A-Love Me For Me

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Sinopsis

Un nuevo comienzo...
Ya han pasado tres a�os desde que Serena King aprendi� a decir que no;
no a los chicos que eran un grito desesperado en busca de ayuda, no al
exceso de peso que se puso en defensa propia, y sobre todo no a los
abusos que la han perseguido desde que ten�a quince a�os. Ahora en su
segundo a�o en la universidad, lo �nico que quiere es ser normal. Lo �ltimo
que espera es un tipo que puede hacer que ella quiera... hacer que ella lo
quiera todo.
Un nuevo sujeto...
Alex Blackthorn es un manojo de contradicciones, una maldad morena
sexy que va lento... deliciosamente lento. Y a pesar de la voluntad de
hierro que ha tenido a trav�s de los �ltimos a�os, Serena se encuentra
incapaz de ignorar el calor que arde entre ellos cuando est�n juntos.
Un oscuro pasado...
Serena nunca pens� que podr�a estar involucrada en una relaci�n, pero
Alex le hace desear cosas que pensaba que estaban fuera de su alcance
para siempre. Cuando �l descubre su secreto... cuando se entera de lo
que hizo para mantenerse cuerda... �seguir� queri�ndola, o la tratar�
como las dem�s personas?
Y Alex tiene su propio secreto.
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Cap�tulo 1
Traducido por Mir
Corregido por Curitiba
Se supon�a que �l no se fijar�a en m�.
Pero cuando los dos merode�bamos torpemente en el pasillo, fuera de la
puerta cerrada de nuestra clase de Literatura Americana, �l me mir�
directamente a los ojos. Su mano izquierda arrugaba los picos negro
azabache en su cabeza mientras me sonre�a t�midamente.
Me atrap� en un momento raro en el que yo estaba con la guardia baja y
poco a poco, tentativamente, le devolv� la sonrisa.
�La tardanza no ser� tolerada. �Su m�mica del profesor, y las palabras
que el hombre con coderas en el jersey hab�a dicho el primer d�a de clase,
sorprendieron una risa de m�. Parece que le gust� eso, y mientras
cambiaba su peso de un pie al otro lo estudi�, atrevi�ndome a mirarlo m�s
cerca de lo que nunca lo hab�a hecho antes.
Lo hab�a notado. �C�mo no iba a hacerlo? Pero siempre me hab�a
obligado a mirar hacia otro lado. Los chicos como �l, no eran para chicas
como yo.
Era alto, casi unos treinta cent�metros m�s alto que yo. Los ojos del color del
cielo en la noche asomaban por debajo de una larga y espesa franja de
negras pesta�as negras, por las que cualquier chica matar�a y que �l,
siendo un chico, probablemente no apreciaba.
Su rostro era un estudio de �ngulos agudos y planos, sus labios carnosos y
suaves en contraste. Tinta negra, indeleblemente grabada en su piel, se
asomaba por el cuello de su camiseta negra, y pod�a verla en sus b�ceps,
tambi�n, cuando se mov�a.
Los tatuajes estaban en desacuerdo con la imagen de corte limpio que
emanaba de otro modo. �l era demasiado malditamente apuesto, el tipo
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de persona que, en el instituto, habr�a sido feliz de pasar tiempo conmigo
en armarios oscuros, debajo de las gradas o en el asiento trasero de un
coche, pero que me despreciar�a en p�blico, avergonzado de estar
asociado con esa chica.
Excepto que �l no parec�a avergonzado, a pesar de que yo estaba
vestida con mi uniforme habitual de vaqueros deste�idos y una camisa de
franela a cuadros abierta sobre una camiseta sin mangas. Mi largo cabello
rubio estaba recogido en una trenza apretada, con mechones sueltos
deliberadamente, para que pudiera esconderme detr�s de ellos si lo
necesitaba.
Con frecuencia lo hac�a. Agitar�a los lazos de cabello rubio sobre mis ojos,
que eran azules, pero tan p�lidos en comparaci�n con los suyos que
apenas parec�an del mismo color.
Esos ojos se abrieron cuando �l sonri� casualmente, subiendo su mochila
m�s en la espalda.
�Bueno, no hay manera de que nos deje entrar ahora. �A este profesor le
gustaba humillar verbalmente a cualquier persona que intentara colarse
una vez que la puerta se hab�a cerrado, y ten�a una lengua aguda y
mordaz por la que yo no ten�a ninguna prisa con la que recibir un latigazo.
�Cierto. �Trat� de sonre�r, de actuar como una chica normal, pero me
encontr� moviendo esos largos mechones de cabello sobre mi cara en su
lugar. Dej� caer mi mirada lejos del chico frente a m�, hasta la punta de mis
zapatos negros.
Se sent�a... casi... como si estuviera coqueteando conmigo.
Me lo imaginaba.
�Ser� mejor que vaya a la biblioteca. Tengo que hacer lectura extra para
compensar la falta de esta clase. �Odiaba llegar tarde, pero la clase de
Psicolog�a que ten�a justo antes de Literatura Americana estaba al otro
lado del campus.
La idea de atrasarme me enfermaba. Aunque sab�a que, racionalmente,
estaba adelantada, el miedo de atrasarme, de perder mi beca, de tener
que volver a casa era �cido que devoraba mis entra�as.
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�Adi�s �murmur� mientras empezaba a alejarme. Me maldije mientras lo
hac�a, �por qu� no pod�a ser una chica normal?, �por qu� no pod�a
simplemente tener una conversaci�n con un miembro del sexo opuesto?
O� sus pasos pesados en el suelo detr�s de m� mientras me segu�a. Me
encog� ante el tir�n en mi mochila, aunque me hab�a tragado la reacci�n
instintiva de atacar.
Logr� apuntalar mi valor, agitar el cabello de mi cara y mirarlo, todo junto.
��Por qu� no estudiamos juntos? �Ah� estaba otra vez, esa certeza de
que estaba coqueteando conmigo, aunque no pod�a entender por qu�.
Tal vez �l conoc�a a alguien con quien yo hab�a ido a la escuela
secundaria. Tal vez hab�a o�do hablar de la forma en que sol�a ser.
Pero no hab�a insinuaciones en su tono, nada abiertamente sexual en la
forma en que estudiaba mi rostro.
No s� qu� me pas�, pero despu�s de un rato sent� una t�mida sonrisa
tirando de la comisura de mis labios.
�Est� bien.
* * *
Daily Grind era la cafeter�a situada en el centro del campus. Era peque�a
y oscura, con mesas que parec�an pegajosas sin importar cu�ntas veces
fueran limpiadas. El amargo aroma de la preparaci�n del caf�
impregnaba el aire, sin abrumar el persistente toque de humo de cigarrillo
sobrante de d�cadas anteriores, cuando estaba permitido fumar en el
interior.
�l me llev� a una mesa en el centro de la cafeter�a, lo que me sorprendi�.
Pensaba que me iba a llevar a la esquina trasera, donde habr�a menos
posibilidades de ser visto conmigo.
Necesitaba sacar estos pensamientos de mi cabeza. Ya no era esa chica.
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��Qu� te gustar�a? �pregunt�. Levant� mi mochila coloc�ndola en una
de las sillas vac�as, y saqu� mi billetera del bolsillo delantero. Me sobresalt�
cuando puso su gran mano sobre la m�a, alejando suavemente mi
billetera.
�De ninguna manera. Yo voy a comprar. �Sorprendida, parpade�. Mi
mente, siendo lo que era, de inmediato se pregunt� qu� esperar�a a
cambio, pero me mord� la parte interior de la mejilla, resistiendo el impulso
de sacudir mi cabello sobre mi rostro y sonre� a la evaluaci�n de esos ojos
azules.
�Um. Dark Roast, por favor. S�lo leche descremada. �Mir� mis dedos
mientras �l buscaba nuestras bebidas.
Volviendo, me entreg� la taza y nuestros dedos se rozaron. Me sacud� por
el calor que chisporrote� del peque�o toque. Sus ojos estaban fijos en m�
cuando salt�, pero no dijo nada, no hizo nada, y estaba segura de que lo
hab�a imaginado.
Esper� a que me sentara antes de hacerlo �l, algo que no pude dejar de
notar, a pesar de que podr�a haber estado interpretando demasiado en
eso. Tom� un sorbo de su bebida, y luego me lo ofreci�.
��Qu� es? �No me importaba realmente, estaba m�s centrada en el
hecho de que �l estaba ofreciendo compartir una taza conmigo, una
desconocida.
�Es un triple caf� con leche, con caramelo y vainilla. �Hab�a tenido la
tentaci�n de probarlo, s�lo por la inesperada intimidad, pero retroced�
ante las palabras.
�No, gracias. No puedo. �Recog� mi propia taza, bebiendo unos tragos.
La leche desnatada no era suficiente para cubrir el sabor �cido del caf�,
pero me hab�a acostumbrado a ello.
��Demasiada cafe�na? �No pude evitar mi risita, pod�a beber una olla de
caf� en un d�a, con facilidad.
�No. Es todo el az�car que le has a�adido. �Mov� mi taza hacia �l, luego
bebi� de nuevo. Por alguna raz�n, m�s que inquietarme, el hecho de que
toda su atenci�n estaba centrada en m�, hac�a que mis m�sculos se
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relajaran, justo en lo m�s m�nimo�. Si bebo eso, tendr� que hacer ejercicio
durante una hora m�s.
�Es sin az�car, si ayuda. �Aun as�, yo negu� con la cabeza.
�No me digas que eres una de esas chicas que est� obsesionada con su
peso. �Sus ojos me recorrieron entonces, lentos y evaluadores, pero no
lujuriosos. En lugar de la verg�enza que hab�a sentido en el pasado,
cuando otros chicos me miraban, sent� que mi piel cosquilleaba con
conciencia.
�No peso, en realidad no. �Ten�a la boca seca, y beb� para humedecer
mis labios�. S�lo... salud. Yo... una vez tuve sobrepeso. Nunca m�s quiero
volver a ser as� de nuevo.
No pod�a detener la oleada de resistencia en mi voz. Hab�a tenido
sobrepeso en defensa propia. Una vez que hab�a sido capaz de
protegerme de otras maneras, hab�a trabajado duro para recuperar la
figura que, sin embargo, me negaba a enfrentar.
No dejar�a que mi pasado me hiciera poco saludable. Pero eso no quer�a
decir que estaba interesada en atraer al sexo opuesto.
Mientras �l sonre�a lentamente hacia m�, me pregunt� si eso no se estaba
convirtiendo r�pidamente en una mentira.
��Te gusta hacer ejercicio? �Sus ojos s�lo dejaron mi cara por un
momento, lo suficiente como para abrir la cremallera de su mochila y
extraer una copia de Henry James de El retrato de una dama, la historia
que est�bamos estudiando en clase.
Estudiar. Correcto. Por eso estamos aqu�, para ponernos al d�a porque
ambos nos perdimos la clase. Nada m�s.
Apretando mis labios con fuerza, saqu� mi propia copia de mi mochila,
junto con la carpeta que conten�a las notas que hab�a hecho hasta el
momento. Mientras estaba agachada, pasaron dos pares de pies, ambos
vestidos con esas elegantes botas de tac�n alto, que s�lo las chicas
populares pod�an llevar con estilo.
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Cuando me sent�, vi que lo estaban observando a �l con inter�s no
disimulado. No lo mir� para calibrar su reacci�n, por supuesto que les
devolver�a la mirada.
En su lugar le contest� la pregunta.
�Depende. Corro porque tengo que hacerlo, para mantener el peso. Lo
odio. �No era bonita cuando corr�a, era un l�o sudoroso y jadeante�.
Tambi�n ense�o yoga aqu� en el campus. Eso me gusta.
No estaba preparada para el inter�s en su rostro cuando finalmente
deslic� mi libro y la carpeta sobre la mesa y lo mir�.
�Yoga. Eso ayuda con la fuerza y la flexibilidad, �no? �Asent� con la
cabeza, repentinamente cautelosa.
Yoga, aun cuando los estudiantes estaban presentes, era un momento
para m�, un momento en el que pod�a realmente dejar mi mente en
blanco de todo. Si �l se un�a a mi clase, yo ser�a un manojo de nervios.
Esper� al comentario que estaba segura de que iba a venir. Algo
degradante disfrazado como un coqueteo, algo acerca de los flexibles
instructores de yoga que se convert�an en una demanda de sexo.
El comentario no vino. A pesar de la forma en que me miraba me dec�a
que estaba interesado, �l no lo llev� m�s lejos que eso.
�Juego al f�tbol. ��l asinti�, sin m�s comentarios. Trat� de no darme
cuenta de la forma en que sus labios se ve�an mientras le daba tragos a lo
que le quedaba de caf�, luego arrug� la taza con sus grandes manos.
Abriendo su libro, �l me mir� expectante.
�Ser� mejor que nos pongamos con esto.
* * *
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No fue sino hasta despu�s de que hab�a dejado Daily Grind que me di
cuenta que no sab�a su nombre. Busqu� en mi memoria, y estaba segura
de que �l no hab�a preguntado el m�o, tampoco.
La comprensi�n me deprimi�. Era evidente que no le importaba. S�lo
hab�a sido una distracci�n, alguien para entretenerlo durante la hora de
espera hasta la pr�xima clase.
Bueno, �qu� hab�a esperado? Era alto, atl�tico, precioso. Yo ten�a que
hacer ejercicio seis d�as a la semana para mantener mi figura en lo que
amablemente se podr�an llamar curvas. Usaba jeans y franela, y ten�a
secretos que nunca iba a contar.
Fue mejor que no hubiera preguntado.
Sin embargo, me encontr� busc�ndolo, tanto antes como despu�s de
clase. Alcanc� a verlo brevemente durante una, cuando se desliz� dentro
justo cuando el profesor estaba cerrando la puerta. Se sent� en un asiento
en la fila de atr�s, y se hab�a ido antes de que saliera de mi asiento al final.
Me dije que no importaba, mientras corr�a a lo largo del r�o que bordeaba
el campus. Hice como que no me importaba, mientras estudiaba en el
dormitorio que compart�a con mi mejor amiga Kaylee. Me record� que era
probable que s�lo estuviera fascinada por �l, porque fue el primer hombre
en a�os en prestarme algo de atenci�n sin esperar una mamada en el
estacionamiento despu�s.
A pesar de todo eso, pens� en �l durante toda la semana, incluso cuando
me encontr� con Kaylee en la biblioteca para estudiar. Le gustaba
encontrarse en la planta principal, el mejor lugar para ver los chicos lindos
que estaban estudiando para los ex�menes.
Yo prefer�a los cub�culos de estudio individual de las plantas superiores.
Aunque Kaylee era una excepci�n, realmente prefer�a estar sola.
��Serena! �Por aqu�! �Hice una mueca mientras Kaylee se pon�a de pie
junto a la mesa que hab�a incautado. Sus libros y papeles estaban
esparcidos por toda la superficie, a pesar de que las reglas de la biblioteca
dec�an que ten�amos que compartir.
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Ella era tan condenadamente ruidosa, que no le importaba que todo el
mundo en el lugar la estuviera mirando ahora. Conociendo a Kaylee, en
realidad, ese era probablemente el punto. Ciertamente hab�a llamado la
atenci�n de los chicos, que estaban mirando su esbelta figura de grandes
senos, con sus pantalones vaqueros ajustados y camiseta blanca.
�Hola. �Me deslic� en el asiento de enfrente de donde se hab�a
establecido con su port�til de color rosa, por supuesto. Sab�a por
experiencia que pedirle que se callara no saldr�a bien.
Ella se desliz� en su asiento, pero no antes de sonre�rle al chico de la mesa
de al lado. Era alto, delgado y muy p�lido, con una camiseta holgada que
dec�a Bazinga en letras rojas brillantes.
�l se ruboriz� bajo su mirada antes de volver su atenci�n a una tableta que
parec�a una base de lanzamientos de naves espaciales.
Puse los ojos en blanco y luego hice un gesto a la taza de caf� de papel
que estaba apoyada al lado de la computadora de Kaylee. El borde
estaba cubierto con l�piz labial oscuro.
�Se supone que no debes traer bebidas aqu�. �Saqu� mi libro, la copia
de El retrato de una dama de Literatura Americana. La portada, brillante y
colorida bajo las luces de ne�n, me hizo fruncir el ce�o, gru�endo de
nuevo por dejar que un hombre se metiera debajo de mi piel.
Lo sab�a. No era el tipo de chica que podr�a salir en citas.
Kaylee me sonri�, levant� la taza y bebi� lo que parec�a caf� fr�o. Me
estremec�, a ella nunca le importaba cu�nto tiempo hab�a estado sentado
all�, a veces ten�a la misma taza durante todo el d�a. Ella lo tomaba con o
sin crema, con leche y az�car o negro.
Yo ten�a que beberlo caliente, lo suficientemente caliente como para
quemarme la lengua, y con un toque preciso de leche descremada.
Cualquier otra cosa lo arruinaba.
�Te preocupas demasiado. �Kaylee arrug� el vaso de papel en sus
manos, y el gesto me record� la forma en que �l hab�a hecho lo mismo�.
Y tienes que salir m�s. Est�s empezando a parecer un vampiro, amiga. Una
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bebida, apretando a un bomb�n, pondr� un poco de color de nuevo en
esas mejillas.
Sus palabras hicieron precisamente eso, hacerme sonrojar.
��Kaylee! �Mi voz era un susurro�. �Baja la voz! �Mir� a Bazinga, cuya
atenci�n hab�a sido capturada por la palabra apretando.
�En serio, Serena. �Kaylee cerr� la tapa de su port�til y, apoyando los
codos en �l, se inclin� y me mir� a los ojos. Quer�a sacudir el cabello en
frente de mi cara, pero sab�a por experiencia que ella simplemente me
dar�a un el�stico para recogerlo.
En lugar de mirar a sus inquisitivos ojos dorados, mir� a los dos pares de
manos que estaban plantadas en la mesa de madera. Las suyas eran
largas, delgadas y adornadas con esmalte de u�as color borgo�a. Las
m�as eran cortas, p�lidas, y las u�as estaban mordidas en carne viva.
�Kaylee, simplemente no me gusta la atenci�n. Ya lo sabes. �Lo que ella
no sab�a era por qu�, porque nunca le hab�a dicho a nadie.
Mis dedos se doblaron hacia adentro por la tensi�n, relaj�ndose
ligeramente cuando ella me acarici� suavemente la mu�eca.
�S� eso, Serena. Pero... no te enojes, �de acuerdo? �Levant� entonces la
mirada, con los ojos entrecerrados. Si ten�a que decir eso, entonces
probablemente yo iba a estar molesta.
��Qu�? �Mi voz era plana.
�Me vuelves loca a veces, por la manera que te apartas de todo el
mundo. Me preocupa que me vayas a apartar alg�n d�a. �Su rostro, tan
bonito, estaba tan desolado en ese momento que parec�a un perrito triste.
Sent� una punzada en mi pecho.
Podr�a no haberle dicho a Kaylee mi secreto, pero no era porque no
confiara en ella. En los d�as realmente malos, su amistad era lo �nico que
me permit�a seguir.
�Eso no va a suceder. �Sonaba mucho m�s alegre de lo que me sent�a.
No pod�a hacer ninguna promesa, porque hab�a aprendido hac�a mucho
tiempo que lo que quer�a no siempre ten�a algo que ver con la realidad.
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�Bueno. �Kaylee se acomod� en su silla y sonri�. Recogiendo su tel�fono,
ella abri� una imagen y me la mostr�. Hay una fiesta en la casa de Deke
ma�ana por la noche. Nosotras vamos a ir. Voy a desahogarme despu�s
de este examen de Historia del Arte.
Gem� mientras estudiaba el tel�fono. Era una foto de un colorido folleto,
publicitando otra fiesta celebrada por la fraternidad m�s salvaje en el
campus.
Sus fiestas eran ruidosas, saturadas de alcohol y estudiantes de licenciatura
lascivos. No era mi escena en absoluto.
�Uh, Kaylee... �Mi respuesta no deber�a ser una noticia para ella, ya que
la Serena King que ella conoc�a no iba a fiestas.
No era que no me quer�a divertir. Simplemente no sab�a si podr�a manejar
tantas personas� tantos hombres. No sab�a lo que los recuerdos de la
presi�n de los cuerpos en una pista de baile y el olor de la cerveza en el
aliento, sacar�a de m�.
Era instinto de conservaci�n, de verdad. Nada m�s.
�No te preocupes por eso. �A pesar de lo tonta que parec�a a veces,
Kaylee todav�a era bastante astuta. Algo brill� en sus ojos mientras cerraba
la imagen en la pantalla del tel�fono y abr�a su port�til nuevo�.
Encontrar� a alguien. Maddy, tal vez. �Con su rostro inexpresivo, ella tom�
su texto de historia del arte, un tomo enorme, y pas� a una p�gina en el
centro.
�Ahora, dime lo que es una columna d�rica, y por qu� deber�a
importarme. �Vi como sus ojos recorr�an el libro, al parecer absorta en su
tarea, olvidando mi negativa.
Mis dedos encontraron su camino hacia el mech�n de cabello que
colgaba de mi cola de caballo. Agit� el mech�n mientras estudiaba a
Kaylee trav�s de la cortina rubia.
Sab�a que realmente no estaba enojada conmigo por no querer ir a una
fiesta con ella. Sin embargo, no pod�a dejar de pensar que la hab�a
decepcionado de alguna manera.
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Diablos, me hab�a decepcionado a m� misma. Deseaba que pudiera ir,
que pudiera meterme en el meollo de cuerpos mareados, dejarme llevar y
divertirme.
No pod�a. No ten�a sentido meditar sobre ese hecho. Tragando fuerte, tir�
de su libro de texto y tamborile� mis dedos sobre la ilustraci�n que estaba
viendo. Lo hab�a estudiado el semestre anterior.
�Est� bien. Vamos a trabajar.
* * *
Eran m�s de las diez cuando Kaylee y yo regresamos a nuestra caja de
zapatos llamada dormitorio. Hab�amos estudiado hasta que la biblioteca
cerr�, o m�s bien, Kaylee hab�a enloquecido sobre su inminente examen, y
yo la hab�a ayudado a quemarse las pesta�as.
�Voy a darme una ducha. �Desnud�ndose r�pidamente, se at� la bata
en la cintura, desliz� sus pies en sus sandalias de goma, agarr� su toalla y el
carrito de la ducha.
Asent� con la cabeza mientras sal�a, envidiando su confianza. Yo no ten�a
una mala figura, ahora que hab�a empezado a cuidar de m� misma otra
vez, pero nunca ser�a lo suficientemente segura como para pavonearme
por el pasillo de la residencia de estudiantes en nada m�s que m� bata. Ni
siquiera me gustaba vestirme delante de Kaylee.
Inhalando un suspiro, me tumb� en la simple colcha azul marino de mi
cama y abr� El retrato de una dama, con el rotulador en la mano. Ahora
que Kaylee sent�a que estaba lista para su examen, tal vez podr�a
conseguir realizar un poco de mi propio trabajo.
A mi lado, mi tel�fono vibr�. Lo agarr� distra�damente, levantando las
cejas al ver que no s�lo era una llamada entrante, sino que hab�a perdido
una en alg�n momento de la �ltima media hora.
Mi coraz�n se hundi� cuando vi qui�n era. Consider� ignorarla, pero sab�a
que ella llamar�a de nuevo.
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�Hola, Felicity. �Rodando sobre mi espalda, tir� del el�stico del cabello y
extend� todo su largo hacia arriba y sobre la cara. No pod�a ver nada
excepto oro p�lido, las gruesas hebras bloqueaban el mundo.
�Serena Jane, �por qu� no has estado contestando el tel�fono? �
Ahogu� un suspiro. Para mi madre, no hab�a excusa para no responder a
sus llamadas. Si le dec�a la verdad, que simplemente no lo hab�a notado
sonar, no me creer�a y estar�a en el extremo receptor de un serm�n sobre
mentir�. �Y cu�ndo vas a superar esta fase de llamarme por mi nombre
de pila? No es respetuoso.
�Lo siento. �No ten�a nada que lamentar, pero lo mejor era simplemente
decir las palabras para que las cosas pudieran continuar.
En cuanto a llamarla por su nombre, sab�a que nunca iba a cambiar. Lo
hab�a empezado a�os antes, cuando hab�a tratado de decirle algo, algo
importante y ella no hab�a querido escuchar.
En mi mente, hab�a perdido el derecho al t�tulo.
Felicity tom� la disculpa como su causa y comenz� a contarme acerca de
todas las cosas que sent�a que deber�a saber y que no me importaban. Los
vecinos hab�an plantado un manzano silvestre. Uno de mis profesores de
secundaria se hab�a trasladado a otra escuela. Bob, su marido, se hab�a
ofrecido a entrenar a la liga de softbol adolescente mixta, y �no era eso
genial?
Me sent� en la �ltima, mis dedos enredaban dolorosamente mi cabello
mientras lo cepillaba lejos de mi piel.
��Por qu� est� haciendo eso? �l juega en su propia liga. �No es
suficiente? �Mi coraz�n dio un gran golpe doloroso antes de asentarse en
un ritmo staccato.
En el otro extremo de la l�nea Felicity inspir� audiblemente y sab�a que ella
no apreciaba ser interrumpida.
�El ex entrenador renunci� sin previo aviso. Hubo un art�culo en el
peri�dico acerca de c�mo el equipo no podr�a participar en la liga si
alguien no se hac�a cargo. Bob est� tan ocupado, pero tiene un buen
coraz�n y no pudo resistir la tentaci�n.
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Ayudar no era lo que �l no pod�a resistir y yo lo sab�a. Moliendo los dientes,
sent� que mi mano libre se apretaba en un pu�o tenso, mis u�as lastimaban
mi piel.
�No creo que sea una buena idea. �Mi voz sonaba sorprendentemente
tranquila, pero era una calma que no sent�a. Por dentro estaba furiosa,
gritando en silencio para que nadie lo pudiera o�r.
El silencio fue corto pero espeso por la tensi�n.
�Serena, no quiero escuchar esto. �La voz de Felicity era aguda, y la
convicci�n en ella era como un cuchillo cortando a trav�s de mi piel�.
Siempre has tenido problemas con Bob, pero �l nunca ha sido nada
excepto amable contigo. Te perdon� cuando inventaste esa historia
horrible sobre �l en la escuela secundaria, y no puedo decir c�mo estaba
herido por eso.
No le respond�. Hab�amos hablado sobre esto durante m�s veces de lo que
podr�a relatar. Ya no trataba de convencerla de mi lado, pero no iba a
retractarme de lo que yo sab�a que era verdad.
�Es hora de dejarlo pasar. �Pod�a escuchar el enojo, coloreando sus
palabras carmes�.
Me sent� como si debiera llorar, pero todas mis l�grimas las hab�a
derramado hac�a mucho tiempo. Cuando mi labio tembl�, lo mord� con
tanta fuerza que pude probar el cobre salado de la sangre.
�Voy a colgar ahora. �Felicity exhal� con exasperaci�n mientras
colgaba.
Lanzando el tel�fono en mi almohada, colgu� las piernas sobre el lado de
la cama, plant� mis pies en el suelo, y me qued� en silencio mirando
fijamente la pared encima de la cama de Kaylee.
Nada de esto era nuevo, pero no quer�a decir que me afectara menos.
Me qued� as� por un largo rato, tratando de bloquear mis emociones.
Hab�a tenido a�os de pr�ctica, as� que cuando finalmente me levant� y
cambi� mis jeans, mi camisa de franela y me coloqu� los pantalones
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cortos y la camiseta de gran tama�o en la que dorm�a, me sent� como si
estuviera hecha de piedra.
Pesada. Fr�a.
Temblando, me deslic� bajo las s�banas de mi cama, conect� el tel�fono
al cargador en mi peque�a mesita de noche. La lectura del reloj antes de
dormirme me dijo que todav�a no eran las once, pero luchar con mi madre
siempre me drenaba.
La habitaci�n estaba en penumbra cuando Kaylee regres� de su ducha.
Pod�a oler el gel de ducha de fresa y champ�n que ella utilizaba, y pude
ver zarcillos de vapor que se elevaban de su piel mientras se deslizaba en
sus propios pijamas.
Me qued� en silencio, fingiendo estar dormida hasta que se meti� en su
cama. Esper� hasta que su respiraci�n me dijo que ella estaba a punto de
dormirse, midiendo mis palabras para que no pudiera hacer un gran
drama sobre ellas y no exigiera una explicaci�n.
��Todav�a vas a la fiesta de la fraternidad ma�ana por la noche? �Mi
susurro fue ruidoso en la habitaci�n en silencio. Murmur� una afirmaci�n
somnolienta.
Sent� que mi pulso se aceleraba. Una vez dicho, ella nunca me dejar�a
incumplir a mi palabra. Pero los sentimientos que mi an�nimo compa�ero
de estudio de Literatura Americana hab�a despertado en m�, y las propias
palabras de Felicity, hab�an sorprendido una necesidad de cambio en m�.
Mi madre ten�a raz�n. Era el momento de dejar pasar, pero no de la
manera que ella quer�a decir.
�Ir� contigo. �No estaba segura de que Kaylee siquiera me hubiera
escuchado, pero eso no importaba.
Sab�a que lo hab�a dicho. Y quer�a seguir adelante.
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Cap�tulo 2
Traducido por Nelly Vanessa
Corregido por Caamille
Ense�o yoga en la Uni�n de Estudiantes, sesiones de una hora, tres veces a
la semana. No pagan mucho, pero a�ade suficiente a mis fondos de las
becas para poder comprarme el almuerzo en ocasiones, no me estreso
con eso.
Algunos d�as la clase estaba llena, y esos eran los d�as que menos me
gustaban. Me pagaban por hacer algo que me encantaba, era cierto,
pero con todos esos expectantes ojos en m�, mir�ndome para liderar el
camino, me intimidaba en extremo.
Apenas pod�a dirigir mi propia vida. No era una persona que deb�a ser
seguida.
El viernes por la tarde tend�a a ser menos concurrido, y me alegraba de
eso mientras corr�a desde mi �ltima clase a la sala en la que ten�a la sesi�n
de yoga. Kaylee estaba entusiasmada con mi decisi�n de asistir a lo que
calificaba como �mi primer fiesta real de universidad�, pero estaba atada
con nudos.
Una sala llena de gente mir�ndome me enviaba sobre el borde, y por eso
me sent� aliviada de encontrar a una estudiante esperando fuera de la
puerta cerrada.
�Hola, Maddy �sonre�, una de verdad, mientras sacaba la llave del
bolsillo de mis pantalones vaqueros. La estudiante que me esperaba era
amiga de Kaylee y se presentaba al menos una vez a la semana. Su largo
cabello oscuro estaba recogido en una trenza, que me dejaba ver los
tatuajes asom�ndose en el cuello de su camiseta.
Su tatuaje me record� al de �l, por lo que era aparentemente inusual.
21
Y, s� ten�a que admitirlo, en �l era sexy como el infierno. No era que me
importara, porque ni siquiera me hab�a dicho su nombre.
Maddy ya estaba vestida para la clase, as� que utilic� la ama�ada
habitaci�n para cambiarme, una cortina se extend�a por una esquina, y
dej� caer mis pantalones vaqueros por los pantalones de yoga y la suelta y
larga camiseta gris. Cuando sal� Maddy todav�a era la �nica all�.
�Parece que estamos solas. �Eso me conven�a muy bien, pero cuando le
sonre� a la otra mujer ella simplemente asinti�, su movimiento fue tenso.
�Cierto. Bien. Vayamos a hacer esta mierda. �Me qued� inm�vil, un
poco desconcertada por su brusquedad cuando se dej� caer en la
alfombra verde ne�n que ya estaba expuesta en el centro de la
habitaci�n. Cuando levant� la vista hacia m� fing� que no hab�a estado
mir�ndola, y lentamente me arrodill� en mi propia estera, que era azul y
que parec�a aburrida junto a la viva ne�n con flores de Maddy.
�Muy bien. El tema de la clase de hoy es la fuerza central. Eso se refiere
tanto a las partes f�sicas como a las emocionales de nuestro ser. �Sentada
sobre mis talones, abr� las rodillas y me inclin� hasta que mi frente toc� la
lona, estirando mis brazos extendidos por encima de mi cabeza. Aspir�,
despu�s, poco a poco dej� salir el aire, tratando de eliminar el estr�s y los
nervios con �l.
�Cuando est�s lista, haremos la posici�n del ni�o.
Los nervios no se iban.
Y necesitaba que lo hicieran.
�Puesto que somos s�lo las dos, y s� que puedes manejarlo, presionar� las
cosas. �De acuerdo? �Levant� la cabeza justo el tiempo suficiente para
mirar a Maddy y captar su gesto lac�nico. Nos movimos en sincronizaci�n
haciendo el perro, calentando los m�sculos, y capt� otra mirada que
pareci� salir de ella.
Me la sacud�. Estaba imagin�ndola probablemente. Dios sab�a que estaba
en un espacio de cabeza extra�o. Hab�a pasado la �ltima semana
obsesionada con un extra�o cuyo nombre ni siquiera conoc�a, y esa noche
22
tratar�a de ser una estudiante de universidad normal, algo que no estaba
segura cre�a que fuera posible.
Llev� a Maddy por un poco m�s de posturas b�sicas de yoga, las que
sab�a que pod�a manejar y que eran una segunda naturaleza para m�. Mis
problemas comenzaban a retroceder, pero necesitaba m�s. Necesitaba
que el cuerpo me doliera, que mis m�sculos temblaran, que todo mi ser se
centrara en lo que estaba haciendo y en nada m�s.
�Tratemos con la postura del cuervo. �Escuch� a Maddy jalar una
bocanada de aire, pero deliberadamente no la mir�. El cuervo era una
pose de balance de brazo dif�cil, una que estaba bastante segura nunca
hab�a probado antes, pero que pensaba que podr�a manejar.
�Cuando est�s lista. �Cayendo a una posici�n en cuclillas, me inclin�
hacia delante lentamente, presionando mis palmas en el suelo. Inhalando
profundamente, mov� mi peso para descansar en mis manos, levantando
lentamente las piernas del suelo, manteniendo la posici�n en cuclillas.
Mi cuerpo tembl�, pero me sostuve, y sent� una oleada de triunfo mientras
lo hac�a. Me hab�a llevado mucho tiempo llegar a ser lo suficiente fuerte
para mantener posturas de este tipo, un largo tiempo para superar el peso
extra y la falta de bienestar con el que me tuve que envolver
deliberadamente en mi adolescencia.
Ser capaz de hacer esto con una orden ahora era un triunfo, uno que
nunca daba por sentado.
Sostuve la postura hasta que mi cuerpo se sacudi�, a escondidas mir� a mi
estudiante a lo largo del camino. Estaba en la postura, pero parec�a que
estaba a punto de tambalearse fuera de control.
Bajando mis pies, me puse de pie y me dirig� hacia ella. Apret� una mano
en la base de su columna y la otra en su vientre, con la intenci�n de
orientar su posici�n, algo que era bastante com�n en una clase de yoga.
Aunque no dijo nada, su cuerpo se sacudi� en lo que parec�a ser irritaci�n,
aterrizando de vuelta en sus rodillas. Pod�a hab�rmelo imaginado, pero me
pareci� ver un atisbo de hostilidad en sus ojos, seguido de incertidumbre.
Estaba sorprendida, y me inclin� lejos, levantando las manos.
23
�Lo siento. �No iba a protestar, yo de todas las personas era sensible a la
aversi�n de ser tocada por otra gente�. Estaba tratando de ayudarte a
posicionar tu columna. Te ayudar� con tu postura, y desde all� puedes
trabajar en tu respiraci�n.
Maddy levant� la vista, mir�ndome directamente por un momento, y no
hubo indicio de esa hostilidad de nuevo, pero con ella era una saludable
dosis de curiosidad. Pens� que era extra�o, dado que Maddy en general
era muy amable, y normalmente ten�amos una buena relaci�n, pero
todav�a no estaba segura de qu� hacer con eso.
Despu�s de un momento inc�modo en el que nos limitamos a mirarnos la
una a la otra, ella asinti� bruscamente, como si hubiera tomado una
decisi�n por algo.
�Muy bien. �Asinti�, hacia mi toque�. Una vez m�s.
Dej� que se moviera en la postura y s�lo cuando pareci� un poco robusta
me acomod�. La gratificaci�n se apoder� de m� cuando una sombr�a
sonrisa frunci� sus labios, y su respiraci�n comenz� a calmarse.
Me mov� a mi propia colchoneta, limpi�ndome la frente con el dorso de la
mano. Me acost� y relaj� mi postura en la de cad�ver, de la forma en que
cada clase terminaba. O� el movimiento cuando Maddy hizo lo mismo, y
otra vez cuando se levant� y comenz� a reunir sus cosas.
Me llev� m�s tiempo, sin saber qu� hacer con su comportamiento durante
la clase. Cuando finalmente me levant� y comenc� a enrollar mi propia
estera, la encontr� de pie en la puerta, con un largo chaquet�n negro por
encima de su traje de yoga, con las manos metidas en sus bolsillos.
�Gracias. �Eso fue todo lo que dijo antes de salir de la habitaci�n, y me
encontr� mir�ndola, perpleja, mientras tomaba mi botella de agua.
Hab�a algo en su mente, y aunque no pod�a estar segura, el instinto me
dec�a que ten�a algo que ver conmigo. Frunc� el ce�o cuando mi mente al
instante trat� de llevarme de regreso a la escuela secundaria, de regreso
al tiempo cuando hab�a actuado en lo que ahora sab�a era una petici�n
de mi madre para sentarme y ver qu� demonios estaba pasando en mi
mundo.
24
Tratando de aferrarme a la paz de mi entrenamiento, me sacud�, luego
agarr� mi escudo, un dril de algod�n descolorido que Kaylee amenazaba
con quemar a intervalos regulares.
Lo que estaba pasando con Maddy, era su problema, y probablemente
no ten�a nada que ver conmigo de todos modos. Podr�a haberme visto
obligada a aprender lecciones de supervivencia a una edad demasiado
temprana, pero me serv�an bien ahora.
Cuidar de m� misma. Al final, eso era realmente todo lo que pod�a hacer.
* * *
�Oh mi Dios. �Me puse de pie en el borde de tierra de la casa de Deke
con Kaylee, mis pies estaban congelados en su lugar mientras miraba la
escena delante de m� como si fuera un planeta diferente y estuviera
filmando un documental.
La casa era de color amarillo, y estaba custodiada por dos leones de
piedra, a uno de los cuales le faltaba una oreja. Bueno, eso estaba bien.
Pod�a manejar eso. Una mesa estaba a lo largo del camino de piedra, y
dos chicos de la fraternidad, chicos lo bastante lindos que pude ver a
Kaylee evaluarlos, estaban cobrando. El hecho de que s�lo a los hombres
se le cobraba la entrada, las chicas entraban gratis, era un poco
desconcertante, pero aun as�, pens� que pod�a manejarlo.
La aglomeraci�n de gente en el frente del porche, la mayor�a de los
cuales estaban sosteniendo vasos rojos de pl�stico, hablando, riendo, era
m�s preocupante.
�Qu� har�a si una persona se presionaba contra m� en la multitud? �Si una
mano perdida me rozaba donde no quer�a? �Gritar�a, me congelar�a?
Cerr� los ojos y apret� los dientes mientras hac�a una cuenta regresiva
desde diez en mi cabeza. Cuando los abr� de nuevo, encontr� los ojos
caramelo de Kaylee, con delineador azul, evalu�ndome con empat�a.
25
�Serena, es s�lo una fiesta, �de acuerdo? �Su voz era suave, pero pude
ver en la presi�n de sus labios que estaba tratando de darme un poco de
amor duro�. S�lo... s�lo trata de relajarte un poco, �est� bien?
Me tragu� la r�plica que se encontraba al final de mi lengua. Era f�cil para
ella, quise decir. F�cil para ella, cuando no ten�a ni idea de lo que se
escond�a en mi pasado.
Pero ten�a raz�n. Si quer�a liberarme de esas cadenas que me ataban,
necesitaba hacerlo de todo coraz�n.
�Muy bien. �Finalmente asent�, con una leve sacudida de cabeza�.
Terminemos con esto de una vez. �Una brisa fr�a me puso la piel de gallina
en mis brazos, y me abrac� el pecho, extra�ando el calor de mi camisa de
franela.
Me hab�a negado rotundamente al peque�o vestido morado que Kaylee
hab�a sacado de su armario y tratado de hacerme poner. Ella se hab�a
encogido de hombros y se lo hab�a puesto. Hab�a mirado cr�ticamente
mientras me a�ad�a m�scara y un brillo de labios, entonces estuve lista.
Protest� cuando trat� de quitarme la camisa de franela de mi torso.
Despu�s de que hab�a hecho todos menos pisotear, ella rod� los ojos y me
permiti� mantener los vaqueros y la parte superior, una camiseta negra,
pero hab�a sacado una recortada chaqueta de su armario. Debido a que
deliberadamente le escond�a mis brazos en todo momento, hab�a
esperado hasta que su espalda se volvi�, luego me hab�a deslizado fuera
de la franela y puesto la chaqueta de punto. Ella hab�a chillado con
deleite y a�adido un par de pendientes a juego, alegando que el turquesa
hac�a que mis ojos �destacaran�.
Ahora, a medida que entramos a la casa, me sent� desnuda de nuevo, con
los ojos de los chicos de la fraternidad evalu�ndonos a Kaylee y a m�, sobre
todo a Kaylee.
�No pareces muy emocionada. �La voz de mi compa�era fue seca, y
arque� una ceja. Me mord� el labio en respuesta.
Sab�a que estaba siendo cerrada. S�lo que no sab�a c�mo actuar de
manera diferente.
26
Tratando de hacer una broma de ello, frunc� el ce�o dram�ticamente.
��Se supone que debo estar emocionada? �No es este s�lo un ritual de
apareamiento elaborado para ocultar? �Hice un gesto con la cabeza a
la pareja que ocupaba el hundido y desvanecido sof� rojo en el porche.
Ella estaba a caballo entre sus piernas, y la mano de �l estaba en su falda,
y mov�an sus pelvis mientras babeaban h�medamente.
Kaylee sonri�.
�Por supuesto. Es por eso que estamos aqu�. �Entonces, como un barco
de vapor al que estuviera encadenado, me llev� por la puerta, y adentr�
a la multitud con tanta rapidez que ni siquiera tuve tiempo para entrar en
p�nico.
Ella no se detuvo hasta que estuvimos en una mesa atendida por m�s
chicos con letras Griegas. Estaban sirviendo algo rojo ne�n que ol�a
vagamente a fruta en los vasos de pl�stico rojos que todo el mundo ten�a.
