El Arte de La Intimidad
El Arte de La Intimidad
El Arte de La Intimidad
Kathlyn Hendricks
El
Arte
de la
Intimidad
Una guía para perder el
miedo al amor
Indice
Prólogo 7
I. El secreto 11
II. Cómo acercarnos a otra persona 21
Formas comunes de eludir una relación íntima 24
Nos insensibilizamos 24
Culpamos a los demás 25
Pasamos nuestras viejas películas 26
Luchamos por el poder 27
Tenemos sentimientos contradictorios 28
Discutimos 29
Enfermarnos 30
La experiencia del acercamiento 31
III. Para lograr la autonomía 33
IV. Diferencias entre una relación y un enredo 39
Características de los enredos 42
V. Cómo establecer relaciones positivas 47
Intenciones conflictivas 49
VI. Intenciones y acuerdos esenciales para una re-
lación positiva 53
VII. Los enredos se reflejan en el cuerpo 61
Espacio, peso y tiempo 66
Espacio 66
Peso 67
Tiempo 68
VIII. La proyección: una importante barrera para
las relaciones positivas 71
Cómo eliminar la proyección 76
IX. Cómo resolver el problema de los límites su-
periores: aprender a manejar más energía positiva 79
La alternativa: crear nuevos canales para la ener-
gía positiva 88
Comentarlo con la pareja 89
Darse espacio para crecer 90
Contacto físico y movimiento 91
Llegar a acuerdos positivos con el Universo 91
X. Estrategias específicas para resolver conflictos 95
Intensificación de las descargas 97
Retirada 98
Ofender y pedir borrón y cuenta nueva 98
La alternativa milagrosa 99
Experimentar el conflicto 100
Comunicación iluminadora 101
Dos ejemplos 102
XI. La sexualidad y el dinero 105
SEXUALIDAD 107
Alta fidelidad 110
DINERO 111
XII. Ejercicios 115
Estiramiento en parejas 117
Acercarse-alejarse 117
Polaridades de poder 119
Análisis de las intenciones 120
Esta bien-no esta bien 122
Nuevos Estímulos 123
Caminar juntos 124
Conversación por señas 125
Danza del vientre 126
Moldear 126
Domando al dragón de los limites superiores 126
Posiciones 128
Establecer intenciones 129
Incrementar el amor 130
Retroinformación 131
Ciclos de expresión 132
Completar ciclos de percepción 133
Mensajes callados 134
Epílogo 135
Prólogo
Pag. 8
Las relaciones ofrecen infinitas oportunidades
para nuestro crecimiento espiritual y psicológico y los
beneficios son ilimitados. ¿Qué mejor que conseguir
la luminosa experiencia del amor y tener con quien
celebrarlo? Abramos juntos el libro de los secretos y
descubramos las sorpresas que nos aguardan.
Pag. 9
I
El secreto
Al entablar relaciones nuevas lo hacemos con grandes
esperanzas y con un pasado. El pasado consiste en los
trastornos de nuestra personalidad que emanan de
antiguas experiencias. El amor y la energía positiva que
se generan entre dos personas traen esos trastornos a la
superficie.
He aquí algunos ejemplos de conflictos de la
personalidad:
• En el fondo siento que no soy digno de ser amado
• No soporto que me critiquen
• Por razones inexplicables, me deprimo y me pongo
de mal humor
• Siento una rabia explosiva
• Quiero que se ocupen de mi
Surge una extraña paradoja. A menudo se cree que
este tipo de cuestiones se originaron por falta de amor.
Y quizás es cierto en la infancia, cuando por primera vez
se instalan. Sin embargo en nuestra vida actual lo que lo
hace aflorar es precisamente la experiencia de ser amados.
El amor sana y el proceso de curación tiene que sacar
primero los problemas a la luz. Cuando éstos surgen, a
menudo no sabemos cómo afrontarlos, y nos retraemos
de la otra persona achacando los problemas a falta de
amor en la relación.
Si no te crees digno de merecer amor y atención
positiva, es probable que te sientas incómodo cuando te
los den. Haz un experimento que hemos realizado con
cientos de personas en nuestros talleres de relación. Está
diseñado para descubrir las barreras que impiden recibir
de lleno energía positiva.
Pide a un amigo o compañero que se siente frente a ti
y que mirándote a los ojos te diga sinceramente cada diez
segundos más o menos: “eres maravilloso”. Todos somos
maravillosos aunque quizás no lo creamos, así que la
afirmación es rigurosamente cierta. Haz que esa persona
te lo siga diciendo durante dos o tres minutos. En cada
Pag. 13
pausa observa lo que sucede en tu mente y en tu cuerpo.
Estas son algunas respuestas típicas que da la mente:
• “No, no lo soy”
• Desvario
• Pensamientos alocados
• Ofuscación
Las respuestas típicas del cuerpo son:
• No sostener la mirada
• Cuerpo tenso
• Grandes deseos de volver la cabeza
• Flujo de emociones a punto de desbordarse, tales
como miedo y tristeza.
Pag. 20
II
Cómo acercarnos a
otra persona
Los seres humanos sentimos un profundo deseo
de acercarnos a otros. Al hacerlo, sin embargo, surgen
desavenencias que a menudo nos hacen lamentar haber
tenido ese deseo. Veamos si podemos abrirnos paso
en ese extraño laberinto y lograr el acercamiento sin
contratiempos.
Nos gusta acercarnos por varias razones. La primera
es que resulta muy agradable unirse profundamente a
otra persona, hasta el punto de perder nuestro sentido
del yo. Una parte de nosotros, que algunos llaman
ego, ha establecido cuidadosamente un sentido del Yo.
Necesitamos en gran medida la seguridad de tener
el sentido de quién soy “Yo”. Pero también nos gusta
deshacernos de vez en cuando de ese Yo para unirnos del
todo a otra persona o al universo mismo. Cuando estamos
haciendo el amor en forma apasionada y extáticamente,
tal vez no queremos que nada, ni siquiera, un sentido del
Yo, nos impida abandonarnos por completo a nuestras
sensaciones. O sea que el ego trae consigo una paradoja:
debemos tenerlo y debemos trascenderlo.
Nos sentimos muy bien al unirnos a otra persona y
mezclar nuestras moléculas con las suyas. Durante millones
de años de evolución un organismo se ha mezclado con
otro para crear algo nuevo. En lo más recóndito de nuestro
ser yace el impulso de entrelazar nuestros átomos con los
de otra persona. Nos fascina jugar y para los juegos más
interesantes siempre se requiere una pareja.
Debido a varios aspectos peculiares, estos juegos
pueden a veces escocer. Nos abrimos, perdemos nuestro
sentido del yo, mezclamos nuestras moléculas y luego
resultamos gravemente heridos. Puede suceder también
que nos abramos, y luego retrocedamos asustados al ver
lo que surge de nuestro interior o el de la otra persona.
Hay unos animalitos metálicos con imán en la base que
cuando se ponen en una mesa dándose la espalda giran en
redondo para quedar frente a frente. Un proceso similar
Pag. 23
ocurre con las relaciones humanas. Nos metemos en una
relación nueva con la mente en sucesos pasados. Entonces
la atracción magnética nos hace dar la vuelta para afrontar
el presente cara a cara. En ese punto a menudo ofrecemos
una gran resistencia. La fuerza de la atención positiva de
la otra persona nos empuja a una dirección y la fuerza de
nuestro condicionamiento en otra.
El estrés que causan estas fuerzas contradictorias
nos hace retraernos y quedar inconscientes, lo cual no
significa quedar simplemente en blanco, aunque puede
suceder. Significa que abandonamos nuestras intenciones
conscientes y empezamos a funcionar automáticamente.
Y aquí entran nuestros patrones condicionados. Si,
por ejemplo, en alguna relación íntima anterior te han
criticado mucho, en el presente puede suceder que te
acerques a alguien para luego ver que retrocedes por
temor a una relación íntima.
Nos insensibilizamos
Podemos detener el acercamiento cortando nuestra
sensibilidad. Por ejemplo, en plena experiencia sensual
intensa con la pareja, desaparece de repente toda
sensación, ¿qué fue de ella?
Por ejemplo. En el subconsciente estás muy enojado
con tu pareja pero no te permites reconocerlo o hablar
del tema. Más tarde, en la cama quizás, te das cuenta de
Pag. 24
que tus sentimientos hacia tu pareja han disminuido. Hay
varias formas de cortar la sensibilidad de nuestro cuerpo.
Una es dejar de respirar a fondo, lo cual cierra nuestra
capacidad de experimentar y responder plenamente.
Nos falta simplemente el combustible que proporciona
la respiración profunda. Otra forma es desarrollar en los
músculos tensión, dolor o pérdida de sensibilidad. En
la expresión de nuestras emociones participan algunos
de los músculos más susceptibles. Una tercera forma de
insensibilizarnos es desconectarnos del presente y crear
un mundo interior imaginando, quizás, una lista de lo que
compraremos en el supermercado o que nuestra estrella
de cine favorita nos rescata de una catástrofe.
Insensibilizarnos es, pues, algo que nos puede suceder
cuando no estamos conscientes. Es una forma que tiene
el inconsciente de apartarnos de una situación que por
alguna razón nos causa temor.
Pag. 27
Tenemos sentimientos contradictorios
A veces, al acercarnos a otra persona, brotan de
nuestro interior espontáneamente sentimientos tales
como miedo, enojo y tristeza. ¿De dónde vienen? ¿Los
causó la otra persona? ¿Por qué brotan ahora?
El efecto purificador que el amor y la atención positiva
producen en una relación hacen aflorar a menudo
sentimientos guardados durante largo tiempo. Por
ejemplo, un hombre nos contó algo que le preocupaba
mucho. En el momento cumbre de la relación sexual con
su esposa recordaba con ira a su madre. A veces volvía
a vivir experiencias de su niñez que había tenido hacía
más de treinta años. Durante la consulta con nosotros
descubrió que había entrelazado sus sentimientos
sexuales con animosidad hacia su madre. Y luego, al
sentirse sexualmente atraído por su esposa, la antigua
cólera volvía a aparecer. Una vez que consintió en sentirla
y analizarla, esa cólera dejó de enturbiar sus relaciones
sexuales.
El mismo proceso se puede dar con el miedo y la
tristeza. De alguna forma, van unidos a la experiencia
del acercamiento, y más tarde al acercarnos a alguien
nos sentimos tristes o asustados. Estos sentimientos
conflictivos deben desentrañarse con cuidado. Es muy
posible que tengan poco o nada que ver con la persona con
quien se está llevando en ese momento la relación. Quizás
te recuerda a alguien o todo se deba a que es del mismo
sexo que aquél que originalmente te causó el conflicto.
La otra persona es normalmente quien desencadena los
sentimientos que te preocupan.
Lo sentimientos que no vivimos ni expresamos se
almacenan en el cuerpo y, como las cuerdas del arpa,
vibran cuando se toca una en particular al acercarnos a
alguien. Por ejemplo, si en el pasado malinterpretaron
tus sentimientos y los usaron en tu contra, la experiencia
actual de acercamiento podría hacer vibrar las cuerdas
Pag. 28
de la tristeza y el miedo. Analizar la vida del cuerpo, las
formas tan sutiles en que nos habla, puede sernos de gran
ayuda para aclarar nuestros sentimientos conflictivos y
dejar libre el camino al acercamiento.
