Tesis 10 - María en La Escritura y Tradición Corr.
Tesis 10 - María en La Escritura y Tradición Corr.
Tesis 10 - María en La Escritura y Tradición Corr.
No basta responder que la teología se ocupa de María porque el Nuevo Testamento habla de
ella. ¿No era inevitable que el Nuevo Testamento, sobre todo los evangelios, hablaran de ella,
como también de una serie de figuras marginales, para poder referirse a la vida de Jesús? Sin
duda, el Nuevo Testamento no ha pretendido –ni siquiera en los evangelios- presentarnos una
biografía completa de Jesús de Nazaret. Pero nos ha comunicado numerosos datos
biográficos sobre Él. Para eso era imposible eludir una serie de figuras que se interfieren o
intervienen en su vida. Y, a pesar de todo, la teología no se ocupa de ellas; mucho menos les
consagra un tratado teológico prácticamente autónomo, como es el caso de la mariología. Karl
Rahner nos recuerda que «Pilatos aparece en el Credo» 1, además de aparecer en el Nuevo
Testamento, y no por eso llega a ser objeto de una reflexión teológica específica.
Por tanto, el papel que Dios le asigna en la salvación a María requiere de los cristianos no
solo acogida y atención, sino también opciones concretas que traduzcan en vida, las actitudes
evangélicas de Aquella que precede a la Iglesia en la fe y en la santidad. Jesús mismo invita a
sus contemporáneos a no dejarse guiar por el entusiasmo al considerar a su Madre, sino a
reconocer sobre todo, que es bienaventurada porque oye la Palabra de Dios y la cumple. ( Lc
11,28
a) La llamada de María
Es una llamada ciertamente del todo particular, personal, no deducida de principio alguno,
sino enteramente gratuita de parte de Dios. Es una historia propia y apropiada libremente de
parte de la Madre de Jesús. Por eso hemos de estudiarla en su íntima singularidad. Y sin
embargo no podemos disociarla ni de la historia de la promesa, ni de su ser en función de la
obra liberadora de su Hijo, ni de su total orientación hacia el Pueblo de Dios redimido por
Jesucristo. Sin toda esta riqueza de aspectos, las gracias y privilegios mismos de María no
tienen sentido. Comenzamos por situarla en el contexto de las vocaciones en Israel, para lo
1
María, Madre del Señor, Barcelona 1967, p. 26.
cual escogemos algunas muy concretas: las de Abraham (Gn 12,1) Sara (Gn 17, 19) Ana (1
Sam. 1,11, 20–28) Rut (Rt 1, 16-17) Ester ( Est 4, 12-17) y Judit (Judit. 16, 14)
El Concilio Vaticano II enumera tres pasajes del Antiguo Testamento que, no obstante siendo
profecías mesiánicas, son interpretados en un sentido mariológico: Gn 3,15; Is 7,14; Miq 5,2-
3.
i. Genesis 3, 15.
Desde el principio, en el libro del Génesis aparece la figura de aquella mujer de la que habrá
de nacer el Salvador. Cuando Dios maldice a la serpiente o Satanás, le dice: "Enemistad
pondré entre ti y la mujer y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas
tú su talón". (Gén.3, 15). Por ello la Iglesia llama a este texto el Protoevangelio, o sea, el
primer anuncio de la buena nueva. Al anunciar a Jesucristo se menciona a la que lo va a dar a
luz.
Sentido mariológico.
Algunos autores intentan identificar a la mujer del texto con María, aunque parece
evidente que hay que identificarla con Eva.
Esta identificación no cierra el sentido mariológico del texto, ya que la importancia
que se da a la mujer desborda el significado atribuido a Eva en la historia de
salvación.
Es preciso distinguir dos planos en el texto: el primero se apunta a Eva; en el
segundo es más profundo, se alude a María.
Desde el siglo II los Padres establecen un paralelismo entre las relaciones Adán-
Cristo y Eva -María.
La teología de la nueva Eva ha tenido una gran importancia en la mariología y la
eclesiología, los Padres se han servido de ella para destacar el papel de las dos
madres.
Las relecturas del texto que ven en él el papel de María y de la Iglesia en la
salvación de los hombres están hechas por la iglesia a la luz de una revelación
posterior y plena.
