Cuentos Con Valores
Cuentos Con Valores
Cuentos Con Valores
Un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable, sea en su entorno familiar o escolar. Un
niño que sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado, y así con todo.
Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con
aquello que consideramos correcto. Al nacer, los niños no son ni buenos ni malos. Con la ayuda de sus padres,
educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que está mal decir, hacer, actuar, vivir.
Pero, ¿cómo educar a los hijos en valores? Primero, conociendo cada uno de los valores. GuiaInfantil.com hizo una
selección de los principales valores para que los padres hagan un repaso y luego se los enseñen en el día a día a sus
hijos, y con ejemplos.
También es preciso recordaros que los niños aprenden con el ejemplo. El ejemplo que dan sus padres en su forma de
relacionarse con los demás, de pedir las cosas, de compartir mesa, asiento, de cooperar, de ayudar a los demás, de
defender, de reclamar, de tolerar y aceptar. Si los padres no tienen paciencia con su hijo, ¿qué creen que el niño va a
aprender? La responsabilidad que tienen los padres en la transmisión de los valores a sus hijos es crucial.
Valores para educar a los niños
La amabilidad no nace con el niño, éste es impulsivo por naturaleza, y a ser amable y cortés se aprende en las más
diversas actividades de la vida cotidiana. Los niños asimilan las normas de comportamiento social en la medida que
los adultos los entrenan y enseñan a comportarse de acuerdo con esas normas.
La amabilidad implica a su vez la igualdad, el tratamiento por igual a niños y niñas, y la delicada cortesía de unos a
otros, por lo que han de aprender a ser corteses con todos los compañeros y compañeras, y ayudarles en todo
momento.
El juego de roles, en el que es posible modelar las más diversas situaciones en las que esté implícito el ser amable y
cortés, es una de las vías más importantes para que los niños interioricen este valor. Pero no hay nada más efectivo
que el ejemplo del adulto para enseñar las normas de la amabilidad; por eso los padres deben ser modelos a imitar de
estas cualidades.
Los niños deben recibir una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad, la
oportunidad de desarrollar sus aptitudes, su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a
ser un miembro útil y participativo de la sociedad.
El niño debe ser protegido contra todas las prácticas que puedan fomentar la discriminación. Debe ser educado
en un espíritu de comprensión, solidaridad, tolerancia, amistad, paz y fraternidad. Son derechos fundamentales para la
vida de los niños.
La discriminación del niño puede ocurrir en cualquier ámbito. Por ello, es sumamente importante que los niños
aprendan a no discriminar ni ver el racismo como algo normal. El niño debe comprender que la diversidad existe
y como tal se debe respetar. Los niños deben aprender a hacer amigos y respetar a los demás, independientemente de
su color de piel, de sus rasgos, de cómo es su pelo, si es chino, árabe o indígena, si habla otro idioma, y a respetar su
cultura y sus tradiciones.
Los niños deben saber que la diversidad nos trae riquezas de informaciones y de experiencias. Que podemos aprender
mucho con las diferencias. En lugar de criticarla, debemos aprender con ella y darle su real valor. Esa es una tarea
importante principalmente en los días actuales en que cada día son más las familias que emigran e imigran de un lugar
a otro.
Cuando se enseña a los niños a respetar las diferencias, ya sean de raza, cultura, religión o incluso discapacidades, no
solamente es importante para el desarrollo del mundo, sino que prepara a los niños para ser tolerantes, solidarios,
respetuosos, y a valorar y aprender de los demás. Los niños deben saber que lo distinto nos permite aprender más
unos de los otros y a que no tomemos decisiones basadas en prejuicios. Un niño es respetuoso con las diferencias:
- Cuando se les junta a niños diferentes en los parques, en los campamentos de verano, en las colonias de verano, en el
colegio, etc.
Los cuentos infantiles son una herramienta muy válida y motivadora para enseñar valores como la tolerancia y el
respeto a los niños. En Guiainfantil.com hemos seleccionado algunos cuentos para niños que hablan y tratan de esos
valores. Elige un cuento con tu hijo, léelo con él y luego habláis sobre lo que habéis leído. Así, la lectura es más
productiva.
