Alonso Cano
Alonso Cano
Alonso Cano
RESUMEN
Alonso Cano no fue un arquitecto profesional en el sentido estricto del término, pues nunca alcanzó a construir
un edificio completo. Compuso, en cambio, varios retablos en madera y arquitecturas efímeras, disefió
numerosos proyectos de decoración arquitectónica y únicamente proyectó la fachada occidental de la Catedral
de Granada, que no llegó a levantar personalmente. Fue lo que en terminología de la época se llamaba un
arquitecto-artista, que sabía proyectar y decorar en el papel, pero no dominaba el difícil arte de la construcción
y de la cantería. Ahora bien, su fecundidad e inventiva como arquitecto decorativo fueron excepcionales,
situándolo en un puesto privilegiado en la evolución del barroco espafiol.
Palabras clave: Retablos; Arquitectura efimera; Arte barroco; Arquitectos.
Identificadores: Cano, Alonso; Catedral de Granada.
Topónimos: Granada; Espafia.
Período: Siglo 17.
ABSTRACT
Alonso Cano was not a professional architect in the true sense of the term, since he never designed and built
a complete building. He did make severa! wooden altarpieces and lesser works, undertook many decoration
projects and designed the west front of Granada cathedral, which he himself did not see built. He was what
was then called an artist-architect, one able to design on paper but who was no expert in the difficult art of
building and the use of masonry. However, he had exceptional gifts as a decorative architect, and these gifts
earned him a central place in the development of Spanish baroque art.
Keywords: Altarpieces; Ephemeral architecture; Baroque art; Architects.
ldentifier: Cano, Alonso; Granada cathedral.
Place names: Granada; Spain.
Period: 17 1h century.
4. Alonso Cano: dibujo para el retablo de San Juan 5. Salvador Muñoz y Alonso Cano: retablo
de Dios, Museo del Prado, Madrid. colateral de la iglesia de la Magdalena, Getafe.
Regla de Yignola, los jesuitas J. Prado y J. B. Villalpando habían propuesto una reconstruc-
ción diferente de las columnas del templo de Jerusalén, con fuste estriado y capitel corintio
el primero, y con columna de estrías verticales y capitel pseudocorintio, formado por tallos
de azucenas, el segundo. Pero ambos añadían entablamentos donde se mezclaban elementos
de los tres órdenes canónicos 14 • En el retablo de Lebrija Cano, como en las reconstruccio-
nes de los jesuitas, aisló el trozo de entablamento sobre las columnas y a sus tres caras
antepuso no tanto los glifos pares de las columnas salomónicas de Prado y Yillalpando,
cuanto la ménsula recurvada de dos glifos que Yignola había asignado como soporte de las
cornisas muy proyectadas hacia afuera.
El orden pseudosalomónico del retablo lebrijano está bien proporcionado pese a ser gigante,
lo que puede confundir al incauto como descoyuntamiento, y además en ello siguió la pauta
marcada por Alonso Matías en el retablo de la Casa Profesa de la Compañía en Sevilla. De
este modo Cano se apartó ciertamente de su padre Miguel quien, en el retablo de la
parroquia de San Juan de la Palma, usaba todavía la superposición canónica de pisos,
articulado cada uno con sus pilastras o columnas correspondientes. La parquedad de
de A usburgo Lucas Kilian, quien falleció en 163 7, el cual, a su vez, se inspiró en otros de
Federico Zuccaro, aunque haciendo su materia más blanda y gelatinosa 18.