Discutimos
En una relación más cercana el miedo a la intimidad
puede llevarnos a empezar una discusión o a provocar
que la otra persona la empiece. Pero, ¿qué pasa si la pareja
comienza la discusión por su cuenta? ¿Qué sucede si uno es
la víctima? Las respuestas son duras pero potencialmente
iluminadoras.
En realidad, sólo abriéndose a la posibilidad de tener
toda la culpa de una discusión lograremos saber cuánta
responsabilidad es de uno y cuánta del otro. Dicho de
otra forma, una vez que estés dispuesto a reconocer que
el asunto puede ser sólo una proyección tuya tendrás un
panorama más exacto de quién lo provocó.
Por ejemplo, un hombre acusa a su esposa de ser una
coqueta porque la ha visto flirtear con otros hombres en
público. Ella por su parte dice que él es un paranoico y
que lo que le parece flirteo es una simple conversación.
¿Quién está causando el conflicto? Analizándolo a fondo
descubrimos que cuando el esposo tenía ocho años su
madre los abandonó a su padre y a él y se fue con otro
hombre. ¡Luego el problema es de él! ¡Un momento!, el
padre de la esposa, a su vez, la molestaba de pequeña
obligándola a adoptar con los hombres un patrón de
conducta de seducción y mucha rabia oculta.
Este ejemplo pone de relieve que en una pareja nunca
hay forma satisfactoria de atribuir un problema a uno
solo. La única solución es que los dos lo tomen como
propio. Sólo entonces es posible llegar a solucionarlo.
El momento mágico en terapia de parejas llega cuando
dos personas abandonan la lucha por el poder (“El
problema es tuyo”; ‘‘no es cierto, es tuyo”) y empiezan a
Pag. 29
aceptar responsabilidad individual. Hemos descubierto
que en esta terapia uno de los dos cónyuges suele tomar
la responsabilidad antes que el otro. Si el otro insiste en
culpar y criticar es poco probable que la relación crezca.
Tomar la responsabilidad es algo tan fuerte que, si uno lo
hace y el otro no, se genera una situación explosiva.
Enfermarnos
A veces un acto de acercamiento puede provocar una
resistencia tan grande que la persona se enferma para dar
marcha atrás.
Es muy común que la gente se enferme para no tener
que hacer algo que le inspira sentimientos contradictorios.
Seguramente habrán oído ejemplos tales como un dolor
de garganta antes de un recital, o un disco luxado antes
de las vacaciones. Como el acercamiento saca a relucir
emociones tan intensas, es fácil ver por qué preferimos
enfermarnos antes que pasar por ellas. Recuerda, como
experimento, las últimas veces que te enfermaste.
¿Coincidieron con un acercamiento o separación de
alguien?
Uno de nuestros ejemplos favoritos procede de una
amiga nuestra de California. Ella y su pareja habían sido
novios durante sus años de universidad, pero habían
esperado a casarse para tener relaciones sexuales. Esta
decisión les había atormentado todo el tiempo pues se
sentían fuertemente atraídos. Finalmente se graduaron
y se casaron. Después de la boda, cuando se dirigían
emocionados a una retirada cabaña de Oregon, el tapón
de una de las ruedas del auto se cayó y se fue rodando
entre los arbustos. Él se bajó a recogerlo y se infectó con
hiedra tóxica de la cabeza a los pies, lo cual le obligó a
pasar los tres días siguientes en el hospital con 39° de
temperatura, parte del tiempo envuelto en hielo.
Pag. 30
La experiencia del acercamiento
Hay varios pasos claves en el acercamiento. El primero
es decir si uno verdaderamente lo desea, pues no todos
lo tenemos como meta en la vida. El establecimiento
consciente de la intención es ya un paso eficaz. El
siguiente es enfrentarse con lo que obstaculiza el camino:
proyecciones, discusiones, sentimientos contradictorios
u otras manifestaciones de resistencia. El tercero es
incrementar la habilidad de experimentar energía positiva.
Al disipar la resistencia a las relaciones íntimas, uno
empieza a abrirse y a elevarse porque está recibiendo más
amor y energía positiva. Lleva tiempo y práctica aprender
a recibir cada vez mayor cantidad de energía positiva,
mientras que para la negativa somos bastante expertos
(normalmente ya hemos tenido bastante práctica).
Hay que abrir nuevos canales para recibir la positiva,
sentirla a fondo y aprender a expresarla. En el capítulo 9
analizaremos la forma de construir esos canales.
Pag. 31
III
Para lograr
la autonomía
Anhelamos la auténtica independencia tanto como la
intimidad, aunque no parece tan deseable; y sin embargo
es su mitad inseparable. Le ponemos resistencia porque
la asociamos con soledad y aislamiento, sentimientos
originados por una separación incompleta. Sólo
eliminando estas barreras lograremos alcanzar la
independencia.
Una relación estrecha y edificante sólo se da si
ambos están también dispuestos a ser independientes. Es
importante entender esta paradoja.
Los seres humanos llevamos en las relaciones un ritmo
parecido a la respiración: nos gusta inhalar y exhalar, es
decir acercarnos y alejarnos, y a menudo tememos ambas
cosas.
Piensen en un niño: busca el acercamiento, se
desarrolla gracias a él, eso le nutre. Claro que si la madre
no le quiere, o siente miedo o ira por haberlo tenido, o
fuma sin parar, el pequeño lucha por no acercarse a la
vez que lo desea. Más tarde, esa resistencia puede aflorar
cuando trate de acercarse a otras personas.
Al ir creciendo uno va buscando la autonomía y para
ello necesita desarrollar un sentido del yo, la habilidad de
sentirse a gusto consigo mismo y con el mundo. Es esencial
explorar el mundo, aprender a valerse por uno mismo y a
mantener una relación personal con el universo.
Lo ideal sería que aprendiéramos a entregarnos del todo
a los demás y gozáramos a la vez de total independencia
para que nuestra relación no se basara en la necesidad.
Pero pocos lo logran sin haber trabajado antes mucho en
sí mismos.
Al acercarnos, solemos tener miedo de perder la
independencia y por eso surgen las resistencias que
mencionábamos en el capítulo anterior. Y al tratar de
independizarnos debemos primero superar el miedo
a la soledad. Nos preocupa el hecho de que quizás no
volvamos a lograr la intimidad y entonces retrocedemos
Pag. 35
ante la auténtica independencia. Atrapados en el vaivén de
nuestras reacciones, el flujo y reflujo cadencioso con que
se mueven, idealmente la intimidad total y la verdadera
autonomía se convierten en algo irregular y violento.
Todas las dificultades que surgen al acercarnos pueden
manifestarse también al buscar la verdadera autonomía.
Vean estos ejemplos:
• Un hombre planea irse él solo de viaje para alejarse
un poco de la familia, pero la noche anterior se lastima y
no puede irse.
• Una mujer regresa por fin a la universidad después
de diez años y el primer semestre se embaraza.
• Una mujer se separa de su abusivo esposo, pero a la
semana siguiente choca su coche y tiene que depender de
él para el transporte.
Pag. 37
IV
Pag. 46
V
INTENCIONES CONFLICTIVAS
Como hemos visto, hay personas que empiezan una
relación para completar algo de su niñez; para conseguir,
por ejemplo, la aprobación que no consiguieron de su
padre o de su madre. Esta intención bloquea la posibilidad
de tener una relación positiva con su pareja pues la basarán
en el pasado. Hay que volver al pasado, enfrentarse al
padre o la madre, mentalmente o en persona, y resolver
Pag. 49
el problema; pero no con la pareja actual. También
hay quienes entran en una relación con la intención de
demostrarse algo a sí mismos o a los demás. Por ejemplo:
• Necesito, demostrar que soy digno de ser amado
• Necesito demostrar que merezco estar aquí
• Necesito demostrar que tengo poder
• Necesito demostrar que no se puede confiar en la
gente
• Necesito demostrar mi sexualidad
• Necesito confirmar que soy estúpido e indefenso
Resolver estos puntos es crucial, pero no se puede
hacer a través de una relación. Por ejemplo, un hombre
de veintitantos años tenía muchas parejas sexuales pero
no lograba comprometerse con nadie; por fin cayó en
la cuenta de que lo que hacía era tratar de demostrar
su sexualidad. De adolescente había tenido muchos
sentimientos homosexuales y le preocupaba que las
mujeres no le excitaban. Entonces se le ocurrió tener
muchos contactos sexuales para eliminar ese miedo.
Pero esa solución no atacaba el problema directamente y
no le proporcionó, por tanto, una satisfacción duradera.
Los problemas no suelen desaparecer si no se les enfrenta
directamente. Comprarse ropa nueva, por ejemplo, puede
ser un estímulo para la autoestima, pero para lograr un
cambio efectivo tenemos primero que preguntarnos por
qué no nos sentimos a gusto con nosotros mismos.
El hombre que tenía dudas respecto a su sexualidad
tuvo por fin que admitir sus sentimientos homosexuales
y el hecho de que todavía los sintiera a veces. Una vez que
fue sincero consigo mismo descubrió que, en realidad,
las mujeres sí le atraían sexualmente. Y finalmente logró
comprometerse con una, con la que después tuvo un hijo.
Otra intención que causa conflictos es la necesidad de
tener la razón. Muchos hemos crecido viendo a los que nos
rodeaban hacer mucho hincapié en el hecho de tener la
razón, aunque para ello tuvieran que sacrificar la calidad
Pag. 50
de su vida y la de los demás. Es natural que si una persona
tiene que estar en lo cierto, alguna otra tendrá que estar
equivocada. Por tanto, muchos hemos aprendido a ver el
mundo como un lugar en el que hay un juego constante
de desigualdad. Si yo tengo razón, tú tienes que estar
equivocado y a la inversa; o, los dos tenemos razón y el
resto del mundo está en el error.
El criterio justo queda así reemplazado por el
enjuiciamiento, y nuestros actos tienen que pasar el
filtro de la intención, bien sea la de tener la razón o la de
defendernos de estar equivocados. Hasta que no se presta
atención a esto, todo posible desarrollo de la relación está
en punto muerto. Para empezar a eliminar esta traba
basta con establecer una nueva intención: estoy dispuesto
a dedicar mis energías a ser feliz y ayudar a los demás a
serlo, en lugar de empeñarme en tener la razón. Con esta
nueva actitud comienza el lento proceso de cambio de
nuestras acciones y pensamientos que acaba por afectar
todas las áreas de nuestra vida.
Otra intención conflictiva es la de representar algún
guion que inconscientemente hemos adoptado como nuestro
drama personal. Gay tuvo una experiencia de este tipo:
Intenciones y acuerdos
esenciales para una relación
positiva
Algo muy importante respecto a las intenciones es
que se pueden cambiar con una decisión mental, pues
sólo en la mente existen aunque influyen en todo lo que
hacemos o decimos. El cambio de intención es tan rápido
y terminante como el de opinión. Por ejemplo, quizás toda
nuestra vida hemos actuado con la intención de lograr
que los demás nos quisieran, pero un día nos damos
cuenta de lo absurdo de esa postura y decidimos cambiar
de intención: de ahora en adelante nos concentraremos
en querer nosotros a los demás. Aunque el cambio ha sido
sólo mental, modifica todo. Habría sin duda un período
de avance y retroceso entre la antigua decisión (recibir
amor) y la nueva (darlo). Pero una vez establecida la nueva
intención, no hay forma de volver del todo a la antigua
actitud. O sea que no debemos sorprendernos si nuestros
actos empiezan a modificarse radicalmente en la nueva
dirección.