Itzelina y los rayos de sol. Cuento que enseña a respetar. Los valores son las reglas
de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con
aquello que consideramos correcto. Este cuento de Itzelina y los rayos de sol, estimula a
los niños a que respeten al bien común, y a compartir todo en el mundo, incluido el sol.
Un bonito cuento sobre el respeto y la necesidad de no ser egoísta.
Era una piedra muy hermosa, blanca y reluciente. Cuando amaneció descubrió que estaba en un entorno oscuro,
rodeado de grandes piedras negras, pero no le importó demasiado.
Estaba feliz, dejándose acariciar por las olas del mar cuando escuchó a su espalda:
La piedra blanca se volvió y vio allí una gran piedra negra que la miraba muy enfadada.
- ¿Se puede saber qué haces en nuestra isla? Aquí no hay lugar para piedras como tú. - Le espetó.
- ¿Qué os molesta que esté aquí? - dijo, con valor, - No os he hecho mal a ninguna.
Cerca de allí el volcán de la isla, que estaba presenciando todo, bramó con fuerza:
- ¿Acaso pensáis que por ser de diferente color no siente como vosotras? - continuó, enojado por la actitud de sus
hijos.
- Entre vosotros hay piedras grandes, gordas, pequeñas, finas, con aristas y redondas. ¿Por qué no puede haber
piedras blancas?
Las piedras negras, pensativas, se fueron alejando por diferentes lugares de la isla para reflexionar.
Esa misma tarde, el volcán echó por su cráter nuevas piedras, y las recién nacidas, enseguida empezaron a jugar con la
piedra blanca sin importarles su color.
Al ver aquello, las piedras negras se dieron cuenta de que no habían visto en su vida una blanca y, simplemente, la
repudiaron por ser diferente a ellas. Pesarosas por su actitud, se acercaron a pedirla perdón.
Plantéales estas preguntas a tus hijos y pregúntales por su opinión sobre el cuento.
1. El sol y la nube
Enseña a los niños a tolerar y respetar a los demás con este bonito poema infantil de El sol y la nube, que trata de
valores como la tolerancia y la igualdad.
3. El orejón
Un cuento infantil para enseñar valores de tolerancia a los niños. Con este cuento de El orejón los niños pueden
aprender sobre la tolerancia y la igualdad. También les enseñará a tener empatía y ser respetuoso con los que son
diferentes.
Educar en tolerancia a los niños con el cuento 'Un chocolate muy especial'
Una niña habla con tu madre tras el regreso a casa después de una jornada en el colegio:
- No mami, la mordí.
- ¿La mordiste? pero, ¿por qué lo hiciste? ¡La niña nueva estará muy triste!
- ¿Probarla?
- ¿De chocolate? ¿Negra? ¡Oh! Cariño, ¡ya entiendo! Ven, acércate, siéntate junto a mí, quiero contarte una historia...
Mira, hace muchos años, en un país muy lejano, existía una pequeña aldea en la que sus habitantes vivían muy
tristes porque el Sol cada día brillaba tan fuerte que solo les quedaba la noche para poder salir fuera de sus casas. Los
niños no podían ir a la escuela, los papás no podían ir al trabajo...
[Leer más: Conductas intolerantes de los niños que los padres no pueden dejar pasar por alto]
En aquella aldea además de brillar muy fuerte el Sol, quemaba tanto, que los campos estaban sin flores, los ríos se
secaban y si sus rayos tocaban en la piel de los aldeanos les producía unas quemaduras terribles. Entonces un
día una niña pequeña como tú, le dijo a su mamá:
- Mami, esta noche buscaré al Señor Sol y le pediré por favor que deje de quemar nuestros campos, de secar nuestros
ríos y de dañar nuestra piel. Él no me da miedo, la noche me protegerá y yo me cubriré muy bien.
La niña subió muy despacito una gran montaña esperando sin miedo a que el Señor Sol apareciera en el
horizonte.
- ¿Quién me despierta tan temprano? Aún no ha amanecido - la voz del Señor Sol era un poco ronca pero la niña no se
asustó y continúo llamándole...
