Bosque Mesófilo de Motaña Def

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Facultad de Estudios Superiores Iztacala

BOSQUE MESÓFILO DE MONTAÑA

MUSEO DE LAS CIENCIAS BIOLÓGICAS IZTACALA


“ENRIQUE BELTRÁN”
23 de BOSQUE MESÓFILO DE MONTAÑA
Abril de
2010

ÌNDICE

Introducción……………………………
23 de BOSQUE MESÓFILO DE MONTAÑA
Abril de
2010 INTRODUCCIÓN

BOSQUES TEMPLADOS EN MÉXICO

Dada la ubicación de México, dentro de los trópicos y algo distante de las zonas
del planeta dominadas por ecosistemas templados, la presencia de estos en el
país se relaciona con el efecto de la altitud y con su vínculo al clima. A mayor
altitud la temperatura baja, incluso hasta permitir zonas de nieve perpetua en las
cimas de las montañas más altas, por lo que los ecosistemas templados de
México se asocian estrechamente con las zonas montañosas (Tamayo, 1990).

La presencia, distribución y variabilidad de los ecosistemas templados en las


sierras y serranías del país no sólo depende de la existencia misma de éstas, sino
de otros factores como son la abundancia y la estacionalidad de la lluvia, el tipo de
suelo, la orientación de la ladera con respecto al sol y la historia biogeográfica de
la zona, entre otros (Challenger, 1998). No obstante, la misma altitud, la
abundancia y la estacionalidad de la lluvia juegan un papel preponderante y
determinan la distribución de los ecosistemas en lo que se ha llamado “pisos
ecológicos” de las zonas montañosas.

No resulta sorprendente, que los ecosistemas templados de México se distingan


de los demás del continente norteamericano por incluir un número importante de
plantas tropicales. Si bien esto es especialmente característico en el caso de los
bosques mesófilos de montaña, en donde abundan las palmas, las heliconias y los
helechos arborescentes en el sotobosque, así como las orquídeas y los helechos
epifitos en el dosel, es también el caso de muchos bosques de pino y encino, en
donde las especies tropicales son un elemento muy importante que contribuye a la
alta biodiversidad del sotobosque, aunque su presencia disminuya a mayor latitud
y altitud (Rzedowski 1978 y Challenger 1998).

En este contexto, es importante señalar que la fauna típica de un ecosistema dado


tampoco se restringe estrictamente a él, ya que su área de actividad puede
abarcar también los ecotonos y ecosistemas aledaños. Este fenómeno se acentúa
en la temporada seca, cuando, por ejemplo, los bosques mesófilos aún ofrecen
alimento para algunas especies animales del bosque de pino y encino y de la
selva baja caducifolia. Entonces, en el contexto del manejo de los ecosistemas
templados para la conservación, es importante recordar que los ecosistemas
tropicales aledaños también tienen que ser considerados.
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BOSQUE MESÓFILO DE MONTAÑA EN MÉXICO

Oaxaca,México

Chirantodendron pentadactylon

Guerrero, México

Helecho Arborescente

Hidalgo, México
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DESCRIPCIÓN

Los bosques mesófilos de montaña mexicanos (Rzedowski, 1978) representan un


tipo de vegetación intermedia entre la vegetación tropical y la templada, a
diferencia de los de otras partes del mundo (Meave et al., 1992; Challenger, 1998).
Se definen por la mezcla de elementos de muy diversas afinidades (Miranda y
Sharp, 1950; Rzedowski, 1978) y se considera que tienen una composición biótica
híbrida.

DISTRIBUCIÓN

En el pasado geológico los bosques mesófilos cubrieron extensas áreas de


México, pero su actual distribución es muy restringida: sólo abarca alrededor de
1% del territorio nacional (Rzedowski, 1978).

En el país presentan una distribución geográfica en forma de archipiélago (Fig. 1),


donde cada isla tiene una composición biótica característica, dependiendo de la
altitud, latitud, humedad, clima y suelo propios de cada lugar. Una definición más
completa de este tipo de vegetación en México puede ser revisada en Rzedowski
(1978) y en Challenger (1998), entre otros.

Fig.1. Distribución del Bosque Mesófilo de Montaña en México

CLIMA
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Es probable que los bosques mesófilos de México sean los más septentrionales del
mundo, ya que el clima de estas latitudes, propenso a las bajas temperaturas invernales,
es lo que fomenta la predominancia de árboles de afinidad templada (Challenger, 1998).
Cabe resaltar que el término en inglés para estos ecosistemas es “tropical montane cloud
forest” y que, probablemente, le fue aplicado debido a que en otras partes del mundo la
mayoría de sus árboles son de afinidad tropical (Hamilton et al., 1995).

Si bien pueden ocurrir heladas ocasionales en las zonas de bosque mesófilo, en


general el clima es templado y, sobre todo, muy húmedo, debido a que estos
bosques se desarrollan de preferencia en las laderas de barlovento de las
montañas, a la altitud de la formación de las nubes, por lo que durante la mayor
parte del año se encuentran bañados en lluvia y en las gotas que se condensan de
las nubes y neblinas.

FLORA

Se caracteriza por una densa cubierta de árboles donde coexisten numerosos


géneros, como Liquidambar, Magnolia, Juglans, Ostrya, Clethra, Podocarpus,
Turpinia, Oreopanax y muchos más. A menudo también hay pinos y encinos. El
bosque es exuberante, con gran cantidad de helechos y lianas, así como de
plantas que crecen sobre los árboles.

