Articulos Sueño Infantil
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¿Cuáles son los mitos tras el adiestramiento del sueño usando el método de
dejar llorar al bebé, conocido como cry-it-out (extinción total, extinción no
modificada) o llanto controlado (extinción gradual) para que los bebés (de 0 a 2
años de edad aproximadamente) duerman solos? Aquí se explican varios.
Mito 1: Aislar a los bebés no es dañino para ellos.
Esta es la idea de que, si no lo miras, no pasa nada. Al contrario. Los mamíferos
bebés, como los humanos, están diseñados para estar físicamente juntos o cerca
de sus cuidadores las 24 horas, los 7 días de la semana, hasta que decidan
alejarse. Los bebés tienen muchas necesidades.
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Mito 2: Exponer a los bebés a una situación angustiosa no es perjudicial
para ellos.
El estrés prolongado destruye los tejidos de los mamíferos, afectando a la
función de los órganos y la salud (Kumar y colaboradores, 2013). El aislamiento
es angustiante para los bebés rata y tiene todo tipo de efectos nocivos, como
desorganizar los sistemas de respuesta al estrés y socavar la expresión de los
genes que controlan la ansiedad (McEwen, 2003; Meaney, 2001). Los efectos
son mucho mayores en humanos. Dejar a los bebés llorar sin consuelo es muy
angustioso y tóxico a nivel físico y psicológico.
Imagina que estás sufriendo un ataque de pánico extremo, pero tu mejor amigo
te encierra en una habitación a solas y te dice: "No importa, vas a estar bien".
¿Cómo afectaría eso en tu relación de confianza con ese amigo? La relación
cambiaría para siempre. Los bebés, por supuesto, no entienden nada de esto,
pero sienten pánico profundo y se bloquean cuando el estrés es prolongado.
Si esta reacción activa se prolonga, el cuerpo del bebé tiene que cambiar a un
modo de autoconservación. Cambia a una reacción de paralización tenue que
hace que su cuerpo se ralentice para preservar su vida, aminorando el uso de
energía y frenando el crecimiento. El bebé parecerá catatónico. Extraña lógica
adulta si se piensa que esto es bueno para el bebé. Muchas veces esta
experiencia tendrá un efecto sobre la confianza y la salud (y la moralidad).
Los bebés crecen rápidamente, miles de sinapsis se crean cada segundo. ¿Por
qué querríamos interferir con este desarrollo programado? Los bebés requieren
apoyo, como un útero externo, para desarrollarse hasta los 9-18 meses de
edad, cuando comienzan a parecerse a los recién nacidos de otros animales.
Cuando los bebés se despiertan, necesitan sentirse seguros para continuar
desarrollándose. Si entran en un estado de pánico, ralentizan el desarrollo y
aumentan la desconfianza en sus propias necesidades y en la naturaleza
solidaria del mundo. Piensa en cómo esto socava la inteligencia emocional.
Mito 6: Cuando los bebés paran de llorar, están bien.
Wendy Middlemiss y colaboradores (2012) demostraron que los bebés no están
"bien" cuando paran de llorar (aunque los padres se sientan bien). Un bebé
aprende a no expresar sus necesidades si los cuidadores las ignoran. Algunos
podrían pensar que esto es bueno (¡no me molestes, bebé!), pero realmente no
lo es, a menos que pretendas criar a una persona con habilidades sociales,
motivación social y autoconocimiento limitados.
Al igual que el aislamiento, el llanto de los bebés socava el crecimiento y el
desarrollo porque provoca estrés tóxico para los sistemas cerebrales, corporales
y psicológicos.
Quizá podamos excusar esta actitud e ignorancia porque en ese tiempo las
familias extensas estaban desapareciendo y los nuevos padres tenían que
arreglárselas solos con sus bebés, una condición no natural para la humanidad
que hasta entonces había criado a sus hijos en grandes familias. Los padres
siempre habían compartido el cuidado con varios parientes adultos.
De acuerdo con el punto de vista conductista, que ignora completamente el
desarrollo humano, "el niño debía aprender a ser independiente". Podemos
confirmar ahora que forzar la "independencia" del niño conduce a una mayor
dependencia. En cambio, dar a los bebés lo que necesitan les lleva a una mayor
independencia posterior. En informes antropológicos de pequeños grupos de
cazadores y recolectores, los padres se encargan de atender todas las
necesidades de los bebés y los niños pequeños. Los niños se sienten
suficientemente confiados (y así mismo se sienten los padres) para entrar en el
bosque ellos solos. (Ver Hunter-Gatherer Childhoods, editado por Hewlett&Lamb,
2005).
