORMATIVA
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El
término "amarilla" alude a la ictericia que presentan algunos pacientes.
Los síntomas de la fiebre amarilla son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y
cansancio.
Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves, y aproximadamente la mitad de
estos casos fallecen en un plazo de 7 a 10 días.
El virus es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y Sudamérica.
Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido por personas infectadas
en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o
nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de
una persona a otra.
La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible. Una sola dosis es
suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo.
Un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. No hay tratamiento antivírico
específico para la fiebre amarilla.
La Estrategia para Eliminar las Epidemias de Fiebre Amarilla es una iniciativa sin precedentes. Con la
participación de más de 50 asociados, la alianza EYE presta apoyo a 40 países en riesgo de África y las
Américas para prevenir, detectar y responder a los casos sospechosos y a los brotes de fiebre amarilla.
FIEBRE AMARILLA
DESCRIPCIÓN GENERAL
La fiebre amarilla es una infección viral que transmite un tipo particular de mosquito. La infección es
más frecuente en zonas de África y Sudamérica, y afecta a los viajeros y residentes de dichas zonas.
En los casos más leves, la fiebre amarilla causa fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Pero la fiebre
amarilla puede ser mucho más grave y provocar problemas cardíacos, hepáticos y renales, además de
sangrado. Hasta el 50 % de las personas que padecen la forma más grave de la fiebre amarilla mueren a
causa de esta enfermedad.
No hay tratamiento específico para la fiebre amarilla. Pero vacunarte contra la fiebre amarilla antes de
viajar a una zona donde existe el virus te puede proteger de la enfermedad.
SÍNTOMAS
Durante los primeros tres a seis días después de haber contraído fiebre amarilla, el período de
incubación, no experimentarás ningún signo ni síntoma. Después de este período, la infección entra en
una fase aguda y luego, en algunos casos, en una fase tóxica que puede poner en riesgo la vida.
FASE AGUDA
Una vez que la infección entra en la fase aguda, es posible que experimentes los siguientes signos y
síntomas:
Fiebre
Dolor de cabeza
Dolores musculares, especialmente en la espalda y las rodillas
Sensibilidad a la luz
Náuseas, vómitos o ambos
Pérdida del apetito
Mareos
Ojos, cara o lengua rojos
Estos signos y síntomas suelen mejoran y desaparecen en varios días.
FASE TÓXICA
Aunque los signos y los síntomas pueden desaparecer por uno o dos días después de la fase aguda,
algunas personas con fiebre amarilla aguda entran luego en una fase tóxica. Durante la fase tóxica, los
signos y los síntomas regresan y aparecen otros mucho más graves que ponen en riesgo la vida. Estos
pueden incluir lo siguiente:
FACTORES DE RIESGO
Puedes correr el riesgo de contraer la enfermedad si viajas a una zona donde los mosquitos siguen
portando el virus de la fiebre amarilla. Estas zonas son la región subsahariana de África y la región
tropical de Sudamérica.
La falta de informes actuales de seres humanos infectados en estas zonas no significa que no corras
riesgo. Es posible que las poblaciones locales se hayan vacunado y estén protegidas contra la
enfermedad o que no exista información oficial sobre la detección de casos de fiebre amarilla.
Si planeas viajar a estas zonas, puedes protegerte con una vacuna contra la fiebre amarilla
administrada, al menos, varias semanas antes de viajar.
Cualquiera puede infectarse con el virus de la fiebre amarilla, pero los adultos mayores corren mayor
riesgo de contraer un caso grave de la enfermedad.
COMPLICACIONES
La fiebre amarilla produce la muerte del 20% al 50% por ciento de las personas que manifiestan un
cuadro grave. Las complicaciones durante la fase tóxica de una infección por fiebre amarilla
comprenden insuficiencia renal y hepática, color amarillento de la piel y las mucosas, delirio y coma.
Las personas que sobreviven a la infección se recuperan de manera progresiva durante un período de
varias semanas a meses, por lo general, sin daño orgánico significativo. Durante ese tiempo, la persona
puede experimentar fatiga y puede tener un color amarillento en la piel y las mucosas. Otras
complicaciones pueden ser infecciones bacterianas secundarias, como neumonía o infecciones de la
sangre.
PREVENCIÓN
Vacuna
Existe una vacuna sumamente eficaz para prevenir la fiebre amarilla. Se sabe que la fiebre amarilla está
en la región de África subsahariana y en partes de América del Sur. Si vives en alguna de estas zonas,
habla con el médico acerca de la necesidad de que te apliques la vacuna contra la fiebre amarilla. Si
planeas viajar a estas zonas, habla con tu médico antes de comenzar el viaje, al menos 10 días, pero
preferentemente tres o cuatro semanas antes. Algunos países exigen que los viajeros presenten un
certificado válido de vacunación al momento del ingreso.