También los convenios resultan de una gran sencillez.
Si se nos ocurre una intención positiva, todo lo que hay
que hacer es preguntar al otro si acepta que pase a formar
parte de la relación.
Cuando se establece una intención positiva o se llega
a un acuerdo con el cónyuge, uno tiende a volverse muy
perceptivo de todo cuanto puede estorbar su relación.
Por ejemplo, al día siguiente de decir “estoy dispuesto a
acabar con mi miedo a la muerte’’ quizás empiece uno
a ver muerte y decrepitud por doquier. De igual forma,
si la pareja acuerda por ejemplo aprovechar al máximo
el potencial de ambos en vez de reprimirse uno al otro,
quizás al rato surja una profunda lucha por el poder con
pormenores preocupantes. Pero también puede suceder
que la nueva intención se establezca sin encontrar ninguna
resistencia.
Veamos ahora algunas intenciones y acuerdos que han
resultado útiles para lograr libertad personal y relaciones
positivas. Al leerlas podemos pensar si provocan en
Pag. 55
nosotros alguna resistencia. Quizás el lector encuentre
interesante algún aspecto y lo aplique a sus relaciones.
Las intenciones están formuladas en forma de
afirmaciones que comienzan, con un “Estoy dispuesto
a...”. La razón es que cuando uno está dispuesto a cambiar
algo sin exigir que suceda en determinada forma se abre
una inmensidad de posibilidades creativas. Por ejemplo,
si perdemos las llaves y “tratamos’’ de encontrarlas es
probable que sólo logremos una gran frustración, porque
estarnos haciendo un esfuerzo y probablemente con el
mismo estado de ánimo que teníamos al perderlas. Es
mejor relajarse y ponerse simplemente en disposición
de encontrarlas, pues al disminuir la tensión hay más
probabilidades de hallarlas. En el momento en que nos
mostramos dispuestos a que algo, suceda, sin exigir que
sea en forma determinada, trascendemos las restricciones
de la conciencia normal del ego. El ego es algo importante
en los seres humanos pero la mente puede hacer funcionar
muchas formas más creativas. La buena disposición nos
permite liberarnos de las limitaciones de la mente y así
surge una creatividad más profunda. Al principio puede
resultarnos extraño resolver conflictos y hacer cambios
sin que el ego y el esfuerzo intervengan, pues pensamos
que cambiar es algo difícil. Vamos a experimentar algo
nuevo a ver si nos resulta más útil.
INTENCIÓN No. 1
Estoy dispuesto a mantener una relación totalmente
cercana y a ser a la vez totalmente independiente. Al tomar
esta decisión se empieza un juego nuevo. El anterior
era algo así: nos acercamos y surge el miedo a perder el
yo, o sea que le echamos la culpa al otro como excusa
para retirarnos. Pero al separarnos sentimos miedo a la
soledad y a no lograr la unión con el otro, así es que nos
enfermamos o empezamos alguna maniobra para volver
a acercamos.
Pag. 56
La solución es que ambos se pongan de acuerdo en
tener una relación muy cercana y en darse permiso de ser
completamente independientes.
INTENCIÓN No. 2
Estoy dispuesto a que mis relaciones constituyan una
fuerza que me lleve al máximo grado de iluminación. Cada
uno tenemos nuestra propia definición de iluminación:
para unos significa simplemente la liberación de algún
patrón engorroso, para otros es una maravillosa unión
con lo Divino, sea cual fuere nuestra definición, esta
intención hará que nuestras relaciones nos ayuden a
lograrla. Durante miles de años mucha gente ha creído que
las relaciones humanas lo alejan a uno de la iluminación.
Los yoguis se meten en cuevas, los monjes en monasterios
y las monjas en conventos. Algunos teólogos han dado a
entender que si uno quiere crecer espiritualmente tiene
que eliminar las relaciones íntimas con el otro sexo. Ya
es tiempo de rectificar y ver la verdad del asunto: si las
intenciones son correctas las relaciones pueden aumentar
el crecimiento espiritual. Si consideramos a los demás
iguales a nosotros, nuestras relaciones con ellos son tan
importantes para la iluminación como la meditación, la
oración, las posturas, los libros o los rituales. No hay que
olvidar que todas las cosas están relacionadas entre sí, o
sea que si huimos de las relaciones con los demás seres de
hecho estamos huyendo de la iluminación misma.
INTENCIÓN No. 3
Estoy dispuesto a acabar con lo que se interponga en mi
camino a la iluminación total y a la habilidad de mantener
relaciones cercanas. Esta es una intención clave que puede
hacernos el camino mucho más fácil. Decidir acabar con
cualquier rasgo de personalidad que se nos interponga es
como prender un cohete para impulsarnos. Y si estamos
dispuestos a realizar esa intención sin causarnos molestias
Pag. 57
a nosotros ni a los demás, el estorbo se reducirá mucho y
el camino resultará más divertido. Por ejemplo, si parte
de nuestra iluminación implica hacer frente a la furia
reprimida, una forma de manejarlo sería repartir unos
cuantos golpes a la gente que nos rodea. Sin embargo eso
nos causaría inconvenientes y casi seguro los causaría a
los demás. Para que nadie resulte perjudicado es mejor
descargar la furia cortando leña y haciendo ejercicios
agotadores en el gimnasio.
Esta intención es uno de los compromisos más
profundos que podemos hacer con nosotros mismos y
con la pareja. Contrasta con otros que quizás hayamos
hecho anteriormente:
• ¿Me serás fiel a pesar de lo mucho que me autocastigue
y te castigue?
• ¿Impedirás tu crecimiento si yo impido el mío?
• ¿Establecerás nuevas marcas de resistencia al dolor
por mi culpa?
Con esta intención ponemos en claro que nos
comprometemos a transformarnos y a desarrollar al
máximo nuestras relaciones, lo cual será de utilidad para
nosotros y para los demás. En las relaciones positivas no
puede haber conflicto entre lo que contribuye a nuestra
evolución y lo que sirve para mejorar las relaciones
en conjunto. Si la pareja se pone de acuerdo en que su
crecimiento y el de la relación es lo mismo, incluso los
conflictos aparentes servirán para lograrlo. Esta forma
de pensar es radicalmente distinta a lo que la mayoría
de nosotros hemos visto a nuestro alrededor mientras
crecíamos.
INTENCIÓN No. 4
No tengo objeción alguna a que los demás desarrollen
todo su poder en mi presencia. Algunas personas basan sus
relaciones en tratos inconscientes que limitan el poder y el
potencial de la pareja. El contrato tácito es así: Mantendré
Pag. 58
esta relación contigo mientras no te vuelvas demasiado
autoritario, creativo e independiente. Este trato es un
residuo de las luchas de autoridad de la infancia.
La intención de permitir que los demás tengan
poder y éxito en nuestra presencia anuncia que estamos
dispuestos a apoyar su total bienestar. El efecto suele ser
que los demás se sienten obligados a pensar qué quieren
y necesitan para vivir plenamente su potencial. Cuando
una pareja está de acuerdo en apoyarse mutuamente para
lograr el desarrollo completo, se forma una alianza de
gran creatividad.
INTENCIÓN No. 5
Estoy dispuesto a tomar una vacación cuando lo
considere necesario para recuperarme y fortalecer la
relación. En una relación cercana es preciso estar
consciente de que uno necesita dedicar tiempo a su
persona. Los seres humanos necesitamos espacio y
tiempo para nosotros mismos, lejos de los demas. Si
no tenemos de vez un momento de respiro, tendemos
a perder contacto con nuestro yo interno: y al perderlo
es fácil caer en el resentimiento, culpar a los demás y
sufrir un debilitamiento del sentido de responsabilidad
de nuestra persona. Si no nos damos este descanso
nuestro subconsciente lo tratara de conseguir, ya sea
enfermándonos, sufriendo un accidente o comenzando
una discusión para alejar al otro.
Tenemos tanta necesidad de alejarnos como de
acercarnos, y en una relación hay que querer realmente
trabajar para llegar a aceptar
Esto parece esencial en una relación positiva pues
ambos están en continuo cambio y crecimiento.
INTENCIÓN No. 6
Estoy dispuesto a que nuestra relación consista en dar
y recibir la mayor cantidad posible de energía positiva. Al
Pag. 59
elegir una relación positiva se inventa inconscientemente
un juego nuevo. Los viejos nos resultan muy conocidos.
Son algo así:
• Luchas por el poder
• Acumulación de cosas
• Aparentar ante los vecinos que todo va bien.
• Sufrimiento y sacrificio
• Permanencia juntos por los hijos
• Lamentaciones y rencores mutuamente compartidos
y reprimidos.
Las relaciones positivas crean algunas reglas del juego
nuevas y vitales. Una de las mejores cosas que puede
haber en una relación es dar y recibir la máxima cantidad
de energía positiva: y se puede decidir que la relación se va
a basar en un intercambio de energía y no de conflictos,
luchas por el poder y mutuo sufrimiento. Nosotros hemos
experimentado personalmente los resultados, los hemos
visto en otros y los recomendamos ampliamente.
Para construir relaciones positivas, tenemos que
desarrollar la habilidad de establecer intenciones que
contribuyan a nuestra evolución y a la de la relación. Y para
ello hay que tener el valor de crear algo completamente
nuevo pese a la enorme presión del pasado. De nuestro lado
tenemos el hecho de que el ser humano es notablemente
creativo y flexible, además de que en verdad desea tener
relaciones positivas.
Si miramos a nuestra pareja a los ojos y le preguntamos:
“¿Estás dispuesto a que disfrutemos la relación en
vez de sufrirla?” es muy probable que escuchemos un
sorprendente “Sí”. Pero aunque nuestra pareja se negara
a seguir la relación tendremos al menos la satisfacción de
saber lo que queremos y el valor de exponerlo.
Pag. 60
VII
Espacio
Veamos varias escenas que ilustran conflictos muy
comunes respecto al uso de espacio en una relación:
• Ella quiere discutir varias cosas con él. El está de
acuerdo y sugiere que lo hagan en el cuarto de estar
después de la cena. Cuando ella entra al cuarto lo
encuentra lleno de humo de cigarro, al que es alérgica, y
él había prometido no fumar en casa.
• Un hombre trata de acariciar a su esposa pero ella
le rehúye y continúa leyendo. Al rato, él se va al estudio y
cuando está enfrascado en su trabajo, entra ella y trata de
que le haga caso.
• El se acuesta a leer y ella decide hacer en el mismo
cuarto una llamada de larga distancia a su tía que es sorda.
• Una pareja ha pasado una semana de vacaciones
juntos las 24 horas del día. Al tomar el avión de regreso
a casa tienen una fuerte discusión sobre quién se sienta
junto a la ventanilla.
Como en los conflictos de espacio participa todo el
cuerpo la mejor forma de localizarlos suele ser estudiar
el lenguaje corporal. Por ejemplo, el asesor pidió a
Pag. 66
una pareja durante la terapia que dieran vueltas a la
habitación haciendo figuras al moverse. Los movimientos
de ella indicaban su deseo de definir un espacio para sí
además del de esposa y madre, y los de él se orientaban
a impedirle firmemente encontrarlo. Unos y otros
reflejaban a la perfección los problemas de su vida. Ella
acabó marchándose porque no pudo lograr el espacio que
necesitaba.
