Ling General - Tema 8 - PragmaÌ Tica

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LINGÜÍSTICA

Grado en Filología Hispánica (Prof. Adolfo Sánchez Cuadrado)



TEMA 8
PRAGMÁTICA

1. Introducción.- 2. Significado contextual.- 3. El significado intencional.- 4. Teoría de los actos de
habla.- 5. Lo dicho y lo implicado (I): El modelo de Grice.- 6. Lo dicho y lo implicado (II): La teoría de
la relevancia.- 7. La cortesía lingüística.

1. INTRODUCCIÓN

Usamos el lenguaje todos los días; lo usamos descuidadamente,
dificultosamente, placenteramente, artísticamente. Tenemos conciencia de usarlo
con mayor o menor corrección o efectividad, pero rara vez nos paramos a pensar en
el mecanismo oculto que hace funcionar la comunicación, es decir, en los principios
que guían el empleo del lenguaje en nuestros diálogos con los demás.
Las palabras significan por sí mismas, y, sin embargo, la comunicación exige
mucho más que intercambiar significados preestablecidos. Piénsese en la diferencia
entre preguntar ¿Qué quiere decir esa palabra? y ¿Qué quieres decir con esa palabra?
En el primer caso estamos pidiendo una información sobre el lenguaje, que se
encuentra, por ejemplo, en el diccionario. En el segundo caso, estamos planteando
un problema de interpretación que tiene que ver con la intención del hablante al usar
cierta palabra: estamos preguntando por el significado que debemos interpretar en
ese contexto.
La Pragmática lingüística estudia esa segunda dimensión del significado,
analizando el lenguaje en uso, o, más específicamente, los procesos por medio de los
cuales los seres humanos producimos e interpretamos significados cuando usamos el
lenguaje.
El estudio del uso del lenguaje no es nada nuevo (lleva existiendo,
probablemente, más de dos milenios), pero la Pragmática es el primer intento de
hacer, dentro de la Lingüística, una teoría del significado de las palabras en su
relación con hablantes y contextos. El programa de la Pragmática es muy sugerente:
se trata de explicar, entre otras cosas, en qué consiste la interpretación de un
enunciado, cuál es la función del contexto, que relación hay entre el significado literal
y el significado comunicativo, por qué hablamos con figuras retóricas, cómo afecta la
función comunicativa a la gramática de las lenguas.
Para estudiar estos fenómenos es preciso volverse hacia el usuario y observar
sistemáticamente qué hace con el lenguaje. Somos nosotros los que nos
comunicamos, no nuestros mensajes, y por eso puede decirse que la Pragmática trata
de nosotros, los hablantes.
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

Así las cosas, la Pragmática se ocupa de estudiar el significado lingüístico, pero no


el significado de las palabras y de las oraciones aisladas del contexto (de lo que se
ocupan la Semántica y la Sintaxis), sino el significado de las palabras, oraciones (o
fragmentos de oraciones) usadas en actos de comunicación. El significado del
lenguaje usado se suele llamar significado del hablante (o sentido), y se caracteriza
por ser intencional y depender de las circunstancias en que se produce el acto de la
palabra.
Las palabras que usamos constituyen casi siempre un esbozo, un dibujo
aproximado, una pista, una guía imprecisa y cambiante según la ocasión, guía que
tiene la virtud, sin embargo, de suscitar ciertas imágenes mentales en nuestros
interlocutores. Si esas imágenes coinciden aproximadamente con las que queríamos
provocar, consideramos que nos hemos comunicado. El proceso es muy complicado y
cuanto más se lo analiza más se admira uno o una de que la comunicación se realice
con tanta frecuencia y fortuna. Un ejemplo: si al volver a casa después de unos días
de vacaciones encontramos un mensaje en el contestador que dice algo como Soy
Juana, y quería decirte que el martes salgo para Roma, entendemos, entre otras
cosas no dichas, que Juana no hablaba desde Roma, que el día que llamó era
cualquiera menos el lunes anterior a su salida (porque en ese caso hubiera dicho
“mañana” o “mañana martes”), y también entendemos, o deberíamos entender,
entre otras cosas posibles, quién es Juana y para qué nos da esa información. La
Pragmática estudia los principios regulares que guían los procesos de interpretación
lingüística. Al estudiar esos principios, la Pragmática estudia también la naturaleza
del lenguaje en tanto que instrumento de comunicación.
La noción de significado del hablante se opone a la de significado
convencional, a veces llamado literal, que es el que las expresiones poseen por
convención, el que comparte toda la comunidad de hablantes y suele estar registrado
en gramáticas y diccionarios. Este nivel de significado es estudiado por la Semántica.
Problemas como la ambigüedad y la polisemia de ciertas expresiones corresponden
al campo de estudio de la Semántica. En un sentido más estricto, la Semántica
estudia la correspondencia entre las oraciones y el mundo, es decir, las condiciones
veritativas que deben cumplirse para que una oración sea verdadera o falsa. Pero al
usarse el lenguaje se producen significados que desbordan el valor veritativo de las
oraciones; estos significados residuales, no preestablecidos, deben ser tratados por la
Pragmática, que muchos lingüistas ven como un complemento de la Semántica y por
tanto como parte de la Lingüística.
El proceso de entender literalmente una expresión lingüística es bastante
complicado, sobre todo cuando el mensaje, aunque sea explícito, es difícil de
descifrar por su tema, por su vocabulario, y a veces porque no conocemos
suficientemente al emisor o las circunstancias en que fue emitido. En otros casos, el
significado convencional de las palabras no es suficiente.
Así, algunas expresiones como, por ejemplo, yo, este, allá, mañana, solo
significan cuando son puestas en un contexto. Si alguien golpea la puerta y dice Abre,
soy yo, debo reconocer la voz para decidir a quién le abriré o no la puerta, ya que la
palabra yo no remite a ninguna persona específica, sino que meramente señala al
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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

que habla. Yo y otras expresiones similares dejan de referirse al mundo cuando se las
saca de contexto: sin un punto de origen (un hablante en su lugar y tiempo, dotado
de intención comunicativa) resultan, en cierto modo, vacías.
Otras expresiones tienen pleno significado, pero este varía según quién las use,
cuándo, y con qué intención. Cuando decimos no, a veces queremos decir quizá, e
incluso sí, y decirle que sí a un niño no es lo mismo que decirle que sí a un juez. La
referencia al mundo de ciertas palabras puede también cambiar. Tibio no significa lo
mismo en El biberón está tibio y en La cerveza está tibia: en cada caso la palabra tibio
se refiere a una temperatura diferente e implica una serie de cosas diferentes (entre
estas, por ejemplo, que el bebé ya puede tomar el biberón, y que es imposible beber
la cerveza).
La expresión el libro de Rosa no es fácil de descodificar, ya que la relación entre
“el libro” y “Rosa” (si Rosa es la autora o es la dueña del libro) depende de principios
pragmáticos. Para seleccionar la interpretación correcta de una expresión como esta
el oyente debe partir del supuesto de que el hablante está diciendo algo pertinente y
comprensible, es decir, debe partir de principios pragmáticos para establecer el
significado de la expresión.
Una vez que se llega a entender debidamente lo que alguien ha dicho
literalmente (lo explícito), falta todavía un gran paso para completar la interpretación
de un enunciado. Y es que el sentido que el hablante quiere comunicar tiene, además
de una parte explícita, otra implícita: lo que no se dice pero también se comunica. Por
significado del hablante debemos entender el significado completo, el sentido, de un
enunciado, constituido por lo que el hablante quiere comunicar explícita e
implícitamente. La interpretación de este contenido es el resultado de una operación
de descodificación (descodificamos los signos lingüísticos usados) y de la derivación
de inferencias: inferimos lo que se nos quiere decir, que no suele estar totalmente
explícito.

2. SIGNIFICADO CONTEXTUAL
2.1 Oración y enunciado

El significado del hablante es el que este expresa a través de sus enunciados. El


enunciado es una unidad comunicativa que equivale a la intervención o contribución
de un hablante en una conversación, y que puede consistir en una oración completa
o en un fragmento de oración. Los enunciados se pueden definir así: unidades
lingüísticas (habladas o escritas) que están inherentemente contextualizadas. Aunque
no siempre tengan forma de oración, suele decirse, para simplificar, que los
enunciados son oraciones puestas en uso, es decir, puestas en contexto.1

1
Los ejemplos que suelen analizarse en Pragmática son casi siempre representaciones de enunciados,
no verdaderos enunciados, ya que carecen de contexto; para interpretarlos debemos imaginar algún
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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

Las oraciones tienen significados convencionales (son objeto de la Gramática2).


Véase la siguiente oración:

(1) El niño está enfermo.



Esta oración está compuesta por una serie de elementos gramaticales y léxicos
(el, niño, etc.), y estos elementos se han combinado según las reglas de la Gramática
(como las de concordancia sujeto-verbo, las del orden de palabras, etc.). Así, en (1)
tenemos una oración bien formada porque respeta las reglas gramaticales del
español. Si ello no fuera así, diríamos que tal oración es agramatical. Es lo que ocurre
en esta versión de (1):

(1’) * Niño el está enfermo.



Tanto los significados de los elementos gramaticales y léxicos como el conjunto
de reglas para combinarlos son convencionales, es decir, no naturales, lo que significa
que no obedecen a leyes físicas ni a principios de Lógica, sino que son arbitrarios y se
han ido consolidando a lo largo de la práctica del lenguaje en una comunidad.
“Convencional” significa “acordado”, “preestablecido”. Por supuesto muchas de esas
convenciones están motivadas precisamente por las necesidades comunicativas de
los hablantes, y esa motivación se percibe mejor en los procesos de los cambios
lingüísticos. Pero una vez que el cambio se ha impuesto, la nueva forma o
construcción pasa a formar parte de un sistema de regularidades, y estas son
convencionales.
La Gramática, ampliamente entendida, es la disciplina lingüística que estudia las
estructuras convencionales de sonidos, combinaciones de morfemas y significados.
La Pragmática, a su vez, estudia la porción de significado que no es convencional o
gramatical, es decir, que no está codificado por reglas. Esta distinción es válida, pero
como veremos en seguida, no es tan nítida como uno o una quisiera.
Volvamos a la oración (1). Para la Semántica, que estudia el significado
lingüístico, este consiste en la relación entre las expresiones y el mundo, o, más
exactamente, en las condiciones veritativas de la oración: las que deben aplicarse
para que una expresión describa una situación de manera verdadera. Así, para
explicar el significado de (1), hay que verificar la relación entre la situación descrita y
el mundo: el contenido de la oración, llamado “proposición”, es verdadero si el niño
real aludido por la expresión el niño está enfermo.
Un hecho curioso y sin duda digno de estudio (por eso lo estamos estudiando) es
que los hablantes no usan la oración (1) exclusivamente para decir que cierto niño
está enfermo, que es lo que la oración significa semánticamente. La oración (1),
como parte de un diálogo, es decir, convertida en enunciado, puede tener otros
contenidos. Si una madre, por ejemplo, usa esa oración cuando la invita una amiga
suya a salir de compras, su enunciado puede implicar, entre otras cosas, que no

2
Entendemos la Gramática en sentido amplio: se incluyen en ella la Fonología, la Morfología, la
Sintaxis y la Semántica.
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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

puede salir esa tarde. Las oraciones, unas vez puestas en uso, se llenan de
significados nuevos, incluso de algunos que contradicen los significados semánticos.
La Semántica explica cómo se relacionan las formas lingüísticas con los objetos del
mundo que esas formas representan, y no se pregunta para qué le sirve a un
hablante emitir esas formas en un contexto comunicativo: eso es tarea de la
Pragmática.

2.2 La codificación del contexto

No siempre son nítidas, como se ha dicho, las diferencias entre el significado


semántico y el pragmático. Obsérvese, por ejemplo, la siguiente oración:

(2) Un librito así les interesará.