Estos bosques tienen una estructura y una composición de especies muy


característica, resultado de la zona neotropical en el pasado geológico, de modo
que en el dosel la mayoría de los árboles son especies caducifolias típicas de
climas templados, mientras que en el sotobosque pueden predominar especies
perennifolias de origen tropical. De hecho, varios bosques mesófilos permiten que
muchas especies típicas del trópico húmedo prosperen en latitudes y altitudes muy
superiores a las que serían posibles en ausencia de ellos (Challenger, 1988).
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HISTORIA BIOGEOGRÁFICA DE LOS BOSQUES MESÓFILOS DE MONTAÑA DE MÉXICO

El registro fósil indica la presencia en México de elementos del bosque mesófilo en


el Mioceno y el Oligoceno, hace 20 a 40 millones de años (Rzedowski, 1996).
Basado en este registro fósil, así como en los procesos tectónicos y geológicos, el
reconocido botánico mexicano de origen polaco, Jerzy Rzedowski, propone una
teoría muy coherente para la historia biogeográfica de estos ecosistemas, que a
continuación se presenta en resumen.

Tras la formación del México continental a finales del Cretácico, hace 65 millones
de años, el Atlántico lo separaba del África y Europa, y donde aún no se formaba
el puente terrestre entre América del Norte y del Sur; sin embargo, el registro fósil
indica una conexión directa con Asia mediante el estrecho de Bering (Rzedowski
1991). Hace 50 millones de años el clima en el hemisferio norte era cálido y
húmedo, lo que favoreció el desarrollo de selvas tropicales y subtropicales en
Europa, Asia y Norteamérica, incluyendo los bosques mesófilos primigenios de
México, que evolucionaron a partir de elementos de los bosques asiáticos y
nortemericanos, ya que contenían elementos de ambos (Challenger, 1988).

Durante la misma época, el surgimiento de islas volcánicas y no volcánicas entre


México y Sudamérica permitió una conexión incompleta en la región
centroamericana, dando origen al intercambio florístico y faunístico por “saltos” de
isla en isla. Hacia el norte y durante el Terciario, hace 35 millones de años, se
piensa que varios géneros de árboles latifoliados típicos del bosque mesófilo (p. ej.
Carpinus, Ostrya, Liquidambar y Magnolia ), ingresaron a México, tal vez vía la
Sierra Madre Oriental (Martin y Harrell, 1957).

Al completarse el puente terrestre centroamericano hace cinco millones de años,


en el Plioceno, el proceso de intercambio florístico y de fauna entre Norte y
Sudamérica se aceleró. Para entonces, la conexión entre los bosques americanos
y asiáticos se había perdido debido al cambio climático hacia condiciones más
frías y secas desde el Mioceno, hace 25 millones de años, y aunque la dispersión
de especies asiáticas hacia México nunca fue masiva, tal vez debido a la gran

distancia, las especies vegetales de origen asiático están mejor representadas en


el bosque mesófilo que en cualquier otro tipo de vegetación en México. En
contraste, el puente centroamericano permitió una migración de abundantes
especies neotropicales al territorio mexicano, aunque la mayoría de las que
colonizaron los ambientes del bosque mesófilo tienen un centro de origen andino
(de las elevaciones bajas y medianas de los Andes), y pocas provienen de la
cuenca amazónica (Gentry, 1982). Muchas son arbustos del sotobosque (p. ej.
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Melastomataceae, Piperaceae, Rubiaceae), epifitas (Orchidaceae, Ericaceae y


Bromeliaceae), y plantas de tipo “platanillo” (Marantaceae, Heliconiaceae), más
unos cuantos árboles provenientes de los climas templados de las grandes
montañas de los Andes y Brasil (p. ej. los géneros Clusia, Oreopanax y
Podocarpus ) (Gentry 1982, Rzedowski 1978, 1991).

Al invadir los ambientes del bosque mesófilo, estos taxa habrían desplazado a
muchos de los elementos de origen norteamericano y asiático, cuya presencia se
debilitaba de cualquier modo al interrumpirse las conexiones directas con esos
bosques, con el incremento de la aridez del continente norteamericano durante el
Plioceno. Tras una serie de procesos orogénicos, tanto tectónicos como
volcánicos, así como de cambios climáticos importantes, la vegetación del bosque
mesófilo acabó por fragmentarse, restringiéndose a “islas” ambientales, lo que
condujo a una evolución divergente, al quedar muchas especies en poblaciones
reproductivamente aisladas. Son estos procesos de diversificación secundaria los
que han dado origen al importante elemento endémico de la flora y fauna de los
bosques mesófilos de México (Challenger, 1998).
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FLORA Y CULTURAL
IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA

ECOLÓGICA

ESPECIES PALEONDÉMICAS

En el pasado geológico los bosques mesófilos cubrieron extensas áreas de


México, pero su actual distribución es muy restringida: sólo abarca alrededor de
1% del territorio nacional (Rzedowski, 1978). Sin embargo, estos orígenes
antiguos y un posterior aislamiento en virtuales islas ecológicas hacen que estos
bosques contengan tanto especies paleoendémicas como especies endémicas de
evolución reciente.

ALTA BIODIVERSIDAD DE ESPECIES

Es el ecosistema que mayor biodiversidad alberga relativo al espacio que ocupa:


10% de la flora nacional en sólo 0.5% del territorio nacional, por no mencionar los
cientos de especies de vertebrados y miles de especies de invertebrados que
también encuentran su hábitat preferente o exclusivo en estos bosques
(Rzedowski 1993; Flores-Villela y Gerez 1994; Challenger 1998, Carleton et al .
2002).

