Cuadro 1 Error
Cuadro 1 Error
Cuadro 1 Error
1. Consumo de café
A pesar de que el análisis de información sobre este tema es una práctica poco usual en
informes como el presente, se incluyó por considerar que ha adquirido una importancia
creciente. Si bien es cierto en 1990 se recolectó información sobre este tema en Costa
Rica, esta es la primera vez que se presenta como parte del informe sobre consumo de
drogas lícitas en el nivel nacional.
Sin duda, es un tema relevante, puesto que actualmente se conocen los diversos riesgos
atribuidos a su abuso. La cafeína es la sustancia estimulante que contienen el café y
otros productos de consumo masivo. Una taza de café de 6 onzas contiene
aproximadamente 108 mg de cafeína. También, se utiliza en algunos medicamentos que
se consumen a diario, así como en otros que requieren prescripción médica.
Según Dusek y Girdano, "el consumo de 250 mg o más de cafeína al día es considerado
por muchos investigadores como excesivo. Los efectos colaterales más frecuentes del
exceso de café son la ansiedad, la irritabilidad, la diarrea, arritmias y la incapacidad de
concentrarse". Además, se ha señalado que, si las personas desarrollan tolerancia a la
cafeína y suspenden esta sustancia, su organismo manifiesta algunas molestias como
dolor de cabeza, irritabilidad, cambios de humor y trastornos del sueño, entre otras.
Tres cuartas partes de la población de 12 a 70 años han tomado café alguna vez en su
vida, lo cual, en términos absolutos, representa 1.755.312 habitantes, de los cuales el
59,4 % tiene 30 años o más. Aunque en el estudio de 1995 no se hallaron diferencias
por sexo, la prevalencia general de consumo de café fue siete puntos porcentuales
menor que la hallada en 1990. Esta situación puede estar asociada a las personas que,
por alguna razón, no consumen dicho producto y que investigadores del Instituto del
Café de Costa Rica han denominado desactivadores de café. Aguilar V. et al refieren
que los niños y jóvenes no consumidores de café se convierten en los principales
desactivadores en un hogar, lo cual puede repercutir en que, en el futuro, se presente
una disminución en el consumo per cápita.
En relación con la frecuencia del consumo de café por sexo, se observan escasas
diferencias. La proporción de mujeres que tiende hacia un consumo moderado es mayor
que la de varones (39,4 y 33,3%, respectivamente); las mujeres toman entre una y dos
tazas diarias de café. En su mayoría, los consumidores moderados son trabajadores del
sector terciario y amas de casa. Asimismo, más del 50 % refirió que les hace falta tomar
café y que presentan las molestias principalmente cefaleas y ansiedad, si no lo ingieren.
Tanto en 1990 como en 1995, se aprecian prácticas de consumo excesivo (de tres hasta
diez tazas de café por día), principalmente en los varones (véase figura 12).
Cuadro 1
Cuadro 2
El nivel de confianza de los límites es de 95% y el denominador en los tres indicadores es la muestra
total.
Nota: La prevalencia de último mes comprende al consumo de 24 horas, última semana y más de una
semana pero menos de un mes. La prevalencia de año comprende lo anterior más el consumo de más de
un mes y menos de un año. La de vida incluye a todos los que alguna vez consumieron.
Llama la atención que, entre 1992 y 1994, la mayor parte de las prescripciones de
benzodiacepinas, según un estudio multiinstitucional, se efectuó en San José, Cartago y
Alajuela. La menor proporción correspondió, según el mismo estudio, a Puntarenas y
Limón. Esto podría ser un indicador de la posible relación prescripción-consumo
indebido.
Cinco de cada diez consumidores de tranquilizantes de alguna vez en la vida tienen más
de 39 años (p=0,04) y, en este mismo grupo de edad, se concentra un 30% de los
usuarios activos. Estos últimos individuos son casados o en unión libre. De las amas de
casa que alguna vez consumieron tranquilizantes, un 44% presenta la condición de
consumidora activa.
Cuadro 3
Seis de cada diez consumidores de alguna vez en la vida e igual número de los
consumidores activos visitaron un médico general durante el último año (p=0,010). Los
médicos especialistas fueron visitados por un número menor de personas.
