(2012) Entrevista A La Investigadora Ana María Ezcurra
(2012) Entrevista A La Investigadora Ana María Ezcurra
(2012) Entrevista A La Investigadora Ana María Ezcurra
ar/2012/05/03/hay-un-proceso-de-inclusion-excluyente-entrevista-a-la-
investigadora-ana-maria-ezcurra/
–¿Por qué?
–Porque afecta sobre todo a esa población desfavorecida en la distribución del capital
económico y cultural que, con la masificación, logra ingresar en el sistema educativo superior.
Por eso decimos que hay un proceso de inclusión que es, a la vez, excluyente. La relación es
causal, son procesos vinculados: las franjas sociales que se incluyen son luego las más
afectadas por el abandono. Hay una imagen muy ilustrativa del investigador Vincent Tinto: él
dice que la presunta puerta abierta a la educación superior es una puerta giratoria. Así como
entran, rápidamente salen. Hay brechas de graduación muy fuertes, y son brechas de clase. Una
segunda hipótesis fuerte es que estos procesos de exclusión y abandono se concentran en
primer año, no sólo, pero sí principalmente. El primer año, el momento del choque con la
universidad, es un tramo crítico.
–Hay una visión dominante a nivel global, y también acá, tanto en las instituciones como en las
políticas públicas –esa visión está estrechamente ligada a estrategias de intervención–, que
considera que fallan los alumnos. Se oculta, se enmascara el papel de las instituciones como
factor causal o condicionante. Entonces, las estrategias de intervención que se desarrollan son
aproximaciones periféricas, actúan en los márgenes del sistema académico, omiten la
institución y la enseñanza. Esa es la razón por la cual fracasan este tipo de intervenciones y los
procesos de abandono continúan casi idénticos. Se invierten esfuerzos y dinero sin resultados.
Por lo general se trata de programas dirigidos a los alumnos y no a los docentes, son cursos que
se agregan a las asignaturas regulares y suelen estar poco o nada conectados con ellas. Lo
dominante son servicios de apoyo académico, tutorías individuales o grupales, focalizadas en
algunos alumnos considerados “en riesgo”. Ese es el formato. Desde una perspectiva
alternativa, consideramos que el abandono es usualmente un fenómeno educativo, aunque
sobredeterminado por otros factores. Las dificultades académicas son un factor causal
dominante en el abandono, pero no exclusivo, operan en concurrencia con otros factores, un
conjunto de barreras convergentes e inherentes a una posición social en desventaja. Uno es el
factor económico, que puede ser fatal para la graduación, aun en los sistemas gratuitos, por los
costos privados que implican los estudios universitarios; otro es el trabajo de tiempo completo,
la dedicación parcial al estudio. También hay una estratificación jerárquica del circuito
educativo medio, la consolidación de segmentos de calidad dispar, brechas educativas que son
brechas de clase social. Pero creemos que el abandono responde, predominantemente, a
dificultades educativas.
–¿Por qué enfatiza la incidencia del “alumno esperado” por las universidades y los docentes?
–De acuerdo con nuestras hipótesis, los establecimientos de educación superior y, en particular,
las universidades no son un factor causal más sino que son un condicionante primario, una
determinación dominante en el desempeño académico, en la permanencia, en la graduación y,
por lo tanto, en el abandono. Desde la sociología de la educación hablamos del alumno
esperado por las instituciones y, en particular, del capital cultural esperado. ¿Qué significa
esto? Es un sistema institucional de expectativas respecto de los conocimientos, habilidades y
hábitos académicos críticos que se presupone que los alumnos ya poseen y, por lo tanto, no son
materia de enseñanza. Es una enseñanza omitida. En las franjas sociales donde ese capital
cultural no está se generan “dificultades por desconocimiento”.
–¿Qué políticas concretas podrían ser útiles para propiciar una redistribución del capital
cultural?
–De nuestras hipótesis surgen lineamientos generales de acción que, por supuesto, requieren
mayor desarrollo. La estrategia es actuar sobre la enseñanza y sobre las instituciones para
enseñar lo omitido. Lo que impulsamos es un proceso de reforma educativa que comprometa a
la institución en su conjunto, no esfuerzos aislados. Esa reforma tiene que ser sistémica, debe
apuntar a este capital cultural esperado y a aminorar la brecha con el capital cultural de los
alumnos en el punto de partida. El eje tiene que estar puesto en darle prioridad real al primer
año del grado, con una asignación importante de recursos, humanos y financieros. Los mejores
docentes, ¿dónde van a estar?, ¿en posgrado o en primer año? Otro aspecto necesario es un
enfoque curricular del primer año, planificarlo como un todo. Es ahí donde se puede analizar
incorporar dispositivos ad hoc, como los llamados “seminarios de primer año” y las
“comunidades de aprendizaje”, que en otros países tienen resultados muy positivos.