CAPTACIÓN DE AGUA

Ya que durante la mayor parte del año se encuentran bañados en lluvia y en las
gotas que se condensan de las nubes y neblinas, uno de los servicios ambientales
más importantes de estos ecosistemas es la captación de agua, y su importancia
nacional en este sentido ya se empieza a reconocer.
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ECONÓMICA Y CULTURAL

No se conoce ninguna civilización prehispánica que se haya desarrollado


exclusivamente en el bosque mesófilo (hecho extraordinario, dada la existencia de
civilizaciones prehispánicas en todos los demás ecosistemas de México), aunque
se sabe que varias culturas los explotaban. La probable razón de esta situación
habría sido, tal vez, la existencia de grandes superficies con otros tipos de
vegetación, con terrenos mucho más aptos para el cultivo mediante la agricultura
de roza, tumba y quema, que estos ambientes muy húmedos y frescos, propios de
pendientes abruptas y propensas a la erosión. Por ello se considera que su
explotación en forma intensiva es un fenómeno que se inició después de la
conquista (Challenger, 1998), y se puede identificar una serie de factores y
eventos históricos para ilustrarlo.

Primero, puede suponerse válidamente el desplazamiento de la población


indígena hacia tierras marginales durante la Colonia, ya que varios grupos
indígenas huyeron de los españoles hacia las montañas en cuanto esto fue
posible, aún a principios de la Colonia. Aunado a esto, una vez que la población
indígena empezó a recuperarse de la estrepitosa caída provocada por las
enfermedades y los horrores de la conquista (Cook y Borah, 1980), se empezó a
competir con la creciente población de españoles y criollos que ya habían
acaparado las mejores tierras para la formación de encomiendas, haciendas,
ranchos y plantaciones (Gibson, 1967). Así, los indígenas se vieron desplazados y
forzados a emigrar hacia tierras marginales en las montañas (Challenger, 1998).

Segundo, al parecer otro factor relevante fue la creación de las primeras fincas
cafetaleras durante el Porfiriato (Bellingeri y Gil Sánchez, 1980).

El café es una planta cuyo hábitat natural es


el bosque mesófilo de las montañas del
suroeste de Etiopía, por lo que su cultivo en
las condiciones naturales del bosque
mesófilo, por debajo de los árboles del dosel
(una vez removidos los arbustos y árboles
bajos del sotobosque), resulta muy eficaz
(Nolasco, 1985).
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Así que durante todo el siglo XX, con el auge del mercado internacional del café
como fuerza motriz, los bosques mesófilos de todo el país fueron afectados en
alguna medida por la siembra del café. Por muchas décadas este cultivo existió en
relativa armonía con el bosque, ya que los cafetales tradicionales – sobre todo
aquellos manejados por los grupos indígenas – tomaban la forma de sistemas
agroforestales, dejando la mayoría de los árboles del dosel en pie, y con ello
conservando la mayor parte de la biomasa, los servicios ambientales y aún la
biodiversidad de éstos (Williams, 1992).

No obstante, con el tiempo estos sistemas rústicos de producción empezaron a


intensificarse, primero con la siembra de árboles frutales y leguminosas,
reemplazado muchos de los árboles originales del bosque en aras de diversificar
la producción y aumentar el rendimiento de los cafetos con el nitrógeno aportado
por los leguminosas –casi siempre árboles bajos del género Inga (Leguminosae),
conocidos como “jinicuiles” (Nolasco 1985). Peor aún, desde finales de los años
setenta se ha venido fomentando el reemplazo completo de los cafetales bajo
sombra, para sembrar los cafetos a sol directo (Villaseñor, 1987). Si bien esto
aumenta la producción del café, su calidad sufre bastante como consecuencia – y
también el bosque mesófilo que, bajo este sistema, asombrosamente pasó de ser
un medio indispensable para el cultivo del aromático, a ser un estorbo para su
producción (Challenger, 1998).

El tercer factor de deterioro del bosque mesófilo fue indudablemente la Reforma


Agraria, que desde 1934 (y desde 1971, en el caso del noreste de Chiapas) en
adelante, fomentó la creación de nuevos ejidos en las zonas de bosque mesófilo
del país (Cloud 1988; Challenger, 1998). La agricultura de subsistencia de tipo
roza, tumba y quema, que habitualmente se practica en estos bosques, desata la
deforestación y con ello la erosión del suelo, y la merma de la captura del agua
(Challenger, 1998). Desafortunadamente, esta situación se ha agravado desde la
segunda mitad del siglo XX debido al aumento de la población, que en las áreas
rurales más marginadas (que coinciden precisamente con las zonas montañosas
en donde se encuentran los bosques mesófilos) aún sigue en tasas mucho más
altas que el promedio del país (Semarnap 2000a). Otro factor de agravio ha sido el
desmonte a gran escala de las selvas húmedas (y en menor medida, de las selvas
bajas y medianas caducifolias y subcaducifolias) de tierras más bajas, fomentado
por políticas públicas de colonización del trópico y apoyo a la ganadería extensiva.
Al convertir esos ecosistemas en enormes potreros para el ganado, los
campesinos que los habitaban fueron desplazados en busca de zonas aún
forestadas, para seguir con su tradicional agricultura de roza, tumba y quema. Los
bosques mesófilos han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de todo ello
(Challenger, 2003).
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Conservación del Bosque

Más allá de la cuenta numérica de su biodiversidad, se debe enfatizar la


importancia de estos bosques para la conservación de las especies endémicas al
país, tanto de plantas como de animales, hongos y microorganismos diversos: la
histórica contracción de la distribución original de estos ecosistemas para
encontrarse en su distribución actual, en archipiélagos de islas ecológicas
esparcidas sobre las zonas montañosas del país, indujo la evolución vicariante de
muchos taxa, que ha conducido a la especiación in situ y, con ello, ha producido
una aportación muy importante al conjunto de especies endémicas a México
(Challenger 1998, Carleton et al, 2002).