Cano utilizó profusamente las placas recortadas y sus peculiares hojas decorativas durante
la primera estancia en Madrid, de 1638 a 1655, tanto en los escasos retablos que proyectó
cuanto en los muchos dibujos arquitectónicos y ornamentales que compuso. El retablo
diseñado para la parroquia de San Andrés hacia 1644, cuyo dibujo se encuentra en el Museo
del Prado (F.A.59), no se llevó por desgracia a efecto, pero es uno de los más bellos y
originales ideados por el artista. El dibujo, también en el mismo Museo (F.A.60), de un
retablo de San Juan de Dios, se ha pensado que fue realizado por Cano entre 1640-1650
para la iglesia del Hospital de Antón Martín 19 • Yo mismo así lo creí, si bien encontrándolo
sumamente regresivo por comparación con los de Lebrija y San Andrés y adelantándonos
a la época sevillana del artista, cuando en 1630 fue canonizado Juan de Dios 20 . Ahora
pienso, sin embargo, que el proyecto de dicho retablo fue realizado en 1633 por Juan
Gómez de Mora y el contrato de su factura fue firmado por el ensamblador Juan de Echalar
para, efectivamente, la iglesia del Hospital de Antón
Martín. La estructura del retablo coincide punto por
mente del estilo del primer piso, muy tradicional y conservador, donde se ha querido ver
la huella, en la estructura y ornamentación, del Panteón de El Escorial, fabricado por J. B.
Crescenzi 23 . En cambio los pisos de arriba ostentan muchas características canescas: pilastras
cajeadas de orden indefinido en las que los capiteles han sido sustituidos por cogollos de
hojas cartilaginosas, así como festones y sartas colgantes de frutas. ¿Es que Cano, que
realizó las pintura, modificó su estilo personal, amoldándolo al gusto de Cano, en el
transcurso de la ejecución del prime ro de los retablos?
Durante su larga permanencia en Madrid Cano, más que a fabricar retablos, se dedicó a
dibujar proyectos arquitectónicos y motivos ornamentales, pues no dispondría taller para lo
primero, una vez disuelto el de su padre, en Sevilla, con moti vo de su fallecimiento en
1644. Muchos, demasiados dibujos de tal índole le han sido atribuidos, sobre todo por
Manuel Martínez Chumillas 24 de tal suerte que el catálogo de aquellos hubo ser drásticamente
reducido por H. Wethey 25 • Alguno, como el de la fuente de la Plaza de la Cebada, ha sido
restituido correctamente a Gómez de Mora; el dibujo de retablo, existente en el Museo del
Louvre (p. 378 del libro de Martínez Chumillas) se debe relacionar, a nuestro entender, con
el autor o autores del álbum de dibujos arquitectónicos sevillanos del siglo XVII, publicado
por Sancho Corbacho 26 ; otro, proyecto de
un techo (Chumillas p. 381) es claramente
de Sebastián de Herrera Barnuevo 27 . Sin
embargo Wethey se muestra excesivamente
restrictivo y no incluye, acaso porque no
los conoció, los dibujos arquitectónicos y
decorativos de Cano contenidos en el ál-
bum de Antonio García Reinoso, deposita-
do en la Biblioteca Nacional , que son clara-
mente suyos y de los más hermosos que
compuso 28 •
Entre lo que es preciso restituir a nuestro
artista está el de un interior arquitectónico,
perteneciente a la colección Fernán Núñez,
publicado por Sánchez Cantón y también
por Martínez Chumillas 29 . Una inscripción
tardía en su centro dice: «fachada de Cárzel
de Corte de la Villa de Madrid», identifica-
ción a todas luces equivocada. Tampoco es
el proyecto de un retablo o portado para
fiestas, como opina Sánchez Cantón. A nuesh·o
entender se trata de un proyecto para la
capilla de la Virgen del Sagrario de la ca-
tedral de Toledo y sería la única represen-
tación de un espacio interior dibujada por
el artista granadino. El arco central, que se
8. Alonso Cano: Presentación de la Virgen en el
abre en la pared del fondo, sería el de la Templo, Catedral , Granada.
bién Pedro Pablo Rubens en los bocetos para la serie eucarística de las Descalzas Reales,
que llegaron a Madrid precisamente en 1648. En cambio, en el dibujo de la puerta de la
Biblioteca Nacional (B.241 ), fecha ble hacia 1657-1660, las columnas salomónicas que la
flanquean retoman a las seis torsiones canónicas, que son las que también empleó Bernini
en el baldaquino de San Pedro del Vaticano. El capitel es corintio, pero sus caulículos no
se enrollan hacia adentro sino, contra toda la tradición, hacia fuera. Esta excentricidad ha
llevado a especular sobre si nuestro artista pudo conocer láminas de G. B. Montano (las hay
en el álbum de A. García Reinoso) o de la obra de F. Borromini, quienes utilizaron a veces
los caulículos de semejante manera 33 • Otra anomalía sería, en el dibujo, la extensión del
follaje de acanto a todo el entablamento que soporta el frontón que corona la puerta.