Cuando las cuestiones de espacio requieren atención
empiezan a suceder ciertos incidentes como:
• Notar que hay ropa tirada por todas partes
• Preguntar cosas como: ¿dónde está “mi” libro?
• Asegurarse de recibir raciones iguales de comida
• Enojarse en el cine porque alguien apoya el codo en
“su” asiento.
Una de las señales más obvias de enredo es sentir
incomodidad en el cuerpo cuando el cónyuge se acerca o
se aleja, es decir cuando entra o sale de nuestro espacio.
Estos conflictos están arraigados en nuestro antiguo
miedo al acercamiento y a la separación, o sea que es
preciso prestarles la debida atención para lograr relaciones
positivas.
Peso
¿Cómo pides en una relación lo que quieres y necesitas?
¿Te resulta fácil? ¿Puedes hacerlo en forma clara y sincera
o te vales de artimañas o insinuaciones? Estas preguntas
van asociadas a la forma de relacionarnos con nuestro
peso y tamaño y el dé los demás.
Físicamente, los hombres son en general más
grandes que las mujeres y esto ha contribuido a muchos
aspectos de los roles de ambos sexos. Cosas tales como
el paternalismo, la caballerosidad y la astucia femenina
han surgido de la diferencia de tamaño entre ambos.
Normalmente las mujeres no pueden lograr lo que quieren
por la fuerza bruta, o sea que han desarrollado varias
Pag. 67
técnicas persuasivas, muchas de ellas silenciosas, para
compensar su menor tamaño. El maquillaje, las modas
y el comportamiento sexualmente provocativo son parte
del arsenal. En una sesión de terapia, un hombre le dijo
a su compañera: “Soy más grande que tú, no me puedes
ganar”. “¿Apuestas algo?” contestó ella con una mirada
seductora.
La desigualdad y el miedo entre ambos sexos son
las raíces de esta conducta. Arremeter contra el otro es
a menudo el último recurso cuando la sinceridad no
funciona. La enorme incidencia de los golpes en el hogar
es una triste evidencia de lo mal que se han resuelto los
problemas de peso y tamaño en las relaciones. Una pareja,
por ejemplo, tenía un enredo en el que él no quería pelear
con ella. Pero para ella pelear era una forma esencial
de contacto, significaba que de verdad la quería. Si no
respondía, ella intensificaba el ataque; una vez llegó a darle
golpes mientras él permanecía sentado inexpresivamente.
Si él trataba de comunicarse con ella a su modo, ella se
mostraba distraída y desinteresada.
Las luchas por el poder se deben frecuentemente a
diferencias de peso. ¿Reprimimos nuestro impacto en
la relación? ¿Nos mostramos pasivos y poco firmes? En
esta cuestión como en muchas otras, hay que observar
cómo manejamos el peso y el tamaño, si nos achicamos
ante unos y nos crecemos ante otros. El mejor campo
para observarlo lo constituye el lenguaje corporal; gestos,
posturas y forma de desenvolvernos en el mundo.
Tiempo
La influencia de los ritmos personales es tan sutil, tan
vaga y a la vez tan penetrante, que solemos pasar por alto
sus dramáticos efectos en nuestras interacciones.
Cada uno tiene profundamente arraigado un ritmo
favorito de andar por la vida: unos van zumbando como
abejas y otros se mueven como tortugas. En los enredos
Pag. 68
se nos suele hacer sentir mal por el ritmo que llevamos:
“apresúrate, que no tenemos todo el día a nuestra
disposición’’ dice uno. “¿Tienes que hacer siempre todo a
esa velocidad?” contesta el otro.
Una de las señales de que se trata de un enredo es que
uno o ambos censuren el ritmo del otro. En una ocasión
el terapeuta hizo a una pareja caminar por el cuarto para
observar la compatibilidad de sus ritmos. Enseguida
él empezó a criticarla por ir tan deprisa y ella se puso
furiosa. Después de analizar el problema se vio que él
tenía miedo del ritmo de ella pues asociaba su rapidez con
pérdida de control y le preocupaba que se volviera loca y
atolondrada. A ella le irritaba su lentitud pues le recordaba
lo exasperantemente metódico que era su padre.
Cuando uno niega o no hace caso a su ritmo natural
puede haber conflictos. Una mujer, por ejemplo, se
levantaba todos los días a las 6 a.m. para preparar el
desayuno a su marido, aunque en el fondo odiaba hacerlo.
A menudo se le quemaba algo o le ocurría algún accidente
en la cocina. Al analizar la situación se dio cuenta de que
era una persona nocturna, mientras su marido era diurno.
La solución fue que ella dejara listo por la noche algo que
él pudiera prepararse rápidamente para desayunar al día
siguiente. El también vio que prefería desayunar solo
a tener que discutir con una esposa medio dormida y
malhumorada.
En los enredos suele suceder que ambos se sientan
obligados a adoptar el ritmo del otro. A veces el cambio
tiene éxito pero lo más normal es que el cuerpo proteste
de alguna forma: nos enfermamos, sufrimos accidentes,
empezamos discusiones, etc. Es el caso por ejemplo
de una mujer que prefería leer y descansar de noche, y
podía pasarse horas sentada en el cuarto de estar en una
inmovilidad casi total. El era mucho más activo, pero al
principio, como le gustaba estar con ella trató también de
sentarse a leer. Así hizo unas tres noches y luego explotó
Pag. 69
reprochándole que fuera tan “perezosa”. Finalmente, tras
mucha discusión, transigieron en darse oportunidad
mutuamente de seguir su propio ritmo. Otras parejas no
lo logran y la relación fracasa.
La solución al problema de los ritmos tiene dos
aspectos. Primero tenemos que interrogarnos y ver cuál
nos va mejor, tarea que no es fácil pues a todos nos han
tratado de disuadir de seguir nuestro ritmo propio. Una
vez que sepamos cuál nos gusta, el siguiente paso es
buscar alguien que lleve el mismo o, si tiene otro, dejar
que continúe con él.
Es muy eficaz observar las manifestaciones exteriores
de los enredos pues el cuerpo revela directamente el
subconsciente. Podemos decir mentiras con la boca, pero
el cuerpo expresa la verdad. Así pues, si queremos acabar
los enredos y crear relaciones positivas debemos observar
con atención la forma en que nuestro cuerpo siente y se
mueve en la interacción con los demás. Al ir mejorando
nuestra habilidad en esta área, debemos prepararnos para
algunos descubrimientos, unas veces alentadores y otras
humillantes.
Pag. 70
VIII
Pag. 75
CÓMO ELIMINAR LA PROYECCIÓN
La clave para deshacerse de la proyección está en que
ambos asuman total responsabilidad por los incidentes y
sentimientos que surjan en la relación. Esta sola intención
propicia que todo cuanto acontezca en la relación
contribuya al crecimiento de la misma. Para descubrir qué
es proyección y qué no lo es tenemos que estar dispuestos
a considerar todo como proyección.
Identificar las connotaciones nos permitirá saber si nos
estamos proyectando. Una mujer, por ejemplo, estornuda
a menudo y lo considera síntoma de la fiebre del heno.
Siguiendo la recomendación de su terapeuta empezó a
observar lo que pensaba y sentía justo antes de estornudar,
y vio que solía hacerlo cuando no se atrevía a tomar una
decisión o cuando se abstenía de decir lo que pensaba.
Un día tuvo lugar un progreso notable. Iba a comprar
una lavadora-secadora, lo cual era muy importante pues
se trataba de una de sus primeras compras en su vida de
adulta. Pero en la tienda encontró dificultad para elegir
y al dudar si tomaba ella la decisión o consultaba a su
marido empezó a sorber y estornudar. Salió del local y se
sentó en el coche a pensarlo hasta que vio el significado
de lo sucedido. Entonces volvió a la tienda e hizo la mejor
elección posible, con lo cual dejó de estornudar.
Cuando descubrimos el gran poder de la proyección,
lo profundamente que influye en nuestra cosmovisión, la
respuesta inmediata es a menudo una furiosa negativa.
Puede resultar exasperante saber que hemos estado
creando una realidad llena de sufrimiento, desavenencias
y desperdicio. Debemos reconocer estos sentimientos
para liberarnos de nuestras viejas formas de vivir.
Al analizar la proyección nos han sido de mucha
utilidad preguntas como ésta:
¿Dónde y cómo aprendí a ver las cosas así?
• ¿Qué siento en el cuerpo?
• ¿Siento miedo? ¿Ira? ¿Tristeza?
Pag. 76
• ¿Siento que me estoy ocupando de mis sentimientos
ahora mismo?
En caso negativo ¿quién los está “causando”?
• ¿Estoy siendo sincero de verdad conmigo mismo? ¿Y
con mi cónyuge?
• ¿Estoy ocupando la totalidad de mi espacio? ¿O me
estoy achicando a mí mismo?
• ¿Qué quiero lograr en esta situación?
Pag. 78
IX
Pag. 85
Romper un acuerdo: Es una forma segura de disminuir
el flujo de energía positiva en la relación si uno ha llegado
a los límites superiores. Veamos unos ejemplos triviales y
otros importantes:
• Un hombre se compromete a hacer algún quehacer
en la casa regularmente pero se le “olvida” realizarlo y la
esposa tiene que recordárselo a cada rato.
• Una mujer se compromete a no volver a ver a su
antiguo pretendiente, pero al analizar sus palabras se da
cuenta de que no ha prometido no hablarle por teléfono.
Así es que le habla a menudo y luego se siente culpable,
pero no le dice nada a su marido.
• Una pareja decide que antes de aceptar ningún
compromiso social se consultarán mutuamente, pero uno
de ellos se compromete sin consultar al otro.
• Una pareja decide, con la ayuda de un consejero,
dedicar las tardes de los jueves a hablar sobre su relación
y sus sentimientos, pero todos los jueves surge algo que les
impide hacerlo.
• A un hombre le gusta ir a tomar la copa con los
amigos, y se compromete a volver a casa a determinada
hora o llamar por teléfono. No obstante, seguido se
olvida de cumplir lo acordado provocando la consabida
discusión cada vez que sucede.
Una parte de nuestra mente vigila si cumplimos o
no los acuerdos que hacemos. Dos formas seguras de
disminuir la vitalidad de la relación son: comprometerse
a cosas que uno no desea y no cumplir lo prometido. A
menudo los conflictos más graves surgen de discusiones
aparentemente triviales, pero esto se debe a que el
incumplimiento de lo pactado es sólo síntoma de un
conflicto más profundo.
O se cumple lo pactado o no se cumple, y en el segundo
caso surge otro punto clave: se revisa por qué rompimos
el compromiso o no se revisa. Resulta obvia la relación
entre el éxito en las relaciones y la escrupulosidad con que
Pag. 86
cumplimos los acuerdos. Es asombroso lo íntimamente
relacionados que están ambos. Cuando no cumplimos,
una parte nuestra vital sale de la relación y en su lugar
queda un bloqueo. Pero no todo está: perdido. Existe
siempre la posibilidad de retractarse, admitir la ruptura
del convenio y ver la forma de arreglarlo.
