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Encuentro con

Patricia Stokoe

Alicia García Gilabert


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Encuentro con
Patricia Stokoe

Alicia García Gilabert


Prólogo

Cada enero Patricia viajaba a la Patagonia para


veranear rodeada de sus amadas montañas y los altos
árboles que había plantado y regado uno a uno hacía
muchísimos años alrededor de su cabaña frente al lago
Nahuel Huapi.

3
La cabaña fue construida por George, su marido, con troncos de
telégrafo y tejas de alerce hacía cuarenta veranos. Supieron llegar en su
primer Volkswagen, luego una vieja Estanciera, un Rambler de los
años 50 y finalmente en un noble y destartalado DKW. Los primeros
años de nuestra niñez, el viaje podía tomar entre tres y cuatro días y así
fue como desde el fallecimiento de mi padre, no dejó de subirse al auto
que tuviera –fue una admirable conductora- buscando que la fecha
coincidiera siempre con el mismo 31 de diciembre para llegar los
primeros días de enero a abrir la tranquera, destornillar persianas,
airear baúles y volver a encender la chimenea junto con nosotras o los
queridos amigos que había invitado aquella temporada para
compartir días de descanso, charlas, lecturas y caminatas.

. Cuando invitó a Alicia, Patricia ya había cumplido 72 años y


curiosamente aceptó una propuesta inusual, la de realizar a lo largo de
los días de su estadía, un reportaje acerca de su vida, fruto del cual
grabaron 20 cassettes con sus conversaciones. Con humor y maestría
Alicia fue convocando capas de recuerdos ya que Patricia no era muy
afecta a hablar de su vida personal.

Al momento de fallecer Patricia en enero de 1996, Alicia estaba


en plena mudanza de Bs. As. a Mendoza, su ciudad natal, donde
deseaba iniciar un nuevo período de vida cerca de sus hermanos y
sobrinos. En ese período nos vino a visitar para entregarnos a Leslie y
a mí la colección de cassettes que ya había desgrabado y en base a los
cuales deseaba finalmente iniciar la escritura, una crónica de viaje que
combinara fragmentos de la desgrabación, junto con la serie de
“aguafuertes” que escribiera para pintar a Patricia como la captó desde
una amistad que supo ser entrañable.

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Desde entonces completar la escritura devino una saga en si misma
-una saga dentro de una saga- la cual he acompañado a lo largo de los
últimos años. Agradeceré siempre a Alicia nuestros diálogos por mail
tantos domingos en que desde Mendoza me enviaba los borradores para
que vaya leyendo lo que había escrito hasta el momento. Pinceladas sobre
una vida que han captado en pocas palabras, tanto de la personalidad de
mi madre, de sus trayectos, su respuesta militante y creadora a las
realidades que le fue tocando vivir, su manera sensible y luchadora de
ubicarse en la educación y en el arte, así como sus pasiones, dolores,
vulnerabilidad, humor y valentía en la vida. Me he sorprendido más de
una vez al leer sus escritos porque me han permitido acceder aspectos
desconocidos de su vida, la de mis abuelos y propia historia familiar.

Creo que la multifacética complejidad de la vida de mi madre


llevaría a cada persona que la ha conocido a escribir un libro diferente.
Aseguro que cada amistad que tuvo fue singular y única, no podría
comparar una con otra. Alicia ha sabido invitarla a abrir su intimidad
como mujer y como creadora, poniendo en juego su propia mirada y
humor en estos diálogos y diría que estas aguafuertes no solo pincelan su
vida y personalidad, sino que dan cuenta de la mirada sobre una época,
sabiendo que no existe una verdad sino singulares experiencias y ensayos
“tendientes hacia la objetividad”.

Valoro y agradezco profundamente el esfuerzo y la tenacidad de


Alicia para completar esta obra a pesar de tantas adversidades personales
que tuvo que sortear desde entonces. Una de las personas que la
acompañó durante en el armado fue Aída Rotbart, quien realizó una
crítica lectura, ayudándola a entramar todo el material, darle una forma
coherente y lograr la compaginación que aquí entregamos; sin su lectura
aguda y crítica, no hubiera llegado a nuestras manos.

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Estos relatos son entonces un primer intento de captar algo de
esta “Vida de novela”, como bien sugirió Violeta H. de Gainza que
podría ser el título del libro, y a quien también agradezco
profundamente por tomarse el tiempo de leer el primer armado del
mismo, ayudarme a reorganizar el índice para facilitar la lectura y
alentarme a no abandonar la tarea hasta ver el libro publicado.

Ya compaginado quiero agradecer la minuciosa lectura,


corrección de estilo y cuidado de todos los detalles, realizada por
Mariana Mitelman, quien ha respetado completamente el estilo de
escritura de la autora, simplemente agregando algunas notas al pie para
completar la información acerca de personas, textos o acontecimientos
que pudiera haber nombrado sin aclarar su origen.

Agradezco también a Adriana Carbone quien realizó la presente


edición, entregándonos infinidad de borradores hasta lograr la forma
más ajustada a nuestros deseos.

Por último y muy especialmente quiero agradecer el cálido apoyo


de la familia de Alicia, quien ha tomado a su cargo la responsabilidad de
cuidarla y realizar esta edición de autor escuchando con suma
sensibilidad su gran anhelo de ver publicado el libro.

Con todo mi respeto, admiración y amor,

Deborah Kalmar

Buenos Aires, junio 2013.

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L o que me gusta de tu cuerpo,

es el sexo;

Lo que me gusta de tu sexo,

es la boca;

Lo que me gusta de tu boca,

es la lengua;

Lo que me gusta de tu lengua,

es la palabra.

Julio Cortázar

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Dedico este libro a
Patricia Stokoe,
hermana del alma
evocada en mi memoria
con este poema de Federico García Lorca:
.

“Ay (Patricia)... Cómo me cuesta


quererte como te quiero.
Por tu amor me duele el aire,
el corazón y el sombrero”
.

Y a todos
los expresionistas corporales que fueron
tus alumnos o colegas,
quienes con sus enfoques y talentos personales
siguen esparciendo tu semilla
por la transformación profunda de los seres humanos.
.

A los que padecen hambre y frío


con la gozosa convicción de que llegará el día en que dejarán de
ser marginados y podrán bailar su propia danza.
.

Y a usted lector,
que tiene este libro en sus manos
otorgándole ahora el sentido y el derecho a existir
después de haber salvado tantos obstáculos
que parecían no tener fin...
y... con quien,
juntos habremos cerrado el círculo perfecto.

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Agradecimientos
A Tango y Samba mis dos aristogatas siamesas, maestras de eutonía,
relajación y estiramientos; que con su cariño descubrieron que yo era capaz
de amar incondicionalmente.

A Deborah Kalmar, por su ánimo constante y por responder a mis


incógnitas con tanto cariño.

A Ernesto Torchia por brindarme generosamente su entrañable


film:”Schiku, Oscar Fessler biografía de un sembrador”.

Para Aída Rotbart, por la meticulosa lectura del borrador y por


hacerme creer que la estructura del libro era mía, aceptando mi cariño
intacto a través de tantísimos años.

A mis dos hermanos: Emma G. de Guiñazú y Raúl Garcia, que ya no


están, por darme la justa ternura que necesitamos los niños y luego, de
grande, por estar indefectiblemente a mi lado en los momentos más
cruciales de mi vida.

A Silvia Bialet, Patricia Muñoz, Adriana Lauro, y Marta Chemes,


por darme el pan de hospitalidad en Buenos Aires

A Josefina y Tomás Garignani Colombi, mis dos sobrinos nietos


tocados por el don para el dibujo, que me dijeron lo más hermoso que
escuché en Mendoza: “Te queremos mucho, Alicia”.

A Javier García Lacerca ser sensible, solidario, por venir en mi


auxilio en cada atolladero cibernético, sin más soborno que una copa de
buen vino… Y ahora, al final, por sus nuevos aportes, merecedor de un asado
de aquellos.

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A las Revistas Kiné y Uno Mismo, que me autorizaron ampliamente a
reproducir cualquier artículo referido a Patricia Stokoe.

A mi Escribidora Electrónica que advirtió, desde nuestro primer


enfrentamiento, que yo pertenecía a la Era de Gutenberg, -la del libro que se
deja tocar y se lee entre las manos- y tuvo la gentileza de pasar a la docilidad
para que juntas pudiéramos escribir este libro.

A usted Luisa Bartholomew -por ese entonces simplemente Lulú- le


damos las gracias por haber otorgado sus genes tan corporales y
expansivos que se trasmutaron en su hija Patricia Stokoe.”

A los que bailan sin tabúes… y uno recuerda sobre todo a


bailarines de raza negra en Bahía o en Río; en la zona del Caribe, en
Harlem o en Dakar, despertando nuestra admiración con sus cuerpos
voluminosos transformados en reyes, soberbios, en el escenario o en
la calle; bailando como nadie bailaría, bailando con el cuerpo y con el
alma, la libido en el rostro y el cuerpo cimbreante como palmeras
africanas…

¿De dónde viene tanto ardor, que si lo hacemos los blancos se


transforma en desparpajo? Quizá porque fueron educados sin pensar
que el cuerpo es un pecado.

Luego, tienen el permiso y la necesidad de expresar con el


cuerpo su propia música, la que les sale de adentro, de las viseras;
ayudados apenas por el sincopado de un tambor de aceite y una vaina
caída de un árbol.

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¿Y por qué olvidar a los gitanos que baten palmas, taconean
donde se encuentren y les hormiguee el cuerpo, en las mismas calles
de Andalucía, si el baile significa, ni más ni menos, la forma exterior
de un imperativo interior?

A todos los que me ayudaron -que son muchos y no olvido a


ninguno-

¡GRACIAS!

Alicia García Gilabert

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A VECES APARECEN NOMBRES

Todos los seres mencionados en este libro son reales


y fueron parte de la vida de Patricia Stokoe.

No deseo ignorar a nadie, pero es tanta, tanta la gente


que transcurrió a su lado
que la omisión no debe considerarse deliberada.
Mientras tanto cada uno sabe desde su propio corazón
el vínculo que tuvo con ella y eso es lo que vale.

Dos excepciones a la regla: Violeta H. de Gainza,


Pedagoga Musical de prestigio internacional e introductora en
Argentina de Gerda Alexander creadora de la Eutonía
y del genial compositor y pedagogo canadiense R. Murray Schäfer.

Y la Dra. Aluminé Zani médica unicista que


acompañó secretamente a Stokoe cuando fue
afectada por el cáncer.

Ambas dueñas de vidas excepcionales, abrazaron una amistad


entrañable y fueron soportes de Patricia durante
buena parte de su existencia.

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Patricia Stokoe
PERFIL E IMAGEN

Resulta apasionante la singular historia de la mujer creadora de


la “Danza creativa al alcance de todos” y “todos pueden y deben
bailar”; madre de dos hijas, también educadoras a través del Arte. A la
manera Zen, jerarquizaba la vida como dadora de lecciones y
aprendizajes.

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Lo mínimo, era para ella lo más grande: “ver lo que se mira”, “oír
lo que se escucha”; darse cuenta de lo que provee el contacto físico:
“con-tacto”; percibir las sensaciones y emociones a través del cuerpo
en movimiento porque nos expresa y habla a nosotros mismos y nos
comunica con el resto, aún cuando creamos ser analfabetos en la
materia.

Siempre dispuesta a crecer, a saber más, y a preguntar sin miedo


por parecer ignorante. Era poseedora de una mente organizada que le
permitía expresar sus ideas con precisión y claridad. No puede decirse
que fuera humilde, “en mi adolescencia era soberbia, creí poderlo
todo. Ocurre que en los deportes era campeona en todos los torneos
colegiales, pero cuando me radiqué en Inglaterra recibí mis buenos
cachetones”. La humildad la incorporó definitivamente después de
cumplir medio siglo y esa cualidad remató su grandeza.

Hablaba en forma directa y sincera sobre sus problemas, sin


dramatismos, sin autocompasión, jamás apelando a la conmiseración
en momentos muy dramáticos. Eso tiene un nombre: Dignidad.
Cuando no deseaba que un tema se ventile, no lo mencionaba.

Esta Maestra, esta mujer de carácter, despertaba la más honda


admiración cuando se expresaba hablando. Al enfatizar siempre la
palabra con una gestualidad, conseguía duplicar el sentido de sus
dichos, jamás una palabra soez, nunca una vulgaridad.

Su cuerpo, delgado hasta el final, le acentuaba la jovialidad.


Cada idea era subrayada siempre con una sonrisa pícara cuando se
dirigía a los demás. La docencia la hacía feliz. Era una maga que sacaba
de la manga nuevas estimulaciones y consignas. Promovía en sus

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alumnos el descubrimiento de sus posibilidades, les daba el permiso
necesario para superar los límites, ensanchando el campo de las
búsquedas, despertando la curiosidad sobre todo lo existente. Esa es
una de las cualidades de una personalidad creativa. “Tienen que
buscar hasta encontrar quienes son”, repetía ante cualquier búsqueda.

Poseía la característica de los actores; podía estar abrumada con


problemas y pesares y el solo contacto con sus alumnos, disipaba
cualquier sombra y se la notaba en su salsa. En ese momento,
cualquier pena desaparecía y en ese contacto se producía una
comunicación perceptible.

Se trataba de un magnetismo de doble atracción que podía


durar unos segundos o escasos minutos en que los relojes parecían
detenerse, aunque siempre respirables.

Para hacer un buen retrato suyo la palabra es insuficiente. El


video o el cine serían los medios adecuados para mostrar la dinámica
originalidad de su comportamiento y su lenguaje corporal. Su estilo
era singular: Carismática, flaca, con sus ropas sencillas, casi sin
importancia, porque la personalidad superaba con creces la más
lujosa de las prendas.

Seducía con su humor, estimulando siempre la independencia


de cada uno para expresar sus interioridades. Preocupándose hasta el
develo en encontrar motivaciones, técnicas, lenguajes que pudieran
servir para que sus alumnos ampliaran su repertorio expresivo
corporal. Por esta forma de encarar su ministerio, la vida nos la hace
cercana e infinitamente querida.

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Escribió varios libros aunque “escribir me cuesta un parto”,
decía. Y se permitió al fin relatar sus memorias frente a un grabador
aunque no estimaba que su vida pudiera ser ejemplo para nadie.

Con humildad, expresaba “son los años”. Pero aprendió de la


vida observándola con lupa. Y ya sabemos que los años no mejoran
sino que potencian lo que fuimos a lo largo de nuestra existencia.

Nosotros pensamos que si se mantiene viva en el recuerdo, será


indestructible. Una frágil humilde mujer con voluntad y tesón de
hierro; siempre solidaria y generosa quien, con el transcurso de los
años, fue volviéndose cada vez más humana y ecuánime,
adueñándose de soluciones más originales e impregnadas de
sabiduría.

Nuestra reverencia a Patricia Stokoe.

ATRAÍA A LOS JÓVENES

Su atractivo y carisma personal llamaba la atención también de


los jóvenes.

Recuerdo una tarde en que estaba sentada junto a una pareja de


jóvenes, en el bar La Paz, de calle Corrientes; ambos eran alumnos del
estudio de calle Guido al 1800.

No recuerdo a santo de que, salió de la boca del muchacho el


nombre de Patricia Stokoe.

Su novia, de profesión psicóloga, reaccionó activamente:

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–Mirá –le dijo– ya estoy hasta aquí de escucharte hablar de
Patricia. Lo mejor que podes hacer es invitarla a ir a la cama y se
terminó todo el asunto.

–No –contestó él, serenamente–. No se trata de eso: yo sé que es


una mujer mayor pero sólo con verla, observar su modo de actuar, me
resulta como un imán. ¡Es tan distinta al común de las personas!

CUANDO, CÓMO Y POR QUÉ NACIÓ ESTE LIBRO


A finales de los 80, nos encontrábamos con Patricia casi todos
los miércoles para ver algún espectáculo por la calle Corrientes “la
calle que nunca duerme”.
Una vez, al terminar una función de danzas en el Teatro General
San Martín, al prenderse las luces, fui testigo de otro espectáculo
inusitado que llamó poderosamente mi atención:
Al descubrir a Patricia, varios adolescentes saltaron como
canguros sobre las filas de butacas para saludarla. A la voz de “¡ahí está
Patricia!” se acoplaron dos generaciones más que se abrían paso para
estar cerca suyo, saludarla, abrazarla. Me puse a un costado para
observar mejor lo que estaba sucediendo. Parecía que ella era la artista
que acababa de actuar en el escenario, tanto era el entusiasmo que
provocaba.
No eran las típicas fanáticas histéricas de un astro de rock, ni
querían un autógrafo. Eran muestras de cariño de tres generaciones y
continuaron con el mismo entusiasmo en la antesala de la sala
Casacuberta.1

1 Es una de las salas del Teatro san Martín de la Ciudad de Buenos Aires antes aludido.

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Al terminar, fuimos al bar que está pegado al teatro, a tomar
nuestra clásica taza de “te con opiniones” sobre el espectáculo que
acabábamos de ver. En medio de la charla, a boca de jarro me pregunta
¿Aceptarías pasar tus vacaciones todo el mes de enero en mi casa cerca
de San Carlos de Bariloche?
Sentí sorpresa mezclada con una gran emoción...había
escuchado tantos comentarios sobre esa casa-loft de madera, que ya
tenía mucha curiosidad por conocerla.

A esa curiosidad se agregaba, en ese momento, el remolino de


tres generaciones de alumnos que provocaba su presencia. Entonces
me pregunté ¿quién es realmente Patricia Stokoe? Había leído todos
sus libros y artículos, pero esos eran pura teoría. Además de colega
suya en la docencia de lenguajes y técnicas corporales, había sido
alumna de su estudio durante cinco años y me constaba con cuanta
originalidad y gracia sabía motivar a sus alumnos y sabía de su enorme
popularidad y prestigio en el ambiente del “cuerpo en movimiento”,
pero ¿de donde venía tanta atracción? ¿Era simplemente su
personalidad carismática? ¿Existía algo más sobre ella que
desconocía? Y ahora se me presentaba la oportunidad de ser su
invitada y convivir un mes seguido en un lugar paradisíaco frente al
lago Nahuel Huapi, que es verdaderamente maravilloso.

Para mi desgracia, no sé sentirme deudora y “el pez por la boca


muere” entonces le dije: –“Acepto, a condición de que durante esas
vacaciones podamos hacer un tiempo para que me cuentes como ha
sido tu vida, tu historia y yo pueda escribirla”. Ella también aceptó.
Fuimos, estuvimos, volvimos y nos seguimos reuniendo hasta su
sorpresivo y prematuro final.

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De esto se trata este libro que tuvo una historia tan vapuleada,
principalmente por esa manía mía de pretender comer todos los días,
en un país como la República Argentina con sus dolorosos tumbos
políticos y económicos donde difícilmente puedan cumplirse los
proyectos en los plazos previstos.

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Capítulo 1
Escenario Bariloche

“Sin vida personal la literatura sería absolutamente


imposible”
Julio Cortázar y Carol Dunlop

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VIAJE DE BUENOS AIRES A BARILOCHE

Iniciamos el viaje de ida desde Buenos Aires a la Patagonia el 29


de diciembre de 1990.

Muy cerca de la partida, al llegar a Pehuajó, “la ciudad natal de


Manuelita”2, el auto se nos retobó. Allí nos detuvimos. Patricia no
podía disimular su furia: días antes de la partida lo había entregado en
manos del mecánico para que lo dejara a punto y ahora, a los pocos
kilómetros, debía entrar nuevamente a un taller. Su mal humor era
notorio, además de justificado. Por suerte allí encontró a una familia
amiga de ex-alumnos que le recomendó un mecánico de confianza.
Resuelto el desperfecto, personalmente desistí de mi ofrecimiento de
manejar en algunos tramos del camino... No me gusta manejar autos
ajenos y menos ahora que sentía la responsabilidad de transportar a la
Stokoe. En el auto éramos cuatro mujeres.

Unir la Capital Federal con San Carlos de Bariloche significa


conducir más de 1.500 kilómetros. Al retomar la ruta, Patricia
conduciría alternándose al volante con Zulema Lichstenstein. En su
condición de copiloto, su misión era hablarle todo el tiempo para que
la conductora no se durmiera. Zulema es psicóloga y las dos mujeres
que viajábamos atrás, la autorizamos a que hiciera las interpretaciones
de cuanto ocurriera o saliera de nuestras bocas. La cuestión era que no
parara de hablar. Alguien le preguntó sobre la personalidad de Patricia
y ella contestó: es una “pragmática obsesiva”. De ahí en más, Patricia
aceptó ese título y cada vez que se ponía en evidencia su necesidad de
preverlo todo, sacaba su condición de pragmática obsesiva como si se
tratara de una condecoración.

2 La tortuga internacional de María Elena Walsh.

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MALABARISTA EN ACCIÓN

Recién llegadas a Casa Kalmar ubicada a 20 kilómetros de San


Carlos de Bariloche en este último día del año 1990, se abrieron
canastas, cobertizos, baúles y la misteriosa bohardilla del entrepiso
donde todo es posible que haya sido guardado. “Uno nunca sabe”...
dice Patricia.

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Fue necesario vestir la casa. Hacerla habitable. Entonces la
vimos subir y bajar esa escalera de medios troncos y meterse en la
bohardilla decenas de veces, muda, concentrada. Llegó a intrigarme
¿qué hace esta mujer tanto subir y bajar con cajas y cajas repletas de
cosas? Me hice invisible en un rincón para no molestar y observarla
sin ser atropellada por este remolino huracanado.

Como por arte de magia esta hechicera de paso firme fue dando
temperatura a la nave. En un santiamén sacó un ángel de madera con
sus alas desplegadas, el artesonado que protegería una de las ventanas
que miraba al lago Nahuel Huapi. Un tapiz centroamericano y un
poster naif de Nicaragua recuperaron su lugar en la pared de enfrente.

Carpetas de tejidos rústicos fueron a cubrir graciosamente cada


silla y los arcones; almohadones tirados por ella estratégicamente a la
“sans façon”3 y al fin... como en el séptimo día de la creación, en cada

3 Tomado del francés por el lunfardo argentino para decir “de cualquier manera”“al descuido”.

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rincón, una explosión de colores estallando en enormes ramos de
flores silvestres que de sólo mirarlos llenaban de gozo el corazón.

Se veía a la legua que esta casa-espacio de madera, había sido


construida, creada y vivida por seres que exudan arte por todos los
poros.

CELEBRACIÓN DEL AÑO NUEVO

En la inmensa mayoría de los hogares de todo el planeta, a la


media noche del último día del año se hace una fiesta importante. Se
trata, nada más ni nada menos, que de despedir el año que termina y
festejar el año que comienza.

Patricia había trabajado todo el día para poner la casa a punto.


Llegó la noche, prendió una radio a bajo volumen donde escuchamos
una emisora chilena. Se trataba, creo, de tener el control de la hora. En
la mesa del comedor, dentro de una jarra roja, un enorme ramo de
flores silvestres: blancas, azules, amarillas y fucsias estallaban como
peces de colores. En un plato redondo había colocado una velita roja
encendida, rodeándola con muérdago y piñas de pinos del lugar. Es el
símbolo de la fiesta de Año Nuevo. A pesar de ser verano en la
Argentina, estábamos en el sur, donde hace bastante frío, y nuestras
ropas eran de invierno.

Llevé una botella de champagne para el brindis de la media


noche. La seguí en su tranquilidad, no quise ser el detonante que
rompiera este clima, porque aunque no se había hablado del asunto,
sabía que en un día como hoy hacía ya más de 20 años, su marido Jorge
Kalmar desapareció en los rápidos del Río Puelo.

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Así de tranquilas escuchamos la radio chilena que anunciaba la
hora del tránsito al año 1991 y fuimos sin quererlo una hora más
jóvenes. Nos abrigamos con un fuerte abrazo. Destapamos la botella
de champagne y brindamos:
–¡Por la vida!
–¡Por la vida! –Respondió ella y nuestras copas hicieron “chin
chin”.
Respiramos paz y tranquilidad.
En realidad, recién al día siguiente junto al nuevo año,
empezaban nuestras vacaciones.

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EL ÁNGEL DEL LAGO

Por las mañanas, como un ritual inalterable, nos preparábamos


un desayuno suculento, nutritivo: alguna fruta de entrada, un tazón
con avena arrollada tostada, cinco pasas de uvas (ni una más ni una
menos), tres almendras, miel, y al final, café. Luego salíamos a “vivir la
naturaleza”.

Conocía todos los árboles por su nombre mapuche. Le gustaba


hacerme descubrir los secretos de los bosques y de los lagos; la forma
caprichosa de las piedras, el sentido y los distintos sonidos del viento,
“siempre presente”, reiteraba.

Me gustaba observarla. Se me antojaba la versión femenina de


Derzu Uzala -el personaje inefable de esa película monumental de
Kurosawa-, Patricia no era una turista contemplativa del paisaje. La
naturaleza no le era ajena, se mimetizaba con ella, le obedecía, la
respetaba y la disfrutaba. Amaba y veneraba a la madre tierra.

A veces éramos afortunadas y encontrábamos en la playa


sorprendentes esculturas naturales que el agua del lago Nahuel Huapi
había cincelado sobre trozos de madera y que el manso oleaje
depositaba delante de nuestros pies. Las llevábamos a la casa como
trofeos y les buscábamos el lugar exacto adonde les gustaría estar.
4
Solamente Brancuçi con sus manos de campesino de Gorj supo
tallar la madera imponiéndole a la materia la fluidez del espíritu,
como ahora lo hace el agua del lago con su pertinaz maestría.

4 Brancuçi, escultor rumano que ha enriquecido los museos del mundo con obras que
anticipan la filosofía y el arte del futuro. Nació en 1870 y no morirá nunca.

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Como seguramente lo habría hecho con los huéspedes que me
antecedieron, me regaló esas maravillosas esculturas que desde
entonces conviven conmigo en casa. Pero había un ángel enorme con
las alas desplegadas cosechado años antes en el lago y que pendía del
dintel de una ventana. Desde muy chica tuve una secreta predilección
por los ángeles y no se le escapó mi mirada codiciosa. –Ese no –me
dijo–. Ese es el ángel custodio de la casa.

Años más tarde, recibo en mi casa de Buenos Aires un sobre de


Sitges, Barcelona. Adentro había sólo una fotografía y ningún mensaje
escrito. Era la foto que ella misma había sacado de la cabeza de un
ángel metida entre sus dos alas abiertas adornando la entrada de una
vivienda popular de esa encantadora ciudad catalana.

Estos eran los pequeños grandes gestos de Patricia, porque


pocas personas son capaces de advertir los detalles y hacerte saber con
ellos que estás presente en su memoria.

LA NATIONAL GEOGRAPHIC

Era tal la mansedumbre, la tranquilidad en su casa y los


alrededores que evitaba ir a San Carlos de Bariloche porque le causaba
estrés.
En un mes de vacaciones sólo en dos casos, y por la necesidad de
comprar algún repuesto, fuimos a San Carlos de Bariloche, a 25km,
desde su gran cabaña de madera.
–No soporto los ruidos de los autos y de tantos ómnibus con
turistas apurados –me dijo una de esas veces mientras esperábamos
nuestro turno en una ferretería.

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Tenía razón: rompía el encantamiento, la armonía y la paz de
Casa Kalmar, tan protegida por la naturaleza.
–El gentío de Bariloche en verano me resulta insoportable.
Y, para acortar la espera, siguió hablando:
–¿Sabes por qué a los argentinos en el extranjero, nos dicen “los
Che”?
–Alguna vez lo supe pero lo he olvidado.
–“Che”, en la lengua mapuche, quiere decir “Gente”. Si hay una
palabra que nombra un lugar que termina en “che” quiere decir
“oriundo de”, por ejemplo, “Bariló” (Che), nativo de Bariló, o
Cullunche, nacido en Cullun. Y luego, sin darnos cuenta, lo hemos ido
incorporando a nuestro hablar hasta que se transformó en una
muletilla. Por eso, en el extranjero, a los argentinos nos dicen “los
Che”: El Che-Rodríguez, o el Che-Pérez.

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–O, el caso más paradigmático, el entrañable Ernesto “Che”
Guevara –agregó.
Le gustaba enseñar y aprender. No se subía al púlpito, ni bajaba
línea, lo hacía coloquialmente. No dejaba espacios ociosos ni cuando
hacía las compras:
–Aquí tiene el vuelto señora.
–Muchas gracias, hasta luego.
–Hasta luego –rematé yo, advirtiéndole su capacidad de ejercer
la docencia en cualquier lugar y en cualquier momento.
Conociendo su debilidad por los dulces para compensar el
estrés de la ciudad, le dije:
– ¿Patricia, qué tal si vamos a comer una torta? Y ahí nomás salió
como una flecha hacia la mejor confitería céntrica.
Estábamos sentadas junto a una mesa ubicada en la vereda. Los
ómnibus entraban y salían constantemente, llenos de turistas vestidos
de colores primarios, brillantes, cargados de mochilas. Las bocinas y
los ruidos de frenos producían polución sonora en el ambiente.
–Son ruidos tóxicos que impiden comunicarse. No se puede
conversar. –le digo. Esta vez Patricia no escuchaba, ocupadísima en
relamerse con la torta.
–Mañana, si tenés ganas, podemos ir a la Isla Victoria y caminar
por los senderos que se pierden entre gigantes pinos, robles, cipreses,
coihues, por donde circulan ciervos enanos, jabalíes y ciervos
colorados.
Mientras la escuchaba me parecía estar sentada frente a la
National Geographic.

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METAFORAS REVELADORAS

Una mañana, luego del reconfortante desayuno, salimos a


caminar entre los bosques. En estas caminatas matutinas dábamos
rienda suelta a nuestra imaginación con juegos muy reveladores.

La observé y dije:

–En esta etapa de tu vida si fueras un verbo, ¿serías el verbo...?

–Compartir.

–¿Y si fueras un animal, un caballo de raza...?

–Un pura sangre. ¿Y si vos fueras un árbol?, me retruca ella,


¿cuál serias?

–¿Yo? Un coihue, por supuesto.

Y estallamos en una carcajada porque ella acababa de


mostrarme el primer coihue que vi en mi vida.

–Hablando en serio, Patricia, ahora puedo sentirme coihue,


como vos me ves, pero muchas veces soy un roble, que parece
resistente, pero en esa dureza está su debilidad, lo duro se quiebra muy
fácilmente.

Ahora estoy aprendiendo a ser un junco, con tallo recto pero


flexible capaz de resistir vientos de 200 kilómetros sin quebrarse y
volver a su estado natural una vez pasada la embestida.

¿Y si fueras una poesía?–, le pregunté.

–Me siento muy identificada con aquella de Dylan Thomas:

34
Guardo una bestia, un ángel y
un loco dentro de mí,
y mi búsqueda es saber
cómo obran, y mi problema es
sojuzgarlos, vencerlos,
derribarlos y elevarlos;
y mi esfuerzo es que
se expresen a sí mismos.

Bien mirado, el proceso de toda su vida ha sido exactamente eso,


una búsqueda constante, por conocerse, por vencer sus limitaciones y
obstáculos y dejar que fluya su verdadera esencia... muy
esforzadamente...
–Y vos –me preguntó– ¿Qué poesía serías?
Soy imperfecto.
Me contradigo a mi mismo
Contengo multitudes.
Walt Whitman

Dos mujeres siguieron caminando silenciosamente en medio de


los pinares.
SHAKESPEARE ENTRE NOSOTRAS
El lago Nahuel Huapi, el rey de los lagos del
mundo, no se describe: se admira en silencio, y después en las largas noches
de invierno en rueda con nuestros seres queridos, se dicen sus maravillas,
como cuentos de hadas. Pero resultan hasta ahora escasos entre los
argentinos aquellos que puedan decir: “¡yo lo vi!”
Clemente Onelli, Trepando los Andes

35
Patricia sentía fruición, goce, placer por las palabras. A veces
por la musicalidad de los ruiditos que las envuelven, otras veces, por el
significado que encierran. También por ese afán de enriquecer su
vocabulario y disponer de más recursos para expresar sus ideas con
claridad y precisión al utilizar el español tardíamente dominado:
recién en 1950 empezó a hablar el español o castellano, después de
doce años de ausencia en Europa.

En su infancia mamó, junto con la mamadera, el idioma inglés


de sus padres.

Hizo el colegio secundario de Hurlingham, Provincia de Buenos


Aires, en un colegio inglés. Sólo dos veces a la semana iba una
profesora desde Buenos Aires a enseñarles el idioma extranjero: el
castellano.

Desde que regresó a Argentina, sus libros más consultados


fueron el diccionario y la Enciclopedia.

Esa noche de pleno verano hizo frío en la cabaña del sur.


Habíamos terminado de comer y en silencio escuchamos los
estampidos de los leños que sonaban como tiros en el aire.

–Patricia, le pregunté con cuidado ¿sentís el crepitar de los


leños?
¡¡Ay!!... ¡Cómo le gustó la palabra “crepitar"!

Le propuse entonces, que larguemos sobre la mesa palabras


eufónicas, las agradables, las que tienen buen sonido y parecen hechas
de música. Y, en contraposición, palabras cacofónicas, las feas cuyo
sonido ofenden al oído.

36
Era tal el entusiasmo que le produjo la idea, que de inmediato la
pusimos en práctica. La agilidad de las respuestas sugería más un
partido de ping-pong donde en lugar de pelotitas, arremetíamos y
devolvíamos las palabras a un ritmo de feroz excitación en medio de
carcajadas, donde surgía evidente la competición con un toque de
autosuficiencia por parte de cada una.

Derivamos hacia la poesía traducible y la no traducible y, a pesar


de que tema se hacía más complejo, nos produjo ardor la competencia.
Ahora las palabras nos salían a borbotones; hablábamos
atropelladamente en medio de nuestras risas y las ocurrencias de las
anécdotas a que las asociábamos.

–Hay poetas que son fácilmente traducibles –dijo ella–. Neruda


por ejemplo: “Me gusta cuando callas porque estás como ausente...”
usa conceptos que tienen correspondencia en otros idiomas. El
traductor no tiene problemas, elegirá el más bello y eufónico.

-Es cierto –respondí–, porque ¿cómo traducir tanta poesía


hermosa del poeta cubano Nicolás Guillén, si juega con el ritmo y la
música como si fuera un tambor?

“Aé,
vengan a ver;
vengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo
de mamey!.”

Y me retrucó: – Esta otra de Guillén, sí puede traducirse:

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CAÑA
El negro
Junto al cañaveral.
El yanqui
Sobre el cañaveral.
La tierra
Bajo el cañaveral.
¡Sangre que se nos va!

–Claro, porque está usando el idioma español, pero con el ritmo


de sus abuelos africanos que es como el toque sincopado de un
tambor. De paso, ¿te acordás en El apellido? Qué hermoso cuando
dice:
...Yo soy también el nieto,
Bisnieto,
Tataranieto de un esclavo.
5
¡Que se avergüence el amo!

Para darnos tregua tomamos otra taza de te, ya íbamos por la


tercera... Y proseguimos.

–Otro asunto interesante es la intensidad, la fuerza de algunos


idiomas como el inglés-británico o el rotundo español que parecen
inventados para el drama, donde las palabras casi se mastican, salen de
las vísceras, distinto a la dulzura y suavidad del francés o el portugués,
donde las palabras son el murmullo del corazón.

El “argentino” anda muy bien para la comedia. Al sainete, donde


en el patio del conventillo conviven todos los inmigrantes italianos,

5 Guillén, Nicolás: La Paloma de vuelo popular - Elegias Editorial Losada, S.A. Buenos Aires,
1959. 157 páginas.

38
turcos, árabes, españoles etc. etc., difícilmente puedan hacerlo en
países donde no existan esas mixturas étnicas dentro de una misma
casa.
–Me causa tanta gracia el Martín Fierro en una traducción
italiana que justifica el dicho popular: “Traductor, traidor”.

Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela.


Y el traductor escribe:
Aquì me pongo a cantare pizzicando la mandola.

El que nace barrigón es al ñudo que lo fajen.


Y el traductor traduce:
Coluinche nasce panciagrassa...non fa nula la ortopedia.

Coincidimos en que es deber de un buen traductor encontrar no


sólo el sentido sino también la belleza.

–Te acordás, Patricia, del célebre monólogo de Macbeth6 que


tras la muerte de su mujer quien lo ha instigado a tantos crímenes,
presagia su inevitable soledad. El traductor de Shakespeare7 -no estoy
segura si es el gran poeta sudamericano, Premio Nobel de literatura-
en lugar de decir... “y mañana..., mañana,... y mañana...”, que se
debilita al decirlo en español, traduce: “mañana..., quizás..., tal vez…”,
mucho más bello y eufónico para ser dicho en español…

– ¡No! Me contesta rotundamente porque aquí el traductor está


sacrificando el sentido del texto de Shakespeare. El autor, lo que quiere

6 W. Shakespeare, MACBETH, Acto V, Escena v.


7 Nota del editor: la autora no da mayores referencias, podría estar pensando en Fernando Pessoa,
a Luis Astrana, Marín (1889-1959)

39
decir, es que el futuro de Macbeth no tiene escapatoria: su soledad la
vivirá ahora, día por día, hasta el fin, hasta el final. Que su futuro será
irremediable, siempre igual. Se sabe condenado a que cada día se
repita igual que el anterior.

Para ilustrarme y que yo pueda entenderlo, Patricia actúa. Se


levanta de la silla y con los pies enfundados en las botas de montaña
empieza a caminar con pasos muy cortos, cadenciosamente: “Creeps
8
on this petty pace from day to day” …el cuerpo inclinado hacia
adelante demuestra claramente que está llevando sobre sus espaldas
una pesada carga: la inutilidad de tanto crimen y la soledad a cuestas,
mientras repite sin mirarme: “…and tomorrow, and tomorrow, and
tomorrow”…
Suena ahora muy resonante en el idioma ingles, y tiene otro
sentido, certero, inevitable.
– ¿Ves como no es los mismo?
–Está clarísimo y mucho más rico. Se entiende que está
hablando de un destino predecible, ineluctable, condenado a
repetirse, copiarse a sí mismo, ser igual todos los días, sin la mínima
posibilidad de búsqueda de nuevas experiencias, sin espacio para la
esperanza, la duda.
Las llamas de la chimenea encienden su figura casi inmóvil.
Durante la Segunda mundial, Patricia integró la Compañía de
Danzas Anglo-Polaca y, en una de sus giras, estuvo una semana en la
ciudad Stanford-on-Avon donde nació el poeta. Allí concurrió a
distintas funciones del Royal Shakespeare Theater y ese conocimiento
lo demuestra en esta noche mágica.

8 “Arrastrándose en este paso mezquino día a día.”

40
La luz inquieta de los leños proyecta su cuerpo en el piso de lajas.
Afuera, el viento de la península se arremolina en torno a la casona y
silba.
Se apagan los últimos troncos y el frío se empieza a colar por las
ventanas. Desempaño los vidrios y afuera la oscuridad es total: sólo se
percibe el zumbido del viento. Patricia está ahora a mi lado.
–Ya verás –me dice– cómo, el 28 de enero, la luna llena
transforma el lago Nahuel Huapi en un espejo plateado. La luna en este
lugar –agrega– no tiene igual: transforma a las montañas, el lago y los
bosques en un paisaje maravilloso.
Y así nos vamos a dormir, cada una a su rincón dormitorio,
privatizado con solo correr las cortinas, como si fuera el escenario de
un teatro.
Antes de cerrar los ojos, como buena rumiante mental que soy,
sigo pensando en la palabra. Ahora surge su valor emocional en las
relaciones humanas y pienso:
La herida en un músculo cicatriza
La herida causada por una palabra
Puede no cicatrizar jamás
Y sí cambiar una vida.

Respiro varias veces, asoma el sopor y no soy conciente cuando


el sueño, al fin, se adueña de mí.

Seamos realistas:
Exijamos lo imposible
Ernesto “Che” Guevara

41
ESCALANDO EL CERRO LOPEZ

Desde la ventana del comedor de su Cabaña, Patricia me señala


con el dedo un puntito allá, muy lejos en la cordillera…
– ¿Ves allá? Es el refugio del Cerro López…Hasta allí subiremos
en nuestra excursión mañana.9
Y señalando en otra dirección hacia la otra orilla del lago que se
despliega frente a la ventana.
–…y allá tenés la Cabeza del Indio Dormido.
Yo le digo que sí con la cabeza, aunque en realidad no distingo
nada: y menos si el indio esta dormido o con los ojos a abiertos.
Me da la información, que sabe de memoria, a fuerza de repetir
la experiencia cada mes de enero en que hace la ascensión “como signo
de sobrevivencia”:
Desde Colonia Suiza hasta al Refugio del Cerro López
caminaremos 7.500 metros. Más otro tanto para el camino de regreso.
La altura sobre el nivel del mar de este refugio es de 2.070 mts.
Haremos esos 15 kilómetros entre la ida y la vuelta a paso muy lento,
concientemente, y nos llevará 4 horas.
Al día siguiente, ya en el lugar, me doy cuenta que hay tres
formas de ascender al Cerro López:
Una es en auto, que si para algunos es más cómodo, para
nosotras no brinda ningún atractivo especial porque nos aísla de la
naturaleza, que nosotras deseamos sentir con el esfuerzo y a través de
todo el cuerpo.
Otra forma es como la hacen los adolescentes, para quienes lo
importante es el tiempo y competir entre ellos. Al mejor estilo canguro
9 10 enero de 1991.

42
corren o dan trancos a los saltos y el que llega antes, gana. El paisaje les
es indiferente tanto la subida como la bajada: mientras más rápido,
mejor.
Y, finalmente, un escalamiento al que he bautizado “estilo
oriental- Zen”, porque debemos estar concientes, a cada instante, de lo
que sucede dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Con todos y cada
uno de nuestros sentidos. Son una sucesión de “Aquí y ahora” que hace
tiempo aprendí con todo entusiasmo, al abocarme al aprendizaje de la
gestalt, y que aplico como un ejercicio en este paisaje de belleza
insospechada.
Una regla de oro: “subir y bajar en absoluto silencio”. Patricia me
había indicado la comida que debía llevar en una bolsita: pasas de uva,
queso, el resto balanceado y necesario para reponer el esfuerzo que
gastaríamos en la excursión. Éramos un grupo de cuatro mujeres
10
adultas y Noelia , una niña, que pudo superar el susto.
En Colonia Suiza comienza nuestro ascenso.
Vamos en fila india por las curvas siempre ascendentes. A los
pocos metros del arranque “padezco” de una caída de traste magistral.
Un poco más arriba, Patricia nos indica que observemos aquella
“historia de amor” entre dos árboles caídos y abrazados al mismo
tiempo. Bella imagen en medio del bosque de coihues y lengas que nos
seguiría custodiando durante todo el trayecto.
Cuando ya me sentía segura y con confianza, sin darme cuenta
11
caí en un mayin . No dije que estaba asustada porque mi
preocupación estaba centrada en lograr algún apoyo que me permita

10 Hija menor de Evelyn Grünthal, amiga y colega de Patricia, residente en Bariloche y cuya
vivienda estaba ubicada en la Península San Pedro, a 1km de la cabaña.
11 Ciénaga en mapuche.

43
cintura miro para todas partes esperando encontrar la ayuda de
Patricia. Ella está en lo alto mirándome con los brazos cruzados. “Esta
mujer no me va a dejar morir” pienso. Lo que está buscando es que use
todos mis recursos para salir a flote. Entonces empiezo a sujetarme de
pequeñas lianas que puedan acercarme a las piedras. No es fácil, pero
lo estoy logrando. Una vez bien aferrada al muro de piedras logro
reponerme y salir. No crean que soy felicitada por ella, lo único que me
dice mientras cruzamos un puentecito de troncos es: “te has ganado la
comida” y sugiere al grupo que nos sentemos sobre las piedras a
comer.
Como premio, me enchufan una mochila en la espalda, con la
cual tengo que subir, subir y subir hasta llegar propiamente al refugio.
Cuando largo esa mochila, dejo caer diez años de mi vida en el
camino. Allá arriba nos está esperando Evelyn Grünthal. La vista
junto al refugio es realmente hermosa. Bariloche tiene bien ganado su
prestigio en los cuatro puntos cardinales del planeta.
Cuando emprendimos el viaje de regreso, la empinada bajada
nos obligaba a caminar de costado como caballo de circo y, aun con un
palo que hacía de bastón, ¡caímos de traste bastante seguido!
Patricia me recuerda esta ascensión en una tarjeta que me envía
al año siguiente. Y dice así:

44
Bariloche 10 de Enero de 1992
Hello co-pilot!
Feliz Navidad, Año Nuevo y Reyes.
Vi esta postal! Recuerdo de una de tus conquistas en el mundo!
Todavía no lo he visto pero sé que hay cualquier cantidad de nieve
este verano. Está fresco pero dejó de llover. La casa está toda llena de voces y
recuerdos.
Yo leo, escribo, como, duermo, limpio y a veces pienso que la vida es
así, llenita de hechos cotidianos! Estuve con Debbie para su cumple (el día
de Navidad) en San Martín de los Andes y desde allí hablamos con Leslie a
España. El fin de año fue todo muy afectuoso para mí
Te mando un gran abrazo!
Patricia
NATIVOS PIONEROS, MAESTROS EN ECOLOGÍA
Cada porción de este país
es sagrada para mi pueblo.
Cada colina, cada valle, cada llanura
y cada arboleda ha sido reverenciada
por algún recuerdo afectuoso o por alguna
experiencia triste de mi tribu.
Cacique Seattle
Esta mañana sin sol, igual salimos a caminar. Nos dirigimos
hacia La Gruta, en la Península de San Pedro.
Durante ese trayecto me contó Patricia cuanto quería y
respetaba a los mapuches que había conocido en la zona y que, a través
de ese amor, habría de querer luego al resto de los dueños de la tierra,
las poblaciones nativas.
45
Me habló de Luisa Calcumil, talentosa actriz de teatro y cine,
quien sigue siendo fiel a sus costumbres mapuches y embajadora de
los de su raza. En cuanta entrevista le hacen por televisión habla de su
etnia, con gran aplomo, relatando entre otras cosas, como los
mapuches respetan las reglas solidarias de su comunidad y a la Madre
Tierra, la Pachamama. Uno deduce que son los adelantados de la
Ecología, que los indígenas fueron los pioneros en descubrir el
equilibrio ecológico y respetar a GEA, como un ser vivo dentro del
equilibrio cósmico.
Pensé que esta actitud contrasta con el comportamiento de
naciones líderes que se proclaman paladines de la civilización y la
democracia, depredadores de los recursos naturales a “troche y
moche”. Vamos comprendiendo de a poco, con la dura experiencia,
que estos mandamases de nuestra América del Norte, no son
auténticos ecologistas: lo son sólo de palabra. En la realidad, las
grandes naciones y sus gobiernos son depredadores que con distintos
matices, inculcan el individualismo, “el sálvese quien pueda”, movidos
sólo por el interés del “dios” dinero y la codicia de acaparar bienes sin
medida ni límites; sin tomar conciencia de que el Planeta Tierra es
nuestra casa grande. Que es un ser vivo y como tal hay que cuidarlo.
Que la solidaridad es un valor imperioso para conseguir la
abundancia para todos y no para unos pocos explotadores. Y que en su
locura, los grandes monopolios cuya Patria es el lugar donde perciban
mayores beneficios económicos, en ese afán de dominar recurren a las
más insólitas mentiras y con su sistema de acumulación de ganancias,
12
suponen que serán eternos.

12 Nota del autor: Referido a los indígenas hay un pequeño librito “El Cacique Seatle” y otros;
“Cartas por la Tierra” Allí encontrará el lector todo el pensamiento y la sabiduría de los pueblos
originarios. Son voces antiguas y actuales que se levantan como parte de una resistencia cultural
aborigen y ecológica. Han sido recopilados y traducidos por Miguel Grinberg y Editados por Errepar-
Longseller.
46
EL VUELO DE LOS GANSOS

Esta mañana, en lugar de salir a caminar por los bosques,


resolvimos ir a la playa para ver de cerca el vuelo las gaviotas.
Debemos confesar que muy poco sabemos de ellas salvo que
sobrevuelan nuestra casa por lo cual las consideramos nuestra amigas,
además de acompañar a las embarcaciones que navegan sobre el
Nahuel Huapí. Pero la tibieza del sol invita ahora a estar recostadas
mirando el cielo que es una forma poco usual de contactarse con la
naturaleza.

47
A pesar de no estar en actividad, se nota que Patricia está a gusto
y me cuenta que al consultar el I-Ching, entre otras cosas, descubrió
que era ganso. Un ganso salvaje.
–¿Que sabes de los gansos?, le pregunto.
–Mirá, los gansos vuelan en forma de "v" y lo hacen porque al
batir sus alas, cada pájaro produce un movimiento en el aire que ayuda
al pájaro que va detrás de él. Volando en "v", la bandada de gansos
aumenta por lo menos un 70 por ciento más su poder de vuelo.
Quedo sorprendida porque Patricia me habla del vuelo de los
gansos poniendo en evidencia el conocimiento adquirido sobre el
tema. La escucho con mucha atención y así me entero de cosas
maravillosas que solemos desconocer sobre el comportamiento
animal. A lo sumo, de tanto observarlos, podemos comprender el
comportamiento de nuestras mascotas: al perrito o el gatito que
conviven, y hasta duermen, con nosotros.

–Seguí Patricia que estás “volando un terreno” muy interesante


–le digo sin advertir mi juego de palabras.

–Claro que es interesante porque las personas, que compartimos


una dirección común, tenemos que aprender a cumplir nuestros
objetivos más fáciles y rápidamente, porque ayudándonos entre
nosotros, los logros son mejores. Cada vez que un ganso sale de la
formación, siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta
de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente vuelve a la formación
para beneficiarse del compañero que va adelante… –Yo continúo
azorada– Si nos unimos y nos mantenemos junto a los que van en
nuestra misma dirección, el esfuerzo será menor, más sencillo y más
placentero alcanzar las metas.

48
–¿Y cuando al que hace punta de flecha le pasa algo, la V se va al
diablo?
–No, ahí está la sabiduría que desconocemos de los gansos.
Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los lugares de
atrás. Y otro ganso toma su lugar.
–¡Diablos! –digo, por decir algo.
–No solo eso, los gansos que van detrás, graznan para alentar a
los que van adelante a mantener la velocidad…finalmente cuando un
ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos salen
de la formación y lo siguen para apoyarlo y protegerlo. Se quedan
acompañándolo hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o
hasta que muera y, sólo entonces, los dos acompañantes vuelven a la
bandada o se unen a otro grupo.

(Me pregunto si esto lo habrá aprendido en su infancia de su


mamá que era tan buena tiradora).

Y ella remata: –Las personas obtendremos mejores resultados si


nos apoyamos y nos respetamos mutuamente, en todo momento,
compartiendo los problemas y los trabajos más difíciles. Si nos
mantenemos uno al lado del otro, apoyándonos y acompañándonos,
mutuamente. Si, pese a las diferencias, podemos conformar un grupo
humano, para afrontar todo tipo de situaciones, si somos conscientes
de que compartir, es mejor que competir; así la vida sería mucho más
rica y fructífera.

