Economía
Economía
Economía
La economía es, en esencia, una ciencia social. Esta disciplina se encarga de estudiar la forma de
satisfacer unas necesidades que son ilimitadas, administrando unos recursos que son muy escasos y
de uso alternativo. Pero, pese a ello, en demasiadas ocasiones, la economía ha sido denostada por
muchos otros científicos, así como incomprendida por la ciudadanía. Por esta razón, conviene
preguntarse, ¿para qué sirve la economía?
Así pues, la palabra «economía» proviene del griego. En concreto, de la unión de dos palabras:
«casa» y «administración«. Por tanto, y en primer lugar, esta definición parece expresar algo que
forma parte de su esencia, administrar el hogar. Pero, de la misma forma, cabe destacar que esta
afirmación no solo se refiere al hogar físico, a través de la contabilidad doméstica. Pues, en la
práctica, también hace referencia a las ciudades, los distritos urbanos, las distintas regiones, los
distintos países, así como, en definitiva, el planeta. Por eso es importante la economía, pues, sin
ella, ese planeta en funcionamiento que esta se encarga de administrar, como bien dice la definición,
se pararía completamente.
Además, conviene resaltar que esta ciencia bebe de la filosofía del pensamiento, por lo que, en tanto
en cuanto evoluciona la sociedad y el pensamiento de esta, la economía se desarrolla.
Fréderic Bastiat, por ejemplo, fue un economista y filósofo francés que escribió sobre la llamada
«falacia de la ventana rota». Adam Smith, otro gran economista, mostró cómo en el mercado actúa
una «mano invisible» que regula el mercado. Karl Marx, el gran enemigo ideológico de Smith, creía
que ese sistema capitalista que perseguía Smith no era ni el definitivo ni el mejor, pues provoca
cierta explotación, por lo que describió, y propuso, los sistemas comunistas. Y, por último, otros
grandes economistas, como el destacado John M. Keynes, defendieron las bondades del
intervencionismo en esta maravillosa ciencia.
Y es que, pese a que hablamos de una ciencia que presenta teorías que pueden no ser discutibles,
ese elevado componente social que presenta esta ciencia, y en la que el individuo se sitúa en el
centro; esos intereses opuestos que, en muchas ocasiones, presentan los individuos que conviven en
una determinada sociedad; y, por último, esas necesidades ilimitadas, que deben satisfacerse con
recursos escasos, nos llevan a decidir sobre el uso de esos recursos, asumiendo ese coste de
oportunidad que, para muchos, tiene esa decisión. Razón por la que discuten estos economistas, así
como muchos otros, que citábamos en el párrafo anterior.
Pero, ¿para qué sirve la economía?
Hace ya unos cuantos años, el economista Milton Friedman trabajó y generó un ensayo bajo el
título «Historia del lápiz». En él, Friedman puso de manifiesto que millones de personas, en todo el
mundo, se coordinaban a través del mercado para crear un lápiz. Desde los que fabricaban el grafito
o la madera en Estados Unidos, hasta los que lo ensamblaban en la India. Todos ellos utilizan la
economía y, sin ella, el lápiz, como lo conocemos hoy, no habría sido posible.
Por esta razón, hay que decir que la economía está presente en casi todo lo que hacemos. Hasta el
ocio, en la gran mayoría de ocasiones, es ofrecido por empresas que obtienen un rendimiento por
sus servicios. Pero es que hasta la sanidad, la educación, la policía, el ejército o las carreteras, los
puentes, los trenes o aviones son una actividad económica y, sin la economía, nada de todo lo
mencionado sería posible. Por tanto, a la pregunta de partida debemos decir que la respuesta es que
la economía sirve para mucho.
Por tanto, podríamos decir que gracias esta ciencia social, tan denostada por muchos, hemos podido
desarrollarnos. Pues la economía, en resumen, ha creado las condiciones para mejorar la calidad de
vida. Hoy, muchos pueden acceder a un trabajo digno y pagado de forma suficiente, en parte gracias
a ella. Y es que, aunque queda mucho camino por recorrer, los avances en esta, nuestra amada
ciencia, nos permiten recorrerlo de una forma más rápida y sencilla.