Lo peor es que, dado el actual ritmo veloz de la destrucción y transformación de


estos bosques, es probable que muchas de estas especies lleguen a extinguirse
aún antes de que las hayamos descubierto. Una señal de que esta hipótesis bien
podría ser cierta, son las cifras oficiales en torno a la lista de las especies
mexicanas en riesgo, según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-1994. De
acuerdo con un análisis efectuado por la Conabio (2002), los bosques mesófilos
son los ecosistemas con el mayor número de especies amenazadas, raras, en
peligro de extinción o sujetas a protección especial – más aún que las selvas altas
perennifolias. Así que en total, los bosques mesófilos son el hábitat para 415 de
las especies mencionadas en esta Norma (103 de ellas son plantas con flores y
131 son anfibios y reptiles), comparado con 381 especies que se encuentran en la
selva alta perennifolia (el segundo ecosistema en cuanto al número de especies
en la NOM-059).

Por añadidura, hemos esbozado la gran importancia de los bosques mesófilos en


cuanto a los servicios ambientales que brindan; probablemente son los
ecosistemas más importantes de México para la captación de agua, tanto por la
alta precipitación típica de las zonas de bosque mesófilo, como por las
aportaciones adicionales derivadas de la precipitación horizontal, proceso que
ningún otro ecosistema puede igualar (lo cual un bosque mesófilo secundario no
puede hacer, con la misma eficacia que un bosque primario) (Challenger 2001,
2003).

En este sentido, la importancia de los bosques mesófilos para la economía y para


satisfacer las necesidades de agua de la población, así como para la conservación
de una parte importante de la biodiversidad, contrapuesta a los procesos actuales
de transformación y destrucción de este ecosistema, debe conducir a una política
que coloque al bosque mesófilo de montaña como la prioridad número uno para su
conservación, protección y eventual restauración ecológica.
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Una política de esta naturaleza requiere urgencia de actuación, y requiere de una


gama de herramientas para su cumplimiento. Uno de las más importantes debe
ser – y de hecho, está a punto de implementarse en una escala limitada -el pago
del servicio ambiental de captura de agua, para así estimular la conservación de
estos bosques por parte de los poseedores de las tierras forestales en donde se
encuentran, para evitar la necesidad de transformarlos a otros usos por razones
de necesidad económica.
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Abies religiosa

Abies religiosa (Kunth Schltdl. et Cham.)


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Abies religiosa Kunth Schltdl & Cham

SINONIMIA

Pinus religiosa Kunt, Abies religiosa var. emarginata Look et Martínez

NOMBRE(S)
COMÚN (ES)

Abeto – Veracruz
Acshoyatl – México
Bansú (lengua otomí) – Hidalgo
Ocopetla - Teotepec, Gerrero
Oyamel - México, Hidalgo
Pinabete – Michoacán y Jalisco
Thúcum (lengua tarasca) – Michoacán
Ueyomel – Ixcaltepec Gerrero
Xolócotl – México

SU NOMBRE Abies religiosa SE DEBE A QUE LOS PRIMEROS COLONIZADORES


EUROPEOS NOTARON QUE SUS RAMAS ESTÁN SIEMPRE EN FORMA DE CRUZ.
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ORIGEN
Árbol nativo de México

FORMA BIOLÓGICA

Árbol monóico de 35 a 40 m de altura, en ocasiones hasta 60 m, y diámetro


normal hasta de 1.80 m (Mayen, 1987).
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FENOLOGÍA

Hojas. Perennifolio, las hojas son como agujas, chatas, de 15 a 35 mm de longitud


y 1,5 mm de ancho por 0,5 mm de espesor (Fig. 2), verde oscuro en el haz, y con
dos bandas azul blancas de estomas en el envés; el extremo de la hoja es agudo.
El arreglo de hojas es en espiral.

FIG.2. Abies religosa, Nevado de Toluca, Edo. Méx.


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Flores. Las estructuras reproductivas masculinas y femeninas se presentan desde


diciembre (Manzanilla, 1974).

Frutos. Los conos (Fig.3) tienen 8 a 16 cm de longitud y 4 a 6 cm de ancho, antes


de madurar azul púrpura oscuros; las brácteas son púrpura o verdosas, de
moderada longitud. Las semillas aladas se despegan cuando los conos se
desintegran en la madurez, 7 a 9 meses luego de la polinización. La fructificación
se presenta de noviembre a enero (Patiño et. al., 1983), la dispersión de las
semillas ocurre entre marzo y abril (Mayen, 1987).

Fig.3. Corte de cono de Abies religiosa,Nevado de Toluca Edo. Méx.


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DISTRIBUCIÓN EN
MÉXICO

Asociación vegetal
Bosque de coníferas, las masas puras formadas por esta especie son también
conocidas como bosque de Abies, bosque de abetos o bosque de oyamel
(Rzedowski, 1983).

Coordenadas geográficas
Entre los 17°30’ a 20°00’ de latitud norte y los 97°104’ de longitud oeste
(Manzanilla, 1974).

Entidades
Distrito Federal, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Michoacán, Jalisco, Morelos, México,
Guerrero y Tlaxcala (Manzanilla, 1974).

