Informe Final
Informe Final
Informe Final
Ética y la Moral
del estudiante:
Semana #9
Presentado por:
Jem Marcela Ramírez Rodríguez. Cuenta: 32151045
32211701
Sede de estudio:
Ceutec - Tegucigalpa
Catedrático:
Lic. Elva Patricia Calix Matute
Sección:
#76
Objetivo general 5
Objetivos específicos 5
Preguntas de investigación 6
Introducción 7
Antecedentes 8
Antigua Grecia 8
Edad Media 8
Edad Moderna 9
Edad Contemporánea 9
Justificación 10
Problemática 11
Problema de la Diversidad de Sistemas Morales 11
Problema de la Libertad Humana 11
Problema de los Valores 11
Problema de la Obligación Moral 11
Diferencia entre Ética y Moral 11
Matriz de descriptores 12
LA ÉTICA Y LA MORAL 13
Los actos humanos y la conducta ética 13
Ética Contextualista 14
Ética a Nicómaco: Aristóteles 14
Ética Universalista 15
Crítica de la razón práctica: Kant 15
La buena voluntad 16
El reino de los fines 16
Ética y la Axiología 17
Ética en el hilo empresarial con un contexto de una ética cívica 17
No es posible una ética empresarial sin una ética cívica 18
No es posible una ética cívica sin una ética empresarial 18
Funciones de una Ética Cívica 19
Ética de mínimos 19
Contenidos mínimos de una ética cívica 20
Los valores de libertad, igualdad y solidaridad 20
Los derechos humanos 21
La tolerancia activa 22
Un ethos dialógico 22
Ética de ciudadanos, no de súbditos 23
Ética de la Modernidad 23
Ética en la actividad económica 24
¿Qué impacto puede tener la ética en la economía? 24
El razonamiento, la supervivencia y la ética del comportamiento 25
Diferencias más destacadas entre ética y moral 26
Similitudes entre ética y moral 27
Enfoque de investigación 28
Linea de investigación 29
Corte de investigación 30
Métodos de investigación 31
Instrumentos 32
Universo 33
Población 34
Muestra 35
Tipo de muestreo 36
Validación de instrumentos 37
Interrogantes de la encuesta 38
Análisis 38
Tablas 38
Gráficos 38
Conclusiones 39
Recomendaciones 40
BIBIOGRAFIA 41
CAPÍTULO I: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
OBJETIVO GENERAL
Analizar los conocimientos sobre las doctrinas éticas que ofrecen elementos
metodológicos para la interpretación del sentido moral de los actos en los diferentes
ámbitos de la conducta humana, mediante una reflexión crítica de los principios,
normas y valores que determinan el comportamiento individual y social de las personas.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Identificar y analizar críticamente los problemas morales y éticos que se
enfrentaban los filósofos y la humanidad.
Reconocer y analizar cuestiones relativas a los valores morales fundamentales
en función de la vida personal.
Estudiar la ética no solo en el ámbito filosófico, sino que también en el ámbito
económico, empresarial y axiológico ya que es un tema con ramas extensas.
Conocer las similitudes entre ética y moral por la razón de que la sociedad no
hace ni una referencia a sus desigualdades.
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
INTRODUCCIÓN
En primer lugar dedicaremos este informe a profundizar el tema ética y moral y a
saber cuáles son sus diferencias, semejanzas, problemática, entre otros. Como primer
punto concordaremos que en el lenguaje cotidiano no hace ni una diferencia entre esas
dos palabras ya que escuchamos decir que una conducta es poco ética o inmoral como si
fueses sinónimos. Desde un punto etimológico los dos términos son equivalentes,
porque moral es la traducción castellana del termino latino mores y este proviene del
griego ethos, así que la palabra castellana moral no es otra cosa que la versión castellana
del griego ethos, el termino ética por otra parte fue obtenido por la castellanización
directa del griego ethos evitando la versión latina como en el caso dela moral. Es así que
ética y moral son dos términos castellanos que se usan para traducir una misma raíz
griega. La palabra ethos tiene dos significados, por una parte costumbres y por la otra
carácter, significando de este modo un sistema de costumbres o creencias valorativa de
la vida, pero no en un campo como las ciencias sociales ya que las ciencias estudian la
materia desde la perspectiva del observador no desde la del participante, el aspecto del
carácter remite de que para los griegos el sistema de creencias morales podía ser visto
desde la perspectiva de las actitudes y hábitos que cada individuo iba haciendo suyos.