Dos Profetas: Isaías y Miqueas, ocho siglos antes de Cristo, hablan también de la Virgen
María. Es importantísimo el versículo de Isaías en donde le promete al rey Ajaz la señal
esperada: "He aquí que una virgen está encinta y va a dar a luz un hijo y le pondrá por
nombre Emmanuel" (Is.7,14).
El signo anunciado por el profeta podría ser el nacimiento del Mesías sin más. Pero
fundándose en que el sentido que el Antiguo Testamento da a la palabra almah es el de
“joven virgen”; la maternidad virginal de María es elemento componente esencial del signo
dado por el profeta. Es decir, el signo es la maternidad virginal de María.
Por su parte Miqueas, contemporáneo de Isaías, menciona también "Al tiempo en que dé a
luz la que ha de dar a luz" (Mi.5,2). El profeta Miqueas escribe unos 30 años
aproximadamente después de Isaías. Su vaticinio parece un reflejo del de aquel. Los dos
anuncian el nacimiento del libertador de la invasión de asiria (Is 9, 5-6; 7,16 y Mi 5, 1-5); los
dos hablan de una desolación del pueblo que dura hasta la llegada del libertador (Is 7, 16, 18s
y Mi 5,2-4); los dos anuncian la madre que va a dar a luz al dominador que salvará el rebaño
de Dios (Is 7, 14 y Mi 5,1)
Existen también varias figuras bíblicas veterotestamentarias que la teología moderna ve
realizadas en María. Ella sobresale entre los humildes y pobres del señor que confiadamente
esperan y reciben de El la salvación. Y ella también la “Hija excelsa de Sion” (LG 55)
(Salmo 45) La liturgia (lex orandi) ha aplicado a María este salmo: Alude a las bodas
del Mesías con su pueblo, el cual debe olvidar todas sus infidelidades, toda su antigua
conducta para entregarse a Yahvé y serle fiel. En este pueblo, la figura primera es la
Mujer fiel.
(Jeremías 31,22) “El Señor ha hecho una cosa nueva sobre la tierra: Una mujer
encerrará dentro de sí al hombre”
(El Cantar de los Cantares Cap. 4) Algunos pasajes concretos son aplicados por los
Padres a María; pero el conjunto del libro no puede aplicarse a la Santísima Virgen,
pues el tema del libro es el amor de Yahvé hacia su Esposa, pero esta es la esposa
negligente que se hace esperar, que no comprende el amor de Yahvé, que le hace
sufrir.
Las líneas dispersas de las tradiciones sobre el arca encuentran una singular convergencia en
María. En primer lugar, la anunciación. En efecto, Lc 1,35 (a juicio de muchos exegetas)
parece ser una copia de Ex 40,34-35. En este último trozo leemos que " entonces la nube
cubrió la tienda de la reunión, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo... La nube del Señor se
posaba de día sobre el tabernáculo y durante la noche brillaba como fuego ". Así pues, la nube
que envolvía la tienda era como una señal de que dentro de ella moraba la "presencia" del
Señor. De forma análoga, en Lc 1,35 se dice que la nube del Espíritu vendrá a posarse sobre
María, y como efecto de esta "sombra", su seno se llenará de la presencia de un Ser divino: el
Santo, Hijo de Dios.
Después de la anunciación, en el texto lucano viene la visita de María a Isabel. Esta página
está modelada visiblemente sobre el capítulo 6 del segundo libro de Samuel, en donde se
narra el traslado del arca de la alianza desde Baalá de Judá a Jerusalén, por orden de David.
Y he aquí algunas de las semejanzas que se dan entre los dos relatos:
a) Los dos episodios tienen lugar en la región de Judá, casi como lugar de la acción
(2Sam 6,1-2; Lc 1,39).
b) Los dos viajes se caracterizan por manifestaciones de júbilo: del pueblo y de David,
que danza delante del arca (2Sam 6,5.12.14.16); de Isabel y de Juan Bautista, que
"salta de alegría" en el seno materno (Lc 1,41.44).
c) La presencia del arca en casa de Obededón y la entrada de María en la casa de
Zacarías son motivo de bendición (2Sam 6,11.12; Lc 1,41).
d) David exclama: "¿Cómo entrará el arca en mi casa?" (2Sam 6,9). E Isabel: "¿Y cómo
es que la madre de mi Señor viene a mí?" (Lc 1,43). En la comparación de los dos
textos impresiona el paralelismo entre "el arca del Señor" y "la madre de mi Señor".
