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“AÑO DE LA UNIDAD, LA PAZ Y EL DESARROLLO”

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS


FACULTAD DE ODONTOLOGÍA
UNIDAD DE POSTGRADO
SEGUNDA ESPECIALIDAD PROFESIONAL EN ORTODONCIA Y ORTOPEDIA
MAXILAR

MONOGRAFÍA SOBRE CONCEPTOS BÁSICOS EN GENÉTICA Y


EMBRIOLOGÍA HUMANA

Nombre de Asignatura : CLÍNICA DE LAS MALFORMACIONES


CONGÉNITAS I
Código : OS 050313
Créditoa : 3.0
Profesor Responsable : Mg. Esp. Marco Antonio Cruz Escalante
Residente : C.D. Selene Franciss Galán Salazar
Semestre Académico : 2023 – I

2023
Índice general

- Introducción
- Conceptos Generales
- Etapas del desarrollo
- Factores y mecanismos que regulan el desarrollo
- Descripción general del desarrollo embrionario humano
- Primera semana:
o Fecundación
o Segmentación y compactación
o Cavitación y eclosión
o Inicio de la implantación.
- Segunda semana:
o Implantación completa
o Formación del disco bilaminar
o Formación de la cavidad amniótica
o Formación del saco vitelino y la cavidad coriónica
o Establecimiento de la circulación utero-placentaria primitiva
- Tercera semana: embrión trilaminar
o Formación de las tres capas germinativas
o Desarrollo de la notocorda
o Desarrollo del sistema nervioso a partir del ectodermo: neurulación
o Desarrollo de la capa germinal mesodérmica
o Desarrollo de la capa germinal endodérmica
- Cuarta a octava semanas del desarrollo
- Novena semana hasta el nacimiento
- Biopatología y Consideraciones Clínicas
o Defectos genéticos.
o Defectos congénitos no genéticos.
- Conclusiones
- Lista de referencias
Introducción

La Genética y la Embriología Humana son dos disciplinas importantes que estudian


cómo las características hereditarias se transmiten y cómo un embrión se desarrolla
hasta convertirse en un bebé.

En Genética, los genes y los cromosomas son unidades hereditarias clave que
controlan las características heredadas. La información hereditaria se encuentra en la
molécula de ADN y puede ser alterada por distintos factores.

En Embriología Humana, el desarrollo embriológico es el estudio del crecimiento y


desarrollo de un embrión desde la concepción hasta el nacimiento. Durante este
tiempo, el embrión experimenta importantes procesos como la gastrulación y la
organogénesis, que resultan en la formación de las tres capas principales y los
órganos y sistemas corporales.

En resumen, Genética y Embriología Humana son importantes para entender cómo las
características hereditarias se transmiten y cómo un embrión se desarrolla desde la
concepción, hasta su nacimiento.
Conocer estos conceptos es fundamental para comprender enfermedades genéticas y
defectos congénitos y cómo pueden ser tratados y prevenidos, como residentes de la
Ortodoncia y Ortopedia Maxilar, necesitamos entender a profundidad la etiopatogenia
de las enfermedades mencionadas para tratar mediante aparatología y preparación
prequirúrgica.
CONCEPTOS GENERALES
Genética:
a. Genes y cromosomas: los genes son unidades hereditarias que controlan las
características heredadas y los cromosomas son estructuras en la célula que
contienen los genes.
b. ADN (Ácido Desoxirribonucleico): la molécula de ADN es el material genético que se
encuentra en los cromosomas y contiene la información hereditaria.
c. Mutaciones: las mutaciones son cambios en el ADN que pueden resultar en
diferencias en la información genética y pueden tener efectos positivos o negativos en
la salud.

Embriología Humana:
a. Desarrollo Embriológico: la embriología es el estudio del desarrollo de un embrión
desde la concepción hasta el nacimiento.
b. Gastrulación: la gastrulación es el proceso temprano de formación de las tres capas
principales del embrión: ectodermo, mesodermo y endodermo.
c. Organogénesis: la organogénesis es el proceso de formación de los órganos y
sistemas corporales en el embrión.

CONCEPTOS DE EMBRIOLOGÍA Y MECANISMOS GENERALES DEL


DESARROLLO
CONCEPTO DE EMBRIOLOGÍA:
La embriología general se enfoca en el estudio de las primeras fases del desarrollo
humano y en los principios y condiciones generales que lo afectan. Esta rama de la
ciencia también se ocupa de determinar las causas del desarrollo anormal y las
anomalías del organismo animal. En sentido amplio, la embriología estudia el
desarrollo pre-natal, mientras que en sentido estricto se enfoca en las primeras ocho
semanas del desarrollo. En este periodo, la formación de las principales estructuras,
órganos y miembros ocurren, mientras que la maduración y el crecimiento de estas
estructuras se lleva a cabo durante el periodo fetal. El desarrollo implica cambios
morfológicos, estructurales y funcionales, mientras que el crecimiento se caracteriza
por el aumento de tamaño de los órganos, aparatos y sistemas. El desarrollo humano
se puede dividir en dos grandes etapas: la prenatal y la posnatal. La etapa prenatal
abarca el tiempo desde la fecundación del ovocito hasta el nacimiento y consta de dos
periodos, el periodo embrionario y el periodo fetal. El periodo posnatal se subdivide en
el periodo neonatal, el periodo de lactancia, el periodo de infancia y el periodo de la
pubertad.
En sentido estricto, podríamos definirla como la ciencia que estudia el periodo
embrionario, es decir las primeras ocho semanas del desarrollo. Este periodo
comprende desde la fecundación y la formación del cigoto (del griego zygotos = unido)
Posteriormente, la denominada embriología especial u organogénesis estudiará el
desarrollo y el crecimiento de los órganos y sistemas a partir de sus respectivos
esbozos.
En general, el desarrollo principal del ser humano, incluyendo la formación de sus
órganos y miembros, tiene lugar durante el periodo embrionario, que comienza con la
fecundación y se extiende hasta la octava semana de gestación. Durante las dos
primeras semanas de este periodo, se habla de periodo preembrionario, y a partir de
entonces, comienza la organogénesis y la formación del embrión trilaminar. La
maduración y el crecimiento de las estructuras formadas durante el periodo
embrionario se llevan a cabo durante el periodo fetal, que abarca desde la novena
semana hasta el final de la gestación. Además, el periodo embrionario se puede dividir
en dos etapas: el periodo presomítico, que dura alrededor de dos semanas y media, y
el periodo somítico, que continúa hasta el final de la octava semana. Es importante
destacar que el desarrollo es un proceso continuo que comienza con la fecundación y
sigue hasta el nacimiento.
El desarrollo involucra cambios morfológicos, estructurales y funcionales, mientras que
el crecimiento se caracteriza por el aumento de tamaño de los órganos, aparatos y
sistemas.
ETAPAS DEL DESARROLLO
El desarrollo humano se puede dividir en dos grandes etapas que se separan en el
momento del nacimiento: Etapas pre y post natal.

 La etapa prenatal abarca desde la fecundación del óvulo hasta el nacimiento y se


divide en dos periodos: el periodo embrionario y el periodo fetal. El periodo
embrionario comienza con la formación del cigoto y termina en la octava semana
del desarrollo. Durante este periodo se produce la morfogénesis, histogénesis y
comienzo de la organogénesis. El periodo fetal comienza en la novena semana y
continúa hasta el nacimiento, alrededor de la semana 38 del desarrollo. Durante
esta etapa, continúa el desarrollo de los sistemas y aparatos establecidos durante
el periodo embrionario y se produce el crecimiento y la diferenciación de los
tejidos. El peso promedio al final del desarrollo prenatal es de 3,300-3,500 gr en
los varones y de 2,500-3,000 gr en las mujeres. El nacimiento es un evento crítico
en el proceso de desarrollo, ya que el nuevo ser adquiere independencia y se
produce un cambio importante, especialmente en el sistema respiratorio y
cardiovascular.