Entonces el Señor Sol abrió sus brillantes y grandes ojos sorprendiéndose al ver a una niña pequeña envuelta en telas
de muchos colores despertándole tan temprano.
- ¿Qué haces aquí pequeña?, ¿Por qué llevas esas telas? Apenas puedo verte. ¿No tendrías que estar en la escuela? - le
preguntó el Señor Sol un poco disgustado.
El Señor Sol se quedó muy pensativo y transcurridos unos minutos a los que la niña esperó pacientemente le dijo:
- Eres muy valiente, y tienes un gran corazón porque no solo has venido por ti, así que voy a hacerte un regalo.
Buscó en un bolsillo de su gran bola radiante, sacando de él unos saquitos que entregó a la niña diciéndole:
- Mira, dentro de estos saquitos hay unos pequeños escudos mágicos que protegerán tu piel y a todos los
habitantes de tu aldea. Tu piel se oscurecerá y estará siempre protegida contra mis fuertes rayos. Para tus campos
y tus ríos, mandaré a mis amigas las nubes para que preparen las estaciones de las lluvias y no se olviden de tu aldea.
La pequeña agradeció al Señor Sol todos sus regalos y marchó rápido hacia la aldea.
Al día siguiente, todos los habitantes de la aldea habían puesto ya en su piel los pequeños escudos mágicos que les
protegerían de los fuertes rayos solares. Su piel se oscureció, ¡estaban radiantes! Y la aldea volvió a la normalidad.
- Seguramente cariño, sus abuelitos o sus antepasados vinieron de lugares donde el Señor Sol quema mucho y una
fina capa de su piel se oscurece para protegerles. Por eso tú pensaste que tu amiguita era de chocolate.
- Gracias mami, mañana le daré muchos besitos a mi nueva amiga, le pediré perdón y jugaremos juntas. Sabes
mami, su cara estaba radiante.
FIN
Preguntas para la comprensión de este cuento sobre la tolerancia para los niños
¿Te ha gustado este cuento? ¡Seguro que tanto como a nosotros! La historia está contada de manera muy sencilla, es
muy fácil de seguir por los niños y, además, es una excelente herramienta para enseñar a los niños a ser tolerantes y a
respetar las diferencias.
Para asegurarnos de que el mensaje les ha llegado, a continuación te proponemos una serie de actividades
de comprensión lectora que podrás realizar con tus hijos. Recuerda adaptarlas según la edad de tu retoño.
2. To be continued...
La niña ha aprendido que lo ha hecho en la escuela no ha estado bien y le ha prometido a su madre que al día
siguiente le dará muchos besos a su nueva compañera de clase, le pedirá perdón y jugará con ella. ¿Cómo crees que
será ese encuentro? Te proponemos que les pidas a tus hijos una pequeña redacción de cómo se imaginan este
encuentro. ¡Les puedes ayudar tú y saber su faceta de escritora de cuentos infantiles! Y si os animáis podéis hacer
también las ilustraciones. ¡Todo completo solo para mandar a imprimir!
3. Verdadero y falso
¡Vamos a poner las cosas más difíciles! En esta ocasión, los niños tendrán que estar muy atentos a las siguientes
afirmaciones sobre 'Un chocolate especial' para decidir si son ciertas o, por el contrario, les hemos querido engañar,
je, je, je.
- La niña habla con su madre porque está nerviosa: es su primer día de colegio
- Al colegio de nuestra protagonista, ha llegado un niño procedente de Asia.
- La madre le cuenta a su hija la historia de un pueblo en el que quemaba mucho el Sol.
- Los habitantes de ese pueblo, para evitar el efecto del Sol, se pusieron unos escudos mágicos que les protegían.
Como explican en el informe 'Educar para la tolerancia: una labor en conjunto', elaborado por Ingrid Hernández y
publicado en la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 'de una u otra forma, el primer encuentro que tiene
un niño con el aprendizaje de actitudes tolerantes se da en el hogar. Esto es, los niños se enfrentan a situaciones en las
que tienen que compartir con sus hermanos juguetes, ropa, videojuegos, una habitación'.