�Vayamos por una copa. Una de esas y te relajar�s. �Kaylee grit� por
encima de la m�sica, alzando sus manos al aire y haciendo un poco de
trepidaci�n. Uno de los chicos de la fraternidad silb�, y ella le gui�� un ojo
descaradamente.
La verdad era, que no era tan malo como hab�a esperado. Kaylee me
hab�a retirado de la multitud con tanta rapidez que no hab�a tenido
tiempo de entrar en p�nico, e incluso aqu� en la habitaci�n en el
s�tano/fiesta, no hab�a nadie en mi espacio.
Al menos, no demasiado.
�Aqu�. �Kaylee me entreg� uno de los vasos de pl�stico. Lo ol�, arrugando
la nariz.
��Qu� es? �Tom� un sorbo. Era dulce, con sabor a frutas artificiales, y se
sent�a espeso, como jarabe de arce cuando baj� por mi garganta.
�Es s�lo ponche, Serena. No te morder�. �Inclinando la cabeza hacia
atr�s, Kaylee medio se acab� su copa, y luego salud� a alguien por
encima de mi cabeza�. Ir� a saludar a Joel. �Joel era su novio que iba-yven�a,
y segu�an siendo amigos�. �Est� bien? �Estar�s bien?
27
Sent� que me empezaba a tensar, pero luch� por controlarlo. Hab�a hecho
lo m�s dif�cil, estaba aqu�. Ten�a una copa en la mano.
No me aferrar�a a Kaylee y arruinar�a su buen momento.
Sonre�, una curva de labios que era al menos medio genuina.
��Ve! �No reconoc� la canci�n que estaban tocando, pero sab�a que
estaba fuerte�. Estar� aqu�. �Y entonces se fue, movi�ndose por la pista
de baile en su peque�o vestido morado, llamando la atenci�n con su
larga ca�da de cabello rojo, de sus largas piernas por igual, y de su sonrisa
de millas de ancho.
Me qued� donde estaba, d�ndole cautelosamente sorbos a mi copa, y
pregunt�ndome. Pregunt�ndome c�mo ser�a estar sin preocupaciones,
dej�ndose llevar y divirti�ndome.
Por el rabillo del ojo vi a Kaylee salud�ndome fren�ticamente. Frunc� el
ce�o, sin saber lo que estaba tratando de comunicarme al agitar los
brazos, con sus ojos haciendo gui�os, y una amplia sonrisa.
Entonces, sent� el calor detr�s de m�, y de repente lo supe.
�Hola. �La voz era baja, y sent� la calidez en mi o�do. Pens� que me
tensaba, pero sab�a que era �l antes de darme la vuelta, despu�s de
haber repetido esa voz una y otra vez en mi cabeza durante la �ltima
semana�. Peque�a Chica Americana. ��l me sonri�, con esa deliciosa
amplia sonrisa en ese cincelado rostro, y sent� que algo oscilante
comenzaba a moverse en las profundidades de mi vientre.
�Tengo nombre, sabes. �Levant� mi copa para otro peque�o sorbo,
aunque en realidad no lo quer�a�. No es que lo hayas preguntado.
Mir� tan pronto como hab�a hablado, pregunt�ndome c�mo diablos me
hab�a vuelto tan tonta. Pero �l se ech� a re�r, y luego tom� la copa de mis
dedos.
�No te lo pregunt�, Serena, porque ya lo s�. �Se inclin� para decirlo,
cerca de mi o�do para que as� pudiera ser o�do sin tener que gritar.
Un estremecimiento me recorri� el cuerpo.
28
��Por qu� sabes mi nombre? ��Por qu� incluso me hab�a notado? Nadie
me notaba, ya no.
�l me arque� las cejas.
�Presto atenci�n. �Debo sentirme lastimado porque no me preguntaste el
m�o? �Debo haberme visto lastimada, porque me tom� la mano y la
apret�. Soy Alex. �No solt� mis dedos, y fui muy consciente del calor
palpitante de los suyos en los m�os.
�Um. Hola. �Quise golpearme a m� misma. Era tan socialmente inepta.
Kaylee hab�a conseguido todo el encanto de nuestra habitaci�n en la
residencia.
�No quieres beber eso. Conf�a en m�. �Y tomando la copa de mi mano la
puso en una mesa cercana. Tuvo que apoyarse cerca para que lo oyera, y
cuando lo hizo ol� espuma de afeitar, jab�n, y el m�s leve toque de
colonia.
�Tal vez s� quer�a. �El flash de irritaci�n que sent� se quem� en una
explosi�n de calor cuando sus ojos se posaron en mis pechos, descritos en
la parte superior del top. Lo hizo tan r�pido que casi me lo perd� y en
lugar de sentirme ofendida, me sent� respondiendo, lamiendo de repente
mis secos labios.
La sensaci�n que tuve cuando estudiamos en el DailyGrind� ten�a raz�n.
�l se sent�a atra�do por m�.
No hab�a duda de que me sent�a de la misma manera.
�Eso es alcohol casi puro. Te bebes toda esa copa y ni siquiera recordar�s
tu propio nombre. �Su mirada fue tan intensa que me sec� la boca. Pas�
mi lengua por mis labios para humedecerlos, y sus ojos siguieron el gesto.
�No tiene sabor a alcohol. Sabe a az�car. �La dulzura artificial a�n
recubr�a mi lengua.
�Es vodka con una cantidad insana de cristales de jugo. Se mezcla con el
espec�fico prop�sito de lograr que las chicas se emborrachen. �Alz� una
ceja�. No cre�ste que fuera tan fuerte, �verdad? Esta fraternidad tiene
que bajarlo para ser una ciencia.
29
�Oh. �Deber�a haber estado m�s preocupada por el hecho de que
hab�a estado dando sorbos para perder el control, pero cuando me
miraba de esa forma, no pod�a pensar.
��Bailemos? �Sorprendida por la petici�n, mir� r�pidamente por encima
hacia Kaylee. Ella levant� un pulgar nada sutil, y con s�lo eso para reforzar
mi valor, asent� antes de poder pensarlo.
Entrelazando sus dedos con los m�os, me hizo pasar por la aglomeraci�n de
personas bailando un tema que parec�a ser una oda a los vasos de
pl�stico de los que todo el mundo estaba bebiendo.
�l me sonri� cuando nos encontramos con un espacio y se volvi� hacia m�.
Mantuvo su agarre en mi mano, pero la otra lleg� para descansar
suavemente sobre la ranura de mi cintura. Tuve que tragarme mi aliento
con la leve presi�n en mi piel.
Me hab�an tocado un mont�n, pero nunca de esta manera.
Cuando apret� los dedos en la ca�da de mi cintura un poco m�s firme, me
di cuenta de que hab�a estado quieta. Lo mir� con los ojos bien abiertos,
sinti�ndome como un pez fuera del agua.
La intensidad de esos ojos azul marino era mi perdici�n. Cerrando los ojos,
dej� que me llevara en un suave balanceo mientras la optimista canci�n
se desvanec�a a algo m�s lento, con letras sobre amar a alguien hasta que
aprendieras a amarte a ti mismo.
Mi pulso comenz� a viajar, golpeando la base de mi garganta, hacia mis
mu�ecas.
Aunque sus manos se quedaron en m�, no se movi� m�s cerca, ni trat� de
girar su pelvis contra m� como muchos de los otros estaban haciendo. El
hecho de que no lo hiciera fue m�s seductor que si lo hubiera hecho.
Pronto me olvid� de tratar de imitar la forma en que los otros bailaban, y
me mov�a a la forma en que �l me llevaba. Era dolorosamente consciente
de la delgada cinta de espacio entre nosotros, del hecho de que una
respiraci�n profunda llevar�a mis pechos contra los m�sculos s�lidos de su
pecho.
30
No estaba segura de qu� hacer con mi mano libre, la mov� a esa franja de
la habitaci�n entre nosotros, extendiendo los dedos sobre su pecho. �l se
tens� bajo mis dedos, y levant� la vista para encontrar sus ojos fuertemente
cerrados, sus labios entreabiertos.
Su mirada me dec�a que quer�a besarme. Me dec�a que quer�a hacer m�s.
Por primera vez en a�os, dese� lo mismo, lo deseaba por las razones
correctas.
Me mord� el labio inferior con mis dientes y sus ojos siguieron el movimiento.
Tragando, me inclin� hasta que mi barbilla y cabeza se levantaron,
abri�ndome para un beso que me di cuenta que deseaba
desesperadamente.
No lleg�. Con cautela, mir� a trav�s de mis pesta�as. Su expresi�n
igualaba lo que sent�a, apretada con inexplicable necesitada. Pero a
pesar de que solt� mis dedos para mover su mano sobre mi espalda y mi
mano libre aterriz� en su ancho hombro, no hizo ni un movimiento para
presionar sus labios contra los m�os.
La mano en mi espalda comenz� a moverse, lenta, perezosamente,
trazando las alas de �ngel de mis om�platos, la curva de mi columna. En
todas partes sus dedos se perd�an, ardiendo con calor. Algo caliente y
necesitado se enroll� profundo en mi vientre, algo que nunca antes hab�a
sentido y no sab�a qu� hacer con �l.
Cuando las �ltimas notas de la canci�n sonaron, su pelvis roz� la m�a, y me
estremec� cuando sent� la evidencia de que su cuerpo se estaba sintiendo
de la misma manera que el m�o.
��Tienes tu celular contigo? �Estaba a la espera de que sus manos
pasaran a lugares conocidos, que me tocara de la forma en que los chicos
hac�an cuando quer�an esa cosa espec�fica. Porque estaba esperando,
me tom� un momento comprender sus palabras. �l ri� entre dientes
mientras yo tocaba el bolsillo de mis pantalones vaqueros apretados por mi
tel�fono, y luego se lo entregu�, con la cabeza inclinada interrogante.
Mi aliento se ator� en mi garganta cuando me lo entreg� de nuevo y vi
que hab�a programado su nombre y n�mero en �l.
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�Gracias por el baile, Serena. �Sus labios rozaron mi mejilla, y luego
suavemente movi� los mechones de mi cabello detr�s de mis orejas. Mis
piernas temblaron por el hecho de que me sonri�, con mi coraz�n en vilo,
con su sonrisa de bragas cayendo que podr�a haber tenido a una chica en
la habitaci�n haciendo exactamente eso�. La siguiente vez que bailemos,
estaremos solos.
Y luego se fue, desapareciendo en la multitud, dej�ndome boquiabierta
tras �l. Con los ojos abiertos, apret� mis dedos en el lugar donde sus labios
hab�an rozado mi mejilla, luego me volv� para buscar en la multitud a
Kaylee. Ella estaba sobre Joel, su ex novio, pero ella articul� santa mierda,
abanicando su rostro.
Santa mierda, por cierto.
* * *
Estudi� la entrada en mi celular por casi una hora antes de irme a la cama
esa noche, con el v�rtigo en guerra con reserva. Me sent� aliviada cuando
Kaylee me envi� un mensaje para decirme que no estar�a en casa hasta
ma�ana, porque sab�a que ella querr�a informaci�n que no estaba
dispuesta a dar.
Mi sue�o fue inquieto, atormentado con im�genes de vasos rojos, con
calor seductor, y con el asfixiante aroma a lavanda. Me despert� con
dolor de cabeza, sin duda de la media taza de jarabe de vodka disfrazado
de trago que me hab�a bebido antes de que Alex me hubiera advertido.
Mir� mi tel�fono de nuevo tan pronto como despert�, para asegurarme de
que era real. La entrada todav�a estaba all�, el n�mero aparec�a bajo el
nombre de Alex Blackthorn.
Me hab�a dado su n�mero. Lo que significaba que quer�a que lo llamara.
S�lo ten�a veinte a�os, pero me sent�a mucho m�s vieja. Definitivamente
me sent�a demasiado vieja para estar en juegos.
Antes de que pudiera acobardarme, llam�.
32
��Hola? �Una descarga de adrenalina tir� a trav�s de m�. No hab�a
pensado que realmente me contestar�a.
Me aclar� la garganta, pero mi voz todav�a sonaba oxidada.
�Um. Soy� soy Serena. King. Serena King. De... de Literatura Americana. �
Casi digo de la fiesta, pero de alguna manera anoche no hab�a parecido
bastante real, a pesar del hecho de que su informaci�n estaba en mi
tel�fono. Desde luego, no hab�a actuado como yo, y me preguntaba si
todav�a estar�a interesado ahora, a la luz del d�a.
�Me alegro de que hayas llamado. �Las palabras podr�an haber sido
zalameras, y lo hubieran sido viniendo de cualquier otra persona. Pero
aqu�, con lo que hab�a entre nosotros, escuch� una simple honestidad
detr�s de ellas.
�S�. Yo� �Mi voz se apag�. No hab�a pensado en eso antes de llamar. No
sab�a qu� decir. Hey, �ese baile de ayer por la noche fue muy sexy? Pero
pudiste tener una idea equivocada.
Record� la sensaci�n de sus manos en mi espalda, y pens� que tal vez era
la idea despu�s de todo.
�Quiero verte esta noche. �Mis cejas se elevaron, sorprendida. Al
parecer, no quer�a jugar tampoco.
�Eso estar�a bien �le dije, y all� estaba de nuevo, esa inexplicable
conexi�n entre nosotros, engarz�ndose incluso a trav�s del tel�fono.
Se aclar� la garganta.
�Bien, probablemente deber�a haber dicho esto primero. Quiero verte
esta noche, pero tengo planes.
Eso me irrit�. Si no quer�a verme, simplemente podr�a decirlo. No construir
excusas elaboradas.
Abr� la boca para dec�rselo, pero me interrumpi�.
��Eres al�rgica a los animales? �Su pregunta me tom� completamente
desprevenida.
�Eh� no. No que sepa.
33
��Te gustar�a venir conmigo, entonces? �Sonaba esperanzado, y estaba
segura de que me hab�a perdido un paso.
��Ir contigo a d�nde, exactamente? �Mi tono son� mucho m�s abrupto
de lo que quise, y me estremec�. En los �ltimos a�os de mi vida me hab�a
dedicado a tratar de disuadir la atenci�n del sexo opuesto, no
atray�ndolo, y la costumbre era dif�cil de romper.
�l se ech� a re�r, un poco t�midamente.
�Oh, lo siento. Vas delante de m�. Trabajo en un refugio de animales no
demasiado lejos del campus. Esta noche estoy programado para la hora
del recreo.
��Hora del recreo? ��Por qu� eso sonaba tan deliciosamente travieso?
�Tiempo de juego con animales. �Estaba segura de que sab�a que mi
mente se hab�a extraviado�. Hay un vallado para que los perros corran en
la parte posterior del refugio. B�sicamente sacamos al grupo esta noche y
jugamos a la pelota mucho m�s de lo que cualquiera de nosotros quiere.
En el final de la llamada, cerr� mis ojos y apret� los dedos en mi sien. �l era
el primer chico que me hab�an atra�do en a�os� y le gustaban los
cachorros.
Era un caso perdido.
�Si no quieres ir a buscar saliva, est� totalmente bien. ��l parec�a sincero,
y no pude detectar ninguna de la frescura machista que tantos chicos
utilizaban cuando se sent�an rechazados o a la defensiva�. No es del
gusto de todos una taza de t�.
�Me encantan los perros. �Las palabras escaparon de mi boca antes de
que pudiera siquiera pensar en ellas totalmente�. Eso suena muy bien. Es
decir, si realmente quieres que vaya contigo.
�Oh, te deseo ah�. �Mis dedos se apretaron en el celular. No hab�a
confusi�n en el doble sentido de su voz.
�B-bien. �Para mi sorpresa, el espacio entre mis piernas palpit�. Este tipo
me ten�a atada en nudos, y ni siquiera me hab�a besado.
34
�Tendr� que encontrarte all�. Lo siento, pero tengo un laboratorio que va
tarde. �Me dio las instrucciones, y no pude evitar los zings de emoci�n.
Era una cita. M�s o menos. Pens�.
No hab�a estado nunca en una cita, no en una real.
�Te ver� a las ocho, entonces. Usa ropa vieja. �Mientras organiz�bamos
los detalles, casi pude convencerme de que no �ramos nada m�s que
amigos, y que hab�a malinterpretado todo.
Es decir, hasta que me dijo adi�s.
�Te ver� esta noche, Serena. �Su voz se volvi� ronca�. Estoy deseando
que llegue. Demasiado.
Oh, y yo tambi�n.
35
Cap�tulo 3
Traducido por Paloma
Corregido por carosole
Connecticut No-Kill era un refugio de animales bastante nuevo a tres
cuadras del campus. Camin� por all� varias veces, pero nunca hab�a
entrado, a pesar de que amaba a los animales.
Si entrara, me enamorar�a de cada criatura de cuatro patas que
parpadee sus grandes ojos hacia m�. Los dormitorios no permiten mascotas,
no cuando Kaylee permitir�a uno en cualquier lugar cerca de sus zapatos, y
en cuanto a volver a casa...
Cort� ese pensamiento de inmediato. Casa no era nunca m�s. No ten�a
ning�n lugar al cual podr�a llevar un animal.
Pod�a ver a Alex por la puerta cuando llegu�. Estaba cerrada, como me
hab�a dicho que estar�a, eran m�s all� de las horas de oficina. Pero las
luces fluorescentes estaban todas encendidas, y no me vio al principio, por
lo que tom� un momento para simplemente mirarlo antes de tocar el
timbre.
�l estaba de pie al lado de una larga encimera, los pies plantados a lo
ancho de la cadera, pero relajado. En su mano hab�a un portapapeles
que parec�a estar estudiando.
Crey�ndose solo, parec�a menos... intenso... de lo que lo estuvo alguna
otra vez que lo hab�a visto. No creo que tratara de encender el encanto
de alto voltaje, pero sin embargo ah� estaba, cada vez que estaba
rodeado de gente, era algo que parec�a filtrarse fuera de su misma piel.
Incluso solo y tranquilo, de todos modos era el chico m�s caliente que
hab�a visto.
Estaba vestido casual, con vaqueros desgastados y una sudadera con
capucha que llevaba el logo de los vikingos, nuestro equipo de f�tbol. Sus
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tatuajes estaban cubiertos por las mangas largas de su camisa, pero s�lo
saber que estaban all� hacia agua mi boca.
�Por qu� yo?, quer�a preguntar. Qu� es lo que ves en m� que es tan
especial, porque no estoy segura de que lo que vea en m� misma. Si me
hubiera quedado en la escuela secundaria, hubiera sabido lo que quer�a,
y se lo habr�a dado, tanto para aliviar temporalmente el vac�o dentro de
m�, y para gritar de modo que alguien, podr�a verme, ver mi dolor.
Pero si sexo era todo lo que quer�a de m�, ya habr�a hecho un movimiento.
Me habr�a hecho proposiciones cuando est�bamos en el Daily Grind, o
habr�a dado a conocer sus intenciones anoche, en la fiesta. Diablos,
anoche podr�a haber dicho que s�, aunque en el fondo sab�a que no
estaba lista.
�l no me habr�a dado su n�mero y no habr�a pedido pasar tiempo
conmigo. Sab�a esto con certeza.
�Entonces por qu� est�bamos aqu�? Las palabras estaban en la punta de
mi lengua para preguntar, pero el puro orgullo me detuvo.
Frustrada conmigo misma, dej� de com�rmelo con los ojos y apret� la
mano en el timbre. Su cabeza se levant� de inmediato, mirando hacia la
puerta, como si hubiera estado esperando.
Eso me hizo rid�culamente feliz, pero me las arregl�, creo, para atenuar la
sonrisa boba a una sonrisa t�mida en el momento que hab�a dado
zancadas por el suelo y abri� la puerta para m�.
�Hey. �Sonri� y sostuvo la puerta de vidrio abierta para m�. Dej� el aire
exterior fr�o por una habitaci�n que era c�lida y h�meda, y ol�a
claramente a perro mojado?. S�, es un poco maloliente. �Alex se ri�
mientras dejaba que la puerta se cerrara detr�s de m�. No trat� de ocultar
el hecho de que me miraba de arriba abajo, y yo estaba extra feliz de que
hubiera pedido prestado otro c�rdigan a Kaylee, a pesar de que iba a
tener que asegurarme de lavar el olor a perros antes de devolverlo.
�No. Est� bien.
Hizo un gesto hacia una puerta que supuse conduc�a fuera de la zona de
la oficina. Era dif�cil concentrarse en el olor animal en absoluto cuando
37
Alex iba delante de m�. Su sudadera con capucha subi� un poco cuando
se inclin� para abrir la puerta, y trat� de dar un vistazo a la piel lisa bien
estirada sobre el firme m�sculo de la espalda.
Madre Santa.
Lam� mis labios y trat� de mantener mis hormonas traidoras bajo control
mientras lo segu�a por la puerta y por un pasillo, desde donde otros pasillos
cortos se separaron. Cada breve pasaje ten�a varios cuartos, todos de
diferentes formas y tama�os, con puertas de vidrio.
A pesar de que las puertas estaban cerradas, el coro de ladridos y
ladriditos era ensordecedor.
Alex se volvi� y me grit� algo sobre su hombro. Hice una mueca, mientras
trat� de no ser distra�da por su boca mientras hablaba.
�Lo siento, �qu�? �grit� y apret� mis manos a mis o�dos, esperando que
amortiguara el alboroto. Sacudi� la cabeza y sonri�, luego me llev� a la
peque�a habitaci�n frente a la que se hab�a detenido.
Di un suspiro de alivio cuando la puerta se cerr� detr�s de nosotros. Los
sonidos de fuera de la habitaci�n eran todav�a perceptibles, pero la
puerta bloqueaba una gran cantidad.
�Lo siento, no entend� eso�
Mis palabras se interrumpieron en un grito sobresaltado cuando dos
gigantes, criaturas peludas se lanzaron hacia m�. Me tambale� por el peso,
recib� un ba�o de lengua perfumada de perrito en mis manos, y finalmente
perd� el equilibrio.
��Mierda! �Me tambale� cuando los dos grandes perros me golpearon
perdiendo el equilibrio.
��Macey! �Cuda! �Abajo! �Alex me cogi� antes de que pudiera golpear
el suelo, sus brazos envolviendo alrededor de mi cintura y me arrastr� hacia
atr�s, fuera del alcance de los dos perros que hac�an lo que se les dijo,
plantando sus traseros en el suelo y moviendo la cola nerviosamente
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�Mierda, Serena. �Est�s bien? �Me puso de nuevo sobre mis pies, y me
recost� contra �l por un segundo, agitada. El aire hab�a sido golpeado
justo fuera de m�.
Mis manos posadas en mi est�mago... justo encima de la suya, que me
estaba sosteniendo con fuerza. Mi respiraci�n hizo una aparici�n repentina
y cogi� con fuerza en mi garganta cuando registr� el hecho de que sus
brazos estaban envueltos c�modamente alrededor de mi cintura, con mi
espalda presionada contra su pecho. Mir� hacia abajo, escondi�ndome
debajo de la mara�a de pelo rubio que hab�a ca�do libre durante el rodeo
de perritos, y not� que esos antebrazos eran s�lidos y surcados con
m�sculo.
Eran lamibles. Tuve un momento dif�cil recuperando el aliento de nuevo,
pero no ten�a nada que ver con ser derribada.
�Est� bien. Estoy bien. �Aclarando mi garganta, me empuj� hacia
adelante, libr�ndome de los brazos de Alex. Realmente no quer�a hacerlo,
pero no sab�a qu� m�s hacer.
��Segura de que est�s bien? �Su voz era ronca, y sab�a que no era la
�nica afectada por el toque. Me apart� el pelo de los ojos y ech� un
vistazo hacia �l
�M�s que nada. �Mi voz era entrecortada, y me avergonc�
mentalmente. �Podr�a ser m�s obvia?
Sus ojos pasaron sobre m� de esa manera desconcertante que �l ten�a,
demor�ndose por una fracci�n de segundo en mis pechos. Baj� la vista y
vi que mi chaleco se hab�a jalado m�s abajo de lo normal, y me sonroj�
cuando con indiferencia trat� de acomodarlo.
��Todav�a quieres jugar con estos gamberros?
Los perros movieron sus colas cuando Alex les lanz� una mirada severa. No
pude contener una risita mientras �l trataba de reprimir una sonrisa y no
pudo manejarlo.
�Wow. Est�n claramente aterrorizados de ti.
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Aunque mi coraz�n todav�a lat�a en la sensaci�n de sus brazos alrededor
de m�, me puse en cuclillas delante de los perros. Uno de ellos era
achaparrado y s�lido, de color marr�n oscuro con manchas blancas. El
otro parec�a un poco como las fotos que hab�a visto de los perros que
tiraban de los trineos en Alaska, con brillantes ojos azules.
�El mezclado con Husky es un macho de nombre Cuda. El construido
como un tanque es Macey. �Macey rod� sus ojos en mi direcci�n y
asumi� una actitud triste antes de lamer delicadamente mi mejilla�. Ella es
mi chica especial.
Macey sacudi� su cola cuando Alex habl� entonces, claramente incapaz
de contenerse por m�s tiempo, salt� sobre �l. Observ� con sorpresa y
deleite que el grande y malo Alex Blackthorn se agach� para darle al
perro un firme masaje en la parte trasera.
Me mord� el labio y me pregunt� si era horrible que me hubiera gustado un
poco estar en el lugar del perro.
�Bueno, �qui�n lo hubiera pensado? �habl� un poco m�s fuerte de lo
que necesitaba, con la esperanza de ocultar los saltos de mi coraz�n en mi
pecho. Alex levant� la vista de Macey por un segundo para lanzarme una
sonrisa tonta a medio camino.
��Qu� es eso? �Meti� la mano en el bolsillo de su sudadera con
capucha, luego retir� dos galletas para perros. Se las ofreci� a Macey y
Cuda mientras permanec�a de pie, frotando sus manos en los vaqueros.
�Alex Blackthorn, el chico de los tatuajes que siempre llega tarde a clase,
es un completo blandengue.
Mi coraz�n lat�a cuando lo provoqu�, pero de alguna manera sab�a que
con �l, podr�a. Podr�a ser juguetona y no estar�a castigada de ninguna
manera.
Incluso cuando sus ojos se oscurecieron, y mi pulso se desliz� por mis venas,
me sent� segura. Nerviosa, demasiado caliente, y tensa, pero segura.
��Un blandengue? �Su voz era burlona mientras daba un paso hacia m�,
el susurro de una sonrisa en la comisura de sus labios. Tragu� saliva cuando
lleg� tan cerca que pod�a sentir la exhalaci�n de su respiraci�n en la parte
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superior de mi cabeza. Levant� mi cabeza, mir� hacia arriba con los ojos
abiertos, y fren�ticamente me pregunt� c�mo era posible que yo, la chica
que nunca hab�a sido excitada, me sent�a h�meda y adolorida incluso
antes de que me hubiera tocado.
Inclin� la cabeza, y pas� la lengua por mis labios. Esto era todo, pens�. Va
a besarme. Sus labios se acercaron... m�s cerca...
�Cuando se trata de estos grandes perros tontos, tienes toda la raz�n.
Las palabras eran c�lidas contra mi o�do. Me romp� mi cabeza,
retrocediendo involuntariamente con el movimiento, para encontrarlo
sonri�ndome mientras jadeaba. Maldita sea, sab�a exactamente lo que
me estaba haciendo.
Me gust� que no estuviera jugando.
��Vamos? �Jalando una correa corta de su bolsillo trasero, me la entreg�
a m�, despu�s extrajo una segunda y la enganch� al collar de Cuda. �
Vamos a darles un poco de ejercicio antes de que te golpeen en tu culo
de nuevo.
�Suena como un plan.
Trat� de no sonar decepcionada, pero oh, hubiera querido ese beso, lo
quer�a m�s de lo que deber�a. Ten�a una manera de hacer que me
olvidara de todas las razones por las que no deb�a involucrarme.
�Pero si lo hacen derrib�ndote afuera, �puedo conseguir ayudarte a
limpiar la suciedad de tu trasero?
Me volv� para mirarlo boquiabierta, sin saber si hab�a o�do correctamente.
Se puso de pie, enmarcado por la puerta, con la sonrisa en su cara
dici�ndome que era una broma... en su mayor�a.
�Chico tienes que probar. �Se encogi� de hombros, y luego tendi� su
mano por la m�a. Vacilante, la tom�, saboreando el chisporroteo que sent�
cuando nuestras manos se encontraron.
�Vamos.
* * *
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�Eso fue divertido. �No pude contener la sonrisa al salir del refugio,
haciendo una pausa para que Alex pudiera cerrar el edificio detr�s de
nosotros. Hab�amos lanzado discos voladores a Cuda y Macey hasta que
mis hombros dol�an y no pod�a levantar el disco de pl�stico incluso una vez
m�s. Pero hab�a valido la pena ver a los perros tener tanta diversi�n.
��Lo fue realmente? �Alex meti� el llavero en su bolsillo, y luego me lanz�
una mirada de reojo. Casi parec�a nervioso, como si mi respuesta fuera
importante.
Estaba un poco sorprendida de que este hermoso muchacho le importaba
lo que pensaba, que en realidad, quer�a saber si me divert�.
�Fue genial. �Nuestros brazos se rozaron, y el calor que hab�a surgido
abajo a fuego lento mientras jugamos con los perros rugi� de nuevo en
plena ebullici�n�. Yo�
Me cort�, al darme cuenta de que hab�a estado a punto de compartir un
detalle de m� pasado con �l. Frunc� el ce�o mientras pensaba en ello, y
luego me di cuenta de que pod�a compartir esto con �l.
No ten�a nada que ver con mi secreto.
�Siempre he querido un perro. Por as� decirlo, desde que supe lo que eran.
�Sonre� mientras cepillaba el pelo de perro fuera de mi chaqueta de
mezclilla.
Hicimos una pausa en un cruce peatonal. �l presion� una mano en la
parte baja de mi espalda para instarme delante de �l cuando cambi� la
luz, y moment�neamente me olvid� de lo que estaba diciendo, la idea se
perdi� bajo la presi�n de sus dedos.
�Adelante. �Nuestros dedos se rozaron cuando llegamos al otro lado de
la calle, pero no tom� mi mano en la suya, como lo hab�a hecho antes. No
segura de que hacer, met� las manos en los bolsillos y, despu�s de un
momento, hizo lo mismo.
�Ped� un perro en cada cumplea�os, hasta que era una adolescente.
Pidiendo uno para Navidad tambi�n. Incluso ped� a la hada de los dientes
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una vez. �Me re� ligeramente, recordando la carta que hab�a escrito con
marcador lavable, en cartulina.
��A tus padres no les gustan los perros? �Su voz era suave, pero me
pareci� o�r un hilo de tensi�n detr�s de �l.
�Mis padres han estado divorciados desde que era una ni�a. No conozco
a mi padre. Mi mam� habr�a, creo yo, si hubiera tenido tiempo para
ayudarme a cuidar a uno. Trabajaba mucho. �Y yo hab�a sido
responsable de m� misma desde muy joven. Hab�a estado mucho en casa.
Sola�. Se volvi� a casar cuando ten�a doce a�os. A mi padrastro no le
gustan los animales.
�No s� c�mo a alguien no pueden gustarle los animales. �Alex dej�
escapar un suspiro. Ech� un vistazo por la cortina de mi pelo para ver el
ce�o fruncido estropear las l�neas de su rostro�. Lo �nico que quieren es un
poco de cuidado, un poco de amor. A cambio, ellos te dan todo.
Mis pasos vacilaron. Su descripci�n de los animales no estaba demasiado
lejos de lo que hab�a sentido en los �ltimos a�os alrededor de mi madre.
Todo lo que quer�a era que cuidara de m�, que fuera mi madre, y habr�a
sido la mejor adolescente en el planeta.
Evidentemente no hab�a funcionado.
Alex cogi� mi brazo, estabiliz�ndome as� que mi traspi� no se convirti� en
una ca�da. Antes de que pudiera meter mis dedos de nuevo en el bolsillo
de mis vaqueros tom� mi mano entre las suyas, entrelazando sus dedos
con los m�os, su pulgar acariciando el punto sensible entre el pulgar y el
dedo �ndice.
Mis entra�as fueron l�quidas, y me olvid� por qu� estaba triste.
�l probablemente hac�a que todas las chicas se sintieran as�, todo
revoloteando y caliente. Despu�s de todo, sab�a c�mo sus manos se
sent�an cuando abarcaban la curva de mi cintura, sab�a c�mo sonaba su
voz cuando susurr� bajo en mi o�do... pero realmente no lo conoc�a, al
verdadero �l, en lo absoluto.
Justo en ese momento, no me importaba. �l ahuyent� a la oscuridad.
43
��En cu�l dormitorio est�s?
�MacKinnon. �Tuve que dar dos zancadas por cada una de las suyas
pero me di cuenta de que trat� de mantener su nivel de zancada con la
m�a cuando doblamos a la calle del campus�. �En cu�l vives?
Me pregunt� si me pedir�a volver a su dormitorio con �l.
Me pregunt� si dir�a que s�.
�Vivo fuera del campus. �No hab�a estado esperando eso. No una gran
cantidad de estudiantes lo hace porque el costo de vida en el centro de
West Haven no era barato�. Est� a s�lo un par de manzanas.
�Oh.
Mis ojos se ensancharon, aunque trat� de mantener la sorpresa de mi voz.
Estaba aqu� con una beca, y apenas cubr�a mis gastos de manutenci�n. �l
era un jugador de f�tbol, y podr�a tener una m�s grande. O podr�a tener
un trabajo muy bien pagado.
No era asunto m�o, y no lo conoc�a lo suficientemente bien como para
preguntar. Me mord� la lengua, y me qued� en silencio hasta que
hab�amos cruzado el campus a donde mi dormitorio estaba.
�Gracias... gracias por una noche de diversi�n. �Le sonre� t�midamente.
Como si nunca hubiera estado en una cita, no sab�a lo que se supon�a
deb�a hacer en este momento, as� que s�lo le dije la verdad�. Me ha
gustado mucho. De verdad.
No dijo nada, en cambio mir� fijamente mis labios, mi sonrisa. Aunque
sab�a que hab�a logrado colarse m�s all� de mi guardia, me hizo querer
cosas que no ten�a ning�n deseo de negociar, todav�a me sent�a
abrumada por el deseo de agarrarlo, para tirar cerca de m� y nunca
dejarle ir.
�Me alegro. �Mis u�as cavando en mis palmas cuando el silencio entre
nosotros se extendi�, grueso y pesado.
�Bueno. Um. Buenas noches. �Me volv� hacia las luces de ne�n del
dormitorio, una piedra estableci�ndose en el hoyo de mi vientre.
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�Serena. �La voz de Alex era ronca, y era exactamente lo que hab�a
estado esperando. Mir� encima de mi hombro, con el coraz�n en mi
garganta.
��S�? �susurr�.
�Quiero besarte. �Mi piel se sinti� de repente muy apretada. Estaba de
pie al lado de un coche viejo maltratado, con las manos metidas en los
bolsillos, las farolas emitiendo un resplandor mantequilla en su rostro. No
estaba alcanz�ndome, en vez de eso esperaba mi consentimiento.
No pod�a saber lo importante que eso era para m�.
�l era hermoso. Podr�a haber tenido cualquier chica que quisiera, y me
estaba preguntando si pod�a besarme.
��Puedo? �Su rostro era solemne. El anhelo era un dolor en mi vientre
mientras asent�a, nerviosamente. Y luego cerr� la distancia entre nosotros,
puso sus manos en mi cintura de la misma forma que las ten�a mientras
bail�bamos, y baj� la cabeza.
Todas las preguntas acerca de si estaba o no en m� volaron de mi cabeza
mientras presionaba lentamente sus labios con los m�os. Pensaba que me
iba a aplastar a �l, me devorar�a con su beso, pero era lento y controlado.
No fue menos caliente. Sus manos se deslizaron alrededor para extenderse
sobre mi espalda baja mientras saboreaba mis labios con una lentitud
insoportable. Me cort� la respiraci�n, y curv� mis dedos alrededor de sus
antebrazos, justo donde sus tatuajes se escond�an debajo de la piel suave.
Incluso a trav�s del espesor de la chaqueta pod�a sentir el hierro de sus
m�sculos, una dureza que hablaba de algo m�s all� de la pr�ctica de
f�tbol. Gem� suavemente en su boca mientras mis dedos bailaban,
explorando hasta sus hombros, su cuello.
�l hizo un sonido m�s profundo en su garganta, antes de apoyarme
lentamente contra el coche aparcado. Sent� el fr�o del metal filtrarse a
trav�s de mi chaqueta, y mi blusa cuando finalmente cerr� el �ltimo
cent�metro de espacio entre nosotros, apret� su cuerpo contra el m�o, y
profundiz� el beso.
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�Oh. �Separ� mis labios bajo el golpe caliente de su lengua. Hab�a
besado con la lengua, pero nunca como esto, nunca como si estuviera
siendo saboreaba.
Un calor desconocido aument� entre mis piernas, y sent� las puntas de mis
pechos fruncirse mientras rozaban su pecho. �l no estaba haciendo m�s
que besarme, sus manos todav�a vagando por la extensi�n de mi espalda,
pero sent�a que mi respiraci�n era m�s r�pida, m�s fuerte.
��Esto est� bien? �Con una lentitud insoportable movi� su mano de mi
espalda, a trav�s de la franja de mi caja tor�cica, y sobre... oh hombre.
Su palma grande ahuec� mi pecho, encima de mi chaleco, pero en el
interior de mi chaqueta y su�ter. Su pulgar pulsaba sobre mi pez�n, y
ahogu� un jadeo contra sus labios, mis caderas presionando hacia
adelante en �l.
�Serena. �Su pelvis se arque� hacia m� en respuesta por un largo y
satisfactorio segundo, y luego se retir� por completo, rompiendo el beso,
un gemido escap� de sus labios mientras lo hac�a.
Todav�a pod�a sentir la dureza de su necesidad presionando en mi
est�mago, la piel all� sensible y demasiado consciente del toque.
Mi cabeza flotaba mientras trataba de conseguir un poco de sentido de
m� de nuevo. Vibraba con la necesidad, quer�a sus labios sobre los m�os de
nuevo.
�l me lo dio, pero en forma de un dulce beso corto, frustrante.
�Buenas noches, Serena. �Sus manos se movieron a mis caderas, apret�
suavemente, luego me empuj� hacia el dormitorio. Aturdida, hice lo que
me pidi�, caminando la corta distancia a trav�s de asfalto hasta la puerta
principal.
S�lo col� una r�pida mirada atr�s por encima del hombro, una vez que
hab�a llegado a la puerta de cristal que hab�a sido manchada por miles de
huellas.
�l todav�a estaba apoyado en el coche maltratado, con los brazos
cruzados mientras me miraba, �protectoramente?
46
Esper� a que estuviera dentro del edificio antes de apartarse del metal
abollado y alejarse, con las manos metidas en los bolsillos. Me dej�
reflexionando sobre lo que se siente tener a alguien velando por mi
bienestar.
Estaba bastante segura de que me gust�.
47
Cap�tulo 4
Traducido por Mona y Nayelii
Corregido por Meellc
Aunque ella no estaba all� cuando me fui a dormir, a la ma�ana siguiente
me despert� con Kaylee acostada de espaldas sobre la cama, sus pies en
el aire. Ella pintaba sus u�as del pie de un verde brillante, y los balanceaba
sobre el lado de la cama cuando abr� mis ojos, sin tener en cuenta que
estaban brillantes y h�medos.
��No te he visto como por, dos d�as! �ella chill� y se inclin� para sacar
con cuidado el papel higi�nico enrollado de entre sus dedos del pie. Con
un peque�o meneo de su trasero, brinc� algunos pasos hasta donde yo
dorm�a y se sent� con las piernas cruzadas a los pies de la cama,
mir�ndome con expectaci�n.
��S�? �Saqu� la palabra mientras rastrillaba mis dedos a trav�s de mi
enmara�ado cabello de sue�o, apoy�ndome sobre mis codos. A pesar del
hecho que le gustaba ir de fiesta, Kaylee era madrugadora, y tambi�n
completamente despabilada al respecto.
Era dif�cil afrontarla antes de las once, y m�s a�n sin caf�.
Para distraer esos rayos l�ser de ojos brillantes enfocados sobre m�, hice un
espect�culo al bostezar.
��Nos queda algo de caf� instant�neo?
�S�. �Como yo hab�a predicho, el conejito Energizer que era mi mejor
amiga salt� de la cama y se traslad� hacia el hervidor que estaba
colocado sobre nuestro aparador compartido. Tratamos de mantenerlo
lleno con agua del grifo, as� podr�amos tener t� y el no tan fabuloso caf�
instant�neo que al menos nos proporciona una sacudida de cafe�na.
Me incorpor� completamente en la cama, frotando el sue�o de mis ojos y
peinando mi cabello con mis dedos en una trenza floja. Observ� con ojos
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lega�osos como Kaylee echaba una cucharada de gr�nulos marrones en
mi taza, una cucharada de leche en polvo descremada y luego el agua
hirviendo.
�No s� c�mo puedes beber esto sin az�car. �Ella arrug� su nariz mientras
me tra�a la taza�. Es bastante repugnante incluso con ella.
�No todas somos naturalmente esbeltas. �Le hice una mueca mientras
aceptaba la taza.
Sab�a que Kaylee nunca se hab�a ejercitado un d�a en la vida, y amaba el
cheesecake, las pastas y las papas fritas del McDonald. Era dif�cil estar
enojada con ella acerca de ello cuando constantemente se lamentaba
del hecho que mi pechos fueran m�s grandes que los suyos.
�Gracias.
�Ahora que aquella t�ctica de diversi�n est� terminada� �se dej� caer
sobre mi cama en el lugar exacto en el que ella hab�a estado antes de
que le solicitara el caf�, �a d�nde fuiste la noche de la fiesta? �Y qu�
pasa con ese tipo con el que bailabas? �Qui�n es �l? ��l es un estudiante?
��l era jodidamente sexy!
�Basta, Kaylee. �Levant� una mano contra el ataque, aun cuando la
culpa se apoder� de m�. No deber�a haberla dejado en la fiesta, incluso si
ella estaba saliendo con Joel. No es lo que una mejor amiga har�a.
Pensando que necesitaba cafe�na que me ayudara a pasar por la gran
inquisici�n, tragu� el l�quido, silbando cuando este quem� mi lengua.
Kaylee resopl� con impaciencia cuando saqu� mi lengua, tratando de
refrescarla.
�Lo siento. �Una vez que pude hablar, mord� mi labio y mir� hacia ella�.
No deber�a haberte dejado sola.
Kaylee dej� escapar un suspiro de impaciencia, luego rob� mi taza para
tomar un sorbo.