 La etapa posnatal, es determinada por cambios que ocurren en esta etapa se


pueden subdividir en los siguientes periodos:

o Periodo neonatal, que dura aproximadamente cuatro semanas después del


nacimiento.
o Periodo de lactancia, que comienza al final del periodo neonatal y dura
hasta el primer año de vida del niño.
o Periodo de infancia, que dura desde el primer año de vida hasta alrededor
de los 13 años. La infancia se divide en dos subperiodos: la primera
infancia y la segunda infancia.
La primera infancia abarca desde los 12 meses hasta los seis años.
Durante este periodo, el niño experimenta la erupción de la dentición
primaria, que comienza a los seis meses y termina a los tres años. A los
seis años comienza la dentición permanente.

La segunda infancia comienza a los siete años, justo después de la


primera infancia, y finaliza a los trece años. Durante los primeros años de
esta etapa, el niño conserva algunos dientes primarios junto con los
nuevos dientes permanentes que comienzan a salir. Es por esto que se
la denomina como la época de la dentición mixta, donde en la boca del
niño coexisten dientes de ambas denticiones.

o Periodo de la pubertad es aquel que ocurre en los varones entre los 12 y 14


años, mientras que en las mujeres sucede entre los 11 y 14 años. Este
periodo se caracteriza por el inicio de la maduración de los órganos
sexuales y la aparición de los caracteres sexuales secundarios.
o Periodo de la adolescencia ocurre después de la pubertad y puede durar
hasta tres o cuatro años. Durante este periodo, el cuerpo alcanza la
madurez sexual, física y mental. Además, en esta etapa, se completa la
dentición permanente con la erupción del tercer molar.
o Periodo de adultez, es definido por algunos expertos como el rango de
edad entre 20 y 35 años, mientras que otros lo ubican entre los 18 y los 25
años. Durante esta etapa, el crecimiento y la osificación del cuerpo llegan a
su fin y los cambios en el cuerpo se dan de manera más gradual, llevando
al individuo a la madurez y, eventualmente, a la senilidad.

FACTORES QUE REGULAN EL DESARROLLO


El desarrollo normal del ser humano está influenciado por dos factores principales. En
primer lugar, la regulación genética, que se refiere al plan genético establecido en el
ADN y contenido en los cromosomas de un individuo. En segundo lugar, la regulación
epigenética, que se refiere a los factores externos que influyen en el desarrollo, pero
que no afectan a la secuencia de nucleótidos codificada en el ADN.

MECANISMOS QUE DIRIGEN EL DESARROLLO


El proceso completo del desarrollo humano es controlado por una serie de
mecanismos que influyen tanto en las células individuales como en los tejidos y
órganos en los que se integran. Estos mecanismos biológicos son los principales
responsables de guiar el desarrollo humano.

A nivel celular:
En el proceso de desarrollo humano, hay cuatro mecanismos fundamentales que
regulan el comportamiento de las células: proliferación, diferenciación, migración y
apoptosis. Aunque estos mecanismos se pueden analizar individualmente, la realidad
es que el desarrollo embrionario es un proceso complejo y multifactorial en el que
estos procesos ocurren simultáneamente y se influyen entre sí. Las células
embrionarias están controladas por una amplia gama de moléculas, como los factores
de transcripción, los factores de crecimiento y las moléculas de adhesión celular. Estos
factores regulan la proliferación, diferenciación y migración de las células, así como la
apoptosis y la información posicional de la célula. Los genes HOX, PAX, LIM, FOX,
SOX y WT1 tienen un papel importante en el desarrollo embrionario, especialmente en
la región rostrocaudal del embrión. Las familias de factores de crecimiento, como las
proteínas morfogénicas óseas (BMP), el factor de crecimiento transformante b (TFG-
b), el factor de crecimiento fibroblástico (FGF) y las familias HEDGEHOG y WNT
también desempeñan un papel importante en el desarrollo embrionario. Además, los
receptores celulares (NOTCH y tirosina-quinasa) y las moléculas de adhesión celular
(MAC), como las inmunoglobulinas, integrinas, cadherinas, selectinas y adresinas,
también influyen en el desarrollo embrionario.

a) La proliferación celular es un proceso clave en el crecimiento y desarrollo de


los organismos vivos, en el cual una célula progenitora se divide por mitosis y
genera una mayor cantidad de células, permitiendo el crecimiento y
mantenimiento de tejidos y órganos. Este proceso es regulado por factores de
crecimiento y factores inhibidores. Es importante destacar que el control de la
proliferación celular es crucial, ya que si ocurre de manera descontrolada,
puede llevar a malformaciones y tumores, por lo que se requiere una
regulación rigurosa en todas las células.

El ciclo celular es una secuencia cíclica de procesos que ocurren en la vida de


una célula eucariota que tiene la capacidad de dividirse. Este ciclo incluye
cinco fases denominadas G1, S, G2, M y, a veces, G0 o fase de reposo. G1 es
el período entre el final de la mitosis y el inicio de la síntesis de ADN, en el que
la célula crece y lleva a cabo sus funciones metabólicas fundamentales.
Durante la fase S, se produce la replicación o síntesis del ADN y la célula
alcanza una carga genética del doble de lo normal, lo que es un paso previo a
la división celular. La célula luego entra en la fase G2, que es preparatoria para
la mitosis, y en la que conserva una carga genética doble tras la duplicación del
ADN en la fase S. La fase M (de mitosis) es aquella en la que ocurre la división
celular y se generan dos células hijas.

Cada una de estas fases está estrechamente regulada por una gran cantidad
de genes y proteínas encargadas de dirigir cada fase y de inducir la muerte
celular en aquellos casos en los que la proliferación celular ocurre de forma
anómala o descontrolada. Entre estos genes, se destacan los denominados
genes supresores tumorales, como p53, p16, p21, E2F y MDM2, entre otros,
cuya alteración podría provocar una proliferación celular excesiva y la aparición
de un tumor.

b) La diferenciación celular es el proceso en el cual una célula adquiere una


especialización funcional y estructural específica, como las células nerviosas o
las células óseas. Las células indiferenciadas tienen mayor capacidad de
proliferación celular y las células más diferenciadas tienen menos capacidad de
dividirse y multiplicarse. Las células madre son células indiferenciadas que se
dividen por mitosis, lo que produce una célula hija indiferenciada y otra que se
diferenciará en un tipo celular específico. Las células madre son el origen de
todos los tipos de tejidos del organismo. Existen distintos tipos de células
madre según su potencialidad, como las células madre totipotentes,
pluripotentes, multipotentes y monopotentes. El desarrollo embrionario de un
individuo ocurre a partir de una única célula madre, el cigoto, que se divide y se
diferencia en células de distintos tipos.

c) Migración: Durante el desarrollo embrionario, la migración celular es un


proceso crucial que permite a las células en desarrollo ocupar nuevas
posiciones dentro de los tejidos y así configurar su estructura histológica y
anatómica. La migración celular es rigurosamente regulada y controlada por la
célula, y se puede especificar la información posicional de dos maneras: a
través de una variación cuantitativa de factores o a través de una variación
cualitativa de estados celulares. Las células siguen un itinerario
predeterminado, marcado por moléculas de adhesión celular y elementos de la
matriz extracelular. Un ejemplo de migración celular ocurre en las crestas
neurales, donde las células migran para formar distintos tejidos del sistema
estomatognático.

d) Apoptosis: La apoptosis es un proceso bioquímico que ocurre en células de


organismos pluricelulares con el fin de producir la muerte celular de manera
controlada. También conocido como muerte celular programada, durante la
apoptosis el núcleo celular se desintegra y se forman los cuerpos apoptóticos,
que son fagocitados por macrófagos o células cercanas. Las proteínas
llamadas caspasas son importantes en el proceso de ruptura de las estructuras
celulares. La apoptosis es un mecanismo esencial en la regulación del
desarrollo embrionario, ya que algunas células deben involucionar y
desaparecer después de cumplir su función biológica. Si se interrumpe este
proceso por alguna razón, las células remanentes podrían dar lugar a tumores
o malformaciones, como ocurre con las células presentes en la membrana
bucofaríngea del estomodeo.