Sin esperarlo, esta mañana he aprendido que los gansos tienen


muy desarrollado el sentido de la solidaridad y la verdad es que tanta
ignorancia no me pone bien.

49
–Patricia, me acabás de dar una lección magnifica que me vas a
permitir retribuirte: Cuando yo trabajaba para Radio Continental
hice un estudio sobre las golondrinas.
–Bueno, ahora soy yo puro oídos, ¡Es que la vida de los animales
es tan sorprendente y, si se trata de hábitos grupales, ni qué decir!
–Esto que voy a contar se lo dedico a Debbie que, me lo anuncia
el olfato, andará alguna vez por esos pagos.
–Ahora tengo más curiosidad que antes. ¡Andando!

LAS GOLONDRINAS

Todos los años una bandada de golondrinas parte desde la


Ciudad de Goya (Provincia de Corrientes) junto al Río Paraná, rumbo
a los Estados Unidos a un pueblo llamado Capistrano cerca de la
Ciudad de Los Ángeles, junto al Océano Pacifico. El día de la partida
de las golondrinas es el 18 de febrero al amanecer. La bandada que se
va acrecentado a lo largo del trayecto demora 30 días en llegar a
destino. Recorrerán 12.000 kilómetros y llegaran justo el 18 de marzo.
La altura de vuelo es de 2.000 metros, que es la zona exacta del aire que
las empuja para su vuelo. Vuelan 15 horas por día –de sol a sol– sin
parar, en etapas de 4.000 kilómetros, en las que se abastecen de
insectos y cuanto bichito encuentran como combustible.
La velocidad no es mucha, pero segura: 30 km. por hora.
Siguiendo por esas enormes masas de aire, cruzan el norte Argentino,
por Brasil se van arrimando hasta llegar al Océano Pacifico. Al llegar a
destino (justo el 18 de marzo) aterrizan en los arcos del viejo convento
de Capistrano donde hay un mundo de turistas y de niños
esperándolas y, como corresponde, con kioscos de todo tipo de
golosinas y comidas.

50
En 200 años sólo dos veces las golondrinas se retrasaron y
llegaron tarde a la cita. Fue a causa de fuertes vientos y tornados en la
zona del Caribe.
Ninguna compañía aérea hasta la fecha ha superado el record de
puntualidad de las golondrinas.
– ¿De donde sacaste todos estos datos?
–De los libros, ¿de donde va ser?
A mí lo que me asombra es nuestra ignorancia sobre el reino
animal, que seguramente ha debido invertir millones de años para
lograr tantos conocimientos y batir tantos records, no sólo de
puntualidad, como en este último caso, sino de solidaridad como en el
caso de los gansos salvajes.
Ha sido una mañana impensadamente productiva.

CAMINATA HACIA LA LAGUNA NEGRA

Ambas teníamos una larga juventud acumulada. Quizá por eso


ninguna de las dos notaba la diferencia de dieciséis años que mediaba
entre nosotras, también porque nuestra conexión venía de zonas más
profundas: de la forma de concebir la vida, de la confianza mutua, la
valoración del arte, el amor por la docencia, nuestra forma de
jerarquizar el humor y tantas otras cosas más.
Cuando trazamos nuestro plan de trabajo, Patricia me propuso
grabar sobre su vida todos los días de seis a ocho de la tarde, excepto
los días que le dedicaríamos a escalar algún cerro.
Yo había superado victoriosa las picadas del Cerro López. Hoy
debíamos llegar caminando al refugio de la Laguna Negra; que
hicimos ella y yo solas, a falta de otro cómplice.

51
El refugio de Laguna
Negra está a 1.650 metros de
altura sobre el nivel del mar.
Desde Colonia Suiza hasta el
refugio hay 16 kilómetros de ida
–y otro tanto de vuelta, claro–.
Al final de la picada por un largo
valle nos encontramos con un
camino en forma de caracol o
zigzag para facilitar el ascenso
hasta el refugio. El desafío era el
de ir y volver en un día! Un total
de de 32 Km.

¡Linda caminatita! Pensé


(yo que vivo en la ciudad de
Buenos Aires a cero grado sobre el nivel del mar y mi record es de 20
cuadras equivalentes a 2000 metros, pasadas las cuales me planto
como una mula sin poder dar un paso más y el brazo se sube sólo para
parar un taxi) Lo que me ofrece es todo un desafío que acepto como un
estímulo de crecimiento.
Es pleno verano en el enero austral, pero hay que calzar guantes,
medias de lana y equiparse a la “moda cebolla”: sweater, también de
lana, camisa, camiseta, que se saca y se pone en la medida de las
necesidades, todo cubierto por un abrigo de esos livianos que no dejan
pasar el aire y conservan el calor por dentro.
Patricia me explica detalles no menos importantes: como les
ocurre a los bailarines, los tobillos necesitan abrigo y calor. Para
proteger los músculos, debemos ponernos medias de lana. El otro

52
detalle igualmente indispensable es usar en la cabeza un pañuelo bien
tirante atado en la nuca para sujetar los cabellos y no dejarlos a merced
del revuelo del viento que puede taparnos la cara y ser un verdadero
peligro en caminos muy empinados, con partes de piedra, tierra o
verde de vegetación, donde cada paso tiene que ser firme, bien
sopesado para evitar bajar rodando, –o caer de poto13 –agrego yo–. Por
eso a las dos piernas hay que agregarle otra pata: un buen palo de
sostén y apoyo.
A poco de empezar a andar, el sudor empieza a bajar por la
espalda y la cara se sonroja de energía maquillando el rostro de
juventud y belleza natural sin la mínima necesidad de comprar
pinturas y pinturitas. Con los montañistas –pensé– la industria
cosmética iría a la quiebra y nosotros seríamos compensados con un
baño de agilidad y belleza en un medio natural maravilloso que nada
tiene ver con pedalear en una aburrida bicicleta fija de un gimnasio
ciudadano y esos otros aparatos inventados para caminar siempre en
el mismo lugar lejos del entorno natural que ahora nos estaba
regalando la vida.

Al llegar al punto culminante de nuestra caminata hacia la


Laguna Negra, le digo:

–Esto es un logro impensado, jamás soñé con ser capaz de esta


hazaña. Lo considero un éxito inesperado, bautismal en mi vida.

Ya en la cúspide, el espectáculo es alucinante: una mixtura de


montañas; con el cielo transparente y claro atravesado por nubes que
viajan a buena velocidad, por el empuje del viento “siempre presente”;

13 Poto: Forma familiar en Mendoza de designar la parte de la espalda donde pierde su nombre
decente.
Culo: nombre real en español, resulta vulgar. Triste destino el del culo: ni siquiera puede ser
nombrado, por eso aquí –en Mendoza– hemos sido condescendientes y lo rebautizamos poto.

53
los bosques de las laderas son sobrevolados por gaviotas y todo eso
junto, a mi alrededor, cambia de posición y tonalidades con sólo girar
360 grados sobre mi cuerpo. Ocurre que esa visión tridimensional se
transforma en circular envolvente donde yo soy el centro de esa
creación. Se abre un espacio místico dentro de mi corazón y la única
palabra capaz de expresarlo es... ¡GRACIAS!... por estar en este
momento presente aquí.
Cuando regresé a Buenos Aires era tal la energía adquirida en
esas marchas que todas las distancias a pie me parecían cortas y, a
menudo, me pasaba de largo varias cuadras sin darme cuenta.

EL DIA QUE CORTARON LOS PINOS

Los seres sensibles tienen


un defecto en la vista:
Ven demasiado.
Alicia R. de Mullen
Cada mes de enero Patricia hacia en su casa de la Patagonia un
arreglo importante, para poder alquilarla en invierno. Ella misma
debía autofinanciarse. El año anterior lo había dedicado a arreglar la
cocina y antes a modernizar el baño.
Durante el último invierno había tenido en Buenos Aires
pesadillas con sueños recurrentes: tres pinos gigantes cercanos a la
entrada de la casa tenían largas raíces que amenazaban derrumbarla.
Otra variante: esos pinos se caían sobre el techo de Casa Kalmar y una
tercera variante era que las chispas de la chimenea encendieran las
piñas de los pinos y el fuego arrasaba todo.
En este año, resolvió hacer cortar esos árboles.

54
Yo la acompañé en el rodeo para recoger la información
necesaria. Me gustaba hacer estos paseos en auto junto a ella, así
conocía más la zona con lujo de detalles y siempre me presentaba a
personas nuevas.
También descubriría que los tiempos y las distancias tienen una
dimensión muy distinta si las comparamos con la Capital Federal.
Primero que nada había que pedir la autorización de la
Municipalidad de San Carlos de Bariloche.
Acto seguido fuimos a la casa de Alfred Ellrichshausen, dueño
del hotel “El Casco”, él había plantado esos pinos, por lo menos 30 años
antes. Era un experto en esos temas ya que se había dedicado a la
reforestación en Alemania.
Su respuesta fue: –Aquí el único experto en la materia es el
chileno Mario Contreras. Estaba trabajando en una plantación de
malvas para el jardín del hotel, y nos indicó con las manos como llegar
al lugar.
Allí partimos por un camino de ripio y encontramos la casa
donde nos informaron que Contreras estaba sólo hasta las seis pero
después partía a otra casa donde cultivaba un jardín enorme.
–No soporto tanta pérdida de tiempo... me dice mientras vamos
de un lugar a otro.
–Decime una cosa, Patricia: cuándo llegás a Europa, ¿con qué
hora te manejas: con la hora de Buenos Aires o ponés el reloj en la hora
del país donde estás? Esto es exactamente lo mismo, te guste o no te
guste.
Así llegamos a la casa de un hijo del hachero Contreras. Y luego
a la de otro hijo. Total, dos días de búsqueda hasta que... ¡Al fin
encontramos al Mesías!

55
Los observo desde el auto y veo que se encuentran frente a
frente: se reconocen, se abrazan, ríen y conversan animadamente.
Patricia vuelve al auto con una cara de éxito total.
Se lo hago notar y me contesta:
– Es que resultó un éxito ¡Total, total! Mañana estará en casa.
Y Patricia me cuenta que esos árboles fueron regados por ella
misma. “No teníamos agua así que yo bajaba con un balde hasta el lago
de donde sacaba el agua y regaba cada árbol con dos baldes cada uno”.
Dicho así parece nada, pero ocurre que la subida del largo Nahuel
Huapí hasta la casa hay que hacerla por un caminito corto,
zigzagueante y muy empinado, además la playa es de piedra
redondeada, no fácil de transitar.
Al día siguiente –que fue antológico– Mario Contreras llegó a
Casa Kalmar acompañado de su esposa y un hijo que oficiaba de
ayudante. Venía con todas las herramientas para la operación del
corte. Nada de pedir ni improvisar. Daba gusto verlo trabajar con tanta
pericia.
Primero, mientras iba subiendo a cada pino, cortaba con su
sierra eléctrica cada rama, lo que le servía de escalera para seguir
subiendo hasta la punta. Luego bajaba al piso, hacía dos cortes como
cuñas, en la dirección exacta para que el pino, al caer, lo hiciera en el
lugar exacto en que estaba el hijo esperándolo. Una vez en el piso, el
tronco talado era segmentado en trozos de cincuenta centímetros de
alto.

Patricia andaba de un lado para otro, registrando cada paso


mediante fotografías. Yo hacía otro tanto siguiéndola con mi
máquina, para fotografiarla a ella, hasta que en un momento me fui a
mirar la escena desde la ventana de la cocina. Desde allí pude ver a la

56
esposa del hachero que miraba todo desde un costado, donde estaba
sentada sobre una esterilla. A medio día jugó su papel protagónico:
sacó la comida para el grupo familiar. Se ve que me había visto porque
se acercó a mi ventana y me ofreció su queso, casero, y pan, también
casero. Yo lo acepté conmovida y le dije.
–Señora, ¿se da cuenta usted que en esto consiste vivir en
armonía que da tanta felicidad? Y creo que sí, que se daba cuenta por la
sonrisa sin palabras que también me regaló.
Patricia había prestado atención a mis palabras y dijo: –“Sos
sensible, vos.”
Una larga historia de esfuerzos, de ilusiones y disfrutes que
ahora se cerraba con la misma calma con que suceden las cosas buenas
de la vida.
El gran tema es si somos capaces de darnos cuenta de que la vida
nos ofrece, a cada paso, motivos de felicidad o de armonía –término
que me gusta más–: una familia, un trabajo que nos guste y nos
sustente, comida (casera) compartida.
La buena gente no necesita más...
En este caso, con el valor agregado de un lugar paradisíaco.
–¿Cuántas fotos sacaste, Patricia?
–Treinta y seis, luego en Buenos Aires las pondré sobre la mesa
para que las vea Debbie y le mandaré algunas por correo a Leslie.
Le gustaba registrar todo en fotos porque decía, “…- escribir me
cuesta un parto”.
No quedaba detalle sin registrar ¿Qué duda cabe de que esos
árboles han sido un pedazo de su vida?

57
DIFERENCIAS NO TAN SUTILES

Nos quedamos en casa, el cielo parecía desplomarse en


cualquier momento. Mirábamos el lago gris y resolvimos jugar a “No
es lo mismo”. Fuimos largando ideas de manera alternada, hasta que
aparecieron cosas que nos hicieron reflexionar.
Yo abrí el juego:
–No es lo mismo la soledad de lunes a lunes, que tener una
mascota que te espere en la puerta moviéndote la cola.
–No es lo mismo la sensación anticipada de abandono de la
mujer que está sola y es domingo, que tener confianza en que algo
sucederá –retruca Patricia.
–No es lo mismo la soledad en una pieza en Buenos Aires, sin
conocer a ningún vecino, que la soledad en la base Comodoro
Marambio cuando hay informes importantes que deben ser
contestados con toda urgencia.
–No es lo mismo tener la piel de dorado caribe, que ser un “negro
de mierda”.
–No es lo mismo padecer de anorexia a ser flaca por hambre.
–¿Pasaste alguna vez hambre, Patricia?
–No, la verdad que no. A pesar de lo flaca que soy, siempre tenía
hambre, y me las rebuscaba encontrado algún trabajo que me sacara
las castañas del fuego. ¿Y vos?

–Tampoco. Las veces que padecí hambre, era un hambre


deportivo, para que me entrara la ropa que quería ponerme en alguna
reunión de fin de semana. En todo caso, al ver como me devoraba tres
platos seguidos de papitas fritas, “en lugar de morirte de hambre
–decía mi marido– vos podés llegar a morirte de indigestión”.

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–¿Cómo será morirse de hambre?
Aquí lo dice una niñita ante una pregunta del periodista Jorge
Lanata:
Primero te duele el estómago,
querés vomitar pero sólo te sale
agua con espuma.
También te duele la cabeza...
Y te da vueltas pero no podes pensar,
ni sabes adonde ir,
ni que tenés que hacer,
Después te duele el estomago,
querés vomitar pero nada…
Haces arcadas y sentís que te salen los ojos.
–¿Después?
–Nada te quedas como tonto porque
no podes hacer nada.

Patricia agrega que esto no ocurre en África sino en nuestro país


productor y exportador de carne, trigo y cereales, donde gracias al
buen clima tirás un puñado de semillas y crecen sin regarlas.
–Es cierto, pero no olvidemos que los dueños de esas tierras no
son los que se mueren de hambre.

LA VISITA DE UNA PAREJA DE JOVENES INGLESES

En la primera quincena de1991, Patricia recibe como huéspedes


a una pareja de jóvenes ingleses: Martín y Diana, que se encuentran
haciendo una gira de cuatro meses por Latinoamérica y se alojarán en
su cabaña.

59
Patricia cocina un plato suculento, delicioso y nutritivo como lo
impone el frío de estos días. Está feliz. Su sonrisa picarona le brota por
todos los poros. Lleva la cacerola a la mesa. En total somos cinco
personas para almorzar. A su turno cada uno nos vamos sirviendo y
repitiendo la comida con uno de esos típicos cucharones de
regimiento.
El almuerzo se hace largo, el frío invita a quedarse en casa. Por la
tarde Patricia pone una música de chamamé y les enseña a estos
jóvenes ingleses cómo se baila esta danza popular, vital y alegre de la
Mesopotamia argentina. Las caras bien pegadas, los cuerpos
separados y el brazo que toma al compañero de la mano aletea: de
arriba-abajo, de arriba-abajo, sin parar, al mismo ritmo que los pies
siguen el compás de la música. Hay lindas fotos que testimonian este
momento de disfrute en la Cabaña del sur.
De pronto tanta mansedumbre se rompe con una noticia atroz
que se trasmite por la radio: La paz del mundo se ha visto rota hoy, 16
de enero de 1991, con el bombardeo que el presidente de los Estados
Unidos, George Bush (padre) ha lanzado contra Kuwait estallando
una guerra en gran escala en el Golfo Pérsico. Causa invocada: la
defensa de la democracia. Causa real: el dominio del petróleo. El
estupor se acrecienta para nosotras cuando nos enteramos de que, sin
tener autorización del Congreso Nacional Argentino, el presidente
Carlos Saúl Menem ha enviado barcos con jóvenes argentinos a la
zona del conflicto apoyando el ataque, con lo cual se rompe, por
primera vez en la historia argentina, la honrosa tradición de
neutralidad frente a los conflictos bélicos internacionales.14

14 De acuerdo con la doctrina del jurisconsulto argentino Carlos Saavedra Lamas a quien le
fuera concedido el Premio Nobel de la Paz.

60
Ya por la noche, a raíz de estos sucesos, los inglesitos quieren
saber más sobre la posición política de la Republica Argentina.
Patricia me tira la pelota y me pide que yo les explique, “–porque ella
es abogada” dice, (como si esto fuera una garantía) mientras que ella
oficiará de traductora.
No necesito aclarar que las explicaciones que figuran a
continuación fueron dichas por párrafos necesariamente más cortos
para posibilitar que Patricia hiciera una traducción simultánea.
Haciendo un gran esfuerzo de síntesis, les explico a estos
jóvenes huéspedes, tratando de simplificar una situación bien
compleja que:
“Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la Argentina
inicia una etapa de modernización que abarcará los aspectos políticos,
sociales, económicos y culturales que, en ese momento, serán
dirigidos por la élite propietaria del país. Las mejores tierras, las más
aptas para el cultivo de cereales y con los mejores pastizales para la cría
vacuna, les pertenecían. Estas tierras se concentraban en el litoral
marítimo de la zona pampeana, de clima templado. También allí se
concentraban los principales centros de poder.”
(Tradujo, mientras yo tomaba agua)
“La élite no sólo manejaba los resortes políticos y económicos
del Estado, sino que además conformaba los cuadros de las Fuerzas
Armadas y tenía vinculaciones con la jerarquía eclesiástica. De este
modo, la Iglesia y el Ejército fueron las dos instituciones que
representaron ideológicamente los intereses de la clase dominante.”
(Respiré y ella tradujo). Los jóvenes seguían sumamente
atentos…

61
“Los miembros de esta élite, con el control político en sus
manos, constituían la oligarquía gobernante. Distribuían entre ellos el
acceso al sistema político, regulando las elecciones mediante el fraude
y la compra de votos; decidían el ingreso a la Universidad y lo
limitaban sólo a los descendientes de las familias patricias;
controlaban el crédito ocupando los directorios de los bancos;
negociaban con el capital extranjero, empréstitos e inversiones,
muchas de las cuales se canalizarían en trabajos de infraestructura,
transporte, obras portuarias e inmobiliarias”.

Patricia había hecho una traducción impecable que me


estimulaba a seguir y dije:

“La estructura social se integraba además con una aparición de


una tibia clase media, con deseo de movilidad social y esperanzas de
mejores oportunidades, tanto políticas como económicas y los
sectores populares atados a los vaivenes de la política agropecuaria.
Esta situación se sostendría hasta l930 en que el poder cayó en manos
de “filósofos barriales” –en el mejor de los casos– y con “botas y
sotanas” en el peor. La decadencia y el caos se instalaron de manera
progresiva entre golpes de estado y desestabilizaciones hasta la época
actual en que la situación se ha agotado en si misma”.

Desgraciadamente, tuve que simplificar el lenguaje para que


pudiera entenderse y ser traducido.

Ya sobre el final traté de ser más coloquial y concluí:

“No puedo omitir el horror la última dictadura militar. El 24 de


marzo de 1976 la vida de los argentinos se llenó de dictadura militar:
secuestros, desaparecidos, búsquedas, persecuciones y exilios. Se
instaló el miedo y la parálisis.”

62
Patricia me hacía señas de que quería traducir. Descansé.
Patricia tradujo y al concluir me dió otra vez el uso de la palabra. Les
expliqué que quien defendiera a las víctimas se les respondía “por algo
será” que era un modo inconcebible de legitimar tantos horrores
contra los más elementales derechos humanos.

“Ustedes son ingleses y deben saber que nuestras Fuerzas


Armadas quedaron muy desacreditadas por “la aventura” de la Guerra
de las Islas de Malvinas comandada por el General Galtieri, adicto al
whisky. Un borracho para decirlo directamente, sin eufemismos. Que
además desconocía las normas elementales de la política y los
intereses internacionales cuando argumentó “que el embajador Tod,
de los Estados Unidos le hizo una guiñada de aprobación cuando le
participó el proyecto ignorando el principio elemental de que las dos
grandes potencias iban a unirse contra la Argentina.”

“Quiero dejar muy en claro nuestra posición: Nosotros


sostenemos nuestra soberanía sobre esas Islas, pero no estamos de
acuerdo en recuperarlas mediante una guerra, que servía como
cortina de humo para encubrir las deficiencias del gobierno.
Decididamente, negamos el derecho de enfrentar a jóvenes argentinos
con jóvenes ingleses. Esto es inconcebible a esta altura de la
civilización. Existiendo la mediación y otras formas de negociación y
resolución de conflictos, sin tener que sacrificar una sola vida
humana.”
Patricia me hizo señas, pero yo deseé completar la idea:

“Afortunadamente, las Fuerzas Armadas volvieron a un lugar


del que nunca debieron salir: la defensa del territorio argentino en
caso de un ataque extranjero, y jamás gobernando el país puertas
adentro porque ni están preparados, ni tienen facultades para ello”.

63
Ahora si, tradujo…
–¿Y ahora que? Preguntó Diana:
–A partir de 1983 se han ido eligiendo gobiernos
constitucionales, bajo cuyo amparo es posible, muy despaciosamente,
ir aprendiendo una forma de vida democrática al mejor estilo
burgués, dentro de las presiones naturales que siempre ejercen los que
sostienen el poder real.
–¿Quienes los gobiernan ahora realmente?, pregunta Martín.
Patricia y yo nos miramos. Ella me dijo:
–Es tu turno.
–Bien, para completar el panorama debo explicarles que si antes
fuimos dependientes de los ingleses, luego, hasta el presente, les ha
sucedido el “gobierno invisible” de las grandes empresas
multinacionales, usureros internacionales cuya única patria es el
dinero.
Tienen nombre y apellido. Son el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional. Así dispusieron achicar el Estado argentino
y para facilitar la fuga de capitales, exportación de fabulosas ganancias
y succión extranjera de todo el producto del esfuerzo argentino. La
gente reclama mejor educación, tener asegurada su salud, trabajos
seguros y estables. Pero hoy más que nunca la dominación se lleva a
cabo sobre bases globales sostenidas por las entidades que acabo de
nombrar. Tales problemas son difíciles de comprender porque en la
mayoría de los países las personas no reciben una educación
económica, ni histórica, ni una educación política. Los pueblos
reaccionan cuando se dan cuenta que la situación les resulta
insoportable. 15
15 Nota del editor: Se debería tener en cuenta que este diálogo se desarrolló en 1991, durante
el gobierno de C. Menem.
64
Le pregunto a Patricia si está de acuerdo en que haya sido “tan
pedagógica” y me respondió:

–Esto debieran conocerlo todos los jóvenes y enseñarse en los


colegios, porque cuando viví en Europa y conocí la India de verdad,
me llevé un golpe muy duro al comprobar que todo lo que me habían
enseñado en el colegio inglés sobre «las bondades salvadores del
Imperio Británico» era mentira. Allí no habían extendido la
civilización. Vi el hambre, un hambre insoportable de niños que
venían a nuestro tren extendiendo las manos para pedir limosnas con
todas las muestras físicas del raquitismo. Personas tiradas en el suelo a
quienes las moscas se les pegoteaban. Tanta mentira que nos
enseñaron me causó un shock, muy, pero muy fuerte.

Pensé que reflexionar sobre estas cuestiones también permite el


desarrollo de la cultura y del arte al intentar comprender quien maneja
los hilos.

Los jóvenes ingleses han estado muy atentos y se mostraron


satisfechos. Patricia había hecho una minuciosa traducción y yo me
sentía agotada por el esfuerzo para ser clara, justa y sintética.

Era tarde y finalmente nos fuimos todos a dormir no sin antes


tomar el último té con especies al mejor estilo Stokoe. A los inglesitos
les concedió la habitación cerrada, destinada originariamente a los
“posibles roncadores”. Y yo me fui a mi espacio donde protegí mi
intimidad con el sólo correr de las cortinas.

65
Capítulo 2
Reportaje
sobre su Vida

67
NO QUIERO UNA BIOGRAFÍA BLANCA

Ya habíamos cumplido religiosamente con la ascensión al Cerro


López y la “Caminatita a la Laguna Negra” La he observado en esas
ascensiones y he podido comprobar como sus 71 años lucían
jovialísimos, resplandecientes y atractivos. Dí gracias a esta
oportunidad, por lo mucho que estaba aprendiendo de esta mujer que
al nacer rompió el molde.

También habíamos asistido a un concierto nocturno dirigido


por Carlos López Puccio, integrante de Les Luthiers, en el Templo
Mayor de San Carlos de Bariloche, con una acústica excelente y
repleto de gente hasta el punto de no caber un alma aun estando
parados.

Ahora debíamos iniciar el «Reportaje sobre la “Historia de su


Vida” para el cual, con su modo riguroso de pautar el tiempo, me había
propuesto trabajar dos horas por las tardes, todos los días.

Ya sentadas a la mesa grande junto a la ventana que daba al lago,


desplegué mis papeles, puse el grabador entre las dos “- pero vos vas a
manejarlo” le dije para inspirarle confianza. “Cuando se filtre algo que
no quieras expresar: aquí está el botón de pausa.”

–Como contrapartida –continué–, te recuerdo una vez más que


no quiero una «biografía blanca», complaciente, inmaculada,
timorata. Me gustaría que te mostraras con tus contradicciones, tus
dudas y tus falencias La verdad, por dura que sea, es siempre más
aleccionadora e interesante. Y eso lo sabes vos por ser maestra en
desafiar obstáculos. Procuraré extraer tu imagen humana, sin
remiendos, con todas las virtudes, pero también con las pasiones,
angustias, presentimientos, miedos y abnegaciones que configuran la

69
pequeña grandeza de los seres humanos. No debemos olvidar que, al
fin de cuentas, sos una persona y no un arquetipo.

Un detalle importante: desde el comienzo y a lo largo del


trabajo, siempre hubo música de fondo estimulante para sumergirnos
en lo profundo de sus recuerdos.

Para ver cómo funcionábamos le propuse que hiciéramos un


reportaje de prueba. Respiramos hondo. Nos concentramos. Ella con
los ojos cerrados tomó su cabeza entre las manos. Yo miré el paisaje
que por la luz cambiaba de color a cada instante. El sol marchaba al sur
de Chile y jugaba con las luces y las sombras. En un santiamén la
apariencia del agua se había oscurecido, en contraste con las nubes
iluminadas de rojo empujadas a toda velocidad por el viento.

Las gaviotas se columpiaban de un lado a otro en un planear


tranquilo, silencioso. En el ínterin, Patricia introdujo una tetera
panzona humeante de té con aroma a clavo de olor y cáscara de
naranja.

Estábamos en otro mundo. Lejos del smog, el cemento y los


ruidos. Aquí todo era perfecto.
–Patricia: si vos fueras viento, ¿qué viento serías?
–Un viento muy libre.
–¿Y ayer, cuando se rompió la bomba de agua, que viento eras?
–El viento de los vikingos, un tifón, las tres furias juntas. Ya
comprenderás cuando por varios días vivas en esta casa sin agua para
cocinar, para el baño, para lavar la vajilla, la ropa, regar o bañarte...
–¿A alguna vez te sentiste una brisa muy fresca?
–Si, muchas veces, dando clases. Y soy muy feliz.

70
–¿Qué tipo de persona te disgusta?
–Los quejosos. No los soporto.
–¿Qué cosas aprecias en los demás?
–El sentido del humor.
–El humor es un don de nacimiento –agregué yo– es como ser
alto, petizo, lindo, feo. No tiene arreglo.
–Sí, pero cada uno puede hacer de un limón una naranjada –Me
retrucó ella.
–¿Qué flor te gustaría ser?
–El amancay, porque crece donde quiere.
–¿Y si fueras un pájaro?
–La garza, porque vuela alto.
–¿Que cosas te enfurecen?
–La injusticia.
–¿Que ponés en el formulario que te dan en los viajes donde dice
“Ocupación”?
–Antes, “bailarina”; después, “coreógrafa”; y ahora, “educadora
a través del arte”.
–¿Y si fueras un personaje mitológico?
–El Ave Fénix.
–¿Si fueras una religión?
–No me gustan las religiones porque no dejan pensar a la gente.
Pero como esto es un juego, elegiría ser una religión inclusiva, que no
excluya a nadie y que no meta miedo, ni manipule con cielos o
infiernos, ni separe a los humanos. Me gusta reunir.
–¿Qué sensación tuviste al ver publicado tu primer libro?

71
–Mi primer libro fue La Expresión Corporal y el niño, con fotos
de Alex Schächter. Cuando se lo entregué a la editorial el hombre que
lo recibió me dijo: “¿Qué es esto, un libro de fotos?” Fue una expresión
muy injusta y apresurada. Lloré todo el día.

Es cierto que lo primero que llamaba la atención eran las


fotografías de niños espléndidamente captadas por Schächter, pero ya
se sabe que lo primero entra por los ojos.

–¿Y cuál fue el libro que te proyectó al exterior?

–Curiosamente, fue el pequeño librito EXPRESIÓN


16
CORPORAL. Guía Didáctica para el Docente que editó Ricordi . Le
interesó a una persona de Tucumán que lo mandó a Brasil y de allí me
empezaron a llover invitaciones sobre todo de Brasil, adonde empecé
a viajar acompañada, muchas veces, por Perla Jaritonsky.

–¿Y el dinero qué significa para vos?

–Mirá, si hubiera sido por mí, la sociedad de consumo habría


quebrado de entrada. De mis padres aprendí la austeridad. La guerra
la impuso naturalmente. Siempre lo supe porque me lo enseñó la vida
que “No todo lo que reluce es oro...”. Conocí las privaciones cuando
trabajaba como bailarina en Londres. Cuando regresé a Buenos Aires,
tuve que trabajar duro y parejo para sobrevivir. Primero alquilaba
estudios por hora, hasta que después de muchos años pude comprar
mi primer estudio en calle Monroe, en Belgrano y cuando murió mi
marido heredé el de calle Guido. Recién ahí empezó la época de las
“vacas gordas”; hasta que un día el terapeuta que me atendía me dijo:
“Usted ya no me necesita, lo que necesita es un contador.”

16 Stokoe, P. (1978/86), EXPRESION CORPORAL. Guía Didactica para el Docente, Bs. As.: Ricordi
Americana (Hoy Edit. Melos)

72
–¿A qué cosa le tenés miedo?
Son dos cosas y no una. Primero a que a mis hijas les ocurra algo
que les impida ser felices, segundo: que yo tenga que ser dependiente de
alguien. Las dos cosas me aterrorizan.
–¿Un maestro?
–La vida.
–¿Y si fueran personas?
–También aquí son dos: Luise Bartholomew conocida como “Lulu”
y Charles Herbert Stokoe. Ellos han sido mi madre y mi padre. Padezco
del síntoma del determinismo genético. Yo soy una buena mixtura de
ambos.
–Esta prueba da la impresión que vamos a funcionar bien.
–Entonces paremos aquí. Mirá que hora es, che, ¿qué tal si
pensamos que vamos a comer?
–De acuerdo.
Ella cocinaría esta noche, y lo hizo aplicando la teoría de Lavoisier:
“Nada se pierde, todo se transforma”. Yo lavé los platos.

NIÑEZ, PADRES Y ANCESTROS


Un viaje por los vericuetos de la memoria

–¿Te gustaría empezar por la búsqueda de tu identidad?


–Es muy interesante reflexionar sobre mi historia personal que está
tan profundamente arraigada en Argentina; pero no me siento porteña,
ni mi vínculo es con Buenos Aires, sino con la Argentina como paisaje.
Toda mi niñez transcurrió en un contacto muy profundo e íntimo
con la Provincia de Buenos Aires, no muy lejos de La Pampa; a pesar de
tener todos mis antepasados en Inglaterra, tan lejos de la Argentina,
cuando busco mi identidad vuelvo a estas raíces con todos los sentidos
73
muy, muy plenos y el referente es siempre el cielo, la tierra, el viento,
los colores, los olores de aquel paisaje infantil.
–¿Y que ocurre con este paisaje de montañas y lagos
patagónicos donde estamos ahora y al que regresás puntualmente
cada mes de enero desde hace cuarenta años?
–Me ocurre exactamente lo mismo. Este paisaje tan lejano y
diferente al de la pampa árida, se fue incorporando a lo largo de mi
vida, con mucha historia. Aquí también eché raíces y ambos paisajes
me integran.
–Me pregunto ¿cuál es tu memoria cultural?
–Aquí la cosa cambia. Pesan mucho más mis ancestros
europeos. No creo que yo sea un producto típico argentino.
–¿Es que acaso existe un argentino “típico”? Yo creo que somos
un mosaico “atípico” de costumbres, lenguajes y hábitos
entrecruzados.
Sí, nuestro territorio, antes de que fuera conquistado por los
españoles a sangre y fuego, estaba habitado por dispersos pueblos
aborígenes –los verdaderos dueños de la tierra– con sus costumbres
ancestrales, sabios por su cosmovisión, muy adelantados aun para la
época actual, como es el respeto por la Madre Tierra, lo que
descubrimos recién ahora dándole el nombre de “equilibrio
ecológico”.

Mucha historia debió correr bajo los puentes de esta América


nuestra, en que se promovieron las distintas inmigraciones trayendo
el colorido de sus hábitos, las esperanzas, ilusiones y dolores por vivir
tan lejos de sus tierras, cuando no existían los medios de
comunicación instantánea como ahora... y una carta por barco podía
demorar tres meses.

74
–Es que mi caso es diferente del común de los inmigrantes.
Quiero decir que mis padres no vinieron a la Argentina dentro de una
corriente inmigratoria sino por su propia cuenta; sin embargo me
siento tan argentina y con el mismo derecho que la hija de un español,
italiano, turco, polaco, alemán...

–Está perfecto Patricia: sea que hayan venido solos, o en


contingentes, todos llegaron a aquí por diversas causas y también
tienen diversos grados de asimilación. Este es un tema apasionante
que desgraciadamente excede los limites de este libro.

1919 su nacimiento

Aunque parezca inconcebible, el acto sexual, era uno temas


incluidos en la larga lista de “De esto no se habla”, a partir de la
concepción de la iglesia Católica del cuerpo como pecado.

Cada vez que preguntábamos ¿de dónde vienen los niños? nos
contestaban que nacíamos de un repollo, o bien nos traía la cigüeña de
Paris, o bien la versión botánica, que no recuerdo bien quien ponía
una semillita en la panza de mamá, o nacíamos de algodoncitos.
Como Mafalda frente a tantas estupideces nos preguntábamos a
escondidas si nuestras madres nunca tuvieron un parto normal.
Patricia no nació de un repollo. Al grano.
–¿Y qué dicen tus documentos respecto de tu nacimiento?
–Que nací en la Ciudad de Buenos Aires el 23 de septiembre de
1919.
–¿Dónde ocurrió el acontecimiento?
–En el Hospital Británico de Buenos Aires. Enseguida me
llevaron al campo, a la casa de mi familia (papá, mamá y una hermana
Joan, 5 años mayor que yo) que se ubicaba en el centro de un triángulo

75
entre General Suárez, Huanguelén y Lamadrid. La estación de tren
más cercana se llamaba, igual que ahora, La Colina.
Su madre

Mi mamá pertenecía a una familia numerosa de Liverpool, una


ciudad industrial muy importante en Inglaterra. La de los Beatles
entre otros artistas que hicieron historia en el siglo XX.

76
Se llamaba Luise Bartholomew y le decían “Lulú”, mi abuelo era
irlandés, sangre que corre por mis venas y pesa mucho en los
momentos en que debo enfrentar los desafíos y la adversidad.
–No existen escuelas para padres, ni elegimos a nuestros padres.
En tu caso se puede decir que tus padres fueron un don, una gracia…
Tu mamá era sin duda una mujer excepcional, una adelantada,
precursora amante como vos de los desafíos. Contanos un poco de
ella. ¿Cuáles fueron los rasgos más sobresalientes de Lulú?
Tomándose la tercera taza de té, Patricia empieza a darme claves
acerca de los genes que heredaría de su madre. Presten atención:
–Mamá fue una personalidad totalmente atípica y original para
las costumbres femeninas de fines del siglo XIX. Ella pertenecía a una
familia de clase media con fuerte educación victoriana, conservadora
y logró convencer a mi abuelo para que la autorizara a estudiar una
carrera a la cual tenían acceso sólo las señoritas de las clases sociales
muy altas.
–¿De qué se trataba exactamente?
–Cursó sus estudios y se recibió en una escuela de Educación
Física que se llamaba «Instituto Liverpool de Educación Física para
Jóvenes Doncellas» (ambas nos reímos sin recato). Sin duda fue una
elección audaz en ese momento haber elegido el cuerpo como
instrumento de trabajo, por las fantasías que despierta en los demás y
lo que moviliza internamente.
–De tal palo, tal astilla: el cuerpo en movimiento dice ¡presente!
desde los genes.
–Mi madre era una vitalista, le gustaba vivir la vida a pleno.
–Me estás hablando de tu mamá y siento que estás hablando de
vos misma. Pero sigamos con ella: ¿Qué formación recibió en ese
instituto cuyo nombre nos causa hoy tanta gracia?
77
–Allí recibió una formación muy seria, amplia y abarcadora. Por
una parte estudiaban anatomía y primeros auxilios de primer nivel,
luego disciplinas deportivas, algunas como el tiro al arco que ya no se
practica. Además de equitación, natación, educación física y danzas.
Esta última materia le calzaba como un fino guante.
–Supongo que, una vez egresada, se resistió a cumplir con el
mandato de ama de casa reservado para las jóvenes de su clase social
en aquella época.
–Por supuesto. Y ejerció su profesión como docente en un
colegio muy grande de Inglaterra. Mientras trabajaba allí le ofrecieron
un cargo de ayudante de cátedra en un instituto de Buenos Aires
dirigido por una señora inglesa,...
–Y tu mamá, que no debía tener todavía veinte años, se largó
nomás. Sola, con su título, a una edad en que la que no se casaba
quedaba “para vestir santos”,...
–Eso te da la pauta de su temperamento anticonvencional,
hecho para aceptar desafíos y de su espíritu de aventura. Era muy
inquieta, muy activa. Así que se tomó el barco, cruzó el Atlántico en
tres semanas y se hizo cargo de sus trabajos en Buenos Aires. Todo esto
fue antes de la 1º Guerra Mundial.
–¿Y? ¿Cómo sería la vida de esta intrépida joven en la Ciudad de
Buenos Aires del Centenario de la República?
–Esta joven que más tarde sería mi mamá repartía sus horas
entre ese trabajo docente “de lujo” y el deporte. El trabajo docente no
era nada común. Su materia en el Instituto que la contrató consistía en
enseñar las danzas de salón de última moda a los jóvenes de la alta
sociedad de la colectividad inglesa y a los «niños bien» argentinos…

78
También fue instructora de danzas en el Saint George’s Colledge,
que existe actualmente, adonde los alumnos concurrían para aprender
buenos modales, normas de urbanidad y refinamiento, como para
acercase a una chica y bailar cuadrigas o valses y comportarse
correctamente en sociedad. No tenemos que olvidar que la alta
burguesía argentina siempre tuvo un ojo puesto en Europa y debía
conocer las últimas danzas de moda en Paris o Londres para hacer un
buen papel en las distinguidas reuniones sociales de su clase en la
Buenos Aires de entonces.

Moldear a estos jóvenes era sin duda un trabajo muy atractivo.


Ella, a su vez, con esos conocimientos refinados y su expresividad
chispeante debía encandilar a sus alumnos. Ahí comprendí que bien le
caía a Luise Bartholomew el apodo de “Lulú”.

–Pero era además una buena deportista. Antes de casarse se


asoció al Club de Remo de Tigre. Su nombre debe estar registrado en
los anales del club porque integró el Primer Equipo del Tigre Club de
Mujeres de Regatas.

–Una mujer de tal calidad no soportaría una hora a su lado a un


hombre común, vulgar ni mediocre, ya tengo curiosidad por saber
como era tu papá.

–Sí, pero quiero decir que así como mi personalidad es casi un


calco de la de mi mamá, mi padre fue un gran maestro, con su
conducta intachable. De esos que antes y ahora es difícil encontrar.

79
Su padre: un aristócrata del espíritu

–Mi papá se llamaba Charles Herbert Stokoe (Carlos Heriberto


en español). Según la leyenda familiar, su apellido no era anglo, sino
noruego. A mí me gusta pensar que era vikingo. Lo cierto es que nació
accidentalmente en Ginebra a fines del siglo XIX y perteneció a una de
las altas clases de intelectuales.
Un antepasado de su familia fue el médico que asistió a
Napoleón cuando estuvo en el exilio al finalizar su vida. Un tío suyo,
hermano de su padre, fue poeta y profesor de literatura francesa en

80
Cambridge. Y mi padre comenzó la carrera de derecho que
interrumpió cuando se embarcó para Sudamérica. Lo hizo en un
barco que transportaba los famosos toros Aberdeen Agnus de
pedigree escocés y, al encontrarse con la impresionante llanura
ondulada rioplatense tan despoblada, quedó fascinado.
–Fue un cambio radical, una aventura casi, para mi padre, dejar
de lado los libros de abogacía y tantos antecedentes ilustres para echar
raíces en el campo. Es que se enamoró con el paisaje a primera vista,
fue un amor sensorial. Primero estuvo en Fray Bentos, Uruguay y
quedó tan prendado que decidió quedarse allí. Metódicamente, se
dedicó a aprender el idioma, aprender a andar a caballo y todas las
tareas agropecuarias para convertirse en administrador de estancias.

–Lo hizo desde abajo, con toda humildad, desde las tareas
propias del peón hasta las más complicadas del cultivo y explotación
de la tierra y los animales. Luego fue aprendiz en Entre Ríos y
finalmente la Krabee King & Cº le dio el trabajo de administrador en
un terreno virgen muy grande en la zona de Coronel Suárez, Provincia
de Buenos Aires, para que él la transformara en una estancia modelo.

Sin duda el porte aristocrático de Patricia, que se nota a la legua,


y las actitudes adecuadas a las circunstancias, las trajo incorporada en
los genes.
–¿Qué otra cosa heredaste de tu papá?
–Él poseía la nobleza del espíritu. La herencia que me dejó fue
mucho más valiosa que una cuenta bancaria: me legó la decencia y el
sentido de la responsabilidad.
–A ver, ¿cómo es eso? Tengo entendido que los administradores
de estancia tenían posibilidades de hacer fortuna.

81
–Sí, pero no en el caso de mi padre quien tenía un sentido de la
ética, arraigado hasta los tuétanos. La decencia y la honradez le
circulaban por las venas. Él era un simple empleado de una enorme
estancia. El administrador de intereses millonarios de una familia que
vivía en el extranjero. Es claro que hubo administradores que hicieron
fortunas. Eran familias de la generación de mi padre, hoy
considerados apellidos tradicionales, que fueron comprando su
pequeña chacra hasta llegar a ser propietarios de pequeñas estancias.
–¿Cómo lo hacían?
–Por ejemplo: iban a los remates y compraban dos lotes de vacas.
Unas muy baratas, novillos bien flacos que luego engordaban con el
pastaje de la estancia y vendían percibiendo la ganancia sin
contabilizar, en negro. El otro lote era de vacas gordas listas para
venderlas a los frigoríficos, eran las que aparecían en los libros. Así
hacían otros negocios, operaciones ilícitas incorporadas al folklore
como una tradición.
–¿Y tu papá no entró en ese juego?
–Mi papá fue formado en un sentido de honorabilidad y de la
honradez tal que se hubiera muerto antes de entrar en ese negocio
sucio.
Discriminación al criollo

– Era común que los extranjeros discriminaran al criollo, por


flojo, inhábil o, sin ninguna razón, por el simple hecho de ser un
criollo. ¿Esa situación la viviste en tu casa?

– No. Absolutamente no. Yo no tuve esa experiencia porque mi


papá era un hombre muy noble y yo una chica muy sana y tengo
mucho que agradecer a mis padres que jamás fomentaron una
conducta de casta o de clase superior.

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Todo lo contrario, por ejemplo: mi papá dio una vez
instrucciones muy precisas al peón encargado de los animales para
que no hiciera nada a mi servicio, en el cuidado de los caballos, que no
eran míos sino de la estancia. El encargado debió enseñarme a
ponerles el bozal, llevarlos, cuidarlos, ensillarlos, traerlos al establo de
vuelta en un estado decente, desensillarlos y llevarlos a lavar con la
manguera para luego soltarlos.
Entre el caballo y yo existía un amor muy profundo; era mi
amigo, mi confidente y mi compinche.
–Y vos, ¿cómo tomabas estos mandatos? ¿Te rebelabas?
–A mí me encantaba. Las reglas del juego eran esas y yo sentía
que me hacían bien... Cuando fui una adolescente salía a trabajar con
los hombres a varear el ganado, separar las terneras, conducir la
hacienda.
–Culturalmente, eran trabajos de varones...
–No sé, para mí se dio naturalmente y creo que me templó muy
bien para hacer frente a las adversidades posteriores de mi vida. Pero
lo más importante es que el trabajo del campo me hacía sentir muy
feliz.
Creo que una de las cosas más insanas la que más nos debilita es
generar la dependencia. En cambio, con este tipo de enseñanza, yo
sentía que crecía en todo sentido.
–¿Cuál es la imagen que tenés de tu papá?
–Recuerdo a mi padre como un hombre muy recto en su porte y
también en la manera de proceder. No era hablador ni comunicativo,
más bien callado. Reflexivo. Siempre pensativo. Un gran amante de la
naturaleza y, por supuesto, muy dedicado al trabajo de ese campo rudo
y árido que él convirtió en una hermosísima estancia.

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Sí... Parecía taciturno, pero cuando lográbamos despertarle
alguna risa, nos llenaba de un gozo muy grande porque los ojos le
brillaban y se le iluminaba el rostro.
–¿Y la relación con vos, cómo era?
–Según lo que me contaban, yo tenía una habilidad muy
especial para hacerlo bajar del pedestal. Sin embargo, él para mí era un
hombre misterioso. Simplemente porque no hablaba, se me ocurría
un enigma.
–Ahora me doy cuenta de que tu mamá fue docente de una
disciplina singular: la educación por la danza y que tu papá utilizó un
método autodidacto de aprendizaje de una profesión totalmente
ignorada para él. Entonces, no me resulta un contrasentido que vos
seas maestra hasta los tuétanos, no sólo en situación de aprendizaje
formal, sino en los hechos más cotidianos de la vida. ¿Dónde se
conocieron?
–Supongo que se conocieron en algún baile. En aquella época
los bailes eran el ámbito natural y prestigioso para que los jóvenes
entablaran relaciones con proyectos de futuro. La cuestión es que se
casaron cuando ambos tenían alrededor de treinta años.

Construyeron una estancia “encantada”


–Mi madre, que tendr ía t antos
pretendientes entre su alumnado, se enamoró
de mi padre. Se casaron y eligieron vivir a
cientos de kilómetros de Buenos Aires y muy
alejados de los pueblos más cercanos. Se puede
suponer que, teniendo ambos un estilo de vida
tan europeo, se debieron sentir bastante
aislados. Para compensar este aislamiento, mi

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papá hizo construir una cancha de tenis y otra de golf. Luego, la propia
huerta, poblando además la estancia de animales: vacas, puercos,
ovejas y mis amados caballos. Allí lo tenían todo para el propio
abastecimiento: vivienda, alimentación, recreación, todo. Hasta
generaban la propia electricidad. La estancia era como un oasis en
medio del campo.

Mi mamá inventaba las actividades y las ponía en práctica. Sus


relaciones eran las familias de los administradores de las estancias
vecinas. Tenía demasiado bagaje adentro y lo adaptó al nuevo
escenario. Jamás abandonó la actividad deportiva. En el campo
andaba a caballo, nadaba, jugaba al tenis o al golf. Además, era una
tiradora maravillosa de escopeta. Daba gusto verla con el arma de
doble caño bajo el brazo y luego, al disparar, bajaba dos patos seguidos,
uno con cada cartucho del barril de la escopeta. Es claro que era un
campo con infinidad de pájaros, patos, copetonas, perdices,
martinetas, pero había que tener velocidad y puntería, y ella tenía
fama en toda la zona de ser excelente tiradora.
Yo me sentía muy protegida con una mamá tan corajuda y
valiente.
A menudo, mi papá tenía que ir a los remates de ganado y nos
quedábamos solas. Recuerdo cuando chica, por la noche, ante
cualquier ruidito era capaz de agarrar la escopeta y dar la vuelta por el
jardín y la huerta para ver quien andaba.
Una vez vino su hermana de Inglaterra, la famosa tía Fanny, que
habría conocido el campo por fotografías. La llama a mamá en una
noche de verano:
“¡Lulú, Lulú vení al jardín que hay hombres, está lleno de
hombres!”

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“¿Cómo lleno de hombres?”, dice mi mamá.
“Si, los veo a todos fumando”, contestó tía Fanny.
Mi mamá agarró la escopeta y se fueron caminando en la noche
cerrada. “Pero no seas tonta”, se escuchó…
Claro, solo eran miles de luciérnagas, ‘lintérnagas’ como las
llamaba yo de niña…
Aquí ya empieza la educación por el arte

–¿Y tu educación formal cuando empieza?


–Yo recién fui a la escuela cuando tenía nueve años, porque mi
mamá me enseñó a leer, escribir, a sumar y restar allí en el campo. Por
supuesto, en inglés.
Además de esto elemental, ella tocaba el piano, cantaba y nos
mostraba cómo los cuentos que leíamos se podían cantar, bailar o
jugar... Sin saberlo, fuimos aprendiendo las cosas del modo que ahora
se llama “Educación por el Arte”.
–¿A cargo de quién estaban las tareas domésticas que ocupan
tanto tiempo y energía?
–Había tres mujeres para estas tareas, y no porque tuviéramos
muchos ingresos, porque a los administradores se les pagaba mal. El
servicio doméstico era muy barato porque el trabajo para las mujeres
sin recursos abundaba. Provenían de una colonia rusa de Coronel
Suárez. Una cocinaba, otra hacía la limpieza y otra atendía la mesa.
Una de ellas tenía la tarea de vestirme, desvestirme y bañarme y yo la
trataba muy mal... Era tan independiente que no soportaba que
hicieran eso por mí cuando sabía arreglármelas sola.
–Entonces ¿era tu mamá quien hacía las veces de gobernanta o
ama de llaves de la casa?