Una única dosis de la vacuna para la fiebre amarilla brinda protección durante por lo menos 10 años.
Los efectos secundarios son generalmente leves, duran entre 5 y 10 días y comprenden dolores de
cabeza, fiebre baja, dolor muscular, fatiga y dolor en el sitio de la inyección. Pueden producirse
reacciones más importantes, como contraer un síndrome similar a la fiebre amarilla real, inflamación
del cerebro o muerte, generalmente en bebés o adultos mayores. La vacuna se considera más segura
para personas de entre 9 meses y 60 años.
Pregúntale a tu médico si la vacuna contra la fiebre amarilla es adecuada si tu hijo tiene menos de 9
meses, si tu sistema inmunitario está debilitado (inmunodeprimido) o si tienes más de 60 años.
Evita actividades innecesarias al aire libre cuando los mosquitos estén más activos.
Usa prendas de mangas largas y pantalones largos cuando vayas a zonas infestadas de
mosquitos.
Permanece en ambientes con aire acondicionado o bien protegidos con mosquiteros.
Si el lugar donde te hospedas no tiene aire acondicionado o buenos mosquiteros en las ventanas,
usa mosquiteros para cama. Los mosquiteros tratados previamente con insecticida ofrecen
protección adicional.
PARA PROTEGERTE DE LOS MOSQUITOS CON REPELENTE, UTILIZA LOS DOS SIGUIENTES:
Repelente no apto para la piel. Aplica un repelente de mosquitos que contenga permetrina en la
ropa, los zapatos, el equipo de campamento y los mosquiteros para cama. Puedes comprar
algunas prendas de vestir y equipos previamente tratados con permetrina. La permetrina no es
apta para su uso sobre la piel.
Repelente para la piel. Los productos que contienen los ingredientes activos dietiltoluamida,
IR3535 o picaridina brindan protección duradera a la piel. Elige la concentración en función de
las horas de protección que necesitas. Por lo general, las concentraciones más altas duran más.
Ten en cuenta que los repelentes químicos pueden ser tóxicos, por lo que debes utilizar solo la cantidad
que necesitas para el tiempo que estarás al aire libre. No coloques dietiltoluamida en las manos de niños
pequeños ni en bebés menores de 2 meses. En su lugar, protege el cochecito o el corralito de tu bebé con
un mosquitero para estar al aire libre.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el aceite de eucalipto de
limón, un producto más natural, brinda la misma protección que la dietiltoluamida cuando se utiliza en
concentraciones similares. Sin embargo, estos productos no deben utilizarse en niños menores de 3 años.
DATOS Y CIFRAS
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados.
El término "amarilla" alude a la ictericia que presentan algunos pacientes.
Los síntomas de la fiebre amarilla son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y
cansancio.
Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves, y aproximadamente la
mitad de estos casos fallecen en un plazo de 7 a 10 días.
El virus es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y Sudamérica.
Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido por personas
infectadas en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población
tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados
transmiten el virus de una persona a otra.
La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible. Una sola dosis es
suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo.
Un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. No hay tratamiento
antivírico específico para la fiebre amarilla.
La Estrategia para Eliminar las Epidemias de Fiebre Amarilla es una iniciativa sin precedentes. Con la
participación de más de 50 asociados, la alianza EYE presta apoyo a 40 países en riesgo de África y las
Américas para prevenir, detectar y responder a los casos sospechosos y a los brotes de fiebre amarilla.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
El periodo de incubación es de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas,
los más frecuentes son fiebre, dolores musculares, sobre todo de espalda, cefaleas, pérdida de apetito y
náuseas o vómitos. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días.
Sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una
segunda fase, más tóxica. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados varios órganos, generalmente el
hígado y los riñones. En esta fase son frecuentes la ictericia (color amarillento de la piel y los ojos, hecho
que ha dado nombre a la enfermedad), el color oscuro de la orina y el dolor abdominal con vómitos.
Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas. La mitad de los pacientes que entran en
la fase tóxica mueren en un plazo de 7 a 10.
El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas. En los casos más graves
puede confundirse con el paludismo grave, la leptospirosis, las hepatitis víricas (especialmente las
formas fulminantes), otras fiebres hemorrágicas, otras infecciones por flavivirus (por ejemplo, el dengue
hemorrágico) y las intoxicaciones.
En las fases iniciales de la enfermedad a veces se puede detectar el virus en la sangre mediante la
reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa. En fases más avanzadas hay que recurrir a
la detección de anticuerpos mediante pruebas de ELISA o de neutralización por reducción de placa.