A nivel tisular y orgánico:


Los mecanismos de regulación en el desarrollo de tejidos y órganos son cruciales y
complejos. Entre ellos, destacan la inducción, la interacción epiteliomesenquimal, la
morfogénesis y la involución o regresión. Estos procesos están interconectados y es
difícil diferenciarlos en un organismo en desarrollo debido a su alta interdependencia.

a) Inducción: La inducción es un proceso mediante el cual un tejido o grupo de


células (inductor) influye en la diferenciación de otro tejido cercano (inducido).
La competencia de los tejidos para responder a la señal inductora es crucial y
depende del momento específico del desarrollo. Es importante destacar que la
inducción primaria ocurre en un tejido inducido como respuesta a la señal
inductora, mientras que la inducción secundaria se produce una vez que el
tejido ha sido inducido de forma primaria. Esto puede desencadenar una serie
de acciones inductivas secundarias en el tejido inducido, lo que puede afectar a
otros tejidos distintos. Por lo tanto, se establece una interdependencia tisular
en el desarrollo embrionario. La odontogénesis dental es un ejemplo donde la
inducción y la interdependencia tisular desempeñan un papel fundamental en el
desarrollo ordenado del feto.
b) Interacción entre el epitelio y el mesénquima embrionaria: Es un proceso
crucial en el desarrollo y diferenciación de las estructuras orgánicas en la
especie humana y en otros vertebrados. A diferencia del proceso de inducción,
en la interacción epitelio-mesenquimal ambos tejidos participan en un proceso
bidireccional que es esencial para el desarrollo posterior. Se han identificado
tres tipos de interacciones: 1) en la que el epitelio controla la diferenciación del
mesénquima, como en el desarrollo del riñón, 2) en la que el mesénquima
controla la diferenciación del epitelio, como en el desarrollo de las glándulas
salivales, y 3) en la que tanto el epitelio como el mesénquima participan de
forma equilibrada, como en el desarrollo de los dientes. Los mecanismos
implicados en este proceso son complejos y involucran factores de crecimiento
y sustancias extracelulares que pueden actuar tanto en la comunicación célula
a célula a través de la membrana basal del epitelio como a través de la vía
extracelular a cierta distancia.
c) Morfogénesis: Es un proceso mediante el cual un organismo o tejido en
desarrollo adquiere su forma y estructura. Este proceso requiere la
coordinación de múltiples procesos celulares, como proliferación,
diferenciación, migración y apoptosis, que finalmente conducen a la adquisición
de un fenotipo específico. Estos procesos celulares dan lugar a una serie de
mecanismos de morfogénesis, que pueden generar movimientos coordinados y
desplazamiento de grupos celulares, manteniendo al mismo tiempo los
contactos intercelulares. Estos mecanismos son diversos y complejos, y a
menudo involucran factores de señalización y moléculas extracelulares que
controlan la dirección y velocidad del movimiento celular (1).

DESCRIPCIÓN GENERAL DEL DESARROLLO EMBRIONARIO HUMANO


Para comprender mejor la formación de la cara y la cavidad bucal, es necesario tener
una visión general del desarrollo embrionario humano. En este sentido, se pueden
identificar una serie de eventos morfológicos y estructurales significativos que ocurren
desde el inicio del desarrollo embrionario. A continuación, se describen los principales
acontecimientos que tienen lugar en las distintas semanas de desarrollo embrionario,
prestando especial atención a las primeras cuatro semanas, cuando se produce la
organogénesis. En general, se considera que el desarrollo embrionario propiamente
dicho ocurre en las primeras semanas posteriores a la fecundación, mientras que el
crecimiento, que es un fenómeno fundamental, tiene lugar durante los últimos meses
de gestación.

PRIMERA SEMANA

Durante la primera semana del desarrollo embrionario humano, se producen una serie
de fenómenos importantes que sentarán las bases para el desarrollo futuro del
embrión. Entre estos procesos se encuentran:

 Fecundación: La unión del óvulo y el espermatozoide da inicio al desarrollo


embrionario.
 Segmentación y compactación: El cigoto se divide en varias células y se compacta,
dando lugar a la formación de la mórula.
 Cavitación y eclosión: La mórula se transforma en un blastocisto al formarse una
cavidad en su interior, y luego eclosiona.
 Inicio de la implantación: El blastocisto comienza a adherirse y fijarse al epitelio
uterino para completar su implantación.
Estos procesos son cruciales para el desarrollo temprano del embrión humano y
establecen las bases para el desarrollo posterior.
Fecundación
La fecundación es un proceso clave en el desarrollo humano que ocurre cuando un
espermatozoide se fusiona con un óvulo. Este proceso se produce generalmente en el
tercio externo de la trompa uterina denominada ampolla. La capacidad de fertilización
del óvulo dura aproximadamente entre 12 y 24 horas después de la ovulación,
mientras que la capacidad del espermatozoide para fertilizar puede durar entre 48 y 72
horas en las vías genitales femeninas.
Antes de la fecundación, el espermatozoide debe alcanzar su maduración y
capacitación. La maduración se produce por cambios morfológicos y bioquímicos
producidos por la acción de productos segregados por el epidídimo. La capacitación,
en cambio, tiene lugar en el aparato genital femenino y está determinada por
modificaciones de la membrana plasmática del espermatozoide (2).

El óvulo consta de un ovocito II detenido en metafase de la segunda división meiótica,


rodeado por la zona pelúcida y células foliculares o de la granulosa. La zona pelúcida
es una envoltura acelular transparente formada por glicoproteínas, sintetizadas por el
ovocito, y parece ser específica de especie. Por su parte, las células foliculares emiten
prolongaciones citoplasmáticas que establecen uniones comunicantes con el ovocito y
permiten una modulación bidireccional entre ambas células.

El espermatozoide, por su parte, es una célula haploide especializada funcionalmente


y que presenta una cabeza con núcleo rodeado por el acrosoma, un cuello con un par
de centriolos, una pieza intermedia con mitocondrias y una cola con vaina fibrosa,
fibras y columnas densas, y el axonema del flagelo (3).

La fecundación es un proceso complejo que se produce cuando un espermatozoide


penetra y fusiona su membrana plasmática con la del ovocito. El proceso de
fecundación consta de una serie de eventos que permiten la entrada del
espermatozoide en el ovocito, la reactivación de la meiosis y la formación de un cigoto
diploide que dará lugar a un embrión. Los procesos implicados en la fecundación
incluyen la reacción acrosómica, la fusión de las membranas plasmáticas del ovocito y
el espermatozoide, la entrada del núcleo del espermatozoide en el ovocito y la
reactivación de la meiosis. La fecundación tiene varias implicaciones biológicas, como
la restauración del número diploide de cromosomas, la determinación del sexo
cromosómico del embrión y la iniciación de la primera división mitótica (4,5).

La fecundación puede tener lugar in vivo, en el cuerpo de una mujer, o in vitro, en un


laboratorio. Los procedimientos de fecundación in vitro son cada vez más populares
debido a los problemas de fertilidad, pero también plantean cuestiones éticas y
legales. Se han producido avances significativos en el conocimiento de la biología de
la fecundación y en los procedimientos de fecundación in vitro, lo que ha permitido el
desarrollo de tratamientos cada vez más efectivos para los problemas de fertilidad (6).

Segmentación y compactación
El proceso de desarrollo del embrión humano es fascinante y comienza con la
fecundación del óvulo por un espermatozoide. Una vez que se produce la fecundación,
el cigoto resultante comienza a dividirse por un proceso llamado segmentación, el cual
da lugar a la formación de la mórula. Este proceso se inicia aproximadamente 24
horas después de la fecundación, y consiste en la división del cigoto en dos células
hijas llamadas blastómeras. Posteriormente, cada blastómera se dividirá por mitosis, lo
que dará lugar a nuevas blastómeras.

