El Regreso Del Joven Principe
El Regreso Del Joven Principe
El Regreso Del Joven Principe
–Nunca lo pensé como una segunda parte, busqué volcar una –Todo, los que me conocen siempre me dicen “sos vos”. Eso me puso
experiencia de mi vida y no quería hacer una biografía: tenía que ser una contento. Pero yo soy los dos, en diferentes etapas de mi vida y en
historia y necesitaba un personaje adolescente. Entonces dije: “¿Por qué distintos momentos del día también, porque no podemos manejarnos en
no imaginar que es El Principito que volvió?”. un nivel de conciencia parejo todo el tiempo, más cuando uno se tiene
que ocupar de negocios. En ese sentido, es auténtico y es lo que yo creo
y practico. Los que están al lado mío lo ven como lo más normal, no les
–¿Cuánto suma la escritura poética a la hora de pasar a la prosa? sorprende el libro. Eso me deja bien, porque para conocer la grandeza de
una persona hay que hablar con los que están a su alrededor. La mayor
parte de las veces las cosas son de una manera hacia fuera y de otra en la
–La prosa no es tan sencilla como uno cree. Tuve la suerte de escribir intimidad pero, en mi caso, creo que soy bastante coherente.
este libro como si fuera un solo poema, lo hice todo corrido en nueve
días, en un trance entre poético y místico.
El regreso del joven príncipe de Alejandro Roemmers Roemmers hace revivir a El Principito en una nueva historia que trata
del encuentro de un hombre solo que recorre las rutas patagónicas y
halla al costado del camino a un adolescente desvalido, casi muerto de
hambre, que resulta ser El Principito, de regreso en la Tierra. El joven
Publicado por Leonardo Schiano --- foto Rodrigo Néspolo
sube al auto y, durante el viaje, ambos entablan un diálogo sencillo pero
profundo que trata de desnudar los grandes interrogantes de la
existencia.
Tal como él mismo se define, Alejandro Roemmers no encaja dentro del Nunca antes los herederos del escritor y aviador francés habían
típico modelo de escritor. Este empresario de 50 años, de más de 1,80 realizado una movida de este estilo. De hecho, como norma general, la
metro, y de una amplia sonrisa que deja ver sus dientes blancos, no fundación no aprueba ningún tipo de texto que trate de El Principito. Y
suele ir a las librerías ni a las bibliotecas —sólo lee los libros que le sin embargo, en esta caso sí lo hizo, e incluso Frédéric D’Agay, sobrino
mandan por cortesía—, es licenciado en Administración de Empresas, nieto de Saint-Exupéry y presidente de la fundación, prologó la obra del
anda en autos deportivos a más de 300 kilómetros por hora, es fanático autor argentino.
del golf, del esquí y de otros deportes de riesgo, y de vez en cuando
vuela en helicóptero, entre otras actividades. Pero eso no es todo. Su
actividad laboral refuerza aún más la dis-tancia que existe entre él y un
Quería hacerle un homenaje a Anotnie de Saint-Exupéry, y qué mejor
tradicional narrador: es uno de los dueños del laboratorio Roemmers.
que cumplir con un deseo suyo: que retorne El Principito.