Cano, contra lo que cabría esperar de él, casi nunca ubicó sus pinturas en escenarios
arquitectónicos espectaculares. Una de las excepciones sería la del lienzo de la Presenta-
ción de la Virgen en la rotonda de la catedral de Granada, pintado en I 652 3.¡. Al fondo de
la pintura hay un trozo de muro articulado por pilastras toscanas, cuyo capitel está formado,
sin embargo, por sólo hojas de acanto. A nuestro entender, no se trata de un nuevo orden
revolucionario inventado por Cano y añadido a los cinco normativos, en un caso similar al
del mencionado F. Borromini 35 . Pienso más bien que es una adaptación al denominado
«orden de Francisco Bautista», quien lo usó por primera vez en la iglesia del Colegio
Imperial, de donde irradió a otros edificios madrileños que conoció indudablemente el
artista granadino 36 .
Tampoco se puede exagerar, como algo subversivo, la utilización que hace Cano, en
algunos de sus dibujos, del estípite. Aparece en el de una fuente adosada, supuestamente
pensada para los jardines del Buen Retiro, cuyo cuerpo superior los ostenta terminados en
capiteles jónicos. Este tipo de soporte, vinculado al juego y especulación manieristas sobre
los órdenes arquitectónicos, se reiteró hasta la saciedad en tratados nórdicos y franceses de
la segunda mitad del Quinientos. De todas maneras Cano lo resucitó en fechas muy
tempranas, puesto que el dibujo, antes de la colección Beruete, se sitúa hacia 1638 37 . El
otro dibujo (Biblioteca Nacional, B.239) representa, a mi parecer, el tabernáculo eucarístico
de carácter efímero que Cano erigió en la iglesia madrileña de San Gil, que Díaz del Valle
y Palomino ponderaron sobre manera. Escribe el primero: «También hizo el monumento
que los religiosos franciscanos ponen en su convento de San Gil las semanas santas, donde
es muy visitado de los artífices para su aprovechamiento». Su arquitectura se halla articulada
por estípites antropomórficas, a saber culminados no por capiteles sino por cabezas de
serafines a guisa de telamones, rasgo acertado por tratarse de un monumento eucarístico.
Con todo no se debe ver en ello la creación de un orden nuevo, que alguien ha bautizado
con el neologismo de «orden seráfico». El dibujo se debe fechar hacia 1649 38 .
Queda por examinar finalmente la obra que entendemos como más propia y estrictamente
arquitectónica de Cano, la que realizó en su etapa de canónigo racionero en Granada, desde
1652 hasta su muerte en 1667. Hay constancia documental de que intervino en alguna
reparación del Hospital Real, pero debió de ser cosa de poca importancia que se puede, por
tanto, pasar por alto 39 . En 1653 inició la obra de la iglesia del Santo Ángel Custodio, de
religiosas franciscanas, delineando la planta, que medía 108 por 30 pies, cuya ejecución
dejó en manos de Juan Luis Ortega. A punto de inaugurarse la obra en 1661 , «manifestó
flaqueza uno de los arcos de la capilla mayor y no se halló en Granada quien admitiese el
corregirlo. Vino Femando de Oviedo, maestro mayor de las fábricas de la ciudad de Sevilla
y él lo remedió» 40 . De este desgraciado accidente se ha querido deducir que Cano no fue
un arquitecto profesional, lo cual es absolutamente cierto, pues, como dijimos al principio,
hay que clasificarle en la categoría de arquitecto artista 4 1• Nuestro hombre se dedicó, como
de costumbre, a los primores dibujísticos de la traza, descuidando el cálculo de estructuras
y la resistencia de los materiales y dejándolos a los técnicos de la construcción. Así lo
afirma el cronista fray Tomás de Montalvo: «Empezó sus estudios el artífice en dar a la luz
una nueva planta, que en corto espacio de tiempo no sólo delinease todos los discurridos
primores de la arquitectura, sino que ostentase un no practicado rumbo que fuese empleo
de la admiración. Reconocióse luego ser la idea aun en el dibujo una maravilla». La culpa
de la grieta en uno de los arcos torales recaería, pues, en el ejecutor material del proyecto,
Juan Luis Ortega, quien no parece haber pasado, en cualificación profesional, del grado de
albañil o alarife 42 .
