Semántica, Definición

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1.1.

SEMÁNTICA Y SIGNIFICADO

La Semántica es la disciplina que estudia el significado de las expresio-


nes lingüísticas. Como estrategia metodológica, es común separar el estu-
dio del significado de las palabras y el de las expresiones más complejas,
como sintagmas y oraciones. Distinguimos, en consecuencia, entre
Semántica léxica y Semántica composicional. La Semántica léxica se
ocupa de todo lo relativo al significado de las palabras; la Semántica com-
posicional parte del supuesto de que las palabras tienen significado y se
centra en descubrir cuál es la contribución que la estructura y las relacio-
nes sintácticas aportan a la construcción de las expresiones complejas.
¿Qué entendemos por significado? En la lengua común, utilizamos el
término significado para referirnos a relaciones a veces muy diferentes,
sin que esto suponga ningún problema. Por ejemplo, en ocasiones, llama-
mos significado a una relación natural entre causas y efectos, como cuan-
do alguien dice Estas nubes significan lluvia; en otras, a una relación con-
vencional entre forma y contenido, como en La luz verde significa que se
puede pasar; en otras, a lo que para un individuo concreto representa algo,
como cuando alguien afirma Ella significa mucho para mí. Estas relacio-
nes —que no agotan, ni mucho menos, la variedad de correspondencias a
las que podemos referirnos de manera informal como significar— están
mediadas por nuestro conocimiento del mundo, por otros conocimientos
culturales más o menos compartidos, por el contexto, o por la experiencia
individual; y el significado parece depender también de las intenciones
comunicativas de quien emplea una expresión, lo cual indica que es parti-
cularmente sensible a los datos de su entorno…: el resultado es que el sig-
nificado se presenta como una realidad variable y heterogénea.
El hecho de que existan vertientes diferentes de lo que comúnmente lla-
mamos significado sin duda puede ser relevante como objeto de reflexión
general, pero esto no quiere decir que el estudio de todas ellas sea de inte-

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APUNTES DE SEMÁNTICA LÉXICA

rés para la Semántica, o que se puede abordar de la misma forma y con los
mismos instrumentos. Una teoría semántica de orientación lingüística debe
manejar una caracterización más precisa de la noción de significado y debe
servirse de un conjunto auxiliar de nociones explícitas y unívocas, es decir,
de un metalenguaje propio y específico.

1.2. OBJETIVOS DE LA SEMÁNTICA LÉXICA

Antes de proseguir en la búsqueda de una noción satisfactoria de signi-


ficado, es interesante preguntarse qué tipo de resultados sería sensato espe-
rar de una teoría del significado de las palabras. Ello nos ayudará a decidir
cómo caracterizar el significado, de modo que la noción propuesta recubra
los aspectos que parezcan de interés y que sean susceptibles de ser tratados
de manera homogénea. Una teoría es un marco que permite describir y
explicar un conjunto homogéneo de fenómenos. Para ello, se buscan regu-
laridades y generalizaciones que hagan posible la obtención de caracteriza-
ciones sencillas y explicativas de los fenómenos. Pues bien, parece que una
teoría léxica que quiera ser satisfactoria debería ser capaz de lograr los
siguientes objetivos (Cf. Cruse, 2000:1.6.2 y 5.2):
• Caracterizar el significado de las palabras: Cualquier hablante de
español es capaz de ofrecer definiciones informales de una buena
parte de las palabras de su lengua: por tanto, los significados de
estas palabras forman parte del conocimiento implícito que posee
sobre uno de los diferentes niveles que integran la lengua que habla.
La caracterización de este conocimiento interiorizado es siempre
una tarea básica de cualquier disciplina lingüística. Por lo que al
significado se refiere, cualquier modelo de descripción semántica
debe aspirar a caracterizar de manera científica en qué consiste el
significado de las palabras y en qué términos puede describirse y
explicarse. Una manera intuitiva de cumplir este objetivo consiste
en hacer un inventario de las palabras de una lengua e indicar qué
significan: los diccionarios son el instrumento de descripción del
significado lingüístico que resulta más familiar para los hablantes.
Los diccionarios representan, sin duda, una aproximación intere-
sante a los problemas que se plantean al tratar de dar cuenta del sig-
nificado, aunque seguramente no son para una teoría semántica el
modo ideal de explicarlo. En consonancia con lo que se hace en

