Quimioterapia

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Qué es, cómo funciona y tipos


de quimioterapia
Escrito en 17 Diciembre 2019

Índice del artículo

 Qué es, cómo funciona y tipos de quimioterapia

 Como funciona
 Tipos de quimioterapia
 Principales farmacos de quimioterapia antineoplasica
 Bibliografia

 Todas las páginas

Autoras:
Dra. Carmen Guillén Ponce
Dra. María José Molina Garrido

La vigésimo segunda edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua define


el término quimioterapia como el tratamiento de las enfermedades por medio de
productos químicos (1).

La Wikipedia adopta una definición similar y tan amplia del término quimioterapia; sin
embargo, lo acota al señalar que en medicina, se llama tratamiento quimioterápico al
que se administra para curar la tuberculosis, algunas enfermedades autoinmunes y el
cáncer (2).

Lo más habitual, es que el término quimioterapia se reserve a los fármacos empleados


en el tratamiento de las enfermedades neoplásicas o cancerígenas que tienen como
función el impedir la reproducción de las células cancerosas. Durante las décadas de
1960 y 1970 se tendía a identificar todo tratamiento médico del cáncer con
quimioterapia. El tratamiento hormonal u hormonoterapia, aunque con una historia
mucho más larga, sólo se limitaba a algunos cánceres con células sensibles a hormonas,
como el cáncer de mama y el de próstata; este tipo de tratamiento todavía tiene mucha
utilidad en algunos casos. La inmunoterapia también ocupaba un lugar propio en las
clasificaciones de los fármacos antineoplásicos, y aunque con resultados iniciales
desalentadores, con grandes perspectivas en la actualidad debido al desarrollo de
anticuerpos monoclonales con relevancia clínica. A partir de la década de los 90, el
desarrollo de los fármacos diseñados contra dianas moleculares específicas (targeted
therapy), anticuerpos moleculares específicos y pequeñas moléculas con acción
intracelular, modificó el concepto de tratamiento del cáncer a lo que es ahora mismo.

Hay más de 50 fármacos antineoplásicos distintos, que se pueden emplear solos o en


combinación. La elección del tratamiento depende del tipo de tumor, de su localización,
del estado general de paciente, de los tratamientos administrados previamente, etc.

Ya en el año 1600 antes de Cristo, se trataba a los pacientes con cáncer, según indica un
papiro egipcio referente a la cirugía del cáncer de mama. La palabra quimioterapia se la
debemos a Erlich, que concibió la idea de tratar el cáncer con moléculas de estructura
conocida que destruyeran células cancerosas y respetara las sanas. Sin embargo, la
quimioterapia no se empleó inicialmente con fines médicos, sino como arma militar,
como es el caso del gas mostaza en la Primera Guerra Mundial. Tras varios años
usándolo, se observó que los niveles de glóbulos blancos eran más bajos en los militares
que estuvieron expuestos a este tipo de sustancia, de lo que se dedujo que quizás dicho
producto podría tener capacidad para matar células. La mostaza nitrogenada fue el
primer fármaco en mostrar regresiones tumorales en pacientes con linfoma de Hodgkin,
y el primer quimioterápico aprobado por la Agencia reguladora de medicamentos de
Estados Unidos (Food and Drug Administration [FDA]) para uso humano. Por otra
parte, las observaciones del efecto del ácido fólico sobre la leucemia linfoblástica
infantil dieron lugar al desarrollo de los fármacos antifolatos (3). Desde la década de los
cuarenta hasta nuestros días, el desarrollo de los agentes citostáticos ha sido
espectacular.

Avances significativos se han hecho en el desarrollo de la quimioterapia del cáncer.


Varios cánceres avanzados se pueden curar con combinaciones de quimioterapia. La
quimioterapia se ha integrado en programas de tratamiento multimodal con cirugía y
radioterapia. Excelentes resultados se han observado en varios tumores sólidos,
incluyendo cánceres de mama, colon, esófago y cabeza y cuello, entre otros.

Sin embargo, la quimioterapia tiene una gran limitación, que es su escasa especificidad.
El mecanismo de acción es provocar una alteración celular ya sea en la síntesis de
ácidos nucleicos, división celular o síntesis de proteínas. La acción de los diferentes
citostáticos varía según la dosis a la que se administre. Debido a su inespecificidad
afecta a otras células y tejidos normales del organismo, sobre todo si se encuentran en
división activa. Por tanto, la quimioterapia es la utilización de diversos fármacos que
tiene la propiedad de interferir con el ciclo celular, ocasionando la destrucción de
células.

Además, otro obstáculo importante que afecta a su eficacia para lograr la curación
completa en algunos cánceres avanzados es la aparición de resistencias a los agentes de
quimioterapia, bien resistencias de novo o adquiridas. Esfuerzos importantes se
continúan haciendo para elucidar los mecanismos de resistencia celular a fármacos.
Cómo funciona

La cirugía y la radioterapia actúan eliminando tumor a nivel local. La quimioterapia, se


distribuye de forma sistémica, y actúa tanto localmente como en todas las zonas del
organismo, y puede destruir células malignas que estén a distancia. 