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–Claro, hacía las veces de gobernanta y mucho más cuando
llegaba el invierno y se carneaban los cerdos. Las mujeres,
capitaneadas por mi mamá, una vez carneado el animal, hacían todos
los embutidos: diferentes tipos de chorizos y tartas. Era una faena que
duraba varios días para proveer la comida de todo el año. Y durante el
verano ella, con la ayuda de la cocinera, hacía todos los dulces con
frutos de la huerta. Los envasaba al vacío y luego los guardaba en una
despensa que con mi hermana Joan visitábamos de noche, muertas de
hambre y despiertas por habernos quedado leyendo a escondidas.

La música de la infancia

El que puede escuchar el silencio


Puede ver los sonidos
Y oir los movimientos
Anónimo
Patricia habla de su relación temprana con la música a través de
los sonidos de la naturaleza.
–Percibía los sonidos de la naturaleza como una música natural.
–En el interior de mi casa –prosigue- escuchábamos desde
temprana edad el piano que tocaba mi madre. Todos cantábamos. La
Televisión no existía todavía. Teníamos una inmensa cantidad de
discos de todo tipo, sobre todo de ópera.
Supongo que esto tuvo una influencia decisiva en mi vida;
aunque después en el colegio, resulté ser un desastre en música.
También la pincela este relato que hace dialogando con Violeta
17
de Gainza :
17 De Gainza, V. (1997), Patricia Stokoe dialoga con Violeta de Gainza, Bs. As.: Editorial Lumen.

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“Como no nací sorda ni hipoacúsica…el sonido apareció en mi
tierna infancia como una experiencia totalizadora. Vivíamos en el
campo de la provincia de Buenos Aires. Allí pude presenciar unas
tormentas eléctricas ¡esplendorosas! que me influenciaron
poderosamente: el sonido de la tormenta que se acercaba. El sonido
del viento sobre el monte de eucaliptos. El sonido in crescendo de la
tormenta la llegada de la lluvia repiqueteando sobre el techo de chapa.

“Se juntaban allí la sensación de miedo, de fascinación, de


atracción, de expectativa y al mismo tiempo de alivio, porque las
tormentas eléctricas traían un proceso que se cumplía siempre; una
señal de amenaza, la descarga eléctrica de los rayos y la conclusión.

Estaba también el sonido de los pájaros y otras sonoridades del


campo, el silbido del viento soplando entre el techo y el cielorraso, la
música de las hojas…estos sonidos integraban una experiencia
totalizadora. Se mezclaban con el olor a la tierra que el viento
levantaba...y las emociones de miedo o alivio que me producían.”

Una infancia cósmica y solitaria

–¿En un mundo de adultos y con una naturaleza tan presente,


con quién compartías tus juegos infantiles?

–Mi infancia fue muy solitaria. No había chicos de mi edad. El


único compinche que recuerdo era el hijo del jardinero con quien
hacíamos expediciones en bicicleta. Mi hermana Joan era cinco años
mayor que yo, lo cual en la infancia es mucha diferencia. Nos
peleábamos bastante y creo que la más brava era yo. Joan era muy
dulce, etérea, creyente en las hadas. Nuestra relación era de amor-
odio, pero nunca la sangre llegaba al río. Mis padres, para que
estuviera acompañada por otros niños, internaron a Joan en una

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escuela inglesa de Hurlingham. Recién cuando salí de la escuela
descubrí que además de una hermana, tenía una compañera.

Por si queda alguna duda reitera,

–Mi personalidad fue moldeada íntegramente por la naturaleza,


con los pies bien plantados en la tierra. Desde que tengo memoria, ya
tenía una gran conexión con el cuerpo. Como mi mamá, yo era una
persona hiperactiva, movediza, de acción y exploración y me
llamaban “el castor” porque él siempre esta activo, haciendo su dique.

La otra predilección, era treparme a los árboles. Ese era mi


mundo maravilloso, excitante de la fantasía, en ese panorama de
horizonte sin fin. Observar la vida de las plantas desde la copa de los
árboles, con su ciclo milagroso e inexorablemente repetido, año tras
año siempre igual y nunca igual, era tan impresionante como las
tormentas eléctricas.

Tormentas eléctricas espeluznantes

En el viaje de regreso de Bariloche a Buenos Aires en un tramo


hay un camino recto interminable. La oscuridad profunda del cielo
muestra a las estrellas brillantes, muy brillantes y al alcance de la
mano. Mientras el coche avanza Patricia me señala allá en el horizonte
de una noche cerrada, un segmento de tierra donde hay una tormenta
eléctrica...
–¿Alcanzas a verla, Alicia?

–Claro que la veo, pero ¡qué tormenta eléctrica más localizada!


Si alrededor toda la bóveda celeste está estrellada.

–Son las de León Suárez, el gran espectáculo de mi infancia.

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Sentada desde el porche, nada puede compararse al espectáculo de ver
aproximarse esa cortina de agua desde La Pampa. El aire pesado en
verano se hace irrespirable. El cielo gris plomo estruja, encoge el alma.
Solamente los que han vivido en la Provincia de Buenos Aires saben lo
fascinantes que pueden ser estas tormentas desde un lugar protegido.

Lo aterrador era cuando volvíamos a la estancia en un Ford T


con cadenas, por caminos de tierra, y éramos alcanzados por esas
furias del cielo. Sentir el auto bailando de un lado para otro arrastrado
por el viento y la lluvia, mientras nos cercaban los relámpagos gordos
como los brazos de un árbol, perforando la tierra a nuestro alrededor,
con un ruido aterrador y una luz blanca brillante enceguecedora... Era
muy bravo... ¡Yo sentía pavor! Los ruidos y la luz parecían el anuncio
del fin del mundo.
–Frente a tanta naturaleza, indomable o dócil, yo me hacía
preguntas que hoy me parecen muy profundas para una niña. Influyó
también la religión protestante en que fui educada. De sus rezos e
himnos surgía la terrible afirmación de que “El mundo sin fin,
siempre existirá porque es eterno”. Eso me angustiaba muy
profundamente porque nadie podía responderme qué es la eternidad.
Yo podía observar esa grandeza sin límite en una noche de cielo
infinito y, al mismo tiempo, la pequeñez de las hormigas y... ¿quién les
enseñó a organizarse?
–Y ¿quién apaciguaba tu angustia?...
–Ahí aparecía mi mamá con su cariño. No me daba las
respuestas que yo quería pero sí todo el cariño que necesitaba... No
recuerdo una niñez carente de cariño. Pero la adolescencia fue muy
diferente.

90
Encierran al castor
–Hasta los nueve años fui educada por mi mamá. Luego entré en
el colegio Crickle Wood de Quilmes, en la Provincia de Buenos Aires,
muy cerca del St.George’s Colledge en el que mi madre había dado sus
famosas clases a los varones “niños bien” de la zona. Todo mi
bachillerato lo hice en aquella escuela que luego abrieron en
Hurlingham y es la que existe hoy con el nombre de St. Hilda´s
Colledge.
–Allí te internaron y ¿cómo hizo esa niña solitaria, libre como
un pájaro, miedosa de las tormentas, compinche de los animales, sin
su paisaje infinito... ahora encerrada en esta jaula de oro, con horarios
estrictos, disciplinas férreas compartidas con tantas compañeras para
comer, dormir, estudiar y jugar con el cemento tapiando el horizonte?

–¡Ahhh! Fue muy difícil, muy, muy difícil. Desgarrador.


Sacarme de la libertad y encerrarme en una prisión. Pero la cosa más
insoportable era la falta de cariño, de afecto. Irse a dormir y no tener
los besos y el abrazo de mamá y durante los primeros años... la falta de
mis animales... Todo era tan raro... tan duro...
–¿Qué fue lo que facilitó tu adaptación?
–Fue de a poco, mientras pasaba el tiempo, y también
contribuyó la educación inglesa que pone mucho el acento en el
deporte y en el trabajo en equipo. Ambas cosas eran un buen antídoto
contra la soledad y el aislamiento.
–A ver, ¿cómo es eso?
–Por ejemplo, la escuela estaba dividida en dos o tres “casas”.
Con tu equipo trabajabas para ganar todos los premios y llevarlos a
“Tu Casa”. Entonces, el sentido de la competencia era muy fomentado

91
El idioma se mama con el biberón

–¿En qué idioma pensabas, rezabas, en que idioma leías y te


comunicabas con los demás?
–Este tema es un agujero, que me hizo sentir extranjera en mi
propio país. Desde chiquita, hablaba inglés en casa. Jamás tuve un
libro de cuentos o de textos en español. Para comunicarme con la
gente en la estancia usaba el español hablado.
Ahora es muy diferente, la escuela es totalmente bilingüe y hay
un director argentino y otro inglés; a la mañana en inglés enseñan que
las Islas Malvinas son inglesas y se llaman Falklands y a la tarde, las
mismas islas se llaman Malvinas y son argentinas. A mis hijas se les
hacía un lío terrible, “¿Al fin qué y de quién son?”, me preguntaban.
En el secundario, la enseñanza era muy amplia, pero yo la viví
muy trágicamente porque no nos enseñaban el castellano. La
literatura, la poesía, los cantos, los deportes, las danzas y cualquier
otra materia, todo, todo en ingles.
Una o dos veces por semana venía una señorita profesora desde
la Capital Federal para enseñar a todo el colegio el “idioma extranjero
castellano”. Antes de irme a Inglaterra solamente había leído, en
español gauchesco, “Don Segundo Sombra” de Ricardo Güiraldes, y
punto.
–Pero ahora con un leve acento inglés, tu castellano es muy
cuidado, y actualizado con los modismos de tus jóvenes alumnos.
–Es que, cuando yo tenía trece años, mi padre me dijo: “Bueno,
vos naciste en Argentina, sos argentina y creo que tendrías que hacer
los grados de la escuela primaria Argentina”.
– ¿Y?

92
–Me pareció muy justo y lo hice en forma acelerada. Pero la
verdad es que cuando tenía treinta años y regresé de Inglaterra recién
empecé a buscar literatura española. Y luego mi vida en Argentina
cambió ¡tanto!... Lo que decís de los alumnos es cierto, son la usina de
las modificaciones del idioma.

Ambición adolescente

–¿Qué tal eras como alumna?


–Lo habrás comprobado por el mapa que te hice ayer de la
Península de San Pedro para tus excursiones: Me encantaba la
geografía y especialmente los mapas. Me sentía atraída por las
materias humanísticas y por la historia. Pero la pasión seguía en el
cuerpo en movimiento. La hiperactividad con los caballos la
desarrollé en la escuela a través de los deportes. Jugaba muy bien al
jockey y ganaba todas las competencias hasta llegar a ser la campeona
deportiva colegial. En matemáticas era nula porque tenía una
profesora muy autoritaria que clavaba la tiza en el pizarrón haciendo
un ruido, un chirrido horrible que me hacía crujir los dientes. Por
supuesto que soñaba integrar equipos deportivos profesionales, hasta
que descubrí el ballet clásico.

–A los diecisiete años cayeron a mis manos los libros del Ballet
Ruso, creo que del Coronel de Basil.18 Fue ver esas fotos y me dio un
vuelco la cabeza y el corazón. “¡Esta quiero ser yo!”, grité por dentro!

Estaba habituada a ser ganadora. No era vanidad, era un sueño


adolescente imaginar que si ponía toda mi garra, empeño y voluntad
podría llegar a ser una gran estrella del ballet clásico.

18 Wassili Voskresienski, llamado Coronel W. de Basil; Kaunas, 1888-París, 1951) Director de


ballet ruso. Emigró en tiempos de la revolución y fundó la Ópera Rusa de París. En 1932 creó los Ballets
Rusos de Montecarlo. De 1935 a 1947 dirigió los Ballets Rusos del Coronel de Basil y la Compañía Real
del Covent Garden.

93
Lo que no contaba era con mi grado de desinformación. Las
fotos de ese libro fueron el único y primer contacto con la danza
clásica. No existía la televisión y si, por casualidad, llegaba a Buenos
Aires algún espectáculo de ese estilo, no llegaba la noticia al campo, ni
a la escuela.
–¿Es decir que no tenías la menor idea de la danza clásica, ni de
otro estilo de danza académica?
–La danza me era familiar a través de mi madre y sus relatos.
Eran danzas sociales de salón. Luego en la Escuela de Hurlingham,
venía una señora a dar clases de danzas, rudimentarias, pero ese libro
me mostraba otro modelo de movimiento donde el sentido estético y
la expresividad emocional cobraban protagonismo. De campeona
deportiva colegial real, pasé a soñar con la danza como una
posibilidad concreta de realización profunda. Ahora cuerpo y
sentimientos se expresaban con bellos movimientos.
–De lo que no queda ninguna duda es de que tu esencia única e
intransferible, de un modo u otro, es el lenguaje del cuerpo en
movimiento.
–Eso ocurrió toda mi vida. Ya te dije que de niña era un receptor
sensible a los fenómenos de la naturaleza, integrándome con ella en
jineteadas o trepándome a los árboles. Allí era el cuerpo y el entorno
natural. En el internado aparece el cuerpo exigido por una meta:
ganar, ser la mejor en el deporte.
En aquel entonces no había rutinas científicamente elaboradas
como ahora. La consigna era siempre ganar, llegar primera y yo lo
hacía con cuerpo y alma. No había otra técnica ni otra forma.

–Entonces, ese libro que acababas de descubrir era muy


revelador porque te hizo ver que el cuerpo no era una máquina para
llegar primero a una meta.
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–Sí, acababa de descubrir que el cuerpo era también un
maravilloso instrumento capaz de expresar belleza, todas las
emociones y sentimientos. Se develaba para mí un nuevo modo de
existir en el mundo; un punto de partida absolutamente insospechado
en mi vida personal.
Mi soberbia, ignorancia y omnipotencia no sospechaban que
recibiría el cachetón más fuerte en ese tramo de mi vida. Fue en
Inglaterra, adonde fui a estudiar con la absoluta certeza de ser una
estrella del ballet clásico.

La crisálida puja por ser mariposa

Terminado el bachillerato, como es casi obligatorio en la


adolescencia, Patricia sufre una crisis existencial. La estancia en la que
fue tan feliz en su niñez, le parecía ahora chica y limitada. Se sentía
ahogada, oprimida.

–A los dieciocho años me di cuenta de que necesitaba


desesperadamente salir de ahí. Empezaba a inquietarme por el futuro,
la elección de la carrera y el campo empezaron a ahogarme. Mi papá y
mi mamá ya no eran el refugio tranquilizador frente al hallazgo
repentino de un cuerpo perturbado por ansiedades desconocidas.

Se vuelve huraña. Hace temblar a los demás. Demasiado altiva.


Demasiado segura. Demasiado atrevida. Así suele ser la pubertad
cuando hace la eclosión en el cuerpo. Es la mutación de la crisálida
antes de transformarse en mariposa...

–Exacto –contesta a mis reflexiones– creo que la crisálida se


llama así por tener manchas plateadas y doradas. A mí, en cambio, se
me brotó toda la cara de un modo muy violento y agresivo con un acné
y rosácea de tercer, cuatro o quinto grado de color rojo violento. Era

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un síntoma terrible para una adolescente que está pendiente de su
aspecto físico, para atraer y poder entablar a través de su cuerpo un
nuevo vínculo humano. Yo padecí esta vergüenza desde los quince
hasta los veintisiete años, con todo tipo de atención médica, incluso el
curanderismo. No podía encontrar respuestas a la vida, entonces el
acné brotaba con más virulencia y yo me volvía cada vez más tímida y
retraída, me sentía como una planta que no crecía por no tener buena
tierra ni sol, ni lluvia, ni aire.
–¿Cómo veían tus padres esta situación tan dura para vos?
-Justamente, la frustración tuvo su punto culminante cuando al
terminar mis estudios secundarios mi padre me dijo, “bueno, ahora tu
tarea es estar al lado de tu mamá, por lo menos estarás un año
acompañando a tu madre”. El volcán que llevaba adentro hizo
erupción en las pústulas, y el acné color tomate se extendió por toda la
cara.
–¿Esa propuesta de tu papá te hizo tocar fondo y fue el detonante
para alguna decisión?
–Sí. Yo solo quería huir, huir de la estancia y no regresar, no me
dejaría atrapar nunca más por ese tipo de encierro.
Y, cuando su padre decidió llevarlos a Inglaterra para visitar a
los parientes que no conocían, Patricia se aferró a ese viaje como un
náufrago a la tabla, siempre con el propósito secreto de quedarse.
–¿No veías como una probabilidad insertarte dentro de la
comunidad inglesa en Argentina?
–Con los ingleses nadie puede salvarse de ser un eterno
marginado. Menos aún si te consideran que pertenecés a “las clases
bajas”, porque mi papá era honrado.

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Dentro de la comunidad inglesa, todos querían que sus hijos
tuvieran una formación inglesa para preservar la tradición de los
padres, pero había muchas diferencias y todo eso era muy confuso
para mí.
A los hijos de los dueños de las estancias, los enviaban a
Inglaterra a estudiar, pero a los hijos de los administradores o los
empleados de estancias –como en mi caso– o a los empleados de
compañías inglesas, nos mandaban a colegios ingleses de la Argentina
adonde traían profesores directamente de Inglaterra, incluso a los
profesores de Educación Física. Luego, estaban las escuelas bilingües
para los que querían formarse en la doble cultura y allí asistían
muchos argentinos.
Finalmente estaban las escuelas primarias y secundarias con
planes de estudio argentinos. La gran actriz y directora de teatro
argentino, Inda Ledesma, concurrió a una de esas escuelas en Coronel
Suárez.
Dentro de esta clasificación, mi padre, a pesar de su
responsabilidad para el trabajo, y del sentido de creatividad de mi
madre para transformar esa tierra virgen en un establecimiento
agropecuario modelo de confort; eran considerados simples
empleados muy mal pagos. Yo me sentía discriminada y padecía los
sacrificios que debían hacer mis padres.
Ellos sufrían privaciones sacrificándose para mandarnos a esas
escuelas inglesas. La injusticia culminante se haría manifiesta con el
trato vil y el padecimiento humillante que debió soportar mi madre al
fallecer mi papá.

El estallido de la guerra nazi-fascista ya estaba escrito en el aire


de Londres cuando su familia hizo un viaje corto a Inglaterra.

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“Yo no vuelvo papá. Yo me quedo aquí en Inglaterra”, fue la
respuesta de Patricia en vísperas del regreso de la familia Stokoe a la
Argentina.
La autoridad paterna no fue ejercida por la fuerza y se respetó la
voluntad pronunciada en ese tono inapelable. Sus padres regresaron a
la Argentina, dejando a sus hijas en Londres.

Los ancestros

Esta tarde teníamos que grabar el tema de los ancestros. Para


motivarla a pensar en el tema, le cuento en nuestra caminata matutina
que el segundo apellido de mi padre, que es Gilabert, viene de los
moros, Gil quiere decir piedra, de ahí “El Peñón de Gibraltar” o Altar
de Piedra, y Gibraltar (Faro de Piedra) sobre el Mediterráneo desde
donde se controlaba la navegación de los enemigos durante las
guerras. Los Moros dejaron huellas maravillosas en España, porque
eran las épocas del Renacimiento donde el arte mudéjar, plateresco y
geométrico, florecía en los objetos y edificios, de belleza paralizante
como las mezquitas, la Alhambra, el Generalife y tantas otras.

–Ya ves, Patricia, todas las palabras que empiezan con AL,
Alhambra, Aleluya, alcuza, alcoba, alacena, almohada y mil palabras
más fueron dejadas por los árabes, que en esa época eran cultísimos.
Inventaron el numero cero, para hacer cálculos. Los baños termales.
Los Reyes Católicos no tenían la costumbre de bañarse, debía ser por
la prohibición de la Iglesia de tocarse el cuerpo. La cuestión es que por
parte de mi papá, Juan García GILABERT aunque sea de muchas
generaciones, me gusta imaginarme que corre sangre berebere,
intrépidos trashumantes del norte del África montados en caballos
briosos que no se arraigaban en ningún lugar. Debe ser por esa
poquita pero poderosa sangre, que no me gusta quedarme mucho

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tiempo en un mismo lugar y disfruto viajando tanto, o más, que
haciendo el amor. ¿Vos Patricia, que me decís de tus ancestros?
–Yo desciendo de un Stokoe, noruego, descendientes de
Vikingos, navegantes por la propia ubicación geográfica, que según
los estudiosos se largaron a descubrir rutas desconocidas en esos
enormes barcos de madera y llegaron a tierras americanas mucho
antes que Cristóbal Colon.
–Es posible, porque no hay que olvidar que la empresa de
Cristóbal Colon estuvo patrocinada por una España empobrecida por
las guerras, que necesitaba extender sus territorios, llevarse sus
riquezas. Los reyes católicos consiguieron como “sponsor” a la Iglesia
Católica, a cambio de que los conquistadores españoles aparecieran
con la Cruz y la Espada y cristianizaran a todos los habitantes. El
apoyo de la Iglesia fue muy importante y ya se sabe que la historia la
escriben los que ganan. En cambió, los vikingos se largaron a navegar
sin otro propósito que la aventura, por eso el dato de ser los primeros
descubridores de América no ha sido tan promocionado... ¿Y por
parte de tu madre?
–Bueno, ella era descendiente de irlandeses, para quienes las
adversidades son una tentación, un desafío digno de ser enfrentado.
Luego, el Pueblo Celta, con su imaginería y sus relatos de gnomos, las
fadas (las hadas) y otros personajes fantásticos, sus danzas y su música
que se expandieron por todo el mapa de Europa. Ahora que lo digo en
voz alta, me doy cuenta de que lo de la educadora través del Arte lo he
heredado de mi mamá ¡y ella de sus ancestros!

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LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Oh, Dios, ¡qué hermosa es la guerra!


Con qué alegría marchan los hombres a la guerra
Con qué entusiasmo limpian y cargan sus fusiles
Con qué fervor cantan sus himnos de combate
Con qué ansiedad toman su puesto en la trinchera
Con qué inquietud oyen el ruido de las bombas
Con qué insistencia silban las balas en el aire
Con qué lentitud corre la sangre por su frente
Con qué estupor miran sus ojos el vacío
Con qué rigidez yacen sus cuerpos en el barro
Con qué premura son arrojados en la fosa
Con qué rapidez son olvidados para siempre
Guillarme Apollinaire

El 23 de agosto de 1939 Hitler invadió Polonia, y comenzó así la


Segunda Guerra Mundial. En su primer discurso dijo... “No tengan
piedad… Actuar con brutalidad”. Luchamos por la hegemonía de la
raza superior, “arios de sangre pura” y contra el movimiento proletario
internacional, que lucha contra el capitalismo. Para esto creó el
“Partido Nacional Socialista” y así, de paso, confundía a la gente
introduciendo el nombre de socialista cuando debió decir: “Partido
Nacional Capitalista”. Acompañaban a Alemania, la Italia fascista de
Benito Mussolini y Japón formando las Potencias del Eje.
100
Del otro bando se formó el Frente de los Aliados Integrado por
la URSS (Unión de Republicas Socialistas Soviéticas), Inglaterra que
fue atacada sólo por la aviación y no por tierra, y Francia.

Esta guerra, que tuvo su final recién en 1945 con la derrota de los
nazis, se fue extendiendo por todo el mundo. Se abandonaron para
siempre los códigos de guerra, murieron más civiles que soldados, y
apareció un armamento apocalíptico que marcaría a toda la
generación posterior: la humanidad contó con los medios para
liquidarse con sólo apretar un botón.

El respeto y la muerte de su padre

–El dolor de mi padre, dice Patricia, debió acentuarse al no tener


dinero para mandarnos, porque mi hermana Joan también se quedó
en Londres conmigo. Esa actitud suya me generó una inmensa
gratitud hacia él, porque más allá de su dolor, me estaba respetando
como persona. Y es probable que esas angustias hayan debilitado su
salud afectándole el corazón.

–Mi padre –lo repitió una vez más– era un hombre muy
correcto y, también, muy noble, atípico por su honestidad. Murió a los
66 años en la estancia, de un ataque cardíaco. Me contaron luego que
se acercaron personas de leguas para integrar el cortejo, a caballo, en
carro y en sulkis para seguir, a paso de hombre, el féretro de este inglés,
tan arraigado, respetado y querido en toda la zona. Cuentan cómo se
veían esa noche, los faroles que se iban acoplando al cortejo iniciado
en la estancia hasta la estación de tren donde lo cargaron para
conducirlo al cementerio de Coronel Suárez. Este acompañamiento
final de tanta gente que se iba incorporando a lo largo del camino fue
una muestra del gran cariño y respeto que le tenían y también un
reconocimiento a su rectitud.

101
–A pesar de la lejanía, fue un golpe inmenso recibir esta noticia.
Sentí una pena y congoja muy profunda, como la de una muerte en
vida. Por segunda vez surgió en mí el personaje mitológico del Ave
Fénix que muere y resucita de sus propias cenizas. La primera vez que
apareció fue cuando me di cuenta que iba ser imposible cumplir la
meta de ser bailarina clásica. Yo estaba entrenada para fijarme metas y
cumplirlas, pero la muerte de mi padre me hizo tomar conciencia que
me quedaría sola en Inglaterra.

Muerto mi padre, a mi madre, una mujer tan llena de virtudes,


de agallas, de creatividad puesta en acción, la echaron a la calle. Así, tal
cual suena, le pusieron dos pequeñas valijas en la puerta de la estancia,
la condujeron a la calle librada a su propia suerte.

–Te voy a ser absolutamente sincera, Patricia. Pienso que tu


papá obraba con la más absoluta buena fe. Pero pecó de ingenuidad al
creer que el resto actuaría de la misma manera. En mi opinión debió
informarse previamente cuales eran las costumbres del lugar y tomar
los recaudos necesarios como, por ejemplo, pedir las autorizaciones
necesarias a los representantes de los dueños del campo para hacer
todas la mejoras que hicieron. Evidentemente tu papá actuó con
ignorancia y no se informó. Y no se trataba de que los dueños de los
campos fueran argentinos o ingleses, porque ambos actuaban igual.
Aprovecharon de la decencia que deben haber advertido en el
comportamiento de tus padres y se abusaron de ellos sin ningún
miramiento.

–Es verdad, actuaron brutalmente. No hubo indemnización, ni


compensación de ninguna especie por todas las mejoras que ella, y mi
papá, introdujeron en la estancia.

102
Los de arriba y los de abajo

“Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”…cantaba


Atahualpa Yupanqui.19 Así seguimos conversando y recordé que había
traído un libro de historia argentina, que nos invitó a reflexionar
acerca del modo en que Inglaterra hizo de Argentina el país predilecto
para la inversión de sus capitales20.

El destino de su madre

–¿Cuál fue la herencia que te dejó?

–No hubo herencia en bienes materiales. Pero en ejemplos


recibí una herencia millonaria.

–Cuando nos llegó a Inglaterra la noticia que los dueños de la


estancia echaron a mamá de esa isla encantada que habían construido
entre ambos y que sin miramientos ni indemnizaciones y que de un

19 El Arriero- Atahualpa Yupanqui

20 Nota del Editor: Copiamos aquí las reflexiones de la autora para no cortar el hilo del relato:
“…Trazaron las líneas férreas confluyendo todas hacia el puerto de Buenos Aires, dejando incomunicadas
a las provincias argentinas entre sí. Desde el puerto partían hacia Londres nuestros cueros, lanas, carne,
materia prima que de hecho no nos dejaban manufacturar. España, la antigua metrópolis, dueña del
monopolio comercial, había sido denostada y la independencia nacional proclamada en 1916, se
tornaba ahora en independencia formal. Los buques ingleses volvían cargados de productos ya
elaborados por la industria británica, que debíamos comprar a precio de oro. Los ingleses tenían
experiencia, y sabían a hacer las cosas muy bien a su favor: ferrocarriles, tierras de colonización, bancos,
debían traer, seguramente problemas. Para encontrar soluciones se inaugura en Londres un edificio ¡de
seis pisos!, el “River Plate House” donde se instala las administraciones de las compañías más importantes
con inversiones en Argentina. En el país los intereses conservadores, retrógrados, mantenían sus
privilegios mediante el fraude electoral, más su aliado más poderoso: la ignorancia de la inmensa
mayoría del pueblo que trabajaba.
Las generalizaciones no son buenas y existen excepciones. Había otros ingleses, los sin nombres,
anónimos, numéricamente mayoritarios como Carlos H. Stokoe, padre de Patricia que integro esa legión
de los que se arraigaron y amaron la tierra del sur argentino, donde dejaron sus huesos. Ellos se situaron
en la vereda de enfrente de los británicos colonialistas y de sus socios cómplices vernáculos.
Aquí vemos empinarse al inglés escritor Guillermo Hudson buscando el destino argentino y
universal de nuestro país, a quien se conoció dos años después de su muerte por la admiración que
despertó a Rabindranath Tagore.

103
día para otro quedó sin trabajo a sus 55 años. Frente a esta noticia tan
injusta, mi hermana Joan decidió volver a la Argentina para hacerle
compañía.

Mi madre se trasladó a Buenos Aires, donde vivía Joan, trató de


adaptarse, buscó trabajo sin conseguirlo. Sé que para ella fue un tramo
muy difícil de su vida. Providencialmente, un antiguo admirador
suyo, al enterarse de lo ocurrido, la buscó en Buenos Aires y le ofreció
matrimonio. Vivieron juntos hasta avanzada edad y siendo muy
mayores se fueron a vivir a Mar del Plata. Ella siguió con su figura
grácil y su coquetería de siempre, agregándose años, así la gente se
admiraba de lo joven que parecía.

–Con su vitalidad desplegada a lo largo de toda su vida en el


campo presumo que vivió una ancianidad sin “chocheses”.

– Bueno, a los 80 años sufrió una hemiplejia del lado derecho y


aprendió a escribir con la mano izquierda. Hay anécdotas sabrosas de
esta anciana jovial que no se entregó. Por ejemplo, cuando se olvidaba
Del mismo modo encontramos al gran escritor Roberto Cunninghame Graham, escritor viajero
ingles nacido en 1852 y muerto 1963 en Argentina, donde residió más de veinte años. Estudió con especial
preferencia tipos y paisajes autóctonos. Publicó varios libros de narraciones y “conoció y, vivió palmo a
palmo la Pampa, relatándonos en sus libros y cuentos mostrando la misma deleitación, el mismo espíritu
de soledad, desafío y de aventura que el padre de nuestra protagonista, Carlos Heriberto Stokoe. También
es justo recordar al escritor Ricardo Güiraldes autor de “Don Segundo Sombra”, novela de vigorosa
narración, que relata el paisaje pampeano y las características del gaucho y que fue el primer libro
referido a nuestra cultura que lee Patricia Stokoe.
Enrique Mosconi, General del ejercito de estirpe sanmartiniana, hijo de inmigrantes y de
formación europea, se convierte desde la dirección de Yacimiento Petrolíferos Fiscales -YPF- es un
obstinado defensor del petróleo Nacional. Mucho ha estudiado y mucho ha viajado. Y en su recorrido por
toda América ha conocido las dos caras del coloniaje. En Colombia lo reciben con una reunión
memorable y alguien le pregunta: “¿quiénes son mejores los intereses ingleses o los intereses
norteamericanos?” Y él responde: “El grupo norteamericano es rudo, torpe y tosco como una soga de yute
o cáñamo. Los ingleses con su diplomacia usan una soga suave de seda, pero ambas ahorcan igual“.
De igual modo puede destacarse al General Benjamín Rattenbach autor del informe sobre la
guerra de Las Malvinas, que se atrevió a divulgar en ochocientas páginas con minuciosidad de relojero, la
maraña de mentiras que el gobierno había tejido alrededor de esa guerra en la que murieron tantos
patriotas jóvenes argentinos manipulados por el general Galtieri, contra quién el General Rattenbach
pedía la pena de muerte. Esta sentencia no se cumplió porque a Galtieri lo sorprendió la muerte natural,
ayudada seguramente por sus hábitos alcohólicos”.
104
de que la mano derecha no le respondía, su mano izquierda la tomaba
con furia y la tiraba a un costado y luego con su mano izquierda se
servía una copita de cóctel con aire de gran dama.

Yo, en tanto, me iba quedando sin soportes, el piso se movía bajo


mis pies y sentía una enorme pena por la lejanía que me separaba de mi
madre, pero al mismo tiempo, no se me pasó por la cabeza la idea de
volver.

Recuerdo como si fuera hoy cuando despedí a Joan en la dársena


de Londres y esa sensación de soledad al ver el barco alejarse en medio
de la bruma. Fue desolador.

–¿Eras consciente de los riesgos de quedarte allí a vivir?

–Por suerte yo no sabía lo que me esperaba. De haberlo sólo


olfateado, no hubiera tenido el coraje de quedarme. Estaba ciega. Una
sola cosa me importaba: quería pertenecer al mundo de la danza y no
retroceder al encierro de la estancia.

– ¿De dónde sacabas fuerzas?

– La verdad, como una oración, todos los días al levantarme me


acordaba de la historia de los dos sapitos que me contaba mi madre
cuando era chica utilizando un método típico de la educación europea
y también oriental, de la enseñanza-aprendizaje por la anécdota, la
fábula y el cuento.

Mi madre era un mago encantado por el asombroso bagaje de


leyendas, mitos e historias didácticas y un día sacó de su galera mágica
la historia de los dos sapitos que vivían cerca de un tambo y dice algo
así:

105
Había una vez un campo. En el campo había un
tambo. Allí había dos enormes tinajas –aquellas
típicas de dos asas al costado– en las que se recogía la
crema fresca para repartir en el mercado esa próxima
madrugada.

Una noche de verano, dos sapitos salieron a dar una


vuelta para conocer el mundo. De pronto llegaron
hasta el tambo justo donde estaban las dos tinajas de
crema.
Curiosos, los dos sapitos, por conocer qué había
adentro decidieron saltar cada uno en una tinaja
para averiguarlo.
Al caer de cola sobre la crema, uno de los sapitos
empezó a gritar:
-¡Ay, me ahogoo!... ¡Me ahogooo!... Mientras
lloraba y se quejaba, y de repente “gluck”, sin darse
cuenta, ¡se ahogó!
Mientras el otro sapito decía ¡yo voy a salir de aquí!,
¡voy a salir! y empezó a patalear y así siguió
pataleando sin parar un minuto.
Al entrar la primera luz del día el segundo sapito de
tanto patalear había transformado la crema en
manteca y estaba sentado encima. Cuando el
campesino lo vio, se rascó la cabeza con cara de no
entender y el segundo sapito pegó un salto y se perdió
en el pasto de la madrugada.

106
–Y así es que resolví ser el segundo sapito. Y, entonces, en
Londres, me metí en las calzas de danza, con el tutú y las zapatillas de
punta y fui alumna de unos maestros de danza clásica que a su vez
estudiaban en la escuela de la Royal Academy of Dance.

Yo tenía dieciocho años y mis compañeros apenas diez años. Era


una maravilla verlos hacer piruetas a mí alrededor. Con mi tremenda
disciplina y voluntad, viví encerrada en ese estudio haciendo
entrenamiento ocho horas diarias, cosa que ningún cuerpo puede
aguantar. A medida que iban transcurriendo las clases me fui dando
cuenta de que mi cuerpo era un cuerpo fustigado con una
musculatura muy abultada y corta, exactamente lo contrario a lo que
físicamente debe poseer una bailarina clásica. Era el cuerpo de una
deportista mal entrenada porque ya dije que en esa época no se
conocía otra cosa más que llegar primero. Había que ganar a cualquier
precio todos los premios y yo batía todos los records.

Pero mi cuerpo no serviría para danzar de ésta manera.


Además, no hay que olvidar que viví desde los tres a los diecisiete años
arriba de un caballo sin montura, a puro pelo. Se me habían acortado
los músculos abductores de tal manera que no tenía ni la apertura, ni
la flexibilidad necesaria para la danza clásica. Todo fue una tortura
para mí. Pasaba la mitad del tiempo recuperándome de las lesiones del
día anterior y esos achaques produjeron la reacción inevitable de un
cuerpo en permanente estado de agotamiento, lo que hoy llamamos
stress.
–¿Darte cuenta que no serías una estrella, como imaginaste al
ver las fotos del ballet ruso del Coronel de Basil, debió ser una
frustración. ¿O no?

107
–Seguro. Cuando llegué a Inglaterra era una joven bastante
soberbia y engrupida por mi experiencia en la Argentina donde me
había lucido en todas las cosas que hacía. Cuando comencé a estudiar
danza clásica en Inglaterra, me dí cuenta de que por más fuerza de
voluntad que pusiera, no podía ni siquiera ponerme en puntas de pie.
Fíjate bien, –me dice mostrándome sus pies, sí, para colmo, tengo
todos los dedos del mismo largo ¿cómo encapsularlos dentro de las
zapatillas de punta? Sentía que no podía, que no era nada.

–Más vale que esta realidad fue un golpe en el plexo y en el ego.


¿Cómo hiciste para recuperarte de esta bofetada?

–Frente a un golpe o a un obstáculo, como un reflejo


condicionado, se moviliza en mí una energía genética muy ancestral
que me hace reaccionar casi instantáneamente, aun con el dolor a
cuestas. Mi apellido Stokoe, el de mi padre, proviene de Noruega y
según la tradición familiar se remonta a los intrépidos exploradores
vikingos. En ellos me reconozco cada vez que me encuentro metida en
una situación insalvable. Es una marca constante en mi vida, que
frente a una frustración, o ante una dificultad, o cuando se anuncia
una crisis capaz de bloquearme, surge en mí mucha fuerza de
voluntad. A eso hay que agregarle la sangre irlandesa por parte de mi
madre, que se mueve en la adversidad como pato en el agua. Esa
conducta de recurrir a una voluntad de hierro, ha sido una constante
durante toda mi vida.
–¿Es en ese momento cuando se produce la declaración oficial
de la Segunda Guerra Mundial?
–Exactamente, Inglaterra padeció la guerra desde el aire, es
decir, por medio de ataques aéreos y no de infantería. Y, como es
bastante común en la juventud, en la que hay un gran egoísmo, yo
estaba centrada en mí misma, en mis propias necesidades y me
108
pregunté en aquel entonces “¿ahora que yo tenía un objetivo claro,
danzar hasta encontrar mi propio lenguaje y sostenerme y crecer sólo
a través de la danza, tenía que estallar una guerra para embarullar mis
proyectos de vida?”.
–Imagino que el conocimiento científico del cuerpo en
movimiento llegaría a través de un largo proceso, pero ¿Cuando
empezó esa búsqueda?

–Aunque de un modo muy inconsciente empezó


inmediatamente, es decir en los años 1939 y 1940, de manera muy
pragmática. En principio, comencé a observar muy atentamente
cómo respondía mi cuerpo a medida que “padecía” el entrenamiento
de la danza clásica. Mi propio cuerpo fue mi primer maestro.
–¿Y qué hiciste con ese “padecimiento”?
–Fue arremangarme y decir: “bueno ahora tengo que conseguir
mi primer trabajo”. En el estudio donde estaba entrenándome nos
informaron que estaban seleccionando bailarines para los
espectáculos de Navidad y Año Nuevo de Exeten, una ciudad del
suroeste muy conocida por su enorme catedral. Las fiestas se llamaban
Christmas Pantomime’s Exeten21, y presentarme me aseguró el pan
durante las vacaciones de invierno en los meses de Diciembre, Enero y
Febrero. Además de la emoción de obtener mi primer contrato, me
sentía muy orgullosa porque lo había ganado por audición y me
encantaba el ritmo de trabajo diario: tomar clases, ensayar y,
finalmente, actuar como bailarina compartiendo escenas con algunos
compañeros del estudio en Londres. A pesar del frío terrible y mis pies
siempre congelados adentro de las zapatillas de punta, me sentía feliz:
como el sapito que había fabricado manteca.

21 Las Pantomimas de la Navidad de Exeten

109
–Concluido el trabajo de invierno, aún sin amor, y otra vez sin
trabajo, cuando volviste a Londres. ¿Qué te ocurrió?
–Me dije: “algo tiene que pasar porque la vida sigue; y ahí vi un
cartelito en un negocio de zapatillas de punta donde pedían una
bailarina para integrar la compañía de ballet Anglo-Polaco. Junté
coraje, me presenté y comprobé que era una compañía seria, estaba
encabezada por estrellas del ballet folklórico polaco, Jalama y
Konarsky, refugiados en Londres por la persecución nazi durante la
guerra. El resto del elenco se integró con bailarines ingleses. Yo debí
presentarme a la audición y, para mi gran satisfacción, fui aprobada.
Integré así el elenco de bailarines y, para no desentonar, me bautizaron
con el seudónimo de Patriuska Stokowska.
–¿Este fue el comienzo de tu carrera profesional?
–Efectivamente. En esta compañía pasé muchos años y adquirí
gran experiencia. Un entrenamiento diario muy intenso por la
mañana, ensayos de las diversas obras por la tarde y por las noches
hacíamos las funciones, que generalmente eran dos. Si bien el sueldo
era mínimo, de subsistencia, yo ganaba en el aprendizaje de las
múltiples facetas que tiene esta profesión. Además, me permitió hacer
giras por el interior de Inglaterra y Escocia, en las cuales conocí las
principales ciudades británicas, tan ricas de historia y tan cercanas a
mí a través de la literatura y la dramaturgia que había conocido
durante mi internación en el colegio de Hurlingham y durante las
lecturas nocturnas en mi casa. Todo esto era un premio y sentía que
bien había valido el esfuerzo realizado.
–¿En qué consistía el espectáculo de la compañía anglo- polaca?
–El programa tenía dos partes: La primera estaba integrada por
obras clásicas como la Sílfides, El lago de los cisnes, El Espectro de la
Rosa y otras.

110
La segunda parte era una gran boda popular que permitía
mostrar toda la gracia de los bailes folklóricos polacos, eran danzas
muy vitales con sus trajes típicos representando a cada una de las
regiones de Polonia.
Durante las giras por Inglaterra, que sólo era atacada con
bombardeos aéreos sobre las principales ciudades, nosotros teníamos
un talento especial para caer justo en las ciudades que bombardeaban.
El plan de trabajo era actuar toda la semana en una ciudad y el
día domingo viajar rumbo a la siguiente.
–Birmingham es una ciudad muy importante, además, centro
industrial en Inglaterra, por ese motivo ustedes debieron actuar ahí y
habrá sido blanco empecinado por los bombardeos aéreos nazis.
–Efectivamente, y una noche de violentos ataques una bomba
cayó justo en nuestro teatro. Para nosotros significó una semana de
vacaciones remando en el río y visitando Stanford-on-Avon, ciudad
natal de William Shakespeare, donde nos dimos un panzazo de obras
del gran poeta, algunos de cuyos trozos aún recuerdo de memoria.
–¿Y mientras tanto qué ocurría con aquella necesidad de amar
que apareció con tanta fuerza en la adolescencia en la estancia?
–Sinceramente, no creo que mi vida privada importe mucho.
–me contesta con firmeza.
–Pero Patricia, si toda tu vida ha sido impulsada por la pasión,
¿cómo podemos marginar al amor?, si es la savia vital que nutre a los
seres apasionados. No se trata de violentar tu intimidad, sino la
necesidad de integrarla a tu totalidad. Además, lo único que te pedí es
que esta no fuera una biografía blanca y aceptaste esa condición.
Acordate de Isadora Duncan, ella sí es un ejemplo de sinceridad,
honestidad y humanismo al hablar de sus sentimientos y no ocultar el
tema del amor o los amores.
111
Otro caso similar es el del Alma Mahler-Werfel quien en su libro
“Mi Vida” habla de sus relaciones con Gustav Mahler, su marido y
también con Gropius, Schöemberg, Stravinsky, Thomas Mann,
Kokoschka. En aquel entonces debía contentarse con consagrar su
vida a amar, haciéndolos partícipes de su personalidad pasional. De
haber nacido un siglo más tarde, Alma habría sido compositora y
directora de orquesta. Mientras tanto, tuvo que contentarse y supo
atraer amigos, amantes y maridos celebres. Hombres todos en quienes
reconocía un genio.
Patricia se levanta abruptamente y dirigiéndose a la cocina me
dice “voy a preparar más té”.
Mientras la espero, miro el lago a través de la ventana en su
pasmosa quietud grisácea de esta tarde. Se supone que estamos de
vacaciones para ser felices y olvidarnos de todo pero es parte de mi
compromiso saber cómo realmente ha sido su vida y no puedo
volverme atrás. Tampoco para mí la situación es cómoda, quizá sienta
miedo de volverse vulnerable al recordar la felicidad y los dolores que
le deparó el amor.
Patricia aparece ahora con una enorme bandeja llena de
tostadas calientes y crocantes, de pan casero, comprado esta mañana
en Colonia Suiza, junto al dulce de grosella preparado “por sus propias
manos” y una tetera humeante con té de rosa mosqueta con un toque
aromático de clavo de olor. Buena señal de que seguiremos
conversando. Mis hombros se aflojan y mi respiración se tranquiliza.
Compruebo una vez más que cuando Patricia es “tocada”
reacciona con la velocidad de un karateka. Por suerte, ahora es ella
misma quien aprieta el grabador para que sigamos conversando,
convencida, como suele decir, de que la realidad es “por sí misma”
interesante.

112
–Mi primer amor fue a los dieciocho años, recién salía del
internado y lo conocí en una clásica fiesta de la comunidad anglo-
argentina. Por un lado lo quiero y por el otro lado no lo quiero: no fue
fácil.
Yo deseaba fervorosamente acceder a una formación
universitaria y también mudarme a otro lugar donde enamorarme
que no fuera el cómodo y protector útero familiar sin perspectiva de
crecimiento ni expresión. Necesitaba un escenario más amplio para
encontrarme con el contacto y el vínculo del otro sexo. Si estimulaba
ese amor en la cerrazón provinciana de la estancia, mi vida estaba
sellada. Así, con todo el dolor de la separación, partí para Londres
llorando a moco tendido; pero estaba segura de que el misterioso
mundo del teatro y de la danza me liberarían de mi timidez y las
inseguridades y, por momentos, en el barco no sabía si mis lágrimas
eran de dolor o de alegría. Esa contradicción fue somatizada con ese
acné color tomate del que ya he hablado hace un rato.
Durante el primer año en Londres respecto al amor anduve con
anteojeras. Mi libido estaba puesta en entrenarme en la danza clásica y
lo hacía disciplinada, ferozmente.
Mis compañeros de danza, los únicos que frecuentaba, eran en
su mayoría homosexuales y ellos encontraban en la danza el lugar
donde desplegar su verdadera sensualidad, (al hacer esta afirmación,
aclaro que no quiero hacer –ni en aquel entonces y menos aún ahora-
haciendo un juicio de valor crítico).
Eran espléndidos amigos y excelentes compañeros pero el
ambiente no era propicio para vínculos amorosos, acorde a mi
necesidad de dos sexos diferenciados. El amor, los amores, vendrían
después y no serían precisamente intrascendentes.

113
–Bien aparecerán cada uno a su turno. Sigamos pues... Después
de tantos años de gira ¿qué?

–Estuve muchos años de gira con la compañía Anglo-Polaca,


hasta que me di cuenta de que tenía ganas de radicarme nuevamente
en Londres, para cambiar experiencias y continuar mi formación, que
ya sentía estancada.

Empecé a estudiar zapateo americano, acrobacia y danzas


españolas, integrando el elenco en producciones de comedia musical
de larga tradición en Estados Unidos, Inglaterra y otros lugares de
Europa. Ingresé al elenco de My Fair Lady.

Régimen legal para los artistas en actividad

Por los años 40, se estableció un reglamento especial que se


aplicaba a las diferentes formas de entretenimiento: teatro, ballet,
opera, música, etc. por ser considerados trabajos esenciales para
mantener el optimismo y la moral alta, no sólo de las tropas, sino de la
gente en general, de toda la población. Se trataba de trabajos
reservados, es decir, que a los artistas que estaban actuando, como yo,
no nos llamaban para integrar las tropas y teníamos dos semanas para
buscar, entre una obra que bajaba de cartel y la próxima. Estas dos
semanas no se consideraban vacaciones sino que estaban destinadas a
buscar el próximo contrato, con mucha preocupación y más fuerza
que nunca.
–¿Este trabajo reservado significaba que los artistas debían
distraer a las tropas en el frente de batalla?
–No necesariamente. Londres, de por sí, era una población de
muchos de millones de personas, pero además se llenaba de soldados
que venían del frente para pasar breves vacaciones en sus casas.

114
Durante la guerra hubo dos cosas que fueron científicamente
aprobadas para mantener el nivel anímico y moral de los habitantes
civiles o militares. Una fue ofrecer cantidades de espectáculos
culturales y la otra fue la alimentación. Hay una estadística hecha por
Lord Boyd Orr22 que demostró que la salud del pueblo británico nunca
estuvo tan alta como en la guerra.
La mano de obra era esencial. Por ejemplo, todos los mineros,
los obreros de las fábricas de armamento, las mujeres que trabajaban
en esas fábricas de armamentos y las madres de las futuras
generaciones, tenían prioridad en las raciones de comidas. Así mismo,
se les hacía llegar las comidas con mayores calorías para el
sostenimiento de la guerra.
En cuanto a la cultura, tenían accesos a obras artísticas de
indudable efecto espiritual, por ejemplo, las pinturas eran sacadas de
los museos y llevadas en camiones especiales, preparadas para las
fábricas o exhibidas en las salidas de las minas.
Los actores y artistas de teatro o de ballet entrábamos dentro de
esta política cultural y actuábamos a la salida de las fábricas.
–¿Cómo era la vida en Londres?
–Hubo momentos en que vivíamos en una Londres total y
absolutamente oscura, estábamos obligados a forrar todas las
aberturas de las casas con cortinas negras, de tal manera que al abrir
las puertas a las calles sólo se viera oscuridad. Era penado severamente
el que dejaba escapar desde sus casas un rayito de luz. Las calles
estaban sin luz; el transporte, con una luz amarilla que apenas daba
una penumbra. Hubo que acostumbrarse a vivir en una ciudad tan
inmensa, absolutamente oscura.
22 John Boyd Orr (Escocia 1880 - Glasgow 1971) fue biólogo y político escocés que fue
galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1949 por sus estudios en el campo de la nutrición.

115
–Y tu propia vida ¿cómo se desarrollaba?