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EL ESTUDIO DEL SIGNIFICADO LÉXICO

otras disciplinas, habría que buscar unidades mínimas y procedi-


mientos comunes en la caracterización del significado léxico.
• Dar cuenta de las relaciones que mantienen las palabras en vir-
tud de su significado: Cualquier hablante es, igualmente, capaz de
establecer diferentes tipos de relaciones intuitivas entre los significa-
dos de muchas palabras: entre joven y adulto, o entre bicicleta y mani-
llar, o entre caballo y corcel. Estas relaciones son relativamente esta-
bles y comunes, y ello permite suponer que tanto las relaciones que se
descubren como la organización del léxico que de ellas se deriva res-
ponden no sólo a una estructuración del léxico con realidad psicoló-
gica, sino también a algún tipo de lógica interna que la teoría debe ser
capaz de describir y caracterizar.
• Caracterizar los diferentes tipos de significado: Es común pensar
que los significados están esencialmente ligados a la realidad extra-
lingüística a la que se refieren las palabras; y es común pensar, en
consecuencia, que la principal repercusión de una diferencia de sig-
nificado entre dos palabras se manifiesta en una diferencia inmedia-
ta en el tipo de realidad a la que hacen referencia. Sin embargo, esto
no es siempre así. Por ejemplo, la diferencia entre suspender y catear
no tiene nada que ver con el tipo de resultado al que estas palabras se
refieren, y ambas podrían intercambiarse en una oración sin que ello
afectara a la verdad o falsedad de lo que se dice: He suspendido las
matemáticas / He cateado las matemáticas; lo que hace diferentes a
estos dos verbos es fundamentalmente el registro de uso con el que
cada uno se asocia: suspender se relaciona con un registro formal o
neutro, mientras que catear evoca inmediatamente una situación
informal y coloquial. De modo semejante, la diferencia de significado
entre las palabras fresa y frutilla no tiene nada que ver con el tipo de
entidad referida, sino con la procedencia geográfica del hablante
(digamos, España o Argentina). Y ello indica que los parámetros de
variación del significado son más amplios, e incluyen, entre otros, fac-
tores situacionales, geográficos y sociales. El estudio de estos pará-
metros de variación debe también formar parte de las tareas de una
teoría semántica.
• Explicar la variación contextual del significado: Una buena parte
de las palabras varía de manera más o menos acusada en función del

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APUNTES DE SEMÁNTICA LÉXICA

contexto lingüístico en que aparezcan. Por ejemplo, un verbo como


abrir significa cosas ligeramente diferentes si lo que se abre es una
botella, un libro, un paraguas, la boca o la sesión inaugural de un con-
greso. Esta diversidad no parece suponer ningún problema de uso
para los hablantes de una lengua. Lo esperable sería, por lo tanto, que
estas variaciones de significado fueran, en cierto modo, predecibles; y
si éste es el caso, la teoría semántica debería explicar cuáles son los
principios que las determinan.
• Explicar cómo surgen nuevos significados: Una propiedad sor-
prendente del significado es su flexibilidad, que le permite adap-
tarse siempre a nuevas situaciones. Las palabras van ampliando sus
significados y adquiriendo contenidos nuevos para adaptarse a los
cambios de la realidad que nos circunda. Por ejemplo, hace poco
más de 30 años por ratón entendíamos preferentemente un cierto
tipo de roedor, mientras que ahora el significado que a muchos nos
resulta más familiar y más inmediato es el que nos permite rela-
cionar esta palabra con una cierta clase de dispositivo informático.
La creación de nuevos significados a partir de otros ya existentes
no es arbitraria, sino que tiene que tener algunas bases estables;
otra de las tareas de la Semántica es explicar cuáles son los princi-
pios generales que determinan las extensiones y los cambios de sig-
nificado.