En los acuerdos hay tres aspectos principales que
tener en cuenta. El primero es fijarse bien en las promesas
conscientes o inconscientes que hacemos, es decir
comprometerse sólo a cosas que de verdad nos importen,
que signifiquen algo para nosotros. Muchos acuerdos se
rompen porque algunos de los dos los hizo sin ganas
El segundo aspecto es cumplir bien lo prometido. Por
ejemplo, si uno queda en sacar la basura, eso también
significa recoger los papeles que riegue al hacerlo. El tercer
aspecto es cómo manejar las cosas en caso de ruptura
del acuerdo. Muchos conflictos debidos a acuerdos no
cumplidos se pueden solucionar fácilmente con unos
minutos de comunicación sincera. Pero por desgracia la
mayoría prefiere aparentar que no sucedió nada antes que
reunir el valor necesario para encararlo.
Hay también mucha gente con un temperamento
especial que piensa que están eximidas de las leyes normales
del Universo. Por ejemplo, un hombre daba rienda suelta
a su ira y ponía ese sentimiento como excusa para romper
todo tipo de acuerdos, entre ellos el de fidelidad sexual.
Cuando se enojaba con la esposa se iba y tenía relaciones
con alguien. Ya que se le pasaba el mal humor se sentía
culpable pero no era capaz de reconocer que rompía su
promesa y acabó arruinando su matrimonio.
Otras reacciones “especiales” que la gente cree tener
son:
• Cuando me enojo me da por robar y estafar
• Cuando alguien me ofende de verdad, no tengo por
qué ser sincero con él
• Cuando tengo miedo tiendo a comer en exceso
Pag. 87
• Cuando estoy de mal humor me importan poco los
demás
El Universo nos trata bruscamente hasta que
captamos el mensaje: tenemos que cumplir lo prometido
independientemente de cómo nos sintamos.
Metáforas corporales: Para afrontar los límites
superiores nos valemos muchas veces del cuerpo. Es
muy común, por ejemplo, enfermarnos o tener un
accidente justo después de un período de acercamiento
pues entonces perdemos ligeramente el control. Esto
es productivo porque casi todo lo divertido y creativo
implica perder el control. Pero si no está uno al tanto del
proceso quizás sienta miedo y necesite poner los pies en la
tierra bruscamente. Veamos unos ejemplos:
• Un hombre se hirió la cabeza con la tapa de un baúl
justo cuando iba a tener lugar el ansiado nacimiento de su
primer hijo.
•Una mujer que había arreglado una habitación de su
casa para hacer ahí sus meditaciones empezó a sentirse
muy culpable por tomarse tiempo para ella y por usar el
cuarto para algo tan “frívolo”. Resbaló varias veces por
la escalera cuando se dirigía a esta habitación, cosa que,
curiosamente, nunca le había sucedido.
Resulta muy útil analizar qué sucedió justo antes de
enfermarnos o accidentarnos. ¿Qué estaba pensando
y sintiendo antes de cortarme el dedo? ¿Cómo iba mi
relación antes de enfermarme? Este tipo de preguntas
sirve para ver con claridad los patrones limitadores y
cambiarlos.
Pag. 90
Contacto físico y movimiento
Cuando traspasamos el límite superior de amor y
energía positiva que solemos manejar ampliamos nuestras
fronteras. Es como si lleváramos puesto mucho tiempo un
corsé muy apretado y de repente alguien nos aflojara el
cierre y nos invitara a respirar hondo. Probablemente nos
sentiremos muy bien pero también nos resultará extraño
hasta que nos familiaricemos con esa mayor cantidad
de espacio y libertad. El amor funciona igual. Cuando
lo recibimos y lo damos, nuestras fronteras se amplían
y necesitamos un período de adaptación para volver
a sentirnos a gusto. Dos formas excelentes de lograrlo
son el contacto físico y el movimiento. Y es preciso que
exploremos los nuevos niveles conscientemente, pues si
no, lo haremos en forma inconsciente.
Darse masajes uno al otro es una magnífica forma de
contacto físico para situarse en los nuevos niveles, aparte
de que es muy agradable. Bailar, correr, hacer ejercicios
aeróbicos y caminar son también formas muy buenas
de movimiento para ubicarnos tras una excursión a las
elevadas cimas del amor y la energía positiva.
Pag. 93
X
La alternativa milagrosa
El secreto para manejar los conflictos es disolverlos en
lugar de resolverlos. Un conflicto se disuelve cuando se
experimenta completamente y se expresa en su totalidad,
lo cual no resulta fácil; pero el premio nos compensa la
energía invertida.
Para disolver conflictos es preciso que ambos acepten
Pag. 99
el cien por ciento de responsabilidad pues por debajo de
esa cantidad hay lucha por el poder, es decir desigualdad.
Y las relaciones positivas sólo se dan entre iguales. Por
desgracia muchas relaciones fracasan en este punto, al no
reconocer ambos el conflicto como totalmente suyo.
Experimentar el conflicto
Una vez aceptada la responsabilidad, ¿cómo lo
resolvemos? Sintiéndolo primero lo más que podamos,
lo cual significa ir más allá del pensamiento para verlo,
gustarlo, sentirlo y tocarlo. Por ejemplo, un hombre que
solía mentir a su pareja trató de ver cómo lo experimentaba
en su cuerpo y descubrió una bola dura en el estómago.
Cuando inhalaba aire hacia ese punto se le saltaban las
lágrimas recordando cuántas veces le habían castigado de
pequeño por decir la verdad. El problema con su esposa
era una simple extensión de la bola dura de miedo que
desde entonces llevaba consigo. Una vez que sintió ese
miedo y lo dejó ir no tuvo obstáculos para ser veraz con
su esposa.
Sentir un problema significa estar dispuesto a abrirse
a él, analizarlo, moverse, dormir y soñar con él. El cambio
más importante parece ser la disposición a sentirlo. Todos
tenemos formas personales de sentir las cosas o sea que
no es posible decir qué hacer en cada caso; pero con la
disposición a sentir los conflictos surgen automáticamente
formas de hacerlo. Preguntas que nos pueden ayudar son:
• ¿En qué parte del cuerpo lo siento?
• ¿Qué me trae a la mente de mi pasado?
• ¿Tengo miedo? ¿De qué?
• ¿Estoy enojado? ¿Por qué?
• ¿Estoy triste? ¿Por qué?
• ¿Qué necesito comunicar? ¿A quién?
• ¿Estoy tratando de controlar algo o a alguien?
• ¿Busco aprobación? ¿De quién?
Pag. 100
Hemos presenciado muchos cambios, en apariencia
milagrosos, cuando la gente está dispuesta a hacerse este
tipo de preguntas. A veces los avances más significativos
suceden al cuestionarnos cuando nos sentimos
completamente atorados. Y el simple hecho de hacerlo
puede disolver el conflicto sin importar la respuesta que
obtengamos.
Comunicación iluminadora
Ya hemos visto que el primer paso para resolver
conflictos es la disposición de ambos a aceptar toda
la responsabilidad. El segundo paso es sentirlos, y el
tercero es establecer comunicación sobre el tema en
forma iluminadora. Para darlos tenemos que aprender un
lenguaje nuevo que va más allá de la censura y el reproche
para decir en verdad lo que sentimos.
Hay un tipo de comunicación que procede de nuestra
parte censuradora, culpadora y defensiva, y otro que surge
de un nivel más profundo. Veamos ejemplos de ambos:
Pag. 101
No hay escuela que las enseñe y a veces recibimos castigo
por saber la verdad y comunicarla. Así pues, tenemos
que darnos permiso para empezar a desarrollar esas
habilidades como principiantes.
Dos ejemplos
El primero le sucedió a Catalina:
“Un día rompí una copa de cristal y como ese
día había roto otra cosa de cristal, me pregunté
si esos accidentes no tendrían alguna razón de
ser. Enseguida me di cuenta de que la cristalería
era vestigio de una relación anterior. Al día
siguiente Gay pisó un trozo de cristal y se cortó
el pie, pues aunque yo había pasado la aspiradora
con cuidado se me había escapado ese trozo.
Me pregunté si su incidente tenía algo que ver
conmigo y sentí ira en el estómago. La seguí
sintiendo un rato poniéndome en disposición
de acabar con cualquier ira de esa vieja relación
sin dejar que recayera sobre Gay. También me
deshice del resto de la cristalería, a pesar de que
era muy bonita para no continuar el patrón de
romper una o dos piezas al año”.
Pag. 103
XI
La sexualidad y el dinero
Veamos ahora dos áreas fundamentales que suelen
hacer fracasar las relaciones: la sexualidad y el dinero. Son
tan complicadas que se podría escribir mucho sobre ellas.
Sin embargo, las desavenencias que provocan propician
a veces muchos momentos iluminadores y sus soluciones
son bastante sencillas si se enfocan correctamente. En
este capítulo abordaremos algunas de las cuestiones
principales y daremos las soluciones que nos han parecido
esclarecedoras y factibles.
SEXUALIDAD
Empecemos con una lista de los problemas sexuales
más comunes:
1. Deseo tener relaciones más a menudo que mi
cónyuge
2. No deseo tener relaciones tan a menudo como mi
cónyuge
3. Muchas veces lo único que quiero es que me abrace
4. Me sirvo de las relaciones sexuales para satisfacer
otras necesidades (dominar o controlar a mi pareja, por
ejemplo)
5. Me reprimo de tener relaciones sexuales para
castigar a mi cónyuge
6. No me es fácil hablar de la sexualidad (por ejemplo,
me es difícil decirle lo que quiero que haga)
7. Parece que no logro unir el amor y la sexualidad
8. Mi cónyuge no se preocupa de si yo disfruto o no,
sólo busca su propia satisfacción
9. El placer sexual me produce sensación de culpa
10. Temo sentir intensamente mi sexualidad
Pag. 109
Alta fidelidad
Hablemos ahora de la atracción sexual hacia alguien
que no es la pareja. De la fidelidad, la infidelidad, los
celos. Estos temas llevan mucha carga emocional difícil
de resolver en forma convencional, pero contemplados
con nuevos ojos no resultan tan complicados.
Es natural sentirse atraído hacia otros, y debemos
permitirnos experimentar esos sentimientos pues si
los negamos o combatimos aumentamos su valor.
Normalmente si accedemos a sentir esa atracción no tarda
en desaparecer. Por otra parte, si decidimos llevarla a la
práctica debemos prepararnos para el circo de tres pistas
que nos aguarda. No comunicarlo al cónyuge establece en
la relación una profunda vibración que tarde o temprano
hará su aparición y tendrá que solucionarse. Si decidimos
decirle lo que sucede, es muy probable que se intensifique
la acción en el circo pues pocos pueden afrontar una
verdad desnuda sin una fuerte reacción. Después de ver
cientos de casos, tanto de los que dijeron la verdad como
de los que la ocultaron, estamos más convencidos de que
es mejor decirla. Definitivamente, mentir no tiene gracia
e incluso si se hace por proteger a alguien (a uno mismo,
al cónyuge, a los hijos o a la relación) casi siempre acaba
por herir más.
Cuando se mantiene una comunicación sincera,
compartiendo incluso la atracción sexual hacia otras
personas, la relación mejora rápidamente pues la energía
que produce esa atracción externa no sale del ámbito de la
pareja. Pero si tal atracción se niega o suprime, la energía
se pierde y el resultado es monotonía y falsedad.
En nuestra propia relación hemos visto que cuando
somos honestos con nosotros mismos y hablamos con
sinceridad sólo deseamos tener relaciones sexuales entre
nosotros. Podremos sentir atracción hacia otros de vez en
cuando, pero eso no representa problema. Y lo mismo ha
sucedido a otras personas con las que hemos trabajado.