En las últimas décadas, la aplicación de técnicas moleculares de análisis de ADN de las


células normales y neoplásicas ha permitido identificar los mecanismos críticos por los
que la quimioterapia induce la muerte celular, así como los genes específicos asociados
a resistencia a la quimioterapia. Igualmente, la tecnología ha proporcionado la
posibilidad de conocer los cambios que confieren “quimiosensibilidad” con un fármaco
concreto. Las aproximaciones terapéuticas más modernas afectan a las células malignas
de manera más eficaz, y protegen los tejidos normales del efecto del tratamiento.

La inhibición del crecimiento celular puede tener lugar a varios niveles:

 • Sobre la síntesis y función de las macromoléculas. Éste es el principal mecanismo de acción


de la gran mayoría de los antineoplásicos. Cuando se interfiere con la síntesis de grandes
cantidades de macromoléculas en una célula tumoral, ésta muere.
 • Sobre la organización citoplasmática.
 • Sobre la síntesis y función de la membrana celular.
 • Sobre el entorno de la célula cancerosa en crecimiento.

El ciclo celular de las células cancerosas es similar al de las células normales. El


crecimiento de cada célula se inicia en la denominada fase G1, en la que se producen las
enzimas necesarias para la síntesis de ADN, ARN y otras proteínas. Tras esta fase,
viene un periodo de síntesis de ADN (fase S), en el que tiene lugar la síntesis de ADN
de cada ciclo. Posteriormente, la célula tumoral entra en el periodo premitótico (fase
G2), en el que se sintetiza ARN y proteínas, seguido por la mitosis (fase M), tras la cual,
tiene lugar la división física, que lleva a la formación de dos células hijas que entran de
nuevo en la fase G1. Esta última fase está en equilibrio con el estado de reposo,
denominado G0. Las células en fase G0 son relativamente inactivas respecto a la
síntesis de macromoléculas, por lo que son insensibles a muchos de los agentes
quimioterápicos, en especial, a aquellos que afecten a la síntesis de macromoléculas.

La mayoría de los antineoplásicos se agrupan en función a si dependen o no de que la


célula esté en una fase distinta a G0 o no, o si la actividad es mayor en alguna de las
fases del ciclo citadas previamente.

Los fármacos específicos de ciclo celular más utilizados son cisplatino, carboplatino,
doxorrubicina, dacarbacina y melfalán; por el contrario, algunos de los fármacos no
específicos de ciclo celular son la carmustina y la lomustina.
Hace varias décadas Skipper enunció los fundamentos que consideró básicos en cuanto
a la acción de la quimioterapia (4), entre estos destacan:

 • Unas células residuales tras la cirugía o la radioterapia exitosas sobre un tumor localizado
pueden causar una recurrencia incurable. La extensión de este concepto a las micrometástasis
serviría de fundamento para el tratamiento adyuvante.
 • La quimioterapia mata a las células cancerosas en cultivo según una cinética de primer orden
o logarítmica, es decir, una dosis determinada mata a una fracción constante de células, con
independencia de la cantidad de células expuestas. Existe una relación dosis-respuesta propia
de cada fármaco y tipo de tumor. Una de sus consecuencias más importante es que es
improbable que un solo ciclo de quimioterapia pueda resultar curativo, por tanto la
quimioterapia deberá administrarse en múltiples ciclos repetidos para incrementar las
posibilidades de curación. Una de las limitaciones es la heterogeneidad tumoral, que hace que
cada tipo celular tenga diferente sensibilidad y resistencia a los fármacos empleados.
 • Existe una relación inversa entre la cantidad de células tumorales (tumor burden) en el
momento de iniciar la quimioterapia y la probabilidad de curación. A medida que crece el
tamaño del tumor su fracción de crecimiento disminuye. Otros aspectos como la tasa de
muerte celular pueden contribuir adicionalmente a la desviación del crecimiento exponencial.
Pero haber diferencias cinéticas importantes entre los diferentes focos tumorales en el mismo
individuo.
 • Las células en reposo cinético son más resistentes a la citotoxicidad de la quimioterapia que
las que se encuentran en fase de división.

Los modelos animales para seleccionar fármacos activos poseen un cierto valor
predictivo de respuesta a su utilidad en humanos. La combinación de diferentes
modalidades terapéuticas citorreductoras ofrece mayor probabilidad de curación que su
uso aislado.

Especialmente, el uso de cirugía y/o radioterapia para erradicar el tumor primario,


combinado con quimioterapia para tratar de erradicar las micrometástasis.
Estos principios siguen en relativa vigencia pese al tiempo que ha pasado desde que se
postularon. Por ejemplo, hoy en día no tenemos dudas de que la quimioterapia
adyuvante (tras el tratamiento quirúrgico en enfermedad localizada extirpada por
completo) es capaz de curar una fracción de pacientes, mientras que el mismo tipo de
quimioterapia aplicada a pacientes con metástasis no suele resultar curativa. En general,
los tumores que mejor responden a la quimioterapia y que ésta los puede curar, son los
que tienen una fracción de crecimiento más elevada, como los tumores germinales, las
leucemias agudas, linfomas de alto grado, etc.