POBLACIONES EN RIESGO
Hay 47 países de África (34) y América Central y Sudamérica (13) en los que la enfermedad es endémica
en todo el país o en algunas regiones. Con un modelo basado en fuentes africanas de datos, se ha
estimado que en 2013 hubo entre 84 000 y 170 000 casos graves y entre 29 000 y 60 000 muertes.
Ocasionalmente, quienes viajan a países donde la enfermedad es endémica pueden importarla a países
donde no hay fiebre amarilla. Para evitar estos casos importados, muchos países exigen un certificado
de vacunación antes de expedir visados, sobre todo cuando los viajeros proceden de zonas endémicas.
En los siglos XVII a XIX, la exportación de la fiebre amarilla a Norteamérica y Europa causó grandes
brotes que trastornaron la economía y el desarrollo, y en algunos casos diezmaron la población.
TRANSMISIÓN
El virus de la fiebre amarilla es un arbovirus del género Flavivirus transmitido por mosquitos de los
géneros Aedes y Haemogogus . Las diferentes especies de mosquitos viven en distintos hábitats. Algunos
se crían cerca de las viviendas (domésticos), otros en el bosque (salvajes), y algunos en ambos hábitats
(semidomésticos).
Fiebre amarilla selvática: En las selvas tropicales lluviosas, los monos, que son el principal reservorio
del virus, son picados por mosquitos salvajes que transmiten el virus a otros monos. Las personas que se
encuentren en la selva pueden recibir picaduras de mosquitos infectados y contraer la enfermedad.
Fiebre amarilla intermedia: En este tipo de transmisión, los mosquitos semidomésticos (que se crían en
la selva y cerca de las casas) infectan tanto a los monos como al hombre. El aumento de los contactos
entre las personas y los mosquitos infectados aumenta la transmisión, y puede haber brotes
simultáneamente en muchos pueblos distintos de una zona. Este es el tipo de brote más frecuente en
África.
Fiebre amarilla urbana: Las grandes epidemias se producen cuando las personas infectadas introducen
el virus en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población
tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados
transmiten el virus de una persona a otra.
TRATAMIENTO
La instauración temprana de un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de
supervivencia. No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla, pero el desenlace mejora
con el tratamiento de la deshidratación, la insuficiencia hepática y renal y la fiebre. Las infecciones
bacterianas asociadas pueden tratarse con antibióticos.
PREVENCIÓN
1. Vacunación
La vacunación es la medida más importante para prevenir la fiebre amarilla. Para prevenir las
epidemias en zonas de alto riesgo con baja cobertura vacunal es fundamental que los brotes se
identifiquen y controlen rápidamente mediante la inmunización. Para prevenir la transmisión en
regiones afectadas por brotes de fiebre amarilla es importante que se vacune a la mayoría de la
población en riesgo (80% o más).
Para evitar brotes se utilizan varias estrategias de vacunación: inmunización sistemática de los
lactantes; campañas de vacunación en masa para aumentar la cobertura en países en riesgo, y
vacunación de quienes viajen a zonas donde la enfermedad es endémica.
La vacuna contra la fiebre amarilla es segura y asequible, y una sola dosis es suficiente para conferir
protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo.
Se han descrito casos raros de efectos colaterales graves de la vacuna. La frecuencia de estos "eventos
adversos graves tras la inmunización", cuando la vacuna afecta al hígado, los riñones o el sistema
nervioso, está entre 0 y 0,21 casos por cada 10 000 dosis en regiones donde la fiebre amarilla es
endémica, y entre 0,09 y 0,4 casos por 10 000 dosis en poblaciones no expuestas al virus.
El riesgo aumenta en los mayores de 60 años y en los pacientes con trastornos del timo o
inmunodeprimidos por VIH/sida sintomático u otras causas. Antes de administrar la vacuna a mayores
de 60 años hay que evaluar bien los beneficios y los riesgos.
Los menores de 9 meses, excepto durante las epidemias, situación en la que también se deben
vacunar los niños de 6-9 meses en zonas con alto riesgo de infección;
Las embarazadas, excepto durante los brotes de fiebre amarilla, cuando el riesgo de infección es
alto;
las personas con trastornos del timo o inmunodeficiencias graves debidas a infección sintomática por
VIH/SIDA u otras causas.
De conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), los países tienen derecho a exigir a los
viajeros que presenten un certificado de vacunación contra la fiebre amarilla. En caso de que haya
motivos médicos para no administrar la vacuna, dichos motivos deben ser certificados por la autoridad
competente.