El templo ya no existe, destruido en 181 O durante la invasión napoleónica, pero queda su
descripción, bastante hiperbólica y abstrusa, hecha por el citado fray Tomás de Montalvo.
Escribe lo siguiente: «Al entrar halla a cada paso nueva materia de admiración porque,
siendo la fábrica en todo perfecta, no guarda las comunes reglas de arquitectura, sino que
la ingeniosidad del artífice inventó una nueva nunca executada forma, adelantando esta
sexta planta a las cinco que los architectos enumeran». Se presupone que la referencia, con
la palabra «planta», no es a la planimetría del edificio sino a un sexto orden de columnas
o pilastras inventado por Cano, y este nuevo orden no puede ser otra cosa que la pilastra
de orden indefinido, pues le faltaban la basa y el capitel, sustituido este último por
cartuchos de hojas y follajes cartilaginosos; tal orden indefinido es efectivamente el que
figura varias veces en sus dibujos arquitectónicos y en la parte superior de los retablos
colaterales de la Magdalena de Getafe. Efectivamente, prosigue fray Tomás: «Sobresale el
cuerpo del templo con ocho pilastras, cuatro a cada lado, sin basa ni capitel, su latitud de
una vara (83,60 cm.), termínanse en la cornisa, formando en sus remates tarjas con
hermosos voleos y follajes, y sobre este ornato estriba la cornisa alquitrabada que corres-
ponde a lo exquisito de la fábrica».
La tradición asegura que la actual parroquia de la Magdalena, antiguo monasterio de
Agustinas, fue realizada conforme en todo a la desaparecida iglesia del Ángel Custodio, e
incluso que fue trazada por el propio Cano y construida también por Juan Luis de Ortega 43 •
Esto último es completamente falso, pues, como demostró fehacientemente René Taylor, la
Magdalena fue levantada por el arquitecto José Granados de la Barrera entre 1677 y 1686,
es decir muchos años después de la muerte de Cano. Parece, en cambio, probable que
Granados imitase la iglesia del Ángel Custodio, entre otras razones porque la Magdalena
es de tipo y estructura muy madrileños y Granados no consta que hubiese estado nunca en
Madrid 44 • En efecto, tanto la disposición de la fachada, con pórtico al que se entra por triple
vano, el ritmo de articulación de sus pilastras, y las torres que dejan entre medias un
retranqueo sobre el pórtico, están copiados con muy pocas variantes de la iglesia del
Colegio Imperial madrileño, hoy Colegiata de San Isidro, que sí conoció muy bien Cano,
quien realizó varias pinturas en su interior 45 . Los alzados de la nave repiten igualmente el
muestra el último machón del lado izquierdo con la proyecc1on hacia adelante que hoy
tiene 5 1, lo que determinó la profundidad de los tres huevos de la fachada y, por consiguien-
te, la zona de intensa sombra que aquélla determina, lo que muchos estudiosos han
atribuido a Cano como s i éste hubiese buscado con ello un efecto «barroco».