�Puaj. �A pesar de que ella proclam� repugnancia, se tom� media taza
de caf� aguado�. Y esa no es la parte en la que estoy tan interesada. Yo
estaba con Joel. �l no bebe, sabes eso. Estaba bien.
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��Y c�mo va eso? �Realmente no ten�a ninguna esperanza de distraerla
por ninguna cantidad de tiempo, pero cualquier segundo suplementario
que pudiera conseguir era oro. Ni yo misma sab�a lo que pensaba o sent�a
por Alex, sin hablar de c�mo ponerlo en palabras para alguien m�s.
Kaylee hizo rodar sus ojos.
�Despu�s de que hab�a tenido demasiados sorbos de aquel ponche,
nosotros lo hicimos. �l manoseaba mis pechos un poco, lo que era genial, y
luego comenz� la verdadera mierda de amor.
Ocult� una sonrisa detr�s de la taza mientras la consum�a, luego tir� una
almohada sobre mi regazo y envolv� mis brazos alrededor de ella. Joel y
Kaylee hab�an estado de manera intermitente durante m�s de un a�o. �l
era un tipo agradable, pero quer�a conseguir algo serio, tan serio como el
anillo de compromiso, lo que le alteraba completamente los nervios.
�Entonces. Es caliente. �Estir�ndose, ella tamborileaba sus dedos sobre mi
rodilla luego, aparentemente decidiendo despu�s que eran aburridos
comparados con sus dedos del pie, alcanz� una botella de brillo met�lico
p�rpura que chocaba horriblemente con el verde brillante y comenz� a
pincelar sus u�as.
��Bueno... qu� quieres saber?
Me mov� inc�modamente sobre la cama. Kaylee chirri� cuando empuj� la
botella de brillo, agarr�ndola antes de que esta pudiera derramarse por
todas partes de mi colcha de azul naval.
�Comienza por el principio. �Qui�n es �l? �D�nde lo conociste? �Por qu�
lo dejaste bailar contigo? �Suspir�, tarareando, y fui tratada con una
mirada severa. Despu�s de morder mi labio inferior hasta que se sent�a en
carne viva, me di cuenta de que la resistencia era in�til.
��l... �l est� en mi clase de Literatura Americana. �Abr� mi boca, luego la
cerr� otra vez. Podr�a contarle a Kaylee cualquier cosa, algo en absoluto, y
lo sab�a, pero por alguna raz�n realmente no quer�a hablar de Alex.
Contarle a ella sobre �l significar�a explicarle por qu� estaba tan en
conflicto... y eso significar�a contarle cosas que es mejor dejar enterradas.
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Bueno, ella solamente tendr�a que pensar que yo era extra�a por estar en
conflicto, entonces, debido a que de todas las personas en el mundo, ella
no ser�a capaz de relacionarlo con mi pasado.
Se preocupar�a oh, ella absolutamente se preocupar�a.
Pero Kaylee era demasiado dulce, demasiado llena de luz del sol para
oscurecerla con mi secreto.
��Y? �Kaylee sacudi� su cabeza mientras enroscaba de vuelta la tapa
en la botella de esmalte�. Te lo juro, es como tratar de hacerte hablar
sobre un viaje al dentista, en lugar de algo de acci�n con el s�per caliente.
Sent� ruborizarme.
��No hay ninguna acci�n!
Ella me clav� con una mirada.
�Bueno... hubo un poco de acci�n.
Recordando c�mo su mano se hab�a sentido sobre mi pecho, su pulgar
jugando con mi pez�n, hicieron que el calor me cubriera. Kaylee chill�
cuando not� mi rubor y aplaudi�.
��Acci�n? �T�? Deja de andar con rodeos, y confiesa. Ahora.
Aspir� una bocanada, le cont� sobre mi llegada tarde a clase y sobre el
encuentro con Alex fuera del aula. Le expliqu� sobre como �l hab�a
aparecido en la fiesta, y sobre la sesi�n del juego del cachorro la noche
anterior.
Incluso le dije sobre la h�meda sesi�n de besuqueo en el estacionamiento.
En el momento que hab�a terminado, su mand�bula estaba abierta, y
parec�a que hab�a logrado lo imposible, Kaylee Sawyer estaba muda.
��Qu�? �Abrac� la almohada en mi regazo fuertemente�. No es algo
importante, o algo as�. �l no dijo que fuera a llamarme otra vez.
Pero sab�a que lo har�a. Independientemente de lo que hab�a entre
nosotros, �l lo sent�a tambi�n.
�Yo s�lo... quiero decir� guau, Serena.
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Kaylee apret� sus manos en la longitud de sus rizos color fresa y tir� con
cuidado.
��l debe ser especial.
Me tens�.
��Por qu� dices eso? Apenas lo conozco. �Empujando la almohada a un
lado, me apart� del cobertor y baj� mis piernas de la cama.
�Serena. �La voz de Kaylee suplicaba lo suficiente como para que me
detuviera y me diera vuelta para mirarla.
�No quer�a hacerte enojar. Yo s�lo� t� no tienes citas. No vas a fiestas.
Incluso no te gustan la mayor�a de las personas. No s� por qu�, pero s� que
hay una raz�n. Entonces te aventuraste fuera de tu zona de confort... s�lo
quiero decir... �l debe ser bastante impresionante.
Me agach� para recoger mi estuche de ducha de donde estaba situado
en el piso, usando mi cabello para ocultar la niebla que cubr�a mis ojos.
Cuando ellos estuvieron claros de nuevo me levant�.
��l es... diferente �admit�, tocando la �spera tela de mi toalla�. Y
realmente no s� por qu� se fij� en m�. Tal vez solamente soy un desaf�o.
�No te atrevas. �Kaylee estaba indignada mientras alcanzaba la
almohada que yo hab�a arrojado a un lado y la atrajo hacia s� de la misma
manera que yo la hab�a sostenido�. Vi la manera en que te miraba.
Parec�a que quer�a comerte viva. Como si te desnudara con sus ojos. Y
tambi�n como �l no pod�a absolutamente descifrarte.
��Viste? Eso es lo que quiero decir. Soy un desaf�o. �Me pic� escuchar a
Kaylee decirlo.
Aunque sab�a mejor que no deb�a involucrarme con alguien, y aunque no
tuviera ninguna expectativa en t�rminos de nuestro tiempo juntos, no me
gustaba la idea de que Alex pudiera desecharme tan pronto como �l me
hab�a atrapado.
�No he terminado. �Asustada por el tono feroz, mir� hacia arriba para
encontrar a Kaylee fulmin�ndome con la mirada�. T� eres un desaf�o, no
hay duda sobre eso. Pero �l tambi�n te miraba como si fueras un
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rompecabezas que no pod�a esperar para resolver. Hay m�s all� que s�lo
lujuria, amiga, aunque parec�a que hab�a mucho de eso tambi�n.
Solt� un ruido estrangulado de frustraci�n de mi garganta.
�Voy a ducharme.
Ten�a mi mano sobre la puerta antes de que Kaylee dijera algo m�s, y
luego ella habl� tan bajo que no estaba segura que la hab�a escuchado
bien.
�Puedes contarme, ya sabes.
��Contarte qu�? �No di la vuelta, mantuve mi mano sobre la fr�a
superficie de la puerta.
�Que te pas�. Por qu� rechazas a la mayor�a de la gente. �Nunca hab�a
escuchado ese tono en su voz antes, esa raya de vulnerabilidad, y esto era
tentador, tan tentador dar vuelta y vomitar la triste historia completa.
�C�mo ser�a, me pregunt�, contarle a alguien a quien podr�a importarle?
�Compartir la carga, solamente un poco?
�Eres demasiado intachable para oscurecerte con algo as�. �Esto era lo
m�s cerca que hab�a llegado de admitir que ten�a un pasado.
Lo m�s cerca que nunca llegar�a.
Agarrando la manija de la puerta, la gir� y jal�. Justo antes de dejar la
habitaci�n, escuch� a Kaylee, por �ltima vez.
�No tan intachable como t� piensas.
* * *
�Qu� haces esta noche?
Hab�an sido un total de cuarenta y ocho horas desde la noche en el
refugio, la noche que Alex me hab�a besado sin sentido. Alcanc� a darle
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un vistazo en clase, pero �l vino despu�s de que yo llegu� y se march�
antes de que yo lo hiciera.
Era exasperante. Aunque hab�a dicho que no me importaba, hab�a
esperado, y me preguntaba por qu� no me hab�a llamado.
Hab�a pensado en llamarlo, pero la parte obstinada de m� dijo que yo
hab�a llamado la �ltima vez. Era su turno. Y si �l no estaba interesado,
ciertamente no iba a lanzarme a �l.
Cuando el texto apareci� casi tragu� mi lengua con la emoci�n.
Acababa de volver a la habitaci�n de tomar una ducha, estaba
empapada y temblando, pero dej� caer mi estuche de ducha y recog� el
tel�fono tecleando torpemente, escribiendo una respuesta.
Bien, he lavado mi cabello, y esa fue la gran emoci�n de mi d�a.
Esper� la respuesta, mordiendo mi labio con entusiasmo cuando esta
lleg�.
Literatura Americana fue el punto culminante de mi d�a.
Respir� profundamente.
Podr�a haber sido mejor si hubieras venido a decir hola.
Contuve mi respiraci�n cuando le di enviar. Normalmente no era tan
valiente, pero algo sobre Alex borraba mis inhibiciones.
Muy negligente de mi parte. Debo hacer las paces contigo.
�Qu� tienes en mente?
�Puedo cocinarte la cena?
Y entonces me encontr� en el vest�bulo del edificio de apartamentos del
que me hab�a dado la direcci�n dos horas antes, nervios en una serie de
pinchazos bailaban sobre mi piel.
Cuando presion� mi dedo contra el timbre del apartamento de Alex,
record� sus labios inclinados sobre los m�os noches antes y me estremec�.
Esto era nuevo para m�, este... este deseo. No pod�a creer que hubiera
estado tanto tiempo sin ello.
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Solamente quer�a abrazarlo ahora. Hab�a estado en las sombras por tanto
tiempo� quer�a vivir.
�Hey. ��C�mo pod�a una s�laba ser tan sexy? Pero esto era todo por
Alex, un conjunto de contradicciones que hacen agua la boca.
Un muy genial tatuado. Todo un atleta americano. Amante de los
cachorros.
�Era algo extra�o que no pudiera permanecer lejos?
�Ven para arriba. �Me dej� pasar por la puerta de calle, y sub� las
escaleras hasta su apartamento en el tercer piso, entonces dese� no
haberlo hecho. Los mechones de mi cabello se pegaban a mi frente con
la transpiraci�n cuando llam� a su puerta principal. Y cuando la abri�,
llevando vaqueros descoloridos azules y una camisa azul profundo que
estaba s�lo abotonada hasta la mitad, no pod�a decir si el latido del pulso
en mis venas era de la subida vigorosa o de la vista de su pecho s�lido
como una roca.
Lo segu� dentro de su apartamento nerviosamente, mi coraz�n
tartamudeaba en mi pecho cuando se inclin� para presionar un beso
suave contra mi sien izquierda. Mis labios separados por su propia voluntad.
Esperaba continuar donde lo hab�amos dejado la noche anterior en el
estacionamiento, su lengua arrastr�ndose bajo mi cuello y su pulgar
tocando mi pez�n, pero el suave roce de sus labios sobre mi piel era todo
el contacto f�sico que me dio.
Confundida, necesitada, levant� la vista hacia �l, y recib� una amplia
sonrisa a cambio.
��C�mo te sientes sobre los juegos de mesa? �Enlazando sus dedos sin
apretar los m�os, Alex me llev� a trav�s del peque�o apartamento�. Y yo
te dar�a un gran tour, pero no hay mucho que ver.
��Juegos de mesa? �Lo segu� hasta una peque�a cocina estilo barco.
Incluso con solo nosotros dos en ella, era muy apretado.
�T� sabes. Monopolio. Cranium. �Chill� cuando repentinamente apret�
sus manos alrededor de mi cintura y me levant� hasta que mi trasero roz�
contra el mostrador. No pod�a menos que mirar boquiabierta la manera en
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que sus b�ceps se ondulaban cuando me levant�. Yahtzee.
Especialmente Yahtzee.
��Me invitaste a jugar juegos de mesa? �Sab�a que mi experiencia
pasada con la especie masculina fue incre�blemente distorsionada, pero
nunca habr�a imaginado esto.
�Eso, y deslumbrarte con mi asombrosa destreza culinaria. �Apret� mi
cintura antes de soltarme, sus dedos persistiendo solamente un segundo
m�s.
��Cocinar�s para m�? �Mi boca se cay� abierta mientras Alex abr�a el
horno. Despu�s de ponerse unos alegres guantes rojos y blancos rayados,
�l sac� una cacerola maltratada de cer�mica, que con cuidado coloc�
sobre la estufa.
�Espero que te gusten las pastas. �Cuando se dio vuelta hacia m� otra
vez, todav�a llevando aquellos rid�culamente grandes guantes de cocina,
sent� mi coraz�n hacer un tambaleante flip flop en mi pecho.
�Me gustan. �Antes de que pudiera evitarlo, sent� una obstrucci�n en mi
nariz y mis ojos brillando con un asomo de l�grimas inminentes. Mortificada,
me pegu� con la mano sobre mi boca, presionando con fuerza, tratando
de desalentar el flujo.
No pod�a romper a llorar s�lo porque un chico era agradable conmigo. Yo
era mejor que eso.
Pero...
�Eres tan agradable. �Pod�a escuchar la incredulidad de mi voz, as�
como el bamboleo de la emoci�n�. Yo... �Mi voz se apag�, no segura de
que decir. El rostro de Alex se oscureci�, y �l mir� a los guantes de cocina.
�Agradable. �Su voz ten�a un atisbo de incredulidad. Mord� mi labio
inferior, pregunt�ndome si hab�a dicho algo incorrecto.
�Piensas que soy... agradable.
�S�. �Tuve que forzar la palabra a trav�s de una garganta gruesa. Lo mir�
con cautela cuando �l dirigi� su mirada arriba y abajo de mi cuerpo de
una manera que no era nada agradable.
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�Serena, tengo que decirte algo. ��l me acech�, no hab�a ninguna otra
manera de describir el movimiento, con los pocos pasos hacia m�,
insinu�ndose se coloc� entre mis muslos mientras estaba sentada sobre el
mostrador. Jade� cuando encontr� mis rodillas presionando en su cintura.
�l coloc� una mano sobre cada una de mis rodillas, luego se inclin� hasta
que nuestros labios casi se tocaban.
��Yo� qu�? �No pod�a pensar cuando �l estaba toc�ndome.
�A los chicos no les gusta ser llamados agradables.
Pasando mis labios, �l inclin� su cabeza y presion� un caliente, h�medo
beso en el hueco de mi garganta. Pas� mis dedos por su oscuro cabello
negro, todo mi cuerpo apretado con necesidad.
Comenc� a jadear cuando desliz� esos labios hacia abajo, y sobre el
oleaje por arriba de cada pecho. Cuando bes� su camino de vuelta arriba
por mi hombro, mi cuello, entonces mordisque� mi o�do, gem�.
�Ser agradable est� justo arriba con ser llamado lindo. O tal vez decir que
tenemos una gran personalidad. �Succionando el l�bulo de mi o�do
dentro de su boca por s�lo un segundo, me dej� ir y dio un paso atr�s.
Dej�ndome mi cabeza dando vueltas.
Mis dedos se apretaron en los bordes del mostrador mientras lo miraba,
tratando de ralentizar mi respiraci�n de vuelta a un ritmo normal. �l mir�
hacia atr�s a m�, su cara en blanco pero la m�s desnuda insinuaci�n de
una sonrisa como un fantasma alrededor de las comisuras de sus labios.
�Eso no fue agradable �inform� tan pronto como encontr� mi voz. Esa
insinuaci�n de una sonrisa se rompi� completamente.
�Estaba probando un punto. �Con una peque�a sonrisa de satisfacci�n,
abri� un armario y sac� dos platos blancos sencillos y un taz�n medidor.
Despu�s de colocar una generosa cucharada de guiso de pasta sobre un
plato, �l me lo tendi�.
�Tengo una peque�a mesa puesta a trav�s de aqu�. �Gesticul� a uno de
los extremos de la cocina�. Adelante y comienza. Estar� ah� en un
momento. �Mir� por un segundo como, un poco que cucharadas estaba
57
sirviendo justo en su plato, �l lo puso dentro del taz�n medidor, llen�ndolo
cuidadosamente hasta la marca de las dos tazas antes de verterlo en su
plato. Era extra�o. No parec�a como del tipo de estar a dieta.
Alex levant� la mirada y me encontr� todav�a parada ah�.
�Estar� justo en un segundo. �Sonr�o, pero la expresi�n claramente me
dijo que lo que sea que estaba haciendo, no quer�a que lo viera.
�Lo siento. �Ruboriz�ndome, hui en la direcci�n que me hab�a mostrado.
No importaba lo que estaba haciendo� no era nada de mi incumbencia.
Ten�a cosas que no intentaba decirle, tampoco.
��C�mo est�? �Alex se uni� a m� en la mesa un minuto despu�s, una
mano sosteniendo su plato, la otra distra�damente frotando su costado�.
He hecho esto un mill�n de veces, pero no tengo deseos de envenenar a
una hermosa mujer.
Ruboriz�ndome ante el cumplido, baj� mi cabeza y pinch� un fideo en
forma de tubo con mi tenedor.
�No lo he probado a�n.
Recog� el fideo fuera del tenedor con mis labios, siseando cuando golpe�
mi lengua. Estaba muy caliente, y lam� mis labios mientras lo rodaba
alrededor de mi boca, tratando de enfriarlo un poco antes de que
tragara.
Mientras masticaba, vi a Alex mirando los movimientos de mi boca con
manifiesta lujuria. Mi boca repentinamente se sec�, era dif�cil tragar,
incluso aunque el guiso era sorprendentemente sabroso.
�Est� est� bueno. ��l no estaba haciendo ning�n intento de esconder
su deseo de m�, y no sab�a qu� hacer con eso. No sab�a qu� hacer con �l,
este hombre quien pod�a haber tenido cualquier chica y todav�a parec�a
haberme elegido. Este hombre quien tan claramente me quer�a, y sin
embargo no hab�a tratado de tenerme a�n.
Al menos, no hab�a tratado todav�a ir todo el camino.
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�Come. �Frot� su costado otra vez mientras se sentaba y comenzaba a
comer su propia comida�. Vas a necesitar tu fuerza si esperas golpearme
en Yahtzee1. No que eso suceder� pero puedes tratar.
* * *
�Esto es doloroso para m� de admitir. �Alex se recost� en el sof�, sus
manos detr�s de su cabeza. Su sonrisa era triste�. Ese �ltimo rollo es un tres
de un tipo.
Parpade� hacia abajo al dado que acababa de echar en la taza de
pl�stico azul sobre la maltratada mesa de caf�. Los hab�a rodado hace
cinco minutos, pero hab�a estado distra�da por algo que Alex hab�a dicho.
S�lo el juego hab�a tomado casi dos horas, porque hab�amos hablado
demasiado. Re�mos. En alg�n lugar a lo largo de la l�nea olvid� que se
supon�a estaba nerviosa y recelosa, y s�lo me hab�a divertido.
��Qu� es? �Girando la cintura, mir� de soslayo al quinto dado. Bastante
segura, que tres de ellos hab�an aterrizado con sus lados del n�mero seis
hacia arriba.
Mir� a mi hoja de resultados, y no pude evitar sonre�r mientras marcaba
con una cruz la �ltima columna.
�Gan�. �No pude evitar la rid�cula sensaci�n de felicidad. Era s�lo un
juego de tablero� pero hab�a sido demasiado divertido. Los esp�ritus altos,
gir� y empuj� un dedo en el pecho de Alex�. Creo que dijo que eso
nunca suceder�a, se�or.
�Eso dije. �Su movimiento r�pido como rel�mpago, agarr� la mano que
estaba tocando su pecho y tir� hasta que mi torso inclinado en su
direcci�n.
1 Yahtzee: Un juego de Yahtzee consta de trece rondas durante las cuales el jugador
elige
la combinaci�n de puntuaci�n que va a utilizar en esa ronda. Una vez que una
combinaci�n ha sido usada en el juego, no puede ser utilizado de nuevo. Los dados
se
pueden tirar hasta 3 veces en un turno.
59
�As� que, �qu� gano? �La risa se desvaneci� de mis labios mientras algo
oscuro y malvado cruzaba su cara.
�La elecci�n de las damas. �Su voz era ronca, y la sent� como un destello
de rel�mpago, quem�ndome desde el interior.
�Podr�a hacerlo? �Podr�a ser as� de atrevida?
Quer�a. Lo quer�a a �l.
Corr� mi lengua sobre mis labios para humedecerlos mientras reforzaba mi
coraje. Entonces, antes de que pudiera perder los nervios, presion� mis
labios en los suyos, la primera vez que lo hab�a besado.
Me dej� tomar la delantera, me dej� explorar su boca con la m�a. Mi
aliento estaba estremeci�ndose con nervios y necesidad reprimida
mientras tomaba lo que quer�a, saboreando el beso, entonces me alej�
para mirarlo con ojos amplios.
Nunca antes hab�a estado tan vulnerable como lo estaba en ese
momento. Hab�a ofrecido algo sin quererlo.
�Lo tomar�a �l?
�Joder, Serena. �Presionando sus palmas en mi espalda, Alex me tir�
hacia �l, estrellando sus labios en los m�os otra vez. Gem� bajo el asalto, sin
protestar cuando me coloc� a horcajadas en su regazo.
A trav�s de las capas de nuestros vaqueros. Pod�a sentir la longitud de su
erecci�n, prob�ndome s�lo cu�nto me deseaba. Hab�a pensado que,
cuando este momento llegara, estar�a aterrorizada, que estar�a
congelada.
Por lo contrario presion� hacia abajo sin intenci�n completamente, ciega
necesidad ara�ando en mi interior, desesperada por salir ahora que hab�a
sido despertada.
�S�. �Su voz era un bajo chirrido mientras atrapaba el dobladillo de mi
su�ter en sus dedos y tiraba hacia arriba la lana a un mont�n sobre mis
pechos. Trat� de tirarlo sobre mi cabeza, pero lo atrap� con mi mano libre.
�S�lo� s�lo manteng�moslo puesto. �Est� bien? �Piel de gallina
hormigue� en mi piel mientras aire fr�o golpeaba la carne expuesta de mi
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vientre, pero fueron r�pidamente suavizados por el crudo calor de su beso.
�l asinti� y me dej� acomodar mi su�ter a donde estaba c�moda. Me
mov�, asegur�ndome que mis antebrazos estaban cubiertos.
Satisfecha, tentativa, trabaj� mis manos entre nuestros cuerpos y deshice
los botones de su camisa. Era lenta en eso, desde que mis dedos estaba
temblando, y est�bamos ambos jadeando para el momento en que
trabaj� la camisa fuera de sus hombros.
�Maldici�n. �Sus manos acunaron mi cintura, trazaron las franjas de mi
t�rax. Entonces, sus ojos se fijaron sobre m� medir mi reacci�n, tir� una copa
de mi sost�n hacia abajo hasta que mi pecho cay� libre del algod�n.
�Oh mi Dios. �Sus dedos, tan suaves mientras tocaban mi pez�n desnudo,
me hicieron apretar mis muslos a cada lado de sus caderas�. Yo� oh�
��Todo bien? �Dej� de mover sus dedos por un momento, y me arque�
en su toque.
�S�. S�, bien. �Se ri�, entonces reasumi� los ligeros roces de toque sobre la
carne distendida. Mis caderas golpearon contra las suyas, y �l sise� en un
aliento.
Nuestros labios se machacaron juntos otra vez mientras �l gentilmente
tiraba mi segundo pecho de su cuna de tela y le daba las mismas
atenciones. Mi mente era un remolino de brillantes colores que eran pura
sensaci�n, y estaba reducida a un jadeante, temblante desastre.
�Serena. �Alex respir� mi nombre contra mi cuello mientras mis dedos
vagaban sobre sus amplios hombros. Pod�a ver la totalidad de sus tatuajes,
los oscuros remolinos extendi�ndose desde la mitad de su b�ceps, arriba y
sobre sus hombros, y abajo a sus om�platos. No pod�a apreciarlos
completamente, aunque, por la sensaci�n de sus manos sobre mis pechos
ten�a nublada mi visi�n.
Lentamente, una de sus manos cay� de mi pecho. La desliz� hacia abajo,
sobre la suave curva de mi est�mago, y entre mis piernas.
Jade�. Hab�a tenido manos ah� antes, demasiadas manos, pero ninguna
de ellas hab�a nunca provocado tanto calor. Sin embargo, me congel�,
insegura de qu� hacer.
61
��Est� esto bien? �Mientras lo miraba, vi que esos profundos ojos azules
eran serios y vigilantes. Estaba poniendo atenci�n a lo que me gustaba, y
lo que no.
No iba a ir m�s all� de lo que yo quer�a.
Asent�, presion� mi mejilla contra la curva de su hombro. Estaba h�medo, e
inhal� la esencia de su piel.
Lentamente, tan lentamente, frot� sus dedos entre mis piernas, sobre la
costura de mis vaqueros. Mord� de vuelta un gemido. Se sent�a tan bien.
Demasiado bien.
No quer�a que se detuviera.
Ampli� mi postura para darle mejor acceso. Los movimientos de sus dedos
eran lentos y seguros, sent� la tensi�n enrosc�ndose en mi vientre.
Trac� un dedo sobre los tatuajes sobre su b�ceps mientras �l me
acariciaba. Frunc� el ce�o a trav�s del calor cuando sent� una arruga
estropear el por lo contrario apretado sat�n de su piel.
Ah� y ah�. �sas eran� �cicatrices? S�, peque�as, redondas cicatrices que
tiraban apretadamente contra la piel circundante. Hab�an sido escondidas
tan h�bilmente por los tatuajes que eran imposibles de ver desde cualquier
lugar sino as� de cerca.
�l ten�a cicatrices. As� como yo.
Me pregunt� qu� secreto ten�a, qu� estaba escondiendo de m�.
Espont�neamente, la sofocante sensaci�n subi� y comenz� a desviar mi
aire. Me puse r�gida, trat� de luchar a trav�s de ello, para decir en el
momento de placer, pero al segundo en que me tens� Alex removi� sus
manos de lo que estaban haciendo, por lo contrario me agarr� flojamente
alrededor de mis antebrazos.
�l se alej� para mirarme.
��Qu� est� mal? �Me estremec� por un segundo, mirando lejos�. Serena.
�No pude evitar pero lo mir� cuando us� ese tono. Su cara era seria, pero
sab�a que quer�a una respuesta�. �Qu� sucedi�?
62
�Nada. �La mentira rueda fuera de mi lengua como hab�a hecho
muchas veces antes. Inc�modamente deslic� mis pechos de vuelta dentro
de mi sost�n, entonces tir� mi su�ter hacia abajo. Estaba mortificada, y
con la mortificaci�n ven�a la oscura verg�enza que me hab�a arruinado
por a�os.
�Todo est� bien. �Su voz se hab�a enfriado, y no pude evitarlo pero me
encog� ante el cambio en su conducta.
�Alex� �La mirada en su cara estaba en blanco, y envi� una punzada
de arrepentimiento a trav�s de m�.
�No puedo hacer que conf�es en m�. ��l estaba� �Podr�a estar herido?
Yo estaba perpleja por la idea, por la idea de que ten�a suficiente poder
para hacer eso.
�Conf�o en ti �susurr�. Mirando a mis dedos.
�Conf�as en m� con tu cuerpo. �Su voz era pr�ctica�. Pero no con nada
m�s. Y eso est� bien. No nos hemos conocidos por mucho tiempo.
Pero eso no estaba bien, y pod�a escucharlo en su voz. Pod�amos no
habernos conocido desde hace mucho tiempo, pero hab�a una conexi�n
que nos ligaba estrechamente, una contra la que acababa de despotricar
con mi renuncia a compartir.
�Lo siento. �La �ltima cosa que esperaba era que Alex se riera entre
dientes. Desconcertada, lo mir�, y lo encontr� inclin�ndose hacia atr�s,
frustraci�n e incomprensi�n evidentes en sus gestos.
�Eres complicada. ��l era pr�ctico, no hiriente, pero me estremec� a
pesar de todo. Ligeramente irritada ante este comentario del chico que
acababa de tener sus manos entre mis piernas, me qued� ah�, sacudiendo
las hebras perdidas de mi cola de caballo en mi cara.
�No tienes idea. �Me qued� callada por un largo momento, insegura�.
Deber�a irme. �Hab�a sido est�pida por fingir que pod�a hacer algo tan
normal como esto. Mi garganta se sent�a espesa, pero mord� mi lengua
para prevenir las l�grimas. No. De ninguna manera.
Era m�s fuerte que eso.
63
�Serena. �Mir� a trav�s de mi cortina dorada para encontrar a Alex
corriendo sus dedos a trav�s de su cabello, las gruesas hebras poni�ndose
hacia arriba por sus atenciones�. Si�ntate.
Sacud� mi cabeza y me qued� justo donde estaba.
�l suspir�, entonces se puso de pie.
�No vayas a ning�n lado. �Desapareci� a trav�s de la entrada a la
cocina, luego regres� con una peque�a bolsa de cord�n.
Abri�ndola, comenz� a sacar art�culos, coloc�ndolos uno por uno en la
mesa de caf�, nombr�ndolos mientras lo hac�a.
�Monitor de glucosa. Tiras de test. Pinchador de dedo. Jeringa. Insulina de
r�pida acci�n. Insulina de lenta acci�n. Glucag�n2.
Teniendo la bolsa vac�a, se sent� en el sof� otra vez, esta vez sent�ndose
en el borde, sus manos juntas.
Mir� de soslayo a la pila de art�culos. No estaba familiarizada con la
mayor�a de ellos, pero una palabra hab�a atrapado mi atenci�n.
��Insulina? �Eres diab�tico? �Mir� al hombre que ten�a al menos uno
noventa de alto, la mayor�a m�sculo. �l era una de las personas de
apariencia m�s sana que nunca conoc�, y le dije eso.
�Tengo diabetes tipo 1. Dependiente de insulina. Es algo que est�
sucediendo desde el momento de concepci�n. Cuando eres
diagnosticado es s�lo cuesti�n de tiempo que tu p�ncreas resista. �Por la
manera en que habl�, lo que estaba dici�ndome era muy importante�. Y
estoy sano justo ahora, pero no lo hab�a estado por mucho tiempo.
�As� que� �qu� haces con todo� esto? �Frunc� el ce�o y gesticul�
hacia el equipo que hab�a esparcido a trav�s de la mesa de caf�.
�l levant� la cosa que hab�a llamado un monitor de glucosa. Estaba
enfundado en una brillante piel de goma roja, y luc�a un poco como un
peque�o iPod.
2 Glucag�n: es una de las principales hormonas hiperglucemiantes (que hacen subir
el
az�car en la sangre) de nuestro cuerpo. Se produce en las c�lulas alfa de los
islotes de
Langerhans del p�ncreas, ah� mismo donde las c�lulas beta fabrican la insulina.
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�B�sicamente, la palabra diabetes significa az�car en la orina. �Rod� el
monitor entre sus palmas�. La insulina es hecha por el p�ncreas, y ayuda
al cuerpo a usar las comidas que son rotas en az�cares, b�sicamente
nada con una cuenta de carbohidratos. Pasta, pan, pastel, fruta. �Est�s
conmigo?
�S�. �A pesar de mi incomodidad de momentos antes, estaba interesada.
�Un diab�tico tipo 1 no hace insulina. Cuando comemos algo con una
cuenta de carbohidratos, tenemos que inyectarnos nosotros mismos con
suficiente insulina para ocuparse de eso. �Agarrando el monitor entre su
pulgar y su �ndice, lo movi� en el aire�. �sta cosa me dice cu�n bien lo
estoy haciendo. Me dice si mis az�cares son demasiados bajos y necesito
comer algunos carbohidratos, o si son demasiados altos y necesito algo de
insulina extra.
��C�mo sabes cu�ndo usarlo? �La idea de este grande, rid�culamente
masculino hombre en frente de m� ten�a que hacer algo como eso era tan
extra�a. Pens� de c�mo hab�a estado midiendo su porci�n de guiso en
vez de s�lo verterlo en su plato, y me pregunt� si ten�a que hacer eso con
cada comida.
�Me pincho un dedo y uso el monitor al menos cuatro veces en un d�a, a
veces m�s. �Coloc� el monitor en la mesa, levant� una jeringa con un vial
de l�quido claro�. �sta, a lo largo con la cantidad de carbohidratos que
voy a comer, me dice cu�nta insulina necesito. Es inyectado en los brazos,
el est�mago, los costados, o el trasero.
Pens� en c�mo hab�a estado frotando su costado cuando vino a la mesa.
Se hab�a inyectado.
�As� que� es controlable, �cierto? �Me sent� como que estaba haciendo
las preguntas m�s tontas del planeta, pero no sab�a nada acerca de la
diabetes.
�Lo es, si est�s alerta. �Puso la jeringa y el vial de vuelta en la mesa.
��Est�n todos tan� alerta� como t�?
�No. �La palabra era plana, y pesta��, pregunt�ndome si hab�a
preguntado la cosa equivocada. �l forz� una sonrisa cuando vio mi
65
expresi�n, frotando sus manos en sus rodillas�. Estoy sano ahora, Serena.
Pero� no siempre lo estuve. �Hizo una pausa, y sab�a que estaba
preguntando sin palabras. �l hab�a compartido algo conmigo� era mi
turno.
La diabetes apestaba, claramente, pero no pod�a pensar en algo mal de
�l en ello. No era un negocio justo de informaci�n. La oscuridad que ten�a
dentro de m� �l podr�a nunca querer hablarme otra vez.
Abr� mi boca, entonces la cerr� otra vez. Algo acerca de �l me hac�a
querer compartir, tan malamente.
El secreto estaba atascado en mi garganta. La �nica persona que alguna
vez le dije era la �nica que deber�a haberme cre�do sin importar que. Y ella
no lo hizo.
Abr� mi boca para tratar de escupirlo, pero dije algo m�s completamente.
�Las inyecciones. �Es eso de lo que son las cicatrices en tus brazos? �Alex
se lanz� hacia atr�s como si lo hubiera golpeado, su mano frotando sobre
el lugar en cuesti�n como si la piel doliera.
�No. �Su voz era plana, y m�s fr�a de lo que hab�a escuchado.
�l no dijo nada m�s.
Mi mirada vacil� bajo su desafiante mirada. Di un paso atr�s, y luego otro,
entones gir� e hice mi camino hacia la puerta, las emociones agit�ndose
dentro de m� en una gran, nauseabundo guiso.
No mir� atr�s.
66
Cap�tulo 5
Traducido por Xhessi
Corregido por Nayelii
Corr� m�s r�pido que nunca, presion�ndome hasta que mis pulmones
quemaban y los m�sculos de mis piernas temblaban y amenazaban con
rendirse. Respirando pesadamente aire mientras me giraba en el
estacionamiento del MacKinnon, levant� el dobladillo de mi playera para
limpiar el sudor de mi frente.
No era est�pido. Trat� de ir m�s r�pido, porque correr hac�a como si
pudiera dejar mis problemas atr�s, si iba a la velocidad correcta. Nunca
ser�a lo suficientemente r�pida para dejarlos atr�s completamente, pero
me hab�a vuelto lo suficientemente r�pida de llegar de aqu� a la
universidad, fuera de esa casa y fuera de mi miseria.
Bajando la velocidad una vez que alcanc� el lado de mi residencia
universitaria, me envolv� con un brazo, y balance�ndome sobre un pie,
agarr� al tobillo opuesto y puse mi pie detr�s de mi trasero. Sabore� la
elasticidad, tratando con todo mi esfuerzo no mirar al carro contra el cual
Alex me hab�a besado dej�ndome sin sentido hace unas noches.
Hice una mueca de dolor mientras cambiaba de pierna, tratando de
ignorar la sensaci�n de hundimiento de mi est�mago. Realmente hab�a
jodido las cosas con �l. El �nico chico que me hac�a olvidar la oscuridad, y
todav�a la oscuridad me manten�a de darle lo que �l quer�a.
�Idiota �me rega�� mientras sacaba mi tarjeta del bolsillo de mis shorts
de ejercicio y entraba en la residencia universitaria. En todos los a�os
desde que mi vida hab�a cambiado tan dr�sticamente, busqu� a la
persona que me har�a recordar que era bueno ser yo� simplemente ser
yo. La yo que hab�a sido antes de que todo empezara.
Incluso cuando me rend� que esa persona existiera, nunca pens� que
alguien me podr�a querer por m� m�s que por lo que era capaz de dar. Los
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chicos en la preparatoria, ellos hab�an sido f�ciles� les di mi cuerpo a
cambio de unos cuantos momentos de afecto secreto. Alex era m�s dif�cil.
�l quer�a m�s. Yo lo quer�a, pero no pod�a darle lo que ped�a. Estaba
deca�da para el momento en que llegu� a mi habitaci�n. Lo cascarrabias
se convirti� en incomodidad cuando abr� la puerta y descubr� que Kaylee
estaba despierta, sentada en su cama con su enorme libro de historia del
arte en el regazo.
�Hola. �Sab�a que mi sonrisa era m�s reservada que nunca cuando
estaba con ella, pero no pod�a evitarlo. Desde nuestra conversaci�n del
otro d�a, en la cual cada una admit�a un poco sobre su pasado, las cosas
entre nosotras eran un poco forzadas. El hecho de que ella estaba
estudiando aqu� sin que hubiera un examen inminente me dec�a que
Kaylee tambi�n sent�a que las cosas estaban apagadas.
Aunque saberlo y cambiarlo son dos cosas completamente diferentes.
�Ugh. �C�mo puedes hacer eso? �El alivio era un aire fresco mientras
agarraba mi toalla y el champ�. Kaylee siempre me preguntaba lo mismo
cuando iba a correr. Usualmente me encog�a de hombros y le dec�a que
me gustaba. Esta vez me encontr� dici�ndole la verdad antes de que
pudiera detenerme.
�Era enorme de adolescente.
Sin importar mi tama�o, todav�a era capaz de atraer el tipo equivocado
de atenci�n de los chicos con la promesa de descansar entre mis piernas,
pero el hecho de que el estar gorda hab�a sido una capa de aislamiento
para m�, era una manera de mantenerme alejada del inevitable dolor que
el resto del mundo me podr�a traer.
�Mucha gente es rechoncha cuando est� en la pubertad. �Vi que
Kaylee eleg�a sus palabras cuidadosamente.
Gir� la botella de champ� en mi mano, y luego otra vez, pesando mis
palabras ahora que dej� que parte de mi secreto saliera.
�Yo era enorme despu�s de la pubertad. Y� no me hubiera preocupado
ser rechoncha si fuera saludable. Pero gan� peso a prop�sito.
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Ret�ndola para que discutiera conmigo, la mir� directamente, mi barbilla
se levantaba desafiante. La Kaylee que conoc�a era cuidadosa, pero le
gustaba que las cosas fueran ligeras, felices y divertidas. Yo estaba un
poco m�s conmocionada por la manera en que me mir�, su expresi�n en
una calma mortal.
�Ya no eres pesada. �Ella gir� una p�gina en su libro, y luego otra,
aunque no estaba viendo el libro.
�No �estuve de acuerdo�. Ya no. Y no dejar� que pase de nuevo. Por
eso tomo leche sin grasa en el caf�. Por eso hago yoga. Y es por lo que
corro.
Sin esperar una respuesta, sal� por la peque�a puerta e hice mi camino al
ba�o de chicas, mi coraz�n lat�a fren�ticamente contra mis costillas.
Mec�nicamente, me mov� por uno de los cub�culos de regaderas y me
quit� mi ropa de ejercicio. Deslizando mis pies en mis sandalias de pl�stico,
me gir� hacia la regadera, la prend� y me puse debajo.
Puse lo m�s caliente que pude, esperando quemar algo de la repentina
vulnerabilidad.
Nunca le hab�a dicho a nadie que hab�a ganado peso a prop�sito. Nunca
quise hacerlo.
Tragando fuerte, puse mi cabeza hacia atr�s y dej� que el agua hirviendo
corriera por mi rostro. Saboreaba la sal de mi sudor y tembl�.
Mi mam� sab�a que algo estaba mal conmigo tan pronto como mis
problemas empezaron. Pero no me presion�, no trat� de poner su mejor
esfuerzo en buscar una respuesta para m�, de la forma que lo deber�a
hacer una madre. En cambio, lo puso lejos, como si no pudiera ser real si
no lo pod�as ver.
Siempre me pregunt� si lo sab�a, si de alguna manera ella sab�a la verdad
pero no hab�a sido capaz de encararla. A pesar de todo, para el momento
que le dije, sab�a que ella realmente no me cre�a, o que ella hablaba
consigo misma para creer que eso no pod�a ser verdad. Ella pens� que mis
problemas de peso, la manera en que me escond�a detr�s de mi cabello,
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los rumores sobre m� y muchos chicos s�lo eran una manera de expresar
rebeld�a adolescente.
No estaba segura de que alguna vez fuera capaz de perdonarla por eso.
Mec�nicamente puse el champ� con esencia c�trica en mi cabello, y mis
pensamientos regresaron a mi compa�era de habitaci�n. Mi mejor amiga.
Pens� que conoc�a por fuera y por dentro a Kaylee, pero el �ltimo par de
d�as me dijo que no era la �nica con demonios en mis pesadillas. Eso
significaba que ella entend�a si (y era un gran si) quer�a hablar.
Mientras el champ� hace espuma contra mi cuero cabelludo, me
pregunt� si ser�a capaz de decirle a alguien a quien verdaderamente le
importara. Pero si le dec�a a Kaylee, no ten�a una raz�n real para no
contarle a Alex.
El enojo y la incredulidad en el rostro de mi madre me asustar�an por
siempre. Realmente no cre�a que Kaylee actuara de la misma manera,
pero sab�a que alterar�a su percepci�n de m� para siempre y no quer�a eso.
Aunque, Alex� no pod�a dejarle saber que yo pensaba que estaba sucia.
Mientras me secaba la humedad de mi piel, mir� las l�neas plateadas que
rayaban mis antebrazos. La mayor�a del tiempo era capaz de olvidar que
estaban ah�, pero a veces las miraba de reojo. Las cicatrices eran como
fantasmas que pod�an ser sumisas, pero nunca ser exorcizadas
completamente.
A diferencia de Alex, yo no escond�a mis cicatrices con tatuajes.
Necesitaba el recordatorio visual de evitar hacer algo autodestructivo.