Pag. 110
Dadas las condiciones que acabamos de mencionar, la
fidelidad se da espontáneamente. Eso es lo que queremos
decir con el término “Alta fidelidad”.
Mucho de lo que se toma por fidelidad en las parejas es
sólo miedo o negación: tengo miedo de que mi cónyuge se
entere, así es que mejor no hago nada, suprimo mi interés
sexual hacia otras personas y finjo que no existe.
La alta fidelidad no se basa en el miedo ni en la negación
sino en intenciones claras y comunicación sincera, y se
desarrolla gracias a las afrodisíacas cualidades de saber la
verdad y decirla.
DINERO
El dinero, igual que la sexualidad, hace tropezar
a mucha gente bienintencionada. Hay dos puntos
principales que tener en cuenta en este tema. El primero
es que el dinero es un signo de desigualdad subyacente
e instrumento de las luchas por el poder en la relación.
El segundo es que el dinero y las cosas materiales
llegan a emplearse como sustitutos del amor y de una
comunicación sincera.
Cuando en la relación hay luchas no manifiestas por
el poder y desigualdad, siempre se expresan por medio
de disputas por el dinero. Como es algo tangible y la
mayoría de la gente cree que no tiene suficiente, el dinero
resulta una pantalla perfecta para proyectar cualquier
incompatibilidad más profunda que haya en la relación. La
cantidad exacta de dinero de que disponga una pareja no
parece ser factor importante en muchas peleas emanadas
de él. Por ejemplo, en una relación que podemos situar
a nivel de millonarios, la esposa tenía que pedirle cada
semana dinero al marido para la compra, petición que
provocaba siempre una discusión. Su origen obviamente
no era el dinero sino la situación de impotencia y
subordinación en que quería mantener a su esposa. Si hay
luchas por el dinero debemos preguntarnos:
Pag. 111
• ¿Está alguno de los dos tratando de controlar al otro?
• ¿Está uno haciendo sentir impotente al cónyuge
controlándole el dinero?
• ¿Nos sentimos iguales respecto al dinero?
Resolver los conflictos de dinero resulta más difícil
cuando de hecho existe una situación real o supuesta
de desigualdad en la relación. Por ejemplo, una pareja
llevaba casada cuarenta años, pero como la mujer nunca
había aportado un centavo al hogar no podía superar la
sensación de estar siempre gastando el dinero del esposo.
Por tanto, aunque su situación económica era bastante
desahogada, le resultaba muy difícil gastar en sí misma
aunque obviamente la fortuna era de ambos. Como hoy
en día la sociedad impone muchos casos similares de
desigualdad, harán falta muchos cambios de mentalidad
y acuerdos equitativos entre hombres y mujeres antes de
resolver la cuestión.
Otra cosa que suele suceder en las relaciones es que
el dinero y las cosas materiales sustituyan al amor, la
devoción y a la comunicación sincera. Desde luego, el
comercio tiene gran interés en que compremos joyas y
perfumes para expresar nuestro amor, rosas para pedir
perdón, camisones de seda para hacer las paces, etc. En la
terapia hemos conocido parejas que han gastado cientos
de miles de pesos en brillantes y otras cosas materiales
para tratar de “salvar” o revivir la relación, es decir, para
ocultar algún conflicto o distorsión profunda. Desde
luego no hay nada malo en obsequiarse cosas uno al otro,
pero si sólo son para disimular cuestiones que necesitan
discutirse claramente, éstas seguirán ahí cuando haya
pasado la emoción del regalo. Se trata de acabar con el
engaño simbolizado en esta frase que nos dijo una señora:
“Siempre sé cuándo mi marido pone fin a una aventura
porque entonces me regala alguna joya”.
Dinero y sexualidad son áreas sensibles que pueden
interesar a los que buscan relaciones positivas. Hemos
Pag. 112
visto algunos de los puntos más comunes pero hay
miles de variantes específicas de cada pareja. Para las
que tienen el valor de establecer intenciones claras y
comunicar íntegramente lo que sienten, discutir estas
áreas problemáticas es la vía más directa para mejorar la
calidad de su relación.
Pag. 113
XII
Ejercicios
Este capítulo contiene experimentos de comunicación
mediante ejercicios físicos que ilustran los puntos y
principios más importantes del libro, pues para iluminar
una relación es tan importante entender intelectualmente
los conceptos como experimentarlos físicamente.
Cada ejercicio tiene una introducción que explica
su objetivo así como las instrucciones precisas para
realizarlos. Elijan los que más les gusten y adáptenlos
libremente a su relación y necesidades, llevándolos a cabo
en el lugar y a la hora más adecuados. Esperamos les sean
de tanta utilidad como a nosotros.
Estiramiento en parejas
Con este ejercicio favorecemos la expansión y el
crecimiento de nuestra pareja y aprendemos nuevas
formas de apoyo mutuo.
Instrucciones
Pónganse uno frente al otro con las piernas separadas,
sin que sobresalgan del nivel de la cadera. Agárrense
firmemente por las muñecas como si fueran trapecistas.
Empiecen lentamente a echarse hacia atrás y sientan hasta
dónde llega el estirón. Regresen a su posición e inclínense
de nuevo en otra dirección, manteniendo siempre las
rodillas flojas. Regresen al centro.
Luego, sin soltarse las muñecas, apóyense por
completo en el peso del otro para estirar el propio cuerpo;
pueden tocerlo y recargarse en una pierna para alcanzar
otras zonas, por ejemplo los costados. Después vuelvan a
enderezarse, suelten suavemente las muñecas y relajen el
cuerpo.
Acercarse-alejarse
Un punto importante en la dinámica de las relaciones
es sentirse bien en el ciclo de acercamiento y alejamiento
para lograr espacio individual. Este ejercicio analiza el
Pag. 117
latido fundamental de la relación (acercarse- alejarse)
y proporciona un marco de referencia para analizar los
datos corporales y la comunicación sin palabras con
la pareja, indicándonos nuestras preferencias y puntos
ciegos en la danza espacial de la relación. Si sólo disponen
de tiempo para un ejercicio, le recomendamos este. Se
puede hacer en parejas o en grupos. En lugares abiertos
hay más libertad de acción.
Instrucciones
Comiencen observándose a sí mismos atentamente
mientras circulan por la habitación. Cada uno debe
moverse como quiera, despacio o deprisa, teniendo en
cuenta que pueden cambiar de paso. Acerquese y aléjese
de su cónyuge tanto como desee, durante varios minutos.
Fíjese cómo le percibe, si siente alguna presión o jalón
interno al acercarse o alejarse. Observe su conexión
consigo mismo.
Comente luego su experiencia con su cónyuge, siempre
en primera persona: Por ejemplo: “Cuando te alejabas sentí
una opresión en el pecho”. Tómense tiempo suficiente para
hablar y escuchar y no inhiban su capacidad de asombro.
En el siguiente paso de este ejercicio uno de los
cónyuges se mueve (M) y el otro reacciona (R). Una vez
que decidan quién hará primero cada papel coloquense en
su puesto. M empezará a acercarse a R y éste le señalará
con las manos cuando no quiera que se acerque más.
Entonces M se alejará tanto cuanto R desee. De nuevo con
las manos R pedirá a M que se acerque.
M se moverá todo el tiempo sin parar. Comiencen
muy despacio para que puedan sentir en sí mismos todos
los niveles de respuesta. Pasados unos minutos M debe
experimentar con cambios de velocidad, de nivel de
espacio y de dirección de sus pasos.
Empleen de cinco a diez minutos en esta parte y luego
cambien papeles y empiecen despacio otra vez. Tengan
Pag. 118
presente que cada ciclo de acercamiento y alejamiento
puede ser diferente.
Cuando ambos hayan interpretado los dos papeles,
comenten sus experiencias y lo que hayan descubierto:
quizás algunos patrones que no habían observado con
anterioridad. Tal vez deseen pedir algo a su cónyuge o
necesiten analizar algo más a fondo. Arriésguense a pensar
que este ejercicio es un cofre del tesoro que enriquecerá
su relación al abrirse. Anoten los acuerdos que tomen y
dediquen un momento a darse las gracias mentalmente.
Polaridades de poder
La lucha por el poder requiere contrincantes, pues si
hay un vencedor tiene que haber también un vencido. En
las relaciones la fuerza que nos lleva a imponernos al otro
es la escasez de espacio, amor o libertad; pues sentimos
que tenemos que lograr nuestra ración. Este ejercicio nos
da la oportunidad de saber cómo andan nuestras luchas
por el poder con nuestro cónyuge. Las estructuras son
muy simples, así que pueden probar cualquier variación
que se les ocurra.
Instrucciones
Póngase frente a frente y muévanse así: cuando uno
avance el otro retroceda y a la inversa. Háganlo sin parar
durante Unos minutos.
Después cambien a la dimensión vertical, es decir,
cuando uno se eleve el otro debe agacharse. Si uno por
ejemplo se acuesta en el suelo, el otro se debe estirar lo
más posible tratando de alcanzar el techo. Como en la
parte anterior, háganlo durante varios minutos.
Con esta polaridad se trata de ver cuanto espacio
síquico se permiten mutuamente. Cuando uno de los
dos se siente MUY BIEN ¿el otro se deprime o trata de
deprimir al que se siente bien? Si uno está deprimido
¿se le contagia al otro o se crea en alguno de los dos un
Pag. 119
sentimiento de culpa? Estos experimentos proporcionan
información sobre la calidad de la unión entre ambos.
Comenten lo que hayan descubierto.
Ahora ampliaremos estos ejercicios jugando a
seguir-al-jefe. Tome uno el mando y dirija al otro por la
habitación con diferentes puntos de contacto físico: ya
sea tomándole de la mano, empujándole por la espalda,
pasándole un brazo por los hombros, sujetándole por
el codo, agarrándole de una oreja. Establezca el mayor
número posible de puntos de contacto. El que obedece
debe mostrarse al principio muy cooperativo, ir donde
se le ordene y a la velocidad que se le diga. Al rato debe
ponerse en contacto con su parte QUE SE NIEGA A
OBEDECER y oponer resistencia con el fin de descubrir
su reacción a la presión. Con un minuto más o menos es
suficiente y no es raro que se sientan muy cansados pues
rebelarse absorbe mucha energía.
Ahora cambien papeles y procedan de igual forma,
observando el estilo de cada uno cuando no quieren
obedecer. Unos se ponen rígidos, otros se derrumban,
otros se ponen nerviosos y tiemblan y hay quien pasa a la
ofensiva. ¿Cuál es su estilo personal?
Cuando estamos conscientes de nuestras preferencias
internas podemos reconocerlas antes de que empiecen a
convertirse en patrones que luego darán lugar a luchas
por el poder. Compartan los dos sus experiencias en estos
ejercicios.
Instrucciones
Pónganse los dos frente a frente, ya sea de pie o
sentados. El que vaya a obedecer imitará los movimientos
del que haga de jefe como si se viera en un espejo. El jefe
empezará moviéndose despacio para dar tiempo al otro
a emparejarse con sus movimientos. Cuando sientan que
se mueven a la par el jefe empezará a analizar intenciones
diferentes, para lo cual no necesita hacer nada diferente
sino pensar intensamente en la intención mientras se
mueve. Cambien los papeles después de cada intención
para permanecer paralelos en su análisis.