El esquema siloesco de fachada, realizado por Lázaro de Velasco en el XVI, preveía dos
cuerpos separados drásticamente por una gruesa y proyectada cornisa; en el de abajo se
disponía el motivo de arco de triunfo de tres huecos de igual altura que cobijaban las
puertas; el piso superior funcionaba como un ático en el cual las tres cal les tenían distintas
alturas, la central mayor que las laterales, en ellas se abrían ventanas de iluminación, y las
tres culminaban en sendos frontones triangulares. Lo que hizo Cano fue desvirtuar el
equilibrio del ponderado reparto de pisos y calles, pues, al suprimir o no destacar suficien-
temente la cornisa de separación entre ambos cuerpos al prolongar el desarrollo de los
estribos casi sin solución de continuidad hasta las impostas de los tres arcos de arriba,
favoreció las proporciones verticales a expensas de los horizontales. Sin embargo, lo que
seguramente pretendió Cano, al disparar hacia arriba los tres arcos del motivo triunfal
siloesco, fue situarlos al mismo nivel de los que interiormente sostienen las bóvedas de las
naves, más alto el correspondiente a la nave central, algo más bajos los pertinentes a las
naves laterales. Asimismo, los estribos atirantados se asimilan en su vertiginosa ascensión
a los pilares compuestos que separan entre sí las naves, tanto es así que esta fachada en su
totalidad produce la impresión de estar contemplando desde la calle la estructura interior
de la catedral. No es, por consiguiente, una fachada retablo, como tantas veces se ha escrito
alegremente.
Lo que sí puede tener la fachada granadina de carpinteril, más que de retablístico, es su
carencia de articulaciones de columnas a la manera tradicional y clásica. Probablemente en
el proyecto primigenio los estribos llevaban adosados a sus frentes y costados pares de
columnas, y columnas exentas flanqueaban las tres puertas del primer cuerpo. Cano destacó
los machones como cuerpos prismáticos puros, animando únicamente sus superficies con
cajeados y rehundidos lineales. Suprimió las columnas que ladeaban las puertas, dejando
sus pedestales primitivos, y las reemplazó por una suerte de bandas estrechas, a modo de
baquetones de sección cuadrada y frente también rehundido. Sobre ellos apoyó directamen-
te, sin intermedio de capiteles, elementales y geométricos procedimiento, delineados como
un cartabón y escuadra, dispuso una suerte de edículos planos, perforado cada uno con un
óculo. En cambio, por en cima de estos edículos, recuperó el lenguaje clásico al cerrarlos
por arriba con semicírculos paralelos, unidos entre sí por tondos circulares, un motivo que
parece provenir del vocabulario bramantesco, empleado anteriormente en el cuerpo bajo de
la torre adyacente.
La fachada trazada por Alonso Cano ha merecido los juicios más dispares, desde el
elogioso de G. Kubler, quien la considera «una de las más personales y originales obras de
toda la arquitectura hispánica», hasta el severo de F. Chueca Goitia, para quien «nada hay
más lejos de la majestad clásica que esta fachada, excesivamente retablística, carpinteril.
Para un tema de estas dimensiones le faltaba a Cano la verdadera formación de arquitecto.
El diletante falló» 52 . En cualquier caso, y en descargo del artista granadino, hay que decir
NOTAS
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( 1985), pp. 4 1-52; BLASCO ESQUIVIAS, Beatriz. «Sobre el debate entre arquitectos profesionales y arqui-
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1947, p. 994. Palomino fue acaso el principal responsable en propagar la fama de los arquitectos pintores por
encima de los técnicos y profesionales, atribuyendo exclusivamente a los primeros, a causa de su habilidad
para ornamentarlos, como a Herrera Barnuevo, Herrera el Mozo, Jiménez Donoso y Claudio Coello, edificios
que levantaron los maestros de obras madrileños de la segunda mitad del XVII.
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literarias para la Historia del Arte Español. Madrid: Bermejo impresor, 1933, tomo II, p. 387.
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Gallegos (Santiago de Compostela), Anexo VI ( 1952), pp. 60-73.
8. WETHEY, Harold E. «E l testamento de Alonso Cano». Boletín de la Sociedad Española de
Excursiones, LVII ( 1953), pp. 119-127.