Tenemos aquí una oración bien formada, de acuerdo con las reglas de la
gramática española. No es fácil, sin embargo, establecer el significado o
representación semántica de (2), porque algunas de las palabras de la oración no
significan nada o significan muy poco fuera de contexto. Esas palabras son así y les.
¿Qué quiere decir así? ¿Qué quiere decir les? Por supuesto, todos los hablantes de
español reconocemos esas formas; las podemos encontrar, incluso, en el diccionario,
pero el diccionario no nos va a ayudar a entender la oración (2), porque tenemos que
saber algo más: necesitamos datos del contexto.
Las lenguas humanas poseen elementos gramaticales que codifican algunos
aspectos del contexto. Entre esos elementos se encuentran los deícticos. El
funcionamiento de los deícticos no se puede estudiar sin acudir a la noción de
contexto, porque los deícticos establecen conexiones entre lo que se dice y ciertas
entidades del contexto. Les, en el ejemplo (2), se refiere a ciertas personas presentes
en el contexto comunicativo. Para asignar referencia a les tenemos que saber quiénes
son esas personas. Lo mismo pasa con el adverbio así: no tiene significado pleno si no
se lo asocia a un contexto. Son deícticos los pronombres personales, que identifican a
los participantes en el acto comunicativo; también lo son expresiones como aquí, allí,
ahora, ayer y los tiempos verbales, que relacionan la acción del verbo con un tiempo
medido desde el presente del hablante. El futuro interesará solo puede entenderse a
partir del presente del hablante que produjo el enunciado: el presente del hablante
(y por lo tanto el hablante) forman parte del significado temporal de los verbos.
De modo que para interpretar semánticamente (2), que contiene deícticos,
debemos insertar la oración en un contexto. Lo mismo pasa con (3) y (4):

(3) Yo peso 70 kilos.


(4) No, este no, prefiero aquel.

Si no sabemos a quién remite yo en (3), mal podremos comprender el significado
de la oración y, por tanto, hacer algún juicio sobre su valor de verdad. Igualmente

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

vacíos de significado, fuera de contexto, resultan las formas este, aquel y el morfema
de primera persona en (4).
Los deícticos están en el límite entre la Semántica y la Pragmática. ¿Hasta dónde
llega la Semántica, y dónde empieza la Pragmática? Para muchos lingüistas, la
Pragmática empieza con los deícticos y otros elementos similares, que forman parte
de la gramática de una lengua, pero no son independientes del contexto. A partir del
momento en que, para asignar significado a las expresiones lingüísticas, debemos
recurrir al contexto, estamos haciendo Pragmática.
El problema entre la Semántica y la Pragmática es un problema de límites, que
podría plantearse así: ¿dónde empiezan los significados contextuales? Las
expresiones referenciales como el niño, por ejemplo, en la oración (1), ¿no remiten
también a un contexto que hay que conocer para asignar a la oración valor de
verdad? ¿Dónde termina la Semántica? ¿Hasta dónde llega el contexto?

2.3 Qué hacer con el exceso

Se dijo arriba que muchos lingüistas creen que la Pragmática comienza en los
deícticos y otras expresiones similares cuyo significado depende del contexto. Es más:
muchos de esos lingüistas creen que la Pragmática empieza y termina en esas
expresiones. Su argumento es más o menos así: si se quiere considerar a la
Pragmática una de las subdisciplinas de la Lingüística, debe asignársele un objeto
lingüístico. Digamos que ese objeto es la porción sobrante de significado, lo que no
puede ser analizado por el criterio del valor de verdad. Esa sobra, ese exceso, está
parcialmente incorporado a la Gramática en los diferentes subsistemas deícticos
(pronombres, adverbios, tiempos verbales) y en fenómenos convencionales, o
parcialmente convencionales. Lo que no está en la Gramática no es lingüístico, y por
lo tanto no puede ser objeto de una ciencia lingüística.
Esta postura es válida, pero deja fuera de la Lingüística muchos fenómenos que,
sin embargo, tienen que ver con el lenguaje, con su estructura y su significado. El
siguiente enunciado, producido durante una comida, tiene un significado pragmático
que no está relacionado directamente con su significado semántico:

(5) Estas sopas de verduras quedan siempre un poco sosas, ¿no?



Quien hace tal observación mientras toma la sopa no pretende, quizá, informar a
sus oyentes de las cualidades generales de ciertas sopas, sino indicar que su sopa
está sosa y que le gustaría ponerle sal. La finalidad del enunciado de (5) podría ser
pedir sal (sin ofender al que hizo la sopa, por ejemplo), algo que cumple de manera
bastante indirecta, pero efectiva, si obtiene como consecuencia que alguno de los
comensales lo tome como una petición. Ni siquiera (6) significa lo mismo literal que
pragmáticamente:

(6) ¿Podrías pasarme la sal?



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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

Semánticamente, la pregunta indaga sobre lo que el interlocutor puede o no


puede hacer. Pero, pragmáticamente, (6) funciona como una petición de pasar la sal.
En (7) el desnivel es todavía más notorio. Supóngase, para seguir con la sopa,
que Mafalda, que odia ese alimento (puntualmente presente, por lo menos una vez
al día, en las mesas de todos los niños del país de Mafalda), lo prueba y dice, con
claras manifestaciones de náusea:

(7) ¡Qué rica sopa!



El significado de Mafalda no tiene mucho que ver con el valor de verdad de la
oración que usa. Si Mafalda dijera la verdad, emitiría algo como ¡Qué asquerosa
sopa! Pero no se trata aquí de decir la verdad, sino de usar el lenguaje de cierta
manera, de modo que signifique otra cosa que lo que convencionalmente significan
las palabras empleadas.
Ejemplos del tipo de (5), (6) y (7) muestran desniveles entre el significado literal y
el significado que podríamos llamar “real”, el que el hablante realmente quiere
transmitir. No se trata de un mero exceso de significado, sino de un verdadero
desplazamiento. El hablante quiere decir algo que está más allá de sus palabras. Y
esto sucede todos los días, es parte de nuestra rutina de hablantes. No hay, sin
embargo, señales gramaticales que nos orienten. No hay un morfema especial, por
ejemplo, que indique a la madre de Mafalda que su hija está hablando con ironía, ni
tampoco esa señora necesita la ayuda del morfema: le basta con conocer a su hija.
(La ironía puede marcarse con ciertos elementos lingüísticos como la entonación o el
vocabulario, pero estas marcas no son indispensables. Ni siquiera los gestos lo son.)
La Pragmática de los últimos años tiende a presentarse como una teoría sobre la
producción e interpretación de los significados lingüísticos gramaticalizados y
también sobre los no gramaticalizados. La Pragmática se propone estudiar todo el
exceso posible, pero, como no es fácil delimitar el exceso, se da la circunstancia de
que en este ámbito han proliferado, para salir al paso de ese reto, numerosas y
diferentes tendencias (que repasaremos someramente en sucesivos epígrafes de este
tema).

2.4 El contexto, los contextos

Hemos hablado hasta ahora del contexto, sin delimitar esa noción, tan
comprensible intuitivamente, y sin embargo tan difícil de definir, porque cada teoría
lingüística le da un significado diferente, y los significados técnicos se superponen a
los del lenguaje corriente, que también varían. En general, se entiende por contexto,
en Lingüística, el conjunto de conocimientos y creencias compartidos por los
interlocutores de un intercambio verbal y que son pertinentes para producir e
interpretar sus enunciados.
Los intentos de explicar teóricamente el exceso de significado han llevado a
varias teorías sobre el contexto. Se suelen deslindar tres tipos de contexto: el

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

lingüístico el situacional y el sociocultural. El primero está formado por el material


lingüístico que precede y sigue a un enunciado, y se lo llama a veces cotexto. El
segundo tipo, o contexto situacional, es el conjunto de datos accesibles a los
participantes de una conversación, que se encuentran en el contorno físico
inmediato. Por ejemplo, para que el enunciado Cierre la puerta, por favor tenga
sentido, es necesario que haya ciertos requisitos contextuales que son parte de la
situación de habla: que haya una puerta en el lugar donde ocurre el diálogo, y que
esté abierta, entre otras cosas. Finalmente, el contexto sociocultural es la
configuración de datos que proceden de condicionamientos sociales y culturales y
que inciden sobre el comportamiento verbal y su adecuación a diferentes
circunstancias. Hay regulaciones sociales sobre cómo saludar, por ejemplo, o sobre
qué tratamiento o registro lingüístico usar en cada tipo de situación.

2.5 El lenguaje no es siempre gramatical ni siempre lógico

Hasta no hace mucho resultaba aceptable decir la catedrático o la médico, por


un lado, y la enfermera, la secretaria, por otro. Es decir, la regla gramatical de la
concordancia operaba en unos casos pero no en otros (en la actualidad está
permitido decir la catedrática, la médica). Esta “mala formación” sintagmática solo es
explicable si nos permitimos ver en ella la huella del hablante, en este caso concreto
la de sus condicionamientos sociales (las profesiones de prestigio o típicamente
masculinas son aludidas en masculino, aunque hablamos de una mujer; las
típicamente femeninas o las menos prestigiosas son aludidas en masculino o
femenino, según la persona a quien se aplique).
Otro ejemplo de fenómeno gramatical que no puede explicarse
satisfactoriamente sin acudir a información pragmática es el del orden de palabras o
distribución de la información en la oración. Obsérvense los ejemplos que siguen:

(8) No hay tomates.


(9) Tomates no hay.

Las condiciones de verdad de (8) y (9) son idénticas, de modo que si se da el caso
de que no hay tomates cuando se enuncia cualquiera de estas oraciones, tanto una
como otra son verdaderas. Sin embargo, no pueden ser usadas indistintamente: el
orden de las palabras aporta algo que conviene tener en cuenta. Para explicar la
estructura comunicativa de (8) y (9) tenemos que recurrir al contexto en que
aparecen o pueden aparecer. Limitémonos a (9), que tiene una construcción más
llamativa que (8). Para emitir (9) necesitamos un enunciado anterior, cercano, en el
que se hayan mencionado los tomates, como, por ejemplo, Voy a preparar una
ensalada con tomate, a lo cual puede contestarse con (9). O bien se precisa un marco
de referencia determinado que se halle activado en el contexto (vid. tema de
Semántica), como, por ejemplo, el marco de referencia “ensalada”. Si se está
hablando de una ensalada, si se están enumerando, pongamos por caso, los

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

ingredientes que hay en la nevera para hacerla, resulta normal emitir (9), aunque los
tomates no se hayan mencionado antes, porque éstos suelen asociarse
automáticamente con la ensalada, lo que los hace de algún modo presentes,
disponibles, en el contexto. En términos de Pragmática, la relevancia de nombrar los
tomates al principio de la oración, donde suele aparecer el tema de que se habla, lo
ya conocido, se debe a que el concepto “tomate” se recupera más o menos
automáticamente a partir de su mención previa (primer caso) o a partir del de
“ensalada” (segundo caso). Y esto explica que la oración esté construida como está:
la Pragmática explica un aspecto gramatical.
Los tratamientos nos dan un buen ejemplo de elementos gramaticales que no
aportan nada al valor estrictamente semántico de la oración, pero que sin embargo
codifican información importante sobre los interlocutores y su comunicación. El
empleo de tú y usted no altera las condiciones de verdad de un enunciado, de modo
que (10) y (11) tienen el mismo valor lógico:

(10) Tú eres el nuevo jefe, ¿verdad?


(11) Usted es el nuevo jefe, ¿verdad?

Ambos enunciados son lógicamente equivalentes, pero todo hablante de español
sabe que no tienen el mismo significado. Tú transmite, entre otras cosas posibles,
simpatía, familiaridad, pertenencia al mismo grupo, o bien muestra falta de respeto.
La elección de tú en lugar de usted (o viceversa) configura de cierto modo la situación
de habla y la relación entre los participantes, y depende de una serie de supuestos
socioculturales.

El lenguaje no es ni tiene por qué ser siempre “lógico”. La conjunción y, por
ejemplo, no es equivalente a la conjunción lógica ‘&’. De acuerdo con la lógica, dos
proposiciones p y q pueden coordinarse en cualquier orden, sin que se altere la
equivalencia de las adiciones (coordinaciones): p & q es igual que q & p. Según esto,
desde el punto de vista lógico, la expresión Las rosas son rojas y los claveles son
blancos tiene el mismo valor que Los claveles son blancos y las rosas son rojas. Pero
en el uso real del lenguaje la conjunción y puede asumir otros valores, como “y
después”, “y en consecuencia”, etc. De ahí que los siguientes enunciados no sean,
pragmáticamente hablando, equivalentes:

(12) Decidí descansar un rato y terminar el trabajo.


(13) Decidí terminar el trabajo y descansar un rato.

En ambos casos la conjunción y significa “y después”, y por eso (12) y (13) tienen
interpretaciones distintas. Esto es así, no porque el elemento y signifique a veces una
cosa y a veces otra, sino porque hay un principio pragmático según el cual contamos
las acciones o sucesos en orden cronológico, salvo que indiquemos lo contrario.
Como este principio guía la interpretación de (12) y (13), resulta que no podemos
asignar un valor veritativo a estas oraciones sin introducir un principio pragmático
(vid. tema de Sintaxis).
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Lingüística. Tema 8. Pragmática.