Es importante destacar que las divisiones mitóticas son asincrónicas, lo que significa
que el número de células aumenta, pero el volumen total del embrión no se
incrementa. Por esta razón, las sucesivas blastómeras van disminuyendo de tamaño.
Durante la segmentación, que se extiende del primer al quinto día, se forma una
estructura esférica que recibe el nombre de mórula. En este momento, la mórula está
compuesta por alrededor de 30 células y sigue recubierta por la zona pelúcida.

Aunque inicialmente todas las blastómeras son morfológicamente idénticas,


comienzan a surgir diferencias a partir del tercer o cuarto día después de la
fecundación, cuando la mórula tiene alrededor de diez células. En este momento, las
blastómeras periféricas comienzan a desarrollar uniones intercelulares y se
transforman en células planas estrechamente unidas, con organización epitelial y
polarización morfoestructural y funcional. Estas células se denominan masa celular
externa (MCE) y su apariencia superficial es lisa.

Las células más internas, por su parte, se denominan masa celular interna (MCI) y son
poliédricas, pero no están tan unidas como las células de la MCE. Este proceso de
polarización interior-exterior se llama compactación y es crucial para el desarrollo del
embrión. La E-cadherina (uvomorulina) es una molécula especialmente importante en
este proceso.

A medida que el embrión se va desarrollando y aumentando en número de células, se


desplaza por la luz de la trompa uterina gracias a los movimientos peristálticos de sus
paredes musculares, al movimiento de los cilios de las células epiteliales superficiales
y al flujo de secreción que se dirige hacia la cavidad uterina. Finalmente, el embrión en
desarrollo llega al cuerpo del útero entre el sexto y séptimo día después de la
fecundación, lugar en el que se implantará definitivamente hasta el momento del
nacimiento.

La segmentación y la compactación son dos procesos clave en el desarrollo del


embrión humano que permiten la formación de la mórula y la polarización interior-
exterior del embrión. Además, el transporte del embrión hacia el cuerpo del útero es
esencial para su correcto desarrollo y posterior implantación.

Cavitación y eclosión
La cavitación es un proceso fundamental en la formación del blastocisto, que ocurre
cuando se produce una gran cavidad entre las células de la mórula. Este proceso
comienza cuando el embrión entra en la cavidad uterina y se polarizan las células de
la masa celular externa. Esta polarización induce la reorganización de las organelas
celulares de las blastómeras de la MCE y la entrada de iones y agua a las células, lo
cual provoca la formación de vesículas en su interior. Los iones y el agua son
transportados hacia la MCI, formando pequeños espacios intercelulares llenos de
líquido. El embrión se convierte en un blastocisto temprano, y este proceso continúa
hasta formar una cavidad en el centro del embrión que aumenta de tamaño
progresivamente. El embrión se llama blastocisto cuando está formado por más de
cien células, y la cavidad central ocupada por líquido se denomina cavidad del
blastocisto o blastocele.

La aparición del blástocito obliga a las células de la MCE a disponerse en la periferia


de la cavidad, con una disposición similar a la que existe en un epitelio. A partir de ese
momento, la MCE se transforma en trofoectodermo o trofoblasto y constituye el límite
externo del blastocisto. Por otro lado, las células de la MCI se disponen
excéntricamente en el interior del blastocisto y constituyen el embrioblasto, que aún se
puede seguir denominando MCI. El blastocisto se ha transformado, por tanto, en una
estructura polarizada, en uno de cuyos extremos se sitúa el embrioblasto rodeado
externamente por el trofoblasto.

A medida que continúa la entrada de líquido hacia el interior del blastocisto, se


produce un aumento de presión hidrostática a la altura del blastocele y se forma lo que
se denomina blastocisto expandido. Aproximadamente el día cinco o seis
posfecundación, se produce la eclosión en el interior de la cavidad uterina. La eclosión
consiste en la salida del blastocisto de la zona pelúcida. Inicialmente, esta zona
disminuye de grosor y, por acción de enzimas liberadas por las células del trofoblasto,
se produce un orificio por donde sale todo el blastocisto de la cavidad esférica formada
por la zona pelúcida. Esta ha impedido, hasta este momento, la disgregación de las
blastómeras y la implantación prematura del embrión.

Inicio de la implantación:

El proceso de implantación es un proceso complejo que requiere una serie de


interacciones moleculares y celulares entre el blastocisto y el endometrio para permitir
la adhesión, la invasión y el establecimiento de la placenta. La sincronización de estos
eventos depende de una serie de moléculas y factores de crecimiento que son
producidos tanto por el blastocisto como por el endometrio.

La nutrición del embrión en los primeros estadios, hasta cuatro blastómeras, no


depende de la glucosa. Sin embargo, en el estadio de mórula y blastocisto, el aporte
de glucosa se vuelve fundamental gracias a la presencia de transportadores de este
azúcar en el trofoectodermo. Durante el desarrollo del embrión y el feto, las
necesidades metabólicas requieren de un órgano especializado que proporcione
nutrientes y retire las moléculas resultantes del metabolismo. Este órgano es la
placenta, que se forma en la interfase entre la madre y el embrión en desarrollo.
Además, durante el embarazo, la placenta también desarrolla otras funciones
endocrinológicas e inmunológicas importantes.

La implantación se produce en un periodo de tiempo específico conocido como


ventana de implantación, alrededor del día 20 del ciclo menstrual y del sexto o séptimo
día después de la fecundación. En ese momento, los cambios hormonales en el
cuerpo de la mujer han preparado el endometrio para ser altamente receptivo (fase
secretora). La implantación ocurre cuando el blastocisto, liberado de la zona pelúcida
después de la eclosión, se introduce en el interior del endometrio. Generalmente, esto
ocurre en la región posterosuperior del cuerpo del útero, cerca de la línea media.

La implantación comienza con la aposición entre el blastocisto y el epitelio superficial


del endometrio. Este proceso se favorece con el cierre de la luz del útero mediante un
tapón mucoso. Posteriormente, se produce la adhesión entre el blastocisto y el
endometrio, lo que se ve favorecido por la expresión de integrinas en la superficie
externa de las células del trofoectodermo. Estas células entran en contacto directo o
indirecto con moléculas similares expresadas por las células epiteliales del útero.
Durante la ventana de implantación, las células epiteliales del útero sufren una serie
de cambios morfoestructurales, que se caracterizan por la pérdida de las
microvellosidades superficiales, la disminución de la densidad de uniones ocluyentes y
de desmosomas con las células vecinas y por presentar prolongaciones bulbosas en
su polo apical llamadas pinopodos. Los primeros contactos se producen entre las
células del trofoblasto del polo embrionario del blastocisto y las células epiteliales del
útero. Al mismo tiempo, se produce un intercambio mutuo de información mediante la
secreción autocrina y paracrina de múltiples moléculas cuyo fin último es sincronizar la
expresión de moléculas y receptores que permitan la adecuada interacción entre el
embrión y la madre. Entre dichas moléculas destacan los factores de crecimiento:
CSF-1, EGF, HB-EGF, IGF-I, IGF-II, PDGF-A, PDGF-B, SCF, TGF-a, VEGF; y las
citocinas: GM-CSF, IL-1b, IL-6, LIF, PAF, TGF-b, TNF-a, VEGF.

La adhesión entre las células del trofoectodermo y las células epiteliales endometriales
se fortalece mediante la formación de uniones intercelulares similares a los
desmosomas. Esto es un paso importante en la implantación del blastocisto en el
endometrio. La siguiente fase implica la invasión del blastocisto al endometrio, que se
lleva a cabo gracias a que las células del trofoblasto desarrollan la capacidad de
infiltrar el epitelio uterino. Esto es posible gracias a la emisión de prolongaciones
citoplasmáticas que penetran entre las células epiteliales del útero y establecen
uniones con ellas y con la membrana basal. A través de múltiples interacciones
moleculares, las células del trofoblasto pueden proliferar y diferenciarse, dando origen
a dos estructuras diferentes: el citotrofoblasto y el sincitiotrofoblasto. El citotrofoblasto,
que es una lámina de células epiteliales, tiene una gran actividad mitótica y se
diferencia hacia el sincitiotrofoblasto. En cambio, el sincitiotrofoblasto es una
estructura multinucleada que se forma por la fusión de células derivadas del
citotrofoblasto y se localiza exterior a este.