Algo como envolverte con un hermoso chico que estuviera asqueado si
supiera lo verdaderamente sucia que era. Y si miraba ese asco en el rostro
de quien lo hizo mejor, no pod�a estar segura de poder vivir con la
emoci�n que resultara.
Escuch� el silbido de un aerosol, mir� el vapor mientras alguien junto a mi
iniciaba su ba�o. Un momento despu�s la esencia de la lavanda llen� mi
nariz, jab�n o champ� o algo m�s inocuo, pero lo suficiente para hacerme
re�r.
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De repente, sinti�ndome miserable, me puse el albornoz y puse mi cabello
mojado en una cola con mi liga, y corr� desde el ba�o, y el olor, tan r�pido
como pude.
Alex era un chico genial, y lo quer�a, lo quer�a m�s de lo que nunca quise
algo o a alguien en mi vida. Lo quer�a lo suficiente para no tratar de
bloquearlo con mi oscuridad. Ya hab�a tomado una decisi�n. No iba a
verlo de nuevo.
* * *
Los silbidos y bufidos del s�bado en la noche en el campus eran a todo
pulm�n fuera de mi ventana. Estaba en mi cama, con Psicolog�a Social
sobre m�.
Hab�an pasado tres d�as desde que le hab�a hablado a Alex. �l env�o
mensajes, llam� y yo ignor� ambos.
Era mejor de esta manera.
Mi cuarto estaba mortalmente silencioso, adem�s de los sonidos que se
filtraban del exterior. Kaylee estaba en otra fiesta de la fraternidad, esta
vez no con Joel, sino con otro chico que Joel le hab�a presentado.
Normalmente hubiera rodado mis ojos y bromeado con ella sobre ser una
�comedora de hombres�, pero ahora la broma ya no se me hac�a tan
chistosa.
Kaylee claramente ten�a un problema que no estaba lista o dispuesta a
compartir conmigo, y estaba bien (nadie m�s que yo comprend�a la
importancia de guardar un secreto).
Pero al menos, ella viv�a con ello, estaba divirti�ndose. Yo me hab�a
alejado de casa, hab�a detenido mi comportamiento autodestructivo,
pero con todos los intentos y prop�sitos atascados en la mente de la
adolescente que era.
Pens� en Alex y gem�. Mi mano corri� por mis labios. Ellos hormiguearon
con el recuerdo de su beso, de la manera que su boca jugaba sobre la
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m�a. Y yo quer�a m�s. Lo quer�a a �l. No pod�a tenerlo a menos que juntara
toda mi mierda.
Frunciendo el ce�o, puse mi libro a un lado y me sent�. Agarr� mi celular,
desbloque� la pantalla y abr� mi lista de contactos. Tentativamente
escane� la lista hasta que encontr� a mi mam�. Felicity era el nombre (ni
madre, mucho menos mam�). Sintiendo como si tuviera una gran piedra
en la base de la garganta, presion� el n�mero y me acost� en la cama.
Mientras lo escuchaba timbrar, puse mi cabello enfrente de mi rostro, y
agarr� dos almohadas que estaban a cada lado de mi cabeza. Estaba
protegida, alejada.
Segura del da�o.
�La hija pr�diga decide llamar. �Deb� colgar en el momento en que
escuch� la bienvenida de mi mam�. No me hab�a preocupado de que
Bob contestara el tel�fono, porque por esa raz�n me negaba a llamar a
casa.
�Hola, Felicity. �Me asegur� de mantener mi voz calmada, aunque el
sonido de su voz me hac�a querer gritar�. �C�mo est�s?
Hubo una pausa, e imagin� que la atrap� con la guardia baja. Raramente
la llamaba, y ciertamente nunca preguntaba c�mo estaba.
��Por qu� llamas, Serena? �pregunt� finalmente�. Es s�bado en la
noche. Ten�a entendido que al menos estar�as intentando vivir una vida
normal ahora que est�s en la universidad.
Mis dientes se apretaron, y la frustraci�n apret� mi pecho, evitando que
inhalara.
�Quer�a hablar sobre algo. �Las almohadas que hab�a puesto hace unos
segundos para que me mantuvieran segura ahora sent�a que me
sofocaban. Las quit� de la cama y me sent�, sacando los mechones de
cabello fuera de mi camino.
��Necesitas dinero? �El tono de voz de Felicity sonaba engre�do lo que
me hizo que le quisiera tirar algo.
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�No. �Lanc� la palabra a trav�s de mis dientes apretados�. Tengo
becas. Ya lo sabes.
Cuando le dije a qu� universidad estar�a yendo, y c�mo pensaba pagarla,
no me crey�. No con la ferocidad con lo que dud� lo otro, el cuento m�s
importante, pero a�n, ella necesitaba convencerse, como si no pod�a
creer que era capaz de obtener una beca completa en una buena
universidad.
�Bueno, no puede ser tanto dinero. No es como si fueras una atleta. �
Esto, sab�a, era una delgada referencia al peso extra que una vez cargu�.
�La beca es completa, adem�s ense�o yoga en el campus para tener
dinero para gastar. �No necesitaba explicarle eso a ella, pero lo dije.
Quiz�s, por alguna vez, quer�a ganar una discusi�n. No esta clase de
discusi�n (era s�lo una t�pica conversaci�n entre la mujer que me dio la
vida y yo).
��Haces yoga? �La sorpresa era evidente en la voz de Felicity, y reprim�
un grito. Empec� a practicar yoga cuando viv�a con ella y Bob. No puedo
contar la cantidad de veces que corr� desde la cocina a la puerta trasera,
dici�ndole que iba al estudio de yoga.
Pero era Felicity, una cabeza hundida bajo metros de arena. Ella no
absorb�a nada si no quer�a hacerlo, y eso era cualquier cosa que quiz�s
romper�a su peque�o perfecto mundo.
�Quiero hablar sobre Bob. �Un gran temblor envolvi� mi cuerpo tan
pronto las palabras dejaron mi boca. El repentino silencio en el otro lado
dec�a que me las hab�a arreglado para conmocionar a mi mam�.
Yo nunca hablaba sobre Bob� nunca quer�a verlo, u o�r de �l, o escuchar
alguien que hablara de �l.
Porque, por eso, ella sab�a exactamente a lo que me refer�a, y yo lo sab�a.
��Felicity? �El silencio se hizo m�s largo, espeso y tenso incluso a trav�s
de la l�nea del tel�fono. Un peque�o atisbo de esperanza empez� a crecer
dentro de m�. �Era posible�? �Me escuchar�a esta vez?
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�Espero que no te est�s refiriendo a lo que creo que haces. �Finalmente
habl� y su voz estaba cubierta de hielo. Ese hielo era claro, no ten�a
esencia o sabor, pero se levant� entre nosotras como si fuera una larga e
impenetrable barrera.
El dolor agudo y fr�o mat� ese tierno atisbo de esperanza. Mir� con
impotencia, mientras se marchitaba y mor�a.
��De qu� m�s podr�a ser? �Not� que mi voz no sonaba diferente a la de
ella� amarga y enojada. Aunque, luchar�a como el infierno antes de que
me hiriera.
�Necesitas detenerte. �La voz de Felicity era m�s enojada que nunca,
silbaba, y estaba llena de puro odio. Aunque me dije que ella ya no pod�a
herirme, sent� que un sollozo ahogado sal�a de lo profundo de mi pecho.
��Detener qu�? �Qu� he hecho? �Odi� la angustia que pod�a o�r en mis
palabras, odi� mostrar la debilidad que pas� a�os y a�os tratando de
volver una fortaleza.
Odiaba eso, cinco a�os despu�s, todav�a sent�a que era mi culpa� justo
como �l me dijo que era.
�Serena Jane, nunca entend� por qu� inventaste esta historia, y nunca lo
har�. Pero ahora eres una adulta y necesitas superarlo. Cualesquiera que
sean las retorcidas peque�as razones por las que intentaste destruir esta
familia, ya ha sido demasiado. No lo tomar� de nuevo. �La voz de Felicity
cambi� de baja a estridente. Golpe� mi pu�o contra mi colch�n, la
frustraci�n me llenaba hasta que sent�a que me partir�a en dos.
Esto no es mi culpa.
Esto no es mi culpa.
Por primera vez, desde que tuve diecisiete, abr� mi boca y el sonido sali�
como un grito.
��S�lo porque te niegues a creerme, eso no significa que no haya pasado!
Golpeando mis dedos por la pantalla para terminar con la llamada, tir� el
tel�fono lo m�s fuerte que pude contra la pared. Se escuch� como si la
pantalla se rompiera, pero no me import�.
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Me par� en medio de la habitaci�n, mis manos eran pu�os que se
apretaban y se soltaban mec�nicamente, una y otra vez. No pod�a
moverme, me sent�a congelada en el lugar, eran demasiadas emociones
que bull�an dentro de m� y estaba paralizada.
Necesitaba salir de alguna manera.
Solo hab�a una manera que podr�a funcionar, pero hab�a jurado nunca
m�s hacerlo de nuevo.
Tom� un paso y me detuve hacia mi bolsa de maquillaje, y luego otro. Lo
quer�a, colapsaba en mis rodillas mientras fren�ticamente abr�a el cierre.
Mi mano se cerr� alrededor del mango rosado de la afeitadora Bic, y un
placer oscuro me envolvi�. Era casi sensual, llam�ndome por mi nombre,
prometi�ndome aliviar mi dolor.
El interior de mi cuerpo era un s�lido bloque de hielo. Mis movimientos eran
torpes, levant� mi playera sobre mi cabeza, y cruc� mi brazo izquierdo
sobre mi torso.
La afeitadora era de un rosa brillante y alegre en mi mano derecha, una
mancha de color en un mundo que de repente se hab�a convertido en
sombras grises. La baj� hasta que la puse sobre su objetivo.
La piel de mi brazo era p�lida, enhebrada con exuberantes venas
ametistas. L�neas plateadas rayaban el miembro, un mapa de liberaci�n
de mi dolor. Ser�a f�cil, tan simple. Uso la afeitadora para partir la piel, miro
la sangre carmes� salir, y con eso, el dolor que me consum�a.
Tan f�cil dejar que la sangre siguiera fluyendo.
No s� cu�nto tiempo estuve inclinada en el suelo, la navaja susurrando
desde su meta. Estuve as� hasta que mis m�sculos quemaban y estaban
agarrotados de quedarse quietos.
No. Esto no era lo que yo era.
Y nadie, ni Bob, ni Felicity, nadie pod�a hacerme hacerlo.
Lentamente coloqu� de nuevo la afeitadora en mi bolsa de maquillaje, y
luego cerr� el cierre. Me puse de rodillas y gate� a la cama. En que hab�a
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lanzado mi tel�fono contra la pared lo hab�a roto a la mitad, pero todav�a
funcionaba. Con dedos temblorosos abr� una conversaci�n de texto que
no hab�a tocado en d�as.
Ahora, �qu� est�s haciendo?
Qued�ndome donde estaba, arrodillada junto a la cama, con el tel�fono
en la mano, hasta que lleg� la respuesta.
Estoy llegando a casa desde la pr�ctica. �Qu� pasa?
Sin preguntar por qu� no lo hab�a llamado, no hab�a culpa. Mi cuerpo se
sacudi� con alivio.
�Puedo ir?
Mord� mi labio y mir� los puntos en la pantalla que me dec�an que �l
estaba escribiendo una respuesta. Nuestra relaci�n era tan nueva que
normalmente no llegar�a tan lejos.
Pero Alex me hac�a olvidar. �l era el que me hac�a quitarme ese sabor
amargo.
Mi tel�fono vibr�, mostrando su respuesta.
No puedo esperar para verte.
Aqu� fue cuando finalmente llor�. Nunca quise acercarme lo suficiente a
alguien en la manera en que estaba llegando a conocer a Alex. Pero
cuando alguien como �l me quer�a, �c�mo se supon�a que dijera que no?
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Cap�tulo 6
Traducido por Otravaga
Corregido por Nony_mo
Llam� a la puerta principal de Alex, y luego me abrac� a m� misma
mientras esperaba que �l respondiera. Ten�a fr�o, hab�a tenido fr�o incluso
desde que hab�a sustituido la afeitadora en mi bolsa de maquillaje.
Sab�a c�mo iba a calentarme a m� misma.
�Hola. �Casi me tragu� la lengua cuando �l abri� la puerta. Ten�a el
cabello mojado, pantalones grises de ch�ndal colgaban bajo en sus
caderas� y su pecho estaba desnudo, todav�a perlado de agua de su
ducha.
Todo su torso, los largos y delgados m�sculos del mismo, se mostraban ante
mis ojos. Pod�a ver sus tatuajes, los intrincados arcos arremolinados de ellos,
y si entrecerraba los ojos, pod�a distinguir los diminutos pliegues que eran
sus cicatrices.
��Serena? �Su rostro no mostraba ning�n juicio, aunque sab�a que yo
luc�a un poco salvaje. Mi cola de caballo casi se hab�a ca�do, los
mechones sueltos se enredaban alrededor de mi rostro. Llevaba puestos los
vaqueros rotos que hab�a usado la noche del s�bado. Mi camiseta estaba
vieja y llevaba el logo desvanecido del estudio de yoga en casa.
Pod�a sentir la intensidad en mis ojos mientras lo miraba de arriba abajo.
�Hola. �Est�s bien? �Lentamente, en silencio, entr� en su apartamento.
Deliberadamente cerr� la puerta tras de m�, entonces me saqu� los
zapatos con la punta de los pies.
�Lo estoy ahora. �Poni�ndome de puntillas, apret� sus brazos en mis
manos. �l se sacudi� ante su frialdad, pero aparte de eso se qued� quieto,
mir�ndome fijamente.
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�B�same. �No se lo habr�a pedido, pero no pod�a alcanzarlo a menos
que �l bajara la cabeza.
Aunque parec�a que quer�a preguntarme qu� estaba pasando, hizo lo que
le ped�. Inclin�ndose, roz� su boca c�lida y h�meda sobre la m�a fr�a y
seca.
La conexi�n era el�ctrica, provocando la vida dentro de m� y haciendo
que todo brillara.
�S�. �Sise� la palabra, entrelazando mis brazos alrededor de sus hombros.
�l inhal� bruscamente cuando apret� mi cuerpo contra el suyo, y sent� su
erecci�n endurecerse contra la suave piel de mi vientre.
�M�s. �Presion� mi boca en la suya, exigiendo un beso m�s fuerte. Sus
manos se extendieron sobre mi espalda, trazando mis omoplatos mientras
su lengua lam�a la comisura de mis labios, y luego se hund�a en el interior
para pasar r�pidamente por mis dientes.
Cuando termin� el beso, nuestros alientos combinados eran desiguales y
r�pidos.
�Dime qu� est� mal. �Sus manos nunca dejaron de moverse, trazando la
franja de mi espalda mientras me mov�a inquietamente en sus brazos. A
pesar de que sent�a su cuerpo tensarse cada vez que me rozaba contra su
erecci�n, �l no hizo ning�n movimiento para presionarla sobre m�.
No hizo ning�n movimiento para aprovecharse de m� cuando me sent�a
vulnerable.
Enterr� mi rostro en su pecho y sacud� la cabeza.
�Por favor. �Mi voz era un susurro, mis dedos presionando los s�lidos
m�sculos de sus b�ceps�. Por favor. Necesito que t� lo borres.
La frustraci�n me llen� cuando �l desliz� sus manos de mi espalda a mis
brazos, hal�ndome hacia atr�s lo suficiente para que pudiera mirar mi
rostro. Sus ojos deambularon sobre m� por un largo e intranquilo minuto,
como si estuviera tratando de llegar a mi interior, de averiguar lo que me
hac�a comportarme de esa manera.
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�Serena. No puedo hacer esto cuando evidentemente est�s tan molesta.
�Su expresi�n era firme.
Mi est�mago se agit�. Hab�a venido a �l por consuelo, justo como hab�a
ido con todos esos chicos en la escuela secundaria. Pero para m� �l era
m�s que un cuerpo sin rostro.
Se merec�a una explicaci�n. O por lo menos parte de una.
�Yo� acabo de hablar con mi madre. �No pod�a ocultar el disgusto que
coloreaba mis palabras�. Yo� nosotras realmente no nos llevamos bien.
�Hay muchas personas que no se llevan bien con sus padres. �Puso un
dedo debajo de mi barbilla, levant� mi rostro hacia �l de modo que no
pod�a ocultarme.
No iba a dejar que me zafara tan f�cilmente, un hecho por el cual le daba
las gracias y lo maldec�a.
�Nunca volver� all�. �Mis palabras eran categ�ricas, y ten�an un sabor
rancio en mi lengua.
��Por qu�? �pregunt�.
Hund� mis dientes profundamente en mi lengua para detener el torrente de
palabras que quer�a venir. Levant� la vista hacia �l, con los ojos bien
abiertos y la boca firmemente cerrada.
�Muy bien �dijo finalmente, y vi la cautelosa aceptaci�n en sus ojos. Yo le
hab�a dado algo, por lo menos, y aunque �l no pod�a haberlo sabido, eso
era m�s de lo que nunca le hab�a dado a nadie.
Me estremec� y esper�. �l ten�a que dar el siguiente paso. Ten�a que saber si
realmente me deseaba.
�Nada de sexo. �Parpade�, sorprendida, mientras hablaba. Su rostro era
feroz y decidido.
�Yo� �no me deseas? �Apreciaba lo que �l estaba tratando de hacer,
pero no pude evitar sentirme un poco mal.
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�l se ech� a re�r, un gran rugido de risa que me tom� por sorpresa. Mir�
hacia abajo, y segu� su mirada, conteniendo bruscamente el aliento
cuando vi lo que �l estaba se�alando.
�Desearte no es el problema, Serena. �Eso, pens�, era bastante obvio.
�Entonces, �qu� es? �Si lo admit�a para m� misma, estaba un poco
aliviada por el l�mite que �l hab�a propuesto. No era virgen, eso era seguro,
pero Alex�
Alex era diferente.
�No est�s lista. �Se inclin�, y el beso fue un ligero susurro, una
provocaci�n m�s que nada.
Suspir�, estir�ndome para pasar mis dedos por su cabello.
Entonces mi boca estaba aplastada bajo la suya, y mis piernas estaban
alrededor de su cintura. Gem� cuando me levant�, sus manos ahuecando
mi trasero a trav�s de la desgarrada tela vaquera.
Entrelac� mis brazos alrededor de sus hombros mientras me llevaba por el
pasillo de su peque�o apartamento.
La habitaci�n a la que me llev� estaba a oscuras, llena de ondulantes
sombras proyectadas por la luz artificial de afuera. Suspir� cuando me baj�
sobre una cama, volteando mi mejilla para presionarla en una almohada
que ol�a a �l.
��Puedo encender una luz? �Su voz era ronca, y me mov� nerviosamente
cuando sus �speras palmas rasparon la banda de piel entre mi camiseta y
mis pantalones vaqueros�. Quiero verte.
�No. Por favor. �Me sent�a lo bastante vulnerable. No pod�a, simplemente
no pod�a, tener que explicar mis cicatrices, no despu�s de lo que casi
hab�a hecho esta noche.
Hubo una pausa, un silencio, y sus manos dejaron de moverse. Me mov�
inquieta, necesitando sentir su toque en m�, quemando el dolor.
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�Muy bien. �Chill� cuando me hal� hasta la orilla de la cama, doblando
mis rodillas de modo que mis pies estuviesen clavados en el borde del
colch�n.
Inclin�ndose sobre m�, baj� su boca a la m�a en un lento y embriagador
beso. Traz� un camino por la l�nea de mi mand�bula y en el hueco de mi
clav�cula.
Cuando su mano se desliz� por debajo del desgastado algod�n de mi
camiseta me estremec�. Hizo una pausa, moviendo los labios a mi o�do,
donde mordisque� el l�bulo.
��Quieres que la camiseta se quede puesta? �Asent� sin decir nada, pero
en lugar de quitar la mano como pens� que har�a, �l continu� su
exploraci�n, pero mantuvo la camiseta como una barrera entre sus ojos y
mi piel.
�Oh. �Alcanzando mi espalda, desabroch� mi sujetador y luego llen� sus
manos con mis pechos. Una ola de calor me volvi� l�quida de adentro
hacia afuera mientras �l jugaba con la hinchada carne de mis pezones.
Mis manos escarbaban en la suave tela de su edred�n, finalmente
encontrando asidero en la cintura el�stica de sus pantalones de ch�ndal.
�l sise� cuando mis dedos acariciaron los planos de su est�mago, los
huesos de su cadera.
Sus manos acariciaron mi torso, encontrando mi pretina tambi�n. El aliento
qued� atrapado en mi garganta cuando �l juguete� con el bot�n de mis
pantalones vaqueros.
��Esto est� bien? �Los nervios eran un mill�n de peque�as agujas
clav�ndose en mi piel, despertando cada terminaci�n nerviosa.
Asent� lentamente, luego me di cuenta de que �l no me pod�a ver en la
oscuridad.
�S�. �Mi voz sonaba oxidada, como si no la hubiese usado en d�as�. S�.
Eso est� bien.
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Me di cuenta con un sobresalto de que no estaba mintiendo. Quer�a esto.
Quer�a que me llevara tan lejos como pudiera, aunque eso no implicara
sexo completamente.
Coloqu� mis manos planas sobre mi est�mago mientras �l empujaba el
bot�n a trav�s del agujero. La cremallera movi�ndose a trav�s de sus
piezas era un chirrido met�lico, y uno de los sonidos m�s dolorosamente
er�ticos que jam�s hab�a escuchado.
Sin decir nada, levant� mis caderas mientras �l halaba la ajustada tela
vaquera por mis piernas y la sacaba.
Luego se arrodill� entre mis piernas, uno de mis pies a cada lado de sus
hombros. Presion� un beso suave en el interior de uno de mis muslos, y casi
sal� disparada de la cama por la sensaci�n.
�Tengo que probarte. �La piel de gallina se levant� en mi carne, y luego
desapareci� en un calor febril�. �Me dejar�s?
Oh Dios. Oh Dios.
�S�.
Chill� cuando �l presion� un beso entre mis piernas, a trav�s del algod�n
de mis bragas. Y entonces mi mundo se volvi� brillante, con la sensaci�n
como mi �nica realidad mientras �l utilizaba su boca sobre m�, halando mi
ropa interior a un lado.
�Quiero escucharte correrte. �Su voz era ronca, los dedos de su mano
libre cavando en la suave piel de mi muslo�. Lo deseo tanto.
Sus palabras atravesaron la bruma caliente en la que yo estaba flotando.
El placer que se hab�a enrollado con fuerza dentro de m� se afloj�, y me
tens� alrededor de sus labios.
�Yo�yo no creo que pueda. �Pod�a escuchar la verg�enza en mi voz.
Sacud� la cabeza de lado a lado en la cama, tratando de desalojar el
recuerdo de otra voz.
Voy a hacer que te guste.
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�Lo siento. �Las l�grimas espesaron mi garganta mientras, lentamente,
Alex quitaba sus labios del espacio entre mis piernas y alisaba mi ropa
interior en su lugar�. Yo� yo lo deseo, s�lo�
Era una jodida calientapollas.
�Est� bien. �Presion� otro de esos besos suaves en el interior de mi muslo,
y luego uno en mi vientre mientras �l se sub�a de nuevo a mi cuerpo. Mis
piernas dobladas se presionaron a sus costados cuando �l me movi� hacia
atr�s en la cama, extendi�ndose encima de m�. Sent� la tosquedad de sus
pantalones abrasando mi sensible piel desnuda.
��Quieres detenerlo todo, o s�lo eso? �Sus labios rozaron los m�os
mientras susurraba, y mi pelvis se arque� hacia �l a pesar de m� misma.
��No est�s molesto? �As� de cerca pod�a ver su rostro, a pesar de que
estaba lleno de sombras en la habitaci�n en penumbra. Sus p�rpados
estaban a media asta, con los ojos fijos en m�, pero nada en su expresi�n
dec�a que estaba molesto conmigo.
�Por supuesto que no. ��l frunci� el ce�o, como si lo hubiese
sorprendido�. �Por qu� lo estar�a?
Solt� una carcajada; no pude evitarlo. �l me mir� con curiosidad, luego
gimi� cuando, tentativamente, pas� mi mano entre nuestros cuerpos, por
dentro de la cintura el�stica de sus pantalones de ch�ndal, donde lo tom�
en mi mano.
�No quiero parar �dije. �l empuj� hacia adelante en mi agarre, gru�endo
en la curva de mi cuello.
Esa misma incertidumbre se apoder� de m� cuando, con un afligido
gemido, atrap� mi mu�eca entre sus dedos y sac� mi mano de sus
pantalones.
�Si haces eso, no voy a ser capaz de parar. �Su voz era afligida, y no
pude evitar sentirme un poco complacida de que era yo quien lo hac�a
sentir de esa manera.
�Est� bien. �Me mord� el labio, yaciendo inm�vil debajo de �l�.
�Tenemos� tenemos que detenerlo todo?
83
Chill� cuando mordisque� mi cuello, luego bes� su camino de regreso a
mis labios.
�No. �Su voz era tan jadeante como la m�a, y sonre� contra su boca�.
No, no tenemos que hacerlo.
* * *
Alex roncaba.
No pod�a dejar de encontrar divertido que esta prefecta criatura tuviera
un defecto. Mis hombros se sacud�an silenciosamente de la risa mientras
me deslizaba de la cama, recog�a mis pantalones vaqueros del suelo y me
met�a en ellos.
La diversi�n se desvaneci� cuando camin� de nuevo a la cama para
echar un �ltimo vistazo. �l se hab�a quedado dormido poco despu�s de
que hab�amos dejado de tontear, con un brazo a mi alrededor, el otro
detr�s de su cabeza mientras yac�a de espalda. En realidad, hab�a estado
en cierta forma aliviada.
Alex despierto exig�a toda mi energ�a, mi atenci�n, s�lo por ser quien era.
Dormido segu�a siendo guap�simo, pero la animaci�n que le hac�a tan
atractivo cuando estaba despierto se dorm�a con �l, lo que me daba la
oportunidad de respirar.
Extend� la mano y le acarici� el brazo, frunciendo el ce�o cuando mis
dedos encontraron la textura de sus cicatrices. Mordi�ndome el labio, me
inclin� y encend� la peque�a l�mpara que estaba sobre su mesita de
noche.
�l refunfu�� un poco, todav�a dormido, y lanz� un brazo sobre sus ojos
mientras la mantecosa luz dorada calentaba la habitaci�n. Luego se relaj�
de nuevo en el sue�o, d�ndome una oportunidad de mirarlo.
Sus pantalones de ch�ndal todav�a estaban puestos, nunca se los quit�,
aunque ahora colgaban un poco m�s bajos que antes. La capa de sudor
84
de nuestro encuentro se estaba secando sobre su piel, dejando atr�s un
olor almizclado que incluso ahora me estaba volviendo salvaje.
Pero lo que realmente quer�a hacer en este momento, mientras �l estaba
dormido y sus ojos no estaban puestos en m�, era observar sus cicatrices.
Arrodill�ndome al lado de la cama, de modo que estuviera al mismo nivel
que el brazo que no le cubr�a los ojos, me inclin� hasta que estuve s�lo a
un par de cent�metros de su piel.
Arriba y abajo de los costados de su cintura y en las partes de su brazo que
habr�an sido carnosas si no fuesen tan tonificados, vi docenas de peque�os
puntos rojos, cada uno del tama�o de la cabeza de una aguja. Estaba
bastante segura de que estos eran de sus inyecciones de insulina, las
inyecciones que ten�a que ponerse por lo menos tres veces al d�a.
Las cicatrices que hab�a notado la otra noche eran m�s grandes que esas.
Tuve que mirar de cerca para encontrarlas, dado que estaban tan
h�bilmente cubiertas por la tinta.
Pero all� estaban. Una, dos� once, doce. Cont� una docena en su brazo
derecho, y me imagin� que hab�a m�s en el izquierdo, y su espalda.
�Qu� hab�a causado esas? �Un cigarrillo? �Un l�ser? �Grandes chispas?
De ninguna manera sus inyecciones, o las punciones en sus dedos, hab�an
causado estas.
No le contaba sobre mi pasado, as� que ciertamente no pod�a preguntarle
acerca del suyo. Pero el hecho de que las tuviese�
La tinta que estaba por encima me dec�a que deliberadamente hab�a
elegido ocultarlas. �l tambi�n ten�a secretos que no quer�a que el mundo
supiera. Al final puede que eso no nos ayude, pero por ahora�
Por ahora me hac�a sentir como si no estuviese sola.
* * *
85
�Te fuiste. �Mi tel�fono son� justo cuando entr� en mi habitaci�n. Kaylee
todav�a estaba afuera, as� que no me molest� en mantener mi voz baja.
�Lo hice. �Mi voz tembl� cuando me saqu� mis zapatos, mis pantalones
vaqueros, y me met� en mis pantalones de pijama.
Mi piel se sent�a hinchada, sensible, en todos los lugares que �l hab�a
besado y tocado.
�Hmm. �No parec�a sorprendido, y frunc� el ce�o cuando apart� mis
s�banas y me deslic� en mi cama.
�Bueno. Ya estoy de vuelta en mi dormitorio. Volv� bien. �Supuse que era
por eso que estaba llamando.
�Te fuiste antes de que pudiera preguntarle algo. �Con las luces
apagadas, y mi mejilla sobre la almohada, casi pod�a fingir que �l estaba
aqu�, en mi cama, conmigo.
��Qu� es? �No ten�a que susurrar, pero lo hice de todos modos.
�Necesito una cita. �Me tens�; aunque hab�amos salido en varias
ocasiones, esta era la primera vez que cualquiera de nosotros hab�a usado
la palabra con c.
�Creo que acabamos de tener una. ��l resopl� una carcajada, y no
pude evitar re�r con �l.
�No ese tipo de cita� aunque en cualquier momento que desees ese
tipo de cita, s�lo h�zmelo saber. �Mi sonrisa se desvaneci� un poco,
incluso mientras el calor de sus palabras me inund�.
Sin importar lo mucho que hab�a disfrutado lo que hab�amos hecho, la
discusi�n con Felicity hab�a sido el catalizador, lo cual tra�a de nuevo esa
amargura para arraigarse dentro de mi boca.
Negu� con la cabeza, irritada. No. De ninguna manera iba a dejar que ella
me arruinara esto.
��Qu� tipo de cita, entonces? �Mi mente corri� a trav�s de las cl�sicas:
una cena, una pel�cula, un paseo.
�Es para una recaudaci�n de fondos.
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�Oh. �Inclin� la cabeza, consider�ndolo�. �Es para el refugio? �Tuve
una imagen mental de largas mesas de banquete, con perros peludos y
lenguas babeantes borde�ndolas a cada lado.
�No. Es para la Asociaci�n de Padres de Acogida de New Haven. �No
era lo que esperaba. Me sent� en la cama, retorciendo mi colcha de entre
mis dedos.
��Por qu� est�s asistiendo? �Para este momento conoc�a a Alex lo
suficientemente bien como para saber que ese no ser�a un motivo al
azar�. �Y para qu� est�n recaudando dinero?
�El dinero es invertido en cosas que necesitan los ni�os en el sistema de
acogida que no tendr�an de otra manera. Una semana en un
campamento de verano, o una bicicleta. A veces, si el ni�o a�n tiene
diecisiete a�os cuando empieza la universidad, los libros de su primer
semestre. �Cre� captar un dejo de nostalgia, y sab�a, sin lugar a dudas,
que Alex hab�a sido uno de esos ni�os.
��Fuiste un ni�o de acogida? �Aqu�? �Cada vez que pensaba que hab�a
llegado a entenderlo, �l revelaba algo nuevo que nunca habr�a
imaginado�. No sab�a que eras de New Haven.
�No lo preguntaste. �No hab�a juicio en su tono, pero escuch� lo que no
dijo, yo manten�a el intercambio de informaci�n acerca de nuestros
pasados al m�nimo, y lo hac�a a prop�sito.
La culpa era pesada, empuj�ndome hacia abajo en mi cama.
��Eres voluntario all�? �Trabajaba en un refugio de animales, y parec�a
demasiado bueno para ser verdad que tambi�n fuese un voluntario.
�No. ��l dej� escapar un gran suspiro, y casi pude imaginarlo pasando
sus manos por las puntas de su cabello�. No, la mayor parte del a�o, trato
de olvidar que fui un ni�o de acogida en absoluto. Pero voy a este acto
ben�fico con un par de personas que tambi�n sol�an ser ni�os de acogida.
Para pagar nuestras deudas, supongo.
Me qued� en silencio. �l acababa de compartir conmigo en una oraci�n
m�s de lo que alguna vez pod�a esperar compartir con �l.
87
�S�lo piensa en ello, �de acuerdo? �Asent� con la cabeza, aunque �l no
estaba all� para verlo�. Es el pr�ximo viernes.
�De acuerdo. �No estaba segura de qu� hacer con su solicitud. Si
�bamos juntos a esta recaudaci�n de fondos, se ver�a como si fu�semos
una pareja real.
�Lo �ramos?
La idea me aterraba tanto como me emocionaba.
�Buenas noches, Serena. �Estaba esa ronquera en su voz de nuevo,
haci�ndome temblar y record�ndome c�mo se sent�a su boca entre mis
piernas. Nunca antes hab�a dejado a ning�n chico hacerme eso, jam�s.
Nunca hab�a pensado que me gustar�a.
Al colgar, pens� en c�mo Alex se las estaba arreglando para destrozar
todas las barreras que ten�a. Era liberador.
Pero hab�a un obst�culo que tendr�a que aguantar. S�lo era la forma en la
que iba a tener que ser.
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Cap�tulo 7
Traducido por Mir y ? Ellie ?
Corregido por Samylinda
��ste es. �Tirando de su percha uno de los �ltimos vestidos restantes en su
armario, Kaylee lo lanz� a trav�s del cuarto en mi direcci�n, y luego se
dej� caer de rodillas para, asum�, comenzar la caza de unos zapatos a
juego�. Es perfecto para ti.
Rod� mis ojos en su direcci�n antes de examinar la prenda que hab�a
aterrizado en mi regazo. Azul marino y sedoso, era hasta la rodilla con un
escote recatado. Muy sencillo y muy de mi estilo.
�Esto no es de tu estilo habitual. �Consider� el vestido, un poco irritada
de que Kaylee creyera que algo tan simple fuera �perfecto� para m�.
�Dale la vuelta. �Sali� del armario lo suficiente para sonre�rme, luego
volvi� a hurgar. Chill� cuando una avalancha de bolsos cay� desde el
estante superior.
Hice lo que me hab�a pedido. Mi boca se abri� cuando vi que la parte
trasera del recatado vestido era inexistente.
�Santo infierno. �No hab�a siquiera correas para dividir la desnudez. S�lo
hab�a... nada�. Claro que no.
�Claro que s�. �Emergiendo del armario con un par de zapatos de tac�n
plateados y un bolso de noche a juego en sus manos, Kaylee sopl� su
flequillo de la cara�. �l te va a comer con ese vestido.
�l ya me ha comido, pens� y sent� el rubor resultante. Me escond� detr�s de
un profundo examen del vestido, para que Kaylee no quisiera verlo y
cuestionar la causa.
Est�bamos casi de vuelta a la normalidad, las dos, pero no est�bamos
totalmente all�, todav�a no. Si mencionaba mis reservas acerca de una
relaci�n con ella, ser�a tirar todo de nuevo fuera del equilibrio.
89
�Es un... tal vez. �Puse el vestido a un lado, y luego mir� a la otra pila de
vestidos que no hab�a rechazado de plano. Lamentablemente, ese color
marino era probablemente el m�s conservador.
�No tienes tiempo para m�s tal vez. �Kaylee abri� la cremallera del
estuche de maquillaje y lo vaci�, exponiendo una enorme pila de tubos
brillantes y botellas sobre la cama�. Tienes dos horas hasta que tengas
que irte. Eso es apenas el tiempo suficiente para embellecerte.
�Vaya, gracias. �Sab�a lo que ella quer�a decir, pero hice una mueca
mientras ordenaba m�s frasquitos de r�mel de lo que una chica podr�a
utilizar en un a�o. De hecho, parec�a que los hab�a estado coleccionando
por m�s de eso, como desde el comienzo del primer a�o, cuando nos
conocimos.
Ahora �ramos estudiantes de segundo a�o. Eso era un mont�n de
maquillaje.
��ste. �Lanzando un tubo etiquetado Extensi�n Suprema encima de los
tacones plateados, Kaylee asinti� con satisfacci�n�. Por cierto, te he
tra�do un regalo.
Ahora ocupada con el l�piz labial, ella movi� la cabeza en direcci�n a
una bolsa que estaba apoyada en su mesita de noche. Las rayas rosa y
blanco y el logo familiar de una de las principales cadenas de lencer�a me
hizo levantar las cejas.
Compraba mi ropa interior de algod�n en cualquier lugar donde estuviera
en venta. Estaba bastante segura que lo que fuera que hubiera en esa
bolsa iba a estar tan lejos de mi zona de confort como de cerca en la de
Kaylee.
�Dios m�o.
Tom� el paquete de papel de seda dentro de la bolsa, lo abr� y retroced�.
Sacando el trozo de cord�n azul el�ctrico, lo enganch� a uno de mis
dedos y lo sacud� hacia Kaylee.
��Qu� demonios es esto?
Ten�a una muy buena idea.
90
�Es una tanga. Duh.
Despu�s de haber retirado los art�culos que quer�a usar, Kaylee dej� el resto
en una gigante monta�a met�lica. Un gran pu�ado cay� cuando ella se
levant� a conectar su rizador, e hice una mueca al verlos caer al suelo y
dispersarse.
�No necesito una tanga. No usar� esto. �Si alguien m�s excepto Kaylee
me hubiera dado esto, habr�a estado mortificada. Como si lo estuviera,
simplemente me retorc� con malestar�. No a todos nos gusta tener un hilo
dental en el culo, muchas gracias.
�Si no lo usas se va a notar el contorno de tus bragas con ese vestido.
Eso fue lanzado sobre su hombro hacia m� mientras abr�a otra bolsa, esta
vez llena de joyas.
Frunc� el ce�o ante el trozo de tela disfrazado como ropa interior. El
contorno de las bragas no era algo en lo que yo pensaba cuando usaba
los vaqueros que llevaba cada d�a.
�Ni siquiera s� si voy a ir.
Con cautela coloqu� el trozo de encaje sobre el vestido sin espalda, y
luego frunc� el ce�o a Kaylee.
�Est�s saliendo con el chico. Por supuesto que vas a ir.
Aunque ella no pod�a saber la importancia detr�s de sus palabras, sent� su
peso.
�No estoy saliendo con �l �dije con cuidado, alcanzando mi cepillo s�lo
para tener algo que hacer con las manos�. �l s�lo necesitaba una cita.
�Serena. �Kaylee se volvi� y, aunque su tono era ligero, su rostro estaba
serio�. Ya sabes c�mo luce, �no?
�S�, lo he mirado una vez o dos.
Frunc� el ce�o. No ten�a ni idea a lo que quer�a llegar.
�Es precioso. Es atl�tico. Es agradable. �Cierto?
91
Kaylee cruz� la habitaci�n y se sent� en el borde de su cama. Apoyando
las manos sobre sus rodillas, me mir� a los ojos.
�S�. �Estir� la palabra�. Es caliente. Hemos establecido eso. Asumo que
hay un punto aqu� en alg�n lugar.
�Es caliente, y te desea. �Ella habl� en voz baja, como si quisiera
asegurarse de que estaba escuchando�. As� que deja de correr y haz
algo al respecto.
* * *
Me mov�a inquieta mientras estaba fuera de la sala donde se llevaba a
cabo la recaudaci�n de fondos. Personas bien vestidas me pasaban de
dos en dos y en grupos, y todos ellos parec�an conocerse.
Yo era la �nica sola, y en mi vestido y zapatos prestados me sent�
incre�blemente cohibida.
Hab�a cedido a la persistencia de Kaylee sobre la tanga, tambi�n, y eso
acaba de agregarse a mi malestar.
Resist� la tentaci�n de sacar el tel�fono de mi bolso y comprobar la hora.
Hab�a sido mi propia terquedad la que me hab�a hecho insistir en
encontrar a Alex aqu� en vez de dejarlo que me recogiera.
Hab�a accedido a la cita, pero no iba a hac�rmelo m�s f�cil.
�Serena. �En este punto hubiera reconocido esa voz ronca en cualquier
lugar. Gir�, y una brisa captur� los bordes de mi falda. All� estaba, luciendo
como algo salido de una pel�cula.
Mi pulso se detuvo, y luego empez� a latir a ritmo doble. Mi boca pintada
de color rosa se abri�.
Estaba vestido, como yo lo estaba, y... vaya. Simplemente vaya.
�l estaba usando un impresionante traje negro.
92
�Vaya �dijo la palabra que yo estaba pensando mientras sub�a los
�ltimos escalones y tomaba mi mano. Levant�ndola por encima de mi
cabeza, silb� mientras me giraba. El sonido se cort� abruptamente cuando
tuvo una visi�n de mi espalda desnuda.
Con la boca seca, me lam� los labios y mir� hacia atr�s por encima del
hombro con timidez. Cuando sus ojos se encontraron con los m�os me
dec�an que no quer�a nada m�s que sacarme inmediatamente fuera de
este vestido, y meterme de nuevo en su cama.
��Est�s tratando de volverme loco? �Apret� un dedo a la base de mi
cuello, luego lo arrastr� por mi espalda, trazando mi columna vertebral. Me
mov� nerviosamente bajo el toque, un camino caliente se form� en mi piel
bajo el recorrido de su mano.
�Es el vestido de Kaylee. Mi compa�era de cuarto. �Mi voz ni siquiera
sonaba como la m�a, estaba demasiado apretada por el anhelo�. Lo
creas o no, era la cosa m�s conservadora que ten�a.
El dedo de Alex se detuvo en la base de mi columna, en la piel sedosa
donde terminaba mi espalda. Su toque se qued� all� por un largo
momento antes de pasar un brazo a m� alrededor, apretando una vez.
�Gracias a Dios por Kaylee.
Su voz era adorable, y no pude evitar re�r, suavizando la ansiedad de las
�ltimas horas.
Como siempre, �l hac�a que todas las cosas malas desaparecieran.
��Les gustar�a un trago? �Alex le dio nuestros billetes a la mujer que
estaba sentada en una mesa justo en la entrada principal. A pesar de que
parec�a estar, al menos en sus primeros treinta, sus ojos lo miraron de arriba
abajo lentamente, luego se posaron en m� con apenas el m�nimo indicio
de burla.
La ignor�. Su brazo estaba a m� alrededor, despu�s de todo.
