Selección Fragmentos de Marx y Engels Sobre

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Selección fragmentos de Marx y Engels sobre “Delito, pobreza y

desigualdad”, Unidad 2

Presentación introductoria

“Un filósofo produce ideas, un poeta poemas, un clérigo sermones, un profesor tratados,
y así siguiendo. Un criminal produce crímenes. Si observamos de más cerca la conexión
entre esta última rama de la producción y la sociedad como un todo, nos liberamos de
muchos prejuicios. El criminal no solo produce crímenes sino también leyes penales, y
con esto el profesor que da clases y conferencias sobre leyes, y también produce el
inevitable manual en el que este mismo profesor lanza sus conferencias al mercado como
‘mercancías’. Esto trae consigo un aumento de la riqueza nacional, aparte del goce
personal que el manuscrito del manual aporta a su autor.

“El criminal produce además el conjunto de policías y la justicia criminal, fiscales, jueces,
jurados, carceleros, etcétera; y estas diferentes líneas de negocios, que forman igualmente
muchas categorías de la división social del trabajo, desarrollan diferentes capacidades del
espíritu humano, crean nuevas necesidades y nuevos modos de satisfacerlas. La tortura,
por ejemplo, dio surgimiento a las ingeniosas invenciones mecánicas y empleó muchos
artesanos honorables en la producción de sus instrumentos.

“El criminal produce además una impresión, en parte moral y en parte trágica según el
caso, y de este modo presta ‘servicios’ al suscitar los sentimientos morales y estéticos del
público. No sólo produce Manuales de Derecho Penal, no sólo Códigos Penales y con ellos
legisladores de este campo, sino también arte, literatura, novelas y hasta tragedias, como
lo muestran no sólo Los ladrones de Schiller, sino también Edipo Rey y Ricardo III. El
criminal rompe la monotonía y la seguridad cotidiana de la vida burguesa. De este modo
la salva del estancamiento y le presta esa tensión incómoda y esa agilidad sin las cuales
el aguijón de la competencia se embotaría. Así, estimula las fuerzas productivas. Mientras
el crimen sustrae una parte de la población superflua del mercado de trabajo y así
reproduce la competencia entre los trabajadores –impidiendo hasta cierto punto que los
salarios caigan por debajo del mínimo–, la lucha contra el crimen absorbe a la otra parte
de la población. Por lo tanto, el criminal aparece como uno de esos ‘contrapesos’ naturales
que producen un balance correcto y abren una perspectiva total de ocupaciones ‘útiles’.”
(Marx; 1945, T.1: 217)

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“…El delito, es decir, la lucha del individuo aislado contra las condiciones dominantes,
[tampoco] brota del libre arbitrio. Responde, por el contrario, a idénticas condiciones que
aquella dominación. Los mismos visionarios que ven en el derecho y en la ley el imperio
de la voluntad general dotada de propia existencia y sustantividad, pueden ver en el
delito simplemente la infracción del derecho y de la ley.” (Marx y Engels; Ideología
Alemana; 1845)

***

“La aparente disminución de los delitos a partir de 1854 es atribuible exclusivamente a


ciertas modificaciones técnicas de la jurisdicción británica; en primer lugar, a la ley sobre
delincuentes juveniles y, en segundo término, a la aplicación de la ley sobre justicia penal
de 1855, que autoriza a los magistrados policiales a aplicar penas de corta duración con el
asentimiento de los presos. Las violaciones de la ley son, en general, consecuencia de
causas económicas que escapan al control del legislador pero, como lo demuestra la
aplicación de la ley sobre delincuentes juveniles, en cierto grado depende de la sociedad
oficial que determinadas violaciones de sus normas sean calificadas de delitos o
simplemente de transgresiones. Esta diferencia de nomenclatura, lejos de ser indiferente,
decide el destino de miles de hombres y determina el clima moral de la sociedad. La ley
puede no sólo castigar el delito sino también inventarlo.” (Marx artículo en el New York
Daily Tribune que escribió en 1959)

***

“¿Habría habido alguna vez cerrojos tan perfeccionados como los que existen actualmente
si no hubiera habido ladrones? ¿La fábrica de billetes de banco habría alcanzado su actual
grado de perfeccionamiento si no hubiese habido falsificadores? (…) El delito, por sus
medios siempre nuevos de atacar la propiedad, hace surgir continuamente nuevos
medios de defensa, y actúa así de una forma tan productiva sobre la invención de
máquinas como las huelgas.” (Marx; Grundrisse ; 1865)