–Mis días empezaban a las seis de la mañana y terminaban a las


diez de la noche sin parar. Y ese ritmo duró muchos meses. Además,
en la Embajada Argentina, formamos un grupo de trabajo voluntario
donde nos encontrábamos varios compatriotas argentinos. Nos
reuníamos en el sótano de una tienda muy grande adonde se había
montado una fábrica de redes de camuflaje. Ahí, yo daba dos horas de
trabajo voluntario. Pero, como el bailarín no puede cortar el
entrenamiento diario, corría a tomar mis clases de neoclásico con
Catherine de Vos. Y de ahí disparaba al teatro, donde dábamos dos
funciones diarias de Music Hall en horarios de matinée y tarde, ya que
a la noche no había funciones. Este ritmo endiablado era normal para
casi todo el mundo.
–Era como Vivir el presente con la intensidad de un siglo.
–Es así, pero a pesar de la oscuridad y las bombas, Londres no
era una ciudad aplastada. No había la depresión ni la tristeza que se
percibió después de la guerra. A la noche, después del trabajo, la vida
despertaba en los sótanos. Y, así como entre los compañeros del elenco
reinaba el compañerismo, los soldados estaban ávidos por salir con las
chicas del teatro.
Generalmente, terminábamos la función a las nueve y media, y
juntos nos íbamos al Pub más cercano a escuchar las improvisaciones
de música, tomar cerveza, contar chistes, divertirnos. No íbamos a
emborracharnos sino a disfrutar. Era el único lugar posible de
encuentro donde reinaba la alegría, donde un cliente cualquiera podía
tocar el piano y el resto hacíamos coros improvisados, hasta que se
hacían las once de la noche, en que cerraban indefectiblemente y, si no
querías salir, te tomaban de los pantalones y te largaban a la calle. Allí,
en los pubs, surgían los amoríos. Y, en los veranos de mucho calor,

116
íbamos a Hyde Park –en el centro mismo de Londres- a bañarnos en
los Lagos. Desde luego que no estaba permitido y éramos
transgresores. Aprovechábamos la oscuridad para saltar los
alambrados y allí, refrescados y chorreando, mirábamos los
bombardeos como si viéramos fuegos artificiales. Era una manera de
evadirnos, de salvarnos de esas situaciones límites; no sabíamos si ese
sería nuestro último día, si al día siguiente despertaríamos con vida.
Había que vivir el ahora.
–¿Qué sentimientos te producían esos encuentros furtivos?

–Durante la guerra era prácticamente imposible buscar un


compañero para toda la vida. En cambio, existía la necesidad
imperiosa del intercambio amoroso. En esos momentos comprendí la
gran significación que tiene para el ser humano dar y recibir afecto. Y
el valor altamente nutritivo y estabilizador del contacto humano.

117
La guerra es un negocio en el que el pueblo pone los muertos

Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?


En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿a dónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa
Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la ganó, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién paga sus gastos?
Una pregunta para cada historia.

118
23
Bertolt Brecht

Cuando terminó la guerra, el estado de euforia generalizado dio


paso a un decaimiento y depresión total. Habíamos “ganado la guerra”
pero teníamos la sensación de haberlo perdido todo. Londres era una
ciudad en ruinas; las raciones privilegiadas de alimentos y la
protección de la cultura cesaron inmediatamente.
Los soldados que iban llegando de luchar en Europa y del
mediano y lejano oriente, no eran recibidos como héroes de guerra.
Cuando recuerdo el vacío que se les hizo a esos muchachos que
entregaron lo mejor de sus años por “los ideales británicos” me duele
el estómago. Muchos años después me daría cuenta que para “los
negociantes de la guerra” el dar mejor alimentación y brindarles
cultura y distracción no era respetarlos como seres humanos, sino

23 Brecht, Bertolt: Preguntas de un obrero ante un libro, Poemas, El libro de bolsillo Literatura
Alianza Editorial -Título ORIGINAL: Hauspostille - Gedichte im Excl - Buc,kower Elegien – Gedtchte /
Versión de Jesús López Pacheco sobre la traducción directa del alemán de Vicente Romano / Primera
edición en «El libro de bolsillo»: 1968 Primera reimpresión: 1997.

119
manipularlos para su propio negocio. Ahora que ya no les eran útiles,
eran descaradamente ignorados. No hubo para ellos el derecho a un
trabajo prioritario, ni un reconocimiento moral tan exaltado como
mientras duró la conflagración.
Muchos de ellos no pudieron soportar ser tratados como
objetos descartables y hubo una verdadera ola de suicidios...
Los soldados norteamericanos, junto a los ingleses, pisaron las
playas de Normandía recién el 8 de junio de 1944, es decir sobre el
borde de la terminación de la guerra e hicieron de Inglaterra un
inmenso portaviones.
Aunque odiados por su arrogancia, los americanos de
Eisenhower ofrecían a las chicas la suntuosidad de un “double
whisky!” Y con sus dólares se instaló la corrupción y el soborno en la
vida cotidiana.
Inglaterra iba perdiendo la dominación política de sus colonias,
era el derrumbe del Imperio Británico que ahora ponía en la mira de
sus negocios a la República Argentina.

De gira por Oriente


Terminada la guerra en 1945, aún quedaban muchas tropas en
la India, en la península de Malaca y en Hong Kong, esperando
regresar a Inglaterra. Los soldados ingleses estaban hartos de vivir
lejos de sus hogares y sus familiares reclaman con urgencia la vuelta de
sus hijos.
–A fines de 1946 –cuenta Patricia– me entero de que la
Compañía Anglo Polish Ballet que había integrado desde su creación,
estaba rearmando el programa sin los bailarines polacos, para hacer
una extensa gira por Oriente.

120
Con el propósito de calmar los ánimos, el gobierno británico dio
facilidades para viajar a compañías de teatro, de danzas, orquestas y
músicos solistas.
Después de seis años de encierro en una Inglaterra cada vez más
triste, la propuesta de viajar y conocer nuevos lugares me resultó una
necesidad.
En la compañía me reencontré con viejos amigos y conocí a
nuevos compañeros.
India
–Nos embarcamos el año 1946, el 3l de diciembre, una fecha
reiteradamente crucial en mi vida...
Ya el sólo internarnos en el Mar Mediterráneo, con su cielo tan
azul y la luz solar enceguecedora, fueron un impacto comparados con
la brumosa Londres que habíamos dejado apenas cinco días atrás.
Nuestro destino era Bombay adonde arribaríamos después de tres
semanas de padecer constantes mareos ignorados por nuestro
maestro de baile, que religiosamente cada día nos sometía a las clases
de entrenamiento y a los ensayos de espectáculos en un piso que se
bamboleaba causando estragos en nuestros estómagos. Al llegar a
Bombay, los mareos del mar seguían igual, transformándose en
“mareos de tierra”.
Nuestros cuerpos descompuestos por la navegación habían
registrado el abatimiento del clima tropical hasta el punto de que
necesitábamos de un mes para aclimatarnos y recuperar nuestra
capacidad de trabajo. Mientras tanto nos dedicábamos a la
contemplación exaltada de los colores del paisaje, verdadero regalo de
sensualidad golpeando nuestros sentidos.
–¿Fue el paisaje, solamente, lo que te impresiono en la India?

121
–En ese viaje me había propuesto disfrutar de todo con infinito
placer, trabajando, claro. Sin embargo, la realidad social de Bombay
fue una bofetada que me dio vuelta la cabeza
Recuerdo como si fuera hoy, el impacto que me produjo ver la
pobreza más atroz que una mente puede imaginar.
No era una o dos personas, eran una multitud de adultos y niños
en las calles o en los mercados en condiciones infrahumanas de
existencia insoportables de ver. Caminaba entre ellos y no veía la hora
de volver al hotel. Aún tengo intacta la imagen de un mendigo
inmóvil, con una pierna deformada por la elefantiasis cubierto de
moscas; pero también recuerdo el entusiasmo de los soldados
británicos al recibir los espectáculos enviados desde Inglaterra.
–Como si fueran dos mundos en el mismo sitio...
–Efectivamente, era tal la alegría que suscitábamos en la tropa
que una noche, para poder entrar en una sala de concierto a escuchar a
un pianista famoso, tuve que hacer que me levantaran sobre las
cabezas de los asistentes que colmaban el recinto y me sentaran sobre
un placard guardarropas, único espacio posible desde donde pude
escuchar todo el concierto.
Después de ese mes en Bombay cruzamos en tren por la India
hacia Calcuta, en un viaje que duró dos días.
En el trayecto por el interior de la India, la pobreza era aun más
impresionante. Cuando el tren llegaba a las estaciones veíamos venir
corriendo hacia nosotros a racimos de chicos hambrientos que nos
extendían las manos para pedirnos limosna. Estos niños eran ya viejos
por no haber conocido las risas. Esqueletos pequeños cubiertos de
piel, con sus piernas huesudas, los ojos salidos de las órbitas y la panza
abultada, con el ombligo a punto de estallar. Estas escenas típicas del

122
raquitismo infantil se repitieron en cada estación en donde se paraba
el tren, y el corazón se me ahogaba en la garganta.
Saqué muchísimas fotos. Necesitaba retener estas imágenes
para poderlas mostrar a quienes no creyeran en mis palabras.
En mi opinión la austeridad asumida como una elección,
despierta admiración y envidia. En cambio la pobreza de los
sumergidos por la codicia del poder, me produce vergüenza por tanta
indignidad humana.
(Mientras la estoy escuchando, sobre el cielo azul del lago,
imaginó una estela de humo blanco escribiendo: “¡Hermano, hay
tanto que hacer!”... Lástima que si le muestro el cielo a Patricia no
podrá ver el poema de Cesar Vallejo... quizás... Digo yo... Uno nunca
sabe)
–En la película sobre la vida de Gandhi se muestra muy bien lo
que yo vi en el año 1947: la rebeldía sobre el yugo británico, el clamor
por las calles, los incendios sobre los vehículos del ejercito ingles.
–Dice ella mientras yo divago.
–¿Y en Calcuta fueron recibidos como embajadores de la paz y
el progreso?
–En Calcuta no pudimos sacar la nariz a la calle. Para nuestra
propia seguridad fuimos sometidos. Éramos trasladados desde el
hotel hacia el teatro, siempre bajo una permanente custodia.
Estuvimos un mes dando funciones y el único lugar donde pudimos
distendernos después de los ensayos: en la casa del gobernador en la
que había una inmensa pileta de natación. El guardaespaldas del
gobernador era un excelente nadador y nos daba lección de natación y
salto.

123
Rabindranath Tagore

–Hasta ese momento yo desconocía su existencia, pero por


suerte nos llevaron a su casa. Por los testimonios allí reunidos pude
conocer su inmensa personalidad. Descubrir al pacifista, al poeta, al
patriota defensor de su país, al humanista político; fue para mí un
deslumbramiento.

Además, en la Escuela de la Universidad Internacional en el


Centro de Santiniketan en Bengala, acaricie el árbol donde se reunía al
aire libre con profesores de artes y filosofía. Recuerdo una frase suya
que repito muy seguido: “Yo me expreso. A veces hablo.”

–Pareciera que Tagore te mostraba una manera diferente de abordar la


vida: una luz dentro del caos.

124
–Efectivamente, porque el caos pareció instalarse en mi cabeza
cuando nos mostraron el lugar donde se practica el ritual “Suti” al lado
del Ganges. Es un lugar, al lado del río, donde la mujer que quedaba
viuda se quemaba hasta quedar reducida a cenizas. Es que sola la
mujer no tendría mejor destino. Yo iba abriendo los ojos.

–¿Sabías que entre otros proyectos políticos que serían de


avanzada en el día de hoy, Tagore presentó el proyecto de ley de la
abolición del Suti, el que fue aprobado. Es más, está terminantemente
prohibido, sin embargo, como una costumbre atávica, se sigue
practicando, porque el tema clave es que las mujeres solas en
muchísimas ciudades hindúes no pueden subsistir.
China

–Siguiendo con tu itinerario, ¿viajaron por barco a Hong Kong,


China?
–Efectivamente, si bien lo central de nuestro trabajo era la
rutina de los ensayos y las funciones, el mes que duró nuestra estadía
en esta ciudad fue un bálsamo comparado con las atrocidades
descubiertas en la India.
Por aquellos años, Hong Kong –gobernada por los ingleses- era
una ciudad muy poco desarrollada y, por eso mismo, muy apacible y
distendida.
Entre las cosas gratas que recuerdo estuvo una invitación que
nos hizo una casa de familia, donde nos homenajearon con riquísimas
comidas en medio de un paisaje exuberante y tropical muy parecido a
Río de Janeiro. Ya se sabe que los chinos, como los japoneses, son
grandes paisajistas, para ellos las viviendas y las edificaciones deben
armonizar sobre las bases de un sentido estético muy refinado y sutil.
Me atrevería a decir que es una filosofía de vida.

125
Singapur
–¿Desde Hong Kong la compañía voló a Singapur y ahí
terminaba la gira?

–Efectivamente, y pusieron a nuestra disposición un avión que


había sido de Mountbatten. Recuerdo haberme subido atrás en la cola
cubierta de un material transparente, donde durante la guerra estaba
montada la artillería. Tenía la sensación de estar montada en medio
del cielo y por supuesto era el lugar más codiciado del avión, nos
turnábamos para disfrutar de ese privilegio.
Por ese entonces yo ya sentía una profunda necesidad de formar
una pareja y tenía bastante en claro la idea del hombre que necesitaba
para compartir la vida, y ese encuentro se produjo de la manera más
impredecible y anticonvencional.
–¿Cómo fue eso?
–En Inglaterra me habían dado una carta de presentación, para
ser entregada a un oboísta que estaba en Singapur esperado ser
repatriado con las tropas. Era un músico inglés de nombre Thomas,
aunque le llamaban Timmy, que pertenecía a la Orquesta Filarmónica
de Londres, donde tocaba el oboe. En ese momento se encontraba
hospitalizado a causa de un accidente que había sufrido con un jeep.
No bien arribamos a la ciudad, nos instalamos en el hotel y
empezamos nuestro plan de trabajo.
Durante el primer ensayo, un bailarín que tenía que sostenerme
sobre el aire, me dejó caer sobre el piso de mosaico y sufrí una lesión
sobre el pie.
No podía sostenerme parada así que me llevaron
inmediatamente al hospital para ver si había fractura o era un
desgarro; porque según fuera el diagnóstico serían los cambios que

126
debían tomarse dentro del elenco para las funciones. Dio la casualidad
(o la causalidad) que en ese mismo hospital estaba internado el
destinatario de la carta.
–¿Ninguno de los dos sabía nada del otro?
–Para nada. Sin embargo en esa situación absurda en que no
podía ni siquiera apoyar el pie en el suelo del dolor, al verlo me dije: “¡es
él!” y percibimos un encandilamiento mutuo. Para mi suerte, mi pie se
recuperó inmediatamente y, desde que se produjo el flechazo, no
dejamos de vernos ni un solo día. Él logró ingresar en la orquesta de la
compañía que tocaba en el foso. Como si nadie existiera, yo bailaba
para él y él tocaba para mí y generamos un amor de alto voltaje.
Vivimos un amor desenfrenado, era el amor que yo andaba buscando.
Creo que todos se daban cuenta del fuego que nos unía, pero no nos
importaba, al contrario nos gustaba desafiar. El mundo no existía; sólo
nosotros dos riéndonos de cualquier cosa, abrazándonos entre
bambalinas, sintiendo burbujas de champagne en la cabeza. Por las
noches necesitábamos estar solos y nos separábamos del grupo a
tomar cerveza. Nos divertíamos como dos locos adolescentes.
Recuerdo la primera noche en que fuimos a un hotel para estar
realmente solos, abrimos un cajón de la mesita de luz y nos
encontramos con el Kamasutra. Fue una sorpresa tan deliciosa que
hoy, después de 44 años, ese “pedagógico” hallazgo me sigue causando
la misma sensación de regocijo.
–¿Hicieron proyectos para el futuro?
–¡Para toda la vida! Tendríamos hijos, nos habíamos
encontrado y juramos amor eterno. Jamás supuse que un amor tan
intenso lo pagaría tan caro ¡demasiado caro!
–¿En qué sentido Patricia?

127
–En el sentido del dolor. Había logrado ¡al fin! ser una mujer. La
mujer más feliz de la tierra. Concluida nuestra gira junto a la
compañía, yo regresé a Londres y él fue repatriado al mes siguiente.

–¿Y cómo prosiguió ese nuevo amor en el escenario de Londres?

–El ambiente exótico de Singapur había sido el lugar ideal para los
sueños eternos. Pero una cosa son los sueños y otra la realidad. Y la
realidad de Londres al concluir la guerra era la sensación de vacío
generalizada en toda la población. Habíamos ganado la guerra, pero
ante nuestros ojos teníamos una ciudad desvastada, empobrecida y
una visible depresión colectiva.

La mística de la lucha contra el nazismo que nos había enfervorizado


estimulando una militancia solidaria, se desvaneció. Todo era muy
difícil y el futuro social sin proyectos generaba mucha inseguridad
personal. Era un “sálvese quien pueda”. Esa movida que produce toda
situación de cambio se adueñó de todos nosotros y nadie tenía la
suficiente reserva para sostener los vínculos personales.

–¿Y el amor? ¿Y tu amor?

–El amor es una relación de a dos y como una defensa a ese medio tan
hostil, generamos una situación de dependencia casi enfermiza. Nos
necesitábamos y nos heríamos; nos separábamos y nos buscábamos
desesperadamente. Habíamos perdido la paz interior. Ya no
gozábamos de la dicha de estar juntos: la ansiedad demandaba al otro
lo que el otro no podía dar. La armonía se hizo trizas y cada vez que
intentábamos serenamente hacer algún proyecto, él desaparecía. Se
hacía humo.

Mi orgullo me impedía demostrarle que no podía soportar la


vida si no la compartíamos: orgullo, ausencias insoportables,

128
desencuentros, hasta que un día recibí la confesión de que había
ocurrido un hecho personal de su vida, que lo obligaba a apartarse
definitivamente de mí: había otra mujer que esperaba un hijo suyo.
Fue un golpe mortal... tan inesperado... y caí en una depresión
profunda, sin norte, ni brújula caminaba por la calle hacia mi trabajo
como una muerta en vida. Jamás me tiré a la cama por temor a
morirme de verdad.
–¿Lloraste Patricia?
–Y tanto, hasta quedar extenuada. Entonces decreté que jamás;
jamás, volvería a fusionarme en un amor hasta el límite de perder mi
propia individualidad. Y me juré a mi misma que “dos veces no
tropezaría con la misma piedra”.
Y luego, en la Argentina, habría más amores importantes, sin
embargo, este hecho la marco a fuego, para toda la vida.

1947-1950 Crisis existencial


–Cuando llegué de Oriente, no podía adaptarme a Londres y
empecé a sentirme mal. Había sometido a mi cuerpo a un trabajo
físico superior a su natural resistencia y empecé a sentir dolores muy
fuertes en las articulaciones de las rodillas.
La profesión de bailarina, que me dio tanto trabajo y tanto
placer durante diez años, hizo crisis. La máquina del cuerpo dijo
¡basta!
¿Te das cuenta? “¿Qué hacer?” me preguntaba. Por momentos el
dolor era desesperante.
–¿En esta nueva crisis existencial vislumbrabas alguna
respuesta?

129
–No. No tenía respuestas. Sólo el horrible sufrimiento que este
oficio que abracé con pasión y que amaba entrañablemente, se
transformaba en un objeto de odio.

–Con tanto dolor casi no podía bailar y fui a visitar al médico de


24
Sadler’s Wells.
–¿Cuál fue su diagnóstico?
–Fue tajante: “Si seguís bailando vas a terminar en una silla de
ruedas” y agregó algo que mis sentidos no pudieron soportar: “tendrás
que buscarte otra profesión en donde no expongas el cuerpo”.

–Pero si la danza se había convertido en suplicio constante ¿qué


otras alternativas tendrías entre manos? Porque no te veo sentada en
una oficina. ¿De qué vivirías ahora en adelante?
–Por supuesto, de eso se trataba. Antes que nada tenía que
ganarme la vida; por suerte, me ofrecieron un trabajo como empleada
organizadora en el Gremio de Actores “British Actors Equity”, que
consistía en recorrer los teatros de todos los barrios, escuchar a los
actores, hablar con ellos y hacerles comprender la necesidad de que se
afiliaran a la organización. Fue un trabajo que me vino de maravillas.
Porque dentro del gremio estaba el sector del coro, de los bailarines,
porque había otro sector destinado a defender los derechos de otros
solistas u otras figuras que hacían papeles protagónicos. Sin quererlo,
estaba adquiriendo una conciencia gremial. Y como ocurre siempre,
la motivación nació de mis propias necesidades y de las de mis
compañeros de trabajo. No fue necesario que apareciera ningún
agitador externo para explicarnos lo que sobradamente sabíamos por
padecerlo en carne propia. Cada uno sabe dónde le duele el zapato.

24 Sadler's Wells Theatre, es un teatro situado en Rosebery Avenue, Clerkenwell - London


Borough of Islington. Se construyó seis veces en el mismo sitio desde su fundación en 1863.

130
–¿Cómo eran las condiciones laborales de los bailarines que no
eran “estrellas”?
–El sistema impuesto por los empresarios teatrales era
totalmente inhumano. Ejercían todo tipo de presiones para que no nos
afiliáramos, ni nos hiciéramos adherentes al gremio, que no
lucháramos por mejores condiciones de trabajo.

Yo trabajaba por contrato en Comedias Musicales y los sueldos


que nos pagaban eran de hambre. Para resolver el problema de la
vivienda y la comida, teníamos que juntarnos dos o más compañeras y
sólo así podíamos alquilar un par de piezas en la pensión. Luego, no
nos pagaban los períodos de ensayo en los que trabajábamos bien
duro. Y cuando la obra bajaba de cartel no teníamos ningún tipo de
protección, así que esos períodos que pasábamos buscando un nuevo
trabajo eran de tremenda angustia.

Lo único que se había conseguido era un buen sistema de salud


estatal. Pero en el resto de las necesidades primarias, comidas,
vestimentas, viáticos, pagar los estudios de perfeccionamiento para
presentarse a las constantes elecciones en condiciones de ser elegidos,
éramos lisa y llanamente desocupados. Era vivir en constante zozobra.
El bailarín no puede tirarse a la cama esperando una nueva audición;
debe estar entrenándose permanentemente y superándose
aprendiendo nuevos estilos para responder a las necesidades de las
modas.
–Sin duda, la profesión era muy especial ¿Y en esto el gremio
que papel jugaba?
–Haciéndonos tomar conciencia de que debíamos cobrar,
aunque sea la mitad en las épocas de ensayo. Y que debíamos pelear
ese derecho contando con el respaldo de todos los afiliados. Creo que

131
lo más valioso fue aprender una regla de oro que se aplica a todos los
ámbitos de la vida: “Los derechos hay que conquistarlos porque el que
tiene el poder o la sartén por el mango no regala nada”. Pero
previamente uno tiene que tener conciencia de los derechos que le
asisten y, luego, luchar por conseguirlos. Como consecuencia lógica
aprendí el valor de la solidaridad gremial.

Es que, en los temas personales, cada uno es responsable de sí, es


decir, se actúa individualmente. Pero cuando las cuestiones
conciernen a muchos se necesita, necesariamente, la suma de
voluntades.

Sí, eso lo aprendí en el gremio con una gran luchadora de


nuestro sector. Se llamaba Honor Blair. Ella hablaba con muchísima
claridad de esos problemas y cómo luchar contra los abusos de que
éramos objeto. Hasta ese momento, yo era ignorante de estas
cuestiones. Por eso, tomar conciencia y hacer tomar conciencia de los
derechos a todos los bailarines era de primera necesidad porque
juntos podíamos obtener el respeto que nos correspondía. Si
actuábamos aisladamente sólo conseguíamos ser puestos de patitas en
la calle.

–Pero además de ser un luchador gremial por sus derechos o


reivindicaciones laborales que se imponen como una actitud militante
los artistas tienen, la absoluta responsabilidad profesional de dar lo
mejor de sí, en la medida de su talento y su capacidad...

–Desde luego que sí. Yo tuve mucha suerte, porque en la época


en que me afilié al gremio de actores británicos ocupaba un cargo
dirigente una actriz dramática llamada Beatrix Lehmann25,

25 Beatrix Alice Lehmann, actriz, directora de teatro y autora Británica. (1 Julio 1903, Bourne
End, Buckinghamshire - 31 July 1979, Londres).
132
considerada por todos, una auténtica maestra, quien reiteradamente
en sus clases nos decía: “Miren chicos, el primer deber como
profesionales es estudiar y ser muy buenos bailarines. Esto es
imprescindible para ser un buen militante en este gremio”…“Quien
sea un buen profesional se destacará más, estará en condiciones de
conocer los problemas específicos de la profesión, será un ser
estimado por sí mismo y respetado por los demás. Su voz o sus
opiniones tendrán peso ante la opinión pública y dignificará el arte
que ejerza”.

–Más que el arte por el arte, el arte por la vida...

–La evocación de Beatrix Lehmann me hace saltar al presente


–dice Patricia- y poner como ejemplo el nombre de Inda Ledesma,
excelente actriz y directora, dueña de tanta coherencia: una mujer con
ideales y sólidos principios éticos que lejos de traicionarlos, los
enaltece con su profesionalismo creativo, diferente, audaz y siempre
selectivo en los temas que pone en escena.

–¿Cuánto tiempo hiciste ese trabajo?

–Y... más o menos durante un año; el tiempo que necesitaban


mis rodillas para que se desinflamaran y que mis articulaciones
volvieran a un estado saludable.

–¿Por qué decís que el trabajo en el Gremio te vino de


maravillas?

–Porque me permitió estar en contacto con los problemas reales


y concretos de los bailarines y dejar de soñar con sueños imposibles.
Fue un cable a tierra. Además, pude reflexionar sobre el futuro de mi
oficio y, como siempre me ha ocurrido, en ese año aprendí muchísimo
porque la vida real, con sus problemas concretos han sido siempre mis

133
mejores maestros. En cuanto al modo de encarar el futuro llegué a dos
conclusiones irreversibles:

–Obviamente, la primera es que no podías concebir la vida sino


a través del movimiento corporal... ¿Y la otra?

Se acabaron las técnicas de imitación

–La otra conclusión no fue una decisión repentina, sino que la


venía procesando interiormente desde hacía muchísimo tiempo. Sólo
que ese fue “el momento de decisión”. Dije “se acabaron todos los
estilos de imitación”. No quería que nadie, por talentoso que fuera, me
dijera “hacé este gesto, aprendé esta secuencia de pasos, repetí esta
coreografía”. No. No... Yo quería encontrar mi propio lenguaje
expresivo, es decir, decir lo mío, expresar mi propia identidad
bailando; y, sobre todo, encontrar el placer del movimiento, pero
sobre nuevas bases.

–Era un puente sin duda difícil de transitar, porque se trataba de


desaprender lo aprendido sin vislumbrar lo que había al llegar a la otra
orilla.

134
Moshe Feldenkrais

–Efectivamente. Empecé la búsqueda de tendencias diferentes,


inclusive paré mis antenas para escuchar otras filosofías a las que
antes, por exceso de trabajo, no había prestado atención. Fue en esa
etapa que ingresé en un grupo orientado por la línea de Gurdieff-
Ouspensky para satisfacer una necesidad espiritual. Luego me
acerqué a Moshe Feldenkrais por sugerencia de unos amigos
psiquiatras quienes mandaban a sus pacientes. Feldenkrais
manifestaba que la mayoría de las personas se preocupan únicamente
para alcanzar un objetivo, sin prestar atención a la cantidad de
esfuerzo desorganizado y difuso que ponían en juego. Que hacían
movimientos superfluos, innecesarios para la acción, llegando a
interferir en la realización de la acción misma.
Para suprimir ese gasto de energía inútil de la danza clásica y que
era un esfuerzo que, a la corta, resultaba muy poco placentero,
Feldenkrais proponía ejercicios muy simples y fáciles de ejecutar.
135
Además, esos ejercicios debían hacerse tan lentamente como fuera
posible con el objetivo de lograr la concentración, economizar la
energía superflua, despertar la sensibilidad y lograr que ese
movimiento fuera conciente.
Al ejecutar esta propuesta, pude darme cuenta de la integración
del cuerpo y de la mente como una totalidad única y nueva.
Desaparecía así la tradicional dicotomía mente-cuerpo, además de
muchas tensiones musculares, y se potenciaba la energía que
producían los movimientos innecesarios.
La crisis duró cerca de un año. Había perdido la identidad
profesional y lo peor era el dolor de haber perdido el amor. No tenía
vida afectiva ni emocional. Había un vacío de lo que humaniza y da
sentido al ser humano. Yo trabajaba, pero como un zombi, pensando
“esto no es vida”, “esto no es vida”. Fue la ruptura de ese amor imposible
lo que precipitó la crisis. Por suerte, la depresión no me tiró a la cama
porque no quería quedar inmovilizada por temor a morirme.
Me levantaba cada mañana para trabajar, pero sin motivación,
sin ganas, sin color ni sabor. En ese momento tuve un encuentro con
un matrimonio de médicos psiquiatras vinculados a Moshe
Feldenkrais y ellos me dijeron que para recuperarme tenía dos
caminos: uno era quedarme en Londres y hacer una terapia muy a
fondo y la otra era volverme a mi país y empezar una vida en otro
escenario, “acordándote bien de que el problema interno profundo
que te llevó a esta crisis lo vas a llevar viajando contigo”.
Como no tenía “un mango” y los psicoanalistas cobraban sus
servicios muy caros, sabía que no podía hacer el tratamiento. La suerte
estaba echada. Había que renacer pero sabiendo que arrastraba un
problema no resuelto que podía resurgir en el nuevo escenario. Con el
tiempo aprendí que hay heridas que no se curan, que dejan cicatrices
en el alma.
136
Capítulo 3
Regreso a la
Argentina

137
e
f

g
h
1950 Regresa a Argentina

– Salí de Inglaterra en 1950, en un barco de carga, porque era lo


más económico desde Liverpool, la ciudad donde mi madre había
vivido su infancia y, al igual que la travesía que hizo mi padre a
América, mi barco como el suyo, también traía toros. Aberdeen Agnus
.Yo era la única pasajera. El barco era muy grande. Los que traían esos
maravillosos toros eran dos argentinos con los cuales establecí muy
buenos vínculos. Todos los días los ayudaba a cepillar los toros y a
curarlos de una mosca que pone sus huevos debajo del cuero
desvalorizando el precio de venta, porque dejan un agujerito donde
germinan los gusanos. Era la única pasajera. Había también un
médico irlandés muy divertido y el capitán del barco, también muy
agradable. Formamos una pequeña familia que comíamos en la
misma mesa.

En una de mis dos valijas personales yo traía un disco de setenta


y ocho revoluciones. Era una grabación de la Suite en Si Bemol de
Bach con una tarjeta de presentación a un cierto personaje que vivía
en Buenos Aires, llamado Jorge Kalmar, arquitecto, judío, húngaro de
nacimiento.

Me habían contado que era arquitecto y que había estudiado


arquitectura en Cambridge. Integró las celebres donde se disputaban
las competencias entre los equipos de Oxford y Cambridge atrayendo
a estudiantes de toda Inglaterra. Además sabía que tocaba el oboe y
que había participado en los campings musicales de esa ciudad. Estos
campings estaban integrados, mayormente, por profesionales quienes
se juntaban en alguna granja, en la que el granjero prestaba su cabaña
para la realización de sesiones musicales mientras vivían en carpas.
Para él, joven húngaro, fue una experiencia maravillosa y este disco

139
fue una grabación del conjunto que él mismo formara: La “Kalmar
Chamber Orquestra”26.
Yo había conocido a un oboísta integrante de esa orquesta
quien, al saber que yo viajaba a Buenos Aires, me entregó el disco para
que lo escuchara Kalmar y le hiciera las críticas, si las merecía.
En el barco yo tenía un gramófono portátil muy antiguo, a
cuerda, de brazo y cabezal pesadísimo. Puse el disco para escucharlo y
en un barquinazo del barco, el cabezal de deslizó sobre el disco y lo
rayó del principio al fin. ¡Me quise morir! …bueno ya estaba hecho.
Cuando llegué al puerto de Buenos Aires, desde arriba del barco
alcancé a ver a mi familia sobre el muelle: mi madre, mi padrastro y mi
hermana. Tres cuerpos chiquitos vistos desde arriba. “¡Bueno!” me
dije “esta es mi familia”. El encuentro con mi madre fue muy emotivo.
Me quedé en Buenos Aires, en el departamento de mi hermana,
casada con un francés. Con mi cuñado y mi hermana Joan nos fuimos
a la estancia donde vivía mi madre con su marido, allí me quedé un
tiempito y luego volví a Buenos Aires. Pero antes de partir para la
estancia llamé por teléfono a ese húngaro un poco misterioso y muy
prometedor por todas las referencias que me habían dado.
Convinimos en encontrarnos en la confitería La Opera de calle Callao
esquina Corrientes. Las señas identificatorias serían:
–Yo entraré con el disco bajo el brazo y ¿y vos como sos?
–Me vas a distinguir porque tengo una mata de pelo oscuro.
Con puntualidad inglesa entré, miré y en una mesa había un hombre
enorme con una mata de pelo negro que al ver que yo tenía un disco, se
levantó y vino a mi encuentro.
–¿Qué expectativas tenías de este encuentro con antecedentes
tan especiales?

26 La orquesta de cámara Kalmar.

140
–En Inglaterra me lo habían pintado como una persona fuera de
lo común con el cual era muy difícil entablar una relación y, además,
con el disco rayado, más que expectativas, tenía una sensación de
vergüenza.
–Pero la personalidad multifacética de Jorge Kalmar seria un
desafió para vos. Y a esta altura sabemos que, frente a los desafíos,
funcionás como un dínamo.
–¡Total, total!... Sin dudas, fue un gran estímulo energético para
el renacimiento del Ave Fénix.
–Casi al instante me dí cuenta que había entre nosotros unas
coincidencias muy llamativas. Sus historias no eran iguales a las mías
pero habíamos nacido en el mismo año, yo en septiembre y él en
noviembre; yo había ido a Londres desde Buenos Aires y, en el mismo
año, –1938– él lo había hecho desde Budapest.
Pero había más, ambos habíamos vivido en la misma casa en
Londres en 11, Belsize Square, en una plaza, él había vivido en el
segundo piso con su madre durante cierto período después de la
guerra. En el 48 habían venido a Buenos Aires a ver a su papá y a su
madrastra. En esa misma fecha –año 48 o 49– yo entré a esa misma
casa al romper relaciones con mí ex novio que, como Kalmar, también
era oboísta. La casa era una de esas viejas, antiguas, victorianas,
similar a las de la película “Los de Arriba y Los de Abajo”, Jorge había
vivido en la planta alta y yo en la planta baja. En el jardín de atrás, había
un refugio antiaéreo y, cuando yo le contaba en la confitería La Opera
él me dijo: “ese monstruo –como lo llamas al refugio– fue construido
por mí, por mis propias manos”
–Con lo inmensa que es la ciudad de Londres es como para
pensar en una predestinación...

141
–Es que si esto ocurre en una película, uno se ríe por lo
exagerado de las coincidencias; pero lo cierto es que teníamos
muchísimas experiencias compartidas en el tiempo y lugares sin
habernos conocido. Por supuesto, hubo un periodo en Inglaterra en el
que él cómo extranjero pertenecía a la categoría “residente bajo
vigilancia” que le obligaba periódicamente a presentarse ante las
autoridades para el control de su domicilio y actividades. Esa
situación fue muy diferente a la mía, porque como hija de súbditos del
Imperio Británico, tenía pasaporte inglés.
Él había venido a la Argentina dos años antes que yo, es decir en
el 48; en ese tiempo hizo muchos amigos, trabajó en el estudio del
arquitecto Bonta, muy conocido, y siguió tocando el oboe, a veces con
Teodoro Fuchs en la orquesta juvenil o con otros grupos. Pero siempre
manteniendo el doble oficio de arquitecto y músico. Ejercía ambas
profesiones con igual entusiasmo. Yo, en cambio, desconocía el
terreno y nuevamente me consideraba una outsider, una extranjera.
Entonces me llevó al Collegium Musicum de Buenos Aires, que en esa
época funcionaba en calle Tucumán, en la Asociación Cristiana de
Jóvenes –sección femenina adonde daban un concierto de violín y
piano Simón Blech y su novia. Blech era entonces muy joven, un
muchacho prometedor. Hoy un gran director.
Al ser presentados cometí una de mis típicas “gaffes” causadas
por traducir las palabras directamente del inglés al castellano. Dije
“ustedes juegan mucho juntos”, se rieron a carcajadas y me
respondieron “un poco... no más” y yo no entendía porque seguían las
risas. Es que play significa además de jugar, tocar o ejecutar, como
diríamos en castellano.
–¿Supongo que ese encuentro con Jorge Kalmar te habrá hecho
pasar la depresión?...

142
–Sin duda, fue el factor decisivo para no volver a Inglaterra.
Porque ni la ternura de mi madre con su nuevo marido, ni mi
hermana, ni mi cuñado, con el gran placer que me daban hubieran
sido suficientes para quedarme aquí. Es que Jorge Kalmar me llevó y
me ayudó a entrar a un mundo muy cercano al que tuve en Londres.
Quiero decir que, aparte del compañerismo y del afecto que se generó
entre los dos, la posibilidad de insertame en el mundo artístico fue lo
que determinó que me quedara en Buenos Aires.
–Patricia ¿cómo era físicamente Jorge Kalmar a primera vista?
–Era alto, corpulento, tez cetrina, oscura.
–¿Algo más sobre él?
–... de profesión arquitecto recibido en Cambridge, Inglaterra.
Simultáneamente músico y deportista, organizador de Ensambles
Musicales en Londres; competidor de remo en los ríos de Cambridge;
Fundador del Camping Musical Bariloche. Autor del dibujo que le
sirve de logotipo.
–Recuerdo haber visto el logo del Camping Musical... realmente
muy original, bien ingenioso ese violonchelo cuya trastiera27 se va
transformando en un árbol con ramitas y hojas bien mimetizado con
el paisaje de bosques del sur.
–En la Casa de Bariloche hizo un pequeño escenario para hacer
música en grupo...Práctico en serio, no lo esclavizaban las cosas…
“debemos servirnos del automóvil, pero no ser esclavos de él”.
Seductor y seducido por todo lo que implicaba algún riesgo...
–¿Incluido las mujeres?
–Incluido.

27 Trastiera: mango del instrumento.

143
El macartismo y la casa de brujas

El ser humano dedicado a un oficio único fue un invento e


imposición de la sociedad industrial28, el trabajador entregado
únicamente a la máquina se transformaba de hecho en un cretino o
deficiente mental, no se le ocurría incursionar en otras áreas del
conocimiento. El genial Carlitos Chaplin satirizó muy bien esta
situación en su película Tiempos Modernos que mostró claramente
cómo el trabajador industrial no tenía más destino que ser un tornillo
de la máquina, bajo sanción pública de ser considerado un diletante o
ser despedido. Esta película fue determinante para que Charles
Chaplin fuera citado y procesado por la comisión del senador Joseph
Mc Carthy acusándolo de comunista.
La “Casa de Brujas”, llamado vulgarmente Macartismo, que
sucedió en Hollywood, se extendió desde 1947 hasta 1954 y fue
comandado por el citado senador (antisemita, antinegro y
anticomunista).
Pero para terminar volvamos por donde empezamos: con
Charles Chaplin el director de Tiempos Modernos a quien Sergei
Eisenstein el autor del inmortal Acorazado Potemkin le dice:
“…Ahora nos hallamos hundidos hasta la cintura contra el
fascismo.
Y hoy el uno junto al otro, no solo como amigos, sino como
compañeros de lucha y aliados, luchamos contra el fascismo enemigo
común de toda la humanidad y en esta lucha no sólo precisamos de la
bayoneta y la bala, del avión y el tanque, de la granada y el mortero,
sino también de la palabra ardiente, de la imagen poderosa de la obra

28 Nota de la autora: En mi opinión el ser humano naturalmente es multifacético. Así lo fue


desde el Renacimiento con el ejemplo paradigmático de Leonardo Da Vinci artista e investigador al
mismo
144
de arte, del temperamento contundente del artista y del satírico que
mata por la risa….y precisamente Charles, precisamente Chaplin con
su mirada abierta a la vida crea el Gran Dictador, una sátira magistral y
mortífera en aras del triunfo del Espíritu Humano sobre La
29
Inhumanidad… ”
Encuentro entre Stokoe y Kalmar

29 Sergei Eisenstein: Anotaciones de un Director de Cine. Editorial Progreso, Moscu,

145
Estaba escrito en el cielo, porque una cadena de coincidencias
tales no puede considerarse ciertamente casualidades.
Ella era hermosa y prometedora, él atractivo y también
hermoso.
Era imposible sustraerse a esta oferta del destino.
Pasado los primeros rodeos, se llevaron tan bien como para
tener un berrinche cada semana.
Él había llegado un año antes y con sus amigos en 1949, en
Colonia Suiza, había iniciado el Camping Musical Bariloche, a imagen
y semejanza de los que existían en Cambridge, adonde asistían
alborozados estudiantes de toda Inglaterra.
Patricia había llegado en 1950. En enero del 51 Jorge la invita al
sur para compartir ese paisaje de asombro con espejos de agua
bordeado de bosques y montañas azules.
El primer vehículo que tuvieron fue un Volkswagen que contaba
con la compañía desaforada, exaltada y jadeante de Rockie, el perro
que Jorge había llevado al sur y, aunque su misión fundamental era
cuidar la carpa en la que acampaban, no bien sentía el ruido del motor,
ahí estaba a los saltos como compañero inseparable en todas las
excursiones que hacían sus dueños. Eran tiempos en que Jorge y
Patricia hacían mucho campamento. Él sentía una atracción
magnética por los ríos y los lagos; ella sentía predilección por las
montañas. Anduvieron mucho de campamento conociendo y
disfrutando.
Cuando llegó el tiempo en que se anunció el advenimiento de la
primera hija al planeta, se hicieron sedentarios. Eligieron un lote
descampado y salvaje en la Península de San Pedro, frente al Lago
Nahuel Huapi y allí Jorge construyó una cabaña de madera a la que

146
bautizó Casa Caissa homenajeando a la Diosa de Ajedrez, juego al que
era aficionado.
El 25 de diciembre de 1956, nació en Buenos Aires esta niña tan
parecida a papá, grandota y de pelo negro como él, con iguales
aptitudes para la música, el dibujo y su interminable deleite para
contemplar el cielo. La llamaron Deborah. El ángel que anticipó su
nacimiento le susurró al oído el poema de William Blake.

“Pequeña criatura formada de alegría y júbilo.


Ve y ama sin ayuda de otra cosa en la Tierra.”

Casi cuatro años después. Más exactamente el 17 de mayo de


1960, entre las 11.40 y 11.50 de la mañana, nació también en Buenos
Aires otra niña, esta vez muy parecida a mamá, pelo rubio, ojos azules,

147
muy bonitos, graciosos y ocurrentes. La llamaron Leslie. Cuando fue
mayor, se trasladó a España y le dió el primer nieto a Patricia, al que
llamaron Sebastián.

Así se completó la familia, con el agregado de la intrépida gata


Penélope que, celosa y desafiante, empezó a captar la atención de los
mayores con sus excentricidades.

Entre enero y febrero del año 60, Jorge terminó de construir la


cabaña en la Península de San Pedro. Adentro hizo un pequeño
escenario para hacer música con el grupo del Camping Musical
Bariloche de reciente fundación.

Al final de cuentas Jorge había proyectado esta casa “para


compartirla con los amigos y verles las caras de asombro que pondrían
ante tanta belleza del lugar.”

Departamento familiar

En el barrio Belgrano, Jorge Kalmar “arquitecto” edificó el


departamento familiar que habitaría con su mujer y sus dos hijas.
Estaba construido en duplex, ubicado en el segundo piso sobre la calle
Olazábal al 1900.

Como buen europeo que había vivido la guerra, las casas y las
cosas de las que se rodeaba eran para servirse de ellas y disfrutarlas. No
demostraba ostentación a través de sus posesiones que, más bien,
llamaban la atención por la austeridad, el decoro, desdeñoso de las
falsas apariencias privilegiando sobre todo la utilidad.

Tenía un gran sentido práctico, conocía la funcionalidad y se


notaba. Igual ocurría con los muebles que diseñaba y fabricaba,
identificado con los lineamientos de la Bauhaus, combinando el arte

148
con la naturaleza, el diseño arquitectónico en su Estudio de calle
Guido; el arte musical, tocando el oboe y la práctica del remo, en las
aguas del Tigre y de los lagos y los ríos del sur.

Bien visto, las cosas que le gustaban profundamente tenían que


ver con la naturaleza y la gratuidad, como mirar las estrellas y
enseñarle a Debbie que las podía hilvanar haciendo dibujos en el
firmamento. Por eso hizo dos terrazas en el departamento familiar de
Olazábal, para que la familia pudiera ver el cielo.

Traspasando el palier compartido con cuatro departamentos,


tras cerrar el ascensor del segundo piso, se podía acceder a un living-
comedor generoso, pegado a una pequeña cocina y junto a ella la
habitación y el baño que ocuparía años después Alicia Verón, quien
vino a vivir al departamento unos años después, hacedora de la
comida, custodia de las niñas, regadora de las macetas y adicta a los
campeonatos de tenis por televisión.

Un departamento en duplex amplio, con dos terrazas y muebles


simples, funcionales, muchas plantas, el canto de los jilgueros, música,
libros, y todo lo necesario. Nada de más.

Estudio Kalmar de arquitectura y decoración

Como ya lo hemos expresado, el arquitecto Jorge Kalmar llegó a


Argentina con un generoso bagaje de conocimientos y realizaciones
ejecutadas en distintas partes de Europa, según lo expresa un colega
suyo en un reportaje efectuado por una revista de Buenos Aires
especializada en decoración.

En noviembre de 1949 en Buenos Aires, creó una organización


profesional dedicada a proyectar y ejecutar decoraciones integrales
para cada cliente, sea para departamentos, viviendas u oficinas.

149
Secundado por su socio y colega, Andrés Baumgarten, instaló el
estudio en el duplex de calle Guido 1871, donde se proyectaban y
exhibían los prototipos de los muebles.
Este emprendimiento llegó a ser muy exitoso. Al fallecer Jorge
Kalmar en un accidente, su equipo siguió trabajando con la misma
cohesión durante diez años más, manteniendo el estilo y el criterio que
le diera origen.
La legendaria Bauhaus

La Bauhaus, escuela revolucionaria donde confluyeron arte


diseño y arquitectura de vanguardia, fue cerrada por los nazis en 1933.
Gran parte de los participantes se exiliaron en América.

Durante el primer tercio del Siglo XX, con el crecimiento de la


producción industrial en serie y el consumo de masas, a partir de
apuestas estéticas como las de la Bauhaus se dieron las condiciones
para que surgiera una alianza entre los artistas y la industria. Esta
alianza consistió en la confluencia de las nociones de forma y función
bajo la denominación de diseño industrial.

Fundada por Walter Gropius en 1919, la Bauhaus contó entre


sus docentes con artistas geniales como Paul Klee, Wassily Kandinsky,
Laszlo Molí-Nagy y Herbert Bayer, entre otros.

Así lo percibió el joven arquitecto Kalmar. El fruto de esos


geniales maestros y su perseguida escuela era un vivo ejemplo de
como mejorar la vida cotidiana, a través de –entre otras cosas–
concebir al mobiliario con un sentido funcional y estético despojado
de cualquier barroquismo. Sin ser conscientes, esta visión reciproca
de la belleza, el confort y la síntesis utilitaria de las cosas, era otro
punto de contacto y coincidencia entre los artistas que básicamente
eran Patricia y Jorge.
150
Es que la propuesta se centraba en mejorar el hábitat, los objetos
de uso cotidiano y el mobiliario mediante las artes plásticas, la
artesanía y la industria de productos masivos.
Diez años después del fallecimiento de Jorge Kalmar, en este
duplex de calle Guido donde funcionó durante tantos años el estudio
de arquitectura, Patricia instaló su segundo estudio de Expresión
Corporal coexistiendo con el de calle Monroe del barrio de Belgrano y
por el que pasaron como un hervidero las principales figuras que
abrazarían luego la Expresión Corporal aplicada a lo docente, la salud
y el arte.
Fue allí que conocí a Patricia Stokoe personalmente, en el
entrecruzamiento de la escalera del duplex, una tarde de 1975.

El hombre parte y no regresa


“Para vivir hay que
entregar la vida.”
Fedora Aberastury
31/12/1963

Con los últimos rayos del sol enrojeciendo las


aguas del Lago Nahuel Huapi, el día 31 de diciembre de 1963, Patricia
recibe la noticia inesperada de que su marido Jorge Kalmar había
muerto. El kayak con el que pensaba llegar hasta las aguas del Océano
Pacifico fue tragado por los “rápidos” del Río Puelo. Jorge compartía la
aventura con el pintor Raúl Alejandro Monsegur y ambos tuvieron
igual destino30.
30 En Carabineros de Chile. Prefectura Llanquihue Nº 23, PUERTO MONT DEL 11 de enero de
1964 obra el Parte nr. 41 que da cuenta del vuelco de un bote encontrándose desaparecidos sus dos
ocupantes. A pocos kilómetros del accidente fueron encontrados los restos del bote, que al parecer
fueron destruidos por los rápidos de la corriente. Denuncia hecha por los ciudadanos argentinos
Alfredo Wesley, matrícula individual 149991 y el Doctor Gunther Schöck, domiciliado en el Centro
Atómico de San Carlos de Bariloche.
151
Alfred Von Ellrichshausen fue el encargado de darle la noticia
que pudo partirla en dos. La buena de Ruth, esposa de Alfred ofreció a
Patricia hacerse cargo de las dos niñas. ¡Si no, qué va a ser de Patricia
ahora!

–¿Qué contestaste en ese momento, Patricia? –le pregunto.

–¿Qué conteste? Contesté que iba a apechugar; “Voy a


apechugar”, les dije.

Patricia tenía 44 años. Patricia y Jorge habían convivido apenas


trece.

Entre ellos no hubo competencia. Con Jorge armaron una


pareja completa: sexo del bueno, disfrutar de la naturaleza juntos
sobre todo en el sur argentino donde plantaron una casa, tener sus
hijas por amor y crecer profesionalmente.

Al morir Jorge aparecieron problemas preocupantes que tuvo


que resolver ella sola. Se tratarían de problemas económicos. Empezó
a cuidar de su salud por temor a que pudiera resentirse. Ella quedaba
entonces sola con sus dos hijas: Debbie de siete años y Leslie de tres.
Más adelante los problemas se aliviarían un poco con la presencia de
Oscar Fessler con quien Patricia trabajaba de maravillas y quien
quería mucho a las niñas.

–¿Lloraste Patricia? –Le pregunté sabiendo que los anglo-


sajones no tienen permiso para expresar sus sentimientos.

–¡Vaya que si lloré!...