LA ÉTICA Y LA MORAL
Los actos humanos y la conducta ética
Por su parte la ética se refiere, por un lado, a nuestra capacidad para analizar la
moral; la conciencia ética es la conciencia de la conciencia moral; o más simplemente,
la autoconciencia. La autoconciencia o conciencia ética no nos dice cómo actuar; pero
mejora la conciencia moral haciéndola más clara en sus contenidos, mejorando su
proceso y haciéndola más coherente. Por otro lado, la ética busca formular valores o
deberes deliberadamente y de carácter "universal", es decir a un nivel de generalidad
que trasciende los valores particulares. Estos valores son necesarios en aquellas
sociedades con una pluralidad de sistemas de moral porque crean un consenso en torno
a ciertos fines
de la sociedad en su conjunto. Tal es el caso de los valores de dignidad y solidaridad,
los cuales pueden ser aceptados, en su formulación general, por diversas tradiciones
religiosas y filosóficas. La ética es la parte de la filosofía que estudia los fundamentos
de la moralidad de los actos humanos, es decir, aquellos en virtud de lo cual estos
pueden ser considerados buenos o malos.
Ética Contextualista
Ética a Nicómaco: Aristóteles
Toda arte y toda investigación, y del mismo modo toda acción y toda elección,
parecen tender hacia algún bien; por esto se ha dicho con razón que el bien es aquello a
que tienden todas las cosas. Sin embargo parece existir alguna diferencia entre los fines,
dado que unos son actividades y otros son obras. En los casos en que hay algunos fines
aparte de las acciones, las obras o resultados de tales acciones son preferibles a las
acciones que los producen. Y dado que hay múltiples acciones, artes y ciencias, hay
también muchos fines; en efecto, el fin de la medicina es la salud; el navío es el fin de la
construcción naval; la victoria es el fin de la estrategia o arte de la guerra, y la riqueza es
el fin de la economía. En todas aquellas acciones, artes o ciencias que dependen de una
sola facultad los fines de las principales son preferibles a los fines de las subordinadas,
dado que los fines de éstas se persiguen en razón de los fines de aquéllas. Así, el arte de
fabricar frenos y todo el conjunto de arreos para los caballos se subordina a la
equitación. Y ésta y toda actividad guerrera se subordinan a la estrategia o arte de la
guerra. Y del mismo modo hay que decir de otras acciones, artes o ciencias igualmente
subordinadas. Poco importa el hecho de que los fines de las acciones sean las mismas
actividades o alguna otra cosa distinta de ellas, como ocurre en las ciencias
mencionadas.
Volvamos de nuevo sobre el bien que buscamos para preguntarnos qué es. Parece,
pues, que es distinto en cada actividad y en cada arte; así es uno en la medicina, otro en
la estrategia, y de este modo en las demás artes. Pero ¿qué es el bien de cada una? ¿No
es aquello en vista de lo cual se hace todo lo demás? En efecto, en la medicina, es la
salud; en la estrategia, es la victoria; en la arquitectura, es la casa; en otros casos, son
otras cosas, y en toda acción y elección deliberada es el fin, pues con vistas a este fin
todos los hombres hacen las demás cosas. De esta forma, si existe un fin para todas las
acciones posibles, éste será el bien realizable, y si hay varios fines, varios serán los
bienes realizables.
Nuestro razonamiento, pues, vuelve al punto de partida, después de que, al parecer,
los fines de nuestras acciones son varios, y que algunos de estos fines no los elegimos
por sí mismos, sino por otros fines; tal sucede, por ejemplo con la riqueza, las flautas y
en general, todos los instrumentos; es evidente que todos los fines no son fines
perfectos. Pero lo mejor parece ser algo perfecto, de modo que si sólo existe un bien
perfecto, que es lo mejor, ése será justamente el que buscamos, y si hay varios bienes
perfectos, buscamos el más perfecto de ellos. Afirmamos que es más perfecto el bien
que se persigue por sí mismo que el bien que se busca por otra cosa; y aquel bien que
nunca se elige con vistas a otra cosa es más perfecto que aquellos bienes que se eligen
por sí mismos y por otra causa, y, de forma general, consideramos perfecto aquello que
se elige siempre por sí mismo y nunca por otro motivo. Este bien parece ser de forma
especial la felicidad; y ello es así porque la elegimos siempre por ella misma y nunca
por otra cosa, algo que no sucede con los honores, con el placer, el pensamiento y toda
clase de virtudes que ciertamente las intentamos conseguir por sí mismas, aunque nada,
en efecto, resultara de su posesión, desearíamos poseerlas todas, pero también las
deseamos en función de la felicidad, pues nos imaginamos que alcanzamos la felicidad
por medio de ellas. En cambio, nadie desea la felicidad por los beneficios antes
mencionados, ni, en general, por ninguna otra cosa que no sea ella misma.