Un aspecto importante relacionado con la cinética celular y la citotoxicidad se refiere a


la toxicidad sobre los tejidos sanos. Los tejidos con mayores tasas de recambio celular,
tales como la médula ósea y el epitelio de la mucosa digestiva resultan más dañados con
la quimioterapia. Véase el apartado de efectos secundarios de la quimioterapia.

En función a su sensibilidad a la quimioterapia, se puede clasificar a los tumores en


varios grupos. Se entiende por “quimiosensibles” a aquellos tumores en los que la
quimioterapia consigue respuestas en más del 50% de los casos y respuestas completas
en el 15-20% de los pacientes, como es el caso del cáncer de mama, el de ovario, el de
próstata o el microcítico de pulmón. Existe, además, algunos tumores “quimiocurables”,
en los que muchos de los pacientes pueden curarse con la quimioterapia, como el
linfoma de Hodgkin, los linfomas no Hodgkin de alto grado, el carcinoma de testículo, o
el carcinoma embrionario de ovario.

Hay otros tumores considerados “quimiorresistentes”, en los que en menos de la mitad


de los enfermos se consigue una respuesta con la quimioterapia, y la supervivencia no
aumenta significativamente con ésta, como el melanoma, el hepatocarcinoma y el
cáncer de riñón. Para estos tipos de cáncer resulta mucho más eficaz que la
quimioterapia el empleo de otros agentes con mecanismos de acción distintos a la
quimioterapia, como la inmunoterapia o los agentes dirigidos a terapias biológicas
(terapias anti-diana).

Se han descrito muchos mecanismos de resistencia a la quimioterapia: insuficiente


transporte al interior celular, metabolismo intracelular acelerado, rápida eliminación del
compartimento intracelular, incremento de la capacidad de reparación del daño
producido al ADN, activación de vías de señalización de supervivencia de la célula,
inhibición de vías de señalización de muerte celular programada (apoptosis), etc.

La administración de varios fármacos (poliquimioterapia combinada y secuencial) con


distintos mecanismos de acción se postuló que podría evitar las resistencias y mejorar
los resultados clínicos. Sin embargo, no siempre se debe utilizar poliquimioterapia para
el tratamiento de todos los tipos tumorales y en todas las circunstancias. Muchos
tumores sólidos con similar índice de proliferación presentan muy diferente
quimiosensibilidad y resistencia. La poliquimioterapia puede aumentar el riesgo de
toxicidad y en algunas ocasiones se no ha demostrado que la adición de un tercer o
cuarto fármaco a las combinaciones añada un beneficio relevante, y sí una toxicidad
considerable (5).

Por otra parte, existen otros dos conceptos importantes: “densidad de dosis” e
“intensidad de dosis” de quimioterapia. Se requieren múltiples ciclos sucesivos de
quimioterapia para reducir el volumen tumoral de manera progresiva. El intervalo entre
los ciclos de quimioterapia puede resultar crítico para impedir la repoblación tumoral.
La densidad de dosis se refiere al máximo acortamiento posible de los intervalos entre
ciclos, se dispone de datos de esta forma de administración en el tratamiento del cáncer
de mama (6). La intensidad de dosis se refiere al incremento de dosis de quimioterapia
de forma moderada con el soporte de factores de crecimiento hematopoyéticos; se ha
relacionado con éxitos en algunas neoplasias hematológicas.

Un problema de la quimioterapia es la dificultad de que los fármacos atraviesen la


barrera hematoencefálica, lo que limita el tratamiento de las metástasis cerebrales.
También se ha observado que en los últimos años, con la mejora de los tratamientos
sistémicos ha aumentado el número de recaídas de tumores sólidos en forma de
metástasis cerebrales. En este sentido se han desarrollado estrategias como la irradiación
holocraneal profiláctica, la quimioterapia intratecal, nuevos fármacos con mayor
capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica, tratamiento tópico con Gliadel®
de tumores cerebrales resecados, etc.
Se conocen otros factores que entorpecen el acceso del fármaco a las células tumorales,
como la neovascularización formada por capilares anómalos. La hipótesis de
normalización de la vasculatura por fármacos antiangiogénicos mejoraría el acceso de la
quimioterapia al tumor y se potenciaría su acción (7). Veáse el capítulo de nuevas
terapias.

Pese a los numerosos avances en fármacos dirigidos frente a dianas moleculares


específicas, la quimioterapia sigue teniendo un papel fundamental en el tratamiento del
cáncer, como se ha demostrado en las últimas décadas.