Los hechos muestran que los cuidadores que habitualmente responden a las
necesidades del bebé antes de que entre en distrés (angustia aguda) evitando
que llore, tendrán más posibilidades de tener hijos independientes que haciendo
lo contrario (e.g. Stein&Newcomb, 1994). Lo mejor es comenzar desde el
principio atendiendo y calmando al bebé, ya que, una vez que el patrón está
establecido, es mucho más difícil cambiarlo.
En estudios realizados con ratas muy atentas o poco atentas con sus crías,
existe un periodo crítico en el que se activan determinados genes que controlan
la ansiedad durante el resto de la vida. En los diez primeros días de vida de la
cría con una madre (rata) poco atenta (el equivalente a los primeros seis meses
de vida humana), el gen nunca se activa y la cría se mostrará ansiosa frente a las
nuevas situaciones por el resto de su vida, salvo que se le administre drogas
para aliviar esta ansiedad. Estas investigaciones muestran que hay cientos de
genes afectados por esta falta de atención y cuidados. (Work of Michael Meaney
and colleagues; e.g., Meaney, 2001).
Una extraña idea popular que todavía podemos encontrar es la que nos trae a
este artículo: la de dejar a los bebés que lloren cuando están solos, aislados en
cunas u otros artefactos. Esta idea proviene de un mal entendimiento del niño y
del desarrollo del cerebro.
• Los niños crecen al ser abrazados. Sus cuerpos no se regulan bien cuando son
físicamente separados de sus cuidadores.
• http://www.babycenter.com/0_12-reasons-babies-cry-and-how-to-soothe-
them_9790.bc?page=1
• http://www.babycenter.com/0_what-to-do-when-your-baby-cries-for-no-
reason_10320516.bc
• http://www.babycenter.com/0_colic-how-to-cope_1369745.bc?page=1
• La Ciencia de Ser Padres es un libro económico, lleno de fotos y muy fácil de leer
para los padres, escrito por Margot Sunderland, con mucho más detalle y
referencias sobre estos temas:
http://www.crianzanatural.com/prod/prod478.html
• Este es un magnífico artículo sobre el colecho (la práctica abandonada que está
detrás de pensamientos que abogan por dejar llorar a los niños) por mi estimado
colega Peter Gray.
http://www.psychologytoday.com/blog/freedom-learn/201110/why-young-children-
protest-bedtime-story-evolutionary-mismatch
• Mucho más sobre estudios de colecho en la página web de mi colega, James
McKenna:
http://cosleeping.nd.edu/
• Sobre las necesidades de los niños aquí:
http://www.psychologytoday.com/blog/moral-landscapes/201008/the-decline-
children-and-the-moral-sense
• aquí:
http://www.psychologytoday.com/blog/moral-landscapes/201104/undercare-the-
bane-american-life
• y aquí:
http://www.psychologytoday.com/blog/moral-landscapes/201012/how-america-
morally-fails-its-children-what-needs-change
• Dar a los niños lo que necesitan es realmente el derecho básico de los bebés:
http://www.psychologytoday.com/blog/moral-landscapes/201111/do-we-need-
declaration-the-rights-the-baby
• El nuevo libro de Eileen Johnson sobre los derechos emocionales de los bebés:
http://www.amazon.com/Childrens-Bill-Emotional-Rights-
Children/dp/0765708507/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1323383698&sr=8 -1
Anexo
Fui criada en una familia de clase media con una madre depresiva, un padre
brusco y un ambiente emocionalmente poco cuidado, al igual que muchas otras
personas. Ha sido recientemente, tras muchos estudios sobre los efectos de los
cuidados de los padres en el desarrollo del cuerpo y del cerebro del niño, cuando
me he dado cuenta de que yo mostraba signos de no haber sido adecuadamente
atendida (poca memoria, puesto que el cortisol liberado durante el distrés daña el
desarrollo del hipocampo, intestino irritable y otros temas relacionados con un
tono vagal pobre y ansiedad social). En los Estados Unidos hay una epidemia de
mala salud física y mental (UNICEF 2007, USDHSS 1999, WHO/WONCA 2008).
La conexión entre la falta de práctica en los cuidados paternos y los pobres
resultados en salud ha sido estudiada teniendo en cuenta temas como el
contacto, la capacidad de respuesta, la lactancia, etc. (Narváez et al, en los
medios). Si queremos una sociedad fuerte, tendremos que prestar atención a lo
que los niños necesitan para un óptimo desarrollo.
Referencias:
• Blum, D. (2002). Love at Goon Park: Harry Harlow and the Science of Affection.
New York: Berkeley Publishing (Penguin).
