Más Misterios La Mansión de Hitler

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Más Misterios: la mansión de hitler?

La leyenda urbana suele aparecer cuando una historia del folclore popular
no puede confirmarse, pero tampoco descartarse.

En Villa La Angostura, la pequeña aldea de montaña que alguna vez


alguien bautizó como “el jardín de la Patagonia”, la posibilidad de
que Hitler haya vivido en la mansión de Inalco es un rumor reciente,
fogoneado por los abundantes artículos periodísticos y las investigaciones
sobre el tema.

La casa de Inalco se encuentra en un lote de 460 hectáreas a orillas


del lago Nahuel Huapi, a unos 7 km. del centro de la localidad. El predio,
ubicado a metros de la ruta 231, aún hoy parece escondido en medio de
un frondoso bosque de especies nativas.

A raíz de las dudas sobre la muerte de Hitler, en la década del '90 distintos
autores reprodujeron la teoría de que el lider nazi escapó a la Argentina
en un submarino, recaló en la Patagonia y que durante algunos años
vivió en Inalco.

La historia de la casa, devenida en el Berghof del Führer en la


Patagonia, se entremezcla con datos ciertos del desembarco de capitales
alemanes en la zona después de la Primera Guerra Mundial (desde la
compañía Chile -Argentina hasta la familia Lahusen, que adquirió varias
estancias en la década del '40) y la presencia confirmada de
distintos jerarcas nazis en Bariloche y alrededores. Ambos elementos
fueron el caldo de cultivo de una historia con vinculaciones y derivaciones
sorprendentes.

El nacimiento de un mito

El lote de Inalco fue vendido por el hijo de Primo Capraro –inmigrante


italiano- a Enrique García Merou, un abogado porteño conectado a la
alta sociedad de entonces y vinculado a empresas de capitales alemanes
que habrían colaborado con la huida de decenas de agentes nazis hacia la
Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial.

García Merou compró el lote alrededor del 40 y contrató al reconocido


arquitecto Alejandro Bustillo –autor del hotel Llao Llao y el Centro Cívico
de Bariloche, entre otras obras- para que construyera la casa.
Los planos originales de la granja y la fachada de la casa principal,
firmados por el mismo Alejandro Bustillo, tienen fecha de marzo de 1943.

Distintos autores señalan la vinculación de Merou con Juan Domingo


Perón y la “venta” posterior de la propiedad a Jorge Antonio, supuesto
testaferro del ex presidente y representante de la empresa Mercedes
Benz en la Argentina.

En el libro “Bustillo en la Patagonia”, de Martha Levisman, se reseña un


detalle curioso: Merou habría importado ejemplares de una raza de vaca
lechera típica de los Alpes Suizos que se adaptó a la zona pero que luego
se “mestizó” con animales comunes.

Durante varios años el complejo sirvió como fuente de trabajo para


numerosos pobladores. Por eso, antiguos vecinos descartan la posibilidad
de que alguien tan conocido cono Hitler hubiera estado ahí y que no se
“filtrara” alguna información.

Abandono y saqueo

A mediados del ´50 la casa quedó abandonada y en los ´70 José Rafael


Trosso, ex presidente del Banco de Intercambio Regional (BIR),
compró la propiedad. Trosso invirtió mucho dinero y mejoró las
instalaciones.

Por esos años el banquero también adquirió el hotel Correntoso, aledaño a


Inalco. El contador de ambas propiedades habría sido Juan Mahler, quien
en realidad resultó ser Reinhard Kopps, ex oficial de la SS descubierto
en Bariloche en el 94 por la cadena de noticias norteamericana ABC. 
Kopps murió en septiembre de 2001.

Kopps fue quien señaló a la prensa a Erich Priebke, acusado de la


masacre de las Fosas Ardeatinas, por ese entonces destacado miembro
de la sociedad barilochense.

Ambos habían llegado en Bariloche en la posguerra. Priebke, quien fue


desterrado y juzgado por sus crímenes de guerra en Italia, dirigía en
Bariloche la escuela Primo Capraro, cuyo hijo fue uno de los dueños
de la tierra en donde se construyó la casona.