OBJETIVOS CLÍNICOS PARA EVALUAR LA RESPUESTA A


LA QUIMIOTERAPIA

En los pacientes con cáncer avanzado y con enfermedad medible, es posible evaluar la
respuesta a la quimioterapia de manera individual. Uno de los indicadores más
importantes de la efectividad clínica de la quimioterapia es la tasa de respuesta.

Si se obtiene una respuesta completa con la quimioterapia, significa que no se detecta


enfermedad tumoral en las pruebas radiológicas ni en los análisis ni por la exploración
física u otras exploraciones complementarias.

Un indicador muy importante para evaluar la calidad de la respuesta completa es la


supervivencia libre de recaída desde el momento en el que el tratamiento se discontinúa.

Cuando el cáncer reaparece si se eliminó por completo, se denomina que hay una
recaída de la enfermedad.

Si con el tratamiento se consigue respuesta parcial, significa que el tratamiento ha


matado algunas células cancerígenas, pero no todas. El cáncer se ha reducido, pero
todavía se ven lesiones tumorales en las pruebas de imagen o en las exploraciones que
se le realizan al paciente.

Otro término médico en la evaluación de la respuesta es el de Enfermedad estable o


estabilización de la enfermedad, que significa que el las lesiones tumorales no se han
modificado de tamaño de manera significativa (existen unos límites establecidos a priori
para establecer si las variaciones en el tamaño de las lesiones se consideran estables o
que se han modificado, tanto reducido como aumentado).

Si no existe beneficio del tratamiento y las lesiones tumorales crecen durante el mismo,
se denomina Progresión de la enfermedad.
Comúnmente se emplea el término “tiempo a la progresión” para evaluar el tiempo
desde que se obtuvo la respuesta inicial o estabilización hasta que las lesiones tumorales
vuelven a crecer, si aparecen resistencias al tratamiento de quimioterapia empleado.

En la quimioterapia adyuvante no se pueden aplicar estos términos de evaluación de


respuesta porque se aplica la quimioterapia cuando el tumor primario ya se ha extirpado
por cirugía y no queda enfermedad en el momento de administración de la
quimioterapia. En los programas de tratamiento adyuvante, la supervivencia libre de
recaída y la supervivencia global son los principales indicadores.

Tipos de quimioterapia

SEGÚN LA FINALIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN

La quimioterapia para el tratamiento del cáncer se suele combinar con cirugía y


radioterapia, de manera que el mejor abordaje del tratamiento es el multidisciplinar. El
objetivo de la quimioterapia consiste en la destrucción de células tumorales. Según
cuándo y con qué finalidad se administre la quimioterapia respecto a las otras
modalidades terapéuticas del cáncer, ésta se clasifica en:

 • Quimioterapia adyuvante: Es la quimioterapia que se administra generalmente después de


un tratamiento principal como es la cirugía, para disminuir la incidencia de diseminación a
distancia del cáncer. La identificación de una población de pacientes que son candidatos a
tratamiento adyuvante se basa en los datos disponibles sobre su riesgo de recurrencia tras un
tratamiento local solo. Actualmente, la quimioterapia adyuvante se considera el estándar de
tratamiento para muchos tipos de tumores, incluyendo el cáncer de mama o el cáncer de
colon en estadios precoces.
 
 • Quimioterapia neoadyuvante: Es la quimioterapia que se inicia antes de cualquier
tratamiento quirúrgico o de radioterapia con la finalidad de evaluar la efectividad in vivo del
tratamiento. La quimioterapia neoadyuvante disminuye el estadio tumoral pudiendo mejorar
los resultados de la cirugía y de la radioterapia y en algunas ocasiones la respuesta obtenida al
llegar a la cirugía, es factor pronóstico. La quimioterapia neoadyuvante se utiliza en el
tratamiento del cáncer de canal anal, vejiga, mama, esófago, laringe, cáncer de pulmón no
microcítico y sarcoma óseo.
 
 • Quimioterapia de inducción o conversión: la quimioterapia para enfermedad avanzada que
se utiliza antes de cualquier otro tipo de tratamiento local, con intención de reducir la cantidad
de enfermedad o lograr convertir la enfermedad en operable, cuando inicialmente no lo era
(por ejemplo, quimioterapia de conversión o inducción en cáncer de colon con enfermedad
metastásica limitada al hígado, con metástasis irresecables de entrada, pero que se busca con
la quimioterapia una reducción del tamaño y/o número de las metástasis para convertirlas en
operables).
 
 • Radioquimioterapia concomitante: También llamada quimioradioterapia, que se administra
de forma concurrente o a la vez con la radioterapia con el fin de potenciar el efecto de la
radiación o de actuar espacialmente con ella, es decir potenciar el efecto local de la radiación y
actuar de forma sistémica con la quimioterapia.
 
 • Quimioterapia paliativa: en tumores que no se vayan a intervenir quirúrgicamente por
existir metástasis a distancia y cuando la finalidad del tratamiento no sea curativa.

SEGÚN EL MODO DE ADMINISTRACIÓN

 • Monoterapia: administración de un único fármaco antineoplásico.