En una primera fase de la invasión, se observa la placa trofoblástica, que está


compuesta por zonas de citotrofoblasto y sincitiotrofoblasto que sustituyen al epitelio
uterino y posteriormente penetran en el tejido conjuntivo endometrial. Para lograrlo, las
células del trofoblasto rompen la membrana basal del epitelio uterino y entran en
contacto con la matriz extracelular del tejido conjuntivo endometrial. La penetración
más profunda se produce gracias a la acción conjunta de diferentes serinoproteasas,
metaloproteasas de la matriz y de inhibidores tisulares de las metaloproteasas, que
son enzimas que regulan la destrucción de elementos proteicos de la matriz
extracelular. Tanto el trofoblasto como las células endometriales expresan distintos
patrones complejos de integrinas durante las fases de la implantación.

Al finalizar la primera semana o en el inicio de la segunda, la masa celular interna o


embrioblasto comienza a diferenciarse en una delgada capa de células cúbicas con
configuración epitelial en la zona que delimita la cavidad del blastocisto. Esta capa de
células se llama hipoblasto o endodermo primitivo.

Segunda semana del desarrollo: embrión bilaminar

Durante este período de tiempo el embrión crece poco. De algo más de 0,1 mm que
mide aproximadamente al final de la primera semana, solo alcanza 0,2 mm al final de
la segunda. Se producen más cambios en los tejidos extraembrionarios que en el
embrión propiamente dicho:

 Implantación completa: Al principio de la semana, el blastocisto se adhiere


completamente a la pared del útero, asegurando su fijación y establecimiento.

 Formación del disco bilaminar: El embrión se divide en dos capas celulares: el


epiblasto y el hipoblasto. El epiblasto dará lugar al embrión en sí mismo y al
amnios, mientras que el hipoblasto formará la membrana que recubre la
cavidad vitelina.

 Formación de la cavidad amniótica: Las células del epiblasto comienzan a


separarse de la capa de células que conforman el trofoblasto y se agrupan en
una masa celular que da origen a la cavidad amniótica, la cual envolverá al
embrión y lo protegerá durante el desarrollo fetal.

 Formación del saco vitelino y la cavidad coriónica: El saco vitelino se forma a


partir de células del hipoblasto, mientras que la cavidad coriónica se forma a
partir de células del trofoblasto. Estas estructuras forman el celoma
extraembrionario, que se encargará de producir la membrana que recubre el
embrión y el saco vitelino.
 Establecimiento de la circulación utero-placentaria primitiva: Durante esta
etapa, se establece la circulación sanguínea entre el embrión y la placenta, lo
que permite la nutrición del embrión y, posteriormente, del feto.

Cada uno de estos eventos es esencial para el desarrollo embrionario adecuado y, en


conjunto, dan lugar a la formación del embrión en su etapa temprana. Es importante
destacar que estos eventos ocurren en un orden preciso y están regulados por una
serie de señales moleculares que permiten la coordinación de cada proceso.

Alrededor del día 13 del desarrollo embrionario, se producen columnas de


citotrofoblasto rodeadas de sincitiotrofoblasto en las lagunas trofoblásticas, conocidas
como vellosidades primarias. Estas estructuras se desarrollan debido a la inducción
del mesénquima extraembrionario y evolucionan para convertirse, en la tercera
semana, en los componentes esenciales para el intercambio de nutrientes y gases en
la placenta.
Tercera semana del desarrollo: embrión trilaminar

La tercera semana del desarrollo embrionario se caracteriza por un período de rápido


crecimiento que coincide con la primera falta de la menstruación de la embarazada.
Inicialmente, el disco embrionario es de forma elíptica, pero al finalizar la semana se
vuelve piriforme, con la porción cefálica dilatada y la caudal estrecha, midiendo en
conjunto aproximadamente 1 mm. Durante este período, se produce un evento crucial
en el desarrollo embrionario: la gastrulación, que conduce a la formación de las tres
capas germinales embrionarias.

Formación de las tres capas germinativas:

La formación de las tres capas germinales comienza con la aparición en el epiblasto


de un engrosamiento en la línea media que se transforma en una estría primitiva o
línea primitiva, la cual se alarga por la suma de células en su extremo caudal. La
proliferación de células del epiblasto a ambos lados de la línea primitiva da lugar al
nódulo primitivo o de Hensen, una zona elevada alrededor de una pequeña fosa, la
fosita primitiva. Al mismo tiempo, algunas células de la línea primitiva se desprenden
del epiblasto, migran hacia la parte inferior y se invaginan entre el epiblasto y el
hipoblasto, formando la tercera capa embrionaria: el mesodermo intraembrionario.
La invaginación celular en la zona media de la línea primitiva da lugar al surco
primitivo. Las células de la superficie del epiblasto migran hacia el surco primitivo y se
invaginan para introducirse en el mesodermo. La expresión del gen BRACHYURY o
gen-T es necesaria para el desplazamiento de las células a través de la línea primitiva.
A partir de este momento, el embrión pasa a tener tres capas germinales: ectodermo,
mesodermo y endodermo, conformando el disco trilaminar.
En la gastrulación, algunas células que se invaginan en la línea primitiva se desplazan
hacia el hipoblasto y terminan reemplazando todas sus células para formar el
endodermo definitivo. Después de la gastrulación, el epiblasto se convierte en
ectodermo. Como todas las células que se invaginan en la línea primitiva son del
epiblasto, tanto el mesodermo como el endodermo definitivo y el ectodermo tienen un
origen epiblástico.

La línea primitiva es el eje longitudinal básico del embrión, y se establecen los ejes
cefálico/caudal, derecho/izquierdo y dorsal/ventral del embrión en relación con ella. El
inicio y mantenimiento de la línea primitiva dependen de moléculas de activación y
factores de transcripción, como NODAL, HNF-3b, WNT y FGF. LHX-1, cerberus,
BRACHYURY y SONIC HEDGEHOG también están implicados en la formación de los
ejes cefálico/caudal, derecho/izquierdo y la asimetría derecha e izquierda.

Después de la invaginación, las células mesodérmicas migran lateralmente y hacia la


región cefálica del embrión y ocupan el espacio entre el ectodermo y el endodermo,
excepto en dos zonas de forma irregularmente circular: la lámina precordal o
membrana bucofaríngea y la lámina o membrana cloacal. La localización inicial de las
células en el epiblasto y su punto de ingreso en la línea primitiva se relacionan con su
destino final en el mesodermo, y se han obtenido mapas de destino de las células
epiblásticas. El ácido hialurónico es esencial para el desplazamiento de las células
mesodérmicas, ya que impide su agregación y permite la formación de una estructura
mesenquimal. La fibronectina también es necesaria y se relaciona con la membrana
basal entre el epiblasto y el hipoblasto. La nogina y la activina son moléculas de
activación que parecen inducir la transformación de las células del epiblasto en células
mesenquimales.

La línea primitiva permanece hasta el inicio de la cuarta semana y luego disminuye de


tamaño y desaparece alrededor del vigésimo sexto día. La producción de mesodermo
también se reduce durante la cuarta semana.

Desarrollo de la notocorda

Durante la tercera semana del desarrollo embrionario, se produce la invaginación de


algunas células del epiblasto que migran hacia el mesodermo en la zona del nódulo
primitivo. Estas células se dirigen hacia el polo rostral del embrión a lo largo de su
línea media y, alrededor del día 17 del desarrollo, forman un tubo hueco en el
mesodermo llamado proceso notocordal o prolongación notocordal, que se comunica
con la cavidad amniótica a través de la fosita primitiva.