Con el propósito de evitar conflictos y vivir en armonía, los padres deben enseñar a sus hijos a respetarse mutuamente
así como a comprender que cada persona cuenta con una personalidad distinta y una excelente manera de hacerlo es a
través de los cuentos y las poesías. Aquí tienes más historias que hablan de tolerancia pero también de respeto a los
demás.
Anna, la niña de los ojos de fuego, un cuento sobre la tolerancia a las diferencias
Toda la familia de Anna le decía que tenía un don. Pero ella, más que un don pensaba que tenía un problema. Y es
que, todo aquello que miraba se calentaba. Incluso, si detenía su mirada mucho rato sobre un objeto, éste acababa
ardiendo. Sus ojos escupían fuego. Había sido así desde su nacimiento. Su mamá le contaba que a los tres días de
nacer vio un hada posada sobre su cuna y desde entonces sus ojos se habían vuelto especiales.
Anna tenía pocos amigos, ya que éstos cuando jugaban con ella acababan pasando mucho calor. En verano, si miraba
a la piscina calentaba su agua y sus amiguitos no podían refrescarse en ella. Cuando salían por las tardes en bicicleta y
estaba ella, todos acababan agotados pronto por el calor y aunque buscaban pasear bajo la sombra de los árboles, ésta
parecía quemar. Sin embargo, en invierno todos quería estar cerca de ella. Ella les calentaba las manos cuando
ponían fin a la batalla de bolas de nieve y siempre mantenía la clase del colegio bien calentita.
Un día llegó un niño nuevo al colegio. Se llamaba Teo y también era un niño especial. Al igual que a Anna, a él
también le había visitado un hada cuando era bebé. Y desde ese momento su mirada helaba. Podía congelar
cualquier cosa que mirara. Así fue como Teo y Anna se convirtieron en los mejores amigos del mundo. Siempre
estaban juntos. Y juntos tuvieron una gran idea. Anna construiría unas gafas calentitas para Teo y éste fabricaría unas
gafas frías para Anna. Así, con el calor de una y el frío del otro compensaría su mirada especial y podrían estar
todo el tiempo que quisieran con el resto de amigos porque ya no causarían problemas, ni de frío, ni de calor.
Anna y Teo continuaron siendo grandes amigos. Los dos habían descubierto que el trabajo en equipo nos hace
mejores y que para las cosas que nosotros no podemos hacer siempre hay alguien que nos puede ayudar.
Comprueba si tu hijo permaneció atento a la lectura de este cuento corto mediante algunas preguntas de
comprensión lectora. Por ejemplo, puedes ayudarte de todas estas:
3. ¿Qué podía hacer Anna con la mirada que gustaba a los otros niños?
Cuento infantil sobre el respeto a los demás. Un ratón de cuerda entre ratones
La granja de la familia Thompson se encontraba en el sur de Londres. En ella convivían personas y animales en
perfecta armonía. Una simpática comunidad de pequeños ratones compartía la casa de la familia Thompson. Todos
estaban perfectamente organizados. Los ratones no debían aparecer por las habitaciones cuando hubiera invitados y
podían acudir a la despensa de la granja siempre que estuvieran hambrientos. Incluso, el gato, al que todos llamaban
señor Miaumiau, pasaba las tardes entretenido jugando en el pajar con los juguetones ratoncillos.
Peter era el pequeño de los hijos de la familia Thompson. Al salir de la escuela le gustaba ayudar en las tareas de la
granja, sobre todo, si había que montar en el viejo tractor. Y es que, al niño le gustaban mucho los motores y las
pequeñas máquinas.
Al cumplir Peter cinco años le regalaron un pequeño ratón de cuerda. De todos los regalos que recibió ése fue su
favorito. Siempre lo llevaba consigo. Pero los pequeños ratones de la granja quedaron horrorizados. Veían la cuerda y
pensaban que seguro que ese invento desearía ser de carne y huesecillos, como lo eran ellos.