Ahora la nueva arca es María. Frente a ella —como ocurría antes frente al arca antigua
— uno advierte el sentido de su propia indignidad y del respeto debido a lo sagrado.
e) El arca permaneció en casa de Obededón tres meses (2Sam 6,11); María se queda
al lado de Isabel unos tres meses (Lc 1,56).
Del conjunto de estos parecidos entre los dos episodios se deduce el siguiente mensaje. Con
su "sí" al anuncio divino, María acoge la propuesta de la alianza nueva que Dios le revela
mediante el ángel Gabriel; por consiguiente, con Jesús en su seno ella se presenta como el
arca donde reposa Dios hecho hombre. Por tanto, reaparecen actualizados en María los
conceptos de alianza y de arca, tan estrechamente vinculados ya en la teología del AT.
Según algunos exegetas modernos, en las palabras del ángel Gabriel a María habría un eco
bastante claro del mensaje que los profetas mencionados dirigían a la "hija de Sión". En
efecto, también a María se le invita a alegrarse (Lc 1,28: "Alégrate, llena de gracia"). No ha de
tener miedo (Lc 1,30), ya que el Hijo de Dios pondrá su morada en ella (Lc 1,31-32a),
haciendo de su seno como un nuevo templo. Él será rey y salvador de la nueva casa de Jacob
(Lc 1,32b-33; cf 2,11), que es la Iglesia.
Una segunda razón es que algunos comentaristas han llegado a descubrir una antítesis
radical entre la figura histórica de María, que ellos deducen de la consideración del Kerigma
primitivo, y la que transmiten los evangelios de la infancia y los escritos de Juan. Sus
conclusiones son tan radicales que desmoronan toda posible cimentación de la Mariología. Es
conveniente solucionar esa antinomia.
3.1 María en Gálatas 4,4s
María es entonces mujer y madre, Jesús es verdaderamente hombre. Ella es la que, con la
humanidad, prestada al Verbo, hace posible la aparición del nuevo Adán, hermano de todos
los hombres.
Estas son las citas de los Evangelios que de manera especial se refieren a la Virgen María: El
ángel anuncia a la Virgen María la maternidad divina. (Lc. 1,26-38). María visita a su prima
Isabel. (Lc.1,39-45). María entona el Magnificat. (Lc.1,46-56). El ángel anuncia a José el
nacimiento de Jesús. (Mt. 1, 18-25). Genealogía de Jesús, según la línea del Rey David.- (Mt.
1, 1 - 1 7; Lc.3,23-38). Jesús nace en Belén (Lc.2,1-7). Adoración de los pastores. (Lc.2,8-20).
Circuncisión de Jesús. (Lc. 2,21). Presentación en el Templo. (Lc.2,22-38). Adoración de los
magos de Oriente. (Mt.2,1-12). La Sagrada Familia huye a Egipto. (Mt.2,13-15). Jesús con los
doctores. (Lc.2,41-50). Jesús en Nazaret. (Lc.2,39-40; 51-52). En Caná de Galilea, Jesús
realiza su primer milagro. (Jn.2,1-12). Quien hace la voluntad de Dios, este es mi hermano.
(Mt.12, 46-50; Mc.3,31-35; Lc.8,19-21 y 11,27-28). Jesús nos da a su Madre. (Jn. 19,25-27).
Ninguno de los cuatro Evangelistas, nos relata la historia de María, o nos describe su persona;
pero estudiando y analizando las citas en que los cuatro hablan de Ella, podemos llegar a
conocer profundamente a la Madre de Jesucristo.
San Marcos: (3, 20-22, 31-35) Siendo el Evangelista más sintético, la menciona una
sola vez para proclamar la superioridad de la maternidad espiritual sobre la maternidad
física.
San Mateo: Los pasajes de este evangelio en los que aparece María pueden dividirse
en dos clases: primera, un número de referencias exclusivamente mateanas en los
relatos de la infancia, cap. 1-2; segunda, textos mateanos con pasajes paralelos en Mc.