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El delito como reflejo de la estructura económica


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“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo
circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias con que se encuentran
directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.” (Marz en el 18 Brumario
de Luís Bonaparte, 1852)

***

“Según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de la historia


es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real” (Marx-Engels; 1973:
379)

***

“Ya por el desarrollo histórico del poder de los tribunales y por las amargas quejas de los
señores feudales acerca de la evolución jurídica, podemos convencernos de cómo
coinciden las relaciones jurídicas con el desarrollo de estos poderes materiales, a
consecuencia de la división del trabajo. (...) Precisamente en la época situada entre la
dominación de la aristocracia y la de la burguesía, al entrar en conflicto los intereses de
las dos clases, cuando comenzó a obtener importancia el comercio entre las naciones
europeas y hasta las relaciones internacionales adquirieron, por tanto, un carácter
burgués, empezó a hacerse importante el poder de los tribunales, que llegó a su apogeo
bajo la dominación de la burguesía, en que esta división desarrollada del trabajo es
inexcusablemente necesaria. Lo que a propósito de ello se imaginen los siervos de la
división del trabajo, los jueces, y sobre todo, los profesores juris, es desde todo punto
indiferente.” (Marx y Engels; Ideología alemana; 1845: 382)

***

“Puesto que en esta guerra social el capital, la posesión directa o indirecta de los medios
de subsistencia y de producción, es el arma con la cual se lucha, resulta obvio que todas
las desventajas de semejante estado recaen en el pobre. Nadie se preocupa por él; lanzado
al confuso torbellino, debe abrirse paso lo mejor que pueda. Si tiene la dicha de conseguir
trabajo, es decir si la burguesía le dispensa la merced de enriquecerse por su intermedio,
lo aguarda un salario que apenas le alcanza para mantenerle el alma en el cuerpo; si no
obtiene trabajo, puede robar en caso de que no tema a la policía, o bien morirse de hambre,
y también en ese caso la policía velará para que lo haga de una manera silenciosa, que no
moleste a la burguesía” (Engels; La situación de la clase obrera en Inglaterra)

***

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“El lunes 15 de enero de 1844 fueron llevados ante el tribunal policial de Worship Street,
Londres, dos niños porque, impulsados por el hambre, habían robado en un comercio, un
garrón de vaca a medio cocer, que consumieron de inmediato. El juez policial se vio
inducido a perseguir investigando y los agentes de policía pronto le brindaron la siguiente
explicación. La madre de estos niños era viuda de un antiguo soldado y luego agente de
policía, y desde la muerte de su marido le habían ido muy mal las cosas a ella y a sus
nueve hijos. Vivía en el n°2 Pool’s Place, Quaker Street, Spitalfields, en la mayor miseria.
Cuando el agente de policía acudió al domicilio, la encontró literalmente apretujada con
seis de sus hijos en un pequeño cuarto interior, sin muebles, con excepción de dos viejas
sillas de junco desfondadas, una mesita con patas rotas, una taza rota y una sopera
pequeña. En el hogar apenas si había algún rescoldo, y en un rincón tantos harapos viejos
como pudiera recoger una mujer en su delantal, que servían de lecho a toda la familia. No
tenía por cobertor otra cosa que su mísera vestimenta. La pobre mujer le relató que el año
anterior había debido vender su cama para obtener alimentos, y en general había debido
venderlo todo con tal de conseguir pan.” (Engels; La situación de la clase obrera en Inglaterra)

***

“La no observancia del orden social se manifiesta con la mayor claridad en su expresión
extrema, en el delito. Cuando las causas que desmoralizan al obrero actúan en forma más
intensa y concentrada que lo habitual, ése se convierte en un delincuente (…). El
tratamiento brutal y brutalizante de la burguesía convierte al obrero precisamente en un
objeto tan carente de voluntad como el agua y está sometido, exactamente con la misma
necesidad, a las leyes de la naturaleza; llegando a cierto punto, en el cesa toda libertad.
Por ello, con la expansión del proletariado también ha aumentado la delincuencia.”
(Engels; La situación de la clase obrera en Inglaterra)

Sobre violencia y acumulación: La función de la violencia licenciada en la acumulación


originaria.

