Actividad 2 PDF
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DANNA E ARRIETA
TIERRALTA – CORDOBA
10 DE MARZO DE 2023
Tras los profundos cambios políticos de los 80 y económicos de los 90, percibimos
una voluntad de conseguir sociedades más inclusivas e igualitarias. Este esfuerzo es
legítimo, necesario y bienvenido. América Latina, con más de 200 millones de pobres
es una de las regiones más desiguales del mundo. Todavía más preocupante, estos
niveles de desigualdad se han mantenido prácticamente estables durante los últimos
50 años. Esta falta de cohesión social tiene un efecto negativo no sólo económico,
sino también y fundamentalmente, político. No es simplemente una cuestión de
acceso a servicios básicos de salud y educación –que dicho sea de paso, educación y
formación son los elementos esenciales para cambiar la sociedad y contribuir a un
desarrollo equitativo. Pero es más complejo. Las tremendas desigualdades
contribuyen también a crear un clima de tensión social que favorece los altos niveles
de violencia que se observan en muchos países de la subregión. Estas desigualdades
y la extrema pobreza son también causantes que más y más latinoamericanos dejan a
sus países y buscan mejores oportunidades de trabajo y de vida emigrando a terceros
países. Tenemos que enfocar estos procesos y colocarlos en el centro de la agenda,
porque son la médula del desarrollo y de la democracia entendida como la plantea el
PNUD, como democracia en sentido amplio, como democracia de ciudadanía. Así
entendida la democracia y así entendidos los desafíos de su sustentabilidad y
expansión, el paso de la democracia electoral a la de ciudadanía, se sobreimprime al
desafío de la cohesión social que se ha convertido en una de nuestras prioridades para
las relaciones entre la Unión Europea y América Latina. Por supuesto la principal
responsabilidad para llevar a cabo las reformas necesarias en este campo corresponde
a los gobiernos. Pero la Unión Europea, y en particular la Comisión Europea, se
encuentran dispuestas a apoyar estos esfuerzos a través de su cooperación y
asistencia. Pero para tener éxito en ese camino es preciso que volvamos a
preguntarnos qué estado? ¿Y qué instituciones? requiere una democracia que se
apoye en la construcción de condiciones crecientes de equidad. Qué papel le cabe al
estado en la lucha contra la desigualdad? Qué instituciones y capacidades políticas
exige el desempeño de ese papel? Cómo establecer relaciones sanas entre Democracia
y Mercado, que habiliten el crecimiento económico al mismo tiempo que permitan
expandir la ciudadanía y mejorar su estatuto? En síntesis, qué Estado necesita
América Latina para tener más Mercado, más Democracia y mayor Cohesión
La lucha diplomática es factible que la gane la guerrilla cuando ésta sepa aprovechar
la contradicción del gobierno oficial en cuanto a la política interna y externa, puesto
que por regla general, su política doméstica se enmarcará dentro del terrorismo
institucionalizado, y su política internacional pretenderá hacerla aparecer ante el
mundo como respetuosa de los derechos humanos. El gobierno trata de engañar a la
comunidad internacional al hacer creer que su política exterior es el reflejo de su
política interna. "Se puede por otro lado relevar que, en numerosos países,
notablemente en el Tercer Mundo, la política extranjera es a menudo utilizada como
un instrumento privilegiado de legitimación de regímenes de turno"1 • Es un error
ceer que las revoluciones se ganan en el extranjero por el hecho, de que varias de esta
guerras de liberación se hayan terminado por la vía de negociaciones. Algunos de
estos casos han sido guerras anti-coloniales y antiimperialistas, como por ejemplo:
Vietnam, Libia, y Namibia. La negociación se ha efectuado también en las guerras de
liberación nacional donde el enemigo es un país intervencionista.
Las teorías de las RI tenían cierta tendencia a situarse en los extremos de las
visiones del mundo. Por un lado, el argumento realista promulgaba una visión más
fuerte de la disciplina, centrada en el uso del poder de los estados, así como en sus
aspiraciones por mantenerlo en un sentido militar y económico. Desde esta
perspectiva, la guerra era el principal medio para ejercer y mantener ese poder.