�Um. Claro.
93
�l tom� una copa de vino espumante de una bandeja que sosten�a un
camarero que caminaba alrededor de la habitaci�n y me la present� con
una floritura.
��Nada para ti?
Mi boca a�n estaba seca por su toque, y beb� el vino para aliviar el
malestar.
Sacudi� la cabeza, con la mirada fija en mis labios mientras beb�a.
�Si bebo, mi h�gado se preocupar� por sacar la bebida de mi sistema, en
lugar de regular el az�car en mi sangre. �Se encogi� de hombros, como si
no fuera gran cosa para �l, y estaba sorprendida una vez m�s de que
tomara su diabetes tan bien�. Puede bajar demasiado mi az�car en
sangre de esa manera, y puedo desmayarme por eso. Dado que las
personas que beben tambi�n se desmayan, es muy f�cil confundir las dos
cosas y no obtener el tratamiento adecuado. Eso siempre me asust�, as�
que simplemente no lo hago.
��Hay algo que te asusta?
Trat� de hacer mi tono de broma, pero estaba impresionada por la
manera que �l s�lo... Ni siquiera sab�a qu� palabra usar. �l simplemente
manejaba toda la mierda que la vida le tiraba, demoliendo su camino a
trav�s de ella como si no hubiera otra opci�n.
Eso me deslumbraba.
�Por otro lado... �Alex extendi� la palma de la mano sobre mi espalda y
me acerc� a �l, entrelazando sus dedos con los m�os alrededor de la copa
flauta�. No me importar�a s�lo probar.
Mi respiraci�n se detuvo cuando inst� la copa hacia mis labios para otro
sorbo. Antes de que pudiera tragar, �l presion� su boca contra la m�a,
deslizando su lengua entre mis labios, probando el vino.
Yo estaba sin aliento y excitada cuando se ech� hacia atr�s, con una
sonrisa en los labios.
�El mejor vino que he probado.
94
No ten�a respuesta para eso, as� que simplemente sacud� mi cabeza y mir�
hacia mis pies en los zapatos plateados.
Frunc� el ce�o cuando un par de zapatos de tac�n alto color rojo brillante
entraron corriendo en mi campo de visi�n, acompa�ados de largas
piernas bien torneadas y una voz chillona.
��Alex! �Levant� la vista a tiempo para ver a una chica incre�blemente
hermosa vestida con una excusa de vestido rojo furioso, arrojarse en los
brazos de mi cita. Para mi asombro, �l sonri� y la abraz� en respuesta, no
pareciendo darse cuenta cuando sus pechos, sus grandes pechos, rozaron
su antebrazo.
�Hola, Georgeanne.
Ellos se sonrieron por un largo rato, mientras yo lidiaba con mis primeros
sentimientos de celos.
�Qui�n demonios era esta zorra de pelo negro azabache y, m�s
importante, por qu� ella y Alex estaban uno encima del otro?
Por primera vez, comprend� el deseo de derramar una bebida sobre la
cabeza de otra persona.
Alex se volvi�, capt� mi expresi�n, y r�pidamente comenz� a salir de los
miembros de la morena.
�Georgie, �sta es Serena King. Mi cita.
La morena se volvi� y, al verme con las mejillas rojas y cara de pocos
amigos, hizo una mueca.
�Lo siento, hermano. �Alisando el vestido que hab�a arrugado en su
abrazo, extendi� su mano para que se la estrechara�. Genial conocerte,
Serena. Vaya. Alex nunca trae a nadie�
�Georgeanne fue mi hermana adoptiva cuando ten�a diecis�is a�os. �
Alex mir� a la otra mujer con, ahora que lo sab�a podr�a verlo, una
expresi�n que los hermanos generalmente reservan para s�. Era claro que �l
no quer�a que ella derramara detalles acerca de �l�. Y todav�a le gusta
jugar el papel, incluso ahora que est� llegado a la madura edad de
veinticuatro a�os.
95
Georgeanne rod� los ojos ante Alex, luego se levant� en puntillas para
escanear la multitud. Salud� con entusiasmo a alguien, haci�ndole un
gesto para que se acercara, antes de volverse hacia Alex.
��A qui�n est�s saludando?
Alex frunci� el ce�o como si no le gustara lo que hab�a visto.
�Nadie. S�lo Tripp.
Georgeanne se volvi� muy interesada en la brillante pintura en sus u�as
mientras Alex observaba su rubor, y luego frunc�a el ce�o.
��Tripp? �As� como, TrippTripp? �pregunt� Alex. Yo era consciente de
que hab�a ca�do en una especie de din�mica familiar. No ten�a idea de
c�mo jugar mi parte en ella, ya que mi propia familia estaba muy jodida,
as� que me qued� all�, en silencio, dejando que la escena delante de m� se
desarrollara.
��Qu� est� pasando contigo y Tripp?
Alex apenas expuls� las palabras de su boca antes de que Georgeanne
hubiera enlazado su brazo de nuevo con el de �l. Esta vez yo estaba m�s
desconcertada que celosa.
��Vamos a bailar, Allie! �Haciendo caso omiso del ce�o fruncido que
Alex le lanz� por el apodo, Georgeanne me gui�� un ojo mientras lo sac�
a la pista de baile, claramente tratando de distraerlo del tema en cuesti�n.
Parec�a que estaba a punto de negarse, pero le sonre� e hice un gesto
para que fuera.
Georgeanne era otra faceta de Alex para descifrar. No era de extra�ar
que tuviera atada en un nudo.
�Qu� grosero de su parte dejarte aqu� sola. �La voz ven�a directamente
tras de m�. Me sacud� mucho m�s de lo que la sorpresa ameritaba, el vino
chapote� sobre el borde de mi vaso para derramarse, pegajoso y dulce,
en mi mano.
Me volv�, con mi coraz�n en la garganta, medio esperando a verlo a �l. En
su lugar me encontr� con un hombre atractivo que luc�a de unos treinta
96
a�os, con pelo casta�o y corto, centelleantes ojos azules y l�neas de risa
alrededor de su boca.
�Lo siento. ��l levant� las manos, con las palmas hacia fuera, para
mostrarme que no ten�a intenciones de hacer ning�n da�o�. No fue mi
intenci�n asustarte.
�Est� bien. �Resist� la tentaci�n de limpiar el vino de la mano con la falda
del vestido de Kaylee, sacudiendo las gotitas en su lugar.
Realmente no estaba bien, sin embargo. No importaba lo bien que se ve�a,
no me importaban mucho los extra�os.
�Soy Tripp �dijo �l con cuidado, extendiendo una mano para que se la
estrechara�. Soy el� amigo de Alex.
Lo mir� con cautela antes de aceptar su mano, sin importar que �l
probablemente pensara que era un bicho raro.
Ten�a a Bob Esponja Pantalones Cuadrados en su corbata.
�Qu� tan peligroso pod�a ser?
�Ah, mi punto de venir aqu� era para decirte que le ense�� mejor a Alex
que dejar a su cita sola. Y tambi�n para pedirte bailar mientras �l
alecciona a m� cita. �La forma en que los ojos de Tripp se detuvieron en
Georgeanne era imposible de pasar por alto, y me encontr� m�s
confundida que nunca.
Georgeanne hab�a sido la hermana de crianza de Alex. Tripp dijo que era
amigo de Alex, y sin embargo, su manera de hablar de �l sonaba m�s
como una figura paterna, a pesar de que no podr�a haber tenido m�s de
una d�cada m�s que Alex. Y Georgeanne y Tripp claramente estaban
juntos, aunque Alex estaba descontento lo suficiente con eso como para
olvidar sus modales y dejarme sola, algo que estaba segura que nunca
har�a en circunstancias normales.
Mi cabeza daba vueltas por todas las conexiones que no entend�a.
Me tom� un momento darme cuenta que Tripp me miraba con las cejas
ligeramente levantadas. Tard�amente me di cuenta que no hab�a
respondido a su pregunta.
97
�Oh. Pues... s�. Yo� bailar�. �Lo intentar�, agregu� mentalmente.
�Es agradable finalmente conocer a una� amiga de Alex.
Intent� no ponerme tiesa cuando Tripp coloc� su mano en mi codo para
escoltarme a la pista de baile.
Es s�lo un baile, me record�, mientras que mi pulso se aceleraba de una
manera completamente diferente a como lo hac�a cuando Alex me
tocaba. �l tiene que tocarte para bailar contigo.
��C�mo? �Mi tono fue ligero mientras que Tripp me encaraba en la pista
de baile, pero por dentro era un manojo de nervios. Cuando puso una
mano en la m�a y la otra en mi cintura, tuve que esforzarme mucho por no
estremecerme.
Fue justo en ese momento que apreci� verdaderamente cu�n
extraordinaria era la conexi�n entre Alex y yo. �l era el primer hombre al
que le permit�a tocarme desde que hab�a tomado la decisi�n de no ceder
ante cada chico que pretend�a obtener algo de m�, pero eso no
significaba que me habr�a sentido igual con nadie m�s.
Tripp parec�a agradable, pero quer�a que alejara sus manos de m�. Trat�
de ser sutil al escudri�ar el cuarto en busca de Alex, deseando nada m�s
que estar a salvo entre sus brazos.
��l nunca trae a nadie a estas cosas. Nunca trae a nadie cada vez que lo
veo, a decir verdad.
Sab�a que Tripp estudiaba mi rostro, probablemente tratando de entender
qu� �ramos exactamente Alex y yo.
No podr�a haber contestado a su pregunta silenciosa, porque yo tampoco
lo sab�a. Pero no pod�a negar lo locamente feliz que me sent�a de o�r que
era la primera chica que �l jam�s hab�a presentado a sus amigos.
�Disc�lpeme.
Alex. Gir� la cabeza, orient�ndome hacia su voz en el instante en que la o�.
All� estaba. Hab�a estado bailado con Georgeanne y acerc�ndose
lentamente hasta quedar junto a nosotros.
98
��Quieres intercambiar?
Aunque Tripp me gui�� un ojo, fue claro que se sent�a demasiado feliz de
tener a Georgeanne nuevamente en sus brazos. En cuanto a m�... no pod�a
evitar que mi labio inferior temblara un poco mientras Alex me estudiaba
un instante antes de sostener sus brazos abiertos para m�. Me acurruqu�
entre ellos felizmente, descansando mi cabeza en su pecho.
�Lo siento. �Sus manos acariciaban mi espalda, pero esta vez el gesto
era de consuelo, no de seducci�n�. Me distraje por las noticias de que
Georgeanne y Tripp est�n saliendo. Nunca deb� dejarte sola.
�Todo est� bien ahora.
Inhal� profundamente, saboreando su aroma a trav�s de su camisa de
vestir. Mis propias palabras, dichas a Kaylee m�s temprano ese d�a, se
reprodujeron en mi cabeza en ese momento.
No estamos saliendo. Es s�lo una cita.
Como fuera que lo llamara, anhelaba esta conexi�n a�n m�s de lo que
deseaba mi pr�ximo aliento.
�Sabes, Tripp es un buen tipo.
Mir� hacia arriba y vi las l�neas de preocupaci�n alrededor de los ojos de
Alex. Estaba preocupado por m� preocupado, estaba segura, del por
qu� me sentir�a trastornada por el m�s benigno de los toques de otro
hombre.
�Me ha cuidado durante diez a�os. Me ha mantenido alejado de los
problemas. Incluso me consigui� un buen trato con mi apartamento, para
que no tuviera que vivir en el campus.
Alex trataba de serenarme. Ten�a que decirle algo. Y no podr�a mentir.
�No s� por qu� me siento tan c�moda contigo �comenc�, cerrando con
fuerza mis manos alrededor del tejido de su chaqueta�. Porque yo... No
me gusta cuando los hombres me tocan. De ninguna forma.
Nunca me hab�a gustado, ni siquiera cuando hab�a invitado a cada chico
que me mirara dos veces.
99
�Lo s�.
Y sab�a que �l lo sab�a. �l ve�a mis desperfectos, mis neurosis y mis rarezas. Y
me quer�a de todos modos.
�Georgeanne es muy hermosa. �No estaba celosa, no despu�s de haber
visto c�mo era su relaci�n, pero quer�a ver su reacci�n a mi comentario.
Arque� las cejas mientras me miraba, y supe que no lo hab�a enga�ado ni
siquiera un poco.
�Georgeanne fue mi hermana adoptiva desde que yo ten�a diecis�is
a�os. Ella ten�a casi dieciocho, y contaba los d�as para marcharse.
Sus ojos se cerraron con fuerza, y apret� mis pu�os en el lugar donde a�n
sujetaba su chaqueta. Quer�a desvanecer con mis dedos el surco en su
frente que mi pregunta hab�a provocado. Me pregunt� si as� se sent�a �l
acerca de m� todo el tiempo.
�El lugar en el que viv�amos� no era bueno. �Sus labios se presionaron
apretadamente juntos, y aspir� un aliento tembloroso. Estaba segura que
esta historia, o parte de ella de todos modos, explicar�a sus cicatrices. �l no
las mencion�, y yo no podr�a preguntarle.
�Ya estaba all� cuando yo llegu�. Nos entendimos de inmediato, y ella
hizo que el infierno fuera un poco m�s soportable.
No estaba acostumbrada a verlo vulnerable. No ten�a la menor idea de
qu� decir, as� que me mantuve en silencio.
�Ella se fue en su decimoctavo cumplea�os, y no pude culparla. Yo
planeaba hacer exactamente lo mismo. Nos mantuvimos en contacto. �
Su mirada se fij� en m�, y el fr�o que vi en las profundidades de sus ojos
azules me hizo estremecer�. Ella es como mi hermana, porque
sobrevivimos a lo mismo.
�T� �estuviste en un hogar adoptivo hasta que cumpliste los dieciocho?
Eso significar�a que se hab�a marchado hace apenas cuatro a�os.
�No. �Su voz fue fr�a, aunque las manos sobre mi piel segu�an tibias�.
Tripp me ayud� a salir ese mismo a�o.
100
Frunciendo el ce�o, esper�, segura de que me contar�a algo m�s. �Qu�
ten�a que ver Tripp con todo eso?
�l no dijo nada, no comparti� m�s de su historia. Quer�a sentirme dolida,
porque era como si no confiara en m�.
Pero era la �ltima persona en el mundo que podr�a quejarse de alguien
manteniendo secretos.
�Vamos. Sonr�e para m�. �El momento tenso hab�a pasado, y cuando
desliz� sus manos por mi espalda otra vez, sent� la oleada de calor que
siempre ven�a a m� cuando �l me tocaba�. Estamos aqu� para divertirnos.
La m�sica cambi� entonces desde una lenta y elegante canci�n
instrumental a un n�mero m�s r�pido y divertido. Trat� de alejarme de la
pista de baile, pero Alex me detuvo, manipul�ndome hasta que acced� a
bailar, dici�ndome que ser�a divertido.
Y, para mi sorpresa, lo fue. Bailamos esa canci�n, y la siguiente, y la
siguiente a esa. Tripp y Georgeanne se nos unieron, y siempre que Alex
estuviera conmigo, no estaba asustada. Bailamos hasta que qued� sin
aliento y mi piel brillaba por un leve sudor. Durante cortos intervalos beb�
otros dos vasos de ese dulce vino espumoso, no lo suficiente para estar
ebria, pero s� para lograr que me relajara.
Cuando finalmente me desplom� contra Alex al comienzo de la pr�xima
canci�n lenta, me di cuenta de que era la primera vez en a�os que hab�a
podido divertirme como si fuera� bueno, como si fuera una chica de
veinte a�os con toda su vida por delante.
�Amo verte as�.
Sent� los dedos de Alex jugueteando con la seda de mi vestido que se
encontraba con la piel desnuda de mi espalda. Resbal� un dedo por
debajo de la tela y acarici� mi piel caliente con ternura. Aunque unos
minutos antes no hab�a pensado en nada m�s que en divertirme, me sent�
instant�nea y locamente excitada.
��As� c�mo? �Mis ojos estaban a medio abrir cuando lo mir�. Dios, es tan
hermoso.
101
�As�, cuando te dejas ir.
La mano que no acariciaba la piel de mi espalda se desliz� sobre mi
cadera, sintiendo la curva de mi trasero. Calor y humedad invadieron mi
centro.
Lo deseaba.
�Por qu� no podr�a tenerlo?
��Quieres salir de aqu�?
Incapaz de encontrar mi voz, asent�. Mi coraz�n se sacud�a fuera de
control dentro de mi pecho a medida que me daba cuenta de lo que eso
significaba. Los dedos de Alex se enredaron con los m�os mientras me
alejaba de la pista de baile. Ni Tripp ni Georgeanne parecieron notar que
nos alej�bamos, estaban absortos el uno en el otro... y Alex estaba tan
pendiente de m� que no parec�a importarle lo que pasaba entre ellos.
El vest�bulo fuera del sal�n donde se celebraba la fiesta estaba vac�o, y el
sonido de mis zapatos de tac�n resonaba fuertemente mientras
camin�bamos por �l. Entonces me encontr� en los brazos de Alex, mi
espalda presionada contra la pared, el fr�o de la piedra contra mi piel
desnuda.
Sus labios estaban en los m�os, y �l me besaba como si nunca quisiera
detenerse.
Yo lo besaba con desesperaci�n, envolvi�ndolo con mis brazos, sin
importarme que alguien deambulando por el vest�bulo nos pudiera ver. Era
demasiado tarde para eso.
Si hubi�ramos estado solos... si hubi�ramos estado solos le habr�a permitido
tomarme por completo. Pero no lo est�bamos, as� que tuve que
conformarme con lo que pod�amos tomar el uno del otro.
�Serena. �La voz de Alex era �spera mientras que su mano encontraba
mi seno. El sost�n sin tirantes que llevaba no ofrec�a demasiada resistencia,
y sent� su toque como si estuviera acariciando mi piel desnuda.
Me arque� hacia �l, meciendo la pelvis contra la suya, desesperada por
tener m�s.
102
Desesperada por tenerlo todo.
�l coloc� su rodilla entre mis piernas, entonces ahog� con su boca mi
gemido cuando la presion� contra mi cuerpo, de modo que mi centro se
apoyara contra su muslo.
Estaba tan cerca, no me tom� mucho tiempo una vez que tuve la fricci�n
de su pierna entre mis muslos. Me corr� gimiendo su nombre, el sonido
desapareciendo por el oscuro y vac�o vest�bulo.
�l pareci� saborear mi reacci�n ante su toque, susurrando mi nombre una
y otra vez mientras enterraba su rostro en mi pelo.
Me dej� caer contra su pecho a medida que las �ltimas ondas de placer
se fund�an en mi cuerpo.
�Serena �dijo otra vez, presionando un beso en el hueco de mi garganta.
Mis alrededores comenzaron a penetrar en mi mente, y mientras lo hac�an
comenc� a tensarme, a pesar de que... porque... hab�a deseado tanto lo
que acababa de suceder.
�Qu� clase de chica era yo para perder el control de esa manera en un
lugar p�blico, con un chico que conoc�a de apenas unas semanas?
Yo era sucia, tal y como Felicity me hab�a dicho, una y otra vez, cuando
hab�a encontrado consuelo en los brazos de cualquier chico que quisiera
tenerme.
Una madre siempre tiene la raz�n.
* * *
��Serena!
La pared de ladrillo rasp� la piel desnuda de mi espalda cuando me dej�
caer contra ella, rayando mi piel. No me importaba. Apretando los pu�os
h�medos con sudor contra la falda de mi vestido, tragu� grandes
bocanadas de aire, y aun as� no pod�a recobrar el aliento.
103
�Serena. �Alex apareci� en la esquina del edificio. Lo observ�
cautelosamente, sujet�ndome la garganta con una mano, mi piel roja de
mortificaci�n.
No fue su culpa que yo reaccionara as�; no ten�a raz�n de enojarme con
�l. Pero no lo quer�a aqu�, porque dol�a mirarlo, sabiendo que de ninguna
manera �l se quedar�a conmigo despu�s de lo que acababa de hacerle.
Avanz� en silencio hasta m�, hasta el temblequeante l�o en que me hab�a
convertido. Me entreg� una botella de agua y, aunque vacil�, la tom�, las
puntas de mis dedos manchando la condensaci�n que cubr�a el pl�stico.
El agua se sent�a fr�a y refrescante en mi garganta seca, pero no hizo nada
por quitar la verg�enza.
Esper� pacientemente a que me preguntara por qu� hu� de �l, o que me
preguntara qu� estaba mal conmigo. En vez de hacerlo, se recost� contra
la pared a mi lado, sus manos metidas casualmente en los bolsillos, al
parecer conforme de solamente estar a mi lado hasta que recuperara el
control sobre m� misma.
�l era demasiado bueno para ser verdad. Claramente no entend�a la
gravedad de lo que estaba mal en m�.
��Qu� clase de chica soy para perder el control de esa manera? �Forc�
mis palabras cuando finalmente me gir� para mirarlo. Mi coraz�n
golpeaba tan r�pidamente que pens� que tal vez estallar�a.
Su expresi�n se oscureci� y pens�: Es el momento. Es ahora cuando me
abandona.
En su lugar, estir� su mano para ahuecar mi mejilla, su pulgar acariciando
mi p�mulo. Su expresi�n era grave, y sus palabras contundentes.
�Disfrutar de lo que hicimos no est� mal.
Simplemente lo mir�. No me sent� capaz de responderle.
�l no lo sab�a. No podr�a comprender cu�n retorcida era mi visi�n del sexo.
104
�Pero no deb� haberte apresurado. Deb� saber que no estabas lista. Es mi
culpa. �Sus dedos se presionaron ligeramente sobre mi piel, como si no
pudiera controlar lo que sent�a en ese momento.
�No. �Mi voz sonaba como si acabara de tragar trozos de vidrio�. No.
Yo� yo lo deseaba.
Quer�a enterrar mi rostro entre mis manos. �C�mo podr�a explic�rselo?
�Yo s�lo... nunca� �Un estremecimiento me sacudi�. Yo nunca me
sent�... as�. No me lo esperaba.
�Entiendo.
Pod�a sentir sus ojos sobre m�, observ�ndome, a�n mientras yo miraba
fijamente hacia abajo a los brillos de mis zapatos prestados.
Jam�s hab�a tenido un orgasmo antes, ni siquiera por m� misma. Nunca
hab�a querido que me gustara el sexo, no con los chicos que hab�a
utilizado para llenarme, y ciertamente no con �l.
�l me hab�a dicho que har�a que me gustara, una y otra vez. Yo hab�a
estado determinada a demostrar que se equivocaba, a�n a�os m�s tarde.
Pero Alex lo cambi� todo.
Abr� mi boca, deseando poder explicarle todo. Pero si hab�a alguien en el
mundo a quien no quer�a espantar con mis demonios era a �l.
Quer�a que se quedara conmigo.
��Alguna vez has boxeado?
Sorprendida por la pregunta aparentemente aleatoria, lo mir� y estudi� su
rostro un momento. Cre� ver rabia escondi�ndose en esos ojos oscuros
como la noche, pero no parec�a estar dirigida a m�.
��Boxear? �C�mo... golpear un saco de arena?
Mi descripci�n le rob� una peque�a risa, y se restreg� las manos por la
cara antes de regresarlas a m�.
105
�S�, supongo que esa es una forma de describirlo. Ponerse guantes
acolchados y moler a golpes un saco de arena. �Sonri�, mostrando la
apreciaci�n de un hombre por el deporte�. Tripp me meti� en ello
cuando yo... cuando nos conocimos. Tengo una bolsa en el cuarto extra
de mi departamento. Te la ense�ar� alguna vez.
No pod�a creerlo, a�n despu�s de todo, �l no hu�a de m�. Y estaba
cansada de preguntarme por qu�.
Tom� otro sorbo de la botella de agua, entonces se la devolv�.
�Me gustar�a eso.
Justo antes de recostarme contra el fr�o ladrillo otra vez, sent� que
depositaba algo pesado sobre mis hombros: la chaqueta de su traje.
��Serena?
�Hmm� �Cerr� los ojos e inhal� desvergonzadamente su olor, que se
adher�a al c�lido tejido.
�T� no perdiste le control.
Lentamente abr� los ojos, inclinando mi cabeza para ver su rostro. La
emoci�n que vi all� hizo que mi coraz�n se salteara un latido. Las palabras
que siguieron lo deshicieron por completo.
�T� no perdiste el control. S�lo me lo cediste a m� por un momento.
106
Cap�tulo 8
Traducido por Clarksx
Corregido por carosole
Me sent� en la cama a la ma�ana siguiente, mirando los dedos del pie
que a�n estaban pintados con esmalte brillante. Los mov�, disfrutando de
la sensaci�n de la alfombra en la piel �spera.
Acababa de llegar a casa, y era m�s feliz de lo que hab�a sido nunca.
Alex me hab�a persuadido de regresar al baile despu�s de mi crisis en la
noche anterior. Hab�amos quedado en la pista de baile con Tripp y
Georgeanne hasta que la fiesta termin�, y me dej� llevar, y fue el mejor
momento de mi vida.
A�n preocupado por m�, Alex me hab�a hablado de una fiesta de pijamas
en su apartamento. Me hab�an sorprendido cuando, despu�s de que me
hab�a vestido con sus pantalones de ch�ndal y una de sus camisetas, me
envolvi� en sus brazos y fuimos directamente a dormir.
Ninguna de sus manos se pos� en mis pechos, ning�n toque juguet�n entre
mis piernas. Al principio no pod�a dormir, no acostumbrada a que me
sostuviera con tanta fuerza, mientras me dejaba llevar por el sue�o, pero al
final...
Finalmente me relaj�. Sus fuertes brazos alrededor de m� me hac�an sentir...
bien. Caliente.
Segura.
Cuando me hab�a dejado esa ma�ana, me hab�a por fin besado de
nuevo, la primera vez desde que lo hab�a asustado la noche anterior. La
forma en que sus labios se hab�an inclinado sobre los m�os, y la forma en
que sus brazos se hab�an envuelto alrededor de mi cintura, me puso la piel
de gallina.
107
Era su manera, lo s�, de anunciar que todav�a estaba muy atra�do por m�,
a pesar de todo.
Me qued� sorprendida. Y feliz.
No pod�a mantener la sonrisa tonta de mi cara cuando la puerta del
dormitorio se abri� de golpe, y Kaylee entr� por ella. Quer�a decirle, que
me di cuenta. Quer�a hablar con ella acerca de Alex, de la forma en que
me habl�.
Milisegundos despu�s abr� la boca para hacer precisamente eso, not� la
expresi�n de p�nico en su cara y bruscamente cerr� los labios.
��Qu� pasa? �Me sacud�, luego me puse de pie cuando cerr� la puerta
detr�s de nosotras. Me mir� de frente, con las manos tirando
distra�damente de su cola de caballo.
�Tu madre est� aqu�. �Sus palabras fueron como un golpe en mi
est�mago. Mi boca se abri� y mi mente rechaz� la idea.
Mi mam� s�lo me hab�a visitado en la escuela una vez antes, que fue
cuando hab�a conocido a Kaylee.
No hab�a terminado bien.
��Est�s segura? �Apret� los pu�os.
�Al igual que, el noventa y nueve por ciento. �Kaylee mene� la cabeza
con nerviosismo�. Ella� ehhmm� caus� una gran impresi�n la �ltima vez
que estuvo aqu�.
Eso se estaba poniendo interesante. La �ltima vez que Felicity estuvo de
visita, Kaylee apenas hab�a dado la espalda antes de que mi madre
hubiera comentado el "apetito sexual" de mi mejor amiga, simplemente
porque Kaylee hab�a mencionado mientras pasaba que hab�a salido, en
primeras citas, con dos chicos diferentes en el fin de semana.
Hab�a sido herida, lo sab�a, aunque nunca me lo hab�a dicho.
��Est� sola?
Fren�ticamente, comenc� a quitarme el vestido que Kaylee me hab�a
prestado, y que me hab�a puesto cuando Alex me hab�a llevado de vuelta
108
a la escuela. Kaylee agarr� unos jeans y una de mis camisetas sin mangas
habituales y camisas de franela de mi armario y las lanz� hacia m�.
�Por lo que yo s� �sise� a trav�s de mis dientes mientras me colocaba los
vaqueros a lo largo de mis caderas. Kaylee no pod�a saber lo importante
que era para m� saber eso.
�Serena. �Me sent�a tan desesperada cuando tir� de la camiseta por
encima de mi cabeza, me tom� un momento registrar el terror en la voz de
Kaylee. Surcando mi frente, segu� su mirada hacia abajo.
Ella estaba mirando las cicatrices de plata que rayaban mis brazos.
Siempre me asegur� de limitar mis cortes a esa �rea, porque era f�cil para
m� ocultarlos.
�Oh. �Le devolv� la mirada. No sab�a qu� decir.
El golpe que hab�a estado esperando son�. Abr� mis labios cerrados,
arranqu� mi mirada de Kaylee, y me deslic� en mi camisa tipo franela. Me
la abroch� hasta arriba con dedos que eran repentinamente torpes.
Antes de llegar a la puerta, me saqu� la venda el�stica de pelo, soltando
mi cola de caballo para que mi cabello cayera alrededor de mi cara.
No quer�a abrir esa puerta.
Era mi madre. No ten�a otra opci�n.
Lentamente, sintiendo mis dedos gruesos y est�pidos, abr� la pesada puerta
de la habitaci�n que compart�a con Kaylee. Ella estaba en lo cierto, era mi
madre.
�Serena. �Felicity me mir� de arriba abajo r�pidamente, y cuando me
oli� supe que hab�a sido insuficiente�. He venido a llevarte a almorzar.
Mis dedos se aferraron el bot�n superior de la camisa. Ten�a en la punta de
la lengua el negarme, pero todav�a me aferraba a la loca esperanza de
que Felicity pudiera llegar a sus sentidos, podr�a darse cuenta de que
hab�a estado diciendo la verdad todo el tiempo.
109
�Muy bien. �Mec�nicamente me di la vuelta. Mi tarjeta de cr�dito, mi
identificaci�n y un pu�ado de billetes que coloqu� sobre la mesa de
noche, los met� en el bolsillo de mis jeans.
�Hola, se�ora Baker. �Kaylee hab�a sonado lo suficientemente amable
para todo el que no la conoc�a, lo m�s cerca que hab�a estado en sus dos
�ltimos a�os, pod�a o�r el toque de rigidez en su voz�. Es bueno verla de
nuevo.
Arrugu� la nariz. Odiaba escuchar a la mujer que me hab�a dado a luz,
dirigida por el apellido de Bob. No deber�a haberme preocupado, de
verdad, era un peque�o detalle en el desastre masivo que era mi vida.
Felicity no respondi�, en lugar olfate� para mostrar su desd�n. Cuando me
di la vuelta, vi que su mirada se hab�a ca�do en la chaqueta de Alex, que
me hab�a llevado a casa y ahora yac�a a los pies de mi cama.
Mi rostro se inflam�, y aunque he le�do el desaf�o agresivo en sus ojos,
apret� mis labios.
De ninguna manera le contar�a a esta mujer de Alex. �l era demasiado
nuevo... demasiado especial.
No iba a manchar lo que tengo con �l, con la oscuridad que era mi
familia.
�Estoy lista. �Felicity hizo un gesto hacia la puerta con un movimiento de
su cabeza, y luego sali�. Segu� su corta figura vestida de negro con los ojos,
antes de mirar de nuevo a Kaylee.
Ella se dej� caer sobre la cama sin poder hacer nada. Asent� con la
cabeza, sinti�ndome medio muerta por dentro, antes de seguir a Felicity
fuera de la habitaci�n.
Me estaba esperando en el pasillo.
�Vi una cafeter�a en el edificio de al lado. Vamos a ir all�. �Sacud� la
cabeza con vehemencia antes de que pudiera siquiera pensar en ello.
�No. �Eso cafeter�a estaba en Daily Grind, donde hab�a ido con Alex, el
d�a que nos conocimos. De ninguna manera iba a ir all� con Felicity.
110
Arque� las cejas hacia m�, no impresionada en lo absoluto.
�Sus cosas p�simas �Mir� a mis pies, vestida con sandalias que me puse
en el �ltimo minuto. El brillo de mi esmalte de u�as parec�a gui�arme el ojo,
un recuerdo de la noche anterior, y lo feliz que hab�a estado.
Est�pido como ese peque�o detalle fue el que reforz� mi valor.
�Hay un peque�o caf� a la vuelta de la esquina, Felicity. Es simple pero
decente. Vamos a ir all�. �Despu�s de un momento en el que me mir� con
ojos estrechos, probablemente porque no estaba acostumbrada a que
tomara el control. Felicity asinti� una vez, secamente.
�Muy bien. �Reanud� su caminata a paso ligero, dejando que la siguiera
desde atr�s como un perrito torpe desde el dormitorio de mi edificio y todo
el camino a la cafeter�a.
��Aqu�? �Apenas reprimi� la sonrisa de su labio mientras miraba hacia la
se�al de caf�, que estaba s�lo un poco desvanecido por el sol.
Kaylee y yo venimos aqu� con regularidad. La comida era barata, pero
buena, y el caf� era fuerte.
�Est� bien, Felicity �espet� mientras acechaba por delante de ella, la
goma de mis chanclas golpeando contra las plantas de mis pies. Las
campanas de la puerta de cristal tintinearon mientras la empujaba
entrando, y aunque quer�a un poco que la golpeara en la cara, la abr� lo
suficiente para que la pudiera agarrar.
No me molest� en preguntar d�nde quer�a sentarse. Por una vez me
encontr� m�s all� de la necesidad de su aprobaci�n. Escog� una cabina al
azar y me desliz� en ella.
Cuando se uni� a m�, vi un destello de sorpresa en su cara. Supuse que se
habr�a sentido reivindicada, que podr�a afectarla a ella de alguna
manera, pero en cambio me sent�a cansada.
Hab�a pasado tanto tiempo esperando alg�n tipo de empat�a de esta
mujer, no pudo encontrar en m� la atenci�n.
Una camarera nos trajo vasos de agua helada, y tom� un sorbo de la m�a,
mientras que Felicity pidi� un caf�. Cuando la camarera se fue, pod�a
111
sentir los ojos de Felicity en m�, juzg�ndome, cambi� de beber mi agua
para jugar con los paquetes de papel endulzantes que estaban en el
medio de la mesa.
Yo no hablar�a. Ella lo har�a, lo sab�a, s�lo ten�a que esperar.
�No me preocupo por c�mo termin� nuestra �ltima conversaci�n. �
Cuando mir� hacia arriba vi el conjunto de desaprobaci�n en su boca.
Quer�a gritar. No quer�a ser un estereotipo, no quer�a odiar a mi madre,
pero cada palabra que sal�a de su boca me dol�a.
Estaba harta de ella.
�Yo tampoco.
En lugar de mirar hacia abajo, como normalmente lo har�a, mir�
directamente hacia ella, directamente a los ojos que eran exactamente
del mismo color que los m�os, el color del hielo. Sus labios se separaron con
lo que me imaginaba era un atisbo de sorpresa.
�T� actitud ha cambiado �ltimamente. �Se detuvo cuando la camarera
trajo el caf�. Apretando los labios, Felicity desprendi� la tapa de un
peque�o recipiente de crema con las u�as de color malva perfectamente
cuidadas, haciendo una mueca cuando la crema salpic� sobre la mesa.
No respond�, en cambio, mis dedos se desviaron alrededor del pelo que
rodeaba mi rostro. Un mech�n estaba metido detr�s de mi oreja, lo saqu�
para que colgara como una cortina por mi mejilla.
��Por qu� nunca haces un esfuerzo con tu apariencia, Serena? �Felicity
hizo un sonido de chasqueo, llegando a trav�s de la mesa para meter los
mechones de nuevo detr�s de la oreja. Me encog� lejos de su toque,
moviendo los cabellos de nuevo en mi cara.
�Antes eras una chica tan bonita.
Sol�a ser inocente, tambi�n. Mis pensamientos eran gritos, pero sab�a mejor
como darles una voz.
Hab�a intentado. No funcion�.
112
�Algunas personas piensan que soy bonita as� como estoy. �Mis palabras
fueron un hecho, pero mis pensamientos se desviaron hacia Alex.
La expresi�n de su cara cuando me vio en mi vestido de anoche me
levant� el �nimo y me dio coraje.
O� la dura exhalaci�n de mi madre. Ella odiaba m�s cuando estaba en
calma, razonable. Creo que la hizo sentir como si no me estuviera
afectando en absoluto, como si no estuviera escuchando.
La estaba escuchando, est� bien. Y cada vez me decepcionaba, cada
vez que continuaba actuando como lo hab�a hecho desde que ten�a
quince a�os y hab�a empezado todo, m�s cuando me cortaba con una
hoja de afeitar.
��Qu� haces aqu�, Felicity? �Mi voz era tranquila. Ella no neg� que ten�a
una raz�n.
��Por qu� nunca vienes a casa para una visita? �Tamborile� hermosa y
bien cuidada manicura en el tablero laminado, y el sonido de raspado
llegaba a mis o�dos�. Tus compa�eros de la escuela secundaria, van a
casa a visitar a sus familias. Eso no se ve bien.
�Lo que van a pensar los vecinos �murmur�, sorprendida de que hab�a
dicho las palabras en voz alta, por una vez. Felicity se ech� hacia atr�s
como si la hubiera abofeteado, y negu� en una fracci�n con la cabeza�.
�Sabes por qu� no voy a volver a casa? �Le mir� directamente a los ojos.
Vi el parpadeo que me dijo que sab�a a lo que me refer�a, pero tambi�n vi
la ira.
Con el coraz�n encogido, vi que todav�a pensaba que estaba mintiendo.
�Bob te echa de menos �dijo finalmente, su voz acusadora. Algo espeso
y caliente se desliz� hacia abajo para recubrir el interior de mi garganta,
por lo que se me hizo dif�cil respirar.
La forma en que lo hab�a dicho, Bob te echa de menos. Implicaba tanto
que ella no lo hac�a, y que me estaba comportando mal con mi padrastro.
�Es tu padre. Vis�talo, Se lo debes a �l. �Sus palabras me enfurecieron, y
cuando habl�, mi voz era un susurro furioso.
113
��l no es mi padre. �Escup� las palabras, y pod�a o�r el veneno gotear de
ellas. Nunca hab�a conocido a mi padre verdadero, podr�a haber recibido
un sustituto real, pero ser�a un d�a fr�o en el infierno cuando reconociera a
Bob como padre.
Este era el momento de nuestras reuniones en las que me suelo
desconectar, asintiendo con la cabeza como un aut�mata justo como
acaba de pasar.
No sab�a lo que hab�a cambiado, pero ya estaba hecho.
�Felicity, no puedo seguir con esto. �Puse mis manos sobre la mesa,
disfrutando de la frescura contra mis palmas de repente resbaladizas.
��No puedes hacer qu�? �Felicity rod� los ojos y finalmente se dign� a
tomar un peque�o sorbo de su caf�. La estudi� cuando lo hizo, esa mujer
de la que yo hab�a llegado al mundo.
Los mismos ojos claros, el mismo pelo dorado. Eso fue todo lo que pude
encontrar de m� en ella.
Me repugn� alegrarme.
Mec�nicamente, me levant�. Cuando la mir�, a la mujer que hab�a
fallado en protegerme, me sent� como si una gruesa pared de cristal se
hab�a deslizado en su lugar entre nosotros, difundiendo su efecto sobre m�.
�No puedo hacer esto contigo. No puedo fingir. �Excav� en el bolsillo,
saqu� un billete de cinco d�lares, para cubrir el caf� y el tiempo de la
camarera.
Mir� a la extra�a que deber�a haber sido mi madre.
Me sent�a entumecida.
�Hasta que no me creas, no puedo hacer esto. �La boca de Felicity se
abri� cuando me alej� de ella, y tuve una impresi�n r�pida del susurro a su
tasa. Una parte de m�, la que una vez hab�a pensado que los dientes de
le�n fueran flores, recogiendo ramos de ellos s�lo para ella, quer�a correr
hacia atr�s, a arrojarme en sus brazos.
114
Quer�a recuperar todas las palabras que hab�a dicho en los �ltimos cinco
a�os, s�lo para hacerla mi madre.
��Es el chico cuya chaqueta est� en tu cama? �Es por eso que est�s
actuando de esta manera? �grit� detr�s de m�, y aunque mi coraz�n se
retorci� al escucharla incluso por hablar de Alex, aunque quer�a volver
atr�s y decirle que �l era lo mejor que hay en mi vida, me tragu� las
palabras hasta que bajaron�. �Est�s pasando demasiado tiempo con
muchos chicos de nuevo, Serena?
Me hab�an obligado pasar a la edad adulta antes de que estuviera lista.
Adultos pegados a su palabra, y me hab�an dicho que lo dejara. As� que
segu� adelante, fuera de la cafeter�a y de vuelta al campus. Volv� por la
hierba, y de nuevo a mi dormitorio.
All�, a pesar de que Kaylee se sent� en su cama, mir�ndome con
preocupaci�n, a pesar de que odiaba ser vulnerable frente a nadie... ah�
hice algo que no hab�a hecho en a�os.
Me enroll� bajo las s�banas de mi cama, acurrucada en posici�n fetal, y
llor�.
* * *
�Serena.
O� la voz de Kaylee como en un sue�o, una mano serpenteaba por
encima de las sabanas, las golpe� apart�ndolas. Aunque no estaba muy
despierta, aun as� sab�a que era miserablemente infeliz, pero quer�a
regodearme en ese lugar oscuro.
Sola.
�Serena. �La voz de Kaylee se hizo m�s insistente. Con el ce�o fruncido,
empuj� la colcha, parpadeando cuando descubr� la luz de la tarde que
entraba por la ventana.
115
Y me acord�. Tuve la mejor noche de mi vida, y luego Felicity hab�a
aparecido. Hab�a llorado en mi almohada, grandes sollozos que sacud�an
todo mi cuerpo, y luego deb� haberme quedado dormida.
�Ungh. �Poco a poco, me sent�. Kaylee estaba sentada en el borde de
la cama, dos platos de cart�n en su regazo�. �Qu� hora es?
�Hora de la cena. �Llego a trav�s del peque�o espacio que divide la
cama, me dio uno de los cuencos. Estaba lleno de una cremosa sustancia
blanca, y mi boca se hizo agua, mi mano trat� de empujarlo de nuevo
hacia ella.
�No puedo comer esto. �Sonri� d�bilmente y me desliz� de nuevo en su
propia cama, clavando en su propio taz�n una cuchara de pl�stico�. En
serio, Kaylee, no puedo. Gracias, pero si como esto no voy a ser capaz de
abotonar ma�ana mis pantalones vaqueros.
�Vas a ir a correr de todos modos.