Esta última clase incluye Mt 12, 46-50, paralelo a Mc 3, 31-35 (la cuestión de quiénes
forman la familia de Jesús); y Mt 13, 53-58, paralelo a Mc 6, l-6a (el rechazo de Jesús
en su propia tierra). Son textos que importarán a nuestra discusión en cuanto que Mt
difiere de Mc, con lo cual demuestra intereses propios (es decir, su teología
redaccional). Parece más aconsejable comenzar por el tratamiento que María recibe en
la serie textual que encabeza el evangelio. Cabe presumir una cierta homogeneidad en
la concepción mateana de María, por lo que la visión derivada de esos textos iniciales
hará que comprendamos mejor por qué, en las escenas comunes a ambos, Mateo se
aparta de Marcos.
Relata con detalle cómo Cristo vino al mundo, de la concepción virginal por obra del
Espíritu Santo. En su relato, muy de acuerdo con las tradiciones semíticas, San José
aparece en primer término: recibe los mensajes divinos, toma las decisiones
adecuadas, mientras María permanece humilde y silenciosa a su lado.
San Juan: En este evangelio hay dos tipos de pasajes que interesan al estudio de
María: primero, dos escenas donde la "madre de Jesús"' hace su aparición, a saber, en
las bodas de Cana (2, 1-11. 12) y al pie de la cruz (19, 25-27); segundo, algunos
versículos, que pueden o no ser relevantes a las cuestiones mariológicas, por ejemplo,
la concepción virginal (1, 13; 6, 42; 7, 41-43; 8, 41) y los hermanos de Jesús (2, 12; 7,
1-10).
Por su parte es testigo y relator del primer milagro de Jesús en las bodas de Caná de
Galilea y también testigo ocular de cómo la Virgen Madre permanece de pie junto a la
cruz en el Calvario.
(Ap 12) la mujer parturienta vestida sol es, ante todo, un arquetipo de la iglesia; de la
iglesia histórica contemporánea del autor del apocalipsis, acosada por poderes impíos,
y la iglesia eterna y perenne, indestructible que ha de sobrevivir los ataques de sus
enemigos, sin dejar de cumplir su misión histórica de madre del Cristo místico por el
testimonio apostólico.
Pero este símbolo de ha hecho concreto en la figura de María, ejemplar del cristiano
fiel, madre física de Jesús, participe de los sufrimientos redentores de Cristo en la cruz,
testigo de su entronización a la derecha de Dios y más tarde testigo también del
sufrimiento del resto de sus hijos.
"Él es quién se hizo carne de una Virgen, quien fue colgado de un madero, quién fue
sepultado en la tierra, quién resucitó de entre los muertos, quién fue elevado a las alturas de
los cielos, Él es el cordero sin voz, Él es el cordero degollado, Es el nacido de María, la
hermosa Cordera".
El paralelismo Eva-María, tan importante en la patrística del siglo II y III, a la luz de la teología
paulina del paralelismo Cristo-Adán, sintetiza toda la teología del protoevangelio: Cristo
vencedor del pecado y de la muerte, junto con María, inseparablemente asociada a la obra de
la salvación, como Adán origen del pecado, con Eva inseparablemente unida en la obra del
mal.
Ireneo de Lyon en el s II: "El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la
obediencia de María: lo que ató la virgen Eva por la incredulidad la Virgen María lo desató por
la fe"
Justino mártir (100,114- 165): Porque Eva, siendo virgen e incorrupta, habiendo concebido la
palabra salida de la serpiente, dio a luz desobediencia y muerte; y María, la virgen, habiendo
concebido fe y alegría al darle el ángel Gabriel la buena nueva (Diálogos con Trifón)
S. Epifanio: «Eva resultó ocasión de muerte para los hombres, pues por su medio entró la
muerte en el mundo (cf. Rom 5, 12). María en cambio es ocasión de vida, pues por su medio
nos nació la vida. Por eso vino el Hijo de Dios al mundo. (Panarion 78, 18, 5-7; GCS Epiph 3,
469)(310-20 - 403)
S. Cirilo de Jerusalén: «Por medio de una virgen, Eva, viene la muerte; por medio de una
Virgen o, más bien, de la Virgen era necesario que apareciese la vida» (Catequesis; PG 33,
741): (315-386).