La consecuencia de lo que venimos diciendo es que las explicaciones pragmáticas
son necesarias para describir una serie de regularidades lingüísticas, y que es muy
difícil estudiar el lenguaje exclusivamente como un sistema de reglas autónomo, es
decir, independiente del uso.

3. EL SIGNIFICADO INTENCIONAL

Hemos dicho (vid. Introducción) que la Pragmática trata de dar cuenta de los
procesos por medio de los cuales los seres humanos producimos e interpretamos
significados cuando usamos el lenguaje. Este objetivo está íntimamente ligado a la
noción de significado intencional, uno de los pilares teóricos de esta disciplina.
Esta noción la podemos comprender mejor si recurrimos a la distinción entre
decir, querer decir y decir sin querer. Lo que decimos tiene un significado que
depende de las expresiones usadas y está sujeto a un análisis de sus condiciones
veritativas; lo que queremos decir tiene fuerza pragmática y es la Pragmática la que
conjetura cuáles son los principios que nos permiten configurar e interpretar esa
fuerza. Lo que decimos sin querer queda fuera de la Lingüística, en principio, aunque
no es un tema ajeno a nuestra disciplina, pues forma parte del contenido transmitido
e interpretado.
Si alguien nos dice Qué frío hace aquí, interpretaremos naturalmente no solo el
significado de sus palabras, sino la intención con que las dice, lo que nos llevará, por
ejemplo, a cerrar la ventana o a encender la calefacción. Comunicarse es lograr que
el interlocutor reconozca nuestra intención, y no solamente el significado literal de lo
que decimos. Lo que la persona en cuestión comunica sin querer, en el ejemplo,
podría ser que está enferma o cansada, o que se siente incómoda por estar donde
está, etc. Lo que decimos sin querer, los lapsus linguae y otras gracias y desdichas de
la comunicación interesan, sobre todo, a los psicólogos.
La Pragmática estudia el significado intencional, lo que uno quiere decir. El
filósofo P. Grice describe el significado intencional, que él denomina no natural
(meaning-nn), con la siguiente fórmula (donde H significa “hablante”, O “oyente”, E
“enunciado” y z “creencia o acto de voluntad de O”):

H quiere decir no naturalmente z cuando profiere E, si y solo si:
(i) H intenta que E cause un efecto z en O.
(ii) H intenta que (i) se cumpla simplemente porque O reconoce la intención de (i).

Según esta fórmula, el significado no natural es un tipo especial de intención
destinada a ser reconocida como tal por quien la recibe. La significación “natural” se
produce, en cambio, sin intervención alguna de intencionalidad (es decir, cuando no
se dan das condiciones (i) y (ii) de arriba).
Interpretar lo que el otro dice es reconocerle una intención comunicativa, y esto
es mucho más que reconocer el significado de sus palabras. La comunicación parte de

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un acuerdo previo de los hablantes, de una lógica de la conversación que permite


pasar del significado de las palabras al significado de los hablantes.

El significado intencional se viene estudiando en el ámbito de la Pragmática
esencialmente de dos maneras. Una consiste en explicar determinados fenómenos
de la lengua recurriendo a ciertas condiciones de su uso (deixis, orden de palabras,
estructura de los actos de habla, etc.): aquí la Pragmática complementa a la
Gramática: se va de las formas lingüísticas al uso, del lenguaje al contexto. La otra, en
cambio, insiste en la comunicación misma, en sus procesos, y considera las formas
lingüísticas como un elemento más, junto con otros (esencialmente el contexto), en
este juego; se interesa en estudiar el contexto en que se produce el enunciado y que
determina en gran parte lo que ese enunciado significa (los principios que guían la
comprensión de lo que se comunica implícitamente, como, por ejemplo, el
significado irónico). A continuación examinaremos las teorías más importantes
propuestas en uno (teoría de los actos de habla) y otro sentido (modelo de Grice y
teoría de la relevancia).

4. TEORÍA DE LOS ACTOS DE HABLA



Las explicaciones pragmáticas de algunos fenómenos gramaticales (del tipo de
los que acabamos de esbozar en los ejemplos (8)-(13)) empezaron a interesar a los
lingüistas a finales de los años sesenta del pasado siglo, cuando se intentó ampliar el
modelo de la Lingüística Generativa, centrada, como es bien sabido, en la Sintaxis.
Surgieron por esos años varias subespecializaciones o doctrinas (la Semántica
generativa, el Análisis del discurso, la Lingüística textual, entre otras) que intentaban
dar cabida al hablante en la teoría de la lengua. Tales lingüistas innovadores de los
años sesenta encontraron el campo ya cultivado por los filósofos del lenguaje que
estudiaban, desde hacía tiempo, los actos de habla. El pionero, entre estos filósofos,
fue J. Austin, a quien suele considerarse el iniciador de la Pragmática moderna. Su
teoría fue consolidada y perfeccionada por un discípulo suyo, J. Searle.

4.1 Austin: Cómo hacer cosas con palabras

La idea central de la teoría de los actos de habla es que el lenguaje no solamente


sirve para describir el mundo, sino también, y de modo importante, para hacer cosas.
En una serie de conferencias dadas en Harvard en 1955 y publicadas póstumamente
en 1962, Austin analizó por primera vez los usos del lenguaje corriente y estableció
las bases de la teoría de los actos de habla.
En un principio, Austin distinguió dos tipos de enunciados. Por un lado, los
asertivos o constatativos, estudiados durante dos mil años por la Filosofía, que se
caracterizan por admitir asignaciones de verdad o falsedad. Por otro lado, los

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realizativos (o performativos), a los que solo pueden asignárseles condiciones de


“éxito”. Según esto, (14) es un constatativo y (15) un realizativo:

(14) Está nevando.


(15) Sí, juro.

En los enunciados realizativos se hace exactamente lo que se dice: en el caso de
(15), jurar. En este tipo de emisión hablar es, literalmente, hacer (solamente
acontece un juramento cuando alguien, en las circunstancias adecuadas, pronuncia la
expresión que “realiza” de hecho el juramento). Las lenguas poseen cientos de
verbos que son realizativos (o performativos3) explícitos, es decir, verbos que, al ser
debidamente usados, sirven para nombrar cierta acción y realizarla a un mismo
tiempo. Es lo que ocurre cuando alguien emite, en las circunstancias adecuadas: Juro,
prometo, declaro, niego, pido, ordeno, bautizo, etc.
Al concepto de verdad (correspondencia entre la afirmación de un estado de
cosas y ese estado de cosas) se opone, en la teoría de los actos de habla, el de éxito,
esto es, el de acción llevada a buen término. La verdad de las oraciones con
realizativos, como (15), es inverificable, porque los realizativos no pueden ser ni
verdaderos ni falsos, sino solo tener éxito o no, según salgan bien o mal.
El realizativo sin éxito procede, no de la mala correspondencia entre el lenguaje y
la verdad, sino de no verse satisfechos ciertos requisitos exigidos en la ejecución de
cierto acto: la falta de coincidencia entre lo que el enunciado dice que hace y lo que
en realidad hace. Así, para que haya matrimonio, el contrayente debe decir Sí, quiero,
y no el testigo, ni el actor que interpreta sobre un escenario el papel de contrayente,
ni el contrayente a quien todavía no le han preguntado si quiere contraer matrimonio
o no... El realizativo hace lo que dice siempre y cuando lo use quien debe, como se
debe, donde se debe, cuando se debe, y con quien se debe.

Posteriormente, y después de diseñar su teoría de los actos con y sin éxito,
Austin retiró su oposición inicial entre actos realizativos (o performativos) y asertivos
(o constatativos), para admitir que todos los enunciados, incluidos los que afirman
verdades o falsedades, sirven para cumplir actos, aunque no muestren elementos
realizativos explícitos. De este modo, Está nevando es un acto de afirmación, aunque
no contenga el verbo performativo explícito afirmar.
Esto nos permite distinguir la noción de significado de la de fuerza: el significado
del enunciado remite a lo que las palabras dicen; la fuerza de la enunciación, a lo que
las palabras hacen, como, por ejemplo, afirmar, jurar, pedir, preguntar... El acto por
el que se produce significado es locutivo; la fuerza, en cambio, es el poder de hacer, y
proviene del acto ilocutivo. A esto se agrega un tercer acto posible pero no siempre
identificable, el perlocutivo, por el cual se producen efectos en el interlocutor (por
ejemplo, convencerlo, amenazarlo, sorprenderlo...). Consideremos los ejemplos
siguientes:

3
La expresión inglesa performative ha merecido las traducciones, para este contexto, de realizativo,
performativo (tal como recogemos aquí) y también ejecutivo.
12
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

(16) Se está tomando la sopa.


(17) ¿Se está tomando la sopa?

La emisión de ambos enunciados ha sido posible gracias a la realización de los
tres actos mencionados. El acto locutivo en ambos puede ser el mismo si predican el
mismo proceso (“estar comiendo la misma sopa”) de la misma persona: “hay cierta
persona x de la que se dice que está en el proceso de tomar cierta sopa”. El acto
ilocutivo es en (16) una aseveración (“el hablante afirma que cierta persona está
tomando cierta sopa”), mientras que en (17) es una pregunta (“el hablante pregunta
si cierta persona está tomando cierta sopa”). Los actos perlocutivos pueden ser
variados y susceptibles de interpretación: en (16) el hablante quizá intente advertir al
oyente de algo, o dándole una señal previamente convenida para que haga algo, etc.
En (17), quizá intente el hablante mostrar su asombro al oyente ante un hecho
inesperado, o mostrarle que ha escuchado lo que le ha dicho, etc.

4.2 Searle: actos y reglas

Para Searle, los actos de habla son las unidades de la comunicación lingüística, y
se realizan de acuerdo con reglas: “hablar consiste en realizar actos conforme a
reglas”.4 Agrupando los actos de habla por géneros (por ejemplo, prometer, ordenar,
saludar, agradecer, etc.), Searle se propone enunciar las condiciones que hacen
posible realizar esos actos de habla, y extraer las reglas de esas condiciones.
Entre las condiciones que permiten realizar con éxito un acto de habla como, por
ejemplo, el de pedir, tenemos algunas de tipo general: las que hacen posible la
comunicación (por ejemplo, hablar inteligiblemente) y las referidas al contenido
proposicional (en este caso, que el contenido de la emisión se refiera a un acto futuro
del oyente). Otras son preparatorias (para la petición, el que el oyente sea capaz de
hacer lo que se le pide y el que no parezca estar dispuesto a hacerlo
espontáneamente). La condición de sinceridad estipula que el hablante desea
sinceramente que su interlocutor haga lo que le pide, y la condición esencial es la que
hace que una petición sea una petición y no otro acto. Si se dan todas las condiciones
anteriores, el acto de habla cuenta como un intento de que el oyente haga lo que se
le pide, esto es, como una petición.
Las reglas correspondientes a estas condiciones sirven para definir los actos de
habla. Estas reglas no son meramente regulativas, sino constitutivas, pues crean o
definen una forma de comportamiento. Las reglas constitutivas de jugar al fútbol, por
ejemplo, no solo regulan la forma de practicar este juego, sino que crean la
posibilidad misma de una conducta que pueda ser etiquetada como “jugar al fútbol”.
Esas reglas determinan que, dadas ciertas condiciones, algunos movimientos cuenten
como goles, como faltas, etc. Hablar una lengua es también, en gran medida, actuar
según ciertas reglas constitutivas, de modo que la emisión de unas formas

4
Actos de habla, 1980 [1969], p. 31.
13
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

lingüísticas, dadas las condiciones necesarias, cuente como determinado acto de


habla en el marco institucional en que se desarrolla nuestra actividad lingüística.
La regla constitutiva del acto de pedir, por ejemplo, extraída de la condición
esencial, es que la emisión de una determinada forma lingüística cuenta como el
intento de que el oyente haga algo.

Por otra parte, Searle afirma que, cuando usamos la lengua de modo literal, hay
una correlación entre la forma lingüística y el acto de habla, de modo que las
afirmaciones se hacen usando formas declarativas, las preguntas usando
interrogativos, las peticiones usando formas imperativas, etc.:

(18) El próximo tren sale a las 16.43.