 
 • Poliquimioterapia: Es la asociación de varios agentes antineoplásicos que actúan con
diferentes mecanismos de acción, sinérgicamente, con el fin de disminuir la dosis de cada
fármaco individual y aumentar la potencia terapéutica de todas las sustancias juntas. Esta
asociación de quimioterápicos suele estar definida según el tipo de fármacos que forman la
asociación, dosis y tiempo en el que se administra, formando un esquema de
quimioterapia. Los esquemas de quimioterapia habitualmente se denominan por un acrónimo
formado por la primera letra de cada uno de los fármacos de quimioterapia que componen el
esquema (por ejemplo, el esquema MIC: mitomicina, ifosfamida y cisplatino).
o • Poliquimioterapia combinada: administración de varios fármacos conjuntamente.
o • Poliquimioterapia secuencial: administración de fármacos secuencialmente.

SEGÚN LA VÍA DE ADMINISTRACIÓN

Hay diferentes vías de admistración de la quimioterapia. La elección de la vía de


administración depende del tipo de cáncer, de su localización y especialmente de los
fármacos de quimioterapia que se vayan a emplear.

La vía más habitual es la intravenosa. Frecuentemente se utiliza un catéter para la


infusión, que en ocasiones se adhiere a un dispositivo pequeño, de plástico o de metal,
que se coloca bajo la piel y evita pinchazos (port-a-cath); aunque hay múltiples
dispositivos permanentes que permiten la administración de quimioterapia, como los
catéteres centrales de inserción periférica (PICC), catéteres Hickman,
etc. Generalmente, la duración de la infusión del tratamiento por vía intravenosa
depende del fármaco y del esquema que se emplee, al igual que la periodicidad de los
ciclos de administración, que también es variable según cada fármaco y esquema de
quimioterapia.

En los últimos años, con la intención de facilitar la administración de quimioterapia, se


han desarrollado y comercializado agentes de quimioterapia por vía oral; éste es el caso
de capecitabina y temozolamida, entre otros. El tipo de administración por vía oral, no
significa la ausencia de toxicidad, por lo que siempre se deben manejar y administrar
por oncólogos médicos expertos en su prescripción, mecanismo de acción y manejo de
la toxicidad.
Por otro lado, la administración de quimioterapia regional se utiliza para incrementar la
perfusión de quimioterapia en determinadas localizaciones. Los principales tipos de
quimioterapia regional son: la quimioterapia intracavitaria, bien sea intravesical,
intraperitoneal, intrapleural, intradural, y la quimioterapia intraarterial. Habitualmente,
estas vías sólo se utilizan en situaciones especiales, por ejemplo: quimioterapia
intraperitoneal en el caso de carcinomatosis peritoneal por tumores de ovario o de
origen digestivo; quimioterapia intratecal en el caso de linfomas de alto grado o
carcinomatosis meníngea; quimioterapia intravesical en los tumores superficiales de
vejiga.

En raras ocasiones se inyecta directamente la quimioterapia intratumoral o intralesional,


en el propio cáncer. En la mayoría de los casos se considera experimental, como en
tumores de cabeza y cuello, sarcoma de Kaposi, etc.

SEGÚN EL MECANISMO DE ACCIÓN

Los fármacos quimioterápicos se dividen en dos categorías principales, citotóxicos y


citostáticos.

Aunque desde una perspectiva clínica, el principio fundamental es que los fármacos a
emplear en el tratamiento del cáncer deben presentar un índice terapéutico adecuado, es
decir, contar con evidencias de eficacia clínica que justifiquen su uso, tener un perfil de
toxicidad aceptable (previsible, reversible y manejable), e idealmente contar con una
explicación coherente sobre su mecanismo acción, desde el punto de vista del desarrollo
clínico de nuevos fármacos.

Los modelos para los citostáticos frente a los citotóxicos son claramente diferenciados
en sus fases iniciales. En el caso de los fármacos citotóxicos, los objetivos en estudios
iniciales deben ser la toxicidad limitante de dosis y conocer la dosis recomendada,
además de la tasa de respuestas. Por el contrario, los estudios iniciales de fármacos
citostáticos principalmente se valorará la farmacodinámica o el efecto biológico de la
saturación de la diana sobre la que actúa, además del tiempo a la progresión y la
capacidad de estabilización de la enfermedad (3).

Principales fármacos de quimioterapia


antineoplásica

Algunas de las categorías más utilizadas son las siguientes:


1) AGENTES ALQUILANTES (8)

Actúan directamente sobre el ADN al incorporar grupos alquilo que dan lugar a la
formación de puentes inter o intra catenarios responsables de la alteración funcional del
ADN y en último término, de la muerte celular.

A este grupo pertenecen: mecloretamina, ciclofosfosfamida, ifosfamida, melfalán,


clorambucilo, alquilsulfonatos (busulfán), aziridinas (tiotepa), mitomicina C, nitrosureas
(carmustina, lomustina, fotemustina, etc), hidracinas y derivados de tiazinas
(dacarbazina, procarbazina, temozolamida) y agentes alquilantes no clásicos como
hexametilmelamina (altretamina).