REQUERIMIENTOS
AMBIENTALES

REQUERIMIENTOS AMBIENTALES

Altitud

Altitud (msnm)
Media: Óptima 3,200
Mínima: 2,800
Máxima: 3,500

Suelo

Suelo
Histosol
Inceptisol, Espodosol
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Características Físicas

Profundidad

Generalmente profundos aunque también en suelos someros


Textura
Limo-arenosa/arcillo-arenosa
Pedregosidad
De ligera a moderada
Estructura
Granular o en bloques
Drenaje
Bien drenados
Humedad aparente
Húmedos la mayor parte del año
Color
Café obscuro ó rojizo

Características Químicas

pH
De 5 a 7
Materia orgánica
Muy ricos, hasta 70%, especialmente en horizontes superficiales

Temperatura (°C)

Media
De 7 a 15
Mínima
-20
Máxima
28-30
Precipitación (mm)
La precipitación media anual es superior a los 1,000 mm
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Otros

Los suelos donde se establece el oyamel son muy jóvenes, de origen volcánico
(andesitas, basaltos o riolitas), y presentan geoformas con pendientes muy
pronunciadas, aunque generalmente se establecen en suelos profundos, en el
Edo. de México y en Jalisco se encuentran sobre una capa muy delgada de
cenizas volcánicas; también se menciona que las propiedades físicas del suelo
influyen más en el desarrollo de oyamel que las químicas, la profundidad, el
drenaje, la textura, estructura y el contenido de humus son propiedades decisivas
en el desarrollo del oyamel (Manzanilla,1974).
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USOS E
IMPORTANCIA

El uso más importante es como “árbol de navidad” (Fig.4), además de sus


ramas que se utilizan para hacer adornos en ceremonias religiosas (Mayen,
1987).

Fig.4. Abies religiosa uno de los árboles cultivados para


comercializarse en temporada navideña.
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La madera no es de muy buena calidad, pero se recomienda para fabricar
papel, ya que la pulpa es de muy buena calidad; como madera aserrada se
puede utilizar en la fabricación de cajas, puertas, marcos y techos interiores
(Fig. 5) fabricación de postes que transmiten energía eléctrica, cercas,
durmientes y palos de escoba (Mayen, 1987).

Fig.5. La madera de Abies religiosa es utilizada


para hacer papel, puertas, marcos, palos de
escoba entre otros artículos.
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La textura de la madera es mediana, de veteado suave y sin olor ni sabor;


el peso específico de la madera verde es de 0.860 g/cm3 y de 0.360 g/cm3
con 12% de humedad. Por su color claro, peso ligero, ausencia de manchas
y de resina, y su carencia de olor se recomienda como apropiada en la
fabricación de empaques para alimentos, como pescado, azúcar, etc.

La trementina, “aceite de palo” “aceite de abeto“(Fig. 6), es recomendada


para su empleo medicinal.

Fig.6. El aceite de abeto es utilizado


medicinalmente.

La corteza de árboles viejos es utilizada para carbón, y la madera en la


construcción de casas (Manzanilla, 1974).

Fig.7. Corteza de Abies religosa utilizada para elaborar carbón.


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En el estado de Michoacán estos bosques son el refugio de las Mariposas


Monarca que migran en invierno desde Canadá.

Fig.8. Los bosques de Abies religosa también conocidos como


Oyamel son santuarios para la mariposa monarca.
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Los bosques de oyamel proporcionan beneficios económicos, biológicos y


espirituales, destacan sus funciones de recreación (Fig. 9), protección
contra la erosión, captación de agua y regulación de la escorrentía
(Hernández, 1985).

Fig.9. Parque Nacional Laguna de Zempoala en Morelos es un parque que paseé


4.790 hectáreas, es un área protegida que conserva en su interior bosques de
oyamel, encimo y pino.
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ANEXOS

SEPTIEMBRE-DICIEMBRE. 2006. CIENCIA Y EL HOMBRE. REVISTA DE


DIVUGACIÓN CIENTÍFICA Y TECONOLÓGICA DE LA UNIVERSIDAD
VERACRUZADA. V.19. Núm. 3.

www.uv.mx

Pulmones de México: los bosques de oyamel

Yamilet Tivo Fernández y Lourdes G. Iglesias Andreu

El oyamel (Abies religiosa), conífera de la familia de las Pinaceae, es una hermosa


especie arbórea del territorio mexicano protagonista en varios escenarios: sus
bosques son santuarios para la mariposa monarca y pulmones de la ciudad más
grande del mundo, así como de los estados de Morelos, Hidalgo, Puebla,
Michoacán, Jalisco, Guerrero, Tlaxcala, Veracruz y Distrito Federal.

En el Distrito Federal se localizan sobre la cadena montañosa que se halla al


suroeste, y sus bosques más densos se ubican en la sierra del Ajusco, en el
parque del Desierto de los Leones y en la sierra de Las Cruces. Los oyameles del
valle de México se encuentran también en la cañada de Contreras, igualmente al
suroeste de la capital. En el estado de Veracruz, los bosques de oyamel se hallan
en tres grandes sistemas montañosos: la zona de Huayacocotla, que pertenece a
la Sierra Madre Oriental; el Cofre de Perote y el Pico de Orizaba, que
corresponden al eje neovolcánico, y la sierra de Acultzingo, que forma parte de la
Sierra Madre de Oaxaca.

El bello árbol mexicano mide de 40 a 60 metros de altura, prefiere una altitud de


1,700 a 3,500 metros sobre el nivel del mar, y siempre habita en lugares con
grandes pendientes y fríos o templados, donde forma bosques húmedos. Esto
conlleva que tenga un tipo de distribución muy dispersa y que sus poblaciones
estén aisladas geográficamente entre sí. La palabra “oyamel” procede del náhuatl
oyametl, que significa abeto, nombre que este árbol recibe en la parte central del
país; sin embargo, el nombre ha ido cambiando de acuerdo a las regiones y al
grupo étnico, como se indica en el cuadro anexo.

Algunas creencias consideran al oyamel como mensajero de Dios. Durante la


Colonia, este árbol llamó la atención de los evangelizadores por la posición en
cruz de sus ramillas, por lo que los frailes lo rebautizaron partiendo del vocablo
indígena con el que se le conocía en México. El oyamel forma parte de nuestras
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creencias y tradiciones, pues aparece en testimonios y en la tradición popular en


forma de leyendas.