Así y todo, este poeta logró algo que muchos escritores —y no
escritores, por cierto— anhelan durante toda su vida: escribir una obra
sobre un personaje que fue, es y será trascendental para millones de “Este Principito no es más que el mismo Saint-Exupéry. Es su alma de
personas en el mundo. Es que con el libro El regreso del joven príncipe, niño que creció sin volverse jamás realmente adulta, viviendo en el cielo
y las estrellas en busca de la tierra de los hombres, responsables y R: Más o menos a los 18 años, me di cuenta de que realmente no estaba
únicos. Al partir, nos legó un tesoro y nos pidió con vehemencia en la disfrutando de la vida. No solo porque no hacía las cosas que yo quería
última frase del libro: ‘No me dejéis tan triste. Escribidme enseguida, sino porque era una persona muy racional (con el tiempo observé que
decidme que El Principito ha vuelto...’”, refiere D’Agay en un pasaje para ser feliz hay que lograr un equilibrio entre la emoción, el
del prefacio. Sesenta y cinco años después, Roemmers le cumplió el sentimiento y la razón). Me faltaba vivir con más sentimiento. Buscaba
deseo al aviador francés. el sentido de mi vida como un objetivo, como un lugar adonde ir, pero
en realidad la felicidad se encontraba en vivir cada momento, en
disfrutar el camino hacia la meta. Por otro lado, me afectó el desa-rraigo
P: ¿Por qué decidió escribir una nueva historia del Principito? que sufrí en mi juventud. Yo siempre tuve muchos amigos y le
adjudiqué un gran valor a la amistad. Pero cuando terminé la primaria
R: Yo quería hacerle un homenaje a su autor, Antonie de Saint-Exupéry, me cambiaron de colegio: tuve que volver a integrarme a un nuevo
y qué mejor que cumplir con un deseo suyo. Desde que leí El Principito, grupo en la secundaria; a los tres años, me fui a vivir a España, y de
cuando tenía unos diez años, me sentí muy identificado con sus valores nuevo lo mismo. Al poco tiempo de comenzar la universidad, donde ya
y me impactó de una manera tal como ningún otro libro lo había hecho tenía un grupo, volví a la Argentina. Con esa vida nómada era
hasta ese momento. Estaba conmocionado, pero a la vez un poco triste. complicado mantener un núcleo de amigos y siempre tenía que
El tema de su partida —al final de la historia— me dio mucha pena, me integrarme. Así se me hacía difícil vivir la vida que yo anhelaba. Por
dejó un sabor amargo. Quería que la historia continuara. Recuerdo que último, cuando estaba en España, yo solía andar en moto por las sierras
en aquel entonces sentí que yo tenía que lograr la vuelta del Principito y sin darme cuenta estaba meditando, no pensaba en nada, solo miraba
de alguna forma para darle un final feliz a la historia: incluso pensé en las montañas en silencio durante varias horas. Me hacía bien. Cuando
escribirle a Saint-Exupéry para pedirle que lo hiciera, pero luego no hice volví a Buenos Aires dejé de hacerlo y, sin notarlo, dejé de meditar. Eso
nada. Quedó todo en la intención. Unos años después, siendo me hacía sentir melancólico, triste, pero por suerte lo superé de a poco
adolescente, volví a leer el libro y regresó esa misma sensación de yendo a un campo, en Córdoba.
tristeza.
P: ¿No es muy poco tiempo? P: Hizo volver a El Principito en 1999, pero recién ahora lo edita de
forma
R: Puede ser. Pero me salió así. En esa etapa —ya tenía unos 40 años—
me sentía pleno. Me acuerdo que a los 18 comencé a leer libros de masiva.
superación personal, de Filosofía, para tratar de estar mejor, para
entender por qué a veces no me sentía bien. Y me llevó más de diez R: Cuando escribí el libro no hubo interés de parte de la Fundación
años superar esa tristeza, aunque también me di cuenta de que no es tan Saint-Exupéry en darle su aprobación. Ellos tienen como norma no
fácil lograr y mantener esa plenitud. Por eso quise publicar el libro. aceptar ninguna continuación de la historia original. En aquel momento,
me dio lástima ya que el libro transmitía buenos valores. De todas
maneras, edité unos 6.000 ejemplares y se los regalé a mis amigos y a
varias escuelas. Me alentó un poco la opinión de todos cuando me
P: ¿Pensó a este relato como una continuación de El Principito? comentaron que el texto les servía.
R: No. Siempre lo pensé como un homenaje al Principito y a su autor.
