Manejo Del Paciente Politraumatizado: Inscríbete Aquí

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MANEJO DEL

PACIENTE
POLITRAUMATIZADO

ABORDA CORRECTAMENTE UNA EMERGENCIA

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PRIMER CONTACTO:
Llamada telefónica del tutor y triaje en la sala de espera.

Indicaciones de manejo para el propietario del paciente politraumatizado


1 Manipular al animal en bloque fijándolo a una superficie rígida.
2 Taparlo con una manta para evitar hipotermia.
3 Aplicar medidas de protección para minimizar el riesgo de mordeduras o arañazos (bozal, manta, etc.).
4 Taponar las heridas sangrantes con algún tejido lo más limpio posible y no extraer ningún cuerpo
extraño (evitar torniquetes).
5 En la medida de lo posible, retirar restos de sangre, tierra, etc. de la boca y narinas del animal para
favorecer la respiración.

Una vez en la sala de espera estos pacientes tendrán la máxima prioridad en el proceso de triaje y deberán ser
atendidos inmediatamente. Será función del auxiliar calmar al propietario y realizar una breve anamnesis con
preguntas como: ¿qué y cuándo ha ocurrido? ¿Ha perdido la consciencia? ¿Puede caminar?
¿Cuánta sangre ha perdido? ¿Ha convulsionado? ¿Ha orinado? ¿Patologías previas? ¿Alergias?
EVALUACIÓN DEL PACIENTE
En este momento el auxiliar ayudará al veterinario a
realizar una evaluación del paciente. En la mayoría de los
casos se trata de pacientes con lesiones graves e
inestables y por ello es primordial tener claro los pasos
que hay que seguir para no cometer errores, sin dejarse
llevar por lesiones más evidentes como heridas o
fracturas que no necesariamente comprometerán la vida
del animal.

Figura 1. Materiales recomendados para la atención de un paciente


politraumatizado.

ABORDAJE PRIMARIO
Se debe empezar siguiendo la regla conocida como “ABC” por sus siglas en inglés:

“A” Airway (Vías aéreas)


El primer paso será asegurarse de que hay una vía aérea permeable. Si el animal no respira por sí solo se debe
examinar la cavidad oral en busca de posibles obstrucciones por cuerpo extraño o sangre, e intubar si fuera
necesario. Hay que tener preparado un kit de traqueostomía para asistir al veterinario en caso de tener que llevarla
a cabo. En cualquier caso, se iniciará oxigenoterapia al 100 % mediante flujo libre, mascarilla o gafas nasales
(según la tolerancia del paciente) o ventilación en caso de estar intubado.

“B” Breathing and Bleeding (Respiración y sangrado)


Se evaluará el color de las mucosas (grado de cianosis), frecuencia y patrón respiratorio. Estos signos y la
auscultación pulmonar le indicarán al clínico si es necesario realizar algún procedimiento de urgencia, por ejemplo
una toracocentesis, para aliviar la tensión por neumotórax o por efusión pleural, llegando a intubar si el animal está
en apnea o en disnea grave (figura 2). En este punto se identificarán posibles sangrados, aplicando presión o
clampando el vaso mientras prosigue la evaluación.

“C” Circulation (Circulación)


A continuación se evaluará el estado de perfusión a través del color
de las mucosas, tiempo de relleno capilar (TRC), calidad del pulso,
frecuencia y ritmo cardiacos, distensión de las venas yugulares y
temperatura.
Los signos clínicos de mala perfusión tisular incluyen mucosas
pálidas o congestivas, TRC aumentado, pulso débil, hipotensión,
taquicardia o bradicardia, e hipotermia.
Para obtener una información más objetiva del estado del animal
conviene conectar al paciente a un monitor con electrocardiograma,
pulsioximetría, capnografía (si el animal está intubado) y
mediciones de presión arterial no invasiva (el método Doppler será
más efectivo en pacientes pequeños o hipotérmicos).
Se colocará un catéter venoso de calibre grueso, o preferiblemente
Figura 2. Toracocentesis en un perro atropellado.
dos, y se obtendrá una muestra de sangre para realizar analíticas
básicas que incluyan hematocrito y proteínas totales, lactato,
glucosa y, si se dispone, una gasometría venosa o arterial para
evaluar el estado ácido-base y de oxigenación/ventilación del
paciente.
En traumatismos craneoencefálicos se evitarán las yugulares para prevenir un aumento de la presión
intracraneal. Al conocido “ABC” se puede añadir la “D” correspondiente a Daño neurológico. Se evaluará de forma
rápida el estado mental, la respuesta pupilar o la capacidad motora. Ciertas alteraciones graves como las
convulsiones se tendrán que tratar inmediatamente. En traumatismos craneoencefálicos se mantendrá la cabeza
del paciente elevada 30° para minimizar el aumento de la presión intracraneal, y se tendrá a mano alguna
solución hipertónica como el manitol para administrarla si el veterinario lo considerara necesario (siempre y
cuando el paciente esté estable hemodinámicamente).