El proceso notocordal se extiende hacia el polo rostral ocupando toda la zona media y
anterior del mesodermo, excepto en la lámina precordal, donde no existe mesodermo.
En este momento, el ectodermo está separado del endodermo por la prolongación
notocordal y el mesodermo intraembrionario. Sin embargo, en la lámina precordal y en
la lámina cloacal, el endodermo y el ectodermo siguen en contacto directo.

Durante el día 18 del desarrollo, el suelo de la prolongación notocordal se fusiona con


el endodermo subyacente, lo que produce la transformación de la prolongación en una
placa notocordal. Debido a esta fusión, el proceso notocordal pierde su forma tubular
hueca y adquiere una forma aplanada similar a una placa. Con este cambio, se crea
una comunicación transitoria entre la cavidad amniótica y el saco vitelino llamada
conducto neuroentérico.

Cerca del día 22 o 24 del desarrollo, la placa notocordal se separa del endodermo y se
convierte en un cordón sólido de células conocido como notocorda. De esta manera, la
notocorda pasa de ser un proceso hueco a una placa abierta y finalmente a un cilindro
sólido sin luz interna. La notocorda continúa a través de la línea media del embrión en
dirección cefálico-caudal y desempeña un papel inductor crucial en la formación del
neuroectodermo y de los cuerpos vertebrales.

Desarrollo del sistema nervioso a partir del ectodermo: neurulación

Uno de los acontecimientos más significativos en la tercera semana de desarrollo


embrionario es la formación del sistema nervioso a partir del ectodermo. El primer
indicio es la aparición de una placa elíptica en la región cefálica, conocida como placa
neural, que se desarrolla en el ectodermo alrededor del día 18. La placa neural es un
engrosamiento del ectodermo que se encuentra cerca de la notocorda subyacente y
actúa como inductora sobre las células del ectodermo para que se transformen en
células neuroectodérmicas. Probablemente, la secreción de agentes como nogina,
folistatina, cordina, FGF, WNT-3a, TGF-b y SONIC HEDGEHOG por parte de la
notocorda esté involucrada en esta acción inductora, inhibiendo el gen BMP-4.

La placa neural está compuesta por un epitelio pseudoestratificado, cilíndrico, de tipo


neuroectodérmico, que se eleva en comparación con el resto del ectodermo
embrionario. Las moléculas de adhesión celular que expresan las células del
ectodermo son N-CAM y E-cadherina, mientras que las células que forman la placa
neural expresan N-CAM y N-cadherina. La placa neural crece y se desarrolla durante
varios días, modificando su morfología original. Al final de la tercera semana, la placa
neural presenta una porción cefálica ancha y una porción caudal estrecha que se
asemeja a una raqueta. Al mismo tiempo, los bordes laterales de la placa neural se
elevan y sobresalen, formando los pliegues neurales, mientras que la zona media de la
placa neural se deprime y forma el surco neural.

Los pliegues neurales se fusionan, formando un tubo o cilindro hueco que se invagina,
quedando debajo del ectodermo y encima de la notocorda. Esta fusión comienza en
una zona correspondiente al cuello y continúa fusionándose en dirección cefálica y
caudal. Una vez concluido este proceso, se forma un cilindro hueco llamado tubo
neural debajo del ectodermo. Inicialmente, el tubo neural queda comunicado con la
cavidad amniótica en su extremo anterior (neuroporo anterior) y posterior (neuroporo
posterior). Estos neuroporos se cierran el día 25 y 27, respectivamente, ya en la cuarta
semana del desarrollo. Este proceso de formación del tubo neural, llamado
neurulación primaria y que finaliza en la cuarta semana, está determinado por
múltiples factores, entre los que destaca la contracción del anillo de microfilamentos de
actina presentes en el polo apical de las células del neuroectodermo.

El tubo neural dará lugar, básicamente, al sistema nervioso central. A medida que los
pliegues neurales se fusionan para formar el tubo neural, algunas células
neuroectodérmicas ubicadas a lo largo de la cresta de cada uno de estos pliegues
migran en sentido ventrolateral hacia el tubo neural.
Durante la neurulación, algunas células del neuroectodermo ubicadas en la cresta de
los pliegues neurales se desplazan y migran hacia el tubo neural. Estas células se
denominan células de la cresta neural y tienen la capacidad de colonizar una variedad
de tejidos y órganos en desarrollo, diferenciándose y formando un gran número de
nuevos tipos celulares. Por ejemplo, las células de la cresta neural pueden dar lugar a
neuronas del sistema nervioso periférico, melanocitos de la piel y odontoblastos que
se localizan en la periferia de la pulpa dental.

Desarrollo de la capa germinal mesodérmica

Durante las semanas tres y cuatro, el mesodermo intraembrionario experimenta


cambios que resultan en dos eventos cruciales para el desarrollo del embrión: la
segmentación del mesodermo (que genera la formación de los somitos) y el comienzo
de la angiogénesis (inicio del sistema cardiovascular). Una vez que la tercera capa
germinativa del embrión se ha formado (el mesodermo intraembrionario) a través de la
invaginación de células del epiblasto, las células del mesodermo comienzan a
reorganizarse dentro de esta capa. Primero se produce el agrupamiento y la
condensación de las células del mesodermo, que empiezan a formar cordones y
láminas a ambos lados de la notocorda. Este proceso comienza a nivel cefálico y
continúa en dirección caudal, finalizando en la cuarta semana.

La reorganización de células del mesodermo da lugar a su división en tres zonas. A


cada lado de la notocorda se forma una condensación cilíndrica que se llama
mesodermo paraxial. Lateralmente a esta se encuentra otra condensación cilíndrica
menos voluminosa llamada mesodermo intermedio. El mesodermo que queda en una
posición lateral y distal al mesodermo intermedio forma una lámina conocida como
mesodermo lateral. En torno al día 17, el mesodermo lateral se divide en dos capas:
una capa ventral asociada con el endodermo (hoja esplácnica o visceral del
mesodermo o mesodermo esplacnopleural) y la otra dorsal asociada al ectodermo
(hoja somática o parietal del mesodermo o mesodermo somatopleural). Cada una de
estas tres estructuras en las que se divide el mesodermo dará lugar a distintos tejidos
y órganos en el adulto.

En primer lugar, el mesodermo paraxial dará lugar al esqueleto axial, la musculatura


voluntaria y parte de la dermis. Una vez formadas, las células del mesodermo paraxial
formarán, a ambos lados de la notocorda y del tubo neural, unas estructuras
redondeadas, ligeramente segmentadas y formadas por células en disposición espiral
que se denominan somitómeros. Estos aparecen primero junto al nódulo primitivo en
los días 18 o 19 y continúan su formación durante la cuarta semana en dirección
caudal. La mayor parte de los somitómeros se reorganizan para configurar una serie
de bloques segmentados de mesodermo llamados somitos. Aunque la mayoría de los
somitómeros darán lugar a somitos, los primeros siete pares no lo harán; por el
contrario, estos darán lugar a músculos estriados de la cara, mandíbula y garganta
que se diferencian dentro de los arcos branquiales (se estudiarán en el capítulo
dedicado al desarrollo craneofacial).
Durante la tercera semana del desarrollo embrionario, el mesodermo juega un papel
crucial en la organización del cuerpo. Se forman entre 42 y 44 pares de somitos,
aunque los más caudales suelen desaparecer, finalmente permanecen en el embrión
unos 37 pares de somitos. La organización y migración de los somitos es de gran
importancia para el desarrollo del conjunto del plano corporal, puesto que estos
corresponden a una organización segmentaria del organismo.
Cada somito se divide en partes que originarán órganos específicos en el adulto. Así,
hacia el final de la tercera y durante la cuarta semana, cada somito originará el
esclerotomo (que dará origen a las vértebras), el miotomo (del cual surgirán los
músculos estriados) y el dermatomo (que generará la dermis de la piel de algunas
regiones del cuerpo).
El mesodermo intermedio producirá el sistema urinario y parte del aparato genital. Este
se organiza en sentido rostral, formando cúmulos celulares segmentarios llamados
nefrotomas, mientras que en su región más caudal se organiza en una masa no
segmentaria denominada cordón nefrógeno.
Finalmente, el mesodermo lateral se dividirá en dos capas: la hoja esplácnica o
visceral y la hoja somática o parietal del mesodermo. Al extenderse lateralmente, estas
hojas recubrirán las caras laterales del embrión para formar una serie de membranas.
El espacio que surge entre ambas hojas del mesodermo lateral se denomina celoma
intraembrionario y se comunica lateralmente con el celoma extraembrionario formado
durante la segunda semana.
El segundo fenómeno relevante que ocurre durante la tercera semana del desarrollo
embrionario es el inicio de la angiogénesis. Los vasos sanguíneos del embrión inician
su formación aproximadamente dos días después del inicio en el saco vitelino,
inducidos por VEgF y angiopoyetina-1. El corazón lo hace a partir de una zona de
mesodermo llamada área cardiogénica.
Probablemente, toda esta serie de cambios que ocurren en el mesodermo y dan
origen a los somitos y a todos sus derivados sean inducidos en las células
mesodérmicas por una serie de factores inductores sintetizados por la notocorda y el
tubo neural.