Se emplean en las leucemias crónicas, el cáncer de pulmón, linfomas de Hodgkin y no


Hodgkin, mieloma múltiple y cáncer de ovario, entre otros tumores.

Temozolamida es un análogo estructural de la dacarbazina. Se trata de una molécula


lipfílica que tiene una rápida absorción gastrointestinal y atraviesa la barrera
hematoencefálica. Se indica en el tratamiento de tumores cerebrales y melanoma.

2) DERIVADOS DE PLATINO (9)

Forman enlaces covalentes con la guanina y adenina del ADN. La mayoría de estas
uniones son intracatenarias, aunque también pueden ser intercatenarias.

Los fármacos más importantes de este grupo son: cisplatino, carboplatino y oxaliplatino.

Se utilizan para el tratamiento del cáncer de pulmón, cáncer de vejiga, tumores


germinales, cáncer de ovario, cáncer de cabeza y cuello, cáncer de esófago, cáncer de
estómago, etc.

Oxaliplatino es un análogo de tercera generación del cisplatino. Su mecanismo de


acción es similar al de éste, pero además se une a proteínas nucleares y citoplasmáticas.
Su principal indicación es el tratamiento del cáncer colorrectal.

3) ANTIMETABOLITOS

Estos fármacos inhiben la acción de las enzimas relacionadas con la síntesis de purinas
y pirimidinas, lo que resulta en la depleción celular de éstas y en la alteración de la
síntesis de los ácidos nucléicos.
Entre estos se encuentran: antifolatos (metotrexate, raltitrexed, pemetrexed), análogos
de pirimidinas (5-fluorouracilo, fluoropirimidinas orales, arabinósido de citosina,
gemcitabina), análogos de las purinas (6-mercaptopurina, tioguanina), análogos de la
adenosina (fludarabina, pentostatina, cladribina).

Se utilizan para el tratamiento del cáncer de mama, cáncer de cabeza y cuello,


osteosarcoma, leucemias, linfomas, cáncer colorrectal, enfermedad trofoblástica
gestacional, cáncer de pulmón no microcítico, mesotelioma, cáncer de páncreas, cáncer
de vejiga, cáncer de ovario, entre otras indicaciones.

Metotrexate puede administrarse vía oral, pero presenta un perfil de absorción errático y
saturable con dosis superiores a 25 mg/m 2. También se puede administrar por inyección
intramuscular.

Entre las fluoropirimidinas orales destacan capecitabina y UFT.

Capecitabina es un profármaco de 5-fluorouracilo (5-FU), que se administra vía oral y


se absorbe por las células intestinales. Por medio de varios pasos enzimáticos se
transforma en 5-FU y alcanza concentraciones elevadas en el tejido tumoral respecto al
tejido sano. Se utiliza principalmente para el tratamiento del cáncer colorrectal y del
cáncer de mama, y tiene actividad también en cáncer gástrico.

Arabinósido de la citosina (ARA-C) es un antimetabolito con escasa biodisponibilidad


oral (<20%). Cuando se administra intravenoso se aclara rápidamente del plasma.
Atraviesa la barrera hematoencefálica (40%). Se administra por vía intravenosa para el
tratamiento de leucemias agudas y linfomas; y por vía intratecal para el tratamiento de
estas mismas enfermedades hematológicas y de la carcinomatosis meníngea.
Metotrexate también se puede administrar por vía intratecal con esta misma finalidad.

4) AGENTES QUE INTERACCIONAN CON LAS


TOPOISOMERASAS

Las topoisomerasas son enzimas que desempeñan un papel fundamental en los procesos
de replicación, transcripción y reparación del ADN. Modifican la estructura terciaria de
doble hélice del ADN sin alterar la secuencia de nucleótidos. En humanos se han
identificado tres tipos de topoisomerasas (I, II y III).