Un silencio dilató nuestro diálogo y pensé en que ese “ser fuerte” como
un varón, con que fue cincelada en la infancia, fue la templanza justa
para afrontar con largueza las dificultades que le depararía la vida. Y

152
advertí que sí, Patricia fue capaz de darle una vuelta de tuerca a las
adversidades como esas aves que tienen resina en las plumas, transitó
muchos pantanos y pudo salir con las alas limpias.
Esta reflexión mía había transcurrido vertiginosamente. A un
segundo apenas de mi pregunta respondió:
–¿Que si lloré? ¡Y tanto!... pero siempre en soledad. Frente a mis
niñas, aun con la congoja ahogándome el pecho, inventaba la alegría,
siempre.
Así sus niñas, Debbie y Leslie, fueron criadas con la alegría
heredada de su abuela Lulú y ahora, al faltar su padre, con el cariño de
Oscar Fessler. Y Patricia, un verano, les compro un “petizo” para que a
caballo aprendieran a conocer los secretos de la península de San
Pedro, como ella misma había sido compinche con su caballo en la
estancia de su niñez en la provincia de Buenos Aires. Y la alegría
estaría siempre presente en el baile, la música, el dibujo y el canto. En
los árboles, los lagos y las montañas.
Pero, al revés de resto del mundo Patricia no festejaría más el 31
de diciembre. Sin que nadie lo advirtiera y siempre que podía, esa
jornada la ocuparía en viajar desde Buenos Aires hasta su casa la
península de San Pedro, cerca de Bariloche, donde se tomaría todo
enero de descanso como lo ha venido haciendo desde que su marido,
Jorge Kalmar, la invitó al año siguiente de regresar a su país.
Hexagrama 53

Algunos años después del fallecimiento de su marido, Patricia


consultó al I Ching, y el libro de los cambios le concedió el hexagrama
53. Así se enteró que el animal que la representaba era el ganso, para
los chinos, símbolo de la fidelidad conyugal. Se dice de él que luego de
la muerte del cónyuge no se une con otros.

153
Capítulo 4
Los
Amores de
Patricia

“Durante la guerra era prácticamente imposible buscar


un compañero para toda la vida. En cambio existía la
necesidad imperiosa del intercambio amoroso. En esos
momentos comprendí la gran significación que tiene para
el ser humano dar y recibir afecto. Y el valor altamente
nutritivo y estabilizador del contacto humano.”

155
e
f

g
h
LOS TRES HOMBRES DE PATRICIA

Los tres hombres públicos significativos en la vida de Patricia


tenían algo en común. Los tres eran artistas, y de los buenos. Con cada
uno intercambió cosas importantes.

Timmy, su primer amor, –ya hablamos de él– era un oboísta de


la Sinfónica de Londres. Se conocieron en Singapur, donde ambos
cumplían sus obligaciones durante la guerra. Se amaron y se
prometieron amor eterno. Al regresar a Londres, Timmy le expresó
que no podía cumplir su promesa “porque debía cumplir con una
muchacha a quien había embarazado”

Patricia sufrió una crisis profunda que contribuyó a su decisión


de regresar a Buenos Aires después de doce años de ausencia.

Esta depresión, que sobrellevó siempre caminando y trabajando


como una zombi, le enseñó una lección que la marcó a fuego para toda
su vida: “nunca tropezaría dos veces con la misma piedra”.

A Jorge Kalmar, su segundo hombre, acabamos de conocerlo en


la multiplicidad de sus facetas. Además de atractivo y enigmático; le
dio lo que tanto deseaba, una familia y sus dos hijas. Le abrió el camino
con sus contactos en Buenos Aires para que pudiera realizarse
profesionalmente. También juntos construyeron una cabaña cerca de
San Carlos de Bariloche, frente al Lago Nahuel Huapi y ese paisaje
fascinante, que como el de su infancia en la provincia de Buenos Aires,
le dio sentido de pertenencia y pudo considerarse argentina, no sólo
por nacimiento. Jorge era un hombre responsable, pero se sentía
atraído por el riesgo. Le gustaban los desafíos y murió
sorpresivamente, como lo hace un genuino guerrero. De su marido y
padre de sus hijas agregamos una biografía que redactó Patricia de

157
puño y letra, unos días antes de su fallecimiento y como buena
pragmática obsesiva, me la envió con Debbie con destino a este libro
por las dudas que se me escapara algo.

Oscar Fessler, el tercer hombre, fue un artista de los grandes en


el ámbito teatral y pedagógico. Además, era un ciudadano consciente
y comprometido con las obligaciones sociales. Junto a él aprendió a
motivar a sus alumnos, creció profesionalmente pudiendo cumplir así
la misión que, desde algún lugar, le estaba destinada en su paso por
esta Tierra. Oscar amó a Patricia como mujer y a Deborah y Leslie
como si fueran sus propias hijas. ¡¿Qué más se le puede pedir a un
hombre?! Ahora hablaremos de él.

EL TERCER HOMBRE

158
“Sin vida personal, la literatura

Sería absolutamente imposible”


Julio Cortázar y Carol Dunlop31

–¿Cuándo y cómo conociste a Oscar Fessler?

–Ocurrió en el año 1960. Recuerdo que me encontraba en el


Collegium Musicum dando clases. Allí, descalza y con un embarazo
de ocho meses y medio, apareció Oscar Fessler a quien yo no conocía.
Al terminar la clase lo atendí mientras sentía las pataditas de Leslie
pujando por nacer. Me hice la ilusión de que estaría bailando en mi
panza, pero aún faltaban dos semanas para la fecha del parto. A la vez
que sentía a Leslie puse mucha atención en lo que estaba escuchando.

Fessler me explicó que estaba allí porque deseaba que yo


integrara el Cuerpo de Profesores de Teatro de la Universidad
Nacional de Buenos Aires.

Después supe que había venido de Europa, invitado por el


Teatro IFT (Idish Folk Theater) para hacer varias puestas en escena, y
que era un pedagogo y director escénico muy solvente por lo cual el
Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Risieri Frondizi, lo
invitó para que formara la Compañía de Teatro de la Universidad.

Él contestó que estaba encantado pero que era necesario que


primero formara a los actores en su corriente de trabajo para que
recién pudieran integrar el elenco.

–¿Cual fue el interés hacia vos que no estabas precisamente en la


línea actoral?
31 Título: "Los autonautas de la cosmopista o Un viaje atemporal París-Marsella". Editorial:
Muchnik Editores.

159
–Se interesó porque había escuchado hablar de lo lúdico de mi
trabajo, donde incluía el juego y la imagen en mi técnica pedagógica.
Dado mi avanzado estado de embarazo, entendí que no era muy
práctica mi incorporación en ese momento, pero él insistió tanto que
fui a la primera reunión en compañía de Perla Jaritonsky, para que
estuviera presente desde el momento inicial de ese proyecto.
–Volviendo a Fessler, ¿qué impresión te produjo su manera de
enseñar?
–Quedé muy impactada por la manera en que él conducía sus
clases y el modo como trataba a los estudiantes.
Durante los seis años que estuve a su lado integrando su equipo,
asistí a muchísimos exámenes, tanto para ingresar a la Escuela, como
al final de cada año para ser promovidos al año siguiente.
Era notable ver como, ante la situación de rendir un examen,
muchas personas quedaban paralizadas, probablemente de los
nervios y que, aparentemente, daban la impresión de no tener
condiciones o carecer de madera o vuelo. Pero me impresionó como,
bajo la estimulación de Fessler –cuando estaba en sus mejores
momentos ayudaba a las personas a distenderse y conducirlos a que
expresaran lo que tenían adentro. También me llamó mucho la
atención el encadenamiento lógico de una incentivación para pasar de
una situación a otra.
Y lo más notable es que jamás marcaba. Con esto no estoy
emitiendo un juicio crítico porque cada director tiene su modo
personal.
Pero a mí me causaba admiración ver cómo, sin marcar, lograba
que el alumno pudiera sacar su personaje o resolver conflictos
dramáticos.

160
–¿Tenés presente cómo hacía Fessler para sacar al alumno de esa
situación de parálisis?
–Sí, hacía que el alumno desviara su atención de sí mismo y
pasara a descubrir un objeto con sus propios sentidos. Por ejemplo,
frente a una silla tenía que usar la vista para descubrir la forma, con el
tacto descubrir la madera o el material con que estaba construida,
tomarle el peso, la temperatura, es decir, todas las cualidades.
Luego, cómo se puede actuar con ese objeto-silla, desarrollando
la imaginación. ¿En qué se puede transformar según las
circunstancias?: en un paraguas si llueve, o en un escudo en caso de
ataque, en un protector del cuerpo en caso de tener que huir. Igual si es
un bastón, o cualquier otro objeto. Aquí, el desarrollo de la fantasía
ocupaba el lugar del miedo que le producía verse expuesto a la
calificación del profesor, y recuperaba el sí mismo para cumplir los
objetivos indicados.
–Fessler estaba utilizando aquí un clásico ejercicio del maestro
de maestros Konstantin Stanislavky32, sólo que su objetivo, más que el
conocimiento del objeto mismo, era distraer la atención del alumno
llevándola a otro foco diferente.
–¿Cual la historia teatral de este maestro, Fessler?
–Oscar era un ciudadano francés33 que realizó sus estudios
especializados en Europa, donde inició sus actividades como actor y
director de teatro, especializándose en pedagogía actoral.
Durante varios años actuó y dirigió en Paris la compañía Art et
travail y en Le Théâtre des Carrefour fundó un estudio para la

32 Konstantín Stanislavski, El trabajo del actor sobre sí mismo en el proceso creador de la viviencia
(Alba Editorial, 2003).
33 Nota del Editor: Fessler, nacido en Rumania, obtuvo la ciudadanía francesa.

161
formación de actores. También ejerció la dirección teatral en Bélgica y
Holanda.
Fue invitado a realizar su especialidad en Argentina donde creó,
en 1960, el Instituto de teatro de la Universidad de Buenos Aires del
que fue director durante siete años.
En el mismo lapso, simultáneamente, dictó clases en el
Seminario de Investigación Teatral dependiente de la Universidad
Nacional de Buenos Aires, fue profesor de la Escuela de Teatro de La
Plata, dependiente del Ministerio de Educación de la Provincia de
Buenos Aires y, a instancias del Gobierno de la Provincia de Santa Fe,
creó también una escuela de Teatro de la cual fue profesor y director.
–¿Qué obras dirigió en Argentina?
–Entre las obras más recordadas que dirigió en Argentina cabe
citar:
María Estuardo de Schiller con la compañía de Luisa Vehil; El
décimo hombre de Paddy Chayevsky; El Diario de Ana Frank de
Goodrich y Hackett. Las dos últimas premiadas por la Asociación de
Críticos de Buenos Aires. El alma buena de Se-Chuan y El Círculo de
Tiza Caucasiano, ambas de de Bertolt Brecht; Play Strindberg de
Friedrich Dürrematt y una versión de Hamlet de W. Shakespeare.
El Círculo de Tiza Caucasiano fue estrenado en el Teatro General
San Martín de Buenos Aires, protagonizado por Norma Aleandro,
Luis Pollito, Alejandra Boero, Miguel Ligero, Alberto Catrén entre
34
otros.
La erudición de Fessler se extiende también al campo de
Educación en las escuelas. Al respecto tenía una claridad meridiana

34 Nota de la Autora: Según me lo ha referido Alberto Catrén, discípulo de Fessler, Patricia


Stokoe tuvo a su cargo la coreografía del último acto en que se encuentran los dos koljoses
danzando.

162
sobre los objetivos que ésta debía cumplir.35 Consideraba que el “juego
dramático” no debe implementarse para que los alumnos participen
en la fiesta de fin de año en las escuelas y mucho menos con el ánimo
de gustar o lucirse.
Sino que los maestros deben prepararse especialmente para
usar el juego dramático como una disciplina reveladora de la
personalidad de cada alumno y por las posibilidades que brinda a cada
uno para el desarrollo de la observación, la imaginación, la
creatividad, la comprensión de los otros.
El film, “Shiku”, que Ernesto Torchia, dedica a su maestro
Fessler, hace presente algunos de los alcances de su visión artística y
estética. En él incorpora reportajes a directores, actores y pedagogos
de reconocida trascendencia en el medio artístico de Buenos Aires y
países del habla hispana. En los últimos años, uniendo experiencias
artísticas y pedagógicas realiza seminarios teórico-prácticos sobre
varios temas de la expresión dramática en Francia, Brasil, México y
Costa Rica.
Los alumnos que tuvieron la dicha de trabajar con Oscar Fessler
como profesor de teatro lo calificaban como una persona refinada,
exquisita quien hizo del teatro una militancia.

La democracia en América

Al llegar a este punto del relato deseo generar un paréntesis para


recordar el contexto político de aquellos años.

En 1915, los Estados Unidos invadió HAITÍ. En nombre del


gobierno se explicó que la raza negra era incapaz de gobernarse a sí

35 Nota de la autora: Así lo deja explicitado en el libro Educación y Expresión Estética, de Alicia
Herbon, para la biblioteca Pedagógica. Editorial Plus Ultra.

163
misma, por su tendencia a la vida salvaje y su incapacidad de vivir en
una “civilización”. Los invasores se quedaron 19 años. El jefe patriota
Charle Magne Peralte fue clavado en cruz contra una puerta.
Veintiún años duró la ocupación en Nicaragua que desembocó
en la Dictadura de Trujillo.
En 1954, los Estados Unidos inauguraron la democracia en
Guatemala mediante bombardeos que acabaron con las elecciones
libres y otras perversiones.
En 1964, los generales que acabaron con las elecciones libres en
Brasil, recibieron dinero, armas, petróleo y felicitaciones de la Casa
Blanca. Algo parecido ocurrió en Bolivia, en donde algún estudioso
llegó a la conclusión de que Estados Unidos era el país donde no había
golpes de Estado porque allí no había embajada de los Estados Unidos.
Esa conclusión fue confirmada cuando el General Pinochet
obedeció la voz de alarma de Henry Kissinger, y evitó que Chile se
volviera comunista por voluntad de su propio pueblo.
Poco antes, o poco después, Estados Unidos bombardeó a tres
mil panameños pobres para capturar a un funcionario infiel.
Desembarcaron tropas en Santo Domingo para evitar el regreso de un
presidente votado por el pueblo y no tuvieron más remedio que atacar
a Nicaragua para evitar que “invadiera” los Estados Unidos vía Texas.
Por entonces, Cuba ya había recibido una cariñosa visita de
aviones, bombas, buques, mercenarios y millonarios enviados desde
Washington en misión pedagógica. No pudieron pasar más allá de
Bahía de los Cochinos.
Igualmente, los militares argentinos entrenados en West Point
eran fieles a los designios de los Amos del Norte, que les metieron en la
cabeza que “eran superiores para gobernar, que los ciudadanos civiles

164
eran incapaces e ignorantes para mandar dentro de la propia casa”. Esa
siembra de la Democracia en América, tenía ya una arraigada historia
que, con su sabia ironía, satiriza Eduardo Galeano en su libro
Espejos.36
En este contexto, en Argentina se planificaban las operaciones
militares que desembocarían en los sucesos ya largamente conocidos
acerca de la desaparición de personas.
Para el lector poco entrenado en estos acontecimientos explico
que la violencia de estado se rumoreaba y actuaba en la sombra, no
salía a la luz. No se trataba, como en una guerra civil en que ambos
bandos opositores se visualizan e identifican perfectamente. Aquí
todo era secreto, en voz baja, de pronto ibas caminando por una calle y
un Ford Falcon paraba de golpe y “te chupaba”, te metían adentro y te
“desaparecían”. Otras veces el nombre de la victima, era tal porque
simplemente aparecía en alguna agenda de algún sospechoso de
“terrorismo” y era motivo suficiente para que cargaran con esa
persona. Cundía el “no te metás”, el “sálvese quien pueda” y sobre todo
el miedo. Luego se orquestó la “teoría de los dos demonios” que
pretendió justificar las violaciones a nuestras leyes expresando que
combatía a quienes procedían con violencia. En esa categoría
entraban quienes en forma personal o integrando alguna
organización se expresaran por la vigencia de la Constitución, contra
el hambre, la pobreza el analfabetismo y otros derechos elementales y,
para ello, muchos arriesgaban la vida. No todos actuaban
frontalmente ni pertenecían a organizaciones, sin embargo, llegó un
momento en que aún el ser joven constituía una sospecha. Otro tanto
ocurría con intelectuales o personas de mucha cultura que no rendían
pleitesía, ni eran serviles a la dictadura. Tal lo que le ocurrió al Dr.

36 Una Historia casi Universal: 2008. Ed. Siglo XXI.

165
Risieri Frondizi, rector de la Universidad de Buenos Aires, quien
precisamente propuso a Oscar Fessler crear la Compañía Teatral de la
UNBA. El Dr. Frondizi durante la Dictadura Militar de Onganía
literalmente fue tomado de los pelos y puesto en la calle por resistirse a
ser detenido mientras las “fuerzas del orden” destruían su biblioteca.
El terrorismo de estado, dejó de actuar en la sombras en 1966,
utilizando la violencia explicita cuando el Presidente Constitucional
el Dr. Arturo IIía fue sacado por la fuerza de la Casa de Gobierno junto
a los demás funcionarios legítimos por parte de la policía instalando la
dictadura militar encabezada por Juan Carlos Onganía. Un mes
después, a fines de julio de 1966 decretó la intervención de las
universidades nacionales, ordenando a la policía que reprimiera para
expulsar a estudiantes y profesores. La destrucción alcanzó los
laboratorios y bibliotecas de las altas casas de. A esto le siguió el éxodo
de profesores e investigadores y la supresión de los centros de
estudiantes. Una feroz persecución se desplegó hacia los militantes de
izquierda en "La Noche de los Bastones Largos".

Esa noche, también Fessler y Patricia fueron echados de la


universidad. De todos modos siguieron trabajando juntos.37

Diez años después, en l976, el nuevo Golpe de Estado nos


despertó por radio con la clásica musiquita que indicaba un nuevo
38
derrocamiento del gobierno civil constitucional actuante.

37 Nota del editor: Patricia trabajó como Profesora de Expresión Corporal para actores y
coreógrafa de la Escuela de Teatro de la Universidad de Buenos Aires bajo la dirección de Oscar
Fessler (1960-1966) y como Profesora de Expresión Corporal para actores en la Escuela de Teatro de la
pcia. de Santa Fe, bajo la dirección de Oscar Fessler.
38 Nota de la Autora: Ahora sería el turno de la Junta de Comandantes con el general Jorge
Rafael Videla a la cabeza. Derogó la Constitución Nacional, destituyó la Suprema Corte de Justicia,
disolvió el Congreso Nacional, los Partidos Políticos, la Central Obrera de Trabajadores es decir,
implementó todas las medidas fascistas que adoptó Hitler en su momento. Los grupos armados de la

166
En este contexto Oscar Fessler llegó a ser director del Teatro IFT
entre los 60 y 70 dejando escuela, fue un hombre de una riqueza
interior y una producción maravillosa. Fue como un padre para sus
hijas y aunque Patricia no volviera a convivir con ningún hombre
fueron pareja muchos años.

Cuando Fessler propuso a Patricia casamiento, seguramente activó


aquel mandato con que la marcó el primer amor, “dos veces no
tropiezo con la misma piedra”. Y habrá recordado –como lo hizo
muchas veces en mi presencia– aquella Oración de Fritz Pearls para
las parejas dependientes o simbióticas que recitaba de memoria:

“Yo soy yo. Tú eres tú

no he venido a este mundo


para satisfacer tus expectativas
ni tú las mías.
si algún día nos encontramos
será maravilloso.

dictadura matan a seis sacerdotes palotinos, en Pilar aparecen 30 cadáveres, “desaparece” el escritor
Haroldo Conti. Y Rodolfo Walsh En la Ciudad de La Plata –1976– se produce “La noche de los lápices”,
brutal represión contra estudiantes secundarios que pedían la rebaja del boleto estudiantil de
transporte. Organizada por el perverso, sádico genocida Miguel Etchecolatz (*7) condenado por éste
y otros crímenes de lesa humanidad a reclusión perpetua al instaurarse la democracia 1984. Pablo
Díaz fue el único sobreviviente de esta tragedia contra los jóvenes estudiantes y se lo reconoció como
propagador de esa tremenda historia porque ese fue su juramento en los últimos minutos de
convivencia con sus compañeros. Detenido cinco años más tarde que sus compañeros, aseguró ese
rol que cumplió durante el Juicio a los Comandantes en 1985 y luego recorriendo colegios para
comentar la película “La noche de los Lápices” haciendo, además, la denuncia ante los micrófonos y
cámaras de Televisión para dar su testimonio.

167
Capítulo 5
Patricia Maestra
de Maestros

El maestro aparece cuando el alumno


está preparado para recibirlo

169
e
f

g
h
A un verdadero maestro lo descubrimos porque es un ser
iluminador, que nos incita a sentir y a pensar de un modo diferente.
Ante su presencia se nos enciende una pequeña chispa interior. Si
estamos preparados para recibir sus mensajes, nos abre puertas y
estimula a nuevos caminos que, generalmente, transitaremos sin ellos
de la mano, porque no quieren que seamos su calco, sino nosotros
mismos con nuestra singular originalidad.
Porque los verdaderos maestros entienden la paradoja del ser
humano: que si bien todos somos uno en esencia, al mismo tiempo,
cada uno somos un ser único e irrepetible en la propia circunstancia y
constante mutación: como las hojas de un mismo árbol.
Sería bueno empezar a practicar ese percatarse, ese estar alerta,
para expresar sin falsos pudores, el agradecimiento al maestro en el
momento exacto en que percibimos ese don que nos da, y poder
celebrar juntos ese encuentro mágico, singular, como les ocurre a los
amantes al sentirse fusionados en el chispazo cósmico.
¡El guiño de alegría y el amor que genera esa complicidad sería
tan bueno para ambos!

SUS MAESTROS
Antes de hablar de Agnes De Mille, la coreógrafa de
“¡Oklahoma!”, considerada una monarca en el género y a quien
consideras una de tus maestras, te propongo demos un vistazo a la
Comedia Musical.
–Lamentablemente, no tengo documentación en la mano para
expresarme con absoluta propiedad.
–No importa, Patricia, entre ambas podemos dar una idea de
sus características, importancia y proyecciones. Luego, cuando

171
volvamos a Buenos Aires, yo me encargaré de documentarme sobre
este tema, sin duda apasionante.
–Bueno, comienza diciendo Patricia: la comedia musical
norteamericana es una forma de teatro musical que nació en
Broadway, en Nueva York y se ha impuesto en todo el mundo como
uno de los fenómenos escénicos del Siglo XX. ¿Te gustaría recordar
algunas de sus obras? Me pregunta.
–Entre las más famosas, empiezo recordando My Fair Lady (Mi
bella Dama) la florista-violetera que llega a ser una gran dama por
acción de Pigmalion.
El mundo de oeste en Oklahoma!
Las aventuras de una casamentera en Hello Dolly.
Las alegrías y desventuras de los judíos en la Rusia Zarista en El
violinista en el Tejado.
Y hasta Romeo y Julieta en el West Side de Nueva York en Amor
sin barreras. Quizá recuerde otras más adelante.
–¡Qué memoria prodigiosa tenés, che!
–Más o menos. Como decís vos, “son los años”, de ver cine.
En mi familia había cinéfilos y, como decía Truffaut, “cuando
faltaba al cine iba al colegio”. Era chiquita y me cuidaban las
acomodadoras. A Fantasía de Walt Disney la vi l0 veces, me la sabía de
memoria, pero lo que más me impresionó fue descubrir a Igor
Stravinsky con la “Consagración de la Primavera”. Fue una revolución
dentro de mí. En un momento me di cuenta que además de la música
impresionante allí se exponía la Teoría Evolutiva de la Creación. Esto
me causó varios problemas en la escuela Primaria donde esa
concepción estaba prohibida por la Religión Católica Apostólica

172
Romana. Yo me quedé con Stravinsky, porque además desde mi
ventana en Mendoza podía ver la cordillera de los Andes donde está el
Pico Aconcagua, perteneciente a la Era Cuaternaria, joven, sin
desgaste casi de colores claros, marmolados, comparada con la
Precordillera de la Era Primaria, desgastada y casi toda de color
marrón tierra. Lo que era fiel expresión de la Teoría de la Evolución de
Todo lo Creado. Por ejercer el derecho a ver y a pensar, con mi propio
seso, “sin pedirle permiso al Comisario”, tuve que librar duras batallas
desde chiquita porque me pedían que dijera de memoria el cuentito de
que Dios Creo el Mundo en 7 días.
Volvamos a la Comedia Musical:

–¿Te animás, Patricia, a hacer una caracterización de este


género?

–En realidad, la comedia musical cubre un área muy amplia


entre la ópera y el vaudeville, que incluye en sus espectáculos la
opereta, la ópera cómica, la revista, extravagancia, todo cabe dentro de
este género conocido mundialmente como “Teatro Musical
Norteamericano.”

Además, todo eso –prosigue– mostrado con vestuario muy


atractivo, colorido, donde lo romántico está incluido, junto con la
sátira, donde siempre triunfa el bien sobre el mal y el muchacho se
queda con la muchacha. Las letras de las canciones y la música tenían
un aire ligero y muy vivaz y con sentido del humor. Y, por supuesto, el
“happy end” obligatorio aún hoy para las películas de Hollywood.

Eso hizo que fueran comercialmente tan exitosas, fijate que


Chorus Line se estrenó en 1975 y aún en 1991 está en cartelera.

Yo quisiera agregar –dice Stokoe–, que cuando Jerome Kern

173
adaptó la novela Show Boat, cuyo autor no recuerdo, las antiguas
comedias musicales tenían una marcada inspiración en las operetas
europeas. No había allí hermosas damitas ni una vida almibarada sino
un grupo de trabajadores negros del sur cantando “los negros trabajan
en el Mississippi, mientras los blancos se pasean”. Kern introdujo un
ambiente más dramático, más auténtico y los personajes eran cálidos y
más reales.

Y algunos de los números musicales como Old Man River,


cantados a orillas del Río Mississipi tan magistralmente por Paul
Robeson, con su registro de bajo que no pudo ser superado por
ningún cantante de jazz hasta el día de hoy, números que se
transformaron en clásicos de la canción popular. Por eso fue que casi
todas estas obras fueron llevadas al cine.

–Y también el baile... –agrego yo–. Es bien interesante, porque el


teatro musical proseguía su madurez. Al compositor de música, se
asocia el escritor de letras de canciones y también se une el destacado
coreógrafo George Balanchine para crear un memorable ballet
titulado: Asesinato en la Décima Avenida un relato trágico de celos y
asesinato bailado en puntas de pié, que permitió comprender que la
danza podía incluirse dentro del musical como elemento dramático
unificador y no de distracción.

El próximo paso en materia de drama, música y danza se realizó


con Oklahoma! (1943) con tu bien amada Agnes de Mille como
coreógrafa quien sostenía que hasta los sueños pueden ser bailados.
Esta comedia musical basada en el drama folklórico de Lynn Riggs,
Las lilas crecen verdes fue dirigida por Richard Roggerd con libreto de
Oscar Hammerstein II. El momento crucial del segundo acto era el
ballet alegórico que traducía en “Pas de deux” los estados anímicos de

174
los personajes centrales. Los productores que realizaban el
espectáculo pensaron que los espectadores no comprenderían nada,
por lo que el equipo de Oklahoma debió buscar nuevos auspiciantes.
(¡Ay! ¡Cuanto cuesta ser innovador, vanguardista!).

Estrenada finalmente con el apoyo del Theatre Guild, se


convirtió en el espectáculo más exitoso de la escena de Broadway con
2.246 representaciones.

Agnes de Mille

175
–Hay personas que merecen ser considerados verdaderos
maestros porque son capaces de encender chispas iluminadoras que
producen modificaciones profundas en nuestras vidas. Antes de
continuar con el relato de tu vida, desearía que recordaras a Agnes De
Mille por la influencia que tuvo en tu búsqueda incesante hacia el
conocimiento científico del cuerpo en movimiento y la danza como
expresión de la propia personalidad.
–En 1946 Agnes De Mille fue, sin proponérselo, una de mis
grandes maestras. La bailarina norteamericana parienta del cineasta
Cecil B. De Mille y directora de la celebrada película musical
Oklahoma, filmó en Londres London Town.
La película pasó sin pena ni gloria, sin embargo, sólo
observando a Agnes De Mille, la consideré una maestra cuya semilla
caló hondo y me llamó a reflexionar sobre problemas tan importantes
como la ética del cuerpo, el respeto por las personas y el humanismo
indispensable para la cohesión del grupo y la perfección del
espectáculo en sí. Además, puso mucho énfasis en la importancia de
las danzas folklóricas para considerar el tema del cuerpo en el espacio.
En ese momento, yo estaba muy influenciada por todo el
romanticismo y el perfeccionismo de la danza clásica.
Ella era muy amiga de una amiga mía, Peggy Van Pragh, quien
me había hablado muchísimo de Agnes por lo que estuve muy bien
dispuesta para conocerla. Estimulada por mi amiga y por mi maestra
de danza moderna y neoclásica, me presenté a las audiciones para
seleccionar los bailarines integrantes del Chorus Line y me deslumbró
la manera totalmente nueva y original de dar la primera clase de
prueba. Seríamos seis u ocho bailarines y, para mi satisfacción, fui una
de las seleccionadas. Luego trabajamos con ella un mes para adquirir
su estilo, su sello personal.

176
–¿Qué fue lo nuevo que te causó tanto asombro?

–Ella había deseado, como yo, ser bailarina clásica y se encontró


con que su cuerpo no respondía a las exigencias de ese estilo. Tenía un
cuerpo atípico: enorme, enérgico, en lugar ser etéreo con las “divinas
proporciones”. Entonces, fue desarrollando un estilo de danza con una
fuerte tendencia al humorismo.
Fue una sorpresa ver a esta mujer algo fea en cierto modo, tan
dinámica, tan divertida y tan llena de ideas, tan atrevida y transgresora
de los convencionalismos, que sentí que estaba realmente frente a una
maestra.
–¿Alguna cosa especial respecto del género Comedia Musical
sobre el cual ya estabas incursionando?
–Efectivamente. Ella, con su talento y creatividad, también
jerarquizó a la danza dentro de la comedia musical que hasta ese
entonces (1945) estaba integrada sólo por la música y buenas letras de
canciones.
En el proceso de crecimiento de la Comedia Musical, el rol de los
bailarines era servir de relleno para dar tiempo a que las figuras
principales se cambiaran de vestuario.
Agnes De Mille le dio un nuevo sentido a la danza. Su presencia
debía estar justificada por el argumento de la pieza. Dejaba de ser un
simple divertimento para intervalo.
–¿Podrías dar un ejemplo para que esto se entienda mejor?
–Sí. Por ejemplo, cuando las parejas de actores principales se
separaban porque el guión o el cambio de ropa así lo requerían y
tenían que hacer “mutis por el foro”, detrás de cada actor protagónico
estaba situado un bailarín que empezaba a bailar, para decir con este
lenguaje danzado, lo que los actores hubieran expresado con palabras:

177
El amor, la dicha, la tristeza o cualquier situación imaginaria. “Hasta
los sueños pueden bailarse” para ilustrar más ricamente el argumento.
Así, su puesta en escena resultaba muy interesante y coherente con la
línea argumental.

–Es por ello –agrego yo– que George Amberg en su obra Ballet
en América dijo que Oklahoma, coreografiada por Agnes de Mille, no
se distingue por sus vedettes, ni por atractivos suplementarios al gran
espectáculo. Toda la pieza reposa solamente en el interés humano. Es
un fenómeno único en su género. Después, ninguna comedia musical
ha tenido tal grado de perfección, de equilibrio en todos sus elementos
y de tal homogeneidad sin defectos.
–Agnes De Mille era sin duda una gran artista. Con ella –dice
Patricia– descubrí que la danza era un lenguaje. Y que, así como
ocurre con el lenguaje hablado que es muy personal, porque cada uno
tiene sus propios matices de voz, de tono, volumen, metáforas, para
expresarse en cada situación, ocurre lo mismo con la expresión
corporal. El cuerpo tiene su propio lenguaje que, al igual que el
lenguaje vocal o hablado, debe ampliar su vocabulario, pulir sus
expresiones, entrenarlo siempre para que se exprese con fluidez y
adquiera mayores recursos expresivos para manifestarse plenamente.
–¿Respecto de la ética del cuerpo qué reflexiones te motivó?
–Me hizo reflexionar en que el cuerpo tiene una ética que se
debe respetar, no es posible transformarse en drogadicto o llegar a la
anorexia para bailar... Que la belleza no está en ser bonito, sino en ser
auténtico natural y espontáneo.

–En definitiva, descubrir quién es uno mismo y comportarse


como tal, si es necesario, con valentía y coraje para enfrentar la
adversidad.

178
–¿Los bailarines del Chorus Line, eran tratados como artistas de
segunda categoría?
–Ella nos aclaró de entrada que los bailarines del coro éramos
todos personas dignas, respetables y necesarias. Que debíamos
considerarnos y ser tratados del mismo modo que las primeras
figuras. Y que también debíamos responder con absoluto sentido de
responsabilidad.
Eso que hoy parece tan obvio, no era así en aquella época en que
el empresario a la hora de hacer números, ahorraba en los sueldos del
coro, con el agravante de tratar a sus miembros que eran- como vos
decís- tratados como personas de segunda categoría.
–¿Qué importancia asignaba a las danzas folklóricas?
–Le daba mucha importancia sobre todo para el diseño de piso.
Esto yo lo conocía muy bien, por mi pertenencia al Ballet Anglo-
Polaco, donde trabaje durante tantos años.
Ella hablaba de las danzas folklóricas de todo el mundo,
incorporando este tema al aprendizaje de cuerpo y espacio que
conocía empíricamente. También nos hablaba del aporte y la riqueza
de las danzas folklóricas como una fuente inagotable para las
coreografías. La manera de organizar las entradas y salidas; el armado
y desarmado de ruedas, el entramado de las figuras, “está todo allí”.
– También yo coincido con lo expresado por Agnes de Mille.
Esto se ve y se siente claramente en cualquier danza folklórica
europea, pero, sin ir más lejos, – agrego– bailando con ganas nuestro
“Pericón Nacional.”

179
El Método Feldenkrais

“Nada es permanente con respecto a


nuestros patrones de comportamiento
excepto nuestra creencia de que lo son.”
Moshe Feldenkrais

–Al acercarme a los treinta años –cuenta Patricia–, sentía a la


danza clásica como una prisión físicamente dolorosa y estereotipada
como medio expresivo. Fue una vivencia contradictoria y muy aguda.
Entonces profundicé reflexiones que estaban dando vuelta en mi
cabeza desde mucho antes: acerca de qué se trata la vida y como volver
a tener ese feliz casamiento entre mi cuerpo y el placer de ser como
persona. En medio de las búsquedas, se produce mi encuentro con el
placer de ser, del ser con placer y el hacer con placer que llevaría luego
a una identificación con el enfoque y filosofía de la Educación por el
Arte. “Toda la vida es movimiento. Ser más móvil es estar más vivo en
cuerpo, mente y espíritu” era su premisa.

Moshe Feldenkrais (1904 -1984) nació en Rusia. Se doctoró en


La Sorbona, Se especializó en ingeniería eléctrica y mecánica y en
cibernética. Tuvo una gran pasión por el Judo (Primer cinturón negro
en Occidente). Su curiosidad e interés el la neurofisiología, lo guiaron
a través de una enorme intuición hacia el trabajo que nos dejó, en el
cual investigó durante 40 años sobre pedagogía y aprendizaje en el
movimiento; que nos guía a una senda profunda de desarrollo
humano.

180
Así describe sus investigaciones su discípula Beatriz
Walterspiel39:

“Feldenkrais desarrolló dos vías de aprendizaje: Integración


Funcional (trabajo individual) y Autoconciencia por el Movimiento
(trabajo en grupo). Ambas formas activan la percepción y el
redescubrimiento del movimiento propio habitual y del esquema del
movimiento aprendido.”…

El trabajo conduce, a través de un proceso de aprendizaje, hacia


la capacidad de organizarse como persona más sana, como totalidad,
integralmente, facilitando que cada uno sea capaz de encontrar su
centro, desde el cual moverse más libremente, sin esfuerzo ni previa
organización ante la fuerza de la gravedad. Si observamos al niño
como se mueve, descubre y juega y cómo con atención
ininterrumpida: por ejemplo, puede probar muchas cosas, cambiar
desde la posición “acostado de espalda” a “acostado boca arriba” o del
estar tendido pasar a gatear, a estar sentado, para luego aventurar el
primer paso. Así podemos reconocer el camino y la posibilidad de
aprender. El niño pequeño procede de modo fácil y funcional,
aprende sobre todo a través de la búsqueda y encuentro intuitivos, y
–sólo en menor medida– por imitación.

Aprender a Aprender: todas las personas mayores sin límites de


edad, tienen esa capacidad de aprender. En el trabajo de Feldenkrais se
ejecutan movimientos cuidadosos, sin esfuerzo. Esa manera de
moverse sin fatigarse facilita a todos aprender, percibir y desarrollar la
conciencia “kinestésica”. Estos procesos tienen efecto no sólo en el
sistema nervioso sino también en el pensar y el sentir.

39 Nota del editor: apuntes personales de la autora acerca de los Seminarios dictados por
Beatriz Walterspiel en la Ciudad de Buenos Aires, agosto y septiembre de 1991.

181
El Método Feldenkrais actúa globalmente. La imagen de sí
mismo reflejada en el comportamiento y movimiento, se hace más
reconocible y transparente produciendo así la oportunidad del
cambio. Este trabajo da impulsos para un desarrollo humano más
profundo.
–¿Podés recordar que sentía tu cuerpo con este abordaje más
profundo?
–Lo primero fue hacer con placer. Y el placer de ser.
Fue el camino de sentirme desde adentro; aprender a vivenciar
sensorialmente lo que iba ocurriendo dentro de mí. Aprender lo que
Feldenkrais llama: “Body Awareness”, o sea, el percatarme de mis
propias sensaciones, emociones, sentimientos, exactamente en cada
momento o, como se dice actualmente, “aquí y ahora”. Muchos años
después, en Argentina, lo llamé propioceptiva, no para enseñar el
método Feldenkrais, sino para dar un título, un rótulo a esta vivencia
interna, de sentir “yo soy, yo me percibo” por el camino que sea o por el
método que sea. Para mí todos son válidos siempre cuando el objetivo
sea “el despertar”, el darse cuenta, el percatarse o, para decirlo con esa
palabra intraducible, Awareness.
Esto fue para mí una revolución, una movida de piso porque
empecé a tener sensaciones que jamás había sentido sobre mí propio
cuerpo a lo largo del camino de la danza clásica. Lo que sí había
sufrido con la danza clásica era un dolor feroz en mis pies acentuado
por el frío y, luego, los desgarros permanentes y el dolor muscular.
Puedo decir, rotundamente, que la danza clásica no era el estilo que a
mí me trajo placer sensorial, cosa que empecé a encontrar en la soltura
y el ritmo del zapateo americano que me encantaba o en distintas
manifestaciones de la danza folklórica que también me produjeron un
placer enorme.

182
Descubre el placer de hacer y descarta la tortura

–¿Estos últimos descubrimientos te hicieron pensar en una


nueva danza, en una nueva forma docente y en la necesidad de ganarse
la vida con placer?

–Con estas experiencias adquiridas en los últimos tres años en


Inglaterra (1947-1949) acepté un trabajo fuera de Londres. Tenía que
viajar una vez a la semana a dar clase a unos chicos de un pueblo
pequeño llamado Stevenage. El primer día que llegué a esa escuela
había un sol radiante, verdadero milagro en Inglaterra. Había un salón
hermoso con un piano y mucha luz, pero no había ningún chico.
Todos estaban jugando en el jardín, disfrutando el calorcito del sol. Yo
los miré y me dije: “¿y ahora qué hago? ¿Cómo voy a sacar a los chicos
de sus juegos al aire libre, en un día tan hermoso para decirles: ‘vamos
al salón a tomar una clase de danza’?”. Esta fue mi primera lección, mi
primer desafío. Fui al jardín y empecé a jugar con ellos y, poco a poco,
como si fuera el flautista de Hamelin, los fui llevando, jugando, al
salón para realizar la clase.

Aparte de la observación, a este nuevo modo de encarar la


enseñanza, yo no lo había aprendido, de modo sistemático y teórico,
en ninguna parte. Mi experiencia pedagógica fue totalmente intuitiva
y empírica. Es verdad que siempre tuve gran placer en enseñar a otro
lo que yo había aprendido. Percibía desde que era estudiante que tenía
una manera, digamos especial, didáctica de transmitir a otro lo que
había aprendido. Sea un “Plié” o un “Grand battement”. Puedo decir
que mi vocación docente se despertó, por un lado, a través del instinto,
más la experiencia de vida con los chicos del pueblito de Stevenage;
hasta ese momento no había pensado jamás en un curso de pedagogía
sistemática.

183
Me valía de la intuición, de querer entenderlos (después supe
que esto era empatía) y de las cosas que estaba recibiendo de Sigurd
Leeder, de quien ya te hablaré. El estudio de las etapas evolutivas,
psicológicas y otros temas complementarios los implementé mucho
tiempo después cuando ya me había radicado en Argentina y, en cada
uno de esos cursos, acepté las sugerencias de personas muy
capacitadas en cada materia donde yo me sentía una alumna más para
aprender todo lo que correspondía.

–Encontré a Feldenkrais en un centro de yudo cerca de Victoria


Station, y este encuentro me cambió la vida. Ya había leído un libro
que me había impresionado muchísimo: el ahora clásico Zen en el Arte
del tiro con Arco de Eugene Herrigel y también trabajos de Daisetz
Suzuki; pero eran lecturas, y estas propuestas de despertar la
percepción interna requieren de la vivencia, o sea, de la práctica
corporal. Porque no basta con la comprensión intelectual; con
conocer de memoria la teoría si no se siente desde el interior del
propio cuerpo. De lo contrario se estará repitiendo un discurso más,
como loro.
–¿Y pudiste tomar clases con él directamente?
–Directamente con él, sí. Y me abrió el cerebro. Este encuentro
fue una bisagra en mi vida. El grupo era muy heterogéneo. Había un
director de cine, un pianista, varías amas de casa y yo. Con él aprendí
relajación, encontrar el tono muscular exacto para ese pequeño
movimiento que estaba investigando, liberarme del exceso de
tensiones en una profunda concentración y descubrir el inmenso
placer de profundizar lo simple y empezar a registrar el fluido de la
energía recorriendo todo mi cuerpo.
–¿Feldenkrais hacia algún tipo de selección?

184
–No. Podía entrar cualquier persona a su grupo. Aún conservo
un ejemplar de su libro Body and Mature Behaviour que me regaló con
una dedicatoria muy cariñosa.
Feldenkrais jamás nos daba un ejercicio para que lo copiáramos,
por el contrario, comenzaba una propuesta muy pequeña y simple
sobre la cual nosotros debíamos hacer nuestra propia exploración.
Nos hacia observar la importancia del descanso entre un momento y
otro de la investigación y poder paulatinamente afinar nuestra
sensibilidad para darnos cuenta qué partes estaban tensionadas y qué
sentíamos cuando bajábamos el tono y ciertas zonas se relajaban o
entraban en la concertación de movimientos propuesta.
De este modo, el movimiento ejecutado fluía naturalmente con
la energía justa que hacía posible que el movimiento apareciera
naturalmente armónico sin las tensiones residuales, entorpecedoras y
frustrantes, que notamos habitualmente cuando los movimientos son
forjados mediante esfuerzos innecesarios. Gracias a este trabajo me
encontré por primera vez con la posibilidad de emprender la
búsqueda de la libertad expresiva personal en un camino que me
conduciría al dominio del cuerpo para ejecutar la propia danza, la
danza de cada cual. Principio axiomático que conservo hasta el día de
hoy.
Isadora Duncan y Rudolf Von Laban

–Isadora Duncan –dice Patricia– fue quien “bajó de las nubes”,


descartó las zapatillas de puntas, y volvió a “pisar la tierra”, con los pies
desnudos, no usó tutú, ni corsés, y adoptaba túnicas flojas que le
permitían movimientos libres y personales.
Fue la primera persona que se destacó entre quienes empezaron
a encontrar su propia danza. Su prematura desaparición le impidió

185
dejar una escuela, como tantas veces lo había intentado con sus
alumnos, por lo que después de su muerte desaparecieron, inclusive,
sus imitadores. Lo que si dejó como una marca de fuego fue la íntima
relación entre su danza, la lucha por sus ideales y su manera de vivir.

Por aquella época, Rudof Von Laban, presuntamente el primer


filósofo de la “danza libre”, inició los nuevos fundamentos teóricos e
investigación sobre una metodología de trabajo para esta nueva
actitud sobre la danza. Orientándose hacia la formación de “personas
libres en sociedades libres”. Ese concepto tan respetuoso le costó huir
de la Alemania nazi para radicarse en Inglaterra. Yo no conocí
personalmente a Laban porque mi vínculo fue con un discípulo,
Sigurd Leeder, que tenía su escuela en Londres y que posteriormente

186
se trasladó a Chile junto con el elenco de Kurt Joos, encabezado en
Chile por el director y coreógrafo Ernest Utoff.
–¿Qué pudiste tomar de Laban a través de Sigurd Leeder?
–Lo nuevo que me pudo transferir fue la forma como él
trabajaba con los chicos. Recuerdo, como si fuera hoy, el modo de
motivarlos para que lograran distintas calidades de movimientos. Fue
fantástico. Él le decía a los chicos: “vengan, vengan corriendo hacia
mí”
Y cuando los tenía en sus brazos, en alto les decía: “ahora
convertite en un bloque de hielo. Tus movimientos quedan
congelados... y ahora derretite hasta convertirte en un charquito de
agua”. Este tipo de estimulación y de aproximación a la danza, el uso de
imágenes y metáforas, fue revolucionario en esa época para mí, por ser
tan vital y libre y, al mismo tiempo, desinhibidor para los niños. Esto
era muy diferente de la escuela pulcra, limpia, clara, perfecta del
método de Royal Academy of Dance. Y también se diferenciaba de la
danza folklórica donde, si bien era vital y alegre, había siempre que
copiar rigurosamente ritmos y pasos marcados que respondieran a las
coreografías diseñadas por otros, pero que no eran genuinos míos.
Por eso, en este método explicado por Leeder, siguiendo a
Laban, además de facilitar la vivencia de cuerpo a cuerpo, persona a
persona, se ponía en juego la afectividad. Él trataba muy
afectuosamente a sus alumnos y estos seguían naturalmente ese
ejemplo; luego, esa afectividad se trasladaba al trabajo corporal y al
contacto físico generador de emociones, afecto, ternura.
Fue para mí el redescubrimiento del placer del ser con placer y
del hacer con placer, que más tarde me llevaría a la identificación del
enfoque y la filosofía de la educación por el arte.

187
Otras puertas se abren

–Al mismo tiempo que tomaba clases con Feldenkrais y


trabajaba para ganarme la vida en el sindicato de actores, descubrí a
las Organizaciones de la Municipalidad de Londres. Eran las “County
Counsel evening classes”. Se trataba de dos centros con salones
enormes distribuidos en distintos barrios de Londres, donde a partir
de las cinco de la tarde se impartían diferentes actividades artísticas
gratuitas principalmente destinadas a los trabajadores.

En esos centros estudié flauta dulce. Allí tuve el primer contacto


con la técnica de Martha Graham, a través de las clases que daba Bert
Stimmel, un muchacho que había sido discípulo de ella en los Estados
Unidos.40

Soledad y crisis

–El proyecto de ser bailarina estaba enterrado definitivamente.


Todo esto agudizó mi soledad y me preguntaba qué estaba haciendo
allí, en Inglaterra, desvastada después de la guerra. Entonces empecé a
pensar seriamente en mi regreso a la Argentina. Yo tenía treinta años y
esa crisis duró fácilmente un año. No me paralicé totalmente, pero mis
vivencias internas fueron muy desagradables, andaba como una
muerta en vida, no sabia por dónde iba, ni por qué vivía; no podía
encauzar mis propias energías y no tenía fuerza suficiente para
generar un nuevo proyecto. Todos los caminos estaban cerrados.

Estos intentos de búsqueda expresiva, que coincidieron con la


terminación de la guerra, resultaron una etapa de enorme
movilización interior. Yo soy libriana, y los librianos no somos

40 Nota del editor: Bert Stimmel, estudió coreografía con Martha Graham y Ballet en el Carnegie
Hall. En 1952 fundó la companía Bert Stimmel de Danza moderna estrenando en la BBC y realizando
giras por Europa y Oriente medio.

188
siempre equilibrados, tendemos a pasar de una inclinación aguda de
la balanza a la otra y lo que intentamos es encontrar el equilibrio, no
siempre fácil. Por ese motivo tuve una etapa de crisis muy grande
dentro de mí: había concluido mi romance intenso con el músico
oboísta que conocí en Singapur y en el cual puse todas mis
expectativas porque habíamos planeamos casarnos y formar una
familia. Esto fracasó estrepitosamente y me produjo un shock.
En ese momento tuve un encuentro con un matrimonio de
psiquíatras amigos de Moshe Feldenkrais quienes me dijeron: “para
salir del estado en que estas, hay dos posibilidades. Una es quedarte en
Londres y hacer una terapia profunda, la otra regresar a tu país”. Los
tratamientos psicoanalíticos eran muy caros y yo no tenía un peso, así
que la suerte estaba echada.

La Eutonía de Gerda Alexander


El encuentro con Gerda
A l e x a n d e r f u e u n ap o r t e
inestimable para Patricia Stokoe,
quien empezó a compartir con su
alumnado la Eutonía, a partir de
las visitas de Gerda a Buenos Aires
a dictar seminarios, en el año
41
1972.

“Eu” es un prefijo griego que


quiere decir “bueno, exacto,
equilibrado.” “Eutonía” se refiere

41 Nota de la autora: Esta técnica fue muy difundida en Europa desde la década del 40. En
pedagogía, por ejemplo, se aplica en jardines de infantes, en escuelas para niños normales o con
alguna deficiencia física o caracterológica. También, como técnica de formación de deportistas y
profesores de educación física, de rítmica, de danzas; en las escuelas de arte dramático y, con fines
terapéuticos, se aplica en medicina psicosomática.

189
al equilibrio del tono muscular. Que el músculo no esté tenso, ni
hipotónico, sino que utilice el esfuerzo necesario para el trabajo
realizado sin tensiones residuales. Además, es muy saludable para
cualquier persona en estado de actividad. Es demasiado frecuente que
los dolores que sufren la mayoría de las personas en el cuello, la
espalda, los brazos, la cara, –por mencionar algunos ejemplos, sean a
causa de no saber disociar la parte de cuerpo requerida para una
actividad determinada, manteniendo en estado de relajación el resto
de la musculatura no comprometida con esa acción. Hay una serie de
ejercicios para traer a la conciencia la intensidad del esfuerzo que
hacen los músculos y cuando esta conciencia de la mente es aprendida
por el cuerpo, se torna automática, porque “el mismo cuerpo lo pide”.
Es como manejar un auto: al principio hay que estar alerta a los
cambios, la velocidad, “parar la oreja” para escuchar el ruido del
motor; pero, cuando esto se aprende, ya no se piensa: los cambios se
hacen automáticamente. Lo mismo ocurre con la tensión y distensión
de la musculatura. Mente-cuerpo, una vez, más demuestran ser un
todo interconectado. Su objetivo es tomar conciencia de las regiones
corporales para equilibrar las tensiones en base al buen contacto con
los puntos de apoyo.