9. NAVARRETE PRIETO, Benito. «Sobre Vicente Salvador Gómez y Alonso Cano: nuevos documen-
tos y fuentes forma les». Ars Longa. Cuadernos de Arte (Valencia), 6 ( 1995), pp. 135- 140. Hasta que se realice
la publicación definitiva y detallado de los li bros de la biblioteca de Cano, e l mencionado autor la ha dado
a conocer en su conjunto en el libro La pintura andaluza y sus fi1entes grabadas. Madrid: Fundación de Apoyo
a la Historia de l Arte Hispánico, 1998, pp. 70-71; véase también PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso E. «La pintura
de Alonso Cano». En: Figuras e Imágenes del Barroco. Estudios sobre el barroco español y sobre la obra
de Alonso Cano. Madrid: Fundación Argentaría, Visor, 1999, pp. 234-235.
1O. «Hizo de esta profesión (arquitectura) e l arco triunfal que tocó a los mercaderes en la puerta de
Guadalajara en la entrada y suntuoso recibimiento de la serenísima S.N. Doña María Ana de Austria ... , obra
de tan nuevo usar de los miembros y proporciones de la arquitectura que admiró a todos los demás artífices,
porque se apartó de la manera que hasta estos tiempos habían seguido los de la antigüedad» (D ÍAZ DEL
VALLE, Lázaro. Epígono y nomenclatura... , p. 338).
11. Algún estudioso ha pensado que ese dibujo es el conservado en la Biblioteca Nacional (B.235), pero
la mayoría opina que se trata del proyecto para le tabernáculo de la catedra l de Málaga, aunque H. E. Wethey
tiene por dudosa la autoría de Cano. Pienso que sí es del artista granadino, pero que lo hizo no para el citado
tabernáculo malagueño, sino para el monumento de Semana Santa de la iglesia madrileña de San Gil; cfr.
RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso. «Alonso Cano y el retablo». En: Figuras e Imágenes... , pp. 251-
269. Más adelante volveré sobre este asunto.
12. En el folleto de la fie sta que se publicó con el título Noticia del recibimiento i entrada de la Rey na
Nuestra Seiiora Doiia Maria Ana de Austria en la muy noble i leal coronada Villa de Madrid, 1650, si bien
su probable autor, Lorenzo Ramírez del Prado, describía ante todo las imágenes e inscripciones de los distintos
arcos y tablados efímeros, prestando poca atención a su dispositivo arquitectónico, no manifestó especial
admiración hacia su arco de la puerta de Guadalajara que costeó el gremio de mercaderes; cfr. al respecto
VAREY, J. y SALAZAR, A.M. «Calderón and the Roya l Entry of 1649». Hispanic Review (Filadelfia), 1966,
pp. 1-26; VAREY, John. «Mot ifs artistiques dans l'Entrée de Marianne d ' A utriche á Madrid en 1649». En:
Actes des Journ ées !nternationales dÉtude du Baroque . Montauban, 1972, pp. 89-95. Juan Enebro y Arandía ,
refiriéndose al arco de la puerta de Guadalajara, sólo supo dedicarle en su poema esta alabanza excesivamente
general e inconcreta: «Otro arco en Guadalaxara / de puerta le dan el ayre / y mirando el verde al blanco /
con el acierto le sale... / Más ser a la arquitectura / no pudo Lisipo darle / y el mármol quedó hecho un mármol
/ viendo que le vence el arte>) (Espléndido Aparato.. a la entrada de la ínclita Reyna Nuestra Se,iora Doiia
Maria Ana de Aus1ria, a1io 1649. En: SIMÓN DÍAZ, José. Relaciones de actos públicos celebrados en Madrid
(1549-1649). Madrid: Instituto de Estudios Madrileños, 1982, p. 507.
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Patronato de la Alhambra y Generalife, 1969, pp. 211-222.
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28. RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín. «Álbum de Antonio García Reinoso (siglos XVI-XVIII)». En: Dibujos
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Madrid, 1916, p. 354.