• Comience con la intención de hacer el ejercicio
perfectamente. Propóngase imitar a su cónyuge sin el más
mínimo error y mantenga esa intención durante unos
minutos observando qué siente en el cuerpo y cómo siente
a su pareja.
• Imite después al jefe con la intención de lograr su
aprobación. Que sus movimientos emanen de la intención
de lograr el beneplácito que sólo su pareja le puede otorgar.
• Que su intención sea ahora tener la razón, saber
más que el otro. Vea si esto provoca alguna conducta
sutilmente crítica o reprobatoria. Piense si le viene a la
mente algún patrón de conducta.
• Deje que la intención de estar totalmente presente le
inunde el cuerpo al moverse. Propóngase estar aquí con
todo su ser.
• Muévanse ambos con la intención dé estar el uno
con el otro. Aflojen cualquier resistencia para hacer
exactamente los mismos movimientos y dejen que su
intención les de forma.
Analicen de palabra el efecto de sus diferentes
intenciones en lo que experimentaron.
Pag. 121
Esta bien-no esta bien
Este ejercicio le dará la oportunidad de hacer una
especie de limpieza general. Los desechos consisten en
viejos papeles y conductas que quizás están esparciendo
sobre la relación. También puede servir para aumentar su
capacidad de escuchar y observar.
Instrucciones
Túrnense para experimentar con todo su cuerpo los
mensajes que recibieron de pequeños sobre lo que ESTABA
BIEN hacer. Por ejemplo: ponte derecho, mete el estómago,
estate quieto, pon buena cara, sé valiente, sé educado, etc.
Repita mentalmente estos mensajes y observe cómo los
siente su cuerpo. Su cónyuge debe observarle y ayudarle a
descubrir si esos mensajes y la forma de mover el cuerpo
le resultan familiares. Quizás se está comportando como
si esas órdenes tuvieran todavía poder sobre usted y tal
vez olvida que puede elegir respecto a la relación con su
cuerpo. Cuando ambos hayan ensayado varios mensajes
de ESTA BIEN y hayan observado si los están eligiendo
o ejecutándolos automáticamente, sacudan brazos y
piernas.
Túrnense después en compartir las formas en que
su cuerpo percibe los mensajes de NO ESTA BIEN, tales
como: no andes tan desgarbado, no te quiero ver con esa
cara de mal genio, así no se comporta una señorita, no
te tumbes en todas partes, no seas marica, etc. Busquen
en su pasado mensajes sobre formas de comportamiento
que NO ESTABAN BIEN y ensayen lo prohibido. ¿Qué
sienten en el cuerpo? ¿Qué nota su pareja cuando usted
mueve su cuerpo como le dijeron que no debía moverlo?
Túrnense y no olviden observarse con amor.
Tras intercambiar posiciones del cuerpo quizás
decidan que algunas conductas son arcaicas y más vale
cambiarlas o abandonarlas. Discuta con su pareja formas
de apoyarse mutuamente para renovar la relación con
Pag. 122
su cuerpo y permanecer en contacto con sus diferentes
necesidades.
Nuevos Estímulos
No hay nada que acabe más deprisa con la alegría
de la relación como la repetición pues el instalarse
en la seguridad y la uniformidad suele conducir al
aburrimiento. En todos los niveles, los nuevos estímulos
surgen de la variedad, de hacer las cosas de otra forma. En
este ejercicio hagan la intención de cambiar su perspectiva
abriéndose a otras posibilidades.
Instrucciones
Pongan música de su gusto y empiece uno a
moverse como le parezca: tirándose al piso, sentándose,
parándose, balanceándose, dando vueltas o simplemente
bailando arrastrando los pies. La tarea del otro es hacer
notar cuando hay repetición, ya sea en la calidad del
movimiento o en el patrón, interrumpiéndole de palabra
o haciéndole alguna señal. Prueben a interrumpirse
en formas diferentes, incluso a observarse variando su
actitud. Cambien de papel tras unos minutos y comenten
luego sus reacciones durante el experimento. Es posible
que experimenten frustración, enojo o irritación pues
estas reacciones son normales cuando a uno le despiertan
de una siesta.
Como variante pueden experimentar con alguna
rutina que tengan en su relación y modificar algo de ella.
Por ejemplo, cambiar de lado en la cama, si siempre maneja
el mismo dejen que lo haga el otro, si comen siempre a
las seis en punto prueben a hacerlo a otra hora. Buscar
formas de abrir nuevos caminos en nuestras relaciones
ayuda a reanimarlas y a que crezcan.
Pag. 123
Caminar juntos
Hemos empleado mucho este sencillo ejercicio para
que las parejas se pongan en contacto y compartan sus
ritmos favoritos, su relación con el tiempo y todo lo que
se relaciona con él: tomar decisiones, elegir pasatiempos
y vacaciones, organizar los ciclos diarios de descanso y
actividad, etc. Muévase con su pareja como si se acabaran
de conocer. Es muy divertido caminar juntos fuera de
casa.
Instrucciones
Empiece uno a caminar con su estilo familiar, sin
tratar de adoptar una postura perfecta o de acoplarse a
su consorte: camine simplemente y cambie de dirección
si lo desea. Su pareja le seguirá tomándose el tiempo
necesario para imitar exactamente su forma de andar,
observando cómo lleva la cabeza, cómo mueve los brazos
y en qué dirección gira sus caderas y coloca sus pies. Que
su cuerpo reciba toda la sensación corporal del paseo.
Sigan haciéndolo unos minutos y cambien luego de papel.
Después prueben algunas variantes:
• Camine junto a su pareja tratando de igualar su
forma de andar sin mirarle.
• El que lleva la batuta trate de cambiar la velocidad
cuando su pareja logre imitarle.
• Una vez que el otro le siga el paso hágase a un lado y
deje que siga caminando así, ¿qué observa?
• Cuando ya estén caminando a la par, el que dirige
trate de pensar en algo que le preocupe sin decírselo a
su pareja y vea si luego le comenta algún cambio en su
forma de andar en ese momento. Pruebe con sentimientos
diferentes: irritación, tristeza, entusiasmo y vea si su
pareja nota algún cambio o alteración en sus propios
sentimientos.
Pag. 124
Conversación por señas
Este ejercicio puede ayudarles a observar en qué
medida se sienten a gusto con sus aspectos masculinos y
femenino. Al intercambiar frases mediante movimientos
quizás comiencen a disfrutar el variar o ampliar su
expresión.
Instrucciones
Siéntense frente a frente y por turnos “háblense” por
señas. Después quizás acaben hablando a la vez.
Dejen que sus manos hablen por ustedes y se
muestren:
• tímidas • deprimidas
• tontas • fuertes y vigorosas
• enojadas • seductoras
• tal y como se sientan ustedes en ese
• entusiasmadas
momento
Pag. 125
Danza del vientre
Este ejercicio analiza la pregunta: ¿Puedo ser yo mismo
y estar a la vez en contacto estrecho con mi consorte?
Pongan la música de fondo que les agrade.
Instrucciones
Párense y junten sus vientres con los brazos extendidos
y las piernas bien balanceadas. Cada uno debe moverse
con la intención de ocupar todo su espacio. Deje que su
exhalación fluya hacia el Universo, tratando de alcanzar
el mundo entero a través de su pareja. Sigan haciéndolo
varios minutos y luego sepárense y salten durante un
minuto para ubicarse en el nuevo nivel de energía.
Moldear
Este ejercicio es una variante del juego de las estatuas
de marfil y nos ofrece la oportunidad de analizar actitudes
que damos por supuestas sobre el comportamiento de
cada rol.
Instrucciones
Hagan turnos para moldearse mutuamente como si
fueran de arcilla, dándose la forma que les parezca ideal.
Recuerden que si cambian de opinión la arcilla es muy
plástica. Cuando acaben hagan que su pareja camine
y sugiéranle lo necesario para que se ajuste al molde.
Infórmense mutuamente de lo que sienten al hacer ese
papel.
Instrucciones
Repase mentalmente la última experiencia positiva
que haya tenido en su relación. Al hacerlo fíjese si
lo asalta algún pensamiento negativo por fugaz que
sea. Estos pensamientos están a veces disfrazados
de preocupaciones, por ejemplo algún contratiempo
(lluvia, coche averiado), algo que sucederá de camino a
algún lugar (en este caso la mente abandona el presente)
o alguien que va a sufrir un accidente (el avión se va a
estrellar) etc. Al repasar experiencias positivas podemos
descubrir cuáles son nuestros pensamientos e imágenes
cuando nos encontramos ante el conflicto de los límites
superiores.
Es importante recordar que esas imágenes mentales
suceden antes de que aparezca un obstáculo real como por
ejemplo una torcedura de pie, una discusión gratuita, una
cita no cumplida, etc. Otra manera de repasar es recordar
el último accidente o enfermedad que tuvimos y pensar
las circunstancias de nuestra vida y nuestra relación
justo antes de que sucediera. En el capítulo sobre limites
superiores damos muchos ejemplos al respecto.
Con esos recuerdos frescos en la mente, elijan uno y
practiquen preguntándose: ¿Cómo lo siento en el cuerpo?
Deténganse un momento y observen cualquier variación
en su respiración, dolores y opresiones en algún lugar
del cuerpo, sensaciones extrañas, tensión. Tomen el
fenómeno corporal más notable y vívanlo (aunque se
trate del dedo gordo del pie). No lo analicen ni piensen
qué hacer, simplemente estén ahí. Enseguida notarán
algún cambio en la sensación y quizás les venga una idea
Pag. 127
repentina de la relación que tiene con su vida. Respiren
profundo varias veces y relajen el cuerpo, sobre todo el
cuello y el torso. Pueden repetirlo las veces que deseen
volviendo a los pensamientos, buscando su reflejo en el
cuerpo, amándolos y viéndolos disolverse.
Posiciones
El miedo a soltar la rienda es uno de los grandes
problemas que afrontamos en la vida y las relaciones. La
pérdida del control, el miedo a una catástrofe, nos llevan
a protegernos de lo desconocido tomando posiciones en la
vida. Por ejemplo:
• Tengo que hacerlo bien
• No tengo tiempo
• Tengo que sujetarlo
• Te lo voy a demostrar
• No es justo
Las posiciones causan conflictos porque, al igual que
la luz roja del semáforo, las consideramos señal de peligro
y entonces nos encerramos y disminuimos nuestra
vitalidad. Toda posición mental tiene su correlativo
físico directo, es decir, esculpe nuestro cuerpo y nuestras
posibilidades. Este ejercicio está diseñado para analizar
las posiciones y su efecto en nuestras interacciones y
percepciones, así como para experimentar directamente
la vitalidad y la conexión con la vida que surgen al disolver
nuestras viejas actitudes.
Instrucciones
Durante unos minutos discuta con su consorte y
escriban expresiones e ideas familiares, cosas que a
menudo se repitan en voz alta o en su interior. De esa lista
elijan una para hacer por turnos la prueba del cuerpo.
El primero en actuar la repite en voz alta varias veces
al tiempo que gesticula. El otro le animará a exagerar
el tono de voz y los movimientos, como en la ópera,
Pag. 128
actuando para la última fila con gran afectación. Cuando
habla y gesticulación alcanzan una misma intensidad, la
mantiene por un minuto. Observa cada uno los efectos
en sí mismos, la forma de sentir a su consorte y lo que
ve a su alrededor, prestando atención a la respiración y
a la tensión de esa posición. Empiecen enseguida ambos
a amarla activamente; contémplenla, hagan espacio a su
alrededor, amen lo que creó la necesidad de esa posición.