Rod� sus ojos, y me lanz� una almohada.
�Adem�s, �realmente te vas a perder el pastel de cumplea�os con sabor
a helado con ositos de goma y chispitas?
�Maldita sea. �Mir� a la taza en la mano. Se ve�a fabulosa. Y aunque
sab�a que no iba a tocar el tema, Kaylee estaba mostrando que era mi
amiga, tratando de animarme.
�Al diablo. �Amonton� mi cuchara hasta arriba con helado y lo met� en
mi boca. La dulzura recubri� mi lengua, y gem�. Oh Dios m�o, esto es
incre�ble.
�Lo s�, �cierto? �Kaylee habl� con a la boca llena�. Cada vez que Joel
y yo rompemos me escapo fuera y como toda una pinta. Yo solita.
�Al igual que t� nunca sabes. �Kaylee era naturalmente delgada, y yo
pagar�a por este helado la pr�xima vez que fuera a correr. Pero justo en
ese momento, se sent�a bien dejar de lado mi r�gido control, dar rienda
suelta y dejar que un amigo compartiera mi carga.
No es que ella me hab�a tra�do �cido o malas hierbas que me ayude a
sentirme mejor, despu�s de todo. Era s�lo un plato de helado.
116
Mi tel�fono vibr� cuando estaba llegando al final de mi plato y me estir�
para alcanzarlo con una sola mano.
�Qu� est�s vistiendo?
Aspir� una carcajada por el nuevo texto de Alex, que hizo a Kaylee girara
la cabeza inquisitivamente.
�Es de Alex. �A pesar de las palabras de despedida de Felicity resonaban
en mis o�dos, trat� de no dejar que se hundiera en mi memoria, sent� que
Kaylee se fortaleci� con un plato lleno de vainilla y ositos de goma.
�Oh, �est�s texteando? �Aunque sab�a que era una broma, ya que
Serena sab�a nunca har�a tal cosa, me sonroj�, y ella aull�, empujando otra
cuchara llena de helado a la boca.
��Vamos Serena! �se burl�. La mir� mientras escrib�a mi respuesta, con
una sola mano.
Como estoy segura de que la intenci�n es preguntar lo que estoy
haciendo, voy a responder a eso en su lugar.
Me estoy comiendo un plato lleno de calor�as vac�as con Kaylee.
La respuesta fue r�pida.
Si vienes, voy a llegar a ver lo que llevas puesto para m�. PD: Te ayudo a
quemar algunas de esas calor�as.
El calor subi� por todo m� cuerpo. El recuerdo de la noche anterior, la parte
antes de que me hubiera asustado, hizo que la humedad se reuniera entre
mis piernas haci�ndome retorcer en la cama.
�Todo lo que est� ofreciendo en ese texto, yo quiero uno. �Kaylee vaci�
el recipiente con un raspado fuerte de la cuchara en el fondo, y luego lo
arroj� a la peque�a papelera que estaba puesta entre nuestras camas.
�Y como yo no quiero torturarte m�s de lo que ya has estado hoy, voy a
dejar que te vayas.
Levant� la vista de mi tel�fono mientras se encog�a de hombros en una
sudadera con capucha de color rosa brillante.
117
��Kaylee? �Se dio la vuelta, con la mano en la puerta.
�S�. �Mir� por encima del hombro, y aunque estaba llena de valent�a,
como de costumbre, pod�a ver la preocupaci�n escrita en su rostro.
Todav�a pod�a o�r el horror resonando en su voz cuando vio las cicatrices
en mis brazos. Tengo que decirle algo... alguna vez.
�Gracias. �Me sonri� entonces, una sonrisa torcida que de alguna
manera parec�a m�s vulnerable de lo habitual me encontr�.
�La vida es una mierda a veces. �Su voz era fr�vola, pero o� el hilo de
seriedad que corr�a por debajo�. S� m�s de lo que podr�as imaginar.
Y entonces se fue, dej�ndome sola. Excepto que no estaba sola... Mis
dedos volaban sobre las teclas de mi texto, y no pude contener el
escalofr�o de anticipaci�n.
Estar� all� en cinco minutos.
118
Cap�tulo 9
Traducido por Yanli y Clau
Corregido por Nony_mo
�Esto no es lo que pensaba que quer�as decir con quemar esas calor�as.
�Dudosamente mir� la bolsa negra equilibrada que estaba suspendida
desde el techo en la habitaci�n libre de Alex. Le hab�a dado un peque�o
empuj�n de pr�ctica, y era condenadamente muy pesada.
��Qu� pensaste que quise decir? �Alex baj� el cierre de su sudadera,
luego se volvi� y me dio una sonrisa que me dijo que sab�a exactamente lo
que yo pensaba. Su camiseta se aferr� al interior difuso de su sudadera y
me dio una r�pida visi�n de sus abdominales antes de caer de nuevo, y
me sent� acalorada por todas partes.
Si iba a ponerme toda sudorosa, podr�a pensar en una manera m�s
divertida de hacerlo que golpear un saco. Y eso muestra un progreso de mi
parte, que yo pudiera pensar en cosas sucias y no castigarme
inmediatamente.
�Entonces, �qu� debo hacer? �Sacud� mi cabello de mi cara con
impaciencia. Ya ten�a los guantes en las manos, y no pod�a echarme para
atr�s.
�D�jame hacer algo con eso. �Hurgando en el bolsillo de los vaqueros
por un segundo, Alex sac� una cola negra para el cabello, mi cola para el
pelo, me di cuenta�. Lo dejaste aqu� anoche. �Me qued� helada
cuando me rode�, sus dedos llegaron a reposar ligeramente en mi nuca.
Poco a poco pas� los dedos por los largos mechones de mi pelo,
reuni�ndolos. Una vez los asegur� con el el�stico, me dio un beso a un lado
de mi cuello, luego se movi� delante de m� para estudiar su obra.
�Me gusta cuando tu cabello est� recogido as�. De esa manera puedo
ver tu cara. �Me qued� helada al darme cuenta de que a su alrededor,
no me importaba tener el pelo hacia atr�s.
119
No siento ninguna necesidad de ocultarme.
�Vamos a empezar. �Trat� de no mirar boquiabierta su culo cuando �l se
inclin� para recoger un segundo par de guantes de boxeo. Los at� en sus
manos, y no pude dejar de pensar que parec�a rid�culamente caliente.
Yo, por otra parte, me sent�a inc�moda e insegura.
��Qu� qu� debo hacer? �Mir� hacia los pantalones de yoga y la
sencilla camiseta que yo llevaba. Se me ocurri� demasiado tarde que
podr�a haberme arreglado mejor para venir aqu�.
�S�lo golp�alo, Serena. �Para demostrarlo, Alex echo hacia atr�s un
brazo, luego golpe� la bolsa. Se balance� bajo el golpe, y �l sonri�,
satisfecho.
��Hay una manera correcta? �Estaba bastante segura de que jam�s
hab�a golpeado nada. Como, nunca.
�Vas a averiguar bastante r�pido lo que se siente bien y lo que no. �Alex
golpe� la bolsa de nuevo, haci�ndola tambalearse�. Sin pensarlo. S�lo
hazlo.
Me sent� tonta. Estaba segura de que iba a avergonzarme. Pero parec�a
importante para �l mostrarme esta parte de su vida, as� que tom� aire,
ech� hacia atr�s el brazo y lo balace� hacia el saco de boxeo.
Sent� el golpe resonar por todo mi brazo, pero la bolsa apenas se movi�.
Gru�� de frustraci�n.
�Otra vez. �Alex retrocedi�, fuera del camino de la bolsa, e hizo se�as de
que lo hiciera una vez m�s. Frunc� el ce�o hacia la bolsa, su negra
superficie adquiriendo una existencia propia para m�.
Echando hacia atr�s mi brazo de nuevo, trat� de dejar de lado todas mis
preocupaciones, mi autoconciencia, y deje volar mi pu�o enguantado.
Apret� los dientes cuando mi pu�o conect� con el saco, y para mi deleite
realmente se movi�, balance�ndose hacia adelante y hacia atr�s en su
amarre.
��Genial! �Alc� la mirada para encontrar a Alex sonri�ndome, con los
ojos brillantes�. De nuevo.
120
Me balance� de nuevo y, luego, una vez m�s. Cada vez hacia mover el
saco un poco m�s, y me dio un poco m�s de confianza.
Golpe� la cosa hasta que mis brazos y hombros quemaron, y mi coraz�n
lat�a r�pidamente en contra de mi caja tor�cica. Respirando fuertemente,
me quit� los guantes.
�Bueno, �eh? �Sobresaltada, alc� la mirada para encontrar a Alex
apoyado en la pared, mir�ndome. Me sent� como si deb� haberme
avergonzado por la forma en que hab�a olvidado que estaba all�, pero la
adrenalina me hab�a golpeado y me sent� condenadamente bien.
�Lo mejor. �Me agach�, poniendo mis manos en mis rodillas, tratando de
recuperar el aliento�. �C�mo te metiste en esto otra vez?
�Tripp me ense��. �Como de costumbre, una ligera sombra cruz� el
rostro de Alex cuando hablaba de su pasado, pero desapareci� casi antes
de que me diera cuenta�. �l me ense��, porque pensaba que ten�a que
canalizar la rabia. Me di la oportunidad de luchar porque el ejercicio hace
que la insulina trabaje mejor. Mientras m�s actividad f�sica hago, menos
inyecciones necesito.
��Crees que tengo un poco de rabia que necesita ser canalizada? �
Estaba bromeando, pero mi sonrisa se congel� en mi cara cuando me di
cuenta de que, de hecho, me sent� mucho mejor ahora de lo que lo hab�a
hecho una hora antes... antes de destrozar el saco de boxeo.
�Me niego a responder a eso �coment� Alex, cruzando hacia m� con
una botella de agua en la mano�, porque acabo de verte destrozar ese
saco de boxeo. Eres una mujer peligrosa, Serena.
Trat� de fruncir el ce�o, pero no pude evitar sonre�r. Tom� el agua y beb�
media botella antes de darle la espalda.
�Te ves acalorada �reflexion�, rodando el pl�stico entre sus manos.
�Lo estoy. �Hice una mueca mientras sacaba mi sudada camiseta de mi
pecho. Era un desastre despu�s del entrenamiento, y exactamente no me
hab�a arreglado cuando llegu�.
121
�Puedo ayudar. �Sin previo aviso, volc� el resto del agua sobre mi
cabeza. Aunque estaba a temperatura ambiente, en mi piel caliente se
sent�a helada, y grit� cuando los riachuelos se abrieron camino por mi
cuello hacia mi camisa.
��Alex! �Sus ojos se posaron en mi pecho r�pidamente antes de regresar
a mi cara, y me hizo dolorosamente consciente de que el choque del
agua fresca hab�a moldeado mis pezones en peque�os puntos duros.
Sus ojos se oscurecieron, y me calent� con un calor que no ten�a nada que
ver con el boxeo que acababa de hacer.
�Serena. �su voz era �spera de deseo, y me hizo temblar.
��Si? �Clave las u�as en mis palmas.
�Voy a besarte ahora. �Okey? �Apenas hab�a asentido mi
consentimiento cuando me atrajo hacia �l, con las manos escondidas por
debajo del dobladillo de mi camiseta h�meda para separarla de mi
espalda.
Gem� cuando su lengua se movi� a trav�s de mis labios, exigiendo la
entrada de mi boca. Los separ�, y audazmente explor� mis dientes, mi
lengua.
Cuando estaba sin aliento, �l apret� los pu�os en el largo cabello de mi
cola de caballo y retrocedi�, lo suficiente para mirarme a la cara.
�Simplemente no puedo tener suficiente de ti. �Sus palabras eran un
rompecabezas, con los ojos llenos de asombro�. No s� lo que es, pero con
cada pedazo que me das, s�lo quiero m�s.
Esta vez cerr� la distancia, ahuecando su cara entre mis manos y
presionando mi boca en la suya. Gem� cuando �l desliz� sus manos por mi
cabello hasta la cintura, sosteni�ndome cuando me baj� suavemente al
suelo, rodando para que quedara a horcajadas sobre �l mientras se
extend�a completamente debajo de m�.
Habl� muy bien el que me hab�a llegado a conocer que �l ni siquiera trat�
de quitarme la camisa, en lugar de deslizar su mano por debajo, ahueco
mi pecho a trav�s de mi sujetador.
122
Cuando mis dedos jugaron con el dobladillo de su camisa, sin embargo,
tentativamente avanzando poco a poco hacia arriba, �l no protest�,
ayud�ndome a sacar el algod�n sobre su cabeza.
Respire profundamente cuando su torso estuvo desnudo. Lo hab�a visto
antes, la noche en que hab�a huido de aqu�, molesta por recordar la
llamada telef�nica de Felicity, pero esta vez me pareci� diferente.
Esta vez se sent�a, casi, como si fuera m�o. M�o para explorar. M�o para
degustar.
M�o para tocar.
Tentativamente me agach� y puse mis dedos sobre el inicio de su tatuaje,
en el lado derecho de su pecho. Vi la fuerte inhalaci�n en el movimiento
de su pecho, pero me permiti� acariciar con mis dedos sobre las l�neas
arremolinadas a trav�s de su pectoral y a la altura de su hombro.
El d�a que lo encontr� por primera vez, me pareci� extra�o que alguien tan
atl�tico, tan guapo, estropeara su piel con tatuajes. Ahora... Ahora
parec�an como una parte de �l, como si fuera a estar desnudo sin ellos.
Dobl�ndome, presion� un beso en uno de los oscuros remolinos que
decoraban el lugar donde el hombro se encontraba con el brazo. �l gimi�
suavemente y, envalentonada, mov� mis labios por el camino de la tinta.
Cuando llegu� al lugar donde sab�a que comenzaban sus cicatrices me
puse r�gida, esperando que dijera que me detuviera.
Aunque su cuerpo se tens� debajo de m�, no dijo nada, no hizo nada para
detenerme. Mi coraz�n lat�a con fuerza cuando me di cuenta de la
confianza que me estaba dando.
Quise devolverla. Lo deseaba tanto.
Solamente no estaba preparada. Todav�a no sab�a si volver�a a estarlo.
Sacud� el pensamiento de mi cabeza. Quer�a explorar este regalo
inesperado que �l me hab�a dado.
Alc� la cabeza y baj� la mirada hacia la cara de Alex. Ten�a los ojos a
media abrir, y fijos en m�.
123
Lo mir� directamente mientras trazaba mis dedos sobre una de las arrugas
de sus cicatrices. Hubo un minuto que se encogi�, y luego se relaj�,
dejando danzar mi toque sobre la marca.
Poco a poco arrastr� mis dedos a la segunda cicatriz, y luego a la
siguiente. �l dej� que pusiera mi huella en cada cicatriz en un brazo, y
luego de nuevo en el otro.
Sus ojos oscuros con algo que no pude identificar, cuando rosaba los
dedos sobre cada cicatriz escondida con el tatuaje en sus brazos �l rod�
sobre su est�mago, sus om�platos sobresaliendo de su espalda como alas
de �ngel, extendiendo la piel y el tatuaje que segu�a all�, exponiendo a�n
m�s cicatrices peque�as, redondas.
Mi coraz�n se rompi� un poco mientras las cont�. �Qu� las hab�a
causado? No podr�a preguntar, no a menos que estuviera dispuesta a
compartir mi historia con �l.
Toqu� una por una, como si con los dedos pudiera liberar el dolor que
hab�a estado presente cuando aparecieron.
Se qued� quieto, estoico y silencioso mientras exploraba.
Una vez estaba convencida de que hab�a descubierto toda marca que �l
hab�a tratado de ocultar con la tinta oscura de sus tatuajes, me inclin� y
presion� un beso en su columna vertebral, en el hueco entre los
om�platos. Cuando rod� debajo de m�, me aguant� en mis rodillas,
bajando de nuevo sobre �l una vez que estuvo de frente.
Extendi� la mano, ahuec� mi cara con las manos, y me atrajo hacia �l. El
beso fue lento y profundo, drog�ndome con cruda emoci�n.
Cuando me rode� con sus brazos, tir�ndome hacia abajo para
envolverme contra su pecho, mi coraz�n tropez� en su ritmo. Apoy� la
mejilla y escuch� su propio pulso, constante en el cuerpo caliente.
Ambos ten�amos demasiado equipaje para que esta relaci�n sea una
buena idea. Pero en este momento, mientras estaba acunada en sus
brazos y sent�a su aliento susurrando por mi cabello, no sab�a si podr�a
mantenerme alejada.
124
* * *
Pas� el tiempo, despacio y sin embargo, muy r�pido, ya que Alex se
convirti� en un h�bito. Poco a poco empec� a sentirme casi normal, como
cualquier otra chica en el campus.
Aunque ninguno de los dos habl� de nuestro pasado, la conexi�n entre
nosotros era palpable.
Estaba atrofiada emocionalmente, oraba diariamente por no meter la
pata. Emocionalmente atrofiada... y frustrada sexualmente. No pude
contener una sonrisa ir�nica mientras corr�a al edificio de la uni�n de los
estudiantes de mi clase de yoga por la tarde.
Alex era un experto en hacer que me retorciera contra �l con s�lo un beso.
Quer�a m�s de lo que nunca hab�a querido nada, pero cada vez que
trataba de avanzar m�s de la mitad desnuda acariciando, me dec�a que
fuera paciente.
Sab�a que el corto y fuerte orgasmo que hab�a sacado de m� la noche de
la promoci�n ben�fica era s�lo el comienzo de lo que sentir�a con �l, y
quer�a el resto de ello tan desesperadamente que pod�a saborearlo.
Gimiendo para m� misma, ten�a la esperanza de que la clase de yoga
pudiera ayudar a eliminar algo de la frustraci�n sexual de mi mente.
�Lo siento, lo siento. �Estaba sin aliento.
Maddy estaba esperando fuera de la habitaci�n cerrada con llave, su
largo abrigo negro abrochado justo hasta la barbilla.
�No es gran cosa. �Se encogi� de hombros con indiferencia, alej�ndose
de la puerta para que yo pudiera abrirla.
�Parece que somos s�lo nosotras una vez m�s hoy, �eh? �Teniendo en
cuenta su comportamiento distante durante la �ltima clase, no estaba del
todo contenta con la perspectiva.
125
Para mi sorpresa, me sonri�, y no vi ni rastros de la hostilidad que hab�a
estado presente antes.
�Estoy realmente contenta. Ten�a la esperanza de que pudieras trabajar
conmigo en la pose del cuervo de nuevo. �Sacando un el�stico del
bolsillo, recogi� su largo cabello oscuro en un mo�o descuidado, luego se
encogi� de hombros, quit�ndose el abrigo�. He estado trabajando en ella
en casa, pero creo que mi postura est� mal. Puedo aguantarlo, pero no
puedo dejarlo ir, �sabes?
De hecho, reflexion� mientras desenrollaba mi estera en el suelo y esper�
que Maddy hiciera lo mismo. Hay mucha gente que practicaba yoga,
pero en mi experiencia pocos eran siempre capaces de ir m�s all� de la
lucha para mantener las posturas y experimentar realmente la pr�ctica de
lo que era.
Centrarse. Equilibrarse. No es tan diferente de lo que Alex hizo por m�.
Trabajamos a trav�s de las posturas que empezamos cada clase, el
calentamiento de los m�sculos en las m�s dif�ciles. Despu�s de la langosta
y la rana, sent�a el ardor de mis m�sculos empezando a empujar todo
fuera de mi cabeza. Una mirada hacia Maddy me mostr� que ella se
acercaba al lugar mental donde pod�a concentrarse en su respiraci�n en
lugar de su malestar f�sico.
Poco a poco me mov� de mis rodillas a mis pies, con cuidado de no
interrumpirla.
�Vamos a intentar el cuervo ahora. �Fluir elegantemente entre las
posiciones era una de las cosas m�s dif�ciles del yoga, y Maddy se
tambale� un poco mientras transfer�a su peso. Pero me gust� la forma en
que apret� la mand�bula y trabaj� fuertemente, cambiando lentamente su
peso sobre sus manos.
�All�. �Extend� la mano para ayudarla a ajustar la curva de su columna
vertebral, y luego volv� a quitarla, recordando la forma en que hab�a
reaccionado la �ltima vez.
Sus ojos se posaron en m�, y ella se tambale� un poco.
126
�Est� bien. �Vacilantemente extend� la mano y la ayud� a posicionar la
espalda. La oscilaci�n se detuvo, y sent� una sensaci�n de satisfacci�n
cuando ella cerr� los ojos y respir� profundamente.
La lecci�n se prolong� durante otros veinte minutos, durante el cual
pr�cticamente dej� sola a Maddy. Cuando me levant� de la posici�n del
cad�ver, sinti�ndome un poco m�s centrada de lo que hab�a estado al
principio de la lecci�n, encontr� a Maddy sentada sobre la estera,
esperando por m�.
�Pareces... ah... un poco m�s relajada de lo que estabas la �ltima vez. �
Un poco menos perra, a�adi� la voz en mi cabeza, aunque yo nunca lo
habr�a dicho en voz alta.
La cara de la otra chica se ruboriz�.
�La �ltima vez que estuve aqu� estaba saliendo con un idiota. �Su voz era
tranquila mientras se arrastraba fuera de su estera y comenz� a enrollarla�
. Brett Anderson. �l dijo que te conoc�a.
Me qued� inm�vil, con mi botella de agua a medio camino de la boca,
algo turbio junt�ndose en mis entra�as.
�Fuimos juntos a la secundaria.
Brett Anderson hab�a sido la estrella del equipo de baloncesto. Ten�a el
cabello dorado y maravilloso, y con �l me hab�a permitido perderme en un
enamoramiento mientras empujaba entre mis muslos.
En lugar de tener cuidado con la chica autodestructiva que era, Brett le
hab�a dicho a todo el que quisiera escuchar acerca de la zorra sucia que
hab�a dejado que le hiciera lo que �l quiso. Uno de los primeros chicos a los
que me volv� para cuando hab�a empezado mi espiral cuesta abajo, no
pod�a ser culpado por mis acciones, pero tampoco pod�a estar
agradecido.
Todo lo que hab�a necesitado era un bocado de bondad. En lugar de eso
me hab�a usado y se alej� con crueles intenciones. No hab�a pensado en
�l desde que hab�a empezado la universidad.
127
���l va a la escuela aqu�? �Con mi boca seca, enrosqu� la tapa en la
botella de agua. Me dije que no importaba, lo que en esencia era la
verdad.
Ya no era esa chica. Era m�s fuerte.
Pero todav�a dol�a.
��l est� en el equipo universitario de baloncesto. �No pude evitar cerrar
los ojos por un largo momento. Por supuesto que lo estaba. Porque a veces
el karma alegremente ignoraba a los que llevan el culo como sombrero en
el mundo, y castigaba a todos los dem�s.
Me mord� la lengua lo suficiente como para herirme mientras los grandes
ojos de Maddy, enmarcados con pesta�as oscuras en puntas, me miraba
con recelo.
No era esa chica. Brett podr�a expandir todas las historias que quisiera,
pero �l s�lo podr�a lastimarme si lo dejaba.
�Siempre le gustaba hablar. �Forzando una sonrisa ir�nica en mis labios,
me estir� por el bolso tejido por el tiempo que sostuve mi estera.
Maddy solt� una carcajada e hizo lo mismo.
��Quieres decir que miente? �Sus finas cejas subieron hasta la ra�z de su
cabello, y mi forzada sonrisa se convirti� en una de verdad�. Cuando se
enter� de que eras mi profesora de yoga, se asegur� de que... ah... me
dijo cosas. Cosas que no creo que realmente ocurrieron, pero tuve celos.
Lo siento por eso.
Mi sonrisa se desvaneci�. Resist� el impulso de sacudir el pelo en frente de
mi cara.
�Parte de lo que dijo probablemente era cierto. �Podr�a ser diferente
ahora, pero no pod�a pretender que mi pasado era distinto de lo que fue.
Por un momento me entr� el p�nico, pregunt�ndome si algunos de los
equipos universitarios sal�an juntos, es decir, el equipo de baloncesto de
Brett y el f�tbol de Alex.
No me importaba lo que pensaran los dem�s de m� pasado... pero Alex no
era cualquiera.
128
�Tal vez. �Con su estera en el bolso, Maddy se encogi� de hombros de
nuevo en su chaqueta de marinero y se volvi� hacia m�. Pero �l no ten�a
que decir eso de la forma en que lo hizo. �l quiso lastimarnos a ambas, y
ese no parec�a ser un punto. No era genial. As� que me deshice de su culo.
Abr� la boca, luego la cerr� un poco. �Maddy hab�a dejado a su novio
porque �l hab�a estado diciendo... bueno... la verdad acerca de m�?
Me qued� sorprendida. Mi propia madre no pod�a ponerse de pie por m�,
sin embargo, esta chica que apenas conoc�a lo hab�a hecho.
Desconcertada, Maddy asinti� brevemente y luego se volvi� hacia la
puerta. Tragu� fuerte, intent� hablar, y tuve un tiempo dif�cil de conseguir
las palabras.
�Um. Maddy. �Ella se volvi� y esper�. Tal vez podr�amos tomar una
cerveza o algo alguna vez. Si quieres. �Dios, eso sonaba tan pobre. No es
como si estuviera pidi�ndole una cita.
Hab�a pasado mucho tiempo desde que hab�a tratado de hacer un
amigo. Kaylee no contaba, porque hab�amos sido obligadas a entrar una
en la vida de la otra como compa�eras de cuarto, y con ella hab�a
decidido que �bamos a ser los mejores amigos.
Ella era una fuerza a tener en cuenta.
Contuve la respiraci�n, no estaba segura de si hab�a hecho algo est�pido
o no. Cuando Maddy me devolvi� la sonrisa, el alivio fue una gran ola,
ba�ando mi piel.
�Estupendo. �Ella sonri� y me salud�. Excelente clase. Nos vemos la
semana que viene. �Entonces se fue, y me qued� sonriendo como una
tonta.
Fue un peque�o paso, lo sab�a... pero se sent�a como uno grande al frente
para conseguir mi vida de vuelta.
* * *
129
��Realmente no te molesta cuando otras personas beben a tu alrededor?
�El peque�o pub que quedaba justo al lado del borde del campus era
peque�o, oscuro y, en este momento de la noche, muy ruidoso.
Me acurruqu� con fuerza en una peque�a cabina donde la mesa estaba
marcada con in�ciales en corazones. La tapicer�a de los asientos estaba
agrietada, seca por el pasar de los a�os.
S�lo un mes antes habr�a estado abrumada hasta el punto de sentir
malestar por esta distribuci�n. En su lugar me sent�a bastante acogida,
escondida bajo el brazo de Alex mientras �l jugaba con los extremos de mi
cola de caballo.
�En realidad no. �Para demostrarlo, empuj� el c�ctel tintado de verde
que hab�a ordenado m�s cerca de m�, sus dedos desliz�ndose en las gotas
de agua que rebordeaban el vidrio.
Mientras yo tomaba un sorbo, a�adi�:
�Es especialmente �til cuando pides tragos de chicas como ese. ��l se
estremeci� con exageraci�n, y me sonri�, no mostrando ni una pizca de
molestia.
�Un Vodka Slime no es un trago de chicas. �Sostuve la pajilla hacia �l
invit�ndolo a probar, ocasionalmente probaba un peque�o sorbo de
alcohol, lo hab�a notado, pero nunca consum�a un trago entero.
La consternaci�n cruz� su rostro.
��Gallina? �Sonre�. Levant� una ceja oscura de esa oh-tan-sexy manera
en que lo hac�a y un escalofr�o me recorri� la espina dorsal.
Era tan benditamente normal, pens� mientras observaba sus labios cerrarse
alrededor de la pajilla de color rojo brillante. Sent� una oleada de calor
mientras �l aspiraba, pensando en c�mo se sentir�an sus labios en mi piel.
�Asqueroso. Es tan dulce. �Sonre� mientras �l hac�a una mueca. S�, tan
normal, como si fu�semos una pareja saliendo a tomar una copa.
Puse mi mano en su muslo bajo la mesa, estableci�ndome mientras
recuperaba el coctel. Sus m�sculos se tensaron bajo mi tacto, pero no hizo
130
ning�n movimiento hacia m�, aparte del brazo que descansaba en mis
hombros.
Esta, pens�, era la �nica cosa que manten�a esta relaci�n siendo
completamente normal. Nos hab�amos besado por lo que se sent�a como
un mill�n de veces, pero �l se negaba a ir m�s lejos.
Lo admiraba por su moderaci�n, porque pod�a sentir lo mucho que quer�a
llegar hasta el final cada vez que yo estaba debajo de �l, pero, al mismo
tiempo, era frustrante y me consum�a.
��D�nde adquiriste el gusto por el vodka? �S�, me deseaba. La manera
en que susurr� en mi o�do y mordisque� mi l�bulo me reforz� cu�nto.
�Qu� le har�a dar el siguiente paso? Realmente no lo sab�a.
Me puse r�gida ante su pregunta, le vi abrir la boca, probablemente para
cambiar el tema. Nunca retir� sus preguntas sobre mi pasado, pero
tampoco me presion� por una respuesta.
A decir verdad, me estaba desgastando. Siempre estaba contando en mi
cabeza los minutos que nos quedaban juntos, porque una vez que supiera,
se ir�a.
No lo culpar�a.
�Sol�a tener muchas fiestas cuando estaba en la escuela secundaria. �
Envalentonada por el Vodka Slime, mir� hacia mis dedos, torcidos
firmemente juntos y descansando sobre la mesa. Tal vez era hora de que
saliera.
Parte, al menos. Una parte de eso estaba profundamente enterrada en mi
interior, y me propon�a a morir de esa manera.
�Realmente no pareces del tipo fiestero. �Los dedos de Alex continuaron
jugando con mi pelo, pero pude sentir el momento exacto en el que su
cuerpo se tens� y me dijo que entend�a que lo que estaba diciendo era
importante.
�Era diferente en ese entonces. Realmente diferente. �Retir�ndome por
completo de su contacto, me gir� para mirar esos ojos azules
131
incre�blemente oscuros suyos. Eran tan abiertos, tan dispuestos a aceptar,
que me dol�a el coraz�n.
No quer�a decepcionarlo, pero siendo quien era, no ten�a otra opci�n.
Alex no dijo nada, probablemente no queriendo detener el flujo de
palabras de mi boca ahora que hab�a empezado. Me encog�, un pu�o
gigante apret� mi coraz�n, cuando me di cuenta de que una pregunta
inocente respecto al vodka se hab�a vuelto tan seria, tan r�pido.
�No soy virgen, Alex. �Las esquinas de sus labios se curvaron en una
sonrisa, que desapareci� al darse cuenta de que estaba hablando
bastante en serio.
�Ni yo tampoco, Serena. �Estir� su mano para alcanzar las m�as, pero lo
evad�. Pens� que ya lo sab�as.
�No creo que me est�s entendiendo. �Tom� un respiro entrecortado�.
En la escuela secundaria, hubo ciertas cosas que... que quer�a olvidar. As�
que beb�a, y estuve metiendo la pata por all�. Fui el peque�o secreto sucio
de cada chico de la escuela.
Esper� porque el disgusto se mostrara en su cara, porque se alejara de m�,
porque saliera de la cabina y me dejara. En su lugar, se inclin� y tom� mis
manos en las suyas antes de que pudiera retirarlas. A la defensiva, lo mir�,
tratando de liberarme.
No me dej� ir.
��Cu�ntos a�os tienes, Serena?� Alex se sent� de nuevo en la cabina,
con el rostro mortalmente tranquilo, aunque su agarre era como el hierro.
Entrecerr� los ojos, no estando segura de ad�nde quer�a llegar.
�Tengo veinte. Ya lo sabes. �O por lo menos deber�a saberlo. Se lo hab�a
dicho suficientes veces.
�Eso es lo que pens�. Y est�s en segundo, a�o �no? �Frunc� el ce�o y
dej� de luchar.
�Uh-huh. �Mi voz estaba muy cargada de sarcasmo, pero no me
importaba�. Y t� eres del �ltimo a�o, asalta cunas.
132
�Entonces, la secundaria paso hace �qu�? �Tres a�os, m�s o menos? �
Frot� su pulgar sobre el punto sensible entre el pulgar y el �ndice, e incluso
con mi malestar, pude sentir el calor acumul�ndose.
�Eso no significa nada, Alex. �Sus dedos se movieron a mi mu�eca,
acariciando suavemente la piel y me estremec�, deseando que se
detuviera.
Era mucho m�s f�cil pensar cuando no me estaba tocando.
�No significa nada �repet�, cuando se qued� en silencio. Exasperada,
suspir� y ro� mi labio inferior�. Est� en el pasado, s�, pero aun as� pas�. No
puedo hacerlo desaparecer.
��No crees que nuestro pasado ayuda a formar lo que somos hoy? �Lo
mir�, con la boca abierta, mientras me levantaba la mano y presionaba un
beso en el interior de mi mu�eca, donde mi pulso lat�a con fuerza�.
Porque de verdad me gusta mucho la que eres hoy.
�No lo har�as si entendieras. �Mi voz era desesperada. �Por qu� no podr�a
simplemente entender?�. Hice un mont�n de cosas de las que no me
siento orgullosa.
�Perd� mi virginidad cuando ten�a diecis�is, en el s�tano de la casa de
Cammie Miller mientras sus padres ve�an The Amazing Race arriba. �Lo
mir� boquiabierta, incr�dula, mientras me sonre�a�. Tampoco estoy
demasiado orgulloso de eso.
�Tal vez deber�as estarlo �no pude dejar de murmurar�. Para eso se
necesitan bolas.
Resopl� una carcajada y luego, antes de que pudiera apartarme, ahuec�
mi cara en sus manos.
�No me importa lo que hiciste en el pasado, Serena. �Se inclin� hacia
delante hasta que sus labios estaban a s�lo un susurro de los m�os. Mi
coraz�n empez� a latir el doble de r�pido en mi pecho, y la excitaci�n
creci�, sintiendo como si mi piel estuviera demasiado apretada.
��Soy tu peque�o secreto sucio, entonces? �Mientras hablaba, mis labios
rozaron los suyos y sent� su leve estremecimiento ante el toque.
133
Sus dedos se apretaron en mis mejillas, y luego me dio un beso, uno lento y
alucinante que me dej� adolorida y llena de necesidad.
�Nunca te mantendr� en secreto. �Sus labios viajaron hacia arriba, sobre
mi clav�cula, hasta la base de mi oreja. Mis m�sculos se reforzaron
anticipando el pr�ximo toque�. Pero si quieres ser un poco sucia, no me
quejar�a. �Me gir� para encontrarlo sonri�ndome y no pude creer que
estuviera siendo tan atrevido como para decir eso. Abr� la boca para
replicar, luego la cerr� cuando reconoc� el calor en sus ojos.
Eso era... �l iba...
Tragu� grueso, mi cuerpo entero emocionado bajo sus ojos mientras se
inclinaba de nuevo y me besaba. El beso fue con la boca cerrada, un
poco m�s que nuestros labios presion�ndose juntos, pero estaba lleno de
intenci�n.
Cuando nos separamos, yo jadeaba. Su respiraci�n tambi�n era
entrecortada y, mientras, busc� en su bolsillo y lanz� algo de dinero en la
mesa.
��Quieres salir de aqu�? �No pod�a hablar, as� que asent� con la cabeza,
mi pulso se sacud�a entre mis venas.
�S�.
* * *
��Quieres otra copa? �Me paralic�, r�gida de los nervios, justo en el
camino de entrada al apartamento de Alex. No hab�a comentado el
hecho de que no me hab�a movido en los �ltimos cinco minutos, mientras
�l se mov�a alrededor de su peque�a casa, encendiendo l�mparas y
consigui�ndose un vaso de agua.
��Sigues teniendo alcohol aqu�? �Mis dedos se sent�an gruesos y torpes
mientras trataba de liberarme de mi chaqueta de jean. Alex mir� desde la
esquina de su cocina de galera, sus ojos d�ndose cuenta r�pidamente de
que no me hab�a movido.
134
�Tengo vodka. Y s�lo desde que empec� a salir contigo. �Aspir� una
bocanada de aire. Todav�a no me hab�a acostumbrado a escuchar la
palabra.
Est�bamos saliendo. Est�bamos a punto de tener relaciones sexuales.
Mi nueva vida normal era aterradora.
�Hey. �Alex sali� de la cocina, me entreg� el vaso corto de agua. Ten�a
la boca seca por los nervios y beb� hasta la �ltima gota. �Serena. No hay
presiones aqu�, �de acuerdo?
��As� que soy la �nica sintiendo ansiedad? �Alex ri�, luego me tom� en
sus brazos.
�Podemos tener sexo ahora mismo o podemos esperar hasta ma�ana.
Podemos tenerlo en un mes. No voy a obligarte a hacer nada con lo que
no te sientas c�moda. �Quise golpear mi cabeza contra su pecho.
Estaba perdiendo el punto.
�Ser�a mucho m�s c�modo si no estuviera sexualmente frustrada en estos
momentos. �No pude evitar sonre�r ante su expresi�n de asombro�.
�Qu�? Has estado volvi�ndome loca durante semanas.
��S�? �Colocando sus manos debajo de mis codos, Alex me levant� de
puntillas, luego roz� sus labios suavemente sobre m�. Cu�ntame m�s.
Sonre� por su beso, lo peor de mis nervios se derriti�. Aun as�...
�Alex, no he hecho esto en un largo tiempo. �Le susurr� en un suspiro
mientras apretaba su boca en el hueco de mi garganta, la lengua
chasqueando sobre el guante de piel suave all�.
�Ha pasado un tiempo para m�, tambi�n. �Admiti�, con las manos
cayendo lentamente de mis codos, para luego, ahuecar mis pechos a
trav�s de mi camisa.
Mis ojos se volvieron borrosos mientras acariciaba mis pezones con sus
pulgares. Mi aliento se aceler�.
135
�Ciegos guiando a ciegos �murmur� mientras �l se giraba, apoyando mi
espalda contra la pared. El yeso fresco era un delicioso contraste con el
punzante calor en mi frente.
Ahog� una carcajada, sus manos haciendo cosas malas mientras me
retorc�a ante su toque.
�Creo que todav�a me s� un truco o dos. �Sus ojos cargados de intenci�n
se enfocaron en mi cara, desliz� una mano desde mi pecho hacia abajo.
Su dedo se desliz� entre mis piernas, rozando la tela de mis vaqueros y dej�
escapar un llanto ahogado.
��Bueno? �pregunt�, sin apartar los ojos de mi cara.
�Bueno. �Mi voz era ronca. �l se qued� quieto y yo, impaciente, me
sacud� contra su dedo. �l tir� de mi pelo.
�Ven conmigo. �Tomando mi mano, me llev� por el corto pasillo hacia su
dormitorio. Me conoc�a lo suficientemente bien hasta ahora como para no
pedir encender la luz.
Quer�a darle algo a cambio. Estaba oscuro, no ser�a capaz de ver mis
cicatrices.
Mientras en silencio sac� la camisa por encima de su cabeza, hice lo
mismo. Cuando sus dedos se posaron en m� otra vez, mi torso estaba
desnudo.
�Dios, Serena. �Sus manos de repente estaban en todas partes de la
carne reci�n descubierta. Me estremec� bajo su toque, conectando mis
dedos en su pretina.
�Necesito ayuda con mi sost�n �susurr�. Sent� su aliento c�lido en mi
mejilla mientras envolv�a sus brazos alrededor de m� y desenganchaba el
broche. Y luego est�bamos piel a piel por primera vez, y en lugar de estar
aterrorizada, se sent�a absolutamente correcto.
Envolvi�ndome en sus brazos, me bes� hasta que mi mente se limpi� de
todo menos de �l. En ese momento, mi pasado ni siquiera exist�a para m�.
Solo exist�amos nosotros dos.
136
��Esto est� bien? �Las manos de Alex se deslizaron entre nuestros cuerpos
y tir� del bot�n de mis jeans. Mi coraz�n salt� mientras le murmuraba en
sentido afirmativo.
Desliz� el bot�n de su ojal y luego baj� la cremallera de mis jeans. Me
sacud� para ayudarlo a mover m�s c�modamente la tela por mis caderas,
temblando cuando el aire fr�o golpe� mi piel.
�Ay�dame con el m�o. �Busqu� la hebilla de su cintur�n, logrando
finalmente deslizar el cuero desgastado a trav�s de las trabillas de su
pantal�n.
Luego, su boca encontr� mi pez�n y tuvo que hacer el resto por s� mismo.
Cuando no hab�a nada entre nosotros, me baj� a la cama. O� el lagrimeo
de cart�n, luego el rasgar del aluminio por un segundo antes de que se
colocara sobre m�.
�Seguro de ti mismo, �verdad? �Me re� sin aliento, entrecerrando los ojos,
siendo capaz s�lo de besarlo mientras se enfundaba en el cond�n. El
espect�culo hizo que mi coraz�n se detuviera.
Arrastrando sus brazos a cada lado de mi cuerpo, me bes� suavemente.
Pod�a sentir su dureza contra la suave piel de mi muslo, y me apret� con
anticipaci�n.
�Nunca estoy seguro de m� mismo contigo. �Meci� sus caderas y grit�
cuando su calor frot� sobre mi entrepierna�. Pero un chico siempre puede
tener esperanza.
Sonre�, busc�ndolo para tomarlo en mi mano. �l gru�� y se meti� en mi
agarre.
�No quiero apresurarte. �Est�s lista? �Sabore� la necesidad que pude o�r
en la voz de Alex, que pude sentir en el temblor de sus m�sculos.
�He estado lista por semanas. �Un suave peque�o grito se escap� de mis
labios cuando desliz� sus dedos entre mis piernas, asegur�ndose.
�Ir� lento. �No quer�a que lo fuera, quer�a ser consumida. Arque� mis
caderas y lo ayud� gui�ndolo hasta mi entrada, mi necesidad de dolor
f�sico.
137
Despacio, muy despacio, me penetr� y nuestras voces gritaron juntas una
vez que estuvo en mi interior.
��Est�s bien? �Se apoy� en sus codos, cara a cara conmigo. Mir� dentro
de esos incre�bles ojos que apenas pod�a ver en la oscuridad, y fue
entonces cuando perd� mi coraz�n.
�Estoy bien �estuve de acuerdo, levantando mis caderas para
demostrarle que en realidad lo estaba. Y all�, comenz� a moverse.
No fue perfecto, las primeras veces nunca lo son. Mi nariz choc� con la
suya cuando levant� la cabeza para besarlo. Me mordi� el labio inferior un
poco duro cuando me arque� para encontrarme con su empuje y se puso
un poco demasiado excitado.