3 1. MARÍAS, Fernando. «Alonso Cano ...», pp. 354 y ss.
32. Véase sobre este complicado asunto, además del trabajo antes citado, TOVAR MARTÍN, Virginia.
«El arquitecto ensamblador Pedro de la Torre». Archivo Español de Arte, 183 ( 1973), pp. 290-292; WETHEY ,
Harold E. «Sebastián de Herrera Barnuevo». Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones
Estéticas (Buenos Aires), 1958, pp. 13-41 ; ABEL Y ILELLA, A. de. «Pedro de la Torre y los retablos-
baldaquino de la Virgen del Sagrario de Toledo y de los Ojos Grandes de Lugo». Espacio, Tiempo, Forma ,
Ser ie VII , 8 (1995), pp. 140-153; NICOLAU CASTRO, Juan. «La maqueta del Trono de la Virgen del Sagrario
de la catedral de Toledo». Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 83
(1996), pp. 27 1-285.
33. RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín. «No importa, pues lo iso Cano. Dibujos y pinturas de un arquitecto
legendario que sólo quiso ser recordado como escultor». En: Figuras e imágenes .. . , pp. 403-430.
34. OROZCO DÍAZ, Emi lio. «Los grandes lienzos de Cano en la catedral de Granada». En: Centenario
de Alonso Cano ... , pp. 345-374; CALVO CASTELLÓN, Antonio. «La arquitectura diseñada por Alonso Cano
como fondo en sus lienzos para el ciclo mariano de la catedral granadina, una curiosa simbiosis de la
proyectiva real y pintada». Cuadernos de Arte de la Uni versidad de Granada, XVI ( 1984), pp. 329-347.
35. RODRÍGUEZ RU!Z, Delfín. «No importa ...», pp. 415-416.
36. TORMO Y MONZO, Elías. «El henn ano Francisco Bautista, arquitecto». En: Pintura, escultura y
arquitectura en España. Estudios dispersos. Madrid: Instituto Diego Velázquez - C.S.I.C., 1949, pp. 4 15-479;
MARlAS, Femando. «Orden y modo en la arquitectura española». Introducción a la versión española del libro de
FORSSMAN, Erick. Dórico, Jónico, Corintio en la Arquitectura del Renacimiento. Madrid: Xarait, 1983 , pp. 7-45.
37. SÁNCHEZ CANTÓN. Francisco Javier. Dibujos españoles ... , tomo IV, nº. CCCXLVIM; WETHEY,
Harold E. Alonso Cano ... , traducción española, catálogo D.53, p. 166.
38. Tradicionalmente se ha supuesto que el dibujo era el preparatorio para el tabernáculo eucarístico de
la cap illa mayor de la catedral de Málaga, realizado por Cano en 1665, y que no llegó a construirse. Véase
sobre el asunto SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio. Historia de una utopía estética: el proy ecto de tabernáculo
para la catedral de Málaga . Málaga: Universidad, 1995; CAMACHO MARTÍNEZ, Rosario. «Alonso Cano y
el Barroco en Málaga». En : Figuras e imágenes... , pp. 323-354.
39. Todavía siguen siendo muy importantes las consideraciones que dedicó a la acti vidad arq uitectónica
de Cano en Granada, acompañadas de la publicación de muchos documentos hasta entonces inéditos, Antonio
GALLEGO BURÍN, en su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Femando, El Barroco
Granadino . Granada: Universidad, 1956, pp. 30 y ss.
40. MONTAL YO, fray Tomás de. Chrónica del Convento del Ángel Custodio de Granada. Granada,
1917. En: SÁNCHEZ CANTÓN, Francisco Javier. Fuentes Literarias para la Historia del Arte Español, tomo
V. Madrid, 1941 , pp. 5 11 -512.
41. TA YLOR, René. «El arquitecto José Granados de la Barrera». Cuadernos de Arte de la Universidad
de Granada, Xll ( 1975), pp. 5-23. Este trabaj o del historiador británico es el examen más sagaz y compro-
metido de la personalidad de Alonso Cano como arquitecto, po niendo en duda muchos tópicos que siguen
circulando sobre su creatividad arquitectónica.