El tono muscular está directamente conectado con las


emociones y los sentimientos; por eso tiene tanta importancia.
Muchas veces expresamos lo que sentimos con una caricia o un
abrazo, sin necesidad de hablar.

Actores, bailarines, músicos y, en general, quienes se expresan


con el cuerpo, utilizan intuitivamente la capacidad de adaptar el tono a
la acción.

190
Pero también la capacidad de adaptarse a otra persona con otro
temperamento, de sentir a otra persona, se debe a la adaptación del
tono. La comprensión exclusivamente intelectual del otro no es
suficiente. En cambio, si uno empatiza tónica y emocionalmente,
como cuando se siente el sufrimiento de otra persona en su propio
cuerpo, realmente comparte la experiencia. Esto proporciona un
encuentro completamente diferente, además de aumentar la
comprensión de los demás.

Hay personas que no tienen tal vez una racionalidad


especialmente desarrollada y poseen, en cambio, la capacidad de
sentir las necesidades de otras personas.

No se puede comprender algo solamente a través del intelecto,


sin que reacciones involucren, de alguna manera, al conjunto del
cuerpo. Si el cuerpo, las emociones y la intuición están incluidos, se
genera una vivencia mas completa de la situación.

Aunque no seamos conscientes, los niños y algunos animales


(los perros, algunos gatos por ejemplo) tienen la capacidad de sentir
exactamente como están sus dueños cada día, saben lo que les está o lo
que no está permitido hacer.

Gerda Alexander vino a Argentina de la mano de Violeta H. de


Gainza e interesó a los pianistas y demás ejecutantes musicales en su
aprendizaje y práctica. A su vez, Patricia Stokoe adoptó esta técnica
por considerarla indispensable para el desarrollo de los bailarines y en
su momento devino la unidad fundante de la Expresión Corporal
tanto en las clases como en el entrenamiento de los bailarines de su
grupo, el Grupo Aluminé.

191
Patricia me cuenta: –Ocurrió en el primer viaje de Gerda
Alexander a Buenos Aires. La escuché y me ofrecí de intérprete.
Escuchar sus teorías y ver el resultado en sus películas fue para
mí un suspiro de alivio: “¡Por fin estoy al lado de alguien que tiene
tanta seguridad y tantos años de experiencia en una línea de trabajo
tan cercana a mis búsquedas”.
No todos estaban en la etapa de comprender sus
descubrimientos. Algunos, seguramente, la rechazarían sin más. A
propósito, hubo un incidente muy significativo: Cuenta Patricia que
se le acerca una docente y le pide que le pregunte a Gerda si el trabajo
que ha mostrado en sus películas y los que ella ha dirigido aquí sobre la
eutonía “no podían, quizá, despertar mucho la sensualidad o el
sexualismo en las personas”
Ella hace textualmente la traducción. Gerda mira a la persona y
sonriente le contesta: “... ¿y de que se trata la vida sino de eso?”.
Patricia sonríe para sus adentros y piensa: “Que maravilla...esta
es una de las mías”.
En lo personal, asistí a los seminarios que G. Alexander dio en la
Escuela Nacional de Danzas, traducidos por Patricia. El salón estaba
atestado de gente. Nos hizo acostar en el suelo sobre simples mantas
llevadas por cada uno. Pidió que no tomáramos apuntes. El
aprendizaje corría por cuenta de la experiencia corporal. Gerda nos
orientó a que observáramos detenidamente cuales eran los puntos de
apoyo de nuestro cuerpo sobre el piso. Era todo muy concentrado y
silencioso. A mi derecha, un profesor de educación física me mira y
me dice por lo bajo: “Esto a mí no me copa”. A mi izquierda, otro joven
empieza a roncar como loco. Por mi parte seguí escuchando y
siguiendo las consignas de Gerda con atención. Ella no guiaba por
sugestión, por eso dice: “…observen las modificaciones registran al

192
estar en contacto con el suelo…los resultados pueden ser diversos, lo
importante es que registren esos cambios y sus resultados”.
En mi caso el resultado fue superlativo. Al descansar tan
contenida y confiada, sentí una tranquilidad y una paz que duró más
de una semana. Mientras caminaba por la calle parecía que hubiera
estado un mes de vacaciones. Me había “desenchufado” de todos los
problemas. Incluso, no me molestaban los ruidos tan intensos del
tránsito de vehículos. La explicación que recibí es que esa experiencia
actúa sobre el sistema nervioso central.
En la segunda parte de esa sesión trabajamos con plastilina. La
consigna era: “Modelen un cuerpo humano”. A diferentes preguntas
como “¿Debo modelar mi cuerpo?” ¿Puedo hacer el de una
escultura?”...”Ustedes deben modelar un cuerpo humano” repetía,
serenamente, sin agregar nada más.
Yo puse la plastilina sobre el piso y se me ocurrió reproducir la
Victoria de Samotracia. Al concluir, nos dijo: “observen en sus casas
detenidamente el trabajo y saquen sus propias conclusiones”.
Como se sabe, la Victoria de Samotracia tiene los brazos
mutilados. Se sabe que a través de los brazos y las manos tomamos
contacto con las demás personas. Advertí que yo, por esa época, sentía
una inhibición interna que me impedía generar contactos personales.
Más bien me aislaba de la gente o me colocaba al margen de los grupos.
Mucho después aprendí a integrarme. En realidad, este tema fue
superado gracias a mis alumnos.
El segundo descubrimiento fue que al hacer el modelado sobre
el piso, la parte de atrás del cuerpo quedó plana. Por aquella época yo
desconocía el volumen y las formas de toda la parte de atrás de mi
cuerpo. La danza clásica que había practicado hasta esa fecha sólo
hacía que nos mostráramos de frente, incluso nuestra imagen era la

193
que veíamos en los espejos de los salones de clases, observándonos de
frente. Recién con Patricia aprendería a tomar conciencia de mi
volumen en su integridad. Y en sus salones no había espejos. La
percepción de las formas se hacía a través del contacto con objetos,
pelotas, diversas cañas de bambú.

EL ALMA DE LA EXPRESIÓN CORPORAL


Collegium Musicum de Buenos Aires
–El mismo día en que nos conocimos, Jorge prometió
vincularme con los directivos del Collegium Musicum de Buenos Aires
y esa reunión se concretó de inmediato.
El Collegium fue impulsado, muy especialmente, por judíos y
europeos, (alemanes o austríacos) que huyeron del nazismo para
salvar sus vidas. Eran personalidades tan reconocidas como los
maestros Guillermo Gräetzer, Epstein y Leuchter. En Buenos Aires
crearon esta institución para ofrecer aquí lo que habían cultivado en
sus países de origen con respecto a la enseñanza musical.
Su enfoque era la filosofía de la educación por el arte, poniendo el
acento en la educación musical. Allí conocí a Violeta H. de Gainza,
entre tantos otros distinguidos especialistas dedicados a la
investigación, didáctica y sensibilización por la música.

¿Cómo nace la expresión corporal?


–Establecido nuestro contacto, en el Collegium me invitaron a
que trasmitiera esa aproximación a la música a los chicos a través del
cuerpo en movimiento.
Si bien yo por ese entonces enseñaba “Danza Libre” dentro de la
concepción de Rudolph Von Laban, resolvimos cambiarle el nombre
por el -ahora clásico-, de Expresión Corporal, para no espantar a los
varones, ni a los papás de los varones para quienes la palabra “Danza”,
194
por aquel entonces, era un sello inequívoco de ser “rarito”... Recuerdo
que uno de esos valientes varones fue Eliseo Rey... dice Patricia
–... De cuya virilidad nadie puede dudar –agrego yo– porque como él
mismo lo cuenta, lo primero que hizo al nacer aún antes de llorar, fue
hacer pis y por la forma del chorrito, sus emocionados padres
descubrieron que era varón.
Luego de festejar la ocurrencia –de Eliseo, no mía– Patricia
continua:
–De ahí en adelante decidí llamar Expresión Corporal a las clases
particulares y en todas partes...
En la década del cincuenta y sesenta, esto tuvo una respuesta
muy grande, supongo que era por el bienestar de quienes lo
practicaban y por el placer de sentir que se estaban enriqueciendo
como personas.
A lo cual agrego yo: –Creo, también, porque parte de la idea de
que los seres humanos somos todos creadores en potencia. Lo que
ocurre es que, sea por la historia familiar o por las pautas culturales
limitantes e inhibitorias, esa posibilidad creativa fenomenal se ha ido
mecanizando, castrando, física y mentalmente. Lo cual es muy
lamentable porque nos quitan la posibilidad de saber quienes somos
realmente, y nos empobrecemos para responder a los obstáculos que
nos presenta la vida.
Hay que agregar también el interés de quienes detentan el poder
para hacernos sus esclavos. Hay un dicho que se escucha mucho en
Europa y es cuando el señor Feudal le dice al cura: “Yo los hago pobres
y tú los haces tontos” .
Es difícil aunque no imposible enseñar a bailar su propia danza a
quienes no tienen satisfechas sus necesidades básicas de vivienda,

195
comida, afecto, salud y educación. Cuando el baile es la esencia de la
existencia. Salvo que se trate de culturas que hacen del baile su
principal y ancestral medio de expresión, como ocurre con los negros
esclavos radicados luego en Brasil, o los gitanos que baten palmas,
taconean y contorsionan sus hombros y caderas en cualquier parte
donde se encuentren y les hormiguee el cuerpo, inclusive en las
mismas calles de Andalucía...
La expresión corporal se extiende como un reguero de pólvora

Volvamos a lo nuestro: el auge de la Expresión Corporal en la


década del 60/70.
–Fue entonces que en el Collegium dijeron, “necesitamos más
profesores”. Así fue como se creó el Profesorado de Música y el
Profesorado de Expresión Corporal, el primero que hubo en la
Argentina.
Patricia lo coordinaba y dictaba las clases del profesorado pero
se dijo, “si van a hacer un profesorado en serio tienen que incluir
didáctica y psicología evolutiva.”
–Esto me surgió de mi propia necesidad, no porque lo copiara
de algún programa, si no había nada en la materia ni siquiera para
copiar.
Ahora me río, porque las autoridades de la docencia oficial me
decían, “¿dónde está su titulo que la habilite a enseñar?” Yo,
ciertamente, sufría porque no lo tenía. Yo me había formando con mi
experiencia y la intuición, pero también sentía la necesidad de que los
nuevos profesores tuvieran una base sólida. Y tuvo enorme éxito.
Cuando el profesorado en el Collegium Musicum terminó su
ciclo, abrió el profesorado en su propio Estudio de Expresión
Corporal en l979. La seriedad de los contenidos que Patricia imprimió

196
a ese profesorado en mi opinión, en su momento no fue igualada por
ninguna universidad nacional o privada en la Argentina.
Más adelante, en 1980, la rectora de la Escuela Nacional de Danzas,
Dra. Gladys Sterpone de Müller, me llamó para dar unos cursos. Fui
con el músico Eduardo Segal y empecé a dictar clases que tomaban ella
y otras profesoras de la Escuela Nacional de Danzas. Allí trabajamos
hasta 1983.
De esa experiencia surgió la idea y la necesidad de institucionalizar el
profesorado en el ámbito estatal. Y así se fue haciendo en Córdoba,
Rosario y Tucumán pero el tema fundamental que se presentaba, y se
presenta, hasta el día de hoy, era la formación de Profesores en esta
disciplina.
Generalmente se las daban a profesores de educación física o danzas lo
cual no está bien. La búsqueda es incesante, cada uno debe hacer su
propio proceso interior y exterior.
No buscamos la perfección ni la copia de un modelo exterior; por eso
en los grupos, talleres o seminarios proponemos a cada participante
que ponga atención sobre sí mismo, no trate de mirar a los costados
para copiar lo que hacen otros, que cada uno es su propio laboratorio.
Darnos cuenta... darnos cuenta de lo que nos va ocurriendo, de lo que
sentimos, ¿qué es, cómo es, dónde, cuando? , that`s the cuestion.
Se trata del tema central de la gestalt. Tomar conciencia, percatarse, el
famoso awareness intraducible por abarcar el sentir, imaginar,
vivenciar-expresar todo lo que nos va ocurriendo en cada momento...
y como si esto fuera poco, advertir la movilidad entre el fondo y la
forma...
Pero volvamos a su vida personal…

197
Capítulo 6
Escemario
Buenos Aires

De Bariloche regreso a Buenos Aires

199
e
f

g
h
I° de febrero

Han terminado nuestras vacaciones. Con Patricia,


emprendemos solas el viaje de regreso desde San Carlos de Bariloche
hacia nuestros domicilios ubicados en la ciudad de Buenos Aires.

Con su experiencia de tantos años, ella distribuyó los roles de


cada una. En su calidad de “Comandante en Jefe de la Expedición” se

201
hará cargo del volante, sin relevo, a lo largo de todo el viaje de mil
quinientos kilómetros, con una breve tregua nocturna en un hotel del
camino. Manejar la energiza y se la nota vital. Controlo mi reloj: Son
las 9 de la mañana frente a la Catedral de San Carlos de Bariloche.
Llegaremos mañana a nuestros hogares cruzando por el desierto
patagónico y la pampa argentina.

¿Te das cuenta las dimensiones de nuestro país?...–le digo- …si


ahora estuviéramos en Paris, por iguales kilómetros atravesaríamos
Bruselas, Rótterdam, Amberes, Hamburgo, Copenhague,
cruzaríamos el mar y llegaríamos a Noruega… –...el país de los
vikingos, ¡mis ancestros!– Exclama.

En mi condición de “copiloto” me fueron asignadas las


siguientes obligaciones: Debo llevar el Cuaderno de Bitácora con
todos los asientos de kilometraje, nafta, aceites, gastos y emergencias:
Administrar a Kitty, –una simpática cartuchera de tejido artesanal con
muchísimos kilómetros de uso– donde hemos ido depositando el
dinero de la comunidad durante todas las vacaciones.

Como ecónoma, debo proveer a la tripulación de los alimentos:


Abundante té (dos hectolitros mínimo), con canela, clavo de olor y
una cascarita de naranja. Frutas a granel, quesos varios, pasas de uva y
chocolate.

Lo más importante: debo hablarle todo el tiempo para evitar


que la fatiga y el cansancio se instalen en su mente-cuerpo. La rutina y
el silencio son un peligro en los viajes largos.

Durante más de cuarenta años ha hecho este viaje de ida y vuelta


en auto. Se conoce hasta las piedras del camino.

202
Las montañas de la cordillera van quedando atrás; aparecen
nuevos lagos nacidos de represas que llevan la electricidad hasta
Buenos Aires; valles fértiles conocidos en el mundo entero por la
excelencia de sus frutales y, súbitamente, entramos al paisaje árido y
seco donde sólo las plantas xerófilas se atreven a despuntar. Luego, “el
desierto”: un camino recto de dos horas calcinantes de día, trampa
fatal por la monotonía para quien baje los párpados más de tres
segundos. Aquí hay que entretener a la conductora más que nunca. El
auto lleva una velocidad crucero de 100 kilómetros por hora. Patricia
es una volante fenomenal en ruta, como lo fue en la sinuosa y
escarpada cordillera.

Camino atrás, el sol enceguecedor va camino a Puerto Montt en


Chile y sobre nuestras cabezas ya apareció la luna llena que durante la
noche plateará todo el camino. Frente a nosotros, pero muy a lo lejos,
hay un frente de tormenta.
–¿La ves Alicia?
–Claro, son estallidos de relámpagos y refucilos en medio de
oscuras nubles.

–El centro de esas tormentas es justamente Coronel Suárez, en la


Provincia de Buenos Aires. Son las que me llenaban de espanto
durante mi infancia cuando nos sorprendían fuera de la casa.
Sentirme azotada por truenos y relámpagos que partían la tierra con
una electricidad blanca y luminosa era, para mí, aterrador.

Para nosotras es ahora un punto lejano, chispeante de


silenciosos fuegos artificiales. Mientras que sobre nuestras cabezas se
extiende una inmensa, ilimitada bóveda azul muy estrellada. Así son
las distancias en el sur argentino. La retina maravillada puede abarcar
todo el horizonte de luna llena.
203
Visita al hombre sabio

Cuando escalamos el Cerro López o cuando hicimos la


caminata a la Laguna Negra, el silencio debía ser respetado
sagradamente. En cambio, en este viaje de regreso, el silencio esta
prohibido. Mi cabeza debió ser una usina generadora de juegos e
historias, reales o imaginarias. Tarea exigida pero iluminadora, como
en este caso:

–Patricia: te propongo que subas a una montaña. En la cúspide


vive un hombre sabio. Cuando te encuentres con él podrás hacerle una
sola pregunta, ¡ojo!, sólo una, la que sea más importante para vos. El
hombre te dará la respuesta irá al fondo de la cueva y te traerá un
regalo exclusivamente para vos.

Le doy las siguientes indicaciones: “Abrí la imaginación y decí,


en voz alta, lo que aparezca, sin intentar modificarlo o hermosearlo,
vas diciendo cada cosa que te ocurra, en primera persona y en tiempo
presente. Dame todos los detalles de lo que te está reviviendo en esta
experiencia, ahora mismo”. Empecemos.

Patricia se entusiasma y mirando siempre al frente del camino,


con voz segura y cantarina comienza a relatarme la subida a la
montaña donde vive el hombre sabio. Lo hace con tal lujo tal de
detalles, que es imposible creer que hayan aparecido en este instante
de golpe. Sin duda, son recuerdos fijados holísticamente en infinidad
de ascensiones lo largo de su vida.

–Llego a la cumbre de la montaña –dice sin dejar de tener la vista


fija en la larga recta del camino– y me encuentro con un hombre
anciano, flaco, de piel oscura, vestido con una túnica blanca de tela
rústica.

204
El hombre me mira a los ojos y yo le digo: Como tú eres un sabio,
no necesito preguntarte porque ya sabes lo que quiero saber.

(Patricia es tan astuta, pienso) Y él me responde tú misma sabes


cuál es la respuesta a tu propia pregunta.

Entonces, el sabio me toma de la mano y me conduce al fondo de


la gruta donde me hará el regalo prometido. Allí aparece una luz muy
blanca y brillante que va descendiendo sobre mí hasta confundirme
con ella. Con ese haz de luz brillante y blanco, desaparezco.

Quedo muda. Viene a mi mente el fin del hexagrama 53 de I


Ching, que habíamos leído juntas en la cabaña del sur.

…“el ganso salvaje avanza poco a poco hacia


las altas cumbres. Sus plumas pueden usarse en
la danza sagrada”…

…Aquí la vida aparece concluida. La obra tiene perfección


cabal…Avanza hacia el cielo como el vuelo de los gansos salvajes que
han abandonado del todo el suelo terrenal.

–Patricia, –le digo azorada– ¿te das cuenta cuál es tu destino


final al dejar esta vida?

Pero la cosa no queda ahí: cuando nos encontramos


nuevamente en Buenos Aires le pediré que sigamos leyendo el fin del
hexagrama 53 que le pertenece, porque ahora tenemos que seguir el
viaje de regreso.

Líder hasta la médula

Habíamos andado un buen trecho cuando nos anticiparon que a


pocos metros debíamos parar para pagar el peaje.

205
–Si el coche fuera mío –le digo– y si yo estuviera en tu lugar, me
negaba a pagar.
Me miró confundida y con una seña de cabeza me pide que le
explique, y así lo hago.
–Mirá, ocurre que la Constitución Nacional garantiza la
libertad de tránsito por todo el territorio del país. Esto quiere decir que
todos los habitantes tienen derecho a entrar, permanecer y salir del
territorio argentino.
Este cobro del peaje es inconstitucional y proviene de la
aplicación de la política liberal promovida en la Argentina por el
presidente Carlos Saúl Menem y su Ministro de Economía Domingo
Cavallo que pretendieron privatizar las carreteras interiores del país y
hasta el aire que se respira, para transformarlo en un negocio de los
particulares, restándole al Estado los deberes que, en realidad, no
puede declinar. Después te explico mejor, porque ahora no hay más
tiempo.
Ahí no más nos paran y le digo al personal de gendarmería: “La
señora no va pagar peaje, pero quiere labrar un acta”. Adelante, nos
dice con un gesto cortes y entramos a una pequeñísima construcción
donde han instalado un escritorio. Patricia me mira con una cara de
satisfacción que no se puede creer. Y es coherente porque tiene
vocación por la justicia y en ese momento estábamos frente a un caso
típico de “abuso de autoridad”. Estando adentro de la casilla explico al
funcionario que “en mi condición de abogada de la dueña del
automotor señora Patricia Stokoe allí presente deseamos labrar un
acta para fundamentar la negativa al pago de peaje requerido”.

206
El funcionario escribe a mi dictado el fundamento de la
inconstitucionalidad y, al terminarla, ambas firmamos el acta cuya
copia le es entregada a Patricia para su constancia.
Hasta aquí una simple gestión, pero a partir de ese momento
comprobaría el espíritu de líder de Patricia y la velocidad de karateca
para reaccionar frente a asuntos que no le eran familiares en su vida
diaria.
Seguimos nuestro viaje y, al poco tiempo, se repite la historia.
Ella aprendió rápido la lección: me deja a mí sola para que dicte el acta
de impugnación, mientras va a explicarle lo que debe hacer a un
automovilista que venía detrás de nosotras. “Le explique todo -me
dice- y él me contestó que estaba muy bien, que era juez y que para
evitar una represalia no iba a hacer el planteo. Pero que estaba muy
bien, insistió”. (Menos mal, pensé yo, con el aval de un juez no la para
nadie). Efectivamente, en la parada siguiente había una fila de
camiones y sus camioneros esperando ser atendidos. Se repite la
misma historia, mientras hago redactar el acta, ella parte a donde
están los camioneros. Y veo a esta mujer delgada, pequeñita, rodeada
de corpulentos camioneros a quienes les indica lo que tienen que
hacer “Ustedes tienen razón. No están aquí de paseo como nosotras,
sino que están trabajando y si tienen que pagar tantas veces el peaje se
va a encarecer mucho el transporte y el precio de la mercadería.
Niéguense a pagar porque el peaje es inconstitucional. Si lo hago yo
sola no va a pasar nada, pero si lo hacen ustedes y nos juntamos todos,
algo seguro, vamos a conseguir. Pasen la voz a sus compañeros. Miren
el acta que tengo aquí, ustedes pueden hacer lo mismo.”
Esta anécdota aparentemente sin sentido, me dio la medida
justa y profunda de cómo Patricia, además de pregonar la Educación
por el Arte, sabía hacer a partir de las cosas más comunes de su propia
vida, una obra de arte.
207
¿Acaso la lucha contra la injusticia cotidiana no significa
dignificar la existencia transformándola en el arte de vivir con
dignidad?
Pragmática obsesiva

Dormimos pocas horas en un hotelito de un pueblo del camino


y muy temprano retomamos la ruta del regreso. Aún no había salido el
sol, anduvimos uno pocos kilómetros cuando nos dimos cuenta de
que salía humo del capó. Con la agilidad de un gamo, Patricia abre la
puerta, levanta el capó, me pide el extinguidor de fuego, se lo largo en
el aire, lo baraja en el trayecto y sopletea todo el motor.
–Actué por puro reflejo, –me dice– porque los motores siempre
han sido un enigma para mí. Se ha roto la correa del ventilador,
–diagnostica. Por supuesto tiene una en el baúl, pero… no sabemos
colocarla. Por suerte, una camioneta de detiene en auxilio de estas dos
mujeres varadas en el camino.
–¿Tiene un destornillador largo señora? –Dice el hombre,
Patricia va al baúl, saca el estuche de las herramientas y de un solo
saque lo desenrosca a los pies del señor.
–¿Qué esto? –dijo el hombre. –¡Una ferretería!
Patricia me dice por lo bajo: –¿ves por qué me dicen que soy una
pragmática obsesiva?
El hombre de la camioneta, rubicundo y afable como son los del
interior, nos puso el auto a punto. Quiso el azar que nos cruzáramos
dos veces más en la ruta mañanera y nuestros automóviles se hicieron
“guiñadas” con las luces, como se estila entre los buenos amigos del
camino.

208
Capítulo 7
Aguafuertes

209
e
f

g
h
LA EXPRESIÓN CORPORAL TAMBIÉN ES COMUNICACIÓN

Lo que sigue a continuación es un testimonio de la Lic. Hilda


42
Cañeque acerca de un encuentro público que compartió con Patricia
Stokoe en la Feria del Libro de Buenos Aires en el año 1994.
Además de ser una anécdota jugosa, demuestra claramente
hasta que punto Patricia Stokoe, creadora de la Expresión Corporal-
Danza, era una comunicadora experimentada con unos reflejos
hipersensibles. Por otro lado, esta anécdota muestra una situación
muy frecuente: el desconocimiento de la comunicación oral que
poseen –o, mejor, no poseen– personas con título universitario para
quienes el público no existe. Llevan su discurso escrito y lo leen sin
levantar los ojos del papel. Y los oyentes se sienten, naturalmente,
excluidos.
Hilda Cañeque y Patricia habían sido invitadas a una Mesa
Redonda en la Feria del Libro, en la cual se iba a tratar la Nueva Ley
43
Federal de Educación . Ambas debían hablar sobre lo que habían
aportado, desde sus áreas respectivas –la Expresión Corporal y el
Juego– a la citada Ley de reciente sanción. Cuenta Hilda Cañeque:
Asombrosamente, nos encontramos en la puerta media hora
antes y me dijo:
–¿Qué te parece si nos vamos al bar y charlamos un poco sobre
lo que vamos a decir en el panel?
Mientras tomábamos un té me preguntó qué opinaba sobre el
documento.

42 Hilda Cañeque: Licenciada en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires.


Directora del “Estudio Juego y Creatividad Hilda Cañeque” en Buenos Aires.
43 Sancionada y promulgada en 1993.

211
–Yo no estoy muy autorizada para hablar de este documento,
porque acabo de venir de los Estados Unidos donde hice una
convivencia con una antropóloga especializada en la Comunidad de
los Indios Navajos y vengo muy despojada de todo. Lo que pude leer
fue muy duro para mí: demasiadas palabras para la simpleza de
pensamiento que yo traigo después de esta experiencia.
–Yo no vengo de los navajos y me pasó lo mismo. ¿Y ahora que
vamos a hacer?
–He hecho un resumen de lo que pienso del juego, –continua
Hilda– pero no encontré al Juego en la Ley Federal de Educación.
Porque después de especializarme 30 años y recorrer muchos países
con el tema, la ley reduce el juego y la creatividad a dos puntos.
–Y yo tampoco encontré lo que estuve enseñando desde hace 50
años acá.
Ahí estaban entre decir lo que sentían o leer el breve resumen de
lo que cada una había escrito, cuando las llaman a la Mesa Redonda.
Y sigue narrando Hilda:
Al entrar a la sala había 300 personas adentro y afuera 200 que
pujaban por poder entrar. Hacía un calor asfixiante. No cabía una
aguja.
Ya en el escenario le digo por lo bajo: “Yo me siento muy
comprometida de lo que va a pasar acá. Hay muchas personas que me
conocen” y ella no me contestó.
Primero, habló la coordinadora haciendo un discurso de
aproximadamente 15 minutos en que explicó cómo había sido
realizada la Nueve Ley Federal de Educación. Después habló
impecablemente, casi 20 minutos, la persona que se había ocupado del
tema de la Enseñanza de la Música.

212
Después, vino el Rector de la Universidad Nacional de Cuyo
explicando como en Mendoza habían inaugurado un Departamento
de Arte y estaban aplicando los conceptos del proyecto... Y habló más
de...¡¡¡ 20 minutos!!!
Yo tenía unos nervios que no podía con mis huesos.
El ambiente era irrespirable. En un espacio para 300 personas
habían entrado 500. Había sensación de sopor, de asfixia. No se podía
respirar. Y toda esa cantidad de palabras y todos sentados tanto
tiempo.... Ninguno se había parado, nadie se había movido. Nada,
todos leían su discurso, su párrafo armado, como si el público
estuviera pintado. La comunicación interpersonal, una ilustre
desconocida para estos académicos expositores.
Cuando le toca a Patricia, se para como si hubiera tenido un
resorte impulsado por un cohete y se planta, erguida en toda su
osamenta, mira detenidamente al auditorio y dice:
–No puedo hablar mucho de la nueva Ley Federal de Educación
porque a mi no me llamaron. Yo esperaba que me llamaran, porque
llevo 50 años trabajando en esto.
¿Quieren saber que les hubiera dicho si me hubieran llamado?
Hubiera dicho la única cosa que dije en 50 años que vengo caminando
por este país y por el extranjero, enseñando y aprendiendo: “Pónganse
de pie”.
Se pararon todos ¡No saben lo que fue eso!
Verlos parados después de tantas horas con caras y cuerpo
deprimidos por el calor y los discursos. Después de tener que soportar
la inmovilidad, aprisionados como sardinas. Y les dice:
“¿Dónde está la cabeza? Muy bien...varias veces muevan la
cabeza para un costado y el otro, para arriba y abajo... Ahora los pies:

213
mírense los pies. Vean como se mueve el pie derecho, miren el pie
izquierdo. Ahora quédense buscando el eje del cuerpo… ¿Se dieron
cuenta que la cabeza está pegada en una línea a los pies?
Bueno eso es lo que he venido diciendo: No separen la cabeza
del resto del cuerpo. Mente y cuerpo siempre están unidos. Eso es lo
que he venido a decirles”
¡No les puedo decir lo que la gente aplaudió! Gritaban
“¡¡Bravo!!”
La emoción fue para mí tan fuerte que, cuando Patricia se sentó,
y tocaba mi turno, dije:
“Bueno, ustedes ¿qué creen que yo puedo hacer después de
esto? Por de pronto lo voy a hacer parada, como lo hizo ella. En
segundo lugar, les voy a decir que se miren las manos (las personas se
miraron las manos). Ahora, una mano juega con la otra, la otra le
responde hasta trabar una relación de juego. Ahora las manos juegan
con las manos del compañero que tienen al lado.” Los dejé explorando
el juego 5 minutos. “Muy bien, mi experiencia terminó. A mí tampoco
me llamaron. Yo no puedo hacer la síntesis que hizo ella que tiene 50
años de experiencia en su especialidad, porque apenas tengo 30 en la
mía. Entonces, mi síntesis tiene dos puntos: primero, destinen un
espacio y un tiempo a jugar y, segundo, recuperen los juegos
tradicionales. Quizá cuando tenga sus años de experiencia pueda
decirle una sola de estas dos cosas.”
¡Lo que fue el aplauso! Yo le decía a ella: ¿pero que hicimos?...
porque cuando salíamos nos besaban, querían abrazarnos. Las
revistas nos pedían notas. Los maestros nos decían: “esto es un
ejemplo de vida”. Y nosotros contestábamos: “Son muchos años
sosteniendo una ideología lo que hace que uno se juegue de otra
manera”.
214
Había pasado fácilmente media hora y la gente nos seguía por la
Feria.
Le dije: “Vayámonos de acá porque a mí me está resultando muy
duro tanto alboroto alrededor nuestro”. Y las dos nos fuimos. En la
puerta nos dimos un abrazo muy grande, muy grande, y nos dijimos:
“Ojalá que dentro de cincuenta años podamos decir las mismas cosas”.
No sé si la vida me va a premiar con otro encuentro similar.
Encontrarme frente a una personalidad con su soberbia estatura
moral, con toda su sabiduría y poder hacer semejante ensamble.
Ella siempre me llamaba “la pequeña rebelde”.
“Con las veces que te he visto pelear por tu tema y eras tan
chiquita... pequeña rebelde”.
Tenía una dimensión interna que no se podía creer
El último año (1993) no le fue nada bien, pero siempre se la veía
fuerte y alegre. Yo tenía el presentimiento de que iba a morir.
Cuando quedé viuda, necesitaba hablar con otras mujeres
viudas, con hijos como yo, para que me contaran sus historias.
Buscaba en todos lados estas historias de vida: acá, en los Estados
Unidos. Y a ella se lo pregunté muchas veces pero no le gustaba hablar
sobre el tema. No le gustaba hablar sobre su viudez. No.
Cuando venía para acá pensaba:
¿Si me preguntaras que está haciendo ahora? Te diría: o está
peleando con alguno o esta haciendo reír a otro ¡Tenía tanta fuerza
para sostener sus puntos de vista! Y a la vez ¡tenía siempre una alegría
instantánea!
Patricia se fue a bailar su último viaje donde tenía ganas de
bailarlo...

215
EL TITULO UNIVERSITARIO

“… con qué derecho usted que no tiene


título coloca a mi hija en una situación emocional que la hizo llorar…”
Con este argumento este señor, que desconocemos cómo fue
como padre, le hizo una reclamo a Patricia. Ignoro como habrá
terminado la controversia aunque supongo que muy bien, porque es
muy natural que expresarse con el cuerpo, convoque distintas
emociones, a veces encontradas de placer, congojas, dolor o alegría y
muchas veces sensaciones de plenitud.
Lo que sí puedo asegurar y lo he dicho muchas veces es que
Patricia, con sus ansias inagotables por saber, se lamentaba de no
haber tenido el tiempo, ni los recursos suficientes, para cursar una
carrera universitaria. Pero además, en su época no existía el
profesorado de Expresión Corporal que ella creó luego de una lucha
incesante para que ese reconocimiento se incorporara en la Educación
Oficial, cosa que recién se hizo cuando se incorporó a la Escuela de
Danzas en 1985.
Como el tema del título universitario había sido reiterado,
incluso con sus hijas argumenté más de una vez, que los pioneros eran
verdaderos adelantados, siempre intuitivos, autodidactas y
apasionados que han ido avanzando sobre el camino de sus propias
búsquedas persistentes porque no había donde aprender lo que ellos
mismos iban creando. Los ejemplos son innumerables. Frente a cada
creador vendría, luego, la incorporación –o no– de la materia
inventada por estos pioneros a los programas de educación oficial.
Le había traído el caso de Alejandro Borodin, médico,
investigador y docente de prestigio en Rusia donde además, fundó la
Escuela de Medicina para mujeres. Hoy Borodin no es reconocido

216
como un hombre de ciencia de la magnitud que gozó en su época, sino
como compositor y músico notable junto a Rimsky Korsakov y
Modesto Mussorgsky. Sus obras más conocidas por nosotros, El
Príncipe Igor y El Asia Central han perpetuado su nombre en el ámbito
musical a causa de su brillante talento, y a pesar de haberle dedicado el
poco tiempo que le dejaba la actividad científica.
¿Y qué decir de Antón Chejov? ¿Alguien se acuerda de que fue
un médico de prestigio? No. Todos lo veneramos como el autor de El
Jardín de los Cerezos, Tío Vania, La Gaviota y otras obras obligadas
44
para un actor a la hora de querer demostrar su talento interpretativo.
Pero sigamos con lo nuestro: la casi obsesión de Patricia por
carecer de un titulo universitario.
Entonces saco de mi galera la genialidad de George Gershwin el
judío-ruso de nacimiento, que murió a los 39 años y sigue siendo la
gloria musical de los Estados Unidos.
Se sabe que George Gershwin fue incitado por el director de
orquesta de Jazz Paul Whitman quien le dijo: “Mire Gershwin, usted
no está ya para escribir canciones, usted debe escribir una sinfonía. Le
doy dos meses para que lo haga”. Así nació Rapsodia en Azul que fue
estrenada en el Carnegie Hall con un suceso escalofriante.
Gershwin, que era prácticamente autodidacta, se presentó un
día ante Maurice Ravel y le dijo:
–Mr. Ravel ¿usted me puede enseñar armonía, contrapunto y
fuga?
–¿Cómo se llama usted?
–George Gershwin.
–Mire: usted siga siendo George Gershwin y yo Ravel.
44 Nota del autor: Para el lector especializado o simplemente curioso le sugiero releer “Mi Vida
en el Arte” de Konstantin Stanislavky en el capítulo dedicado a Antón Chejov.

217
No contento con eso, Gershwin fue donde Igor Stravinsky y le
pidió que le enseñara armonía, contrapunto y fuga.
Stravinsky, que a pesar de su genialidad no era un hombre de
grandes recursos, le pregunto:
–¿Cuánto gana usted Gershwin?
–Gano por año unos 120.000 dólares.
– Usted es el que debe enseñarme a mí, y no yo a usted le
contestó el autor de La Consagración de la Primavera.
Agotadas esas instancias, Gershwin escribió Un Americano en
Paris y Concierto en Fa. Finalmente, dio a luz Porgy and Bess, tan
cuestionada por los críticos-criticones que decían que no se sabía si
era música u obra teatral. En fin, las cosas de siempre, es el precio que
deben pagar los innovadores cuestionados por los pseudos teóricos
cuando una cosa no les encaja en los moldes de sus preconceptos.
Lo real y cierto que a Porgy and Bess se la consideró la primera opera
norteamericana y una de las obras maestras del siglo XX, y es
considerado ya como un clásico, indiscutido.
Otro tanto ocurriría en materia de drama, música y danza con la
película Oklahoma! (1943), coreografiada por Agnes de Mille, quien
sostenía que hasta los sueños pueden ser bailados. Esta comedia
musical basada en el drama folklórico de Lynn Riggs Las lilas crecen
verdes, fue dirigida por Richard Roggerd con libreto de Oscar
Hammerstein. En el momento crucial del segundo acto, el ballet
alegórico traducía en un Pas de Deux los estados anímicos de los
actores que desempeñaban los personajes centrales y que no
aparecían en escena para cambiarse de vestuario. Los productores que
realizaban el espectáculo pensaron que los espectadores no
comprenderían nada, por lo que el equipo de Oklahoma debió buscar
nuevos auspiciantes.
218
(¡Ay! ¡Cuánto cuesta ser innovador, vanguardista!) Estrenada
finalmente con el apoyo del Theatre Guild, se convirtió en el
espectáculo más exitoso de la escena de Broadway con 2.246
representaciones.
–¿He dicho algo, o no?
Patricia permanece muda. Debe ser de sopor.
p-d. Y me siguen apareciendo nombres: Domingo F. Sarmiento;
Stanislavky; Galileo Galilei; el famoso arquitecto norteamericano
Frank Lloyd Wright…

ERA UN PUENTE, ARMABA REDES, EMPUJABA CON FUERZA

Escuchemos a Julia Pomiés45 que dice así:

“Ehh… encendiste la vela por las dos puntas: se te va a apagar


muy rápido.”

“Lo sé. Pero que hermosa la luz que da.”

Este era uno de los dichos de Patricia. Y también uno de sus


hechos.

Patricia vivió encendiendo velas por las dos puntas. Ella misma
estaba encendida de ese modo. Su vida demostró que vale la pena
correr el riesgo: iluminó el doble sin consumirse la mitad del tiempo.
Estaba hecha de un material altamente incandescente; forjado en el
esfuerzo y el entusiasmo… Y, tal vez lo más importante, sabía recargar
energía. En el mismo esfuerzo, en el mismo entusiasmo, en su

45 Julia Pomiés. Directora de la Revista Kiné / Profesora de Expresión Corporal / Coordinadora


de publicaciones del Instituto de La Máscara y muchas cosas más.

219
contacto con los demás, Patricia entregaba y bebía combustible y,
además, “sacaba chispas” para mantenerlo encendido.

“Hace años, cuando tuve la idea de hacer la revista Kiné,


continúa Pomiés, - intuí que era indispensable que ella de alguna
manera, formara parte del proyecto. No la conocía personalmente pero
sabía muy bien que era una de las madres de lo corporal en la Argentina
y “sus alrededores”. No fue fácil llegar a ella. Pero cuando conseguí la
entrevista y llegué puntual a las tres de una tarde de verano, en medio de
una ola de calor de casi 40 grados, tuve mi premio. Toqué el portero
eléctrico y cuando salí del ascensor la puerta de su departamento estaba
abierta, en el contraluz se veían sus dos patitas flacas, y por encima de
un turbo gigantesco encendido, aparecía su cabeza. Detrás del ruido de
las paletas gritó: “Llegaste. Debes ser una chica muy valiente”. Me quedé
un momento disfrutando el viento fresco del aparato y la risa de las dos.
Después volvió a ponerlo en el suelo, cerca de la mesa, me sirvió un té
helado y nos vimos por primera vez. Desplegué mis papeles, modelo de
tamaño y diseño de la futura “revista de lo corporal”, bocetos de tapa,
títulos de secciones y notas posibles, temáticas, enfoques…Y nos fuimos
“dando manija” mutuamente.
–Tenés que llamar a…–Tenés que consultar con…–Tenés que
hablar de…
Me dejó la cabeza llena de órdenes, la agenda llena de nombres y
números de teléfono, y el corazón lleno de alegría.”…

Patricia sigue atando cabos. Me entrega esta carta de


presentación ante Evelyn Grünthal que aquí transcribo:

220
Martes 24 de Noviembre de 1987
46
Querida Evelyn :
Cómo vai? Nos falta poco para ese tan deseado mes en Bariloche.
Espero poder viajar con Leslie para año nuevo. Te escribo esta
nota que te lleva en mano Alicia García Gilabert como un modo de
hacerles conocerse mutuamente.
Alicia trabaja en nuestro oficio, y va a pasar unos días de
vacaciones en San Carlos. Quiero que se conozcan para poder hacer
intercambios mutuos. Ella es profesora en la Escuela de Actores del
Teatro IFT, con los actores y también en la Asociación Cristiana de
Jóvenes en el ámbito de Técnicas y Lenguajes Corporales con orientación
gestáltica. Tal vez le interesaría conocer a EMBOM (¿se llama así?) el
psicólogo gestáltico que vive en San Carlos. No sé, ustedes llegarán a
entenderse.
Ella también practica Tai Chi, según la Escuela Liu Pai Lin.
Espero lo pasen bien juntas.
Un beso grande y un hasta muy pronto.
Patricia.

También me lee la carta que ha escrito a Leticia Cossettini que


copio para el lector:

Octubre de 1994
A la maestra
Leticia Cossettini
Querida Leticia:
Soy argentina de familia inglesa. He visto más de 10 veces la
película de Mario Piazza sobre la escuela que crearon entre los años
46 Nota del editor: Se refiere a Evelyn Grünthal, colega y amiga quien vive en S. C. de Bariloche y
fue la primera persona en desplegar la Expresión Corporal allí.

221
47
1935-1950. La escuela de la Señorita Olga ¡me conmueve cada vez que
la veo de nuevo!
Esta carta es para decirle: GRACIAS por esa historia tan bella y
trascendente. Gracias a ustedes por haber forjado el camino y hecho la
historia, gracias a Mario por haber registrado y conservado para la
posteridad esta experiencia vital.
En Abril del año 1950 yo regreso a Buenos Aires después de doce
años de estudios de danza, y trabajo en el teatro como bailarina en
Londres, y toda Inglaterra, y después de la guerra, en la India, Hong
Kong y Singapur.

47 Nota de la autora: Esta película: “La Escuela de la Srta. Olga” director Mario Piazza y director
de fotografía Tristan Bauer tendría que ser de interés obligatorio en todas las escuelas y también
dentro de las familias donde se respire una insatisfacción por los métodos vigentes de educación.

222
Comienzo mi labor en Argentina el mismo año en que le cierran la
escuela. ¡Qué coincidencia!
Sin saberlo –pues conocí la labor de ustedes muchos años después-
tomé la posta de la Educación por el Arte. Lo hice siempre desde mi área
que es la Danza Libre como Laban, (cuya labor conocí en Inglaterra),
luego cambié el nombre a “Expresión Corporal”.
Ahora me dedico a formar la próxima generación de educadores.
Llevo en mi corazón esta película sobre ustedes como una manera
de comprender- difundir- enseñar y animar a toda la gente.
Una amiga y compañera de trabajo ya la compró y la está
mostrando en Monte Chingolo, una Villa en el gran Buenos Aires. Allí
pensamos abrir un pequeño centro de multiplicadores de trabajos
corporales para el Arte-Educación y Salud. Mi amiga, Aluminé Zani, es
médica. Queremos trabajar con las mamás de los niños que van a la sala
de atención médica.
Otra joven alumna del profesorado de expresión corporal de mi
estudio está trabajando en Barracas, otra villa. A través de la Expresión
Corporal canaliza mucha de la agresividad de los niños varones. Les
cuenta las historias de los arquetipos de guerreros y los incentiva a que
bailen sus danzas de guerreros, pero con estas reglas: 1° nadie gana, 2°
no se tocan, 3° se saludan al comenzar y al terminar… Pone la música y
¡A BAILAR!
Bueno Leticia todo esto te lo cuento para que sepas cuánto te
queremos, cuánto te agradecemos, cuánto nos has dado, y cuánto
seguiremos haciendo.
Yo tengo 75 años, mis hijas 37 y 34, tengo un nieto de 10 meses.
Algún día voy con mi amiga Aluminé Zani a visitarte, ella es
médica y su familia vive en Rosario.
Con mucho afecto y hasta siempre:
Patricia
223
PD: Te voy a hacer llegar, cuando esté listo, el relato de los diez
integrantes de “LA RED” de personas que están trabajando en barrios
dónde viven las personas más postergadas de nuestra comunidad,
llevándoles ánimo y maneras de trabajar entre pares para sembrar las
ganas de vivir con mejor calidad de vida humana.

De este modo, también yo estoy “enredada en la red”. Fue Aída


Rotbart quien me había mostrado en su casa el video La Escuela de la
Señorita Olga, y estimulada por Patricia, escribo directamente a
Leticia Cossettini preguntándole de dónde su hermana Olga
Cossettini había aprendido ese método aplicado en 1930 en una
escuela de Rafaela, en Rosario.
Le explico que dispongo del ya clásico libro de Herbert Read,
Educación por el Arte, que he subrayado párrafo por párrafo. Y que
siento la necesidad y también la curiosidad por conocer más sobre este
apasionante tema.

Leticia me contesta en una carta, fechada desde Rosario, Alberdi, que


dice así:

El Gozo, la alegría espontánea. 1940

224
Querida Alicia:
Encontrarla fue para mí una luminosa alegría. ¡Que misterioso es
el enlace de los seres, que voces secretas nos llegan!
Yo le mando fotocopia de la primera carta de Patricia y le escribo
ceñida al acontecer fundamental.
Me pide usted una fotografía “la de las manos como mariposas”.
Me la tomó un joven desconocido. Me pareció realmente encantador y
sugestivo el “mundo circundante”. La vio Bauer, director de la película
Cortázar y él la miró con su buen ojo de mago. Bauer fue el fotógrafo de
la película La Escuela de la Señorita Olga.
Es un recuerdo mío para usted, la amiga de Patricia. Las tres nos
encontraremos en la misma estrella.
Un abrazo de
Leticia.

Querida Alicia:
Recibí tus mensajes y gracias por todo: el recuerdo, el vuelo de la
palabra tierno. Yo tengo 92 años. Los que me agregas tan
generosamente, si me alcanzan será para encontrar el camino a la
perfección.
Siempre recibo cartas. Entre las encantadoras visitas, la de
Déborah, hija de Patricia Stokoe. Creo que su apellido es Kalmar. Me
pareció adorable de inteligencia, modestia y lúcida reflexión.
Gracias de nuevo por todo lo que me cuentas. Se acomodan en el
pentagrama con gracia y ritmo.
Te abraza
48
Leticia

48 Nota del editor: Mariana Mitelman, quien ha leído pacientemente este texto acota: Integré
el grupo “redes” que convocó Patricia, llamado “puentes” un tiempo después. Era le época en que asití
a los encuentros pedagógicos, que se hacían especialmente para la gente del interior. Uno de esos

225
Y la rueda sigue, expande sus tentáculos multiplicándose
insospechadamente. Nada la detiene. Sin embargo yo debo cortar aquí
pensando en usted lector, porque la correspondencia de Patricia era
infinita. ¡Créamelo!

EL CARTERO

Amelia M. de Auri ha sido testigo de infinitas pequeñas-grandes


historias por haber convivido con Patricia durante 28 años desde esa
piecita de la Secretaría del Estudio de Expresión Corporal de calle
Monroe, en donde cumplía sus funciones de secretaria.

Ahora nos cuenta la historia del cartero que diariamente traía al


estudio sobres con matasellos de todo el mundo.

–En su mayoría –dice Amelia– eran personas que habían


recibido de Patricia un aliento de vida, cada vez más sabio y sereno a
medida que avanzaba en los años.

Al cartero le encantaba entrar al Estudio. Subía las escaleras y se


quedaba ahí un ratito escuchando la música que salía del salón de
clases.
“¡Es música linda!... a veces un poco rara, pero... siempre linda”...
solía decir.
De vez en cuando se encontraba con Patricia en la Secretaría y el
cartero le preguntaba
– ¿Cómo se llama esa música señora? –Y ella le decía el nombre.

días, Patricia nos dijo (con esa autoridad, tipo orden, como dicen algunas de las semblanzas) que
teníamos que ir a ver una película. Yo anoté el nombre de la misma y la dirección donde la
proyectaban en el cuaderno de apuntes de las clases que tomaba con ella, y ahí quedó. Varios años
después, revolviendo cuadernos, buscando inspirarme para una clase de expresión corporal que
debía dar en la escuelita Olga Cossettini de Capilla del Monte, me encontré con la orden: “ ver la
película La escuela de la señorita Olga. Por supuesto, ya la había visto.
226
Al día siguiente Patricia le entregaba un cassette con esa música
de nombre raro, difícil, que le había grabado para él, simplemente por
49
interés demostrado el día anterior.

¿REALMENTE TODOS PUEDEN BAILAR?


En el Centro Cultural General San Martín de Buenos Aires
convocado por Asociación de Profesionales en Técnicas y Lenguajes
Corporales, APTELEC, Patricia Stokoe dicta una conferencia sobre
los alcances de la Expresión Corporal-Danza.
El público la ha seguido con mucha atención. Llega por fin el
momento de las preguntas y ocurre lo de siempre: nadie se anima. No
se oye ni el vuelo de una mosca en la sala.
Por fin, la voz tímida de una mujer rompe el fuego:
–¿A qué edad se puede empezar y hasta qué edad se puede
bailar? –Movimientos de alivio en el recinto.
–Se empieza a bailar en la panza de mamá –responde Patricia–.
El niño en el vientre de una madre que baila y la madre con su vientre
lleno de una vida en gestación pueden gozar y beneficiarse ambos.
Cuando bailo me cuido, me quiero. Lo reconozco, lo cuido y lo quiero.
–¿Pero todos pueden bailar?
Hay en el auditorio un señor en sillas de ruedas con una persona
que lo acompaña. Patricia no ha advertido su presencia y sin ninguna
deliberación da en el clavo: habla justamente de los discapacitados.