Como decíamos al inicio, la economía está presente en muchos aspectos de nuestra vida. Desde que
somos pequeños y vamos al colegio debemos tomar decisiones en lo que se refiere a la
administración de capital, bienes y servicios. El simple hecho de intercambiar un cromo por otro
con un compañero, administrar la paga semanal que nos dan nuestros padres, o la necesidad de
elegir los regalos de esta Navidad, para lo que nuestros padres nos asignaron un capital
determinado, y que tenemos que asignar a un determinado juguete entre numerosas páginas repletas
de alternativas. En todo esto que comentamos, la economía se encuentra muy presente desde el
inicio de nuestras vidas.
Cuando vamos al supermercado a comprar porque nuestros padres nos lo solicitan, es conveniente
resaltar el uso de las finanzas en este contexto. Cuando intercambiamos ese cromo por otro, en
cierta forma, estamos gestionando nuestro patrimonio, a la vez que ponemos en marcha la gestión
de inventarios –siendo el cromo que se intercambia el duplicado en nuestra colección– y la práctica
comercial. A la hora de conocer a un chico o una chica, queremos que nuestro profesor nos suba esa
nota del examen, o queremos convencer a nuestros padres para que nos dejen irnos a casa de un
amigo a dormir, estamos desarrollando las habilidades comerciales, a la vez que utilizamos el
marketing para exponer la visión convincente a aquellas personas de las que, por nuestra edad,
dependemos.
Como hemos podido observar, la economía está presente a lo largo de nuestra vida, en muchas
decisiones que debemos tomar. Desde que compramos una casa hasta el pago de impuestos por ser
ciudadano de un determinado país, la economía está presente en todas estas acciones, teniendo que
conocerla para tomar la decisión correcta, y en un contexto en el que esta sea la decisión óptima.
Por esta razón, algunos economistas muy destacados como Mises, Hayek o Keynes, entre otros,
fueron grandes divulgadores de la ciencia económica. Todos ellos creían firmemente que era
necesaria, así como imprescindible. Muchos, incluso, opinaban que todos deberíamos conocer
aspectos básicos de la misma, como se conocen de las matemáticas o la lengua. Solo así seríamos
ciudadanos libres, capaces de discernir entre lo que nos dicen y la realidad. Pues, ¿cómo vamos a
tomar la decisión correcta si no tenemos las herramientas? ¿Irías a remar sin remos?
Así pues, los ciudadanos debemos saber que los impuestos que pagamos, pagan, entre otras cosas,
la sanidad, vivienda o la educación, por ejemplo. Pues los ciudadanos no realizan un pago de forma
directa, pero no por ello son servicios gratuitos. De la misma forma que exigir calidad en los
productos que compramos promueve la eficiencia y la excelencia. Todo ello, así como que el banco
puede cobrarnos un interés por prestarnos ese dinero para adquirir una casa, pero no cualquier
interés, son aspectos relacionados con la economía que, de conocerlos, nos permiten realizar una
mejor gestión de nuestros recursos.
En definitiva, todo lo expuesto anteriormente es una clara muestra de la utilidad de esta ciencia. Por
tanto, creemos que es conveniente que, la ciencia económica se difunda y se comparta entre todos
los ciudadanos. Pues solo a través de esta educación económica, como decía Nelson Mandela,
podemos cambiar realmente el mundo.
¿Una ciencia compleja? Una ciencia completa
Asimismo, en último lugar, debemos saber que la economía no es solo el mercado de valores o el
sistema monetario. La economía no es solo un elenco de gráficas y datos extraídos de diarios
especializados. La economía, como tantas otras ciencias, se nutre de otras ciencias, coordinándolas
todas en una. Es por eso que hablamos de una ciencia tan compleja, pero a la vez tan completa.
Así pues, la economía analiza al ser humano y se sirve de la psicología o la sociología para
complementar el estudio. El marketing, por ejemplo, estudia cómo reacciona el consumidor ante un
producto o servicio. Pero también la ingeniería es importante. Por ejemplo, las teorías de la
producción o los métodos matemáticos, como el simplex, se basan en ella. En definitiva, hablamos
de que la economía no es una única cosa, sino que se compone de muchas cosas, a la vez que
hablamos de que todas son útiles para un determinado fin, complementándose todas entre sí.