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POLITICA EXTERIOR

JESU ALBERTO LOBO CORCHO

DANNA E ARRIETA

MARIO BENICIO VASQUES COLON

TIERRALTA – CORDOBA

10 DE MARZO DE 2023

CORPORACION NACIONAL DE EDUCACION SUPERIR CUN


A partir de las lecturas y clases de Liberalismo y del Realismo y teniendo en cuenta la
información del anuario, se debe dar respuesta a estas tres preguntas de manera sintética y
concreta:

a. En la actitud de los Estados de los países en conflicto ha primado, ¿la paz y la


democracia o el interés nacional?

Tras los profundos cambios políticos de los 80 y económicos de los 90, percibimos
una voluntad de conseguir sociedades más inclusivas e igualitarias. Este esfuerzo es
legítimo, necesario y bienvenido. América Latina, con más de 200 millones de pobres
es una de las regiones más desiguales del mundo. Todavía más preocupante, estos
niveles de desigualdad se han mantenido prácticamente estables durante los últimos
50 años. Esta falta de cohesión social tiene un efecto negativo no sólo económico,
sino también y fundamentalmente, político. No es simplemente una cuestión de
acceso a servicios básicos de salud y educación –que dicho sea de paso, educación y
formación son los elementos esenciales para cambiar la sociedad y contribuir a un
desarrollo equitativo. Pero es más complejo. Las tremendas desigualdades
contribuyen también a crear un clima de tensión social que favorece los altos niveles
de violencia que se observan en muchos países de la subregión. Estas desigualdades
y la extrema pobreza son también causantes que más y más latinoamericanos dejan a
sus países y buscan mejores oportunidades de trabajo y de vida emigrando a terceros
países. Tenemos que enfocar estos procesos y colocarlos en el centro de la agenda,
porque son la médula del desarrollo y de la democracia entendida como la plantea el
PNUD, como democracia en sentido amplio, como democracia de ciudadanía. Así
entendida la democracia y así entendidos los desafíos de su sustentabilidad y
expansión, el paso de la democracia electoral a la de ciudadanía, se sobreimprime al
desafío de la cohesión social que se ha convertido en una de nuestras prioridades para
las relaciones entre la Unión Europea y América Latina. Por supuesto la principal
responsabilidad para llevar a cabo las reformas necesarias en este campo corresponde
a los gobiernos. Pero la Unión Europea, y en particular la Comisión Europea, se
encuentran dispuestas a apoyar estos esfuerzos a través de su cooperación y
asistencia. Pero para tener éxito en ese camino es preciso que volvamos a
preguntarnos qué estado? ¿Y qué instituciones? requiere una democracia que se
apoye en la construcción de condiciones crecientes de equidad. Qué papel le cabe al
estado en la lucha contra la desigualdad? Qué instituciones y capacidades políticas
exige el desempeño de ese papel? Cómo establecer relaciones sanas entre Democracia
y Mercado, que habiliten el crecimiento económico al mismo tiempo que permitan
expandir la ciudadanía y mejorar su estatuto? En síntesis, qué Estado necesita
América Latina para tener más Mercado, más Democracia y mayor Cohesión

b. ¿Qué ha primado el uso de la diplomacia o la guerra?, ¿Qué argumentos lo


justifican?

La lucha diplomática es factible que la gane la guerrilla cuando ésta sepa aprovechar
la contradicción del gobierno oficial en cuanto a la política interna y externa, puesto
que por regla general, su política doméstica se enmarcará dentro del terrorismo
institucionalizado, y su política internacional pretenderá hacerla aparecer ante el
mundo como respetuosa de los derechos humanos. El gobierno trata de engañar a la
comunidad internacional al hacer creer que su política exterior es el reflejo de su
política interna. "Se puede por otro lado relevar que, en numerosos países,
notablemente en el Tercer Mundo, la política extranjera es a menudo utilizada como
un instrumento privilegiado de legitimación de regímenes de turno"1 • Es un error
ceer que las revoluciones se ganan en el extranjero por el hecho, de que varias de esta
guerras de liberación se hayan terminado por la vía de negociaciones. Algunos de
estos casos han sido guerras anti-coloniales y antiimperialistas, como por ejemplo:
Vietnam, Libia, y Namibia. La negociación se ha efectuado también en las guerras de
liberación nacional donde el enemigo es un país intervencionista.

La negociación diplomática entre las partes en conflicto sea, bilateral (Marruecos-


Sahara Occidental), multilateral (Angola-Sudáfrica-Cuba), o internacional
(Kampuchea) obedece fundamentalmente a la voluntad de las partes beligerantes de
poner fin al conflicto. En los casos de la revolución cubana y sandinista, no hubo
negociaciones para poner término a la lid revolucionaria. La diplomacia en ambos
conflictos anteriores no jugó un rol determinante como lo fue en la guerra de Algeria
contra el imperialismo francés. En una revolución, el enemigo está al interior del país
y se le debe poner fuera de combate en el campo político-militar propiamente dicho.
Los regímenes reaccionarios son por regla general sostenidas por los EE.UU., y en
estas circunstancias agravantes, las guerras revolucionarias no son literalmente
nacionales, porque intervine un país extranjero, que se convierte lógicamente en parte
del conflicto, puesto que él asiste militar, económica y diplomáticamente al enemigo.

c. En su opinión, después de leer las lecturas de Barbe y Peñas, y contraponerlas


con la forma como los Estados han manejado el conflicto escogido, ¿Qué teoría
explicaría mejor el accionar de los Estados envueltos en el conflicto, el
Liberalismo o el Realismo?, ¿Por qué?

El realismo y el idealismo -como teorías básicas de los estudios internacionales- ya


no abarcan todas las particularidades del nuevo escenario internacional. Éste
presenta nuevos problemas y procesos, como la globalización, entendida como la
pérdida del aislamiento económico, político y social, así como la ruptura de
fronteras físicas y virtuales de los estados, lo cual incide directamente en la vida
cotidiana de las personas, a escala mundial.

Las teorías de las RI tenían cierta tendencia a situarse en los extremos de las
visiones del mundo. Por un lado, el argumento realista promulgaba una visión más
fuerte de la disciplina, centrada en el uso del poder de los estados, así como en sus
aspiraciones por mantenerlo en un sentido militar y económico. Desde esta
perspectiva, la guerra era el principal medio para ejercer y mantener ese poder.

El realismo aborda el estudio de la realidad internacional desde la política exterior


de los estados y partiendo de actos lógicos, donde los tomadores de decisiones están
interesados en obtener, mantener y consolidar su poder, por encima de los otros
actores internacionales. Es decir, la teoría realista adopta una postura racional en la
que el Estado, como supremo actor en las RI, encausa sus factores tangibles e
intangibles para reformar sus decisiones. Desde esta posición, el Estado necesita
conocer sus fortalezas -y hasta cierto punto, sus debilidades-, en relación con las de
otros estados para poder establecer estrategias en probables enfrentamientos -sean
éstos bélicos o no. De esta manera, la perspectiva realista parte del concepto de
interés para explicar las acciones de los estados para lograr su satisfacción.

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