Ensayo El Principe Yael Valencia

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indice
Introducción...........................................................3
Desarrollo:.............................................................4
Conclusión:............................................................9
Bibliografías:........................................................10

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Introducción
Es un libro clásico de la ciencia política y reconocido como uno de los pilares del
pensamiento político que narra las costumbres políticas de la época y de la
naturaleza del hombre.
Maquiavelo escribió en 1513 su tratado de doctrina política titulado El príncipe,
posteriormente es publicado como un manual para las personas del máximo
poder en Roma en el año 1531 después de su muerte.
Nos habla de cómo conservar el poder en un estado o país, con el objetivo de
enseñar a los príncipes o cualquier líder para como conservarse en el poder y
fue uno de los pensadores políticos más capacitados de su tiempo, divide a
los príncipes en dos categorías: los de poderes hereditarios y los nuevos
príncipes.
Maquiavelo se ve como una persona mala y justifica que un principado antes de ser
amado debe ser temido para poder lograr la estabilidad necesaria y poder
dirigir a los súbditos.
Dedico su obra a Lorenzo II de Medici, con la esperanza de reconquistar el encargo
de secretario de la república.

En el libro el príncipe de Maquiavelo se enfatiza irrefutables frases célebres que


acentúan con sencillas palabras como debería ser un principado ideal. Entre
las cueles podemos mencionar las siguiente: “Un príncipe no debe tener otro
objetivo ni otra preocupación, ni debe considerar como suya otra misión que la
de la guerra.”

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Desarrollo:

Los primeros capítulos de la obra están dedicados a explicar las distintas clases de
principados que hay y las maneras en que estos pueden adquirirse. Comenta
que los Estados pueden ser repúblicas o principados, y que pueden ser
hereditarios, cuando se trasmiten a través del linaje, o nuevos, cuando se
obtienen por herencia o conquista, mediante las armas propias o las ajenas,
por fortuna o por virtud.

Expone que los principados hereditarios, así como los nuevos, precisan políticas de
continuidad en lugar de cambios radicales que puedan trastornar la vida y
costumbres de la población y advierte sobre las dificultades de asumir el
gobierno de un principado nuevo, y avisa especialmente sobre la importancia
de imponerse al grupo de poder anterior, de sofocar rebeliones y de manejar
la política interna con cautela y eficacia.

Maquiavelo considera que existen dos formas esenciales de gobernar un principado


según las circunstancias políticas: detentando el poder absoluto o
administrándolo conjuntamente con un grupo de barones de nobleza propia no
adquirida por gracia del príncipe. Analiza la forma en que se debe proceder en
un Estado que, antes de su conquista, se gobernaba por leyes propias, y,
enumera las tres opciones que tiene el gobernante: destruirlo, radicarse en él,
mantener las leyes y costumbres anteriores, pero obligándolo a pagar tributos
y ser gobernado por un grupo leal al príncipe. Así que, la única opción segura
que tiene el príncipe para mantener el poder es arrasarlo y dispersar a la
población.

Según Maquiavelo existen dos formas de adquirir los principados: con las armas
propias y con virtud, o con las armas y la fortuna de otros.

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En el primer caso, señala que, si bien estos principados son más difíciles de adquirir,
son, a la larga, más fáciles de mantener, siempre y cuando se disponga de las
suficientes fuerzas. En el segundo, explica que los principados adquiridos con
las armas y la fortuna de otros, aunque resultan muy fáciles de obtener, son, al
contrario, difíciles de mantener, pues se depende de un conjunto de factores
que lo condicionan.

Maquiavelo también advierte sobre el uso de la crueldad y la forma en que esta debe
ser aplicada. Sostiene que es bien usada si se cometen todos los crímenes al
principio, lo que permite que luego, poco a poco, se pueda empezar a otorgar
beneficios a los súbditos, para hacerlos olvidar las ofensas recibidas
previamente.

La crueldad es mal usada cuando no son cometidas todas en un inicio, lo que fuerza
a que deban seguir cometiéndose en lo sucesivo, lo que le atrae la enemistad
del pueblo y conduce al príncipe al fracaso.

Son también referidos otros tipos de principados, como lo son el civil y el eclesiástico.
El primero, el civil, se obtiene con el favor de los ciudadanos (de los poderosos
o del pueblo); para él se requiere sobre todo de astucia política, principalmente
para mantener al pueblo del lado del príncipe.

El segundo, el eclesiástico, por su parte, es bastante difícil de adquirir en un


principio, pero luego es muy fácil de mantener, puesto que se apoya en las
leyes de la religión.

Maquiavelo explica la forma en que han de ser medidas las fuerzas en los diferentes
principados. En este sentido, lo principal, comenta, es si el príncipe es capaz
de valerse por sí mismo o no.

Tener hombres, dinero y un ejército adecuado lo calificarían como capaz. En cambio,


si no posee ninguno de estos elementos, entonces deberá refugiarse tras sus
murallas y resistir los ataques enemigos. Con relación al ejército y los
soldados que el príncipe debe tener a su disposición, Maquiavelo afirma que

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estos pueden ser de tres tipos: propio, auxiliar y mixto. Advierte sobre los
soldados mercenarios, que luchan por dinero y no por lealtad.