El RSI es un instrumento jurídicamente vinculante para detener la propagación de enfermedades
infecciosas y otras amenazas para la salud. La exigencia del certificado de vacunación a los viajeros
queda a discreción de los Estados Partes, y no todos los países lo exigen.
Las campañas de control de los mosquitos han tenido éxito para eliminar Aedis aegypti, el vector de la
fiebre amarilla urbana, en la mayor parte de América Central y Sudamérica.
RESPUESTA DE LA OMS
En 2016, dos brotes de fiebre amarilla urbana relacionados entre sí —uno en Luanda (Angola) y el otro
en Kinshasa (República Democrática del Congo)— que también generaron casos exportados de Angola
a otros países, entre ellos China, demostraron que la fiebre amarilla supone una grave amenaza
mundial que requiere nuevos planteamientos estratégicos. La estrategia EYE se creó para responder a
la creciente amenaza de brotes urbanos de fiebre amarilla con propagación internacional. Dirigido por
la OMS, el UNICEF y Gavi - Alianza para las Vacunas,
EYE apoya a 40 países y cuenta con la participación de más de 50 asociados.
La estrategia mundial EYE tiene tres objetivos estratégicos:
1. Proteger a las poblaciones en riesgo
2. Prevenir la propagación internacional de la fiebre amarilla
3. Contener los brotes rápidamente.
4. Estos objetivos se sustentan en cinco competencias necesarias para el éxito:
5. Vacunas asequibles y un mercado de vacunas duradero
6. Fuerte compromiso político en los ámbitos mundial, regional y nacional
7. Gobernanza de alto nivel con alianzas duraderas
8. Sinergias con otros programas de salud y otros sectores
9. Investigación y desarrollo de mejores instrumentos y prácticas.
La estrategia EYE es integral y cuenta con múltiples componentes y asociados. Además de recomendar
actividades de vacunación, exige crear resiliencia en los centros urbanos, planificar la preparación
urbana y reforzar la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional (2005).
La alianza EYE apoya a los países de África y las Américas con riesgo alto o moderado de fiebre
amarilla, reforzando su vigilancia y su capacidad de laboratorio para responder a los casos y brotes de
fiebre amarilla. Los asociados de EYE también apoyan la ejecución y sostenibilidad de los programas de
inmunización sistemática y las campañas de vacunación (preventivas, de anticipación y reactivas)
cuando y donde sea necesario.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica, considerada hemorrágica, transmitida por un mosquito. A finales
del siglo XIX y principios del XX, esta enfermedad hizo estragos en muchas regiones del planeta. Pero tras el
desarrollo de la vacuna, se lanzaron campañas masivas de inmunización y las epidemias se redujeron
considerablemente. Sin embargo, a finales del siglo XX, por múltiples causas –incluyendo debilidad de los
programas de inmunización– la fiebre amarilla volvió a repuntar.
En la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es endémica en parte o en la totalidad de
los territorios de 34 países africanos y otros 13 latinoamericanos. Las cifras de afectados son estimaciones y
las más recientes son de 2013: en todo el mundo, entre 84.000 y 170.000 personas enferman gravemente todos
los años y entre 29.000 y 60.000 mueren.
¿CÓMO SE PREVIENE?
Al no haber tratamiento, la prevención es la mejor defensa contra la enfermedad. Existe una vacuna contra la
fiebre amarilla desde los años 30 del siglo pasado, que además no es demasiado cara y es muy eficaz: al cabo
de un mes, una dosis única proporciona protección de por vida en casi el 100% de los casos.
Sin embargo, producir esta vacuna es un proceso complejo y bastante largo; además, al fluctuar tanto la
demanda, no hay una producción a gran escala. En 2016, por ejemplo, millones de personas fueron vacunadas
en Angola y República Democrática del Congo a raíz del brote declarado a finales de 2015, y esto sometió a
considerables presiones a la limitada reserva mundial de vacunas: dada su escasez, por primera vez tuvo que
recurrirse a vacunar con una fracción solo de la dosis.
El control vectorial también es importante; se trata de acabar con el mosquito y sus larvas, y para ello deben
eliminarse las aguas estancadas (un recipiente abandonado en el que se acumule el agua es un criadero natural)
y fumigar tanto los criaderos como las viviendas. La distribución de mosquiteras es otra eficaz medida para
prevenir la picadura del mosquito.
La fiebre amarilla es causada por un virus que se transmite por la picadura de mosquitos. Usted
puede contraer esta enfermedad si lo pica un mosquito infectado con el virus.
Esta enfermedad es común en Sudamérica y en África subsahariana.
