7222 Ygw
7222 Ygw
7222 Ygw
El poblamiento urbano
Aproximarnos al concepto de ciudad no es fácil. Una ciudad es un espacio de extensión
variable, habitada por un grupo de población con altas densidades. Es el que caracteriza
a las poblaciones de más de 10.000 habitantes, o ciudades. Además del número de
habitantes, distinguen al poblamiento urbano del rural estos criterios:
Criterio numérico: en España un núcleo se considera ciudad si tiene 10.000
habitantes o más.
Criterios dados por, la morfología, aspectos formales o externos: edificación
compacta, en altura, grandes bloques de oficinas,etc.
Criterio dado por las actividades a las que se dedican sus habitantes. En este sentido
la ciudad se define en términos negativos, las actividades que no acogen son las agrarias.
Pese a todo ello, cada día es más difícil distinguir entre los dos tipos, entre zona urbana y
rural, especialmente en la periferia de las ciudades.
3) Tras la caída del imperio romano, la urbanización peninsular que sufrió un retroceso
en la época medieval como consecuencia de la invasión de los pueblos bárbaros. Solo a
partir del siglo X se asiste a un resurgimiento de las ciudades propiciado por la apertura
del Camino de Santiago y a la intensificación del proceso de Reconquista y de repoblación.
Estas circunstancias dieron lugar a la creación de nuevas ciudades (Segovia, Ávila,
Salamanca, Soria, Palencia, etc.) cuya fundación obedeció a razones militares (defensa de
los territorios conquistados) o a motivos comerciales. Entonces habitaban la Península
dos pueblos con religiones, culturas y modos de vida diferentes, lo que se traducirá en
dos modelos de ciudad: la cristiana y la musulmana.
a) La población de la ciudad cristiana vivía de la ganadería y de la agricultura de secano, y
la actividad industrial y mercantil era muy escasa. Las ciudades desempeñaban una
función militar y estratégica, de ahí que el paisaje urbano se caracterizara por pequeños
recintos amurallados cuyas calles solían ser estrechas y estar bordeadas con pórticos y
soportales. En el centro se situaba la plaza y en ella se levantaba la iglesia, utilizada
también como lugar para el mercado. Las ciudades se componían de parroquias cuya
advocación daba nombre a los barrios. Las ciudades que surgen en esta época responden
principalmente a dos tipos de planos: el radioconcéntrico, y el plano irregular.
b) Gran parte de las ciudades musulmanas se fundaron sobre poblados anteriores. Solían
emplazarse en lugares estratégicos por su carácter defensivo (Loja, Antequera, Lorca,
Niebla, Toledo) o al lado de ríos y barrancos, que podían servir de defensa natural, aunque
otras ciudades se situaron en lugares llanos, caso de Valencia, Sevilla, Córdoba o Écija. El
paisaje de la ciudad islámica se caracterizaba por un conjunto apretado de edificios
rodeados y protegidos por una muralla que la separaba radicalmente del exterior. Lo más
representativo de la ciudad islámica es su plano, en el que destacaban unas cuantas calles
transversales o radiales de trazado sinuoso que enlazaban con las entradas o puertas de
la ciudad; las calles eran angostas, quebradas y torcidas; también eran frecuentes los
callejones ciegos o sin salida, llamados adarves.
Eje ibérico, que une las tres grandes metrópolis peninsulares: Lisboa, Madrid, y Barcelona,
con el engarce en el Ebro de la ciudad de Zaragoza. Este eje es la columna vertebral de la
comunicación por terrestre con Europa en su salida por Cataluña. Madrid con su situación
central dentro del sistema de infraestructuras le confiere una posición de conexión entre
varios ejes. Tiene un gran peso dentro del sistema económico español, aunque sufre
problemas de congestión; por ello, está extendiendo su área de influencia a las provincias
limítrofes.
Eje mediterráneo o levantino. Se extiende de Girona a Murcia; es uno de los que tiene
mayor potencial de desarrollo. Está plenamente consolidado desde el punto de vista de
la red urbana, su nivel de urbanización es muy elevado y presenta una estructura
económica muy diversificada: industrial, terciaria, agrícola, y sobre todo turística.
Eje cantábrico. Se desarrolla desde el País Vasco a Galicia. Presenta algunas
discontinuidades y está marcado por las relaciones en sentido norte-sur; es el espacio
más debilitado porque, además del declive minero-industrial, carece de recursos
sustitutivos. Su alto nivel de urbanización, heredero de las etapas anteriores, convive con
un declive urbano, un débil crecimiento económico y una red urbana estancada y poco
integrada en las redes vecinas.
Eje del Ebro. Discurre desde Bilbao hasta Tarragona y, aunque ofrece un gran potencial,
tiene algunos vacíos demográficos en las provincias de Huesca, Zaragoza y Lleida. Es el
nexo de unión con el eje ibérico y con el eje mediterráneo.
Eje atlántico gallego. Concentra la mayor parte del sector productivo gallego y forma
parte de un eje de mayor envergadura que se prolonga hacia Oporto (Portugal) y que ya
ha hecho realidad su conexión con el eje del Cantábrico.
Ejes andaluces: a) litoral andaluz. El litoral andaluz constituye un gran corredor de gran
importancia turística y es, además la continuación natural del eje mediterráneo y enclave
de conexión con África. B) Eje transversal andaluz. Se articula en torno a la Autovía del
92 y pretende el desarrollo de las ciudades situadas en el llamado surco intrabético y la
conexión del territorio andaluz con el Levante.
Eje Madrid-Andalucía. Además de presentar problemas orográficos, hay grandes zonas
con potenciales demográficos muy bajos a su paso por Castilla-La Mancha y parte de
Andalucía; sin embargo, los ámbitos más meridionales del eje, como la zona de Sevilla y
el área de Jerez de la Frontera y Cádiz, tienen un fuerte crecimiento demográfico.
Eje del oeste. Ruta de la Plata. Se extiende desde Huelva y Sevilla hasta el Principado de
Asturias; mantiene en todo el interior tasas demográficas bajas, aunque comprende dos
focos de alto potencial. Es el menos importante.