Hipólito de roma (170-236): "Creemos, queridos hermanos, según la tradición de los
Apóstoles, que el Dios Verbo descendió del cielo a Santa María Virgen, encarnándose de Ella
y tomando alma humana, quiere decir racional; hecho todo lo que el hombre es menos el
pecado, para salvar a Adán que había caído y dar la inmortalidad a los hombres que creyesen
en Él[...], como estaba anunciado; de este modo se manifestó presente a Sí mismo, nacido de
la Virgen y del Espíritu Santo, hombre nuevo[...], no ficticiamente por mutación, sino hecho
verdaderamente hombre." (Hom. cont. Noeto)
Tertuliano. (197): Porque era conveniente y justo que Adán fuese recapitulado en Cristo, a fin
de que fuera abismado y sumergido lo que es mortal en la inmortalidad. Y que Eva fuese
recapitulada en María, a fin de que una Virgen (…) deshiciera y destruyera la desobediencia
virginal mediante la virginal obediencia.
S. Juan Damasceno (676-749): "Querida hija digna de Dios, hermosura de la naturaleza
humana, reparación de nuestra primera madre Eva, porque por tu alumbramiento ha sido de
nuevo elevada la que había caído. Querida hija, la más consagrada, esplendor de la mujer.
Porque, aunque la primera Eva ofendió y por ella entró la muerte, habiendo servido a la
serpiente contra nuestro primer padre, María, a su vez, en total sumisión a la voluntad de
Dios, engañó a la serpiente engañadora." (Hom. I in Nativit. Mariae)
El Papa Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II el 25 de enero del 1958. Este magno
evento de la Iglesia universal además de fundamentar el proceso de actualización del
Evangelio, de la celebración de la fe y la renovación de los caminos pastorales a la luz de la
época actual, marcó un sustancial cambio de enfoque en la doctrina mariológica y del culto
mariano. El documento preparatorio esquemático sobre María “De Beata” preparado por la
comisión encargada, fue transformado después de una votación histórica el 29 de octubre del
1963 y pasó de ser un documento autónomo dedicado a la Virgen María a un capítulo del
documento sobre la Iglesia Lumen Gentium. Los padres conciliares por un estricto margen de
votación tomaron la decisión de cambio de orientación general.
Las dos corrientes mariológicas: una de tendencia cristotípica (que valoraba la eminencia y la
singularidad de María), y la otra de carácter eclesiotípico (que insertaba a María en el contexto
de la historia e la salvación y en la vida de la Iglesia) se habían confrontado y el debate había
favorecido la segunda postura. Esta decisión conciliar permitió el cambio sustancial en el
recorrido de la mariología que fue plasmado en el capítulo ocho de dicho documento. El
Vaticano II ha sido el Concilio que más ha hablado de María, no tanto definiendo nuevas
doctrinas, sino sustancialmente integrando el misterio de Cristo.
Esta revisión resultó ser necesaria para la renovación (aggiornamento) a partir de ese
momento, en especial apuntando al fin ecuménico del mismo Concilio: la recuperación de la
unidad de los cristianos y de los creyentes y de la unidad entre fe, vida y cultura del hombre
de hoy. Dijo el entonces Cardenal Ratzinger citando a Hugo Rahner que: “La mariología fue
pensada y enfocada por los santos Padres (en el Concilio Vaticano II) como eclesiología”. Se
puede dividir el documento en cinco partes:
REFRENCIAS
María en el Magisterio en: https://udayton.edu/imri/mary/_resources/docs-pdfs/es/mara-
en-el-magisterio-01.pdf
P. Gonzales C. María Evangelizada y evangelizadora. CELAM
García J. Mariología. BAC. Madrid. 1995
Vaticano II. Lumen Gentium.
BASTERO ELEIZALDE L., Paralelismo Eva - María en S. Ambrosio de Milán, en EstMar 50
(1985) 73-81
CIGNELLI L., Maria Nuova Eva nella patristica greca (Assisi 1966).
FERNÁNDEZ D., Doctrina Mariologica antiquorum Patrum occidentalium, en De mariologia et
oecumenismo, (Roma 1962) 179 - 216.
IBÁÑEZ J. -- MENDOZA F., Mariana Patristica, en Theologica 9 (1974) 9-58.
Gasco, A. G. (1986). Mariología. Madrid: Instituto Superior de Ciencias Religiosas.
CAROL, J. B. - Mariología, BAC, Madrid. 1964.