Maquiavelo aborda la forma en que ha de conducirse el príncipe en función de las


circunstancias y de las consecuencias de sus acciones y decisiones. Refiere
las cosas que hacen que sea alabado o censurado y aconseja, en este
sentido, guiarse siempre por la realidad en lugar de perseguir utopías irreales.
Ya que para mantener el poder lo importante no es seguir la moral sino hacer
lo que sea necesario para la conservación del Estado.

Hace también referencia a la generosidad y la avaricia, y realiza consideraciones


sobre cuál es más conveniente. La primera, por un lado, suele ser tenida por
buena, pero a la larga resulta perjudicial, pues para mantener esta reputación,
el príncipe habrá de gastar todo su patrimonio.

En cambio, si opta por la avaricia, entonces también podrá ahorrarle impuestos al


pueblo, lo cual lo ayudará, en momentos decisivos, a financiar empresas y
ganar guerras, de modo que acabará por ser amado por la mayoría.

Un aspecto central en la administración de la justicia del príncipe es el asunto de la


crueldad y la compasión. La compasión, que es una virtud apreciada, puede
llevar con el tiempo a verse obligado a la crueldad. A la crueldad, por su parte,
la considera más efectiva que la compasión siempre y cuando sea bien
administrada. Mucha crueldad aplicada al principio ahorra crueldades futuras,
mientras que, si se prefiere ser compasivo en un inicio, es posible que se
tengan que cometer más y más crueldades para conservar el Estado.

En este sentido, aconseja Maquiavelo ser amado y temido simultáneamente, pero


afirma que, puestos a elegir, lo mejor es ser temido que amado, pues el
pueblo explica siempre puede olvidar el amor, pero nunca el temor, y gracias a
esto disminuyen las posibilidades de ser destronado.

Aconseja poseer la fuerza y la cautela al mismo tiempo. Lo ilustra empleando la


alegoría del león y el zorro. El león no sabe evitar las trampas, mientras que el

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zorro no sabe cómo defenderse de los lobos, por ello, el príncipe debe ser
capaz de evitar

Afirma que no toda virtud es buena para el poder y que, en todo caso, la mayoría de
la gente solo juzga por las apariencias y los resultados, de allí que se atribuya
a Maquiavelo la frase “el fin justifica los medios”, aunque no la exprese con
estas mismas palabras.

Advierte que los únicos defectos que deben evitarse son el ser menospreciado y
odiado, pues son estos los defectos que pueden llevar a que el pueblo, los
nobles o los soldados puedan ir contra su propio príncipe.

Maquiavelo también discurre sobre la utilidad de armar o desarmar a los súbditos, y


sobre la eficacia de las fortalezas, que solo son útiles cuando se teme más al
propio pueblo que a los invasores. Explica que el príncipe debe conducirse de
cierta manera para ser estimado y admirado por su pueblo, los nobles y el
ejército. Para ello, aconseja el acometimiento de grandes empresas, el manejo
adecuado de la política interna y realizar premiaciones o castigos que sirvan
de ejemplo para sus súbditos.

Advierte Maquiavelo sobre los criterios que debe seguir el príncipe a la hora de elegir
a sus secretarios o ministros, que serán el cuerpo de ayudantes y consejeros
más cercanos y que, por lo mismo, han de ser los más fieles, los que pongan
por encima de su interés personal al príncipe y el Estado.

También dedica Maquiavelo un capítulo a explicar el poder de la fortuna. Sin


embargo, afirma que no todo debe dejarse en manos de esta, sino que se ha
de estar preparado para las adversidades de tal modo que se les pueda hacer
frente.

Maquiavelo hace un balance sobre las causas por la cuales los príncipes de Italia
han perdido sus Estados, y enumera, entre ellas, carencia de ejércitos, mala
relación con el pueblo, así como falta de previsión y de decisión al actuar. Por
todo lo anterior, cierra la obra exhortando al príncipe, en este caso, Lorenzo de

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Medici, a quien va dirigida la obra, a liderar Italia y liberarla de los bárbaros, es
decir, de los extranjeros.

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Conclusión:
En conclusión, Maquiavelo puntualiza o detalla en la obra “El Príncipe” las
características que debe poseer un gobernante. Tiene que ser por ejemplo una
persona firme, pero sin llegar a ser precipitado ni temerario; a la vez deberá ser
honesto. A menudo, el príncipe o gobernador se verá en la necesidad o en la
obligación de proceder en contra de la misericordia, contra la humanidad,
contra la religión, pero procediendo según los sucesos que ocurran en el
trayecto y poder distinguir que dirección asumir según la situación; es decir
estudiar cada escenario aislado y aplicar las labores dependiendo dada las
mismas.

El soberano debe tener culturas y preparaciones en los aspectos como el derecho, la


razón y la moral; pero a la vez apaleando en cuenta cuando utilizar la fuerza y
la violencia. Se deberá regir comedidamente para acertar en sus disposiciones
con el propósito de alcanzar el éxito político; conociendo y entendiendo que “El
fin justifica los medios”.

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Bibliografías:
https://youtu.be/qHIuI3Vf9pU

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