Ética Universalista
Crítica de la razón práctica: Kant
La ley fundamental de la razón pura práctica es obra de tal suerte que la máxima de
tu voluntad pueda siempre ser considerada como un principio de legislación universal.
La autonomía de la voluntad es el único principio de todas las leyes morales y de todos
los deberes que a ella son conformes: toda heteronomía de la voluntad, por el contrario,
no solamente no funda obligación alguna, sino que aún es opuesta al principio de la
obligación y a la moralidad de la voluntad.
La buena voluntad
Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada
que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena
voluntad…, y así parece constituir la buena voluntad la indispensable condición que nos
hace dignos de ser felices. La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice,
no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es
buena sólo por el querer, es decir, es buena por sí misma. Pues como la razón no es
bastante apta para dirigir seguramente a la voluntad, en lo que se refiere a los objetos de
ésta y a la satisfacción de nuestras necesidades, a cuyo fin nos hubiera conducido
mucho mejor un instinto natural ingénito.
Toda ley práctica representa una acción posible como buena y, por tanto, como
necesaria para un sujeto capaz de determinarse prácticamente por la razón. Resulta,
pues, que todos los imperativos son fórmulas de la determinación de la acción que es
necesaria según el principio de una voluntad buena en algún modo. Ahora bien, si la
acción es buena sólo como medio para alguna otra cosa, entonces es el imperativo
hipotético, pero si la acción es representada como buena en sí, esto es, como necesaria
en una voluntad conforme en sí con la razón, como un principio de tal voluntad,
entonces es el imperativo categórico. El imperativo hipotético dice solamente que la
acción es buena para un propósito posible o real. En el primer caso es un principio
problemático práctico, en el segundo caso es u principio asertórico-práctico. El
imperativo categórico que, sin referencia a propósito alguno, es decir, sin ningún otro
fin, declara la acción objetivamente necesaria en sí, tiene el valor de un principio
apodíctico-práctico. El imperativo práctico será, pues, como sigue: obra de tal modo que
uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre
como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.
Pues todos los seres racionales están sujetos a la ley de que cada uno de ellos debe
tratarse a sí mismo y tratar a todos los demás, nunca como simple medio, sino siempre
al mismo tiempo como fin en sí mismo. Más de aquí nace un enlace sistemático de los
seres racionales por leyes objetivas comunes; esto es, un reino que, como esas leyes se
proponen referir esos seres unos a otros como fines y medios, puede llamarse muy bien
un reino de los fines (desde luego que sólo un ideal).
Un ser racional pertenece al reino de los fines como miembro de él, cuando forma
en él como legislador universal, pero también como sujeto a esas leyes. Pertenece al
reino corno jefe cuando como legislador no está sometido a ninguna voluntad de otro.
El ser racional debe considerarse siempre como legislador en un reino de fines posible
por libertad de la voluntad, ya sea como miembro, ya como jefe. Mas no puede ocupar
este último puesto por sólo la máxima de su voluntad, sino nada más que cuando sea un
ser totalmente independiente, sin exigencia ni limitación de una facultad adecuada a la
voluntad.
Ética y la Axiología
Ética en el hilo empresarial con un contexto de una ética cívica
La ética cívica es relativamente reciente, porque nace en los siglos XVI y XVII a
partir de una experiencia muy positiva: la de que es posible la convivencia entre
ciudadanos que profesan distintas concepciones religiosas, ateas o agnósticas, siempre
que compartan unos valores y unas normas mínimas. Precisamente la experiencia del
pluralismo nace con la de una incipiente ética cívica, porque la ética cívica consiste en
ese mínimo de valores y normas que los miembros de una sociedad moderna comparten,
sean cuales fueren sus cosmovisiones religiosas, agnósticas o ateas, filosóficas, políticas
o culturales; mínimo que les lleva a comprender que la convivencia de concepciones
diversas es fecunda y que cada quien tiene perfecto derecho a intentar llevar a cabo sus
proyectos de felicidad, siempre que no imposibilite a los demás llevarlos también a
cabo. Esta es la razón por la que consideramos la ética cívica como una ética moderna
de mínimos.