“La violencia es la comadrona de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva.
Es, por sí misma, una potencia económica.” (Marx; 1994 T.I: 639)

“Durante la génesis histórica de la producción capitalista, no ocurre aún así. La burguesía,


que va ascendiendo, pero que aún no ha triunfado del todo, necesita y emplea todavía el
poder del estado para “regular” los salarios, es decir, para sujetarlos dentro de los límites

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que convienen a los fabricantes de plusvalía, y para alargar la jornada de trabajo y
mantener al mismo obrero en el grado normal de subordinación. Es este un factor esencial
de la llamada acumulación originaria” (Marx; 1994 T.I: 627/8).

“Se llama ‘originaria’ porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de
producción” (Marx, 1994 T.I: 608).

“La llamada acumulación originaria no es, pues, más que un proceso histórico de
disociación entre el productor y los medios de producción.” (Marx; 1994 T.I: 608)

“…estos trabajadores recién emancipados sólo pueden convertirse en vendedores de sí


mismos, una vez que se ven despojados de todos sus medios de producción y de todas
las garantías de vida que las viejas instituciones feudales les aseguraban.” (Marx; 1994 T.I:
608)

“…grandes masas de hombres se ven despojadas repentina y violentamente de sus


medios de producción para ser lanzadas al mercado de trabajo como proletarios libres y
privados de todo medio de vida” (Marx; 1994 T.I: 609).

“La revolución agrícola del último tercio del siglo XV, que dura casi todo el siglo XVI,
enriquece al arrendatario con la misma celeridad con que empobrece al campesino. La
usurpación de los pastos comunales, etc., le permite aumentar casi sin gastos su
contingente de ganado, al paso que éste le suministra abono más abundante para cultivar
la tierra”. Además, “el alza incesante de los precios del trigo, de la lana, de la carne, en
una palabra de todos los productos agrícolas, vino a hinchar, sin intervención suya, el
patrimonio en dinero del arrendatario, mientras que la renta de la tierra, que él tenía que
abonar, se contraía a su antiguo valor en dinero. De este modo, se enriquecía a un tiempo
mismo a costa de los jornaleros y del propietario de la tierra (Marx; 1994 T.I: 632-3).

“Todos ellos se valen del poder del estado, de la fuerza concentrada y organizada de la
sociedad, para acelerar a pasos agigantados el proceso de transformación del régimen
feudal de producción en el régimen capitalista y acortar los intervalos” (Marx; 1994 T.I:
639).

Sobre ilegalismos y productividad: La redistribución de los ilegalismos populares y la


justificación de la violencia estatal.

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“La legislación los trataba como delincuentes ‘voluntarios’, como si dependiese de su
buena voluntad el continuar trabajando en las viejas condiciones, ya abolidas” (Marx;
1994: 625).

“Véase, pues, cómo después de ser violentamente expropiados y expulsados de sus tierras
y convertidos en vagabundos, se encajaba a los antiguos campesinos, mediante leyes
grotescamente terroristas, a fuerza de palos, de marcas de fuego y de tormentos, en la
disciplina que exigía el sistema del trabajo asalariado” (Marx; 1994 T.I: 627).

“No basta con que las condiciones de trabajo cristalicen por un lado como capital y por el
otro como hombres que no tienen nada que vender más que su fuerza de trabajo. No basta
tampoco obligar a éstos a venderse voluntariamente. En el transcurso de la producción
capitalista, se va formando una clase obrera que, a fuerza de educación, de tradición y de
costumbre, se somete a las exigencias de este régimen de producción como a las más
lógicas leyes naturales. La organización del proceso de producción ya desarrollado vence
todas las resistencias; la producción constante de una superpoblación relativa mantiene
la ley de la oferta y la demanda de trabajo a tono con las necesidades de explotación del
capital, y la presión sorda de las condiciones económicas sella el poder de mando del
capitalista sobre el obrero. Es cierto que todavía se emplea, de vez en cuando, la violencia
directa, extraeconómica; pero sólo en casos excepcionales. (…) Durante la génesis
histórica de la producción capitalista [en la etapa precapitalista de la acumulación
originaria], no ocurre aun así. La burguesía que va ascendiendo, pero que aún no ha
triunfado del todo, necesita y emplea todavía el poder del Estado para ‘regular’ los
salarios, es decir, para sujetarlos dentro de los límites que convierten a los fabricantes de
plusvalía, y para alargar la jornada de trabajo y mantener al obrero en el grado normal de
subordinación. Es este un factor esencial de la llamada acumulación originaria” (Marx;
1994 T.I: 627/8).