Se incluyen en este grupo los siguientes fármacos: antraciclinas (adriamicina,


daunorrubicina, análogos de adriamicina [4-epirrubicina, idarrubicina], doxorubicinas
liposomales, mitoxantrona), epipodofilotoxinas (etopósido, tenipósido), derivados de la
camptotecina (irinotecan, topotecan), actinomicina D, amsacranina.
Las antraciclinas son un grupo de compuestos antitumorales muy utilizados en la
clínica, son antibióticos derivados de una actinobacteria. Se han propuesto varias
opciones que justifican su acción antitumoral: intercalación entre las bases del ADN,
inhibición de la topoisomerasa II, generación de radicales libres y alteración de las
membranas celulares. Se utilizan principalmente en el tratamiento de leucemias y
linfomas, cáncer de mama, sarcomas, cáncer de ovario, cáncer de endometrio, cáncer
microcítico de pulmón, cáncer de tiroides, cáncer gástrico y tumores pediátricos, entre
otros. Entre las toxicidades limitante de dosis de las antraciclinas, destaca la
cardiotoxicidad (la dosis acumulada de adriamicina a la que existe riesgo de
cardiotoxicidad es por encima de 400 mg/m 2; para epirrubicina es de 900 mg/m 2), por lo
que se aconseja monitorización periódica de la fracción de eyección del ventrículo
izquierdo (FEVI) cardíaco mediante ecocardiografía o radionúclidos (MUGA). Por otra
parte, se trata de compuestos muy vesicantes si se extravasan durante la infusión.
Las doxorrubicinas liposomales se diseñaron con la finalidad de disminuir la toxicidad
cardíaca de la adriamicina. En la actualidad disponemos de tres formulaciones:
liposomas convencionales (Myocet®), liposomas circulantes de vida media larga
(Daunosome®), liposomas pegilados (Caelyx®). Estos compuestos son además de
menos cardiotóxicos que las antraciclinas, menos vesicantes y provocan menos
alopecia. Por el contrario, pueden producir más mucositis y afectación cutánea en forma
de eritrodisestesia palmoplantar.
El etopósido es una epopodofilotoxina, que se incluye como un componente importante
de regímenes curativos de cáncer de células germinales; también se utiliza para el
tratamiento del cáncer de pulmón microcítico y no microcítico, y en el cáncer gástrico,
linfomas y sarcomas pediátricos. Se puede administrar por vía intravenosa y oral (al
doble de dosis).

Los derivados de la camptotecina (irinotecan y topotecan) son inhibidores potentes de la


topoisomerasa I. Irinotecan se emplea principalmente para el tratamiento del cáncer
colorrectal metastásico; aunque también ha demostrado utilidad en el cáncer gástrico y
en el cáncer de pulmón (microcítico y no microcítico). La toxicidad limitante de dosis
de irinotecan es la diarrea (hasta en el 80% de los pacientes, y en un 40% grave); la
segunda toxicidad es la neutropenia, que se suele presentar a partir de 7-10 días de la
administración del fármaco.
También se han desarrollado formulaciones liposomales de irinotecan, como MM-398,
que recientemente ha demostrado eficacia en el tratamiento del cáncer de páncreas tras
el uso de quimioterapia basada en gemcitabina.

Topotecan se utiliza principalmente para el tratamiento del cáncer de ovario, cáncer de


cérvix y cáncer microcítico de pulmón. Su principal toxicidad es hematológica
(neutropenia).

5) AGENTES QUE INTERACCIONAN CON LOS


MICROTÚBULOS

Los microtúbulos son polímeros proteicos que están presentes en el citoplasma de las
células y son vitales para su viabilidad, ya que forman parte del huso mitótico que
permite la migración de los cromosomas durante la mitosis, previamente a la división
celular.

Además participan en otras acciones celulares como el transporte, la secreción,


locomoción, adhesión, mantenimiento de la forma, etc.

Los agentes quimioterápicos que interaccionan con los microtúbulos son: alcaloides de
la vinca (vincristina, vinblastina), taxanos (paclitaxel, docetaxel y los nuevos taxanos),
análogos de las epotilonas.

Los alcaloides de la vinca son compuestos naturales derivados del arbusto Vinca
rosácea. Su mecanismo de acción se caracteriza por su unión a la tubulina, induciendo la
rotura del huso mitótico. Se utilizan para el tratamiento de neoplasias hematológicas,
linfomas y mieloma múltiple; también para sarcomas de partes blandas, tumor de
Wilms, neuroblastoma, carcinoma microcítico de pulmón, cáncer de vejiga, cáncer de
testículo y sarcoma de Kaposi. La vinorelbina también se utiliza para el tratamiento del
cáncer de mama y de cáncer de pulmón no microcítico. La vinorelbina se puede
administrar por vía intravenosa (20-30 mg/m2) y por vía oral (60-80 mg/m2). Un efecto
frecuente de los alcaloides de la vinca es la irritación en el lugar de la inyección, por lo
que se requieren infusiones rápidas; también pueden provocar neurotoxicidad, incluido
íleo paralítico.

Los taxanos derivan de la corteza del tejo y son fármacos de primer orden el tratamiento
del cáncer. Se administran por vía intravenosa.

Paclitaxel tiene una actividad elevada en el cáncer de mama, cáncer de ovario y cáncer
de pulmón no microcítico; además ha demostrado actividad en cáncer de endometrio, de
cérvix, de testículo y de cabeza y cuello. Un efecto secundario poco frecuente pero muy
relevante es la posibilidad de reacciones infusionales relacionadas con el disolvente
cremofor (en el 40% sin premedicación y 1-3% si se utiliza ésta). Otro efecto
secundario importante es la neurotoxicidad, principalmente en forma de parestesias en
manos y pies, que es dosis dependiente.