Ética de mínimos
Que la ética cívica es una ética de mínimos significa que lo que comparten los
ciudadanos de una sociedad moderna no son determinados proyectos de felicidad,
porque cada uno de ellos tiene su propio ideal de vida buena, dentro del marco de una
concepción del mundo religioso, agnóstica o atea, y ninguno tiene derecho a imponerla
a otros por la fuerza. Las concepciones religiosas, agnósticas o ateas del mundo que
propongan un modelo de vida feliz constituyen lo que llamamos «éticas de máximos», y
en una sociedad verdaderamente moderna son plurales; por eso podemos hablar en ellas
de un pluralismo moral. Una sociedad pluralista es, entonces, aquella en la que conviven
personas y grupos que se proponen distintas éticas de máximos, de modo que ninguno
de ellos puede imponer a los demás sus ideales de felicidad, sino que, a 10 sumo, les
invita a compartirlos a través del diálogo y el testimonio personal. Por el contrario, es
totalitaria una sociedad en la que un grupo impone a los demás su ética de máximos, su
ideal de felicidad, de suerte que quienes no la comparten se ven coaccionados y
discriminados.
Sin embargo, «pluralismo» no significa que no haya nada en común, sino todo lo
contrario. Precisamente el pluralismo es posible en una sociedad cuando sus miembros,
a pesar de tener ideales morales distintos, tienen también en común unos mínimos
morales que les parecen innegociables, y que no son compartidos porque algún grupo
los haya impuesto por fuerza a los restantes, sino que los distintos sectores han ido
llegando mutuo propio a la convicción de que son los valores y normas a los que una
sociedad no puede renunciar sin hacer dejación de su humanidad.
Desde la Ilustración nace, pues, la idea de que los hombres son individuos
autónomos, capaces de decidir por sí mismos cómo desean ser felices y también capaces
de darse a sí mismos sus propias leyes. De ahí que no haya poder alguno legitimado
para imponerles modos de conducta si ellos no le han reconocido la autoridad para
hacerla, con lo cual no se trata entonces de una imposición, sino de un reconocimiento
voluntario. Por eso en el ámbito político los hombres van dejando de considerarse como
súbditos, como subordinados, para pasar a convertirse en ciudadanos, lo cual significa
que nadie está legitimado para imponerles un ideal de felicidad, y que las decisiones que
se tomen en su comunidad política no pueden tomarse sin su consentimiento.
Libertad o autonomía e igualdad son, como recordamos los dos primeros valores
que acogió como suyos aquella Revolución Francesa de 1798, de la que surgió la
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, son efectivamente dos de los
valores que componen el contenido de la ética cívica. El tercero es la fraternidad, que
con el tiempo las tradiciones socialistas, entre otras, transmutaron en solidaridad, un
valor que es necesario encarnar si de verdad creemos que es una meta común la de
conseguir que todos los hombres se realicen igualmente en su autonomía. Ahora bien,
los valores pueden servir de guía a nuestras acciones pero para encarnados en nuestras
vidas y en las instituciones necesitamos concretados, y podemos considerar a los
derechos humanos en sus distintas generaciones como concreción de estos valores que
componen la ética cívica.
Las tradiciones socialistas, por su parte, ponen en cuestión que tales derechos
puedan respetarse si no vienen respaldados por unas seguridades materiales, y de ahí
que la aspiración a la igualdad sea la que guíe el reconocimiento de la segunda
generación de derechos: los derechos económicos, sociales y culturales. Estas dos
tradiciones han sido ya reconocidas, explícitamente por las Naciones Unidas en la
Declaración del año 1948. Por lo que hace a la llamada tercera generación, que
todavía no ha sido recogida en
Declaraciones internacionales, viene guiada por el valor de la solidaridad, ya que se
refiere a un tipo de derechos que no puede ser respetado si no es por medio de la
solidaridad internacional. El derecho a la paz o derecho a vivir en una sociedad en paz,
y al derecho a un medio ambiente sano. Ambos derechos son imposibles de respetar sin
solidaridad universal, porque aunque individuos, grupos de individuos o naciones
determinadas trataran de fomentar una convivencia pacífica y de procurar un medio
ambiente sano, sin un acuerdo y una acción internacional es imposible alcanzar estas
metas. Ciertamente los dos derechos mencionados todavía no han sido expresamente
reconocidos en declaraciones internacionales, pero forman parte ya de la conciencia
moral social de los países con democracia liberal, forman parte de su ética cívica.