ESTABILIZACIÓN
Uno de los objetivos a la hora de estabilizar a estos pacientes será restablecer una correcta oxigenación y
perfusión tisular y una presión arterial sistólica de 100-120 mmHg. En este punto hay que iniciar la
administración de fluidos, con especial cuidado para no agravar posibles sangrados, problemas de coagulación o
edema pulmonar, entre otros. Las soluciones cristaloides de elección suelen ser lactato de Ringer, NaCl 0,9 % o
coloides sintéticos. Es probable que estos pacientes presenten sangrados activos por lo que puede ser necesario
usar productos sanguíneos como concentrado de eritrocitos o sangre entera si se dispone de un donante. En
casos extremos de hemorragia intraabdominal o intratorácica se puede recurrir a la autotransfusión.
Los pacientes politraumatizados suelen presentar mucho dolor, y su tratamiento temprano es clave en la
estabilización y completa recuperación. Signos como taquicardia, taquipnea o hipertensión pueden ser
indicativos de un grado de dolor elevado. Otros signos como vocalizaciones o determinadas posturas (rezo,
encorvado, cojeras, etc.) son también muestras de dolor. No hay que olvidar que muchos de estos pacientes se
presentan en shock y no mostrarán este tipo de señales, pero es probable que también requieran analgesia.
Analgésicos como los opioides (fentanilo, petidina) suelen dar una buena respuesta en animales
politraumatizados. El control de la temperatura también es muy importante. Pacientes hipovolémicos o
hipotensos posiblemente presentarán hipotermia que se ha de resolver mediante mantas, fluidos calientes o
focos de calor, para minimizar las alteraciones en el gasto cardíaco, la perfusión de oxígeno y la presión arterial,
entre otros.

EVALUACIÓN SECUNDARIA
Una vez estabilizadas las principales funciones vitales del paciente se puede explorar el resto de sistemas.
En este momento también se puede obtener sangre para una analítica completa.

Examen Abdominal Examen Torácico


Se palpará el abdomen por si existen puntos Un estudio radiográfico permitirá comprobar
de dolor y se inspeccionará en busca de si hay derrame pleural, contusión pulmonar,
contusiones, hematomas o distensión que fractura de costillas, hernia diafragmática,
puedan indicar la presencia de líquido libre. etc.
Para ello puede ser útil una ecografía
abdominal FAST (por sus siglas en inglés
Focused Abdominal Sonography for Trauma), Examen Neuroespinal
en la que el veterinario comprobará si existe Un examen neurológico completo en
líquido libre abdominal. pacientes politraumatizados será clave para
Puede ser necesario realizar una detectar lesiones graves que puedan cambiar
abdominocentesis para liberar la tensión y el pronóstico. Se evaluará la presencia de
analizar el líquido obtenido (orina, sangre, epistaxis, sangre en el canal auditivo,
etc.), para determinar así la urgencia de una nistagmo, anisocoria, reflejos pupilares y
posible laparotomía exploratoria. palpebrales, estado mental, etc., que
evidencien un traumatismo craneoencefálico.
También se examinará toda la columna y los
nervios periféricos en busca de fracturas o
posibles lesiones medulares. Será
recomendable un estudio radiográfico
completo del raquis.
Examen Musculoesquelético y Tisular
Se examinará todo el cuerpo en busca de fracturas, heridas, inflamación, etc. Los sangrados activos ya habrán sido
tratados en la fase inicial por taponamiento o ligadura del vaso.
Las heridas se tratarán de forma aséptica para minimizar el riesgo de infección y las fracturas en extremidades se
inmovilizarán con vendajes para evitar mayores lesiones, siempre después de evaluar la función nerviosa y vascular
del miembro afectado. Se han de tratar de reducir de forma cerrada las luxaciones lo más pronto posible.
En casos de mordeduras hay que tener en cuenta que puede haber mayor daño interno. Un estudio radiográfico será
de gran utilidad en el diagnóstico completo una vez el animal esté totalmente estable.

MONITORIZACIÓN Y RECUPERACIÓN
Una vez estabilizado y examinado completamente se podrá
mover al paciente a la UCI, donde hay que continuar con la
monitorización intensiva las primeras 24-48 horas (figura 3).
Estos animales pueden descompensarse de un momento a otro,
por lo que hay que evaluar sus constantes vitales con frecuencia
(frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, presión arterial
sistólica y media, calidad del pulso, color de mucosas, TRC,
temperatura).
La eficacia de la analgesia y el estado mental se han de evaluar
cada 2-4 horas. Se pautarán cambios de decúbito cada 4 horas
para prevenir atelectasias pulmonares y ulceraciones, así como
vaciados de vejiga (manual o por sondaje) cada 4-6 horas si el
animal tiene dificultad para orinar, a la vez que se cuantifica la
producción de orina.
Los catéteres venosos, arteriales o centrales se comprobarán
cada 4-8 horas, lo mismo que las sondas de cualquier tipo. No
hay que olvidar lubricar los ojos si el animal no parpadea por
cualquier motivo. Se realizarán analíticas seriadas o pruebas de
imagen según las indicaciones del clínico.
Figura 3. Paciente atropellado monitorizado en la
unidad de cuidados intensivos.

Fuente: Revista ATEUVES, PUBLICACIÓN BIMESTRAL I AÑO 12 I Nº 69 I JULIO/AGOSTO 2017.


Material revisado por MVZ: Renzo Astete.- Equipo de Veterinario Emprendedor.
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