Via Crucis de La Nueva Evangelización: Cuaresma 2014
Via Crucis de La Nueva Evangelización: Cuaresma 2014
Via Crucis de La Nueva Evangelización: Cuaresma 2014
NUEVA EVANGELIZACIÓN
Cuaresma 2014
(Con textos del Papa Francisco en su Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”)
V/. Ejercicio del via crucis. Por la señal de la santa cruz. Señor mío Jesucristo...
Oración inicial
¡Oh, Jesús!, nos detenemos pensativos a los pies de tu cruz: también yo la he construido con mis
pecados. Señor, yo soy el pecador que ha de ser salvado: el hijo pródigo que debe volver, soy yo.
Tú que por nosotros has muerto en la cruz, y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo
su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él,
de intentarlo cada día sin descanso. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da
un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos (n.
3).
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad
discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
La Iglesia sabe «involucrarse». Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e
involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los demás para lavarlos. Pero luego dice a los
discípulos: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). La comunidad evangelizadora se mete con
obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación
si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo (n. 24).
1) Por todos los que han caído lejos del amor de Jesús a causa de sus acciones. Oremos.
2) Por todos los que empujan y hacen tropezar a los demás. Oremos.
3) Por todos los cristianos, para que seamos mano fuerte que levanta a los abatidos. Oremos.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño.
En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que
no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Le rogamos que con su oración
TODOS: Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en graciosa
belleza. A ti celestial princesa, Virgen Sagrada María. Te ofrezco en este día, alma, vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes Madre mía.
CANTO: SÁLVAME VIRGEN MARÍA, ÓYEME, TE IMPLORO CON FE. MI CORAZON EN TI CONFIA
VIRGEN MARIA, SALVAME. VIRGEN MARIA, SALVAME, SALVAME.
Acuérdate de la hora, en que te nombró Jesús, mi Madre y protectora, desde el árbol de la cruz.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a
las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. […] La Iglesia
está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura
es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. […] Pero hay otras puertas que
tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos
pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por
una razón cualquiera.(n. 46-47).
TODOS: Padrenuestro.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia
enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una
Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y
procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea
una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida
cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. [ …]Como consecuencia de esta situación,
grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin
salida. […] Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve (n. 53).
CANTO: SÍ, ME LEVANTARÉ, VOLVERÉ JUNTO A MI PADRE. A Ti, Señor, elevo mi alma, Tú eres mi
Dios y mi Salvador. Mi corazón busca tu rostro; oye mi voz, Señor, ten piedad.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús se detuvo con compasión hacia el dolor de las que se dolían por Él. Digámosle todos:
Jesús paciente, ten misericordia de nosotros.
1.- Tú que fuiste contemplado por las mujeres que lloraban como el Varón de Dolores, y
mostraste compasión, ten piedad hoy de los que lloran sin esperanza. Oremos.
2.- Tú que te declaraste como el Árbol verde, da vida a los árboles que se debilitan por la
pereza y la desidia. Oremos.
3.- Tú que has llorado con nosotros, limpia las lágrimas de los que son perseguidos por su fe.
Oremos.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos miembros de la Iglesia, y por los
propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor: ayudan a tanta gente a
curarse o a morir en paz en precarios hospitales, […] o se desgastan en la educación de niños y
jóvenes, o cuidan ancianos abandonados por todos, o tratan de comunicar valores en ambientes
hostiles, o se entregan de muchas otras maneras que muestran ese inmenso amor a la
humanidad que nos ha inspirado el Dios hecho hombre. (n. 76).
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
La alegría del Evangelio es esa que nada ni nadie nos podrá quitar (cf. Jn 16,22). Los males de
nuestro mundo —y los de la Iglesia— no deberían ser excusas para reducir nuestra entrega y
nuestro fervor. Mirémoslos como desafíos para crecer. Además, la mirada creyente es capaz de
reconocer la luz que siempre derrama el Espíritu Santo en medio de la oscuridad, sin olvidar que
«donde abundó el pecado sobreabundó la gracia» (Rm 5,20). (n. 84).
TODOS: ¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan, no te aman! (Tres veces).
CANTO: A TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO. A TI LEVANTO MIS OJOS,
PORQUE ESPERO TU MISERICORDIA. Como están los ojos de los esclavos, fijos en las manos de
sus señores, así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota
que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede
emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. El triunfo cristiano es
siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una
ternura combativa ante los embates del mal (n. 85).
TODOS: Señor Jesús, clavado sobre el madero por nuestro amor, danos tu libertad. Enséñanos
a vencer el miedo del sufrimiento con la fuerza que mana de tu cruz. Jesús, ayuda a cuantos
participan en tus sufrimientos a descubrir el sentido de su misteriosa llamada y a compartir tu
pasión y el dolor del mundo. A ti, Jesús, Crucificado, nuestra adoración perenne y agradecida con
el Padre y con el Espíritu, hoy y en los siglos eternos. Amén.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres
pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza.
[…] Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. […] Como una
verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la
cercanía del amor de Dios. […] Como a san Juan Diego, María les da la caricia de su consuelo
maternal y les dice al oído: «No se turbe tu corazón […] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?» (n.
286).
V/. Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de
intervenir misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su
infinita creatividad. Es creer que Él marcha victorioso en la historia «en unión con los suyos, los
llamados, los elegidos y los fieles» (Ap 17,14). Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de
Dios ya está presente en el mundo, y está desarrollándose aquí y allá. (n.278).
Oración final
Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siempre de aquel
mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
©RSA,pbro.