Los oyameles han estado presentes en el territorio mexicano desde tiempos


prehispánicos; sin embargo, las oportunidades que brindan para trabajar su
madera propició un aprovechamiento sistemático y exagerado que contribuyó
fuertemente al deterioro de su entorno y, consecuentemente, a la reducción de sus
poblaciones.

Los conos o piñas de los abetos están cubiertos de escamas, son blandos y de
aproximadamente siete centímetros de largo, en cuya base interna se desarrollan
dos óvulos que después de la polinización se transforman en semillas. Su corteza
es grisácea (lisa en los árboles jóvenes y áspera y agrietada en los adultos), y sus
hojas son lineales y puntiagudas. Su madera es ligera y poco durable, pese a lo
cual se aprovecha en construcciones y preferentemente en la elaboración de
papel.

La resina del árbol –trementina de abeto, de palo o de oyamel– tiene propiedades


balsámicas y se emplea como ingrediente de pinturas, en la fabricación de
jabones y otros productos. Por otro lado, la especie es utilizada como ornamento
en parques y jardines. Sus puntas y ramas se emplean para adornar iglesias y
como arbolitos de navidad, aunque de modo restringido, pues la tala inmoderada
de ejemplares jóvenes puede provocar la desaparición del bosque.

Por sus características, el oyamel podría ser exportado como árbol de Navidad y
generar así ingresos económicos al país. Pero desde hace muchos años los
bosques mexicanos de abetos, al igual que las de otras coníferas, se encuentran
bajo una fuerte presión debido a su uso como madera y leña. Algunas especies,
como A. hickeli, que tiene rangos de distribución muy pequeños, se encuentran en
las listas de especies amenazadas.

Al ser uno de nuestros árboles más queridos, el oyamel necesita ser cuidado y
protegido por todos los mexicanos debido a que es el asiento preferido de la
mariposa monarca durante el invierno. Cada año, millones de individuos de esta
especie, procedentes del Canadá, llegan a la Reserva Especial de la Biosfera
“Mariposa Monarca”, ubicado en Michoacán, y pasan ahí la temporada invernal.

Por todo ello, los bosques de oyamel destacan por su atractiva majestuosidad y
belleza. Por tal motivo, el Laboratorio de Biotecnología y Ecología Aplicada
(LABIOTECA) de la Universidad Veracruzana se encuentra realizando estudios
demográficos, ecológicos y bioquímicos con especies de A. religiosa y A. hickelli,
con la finalidad de establecer plantaciones con potencial genético para la
producción de árboles de navidad en la zona del Cofre de Perote, y sea así la
base para el uso sustentable de este tipo de bosques.
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Nombres empleados en diferentes regiones

Región Grupo étnico


Abeto y pinabete, Nahuas del valle de México
acxoyatl y xalócotl
Bansú Otomíes, en Hidalgo y el Estado de México
Jalocote Valle de México
Huallame Coahuila
Guayame Nuevo León
Pino oyamel Generalizado
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EL BOSQUE MESOFILO DE MONTAÑA DE TALPA DE ALLENDE

www.talpadeallende.com

Crece en las laderas sur de la Cumbre de los Arrastrados, en el Cerro de San


Pedro, por el Cuale y el Cerro de la Tetilla de Cuale.

El único predio que se ha documentado florísticamente es el situado al Oeste de la


Cumbre de Guadalupe (o los Arrastrados), trabajo realizado por Vazquez et. al
(2000).

Esta investigación de campo y documental proporciona los argumentos necesarios


sobre la importancia y conservación de este rodal, que en forma sucinta serían los
siguientes:
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1 El BMM del Ojo de Agua del Cuervo es un relicto del Pleistoceno, cuando
las condiciones climáticas eran diferentes, había más precipitación por lo
cual el BMM se extendia más ampliamente a lo largo de la Sierra Madre del
Sur que en la actualidad.

2 2. Se encontraron 60 especies árboles, además de un helecho


arborescente (Cyathea costarricensis), este último es una planta que poco
se encuentra en el resto de los BMM del estado de Jalisco.

3 También de acuerdo a Vazquez, Vargas y Aragón (2000), el 15% de las 60


especies se encuentran en las categorías de protección establecidas por la
norma oficial mexicana (NOM-049-ECOL-1994), mas consideran que un 5%
adicional merecen listarse para protección en dicha norma.

4 Por su extraordinaria diversidad biológica, bosque maduro a viejo


crecimiento, excelente regeneración y establecimiento de especies,
estructura incoetanea y alta integración ecológica este bosque es incluso
superior al encontrado por Jardel et. al. (1996), en la cañada de la Moza, en
las Joyas en la Sierra de Manantlán. Cabe mencionar que el maple (Acer
skutchii) fue descubierto por primera vez en Jalisco por estos
investigadores de la Universidad de Guadalajara, en marzo de 1991.

EL MAPLE O ARCE

Acer skutchii Rehder, es considerado por algunos botánicos como una subespecie
de maple o arce azucarero (Acer saccharum) fuente de la miel o jarabe de maple
en el oriente de Canadá y los Estados Unidos.

Es de interés mencionar que Acer skutchii fue primeramente encontrado en Nebaj,


el Quiche Guatemala por botánicos norteamericanos. Posteriormente se encontró
en Tejanapa, en los Altos de Chiapas, colectado por Faustino Miranda.