Cualquier persona puede contraer la fiebre amarilla, pero las personas mayores presentan un
riesgo mayor de infección grave.
Si una persona es picada por un mosquito infectado, los síntomas generalmente se manifiestan
entre 3 y 6 días más tarde
La fiebre amarilla es una infección por flavivirus transmitida por mosquitos, endémica en la región
tropical de América del Sur y África subsahariana. Los síntomas pueden consistir en fiebre de comienzo
súbito, bradicardia relativa, cefalea y, en los casos graves, ictericia, hemorragia e insuficiencia
multiorgánica. El diagnóstico se establece mediante cultivo vírico, reacción en cadena de la polimerasa
con transcriptasa inversa (RT-PCR) y pruebas serológicas. El tratamiento es sintomático. La prevención
requiere vacunación y control de los mosquitos.
En la fiebre amarilla urbana, el virus se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti
infectado, que contrajo la infección al alimentarse de una persona con viremia alrededor de 2 semanas
antes. En la fiebre amarilla de la jungla (selvática), el virus se transmite por mosquitos Haemagogus y
Sabethes de zonas boscosas que adquieren el virus de primates salvajes. La incidencia es máxima
durante los meses de máximas precipitaciones, humedad y temperatura en las regiones tropicales de
América del Sur, y también durante la fase final de la estación húmeda y el comienzo de la estación seca
en África.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
La infección puede ser desde asintomática (en el 5 al 50% de los casos) hasta provocar fiebre
hemorrágica con una tasa de mortalidad por caso de hasta el 50%. El período de incubación oscila entre
3 y 6 días. El establecimiento es súbito, con fiebre de 39 a 40° C, escalofríos, cefaleas, mareos y mialgias.
El pulso suele ser rápido al principio, pero hacia el segundo día se enlentece en relación con la elevación
de la temperatura (signo de Faget). El paciente presenta eritema facial e inyección conjuntival. Las
náuseas, los vómitos, el estreñimiento, la postración grave, la agitación y la irritabilidad son frecuentes.
La enfermedad leve suele resolverse tras 1 a 3 días. No obstante, en los casos moderados o graves, la
fiebre desciende súbitamente entre 2 y 5 días después de su establecimiento y comienza el período de
remisión de varias horas o días de duración. La fiebre recidiva, pero el pulso permanece lento. Tras 5
días de enfermedad el paciente suele presentar ictericia, albuminuria extrema e hipersensibilidad
epigástrica a la palpación con hematemesis. También se puede ver oliguria, petequias, hemorragias en
las mucosas, confusión y apatía.
La enfermedad puede durar > 1 semana, con recuperación rápida y sin secuelas. En la forma más grave
(denominada fiebre amarilla maligna), el paciente puede presentar delirio, hipo que no cede,
convulsiones, coma e insuficiencia multiorgánica como manifestaciones de enfermedad terminal.
Durante la recuperación, el paciente puede presentar sobreinfecciones bacterianas, en particular
neumonía.
DIAGNÓSTICO
Cultivo viral, reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR, por sus
siglas en inglés) o pruebas serológicas
La fiebre amarilla aparece en pacientes que se encuentran en áreas endémicas y presentan fiebre súbita
con bradicardia relativa e ictericia; la enfermedad leve puede pasar inadvertida.
Deben solicitarse hemograma completo, análisis de orina, hepatograma, pruebas de coagulación,
hemocultivo para detectar el virus y pruebas serológicas. Con frecuencia se ve una leucopenia con
neutropenia relativa, y también trombocitopenia, prolongación del tiempo de coagulación y aumento
del tiempo de protrombina (TP). Las concentraciones de bilirrubina y aminotransferasa pueden
aumentar en la fase aguda y permanecer varios meses. La albuminuria, que se ve en el 90% de los
pacientes, puede alcanzar 20 g/L y contribuye a distinguir la fiebre amarilla de la hepatitis. En la fiebre
amarilla maligna, la hipoglucemia y la hiperpotasemia pueden ser signos terminales.
El diagnóstico de la fiebre amarilla se confirma con cultivo, pruebas serológicas, RT-PCR o identificación
de necrosis característica en los hepatocitos de la zona central del hígado en la autopsia.
La biopsia hepática con aguja está contraindicada debido al riesgo de enfermedad.
TRATAMIENTO
Tratamiento de sostén
Hasta el 10% de los pacientes con fiebre amarilla bastante grave como para ser diagnosticada muere.
El tratamiento de la fiebre amarilla es principalmente sintomático. La hemorragia puede tratarse con
vitamina K. Los antihistamínicos H2 o los inhibidores de la bomba de protones y el sucralfato pueden
ser útiles para la profilaxis de la hemorragia digestiva y pueden usarse en todos los pacientes con
enfermedad grave que requieren hospitalización.