Pero a medida que nuestros movimientos se hicieron m�s r�pidos, mientas
los dos nos acerc�bamos al final, fue como si nunca antes hubiese tenido
sexo, como si mi pasado no existiera, como si estuviera sin tacha. El placer
que se enroll� profundamente en mi interior era puro, y le di la bienvenida
con los brazos abiertos.
Los dos nos tensamos cuando la ola de sensaci�n se apoder� de nuestra
piel, lo sent� aguant�ndose, con el cuerpo tenso, esperando por m�. S�lo
cuando me hab�a estremecido con mi propia liberaci�n, pudo sumergirse
plenamente en mi calor y se dej� ir, con un rugido mientras enterraba su
cara en mi pelo, mientras se ven�a.
Acarici� su piel caliente y h�meda con mi mano mientras trataba de
recuperar el aliento, mis ojos se cerraron mientras la emoci�n me llenaba
tan seguramente como lo hac�a.
Entonces supe por qu� me sent�a tan vac�a antes de conocerlo.
Hab�a estado esperando por �l.
138
Cap�tulo 10
Traducido por Curitiba
Corregido por Samylinda
�Wow�. Me re� disimuladamente de la muy reducida descripci�n que
hizo Alex de lo que acababa de pasar entre nosotros.
��Qu�? �protest�, haci�ndome rodar hasta que lo enfrentara,
envolvi�ndome en sus brazos�. No se trata de hacer frases completas. Eso
fue... wow.
Aunque no dije nada, acept� en silencio. Hab�a tenido mucho sexo, pero
todo hab�a sido azul p�lido en comparaci�n con el escarlata y carmes� de
lo que acababa de suceder.
��Vas a pasar la noche? �Adormilada, estuve de acuerdo. Mi felicidad
en ese momento era perfecta. Tal vez, pens�... tal vez podr�a realmente
tener una vida normal.
��Serena? �Rozando su cuello, le sonre�.
�Est�s muy hablador despu�s del sexo �brome�. Se tens� a mi lado.
�T� me has confiado tu cuerpo �comenz�, y sent� mi nube de felicidad
empezar a disiparse.
�Alex, no.
Presion� mis dedos contra sus labios, pero los alej�.
�Serena, estamos juntos de cada posible modo. �Por qu� no puedes
confiarme tu secreto? �Un escalofr�o comenz� a recorrer mi cuerpo,
levantando piel de gallina, donde momentos antes hab�a sido delicioso
calor.
Sent� una oleada de irritaci�n.
�Hay cosas que no me vas a contar, tambi�n.
139
Me apart�, haci�ndolo retroceder. Me sent�, sosteniendo las cubiertas en
mi pecho.
Alex se sent� tambi�n, y un momento despu�s encendi� la l�mpara. Di un
grito ahogado mientras halaba las s�banas para ocultar mis brazos, mis
hombros. �l apret� los labios con fuerza al darse cuenta de mis
movimientos, lanzando su desechada camiseta en m� mientras dejaba
escapar un suspiro de exasperaci�n.
�Hay una gran diferencia, Serena.
Pas� la mano por su cabello, levant�ndolo en peque�os picos mientras yo
trataba de vestir la camiseta por la cabeza sin dejar mis cicatrices al
descubierto.
��Quieres saber de mi pasado?
Alex empuj� las mantas y sali� de la cama. All� de pie, desnudo e
imperturbable, se ve�a un poco salvaje, pero no me sent� como si estuviera
en peligro.
�Cuando ten�a diecis�is a�os viv�a con una pareja llamada Joss y Karina.
Joss no estaba mucho en casa, y Karina hizo un mont�n de cosas para
llamarle la atenci�n.
Los labios de Alex se apretaron en una fina l�nea.
�Alex, no tienes que decirme esto. �Mir� a mis dedos, sintiendo como si
sus palabras me estuvieran desgarrando en dos�. Todo el mundo tiene
secretos.
�No como esto. �El color del cristal de sus ojos brillaban con convicci�n�
. Y nosotros dos juntos, tenemos demasiado equipaje para mantener una
relaci�n. A no ser que alguna de esas bolsas vayan por la borda.
La �nica manera en que pod�a deshacerme de mi equipaje era si volv�a a
la casa que hab�a vivido de adolescente. Tendr�a que enfrentarme a
Felicity, enfrentarme a �l.
La idea hizo que una oleada de n�useas subiera por mi garganta y me
amordazara.
140
��Quieres un poco de agua?
Incluso cuando estaba enojado conmigo, Alex me cuidaba. No lo
entiendo.
�No. �Mi voz sonaba seca, pero si bebiera a�n que fuera un sorbo me
atragantar�a. Tragu� la lija en mi garganta, luego me sent� sobre los
talones.
Alex sigui�:
��Alguna vez has o�do hablar del S�ndrome de M�nchausen por Poder3?
�Sacud� la cabeza, aunque la letra de una vieja canci�n de Eminem se
reproduc�a de mi cabeza�. Se refiere al abuso a otra persona,
generalmente a un ni�o, por su cuidador para conseguir atenci�n.
�Oh, Dios. �Mi coraz�n se rompi� por lo que intu�a iba a seguir�. No.
Alex asinti� bruscamente. No quer�a nada m�s que alcanzarlo, para
envolver mis brazos a su alrededor, para calmar lejos el dolor, pero sus
brazos estaban cruzados fuertemente sobre el pecho, advirti�ndome que
me mantuviera alejada.
�Al principio, comenz� con quemaduras. Has visto las cicatrices. Ella me
quemaba con sus cigarrillos, y luego dec�a a los trabajadores sociales que
yo mismo me lo estaba haciendo. Era un adolescente dif�cil, y no fue dif�cil
creerle.
Mis dedos picaban para recorrer esas cicatrices. Finalmente no pude
soportarlo m�s. Me met� en la cama y tom� sus brazos en mis manos. �l se
estremeci�, su expresi�n cruda, pero no me apart�.
�Entonces descubri� que pod�a usar mi diabetes de forma m�s eficaz.
Mi boca cay� abierta, simplemente no pod�a imaginar a alguien haciendo
eso.
3 M�nchausen por Poder: es un t�rmino acu�ado por un m�dico de origen ingl�s, el
Dr.
Samuel Roy Meadow, al referirse a lo que �l consider� un trastorno en el que una
persona, generalmente el cuidador o la madre del ni�o, deliberadamente causa
lesi�n,
enfermedad o trastorno a otra persona, generalmente el hijo.
141
�Me daba sobredosis de insulina por lo que llegu� a lo que se llama una
baja extrema. Un diab�tico que sale con glicemia en la sangre necesita
una dosis de algo que se llama Glucag�n, que ella pod�a o no administrar
de forma inmediata, dependiendo de su estado de �nimo. Incluso si
decid�a darme el glucag�n, estar�a miserable durante d�as, no sinti�ndome
bien. As� ella conseguir�a un mont�n de atenci�n por eso.
Vi al Alex que conoc�a y me preocup� por la liberaci�n de sus recuerdos.
Casi no me atrev�a a respirar, con miedo de molestarlo.
�En el otro extremo del p�ndulo estaba la ketoacidosis diab�tica. Ella
retendr�a la insulina para que mis niveles de az�car fueran altos. M�s de un
d�a o dos de esto para un diab�tico dependiente de insulina es muy
peligroso. Pero aparte de restringir mi consumo de hidratos de carbono, no
hab�a nada que yo pudiera hacer.
Me dol�a el coraz�n por el chico que fue Alex.
��Hizo cosas a Georgeanne, tambi�n?
Mi voz era un susurro ronco.
Alex sacudi� la cabeza, sus m�sculos tensos bajo mis dedos.
�Sab�a que Georgeanne la delatar�a. Fue verbalmente abusiva,
realmente desagradable, pero nunca le hizo da�o f�sicamente.
Quer�a cerrar los ojos ante las im�genes que sus palabras pintadas, pero no
pude, no mientras �l me miraba como si yo fuera su tabla de salvaci�n.
��Dijiste que Tripp te sac�?
�l asinti�, con un fuerte y brusco movimiento de la cabeza.
�Georgeanne la dej� tan pronto cumpli� los dieciocho a�os, pero ella no
estaba dispuesta a dejarme solo. Hac�a ruido siempre que pod�a,
dici�ndolo a cualquiera en el sistema que quisiera escuchar acerca de lo
que estaba pasando con Karina y Joss. Ella hizo algunas ondulaciones,
pero todo el mundo pensaba que estaba s�lo ansiosa y enojada por vivir
en hogares sustitutos por tanto tiempo.
Hizo una pausa para aspirar una bocanada de aire. No interrump�.
142
�Un d�a expuso su caso ante un nuevo trabajador social muy joven, que
hab�a sido un ni�o acogido en un hogar. �l fue el �nico lo suficientemente
inteligente como para preguntarse por qu� Georgeanne se molestar�a en
hacer un esc�ndalo ahora. Ten�a dieciocho a�os, ya no estaba en el
sistema. �Qu� era lo que quer�a?
�Ese fue Tripp �supuse.
�Ese fue Tripp. �Parpade� y sus ojos volvieron a entrar en foco�. S�lo
ten�a diez a�os m�s que yo, pero �l me recogi� como un ni�o adoptivo.
Me mantuvo fuera de problemas. Karina y Joss estaban prohibidos para
siempre de adoptar de nuevo.
Volvi� los ojos hacia m�, y la expresi�n en ellos me dej� sin aliento.
�Nunca he dicho eso a nadie. Ni siquiera tuve que decir a Tripp, porque
Georgeanne le dijo casi todo.
En vez de mirarme como si me desafiara a todav�a amarlo, parec�a...
tranquilo.
�Ahora ya lo sabes. �A�n buscando mi cara con los ojos, se acerc� y
coloc� una hebra de mi pelo enredado pos sexo detr�s de la oreja�. Y no
hay nada que puedas decirme que me har� pensar de manera distinta
sobre ti. Te lo prometo, y lo digo en serio.
�Te creo.
Empec� a temblar y las n�useas que hab�a estado guardando durante su
historia volvieran con toda su fuerza. No hab�a comido nada desde el
almuerzo, as� que no hab�a nada para llegar, pero Alex agarr� su cesto de
basura y lo mantuvo debajo de mi barbilla, mientras exhalaba, todo mi
cuerpo tembl� violentamente.
Frot� mi espalda, el punto entre los om�platos.
��Ves? Incluso si puedes hacerme pensar que vas a vomitar sobre toda mi
cama. Todav�a te amar�.
Me qued� helada cuando su selecci�n de palabras entr� en mi pobre
cerebro desconcertado. Me volv� hacia �l con los ojos muy abiertos, los
143
labios pegados cerrados. No pude repetirlo s�lo para descubrir que esto
hab�a sido un resbal�n de su lengua.
�Te amo, Serena. �Me sent� de nuevo y parpade� me congel�.
�El silencio no es exactamente lo que yo hab�a esperado cuando te dije
eso.
Un toque de inquietud se desliz� a trav�s de las grietas de su confianza.
Abr� la boca para decir algo, pero la cerr� de nuevo cuando las palabras
se me escaparon.
�Est� bien. Vamos a hacerlo de esta manera.
Colocando la papelera vac�a en el suelo, Alex me sent� en su regazo.
Enterr� mi cara en su pecho, abrumada.
��Me amas, Serena?
Aspir� profundamente, y luego asent�. Sab�a que no hab�a imaginado el
suspiro de alivio que sali� de su pecho cuando finalmente estuve de
acuerdo.
��Conf�as en m�?
Nuevamente asent�, pero �l no hizo m�s preguntas. Finalmente mir� hacia
arriba para encontrarlo esperando, con paciencia.
�Alex, quiero decirte.
No estaba tratando de ganar tiempo. Realmente quer�a decirle, desde
que hab�a finalmente me convencido de que decirle a alguien
simplemente significar�a compartir la carga.
�No voy a juzgarte.
�Lo s�.
No era eso. El problema era que, despu�s de tantos a�os de arraigado
silencio, las palabras simplemente no vendr�an por s� solas.
�Lo intentar�, Alex. Lo har�. Pero... No esta noche.
144
�l suspir�, y yo estaba aterrada de que lo hubiera decepcionado. Pero en
vez de empujarme hacia la puerta, se acost� en la cama conmigo a�n
acunada en sus brazos.
�Tienes raz�n. Es suficiente para una noche.
Girando para su lado, me jal� hacia �l, con la cara apretada contra los
duros planos de su pecho.
�Gracias.
Se acerc� con un brazo y apag� la luz. Parpade� ante la repentina
oscuridad, que me envolvi� como un abrazo.
�Estamos hechos el uno para el otro.
Sus palabras eran apenas perceptibles, susurradas en mi pelo.
Asent�, demasiado cansada para hacer otra cosa. Abriendo mi camino
con m�s fuerza entre sus brazos, sabore� su calor, su olor, sabiendo que
con la ma�ana llegar�an a�n m�s repercusiones de los secretos de mi
pasado.
145
Cap�tulo 11
Traducido por Bluedelacour
Corregido por Meellc
La ma�ana estaba tensa y rara, no importa que ambos visiblemente
intent�ramos hacer todo lo contrario. Mientras Alex preparaba caf� en su
peque�a cafetera, lo cierto era que yo sab�a su secreto... y �l todav�a no
sab�a el m�o.
Mi coraz�n estaba pesado cuando me deslic� sobre mis zapatos en la
puerta. �Y si toda esta angustia era por nada? �Qu� pasa si no podemos
hacer que funcione despu�s de todo?
�Hey. �Hab�a rechazado la oferta de Alex de que me llevara de vuelta a
la escuela, diciendo que quer�a hacer ejercicio al caminar. Los dos
sab�amos que ten�a que aclarar mi mente despu�s de la intensidad de la
noche anterior, pero Alex se abstuvo de hacer comentarios sobre ello,
incluso cuando me sigui� hasta la puerta, ahuec� mi cara entre sus manos
y me bes� en los labios, ligero y dulce.
�Te llamar� m�s tarde, �de acuerdo? �Un hilo de alivio se abri� camino a
trav�s de m�.
Si esto no funciona, no fue por falta de intentos.
Hab�a planeado inicialmente regresar a la residencia y acabar mis libros de
texto. Pero con la historia de Alex dando vueltas y vueltas en mi cerebro,
me di cuenta de que estaba demasiado agitada como para quedarme
quieta. Por �ltimo, me despoj� de mis jeans y me deslic� en los capris y en
mi camiseta de manga larga que por lo general llevaba al yoga.
Sin embargo, no me dirig� a edificio de la uni�n de los estudiantes. En su
lugar me encontr� en el gimnasio de la Universidad. El olor rancio del sudor
viejo y zapatillas de deporte llen� mi nariz mientras muestro mi ID de
estudiante, y reservo uno de los dos sacos de arena para la pr�xima hora.
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Pens� que podr�a conseguir algunas miradas extra�as cuando agarr� una
toalla y tomaba el par m�s peque�o de los guantes de boxeo que el
gimnasio ten�a. Pero todo el mundo estaba demasiado ocupado haciendo
sus propias cosas para prestarme atenci�n. Mis primeros golpes fueran
conscientes, pero despu�s de unos minutos la respiraci�n comenz� a
acelerarse, mi ritmo card�aco se precipit�, y me olvid� de todo menos de
canalizar mi frustraci�n y la ira en los golpes que llov�an sobre la bolsa.
Bum. Eso fue para la familia adoptiva de Alex.
Bum. Eso fue por Karina, su ex madre adoptiva.
Bum. Eso fue por mi madre.
Bum. Eso fue por mi lucha tratando de tener una relaci�n normal.
Bum. Bum. Bum. Bum. Bum.
Esas fueron todas por �l.
Pod�a golpear el saco de boxeo para siempre y nunca ser liberada de mi
ira contra el hombre que hab�a cambiado mi vida de la peor forma
posible. Ni siquiera estaba avergonzada de admitir a m� misma que quer�a
que la bolsa fuera �l, que si golpeaba lo suficientemente duro, con
bastante frecuencia, iba a entender lo que me hab�a hecho.
��Serena? �Empec� a voltearme cuando o� mi nombre, golpeando la
bolsa con mi espalda mientras giraba, mis pu�os arriba y hacia fuera.
Maddy se qued� all�, con las palmas arriba indicando que no me da�ar�a.
�Lo siento. No era mi intenci�n asustarte. �Sus ojos estaban muy abiertos
por mi reacci�n extrema, pero vi un poco de respeto en ellos tambi�n�.
Buena forma.
Ella asinti� con la cabeza a la bolsa, que todav�a se balanceaba en su
amarre.
��Alguna vez has intentado kickboxing?
Al pasar el sudor de la frente con el dorso de mi mano, negu� con la
cabeza, luego se inclin� para recoger mi botella de agua. El l�quido estaba
tibio por ahora, pero todav�a se sent�a como el cielo en la garganta.
147
�No. Normalmente s�lo corro y practico yoga. El boxeo es... es algo nuevo
para m�.
Pens� en la historia de Alex, de c�mo Tripp se hab�a metido en el boxeo
como una forma de canalizar su rabia.
Eso parte de �l fue para m�, sin duda.
Pero tambi�n me gustaba sentirme m�s fuerte, como si alguien intentara
algo en m� contra de nuevo pero esta vez pod�a defenderme.
��Te importa? �Maddy asinti� a la cesta de los guantes de boxeo. Negu�
con la cabeza, indicando que deb�a seguir adelante.
Eligi� un par, los at�, y luego gir� hacia el saco de boxeo. Vi como ella mir�
la bolsa hacia arriba como si fuese la nueva encarnaci�n de Darth Vader,
y luego peg� con una serie de pu�etazos y patadas.
�Vaya. �Mi boca cay� mientras golpeaba la bolsa, vi�ndose como una
especie de princesa guerrera. Estaba fascinada, y me encontr�
levantando mis juguetes, ansiosa por probar las patadas por m� misma.
Finalmente se detuvo, inclin�ndose por la cintura, sudor goteando al suelo.
Ella mir� mi expresi�n con la boca abierta y sonri�.
�Estoy pretendiendo que la bolsa es Brett.
Estaba sin aliento, pero he o�do la sombr�a satisfacci�n en su voz.
�Se siente jodidamente incre�ble.
Rebotando en mis dedos de los pies ahora, Mir� la bolsa. Los golpes
estaban empezando a sentirse naturales, pero las patadas a�adieron toda
una nueva din�mica.
�Dobla la rodilla que est� sosteniendo tu peso, y cond�cela hacia arriba
de eso.
De pie, Maddy sac� sus guantes y cogi� la botella de agua.
�Piensa en ello como si fuesen procedentes de todo el cuerpo, no s�lo de
la pierna. �Hice lo que me dijo, mirando a la espalda con los ojos
entrecerrados. Tratando de tirar todo mi peso detr�s de �l, di una patada.
Al igual que la primera vez que Alex hab�a atado los guantes en m�, estaba
148
lejos de ser perfecto, la bolsa moviendo s�lo un poco, mientras que el
golpe reson� por mi pierna.
Pero Maddy ten�a raz�n. Se sent�a jodidamente incre�ble.
�Una vez m�s �me anim� y atac� la bolsa. Le di una patada, pu�os,
luego patadas, pu�etazos, patadas y luego un poco m�s. En alg�n
momento escuch� un grito de mis labios, pero estaba demasiado
concentrada en el poder que viene con la quemadura en los m�sculos
mientras vert�a toda la fuerza que ten�a en los golpes.
Finalmente no pude hacerlo m�s. Me encorv�, sin aliento, mi cuerpo se
volvi� gelatina. Pero cuando mir� el rostro sudoroso de Maddy, cuando
nuevamente me dio esa sonrisa, me sent�a m�s fuerte que nunca.
�Incre�ble �dijo, tratando de alcanzar los guantes de nuevo�. Mi turno.
Le devolv� la sonrisa, asintiendo.
Impresionante.
* * *
��Qu� demonios est�s haciendo? �El dormitorio estaba vac�o cuando
dej� la ducha despu�s del gimnasio, y cuando volv�, Kaylee estaba
sentada con las piernas cruzadas en la cama, una botella de vodka en su
regazo y su taza de cepillo de dientes en la mano.
��Kaylee?
Ella me sonri�, y la curva de sus labios era triste, m�s triste que nunca.
Derram� vodka en su tasa, y luego tom� un peque�o sorbo,
estremeci�ndose ante el sabor.
�Estoy bebiendo. Duh. �Asent� con cautela, dejando mi carrito de la
ducha y una toalla h�meda en el suelo y cruc� la habitaci�n para
sentarme a su lado en la cama.
149
�Ya lo veo. �Kaylee beb�a mucho, pero siempre en un contexto social�.
Uh� son las cinco de la tarde.
�As� es. �Pellizcando su nariz cerrada, Kaylee ech� la cabeza hacia atr�s
y resopl� el resto del vodka en el vaso. Ella amordaz� su nariz, girando su
cara c�micamente.
A pesar de su expresi�n, me dio la sensaci�n de que ella no estaba
realmente en un estado de �nimo para bromear.
��Qu� est� pasando? �Mir� con recelo mientras se serv�a otro trago en
la taza.
El l�quido era viscoso, un r�o gelatinoso, que se transmit�a desde la botella.
Una vez m�s vi esa triste sonrisa, y de nuevo dispar� el alcohol.
��Alguna vez has tenido algo que has deseado poder decirle a la gente,
pero no puedes? �Sus palabras me golpearon con fuerza en la cara,
haci�ndome tambalear.
��De qui�n est�s hablando? �Mi voz era un susurro. No pod�a estar
hablando de m�, no pod�a.
Nadie sab�a mi secreto.
Ella se gir� hacia m�, con los ojos que empezaban a verse vidriosos por los
efectos de los chupitos de vodka asent�ndose.
�Te he dicho que todos tenemos nuestros problemas, �verdad? �
Suspirando pesadamente, atornilla la tapa de la botella de vodka y la
lanz� a m�. El m�o me acaba de morder en el culo ahora mismo. Acabo
de hablar con mi mam� �a�adi�, atrapando mi mirada perpleja.
Frunc� el ce�o, sabiendo que eso no pod�a ser una buena noticia. Decir
que Kaylee no estaba en buenas relaciones con su familia era un
eufemismo. Ellos sab�an d�nde estaba, a d�nde iba a la escuela, pero
nunca estaban en contacto, y trataban de evitar ponerse en contacto
con ella.
�Ya veo. �Realmente no lo hago. Al igual que nunca habl� de mis a�os
de escuela secundaria, Kaylee no habl� de su familia.
150
Se dej� caer de nuevo sobre la almohada, empezando a insultar, lo que
me hizo pensar que ella ya hab�a tenido un par de chupitos cuando hab�a
entrado en la habitaci�n.
�Joel se supon�a que era mi diversi�n antes de que enfrent� a la m�sica.
�Sus palabras eran gruesas y un poco dif�ciles de entender. Me inclin�
hacia delante para escuchar, empujando la botella de vodka mientras lo
hac�a.
Kaylee se�al� con el dedo, balanceando perezosamente en el aire.
�Deber�as probar algo. Esta bebida a la hora de la cena es algo divertida.
�Se ri�, cubri�ndose los ojos con el brazo mientras tarareaba una canci�n
sin melod�a.
Estaba en la punta de la lengua el negarme, pero luego me encog� de
hombros. �Por qu� no?
Sab�a que no era m�s la Serena que hab�a estado en la escuela
secundaria. Pero no ten�a muchas ganas de ser la chica remilgada que me
hab�a convertido, tampoco.
Quer�a tener un poco de diversi�n. Y ahora quer�a tener un par de chupitos
de simpat�a de vodka con mi mejor amiga, s�lo por el placer de hacerlo.
Desenroscando la tapa de la botella, me beb� un sorbo de nuevo y
r�pidamente me amordac� mientras el fuego quemaba la piel dentro de
mi garganta.
�Asqueroso. �Dej� la botella a un lado, entonces me dej� caer a los pies
de la cama de Kaylee, mi cabeza a sus pies y los pies a su cabeza.
��Serena? �La voz de Kaylee era suave, lastrada con alcohol. Gru�� mi
respuesta, ya que el trago fuerte que hab�a tomado estaba trabajando su
camino a trav�s de m� tambi�n, por lo que me siento agobiada y let�rgica.
��C�mo lo haces? �C�mo seguir adelante? �Tragu� con dificultad, sin
tener idea de qu� decir�. �De algo que podr�a volver a acosarte en
cualquier momento? �Puedes hacerlo?
151
�No lo s�. �Incluso sin saber qu� era exactamente de lo que estaba
hablando, esta fue la mejor respuesta que pod�a dar�. No soy la mejor
persona para responder a eso. Soy un desastre.
Kaylee resopl� una carcajada, rodando a su lado.
�Hermana, no tienes ni idea. �Nos quedamos en silencio por un segundo,
y mi mente se dirigi� a Felicity, a Bob... a Alex. El pasado de Alex hab�a
dejado cicatrices en �l, pero las cicatrices no lo definen en la forma que lo
hacen conmigo.
No sab�a lo que ten�a que hacer para ponerme al d�a con �l, pero ten�a
que pensar en algo.
�Me gustar�a querer lo que quieren para m�. �La voz de Kaylee era m�s
suave, su respiraci�n m�s regular, y me di cuenta de que estaba a la
deriva. En silencio me levant�, tirando de las s�banas de su cama sin hacer
y sobre ella.
��Serena?
��Hmm? �Apagu� todas las luces a excepci�n de la de lectura puesta
en mi cabecera. Me he puesto al d�a en mis estudios mientras ella tomaba
una siesta. Hab�a visto a Kaylee dormir borracha antes. Y no la despertar�a.
�Quiero que seas feliz. No s� si alguna vez puedo serlo, pero t�... Alex... te
quiere. Mucho. �Dej� mi libro pesado en mi cama, gir� y mir�. Aunque
Kaylee estaba en el borde mismo del sue�o, sus palabras eran totalmente
l�cidas.
�Yo... �c�mo puede decirlo? ��l me dijo que me amaba la noche
anterior, pero todav�a no pod�a creerlo.
No sab�a c�mo podr�a posiblemente durar, una vez que �l supiera... una
vez que lo supiera todo.
�Deja de sab... sab... sabotearte a ti misma. �Kaylee bostez� una vez,
enormemente, a continuaci�n, se dej� caer sobre su est�mago y hundi� la
cara en la almohada.
Sus �ltimas palabras antes de dormirse se ahogaron, pero aun as� las
entend� bastante bien.
152
�No importa lo que pas� antes, ahora tienes la oportunidad de ser feliz.
Entonces, �qu� diablos est�s esperando?
* * *
Las palabras de Kaylee eran casi un desaf�o, y me hicieron retorcerme.
Trat� de concentrarme en mi libro de texto, y en su lugar me encontr�
llegando a la botella de vodka, mezcl�ndolo en la taza de Kaylee con los
restos de los dos litros de gaseosa de lim�n que ten�amos en la habitaci�n.
No era muy apetecible, pero me estaba gustando el hecho de que me
hiciera m�s fuerte con cada sorbo.
A las nueve de esa noche Kaylee se hab�a despertado y se hab�a ido
murmurando algo sobre caf�. Yo estaba llena de coraje l�quido y lista para
hacer algo al respecto. Tomando mi tel�fono, escrib� un texto r�pido a
Alex.
�Qu� est�s haciendo?
Su respuesta fue casi instant�nea.
Pregunt�ndome qu� est�s haciendo T�.
Sonre�. Seg�n lo prometido, hab�a llamado antes, pero todav�a hab�a
estado contemplando lo que Kaylee hab�a dicho y no hab�a contestado.
�Quieres venir?
Sent� que mi coraz�n comenzaba un baile de tap por mi oportunidad
cuando me di cuenta de qu� era lo que iba a tratar de hacer.
Acabo de volver de la pr�ctica. D�jame tomar una ducha r�pida y estar�
ah�.
Mis nervios comenzaron a aumentar el ritmo del tap en mi vientre una vez
que accedi� a venir. La mitad de m� se mor�a por verlo, volver a vivir esa
conexi�n que hab�a sentido cuando finalmente tuvimos sexo anoche.
153
La otra mitad... la otra mitad de m� estaba convencida de que iba a
escuchar lo que ten�a que decir, que me dar�a una mirada de disgusto,
recordaba con toda claridad el rostro de Felicity, y me dejar�a a solas con
mi dolor.
Para matar el tiempo, me beb� otro vodka con soda rancio. No estaba
segura del todo de que me gustara la sensaci�n confusa que fue
asent�ndose sobre m� por el alcohol, pero sab�a que no iba a ser capaz de
escupir esto por mi cuenta.
No creo que haya ninguna verg�enza en ello. Estaba haciendo lo que
ten�a que hacer para sobrevivir, como siempre lo hab�a hecho.
A pesar de que estaba esperando por ello, el golpe en la puerta todav�a
me sorprendi�. N�useas de los nervios casi me convencieron de ignorarlo,
pero el recuerdo de la cara de Alex de la noche anterior, como �l me
cont� su propia historia, oblig� a mis pies a moverse.
�Hola. �Su sonrisa era juvenil y casi t�mida cuando abr� la puerta, y me
acord� de aquel primer d�a que lo conoc�.
Hab�an pasado tantas cosas entre nosotros, parec�a que era hace siempre.
�Hola. �Di un paso atr�s para dejarlo entrar, y �l mir� a su alrededor con
inter�s al entrar. Hizo un gesto hacia la parte ordenada de la sala, mi lado
y sonri�.
�Esto es tuyo, seguro. �Una punzada me atraves� ante las palabras
inocentes. No quiero ser predecible. S�lo quer�a ser yo.
�Lo es. �Estuve de acuerdo, entonces me acerqu� a donde estaba, al
pie de la cama.
�T�... �Quiere sentarte?
Hizo lo que le ped�, sin preguntar por qu�. Confiaba en m�. Iba a confiar en
�l.
�Tengo que mostrarte algo.
154
Antes de que pudiera perder el valor, elev� el dobladillo de mi camiseta
en palmas que estaban h�medas por los nervios. Vi sus ojos abrirse poco a
poco levant� el algod�n liso hacia arriba y sobre la cabeza
Todo mi cuerpo empez� a temblar mientras dejaba mi camiseta caer al
suelo. Me par� frente a Alex en mis pantalones vaqueros y sujetador, m�s
vestida de lo que hab�a estado cuando hab�amos tenido sexo. M�s
vestida... pero infinitamente m�s desnuda.
�Serena... �Alex comenz�, sus ojos desliz�ndose sobre m� mientras trataba
de encontrar qu� era lo que hab�a estado escondiendo de �l. Me
acerqu�, en el anillo dorado de la luz de la l�mpara, dejando que
iluminara la piel de mis brazos, y las l�neas que yac�an all�.
No dije nada mientras sus ojos se clavaron en ellos. Ingiriendo m�s all� de
la amarga bilis que subi� en mi garganta, trat� de controlar mi temblor
mientras extend�a la mano para correr los dedos sobre las cicatrices.
��Te cortaste? �Sus dedos encontraron las l�neas en las que hab�a
cortado una y otra vez, aquellos baches donde hab�a alejado las costras y
sangrado de nuevo.
No hab�a por lo general mucha sensaci�n en la piel plateada, pero sent�a
cada movimiento de sus dedos mientras exploraba.
�S�. �Hab�a pensado que iba a llorar, pero las l�grimas no llegaban.
��Por qu�? �Sus ojos se movieron hacia arriba, quemando directo a m�,
antes de continuar explorando mi piel.
Quer�a irme lejos, quer�a ocultar las bruscas imperfecciones, pero �l me
hab�a dejado verlo, tocarlo.
Tuve que hacer lo mismo.
�Era la �nica manera de librarme del dolor. �Apenas pod�a o�r mi propia
voz, pero no era capaz de hablar nada m�s fuerte�. Abusaron� de m�...
cuando ten�a quince a�os. �Mi voz tembl� cuando los dedos de Alex
moment�neamente se clavaron en mi piel. Esper�, esper� a que el asco se
pintara sobre sus rasgos.
155
No hab�a nada. En su lugar vi... �ira? S�, apenas vi ira. Y no estaba enojado
conmigo.
��Qu� ha pasado? �Casi me desplom� con alivio de que �l no me hab�a
preguntado qui�n. De repente, necesitando su toque m�s de lo que
necesitaba mi pr�ximo aliento, me sent� a horcajadas sobre su regazo,
apoyando la mejilla caliente en su hombro.
�Nada. �La palabra era cruda, llena de bordes dentados de dolor
reprimido�. S�lo le dije a una persona y ella... ella no me crey�. Nunca le
he dicho a nadie, hasta ahora.
Sent� la dura exhalaci�n de Alex en mi pecho, sent� sus b�ceps contraerse
cuando apret� sus manos en pu�os. Me aferr� a �l con fuerza, apreciando
su furia.
Se preocupaba.
��Qu� puedo hacer? �La ira estaba ah� en su voz, pero �l cre�a... me
cre�a, me di cuenta de ello. Empec� a temblar con la intensidad de todo
lo que estaba sintiendo. No lo conoc�a mucho, pero la conexi�n entre
nosotros fue una prueba de que el amor no se puede medir con un
calendario o un reloj.
�S�lo abr�zame �susurr�, enterrando la cara en su cuello. Sent� sus dedos
en el broche de mi sujetador y me puse r�gida, sorprendida por el
movimiento.
�Ssh. �Quitando mi sujetador, me acost� en mi cama, luego se sac� su
propia camisa. Comprend� lo que estaba por hacer cuando se acost� a mi
lado y me acerc� a �l, su frente a mi espalda.
El contacto de nuestra piel desnuda era como un tranquilizante, y me
apret� contra �l, eliminando el entumecimiento. Sac� mi edred�n azul
marino y lo puso sobre nosotros, luego puso su brazo alrededor de mi
cintura.
Su mano libre se pos� en mi pecho, pero no hab�a nada sexual en el tacto.
Me tom� un segundo darme cuenta de que ten�a su mano sobre mi
coraz�n, sintiendo sus latidos lentos ya que poco a poco se calm�.
156
�Tengo mis tatuajes para ocultar mis cicatrices.
Susurr� Alex en mi cabello. Asent� con la cabeza, sin confiar en m� para
hablar.
�Despu�s de que lo hice, dese� no haberlo hecho.
��Por qu�? �Quer�a quedarme aqu� para siempre, arropada en la
burbuja segura de los brazos de Alex.
�l acarici� mi o�do antes de hablar, y cuando escuch� sus palabras, mi
interior se volvi� l�quido.
�Las heridas dejan cicatrices. Pero las cicatrices muestran que sobreviviste.
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Cap�tulo 12
Traducido por Mokona
Corregido por Nayelii
Alex sali� para la pr�ctica de f�tbol antes que despertara la ma�ana
siguiente, garabateando una nota en un trozo de papel para que lo
encontrara al despertar. Estaba sorprendida de no haber despertado
cuando �l se fue, desde mi adolescencia hab�a tenido el sue�o ligero, mi
subconsciente siempre escuchando las pisadas fuera de mi puerta. Pero
anoche dorm� mejor de lo que hab�a dormido� bueno, nunca.
Sent�ndome en mi cama, me estir� y mir� el reloj. Se me escap� un chillido
cuando me di cuenta que no hab�a encendido mi alarma y hab�a dormido
m�s de lo usual.
Ya hab�a perdido mi clase de Psicolog�a Social. Ten�a que apurarme o
perder�a mi clase de Literatura Americana. Y en Literatura Americana ver�a
a Alex.
No pude detener la rid�cula sonrisa que se extendi� sobre mi rostro.
Le hab�a dicho, y �l no hab�a corrido.
Al tiempo que entraba en mis vaqueros, decid� que ir�a al gimnasio
despu�s de clases. Me gustaba sentirme m�s fuerte.
Tal vez Alex querr�a venir conmigo.
Mi tel�fono vibr� en mi almohada cuando estaba colocando mi cabello
atr�s en mi usual coleta. Vertiginosamente pensando que podr�a ser Alex,
sujet� el el�stico en mi cabello y me apresur� a revisar el mensaje.
El n�mero que mostraba la pantalla era desconocido, pero reconoc� el
c�digo de �rea desde mi hogar. Zarcillos de temor comenzaron a
enroscarse alrededor de mi coraz�n al tiempo que abr�a el mensaje.
Las noticias de casa nunca eran buenas.
158
Serena, soy Bob. Ll�mame a este n�mero.
Como si hubiese quemado mis manos, lanc� el tel�fono en mi cama.
Hab�a bloqueado cada n�mero desde el cual Bob hab�a tratado de
localizarme, pero debi� haber conseguido un nuevo celular.
El tel�fono vibr� de nuevo, indicando que otro mensaje hab�a llegado.
Contempl� simplemente borr�ndolo sin leerlo, no hab�a nada en el mundo
que pudiera convencerme de llamar a mi padrastro, pero sent� el acero
chasquear en mi espina cuando la ira tom� el lugar del temor.
�l no pod�a lastimarme de nuevo, no a menos que lo dejara.
Es una emergencia. Ll�mame ahora.
Pude o�r mis dientes cuando los hice rechinar. No suceder�a.
Expl�calo aqu�, y r�pido. No voy a llamar.
Esper� que discutiera, que tratara de dominarme como lo hab�a hecho
siempre. No lo hizo, y su siguiente texto me dej� sin aliento.
Tu madre est� en el hospital. Accidente de tr�fico. Necesitas venir a casa.
Parpade� al tel�fono, insegura de haber le�do bien.
Las palabras segu�an iguales.
�Deber�a creerles? Culpa golpe� unos segundos antes de tener la
reflexi�n. Fuese lo que fuese Bob, y �l era muchas cosas, estaba bastante
segura que amaba a mi mam�. No cre� que hubiese preparado algo
como esto.
Llam� al hospital de vuelta en casa, s�lo para estar segura.
Si, lo confirmaron, Felicity Baker hab�a sido admitida esa ma�ana. No, ellos
no pod�an dar ning�n detalle en absoluto por tel�fono. No, ni siquiera su
doctor.
Mi mente estaba dando vueltas mientras colgaba el tel�fono. En mi
opini�n, Felicity se dio por vencida en sus deberes como madre mucho
tiempo atr�s.
159
Pero eso no significaba que yo dejara de ser su hija.
Confusi�n nubl� mi mente, golpete� un r�pido mensaje de texto para Alex.
Mi mam� estuvo en un accidente de tr�fico. Debo ir a casa. Empacando,
luego rumbo a la terminal de �mnibus.
Oprim� enviar, luego, como una ocurrencia tard�a, le agregu� una cosa
m�s.
Te amo.
Mi maleta estaba casi empacada, enviados los textos a Kaylee y mis
profesores, para el momento en que Alex contest�, no me imagin� que
mantuviera su tel�fono consigo.
Ir� a recogerte.
Una explosi�n de calidez alivi� un poco el fr�o por encima de las noticias
del accidente de mi mam�.
Fue agradable que alguien cuidara de m� por una vez.
* * *
�No. �Puse mis manos en el fr�o metal de la puerta del auto de Alex
mientras �l arrojaba mi maleta de lona en la camioneta�. No puedes
alejarte de la escuela por qui�n sabe cu�nto tiempo s�lo por esto.
�Esto es algo bastante serio �dijo suavemente mientras rodeaba el auto y
abr�a la puerta para m�. Aunque sus palabras fueron ligeras, su rostro
estaba endurecido como el acero.
Le hab�a tomado media hora llegar a mi dormitorio porque hab�a estado
empacando su propia maleta, la cual estaba ahora apretada en la
cajuela de su sed�n con la m�a. Mi coraz�n estaba corriendo y me sent�
enferma, porque no s�lo no quer�a ir a casa en absoluto, no lo quer�a a �l
all�, afectado por el veneno que eran Felicity y Bob.
160
�Alex, lo digo en serio. �Aunque esto torci� mi coraz�n, sab�a que ten�a
que retirar todas las barreras para cambiar su idea�. Yo� yo no te quiero
all�.
�l gir� r�pidamente una mirada irritada hacia m�, luego con una mano
extendida plana en mi espalda, me inst� a subir al auto. Plant� mis pies,
manos en mis caderas, y le lanc� una mirada asesina.
��Est�s escuch�ndome? �Mi irritaci�n era real ahora�. Dije que no te
quiero all�.
�Estoy escuchando. �Su suave manera conten�a una pista de su propia
agitaci�n�. Pero lo que est�s diciendo no es lo que en verdad quieres, as�
que lo estoy ignorando.
Mi boca se abri� y balbuce� para formar una oraci�n. De regreso en el
lado del conductor, Alex coloc� sus brazos en el techo de su auto y me
enfrent�, su expresi�n era irritantemente calmada.
��Puedes decirme por qu� no quieres que vaya contigo? �Abr� mi boca,
la cerr�, y lo fulmin� con la mirada.
No pod�a decirle, no sin hablar sobre Bob. Y eso no iba a suceder jam�s.
�Eso es lo que pens�. �Apunt� de nuevo al asiento del pasajero�.
Vamos.
Sinti�ndome como si acabara de ser cuidadosamente arrollada, hice lo
que dijo, cerrando de golpe la puerta detr�s de m� y tirando del cintur�n
de seguridad con m�s fuerza de la necesaria para abrocharlo. Estuve
silenciosa mientras sal�amos del campus, mientras Alex se detuvo en la
estaci�n de servicio por gasolina y caf�.
Cuando regres� al auto despu�s de pagar, silenciosamente ofrec� mi
tarjeta de cr�dito, pero �l hizo como si no se hubiese dado cuenta, me
entreg� una taza de papel que ol�a a caf� tostado.
�Leche descremada, �verdad? �Las simples palabras, el peque�o gesto,
fueron mi perdici�n. Una l�grima hirviendo se desliz� abajo por mi mejilla, y
levant� la taza a mis labios, pas� saliva por el l�quido hirviente para
esconderla.
161
Alex estaba en lo correcto. No podr�a hacer esto sola. Pero aunque ahora
sab�a eso mejor, no pod�a sacudir la idea de que �l estar� disgustado
cuando sepa qui�n hab�a sido el responsable del abuso que sufr� cuando
era adolescente. M�s que eso, me preocupaba que estar de regreso en
casa, en ese ambiente, podr�a convertirme en la chica que sol�a ser.
Apret� mis pu�os, imagin�ndolos en guantes de boxeo. No quer�a perder
la mujer que Alex me hab�a ayudado a ver que pod�a ser.
��Qu� tanto debemos conducir? �Mi ciudad natal se llama Lodenville, y
es un peque�o suburbio de Plymouth, New Hampshire.
�M�s o menos cuatro, cuatro horas y media. �Mi voz son� espesa por las
l�grimas contenidas�. Podemos tomar turnos para manejar.