(19) ¿Ha llegado ya el tren de las 16.43?
(20) Tráeme el periódico, por favor.

En (18) alguien afirma o declara algo (la salida de cierto tren) y usa un esquema
sintáctico declarativo (SN + SV y entonación ascendente-descendente). En (19) se
pregunta si cierto hecho (la llegada de un tren) ha sucedido o no, y se utiliza un
esquema sintáctico interrogativo (SV + SN y entonación interrogativa). En (20) se pide
algo y se emplea, para indicar este acto, un esquema exhortativo (uso de imperativo,
por favor y entonación específica). Pero son tantos los casos en que los hablantes
usan el lenguaje de manera indirecta, no literal, que la teoría debe proporcionar una
explicación que dé cuenta, pese a esa falta de literalidad, de cómo siguen
realizándose actos de habla reconocibles. Recuérdense, a este respecto, los ejemplos
del comensal que pedía sal:

(5) Estas sopas de verduras quedan siempre un poco sosas, ¿no?


(6) ¿Podrías pasarme la sal?

Sus peticiones se realizaban a través de expresar literalmente en (5) una
afirmación sobre las sopas, y en (6), una pregunta. Searle explica estos actos de habla
indirectos como la superposición de dos actos, uno literal y otro no. El oyente
interpreta el “verdadero” acto (el no literal) gracias a su conocimiento del contexto
institucional y particular en el que se realiza el acto, y a su capacidad para interpretar
(según principios que veremos más adelante) la intención del hablante al hacer la
afirmación-petición o la pregunta-petición.

La teoría de los actos de habla ejerció un gran influjo en las nuevas corrientes de
la Lingüística, que verían el lenguaje no solamente como la asociación de unos
sonidos a unos significados, según quería la tradición saussureana, sino como acción.
Aunque Searle no desarrolla la teoría de los contextos (problema que sigue siendo de
actualidad en Pragmática), es evidente que las condiciones y reglas de los actos de
habla solo se cumplen en ciertos contextos, tanto institucionales como particulares.
El hecho de que un porcentaje tan alto de actos de habla no lleve intención de
literalidad nos advierte de que el papel del contexto sobrepasa al de las reglas
14
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

mismas. Piénsese, sin ir más lejos, en las ironías y metáforas de la conversación, o en


las “amenazas” o “insultos” tan frecuentes en los diálogos de la intimidad (Te voy a
comer a besos; Tú lo que eres es un sinvergüenza). En éstos y en otros tantos casos
semejantes es el contexto el que permite dar el justo significado a las formas usadas.

5. LO DICHO Y LO IMPLICADO (I): EL MODELO DE GRICE


5.1 El Principio de Cooperación

En una famosa conferencia de 19675, Grice sostuvo que hasta ese momento no
se había prestado la atención debida a la naturaleza e importancia de las condiciones
que gobiernan la conversación. Supóngase, dice Grice, que A y B están hablando de
un amigo común C, que trabaja en un banco. A le pregunta a B qué tal le va a C en su
trabajo, y B responde: Bien, creo; le gusta trabajar allí, y todavía no lo han metido en
la cárcel.
Según Grice, lo que B quiere decir, implica o sugiere mediante sus palabras es
diferente de lo que dice: lo que dice literalmente, por medio del significado
convencional de las palabras, es simplemente que C todavía no ha ido a la cárcel. Lo
que quiere decir puede ser, por ejemplo, que C es el tipo de persona a quien tienta
demasiado el dinero. Este significado adicional es una implicatura de lo dicho.6 A las
implicaturas que, como en el ejemplo que acabamos de ver, no dependen del
significado convencional de las palabras emitidas, las llama Grice implicaturas
conversacionales. Para explicar las implicaturas conversacionales, por tanto, no hay
que analizar las propiedades semánticas de las palabras, sino los principios que
regulan la conversación.
Dice Grice que nuestros intercambios comunicativos corrientes no consisten en
una sucesión de observaciones desconectadas, ya que esto no sería racional. La
conversación comporta, normalmente, un esfuerzo por colaborar con nuestro
interlocutor: los hablantes tienen por lo general algún propósito común, más o
menos definido, y tratan de alcanzarlo. El principio de cooperación (PC) es el principio
general que guía a los interlocutores en la conversación, y que vale también para
otros comportamientos. Grice lo formula así:

Su aporte a la conversación debe ser, en cada etapa de esta, tal como lo exija la finalidad o la
dirección del intercambio verbal aceptada por ambas partes.

5
P. Grice, “Logic and conversation”, recogida ahora en Studies in the Way of Words, Cambridge (MA.):
Harvard University Press, 1989. (Trad. esp. «Lógica y conversación», en L. M. Valdés Villanueva (ed.)
(1991), La búsqueda del significado. Madrid, Murcia: Tecnos-Universidad de Murcia; pp. 511-529.)

6
La implicatura (término acuñado por Grice) es un tipo de implicación pragmática, que Grice intenta
diferenciar de las implicaciones lógicas; estos tipos de implicación, a diferencia de las implicaturas, se
infieren exclusivamente a partir del contenido lógico o semántico de una expresión. También debe
distinguirse la implicatura de otro tipo de inferencia, la presuposición, que se deriva más directamente
del significado semántico de las expresiones.
15
Lingüística. Tema 8. Pragmática.


“Debemos” comportarnos así porque es lo que los demás esperan de nosotros, y
nosotros de los demás. Tan fuerte es esa expectativa que, si el hablante parece no
cumplir con el principio de cooperación, el oyente, en lugar de pensar que
efectivamente el hablante no cumple, va a pensar que el hablante quiere decir otra
cosa. Esa otra cosa será una implicatura, es decir, un significado adicional
comunicado por el hablante e inferido por el oyente. Esta pirueta de la comunicación
(comunicar sin decir, y contar con que el oyente va a inferir lo implicado) es posible
siempre y cuando los hablantes den por descontado el cumplimiento del principio de
cooperación.
El principio de cooperación comprende ciertas categorías que Grice denomina
máximas, que a su vez contienen submáximas. Siguiendo a Kant, Grice enumera las
máximas de cantidad, cualidad, relación y modo, y asigna a cada una de ellas
submáximas específicas. Estos principios de comportamiento son los siguientes:

MÁXIMA DE CANTIDAD:
1. Que su contribución sea todo lo informativa que requiera el propósito de la conversación.
2. Que su contribución no sea más informativa de lo requerido.

MÁXIMA DE CUALIDAD: Que su contribución sea verdadera.
1. No diga nada que crea falso.
2. No diga nada de cuya verdad no tenga pruebas.

7
MÁXIMA DE RELACIÓN: Sea relevante.

MÁXIMA DE MODO: Sea claro.
1. Evite la oscuridad de expresión.
2. Evite la ambigüedad.
3. Sea breve (evite la prolijidad innecesaria).
4. Sea ordenado.

Pese a la enunciación imperativa de estas categorías, lo importante para la teoría
de Grice no es tanto el cumplimiento de estos supuestos mandatos como el hecho,
mucho más interesante, de que los interlocutores actúan como si diesen por
descontado su cumplimiento. Sin esta actitud de los hablantes no habría implicaturas,
y quizá no habría conversación posible.
Las implicaturas conversacionales son supuestos que se originan en que el
hablante diga lo que dice en determinado contexto compartido por los
interlocutores, y en la presunción de que está observando el principio de
cooperación.
La implicatura se produce en los siguientes casos: a) cuando el hablante obedece
las máximas; b) cuando parece no violarlas pero las viola; c) cuando tiene que violar
una para no violar otra a la que concede mayor importancia, y d) cuando viola una
máxima deliberada y abiertamente. Veamos algunos ejemplos.

7
“Relevante”, que tomamos en prestamo del inglés (relevant), significa “pertinente”, “que viene al
caso”.
16
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

5.2 Ejemplos de implicaturas

a) Obediencia a las máximas



Los casos de implicatura por obediencia a las máximas son los que requieren
menos cálculo por parte del oyente. Supóngase que necesito imprimir cierto
documento en un folio que contenga el membrete de la empresa, pero me doy
cuenta de que me he quedado sin folios de esa clase. Lo comento con mi compañero
de despacho, y este dice:

(21) Hay unos cuantos en ese cajón.



Entiendo entonces que me los está ofreciendo, pues no sería cooperativo, ni
racional, hacer mención de tales folios para no ofrecérmelos. En este caso,
simplemente amplío lo que dice mi compañero y saco la implicatura correspondiente.
Recuérdense los casos de actos de habla indirectos que consideramos anteriormente,
que son semejantes, ya que requieren un cálculo mínimo por parte del oyente.

b) Violación encubierta

A veces el hablante parece no violar las máximas, lo que puede dar lugar a
implicaturas si el oyente cree (como es normal) que el hablante obedece a las
máximas o al menos que respeta el principio de cooperación.
Imagínese la situación siguiente: un sanitario está practicando una sutura a un
paciente y muestra cierto nerviosismo, dado que es la primera vez que hace algo así.
El paciente le pregunta: ¿Es la primera vez que hace esto? El sanitario responde:

(22) No se creería usted la cantidad de veces que lo hecho.


Naturalmente, el paciente elabora la implicatura de que el sanitario ha hecho
esta operación muchas veces en su vida profesional. El sanitario “juega con las
palabras” sin que su interlocutor se percate de ello, pues viola intencionadamente la
máxima de calidad.

c) Choques entre máximas

A veces no podemos dar cierta información sin mentir, y ello porque no la
sabemos. Así las cosas, preferimos dar una información aproximada, violando la
máxima de cantidad, para no violar la de cualidad. Si me preguntan, por ejemplo,
dónde queda la biblioteca y no lo sé con exactitud, diré algo como

(23) Queda un poco más hacia abajo, pasando el parque.

17
Lingüística. Tema 8. Pragmática.


El oyente, al recibir esta información insuficiente, puede pensar que no quiero
cooperar, o, más probablemente, puede sacar la implicatura de que eso es todo lo
que sé sobre el asunto. Aunque la máxima de cualidad (“Diga la verdad”) parece ser
de jerarquía más alta que las otras, es decir, es la que tendemos a obedecer primero,
hay algunos hablantes que prefieren mentir a pasar por poco cooperativos. Si
pedimos instrucciones sobre cómo llegar a cierto sitio, por ejemplo, a alguien que
debería saberlo (por vivir en el lugar o por otro motivo) pero no lo sabe, puede pasar
que recibamos información insuficiente e incluso equivocada, si esa persona es
incapaz de admitir su ignorancia.

d) Violación patente

Finalmente, podemos calcular implicaturas si advertimos que el interlocutor está
violando las máximas deliberadamente. Imagínese un diálogo como el siguiente:

(24) A. ¿Qué te parecido mi conferencia?


B. ¡Qué calor hacía en la sala!

La respuesta de B contraviene abiertamente la máxima de relación: hay un
cambio súbito de tema en relación con la pregunta anterior. A infiere que su
pregunta es improcedente, o que B no quiere opinar sobre el asunto, o que la
conferencia no ha sido en absoluto del agrado de B.

5.3 Tipos de implicaturas conversacionales

Grice distingue dos tipos de implicaturas conversacionales: las particularizadas y


las generalizadas.
Las particularizadas se calculan en un contexto concreto, del que dependen.
Pueden cancelarse o anularse. Considérese este caso:

(25) A. ¿Qué hora es?


B. El cartero no ha pasado todavía.

El aserto de B implica que la hora solicitada corresponde a algún momento
previo al momento de pasar el cartero.
Las implicaturas generalizadas dependen de un contexto que siempre es
interpretado de la misma manera; se calculan, por ello, más rápidamente que las
anteriores y también son cancelables. Un ejemplo clásico es el del artículo un, usado
como en el ejemplo siguiente:

(26) Marta ha quedado con un hombre esta noche.


18
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

La expresión un hombre implica que el hombre aludido no pertenece al conjunto


de los hombres cercanos, por alguna razón, a Marta (por ejemplo, su marido, su
padre, su amigo x, su hermano...). Cuando el contexto nos impone hablar así de
alguien o algo (usando un), siempre implicamos la no pertenencia de esa persona o
cosa a un conjunto como el aludido. Ocurre igual en:

(26) Entré en una casa.



Quien haya emitido este enunciado implica que la casa aludida no es, por
ejemplo, su casa.
Otros ejemplos de implicaturas generalizadas los tenemos en los siguientes
casos:

(27) Pepe tiene tres hijos.


(28) Llevaba una camisa amarilla.