• Dawson, G., et al (2000). The role of early experience in shaping behavioral and
brain development and its implications for social policy. Development and
Psychopathology, 12(4), 698-712.
• Henry, J.P., & Wang, S. (1998). Effectos of early stress on adult affiliative
Behavior, Psychoneuroendocrinology 23(8), 863-875.
• Hewlett, B., & Lamb, M. (2005). Hunter-gatherer childhoods. New York: Aldine.
• Meaney, M.J. (2001). Maternal care, gene expression, and the transmission of
individual differences in stress reactivity across generations. Annual Review of
Neuroscience, 24, 1161-1192.
• Schore, A.N. (1997). Early organization of the nonlinear right brain and
development of a predisposition to psychiatric disorders. Development and
Psychopathology, 9, 595-631.
• Schore, A.N. (2000). Attachment and the regulation of the right brain.
Attachement & Human Development, 2, 23-47.
• Stam, R., et al. (1997). Trauma and the gut: Interactions between stressful
experience and intestinal function. Gut.
Una de las mayores preocupaciones de los padres de un bebé pequeño suele ser
cómo deben poner a dormir a su hijo. Lo "normal", según lo que vemos a nuestro
alrededor, es colocarlo en una cuna, al principio en la misma estancia en que
nosotros dormimos, pero con el objetivo de sacarlo en unos pocos meses a la
suya propia. De hecho, una de las primeras cosas que preparamos ante la
llegada del bebé es "su habitación", como si la existencia de este espacio
separado del nuestro para dormir fuera una necesidad vital de nuestro recién
nacido.
Pero los planes del bebé suelen ser muy diferentes a los nuestros. Él no
entiende, todavía, de tradiciones culturales, solo de instintos. Y su instinto es
muy claro: necesita estar en contacto continuo con su madre. Ser separado de
ella supone un malestar intolerable que frecuentemente le hará irrumpir en llanto
tanto de día como de noche. Y es precisamente por la noche cuando esta
situación puede volverse insostenible.
Según los científicos del sueño infantil, dormir con nuestros hijos en la misma
habitación, al menos durante el primer año de vida, es altamente
recomendable, porque reduce drásticamente el peligro de SIDS. Pero el
colecho (entendido como bedsharing, esto es, dormir con un bebé en la misma
superficie) despierta más controversias. Por un lado, todos parecen estar de
acuerdo en que practicado de manera segura no supone ningún riesgo
después de los tres meses de edad. Pero hasta ese momento esta pregunta
continúa todavía abierta. Mientras algunos investigadores aseguran que el
colecho es un riesgo independiente (o sea, que actúa en ausencia de cualquier
otro riesgo) de SIDS antes de los tres meses, otros afirman que este peligro no
está en absoluto demostrado. Según este segundo grupo de investigadores, si
respetamos una serie de condiciones de seguridad (ver tabla adjunta), el colecho
debería ser un factor de protección, dado que el sueño del bebé que colecha con
su madre es diferente al del bebé durmiendo en solitario, lo que podría tener
unas importantes implicaciones, muchas todavía desconocidas, tanto para el
desarrollo saludable del bebé como para su seguridad durante el sueño (para
más información sobre las discrepancias existentes entre los investigadores
consultar el Capítulo 4, apartado 4.2.1 de El debate científico sobre la Realidad
del sueño Infantil).
Y, mientras el mundo científico sigue con su debate, ¿qué hacemos nosotros?
¿Colechamos o no colechamos?
• Nunca debes cubrir la cabeza del bebé con nada que pueda dificultar su
respiración.
• Las madres y los padres que colechen no deben ser obesos, fumadores, ni tomar
alcohol o cualquier otra droga (o medicamento) que comprometa el estado de
consciencia o la capacidad de reacción (que adormezcan).
• Evitar camisones o vestidos con lazos largos que puedan cubrir la cara del bebé
o enrollarse alrededor de su cuello. Los cordones de las cortinas o estores
cercanos pueden ser igualmente peligrosos. Si alguno de los progenitores tiene
el pelo muy largo, mejor que se lo recoja en una coleta.
Generalmente, ante la duda, los padres buscamos las recomendaciones al
respecto de diferentes organismos oficiales. Pero en este tema tan controvertido
encontramos bastante diversidad, dependiendo de a qué tendencia de las antes
citadas pertenecen los miembros del comité que las han escrito. Por lo tanto, y
ante la falta de unanimidad entre los expertos, solo nos queda evaluar las
diferentes recomendaciones y elegir la opción que mejor se adapte a nuestras
necesidades, creencias y filosofía de vida.