En rancho el cielo en la Sierra Madre oriental en Tamaulipas fue encontrado por


Aarón J. Sharp.En la sierra de Parras, Coahuila fue encontrado por José A.
Villareal Q. En la cañada de la Moza en la sierra de Manantlán fue encontrado por
Enrique Jardel y colaboradores.Finalmente y como 5 localidades para el país, esta
la población del nacimiento del rio Talpa efectuado por J. A. Vázquez, Y. Vargas y
F. Aragón el 10 de julio de 2000.
23 de BOSQUE MESÓFILO DE MONTAÑA
Abril de
2010 En virtud de los argumentos expuestos líneas atrás es evidente que dada la
importancia fitogeográfica del bosque mesófilo de montaña con maple (Acer
skutchii) es una obligación y responsabilidad moral del municipio de Talpa de
Allende, proteger de la tala y decretar una zona protegida a la porción que va
desde el Ojo de Agua del Cuervo hasta el Paso Hondo, siguiendo la cañada.

Descubrimiento del bosque de Arce en Talpa de Allende, Jalisco

En junio el año 2000, el Dr. José Antonio Vázquez García, la bióloga Yalma Luisa
Vargas Rodríguez y el técnico Fernándo Aragón Cruz describieron de Talpa de
Allende una comunidad de bosque mesófilo de inigualable riqueza florística y
biogeográfica en el occidente de México; con elementos, holárticos, australes,
neotropicales y asiático-americanos. En ella, además de Acer saccharum subsp.
skutchii (o Acer skutchii, “arce o maple”), prosperan exitosamente Abies
guatemalensis subsp. jaliscana (“oyamel”), Podocarpus reichei, Cyathea
costaricencis (“helecho arborescente”), Magnolia pacifica (“magnolia”) y Matudaea
trinervia (“cuencudo o naranjillo”), así como muchas otras especies típicas de
bosque mesófilo. En otras zonas del occidente de México no se encuentran todas
las especies anteriormente señaladas creciendo juntas, pero en la cañada Ojo de
Agua del Cuervo estas y otras especies si están presentes.
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MARIPOSA MONARCA

www.umich.mx

LA MARIPOSA EN EL MEXICO PREHISPANICO

La mariposa fue motivo de estudio, veneración y respeto para los sabios


prehispánicos, nombres toponímicos mexicanos como el de Papaloapan ("Río de
mariposas"), Papalotepec ("Cerro de las mariposas"), etc. Reflejan la importancia
que tenía para ellos este insecto lepidóptero, se conoce una docena de nombres
nahuatl con las que las identifican. A ciertas mariposas las asociaban con la
belleza, el amor y las flores, en tanto que otras constituían un mal presagio.

Otro buen ejemplo del conocimiento prehispánico de las mariposas, es el nombre


náhuatl dado a la oruga que conocemos actualmente como "medidor', se llamaba
Papalotl tlamachihuaniqui significa "el que mide algo".

Los testimonios de admiración y reverencia que nuestros antepasados profesaban


a las mariposas son múltiples, basta destacar los frescos y esculturas de las zonas
arqueológicas.

INTRODUCCIÓN

Alrededor de tres cuartas partes del reino animal están constituidas por insectos; y entre
ellos, quizás el más hermoso ejemplar sea la mariposa monarca. Los insectos surgieron
sobre la tierra desde hace más de 400 millones de años, la aparición de las mariposas es
posterior, data de 200 a 250 millones de años.

La mariposa monarca (Danaus plexippus Linneo) pertenece al Orden de los


lepidópteros. Es originaria del norte de los Estados Unidos de Norte-américa, Es
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un insecto cuya belleza, colorido, importancia como agente polinizador y factor de


equilibrio ecológico, son preponderantes.

Es también altamente resistente a las condiciones variables del tiempo, a título de


comparación, podemos decir que las mariposas convencionales tienen un ciclo
vital de 24 días, mientras que la mariposa monarca llega a vivir 9 meses; es decir,
12 veces más que las otras.

Proveniente de Norteamérica, llega a Zitácuaro, Ocampo y [Angangueo],


Municipios de Michoacán limítrofes con el Estado de México. La llegada de
millones de mariposas ocurre a fines de octubre y su regreso a mediados de abril.

Actualmente, esta mariposa realiza un impresionante y largo viaje de más de


4,000 kilómetros, se alimentan en el camino de [asclepias], plantas llamadas
lengua de vaca o "algodoncillo", que contienen un alcalóide venenoso para otras
especies, pero que para la monarca significa protección; ya que al asimilar
los venenos cardíacos producidos por dicha planta, le da un sabor y olor
desagradable para los depredadores, así como también la provee de pigmentos
colorantes, a su vez, la [asclepia] se beneficia con la monarca, debido a la
polinización que ésta efectúa en una extensa zona.

En la zona geográfica que se menciona, las mariposas en condiciones sólo aquí


privativas, tales como el oxígeno, protección contra vientos directos y temperatura
agradable que se da en las montañas michoacanas de "El Cacique", "El Rosario" y
"El Llano del Toro" en Angangueo.

Es muy importante destacar que por la cantidad millonaria de mariposas monarca


que concurren a esta región, siendo agentes directos de polinización, Michoacán
ocupa un primerísimo lugar mundial en lo referente a su enorme variedad de
plantas, flores y frutos.

Por muchos años se pensó que la mariposa monarca pasaba el invierno en zonas
tropicales y subtropicales; pero...dónde?. Fue un misterio hasta 1975, en que
después de décadas de búsqueda se encontró su lugar de hibernación y para
sorpresa de muchos estaba en una zona donde las temperaturas normales están
cerca de los cero grados centígrados en una región boscosa con arboles como el
oyamel, entre valles y montañas con una altitud promedio de 3,300 metros sobre
el nivel del mar, en la majestuosa Sierra Madre

Gracias a que la mariposa es un insecto de sangre fría puede ajustar la


temperatura de su cuerpo al medio ambiente, lo que le permite conservar una gran
cantidad de energía y grasa que almacena para su largo viaje de regreso.
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La razón de su migración radica en que la maduración sexual solo será alcanzada


con el calor primaveral, para lograrlo necesitan hibenar en un lugar donde la
temperatura las mantenga aletargadas, para que una vez llegado el calor
primaveral se reproduzca para poco después emprenda su regreso hacia el norte
para concluir su ciclo de vida.