En (27) hablamos de cierta cantidad de hijos (tres) e implicamos que ésa es
exactamente la cantidad de que se trata (“exactamente tres hijos”, “tres hijos:
ninguno más”...). Al decir en (28) que la camisa en cuestión tiene la propiedad de ser
amarilla, implicamos también que tal camisa es amarilla en su totalidad.
En todos estos casos se podría cancelar la implicatura:

(26’) Marta ha quedado con un hombre esta noche; creo que con su amigo Pablo.
(27’) Entré en una casa: la de mi hermana.
(28’) Pepe tiene tres hijos: bueno, cuatro, ahora que caigo.
(29’) Llevaba una camisa amarilla. No. Era amarilla y blanca...

6. LO DICHO Y LO IMPLICADO (II): LA TEORÍA DE LA RELEVANCIA


6.1 Introducción

La teoría de la relevancia, debida a Sperber y Wilson,8 ha ido ganando aceptación


en los últimos años, y hoy en día puede considerarse, junto con los desarrollos del
modelo griceano, una de las teorías más influyentes en el ámbito de la Pragmática.
Aunque inspirada en Grice, la teoría de la relevancia no puede considerarse una
mera extensión de las ideas griceanas, pues propone una manera diferente de
explicar el proceso de la comunicación lingüística. Muchos lingüistas consideran que
el modelo de la relevancia supera al de Grice en poder explicativo, y que además
satisface la intuición que tenemos, como usuarios del lenguaje, acerca de los
procesos de comunicación verbal.

8
D. Sperber y D. Wilson, Relevance. Communication and cognition. Cambridge (MA): Harvard
University Press, 1986. (Trad. esp.: Relevancia. Comunicación y procesos cognoscitivos. Madrid: Visor,
1994.)
19
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

La relevancia9 es el principio que explica todos los actos comunicativos


lingüísticos, sin excepción alguna: porque damos por descontado que nuestro
interlocutor es relevante, es por lo que le prestamos atención.
Grice mostró que, para hacer posible la comunicación, los hablantes deben tener
ciertas expectativas sobre la conducta de sus interlocutores. Según Grice, los
hablantes damos por hecho que, en la conversación y en otras tareas que hacemos
en compañía, somos cooperativos. Pero, ¿por qué somos cooperativos? Según
Sperber y Wilson, porque tenemos algo que ganar: conocimiento del mundo.
En efecto, a cambio del esfuerzo de dedicar atención, tiempo y memoria a
entender lo que nos dicen, recibimos o, al menos, suponemos que siempre vamos a
recibir, “efectos cognoscitivos”, es decir, una modificación o enriquecimiento de
nuestro conocimiento del mundo. Lo que esperamos de nuestro interlocutor es que
tenga la intención de ser relevante, esto es, de decirnos algo que contribuya de algún
modo a enriquecer nuestro conocimiento del mundo, sin exigirnos un esfuerzo
desmedido de interpretación, porque tendemos a equilibrar ganancia y esfuerzo.
Cuantos más efectos cognoscitivos produzca un enunciado, y menos esfuerzo de
interpretación exija, más relevante será.
Cada enunciado lingüístico intencional viene con una garantía de relevancia.
Como -según Sperber y Wilson- todas nuestras actividades informativas se orientan
hacia la meta general y abstracta de mejorar nuestro conocimiento del mundo, la
garantía de relevancia permite contar con que, si una persona produce un estímulo
verbal deliberado, ese estímulo merece nuestra atención y el esfuerzo de
interpretarlo, ya que produce los efectos cognoscitivos que nos interesan, a corto o a
largo plazo.
En nuestro entorno cognoscitivo hay información inmediatamente accesible, que
no necesita ser procesada, y hay información totalmente desconectada, que exigiría
un gran esfuerzo de procesamiento, quizá en buena parte inútil. Un tercer tipo de
información es nueva, pero conectada con la que ya tenemos: la conexión provoca
más información nueva, que no se hubiera podido inferir sin la conexión. Esta
información es la más relevante, pues produce un efecto de multiplicación con
menos coste de procesamiento.
Los resultados de esta multiplicación se llaman “efectos contextuales”. Una
información nueva puede tener efectos contextuales de dos maneras:
a) la información nueva permite reforzar la información ya existente en la
memoria;
b) la información nueva contradice o debilita la información anterior.
Cuando un elemento informativo tiene efectos contextuales en un determinado
contexto, Sperber y Wilson lo consideran relevante en ese contexto. El de relevancia
no es un concepto absoluto: hay grados de relevancia. Para medir la relevancia de un
enunciado debe calcularse la relación entre efectos contextuales y coste de
procesamiento. La relevancia puede presentarse como una fracción:

9
Término técnico cuya versión más cercana en el lenguaje corriente sería pertinencia.
20
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

Relevancia = efectos cognoscitivos / esfuerzo de procesamiento



Según la teoría de la relevancia, lo que quiere decir el hablante está determinado
por su intención de ser relevante, y la interpretación del oyente está guiada
exclusivamente por la presunción de que lo que se le dice es relevante. La relevancia
es el engranaje oculto que pone en relación lo dicho y lo transmitido por implicación,
y, del otro lado del circuito, la relación entre lo transmitido y lo interpretado por el
oyente.
Sperber y Wilson consideran que la Pragmática es la teoría de la interpretación
de los enunciados, y destacan el papel fundamental de la inferencia en ese proceso
de interpretación. Entender un enunciado tiene dos aspectos: por un lado, se
descodifican los signos lingüísticos; por otro, se crea un puente que vaya de lo dicho a
lo implicado, y esto no se hace mediante más descodificación, sino mediante
inferencias. A Grice debemos la primera elaboración de un modelo que dé cuenta del
proceso inferencial. Sperber y Wilson han querido llegar más lejos e intentan explicar
la comunicación mediante un principio no solo único sino también más general y
explicativo que las máximas de Grice: el principio de la relevancia. Este principio, por
ser cognoscitivo, puede postularse como universal.
Una vez que se propone que la conducta lingüística de los seres humanos está
fundada en un principio cognoscitivo universal que incluye toda forma de
cooperación, las máximas del principio de cooperación resultan superfluas: basta con
el principio de relevancia para explicar la comunicación lingüística. Este principio, a
diferencia de las máximas, no admite ser seguido o violado: los hablantes no
“respetan” el principio de relevancia, ni lo pueden violar por más que quieran, ni
tienen que conocerlo, ni aprenderlo: se aplica a todos los actos de comunicación, sin
excepción. Por supuesto el hablante puede fracasar en un intento comunicativo y no
ser relevante. Lo que basta es que transmita, con su enunciado, la presunción de que
este es óptimamente relevante, porque esa relevancia determina la interpretación de
dicho enunciado.

6.2 Inferencias y contexto


La inferencia es un proceso de razonamiento deductivo. Se parte de ciertas
premisas para llegar a una conclusión que se sigue lógicamente de esas premisas. Lo
interesante es cómo seleccionamos las premisas en nuestro trabajo interpretativo,
que es, como ya se ha dicho, una búsqueda de relevancia. Veamos un ejemplo:

(30) A. ¿Vas a comprar el diccionario?


B. He gastado todo el dinero que tenía.

En el esquema griceano, la respuesta de B parece violar la máxima de relevancia,
pero el oyente hace un breve razonamiento e infiere una implicatura: B no va a
comprar el diccionario porque no tiene dinero. Para Sperber y Wilson esta es una
explicación post facto, y además insuficiente, ya que deja a oscuras por qué se hace la
conexión entre comprar el diccionario y haber gastado el dinero.
21
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

Según la teoría de la relevancia, para interpretar la respuesta de B, A construye


un contexto, que es, más o menos, el que B esperaba que construyera. En este
contexto figuran ciertos conocimientos y creencias, por ejemplo que se necesita
cierta cantidad de dinero para comprar un diccionario y que B no tiene ese dinero. De
estas premisas A saca la implicatura “B no va a comprar el diccionario”. El contexto
constituido por las premisas es un subconjunto de las creencias y conocimientos de
toda índole que probablemente posee A; tal conjunto está formado por
conocimientos científicos, culturales, sociales, religiosos, políticos, económicos,
lingüísticos, y conocimientos que surgen de la situación, conocimientos sobre el
interlocutor y su historia pasada, sobre el modo en que se gasta el dinero, sobre por
qué gana poco, sobre la relación entre ellos, etc. El contexto que A tiene a su alcance
puede incluir también conocimientos sobre los diccionarios, sobre cuáles son los
mejores, sobre cómo se hacen, sobre por qué son caros, etc. Nótese que toda esa
información está a disposición de A, y sin embargo esta persona solo selecciona el
subconjunto de conocimientos que le sirve para interpretar lo que dice B. Y esto es
así porque A sabe que B quiere ser relevante, y la única interpretación consistente
con el principio de relevancia es que B no puede comprar el diccionario. Ésa es, pues,
la interpretación más plausible, y por lo tanto la implicatura más importante del
enunciado de B. Y decimos “la más importante” porque la respuesta de B es más rica
en información que un simple “No voy a comprar el diccionario”, y permite inferir
otras implicaturas también, es decir, se liga con otros subconjuntos de conocimientos
del oyente y produce más efectos contextuales (por ejemplo, que a B no le alcanza el
dinero, o que B es una persona despilfarradora, etc.).
El contexto, en la teoría de la relevancia, se define en términos psicológicos, no
sociales, culturales o discursivos, de modo que la definición es unitaria, y evita las
dificultades vistas anteriormente. Las creencias operativas que forman el contexto de
cada interacción pueden derivar de la percepción inmediata de la situación, de lo que
se ha dicho antes, o provenir de la memoria. Lo importante es que los interlocutores
comparten o creen compartir una versión parecida del contexto. Una comunicación
con éxito depende de cierto conocimiento mutuo: de lo que cada interlocutor sabe y
sabe que el otro sabe. Veamos el caso siguiente:

(31) (A se acerca a B; B está sentado frente al ordenador, trabajando.)


A. ¿Estás ocupado?
B. No. Estoy jugando con un videojuego.
(A se ríe y se va.)

La persona A de este diálogo, para construir el contexto en que debe
interpretarse la respuesta de la persona B, extrae algunos elementos de la situación.
Ve, por ejemplo, que en la pantalla del ordenador hay un texto, no un juego. Por otra
parte, A sabe (y sabe que B sabe que A sabe) que B usa el ordenador solamente para
trabajar, de modo que interpreta su respuesta como el enunciado no literal que es,
haciendo ciertas inferencias. Infiere, sobre todo, que B le ha transmitido que está
ocupado y que no quiere interrupciones. Por supuesto, el enunciado irónico de B
exige de A cierto esfuerzo extra de procesamiento, ya que contiene una crítica a su
22
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

pregunta (es evidente que B está ocupado, y A sabe que B sabe que A lo sabe), pero
también indica que B sabe que A sabe que B está hablando cariñosamente y que,
quizá, no le ha molestado a B la interrupción de A, y que ambos se entienden bien.
Todos estos significados bien valen el esfuerzo extra de entender una afirmación
aparentemente absurda, y la risita de A expresa, entre otras cosas, la complicidad de
ambos personajes en este intercambio comunicativo.

6.3 Indeterminación lingüística, explicatura y niveles de significado

Una premisa general de la teoría de la relevancia es que los enunciados son


lingüísticamente indeterminados, vagos, imprecisos. En una primera etapa de
interpretación, para llegar a captar adecuadamente lo dicho por un hablante, es
decir, la proposición o proposiciones que contiene un enunciado, hace falta asignar
referencias a las expresiones deícticas y referenciales, así como desambiguar y
enriquecer otras. El resultado de esta a veces complicada tarea está formado por la
explicatura de un enunciado. Así, la explicatura de

(32) Ahora me hace falta el gato



consiste, por ejemplo, en el significado que obtiene el oyente después de asignar un
referente a ahora y de desambiguar el sentido de gato (animal, o aparato para
levantar el automóvil). Como se ve, este significado explícito, aunque está dicho y no
sobreentendido ni implicado, depende, sin embargo, de una serie de inferencias por
parte del oyente. Otros ejemplos:

(33) (Por el portero electrónico.)


A. ¿Quién es?
B. Yo.
A. Te abro.

(34) (Eligiendo pañuelos de seda.)


Compradora: ¿Éstos son los de 15 euros? Y aquel verde, ¿cuánto cuesta?
Vendedora: Bueno, ése es un poquito caro.

(35) Luisa ya tiene cierta edad.