49 Nota del editor: algunos años después del fallecimiento de Patricia, una de sus hijas se
encontró casualmente en la calle con este mismo cartero, ya jubilado, quien volvió a relatarle que una
vez, al subir las escaleras había escuchado una música que lo había conmovido especialmente.
Resultó ser “Las Flautas de Pan” tocadas por Zamfir. Patricia tuvo, por esos años, la ocasión de dictar
seminarios en Israel, recordando el interés del cartero le trajo un original cassette de Zamfir. El cartero
aún lo atesora.

227
–Sí, claro. Todos pueden bailar (¡y deberían bailar!) sólo que hay
que tener ganas y coraje, o bien, un buen estímulo para hacerlo. Pero
hay algo que quiero compartir con ustedes –prosigue–: Susana
González Gonz tiene cuatro hijos. Uno de ellos, Damián50, hermoso
adolescente, haciendo un salto que exigía cierta destreza cayo
desfasado de la cama elástica lo que le produjo un traumatismo en la
columna cervical y quedó paralítico.
Este joven está ahora en silla de ruedas y el médico le ha
prescripto –a él y a toda su familia– rodearse de sol y ha
contraindicado la tristeza. Hay que ahuyentar a los quejosos, tampoco
demostrarles lástima.
Evitar que nos atrape la compasión, menos aún la
autocompasión que perfora y debilita el alma. Apartarse de las
personas y situaciones tóxicas, las sentimos en el cuerpo son “las
malas ondas”, como la llaman los jóvenes. En definitiva, el médico
impulsa a toda la familia de Demián a apostar por la vida.

“Pensar en vivir para los demás


Es la mejor manera de vivir
Para uno mismo”
Marcos Ana
Mientras escucho el relato de Patricia me aparece la imagen de
Hellen Keller, esa niña Norteamérica sorda, muda y ciega desde los
diecisiete meses que estaba condenada a la más completa imbecilidad
pero, ayudada por su maestra intuitiva Ana Salivan (de quien

50 Nota del editor: Años después, Demián Ariel Frontera, se convierte en uno de los integrantes
del Grupo Alma fundado y dirigido por su madre Susana González Gonz. Integra bailarines, actores
profesionales y personas con diferentes capacidades, desde la creencia que todo ser humano
cualquiera sea su condición, puede desplegar sus alas y hacer volar sus sueños.

228
injustamente casi nadie habla), llegó a doctorarse en filosofía, letras y
en ciencias y ¡OH! casualidad uno de sus libros se llama “Optimismo:
el mundo por dentro”.
Vuelvo a la conferencia y es la voz vital y sonriente de Patricia
que dice: a una persona limitada no hay que enseñarle a asumirse; hay
que enseñarle a volar sobre su limitación. Sin duda el camino de la
recuperación es lento, largo y esforzado, aunque a veces haya que
fingir coraje y optimismo mientras se nos estruja el corazón.
Como lo dice habitualmente en sus charlas: “el movimiento se
demuestra andando”; y propone un ejercicio práctico y sencillo para
ser realizado por el público. Les indica ahora: “tómense de las manos
con los compañeros que tienen a su lado y lentamente dejen que una
ola de movimiento empiece a mecerles el tronco… los hombros,… la
cabeza,… los brazos… y las manos”. De inmediato la sala parece una
suave marea humana.
El hombre sentado en la silla de ruedas también ha participado y
su rostro se ha enrojecido, no de vergüenza, sino de irrigación de la
energía, su respiración se libera y se ensancha, distendido y sonriente.
Patricia recién advierte la escena y también se emociona pero sabe que
debe continuar. Este señor contó a sus amigos de los costados que
había vivido un momento imborrable.
Patricia sigue con la anécdota de Susana y su hijo Damián:
–Madre e hijo toman clases de rehabilitación. Una profesora de
Alemania ha venido a la Argentina para dictar cursos destinados a los
51
discapacitados en sillas de ruedas . Es conocida –prosigue Patricia– la
labor que vienen realizando médicos y otros especialistas en el campo
de la psicomotricidad, deportes y juegos.

51 Nota del editor: Se refiere a la Dra. Gertrude Krombholz.

229
El vigoroso y fuerte impulso y el esfuerzo creativo de estos
especialistas tropiezan, todavía, con el desconocimiento e
insensibilidad de las autoridades edilicias para crear una ciudad
donde el discapacitado en silla de ruedas sea una persona
independiente, como las rampas al cruce de cada calle, o para entrar a
un lugar con escalones, para dar el ejemplo más simple. Ahora le están
preparando a la profesora alemana una propuesta creativa en base al
placer y al humor.
El día de la demostración, el espacio esta vacío. Lo primero que
el público percibe son los acordes de un tango. En su silla de ruedas
aparece Damián vestido con un sombrero negro ladeado a lo
canyengue y un echarpe blanco satinado, anudado al cuello con aire
compadrito.
Al compás de la música, su silla de ruedas entra en escena:
zigzagueante el avance, cadencioso el retroceso, “junando con la
mirada a la mina” mientras que en falsa escuadra la despista. La
elegida (su madre de pie) pudorosa por tradición, sabe que tiene que
esperar que él la encuentre frente a frente y ahí recién la pareja
empieza a garabatear zig-zag, cortes, quebradas, separaciones y
enfrentamientos; seducción y entrega; filigranas dibujadas en el suelo:
la madre con sus pies, sus piernas y su torso; el hijo dominando la silla
de ruedas y ambos, juntos con la mirada y la expresión del cuerpo y
rostro, firuleteando en el piso una conversación en tiempo de tango.
Porque al final de todo, según la definición de Borges, “el tango son
dos cuerpos que conversan”.
Nos enteraríamos luego que el mismo día de enero de 1991 que
se declaró la guerra del Golfo, Susana y su hijo Demian, únicos
representantes latinoamericanos, repetían en Alemania ese alarde de
creatividad con la música de “El Choclo” ante un Festival que reunió
personas con y sin discapacidades de todo el mundo.
230
Muchos años después pude ver por la televisión argentina un
espectáculo donde Damián, junto a una nueva y joven partenaire se
lucían bailando varios tangos, siendo ovacionados por los miembros
del tribunal que calificaba a los participantes y Damián contó que
52
integraba un grupo artístico capitaneado por León Gieco .
Como solía decir Patricia:
”Danzar según su capacidad.

El límite es el cielo” 53

EL TRAQUETEO DE SUS VIAJES

“Felices los que saben reírse de sí mismos

porque nunca terminarán de divertirse.”


Bienaventuranzas de Tomas Moro
Al margen de los viajes realizados cuando trabajaba en
Inglaterra durante los años de la guerra fascista; a partir de 1960,
Patricia empezó a viajar mucho desde Argentina. Siempre por razones
de trabajo: dando conferencias, participando en seminarios, dictando
cursillos. Ha estado en todas las latitudes de la República Argentina,
en muchos países de Latinoamérica: Brasil, Chile, Colombia, Cuba,
Venezuela, Uruguay, Nicaragua, Honduras; en Israel y también en
España (Madrid y Barcelona) y Japón.

52 Mundo Alas.
53 Nota del editor: En 1997, Marina Gubbay, Andrea Fernández y Gabriela Guebel, crean en
nuestro país “Danza Sin Límites”, asociación que promueve la difusión, enseñanza y práctica de una
danza inclusiva que cultiva una base común para la expresión artística de todas las personas más allá
de su discapacidad, experiencia o cultura. Danza sin Límites se inspira en el modelo norteamericano
DanceAbility Project, fundado en 1987 por Alito Alessi.

231
–Puedo decir que hay una rutina básica anual en la cual se
insertan los viajes: de febrero a diciembre mis trabajos son,
normalmente, en los estudios de Buenos Aires. Durante el mes de
enero retorno, siempre, a mi casa de Bariloche, más exactamente en la
península de San Pedro.
–Danos la receta de cómo hacer para mantenerte tan bien después de
tantos traqueteos
–Podría decirse que he andado sin parar. Mis viajes duran el
tiempo exacto que me marca la invitación. No me permito hacer
turismo porque en Buenos Aires me espera el cumplimiento de un
plan docente diseñado en mi Estudio con antelación, para todo el año.
Este trajín continuo, sumado al miedo al avión, bastante superado, a
veces excede el límite de mis fuerzas. Entonces es posible que me
sienta cascarrabias y “chinchuda” o mal humorada, irritada, y con una
cara inocultable de cansancio. En esos momentos procuro
mantenerme a bastante distancia de la gente y confío en el mecanismo
de mi recuperación.
–¿Y en qué consiste ese mecanismo?
–La receta es muy simple: duermo las horas necesarias hasta que
mi reloj biológico coincida con la hora oficial del lugar. Es una cura de
sueño.
Cuando estoy de regreso en Buenos Aires, me preservo en la
intimidad de mi departamento. Vuelvo a la alimentación saludable
para mi organismo, entreno Tai-Chi bien temprano en la terraza de mi
casa en medio de las plantas escuchando el canto de los jilgueros. Me
conecto con mis hijas y amigos muy íntimos y en dos días ya me podés
encontrar dando clases y sintiéndome muy feliz. Es que hay muy
pocas cosas que me den tanto placer como ejercer mi docencia.

232
–¿Y antes de partir?
–Bueno, antes de partir siempre preparo muy bien lo que tengo
que decir y hacer para que el público pueda entenderme. Elijo la
música adecuada que voy a usar y los objetos de trabajo necesarios.
Eso me da mucha seguridad. Ya se sabe que cada clase es diferente, que
no responde a un esquema rígido. Hay que estar muy atento a la
respuesta del público, darle los estímulos adecuados. Abrir nuevas
puertas herrumbradas, mantener la chispa para que el fuego no se
extinga.
Las burlas del idioma

–¿Alguna vez has tenido sobresaltos o problemas?


–Recuerdo una clase que di en un teatro de Brasil. El público me
había seguido muy concentrado en un ejercicio de relajación. Era
minucioso y bastante largo... al terminar les digo “Muy despacio...
ahora bostecen”... la gente fue abriendo los ojos muy de a poco, pero
tentados de la risa.
Sube mi asistente brasileña al escenario y me dice “Patricia
¿sabes lo que le dijiste?”
–Sí, le contesté.
–Les dijiste recién: “Muy despacio, ahora caguen” –Me aclara:
–parece que “bostezar” en brasileño era hacer bosta.
Y de estas anécdotas tenía por supuesto muchas más!
DENISE STOKLOS

Antes de ver el espectáculo de danzas de la bailarina o más


exactamente “Expresionista Corporal”, Denise Stoklos –quien en los
dos primeros segundos impresiona por fea y del tercero en adelante es
imposible no encontrarla bella y admirarla– pensé en Patricia.

233
Yo había visto el espectáculo el día anterior. Esa misma noche la llamé
a su casa y le dije algo más o menos así:
“Mirá Patricia, tenés que ver, sí o sí, este espectáculo mañana
domingo, porque se trata de la última función que da Stoklos en la
Argentina. Si es necesario dejá a tu amante –permanente u ocasional
pero esto no te lo podés perder”. A partir de allí tuve que ir superando
uno a uno sus regateos. (Que no tengo entradas y seguramente no
conseguiré ninguna. Además, ir sola no es divertido, etc.)
–Mirá, por razones que desconozco, el Teatro San Martín
anoche estaba vacío. Yo fui sola, por puro olfato profesional, e
intuiciones construidas por la experiencia, y salí deslumbrada.
Estando adentro, me enteré de que antes, la Stoklos, había hecho
una presentación memorable (1986) con El Orgasmo adulto escapo del
Zoo, compuesto por tres monólogos de ese artista genial a quien luego
le otorgarían el Premio Nóbel de la Literatura. Me estoy refiriendo a
Darío Fo, a quien conozco por haber tomado un seminario con él en el
San Martín.
Ahora, te insisto Denise Stoklos interpretará estos tres
monólogos de Darío Fo y su mujer Franca Rame y exhibe un dominio
corporal pasmoso, deslumbrante.
Y para, estimularla más le explico que en la función de mañana
repetirá el tema de los derechos humanos a través del vínculo entre
María Estuardo y la reina Victoria (que tuvo a su primita Estuardo -si
la memoria no me falla- 17 años presa).
Por fin aceptó y yo, junto a ella, volví a ver el mismo espectáculo
que la noche anterior porque no quería que se lo perdiera ¡Igual fue
para mí otra fiesta!
Curiosamente, ya avanzado el espectáculo me dijo;

234
–¿Y porque no me avisaste?, podría haber invitado a mis hijas…
–¿Avisarte de que? ¡Si estuve media hora tratando de
convencerte!
Tenía ganas de matarla, aunque pensándolo bien y siendo
sincera conmigo misma pienso –y a todos nos pasa– que hay
espectáculos que deseamos compartirlos con una multitud. En
cambio hay otros, como éste, que deseamos la intimidad de una
persona especial a donde las voces y exclamaciones no se mezclen
porque son perturbadoras.
Fue por eso y no por otra cosa que guardé silencio.

EL ÉXITO Y EL TRIUNFO
No bien nos traen las masas fabricadas a la vista del público y sin
ningún preámbulo le pregunto:
–Patricia ¿qué significa para vos tener éxito o triunfar?
–Pienso que el éxito y el triunfo tiene que estar referido, antes
que nada, a la búsqueda de encontrar lo esencial de cada uno, del “sí
mismo” del “self ” Respondernos a la pregunta quién soy yo sin las
presiones familiares, del medio u otras influencias.
En el camino de esa búsqueda el ser humano debería hacer un
esfuerzo para “triunfar” y llegar a tener éxito en la lucha creadora cuyo
resultado o meta es satisfacer sus profundas necesidades o
aspiraciones.
Para que quede más claro: tener “éxito” o “triunfar”, para mí, no
tiene nada que ver con obtener símbolos de prestigio como se supone
livianamente: salir en la TV o ser renombrado en los medios de
comunicación; tener un auto último modelo –si es importado mucho
mejor–; vestir con marcas de renombre, en fin, todas esas cosas para
las que, lo único que hace falta, es tener dinero. En casi todos los casos

235
perseguir esos bienes conduce a la neurosis, la frustración y la
desdicha, agrega.
Generalmente, se tiene en mente una lucha o cualquier tipo de
competición o derrotar al enemigo saliendo vencedor, o el resultado
feliz en un empeño dificultoso.
Si pienso en mi vida la veo como una serie de desafíos
permanentes de muy variados grados de intensidad, niveles de riesgo
y situaciones-límite que he debido superar, a veces, por el placer
mismo del esfuerzo o motivados por ganar un premio.
–¿Podrías darme algún ejemplo según tu experiencia?
–Cómo no: en las épocas en que en Buenos Aires se cortaba la
luz frecuentemente, en lugar de suspender las clases o cerrar el
estudio, aprendimos a meditar y hasta a bailar a la luz de las velas. Era
muy sugestivo ver las luces y sombras que se proyectaban en el espacio
teniendo como protagonistas las luces de las velitas portadas por cada
alumno...
Al terminar cada clase se hacía una evaluación. Era un espacio,
un ritual en el que cada participante explicaba al resto de sus
compañeros lo que le había sucedido. Sentados en el suelo formando
un círculo, este momento era muy apreciado por todos. Se
confrontaban la variedad y la riqueza de las experiencias...
aprendiendo a respetar las diferencias.
Es tan importante vivenciar sensaciones, sentimientos,
situaciones reales o imaginarias, como saber comunicarlas a los
demás. Traducirlas a conceptos.
Para Patricia era importantísimo que los alumnos tuvieran
sensaciones internas y que, además, desarrollaran capacidad de
conceptuar, es decir, que pudieran explicar la experiencia por medio
de las palabras y no solo “esto fue maravilloso”, “lo pasé muy bien”, “no
sabía que tenía eso adentro”.
236
Ella agrega, desde su experiencia docente:
–Para hacer esto posible, previamente, debemos generar un
clima de respeto, que nada tiene que ver con la solemnidad sino con la
confianza grupal. Estimular un “darse cuenta”, percatarse de lo que
acontece dentro de nosotros mismos. Darnos permiso para que ese
suceso se exprese en el lenguaje corporal, gestual, la mirada, los
silencios significativos y en palabras. Sin críticas ni autocensuras,
“matando al policía interior” que todos llevamos dentro. Pero, además
de tomar conciencia de lo que nos ocurre internamente, poder
explicárselo a otros en distintos contextos de tiempo y espacio donde
deseamos interactuar.
Se trata, en definitiva, de transformarnos en seres responsables, de no
juzgar ni juzgarnos, de saber que no hay errores, sino experiencias que
nos sirven para aprender y seguir haciendo camino.
En ese espacio para compartir, una señora contó al grupo de
compañeras:
“Anteayer, al anochecer, se corta la luz en mi departamento. Tenía
cantidades de cosas que hacer pero era imposible en la oscuridad. Pues
bien, encendí una de las velas del living y le digo (a la vela) que me invite
a bailar. Con la vela en mi mano yo me dejo llevar: mientras miro la
llamita, mis pies y el cuerpo empiezan a girar hacia la derecha. Luego
deshacen el camino y se dirigen hacia a la izquierda. Descubro que de
tanto practicar en las clases, las plantas de mis pies han ido adquiriendo
una sensibilidad táctil comparable a la de mis manos. Ahora pruebo ir
hacia atrás y puedo. Subo y bajo, despacio... y me sale bien. Me arriesgo
un poco más: mis rodillas-amortiguadores descienden y el cuerpo gira
porque mi talón hace de pivote.
En eso estaba cuando llegó mi marido, jadeante, con el saco al
hombro y la corbata floja, después de subir por la escalera ocho pisos.

237
Con mucho tacto, en lugar de exclamaciones y de lamentos, tomé
su saco y amorosamente le recibí el portafolio. Cuando advierto que está
más aliviado y su respiración se está calmando, le pongo también una
vela –con portavelas, se entiende– en la mano.
–Vení, vení conmigo, –le digo invitándole con todo cuidado –
Dejemos que las dos llamitas se comuniquen y bailen. Nosotros no
debemos hacer nada. Ellas nos guiarán. Ya vas a ver como nos descansa.
Y mi marido, que es un santo acostumbrado a “mis locuras”, en
lugar de mandarme al diablo, se enganchó con la propuesta.
Yo estaba maravillada de cómo este juego tomaba el cariz de una
ceremonia; vivíamos una concentración meditativa cuando de pronto
irrumpe nuestro hijo adolescente.
–¡¡Pucha!! Se pudrió todo –pensé– mientras me acercaba a él
despacito, le ponía amorosamente otra vela en su mano y le pedí
susurrando vení, vení vos también. Acercate a papá y a mamá y dejemos
que las tres velas bailen por nosotros... y así fue... una improvisación
mágica, hermosa... todo un éxito para mí y mi familia.”
–¿Ven? –Intervino finalmente Patricia– al iniciar la clase de hoy
alguien propuso que reflexionáramos sobre el éxito. En su transcurso,
en apenas poco más de una hora, han ocurrido muchas cosas dentro
de ustedes y lo han dejado expresar a través del lenguaje corporal. La
intervención que acabamos de escuchar es una buena síntesis de lo
que está ocurriendo adentro y afuera. La oscuridad y la luz, en lo
personal y en lo social y la comunicación familiar, increíble en este
caso, –terminó diciendo Patricia– esto es para mí un éxito, un
verdadero logro: que trasladen, que adapten a las situaciones
cotidianas particulares, lo que van aprendiendo en estas clases. Y vos
–mira a la expositora– tenés un marido y un hijo fuera de serie.
¡Cuidalos che!

238
FIESTA DE CUMPLEANOS NUMERO 70

Me sentí rico al hallar un amigo,


Porque el hombre es el solaz del hombre.
Poema vikingo del siglo IX

239
El 23 de septiembre de 1989 Patricia cumple los 70 años. Sus
hijas, alumnos y amigos le han preparado una fiesta sorpresa en el
subsuelo de la Librería “Liberarte”, en Calle Corrientes justo frente al
Teatro Gral. San Martín.
El lugar está repleto. El ambiente es cordial y distendido
Reconozco entre “las pioneras” a María Fux... Con su presencia,
María da prueba una vez más de su corazón sensible y generoso.
Patricia, esta vez, no llega unos minutos antes de la hora
indicada como es su hábito. Es la homenajeada así que se permite
llegar 5 minutos tarde.
Con un paso desenfadado baja las escaleras usando un tapado
beige largo hasta los tobillos, de piel ecológica, presumiblemente
traído de Europa. Quedamos con la boca abierta. Luce
despampanante así, vestida “de civil”, tan acostumbrada nos tiene a
verla con sus “calzas de fajina”.
Recibimos su entrada triunfal con un aplauso cerrado.
Hay anécdotas y brindis. Todos podemos hablar con todos,
relajadamente.
Cuando llega la hora del brindis, Patricia levanta su copa y dice
mientras nos va mirando uno por uno a todos los que la
acompañamos en ese número redondo de años tan importante:
“Brindo por vos, y por vos y por vos
y cada uno de ustedes
deseando que vivan cien años.
Y que yo pueda vivir cien años también,
menos un día,
porque no podría vivir sin vos, ni sin vos,
ni sin vos y sin ninguno de todos ustedes”

240
Y haciendo chin, chin, tomamos nuestros vinitos virtuosos,
buen estimulante del entrecruzamiento con abrazos entrañables.
Como cierre, Deborah leyó la “Breve y Personal historia de la
54
Expresión Corporal en Buenos Aires ” que inspiradamente había
escrito de un tirón esa misma tarde. Damos fe de que todo lo que allí se
cuenta con tanto humor, es la pura verdad…

EL OFICIO DE SER ABUELA

Ser abuela –casi hay unanimidad– es el oficio familiar más bello


pero también puede crear dificultades cuando la distancia del mar los
separa y Patricia no es la excepción a la regla. Ante cualquier persona
que se le acercaba abría su cartera y sacaba la foto. “Este es Sebastián,
mi nieto, el hijo de Leslie que vive en Plasencia, Extremadura España.
Nació el día 20 de diciembre de 1993, a las 4 horas”, agregaba sin que
nadie se lo preguntara.

54 Nota del editor: Rev. Kiné-Año 1 Nº 2 junio-julio 1992. Ver apéndice.

241
En la carta que me escribe el jueves 16 de junio de 1994 me
cuenta... “Me preparo para viajar del 28 de junio hasta el 21 de agosto
¡que dicha poder ver a Leslie y a mi nietito por dos semanas una vez
terminadas mis clases en Barcelona!... ”
Al regresar de ese viaje, nos juntamos para ir al centro y ver un
espectáculo. En el estreno de Pina Bausch se encontró en el hall del
Teatro General San Martín con Mario Giromini Droz. Hacía tiempo
que no se veían. El afecto de siempre se tradujo en sorpresa, besos y
abrazos. Lo primero que dijo fue: “¿Sabes una cosa? ¡Soy Abuela!
Leslie tuvo un bebe divino”, decía como si le hubieran entregado el
Premio Nóbel. Ya para entonces había puesto en sus manos un álbum
de fotos desde las cuales, un niño realmente maravilloso y la amplia
felicidad de Patricia revolcándose en el césped, saltando o jugando,
mostraban más que sus seis libros, lo que ella realmente entendía por
Expresión Corporal.

CRISIS RELIGIOSA
Apenas nos sentamos a la mesa de “nuestra confitería” sin
ningún prolegómeno, le pregunto:
–Decime Patricia, ¿cómo es “tu Dios”?
–¡MI DIOS! ¡Que pregunta!…la presencia de Dios se me revela
en mis dos hijas.
–Pero no siempre fue así, vos pertenecías a la religión
protestante por influencia de tus padres, que ellos habían heredado, a
su vez, de los suyos.
–Eso era cuando iba a la escuela. Yo había sido bautizada,
practicaba sus ritos y hasta recibí la confirmación protestante. A los
quince años estaba lista para seguir los pasos de la directora de mi
escuela a quien admiraba mucho y había sido misionera en África.

242
Bajo su influencia me estaba preparando para hacer una vida de
entrega por “las almas perdidas de África”
–¿Qué te hizo cambiar de parecer?
–Que, como todo niño que recibe el culto de sus padres, lo
aceptaba dócilmente. Cantaba los himnos con melodías muy bellas en
la iglesia donde me sentía muy purificada y muy santa, hasta que un
día, en lugar de cantar como un loro tomé conciencia de ese himno y
me pregunté: “¿Pero qué estoy cantando?”. Y se produjo un cambio
muy brusco, muy doloroso, al escuchar mi propia voz diciendo
semejante letra.
–Por suerte para esas almas perdidas del África un cantito
iluminó tu pensamiento ¿te acordás que decía la letra?
–Sí claro, te la voy a decir en español aunque no suene tan bien
como en inglés y además estaba enriquecida con una bellísima
melodía. Decía así:
“Todas las cosas brillantes y bellas
Todas las criaturas grandes y pequeñas
Todas las cosas sabias y maravillosas
El Señor Dios lo ha hecho todo.

“El rico en su castillo


El pobre tras su portal,
Él los hizo altos y bajos
Y organizó su Estado”

–Pero el sacudón no cambio tu vocación de servicio…


–No, pero tomó un rumbo bien diferente. En lugar de confiar
tanto en la bondad del Señor, que no encontraba democrática, empecé
a buscar en las propias posibilidades del ser humano para ser él mismo
un poco más bondadoso y democrático.

243
–Y, decididamente, en materia ideológica se te puede catalogar
como una humanista.
–Así me siento más cómoda…

NIKITA MIKHALKOV
Para ese año 95 frecuentábamos espectáculos y alguna que otra
película como las del magistral director de cine ruso Nikita
Mikhalkov, director –y a veces también actor– de filmes memorables
como Pieza inconclusa para piano mecánico, Trenes rigurosamente
vigilados, La esclava del amor, Cinco tardes, Ojos negros, Gurka y
Siberiana, en la que intervino como actor, y fue dirigida por su
hermano Andrey S. Mikhalkov-Konchalovsky. De la misma manera
que había ocurrido con el célebre actor francés Gérard Philip fallecido
a sus escasos 39 años y, luego, con Ingmar Bergman en su momento
inaugural; el público de Buenos Aires se volcó ahora a ver Nikita
Mikhalkov y sus películas que se transformaron en objeto de culto.
Concurrimos a una reunión abierta con la presencia del
director, para hablar sobre su reciente film Sol Ardiente cuando en
1995 le otorgaron en Cannes y Hollywood los máximos premios.
Mikhalkov entró a la sala con sus 50 años, 1.90 de altura, rubicundo,
bigotazos entrecanos, ojos celestes y simpatía cautivante. Luego de
sentarse a la mesa, que estaba a un metro de distancia de donde
estábamos sentadas nosotras dos, para parar el aplauso del público, lo
primero que dijo, poniendo las manos tras la nuca fue:
“Después de los recibimientos que me hacen en Buenos Aires, esta
noche cuando me acueste en el hotel voy a pensar que soy un genio”.
Nos metió en el bolsillo a todos. Ante una pregunta sobre su
método de filmación, explicó: “Me gusta mucho más filmar fuera de

244
Moscú porque puedo lograr más entrega en el equipo de actores y
técnicos cuando están lejos de sus problemas cotidianos.”
Se levanta a las 5 de la mañana y corre solo. A las 6.30 hace jugar
un partido de fútbol a todos los actores, actrices y al equipo técnico
para integrarlos bien.
Ante una pregunta que le hace la actriz Graciela Dufau sobre
como logra que la actriz de Sol Ardiente haga temblar la tasa de
porcelana cuando su marido y su ex amante se miran, responde:
“Confío mucho en la inteligencia actoral de mi elenco. Yo
propongo la situación, motivo a que la internalicen y, luego, las ideas
surgen.”
El publico muy satisfecho y las dos salimos felices. A la salida
nos fuimos con Patricia a tomar nuestro proverbial “te con
comentarios”. Las dos coincidimos: Mikhalkov tiene un método de
trabajo muy interesante, pero ante todo, es de una belleza cautivante.

LA ESPIRITUALIDAD
“No salto más alto que los demás
Salto lo más alto que puedo,
Sólo que cuando estoy en el aire,
Allí me quedo un momento”.
V. Nijinsky
Patricia era un ser de esencia espiritual, si por tal entendemos lo
elevado y trascendente. No la ejerció a través de un rito religioso, ni
practicó consecuentemente la meditación, ni se dejó influenciar por
las modas.
Ella vivió la espiritualidad y –como Goethe– potenciaba la ética
y la belleza como sinónimos que emergían desde su profundo ser
interior.
245
“Una acción buena es necesariamente bella; nos hace bien a
todos” solía decir Patricia. Esto lo mamó en su infancia junto a la
naturaleza, siempre propicia para reflexiones trascendentes, y del
ejemplo de sus padres, ambos exponentes vivos de buenos modales,
autenticidad, rectitud y sentido de la responsabilidad y del
compromiso con lo que hacían, que era el compromiso consigo
mismos. Todas estas actitudes tienen un alto componente de
espiritualidad. Hasta el erotismo de la relación sexual, puede estar
compuesto de espiritualidad. Eso fue una constante a lo largo de su
vida, incluyendo a los tres hombres importantes, que a su turno le
dieron tanto placer y tanto dolor. Pero miradas desde otro lugar, cada
uno estaba en su camino de distinta manera para que ella pudiera
cumplir su misión, que fue crear conciencia, a través de la experiencia
y, luego, también desde la teoría, de la existencia de un lenguaje
corporal expresivo y artístico tan válido y necesario como cantar,
escribir o pintar. Para ello debió recorrer un largo proceso preñado de
adversidades.
“Las adversidades sirven para crecer y los placeres para
disfrutarlos” solía decir, y ella fue coherente. Así lo demostró a lo largo
de su existencia.
Y con este modo de encarar la vida después de incesantes
búsquedas, muertes y resurrecciones, llegó a hacer de su propia vida
una obra de arte.
Al final de sus días acompañaba a su amiga, la Dra. Aluminé
Zani al hospital y hacía masajes en los pies a los ancianos
“hambrientos de caricias”. Si esta acción no está inspirada en un alto
contenido espiritual, preguntémonos ¿qué la motivaba a brindar el
contacto de sus manos sabias, a los pies de los abuelos solitarios que
yacían debajo de las sábanas, hasta lograr en muchos casos,

246
recuperarlos para que fueran independientes y disfrutaran
nuevamente de la vida?

ES HORA DE PARTIR
–Yo llegué a Patricia a través de Marilú Pinasco, afirma Carlos
55
Veiga . En mis primeros años de estudio ya se había generado en mí el
embrión de un lenguaje propio, una mirada muy personal con
respecto a la danza; y las técnicas que muchas veces resultan
contraproducentes o estereotipantes, en mi caso, fueron un aporte que
enriquecía una búsqueda particular.
–O sea que, en tu caso, primero fue la Expresión Corporal y
después la Danza.
–Así es: la Danza y el Teatro-Danza. No te olvides que mi
extracción fue teatral, yo llegué al movimiento como una extensión
del Teatro. En realidad, cuándo hacía Expresión Corporal con Marilú
y con Patricia ya estaba bailando, lo que pasa es que aún no lo sabía.
Me parecía que ser bailarín era otra cosa, bailarines eran los del Teatro
Colon.
Hay una anécdota muy curiosa al respecto: unos meses antes de
rendir el examen para ingresar al Taller de Danza Contemporánea del
Teatro General San Martín me preparé con una maestra de clásico
ucraniana: Nadya Angelova. Me sentí terriblemente acomplejado
porque hasta ese momento lo único que yo tenía era una agudísima
conciencia de cada parte de mi cuerpo, gracias a la Sensopercepción,
que para Patricia era fundamental y, además, una enorme libertad.
Pero de técnica de Danza Clásica, poco y nada.

55 Carlos Veiga: Actor, bailarín, coreógrafo. Director de espectáculos musicales. Director de


escena teatral y Coreógrafo en Televisión en Broadway, Los Muvis y El diluvio que viene. Seleccionado
para Teatro Abierto con el espectáculo Apuntes sobre las formas de Teatro-Danza en el que compartió
la dirección del elenco con Cristina Escofett.

247
En el examen me fue muy bien. Al terminar se acercó Ana
Itelman (quien después sería maestra de composición por varios
años) y me dijo que le llamaba particularmente la atención mi manera
de moverme; si bien notaba que no tenía mucha técnica de
contemporáneo, decía que había algo especial.
–¿Dónde te formaste? –me preguntó.
–Mire, señora, yo trabajé varios años en la Escuela de Patricia
Stokoe…–contesté.
–¡Ah! ¡Con razón!
…Parecía que Ana Itelman había observado valores de los que
ni yo mismo era consciente. Debo reconocer que ya estaba harto de la
Sensopercepción. Yo quería grandes saltos, piruetas y todo lo demás.
Lo que me di cuenta mucho después es que esa técnica me haría
ahorrar mucho tiempo y varias lesiones. Mis avances en mi formación
posteriores fueron rapidísimos y jamás me lastimé. Todas y cada una
de las partes del cuerpo eran como el cerebro, que estaba conciente de
cada movimiento. Era evidente que yo trabajaba de una manera muy
diferente a la de mis compañeros provenientes de la Escuela Nacional
de Danzas o del Colón.
–¿Carlos, cambiando e tema, cómo fue lo del Consejo
Argentino de la Danza?
–En la época en que yo era “activo militante” de la Expresión
Corporal, Patricia me invitó a formar parte del gabinete de la
institución que acabas de nombrar. Éramos tres integrantes Patricia,
56
Lola Brikman y yo . Por aquellos tiempos la E.C. tenía un público
mayoritariamente femenino. Yo ya era docente en escuelas de teatro y

56 Nota del editor: El Consejo Argentino de la Danza (C.A.D.) fue creado el 2 de Setiembre de
1978 – Patricia Stokoe fue miembro fundador del Gabinete de Expresión Corporal.

248
en cursos particulares y, curiosamente, en mis grupos había muchos
hombres. Era obvio que muchos se animaron a deponer sus prejuicios
e inhibiciones de la mano de un docente varón.
–Pero supongo que Patricia no te eligió sólo por tu condición de
varón.
–No, claro. Yo tenía un profundo compromiso con la actividad,
pero no era el único. Ese pequeño grupo que formábamos con Lola y
Patricia fue el puntapié inicial para crear la carrera oficial en la Escuela
Nacional de Danzas. ¡Nada menos! A partir de de ahí sentí: “Misión
cumplida” y emprendí otra búsqueda hasta convertirme en el
coreógrafo que soy hoy.
–¿Qué clase de coreógrafo sos hoy?
–Buena pregunta. Lo que puedo dentro de lo que quiero. Y lo
que quiero en tanto me dejen… como la película “Indiana Jones”, una
aventura continua. Me encantan estas historias, no dejes de incluirlas
en tu escrito.
–Bueno, Carlos, es hora de partir. Muy rica tu merienda.
–¿Te gustó?
Asiento, con una sonrisa de diva, como enmarcada por miles de
flashes fotográficos.
–Te acompaño a tomar un taxi.
–Mañana parto rumbo a Mendoza, pero en un mes estoy de
regreso.
Y Veiga me contó después:
–La noche en que me entrevistaste hace un mes, no dormí
pensando en Patricia, soñé que estaba rodeada de naturaleza. Por el
río regresaba un hombre robusto, hermoso, de rostro diáfano y voz

249
cálida. Se acercaba lentamente hacia ella y le su susurraba al oído:
“Patricia ya es hora de partir”

TUTEÁNDOSE CON LA MUERTE


La vida de los grandes hombres y mujeres nos
recuerdan
que podemos hacer sublimes nuestras propias
vidas.

Y, partiendo, dejar atrás de nosotros


pisadas en las arenas del tiempo...
Hagamos, pues
de corazón, no importa el destino;
avanzando siempre, realizando siempre,
aprendiendo a trabajar y a esperar
Henry Wadsworth Longfellow

Un salmo de Vida
Los últimos días de diciembre del año 1994, la llamé por
teléfono desde Mendoza para darle los augurios de rigor para el año
entrante.
–Este año que termina estuvo teñido por la muerte, –me
contesta.
–¿Qué ocurrió, Patricia?
–Tuve cáncer en un pecho. Los médicos que consulté tenían
opiniones opuestas: unos querían extirparme, vaciarme el pecho.
Otros me propusieron un tratamiento para reforzar mi sistema
inmunológico. Tuve que decidir.
Al escucharla sentí un leve mareo que me sentó en la cama para
poder seguir la conversación.

250
–No estaba dispuesta a que me mutilaran –prosigue– Yo opté
por lo segundo, preferí fortalecer mis propias defensas y aposté a la
inmunología.
-–Pero Patricia ¿Por qué no me llamaste?...
–No quise espantar a la gente. Mantuvimos todo en secreto
entre los médicos y yo.
Mientras tenía latiendo en su cuerpo la amenaza de la muerte no
faltó un sólo día a dar clases...Tampoco dijo nada a su hija Debbie,
tampoco a Leslie que vive lejos. Sólo se apoyó en la Dra. Alumniné
Zani, su médica y amiga de años.
Siento cuanto la quiero ¡y cuanto la extraño!

AÑO 1995

En un encuentro que tuvimos en un café del bajo, si mal no


recuerdo después de hacer escuchado a Dorothy Maclean de la
Comunidad de Findhorn (Escocia)57, me contó que había perdido
todos sus ahorros. Y eso, sin duda, le preocupaba mucho, porque no
había ahorrado para especular sino para salvar el producido del
trabajo de años con lo cual compensaría la falta de una jubilación que
le permitiera vivir decorosamente cuando decidiera retirarse.

Como si fuera poco, le habían arrebatado la cartera con todas


sus llaves, todos sus documentos, inclusive, su carnet de conducir y un
bolso con todos los cassettes para sus clases. También le habían
entrado ladrones en el estudio de Monroe. Me expresó que se sentía
57 Nota de la autora: Como a Patricia le interesaba de todo, le adelanté la visita a Buenos Aires
de Dorothy Maclean, co-fundadora de la Comunidad de Findhorn en Escocia a quien acaba de
conocer en La Comunidad Nazaret Paulista (Sao Paulo Brasil) donde fui a pasar lo meses de verano
1993-94-95. Convinimos en escucharla juntas aprovechando que ambas hablaban Inglés, así podría
preguntarle todo lo relativo al desarrollo espiritual, camino que evidentemente a Patricia le resultaba
interesante, siempre preservando “su actitud de árbol” con raíces bien arraigadas a la tierra por la
fuerza de la gravedad y ramas desplegándose hacia el cielo...

251
impotente para realizar las gestiones que le permitieran dormir
tranquila.

Me costaba “ponerme en los zapatos” de Patricia porque yo


estaba estupefacta, ¿cómo reparar tanto daño sin dejar secuelas? Con
el ánimo de que no se sintiera víctima personal, y para romper mi
mutismo dije: “Se trata de este maldito sistema económico, en donde
las personas somos objetos descartables y el dios dinero domina a los
gobiernos, a los países y a las conciencias”…

En Argentina, además de 30.000 personas desaparecidas,


hemos sido testigos de cómo los bancos expropiaban los depósitos
privados y exportaban los fondos al exterior. He aquí una de las causas
responsables de nuestro subdesarrollo.

¿Qué debemos hacer frente a tanta ignominia? La respuesta me


la da Julius Fucic quien, en su “Reportaje al pié del Patíbulo”, junto con
los más bellos pensamientos de quienes lucharon por la libertad por
una vida verdadera y feliz para la humanidad, en su último mensaje
antes de ser fusilado dijo:

“Yo os he amado, No seáis indiferentes ¡Estad alerta! 58


58 Nota del editor: Patricia misma recitaba esta versión: “He vivido por la alegría, por la alegría
he ido a combate, por la alegría ahora muero. Que la tristeza no sea nunca unida a mi nombre”; Julius
Jucik, Reportaje al pie del Patíbulo

252
EL ÚLTIMO VIAJE
23 de septiembre de 1995
Aída Rotbart había sido profesora de Teoría del Conocimiento
en el Primer Profesorado Privado de Formación Docente de
Expresión Corporal coordinado por Patricia Stokoe, en el cual hizo
importantes aportes teóricos, entre ellos, el concepto de persona como
“unidad senso-psico-socio-motriz, estructura orgánica indivisible
psicofísica que interactúa dinámicamente con su medio”. También
definió muy bien el complejo proceso abarcativo bautizado por
Patricia con el nombre de “Sensopercepción”, diciendo que “es la
unidad fundante de la Expresión Corporal” y aclarando que “su punto
de partida es la sensación: proceso y resultado del registro de la
realidad a través de los sentidos. Punto de partida de la internalización
del mundo. Unidad de todo el funcionamiento expresivo biopsíquico
59
y social que es el hombre, la sensación es la unidad de conocimiento” .
Además de la precisión para desentrañar conceptos, Aída era
reconocida como una profesional fuera de serie, por su auténtica
vocación docente y una cultura excepcional que prodigaba
generosamente.
En un momento, Aída se alejó del estudio por esas cosas que
pasan y no trascienden. Se sentía dolida, pero quería mucho a Patricia.
Habría que esperar que el tiempo le hiciera reflexionar sobre la posible
injusticia que se pudo haber cometido en perjuicio de Aída y deseara
curar esas heridas. Así fue que el 23 de septiembre de 1995 la llamó por
teléfono y le dijo:
“Si te quedás en tu casa, che: prepará un té que voy para allá”.

59 Kalmar, Deborah. Qué es la Expresión Corporal, a partir de la corriente creada por Patricia
Stokoe, Ed.Lumen, Bs.As., 2006 pag. 158.

253
Al entrar al departamento, lo hizo con una torta en la mano y
distinguió a Aída para festejar –sólo con ella– lo que, secretamente,
presumía su último cumpleaños.
Alicia Verón60 me contó luego que antes de su último viaje a su
cabaña de Bariloche, se iba despidiendo de los vecinos del edificio y de
los amigos del barrio.
Así, fue cerrando círculos con los afectos y personas que le
importaban y que, a veces, como en el caso de Aída, el vínculo se había
interrumpido, pero alcanzó a remediarlo a tiempo.
Sin duda estaba en todos los detalles.
27 de enero de 1996
La dignidad de morir es
la continuidad de vivir.
A los seres que han tenido una vida plena,
la muerte les sobreviene
del mismo modo que el sueño sobreviene a un día
de duro trabajo.

En esta nublada siesta de domingo estoy en mi casa de Mendoza.


Mientras veo por la ventana la descarga eléctrica de rayos que anuncia
una tormenta aterradora, suena el teléfono.
Del otro lado de la línea habla Paula Sinay. Su voz es apagada,
tenue, opaca. Me cuesta entenderle, los truenos y relámpagos invaden
todo el espacio de mi casa. Presiento una mala noticia. Hago silencio y
espero. Al fin me dice:
–Patricia ha muerto en Bariloche, creo que ayer. Estaba bien,
creo que fue el corazón. Cuando la llevaron al hospital ya era tarde.

60 Nota del editor: Alicia Verón trabajó y vivió en la casa de Patricia durante 28 años,
volviéndose parte de la familia tanto para ella como para sus hijas a quienes vió crecer.

254
Siento un estilete aquí.
Durante todo este mes de enero no me he movido de mi casa,
cercana al Aconcagua, para escribir este libro. Diariamente escucho su
voz desde los cassettes que grabamos juntas en su casa frente al Lago
Nahuel Huapi.
Estudio bibliografía, releo sus libros y hago nuevos
descubrimientos. Casi siempre en compañía de la música de Vangelis
que escuché por primera vez al subir las escaleras del estudio de calle
Guido, la tarde que la conocí personalmente. Esta música, tan
motivadora en su momento, me parece ahora muy triste.
Sin poder anclar en ninguna parte tomo al azar el libro “El
Proceso de la Creación en Arte” de su autoría, compartida con Alicia
Sirkin. Con letra redondeada, clara y graciosa me escribe esta
dedicatoria:

“Querida co-guerrera para tu arbolito de la vida una humilde


paginita. Con amor Patricia.”
La paz me volvió al cuerpo. Muchas veces habíamos hablado
sobre la dignidad de vivir y la dignidad de morir y ella, fiel a sus
principios, cumplió. Eligió su paisaje natural para escapar de la
fanfarria que habría producido su adiós en Buenos Aires. Lo hizo en
Casa Kalmar, cabaña del Sur. Loft de madera, barco invertido que
Jorge Kalmar había construido hace tantos años frente al Lago Nahuel
Huapi “para ver la cara de asombro que pondrían los amigos ante tanta
belleza del lugar.”
Ese día de enero de 1996 estaba leyendo el libro Reflexiones
sobre la vida de Joseph Campbell...y había hecho un señalador de
cartón donde escribió...

255
El cuerpo es un pecado,
dice la Iglesia.
El cuerpo es una máquina,
dice la medicina
El cuerpo es un negocio,
dice la publicidad
El cuerpo dice:
Yo soy feliz.
Eduardo Galeano
Emprende su último viaje
El 27 de enero de 1996, temprano a la mañana, el mismo día de
regreso a Buenos Aires luego de un mes de vacaciones, Pilar, la hija de
Aluminé Zani la encuentra consciente pero sin habla en el suelo de
Casa Kalmar. Junto con Maxi, su novio, habían venido de visita a
convivir con ella una semana, para manejar alternadamente durante el
viaje de regreso.
Habiendo brindado la noche anterior, entre velas y un vino, la
ternura de la pareja la llevó a bautizarlos “mis dos ángeles guardianes”,
quienes ahora, sin esperarlo, la llevan de urgencia al hospital, no sin
antes llamar por teléfono a otra amiga querida, China Mayorga,
psicóloga y Machi Mapuche, quien llamó a Debbie al Camping
Musical donde estaba trabajando. Al llegar al hospital, Patricia ya
había partido. Después de una ceremonia íntima pasó a descansar en
la tierra que tanto amó.
Al día siguiente el pequeño grupo se había ampliado con
queridos colegas y amigos que viajaron desde Bs. As.61 y Leslie llegó
con el primer avión desde España…al tomar un té juntos, en la
cabecera de la mesa sirvieron una taza para ella…
61 Nota del Editor: Se refiere a Marina Gubbay, Cristel Gegenschatz, Olga Nicosía y Musia
Auspitz.
256
Ya en Buenos Aires, Deborah me entrega un escrito el día
anterior, el último, donde relata la historia de su esposo Jorge Kalmar
para agregarlo al libro, sin ningún error.

Epitafio

“¿A qué cosa le tenés miedo, Patricia?”, le había preguntado al


hacerle el reportaje de prueba en su casa de Bariloche.

“No es una cosa, son dos”, me había respondido, “Me produce


miedo que a cualquiera de mis hijas les ocurra algo que les impida ser
felices. El otro miedo es carecer de los recursos económicos que me
impidan ser independiente como lo he sido siempre, hasta ahora.”

Ambas hijas estaban felices y contentas, por eso, se me ocurre


que cuando recibió el duro golpe de que a sus recursos acumulados
durante toda su vida para poder vivir dignamente al llegar a la edad de
retirarse “se los había llevado el viento”; entre perturbar a sus hijas y
vivir sin los recursos ahorrados eligió una tercera alternativa: decidió
partir definitivamente, no sin antes cerrar los vínculos de
reconocimiento y afecto con Aída Rotbart, que estaban inconclusos. Y
hasta se dio tiempo para despedirse de todos sus vecinos, de un modo
u otro de todos sus amigos y alumnos. Siempre, con la dignidad que la
caracterizó, durante toda su vida.

SAN CARLOS DE BARILOCHE


AQUÍ YACE PATRICIA STOKOE
Educadora por el Arte
Ser de luz que no nació ni murió:
pasó por el Planeta Tierra entre
el 23.09.19. y el 27.01.1996

257
La rabia y la decencia

Alguien dijo por ahí. “Murió prematuramente”. Y esa frase


quedó mucho tiempo ronroneando en mi cabeza.
Ahora, a la distancia, meditemos… Corramos las cortinas que
nos obnubilan la visión y el cerebro. Hagamos un frío racconto, sin
otro ánimo que sinapsar las neuronas. Pongamos los códigos en regla
para develar el misterio.
El sistema económico imperante en que manda el Dios Dinero
la golpeó duramente.
Quien tiene: vale; quien no tiene, no vale…y sale a robarlo.
El tiburón se come a la sardina.
Los que invocan hipócritamente a “La libertad” para defender
sus privilegios, en el gallinero de gallinas libres, defienden el ingreso
de un zorro libre.
¡La ética, el trabajo creador, el esfuerzo, la honradez, son
noñerías, todas antiguallas!
En medio del cambalache: tamaña osadía la tuya, Patricia.
¿Adónde vamos a parar? ¡Dónde se ha visto que las mujeres (y para
colmo una mujer mayor) dispongan de sus propios bienes! Si se
respira en el aire que la mujer no ha nacido para administrar sumas
importantes. Les esta permitido apenas manejar el vuelto de bolsillo.
Te habría sido imposible repechar la cuesta. Sí, merecías tamaño
castigo por ser mujer y transgresora, aunque golpearon a muchos
igual que a vos. Son jugarretas del sistema.
Dicen que se te vio partir entre los bosques, subiendo por las
picadas el Cerro López.

258
Cuentan que ibas derecha con paso de patriarca, Dersu Uzala,
sostenida solamente por la integridad y la decencia.
¡Ay! Dignidad Rebelde…pronto nos encontraremos…Y
arriaremos esas banderas espurias porque: “La mierda es mierda aquí,
en la China y en Inglaterra”, dice el pregonero ibérico.
Y nosotras sabemos que la decencia de los principios perdurará
siempre, que crece con el tiempo, como el buen vino y la buena
música, que se transforma en clásica al ingresar en la memoria de los
genes.

CLAUSULA TESTAMENTARIA
–A esta altura de su evolución pedagógica –le pregunto–, sería
correcto hablar del “método o del sistema Patricia Stokoe.”
–Ni loca –dice ella–. Cada vez que escucho semejantes
disparates, me parece que me están invitando a mi propio entierro. Lo
vivo se recrea a diario y yo estoy viva: cambio todos los días.
Y me cuenta por teléfono:
“Ayer fui a un acto de homenaje a una renombrada personalidad
musical fallecida hace un año. Cuando hablaba el quinto orador (¡y
faltaban tres!) le dije a mi vecina de asiento que tenía vencido el
estacionamiento del auto y salí volando escaleras abajo.
Me impresionó tanto el tufillo a sarcófago del homenaje que
crucé Buenos Aires y me dirigí a la casa de mi hija. La encontré en la
sala de su estudio, deliciosamente abstraída con las sonoridades
potentes que iba suscitando en el piano.
–¡Debbie! –la interrumpí tímidamente– te voy a hacer un
pedido... si al morir me hacen un homenaje, no permitas por favor que
hagan discursos. Los discursos post-mortem me matan. Quiero que

259
en mi homenaje haya música, se baile, que la gente esté alegre. Quiero
sobre todo que “bailen la alegría, pero eso sí, pensando en mí”.
Debbie asintió con la cabeza moviéndola varias veces de arriba
abajo y, con el brillo de sus ojos dulces, me regaló una de sus típicas
carcajadas plenas, las que brotan del alma cada vez que se siente
feliz...Después, haciéndome una reverencia, me dedicó, con gran
fruición, la sonata n. º 5 en sol mayor, K. 283/189h, de Mozart que
estaba estudiando esta tarde.”