42. GILA MEDINA, Lázaro. Maestros de cantería y albañilería en la Granada moderna, según los
escribanos de la ciudad. Granada: Ilustre Co legio Notarial, 2000, pp. 215-216. En los diferentes protocolos
figura corno maestro de albañilería y veedor de las obras del arzobispado, cargo este último que acaso le
procurase la construcción de la iglesia trazada por Cano.
43. GÓMEZ-MORENO GONZÁLEZ, Manuel. Guía de Granada. Granada, 1892, edición facsímil de
1992, p. 393.
44. Además de los datos ofrecidos por R. Taylor en el trabajo mencionado sobre Granados de la Barrera,
véase también GILA MEDINA, Lázaro. Maes1ros de ca111ería ... , pp. 162-164.
45. RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso. «El Colegio Imperia l de Madrid. His toria de su
construcción». Miscelánea Comillas, 1970, pp. 407-433; SIMÓN DÍAZ, José. His1oria del Colegio Imperial
de Madrid, segunda edición actualizada. Madrid: Instituto de Estudios Madrileños, 1992, pp. 79-91.
46. Aunque no lo seíiale R.Taylor, es posible que en la cúpula de la Magdalena, tal como h oy la
contemplamos, se tuviesen en cuenta las láminas del tratado de Guarino Guarini, que se publicaron anterior-
mente por separado, en 1686, con el título Disegni di archi1e1tura civile ed ecc/esiastica. pues en ese año se
efectuó la transformación de su media naranja.
47. Los documentos pertinentes pueden verse en GALLEGO BURÍN, Antonio, El Barroco ... , pp. 137-
138; WETHEY , Harold E. Alonso Ca110 .. pp. 21 1-2 14; ROSENTHAL, Earl E. T/1e Cmhedral of Granada. A
study i11 the Spanish Renaissance. Princeton: University Press, 1961 , pp. 213-218. Véase también SÁNCHEZ-
MESA MARTÍN , Domingo. « La portada principal de la Catedral de Granada como el gran retablo barroco de
A. Cano». En: Es1udios sobre Literatura y Arle... , tomo lll, pp . 307-322.
48. En 1668 falleció el aparejador de la obra, Juan del Páramo, quien en el testamento declaró estarse
cubriendo las bóvedas del coro y unas paredes del trascoro; GILA MEDINA, Lázaro. Maestros de can/ería ... ,
p. 222. Véase también ROSENTHAL, Earl E. The Cathedral.... documentos 251-253.
49. En lo que no estoy de acuerdo con R. Taylor es en que la ornamentación de la fachada le resta fuerza
y que Cano la hubiese preferido sin ella. Nuestro arti sta, como arquitecto procedente del campo de la pintura
y de la escultura, nunca hubiese concebido una arquitectura desornamentada. Parece hacerse idea de cómo
hubiera sido el tipo de decoración previsto por él, basta contemplar el tondo decorati vo con una Virgen de la
Misericordia y abajo un cartuc ho cartilaginoso, todo ello sobre una placa recortada, que Cano dibujó quizás
para la fachada catedralicia, que se conserva en la Pierpont Mogan Library de Nueva York (WETHEY, Harold
E. Alonso Cano ... , traducción al español, D. 20, p. 174, dibujo fechado en 1667).
50. ROSENTHAL, Earl E. The Cathedral... , pp. 43-46, ilustración 92.
5 1. RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín. «Sobre un dibujo inédito de la planta de la Catedral de Granada en
1594». Archivo Espaiiol de Arte, 280 ( 1997), pp. 355-374.
52. KUBLER, George. Arquitectura española de los siglos XVII y XVIII. Madrid: Plus Ultra, 1957, p.
86; CHUECA GOITIA , Fernando. «Cano y su influjo en la arquitectura barroca». En: Centenario de Alonso
Cano ... , p. 121.