En (33) A debe asignar referencia al pronombre personal antes de abrir la puerta.
La explicatura de yo es, por ejemplo, “soy Pepe”, proposición que debe reconstruir el
oyente a partir de la forma deíctica empleada y otros datos provenientes del entorno
(la voz de quien dice yo, la hora en que tiene lugar el intercambio, etc.). En (34) y (35)
no son tan escuetos como en (33), pero el oyente tiene que hacer ciertas inferencias
para reconstruir lo dicho. En (34) hay que completar el significado que tiene la
palabra poquito en este contexto, para recuperar una explicatura como “el pañuelo
verde es bastante mas caro” o “ese pañuelo es más caro de lo que usted parece
dispuesta a pagar”. Por supuesto, ése no es el significado básico o semántico de
23
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

poquito, pero lo adquiere en ciertos contextos, y ese significado extra es parte de la


explicatura, pues contribuye a conformar la proposición completa expresada por la
vendedora. En (35) la palabra cierto, que generalmente quiere decir “determinado”
(como cuando aparece en expresiones como ciertas palabras, cierto día), en esta
ocasión expresa que la persona en cuestión es “ya mayor”, “demasiado vieja como
para hacer algo”, “mayor de lo que uno pensaría”, o algo parecido.
En una segunda etapa de interpretación, el oyente debe llegar a entender lo que
el hablante quiere decir con ese enunciado, para lo cual debe hacer más inferencias,
asociando la forma proposicional obtenida en la etapa previa, con todos los datos
pertinentes del contexto. En la primera etapa de la interpretación se reconstruye lo
dicho (la proposición completa, que puede someterse a condiciones de verdad o
falsedad), y en la segunda etapa se recupera lo comunicado, que es todo el
significado, tanto explícito como implícito, que ha intentado transmitir el hablante.
En la teoría de la relevancia, de modo más claro que en la teoría de Grice, se
considera que lo dicho está formado no solamente por los significados
convencionales, sino por el resultado de la asignación de referencias, la
desambiguación y el enriquecimiento de algunas expresiones. De modo que
podemos distinguir tres niveles de significado:

Nivel 1: Significado convencional de la oración.


Nivel 2: Lo dicho.
Nivel 3: Lo comunicado.

El nivel 3 resulta, como sabemos, del resultado de los procesos de
descodificación e inferencia, incluyendo la inferencia de implicaturas
conversacionales. En el modelo griceano y en los neogriceanos se ha prestado
atención preferentemente al paso del nivel 2 al 3, que consiste en recuperar
significados implícitos. La teoría de la relevancia intenta explicar además cómo
llegamos a interpretar el nivel 2, lo dicho, proponiendo que el paso del primer nivel al
segundo se cumple mediante un proceso inferencial semejante al requerido para el
paso de lo dicho a lo comunicado. El resultado de esta tarea inferencial que liga el
nivel 1 con el 2 es la explicatura de un enunciado, la proposición completa que
expresa un hablante.
Así pues, el significado completo de un enunciado, el significado que el hablante
quiere comunicar, está formado por la explicatura y las implicaciones pragmáticas o
implicaturas. Ambos procesos están guiados por la búsqueda de relevancia. La
relevancia contextual de un enunciado es la información más apropiada y más
accesible para el interlocutor: la información que viene al caso, que se conecta con
los conocimientos anteriores del hablante y que produce más cambios en el contexto
con menos esfuerzo de procesamiento.

24
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

7. LA CORTESÍA LINGÜÍSTICA

Una tesis central de las teorías de la interpretación, tanto la de Grice como la de
Sperber y Wilson, es que los hablantes poseen una serie de expectativas (por
ejemplo, que el interlocutor diga la verdad, o que sea relevante), gracias a las cuales
pueden descifrar los significados intencionales transmitidos en los intercambios
lingüísticos. Pero algunas de esas expectativas no tienen que ver con la transmisión
de información, sino con el modo de realizarse la acción lingüística para mantener las
buenas relaciones entre los interlocutores. Esas expectativas, relacionadas con la
cortesía, pueden entrar en conflicto con las que suelen asociarse a la transmisión
eficiente de información. Decir la verdad, por ejemplo, que es una norma de
eficiencia informativa, puede ser descortés en determinadas circunstancias. La
cortesía lingüística no es solamente un problema de normas sociales variables, apto
para ser estudiado por la sociología y la sociolingüística, sino también un problema de
Pragmática general, puesto que es imprescindible dar su lugar a la cortesía en la
descripción de los principios que guían la comunicación humana.

La teoría más difundida sobre la cortesía es la de Brown y Levinson10, expuesta
en su famoso libro Politeness. En el prólogo a este libro, J. Gumperz afirma que la
cortesía es uno de los elementos básicos del orden social, y una precondición de toda
forma de cooperación entre los seres humanos. La cortesía se refleja, como no podía
ser menos, en el lenguaje. Si podemos encontrar regularidades gramaticales y
sociales subyacentes que expliquen principios universales de cortesía y variaciones
según comunidades, situaciones e individuos, habremos dado un gran paso para
demostrar, dice Gumperz, que el lenguaje tiene básicamente naturaleza social.

La teoría de Brown y Levinson propone un marco teórico que da cuenta de los
datos interlingüísticos e interculturales, y hace predicciones que han sido
comprobadas en numerosos estudios de campo. Está basada en dos nociones: la
noción de que la comunicación es una actividad racional orientada hacia alguna
meta, y la noción de que cada individuo desea conservar su face o imagen pública.
La imagen pública (face) consiste en dos tipos de deseo: el deseo de
autoteterminación, de no recibir imposiciones (imagen negativa) y el deseo de ser
aprobado, aceptado (imagen positiva). Como la imagen del otro está constantemente
amenazada por nuestros actos lingüísticos, hemos de calcular bien los riesgos de
éstos, a fin de mantener con el interlocutor, hasta donde sea posible, la mejor
relación. Por ejemplo, pedir algo a alguien puede constituir una amenaza tanto a la
imagen positiva (la petición limita la autonomía de quien deba dar la respuesta) como a
la negativa (toda limitación de autonomía es reducción del espacio «privado»). Pero el
emisor puede, si conoce al destinatario (y otras peculiaridades contextuales), reducir el
efecto de esta amenaza alimentando ya la parte positiva de la imagen de este último:

10
P. Brown y C. Levinson, Politeness. Some universals in language use. Cambridge: Cambridge
University Press, 1987.
25
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

(37) Tú eres la única persona que puede ayudarme, ¿podrías prestarme el coche?

ya la negativa:

(38) Mira, lo siento; sé que esto es demasiado, pero, por favor, ¿podrías prestarme el coche?

En el primer caso el emisor trata de que el destinatario se sienta apreciado,
importante, indispensable (Tú eres la única persona que puede ayudarme); en el
segundo, viene a decir de modo patente que lo solicitado es una intrusión en el campo
del otro y que es consciente de semejante desacato (Mira, lo siento; sé que esto es
demasiado). Puede darse también el caso de que en el intercambio no se manifieste
reducción alguna, esto es, que la expresión sea abierta y directa:

(39) ¡Salten a los botes, rápido! (En un naufragio.)

(40) Oye, pásame el salero. (En una comida familiar.)



Se advierte en estos casos cómo la presión del contexto (la eficacia con que deba
transmitirse cierta información), la distancia social que medie entre los interlocutores, el
conocimiento mutuo que tengan de sí mismos, constituyen factores que influyen
decisivamente en cómo manifestar la cortesía y, por ende, en la elección de las formas
lingüísticas más apropiadas. Así, el imperativo no resulta, como se ve, «descortés» en
estos casos; en cambio, podrían resultar absurdas o descorteses, por lo
desconcertantes, otras expresiones pretendidamente «corteses»:

(41) Por favor, ¿serían ustedes tan amables de saltar con rapidez a los botes? Es que el barco se
está hundiendo.

(42) Por favor, ¿serías tan amable de pasarme la sal? Es que está muy lejos y no alcanzo.

Estos mismos factores pueden, según la situación, llevar a estrategias con que se
manifieste muy indirectamente, de modo encubierto, la intención del hablante y se
respete en gran medida, en virtud de ello, la imagen del destinatario. Si alguien me dice,
mientras me tomo con fruición un helado:

(43) ¡Vaya helado!



puedo interpretar, llegado el caso, que tal persona me ha pedido algo de modo
encubierto; por ejemplo, que le gustaría probar el helado en cuestión. Gracias a este
procedimiento, yo, el interpelado, quedo mucho más libre para responder que en el
caso de que tal petición hubiese sido formulada de un modo menos indirecto o de un
modo directo (por ejemplo, así: ¡Qué helado tan bueno! ¿Puedo probarlo? o Dame que
lo pruebe).
El mantenimiento de la imagen, que es a lo que responde la cortesía, es algo que se
espera sea mantenido dentro de los límites que se juzguen adecuados en una situación
comunicativa dada. Los hablantes conocen y explotan, cuando comunican, los factores

26
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

con que impregnan su expresión de la cortesía deseada; es decir, conocen de modo


efectivo las estrategias que con ellos cabe urdir en las distintas situaciones tanto para
«amenazar la imagen del otro» como para no hacerlo. Según Brown y Levinson los
factores en cuestión son los que siguen:

a) Distancia social (social distance): relación simétrica que incluye el grado de familiaridad y
contacto existente entre los interlocutores en un momento dado.

b) Poder relativo (relative power): relación asimétrica, esto es, el poder que el hablante puede
ejercer sobre el oyente en función de su pertenencia a algún estrato de cierta jerarquía social
establecida.

c) Grado de imposición (imposition ranking): el que en una cultura dada siempre conlleva la
realización de cierto acto (pedir, preguntar, anunciar; pedir, en nuestra cultura, un bolígrafo no tiene el
mismo peso que pedir prestado el coche o una suma considerable de dinero, etc.).

Con estos factores, que, como puede apreciarse, son de naturaleza social y
cultural, cabe calcular el riesgo que conlleva la realización de una acción que
amenace la imagen (que, en principio, es supuesta por cualquier intercambio
lingüístico):

Riesgo (AAI) x = (D + P + G) x

(AAI = «acción que amenaza la imagen»; D = «distancia social»; P = «poder relativo»; G =


«grado de imposición»)

Tras realizar este cálculo en cada situación, se opta en función de ello por la
estrategia más conveniente. He aquí el marco general de tales estrategias propuesto
por Brown y Levinson:

No haga la AAI Haga la AAI

encubiertamente abierta e indirectamente abierta y directamente



con Cneg. con Cpos.


(++) (+) (0) (-) (- -)
máximo mínimo

riesgo
(Cpos = «cortesía positiva»; Cneg = «cortesía negativa»)

Por tanto, si el intercambio pretendido arroja, tras el cálculo mencionado, un riesgo
muy alto, quizá convenga no emprender tal intercambio («No haga la AAI»). Si el riesgo
decrece, cabe emprenderlo («Haga la AAI»), pero su estructura, por lo que toca a la

27
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

cortesía, dependerá del grado que presente el riesgo en cuestión (de mayor a menor
riesgo: «AAI encubierta», «AAI abierta, indirecta y con cortesía negativa», «AAI abierta,
indirecta y con cortesía positiva» y «AAI abierta y directa»).

El estatus teórico de los principios de cortesía lingüística es campo abonado para
la discusión. ¿Son tan importantes las máximas de cortesía como las del principio de
cooperación o el de relevancia? Dicho de otro modo, ¿es tan necesario ser
cooperativo o relevante como cortés? Es difícil por ahora dar una respuesta definitiva
a esta pregunta. Lo que, sin embargo, no se puede pasar por alto es que la cortesía es
necesaria para llevar a cabo con éxito los actos de habla, porque permite el acceso al
interlocutor y el establecimiento de una buena relación con él, asegurándose así la
eficacia de la comunicación. Además, las normas de cortesía inciden directamente en
las elecciones lingüísticas: entonación, formas de tratamiento, tiempos verbales,
técnicas narrativas, etc.

BIBLIOGRAFÍA

(Las obras con (*) son de carácter elemental o introductorio.)

Allan, K. (1986): Linguistic Meaning, 2 vols., Londres, Routledge.

*Armengaud, F. (1985): La Pragmatique, París, Presses Universitaires de France.

Atkinson, J. M., Kilby, D. A., Roca, I. (1988): Foundations of General Linguistics, Londres, Allen & Unwin (2ª
edic.).

Austin, J. L. (1962): Cómo hacer cosas con palabras, Barcelona, Paidós, 1982.