1.3. LAS DIFICULTADES DE UNA TEORÍA DEL SIGNIFICADO LÉXICO

1.3.1. Los principales problemas

Las tareas recién mencionadas recubren una buena parte de conoci-


miento que un hablante tiene de cómo funciona el significado de las pala-
bras de su lengua, y representan, como se dijo, los diferentes objetivos que
cabría exigir a una teoría adecuada. El conseguirlo es una labor que no está,
desde luego, exenta de dificultades. La teoría semántica debe hacer frente a
varios escollos (Cfr. Saeed, 1997: 1.3).
1. El problema de los instrumentos de descripción. A primera vista,
caracterizar el significado de las palabras no parece una tarea tan difí-

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EL ESTUDIO DEL SIGNIFICADO LÉXICO

cil: basta con dar definiciones adecua-


das. Esta actividad se enfrenta inme-
diatamente con el problema —bien
conocido para los lexicógrafos— de
que en un diccionario monolingüe las
definiciones de las palabras se dan en
la misma lengua cuyos significados se
trata de definir, de modo que habrá
que definir también el significado de
las palabras de la definición y así suce-
sivamente, en un proceso que no pare-
ce tener fin... Esto produce un inme- John Saed es catedrático de
diato efecto de circularidad. La Lingüística en el Trinity College
circularidad es resultado de la coinci- de la Universidad de Dublín.
Es autor de uno
dencia que se produce en Lingüística de los manuales de Semántica
entre la lengua objeto de estudio (el más importantes.
lenguaje-objeto) y la lengua que se (Imagen tomada de
tcdlocalportal.tcd.ie/pls/public/
emplea para describir y caracterizar
staff.detail?p_unit=clcs&
este objeto (el metalenguaje). Pero ¿es p_name=jsaeed)
posible «salir» de la lengua para expli-
car el significado?
2. El problema de la naturaleza del significado. La pregunta de cuál
es la naturaleza exacta del significado representa un problema clási-
co no sólo para la Lingüística, sino también para la Filosofía del len-
guaje y para la Psicología. Cuando nos preguntamos dónde residen
los significados de las palabras, es muy probable que respondamos
que están en la mente de los hablantes, en forma de ideas o concep-
tos. A partir de esas ideas somos capaces de conectar las palabras con
las entidades de la realidad: si esto no fuera así (al menos, en parte),
simplemente no podríamos usar las palabras de manera significati-
va. Pero entonces, si convenimos en que el significado tiene existen-
cia en la mente de los hablantes, no resulta fácil elaborar una teoría
sobre algo tan inaprensible y subjetivo. ¿Es posible objetivar el signi-
ficado?
• El problema de la distinción entre conocimiento léxico y cono-
cimiento enciclopédico. Las explicaciones semánticas tienen que
resolver también las dificultades que derivan del hecho de que el