Al poco tiempo de comprarlo Trosso vendió el Hotel Correntoso y se quedó


sólo con la propiedad de Inalco.
El banquero tenía vinculaciones con Martinez de Hoz y Eduardo
Emilio Massera. En los '80 se produjo la quiebra del BIR –uno de los
fraudes más importantes de la historia del país- y Trosso escapó. Estuvo
prófugo en México durante décadas.

Tras el escándalo el complejo quedó abandonado y fue saqueado


nuevamente. Personal que trabajó en la casa asegura que en distintas
hosterías y casas de La Angostura hay muebles y hasta puertas de la
antigua propiedad.

La etapa del “turismo estudiantil”

En 1993 la Fundación Hölters, del colegio Alemán de Buenos


Aires, alquiló la propiedad para convertirlo en un complejo destinado a los
viajes de estudios de sus alumnos y de otros colegios alemanes.

“Alquiló el lugar por 10 años, con una condición, debía invertir y recuperar
el predio. El colegio invirtió una fortuna. No entiendo porqué alquilaron eso
que estaba destruido en vez de otros lugares en mejores condiciones.
Invirtieron mucho dinero”, cuenta Carlos Bryner, un ex alumno del colegio,
quien organizaba los viajes y las actividades de los alumnos en Inalco.

El colegio convirtió el establo en comedor, baños y un albergue. El taller de


máquinas se transformó en dormis, la casa de los peones en cabañas
turísticas y la casa principal en una hostería. Durante esos años unos 10
mil estudiantes del Colegio Alemán y escuelas estatales pasaron por el
complejo y en el lugar se filmaron algunas películas como "La vida según
Muriel" y cortometrajes.

En el 2001 Edmundo Simon, presidente de la Fundación Hölters, fue


denunciado como responsable de una organización dedicada a realizar
cacerías ilegales de ciervo en el Parque Nacional Nahuel Huapi. La
denuncia, que salió a la luz a través de una cámara oculta de Telenoche
Investiga, indicaba que Simon habría usado como fachada una fundación
para recibir importantes subsidios de organismos nacionales e
internacionales destinados a fines ecologistas.

La denuncia salpicó al colegio aunque continuaron trabajando hasta el


2003. El convenio venció y la Fundación decidió no renovarlo.
La casa quedó abandonada y fue nuevamente saqueada.
¿El Berghof de la Patagonia?

Las dudas que alimentan el mito señalan la disposición interna de la


casa principal –similar al Berghof de Hitler en los Alpes- y la
construcción de una pequeña villa paralela autosustentable, con usina
propia, cultivos y animales.

Bryner describe que en la parte superior de la casa principal hay un pasillo


grande, hacia el lago hay una puerta que da a dos habitaciones muy
amplias independientes que se comunican por un baño en común. Una de
ellas tiene un balcón. Del otro lado del pasillo, otras dos habitaciones más
pequeñas también con un baño en común.

Al final del pasillo, en la otra punta de la casa, dos habitaciones muy chicas
con un baño y una escalera que comunica a la cocina de la planta baja.
También en el primer piso pero sin comunicación con el interior, se ubica
una habitación pequeña con baño.

En la planta baja hay un gran salón, una cocina y tres habitaciones con
baño privado. En el salón principal se advierte una gran chimenea y
amplios ventanales con vista al Nahuel Huapi y la cordillera.

Por un camino interno, a unos 500 metros a la derecha de la casa principal


se llega a una pequeña villa donde Bustillo construyó la “frame” o granja,
con establo, casa del encargado, para los peones, gallinero, perrera y el
centro un bebedero, entre otras cosas. Las construcciones se encuentran
en torno a una especie de plazoleta que originalmente era de adoquines y
ahora está cubierto por cenizas.

En la costa hubo una rampa y galpón que para algunos autores sirvió para
guardar un hidroavión. Bryner señala que en realidad la rampa fue
construida para el barco “El Paisano”, una embarcación que compró la
familia Trosso. También había allí un malacate importante que luego
desapareció.

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