“A este propósito, en cuanto a ‘eliminar de raíz la holgazanería, la corrupción y el


sinsentido romántico de la libertad’, y ‘para aliviar la situación de los pobres, fomentar el
espíritu industrial, y reducir el precio de trabajo en la industria’, nuestro fiel capitalista
Eckart propone el probado sistema de encerrar en una ‘casa de trabajo ideal’ a los
trabajadores que se vuelven dependientes de la beneficencia pública, es decir, a los
necesitados. Esta casa deberá organizarse como una ‘casa de terror’. En esta ‘casa de
terror’ o ‘casa de trabajo ideal’, los hombres deberán trabajar ‘catorce horas al día, aunque
descontando el tiempo necesario para las comidas, de tal modo que quedan libres doce
horas de trabajo’. ¡Doce horas diarias de trabajo, en la ‘casa de trabajo ideal’, en la casa de
terror de 1770! Setenta y tres años más tarde, en 1833, cuando el parlamento inglés, en
cuatro ramas fabriles, rebajó a doce horas completas de trabajo la jornada de trabajo para
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los niños de 13 a 18 años, ¡parecía haber llegado la hora final de la industria inglesa! (…)
Aquella ‘casa de terror’ para los necesitados con que todavía soñaba en 1770 el capital, se
alzó pocos años después como un gigante: se llamó la fábrica. Y esta vez, el ideal palidecía
ante la necesidad” (Marx; 1994 T.I: 217/8).

Sobre la criminalización capitalista: invisibilizar y controlar

“La clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad, es al mismo tiempo, su
poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios de producción
material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios de producción espiritual.”
(Marx-Engels; 1845: 48/9)

“El Estado anula las diferencias de nacimiento, de estado social, de cultura y de ocupación
al declarar el nacimiento, el estado social, la cultura y la ocupación como diferencias no
políticas, al proclamar a todo miembro del pueblo, sin atender a estas diferencias, como
copartícipe por igual de la soberanía popular, al tratar a todos los elementos de la vida
real del pueblo desde el punto de vista del Estado. No obstante, el Estado deja que la
propiedad, la cultura y la ocupación actúen a su modo, es decir, como propiedad privada,
como cultura, y como ocupación, y hagan valer su naturaleza especial. Muy lejos de con
estas diferencias de hecho, el Estado solo existe sobre estas premisas.” (Marx; Sobre la
cuestión judía; 1844)

“…en el Estado, donde el hombre es considerado como un ser genérico, es el miembro


imaginario de una imaginaria soberanía, se halla despojado de su vida individual real y
dotado de una generalidad irreal.” (Marx; Sobre la cuestión judía; 1844)

“Hegel eleva [al criminal] al rango de individuo libre y autodeterminado. Considerando


con más atención el problema, se descubre que el idealismo alemán, en éste, como en
muchos otros casos, ha sancionado como trascendentes las normas de la sociedad actual.
No es una ilusión sustituir al individuo con sus motivaciones reales y las múltiples
circunstancias sociales que le oprimen, por la abstracción de la ‘libre voluntad’ –una entre
las muchas cualidades del hombre. Esta teoría que considera el castigo como reflejo de la
libre voluntad del criminal es únicamente la expresión metafísica del antiguo íus talionis,
‘ojo por ojo, diente por diente, sangre por sangre’.” (Marx en un artículo en 1853 para el
New York Daily Tribune)

“La idea de la pena, que Rudolph aplica en el acto de cegar al maitre d’ecole, este
aislamiento del hombre en su alma y con respecto al mundo exterior, el entronque de la

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pena jurídica con el tormento teológico, encuentra su realización más decidida en el
‘sistema celular’.” (Marx; La sagrada familia; 1844)

“Lo que en la criminalística profana molesta a Rudolph, el hombre de la Crítica pura, es