En resumen, durante la tercera semana del desarrollo embrionario, el mesodermo


experimenta una serie de cambios y da lugar a la formación de los somitos, el sistema
urinario y parte del aparato genital, y la angiogénesis. La organización y migración de
los somitos es de gran importancia para el desarrollo del conjunto del plano corporal.
Es probable que estos cambios sean inducidos por una serie de factores inductores
sintetizados por la notocorda y el tubo neural.

Desarrollo de la capa germinal endodérmica

La transformación del endodermo plano en el tubo intestinal primitivo es un evento


crucial en el desarrollo embrionario, resultado de la compleja interacción entre
plegamientos y crecimiento. Este proceso se inicia durante la tercera semana de
gestación y se intensifica en la cuarta, evidenciando su importancia en la formación de
esta capa germinal.

Desarrollo del corion y del trofoblasto

Durante el día 16 de gestación, se forma en la pared caudal del saco vitelino un


pequeño divertículo de forma cilíndrica que se extiende hacia el pedículo de fijación
del embrión. Este divertículo es conocido como alantoides y se transformará en la
prolongación superior de la futura vejiga urinaria y finalmente en el uraco. Aunque en
la especie humana el alantoides permanece muy pequeño.

En la tercera semana de desarrollo, aparecen las vellosidades del corion. Al principio,


están formadas por un núcleo de citotrofoblasto rodeado por sincitiotrofoblasto,
denominadas vellosidades primarias. Luego, la introducción de células mesenquimales
en las porciones centrales de las vellosidades da lugar al desarrollo de vellosidades
secundarias. Éstas están compuestas por mesénquima central, una capa periférica de
citotrofoblasto y, más externamente, por sincitiotrofoblasto.

Hacia el final de la tercera semana, las células del mesénquima comienzan a


diferenciarse hacia células sanguíneas y vasos sanguíneos de pequeño calibre. Así,
se forma un sistema capilar vellositario que da lugar a las vellosidades terciarias o
definitivas. Los capilares de las vellosidades se ponen en contacto con los del
mesénquima del corion y el pedículo de fijación. A su vez, éstos establecen contacto
con el sistema circulatorio intraembrionario.

Las células del citotrofoblasto de las vellosidades se introducen en el sincitio


suprayacente hasta llegar al endometrio, formando la envoltura citotrofoblástica
externa que rodeará completamente al saco coriónico y lo unirá por la secreción de
trofouteronectina (TUN). Paralelamente, se forma un sincitiotrofoblasto invasivo
intermedio (productor de PAI-1) que invade los vasos sanguíneos arteriales del
endometrio uterino para favorecer su dilatación y aumentar el flujo sanguíneo en la
placenta.
Cuarta a octava semanas del desarrollo

Durante este período, el embrión experimenta un rápido desarrollo y una serie de


cambios morfogenéticos que influyen en gran medida en su forma definitiva. Se
forman los esbozos de los principales órganos, aparatos y sistemas. Al comienzo de la
cuarta semana, el embrión, que mide menos de 4 mm de longitud, muestra una hilera
de somitos situados a lo largo y a ambos lados del tubo neural, lo que produce una
serie de plegamientos o encurvamientos en el embrión. Los plegamientos más
importantes que aparecen durante esta semana son el plegamiento longitudinal o
rostrocaudal y el plegamiento transversal o dorsoventral.

El plegamiento longitudinal o rostrocaudal se debe en gran medida al rápido


crecimiento en longitud del sistema nervioso central y a los pliegues cefálico y caudal.
El plegamiento transversal o dorsoventral es consecuencia de la formación de los
somitos y la evolución del mesodermo. Estos plegamientos hacen que el embrión
adquiera una forma de "C" muy similar a la del futuro feto, cambiando su morfología
por completo.

El desarrollo del embrión en sentido dorsal y su escaso desarrollo en sentido ventral


provocan un desarrollo muy diferente de las dos cavidades principales con las que
limita: la cavidad amniótica y el saco vitelino. La comunicación existente entre el
embrión y el saco vitelino queda reducida a un conducto estrecho y largo. La cavidad
del saco vitelino se incorpora al cuerpo del embrión e inicia el plegamiento
dorsoventral. Los extremos laterales del embrión se unen en la línea media y forman
una estructura tubular y tridimensional.
Este tubo denominado intestino primitivo se divide en tres porciones: una anterior,
media y posterior. Algunos estudios han demostrado que ciertos genes, denominados
genes HOX, podrían jugar un papel importante en el desarrollo del intestino, existiendo
una mayor expresión de los genes HOX-d-9 en zonas rostrales y de genes HOX-d-14
en zonas más caudales.

Como consecuencia del incurvamiento del embrión, se forma la boca primitiva o


estomodeo. Esta cavidad primitiva se halla separada de la faringe por la membrana
bucofaríngea, pero al finalizar la cuarta semana, esta doble membrana se perfora y, en
consecuencia, la porción inicial del tubo digestivo se pone en comunicación con la
cavidad amniótica. Además, el corazón se ubica ventralmente con respecto al
estomodeo como resultado del plegamiento cefálico. Durante este período, se
producen también el plegamiento cardíaco, la segmentación del tubo nervioso en su
porción cefálica, la aparición de las paredes laterales y ventrales de la faringe, y los
arcos faríngeos o branquiales.
.
Novena semana hasta el nacimiento

El período fetal abarca desde la novena semana hasta el nacimiento, en el cual se


produce un crecimiento y maduración de los órganos y tejidos que previamente se han
diferenciado. El ritmo de crecimiento en tamaño y peso corporal es la característica
principal de esta etapa. Durante la duodécima semana se pueden evidenciar
fácilmente el desarrollo de los órganos sexuales y a las veinte semanas se pueden
percibir claramente los movimientos fetales. Hacia el séptimo mes, el feto pesa
alrededor de 1 kg y el sistema nervioso puede controlar la respiración, la deglución y la
temperatura, lo que facilita su viabilidad. En resumen, durante la fecundación, al
finalizar la primera semana se produce la implantación del embrión, durante la
segunda semana se diferencian las dos hojas embrionarias, durante la tercera semana
se produce la gastrulación y el establecimiento de las tres capas germinativas, y
durante la cuarta semana se produce el plegamiento del embrión. Este plegamiento
forma la cavidad bucal primitiva o estomodeo, y a partir de las paredes de la faringe se
diferencian los arcos faríngeos o branquiales, estructuras que participan en la
formación de la cara.

BIOPATOLOGÍA Y CONSIDERACIONES CLÍNICAS

Como se ha expuesto a lo largo de este tema, el desarrollo humano es un proceso


complejo que tiene lugar durante un período de tiempo relativamente largo (alrededor
de 38 semanas) y en el que una multitud de factores desempeñan un papel muy
importante. Por todo ello, la posibilidad de que alguno de esos factores se altere en un
momento determinado es muy elevada, con el consiguiente riesgo de provocar
trastornos o alteraciones en el embrión o el feto en desarrollo. Las anomalías que
pueden producirse durante el desarrollo incluyen un abanico muy amplio de
patologías, alteraciones y enfermedades, que pueden afectar a prácticamente
cualquier órgano o sistema del organismo.

