Capitalismo y Modernidad PDF
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DEBATE
JACK GOODY
Introducción:
El concepto de capitalismo y la
reescritura de la historia mundial
Págs. 10-30
El crecimiento y el intercambio de
Culturas mercantiles
Págs. 150-186
Editorial: CRITICA
Año de edición: 2005
Plaza de edición: BARCELONA
ISBN: 9788484325895
Idioma: CASTELLANO
Fecha de lanzamiento: 20/01/2005
Nº de páginas: 256
Encuadernación: Tapa dura Alto: 23 cm Ancho: 15.5 cm Grueso: 1.8 cm Peso: 520 gr
Introducción:
el concepto de << capitalismo ››
y la reescritura de la historia mundial
lvlonaanrzacrón
“' La Licensing Act era una norma de control de la impresión, que por un
lado impedía la publicación de textos contrarios a la Iglesia y el gobierno, y por
otro lado buscaba limitar la edición de obras pirateadas. (N. de la t.)
nvrnonuccron 2'?
La ventaja aunot-ea
El crecimiento y el intercambio
de culturas mercantiles
ción del excedente que resulta del trabajo asalariado. Esta acu-
mulación ya tuvo lugar en los sistemas preindustriales, como por
ejemplo en la construcción de bancales en una agricultura avanza-
da: era un trabajo que podían asumir los trabajadores de la granja
(o sus subordinados), pero ese trabajo se pagaba por debajo del
valor que iba a rendirle al patrón. En ambos casos, hay una acu-
mulación que se identifica con una inversión productiva. Una par-
te se puede gastar en lujo y otros productos de consumo, pero in-
cluso en las culturas posteriores a la Edad del Bronce se podía
reinvertir otra parte en una obra nueva. Así es como se han venido
expandiendo desde entonces las empresas mercantiles, manufactu-
reras y agrícolas (aunque mucho más rápidamente, por supuesto,
con el crecimiento de la mecanización y la producción industrial).
Pero el crecirniento económico continuo no se inventó en la Europa
del siglo xvni, por más que entonces el ritmo aumentara tan depri-
sa como se expandían las oportunidades mismas de acumulaciónd
Esta perspectiva rural, como es inevitable, pone sobre la mesa
preguntas acerca del «origen de las ciudades» y de la burguesía,
esto es: sus habitantes, los comerciantes, los « profesionales», los ten-
deros, y también, a menudo, los productores de bienes con los que
se relacionaban, así como los simples intermediarios, que comer-
ciaban con bienes producidos por otros. Desde una perspectiva
feudal reciben un trato marginal, apenas como futuros disolventes:
pero vistos desde una perspectiva mundial, tanto prehistórica como .-F'
productos y los procedimientos fue pasando por las rutas del co-
mercio, los viajes, la comunicación o la peregrinación: las rutas, en
suma, por las que se movían los bienes y las personas. Para ilustrar
este flujo de ideas y técnicas podemos fijarnos en la obra del anda-
luz Maslama (m. 1007) sobre las tablas astronómicas. Maslama
revisó las tablas que había creado al-Khavrarizmi en Oriente Próxi-
mo en el siglo vn, que partían de fuentes indias y helenísricas. Exis-
ten muchos otros ejemplos similares. Entre los agentes de transmi-
sión se encuentran también creyentes que hicieron mucho en favor
de la difusión de la información, como sucedió con los monjes budis-
tas y la fabricación del papel: en China, la fabricación de pinceles,
papel y tinta formaba parte de la instrucción misma de los monjes.”
Desde el siglo xnl se incrementó la influencia oriental sobre Eu-
ropa, debido a la apertura de la ruta terrestre hacia China (aun-
que ya se la usaba en época romana): en el siglo 1-tu los artistas eu-
ropeos del reino de los cruzados de Jerusalén irnitaban por sistema
los iconos bizantinos, algunos de los cuales ya estaban en deuda
con el arte oriental de la India y la Chinafilf Los productos de
Oriente, sobre todo la seda y la porcelana, habían hecho su apari-
ción en Occidente mucho tiempo atrás, en tiempos recientes por la
intermediación del mundo islámico, Luego, la apertura de la ruta
marítima, junto con el crecimiento de la economía y el intenso in-
terés por las «curiosidades» (y el conocimiento en general), intro-
dujeron una gran cantidad de importaciones mucho más baratas,
lo cual afectó a un abanico de gustos mayor que nunca, sobre todo
entre los habitantes de las ciudades.