*Bertuccelli-Papi, M. (1993): ¿Qué es la pragmática? Barcelona, Paidós, 1996.

*Blakemore, D. (1992): Understanding Utterances, Oxford, Blackwell.

Brown, P., Levinson, S. (1987): Politeness. Some Universals in Language Use, Cambridge, Cambridge
University Press.

*Calsamiglia Blancafort, H.; A. Tusón Valls (1999), Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso.
Barcelona, Ariel. (2ª edic. corr.: 2007.)

Calvo Pérez, J. (1994): Introducción a la pragmática del español, Madrid, Cátedra.

Cole, P. (ed.) (1978): Syntax and Semantics. 9. Pragmatics, Nueva York, Academic Press.

Cole, P. (ed.) (1981): Radical Pragmatics, Nueva York, Academic Press.

Cole, P., Morgan J. L. (eds.) (1975): Syntax and Semantics. 3. Speech Acts, Nueva York, Academic Press.

Davis, S. (ed.) (1991): Pragmatics: A Reader, Oxford, Oxford University Press.
28
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

1
En el texto siguiente se reproduce un fragmento del diario de Gurb, un
extraterrestre que visita la Tierra y observa sus costumbres:

04.00 Se me acerca una chica muy joven y atractiva. Con gran desenvoltura me pregunta
que si estudio o trabajo. Le respondo que, en realidad, no puede hacerse esta distinción, porque quien
estudia aplicadamente, realiza el más importante de los trabajos (para el día de mañana), del mismo
modo que, quien pone los cinco sentidos en su trabajo, algo nuevo aprende cada día. Sin duda
satisfecha por mi respuesta, la chica se aleja a buen paso.
(Eduardo Mendoza, Sin noticias de Gurb. Barcelona: Seix Barral, 1991; p. 104.)

! ¿Qué quiso decir la chica con su pregunta?
! ¿Cómo interpretó Gurb la pregunta de la chica?
! ¿Cómo reacciona la chica ante la respuesta de Gurb?
! ¿Cómo interpreta Gurb la reacción de la chica?

2
Etiquete los actos ilocutivos de las siguientes situaciones como afortunados o
desafortunados, aplicando criterios normales y cotidianos. En cada caso, nombre
también el acto ilocutivo correspondiente. El primer caso está resuelto a modo de
ejemplo.

1) Situación: Alguien le da un puñetazo a otra persona. La persona agredida dice:
¡Muchas gracias!
Acto ilocutivo: agradecer.
Desafortunado.

2) Situación: En la ceremonia religiosa de una boda, el sacerdote les dice a los
contrayentes: Yo os declaro marido y mujer.
Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

3) Situación: Una niña, nieta, a sus abuelos: ¡Deberíais avergonzaros de lo que habéis
hecho!
Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

4) Situación: Un hombre le dice a un amigo: Vendré a buscarte a las seis, al tiempo que
piensa: Para entonces ya me habré ido de la ciudad.
Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

5) Situación: Un mayordomo a un rey: Podéis retiraros ya, majestad.
Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

31
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

6) Situación: Alguien está fumando y otra persona le dice: Ten un cigarro.


Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

7) Situación: Un chico está sentado a la mesa, comiéndose su comida, y la madre le
dice: ¡Siéntate a la mesa ahora mismo!
Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

8) Situación: Dos personas están comiendo en la misma mesa. La sal está al alcance de
una de ellas, pero no de la otra. Esta dice a la primera: ¿Me pasas la sal, por favor?
Acto ilocutivo:
Afortunado/Desafortunado

3
Describe al menos dos efectos perlocutivos posibles de cada uno de los enunciados
que se hacen en las siguientes situaciones. Ya está hecho, como ejemplo, el (1).

(1) Un vecino a una mujer que acaba de enviudar: Lamento mucho lo ocurrido. Posibles
efectos: la oyente vuelve a tomar conciencia de su dolor y rompe a llorar; la oyente,
que se esperaba tal enunciado, contesta con una frase hecha: Gracias, ha sido un
golpe muy duro, pero tendré que acostumbrarme.

(2) Un profesor a un estudiante: Te parecerá fascinante el libro sobre los infinitivos en
swahili.

(3) Un niño a su profesora durante el recreo: Señorita, Guillermo ha dicho una
palabrota.

(4) En una partida de ajedrez, Un jugador al otro: Acabo de hacer un mal movimiento.

(5) Un policía a un hombre, en la calle: Buenas tardes. ¿Vive usted por aquí?

4
Los siguientes son actos ilocutivos; se sugieren cuatro condiciones de cumplimiento
para cada uno de ellos. En cada caso, solo dos de estas condiciones son correctas.
Indique cuáles son:

a) prometer:
a.1) El emisor debe pretender llevar a cabo lo prometido
a.2) El emisor debe ser inferior en status al destinatario.
a.3) Lo prometido debe ser algo que el emisor quiera.
a.4) Lo prometido debe ser algo moralmente malo.

32
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

b) disculparse:
b.1) El emisor debe ser responsable de aquello por lo que se disculpa.
b.2) El objeto de la disculpa debe ser (o haber sido) inevitable.
b.3) El objeto de la disculpa debe ser algo moralmente malo.
b.4) El emisor no debe querer que el objeto de la disculpa suceda (o haya sucedido).

C saludar:
c.1) El emisor y el destinatario deben ser de distinto sexo.
c.2) El emisor y el destinatario no deben estar en mitad de una conversación.
c.3) El emisor debe pensar que el destinatario ha sufrido recientemente una pérdida.
c.4) El emisor siente respeto hacia el destinatario y/o se siente unido (aunque sea
ligeramente) con él.

d) bautizar:
d.1) La persona o cosa bautizada no debe tener ya un nombre asignado y conocido para
el emisor.
d.2) La comunidad debe reconocer que el emisor tiene autoridad para bautizar.
d.3) La persona o cosa bautizada debe pertenecer al emisor.
d.4) La comunidad debe guardar un respeto considerable hacia la persona o cosa
bautizada.

e) protestar:
e.1) El emisor y el destinatario deben haber estado enfrentados con anterioridad.
e.2) El emisor debe desaprobar el estado de cosas por el que protesta.
e.3) El estado de cosas por el que se protesta debe ser desaprobado por la comunidad en
general.
e. 4) El destinatario debe ser considerado responsable (por el emisor) del estado de cosas
por el que protesta.

5
Dé las ilocuciones directas e indirectas de los siguientes enunciados. El primero está
resuelto, como ejemplo.

1) ¿Por qué no vamos a Portugal este verano?
D: Pregunta (sobre la causa de que algo no ocurra).
I: Sugerencia o propuesta del emisor al destinatario (de algo = ir a Portugal el verano
próximo).

2) Permítaseme decir que respaldo totalmente la orden del director.
D:
I:

3) Creo que me estás buscando.
D:
I :

4) Me veo obligado a pedirte que te marches.
D:
I:

33
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

5) ¿No crees que deberías llamar a tu madre?


D:
I:

Sugiera alguna réplica malintencionada o inapropiada, pero literalmente correcta,
para los enunciados (2)-(5).

6
Observa la siguiente tira de Mafalda:



! ¿En qué aspectos cumple o no Libertad con el Principio de Cooperación de
Grice?
! ¿En qué contexto la respuesta de Libertad a la profesora, en la primera viñeta,
se consideraría cooperativa?
! ¿Podría explicar a qué se debe la incomunicación entre Libertad y su
profesora?
! ¿Le parece que las respuestas de Libertad son incoherentes? ¿A qué
experiencias se refiere Libertad?

7
Examine las siguientes interacciones e intente analizarlas aplicando la teoría de la
implicatura. Indique qué máximas están implicadas en la eneración de
implicaturas, que implicaturas conversacionales se producen, si se cancelan en el
diálogo, etc. No damos información sobre los contextos de estos diálogos porque
son fáciles de imaginar. No obstante, caben diversas posibilidades a la hora de
recrearlos.

1 LUISA: Me puse triste y llamé a mi ex.
JUAN: ¿En qué orden?
2 PEPE: Tengo mil cosas que leer para la clase.
PADRE: A ver, ¿cuánto tienes que leer?

34
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

3 RAÚL: ¿Cuántos años tiene tu cuñada?


JUAN: Ya tiene esos sofocos y nervios y demás...
RAÚL: Con eso no me dices mucho; puede tener treinta como cincuenta, y sufrir de
esas cosas.
JUAN: Treinta no tiene, te lo aseguro.
4 PEPE: A veces no sé si tú me quieres tanto como antes.
PEPA: A veces no sé si no debí enamorarme de tu tío Aparicio.
5 ROSA: Lo que más me atrae de ti es tu amabilidad. Ni el duque de Windsor te supera.
JAVIER: No, al lado mío es un patán.
6 LUISA: ¿Te pagaron sesenta euros nada más?
LUIS: Oye, sesenta euros son sesenta euros.
7 PEPE: ¿Por qué me rechazas?
PEPA: Eres demasiado guapo.

8
Justifique ante qué tipo de implicatura (conversacional generalizada o
particularizada) se está en cada uno de los siguientes casos:

a)
A. ¿Puedo salirme a la calle a jugar un rato con Nacho?
B. ¿Cómo llevas los deberes?
(⇒ ‘No hay permiso hasta que termines los deberes’)


b)
La leche está tibia
(⇒ ‘La leche no está caliente’)

c)
El médico me ha prohibido que siga comiendo pan. Menos mal que he descubierto los picos y
las regañás.
(⇒ ‘El emisor no está dispuesto a seguir la prohibición del médico’)

d)
La camisa es blanca
(⇒ ‘La camisa es totalmente blanca’)

e)
¿Es usted el profesor de inglés?
(⇒ ‘El emisor considera al destinatario de algún modo superior’)

f)
Es más frío que un témpano
(⇒ ‘Es calculador, impasible, inhumano...’)

g)
La bandera de ese país es roja y azul
(⇒ ‘La bandera de ese país es en parte roja y en parte azul’)

35
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

9
Siguiendo el principio de la relevancia, analiza la interpretación más aceptable de
estos enunciados. Observe, en especial, qué papel desempeñan las
descodificaciones lingüísticas y las inferencias en su interpretación:

1. [En el autobús, Inma intenta abrir una ventanilla, no puede y comenta en voz alta, para que la
oiga su compañera de asiento:] Parece que no se puede abrir.

2. [En una tienda. La compradora, de baja estatura, se prueba un abrigo que le llega hasta los
tobillos y le dice a la empleada que no está muy segura de que le siente bien. La vendedora
responde:] La ropa larga sienta mejor a las altas, por lo general.

3. En la facultad. Un estudiante recibe corregido su trabajo sobre Pragmática. La nota no es muy
buena y los márgenes están llenos de correcciones. Le pregunta al profesor si debe hacer el
trabajo de nuevo, y este responde:] A veces lo mejor es leer de nuevo la teoría, para
comprenderla a fondo.

4. [Manolo y Rocío, dos jóvenes que tienen poco dinero y que sienten interés por las comidas
exquisitas, leen el menú de un restaurante. El plato de pulpo cuesta 12 euros, el de «pulpitos
medianos» cuesta 20 euros, y el de «minipulpitos» cuesta 30 euros. Rocío dice:] Yo quiero
pulpitos microscopiquísimos, que son los mejores, pero no hay.

10
Lea los siguientes enunciados y explique si los considera irónicos y por qué.

1 [Un grupo de amigos van en una furgoneta alquilada. Mercedes, una de las
pasajeras, se dirige al conductor:]
Tres días más y ya sabes conducir, ¿eh?
2 [Carla y Sofía consideran que el atuendo de Patricia, su compañera de trabajo, es
horrible:]
Se ha gastado un dineral en el abrigo.
3 Cristina y Mario van a un restaurante a cenar. Cuando entran se dan cuenta de que
son los únicos clientes. El restaurante está vacío. Le dice Cristina a Mario:]
Te dije que teníamos que haber reservado mesa.

11
Los siguientes cuatro ejemplos responden a otras tantas estrategias para pedir a
alguien cinco mil pesetas. ¿Qué grado de cortesía muestra cada una de tales
estrategias? ¿A qué tipo responden en la clasificación de Brown y Levinson?

a) Oye, prestame 30 euros.
b) Oye, tío, ¿me puedes prestar 30 pavos?
c) Mira, lo siento mucho, pero ¿podrías prestarme 30 euros?
d) ¡Vaya por Dios! Me he quedado sin dinero y no hay ningún cajero cerca...