La vida de la mariposa monarca comienza en una planta llamada [asclepia] donde


los huevecillos son depositados y al cabo de un período que dura entre 4 y 12
días, emerge una oruga, la cual se alimenta de las misma planta en la que nació.
Durante su etapa de crecimiento, la oruga cambia de piel cinco veces, para la
quinta vez la oruga, que ya está completamente desarrollada, se fija a una rama y
teje a su alrededor un fino [capullo] de seda que durará cerca de 12 días, mientras
la oruga va sufriendo una metamorfosis que la convertirá en una hermosa
mariposa monarca que a principios de abril emprenderá el viaje al norte, cerrando
el eterno ciclo de vida que volverá a comenzar el otoño siguiente.

Jugueteando con los rayos de sol cual si fuera una lluvia de hojas de otoño y
tapizando troncos y ramas al caer la tarde, las mariposas monarca pasan el
invierno en los bosques de oyamel de Michoacán y del Estado de México en
colonias de hasta veinte millones de individuos, después de haber cubierto más de
cinco mil kilómetros para dejar atrás las heladas montañas de la región de los
Grandes Lagos de Norteamerica. Resulta un tanto difícil imaginar a una mariposa
de escasos centímetros recorriendo 120 kilómetros en un día. Y sin embargo, la
mariposa monarca (Danaus plexippus plesippus) es capaz de ello.

La monarca habita la franja fronteriza de Canadá y los Estados Unidos durante el


verano, cuando los días largos y las altas temperaturas le permiten madurar y
reproducirse. Al terminar el verano, los días se hacen más cortos y aparecen las
primeras mariposas de aire polar, causando una disminución drástica de la
temperatura. La falta de control de la temperatura interna y la escasez de alimento
por el letargo invernal en que entran las plantas de las que se alimenta la
monarca, la obligan adesplazarse hace latitudes más cálidas.

Hasta la fecha se conocen tres rutas migratorias. Las monarca que viven entre el
Pacífico y las Montañas Rocallosas se dirigen hacia el estado de California, cerca
de San Diego. Las poblaciones que habitan entre el Atlántico y los Grandes Lagos
cruzan los estados de Carolina y Florida, para llegar a Cuba, aunque después de
ahí no se sabe con certeza hacia dónde se dirigen. La tercera ruta es la que, a
fines de septiembre, parte de la zona ubicada entre las Rocallosas y los Grandes
Lagos, y baja hacia México por la Sierrra Madre Oriental, entra al Altiplano por las
montañas más bajas, para llegar a mediados de noviembre a los estados de
México y Michoacán.

En su largo viaje, las monarcas empiezan a moverse cerca de las 9:30 de la


mañana y a las 18:30 ya se les ve en grupos 600 mariposas pernoctando en
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árboles que encuentran a su paso. Durante el vuelo evitan montañas altas y


prefieren los valles abiertos por donde corren los vientos que vienen del norte. Las
mariposas se colocan en las corrientes de aire ascendente, se dejan llevar
planeando, y aletean solamente cuando pierden el viento o cambian de rumbo. Si
la corriente es muy fuerte pliegan las alas en V para controlar la velociadad y la
dirección y las extienden por completo cuando ésta es muy débil a fin de recibir el
poco viento sobre toda la superficie de las alas. Con esta técnica de vuelo, la
monarca recorre tres mil kilómetros en aproximadamente 25 dís.

La mariposa monarca establece sus colonias en los bosque de oyamel (Abies


religiosa) de las laderas sur y suroeste de las montañas en donde haya algún
arroyo cercano, a más de 2,700 metros sobre el nivel del mar. Las mariposas se
agrupan durante las noches y en los días nublados y con lluvia, en la franja media
de los árboles, en donde los vientos no fluyen con fuerza y las tempueratruas no
son tan extremas. El tapiz que forman sobre los troncos y los racimos que cuelgan
de las ramas permiten a las monarca conservar el calor. Con frecuencia el exceso
de ellas o los "Nortes" hacen que las ramas se desprendan, regando un sinnúmero
de mariposas por el suelo, dejándolas expuestas al frío y la de-predación, lo que
constituye la principal causa de mortandad. Se estima que solamente la mitad de
la población sobrevive a la hibernación, lo cual significa una hecatombe de
millones de mariposas durante cada migración.

A mediados de febrero, en que la temperatura aumenta y los dís se hacen más


largos, las monarca comienzan a aparearse, y la búsqueda de flores para extraer
el néctar se intensifica, pues hace falta acumular energía para el regreso. Este
recorrido se inicia a principios de marzo, cuando grandes grupos de mariposas
levantan el vuelo simultáneamente, batiendo sus alas en un ruido sordo, para
encontrar alguna corriente de aire ascendente y dar principio al viaje de regreso.

A mediados de marzo, en los santuarios sólo quedan como testimonio los


cadáveres de las mariposas muertas, y los bosques de oyamel regresan a su
antiguo aspecto, aguardando el fin de año, cuando nuevamente llegarán millones
de mariposas monarca, repitiendo este maravilloso fenómeno, de cuya continuidad
somos todos responsables.
23 de BOSQUE MESÓFILO DE MONTAÑA
Abril de
2010
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