Entre los consumidores de alguna vez en la vida, dos terceras partes refirieron que
presentaban estados de tensión y ansiedad de tres o más veces por semana durante el
último año (p=0,001) , pero más interesante aun es que la proporción se eleva a 77%
entre los consumidores activos de tranquilizantes. Tanto unos como otros son
fumadores activos de tabaco.
Estos medicamentos son de uso controlado, por lo que, para su venta, se necesita una
receta especial de psicofármacos. En Costa Rica, la prevalencia de vida de los
estimulantes sin prescripción es de 1,2 % en 1995 y se vio disminuida en más de tres
puntos porcentuales respecto de 1990 (véase el cuadro 4).
El resto de las personas que consumieron alguna vez, o sea ocho de cada diez, han
ingerido tiamina con cafeína, medicamento no controlado pero que contiene cafeína,
una sustancia estimulante, cuyo abuso puede inducir algún grado de tolerancia y
dependencia.
Cuadro 4
(Valores porcentuales)
El nivel de confianza de los límites es de 95% y el denominador en los tres indicadores es la muestra
total.
Nota: La prevalencia de último mes comprende el consumo de 24 horas, última semana y más de una
semana pero menos de un mes.
La prevalencia de año comprende lo anterior más el consumo de más de un mes y menos de un año. La
de vida incluye a todos los que alguna vez consumieron.
Los datos anteriores indican, en términos absolutos, que en Costa Rica cerca de 30.000
personas consumieron al menos una vez en su vida algún medicamento estimulante;
11.702 lo hizo en el ultimo año y casi 5.000 son consumidores activos.
En cuanto a la frecuencia del consumo de estos medicamentos, cinco de cada diez los ha
ingerido por un máximo de cuatro días, en tanto que un porcentaje menor los toma a
diario.
Casi tres cuartas partes de los consumidores activos de estimulantes son varones,
situación similar a la presentada en 1990. En cuando a la edad de dichos sujetos, el
rango predominante es el de 21 a 29 años, tanto para los consumidores activos como
para los recientes. En 1990, los usuarios activos agruparon a individuos entre los 12 y
los 20 años de edad.
Cuadro 5
(Valores porcentuales)
La mayor parte de las personas activas en el consumo proviene de hogares con ingresos
familiares bajos, labora en el sector terciario y tiene estudios secundarios, aunque un
20% reportó estudios universitarios.
Al relacionar este consumo con otras prácticas, se logró determinar que los
consumidores activos de estimulantes, en su totalidad, eran también consumidores
activos de tabaco.
Los medicamentos opiáceos se definen como aquellos fármacos que sirven para aliviar
el dolor o alterar la conciencia. En esta investigación, los derivados del opio que
registraron consumo fueron el sulfato de morfina, medicamento estrictamente
controlado, la codeína y el acetaminofén con codeína (no controlados). Entre quienes
consumieron estos medicamentos alguna vez en su vida, el 92% ingirió acetaminofén
con codeína, obviamente porque no se necesita receta médica para adquirirlo, y fue
usado, en todos los casos, para aliviar dolores como los provocados por un resfrío, una
gripe o un dolor de cabeza. El sulfato de morfina y la codeína fueron consumidos por
una persona, en ambos casos.
Cuadro 6
en la población de 12 a 70 años.
(Valores porcentuales)
El nivel de confianza de los límites es de 95% y el denominador en los tres indicadores es la muestra
total.
Nota: La prevalencia de último mes comprende el consumo de 24 horas, última semana y más de una
semana pero menos de un mes. La prevalencia de año comprende lo anterior más el consumo de más de
un mes y menos de un año. La de vida incluye a todos los que consumieron alguna vez.
Si se relacionan estos datos con los de otros países, a excepción de Estados Unidos,
donde la prevalencia es de 4,3%, las proporciones locales resultan elevadas, a pesar de
que los datos de otros países incluyen el consumo bajo prescripción médica. En Bolivia,
la prevalencia nacional fue de 0,6% y prácticamente nulo durante el último mes. En
Colombia, la prevalencia para la población total se estimó en 0,4%; en Paraguay, 0,2%
(vida) y en Perú fue de 0,8%.