Dejen que su amor la disuelva de la mejor forma posible,
bruscamente o poco a poco. Cambien luego los papeles
para que el otro esté en posición de investigar.
Para variar el otro puede imitar al que habla y gesticula,
pues al probar la posición con su propio cuerpo puede
sentir sus actitudes con mayor profundidad. También se
puede introducir alguna variante en la fase de disolución.
Establecer intenciones
Para este ejercicio de comunicación se usan las
intenciones enumeradas en el Capítulo 6, en una
estructura que les permite analizar mutuamente su estilo
de comunicación.
Instrucciones
Pónganse frente a frente y el que vaya a hablar
mantenga abierto el libro en la página de las intenciones,
leyendo una por una en voz alta. Haga una pausa de unos
segundos después de cada una para meditar cualquier
pensamiento, sentimiento o imagen que surja en su mente.
El que escucha tiene dos tareas importantes: la primera
escuchar con todo el cuerpo cada intención y preguntarse
si siente alguna reacción interna. En caso afirmativo vea
cuál es y acéptela. La segunda tarea es observar la forma
de expresarse del que habla. ¿Mantiene el cuerpo derecho
o tiene alguna parte hundida o inclinada? Escuche su tono
de voz, vigile si gesticula o emplea palabras rebuscadas
que estropean la comunicación directa de la intención.
Pag. 129
Infórmele de lo que note.
Repita cada intención hasta que el que escucha diga: “Sí,
la entendí, está clara. Te escucho”. Que su intención global
en este ejercicio sea la comunicación directa y sincera.
Cuando haya acabado de leer la lista cambien papeles.
LISTA DE INTENCIONES:
• Estoy dispuesto a mantener una relación totalmente
estrecha y a ser a la vez totalmente independiente
• Estoy dispuesto a que mis relaciones constituyan
una fuerza que me lleve al máximo grado de iluminación
• Estoy dispuesto a acabar con lo que se interponga
en mi camino a la iluminación total y a la habilidad de
mantener relaciones cercanas
• No tengo objeción alguna que los demás desarrollen
todo su poder en mi presencia
• Estoy dispuesto a tomar una vacación cuando lo
considere necesario para recuperarme y fortalecer la relación
• Estoy dispuesto a que nuestra relación consista en
dar y recibir la mayor cantidad posible de energía positiva
• Estoy dispuesto a hacer los cambios que necesite
para lograr mi máximo desarrollo y a mantener con las
demás relaciones de la mayor calidad posible
Incrementar el amor
Una de las cosas más difíciles es reconocer que
somos dignos de ser amados. Todos tenemos recovecos
que sabemos no merecen amor y eso dificulta nuestras
relaciones pues tratamos de esconderlos, mejorarlos o
compensarlos. El objetivo de este ejercicio es ver que a
pesar de ellos somos totalmente dignos de ser amados.
Instrucciones
Siéntense uno frente al otro en sillas o en el suelo, con
las piernas cruzadas y tómense de las manos sin hacer
fuerza. Mírense a los ojos en silencio repitiendo en su
Pag. 130
mente la frase “Eres completamente adorable”. Entre cada
frase hagan una pausa y observen si hay alguna respuesta
en su interior.
Después túrnense repitiendo la misma frase en voz alta
y con pausas entremedias. Luego comenten lo que hayan
experimentado. Pueden repetir la ronda de intercambio
de frases diciendo “Yo soy totalmente adorable”, hasta
sentir profundamente la verdad de la frase.
Luego identifiquen ambos algún lugar de su cuerpo que
les parezca despreciable, comunicándoselo mutuamente y
dejen que uno ame activamente esa parte hasta que el otro
entre directamente en contacto con ella y la ame. El que
esté amando puede dejar que su amor fluya de sus ojos y
manos y hacer lo que crea necesario para comunicar a su
consorte su total cualidad de ser amado. Pueden repetir
todo el proceso con otras partes del cuerpo hasta que se
sientan llenos de amor.
Al acabar el ejercicio quizás descubran que están
llenos de energía y tal vez deseen descubrir una forma
nueva de compartir mutuamente ese amor.
Retroinformación
En la comunicación hay muchos niveles. Este ejercicio
amplía las rutas que normalmente seguimos en nuestras
interacciones para enriquecer la relación. Está diseñado
para aumentar la conciencia de las sutiles señales a las que
respondemos, pues cuando lo hacemos inconscientemente
los mensajes contradictorios y la comunicación frustrada
pueden empezar a impedir el flujo de la relación.
Instrucciones
Instrucciones
Túrnense para terminar las siguientes frases y dense
mutuamente la oportunidad de responder.
1. Noto (alguna expresión o gesto corporal) y me
pregunto qué significa. Ejemplo: Noto que dejaste de
Pag. 131
respirar en tal o cual momento y quisiera saber qué
significa.
2. Noto (alguna expresión o gesto corporal) y temo que
signifique... Ejemplo: Noto que tienes el ceño fruncido y
temo que signifique que estás enojado/a conmigo.
Aclaren cualquier ambigüedad, hablen sobre lo que
querían comunicar y comenten cualquier intención que
hayan descubierto gracias a este ejercicio.
Ciclos de expresión
Este ejercicio de comunicación está diseñado para
descubrir lo que queremos y aprender a expresarlo con
claridad. Se oye decir a menudo, sobre todo a las mujeres:
“¡NO SE lo que quiero! ¡Nunca me he puesto a pensarlo!”
Reconocer que somos iguales implica abrirnos a nuestros
más íntimos deseos y necesidades, así como observar y
disolver lo que nos bloquea para expresarlo.
Instrucciones
1a parte: Túrnense para terminar la frase “En este
momento siento _________. “Antes de decirla haga varias
inspiraciones profundas, estire el cuerpo y perciba los
hormigueos, tensiones y demás sensaciones internas.
Digan esta frase varias veces y luego repítanla mediante
gestos o movimientos.
2a parte: Pónganse de pie frente a su pareja. El que
vaya a hablar primero repita la frase “Quiero” hasta que la
sienta en el cuerpo. El que escuche debe informarle sobre
su tono de voz, si mantiene la mirada, qué postura tiene
al hablar. Debe observar también su propia experiencia y
luego cambiar papeles.
3a parte: Túrnense para completar la frase “En este
momento siento y quiero__________”. Ejemplo: “En este
momento estoy irritable y quiero dar un paseo” o “En este
momento estoy feliz y quiero estar junto a tí”.
Pag. 132
Completar ciclos de percepción
Este ejercicio de comunicación sirve para percibir
mejor cómo se mueve la energía en el cuerpo y su
estructura permite a la pareja experimentar ciclos
profundos y completos. Como es más largo e intenso que
los demás quizás sea mejor dividirlo en dos partes,
Instrucciones
El que vaya a experimentar las sensaciones (S) se
acostará en un lugar cómodo y acogedor, y el que vaya a
tocar (T) se sentará a su lado, dándole la cara. T colocará
suavemente una mano en el cuello de S mientras le recorre
el torso con la otra hasta encontrar el lugar de la “ira” y la
mantendrá ahí.
S dejará que ese centro de ira le hable, que broten los
sentimientos y se formen en su mente; luego los pondrá en
palabras: “Estoy irritado”. T captará el latido de la ira y lo
sentirá en su cuerpo, vivirá esos sentimientos y amará a
su consorte y a sí mismo por cada pizca de ira que sienta.
Cuando la ira ceda, T dirá al otro “Te amo por todo”.
Después T recorrerá de nuevo con su mano el torso de
su consorte hasta descubrir el lugar del miedo y repetirá
el proceso hasta que S diga “Tengo miedo”. T recogerá
todas las oleadas de temor y las regresará a S con amor,
concentrándose en amarlo profundamente hasta que la
conexión entre sus manos esté libre de obstáculos.
T tratará ahora de encontrar el lugar que diga “Estoy
contento de estar vivo”, el que manifieste más alegría y
vivacidad. La labor de T será convencer a su consorte
de que no hay límite para los sentimientos positivos. Su
contacto físico quitará esos límites. S pensará una frase
para expresar lo mejor posible su relación con la vida y la
hará resonar en sí mismo, tratando de poner en palabras
ese sentimiento. T amará la conexión con la vida de su
consorte y cuando amaine la comunicación le amará por
EXISTIR, no por lo que llegará a ser sino por lo que es.
Pag. 133
T pondrá luego una mimo en la frente de S y otra en la
pelvis imaginando que un globo largo y delgado, lleno de
amor, recorre de arriba abajo su cuerpo.
Interrumpa luego suavemente el tacto manual y tomen
el tiempo y contacto físico necesario para completar la
comunicación. Hagan contacto visual, abrácense, estén
juntos, hablen.
Mensajes callados
Este ejercicio de comunicación nos ayuda a descubrir
secretos cuya existencia no sospechamos. Hay que
concentrarnos en la calidad de nuestra voz y las sutiles
tonalidades de las palabras que usamos. En las relaciones
no cuenta tanto lo que decimos sino cómo lo decimos.
Con este ejercicio analizaremos esos matices.
Instrucciones
Uno primero y otro después, díganse algo que hayan
ocultado sobre su relación haciendo uso de una cassette
para grabar toda la conversación. Luego escuchen la
grabación buscando los matices ocultos de sus palabras,
tratando de captar sus intenciones y motivaciones por el
tono de la conversación. ¿Dijeron lo que realmente querían
decir? ¿Se oye alguna emoción reprimida? ¿Se estaban
justificando o culpando? Deben decirse mutuamente lo
que opinan sobre lo que dijo cada uno Platiquen después
sobre el mismo tema con la intención de decir toda la
verdad sobre su experiencia. Concéntrense en eso y
observen en qué forma surge la comunicación. Después
vuelvan a escuchar la cinta.
Pag. 134
Epílogo
Las relaciones humanas han cambiado tanto en
esta época que seguirles el ritmo ha sido un desafío
vertiginoso. Lo que hicimos fue empezar de cero y volver a
imaginar cómo podían ser las relaciones, preguntándonos
nosotros mismos qué queríamos obtener de la nuestra.
Las respuestas fueron simples: queríamos pasarla bien,
comunicamos con sinceridad, tener el menor número
posible de conflictos, aumentar la creatividad mutua y
lograr que nuestro contacto fuera una fuente continua
de crecimiento sicológico y espiritual. Durante varios
años trabajamos para descubrir lo que necesitábamos
para alcanzar nuestras metas y nuestro esfuerzo mereció
la pena pues hemos logrado ser más felices, vitales y
creativos de lo que jamás hubiéramos imaginado. Entonces
aplicamos esas ideas a nuestros clientes de terapia y a los
participantes en talleres y ahora las hacemos del dominio
público por medio de este libro. Les rogamos las acepten
como lo que son: experimentos que cada uno debe hacer
y verificar Permítannos por último felicitarles por haber
elegido el reto gratificante de transformar las relaciones
humanas. Nosotros hemos visto que no hay iluminación
mayor que la que se logra mediante el contacto estrecho
de la pareja. Les deseamos que sean muy felices en la
jornada que van a emprender.
Pag. 135