Los casos bajo sospecha o confirmados deben someterse a medidas de cuarentena.
PREVENCIÓN
Las medidas preventivas abarcan
Mujeres embarazadas
Los lactantes < 6 meses
Personas con inmunocompromiso
Si los lactantes de entre 6 y 8 meses no pueden evitar el viaje a un área endémica, los padres deben
evaluar la vacunación con su médico, dado que la vacuna no suele indicarse hasta los 9 meses.
Para prevenir más la transmisión por los mosquitos, los pacientes infectados deben ser aislados en salas
especiales protegidas y pulverizadas con insecticidas.
REFERENCIA DE LA PREVENCIÓN
1. Domingo C, Fraissinet J, Ansah PO, et al: Long-term immunity against yellow fever in children
vaccinated during infancy: a longitudinal cohort study. The Lancet 19:1363-70, 2019.
CONCEPTOS CLAVE
La fiebre amarilla es una enfermedad viral transmitida por mosquitos endémica en América del Sur y
África.
Los casos leves a menudo no son reconocidos; otros causan fiebre, cefalea, mialgias y postración.
Los casos graves producen ictericia, delirio y, a veces, fiebre hemorrágica a menudo letal con
convulsiones, coma, insuficiencia multiorgánica y muerte (hasta en un 50%).
Cuarentena de pacientes con sospecha o confirmación de fiebre amarilla.
Tratamiento sintomático (incluido el uso de vitamina K para tratar el sangrado y un bloqueante H2 o un
inhibidor de la bomba de protones y sucralfato para prevenir el sangrado).
Existe una vacuna eficaz; una sola dosis proporciona una protección adecuada de por vida
Historia:
La fiebre amarilla o vómito negro es una enfermedad aguda e infecciosa causada por "el virus de la
fiebre amarilla". Es una causa importante de enfermedad hemorrágica en muchos países de África y
América del Sur. Se denomina fiebre amarilla por la ictericia que afecta a algunos pacientes. Es endémica
en áreas subtropicales y tropicales de América del Sur y África. Su presentación clínica es variada,
fluctuando desde una enfermedad febril leve y autolimitada (lo más frecuente) hasta una enfermedad
hemorrágica y hepática grave (con un 50 % de letalidad). La palabra amarillo del nombre se refiere a los
signos de ictericia, que afecta a los pacientes enfermos severamente.
Existe una vacuna efectiva pero no se conoce cura, por lo que cuando personas no vacunadas la
contraen solo se les puede proporcionar tratamiento sintomático.
HISTORIA
La fiebre amarilla ha sido causa de epidemias y pandemias devastadoras en el pasado. La fiebre amarilla
era endémica en África hasta que fue distribuida al continente americano con el tráfico trasatlántico de
esclavos africanos comenzando en el siglo 15. Algunos de los esclavos africanos, muchos de los cuales
tenían mayor inmunidad, tenían infecciones tropicales como la fiebre amarilla que provocaron
pandemias entre las naciones indígenas de las Américas.8 Como la enfermedad era endémica en África,
las poblaciones de ese continente habían desarrollado cierta inmunidad a ella y solo les provocaban
síntomas similares a los de la gripe. Por el contrario, cuando la epidemia golpeaba a colonos europeos
en África o en América la mayoría moría.910
La primera epidemia confirmada de fiebre amarilla en América fue la de 1647 en la colonia inglesa de
Barbados.11 En el Caribe esta enfermedad tuvo consecuencias geopolíticas importantes, ya que diezmó
muchos ejércitos enviados desde Europa.12 Así, gran parte del triunfo de la Revolución Haitiana de
1802 se debió a que más de la mitad de las tropas francesas murió a causa de la enfermedad.13 Se
produjeron también epidemias en otras regiones, como Norteamérica —fue famosa la de Filadelfia en
1793—14 y Europa, por ejemplo Barcelona en 1821.15 Casi siempre afectaban a zonas urbanas con alta
densidad de población, debido al corto radio de acción del mosquito Aedes aegypti.12
El químico y cirujano español Juan Manuel de Aréjula estudió la Fiebre Amarilla tras un brote en
Andalucía y se convirtió en uno de los científicos españoles y europeos más doctos en la materia
publicando varios tratados sobre la enfermedad que tuvieron gran profusión y traducciones a otros
idiomas. 16La transmisión de la fiebre amarilla fue un misterio para la ciencia durante siglos hasta que
en 1881 el cubano Carlos Finlay descubrió el papel del mosquito Aedes. En 1901 la enfermedad fue
erradicada de La Habana y en pocos años se volvió rara en el Caribe.12
Sin embargo, hoy las poblaciones no vacunadas en muchas naciones en desarrollo del África y América
del Sur continúan en gran riesgo.17 La Organización Mundial de la Salud estima que la fiebre amarilla
afecta a unas 200 000 personas cada año y mata a 30 000 de ellas, en poblaciones no vacunadas.