Fue entonces cuando al ratón Mouselin se le ocurrió una idea. Llamarían a Pepito Grillo para que éste convirtiera al
pequeño ratón de cuerda en uno de verdad, tal y como había hecho en el pasado con Pinocho, el hijo de Gepeto. Tras
una larga negociación, y mucha magia y encantamiento, el pequeño ratón de cuerda cobró vida.
Hubo sorpresa y alegría en la comunidad de ratones, pero el ratón que antes tenía cuerda no cesaba de llorar. Quería
seguir siendo un ratón de cuerda, porque lo que a él le hacía feliz era ir en el bolsillo del pantalón de Peter y las
cosquillas que éste le hacía cuando le daba cuerda. Peter también se entristeció, ya que ratones había muchos por la
granja, pero el que antes era de cuerda era la máquina con la que él soñaba.
Pepito Grillo, que todo lo veía desde el país de la Magia, deshizo el hechizo, no sin antes explicar a la comunidad de
ratoncillos que hay que respetar a las personas, animales, cosas… y no pensar ni soñar por ellas. Y es que a veces las
cosas no salen como nosotros queríamos y no podemos imponer nuestros deseos.
¿Qué trato tenían los ratones con las personas que habitaban la granja?
¿Qué le regalaron a Peter al cumplir 5 años?
¿A quién llamaron para que convirtiese al pequeño ratón de cuerda?
¿Por qué deshicieron el hechizo del ratón?
¿Te gustaría que alguno de tus muñecos se volviese de carne y hueso?
Una ardilla voladora que brincaba entre árbol y árbol le gritaba desde lo alto:
Y la niña respondió:
- Voy a la alta montaña, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y así tenerlos para mí solita.
- No seas mala, bella Itzelina - le dijo la ardilla - Deja algunos pocos para que me iluminen el camino y yo pueda
encontrar mi alimento.
- Está bien, amiga ardilla - le contestó Itzelina -, no te preocupes. Tendrás como todos los días rayos del sol para ti.
Siguió caminando Itzelina, pensando en los rayos del sol, cuando un inmenso árbol le preguntó:
- También yo te pido que compartas conmigo un poco de sol, porque con sus rayos seguiré creciendo, y más pajaritos
podrán vivir en mis ramas.
- Claro que sí, amigo árbol, no estés triste. También guardaré unos rayos de sol para ti.
Itzelina empezó a caminar más rápido, porque llegaba la hora en la que el sol se levantaba y ella quería estar a tiempo
para atrapar los primeros rayos que lanzara. Pasaba por un corral cuando un gallo que estaba parado sobre la cerca le
saludó:
Itzelina siguió caminando, pensando en lo importante que eran los rayos del sol para las ardillas y para los pájaros;
para las plantas y para los hombres; para los gallos y para los niños.
Entendió que si algo le sirve a todos, no es correcto que una persona lo quiera guardar para ella solita, porque eso
es egoísmo. Llegó a la alta montaña, dejó su malla de hilos a un lado y se sentó a esperar al sol.
Ahí, sentadita y sin moverse, le dio los buenos días, viendo como lentamente los árboles, los animales, las casas, los
lagos y los niños se iluminaban y se llenaban de colores gracias a los rayos del sol.
Entender el mensaje del cuento es importante a la hora de inducir al niño a la lectura. Por eso te dejamos algunas
preguntas para saber si tu hijo ha entendido el significado del cuento.
- ¿Dónde fue Itzelina a coger los rayos del sol según este cuento infantil?
A continuación te presentamos este bonito poema escrito por Marisa Alonso que hemos acompañado con actividades
de comprensión lectora e información sobre otros valores que los padres (y los profesores en la escuela o el instituto
también) debemos transmitir a nuestros hijos.
A la misma hora,
por el mismo lugar
el sol y la nube
van a pasear.
¡Quítate de en medio!
Ponte aquí detrás
deja que mis rayos
puedan calentar.
¡Igual que estás tú
puedo estar yo!
Protesta la nube
delante del sol.
Un niño en la Tierra
juega con la arena
ve cómo discuten
y dice con pena:
El cielo es hogar
del sol y planetas,
estrellas y nubes
la luna y los cometas.