La tolerancia activa
Un ethos dialógico
La idea de tolerancia activa, junto con los otros valores que hemos mencionado y el
respeto a los derechos humanos, se expresan de forma óptima en la vida social a través
de un tipo de actitud, que llamaremos la actitud o el ethos dialógico. Ethos que conviene
potenciar, porque quien adopta semejante posición a la hora de intentar resolver los
conflictos que se platean en una sociedad, si la adopta en serio, muestra con ello que
tiene a los demás hombres y a sí mismo como seres autónomos, igualmente capaces de
dialogar sobre las cuestiones que les afectan, y que está dispuesto a atender a los
intereses de todos ellos a la hora de tomar decisiones. Lo cual significa que toma en
serio su autonomía, le importa atender igualmente a los derechos e intereses de todos, y
lo hace desde la solidaridad de quien sabe que «es hombre y nada de lo humano puede
resultarle ajeno».
Naturalmente cada quien llevará al diálogo sus convicciones y más rico será el
resultado del mismo cuanto más ricas las aportaciones que a él se lleven, pero a ello ha
de acompañar el respeto a todos los interlocutores posibles como actitud básica de quien
trata de respetar la autonomía de todos los afectados por las decisiones desde la
solidaridad. Este es sin duda el mejor modo de conjugar dos posiciones éticas, que
algunos autores tienen por difíciles de conciliar: el universalismo y el respeto a la
diferencia. Creen estos autores que el respeto a la diferencia nos lleva a una situación en
que no puede defenderse ningún valor con pretensiones de universalidad, porque
entonces ahogaríamos la diferencia. Y, sin embargo, es justo 10 contrario: solo si
reconocemos que la autonomía de cada hombre tiene que ser universalmente respetada,
podremos exigir que se respeten sus peculiaridades, y la forma de hacerlo será a través
de diálogos en los que cada quien exprese tales peculiaridades desde la unidad que
supone saberse al menos mínimamente entendido y máximamente respetado.
Ética de la Modernidad
El célebre escrito kantiano ¿Qué es la Ilustración? nos presenta esta época como la
entrada de los hombres en la mayoría de edad, en virtud de la cual ya no quieren dejarse
guiar «como con andadores» por autoridades que no se hayan ganado su crédito a pulso,
sino que quieran orientarse por su propia razón. Sapere aude es, según el escrito
kantiano, la divisa de la Ilustración: « ¡atrévete a servirte de tu propia razón!». El
paternalismo de los gobernantes va quedando desde estas afirmaciones deslegitimado y
en su lugar entra el concepto moral de autonomía, porque aunque la ética y la política
no se identifican, están estrechamente relacionadas entre sí, como lo están también con
la religión y el derecho, de suerte que un tipo de conciencia política como es la idea de
ciudadanía está estrechamente ligado a un tipo de conciencia moral como es la idea de
autonomía.
Este es el tema más amplio de la ética del comportamiento que trasciende no sólo la
conducta carente de ética, sino también el valor instrumental de la conducta ética en
función del interés propio esclarecido. De cualquier manera, Smith no esperaba que este
sería el comportamiento habitual de los hombres de negocios, puesto que en general el
no esperaba un alto nivel de moralidad de la gente adinerada, de quienes desconfiaba
enormemente (bastante más que alguien como Karl Marx, por ejemplo). Esbozó el
beneficio social derivado de tener en cuenta el bien público, pero dejó sin definir gran
parte de lo que realmente cambiaría la conducta individual, especialmente la de los
adinerados y de los poderosos. En cierta forma abrigaba la esperanza de que emergiesen
normas de comportamiento que no estuviesen condicionadas por calculados intereses
egoístas en cada caso, sino vinculadas a la consideración de ser las normas de
comportamiento “apropiadas”, que reflejasen las convenciones establecidas y
normativas de la conducta habitual.
ENFOQUE DE INVESTIGACIÓN
LINEA DE INVESTIGACIÓN
CORTE DE INVESTIGACIÓN
MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN
INSTRUMENTOS
UNIVERSO
POBLACIÓN
MUESTRA
TIPO DE MUESTREO
VALIDACIÓN DE INSTRUMENTOS
INTERROGANTES DE LA ENCUESTA
Análisis
Tablas
Gráficos
CONCLUSIONES
La ética debe ser considerada como constante disciplina para la vida, pues nos
obliga a realizar nuestras labores con eficiencia y a mantener una actitud de
rechazo frente a todo lo que minimice nuestra dignidad, de aquí se dice que el
hombre es un ser inexorablemente moral, pues su vida no le viene dada con
dignidad y moral, sino que debe hacerla, debe construir la dignidad y la moral.
Cortina, A., Ética mínima. Introducción a la filosofía práctica, Tecnos, Madrid 1986