Análisis Del Texto

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ANÁLISIS DEL TEXTO “MARÍA EN EL PROYECTO HISTÓRICO Y TEOLÓGICO DE

LUCAS”

Una de las afirmaciones claras de la cristología es que siempre tiene que concordar
perfectamente con la soteriología, de tal manera que, si algo que se predique de Cristo, atenta
contra la salvación, es sin duda una herejía. En María nosotros podemos ver claramente unida la
cristología y la soteriología, pues todo lo acontecido en la persona de María es referente al orden
cristológico-salvífico. De hecho, es ella quien con su fiat inaugura el tiempo de Cristo y estará
presente en toda la historia de salvación, pues el mismo Lucas dice: todas las generaciones me
llamarán bienaventurada (Lc 1,48). La veneración que los cristianos profesamos a María, esta
estrechamente ligada al misterio salvífico de Cristo, por eso, nosotros nos atrevemos a honrarla y
llamarla bienaventurada, no simplemente por los méritos de ella misma, sino por la especial
elección que el mismo Dios ha hecho de ella para ser la vía a través de la cual el mismo Dios
vendría a este mundo.
En el vientre de María llegan a su cumplimiento las promesas hechas al pueblo de Israel,
por eso Lucas pone en labios de María (aunque también en los de Zacarías y Simeón), un
resumen de las esperanzas del pueblo de Israel. María siendo la Hija de Sión, ve desfilar frente a
ella figuras como Isaac, Sansón, Gedeón, Samuel, Sara y a la misma Hija de Sión. Las
significativas palabras que el ángel le dirige a María, especialmente ese alégrate, no pueden
dejar de remitirnos a los profetas que invitaban a la Hija de Sión a lanzar gritos de júbilo, a
alegrarse pues YHWH es rey de Israel en medio de ti (cf. Zac 9,9). Incluso en el hecho mismo de
que Dios está en tu seno. En fin, en María podemos constatar que el aspecto mariano se somete a
la dimensión cristológica.
Tal vez María se dio cuenta del grande misterio divino que estaba viviendo, sobre todo al
escuchar al ángel Gabriel decirle que el hijo que de ella nacería sería grande y sería llamado Hijo
del Altísimo. María, como buena y piadosa mujer judía, conocedora de las promesas al pueblo de
Israel, sobre todo por lo que contaban los varones, se daba cuenta que ese Hijo que nacería de
ella y el cual heredaría el trono de David su padre, sería quien llevara a la plenitud las promesas
hechas al pueblo de Israel. Y es precisamente por eso que los cristianos confiadamente podemos
rendirle honor a María, sobre todo por su fiat y su entrega generosa al plan salvífico de Dios,
llegando a hacer incluso la esclava del Señor (cf. Lc 1,38).
Es evidente que la señal del cumplimiento de todas estas profecías se dio en la milagrosa
concepción virginal del Hijo de Dios en el vientre de María, y esta concepción virginal solo se da
por el poder del Altísimo que la cubre con su sombra. Ciertamente la evidencia de la divinidad
de Jesús se encuentra en su resurrección, sin embargo, al ser estos textos post-pascuales, la
concepción virginal del Hijo de Dios va encaminada precisamente en orden a la divinidad,
aunque no es su evidencia.

Nombre: Ricardo Antonio Adame Rayas.


Materia: Mariología.
Grado: 3ro de teología.
Profesor: Pbro. Lic. Jesús Omero Herrera Maldonado.

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