Ayuda a tus hijos a comprender el sentido del poema a través de las distintas actividades de comprensión lectora que
te proponemos a continuación. Y es que un poema tan bonito como este se merece saborearlo por mucho más tiempo.
Un caracol con sombrilla
por mi jardín se pasea,
yo me río divertida
y al verle, mi gato bizquea.
«Pero caracol» -le hablo-
¿dónde vas con la sombrilla?
Tú siempre tomas el sol
por los caminos y orillas.
Si sacas siempre los cuernos
y disfrutas con el sol…
«Yo no soy como los otros»
-me responde el caracol-
Yo siempre busco la sombra
y el frescor cerca del río,
¡porque no me gusta el sooool!
Con el calor me resfrío.
Pero he caído al instante
que a mí no me gusta el frío.
Todos no somos iguales
¡Caracol!, ya no me río.
Poema infantil sobre el respeto a las diferencias: El gigante y el enano
Un gigante muy gigante
y un enano muy enano
se hicieron buenos amigos
una tarde de verano.
Si salían de paseo
en la nariz del gigante
el enanito subía
sin pensarlo ni un instante.
El gigante que era sordo
la música no escuchaba
y el enanito al oído
melodías le cantaba.
Los miraban extrañados
pero ellos no lo veían,
porque era más el afecto
que entre los dos se tenían.
Poema para niños sobre el respeto a los demás
El sol y la luna
hablan de la Tierra,
la ven muy cansada
y parece enferma.
Su cielo está gris,
no es azul, ni claro,
su mar está sucio
y los peces pálidos.
Los ríos sin agua,
los campos muy secos
y se talan árboles
en pos del progreso.
Los osos no hibernan,
las aves no emigran,
bla, bla, bla, siguen
mientras que la miran.
Muy callado un niño
los escucha hablar,
no sabía nada,
¡él quiere ayudar!
Promete a los astros
cuidar de la Tierra,
ahorrar, reciclar,
siempre protegerla.
La desobediente tortuguita Ruby. Cuento infantil
Era una vez una tortuguita que se llamaba Ruby y que vivía con su mamá y sus dos hermanitas tortugas. Un día, la
mamá le dijo a Ruby que cuidara de sus hermanitas porque ella iba al campo en busca de unas hojas frescas para
comer.
Ruby le contestó que sí, que ella cuidaría de sus hermanas. Pero a lo lejos, Ruby, la tortuguita, escuchó una
música que le gustaba y se colocó una blusa de color rojo, un sombrero, una falda amplia y se puso sus tacones para ir
a bailar, porque decía que le gustaba esa música que estaba sonando.
Cuando llegó al lugar de dónde venía la música, se encontró que allí vivía un perro que se llamaba Franklin, el cual le
dijo que él tenía mucha hambre y que si ella no había pasado por algún lugar adonde hubiera comida abundante.
Ella le dijo:
- Tranquilo amigo, yo te voy a ayudar a conseguir comida. Cuando tu dueño se ponga a comer me avisas.
Así fue, cuando el señor José se iba a llevar un muslo de pollo a la boca, vino la tortuguita Ruby y le mordió el dedo
gordo del pie. Del dolor que le produjo la mordedura de la tortuga, soltó el muslo de pollo de inmediato, llegó el perro
y se lo llevó corriendo para comérselo lejos porque tenía mucha hambre.
El señor José se puso a llorar; de inmediato su esposa, la señora María le preguntó que por qué daba tantos gritos. Él
le mostró la herida que le había hecho la tortuguita y le pidió que llenara una olla grande con agua y la pusiera en el
fogón a calentar para meter a la tortuguita dentro del agua caliente y poderla comer.
Después llegó el perro y escuchó que la señora María buscaba afanada a la tortuguita porque el agua ya estaba
caliente, pero Franklin, el perro, sabía que matarían a su amiga la tortuguita Ruby por haberlo ayudado a conseguir
comida.
Olfateó dónde se encontraba la tortuguita que se encontraba debajo de una cama y le dijo:
- Sssssh..., no te preocupes, que cuando se acuesten yo te abro la puerta para que salgas.