De este modo, hubo una difusión y un desarrollo graduales del
conocimiento. Este fenómeno no siguió una linea recta, sino que
pasó por accidentes a corto plazo y declives a largo plazo, que fi-
nalmente fueron superados en el proceso de circulación. En este
movimiento tuvieron una importancia especial los puertos comer-
ciales, incluyendo puertos marinos como los de Venecia y Cons-
tantinopla. Tomemos Venecia como el centro de un debate sobre
el desarrollo del capitalismo más que de la economía «feudal» de
la Europa rural. Ya en el siglo lx, tras el anterior hundimiento del
comercio, el puerto se dedicó a un vigoroso intercambio de bienes
163 cariraiisivio v iuonsnnioan: si cuan nssars
del siglo xvn. Desde el siglo xvt hubo protestas de tipo mercanti-
lista. Pero con el crecimiento de la monarquía francesa bajo el rei-
nado de Luis XIV y su corte de Versalles, la situación empezó a
dar un cambio, La calidad de las sedas lionesas mejoró, aunque
todavía tenían que hacerse pasar por italianas, Pero cuando la
aristocracia se concentró en París durante buena parte del año,
esta ciudad empezó a dominar la vida social, el suministro de bienes
de lujo y el desarrollo de «la moda», que arrasó con las restriccio-
nes suntuarias. La capital francesa se llenó de ricos palacios, de
teatros y de salones, de rebuscados jardines y conversaciones «ci-
vilizadas». Los comerciantes de Lyon acudieron allí para descubrir
con qué se vestía esa gente, o qué querían vestir, y estas visitas die-
ron lugar a la aparición de cambios anuales en la moda, que se de-
bían a la creación de los manufactureros, Italia no podía seguir es-
tos cambios constantes: su moda, copiada de la francesa, siempre
estaba «pasada de moda» en el momento de la producción. Poco a
poco, el comercio sedero de Italia fue capitulando: si primero pasó
a los productos más baratos, a la postre produjo lo que Poni ha
descrito como «una profunda crisis de desindustrialización» (se-
mejante a la que antes había generado la misma Italia en el Orien-
te Próximo).
A] analizar el desarrollo de las culturas mercantiles no he trata-
do el establecimiento de los imperios mercantiles, que se ha dicho
que aparecieron en Europa entre 1350 y 175 0.5” I-Iubo diferentes
concepciones de los «términos de comercio» bajo esos imperios.
Adam Smith consideraba que el beneficio del comercio entre re-
giones situadas en distintos estadios de desarrollo económico sería
«mutuo y recíproco». El comercio entre el Viejo y el Nuevo Mun-
do no encajó en este modelo porque «la salvaje injusticia de los eu-
ropeos hizo que un acontecimiento que debería haber sido benefi-
cioso para todos se convirtiera en ruinoso y destructivo para
muchos de estos desafortunados países». Sin embargo, era proba-
ble que la «comunicación mutua» restaurara el equilibrio adecua-
do.6l Por su parte, Marx no vio ninguna posibilidad de intercam-
bio igualitario allí donde el poder era desigual. « El predominio del
capital mercantil aparece en todas partes como un sistema de sa-
176 carrratisivto v ivionam-unan: EL onan 1::-EEETE
queo, igual que el desarrollo -ya sea entre los pueblos comercian-
tes de épocas antiguas o modernas- se vincula con los saqueos
violentos, la piratería, el esclavismo y la subyugación colonial.»5f
Esta idea parece equivocada en lo que respecta a épocas antiguas,
cuando se daba un gran intercambio entre culturas mercantiles
que eran en buena parte iguales e inrerdependientes. Pero donde
los niveles económicos eran muy distintos, y sobre todo cuando el
poder militar era desigual, Marx está muchas veces en lo cierto.