el tránsito demasiado rápido del tribunal al cadalso. Él, por el contrario, quiere combinar
la ‘venganza’ sobre el criminal con la penitencia y la conciencia del pecado experimentado
por el criminal, el castigo físico con el castigo espiritual, el tormento de los sentidos con el
tormento carente de sentido, del arrepentimiento. La pena profana debe ser, al mismo
tiempo, un medio educativo inspirado en la moral cristiana. Esta teoría de la pena, que
combina la jurisprudencia con la teología, este ‘secreto revelado del misterio’, no es ninguna
otra cosa que la teoría penal de la Iglesia Católica, tal como lo ha expuesta detalladamente
Bentham, ya, en su Teoría de las penas y las recompensas. (…) Que Rudolph recurra al
cegamiento hace el máximo honor al instinto religioso. Es la pena que estaba en el orden
del día en el cristianísimo imperio de Bizancio y que floreció en el vigoroso período juvenil
de los reinos cristiano-germánicos de Inglaterra y Francia. La separación entre el hombre
y el mundo exterior de los sentidos, el arrojarlo atrás, a su fuero íntimo abstracto, a su
interior, con la finalidad de que se corrija –el cegamiento- es una consecuencia necesaria
de la doctrina cristiana, conforme a la cual la ejecución consumada de esa separación, el
aislamiento puro del hombre, su reducción a su ‘yo’ espiritualista, es el bien mismo.”
(Marx; La sagrada familia; 1844)

“...el delincuente debe elevarse, en la pena, a un plano de ‘juez’ de su ‘propio’ delito’, debe
ser persuadido de que ‘una violencia externa, impuesta por otros, es una violencia que él
se impone a sí mismo… En contraste con esta crueldad cristiana, ¡cuán humana resulta la
teoría penal al uso, que consiste sencillamente en cortar la cabeza a una persona, cuando
quiere acabar con ella!” (Marx; La sagrada familia; 1844)

“En la historia real, los teóricos que consideraban el poder como el fundamento del
derecho se hallaban en oposición directa frente a los que veían la base del derecho en la
voluntad –contraposición que San Sancho [Max Stirner] podía presentar también como la
que mediaba entre el realismo (el Niño, el Antiguo, el Negro, etc.) y el idealismo (el
Adolescente, el Moderno, el Mongol, etc.)- Si se ve en el poder el fundamento del derecho,
como hacen Hobbes, etc., tendremos que el derecho, la ley, etc., son solamente el signo, la
manifestación de otras relaciones, sobre la que descansa el poder del Estado. La vida
material de los individuos, que en modo alguno depende de su simple ‘voluntad’, su
modo de producción y la forma de intercambio, que se condicionan mutuamente,
constituyen la base real del Estado y se mantienen como tales en todas las fases en que
siguen siendo necesarias la división del trabajo y la propiedad privada, con absoluta
independencia de la voluntad de los individuos. Y estas relaciones reales, lejos de ser
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creadas por el poder del Estado, son, por el contrario, el poder creador de él.
Independientemente de que su poder deba constituirse como Estado, los individuos que
dominan bajo estas relaciones tienen que dar necesariamente a su voluntad,
condicionadas por dichas determinadas relaciones, una expresión general como voluntad
del Estado, como Ley –expresión cuyo contenido viene dando siempre por las relaciones
de esta clase, como con la mayor claridad demuestran el derecho privado y el derecho
penal-. Así como no depende de su voluntad idealista o de su capricho el que sus cuerpos
sean pesados, no depende tampoco de ellos el que hagan valer su propia voluntad en
forma de ley, colocándola al mismo tiempo por encima del capricho personal de cada uno
de ellos.

“La idea de que los individuos, libres y deliberadamente, celebran contratos con el Estado
y que estos contratos constituyen el derecho no tiene en cuenta las bases materiales del
poder. Cuando las condiciones materiales se expresan como relaciones de desigualdad y
explotación, como sucede en el capitalismo, la idea de que la ley guarda algo más que una
relación muy indirecta con la voluntad es utópica. Existe sólo ‘en la imaginación del
ideólogo’. Y así como el derecho es la creación de las condiciones materiales y no de la
voluntad individual, así el delito, es decir, la lucha del individuo aislado contra las
condiciones dominantes [tampoco] brota del libre arbitrio. Responde, por el contrario, a
idénticas condiciones que aquella dominación.” (Marx y Engels; La ideología Alemana;
1845)

Sobre el lumpenproletariado

“…ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad”.
(Marx y Engels, 1848: 49)

“Una masa informe, difusa y errante”. (Marx, 1852: 267)

“…esa hez, desecho y escoria de todas las clases”. (Marx, 1852: 267)

"El lumpenproletariat en sus formas más o menos desarrolladas es un fenómeno común


a todas las etapas de la civilización". (Engels, 1870: 35)

“[el lumpenproletariado] puede a veces ser arrastrado al movimiento obrero por una
revolución proletaria: sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida están más
dispuestos a venderse a la reacción para servir a sus maniobras”. (Marx y Engels,
Manifiesto comunista; 1848)