NO ESTA DICHA LA ÚLTIMA PALABRA

“Porque la muerte no es perfecta.


La muerte no puede con las criaturas.
Después del llanto viene el Soberano Deber,
el de hacer la Alegría”.
“La Resurrección es cosa nuestra, nos
pertenece, nuestra revolución es hacer la
resurrección”.
“Lo nuestro es parir y reparir.
Lo nuestro aquí, en el cielo de la tierra
es hacer cada día la Resurrección.
Porque sin andar resucitando
la vida no tiene sentido
ni la muerte tampoco.
Y esto no es metáfora”
Rodolfo Braceli

260
Pablo Neruda, autor del poema El Río, nuevamente, cuando
habla del pasado, apenas puede hacerlo y termina por fuerza cantando
al presente. Al igual que este poema, Patricia esta aquí porque así la
siento ahora.
El tiempo se divide en dos ríos:
Uno corre hacia atrás,
devora lo que vives,
el otro va contigo adelante
descubriendo la vida.
En un solo minuto se juntaron.
Es éste. Ésta es la hora,
La gota de un instante
que arrastrará el pasado.
Es el presente...Constrúyelo
con amor, con firmeza,
con piedra y ala,
con rectitud sonora,
con cereales puros,
con el metal seguro de tus pasos,
sin temer a la verdad, al bien, a la justicia,
compañeras del baile, compañeros del canto
el tiempo que transcurre
tendrá forma y sonido de guitarra y
cuando quieras
inclinarte al pasado,
el manantial del tiempo
transparente
revelará tu integridad cantando.
Soy un río,
si pones sobre la tierra tus oídos,
escucharás que corro,
sumergido cantando.
261
27 DE ENERO DEL 2006, DIEZ AÑOS
DESPUÉS DE SU PARTIDA

En El Pájaro azul, Maurice Maeterlinck, en su camino de


búsqueda del pájaro de la felicidad, hace llegar a los protagonistas, los
niños Tiltil y Mitil, hasta el país de los muertos donde encuentran a sus
abuelos.
Allí estos niños les preguntan – ¿cómo viven los muertos?
–Existimos mientras los vivos nos recuerden.
Aquí, junto a ustedes, integrando una red, recuerdo a Patricia
con una vela prendida reiterando un ritual que le gustaba hacer,
unidas en un enorme abrazo imaginario, a los diez años de su partida
definitiva.
Alicia

262
Patricia Stokoe (1919-1996)
Bailarina y pedagoga argentina
Creadora de la Expresión Corporal en Argentina.

-“Yo jamás pensé llegar a donde llegué.

Simplemente quería ser mamá”.

Patricia Stokoe

263
Apéndice
Karin Angulo, Karin Auspitz, Armando
Barbieri, Alice Bloch, Daniel Bautista, Tito
Bellusci, Néstor Blanco, Rosana de Blanco,
Eva Cziment, Mariana Danani, Iris de
Sousa, Paula Eberhart, Vivi Faifer, Gustavo
Firpo, Carlos Fisicaro, Adriana Gioiosa,
Roberto Giovanetti, Deborah Goldschmidt,
Susana Gonzáles, Claudio Hochman, Leslie y
Déborah Kalmar, Patricia Noronha, Nora
Onetto, Gabriela Panisello, Laura Rabinovich,
Estela Roitman, Ricardo Sobral, Marcela
Suez, Nestor Stieben, Silvina Szperling, Juan
Tausk, Alicia Tealdi, Judith Trumper, Ana
Waisenstein y Marcelo Yampey.
e
f

g
h
El Grupo Aluminé
Sus integrantes eran alegres, espontáneos, vibrantes. Se les
notaba el entusiasmo en cualquier parte que se encontraran. En el bar
continuo al teatro, se los veía felices, portando sus bolsos,
conversando de mesa en mesa. Se los observaba enfervorizados,
llenos de vida. Cada uno era lo que envidiaría cualquier adolescente
“bien educado” es decir “reprimido”. Me podrán responder que la
juventud de hoy, en su generalidad no tiene represiones… respecto al
sexo. Ese es otro tema complejo y ajeno a lo que me estoy refiriendo
ahora. Estoy hablando de exponerse a la mirada de los otros con
nuevas ideas, nuevos pensamientos, nuevo sistema de creencias, a un
público acostumbrado a otro tipo de danzas. “Los años en que actué
con el Grupo Aluminé, fueron los años más felices de mi vida” me dijo
un integrante varón que, aunque fueran minoría, se animó al desafió
de bailar públicamente porque le gustaba de alma. Estoy hablando de
las épocas en que un bailarín varón era sospechado en su virilidad. Por
suerte, actualmente eso ha cambiado.

Se me ocurrió llevar a una joven bien entrenada como


espectadora de danza clásica a ver al Grupo Aluminé en Buenos Aires
y comentó la diferencia: “En el ballet clásico, aun en escenas cómicas,
las danzas son muy estructuradas, solemnes y distantes. Sus trajes son

Gustavo Firpo y Leslie Kalmar


267
ciertamente hermosos, pero los pasos tan marcados son una traba a la
libertad, a la espontaneidad para expresar los sentimientos”. Yo
compartí su opinión, y creo que sólo artistas de la talla de Maya
Plisetskaya tienen el talento suficiente para que la técnica no se
advierta y sea utilizada en beneficio de las intenciones y emociones
que protagoniza en escena. Pero, sin dudas, estas artistas son la
excepción. Son muy pocas las que puedan interpretar a Polichinela sin
que la técnica clásica impida la libertad de un personaje cuyos
movimientos están manejados por los hilos de un titiritero.

Sólo vi algunas de las muchas puestas del Grupo Aluminé, pero


recuerdo una en que una “femme fatale” en tono satírico y burlón
rompía con los estereotipos del falso glamour a que estamos
acostumbrados en las malas actuaciones. Pregunté quien era esa
bailarina y me contestaron. –Es Leslie Kalmar, hija de Patricia.
“Cuanto fuego, cuanta gracia al hacer el personaje”, pensé. Y recuerdo
también una síntesis fenomenal de un buey, cansino en su andar,
gracias a un enorme palo que la actriz había colocado bajo su cuello y
del que colgaban sus brazos sosteniéndola casi sin fuerza. La bailarina
era Deborah Kalmar, la otra hija de Patricia. Rápidamente, quiero
despejar cualquier atisbo de sospecha o recelo. En el Grupo Aluminé
no había solistas ni roles privilegiados y, por supuesto, muchísimos
trabajos fueron tan dignos de mención como los señalados. Cargo
sobre mis espaldas la ignorancia de esos nombres ya que no estaba en
mi vida el proyecto de escribir este libro. De lo contrario hubiera
tomado debida nota. Piense cada bailarín-actor, injustamente
ignorado, de qué manera contribuyó al resultado final de cada
espectáculo y, sobre todo, piense cómo lo disfrutó entonces y
advertirán que mi omisión carece de importancia porque ¡Quien le
quita lo bailado! Y, en cambio, podrá calibrar en su justa medida el

268
gozo y la significación que tuvo en su vida haber integrado el Grupo
Aluminé.62

ANTECEDENTES E HISTORIA63

Cuenta Patricia en un artículo que escribió en 1980 que durante


los doce años que vivió en Inglaterra, atravesando la Segunda Guerra
Mundial, incluidas la pre y posguerra, ya estaban las semillas del
futuro Grupo Aluminé. “Cuando regresé en 1950 a la Argentina, la
misma energía vital de ese mensaje, la vida sobre todo quedó marcado
en mí en aquellas noches en que toda Inglaterra, y en particular en
Londres, donde la ciudad se oscurecía rigurosamente como protección
ante los bombardeos nazis. Sin embargo, todos los teatros, iluminados
por dentro, funcionaban noche tras noche.
Fue durante aquellos bombardeos cruentos cuando aprendí lo que
significaba la solidaridad, el sentido del humor, la disciplina, el esfuerzo
y el vivir cada momento intensamente. Sabíamos que si no vivíamos
cada instante con plenitud, mañana podía ser demasiado tarde.
Mantenernos animados y con proyectos era la manera de afrontar
una realidad muy dura. Eso lo sabían los políticos que, como nunca,
fueron muy generosos con los segmentos estratégicos de su pueblo. (...) El
apoyo político no se limitó a dar muy buena alimentación a los hombres
y mujeres que trabajaban en las fabricas, las minas de carbón y las
fuerzas armadas. La clase dirigente se empeñó en alimentar ‘las almas y
los espíritus’ de su pueblo. ‘Hay que levantar la moral para motivar las
ganas de resistir y luchar’ decía Churchill descentralizando la cultura al

62 ALUMINE es voz mapuche que significa “lago luminoso donde se ve profundo”. Dicho lago
está en la Provincia de Neuquén.

63 Publicado por Déborah Kalmar en “Qué es la Expresión Corporal”, Edit. Lumen., a quien
agradezco su autorización para reproducirlo.

269
llevar los conciertos, recitales, obras de teatro y de danza, a las fabricas
de armas, a las minas y a las mismas fuerzas armadas.
Todo este esfuerzo se hizo durante la guerra porque cuando la
contienda terminó, esos apoyos e incentivos fueron anulados. Inglaterra,
que junto a los aliados había ganado la guerra, al terminar padeció una
gran depresión.
Es fácil advertir hasta que punto los gobernantes no están
animados en proteger a los seres humanos, sino “usarlos como soldados
combatientes, hasta dejar la vida si fuera necesario para la defensa de
sus propios intereses.”

TODO ESE ESFUERZO PARA LA PAZ

“Si todo este esfuerzo socio-cultural, cuidado, animación,


solidaridad creativa se moviliza para la guerra, –continua Patricia–,
¿Por qué no para conseguir un mundo sin guerras, sustentándolo para la
paz? Estas ideas fueron recurrentes en mi viaje de retorno a la Argentina
y las pude poner en práctica con el Grupo Aluminé.
¿Por qué cuento esto? –prosigue– porque veo a una juventud sin
mística, sin energía vital, falta de solidaridad, desganada, desilusionada
y me gustaría dejarle algo de lo más autentico de mí: la energía que
alimenta las ganas de vivir, de amar, de transformar.
Poco tiempo después de mi llegada a Buenos Aires, integré un
grupo cooperativo al que llamamos Grupo Experimental de Danza
Contemporánea. Con este grupo actuamos en varios lugares, entre ellos
en los Conciertos del Collegium Músicum de Buenos Aires, presentamos
nuestras coreografías en conciertos para niños de los domingos por la
mañana en el TGSM y otros espacios abiertos como El Rosedal de
Palermo.

270
Paralelamente, desde mi propio estudio organicé grupos de
alumnos para presentar diversos trabajos en público. No fue extraño que
para ese entonces naciera el Grupo Aluminé, siguiendo el deseo de esas
vocecitas ansiosas de ‘bailar para otros’.
Yo enseño a bailar, que es algo más que moverse. Y si se trata de
bailar para otros, hay ciertas reglas que aprender.
En 1973 surgió un ‘laboratorio’ muy concurrido y entusiasta que
funcionaba el sábado por la tarde. Este grupo comenzó a aprender las
técnicas y los códigos para adaptar aquello que se hace para el propio
placer y transformarlo en algo que genere placer para quien lo ve. No
teníamos el nombre definitivo del Grupo, así que lo llamamos
humorísticamente Mongo-Dongo.”

271
¿QUIÉNES ÉRAMOS Y QUE HACÍAMOS?

“En los comienzos se trataba de un grupo de alumnos de mi


estudio que abordábamos temas que habían sido tratados durante las
clases dedicándole más tiempo para profundizarlos y adaptarlos a la
mirada del espectador.
Posteriormente, tomamos otros temas para estimular la creación
individual y grupal. Cuando teníamos el producto elaborado lo
presentábamos al publico, primero en el Propio Estudio y luego en otros
espacios como el Centro de Salud N°1, que funcionaba como Hospital de
Día.
Cuando conocí el libro La Línea por Ayax Barnes y Beatriz
Doumerc, decidí convertirlo en un guión para profundizar la
investigación y orientar al grupo a la elaboración de una primera obra
unitaria. Comenzamos a trabajar para llevar las ideas del libro al campo
coreográfico. El trabajo estaba bastante adelantado, cuando apareció en
los diarios una lista de libros prohibidos por la dictadura militar, entre
los cuales estaba el nuestro y sobre el cual habíamos estado trabajando
en la puesta.

Decidimos detener el trabajo, no la idea del laboratorio.


Continuamos inspirados en aspectos del guión sacados de contexto.

Para seguir adelante con las actividades del grupo que, para ese
entonces, estaba integrado por una nueva camada de adolescentes
igualmente entusiasmados, juntos preparamos el primer espectáculo
para ser presentado en el Teatro Payró y lo bautizamos como Grupo
Aluminé.”

272
DURANTE 10 AÑOS MUCHAS OBRAS.
Desde entonces y durante diez años, atravesando la dictadura militar,
prepararon y presentaron “nuestras queridas obras”, como llama
Patricia a Collage 76, Collage 78, Este es Nuestro Canto. Divertimento,
Metamorfosis, Collage 82, Tres momentos, Recoged esta voz y Quién tira
de los hilos, para reestrenar La Línea el primer año de recobrada la
democracia en Argentina, ya con otro elenco y una coreografía
madura tras tantos años de aprendizaje.
¿DÓNDE?
Consecuente con la idea de divulgar este nuevo modo de bailar:
Expresión Corporal-Danza, y darlo a conocer a personas que no
estaban habituadas a trasladarse a los teatros del centro para ver sus
espectáculos, habrían de trasladarse adonde estaban los potenciales
espectadores: concurrieron a escuelas, centros de salud, clubes,
teatros del Gran Buenos Aires y a otras provincias del país: 25 de Mayo
y la Plata, Provincia de Buenos Aires; Teatro Gral. San Martín de la
Ciudad de Córdoba, inclusive dando funciones exitosas en plena calle.
Igualmente, participaron ante entidades como la Asociación
Argentina de Actores, III Gimnaseadas Interamericanas, Feria
Internacional del Libro, Facultad de Ingeniería y de Ciencias
Económicas (UBA), Museo Sívori y en el Movimiento Danza Abierta
1981.
Además de estos lugares “informales”, hicieron funciones en
Teatros tradicionales de la Ciudad de Buenos Aires, tales como: Teatro
Payró, Sala Planeta, Teatro Municipal Presidente Alvear, Teatro
Discépolo, Bambalinas y Blanca Podestá, Margarita Xirgu, Santa
María del Buen Aire…
El grupo recibió, además, una invitación especial para
participar en el XV° Congreso del ISME (Internacional Society for

273
Music Educación) realizado en Bristol, Inglaterra en 1982 al que no
pudieron concurrir por razones típicas de la Argentina de la época:
Regía la dictadura militar, que no era precisamente partidaria de
64
apoyar y divulgar la cultura.

CRÍTICAS EN LOS MEDIOS

Desde el comienzo, la prensa escrita se hizo eco de este


fenómeno cultural dirigido por Patricia Stokoe y es curioso advertir
como la prensa registra que “cada nueva presentación significa una
superación sobre las anteriores”.65 El espectáculo La Línea está basado
en un libro homónimo del dibujante Ayax Barnes y Beatriz Doumerc
cuya idea central es la siguiente:
“La línea es una sucesión de puntos.
La historia es la sucesión de hechos.
Los puntos hacen la línea.
Los hombres hacen la historia.”

Continúa la crónica: “Con su propio cuerpo y rostro como


instrumento, sumado a un conjunto de elementos finamente
calibrados para un efecto total de gran eficacia y belleza, los jóvenes
integrantes del grupo logran una comisión difícil de igualar puesta al
servicio –como siempre– del mensaje humanista. Tanto la música
como los recursos visuales, cumplen su papel a la altura de la
propuesta colectiva que habla del rigor conceptual y profesional. En
este caso hay que decirlo sin rodeos: perderse este espectáculo sería
66
imperdonable”.

64 En un DVD sobre Expresión Corporal: Imágenes y Recuerdos de Patricia Stokoe, incluye en la


Primera parte al Grupo Aluminé, interpretando La Línea.
65 Qué Pasa, Año 3 N° 144- 23 /11/ 1983).
66 La Nación Bs. As. 30/09/81 - Clarín Bs. As. 18/10/ 81, firmado por Néstor Tirri.

274
INTEGRANTES

Han pasado desde sus comienzos más de 50 integrantes, entre ellos


y por orden alfabético:

Karin Angulo, Karin Auspitz, Armando Barbieri, Alice Bloch,


Daniel Bautista, Tito Bellusci, Néstor Blanco, Rosana de Blanco,
Eva Cziment, Mariana Danani, Iris de Sousa, Paula Eberhart, Vivi
Faifer, Gustavo Firpo, Carlos Fisicaro, Adriana Gioiosa, Roberto
Giovanetti, Deborah Goldschmidt, Susana Gonzáles, Claudio Hochman,
Leslie y Déborah Kalmar, Patricia Noronha, Nora Onetto, Gaby
Panisello, Laura Rabinovich, Estela Roitman, Ricardo Sobral,
Marcela Suez, Nestor Stieben, Silvina Szperling, Juan Tausk, Alicia
Tealdi, Judith Trumper, Ana Waisenstein y Marcelo Yampey.

275
BREVE Y PERSONAL HISTORIA DE LA EXPRESION
CORPORAL EN BUENOS AIRES

"Leído por Déborah Kalmar"


en el festejo del 70 aniversario de Patricia
23 de Septiembre de 1989.

En el principio fue La Barra -el piso y el centro-, el Plié y el


Relevé, el Grand Battement y el Jetée. Luego, según cuentan entre 1950 y
1956, en el antiguo Collegium Músicum de Buenos Aires y aún antes, lo
llamaban Gimnasia Rítmica y ciertas prácticas de Yoga. Pero mucho no
sé, aun no había nacido...

Años pasaron y un buen día llegó a Buenos Aires un maestro.67

“Hay que ser sensibles a la realidad”, decía “Llenarse de


experiencia para poder evocarla y recrearla en sus danzas”, y nos
mandaba a cazar imágenes en las calles, en los trenes, los mercados y los
puertos. Ahora, había que comer manzanas y acariciarlas… y tardar
mucho, mucho tiempo, finalmente en degustarlas. Luego, debíamos
pasar la lengua entre los labios y recovecos de la boca para poder evocar,
nítidamente nuestra manzana. Y entonces sí, volver a olerla y
escucharla, mirar y acariciarla, pesar y finalmente dar un mordisco
imaginario a nuestra imaginaria manzana como si estuviera allí,
sostenida en nuestras manos.

Claro, que esa realidad de aquellos días (allá por el año 66) no
siempre era tan agradable como comer una manzana. A veces era dura,
muy dura como los golpes que recibieron en la cabeza los universitarios
en la llamada “noche de los bastones largos”.

67 Se refiere al director de teatro Oscar Fessler.

276
Ya no se sabía sí era conveniente ser tan sensible a la realidad pero
seguían, sin embargo, insistentes, abocados a su tarea de captarla.

Y el Estudio se llenó de objetos: trapos, telas, palos, pelotas,


fretachos, sillas plegables, globos, objetos inflables, paraguas, zapatos,
sombreros e incluso “resoles” que eran una especie de resortes que
caminaban solos y comenzaron a poblar las escaleras, a colgar de los
balcones, a dormir en los estantes e incluso a aparecer en las bañaderas.

Y con los objetos aparecieron las preguntas, preguntas por todos


lados: ¿Cómo es? ¿Es duro o blando? ¿Frío o caliente? ¿Qué temperatura
tiene? ¿Qué color? ¿Y si no fuera un... en qué podría convertirse? ¿O
convertirme?... y así nacieron los personajes más extraños y las ideas
más asombrosas.

A veces, cuando se hacían clases abiertas, aparecía alguien entre el


público a quien no podíamos identificar. Entonces comprendimos que
tal vez tanta explosión de creatividad no era conveniente al orden y a las
68
costumbres imperantes en aquellas épocas.
69
Un buen día, entre los objetos llegaron Los Huesos: huesos largos
y huesos cortos, huesos puntiagudos y huesos enroscados, y el estudio de
Patricia se colmó de huesos. Aprendimos muchas cosas nuevas: a buscar
huesos en nuestros cuerpos y en los de los demás. Aprendimos palabras
difíciles como sínfisis pubiana, sifosis, lordosis, escoliosis, sacrum,
humerum, calcanium y ya no hablábamos más que con palabras
difíciles. Ahora no se podía bailar si no se sabía anatomía y quedarse en
el piso interminables horas para descubrir cómo se comportaban
nuestros huesos cuando se quedaban quietos o cuando se movían.
68 Se refiere a los policías de civil durante el proceso militar.

69 Se refiere al trabajo de Gimnasia Conciente de Inx Bayerthal e Irupé Pau.

277
Pero la más profunda conmoción, la revolución se produjo
cuando vino una señora, que con mucha suavidad y dulzura nos invitó a
explorar y probar ponernos en las posiciones más extrañas que ella sabía
70
llamar “Posiciones de Control” , y una, a los diecisiete años, se daba
cuenta que ya no podía sentarse con las piernas cruzadas sin que le
doliera la pierna derecha o que no tenía la menor idea de qué forma
tomaba la articulación de la rodilla (entre los “cóndilos” del fémur y los
“platillos” de la tibia), o cuál era la diferencia entre la articulación
cotiloidea y la glenoidea o la función y problemas de nuestro músculo
“esternocleidomastoideo” luego llamado familiarmente “el mastodonte.”

Para todos nuestros problemas, sin embargo, ella trajo una


solución: los bambúes, los había de todos los tamaños y grosores, ya no
fueron horas sino días enteros en que nos concentrábamos en recorrer,
mental y perceptivamente, observando, notando, dándonos cuenta de
cómo era y funcionaba nuestro cuerpo en todo tipo de circunstancias.

Ahora debíamos aprender a estar muy quietos, muy quietos en el


piso sin quedarnos dormidos y pensar en todos los sutiles, sutilísimos
espacios recorridos en ínfimos movimientos.

Nuestro lenguaje cambió y comenzamos a incorporar términos


nuevos como “apoyos”, “empujes”, “tracciones”, “distancias”,
“actividades” y “pasividades”, “tonos”, “transportes”, “proyecciones”,
“irradiaciones” y “contactos”. Y nos convertimos en fanáticos
buscadores de espacio. Espacio entre los huesos, espacio entre la piel y
la ropa, y la pared y el piso. Espacio con los vecinos de abajo y los de al
lado. Y lo grande se hizo pequeño y lo de dentro fuera y lo de afuera,
adentro. Y sin embargo nada se confundía.

70 Se refiere a Gerda Alexander creadora de la Eutonía.

278
. Hasta que un día, desde nuestros ísquiones y desde los talones,
desde los codos y los dedos de todas partes comenzaron a producirse
extrañas vibraciones que solían continuarse en la calle, en casa y aun
en los colectivos... Esa fue una época muy movida.

. Junto a los bambúes y las vibratorias llegó una tecnología de


reconocimiento de nuestros apoyos. Tecnología revolucionaria que
comenzó a cotizarse y los alumnos del estudio comenzaron a rondar
clubes y plazas, esquinas y barrios en busca de las pelotas de tenis
perdidas (había que encontrarlas ya usadas). Así fue como nos
paramos sobre las pelotas, rebotamos y masajeamos; la colocamos
detrás de la espalda, debajo de los glúteos y omóplatos y de las clases
salían suspiros y quejidos y, a veces, incluso ronquidos.

. Recuerdo que un día, a un compañero se le ocurrió utilizar siete


pelotas a la vez para descansar su espalda; todos preguntamos si no le
parecía estar exagerando, pero él insistió en su modalidad durante
meses.

. Finalmente, para comprobar (o no) que la Expresión Corporal


también era danza formamos un grupo. Y así fue que llevamos nuestra
piel y nuestros huesos, los bambúes y los apoyos al escenario. Pero esto
aun no fue suficiente, había que preguntarse cotidianamente ¿Qué
bailamos?, ¿por qué bailamos?, ¿sobre qué bailamos?

. Y nos encerramos a investigar durante meses y salíamos “A


cazar Imágenes” y traer temas de la calle, de los diarios, de la
conversación con la gente, leíamos poemas, escuchábamos músicas,
soñábamos nuestros sueños y abríamos los grandes libros y también
los libros pequeños.

279
Descubrimos entonces que ser bailarines, para nosotros era algo
así como ser alquimistas. ¡Que trasformábamos nuestra piel, el
espacio, los huesos, los bambúes, los temas, los tiempos, los apoyos y la
vibraciones en preciosas gotas de sentimientos! Y que para juntar los
suficientes como para entregarlos a los demás desde el escenario,
había que ensayar y ensayar, repetir y repetir, o no repetir la
repetición,71 andar y desandar durante incansables horas, hasta lograr
convocar al Duende...72

A veces venía....

Ahora ya no digo más porque llegamos al presente. Y en la escuela


ya desde pequeña me enseñaron que los libros de historia no llegan
nunca al presente.

El presente es de todos y todos hacemos la historia.

¿Y lo que vendrá?

Está naciendo en los sueños que cada uno sepa soñar.

71 Se refiere al poema de Nazim Hikmet : “Concierto en Re menor Número 1 de Juan


Sebastián Bach”… del cual toma el último verso… “El milagro de la renovación, mi amor, es la no
repetición de la repetición.”

72 Se refiere a la Prosa de Federico García Lorca: “Teoría y Juego del Duende”.

280
Su
Último
Escrito

Desde la Península San Pedro


Enero 1996

281
JORGE KALMAR

Nacido en Budapest, Hungría en el año 1919.

Va a Londres, Inglaterra a estudiar Ciencias Económicas en la


Universidad de Londres un año antes de que estalle la última
guerra mundial.

283
Su facultad es evacuada a Cambridge durante los bombardeos de
Londres junto con otras de la misma Universidad, y allí cambia su
carrera a Arquitectura y a la vez, comienza a tocar el oboe.
Profundamente conectado con la música desde su niñez y
adolescencia en Hungría donde la música de cámara fue parte de su
paisaje sonoro durante esos años juveniles de crecimiento, se dedica
ahora a lograr, a través de ese instrumento, la posibilidad de expresar su
mundo musical interior.
Es también muy buen remero y es seleccionado para remar en las
Competencias de Oxford y Cambridge, pero se le activa una lesión en un
disco intervertebral lumbar y no puede continuar su vida deportiva,
dedicándose, aún más al oboe.
Es allí donde se conecta con la vida intensamente musical del
ambiente Inglés (es decir con profesionales: médicos, arquitectos,
abogados, contadores, quienes tocando diferentes instrumentos hacen
música por el gozo de hacerlo, como otros juegan al ajedrez, cantan en
coros o cultivan su jardín).
Jorge comienza a tocar música de Cámara en grupos de
aficionados en Cambridge y se entera de la tradición de “Music Camps”
o Campamentos Musicales. Y en las vacaciones, así como una vez fue a
talar árboles con un grupo de guardabosques, otra vez participó en una
experiencia de Camping Musical.
¿Cómo era esta propuesta?
Un grupo de músicos, aficionados en su mayoría, contrataban a
un músico profesional con capacitación para dirigir música de cámara y
buscaban un lugar en la campiña inglesa, es decir una granja donde el
granjero les alquilara el uso de su granero para tocar música en caso de
lluvia (que siendo Inglaterra, era la mayoría de las veces) y el uso de su

284
terreno para tender sus carpas donde dormían. En ese entorno ecológico
hicieron “música por amor al arte”.
Finalizados sus estudios académicos Jorge se traslada a Londres
donde, ante todo busca un ambiente musical, de músicos de Cámara,
algunos ya profesionales o en vías de serlo y otros, como él, de otras
profesiones pero con un vínculo muy auténtico con la música.
El lugar de encuentro era la vivienda-estudio de June Hardy
(viola) y Francis Baines (contrabajo), ambos músicos profesionales.

285
No hace más que cinco años cuando visité Londres con mi hija
menor Leslie, nos contaron que fue Jorge quien siempre promovió en el
grupo “que la música se tendría que hacer por la necesidad del alma y no
sólo del bolsillo”. Francis, ya con su “juventud bien acumulada” y una
larga trayectoria en el campo de la música profesional inglesa le dice a
Leslie: “Debemos mucho a tu papá por esta insistencia en el verdadero
amor por la música.”
Bueno, Jorge viene para acá –Argentina– más o menos en el año
1948. Su padre vivía en Buenos Aires. Antes de venir fundó en Londres el
“Kalmar Chamber Orquestra” en la cual tocaban con él, June Hardy,
Francis Baines, Colin Davis y su hija Constance, April Cantello y otros
cuyos nombre ya no recuerdo y fueron ellos los que continuaron tocando
en este conjunto, aun después de que Jorge se había trasladado a Buenos
Aires.
En Buenos Aires busca trabajo como arquitecto y ambiente
musical como vida álmica. Se conecta con los fundadores del Collegium
Músicum y se presenta ante la Orquesta Juvenil que dirigía Teodoro
Fuks. Es aceptado como oboísta en la orquesta, continuando sus estudios
con el maestro Guillermo Gräetzer. Fue en ese entorno que, contando
sus vivencias de los camping musicales de Inglaterra entusiasmó a un
pequeño grupo, entre ellos Hernán Erenhaus (oboe), Favelli (chelo),
Efrain Guigui (clarinete) y Gerardo Levy (flauta) a pasar unas
vacaciones de verano en “una región muy bella de montañas y lagos en la
cordillera” de la que había oído hablar.
Así que se tomaron un tren (probablemente en 2º clase) en
Constitución y bajaron en Zapala. De ahí llegaron como pudieron hasta
Colonia Suiza, “un poco a dedo y otro a pie”. Se instalaron en Colonia
Suiza (no era entonces lo que es ahora) en una hostería tipo chileno, un
aserradero, un almacén y muy poco más y se pusieron a tocar música.
286
De algún lado les llegó la noticia de que a pocos kilómetros de allí
tenía un chalet una señora que tocaba el piano. Tener tan cerca un piano
y una pianista los motivó a visitar la casa de Linda Rautenstrauch donde
pudieron ampliar su repertorio musical considerablemente.

Fue allí en la casa de Max y Linda Rautenstrauch que Jorge les


incentivó la idea de crear en esta zona, un Camping Musical.

El primer sitio fue a medio kilómetro del puente Moreno en un


terreno prestado por Hans Nübel para este fin.

Así nació el “Camping Musical de Bariloche” (tal vez fue en el


verano del 49) y nació también la fundación “Amigos del Camping
Musical” integrada por varias personas que apoyaron la gestación y
trabajaron por lo que hoy es este Camping Musical Bariloche. En el
verano del 50-51 Jorge invita a June Hardy a participar en la primera
temporada musical. Estaban Fanelli, Guigui, Levy y Alberto Lisy con sus
15 años. Yo tuve el gran placer de estar allí también.

Patricia Stokoe

287
PATRICIA STOKOE 1919- 1996

289
e
f

g
h
Nace en la República Argentina en 1919; en el seno de una
familia inglesa. Su padre era capataz de una estancia inglesa en la zona
de Coronel Suárez – Pcia. de Buenos Aires.

Cursa sus estudios primarios y secundarios en el Saint Hilder’s


College en Hurlingham, provincia de Buenos Aires.

Se radica en Inglaterra desde el año 1938 hasta el año 1950 en


que regresa a su país natal.

Recibe su formación y trabaja profesionalmente como bailarina


incorporando múltiples disciplinas teatrales en Londres: Danza
clásica con Judith Espinosa diplomada en la “Royal Academy of
Dance”; Danza moderna con Agnes de Mille, Catherine Devos y
Sigurd Leeder de la escuela de Rudolph Von Laban.

Desde 1941 hasta 1949 se desempeña como bailarina


profesional en Inglaterra.

En el año 1948 viaja durante siete meses al lejano Oriente; India


(Bombay y Calcuta) Hong Kong y Singapur como bailarina clásica y
de folclore en el ballet Anglo Polaco.

Comienza sus experiencias como pedagoga dictando clases en


el London Country Council (Municipalidad de Londres) y en la
ciudad de Stevenage Hartford.

Regresa a Buenos Aires en el año 1950 iniciando su labor como


educadora en enseñanza artística. Introduce su corriente de trabajo en
el Collegium Musicum de Buenos Aires en la década del ’50. Es allí que
comienza a desarrollar un concepto de Danza creativa ligada al arte,
salud y educación que denomina Expresión Corporal: tu propia
danza.

291
Se desempeña como profesora y coreógrafa en la Universidad
de Buenos Aires (Etuba) y de la provincia de Santa Fe, dirigida por el
director de teatro Oscar Fessler desde 1960 hasta 1966.

Entre los años 1966 y 1974 coordina el primer profesorado para


la formación de docentes de Expresión Corporal, en el Instituto de
perfeccionamiento docente del Collegium Musicum de Buenos Aires.

Es miembro formador de la Asociación Argentina de


Musicoterapia (ASAM). Participa como profesora de especialidad en
la carrera de formación de músico-terapeutas en la Universidad de el
Salvador en Buenos Aires (1967-1969) y en la cátedra de recuperación
humana de la Universidad del Museo Social Argentino (1973-1975).

Profesora interina en el curso de especialización en Expresión


Corporal para post-graduados de la Escuela Nacional de Danzas
(1972-1976). Posteriormente colabora con la Dra. Gladys Sterpone de
Muller en la estructuración del Primer Profesorado Nacional de
Expresión Corporal (1980-1982) En dicha escuela ejerce como
profesora de práctica y didáctica de esa materia hasta el año 1983.

Con el propósito de hacer conocer la Expresión Corporal a


través de espectáculos, crea y dirige durante 15 años al Grupo
Aluminé que comienza su historia en Buenos Aires en el año 1972.

Desde su inicio hasta 1986 este grupo participó en la 3er.


Gimnaseada en Octubre de 1978; el teatro Payró / sala dos, temporada
del 18 de Junio al 10 de Julio de 1979; el primer Ciclo de Creadores e
Interpretes Argentinos organizado por el Consejo Argentino de la
Danza – Junio de 1979; la Feria Internacional del Libro. Mayo 1980; el
ciclo de la Danza Contemporánea organizado por el teatro
Bambalinas y Teatro Podestá 1982. En la ciudad de 25 de Mayo,

292
Provincia de Buenos Aires, invitados por la unión de Maestros de
Enseñanza Media. Participa en festivales de danzas en las capitales de
las provincias de Córdoba, Misiones y Salta. Ofrece espectáculos en
escuelas, museos, plazas públicas y calles de las capitales del País.

Colabora con un grupo de adolescentes en la realización de la


película “La educación musical” sobre el método de Carl Orff bajo la
dirección del Director argentino Rodolfo Kuhn, Buenos Aires 1976.

En 1972 conoce a Gerda Alexander, con quien entabla una


profunda amistad y comienza sus prácticas de Eutonía. Es becada para
participar en los cursos de verano en Talloires, Francia, Julio 1977,
dictados por su autora. Desde entonces trabaja para introducir
aspectos de la Eutonía como aportes en la Expresión Corporal,
creando su propio modo de trabajo al que titula Sensopercepción.

Participa en la 2da. Conferencia Internacional de la IPA


(Keynote Speaker) Tokio, Japón, en Junio de 1990.

Desde 1960 realiza cursos, cursillos, dicta conferencias y


seminarios y participa de múltiples congresos en las provincias
Argentinas y otros países Latinoamericanos (Brasil-Río de Janeiro,
Sao Pablo, Santa María de Porto Alegre) Chile, Colombia, Cuba, Perú
Venezuela, Uruguay, Nicaragua, Honduras, Israel, España (Madrid y
Barcelona) y Japón.

Entre 1988 y 1995 dicta cursos anuales de Expresión Corporal


en la Escola Municipal d’Expressio I Psicomotricitat, Barcelona,
España.

293
Desde 1968 a 1995 (año de su fallecimiento) dirige su propio
Estudio, el Estudio Stokoe de Expresión Corporal-Danza para
personas desde los tres años de edad, incluyendo cursos de
preparación y perfeccionamiento docente reconocidos por la
Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada (SNEP).

Miembro fundador del Movimiento Argentino de Educación


por el Arte (MAEPA) en 1984.

Inicia, en Buenos Aires, en noviembre de 1994, la Primera Red


Intercomunicada de Trabajadores de Expresión Corporal en
Educación y Salud, Animación Sociocultural y Autogestión.

Su fallecimiento se produce en San Carlos de Bariloche, el 27 de


Enero de 1996.

294
AUTORA DE LOS SIGUIENTES LIBROS SOBRE SU
ESPECIALIDAD

- Expresión Corporal y el niño, Patricia Stokoe, Edit. Melos-Ricordi,


1967/82, Argentina.
- Expresión Corporal y el adolescente, Patricia Stokoe, Edit. Barry,
1974/78, Argentina.
- Expresión Corporal, Guía didáctica para el Docente, Patricia
Stokoe, Edit. Melos-Ricordi, 1978/86, Argentina.
- Educación y Expresión Estética: Artículos de Violeta Gainza, Alicia
Hebrón, Oscar Fessler, Patricia Stokoe y otros, Edit. Plus Ultra, 1978,
Argentina. (*)
- La Expresión Corporal, Patricia Stokoe y Alex Schächter, Edit.
Paidós, 1977, Argentina.
- Expresión Corporal: Arte-Salud-Educación, Patricia Stokoe, Edit.
Humanitas ICSA, 1987/90, Argentina. (*)
- Expresión Corporal en el Jardín de Infantes, Patricia Stokoe y Ruth
Harf, Edit. Paidós, 1984, Argentina. (*)
- El Proceso de Creación en Arte, Patricia Stokoe y Alicia Sirkin, Edit.
Almagesto, 1994/95, Argentina. (*)
- Reflexiones sobre el juego y la educación en la Argentina,
disertación en la Segunda Conferencia Mundial de IPA, publicado en
el la recopilación realizada por IPA (Asociación Internacional por el
Derecho del niño a Jugar): “El Juego: necesidad, arte y derecho”. Edit.
Bonum, colección juegos y dinámicas, 1996. (*)
- Patricia Stokoe dialoga con Violeta Gainza, Patricia Stokoe y
Violeta Gainza, Edit. Lumen, colección: Puentes hacia la
comunicación musical, 1997.

295
ACERCA DE LA AUTORA

Todo lo que

has visto,

recuérdalo,

porque todo

lo que

olvidas

se lo lleva el
viento.

Canto de
los indios navajos

2971
e
f

g
h
CURRÍCULUM “ESENCIAL” DE ALICIA GARCÍA GILABERT

Nacionalidad doble: Argentina y Española.


Profesión: Abogada.

1961. Integrante de la Comisión Jurídica de L.A.D.H -. Liga Argentina


por los Derechos del Hombre.

1963 Miembro Informante en el Primer Congreso de Mujeres de Toda


América- CUBA 1963.

Comunicadora grafica, radial y de TV.

Editora: “INFORME RATEMABACH, El Drama de Malvinas”,


propietaria de Ediciones Espartaco. Documentos Históricos,
desde su creación, 14 de diciembre 1988 - Bs.As.

Profesora en Técnicas y Lenguajes Corporales en la YUMEN


(Asociación Cristiana de Jóvenes) Bs. As. (5 años), Escuela
Integral de Actores Del Teatro IFT (5 años) y en el Centro de
Vivencias Nazaré Paulista, Sao Paulo, Brasil (3 veranos).

Coreógrafa: LUX IN TENEBRIS de Bertolt Brecht (Agosto 1985). LA


TREGUA de Mario Benedetti adaptación A. Lauro y S.
Kuperschsmidt. Dirección: Carlos. Demartino, ambas en
Teatro IFT.

Actriz: en EL PAJARO AZUL, de Maurice Maeterlinck, papel “La


Noche”, teatro Margarita Xirgu. Integrante del Grupo Imágenes
director Carlos Veiga, Cristina Escofet y Marilú Pinasco,
premiada en la epopeya político-artística Teatro Abierto en
1982 en Buenos Aires.

299
Viajera con interés antropológico y sed por lo diferente.

Como los títulos y las profesiones dicen poco de quién se es como


persona permítanme agregar:

Nací en Argentina poco antes de empezar a bailar, cosechando


después varios premios.

Además de la educación formal, las películas también fueron


mis maestras. Cuando faltaba al cine, iba a la escuela. Quizá por eso,
en la narrativa dicen que soy visual.

Walt Disney, me abrió las puertas grandes de la música: Bach,


Chopín, Tchaicovsky e Igor Strawisnky que, en La Consagración de la
Primavera, sostiene la evolución de la Creación y las Especies y por
cuya causa estuve a punto de ser echada de la Escuela Primaria. La vi
once veces: la sabía de memoria. Luego la danza, las lecturas y… como
le pasaba el Gentilhombre de Moliere, que hablaba en prosa sin
saberlo, yo empíricamente, fui educada por el arte.

AMORES. Tuve dos amores públicos relevantes: Héctor P.


Agosti: Premio Nacional de la Literatura, político y maravillosa
persona. Con él claudiqué a uno de mis sagrados principios. Discípula
de Simone de Beauvoire e Isadora Duncan, me sentía entera con el
“amor libre”. Héctor me llevaba 25 años de edad e influyó en mi estado
civil, pero también me enseñó que los años no son tan, tan
importantes, como lo son las afinidades espirituales y culturales.
Luego del fallecimiento de Agosti, le siguió en España, Marcos Ana,
un aristócrata del espíritu, ser angelical, según expresión de Pedro
Almodóvar -que yo comparto- al anunciar el motivo por el cual hará
una película sobre la vida de este poeta, preso político y también un ser

300
excepcional.73 A su turno, todos nos volvimos adolescentes, porque el
amor es así.

Ambos, a través de los años me escribieron tantas, pero tantas


cartas, que estuve tentada de casarme con el cartero.

Hubo también un amor “semi público” cuyo nombre la


prudencia me manda silenciar.

La inteligencia me erotiza, pero debe estar dirigida a nobles


causas, porque dicen que Hitler era un bípedo inteligente.

LA MEDIOCRIDAD me espanta. Desde que leí, siendo una


adolescente, El hombre mediocre de José Ingenieros puedo detectar a
la legua a los mediocres que –ellos sí– constituyen un peligro por la
falta de respeto a la identidad de las personas. Lo digo por experiencia
reiterada. De ellos no se puede esperar grandeza, sino envidia y celos
nacidos de su propia frustración de no poder ser ellos mismos. Tras su
aparente suavidad y buena educación se esconde un ser maligno
corroído por las miserias humanas.

RELIGIÓN: Cuando entré a la Catedral de San Pedro en el


Vaticano sentí que se me ensanchaba el pecho de una enorme
espiritualidad, aunque allí no habitara Jesucristo. Los arquitectos
sabían lo que hacían y tenían visión de futuro. El lujo, después de
2.000, años sigue vendiendo; la austeridad y el decoro requieren una
autoestima muy alta.

EL AMOR POR LA NATURALEZA: El día que los terráqueos


pongamos en práctica esa verdad, el Planeta se salva. Mientas tanto
hay que ajustarse los cinturones.

73 Diario El País de Madrid, domingo 17 de febrero 2008.

301
LA AMISTAD, una forma distinta del amor a la que rindo culto
aunque exija tanto esfuerzo y creatividad, pero ¡qué menos merece un
buen amig@!

MI VOCACIÓN POR LA DOCENCIA se manifestó en los


juegos de la infancia. Luego de tomar mis clases de danzas en la
Academia, volvía a mi casa y, en lugar de estar extenuada, sacaba las
doce sillas del comedor al patio, las ponía en doble fila y con un palo de
escoba, como lo hacía mi profesora con su bastón, yo les marcaba los
tiempos. Juro que jamás me di cuenta de que eran sillas, si de verdad
eran mis alumnas.

EL TEATRO del bueno me apasiona, el malo me hace huir de la


sala en puntas de pie.

Una vez me enteré de que en el teatro Independencia daban El


Zoo de Cristal. Como no tenía permiso para cruzar la calle San Martín
sola, me fui de casa sin decir una palabra.

En la platea había muy poquita gente. No entendí ni media


palabra, pero estar rodeada de palcos y luces transformadoras
respiraba a gloria y cuando salió la actriz al escenario me sentí
encandilada. Recuerdo, como si fuera hoy, que al terminar la obra subí
las escaleras hasta encontrarla en su camarín ¿Lola Membrives? No
recuerdo. Sólo sé que cuando la tuve enfrente mío le pregunté qué se
sentía actuar ante tan poquita gente y ella me respondió: “Nosotros
somos como los pájaros, trinamos sin saber si nos escuchan”. Al volver
a mi casa ya estaba oscureciendo, entonces caminaba bien pegadita a
la pared para que no me pasara nada. “Ahora me pueden matar”,
pensaba. Pero al entrar nadie se había dado cuenta de mi ausencia. Ahí
aprendí que cuando una cosa vale la pena, deben asumirse los riesgos.

302
Una OBSESIÓN: Los libros que leo y releo hasta
descuartizarlos. Los adoro porque me enseñan muchas vidas y la vida,
mirada con atención, me enseña otro tanto.
IMAGEN DEL ESPEJO: Cuando me miro en el espejo me
devuelve la imagen de la honestidad y eso me tranquiliza la
conciencia.
EL HUMOR es cosa seria y me ha salvado de muchos papelones.
Adoro las paradojas ¡son tan realistas!
LO SOCIAL es mi modo de entender la vida. Mi viaje a Cuba
significó un antes y un después. Me mostró que “el mundo es un
templo hermoso donde caben en paz las personas todas de la tierra”.
Que el “nosotros” es muy superior al “yo” y nadie es excluido. Que vale
la pena apoyar a esta Revolución que – fiel a su tiempo– asegura a
todos el pan, la justicia y el canto.
Allí conocí la solidaridad y la dignidad de caminar con la frente
alta, sin arrodillarse, lo que produce tanto miedo al vecino del Norte
“revuelto y brutal que nos desprecia. En suma: “ que otro mundo es
posible”.
Los que priorizan el tener al ser tienen todo el derecho de cruzar
el charco hasta Miami.
EL VALOR DE LA PALABRA me obliga sobre cualquier
contrato: si prometo algo lo cumplo a muerte, aun cuando sea en
contra de mis propios intereses. ¿Una prueba? Este libro.
MIS VALORES: la ética, aunque parezca un anacronismo sigue
vivita y coleando, y la belleza.
ME EMOCIONA hasta las lágrimas cuando veo actitudes
consecuentes con los principios más elevados.

303
EN LA NECESIDAD me siento feliz, si hago lo que me gusta.
LA PALABRA MAS IMPORTANTE: Solidaridad porque ésta
contiene, además, al Amor.
ACUARIANA-SAGITARIANA por designio de “mis” estrellas.
Es decir: decente, creativa e independiente, lo cual no está nada mal en
cualquier siglo que sea.

304
Alicia García Gilabert

Foto de Alicia rodeada de su


familia en Mendoza

305
Indice
PRÓLOGO 3
Dedicatorias 9
Agradecimientos 10
Patricia Stokoe, perfil e imagen 15
Atraía a los jóvenes 18
Cuándo, cómo y por qué nació este libro 19

CAPÍTULO I. ESCENARIO BARILOCHE 23


Viaje de Buenos Aires a Bariloche 25
Malabarista en acción 26
Celebración del Año Nuevo 28
El ángel del lago 30
La National Geographic 31
Metáforas reveladoras 34
Shakespeare entre nosotras 35
Escalando el Cerro López 42
Nativos pioneros, maestros en ecología 45
El vuelo de los gansos 47
Las golondrinas 50
Caminata hacia la Laguna Negra 51
El día que cortaron los pinos 54
Diferencias no tan sutiles 58
La visita de una pareja de jóvenes ingleses 59

CAPÍTULO II. REPORTAJE SOBRE SU VIDA 67


No quiero una biografía blanca 69
Niñez, padres y ancestros 73
La Segunda Guerra Mundial 100
El respeto y la muerte de su padre 101
Los de arriba y los de abajo 103
El destino de su madre 103
Régimen legal para los artistas en actividad 114
La guerra es un negocio en el que el pueblo
pone los muertos 118
Bertolt Brecht 119
De gira por Oriente 120
India 121
Rabindranath Tagore 124
China 125
Singapur 126
1947-1950 Crisis existencial 129
Se acabaron las técnicas de imitación 134
Moshe Feldenkrais 135

CAPÍTULO III. REGRESO A LA ARGENTINA 137


1950 Regresa a la Argentina 139
El Macartismo y la caza de brujas 144
Encuentro entre Stokoe y Kalmar 145
Departamento familiar 148
Estudio Kalmar de arquitectura y decoración 149
La legendaria Bauhaus 150
El hombre parte y no regresa 151
Hexagrama 53 153

CAPÍTULO IV. LOS AMORES DE PATRICIA 155


Los tres hombres de Patricia 157
El tercer hombre 158
La democracia en América 163

CAPÍTULO V. PATRICIA MAESTRA DE MAESTROS 169


Sus maestros 171
Agnes de Mille 175
El Método Feldenkrais 180
Descubre el placer de hacer y descarta
la tortura 183
Isadora Duncan y Rudolf Von Laban 185
Otras puertas se abren 188
Soledad y crisis 188
La Eutonía de Gerda Alexander 189
El alma de la Expresión Corporal 194
Collegium Musicum de Buenos Aires 194
¿Cómo nace la expresión corporal? 194
La expresión corporal se extiende como un
reguero de pólvora 196

CAPÍTULO VI. ESCENARIO BUENOS AIRES 199


1° de febrero 201
Visita al hombre sabio 204
Líder hasta la médula 205
Pragmática obsesiva 208

CAPÍTULO VII. AGUAFUERTES 209


La Expresión Corporal también es Comunicación 211
El Título universitario 216
Era un puente, armaba redes, empujaba con fuerza 219
El cartero 226
¿Realmente todos pueden bailar? 227
El traqueteo de sus viajes 231
Las burlas del idioma 233
Denise Stoklos 233
El éxito y el triunfo 235
Fiesta de cumpleaños número 70 239
El oficio de ser abuela 241
Crisis Religiosa 242
Nikita Mikhalkov 244
La Espiritualidad 245
Es hora de partir 247
Tuteándose con la muerte 250
Un salmo de vida 250
Año 1995 251
El último viaje 253
Emprende su último viaje 256
Epitafio 257
La rabia y la decencia 258
Cláusula testamentaria 259
No esta dicha la última palabra 260
27 de Enero de 2006, diez años después de su partida 262

CAPÍTULO VIII. APÉNDICE 265


Grupo Aluminé 267
Antecedentes e historia 269
Todo ese esfuerzo para la paz 270
¿Quienes éramos y que hacíamos? 271
Durante 10 años muchas obras 272
¿Dónde? 272
Críticas en los medios 273
Integrantes 275
Breve y personal historia de la Expresión Corporal
en Buenos Aires 276
Su último escrito 281
Jorge Kalmar 283
Patricia Stokoe 1919-1996 289
Autora de los siguientes libros sobre su especialidad 295
Acerca de la autora 297
Currículum “esencial” de Alicia García Gilabert 299

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