Las anomalías del desarrollo morfológico, estructural, funcional o molecular que


ocurren durante el período embrionario se denominan defectos congénitos. Estas
anomalías se deben a una alteración ocurrida durante el desarrollo y pueden ser
diagnosticadas in utero o al nacer. Sin embargo, en numerosas ocasiones, no son
diagnosticadas hasta días, meses o incluso años más tarde. Cuando el defecto
congénito provoca una alteración de la morfología normal del individuo (por ejemplo, el
labio leporino), se denomina malformación congénita. Como veremos a continuación,
los defectos congénitos pueden ser de tipo genético o no genético.

1. Defectos genéticos.
Cuando el defecto que presenta un individuo recién nacido se debe a una alteración
genética (modificación en el ADN que conforma los genes), se dice que presenta un
defecto genético. Con una elevada frecuencia, estos defectos son de tipo hereditario,
es decir, se transmiten de padres a hijos siguiendo algún tipo de patrón de herencia
(por ejemplo, autosómica o ligada al sexo, dominante o recesiva). Cuando el defecto
genético aparece en varios miembros de la familia del individuo, se dice que el defecto
es de tipo familiar. En el caso contrario, cuando un individuo sufre un defecto
congénito sin antecedentes familiares, se dice que se trata de un defecto esporádico.
La aparición de defectos genéticos puede deberse a múltiples causas, todas ellas
relacionadas con un daño directo al ADN o a las proteínas implicadas en su replicación
o su empaquetamiento. Se ha demostrado un papel importante de agentes como las
radiaciones, los tóxicos, las drogas y ciertos fármacos.

La aparición de defectos genéticos puede tener diversas causas, y la mayoría de ellas


están relacionadas con daños en el ADN o proteínas que están implicadas en su
replicación o empaquetamiento. Los agentes que pueden provocar defectos o
malformaciones congénitas se llaman agentes teratógenos y pueden ser de diferentes
tipos, como radiaciones, tóxicos, drogas y fármacos, en el caso de las alteraciones
cromosómicas, suelen ocurrir durante la meiosis en las células germinales que darán
lugar a los gametos.

Los defectos genéticos pueden presentarse en diversas formas, como mutaciones,


deleciones y duplicaciones. Estas alteraciones pueden ser incompatibles con la vida,
lo que conduce a la muerte temprana del embrión. En otros casos, pueden causar
defectos congénitos graves que afectan la calidad de vida de la persona.

La deleción de un cromosoma completo es generalmente incompatible con la vida,


pero hay excepciones, como la pérdida de un cromosoma sexual Y en un varón o X en
una mujer, lo que resulta en el síndrome de Turner. La duplicación de un cromosoma
también puede ser letal, pero algunas pueden ser compatibles con la vida, como las
trisomías, que es la presencia de tres cromosomas en lugar de dos. Además de estos,
existen otros tipos de mutaciones, como las inversiones y las translocaciones. Según
la Clínica Mayo (2021), en el síndrome de Down, una de las alteraciones
cromosómicas más conocidas, hay una copia adicional del cromosoma 21. Esta
alteración puede ser causada por un error durante la meiosis.

El mosaicismo es un fenómeno donde el defecto genético solo afecta a un porcentaje


de las células de un individuo. Estos individuos mosaico solo transmitirán el defecto a
su descendencia cuando la alteración afecte a sus células germinales. Según el
Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (2020), el mosaicismo puede
ser causado por una mutación en una célula que luego se divide y da lugar a varias
células hijas con la misma alteración.

En definitiva, la aparición de defectos genéticos puede deberse a múltiples factores y


puede tener consecuencias graves en la salud y calidad de vida de las personas. Es
importante que se realicen estudios y análisis genéticos para detectar y prevenir estas
alteraciones, especialmente en mujeres embarazadas, para garantizar la salud del
feto.

2. Defectos congénitos no genéticos.


Los defectos no genéticos son aquellos que se producen durante la organogénesis,
pero que no se deben a alteraciones en el ADN del individuo y, por tanto, no son
transmisibles a su descendencia. Estos defectos suelen deberse a causas mecánicas,
tóxicas, radiaciones u otros agentes teratógenos. La aparición de una alteración
durante el desarrollo embrionario puede provocar distintos tipos de situaciones
clínicas, y es importante considerar el momento del desarrollo en que aparece, ya que
las mismas alteraciones pueden provocar efectos diferentes en momentos distintos.

En general, se considera que las alteraciones que aparecen durante los primeros
estadios del embarazo suelen ser graves y, con frecuencia, provocan la pérdida
espontánea del embrión (aborto espontáneo). Por otro lado, las alteraciones que
surgen más adelante suelen afectar a un órgano, sistema o parte concreta del embrión
o del feto, y en la mayoría de los casos son compatibles con la vida y generan
defectos de tipo congénito.

Las alteraciones más frecuentes que pueden ocurrir en cada momento del desarrollo
son las siguientes:

Durante la fecundación: la fusión del óvulo con el espermatozoide para formar el cigoto
es un momento crítico del desarrollo humano. Es el momento en que suelen aparecer
la mayoría de las alteraciones genéticas que pueden afectar al embrión. Esto puede
deberse a una alteración del ADN del cigoto una vez formado, aunque lo más
frecuente es que estas se deban a la fusión de un gameto que previamente portaba
algún tipo de alteración con otro gameto normal. Con algunas excepciones, la
aparición de alteraciones durante la fecundación suele ser incompatible con la vida, lo
que provoca la pérdida del cigoto incluso antes de que el embarazo sea clínicamente
diagnosticado.

Durante la segmentación: en ocasiones, durante la división del cigoto o de las


primeras células en las que este se divide, puede generar la separación completa de
una célula o un grupo de ellas, lo cual forma dos o más embriones idénticos. Mediante
este mecanismo, y puesto que en esta época todas las células conservan su
capacidad totipotencial, se puede producir un embarazo gemelar con la formación y el
desarrollo de varios individuos genéticamente idénticos. La separación parcial de los
gemelos durante los primeros estadios del desarrollo puede generar la aparición de
gemelos siameses unidos por el tórax, el cráneo o cualquier otro órgano del cuerpo.

Durante la formación de los órganos: la formación de los órganos es un momento


crucial del desarrollo embrionario, y puede ser afectada por diversos factores, como la
exposición a sustancias tóxicas, enfermedades maternas, y factores genéticos.
Algunas de las patologías que pueden aparecer en esta etapa incluyen defectos
cardiacos, anomalías en el desarrollo renal, malformaciones del sistema digestivo,
entre otros.
Durante la diferenciación celular: la diferenciación celular es el proceso mediante el
cual las células embrionarias se especializan en diferentes tipos celulares y comienzan
a formar los tejidos y órganos del cuerpo. Esta etapa también es susceptible a
alteraciones que pueden afectar el desarrollo normal del feto, y pueden dar lugar a
trastornos congénitos como la displasia esquelética, el síndrome de Down, y diversas
malformaciones congénitas.
Durante el crecimiento y maduración fetal: en esta etapa, el feto experimenta un rápido
crecimiento y maduración, y cualquier factor que afecte el ambiente intrauterino puede
tener consecuencias en el desarrollo fetal. Por ejemplo, la exposición al tabaco,
alcohol, y drogas durante el embarazo puede causar retraso en el crecimiento fetal, y
aumentar el riesgo de complicaciones en el parto y problemas de salud en la infancia.
Además, ciertas infecciones maternas, como la rubéola, pueden causar
malformaciones congénitas y discapacidades permanentes en el feto. (1)

Referencias:
1. Gómez de Ferraris, A., & Campos Muñoz, A. (2016). Histología y embriología
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