�No est�s en condiciones de manejar ahora mismo. �La voz de Alex
estaba llena de frustraci�n, y lo mir� agudamente, sorprendida por el tono
de su voz.
��Me dejar�s encargarme de ti? �Alejando sus ojos del camino s�lo lo
necesario para estirarse y meter una hebra de mi cabello detr�s de mi
oreja, me lanz� una sonrisa que era en partes iguales divertida, confundida
y exasperada.
�No estoy acostumbrada a que se encarguen de m�. �Colocando mi
caf� en uno de los posavasos, entrelac� mis dedos sobre mi regazo,
mirando fijamente hacia ellos, aunque pod�a sentir los ojos de Alex en m�.
Yo� yo era una adolescente problem�tica, �sabes? Era algo que manejar,
no algo que cuidar.
Una de las grandes y tibias manos de Alex alcanz� por encima del
compartimento y cubri� apretando mis manos. Su pulgar frot� sobre mis
dedos entrelazados, y s�lo ese peque�o gesto calent� mi alma.
�Te amo, Serena. �Lanc� una larga mirada de soslayo hacia �l.
��Por qu�? �A�n no pod�a creerlo. �ste hermoso, sin desperfectos
hombre era s�lo demasiado bueno para ser verdad.
Mientras lo miraba, sus labios empezaron a curvarse con diversi�n. �l
apret� mis manos, luego regres� su agarre al volante.
162
�Simplemente lo hago. Acost�mbrate.
* * *
��Debemos ir a tu casa o al hospital? �Hab�a ca�do en silencio de nuevo
cuando entramos a Lodenville. Si hubiese estado conduciendo, habr�a
estado muy bien al dar la vuelta y manejar directo de regreso al campus.
A simple vista, nada en el pueblo hab�a cambiado. Para m�, sin embargo,
se sent�a como si hubiese entrado al Pa�s de las Maravillas, donde todo
estaba patas arriba y al rev�s.
�El hospital. �No ten�a absolutamente ning�n deseo de regresar a la
casa, donde todo hab�a sucedido. Alex sigui� mis direcciones, y mucho
antes de que estuviera lista estacionamos en el aparcamiento del hospital.
Lo cual trajo otro asunto.
�Yo� nosotros no podemos quedarnos en la casa. �Las palabras
escaparon de prisa de mi boca mientras Alex estacionaba el auto en el
sitio del final del estacionamiento del hospital. Mis u�as se clavaron en las
palmas de mis manos�. Lo siento. Deb� decirlo antes� pagar� por una
habitaci�n en un motel. Pero no podemos quedarnos all�.
Me pregunt� si Alex lo supuso entonces, si entendi� por qu� yo no quer�a,
pod�a, estar en mi antigua casa, mi antigua habitaci�n. Si lo hizo o no, �l
simplemente asinti�.
�Vamos dentro. Mientras ves a tu mam�, conseguir� algo cerca y
reservar� una habitaci�n, �est� bien?
Asent�, el movimiento fue un poco fren�tico. Concentr�ndome en tratar de
controlar mi irregular respiraci�n, alis� mis palmas sobre los muslos de mis
vaqueros.
Alex se estir� y entrelaz� sus dedos con los m�os brevemente antes de abrir
la puerta. Esto fue un r�pido, sutil pero fuerte recordatorio de que no ten�a
que hacer esto sola.
163
Oh, pero �l no entend�a por completo. Sab�a que esto deb�a ser duro para
m�, pero no ten�a idea que cu�n duro era.
El olor del hospital me golpe� primero, el antis�ptico est�ril no era suficiente
para cubrir el olor a enfermedad. Las luces fluorescentes lanzaban una
enfermiza palidez sobre todo, y cuando mir� hacia abajo a mis manos
�stas luc�an del color del trigo, nudos amatistas y venas esmeraldas,
parec�a que pertenec�an a alguien m�s.
��Felicity Baker? �pregunt� en voz baja a la mujer frente al escritorio. Ella
llevaba unas gafas con montura pl�stica que eran demasiado grandes
para su rostro y apretaba sus labios juntos como si fuera a sermonearme.
Entonces el reconocimiento la ilumin�, y me dio una de esas simp�ticas
medias sonrisas que la gente hace cuando est�n tratando de ser
agradables, esas que en lugar de eso trepan por tu piel como un mill�n de
peque�as ara�as.
�Serena, cari�o. Por supuesto. No te reconoc� al principio. �No la
reconoc� en absoluto, pero no dud� que ella me conociera. Lodenville era
un pueblo peque�o, y hab�a sido una adolescente salvaje.
Era tambi�n f�cil creer que ella no me hab�a reconocido. Cuando dej�
Lodenville por la universidad hab�a pesado 50 libras m�s, entre otras cosas.
La mujer frunci� sus labios mientras tecleaba en el computador. Su rostro se
ilumin� cuando encontr� lo que estaba buscando.
�Unidad C, habitaci�n 4. �Garabate� la informaci�n en una nota
adhesiva y me la pas� al otro lado del mostrador�. Ella estar� muy
contenta de verte.
Le agradec� a la mujer con labios apretados, luego gir� al camino por el
que me hab�a se�alado. Pod�a sentir a Alex detr�s de m�, una s�lida, c�lida
presencia que parec�a incre�blemente fuera de lugar en esta realidad.
�Si estar� contenta de verme, supongo que est� despierta. �Alex no
contest�, s�lo tom� mi mano de nuevo, sosteni�ndome mientras
baj�bamos por el estrecho pasillo.
164
Mi est�mago se apret� cuando nos aproximamos al exterior de la
habitaci�n. Estaba aqu� porque era la hija de Felicity, pero eso no hacia
nuestra �ltima conversaci�n m�s placentera. Adem�s, no ten�a idea de a
d�nde estaba yendo, ya que Bob no me hab�a presentado m�s
informaci�n, y seguro no hab�a preguntado.
Pod�a verla a trav�s de la puerta, recostada en su cama de hospital.
Desde afuera era dif�cil ver algo en la sombr�a habitaci�n.
�Yo� ah� probablemente deber�a hacer esto sola. �Gir� hacia Alex,
d�ndole una sonrisa tensa. Justo como lo hab�a pensado, era inc�modo
tenerlo aqu�.
Pero tambi�n era bueno. No estaba sola.
�Buscar� una habitaci�n. �Onde� su celular hacia m�, y asent�. �l se�al�
una silla ubicada contra el muro, abajo a medio camino del pasillo�.
Estar� justo ah�.
Lo mir� por unos momentos mientras caminaba lejos, maravill�ndome de
nuevo de como �se alto, espl�ndido chico pod�a pertenecerme.
Luego, con firmeza, entr� a la habitaci�n de mi mam�.
Una r�pida mirada alrededor me dijo que estaba sola, y exhal� el aire que
no sab�a estaba sosteniendo. Capaz de dejar ir la preocupaci�n, me mov�
con dificultad al lado de la cama y mir� hacia abajo a mi mam�, mis
dientes ansiosos en mi labio superior.
��Felicity? �susurr�, sin saber si estaba despierta o dormida. Esto era
extra�o, verla de esta manera, p�lida y de alguna manera vulnerable.
Esa era la forma en que me sent�a cerca de ella la mayor�a del tiempo.
Movi�ndose por el sonido de mi voz, Felicity se impuls� a s� misma sobre sus
codos, entrecerrando los ojos hacia m�. D�ndome cuenta que
probablemente no ten�a sus lentes de contacto, mir� alrededor buscando
sus gafas, encontr�ndolas en la bandeja movible, y pas�ndoselas sin
palabras.
��Serena? �Felicity desliz� sus gafas sobre su nariz y mir� hacia m�,
perpleja�. �Qu� diablos haces aqu�?
165
Sus palabras fueron como un cuchillo en mi piel. Sent� mi rostro torcerse con
dolor, e hice lo mejor que pude por limar asperezas.
�Estuviste en un accidente de tr�fico. Por supuesto que estoy aqu�. �Mis
palabras fueron fuertes, cortas, y por una vez Felicity entendi� la tonalidad.
Ella se estir� por mi mano, colocando las suyas encima de las m�as. Luch�
contra la urgencia de alejarme, ya que hac�a mucho desde la �ltima vez
que ella las hab�a sostenido as�.
�Me alegra que vinieras, Serena. Siento si no son� as�. �Mientras hablaba,
mis ojos escanearon su cuerpo, buscando las razones por las cuales estaba
en el hospital.
No vi nada, pero entonces, yo no era un doctor.
Mi confusi�n s�lo se profundiz� con sus siguientes palabras.
�Es s�lo que no entiendo por qu� viniste todo el camino por algo como
esto, cuando has estado tan decidida contra regresar a casa. �La
sacudida de mis rodillas fue una reacci�n que indicaba que Lodenville no
era mi hogar, no lo hab�a sido desde que ten�a quince a�os, pero supuse
que era inapropiado decir eso dadas las circunstancias.
�Bob me envi� un mensaje de texto. Me dijo que estuviste en un
accidente de tr�fico, que deb�a venir a casa. �Mientras Felicity se
sentaba por completo, empec� a ver un destello de la verdad.
Bob hab�a exagerado, s�lo para ver si vendr�a corriendo. Despu�s de
tantos a�os de tenerme bajo su yugo, no le gustaba tenerme fuera de su
alcance.
�Oh, ese hombre. Siempre tan preocupado por m�. �Felicity sonri� con
cari�o, mientras interiormente yo estaba furiosa.
Hab�a tratado de conocer los detalles, hab�a llamado al hospital. Pero Bob
hab�a sido lo suficientemente listo para saber que vendr�a.
��As� que est�s bien, entonces? �Mi voz era tensa, y Felicity elev� una
ceja por el tono.
166
�No suenas muy contenta por eso, o algo as�. �Pero ella agit� las
palabras con un movimiento r�pido de su mano, hac�a mucho que ella
hab�a aprendido a ignorar cualquier emoci�n que viniera de m�.
�Fui golpeada en la intersecci�n de Pine y la Quinta. El auto de la otra
persona fue dado por perdido, el nuestro est� bien. �Meti� una hebra de
su cabello detr�s de su oreja, y por un momento estuve sorprendida.
Yo hac�a eso mismo tan seguido.
�Tengo algunos ara�azos y moretones, nada serio. Pero me golpe� la
cabeza lo suficientemente fuerte como para que me quieran monitorear
por un d�a. Todo ha estado bien, y me encantar�a que me dieran de alta
antes de la hora de dormir.
Tragu� con fuerza, luego asent�.
�Eso es genial. �De ninguna manera iba a decirle a Felicity como hab�a
expresado eso Bob, asegur�ndose que viniera corriendo. Ella le dir�a, y no
le dar�a esa satisfacci�n.
Nunca m�s.
Hablamos por unos minutos m�s, pero con cada segundo que sonaba que
pasaba, era m�s y m�s consciente de la probabilidad de que Bob
regresara. Finalmente interrump� la cuarta vez que Felicity repet�a
exactamente como hab�a sucedido el accidente, y, sorprendi�ndome a
m� misma, me inclin� para besarla en la mejilla.
�Me alegra que est�s bien. �Su piel era delicada bajo mis labios, y la
tibieza persisti� despu�s de alejarme. Nos miramos fijamente otro
momento, ambas desconcertadas, creo, por el inesperado gesto.
��Vas a� quedarte esta noche? �La voz de Felicity son� r�gida, pero no,
pens�, hostil.
�Eso creo. �Me pregunt� si deb�a pretender que hab�a venido sola. Pero
descubr� que no me importaba si Bob sab�a que hab�a tra�do a alguien
conmigo. Adem�s, no quer�a pretender nada con Alex, nunca�. Traje un
amigo conmigo. Necesito verificar con �l.
167
Pens� que Felicity tendr�a algunos comentarios sobre el hecho de haber
venido todo este camino con un �amigo� hombre.
Bajo circunstancias normales las habr�a tenido, tal vez a�n estaba fuera de
balance por el beso en la mejilla. No importa la raz�n, ella asinti�.
�Aseg�rate de venir a verme antes de irte de nuevo. �No me pregunt� si
nos quedar�amos en casa. Sab�a eso mejor.
�Lo har�. �Me gir� antes que un silencio inc�modo se extendiera entre
nosotras.
Desconcertada y un poco fuera de balance, camin� fuera de la sombr�a
habitaci�n dentro de las brillantes luces del pasillo. Mis ojos
inmediatamente buscaron a Alex. �l estaba recostado contra el muro, sus
manos en sus bolsillos, y no pude perderme la forma en que sus ojos
brillaron cuando me vio.
Por mi parte, mi alma entera brill� al verlo. Fui hacia �l sin reserva.
Pleg�ndome dentro de sus brazos en un apretado abrazo.
�Hey. �Sonre� cuando presion� un beso en la cima de mi cabeza, luego
retroced� para mirar sus ojos. Estaba sonriendo de regreso, pero pod�a ver
la pregunta por mi s�bito abrazo.
Usualmente no era muy cari�osamente efusiva, y lo sab�a.
��Tan mal? �Negu� con la cabeza, tomando un momento para inhalar
su olor, jab�n, detergente, y �l.
�No, ella est� realmente bien. �Mi ce�o se frunci� cuando record� a
Bob�. Ser� dada de alta en cualquier momento. Mi padrastro� ah� se
alborot� un poco.
No pod�a decir nada m�s, no sin decir todo lo que ten�a que decir sobre
Bob. Ya no guardaba el secreto porque creyera que Alex podr�a dejarme,
no, esto era porque no quer�a mancillar lo que ten�amos con los sucios
recuerdos del pasado.
�Bueno, depende de ti. Encontr� una habitaci�n, pero podr�amos tratar
de conducir de regreso esta noche tambi�n. �Estuve tentada a aceptar
la �ltima opci�n �correr de regreso a la seguridad del campus. Pero pude
168
ver las oscuras sombras bajo los ojos de Alex�, se hab�a levantado con el
sol para la pr�ctica de f�tbol, y hab�a estado encarg�ndose de m� todo el
d�a.
�Nos qued�remos esta noche, y nos vamos en la ma�ana. �No quer�a
nada m�s que huir, pero estaba aprendiendo lentamente.
Huir no quitaba los problemas, s�lo los pospon�a para otro momento m�s
adelante.
De regreso en el estacionamiento, mientras abr�a la puerta del pasajero, vi
un hombre acercarse a la puerta del frente del hospital. Su cabello era
puntiagudo y marr�n, mezclado con hebras grises, y todav�a desde la
distancia pude ver la chaqueta a cuadros acolchada que usaba en
primavera y oto�o.
Me congel� mientras pon�a mis ojos en el hombre que no hab�a visto en
tres a�os. Mi coraz�n brinc� en mi garganta, ahog�ndome, y pronunci� un
peque�o sonido que escasamente escuch�.
Pero Alex lo escuch�.
��Serena? �Mir� de m� a la puerta del hospital, pero Bob se hab�a ido.
Arranqu� mis ojos del fantasma de mi pasado, y sonre� al chico me que
hab�a salvado de morir ahogada.
�Vamos a dormir.
* * *
Dorm� como la muerte, despert�ndome s�lo una vez. Las pesadillas se
aferraban a m� como la pegajosa tela de una ara�a. Haciendo correr mi
coraz�n y elevando n�useas en mi vientre.
El olor de lavanda rondaba en el aire.
�Ssh. �Fuertes brazos se envolvieron a m� alrededor, dedos firmes
acariciaron a trav�s de mi cabello.
169
Alex estaba all�, ahuyentando las pesadillas, y no estaba sola.
170
Cap�tulo 13
Traducido por carosole
Corregido por Caamille
Estaba regresando a la casa. No lo pod�a evitar.
�Esto va a ser r�pido �le promet� a Alex, o quiz�s estaba
prometi�ndomelo a m� misma. Le hab�a enviado un mensaje a mi mam�,
quien estaba en casa, donde nos detuvimos para decir adi�s.
Le hab�a dicho que Bob ten�a que estar fuera de la casa mientras
est�bamos all�.
��Quieres que vaya contigo? �Quer�a su fuerza, desesperadamente,
pero la idea de Alex en esa casa me disgustaba, as� que negu� con la
cabeza.
Vi un destello de dolor en sus ojos.
�Esto no quiere decir que no quiero que te conozcan, Alex. �
Tentativamente, estir� el brazo para rozar mis dedos sobre su mejilla. �l los
tom� en su mano y los apret� con fuerza�. Es que no quiero que t� los
conozcas a ellos.
�Eso no tiene mucho sentido, nena. �Hubo un hilo innegable de
agitaci�n en su voz, e hice una mueca, sabiendo que era la causa.
�Por favor. S�lo� hoy no, �de acuerdo? �Los labios de Alex me dijeron
que no estaba de acuerdo, no del todo.
Cerr� los ojos un momento mientras me apresuraba por el camino a la
casa. �Estaba haciendo lo correcto, no cont�ndole la �ltima pieza del
rompecabezas?
Tal vez se lo dir�a� alg�n d�a.
171
Pero no aqu�, y no ahora. Esto iba a ser lo suficientemente dif�cil como ya lo
era.
Tocando el timbre, met� mis manos en mis bolsillos y esper�. No hubo
respuesta. Llam� de nuevo, luego golpe�, el sonido retumb� en la madera.
Nadie vino.
Frunc� el ce�o, dudando por un momento. Le hab�a prometido a Felicity
que vendr�a a decir adi�s. Y le hab�a dicho que Bob ten�a que estar fuera
de la casa antes que yo llegara.
Tal vez estaba durmiendo.
Lentamente, puse la mano en el picaporte. �sta hab�a sido mi casa, una
vez. Sin duda, estaba bien entrar.
Mi respiraci�n se detuvo cuando entr� por la puerta. R�pidamente mir� a
m� alrededor, un h�bito que hab�a desarrollado para alertarme de la
presencia de una amenaza� una amenaza espec�fica.
No encontr� ni una.
Poco a poco, hice mi camino a trav�s de la entrada, me asom� al living y
a la cocina, luego me dirig� al hall y hacia las escaleras.
��Felicity? �llam�. No hubo respuesta. O no me hab�a escuchado o
realmente estaba durmiendo, en su habitaci�n de arriba.
Pas� el ba�o de abajo. La distribuci�n de la casa siempre me hab�a
parecido algo imposible, con la escalera que terminaba en el otro extremo
de la sala, en lugar de la parte delantera.
Mi mano ya estaba en la barandilla cuando el aroma lleg� a mi nariz. Hice
una pausa, cre� que me lo hab�a imaginado, pero no� era real.
Lavanda. Lavanda como las flores que siempre encontraba en mi vestidor
despu�s de que me pagaba con una de sus visitas.
Me di la vuelta, con el coraz�n en la garganta, justo cuando Bob entraba
por la puerta del garaje. No parec�a en absoluto sorprendido de verme.
172
En sus brazos hab�a un ramo envuelto en celof�n, atado con una gran
cinta rosada. Un ramo de lavanda.
�Hola, Serena. �Me qued� donde estaba, la sangre subi� r�pido en mis
venas, ardiendo. Lo mir� con recelo, aplast�ndome a m� misma contra la
pared, cuando Bob cerr� la puerta que daba al garaje detr�s de �l, y
luego se quitaba los zapatos.
No estaba haciendo nada abiertamente amenazante, y sin embargo, no
me sent�a segura.
�Consegu� �stas para tu mam�. �Hizo un gesto con el ramo, y me lleg�
una nueva ola de la fragancia�. La lavanda es tu preferida, �no?
Su sonrisa era insulsa, pero pod�a ver un toque de alegr�a maliciosa en sus
ojos. Mis dedos se cerraron, cav�ndose en la pintura en la pared.
��No hay nada para decir? �Dio un paso m�s cerca, y me estremec�.
Cuando volv� a mirar a trav�s de los mechones de mi cabello, me encontr�
con una sonrisa de satisfacci�n en su rostro.
�S� una buena chica entonces, y ve a buscar un florero para �stas. �Con
cuidado, me alej�, haciendo lo que me pidi� as� pon�a espacio entre
nosotros.
Los floreros estaban guardados en el armario debajo del fregadero, en el
ba�o de abajo. Agarr� uno a ciegas, el vidrio tintine� contra la porcelana
del lavabo mientras lo llenaba de agua.
Mantuve mis ojos en la puerta todo el tiempo.
Debido a que mis ojos estaban all�, vi a Bob seguirme antes de que el
aroma a lavanda me golpeara de nuevo.
Est�pida. Est�pida. No hab�a pensado que tratar�a de hacer esto aqu�
ahora, mientras que Felicity estaba durmiendo arriba.
Est�pida. Me dej� acorralado por el hombre cuyo abuso hab�a cambiado
mi vida.
�Eres una est�pida, Serena. �No me hab�a dado cuenta de que hab�a
hablado en voz alta hasta que Bob se ech� a re�r y me agarr�. Trat�
173
liberarme de �l, hacia la puerta y hacia la libertad, pero me agarr� del
brazo y me tir� hacia atr�s�. Siempre poni�ndote en estas situaciones.
Siempre ofreci�ndome ese peque�o cuerpo apretado, pidi�ndome por
ello.
�No. �Negu� con la cabeza fren�ticamente y me empuj� de nuevo
contra �l�. Nunca lo ped�.
�Lo hiciste. �Su agarr� en mi brazo se intensific�. Quer�a gritar, pero el
miedo hab�a robado mi voz�. Y todo es tu culpa.
Todo esto es tu culpa. Cuando se acerc� m�s, su aliento golpe� mi piel, y
de repente ten�a quince de nuevo. Temblaba, mis m�sculos paralizados,
esperando ser una buena chica, pero sabiendo que estaba mal.
Su mano cubri� mi pecho, lo apret� brutalmente, y me tir� de nuevo en el
presente.
Ya no ten�a quince a�os. No pod�a hacer nada.
��Por qu� quer�as que volviera aqu�? �A pesar de la sensaci�n de su
mano en mi cuerpo era casi m�s de lo que pod�a tomar, me relaj�,
esperando que bajara la guardia�. Seguramente no es por esto.
�Es absolutamente por esto. �La voz de Bob era un siseo, y cuando lo
mir� a la cara vi al demonio que rondaba mis pesadillas, la serpiente que
se escond�a en el cuerpo de un hombre.
�Pensaste que fuiste m�s astuta, consiguiendo esas becas, alej�ndote.
Dici�ndole a tu madre de m�. �Apret� la mano que sosten�a mi pecho, y
sus labios rozaron los m�os en una parodia bruta de un beso�. Ella siempre
me preguntaba, ya sabes, desde que le dijiste. Y por eso me debes una.
Pero m�s que eso, quer�a hacerte recordar.
��Recordar qu�? �Sent� bilis en mi garganta, y me obligu� a permanecer
quieta, incluso cuando el p�nico me recorri�, envi�ndome por instinto a
luchar o huir a toda velocidad.
Necesitaba que diera un paso atr�s, s�lo uno.
Se ech� hacia atr�s, deslizando la mano que hab�a estado en mi pecho
hasta ahuecar mi mand�bula.
174
�Para recordarte que no tienes el poder entre nosotros. Yo s�. Siempre lo
tendr�.
Un cent�metro m�s�
Fij� mis ojos sobre el hombro de Bob y fing� sorpresa.
��Felicity?
Bob se ech� hacia atr�s al o�r el nombre de su esposa, pero mi madre no
estaba all�. En el segundo que ten�a espacio suficiente, liber� mi brazo,
poniendo la fuerza de todo mi cuerpo detr�s, y lo dej� volar.
Mi pu�o le dio en la mand�bula con una fuerza sorprendente. Su cabeza
cay� hacia atr�s y chill�.
��T�, peque�a perra! �grit�. Su mano tom� su mand�bula, se gir� y salt�
sobre m�, asegur�ndome en la repisa del ba�o�. �Vas a pagar por eso!
No ten�a m�s tiempo para planear, pensar a d�nde iban los golpes.
Simplemente llev� mis pu�os sobre �l, golpeando donde pod�a,
agradecida por la fuerza extra que mis sesiones de boxeo me hab�an
dado.
En alg�n lugar del camino encontr� mi voz y grit�. Mi voz sonaba con cada
grito que hab�a silenciado.
�l no ten�a m�s el poder. Nunca lo tendr�a otra vez.
Como a trav�s de una niebla o� voces, gritando. Bob se retir� de encima
de m�, pero golpe� las manos que me alcanzaron, alej�ndome con los
pu�os levantados.
�Si la tocas, te mato. �Mir� hacia arriba, mis dientes al descubierto,
cuando Alex entraba lentamente al ba�o hacia m�. Me tendi� una mano,
sin apartar los ojos de Bob, que rondaba el pasillo, un retrato de la
confusi�n y la ira.
�No es lo que piensas. �Mantuvo una mano en su mand�bula donde
hab�a aterrizado mi primer golpe. Cuando tom� la mano de Alex, dej� que
me acercara a �l, not� con satisfacci�n que la mand�bula de Bob se
estaba hinchando r�pidamente y poni�ndose de color azul.
175
�La peque�a zorra lleg� a m�. Estaba tratando de sacarla. �La ira era una
bruma roja que bajaba frente a mis ojos. Mov� mi mano de Alex, lista para
volar a Bob de nuevo.
Alex lleg� primero. Aterriz� un golpe s�lido con las fuertes, y atl�ticas
manos, golpe�ndolo lo suficientemente fuerte que se tambale� hacia
atr�s contra la pared. O� un grito femenino en el pasillo sobre los gemidos.
Envolvi�ndome en sus brazos, Alex me levant� en mis pies, y me sostuvo
fuertemente contra su cuerpo. Me llev� al pasillo, donde Bob se desplom�
contra la pared, y Felicity se qued� congelada, con incredulidad y horror
escritos sobre su rostro.
Mir� a mi madre, con mis fr�os ojos.
Luego mir� a Bob. Todav�a estaba balbuceando, a�n enojado, pero a
pesar de todo, vi un hilo de miedo.
�Soy mucho m�s grande que t� �habl� Alex en voz baja, pero sus
palabras resonaron en el aire�. Y m�s joven. M�s fuerte. Fui abusado en el
pasado tambi�n, por lo que podr�as decir que tengo un inter�s personal.
As� que entiende esto.
Se inclin� hacia Bob, con la rapidez suficiente que me estremec�, junto con
mi padrastro. Cuando me tranquilic�, tristemente not� que el otro hombre
parec�a lo suficientemente asustado como para orinarse en los pantalones.
�Si tocas a Serena otra vez, si la llamas, si le mandas mensajes, o incluso
piensas en ella, te matar�. �Mi boca podr�a haberse abierto con sorpresa
ante la promesa brutal que o�, mi cuerpo no hab�a elegido ese momento
para empezar a temblar incontrolablemente.
Sus brazos se apretaron alrededor de m�, Alex llev� mi cabeza a su pecho
as� lo �nico que pod�a ver era el gris de su sudadera.
Me llev� fuera de la casa, del aroma a lavanda, de los recuerdos.
No mir� hacia atr�s.
176
Cap�tulo 14
Traducido por Bluedelacour
Corregido por Curitiba
El viaje de regreso a New Haven fue brutal.
Me sent� en el asiento del pasajero, r�gida y aturdida. Alex se hab�a
detenido en una estaci�n de servicio en las afueras de la ciudad y compr�
una bolsa de hielo que �l lac�nicamente me hab�a mandado sostenerla
junto a mi mano, la mano que hab�a utilizado para golpear, pero hizo
poco para detener los latidos.
Para empeorar las cosas, pude ver la hinchaz�n y los moretones en los
propios nudillos de Alex. �l hab�a hecho eso por m�.
�l hab�a hecho eso por m�, y ahora �l sab�a. Conoc�a cada peque�a
sombra dentro de m�, todo lo que hab�a mantenido encerrado durante
tanto tiempo.
Me sent� cruda. Me sent� expuesta. Quer�a gritar.
��Vendr�s a mi apartamento conmigo? �pregunt� Alex mientras nos
acerc�bamos a la escuela. Yo quer�a� quer�a darle las gracias por lo que
hab�a hecho, pero me sent�a como si una costra gigante hab�a sido
arrancada de una herida que nunca se hab�a curado.
No pod�a, no pod�a hablar de ello. No pod�a hacer nada en absoluto. En
silencio, me sacud� la cabeza. Alex gru��, el sonido completo de la
frustraci�n, y me hizo una mueca, que le hizo maldecir. Sab�a que �l no
estaba enojado conmigo, pero era lo suficientemente sensible para saber
que sus emociones se sent�an como arietes, superando a m�, negro y azul.
Parque� el carro frente a mi dormitorio, y luego estaba fuera, tomando mi
bolsa antes de que pudiera deshacerme del cintur�n de seguridad.
Una vez que hab�a salido, en silencio me dio la bolsa, sabiendo, supongo,
que me negar�a a ser ayudada en mi interior.
177
Lo que vi en sus ojos cuando me atrev� a mirar hacia arriba me dieron
ganas de meterme en una bola y esconderme. �C�mo pod�a ser tan
amable, tan comprensivo, despu�s de todo esto?
Yo era un desastre. Yo ven�a de un desastre.
No quiero llevar esa oscuridad a su vida de forma permanente. Ya hab�a
tenido suficiente de la suya.
�Gracias. �Recog� mi bolsa, la hice girar por encima de mi hombro,
haciendo una mueca cuando la correa roz� los nudillos hinchados.
Extendi� la mano y coloc� un mech�n de mi pelo detr�s de la oreja, y
luego meti� las manos en el bolsillo de su sudadera.
�S� mejor que nadie por qu� quieres alejarme ahora. �Quer�a gritar las
palabras. �Por qu� no pod�a estar enojado o disgustado, algo que pod�a
entender y tratar?
�Nada de lo que he visto hoy en d�a hace que te ame menos. �Parec�a
como si quisiera tirar de m� en sus brazos, pero no lo hizo, y yo estaba
agradecida.
Si lo hubiera hecho, me habr�a destrozado.
No ten�a palabras. Mir� hacia �l sin poder hacer nada, mis sentimientos se
filtraban de la herida en el pecho.
�Te voy a dar un poco de tiempo. �Me di cuenta por la tensi�n en su voz
que era la �ltima cosa que quer�a hacer.
Era lo �ltimo que yo quer�a, tambi�n, pero era lo que necesitaba. Las
l�grimas comenzaron a caer, calientes y pesadas, y sent� un sollozo rasgar
a trav�s de mi pecho.
�Ve. �Negu� con la cabeza, el pelo cayendo en mi cara hasta que me
escond� en una cortina de color amarillo�. Por favor, s�lo vete.
* * *
178
Pasaran dos semanas.
Alex me hab�a dado dos d�as, y luego empez� a llamar. Una vez al d�a,
antes de acostarme, para hacerme saber que estaba pensando en m�.
A pesar de que anhelaba su toque, tambi�n me estremec�a ante la idea
de intimidad, f�sica o de otro tipo, con alguien.
Por fin me hab�a visto obligada a enfrentarme cara a cara con mi demonio
personal. Hab�a ganado, pero s� que ten�a cinco a�os de bagaje con el
que trabajar.
Tuve que hacerlo por mi cuenta.
Sus llamadas se redujeron a una cada dos d�as, y luego cada tres. Y luego
me dej� un mensaje final.
Lo reproduce, sola en mi cuarto en la oscuridad.
�No voy a decir que esto est� bien, porque no lo est�. Est�bamos hechos
el uno para el otro, y lo sabes. �Cada frustraci�n que sent�a estaba en su
voz�. No voy a seguir molestando, pero s�lo quiero que lo sepas. T� no
tienes que estar sola.
Escuch� el mensaje diecis�is veces, borr�ndolo, y luego llor� durante horas
porque lo hab�a jodido tanto.
Un mes despu�s de que hab�amos conseguido volver de Lodenville, Felicity
se present� en la residencia de estudiantes de nuevo. Kaylee me mir� con
alarma cuando ella respondi�, me vio pasar por suficientes traumas en las
semanas anteriores, probablemente pregunt�ndose qu� calamidad caer�a
si dejaba a Felicity en la puerta.
�Est� bien. �De pie, me encog� de hombros en una camisa a cuadros,
por el bien de calor, no porque quer�a ocultar mis cicatrices.
No me importaba quien m�s los viera.
��Podemos hablar? �Felicity esper� hasta que estuvimos fuera del
edificio para preguntar. Me detuve, gir� y tom� una mirada de mi madre.
Iba vestida con pantalones vaqueros y una camisa de campo, en lugar de
su ropa de lujo habitual.
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Hab�a c�rculos oscuros bajo sus ojos, y en lugar de lentes de contacto luc�a
sus gafas, que se dej� caer en su rostro.
�Aqu� est� bien. �Mir� al otro lado del patio, mir� a todos los
veintea�eros correteando alrededor, aparentemente sin cuidado del
mundo.
Hab�a estado tan cerca de ser de esa manera. Me preguntaba si volver�a
a ser de esa manera otra vez.
Para mi sorpresa, en lugar de hablar, Felicity me dobl� en un fuerte abrazo.
Estaba r�gida en sus brazos, sin tener idea de qu� hacer con el brazo. No se
desanim� por mi falta de respuesta, en todo caso, se aferr� con m�s
fuerza.
Cuando se apart�, hab�a l�grimas corriendo por su rostro. Parpade� ante
la vista, seguro de que mis ojos estaban jugando trucos en m�.
�Lo siento mucho, �logr� finalmente decir.
Sac� un pa�uelo de su manga, se son� la nariz ruidosamente,
aparentemente ajena a los estudiantes dando miradas divertidas y un
amplio espacio.
No ten�a ni idea de qu� decir, as� que me qued� en silencio.
Felicity me mir� a los ojos, luego, me llam� la atenci�n una vez m�s por lo
mucho que se parec�a a m� con esas ropas. Acomod�ndose la cara, se
meti� el pa�uelo usado en el bolso y cruz� los brazos sobre el pecho.
�Bob se ha ido. �Asinti� con decisi�n.
�Ya veo. �Mis palabras fueron planas, mon�tonas.
�No puedo... Nunca podr� compens�rtelo. �La herida que acababa de
comenzar tejerse de nuevo tir� de s�, tratando de separarse.
Se contuvo.
�Deber�a haberte cre�do. Es que... No pod�a ordenar mi cabeza en torno
al hecho de que alguien a quien amaba, alguien en quien yo confiaba,
podr�a hacer una cosa as�. �Parec�a necesitar una respuesta, as� que
asent� bruscamente.
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�Todo lo que puedo decir es que lo siento. �Ella le tendi� la mano, y
luego arranc� de nuevo. Sent� la misma sensaci�n extra�a que hab�a
sentido en el hospital, toque de calidez, goteando por encima de mi piel.
�Eso es un comienzo. �La herida dej� de tratar a desmoronarse de
nuevo.
Nos quedamos en silencio por un momento, cada una de nosotras
perdidas en nuestros pensamientos. Cuando Felicity habl� de nuevo, me
sorprendi� por su pregunta.
��C�mo es ese chico? El que...
Sus palabras se desvanecieron. Pens� en Alex, pens� en que hab�a hecho
un l�o de cosas.
�Es... que no era serio. �Por lo menos, no fue m�s. Y volv� a entrar, la
verdad de eso dol�a m�s.
* * *
El tiempo continu�, el tiempo trabajaba. Y las cosas se pusieran... mejor.
Dej� de esconderme detr�s de mi pelo, dej� de sentir n�useas cuando
alguien utilizaba shampoo de lavanda en el ba�o, y dej� de estremecer
cuando la gente se colocaba en mi espacio.
Trat� de no pensar en Alex. Me dol�a demasiado. Una noche,
exactamente dos meses despu�s de ese d�a en Lodenville, fui al bar del
campus con Maddy.
Beb� vodka. Ella bebi� cerveza.
�Tengo miedo �me dijo cuando empezamos con nuestra ronda final. Ella
estaba saliendo con alguien nuevo, alguien mucho mejor de lo que Brett
hab�a sido�. Tengo miedo de ser herida de nuevo.
No dije nada, porque sus palabras hab�an hecho darme cuenta de algo.
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Todos est�bamos asustados. Las relaciones no eran cuentos de hadas, y el
amor no siempre era sol y arco iris.
Medit� sobre esto ya que sorbi� la escoria de mi bebida. Estaba
agarrando a mi bolsa de dinero en efectivo cuando lo vi. Alex.
�l se dirig�a a la salida del pub. �l estaba con una chica.
Me llam� la atenci�n, y mi coraz�n me agarr� dolorosamente en mi
pecho.
�l sonri�, la sonrisa algo triste. Y luego se fue, dej�ndome sin aire como un
pez fuera del agua.
��Ex-novio? �Maddy hab�a visto el intercambio con simpat�a escrita en
toda su cara.
�Algo por el estilo �murmur�, y cambi� de tema.
Alex me hab�a hecho feliz. Tan feliz.
Pero eso no significaba que no pod�a ser feliz por mi cuenta.
Aun as�, mi coraz�n se enterneci� cuando camin� de regreso a trav�s del
campus, y hasta mi dormitorio. Las pesadillas en su mayor�a se hab�an ido,
pero yo sab�a que no me iba a dormir bien esa noche.
Hab�a una figura de pie fuera de mi puerta. Me sobresalt�, como pensaba
que siempre lo har�a cuando me tomaran por sorpresa. Pero entonces vi las
l�neas delgadas, el cabello oscuro, la hermosa cara.
Era Alex.
�Serena. �El sonido de mi nombre en sus labios licuaron mis entra�as. Mis
rodillas temblaban mientras hac�a una demostraci�n de tener que buscar
mi tarjeta llave en el bolso.
�Hola, Alex �Mi coraz�n lat�a con fuerza, miraba a cualquier lugar menos
a �l.
Y luego mi espalda contra la puerta, sus labios sobre los m�os. Me bes�
como si se estuviera ahogando, y le devolv� el beso con cada bocanada
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de necesidad que hab�a mantenido bajo control durante las �ltimas ocho
semanas.
Al final del pasillo, alguien silbaba. Nos separamos, los dos jadeando. Sus
ojos eran un poco salvajes, y sospechaba que los m�os estaban igual.
Encaj�bamos como dos piezas de un mismo rompecabezas. Una pieza
podr�a ser forzada contra uno u otro, pero no volver�a a ser la misma.
�Espera. �Deslic� la tarjeta por el lector, a continuaci�n, lo llev� en
silencio al dormitorio. Kaylee estaba sentada en su cama jugando con una
plancha.
Ella ech� un vistazo a m� y Alex y r�pidamente se desliz� fuera de la cama.
�Estar� de vuelta... m�s tarde �dijo vagamente, luego se desliz� por la
puerta.
Est�bamos solos.
No quer�a nada m�s que plegarme a sus brazos, besar, para explorar, para
reencontrarme con cada cent�metro de su cuerpo.
En vez de ello, hice un gesto a mi cama, y cuando se sent� como lo hab�a
pedido, me sent� en el borde de la Kaylee.
�Te debo una explicaci�n. �Mis palabras entrecortadas por el beso.
Alex extendi� las manos.
�Serena, lo entiendo. Haz lo que tengas que hacer para sobrevivir.
Sacud� la cabeza con vehemencia.
�No. Quiero decir, s�, supongo que s�, pero... Tengo que decirte esto. �
Tomo una gran bocanada de aire, me arm� de valor para pronunciar las
palabras que nunca hab�a dicho antes.
�Todo empez� cuando ten�a quince a�os...
Me tom� una hora para contar, con pu�os, inicios y l�grimas. Le dije a Alex
acerca de c�mo una vez hab�a amado a Bob. Acerca de c�mo hab�a
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sido tan feliz cuando ten�a doce a�os y mi mam� se hab�a casado,
emocionada de que iba a tener un padre.
Le cont� c�mo mi madre hab�a comenzado un nuevo trabajo cuando
ten�a quince a�os.
Acerca de c�mo el trabajo la llev� fuera de la ciudad, a veces, y fue
entonces cuando �l ven�a a visitarme a mi habitaci�n. Al d�a siguiente,
como a modo de disculpa, cuando me iba, dejaba un ramo de lavandas
reci�n cortadas, en un jarr�n de cristal en mi tocador.
�Me dijo que nadie me creer�a si lo dijera. �En este punto est�bamos
acostados lado a lado en la cama, con nuestras frentes apretadas, las
piernas entrelazadas.
Hab�a olvidado lo que se sent�a estar segura, estar cerca con �l.
�Me mantuve en silencio durante dos a�os, y entonces le dije a mi mam�.
Ella... no me crey�. No quer�a creerme, no quiso hacerlo.
Alex pas� un dedo por la l�nea de las cicatrices en mis hombros, y no sent�
la necesidad de apartarme.
�l hab�a estado en silencio desde que hab�a empezado a hablar, dej� ir
por todo.
�Empec� a dormir por ah�, tomando la menor atenci�n y el cari�o que he
podido. �No estar�a enojada conmigo mismo nunca m�s. Hab�a hecho lo
que ten�a que hacer para seguir�. Me sub� un mont�n de peso como
defensa propia. Y entonces empec� a cortarme. Fue realmente un alivio,
la forma en que dejaba el dolor drenar.
�Nunca m�s. �Los dedos de Alex se apretaron sobre mis hombros, fueron
las primeras palabras que hab�a dicho en casi una hora�. No har�s da�o
a ti misma. No me dejar�s solo nunca m�s.
�Nunca m�s, �estuve de acuerdo. El fantasma de una risa susurr� sobre
las esquinas de mis labios�. Cuando llegu� a la universidad, decid� hacer
un nuevo comienzo. Y ese d�a en Lodenville, me vi obligada a hacerlo otra,
y otra vez.
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�Y... �C�mo te sientes ahora? �Sus palabras fueron casuales, pero
entend� lo que estaba preguntando.
�Si me hab�a dado el tiempo suficiente?
�Nunca le he dicho a nadie esa historia antes. No es todo. �Me apoy� en
un codo. Siguiendo los dedos sobre los bordes del tatuaje que asomaba
del escote de su camisa, cerr� los ojos y sabore� la sensaci�n de estar
cerca de �l. Mientras mis ojos se cerraron, �l entr� y me bes�. Inicialmente,
un suave y dulce roce de labios, que se convirti� r�pidamente en caliente,
una necesidad desesperada de una vez m�s estar juntos.
A medida que su mano se desliz� hacia abajo para acariciar mi cadera,
Alex rompi� el beso por un momento. Gem� en protesta, pero cuando o�
sus palabras tuve que sonre�r.
�Te amo, Serena. �Me inclin� hacia delante, captur� sus labios con los
m�os otra vez, disfrutando de la calidez de sus palabras.
�Te amo, tambi�n. �Cerr� los ojos y me entregu� de coraz�n.
Alex me quer�a por m�. Y eso era todo lo que ten�a que decir al respecto.
FIN
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