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APUNTES DE SEMÁNTICA LÉXICA

concepto que los hablantes tienen sobre determinadas realidades


no siempre se corresponde de manera exacta con sus rasgos obje-
tivos. Por ejemplo, hay personas que ignoran que las ballenas son
mamíferos, así que caracterizan a estos animales como tipos de
peces. ¿Es distinto, entonces, el significado de ballena para uno
que sabe que las ballenas son mamíferos y para uno que cree que
son peces? Esta pregunta plantea otra de naturaleza más general y
más abstracta: ¿es posible distinguir el conocimiento lingüístico de
otras formas de conocimiento?; y, en particular ¿podemos distin-
guir entre el conocimiento del léxico y el conocimiento enciclo-
pédico, es decir, el conocimiento que tenemos sobre las realidades
designadas por las palabras? Para superar este escollo, podríamos
imaginar que una definición ideal del significado debería venir de
los expertos de los diferentes ámbitos, para que las definiciones
siempre fueran exactas y precisas. Pero ésta no parece una solu-
ción adecuada: por un lado, porque convertiría a la Semántica en
la totalidad de la ciencia —algo que, obviamente, no resulta de-
seable—; y, por otro, porque esta propuesta no tiene en cuenta que
normalmente nos entendemos perfectamente sin necesidad de
poseer grandes conocimientos especializados... Es más, el cono-
cimiento lingüístico parece ampliamente compartido por todos
los miembros de una comunidad, mientras que el conocimiento
enciclopédico depende más del nivel de instrucción de cada indi-
viduo.

• El problema de la lexicalización de los conceptos. El número


de conceptos que un individuo puede formar en su mente es
potencialmente infinito; sin embargo, el número de palabras de
una lengua es limitado: ello indica que, de las múltiples concep-
tualizaciones posibles, la lengua sólo lexicaliza (es decir, sólo
expresa de manera léxica) algunas. En consecuencia, no basta con
pensar simplemente que las palabras son la exteriorización de un
inventario común y compartido de conceptos. Las distinciones lin-
güísticas que se manifiestan en el léxico no son, por tanto, un refle-
jo verbal de una realidad estructurada de antemano, sino que son
las palabras las que imponen una estructura a la realidad y a nues-
tro modo de percibirla: esta estructuración está ampliamente
mediada por la cultura y varía notablemente de una lengua a otra.

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EL ESTUDIO DEL SIGNIFICADO LÉXICO

3. El problema de la variación contextual del significado.


Finalmente, al mencionar más arriba la cuestión de la variación
contextual del significado, se ha limitado esta variación al contexto
lingüístico inmediato, es decir, a las palabras y los sintagmas con las
que se combina directamente una palabra. Sin embargo, todos sabe-
mos que la carga de significado que puede adquirir una palabra está
en función de muchos factores extralingüísticos y situacionales que
configuran el contexto entendido en un sentido amplio: la variación
contextual se multiplicaría exponencialmente si tomáramos en cuen-
ta todos estos otros factores. Ninguna caracterización del significado
podría nunca incluir toda la información posible, ya que ésta es
potencialmente infinita, y depende en último extremo de variables
únicas e irrepetibles. ¿Cómo podemos reducir este ámbito?

1.3.2. Algunas respuestas

Los objetivos de la teoría semántica y las dificultades que se interponen


en su camino representan los dos motores que hacen avanzar la investiga-
ción en este terreno: se intenta salvar las dificultades para estar cada vez
más cerca de los objetivos propuestos.
Con respecto al problema de la circularidad, la mejor solución consiste
en utilizar un metalenguaje propio, es decir, un conjunto articulado y
orgánico de nociones básicas, dotado de todas las propiedades exigibles a
un vocabulario científico: explicitud, univocidad, economía… Este meta-
lenguaje puede estar basado en la lengua común, pero tiene que ser, nece-
sariamente, distinto a ella, imponiendo modificaciones específicas a los tér-
minos que se usarán en la caracterización semántica. Los diversos enfoques
teóricos difieren en la selección de las unidades que configuran este voca-
bulario técnico y en la consiguiente identificación de los conceptos básicos
a los que dichos términos se refieren. Sería deseable, por ejemplo, disponer
de un inventario limitado de unidades mínimas (o primitivos semánticos;
Cf. § 5.4) que permitieran explicar el significado de todas las palabras como
resultado de la combinación de estas unidades; de hecho, hay varias pro-
puestas que siguen este tipo de enfoque. En cualquier caso, ninguna teoría
puede hacerse de espaldas a un conjunto de instrumentos descriptivos de
este tipo.

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