36
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

12
Ordene los siguientes enunciados desde ‘el más cortés’ (según Brown y Levinson) al
‘menos cortés’. Indique también qué estrategia se ha empleado:

a) ¿Le parece bien pagar la mitad del importe de la factura treinta días antes de la entrega?
b) Recibirá usted una factura por el importe de la midad del pedido treinta días antes de la
entrega.
c) Tiene que pagar la mitad de la factura antes de la entrega.
d) Aunque nuestro deseo es ofrecer siempre el mejor trato a nuestros clientes y nos resulta
muy difícil plantear unas condiciones de pago así, la compañía ha decidido que el importe
de la mitad de lo facturado sea satisfecho treinta días antes de la entrega.

13
Cortesía positiva y cortesía negativa. Observe los siguientes enunciados e intente
adjudicarles un solo valor: si fomentan la cortesía positiva o la negativa.

1 A mí también se me hinchan los pies después de volar tantas horas.
Ponte cómoda, quítate los zapatos.
2 Soy malísima para los trabajos manuales. Seguro que no puedo armar
esta mesita.
3 Cuando termines, ¿podré usar tu diccionario?
4 Felicidades por la novia, ¿eh?
5 ¿Me haría usted el gran favor de quitar los pies de mi asiento?
6 Buenas tardes, señor. Permítame su carné de conducir, por favor.
7 Ven el sábado; no vayas a faltar que te mato.
8 Quería invitarte a una cena; sé que estás muy ocupada, pero
realmente me gustaría mucho que pudieras venir.
9 Oye, ¿con qué te lavas el pelo que te brilla tanto?
10 Mira, me es muy difícil pedirte esto, pero...

14
A) En el diálogo siguiente hay dos opciones para la intervención de B. ¿Cómo usa en
cada caso este hablante la cortesía?

A: Bueno, he intentado explicárselo del modo más claro, creo. Ahora tengo que irme, porque
tengo otra tutoría. Espero que la preparación del trabajo le resulte más fácil ahora.
B: a) Todavía no entiendo estos materiales.
b) Si tengo algún problema, ¿puedo esperar a pasado mañana y preguntarle las dudas?

B) En este otro diálogo, ¿cómo usa la cortesía el cliente?

Camarero: Señor, ¿le traigo algo para beber?
Cliente: Naturalmente, todo el mundo bebe, ¿no?


37
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

C) Una agencia de selección de personal responde con una carta a las personas que
no han sido admitidas para cierto puesto de trabajo. ¿Cómo interpretaríamos, si
fuésemos los destinatarios de tal carta, las siguientes frases contenidas en ella y
relacionadas con nuestra carencia de preparación para el puesto?:

a) {...} No entendemos cómo se ha molestado usted en solicitar este empleo. {...}
b) {...} Tenemos algunas dudas en relación con su preparación y experiencia anteriores. {...}

38
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

TEST

1
El contenido de las expresiones deícticas ha de ser determinado en los siguientes ámbitos:
__________.

a) fonología y pragmática
b) fonología y gramática
c) gramática y pragmática

2
En los enunciados Le entregó el paquete y se fue corriendo y Se fue corriendo y le entregó el
paquete la conjunción “y” expresa, entre otros, el contenido de “y después”. Este contenido
es interpretable a partir de __________.

a) el contenido lógico-semántico de la proposición
b) la aplicación de principios pragmáticos en la interpretación
c) la estructura morfosintáctica del enunciado

3
Una de estas aseveraciones es verdadera:

a) H quiere decir no naturalmente ‘z’ cuando profiere E, si y solo si: i) H intenta que E
cause un efecto ‘z’ en O; ii) H intenta que (i) se cumpla simplemente porque O
reconoce la intención de (i).
b) H quiere decir no naturalmente E cuando profiere ‘z’, si y solo si: i) H intenta que E
cause un efecto ‘z’ en O; ii) H intenta que (i) se cumpla simplemente porque O
reconoce la intención de (i).
c) H quiere decir no naturalmente ‘z’ cuando profiere E, si y solo si: i) H intenta que ‘z’
cause un efecto E en O; ii) H intenta que (i) se cumpla simplemente porque O
reconoce la intención de (i).

4
Una de las siguientes aseveraciones es verdadera:

a) En un primer momento del desarrollo de su teoría de los actos de habla, Austin
distinguía entre enunciados asertivos y constativos.
b) En un primer momento del desarrollo de su teoría de los actos de habla, Austin
distinguía entre enunciados asertivos y realizativos.
c) En un primer momento del desarrollo de su teoría de los actos de habla, Searle
distinguía entre enunciados constativos y realizativos.

39
Lingüística. Tema 8. Pragmática.

5
Una de estas aseveraciones es verdadera:

Si alguien se ve asaltado por un delicuente y este dice: Tengo una navaja, en este
enunciado
a) el acto locutivo es la emisión oral de “tengo una navaja”, el ilocutivo es una
advertencia y el perlocutivo es una amenaza.
b) el acto ilocutivo es la emisión oral de “tengo una navaja”, el locutivo es una amenaza
y el perlocutivo es una advertencia.
c) el acto perlocutivo es la emisión oral de “tengo una navaja”, el ilocutivo es una
advertencia y el locutivo es una amenaza.

6
Considere el siguiente diálogo:

A.: [en la cocina] Oye, ¿qué ha pasado con el jamón que he cortado para la cena?
B.: [en el salón] El perro parece muy contento.
La intervención del hablante B supone __________.

a) la obediencia a las máximas del PC
b) una violación encubierta de las máximas del PC
c) un choque entre máximas del PC
d) una violación patente de máximas del PC

7
Considere el siguiente diálogo:

A.: Te quiero mucho.
B.: Y tú no puedes ni imaginar lo que yo te quiero a ti. [En realidad, B no quiere a A.]
La intervención del hablante B supone __________.

a) la obediencia a las máximas del PC
b) una violación encubierta de las máximas del PC
c) un choque entre máximas del PC
d) una violación patente de máximas del PC

8
Si alguien dice Heredó tres millones de euros, este enunciado conlleva la implicatura de “tres
millones de euros exactamente: ninguno más”. Esta implicatura es __________.

a) conversacional particularizada
b) conversacional generalizada
c) conversacional personalizada

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

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Una de las siguientes aseveraciones es verdadera:

a) Según la teoría de la relevancia, ante un enunciado como Tu padre no lo haría así, las
explicaturas son el resultado de asignarles referencias a “tu padre”, “lo” y “así”, y las
implicaturas son el resultado de interpretar el contenido intencional implícito del
emisor.
b) Según la teoría de la relevancia, ante un enunciado como Tu padre no lo haría así, las
implicaturas son el resultado de asignarles referencias a “tu padre”, “lo” y “así”, y las
explicaturas son el resultado de interpretar el contenido intencional implícito del
emisor.
c) Según la teoría de la relevancia, ante un enunciado como Tu padre no lo haría así, lo
dicho está constituido por las explicaturas, y lo comunicado por las implicaturas.
d) Según la teoría de la relevancia, ante un enunciado como Tu padre no lo haría así, lo
dicho está constituido por las implicaturas, y lo comunicado por las explicaturas.

10
Según el modelo de Brown y Levinson, solo se emplea cortesía positiva o negativa en una AAI
cuando esta se lleva a cabo de modo __________.

a) encubierto
b) abierto e indirecto
c) abierto y directo

11
Observe el siguiente diálogo:

[A la salida de una conferencia:]
Persona A: ¿Qué te ha parecido la conferencia?
Persona B: Te invito a un café.
La persona B viola la máxima de __________.

a) cantidad
b) modo
c) relación
d) cualidad

12
Según la teoría de la relevancia, cuando se interpreta, en determinado contexto, un
enunciado como ¿Dónde está el gato?, la desambiguación de la expresión “el gato” (que
puede aludir a un animal o a un instrumento mecánico) es una operación que forma parte
__________.

a) del significado convencional
b) de lo comunicado
c) de lo dicho

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

13
¿Cuál de estos asertos es falso?

a) La Semántica se ocupa del significado lingüístico; la Pragmática, del significado del
hablante.
b) La Semántica se ocupa del contenido comunicado; la Pragmática, del contenido
literal.
c) La Semántica se ocupa del significado convencional; la Pragmática, del sentido.

14
Observe este diálogo:

[En la calle:]
Persona A: ¿Tiene hora?
Persona B: Sí.
La aportación de la persona B viola la máxima de __________.

a) cantidad
b) modo
c) relación
d) cualidad

15
Imagine que le va a pedir a un amigo/a de confianza que le preste 6000 euros. A la hora de
calcular el riesgo de esta AAI, ¿a qué factor le concedería más importancia?:

a) distancia social
b) poder relativo
c) grado de imposición

16
Si se hace una promesa (“prometo que…”), este acto cuenta como el compromiso que
adquiere el hablante, ante el oyente, de realizar cierto acto en el futuro. Este aspecto de la
promesa es condición __________.

a) preparatoria
b) esencial
c) de sinceridad

17
Según la teoría de la relevancia, cuando, a partir de una enunciado como El presidente del
gobierno no asistió a los actos de ayer, el oyente deduce a qué persona hace referencia la
expresión “el presidente del gobierno” y obtiene, por tanto, una __________.

a) implicatura
b) parte del significado literal
c) explicatura

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

18
Si alguien dice a otra persona: Esto es demasiado. Lo siento mucho. Pero necesito el coche.
¿Me lo prestas?, está impregnando su enunciado de cortesía __________.

a) positiva
b) negativa
c) neutra

19
Si alguien le dice a otra persona: Oye, como tú entiendes un montón de este tema, ¿podrías
ayudarme?, este enunciado constituye una AAI realizada

a) abierta e indirectamente con cortesía positiva.
b) abierta y directamente.
c) abierta e indirectamente con cortesía negativa.

20
Si alguien le dice a su mujer/marido, tras un accidente en casa perfectamente evitable: Eres
un desastre; nunca aprenderás, el enunciado resulta descortés porque, con respecto al
destinatario, atenta contra la imagen __________ de este.

a) positiva
b) negativa
c) neutra

21
Si alguien dice en determinada situación: Tienes algo en la oreja,

a) el acto locutivo es el estado de cosas expresado; el acto ilocutivo es una afirmación;
el acto perlocutivo es una advertencia de algo.
b) el acto locutivo es una afirmación; el acto ilocutivo es el estado de cosas expresado;
el acto perlocutivo es una advertencia de algo.
c) el acto locutivo es una advertencia de algo; el acto ilocutivo es una afirmación; el
acto perlocutivo es el estado de cosas expresado.

22
Imagine que le va a pedir a un amiga de confianza que es experta en informática, que
descargue cierta canción de internet. A la hora de calcular el riesgo de esta AAI, ¿a qué factor
le concedería más importancia?:

a) distancia social
b) poder relativo
c) grado de imposición

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

23
Imagine que le va a pedir a su vecina, una señora mayor con la que solo intercambia saludos
en el ascensor, que le riegue las plantas durante las vacaciones. A la hora de calcular el riesgo
de esta AAI, ¿a qué factores les concedería más importancia?:

a) distancia social y grado de imposición
b) poder relativo y distancia social
c) grado de imposición y poder relativo

24
Dos de las siguientes reglas concernientes al acto de disculparse son falsas:

1) El emisor debe ser responsable de aquello por lo que se disculpa.
2) El objeto de la disculpa debe ser (o haber sido) inevitable.
3) El objeto de la disculpa debe ser algo moralmente malo.
4) El emisor no debe querer que el objeto de la disculpa suceda (o haya sucedido).

a) 1) y 3)
b) 2) y 4)
c) 1) y 4)
d) 2) y 3)

25
Dos de estas aseveraciones son verdaderas.

1) Según Searle, las reglas del fútbol son constitutivas y regulativas.
2) Según Searle, las reglas del juego del póker son regulativas pero no constitutivas.
3) Según Searle, las reglas lingüísticas no son regulativas pero sí constitutivas.
4) Según Searle, las reglas lingüísticas son regulativas y constitutivas.

a) 1) y 3)
b) 2) y 3)
c) 1) y 4)
d) 2) y 4)

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Lingüística. Tema 8. Pragmática.

RESPUESTAS

1 C 11 C 21 A
2 B 12 C 22 A
3 A 13 B 23 A
4 B 14 A 24 D
5 A 15 C 25 C
6 C 16 B
7 B 17 C
8 B 18 B
9 A 19 A
10 B 20 A

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