Cuento Maracas

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Había una vez en la selva un grupo de animales muy talentosos que formaron una

banda de música. La banda estaba compuesta por ocho personajes: el león, el mono, el
elefante, el tucán, la serpiente, el oso hormiguero, la mariposa y el cangrejo ermitaño.
Todos los días, ensayaban para dar el mejor concierto de la selva.
Un día, mientras ensayaban, la mariposa sugirió que deberían incluir en su música un
instrumento que permitiera que todos los animales pudieran participar y moverse al
ritmo de la música. El elefante sugirió usar maracas y todos estuvieron de acuerdo.
La serpiente dijo que ella enseñaría a cada uno cómo usar las maracas para que todos
pudieran tocar al mismo tiempo. Entonces, la serpiente se acercó a cada uno de los
animales y les dio las siguientes instrucciones:
León: agita la maraca de arriba hacia abajo, como si estuvieras rugiendo.
Mono: agita la maraca de lado a lado, como si estuvieras columpiándote de una
rama a otra.
Elefante: agita la maraca con la trompa, como si estuvieras soplándola para que
suene.
Tucán: agita la maraca de manera rápida y constante, como si estuvieras picoteando
algo delicioso.
Oso hormiguero: agita la maraca suavemente, como si estuvieras acariciando algo.
Mariposa: agita la maraca de manera suave y rítmica, como si estuvieras
revoloteando alrededor.
Cangrejo ermitaño: agita la maraca de manera irregular, como si estuvieras
caminando en diferentes direcciones.
Serpiente: agita la maraca de manera ondulante, como si estuvieras moviendo la
cola.
Todos los animales practicaron mucho y cuando llegó el día del concierto, todos
pudieron tocar sus maracas perfectamente. La música sonaba increíble y todos los
animales se movían al ritmo. Los otros animales de la selva se unieron a la fiesta y
pronto, toda la selva estaba llena de música y alegría.
Desde entonces, la banda de animales tocaba con sus maracas en todos sus conciertos y
todos los demás animales se unían a ellos, moviendo sus cuerpos al ritmo de la música.
Así, los animales aprendieron a tocar maracas y a escuchar activamente la música,
mientras se movían al ritmo de la misma, mejorando su desarrollo motriz y su
coordinación. Y la selva siempre fue un lugar lleno de música y alegría gracias a la
banda de animales talentosos.
Había una vez en la selva un grupo de animales que se reunían todos los días para tocar música juntos.
El grupo estaba compuesto por ocho animales: el león, la jirafa, el mono, el elefante, la serpiente, el
tucán, el canguro y el oso hormiguero. Cada uno tenía su propio instrumento, pero hoy estaban
ensayando con las maracas.

El león, como el líder del grupo, tocaba las maracas principales con gran energía y ritmo, pero ahora les
dio a cada uno de sus amigos la oportunidad de tocar también.

La jirafa, que era la más alta del grupo, tocaba las maracas de una manera suave y delicada. Su sonido
era muy relajante y suave, y daba un toque de tranquilidad a la música.

El mono, que era muy travieso y divertido, tocaba las maracas de una manera muy rápida y alocada. Su
sonido era muy divertido y hacía que todos los demás animales rieran y se divirtieran.

El elefante, con su gran trompa, tocaba las maracas de una manera muy fuerte y poderosa. Su sonido
era tan fuerte que hacía vibrar la selva entera.

La serpiente, que era muy ágil, tocaba las maracas en un patrón muy interesante y diferente. Su sonido
era tan sorprendente que todos los demás animales se quedaban maravillados.

El tucán, con su hermoso plumaje, tocaba las maracas de una manera muy suave y delicada. Su sonido
era muy relajante y suave, y daba un toque de tranquilidad a la música.

El canguro, con su gran fuerza y saltos, tocaba las maracas en un patrón muy rítmico y constante. Su
sonido era tan poderoso que hacía que todos los demás animales saltaran y bailaran.

Finalmente, el oso hormiguero, que era muy tranquilo y pacífico, tocaba las maracas de una manera
muy lenta y suave. Su sonido era tan relajante que hacía que todos los demás animales se calmaran y
se relajaran.

Los animales ensayaron juntos todas las tardes, y cada uno tenía su momento para tocar las maracas. El
león comenzaba con un patrón rítmico muy emocionante, seguido de la jirafa, que tocaba una melodía
suave y dulce. Luego, el mono entraba con un patrón muy rápido y alocado, mientras que el elefante
tocaba con fuerza para hacer vibrar la selva.

Después, la serpiente entraba con un patrón interesante y diferente, mientras que el tucán tocaba con
suavidad para dar un toque de tranquilidad a la música. El canguro entraba con un patrón rítmico y
constante que hacía que todos saltaran y bailaran, mientras que el oso hormiguero tocaba con suavidad
para calmar a todos los demás animales.

Los animales ensayaron mucho y pronto se presentaron en un gran concierto

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