Creo que es un complemento espiritual que prolonga, amplifica y le da
actualidad al mismo mensaje, con un lenguaje universal, tal como el que P: Lo habrá desilusionado la respuesta de la fundación...
utiliza la obra original de Saint-Exupéry. Diría que es una segunda
etapa, más que una continuación. R: Mirando la situación en retrospectiva, que es cuando muchas cosas
toman sentido, lo entiendo. Incluso, en aquel momento no tenía el
tiempo necesario para dedicarle al libro. Todo se da cuando se tiene que
dar y en la forma en que se tiene que dar. Lo difícil es saber darse
P: ¿Y qué mensaje quiere transmitir? cuenta: hay que elegir cuándo luchar para cambiar las circunstancias y
R: Siempre traté de vivir acorde con los valores que se sostienen en El cuándo hay que aceptarlas y esperar un nuevo momento. Es una
Principito, aunque no fue fácil, y en esa novela tampoco hay pautas de intuición. Y eso pasa todo el tiempo, tanto con las situaciones cotidianas
como con las importantes. La vida te da señales y hay que estar atento a R: Realmente me sentí muy contento. Cuando volví a leer mi relato para
ellas. editarlo me llamó la atención algo en lo que no había reparado antes y
fue que el personaje trata de sorprender al lector con el prejuicio. ¡Qué
curioso que yo escribí esto así!, pensé y quizás era un reflejo de lo que
P: ¿Qué cambió para obtener la aceptación de la Fundación Saint- me ha pasado en mi vida.
Exupéry?
R: Hace un tiempo, en la Villa Ocampo, se realizó una muestra de los P: ¿Cómo piensa que este libro puede llegar a los adolescentes que están
viajes que Saint-Exupéry hizo por la Patagonia cuando trabajaba para tan alejados de la lectura?
Aeroposta Argentina. A fin de organizarla, Frédéric D’Agay visitó
varias veces el país para recopilar información —también para escribir R: A todos nos atraen las historias. Creo que cuando uno lee el libro de
un libro al respecto— y pudo observar que incluso muchos habitantes de El regreso del joven príncipe es como que se vuelve “mejor persona”; te
los pueblos donde el escritor paraba piensan que él era argentino. A da ganas de abrazar a alguien, querés compartir la historia, de leerle un
través de esas visitas, D’Agay escuchó anécdotas, testimonios, fragmento a quien quiera escucharte. Quizá llegue por ese lado.
descubrió cartas y fotos de Saint-Exupéry que desconocía, y se dio
cuenta de cuánto el autor había estado influenciado por la Patagonia. Es
más, en el prólogo dice que Saint-Exupéry pudo haberse inspirado en la P: Hoy día, para muchos la amistad dejó de ser un valor, o bien ya no es
geografía argentina que miraba desde el cielo para escribir El Principito. muy respetada: ¿piensa que hay un camino para volver a hacerla vigente
Durante la exposición tuve la oportunidad de darle mi libro. Cuando lo , así como a otros valores presentes en la historia?
leyó, aparentemente le gustó porque a los pocos meses me llamó, desde
Francia, y me propuso hacer el prólogo. R: Sí, creo que hay un camino pero es fundamental buscarlo y
encontrarlo. De lo contrario, el progreso no nos va a llevar a ninguna
parte. Toda la revolución tecnológica y comunicacional tiene que estar
No era feliz. Buscaba el sentido de mi vida como un objetivo, pero en acompañada por una revolución espiritual porque sino seguramente nos
realidad la felicidad se encuentra en disfrutar el camino hacia una meta. vamos a comunicar pero no habrá experiencias que nos enriquezcan.
Hoy se busca que las cosas sean rápidas y somos una sociedad que
premia solo el buen resultado. Pero yo me resisto a eso: sí hay que tratar
de tener buenos resultados pero no de cualquier manera ni a cualquier
P: Ahí tocó el cielo con las manos…
precio. Creo que importa la forma como se hacen las cosas, no solo es
importante llegar.