Docetaxel es otro taxano semisintético que, al igual que paclitaxel, se utiliza para el
tratamiento del cáncer de mama, cáncer de pulmón no microcítico, cáncer de próstata,
cáncer gástrico y cáncer de cabeza y cuello; también tiene actividad en cáncer de ovario.
La toxicidad limitante de dosis de docetaxel suele ser la neutropenia. Las reacciones de
hipersensibilidad ocurren en <3% de los casos. Son frecuentes otras alteraciones como:
alopecia, astenia, artralgias, mucositis, diarrea, retención de líquidos, lagrimeo, etc.

Recientemente, se ha desarrollado Nab-paclitaxel, que consiste en paclitaxel ligado a


albúmina por medio de una nueva nanotecnología. Nab-paclitaxel contiene
nanopartículas de un tamaño de aproximadamente 130 nm constituidas por paclitaxel
unido a albúmina sérica humana, donde el paclitaxel está presente en estado amorfo, no
cristalino. Tras la administración intravenosa, las nanopartículas se disocian
rápidamente y se vuelven complejos solubles de paclitaxel unido a albúmina de un
tamaño de aproximadamente 10 nm. Se sabe que la presencia de albúmina unida a
paclitaxel favorece el transporte de éste a través de las células endoteliales para que
llegue el fármaco desde el torrente sanguíneo al tumor, y que este transporte está
mediado por el receptor de albúmina, que permite que la quimioterapia penetre más
eficientemente en los tejidos. Sus principales efectos secundarios, al igual que para otros
taxanos, son hematológicos y neurotoxicidad. Nab-paclitaxel se emplea en cáncer de
páncreas, cáncer de mama y cáncer de pulmón no microcítico.

6) MISCELÁNEA

Bleomicina: se trata de dos antibóticos por propiedades citostáticas, obtenidos de


Streptomices verticillus. Provoca la formación de radicales libres que rompen el ADN.
Se emplea en regímenes de combinación para el tratamiento de linfomas, tumores
germinales, cáncer de cabeza y cuello, cáncer de piel, cáncer de cérvix, cáncer de vulva
y cáncer de pene. La toxicidad limitante de este fármaco es la fibrosis pulmonar.
También puede provocar: fiebre en las 48 horas siguientes a la infusión,
hiperpigmentación, descamación cutánea, mucosistis, etc.

L-asparaginasa: es una enzima natural presente en muchas plantas y microorganismos.


Su acción antitumoral se debe a que reduce los niveles plasmáticos de L-asparagina, que
es un aminoácido esencial para la síntesis de proteínas y la viabilidad celular. Se emplea
para el tratamiento de leucemia linfática aguda en niños.

Hidroxiurea: actúa inhibiendo la enzima ribonucléotido reductasa, que interviene en la


conversión de ribonucleótidos en desoxirribonucleótidos, precursores imprescidibles de
la síntesis y reparación del ADN. Se utiliza para el tratamiento de neoplasias
hematológicas, aunque también tiene actividad en el cáncer de cabeza y cuello y en el
cáncer epitelial de ovario refractario.

7) AGENTES EMPLEADOS POR VÍA ORAL

De entre todos los grupos de antineoplásicos que hemos descrito, hay algunos que
pueden administrarse por vía oral. Su principal ventaja es que permiten evitar cierto
número de punciones venosas en los pacientes, así como largos tiempos de espera en el
hospital de día.

En pacientes con neoplasias metastásicas, la administración oral del tratamiento


favorece el mantenimiento de una mayor calidad de vida. Algunos de los fármacos
antineoplásicos que, de forma más habitual, se administran de forma oral son los
siguientes:

 • Capecitabina, utilizada en el cáncer de colon y en el cáncer de mama principalmente; los


últimos estudios llevados a cabo en pacientes con cáncer esofago-gástrico, también apoyan su
empleo en estos tumores, combinada con otros fármacos (10). Y distintos estudios ponen de
manifiesto que su eficacia es similar a la del 5-fluorouracilo en tumores gastrointestinales
(colon y gástrico) (11).
 
 • Vinorelbina, fármaco del que también existe formulación intravenosa. La administración oral
de este fármaco evita el deterioro de las venas en estos pacientes, complicación relativamente
habitual cuando el tratamiento se administra intravenoso. Esta formulación es especialmente
habitual en pacientes con cáncer de mama y pacientes con cáncer de pulmón. Distintos
estudios han puesto de manifiesto que, el uso de este fármaco por vía oral evita ciertos
controles hematológicos que sí deben realizarse en el caso de que se emplee la formulación
intravenosa (12).
 
 • Ciclofosfamida, fármaco del que también existe formulación intravenosa. Este fármaco, muy
bien tolerado, suele emplearse en pacientes de edad avanzada, en especial, en pacientes con
cáncer de mama o con cáncer de próstata, aunque se debe solicitar como uso compasivo  (13).
 
 • Etopósido, que también puede administrarse vía intravenosa. La formulación oral se emplea
en cáncer de pulmón, cáncer de ovario y en tumores de origen desconocido principalmente.
Por uso compasivo, también es habitual que se emplee en el cáncer de próstata (14).

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