En relación con el estado civil de los que alguna vez han tomado opiáceos, el 60% son
casados y un 36,3% permanece soltero. Aunque no existen diferencias significativas
respecto a los grupos de edad, la mayor parte de esas personas se localiza en el grupo de
30 a 38 años. Los otros grupos de edad mantienen porcentajes similares, lo que implica
que estos medicamentos son consumidos tanto por personas jóvenes como mayores. Tal
situación responde a que estos medicamentos se usan para tratar desde una gripe común
hasta dolores de cabeza.
Más del 60% de los consumidores de alguna vez en la vida se ubica en el área rural. La
mayor tasa de consumo se encuentra en la provincia de Heredia (66,2 por mil) y la
menor en San José (22,7 por mil).
Cuadro 7
(Valores porcentuales)
Tipo de Edad
consumidor
12 a 20 21 a 29 30 a 38 39 y más Total
El estudio del consumo de drogas en otras poblaciones, las cuales usualmente no son
contempladas en las encuestas nacionales, revela un panorama distinto. La información
proveniente de dichos estudios constituye un complemento de la información recabada
en la población general y en otros estudios cuyo foco de interés es diferente.
Así, uno de los sectores más problemáticos es el de las personas privadas de libertad.
Los datos recopilados por el IAFA durante varios años revelan la existencia de una
situación particularmente delicada. El cuadro 1 muestra algunas prevalencias de
consumo de mariguana, cocaína, crack y heroína.
Cuadro 1
(Valores Porcentuales)
Cuadro 2
-FUENTE: Sáenz, M., Bejarano, Julio, Alvarado, R., Briceño, G. Privados de libertad y
1998, (62-68).
El estudio del consumo de drogas en otras poblaciones, las cuales usualmente no son
contempladas en las encuestas nacionales, revela un panorama distinto. La información
proveniente de dichos estudios constituye un complemento de la información recabada
en la población general y en otros estudios cuyo foco de interés es diferente.
Así, uno de los sectores más problemáticos es el de las personas privadas de libertad.
Los datos recopilados por el IAFA durante varios años revelan la existencia de una
situación particularmente delicada. El cuadro 1 muestra algunas prevalencias de
consumo de mariguana, cocaína, crack y heroína.
Cuadro 1
(Valores Porcentuales)
-FUENTE: Sáenz, M., Bejarano, Julio, Alvarado, R., Briceño, G. Privados de libertad y
1998, (62-68).
Cuadro 3
(Valores Porcentuales)
Hospital San Juan de Dios: Costa Rica, 1992-1996. Revista Costarricense de Salud Pública (EN
PRENSA).
En la segunda parte de la década de los años noventa, es posible que las variaciones en
el perfil nacional de consumo de drogas sean más importantes que a inicios del decenio.
A manera de ejemplo, información inédita proveniente de la encuesta de evaluación del
Proyecto preventivo Trazando el Camino, indica que la prevalencia de vida de consumo
de cocaína en estudiantes de sétimo año en el nivel nacional es idéntica a la que se
encontró seis años antes en estudiantes de décimo y onceavo años. Esto es coherente, y
quizás resultado, de una aparente tendencia al alza en la embriaguez y tabaquismo
tempranos.
Aunque poco estudiada, cabe mencionar acá la situación de los niños y los adolescentes
de la calle, en los cuales se conoce la presencia de un consumo elevado. De acuerdo con
datos de 1994, el consumo de sustancias ilícitas en jóvenes de la calle era superior al
encontrado en individuos infractores y estudiantes y, muy semejante, al de personas en
tratamiento por abuso de sustancias. Las drogas más consumidas en este grupo fueron
crack, cocaína y mariguana, a la par de un escaso consumo de sustancias inhalables.
Un 20% de la población ha recibido oferta de drogas, tanto lícitas como ilícitas, en
algún momento de su vida y también un 20% admite haber consumido alguna vez. De
las personas que afirman haber recibido oferta para consumir alguna vez, un 51% ha
sido tabaco y un 43% ha recibido oferta de alcohol, seguido por mariguana (11%), crack
(3%) y cocaína (2.4%).
Al considerar a la población total de Costa Rica, se prevé para los próximos años un
aumento en el consumo de drogas lícitas e ilícitas, en especial si persiste la introducción
de estilos de vida foráneas y si se deterioran otras condiciones (valores, nivel
socioeconómico, educación). Otro elemento por destacar se refiere a la oferta y
demanda mundiales de drogas y su posible impacto, junto al de la represión
internacional del narcotráfico, sobre la oferta y demanda locales.