La tortuguita tuvo mala suerte porque un señor que iba paseando por la calle la vio y la metió en un saco, pero como
el perro vio que Ruby la tortuguita estaba en peligro, corrió muy deprisa y mordió en la nalga al señor.
Luego el señor soltó el saco y el perro Franklin ayudó a salir a Ruby, la tortuguita, del saco, cuando de pronto vieron
que la mamá de la tortuguita venía, llamándola, junto con sus hermanitas.
La tortuguita Ruby, arrepentida, le prometió a su mamá que la obedecería, ya que casi pierde la vida por
desobedecerla. Y además, no había sido tan responsable dejando a sus hermanitas solitas.
FIN
(Este cuento nos ha sido enviado por Alcira Ruby Londoño Velez, Colombia).
Preguntas para la comprensión de texto para los niños
1. ¿Cuántas hermanas tenía la tortuguita Ruby?
2. ¿Qué le pidió su madre cuando tuvo que salir para conseguir comida?
3. ¿Qué hizo la tortuguita Ruby cuando escuchó una música a lo lejos?
4. ¿A quién se encontró en la entrada de una granja?
5. ¿Cómo logró comida al perro la tortuguita?
6. ¿Qué deseaban hacer el señor José y la señora María con la tortuguita?
7. ¿Quién ha salvado a la tortuguita de convertirse en un guiso?
8. ¿Qué has aprendido con este cuento?
6 claves de cómo corregir a un niño desobediente
Es necesario aclarar que no siempre un niño desobediente lo es porque quiere. Puede que a veces no sigan las
reglas de los padres porque no está de acuerdo con ella, siente que son injustas o que no tienen sentido. Otra cosa es
cuando los niños son desobedientes por rebeldía, tipo 'de aquí no me muevo', 'no lo haré nunca'.
Los padres deben educar con límites, pero también deben hacerlo poniendo límites a ellos mismos. Hay que reglas
que no se cambian por nada, como despertarse temprano para ir al colegio, cepillar los dientes al despertar, etc. Sin
embargo, hay otras de las que pueden llegar a un acuerdo entre padres e hijos.
Por ello, los padres pueden corregir la conducta rebelde y desobediente de los niños con estos consejos:
Eran los dos elefantes más desobedientes de toda la manada. Siempre se estaban burlando de los elefantes mayores,
nunca hacían caso de sus advertencias de no alejarse del grupo y, para colmo. presumían de ello ante los más
pequeños.
Un día los jóvenes elefantes se alejaron por la selva hablando de lo hartos que estaban de aguantar a sus
padres y a la vieja matriarca de la manada.
Chiquitín, el elefante más pequeño de la familia vio como se alejaban y fue tras ellos.
Al llegar al río, el que iba primero tomó carrerilla y de un ágil salto cruzó a la otra orilla del río.
El segundo elefante saltó detrás y, aunque resbaló y a punto estuvo de caer al agua, logró llegar a la otra orilla.
Cuando llegó el turno de Chiquitín, imitando a sus hermanos y sin darse cuenta del peligro que corría, cogió
carrerilla y saltó con todas sus fuerzas, pero cayó al río armando un gran estruendo.
Cuando los jóvenes elefantes vieron que su hermano Chiquitín había caído al agua les dio un vuelco el corazón.
Regresaron barritando desesperadamente. Uno saltó al río para intentar salvar a Chiquitín que se hundía cada vez más,
tragaba agua y estaba a punto de ahogarse. El otro, agarrado con la trompa a la rama de un árbol resbalaba también
dentro del río sin poder hacer nada.
Al momento, llegaron corriendo los padres de los elefantes seguidos de toda la manada y, con gran habilidad, unos se
engancharon con la trompa a la cola de los otros formando una larga cadena, tiraron con mucha fuerza y sacaron
al bebé y a sus hermanos del agua. Cuando estaban a salvo, la matriarca de la manada acarició cariñosamente
con su trompa a los tres elefantes, que seguían muy asustados, para que se tranquilizaran.
Todos los miembros de la familia respiraron aliviados al ver que Chiquitín y sus hermanos estaban vivos.