ETIOLOGÍA
La fiebre amarilla es causada por el virus prototipo del género Flavivirus, compuesto por alrededor de
70 cepas de virus ARN monocatenario positivo, la mayoría transmitida por artrópodos (mosquitos y
garrapatas).
CUADRO CLINICO
El período de incubación se sitúa entre los 3 y los 7 días.23 La duración de la enfermedad en caso de
curación es de una a dos semanas. Tras el período de incubación cabe distinguir dos formas clínicas: la
leve y la grave o clásica.
Forma leve. Es poco característica y sólo se sospecha en zonas endémicas y especialmente durante las
epidemias. Comienza bruscamente con fiebre elevada, escalofríos y cefalea. Pueden existir, además,
mialgias, náuseas, vómitos y albuminuria.24 Suele durar de 1 a 3 días y curar sin complicaciones.
Forma grave o clásica. Tras un período inicial similar al anterior, en el que pueden existir además
epistaxis y gingivorragia, se produce un descenso febril (remisión). A continuación reaparece la fiebre,
se instaura ictericia (100 % de los casos) y puede aparecer insuficiencia hepática o renal con
proteinuria (90 %) y agravamiento de la diátesis hemorrágica, con epistaxis abundantes, gingivorragia,
punteado hemorrágico en el paladar blando y hematemesis de sangre negra y coagulada (vómito negro)
(20 % de casos). Un signo clínico clásico es la existencia de bradicardia relativa a pesar de la fiebre
elevada (signo de Faget). Al inicio existe leucopenia con neutropenia. Los restantes parámetros
bioquímicos traducen sólo la existencia de fallo orgánico único o múltiple (generalmente hepático o
renal) y deshidratación (alteraciones iónicas y del equilibrio acidobásico).
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico en zonas tropicales suele establecerse a partir de los datos clínicos. La confirmación del
diagnóstico requiere la demostración de un ascenso al cuádruple en el título de anticuerpos en un
paciente sin historia reciente de vacunación frente a la fiebre amarilla y si se han podido excluir
reacciones cruzadas frente a otros flavivirus, o la demostración del virus de la fiebre amarilla, sus
antígenos o genoma en tejidos, sangre o líquidos biológicos.
TRATAMIENTO
No existe tratamiento eficaz para la fiebre amarilla, justificando la importancia de la vacunación. En los
casos graves está indicado el tratamiento sintomático y de soporte, particularmente la rehidratación y el
control de posible hipotensión. La mortalidad global es del 5 % en poblaciones indígenas de regiones
endémicas, aunque en los casos graves, en epidemias o entre poblaciones no indígenas, hasta el 50 % de
los pacientes pueden fallecer. Ciertos casos resultan en insuficiencia renal aguda por lo que la diálisis es
importante para el tratamiento renal
PRONÓSTICO
Reportes históricos han mostrado la tasa de mortalidad entre 1 de 17 (5,8 %) y 1 de 3 (33 %).25 Las
notas informativas de la OMS para la fiebre amarilla, actualizadas en 2001, cita que 15 % de los
pacientes entrarán en una «fase tóxica» y que la mitad de ellos morirían entre 10 a 14 días, y la otra
mitad se recuperaría.
¿QUÉ ES LA FIEBRE AMARILLA?
Es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados de la espeie Aedes
aegypti. El término "amarilla" alude a la ictericia que presentan algunos pacientes. (Ictericia: La piel y
las partes blancas de los ojos se ponen amarillas). El virus es endémico en las zonas tropicales de África
y de América Central y Sudamérica y puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible.
Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de
recuerdo.
SÍNTOMAS:
El periodo de incubación es de 3 a 6 días. Muchos casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas,
los más frecuentes son:
Fiebre
Dolores musculares sobre todo de espalda
Cefaleas
Pérdida de apetito
Náuseas o vómitos
En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días y no hay tratamiento antivírico
específico para la fiebre amarilla; sin embargo, el desenlace mejora con el tratamiento de la
deshidratación, la insuficiencia hepática y renal y la fiebre. Las infecciones bacterianas asociadas
pueden tratarse con antibióticos.