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“El gobierno provisional formó con este fin veinticuatro batallones de Guardias Móviles,
de mil hombres cada uno, integrados por jóvenes de quince a veinte años. Pertenecían en
su mayor parte al lumpenproletariado, que en todas las grandes ciudades forma una masa
bien deslindada del proletariado industrial. Esta capa es un centro de reclutamiento para
rateros y delincuentes de todas clases, que viven de los despojos de la sociedad, gentes
sin profesión fija, vagabundos, gens sans et sans aveu, que difieren según el grado de
cultura de la nación a que pertenecen, pero que nunca reniegan de su carácter de
lazzaroni; en edad juvenil, en que el gobierno provisional los reclutaba, eran moldeables,
capaces tanto de las hazañas más heroicas y los sacrificios más exaltantes como del
bandidaje más vil y la más sucia venalidad.” (Marx, 18 Brumario de Luís Bonaparte; 1852)

“El lumpemproletariado, esta escoria integrada por los elementos desclasados de todas
las capas sociales y concentrada principalmente en las grandes ciudades, es el peor de los
aliados posibles. Ese desecho es absolutamente venal y de lo más molesto”. (Engels; 1870)

“Cuando los obreros franceses escribían en los muros de las casas durante cada una de
las revoluciones: Mort aux voleurs! ¡Fusilad a los ladrones!, y en efecto fusilaban a más de
uno, no lo hacían en un arrebato de entusiasmo por la propiedad, sino plenamente
conscientes de que ante todo era preciso desembarazarse de esta banda. Todo líder obrero
que utiliza a elementos del lumpemproletariado para su guardia personal y que se apoya
en ellos, demuestra con este sólo hecho que es un traidor al movimiento. (Engels, 1870:13)

“Cuando los obreros comunistas se asocian, su finalidad es inicialmente la doctrina, la


propaganda, etc. Pero al mismo tiempo adquieren con ello una nueva necesidad, la
necesidad de la sociedad, y lo que parecía medio se ha convertido en fin. Se puede
contemplar este movimiento práctico en sus más brillantes resultados cuando se ven
reunidos a los obreros socialistas franceses. No necesitan ya medios de unión o pretextos
de reunión como el fumar, el beber, el comer, etc. La sociedad, la asociación, la charla, que
a su vez tienen la sociedad como fin, les basta. Entre ellos la fraternidad de los hombres
no es una frase, sino una verdad, y la nobleza del hombre en los rostros endurecidos por
el trabajo”. (Marx, Manuscritos económicos; 1844)

 ENGELS, Friedrich (1870); Las guerras campesinas en Alemania. Santiago de Chile,


Editora Quimantu, 1972.

 ENGELS, Friedrich; La situación de la clase obrera en Inglaterra. Buenos Aires,


Diáspora, 1974.

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 MARX y ENGELS; Correspondencia. Editorial Cartago, Buenos Aires, 1973.
 MARX, Karl (1844a); La sagrada familia o la crítica de la crítica critica. Crítica,
Barcelona, 1978.
 MARX, Karl (1844b); "Tercer manuscrito" en Manuscritos: economía y filosofía.
Madrid, Alianza, 1997.
 MARX, Karl (1844c); Sobre la cuestión judía. Ediciones Quinto Sol, México, s/f.
 MARX, Karl (1852); 18 Brumario de Luís Bonaparte. Madrid, Austral, 1992.
 MARX, Karl (1857); Introducción General a la Crítica de la Economía Política. Siglo XXI,
México, 1991.
 MARX, Karl (1867); El Capital. Crítica de la economía política (tomo 1). Fondo de
Cultura Económica, México, 1994.
 MARX, Karl y ENGELS (1845), Frederich; La ideología alemana. La Habana, Editorial
Pueblo y Educación, 1966.
 MARX, Karl y ENGELS, Frederich (1848); Manifiesto del Partido Comunista.
Barcelona, Crítica, 1998.
 Marx, Karl; Elogio del crimen. Ediciones sequitur, Madrdi, 2010.

 MARX, Karl; Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía, vol. 3. Fondo de Cultura


Económica, México, 1945.
 MARX, Karl; La guerra civil en Francia. Moscú, Editorial Progreso, 1980.
 MARX, Karl; Las luchas de clases en Francia de 1846 a 1850. Madrid, Espasa-Calpe,
1992, a.

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