Pesarosos y arrepentidos los dos jóvenes elefantes pidieron perdón. Sabían que no habían dado buen ejemplo a
Chiquitín, el pequeño sólo había imitado su conducta y a punto estuvo de perder la vida por su culpa.
Los elefantes desobedientes aprendieron la lección y, sabiéndose muy queridos volvieron contentos a la seguridad de
la manada.
Preguntas de comprensión lectora sobre este cuento
Para saber si tu hijo comprendió correctamente el significado de este cuento o prestó atención mientras lo leías, te
proponemos que le realices estas preguntas:
- ¿Qué animales son los protagonistas de esta historia?
- ¿Eran obedientes y disciplinados?
- ¿Qué ocurrió por no hacer caso a sus padres?
- ¿Aprendieron la lección?
- ¿Qué te ha gustado más de este cuento?
Este cuento infantil, Micaela y el hada de la obediencia, es un precioso relato enviado por un lector de
Guiainfantil.com que trata de explicar a los niños a través de la fantasía qué significa la obediencia.
Cuento infantil sobre la obediencia
Éste es el país de los cuentos. Hoy Micaela ha llegado hasta aquí buscando algo, ¿qué será?
- ¡Hola, soy Micaela!
- Hola, respondió el ratón Brillo Dorado, mientras apuntaba en su libreta de notas con su gran lápiz también dorado.
- ¿Qué haces? - preguntó Micaela curiosa, acercándose al ratón.
- Tengo que anotar a todos los visitantes. Eres la visitante número 3.
- ¿Número 3?, pensé que aquí venían muchos niños y niñas de todo el mundo.
- Tienes razón, en realidad ese es mi número favorito, ji, ji, ji, se rió Brillo Dorado.
- ¿Y qué haces por aquí?, este es un lugar muy lejano.
- Mamá me ha enviado, estoy buscando al Hada de la Obediencia, necesito hablar con ella.
- Pues hoy es tu día de suerte, yo te llevaré - dijo Brillo Dorado.
Es así como juntos emprendieron el viaje. Subieron sobre unas nubes que los transportaron por el cielo y durante el
trayecto adoptaban diversas formas, ¡eran hermosas!
Luego bajaron cerca de un río con aguas cristalinas, treparon sobre una hoja de eucalipto se dejaron llevar por las
aguas hasta la próxima orilla, ¡Todo era muy divertido! Al final del camino había un castillo muy pequeñito, y Brillo
Dorado dijo:
- Aquí es, ya llegamos, yo puedo entrar porque soy pequeño, pero tú necesitas pasar por la prueba de la humildad.
- ¿Cómo es eso? – preguntó Micaela.
- Sólo párate frente a la puerta y si tu corazón tiene dentro el sentimiento de humildad te harás pequeña y
podrás entrar.
- ¿Y si no resulta?, tengo miedo Brillo Dorado –dijo Micaela.
- No te preocupes, eres una buena niña. Todo saldrá bien. Entonces Micaela se paró frente a la puerta del pequeño
castillo y de pronto, como por arte de magia, se hizo tan pequeña que pudo entrar fácilmente.
- Qué bueno, ya estamos adentro, -se alegró Micaela-, vamos a buscar al hada de la Obediencia, amigo ratoncillo. En
medio de un gran altar estaba el Hada, con una sonrisa hermosa.
- Hola, Micaela, ¿qué te trae por aquí?, -preguntó el Hada.
- ¿Cómo está usted, señora Hada?, necesito saber el secreto de la obediencia, pues me está resultando difícil ser
obediente con mamá. - Es fácil, querida amiga. ¿Recuerdas las nubes que te trajeron y el río en el que navegaste hasta
acá? Pues ser obediente es ser como las nubes que pasan adoptando la forma que el viento les da, son hermosas y
pueden ir fácilmente a cualquier lugar.
También ser obediente es ser como el agua que fluye, que corre hacia abajo y llega al océano. El que es obediente
tiene ventaja ante Dios, no es una tarea fácil pero te ayudará mucho a escuchar y aceptar las opiniones de los demás.
Luego le dio un abrazo a Micaela y salió por la ventana. Micaela en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en su cuarto.
Ese día había aprendido mucho.
FIN