Esa desigualdad fue especialmente característica tras la invención
de las armas de fuego, cuando los europeos actuaban desde con-
diciones de poder desiguales. Podían casi imponer sus propias
condiciones de comercio en muchas circunstancias, sobre todo en
los casos de las grandes cosechas de azúcar, algodón, tabaco y café
o té. Se organizaron plantaciones, en las que trabajaban esclavos o
aprendices: en los casos de Taiwán o la India solían ser trabajado-
res mal pagados. Los propietarios negociaban los términos del co-
mercio con sus compatriotas bajo unas condiciones de mercado
muy restringidas, y todo el sistema era muy diferente del inter-
cambio mutuo que caracterizaba el comercio no colonial a larga
distancia. A este último se pueden aplicar las ideas de Adam Smith,
pero al comercio colonial y neocolonial hay que aplicar las ideas
de Marx. Los puertos comerciales pudieron existir con mayor o
menor independencia respecto de los imperios comerciales, que
surgieron tras la Era de las Explotaciones, cuando los estados eu-
ropeos se hicieron muy dependientes del comercio a larga distan-
cia y de la adquisición de territorios y ventajas en el fomento de
este comercio. La primera fase de estos imperios se describe como
«Epoca de las Sociedades» o «de la competencia». Aunque al prin-
cipio los socios eran iguales en condición, unos tenían mosquetes
y cañones (luego fueron las ametralladoras Gatling y las armas
nucleares) y los otros no. La única igualdad cierta se dio antes de
la expansión.
.P
ellu hay que cuncebir este desarrullu paralelu (del tipu que Pume-
rana ha encuntradu en grupus de regiunes dispersas pur lus varius
cuntinentes} sea de las afueraas universales de la histuriav, de al-
gún mudó cuasirnisticu. En parte es cunsecuencia de que hubu un
puntu de partida similar desde la ópuca de la Edad del Brunce (c. 3000
antes de nuestra era), y en parte se debe asimismu a que hubu redes
de cumunicación entensivas tendidas que uuìerun a las ciudades v
sus habitantes, en la mavuria de casus pur lus intereses cumerciales,
peru nu exclusivamente (el peregrinaje y la cunversión tambión in-
terpretarun su papel), ellu es lu que cunduju a la aparición (v más
tarde al duminiu] de la burguesía v las culturas mercantiles.
Estas culturas sun esencialmente urbanas, peru sus redes cubren,
a menudu, el ambitu naciunal. De hechu, lus bienes cun lus que cu-
mercian podian pruducirse en el pais, a nivel naciunal (cumu suce-
día cun la seda en China) u mediante el trabajó caseru (cumu en la
Eurupa preindustriall. Ptdemás, las fábricas también pudian estar
enclavadas en el prupiu pais, pur mutivus de trabajó u de energía;
el casu más evidente es el de la energía hidraulica. Peru la pruduc-
ción nu puede disuciarse de la distribución v el cunsumu, v sun las
ciudades las que representaban puntus de intersección para la dis-
tribución de la mavuría de lus bienes y servicius, v en ellas es dunde
se cuncentraba el cunsumu, subre tudu de ubietus de luju. Designu a
estas culturas cumu -1-:culturas mercantiles sf para nu limitarlas a las
ciudades v para remarcar el aspectu clave del intercambiu. Peru tam-
bión pruducen (u hacen que utrus pruduacanl v cunsumen, al tiempu
que emplean a una burguesía letrada, furmada pur módicus, abuga-
dus, prufesures y agentes; purque ese cunsumu incluye la producción
de infurmación, literatura, arte, música y salta» cultura en general.
A mi mudu de ver, creu que pudemus entender el crecimientu
de la vida muderna a partir del desarrullu a largu plaza de estas
scunstelaciunesa centrales, asi cumu del intercarnbiu de bienes, ser-
vicius e ideas, tantu dentru de ellas cumu entre sí; v nu según la pe-
riudización clásica, que divide la histuria en tres bluques: Antigüe-
dad, feudalismu v capitalismu, separadas pur revuluciunes.