Existe una vacuna para prevenir esta enfermedad que no requiere dosis de refuerzo ya que una sola
dosis protege de por vida. Dicha vacuna está dirigida a toda la población, pero tiene algunas
excepciones:
Los menores de 9 meses solo pueden ser vacunados durante épocas de epidemia donde el riesgo
de infección es alto y se aplica a menores de 6 a 9 meses.
Las mujeres embarazadas solo son vacunadas cuando hay brotes de fiebre amarilla.
Las personas con alergia grave a las proteínas del huevo no pueden ser vacunadas.
Las personas con trastornos del timo o inmunodeficiencias graves debidas a infección
sintomática por VIH/SIDA u otras causas tampoco pueden recibirla.
VACUNA ANTIAMARÍLICA
La antiamarílica es una vacuna destinada a prevenir la fiebre amarilla, una enfermedad que transmite el
mosquito Haemagogus, Sabethes y Aedes, por lo que las posibilidades de su contagio están asociadas a
determinadas zonas geográficas. Su indicación suele estar recomendada cuando se realizan viajes a
lugares con algún riesgo de contraerla.
ESQUEMA:
Se aplica mediante una única dosis y provee inmunidad por largo tiempo. Si es necesario, se podrá
realizar un refuerzo cada 10 años. Puede indicarse a partir de los 9 meses de edad.
La inmunidad se hace efectiva a partir de los 10 días de la vacunación cuando se aplica por primera vez,
mientras que en los refuerzos la inmunidad es inmediata.
FORMA DE APLICACIÓN:
Es por vía intramuscular o subcutánea, en el hombro. En el caso de bebés que aún no caminan, se aplica
en el muslo.
EFECTOS ADVERSOS:
Pueden aparecer después de una o dos semanas de la aplicación, con dolor, hinchazón y enrojecimiento
en la zona del pinchazo. Son pocos los casos en los que aparece fiebre y dolores de cabeza.
Son excepcionales las ocasiones en las que se da, inmediatamente luego de la aplicación, una reacción de
hipersensibilidad, con urticaria y un cuadro asmático.
PRECAUCIONES Y CONTRAINDICACIONES:
– Pacientes inmunodeprimidos
– Personas alérgicas al huevo o sus derivados
– Casos de hipersensibilidad conocida a cualquiera de los componentes de la vacuna
– No se recomienda su aplicación a bebes menores de 6 meses y se aconseja una cuidadosa evaluación
en bebés de entre 6 y 8 meses
– El médico evaluará su aplicación en las embarazadas, cuando el riesgo a contraer la enfermedad sea
alto
– Evitar la administración a pacientes con enfermedades febriles agudas.
– Los efectos adversos pueden ser más graves en pacientes mayores de 60 años
– En pacientes HIV positivo el médico deberá evaluar el caso particular antes de indicar la vacuna. La
OMS señala que existen cuestiones aún no resueltas en torno a la inocuidad de la vacuna en estos casos.
– Si también debe aplicarse alguna vacuna a virus vivo atenuado (Ej. Varicela), deberán hacerse las
aplicaciones el mismo día o luego de transcurrido un mes de la primera vacuna.
– Después de recibir la vacuna se recomienda evitar el embarazo por un mes.
Recomendada por la OMS para la prevención de la fiebre amarilla. En Colombia se aplica masivamente
en áreas de mayor riesgo desde 1934 con lo cual se ha disminuido el número de casos confirmados de
esta enfermedad. A partir de 1998 se incluyó dentro del programa regular de vacunación para ser
aplicada en zonas de mayor riesgo a todos los mayores de 1 año como plan de control con el fin de evitar
la urbanización de la enfermedad, de igual manera, quienes viajen a estas zonas deberán vacunarse con
al menos 15 días de antelación.
INDICACIONES
A partir del año 2003, es obligatoria en niños 12 a 23 meses en todo el país. En zonas endémicas
definidas por el Ministerio de la Protección Social para esta enfermedad se debe aplicar a todas las
personas entre 1 y 60 años. Los mayores de 60 años y hasta los 65 años de edad y gestantes, así como
los niños entre 9 y 11 meses de edad, podrán vacunarse teniendo en cuenta el riesgo de adquirir la
enfermedad, previa valoración médica.
En situaciones epidemiológicas especiales se puede emplear desde los 9 meses de edad, pero nunca
antes de ésta edad, por el riego elevado de desarrollar encefalitis.
ESAVI Y CONTRAINDICACIONES
Los ESAVI que se pueden presentar generalmente son leves, menos del 5% de los vacunados tienen
signos o síntomas como cefalea, mialgias, eritema, prurito, y fiebre, entre los días 5 a 12 de la
vacunación.
También puede presentarse alergia.
Se contraindica en pacientes con las siguientes condiciones: