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Cuadro 1

Distribución porcentual de población consumidora de café,

por tipo de consumo, según grupos de edad.

Costa Rica, 1990-1995. 

Grupos de edad Consumo moderado Consumo excesivo

1990 1995 1990 1995

12 a 20 82,3 86,7 17,7 13,3

21 a 29 72,3 78,6 27,7 21,4

30 a 38 65,5 71,7 34,5 28,3

39 y más 59,0 62,9 41,0 37,1

Al comparar las proporciones correspondientes a dos tipos de bebedores de café, se


aprecia que, en las personas con edades entre 12 y 20 años, se concentra el mayor
número de consumidores moderados, pero, conforme mayor es la edad, el consumo
excesivo tiende a aumentar (p=0,0000).

No se hallaron diferencias significativas entre el tipo de consumidor y el nivel de


ingresos, situación diferente a la encontrada en 1993 por Aguilar et al, en la cual se
detectó un menor consumo conforme aumentaba el nivel de ingreso.

La información sobre prevalencias del consumo de café en otros países es escasa,


principalmente por tratarse de una sustancia legal de amplio consumo. Los datos que se
localizan en algunos países generalmente se relacionan con estudios de mercadeo y
consumo per cápita. Durante 1993, Costa Rica presentó un consumo per cápita de 4,13
kilogramos (Kg) por persona al año, similar al per cápita del año 1991 en países como
Canadá (4,85 Kg), Estados Unidos (4,52 Kg.), Italia (4,39 Kg.), España (4,08 Kg.) y
Chipre (4,03 Kg).

2. Consumo de medicamentos tranquilizantes

El consumo de medicamentos tranquilizantes en Costa Rica es un tema de creciente


preocupación, la cual ha sido puesta de relieve en diferentes estudios tanto nacionales
como foráneos. En la presente investigación, tales medicamentos corresponden al grupo
de los benzodiacepínicos (diazepán, bromazepán y lorazepán, principalmente).

1. Consumo de café

A pesar de que el análisis de información sobre este tema es una práctica poco usual en
informes como el presente, se incluyó por considerar que ha adquirido una importancia
creciente. Si bien es cierto en 1990 se recolectó información sobre este tema en Costa
Rica, esta es la primera vez que se presenta como parte del informe sobre consumo de
drogas lícitas en el nivel nacional.

Sin duda, es un tema relevante, puesto que actualmente se conocen los diversos riesgos
atribuidos a su abuso. La cafeína es la sustancia estimulante que contienen el café y
otros productos de consumo masivo. Una taza de café de 6 onzas contiene
aproximadamente 108 mg de cafeína. También, se utiliza en algunos medicamentos que
se consumen a diario, así como en otros que requieren prescripción médica.

Según Dusek y Girdano, "el consumo de 250 mg o más de cafeína al día es considerado
por muchos investigadores como excesivo. Los efectos colaterales más frecuentes del
exceso de café son la ansiedad, la irritabilidad, la diarrea, arritmias y la incapacidad de
concentrarse". Además, se ha señalado que, si las personas desarrollan tolerancia a la
cafeína y suspenden esta sustancia, su organismo manifiesta algunas molestias como
dolor de cabeza, irritabilidad, cambios de humor y trastornos del sueño, entre otras.

Tres cuartas partes de la población de 12 a 70 años han tomado café alguna vez en su
vida, lo cual, en términos absolutos, representa 1.755.312 habitantes, de los cuales el
59,4 % tiene 30 años o más. Aunque en el estudio de 1995 no se hallaron diferencias
por sexo, la prevalencia general de consumo de café fue siete puntos porcentuales
menor que la hallada en 1990. Esta situación puede estar asociada a las personas que,
por alguna razón, no consumen dicho producto y que investigadores del Instituto del
Café de Costa Rica han denominado desactivadores de café. Aguilar V. et al refieren
que los niños y jóvenes no consumidores de café se convierten en los principales
desactivadores en un hogar, lo cual puede repercutir en que, en el futuro, se presente
una disminución en el consumo per cápita.
En relación con la frecuencia del consumo de café por sexo, se observan escasas
diferencias. La proporción de mujeres que tiende hacia un consumo moderado es mayor
que la de varones (39,4 y 33,3%, respectivamente); las mujeres toman entre una y dos
tazas diarias de café. En su mayoría, los consumidores moderados son trabajadores del
sector terciario y amas de casa. Asimismo, más del 50 % refirió que les hace falta tomar
café y que presentan las molestias principalmente cefaleas y ansiedad, si no lo ingieren.

Tanto en 1990 como en 1995, se aprecian prácticas de consumo excesivo (de tres hasta
diez tazas de café por día), principalmente en los varones (véase figura 12).

El cuadro 1 permite una comparación entre el consumo moderado y el consumo


excesivo de café durante 1990 y 1995, según grupos de edad. 

Cuadro 1

Distribución porcentual de población consumidora de café,

por tipo de consumo, según grupos de edad.

Costa Rica, 1990-1995. 

Grupos de edad Consumo moderado Consumo excesivo

1990 1995 1990 1995

12 a 20 82,3 86,7 17,7 13,3

21 a 29 72,3 78,6 27,7 21,4


30 a 38 65,5 71,7 34,5 28,3

39 y más 59,0 62,9 41,0 37,1

Al comparar las proporciones correspondientes a dos tipos de bebedores de café, se


aprecia que, en las personas con edades entre 12 y 20 años, se concentra el mayor
número de consumidores moderados, pero, conforme mayor es la edad, el consumo
excesivo tiende a aumentar (p=0,0000).

No se hallaron diferencias significativas entre el tipo de consumidor y el nivel de


ingresos, situación diferente a la encontrada en 1993 por Aguilar et al, en la cual se
detectó un menor consumo conforme aumentaba el nivel de ingreso.

La información sobre prevalencias del consumo de café en otros países es escasa,


principalmente por tratarse de una sustancia legal de amplio consumo. Los datos que se
localizan en algunos países generalmente se relacionan con estudios de mercadeo y
consumo per cápita. Durante 1993, Costa Rica presentó un consumo per cápita de 4,13
kilogramos (Kg) por persona al año, similar al per cápita del año 1991 en países como
Canadá (4,85 Kg), Estados Unidos (4,52 Kg.), Italia (4,39 Kg.), España (4,08 Kg.) y
Chipre (4,03 Kg).

2. Consumo de medicamentos tranquilizantes

El consumo de medicamentos tranquilizantes en Costa Rica es un tema de creciente


preocupación, la cual ha sido puesta de relieve en diferentes estudios tanto nacionales
como foráneos. En la presente investigación, tales medicamentos corresponden al grupo
de los benzodiacepínicos (diazepán, bromazepán y lorazepán, principalmente).

La prevalencia general de consumo indebido (2,2%), es decir, aquel en el cual no medió


una receta médica para su empleo, se puede considerar elevada. El cuadro 2 muestra los
valores para dicho consumo, así como la ingestión reciente y la actual. Es posible
afirmar que, en términos absolutos, cerca de 30.000 costarricenses son consumidores
recientes de medicamentos tranquilizantes. Al comparar esta situación con la
prevaleciente en 1990, se puede afirmar que ha habido un aumento significativo, dado
que, a inicios de la década, el consumo sin receta médica fue practicado por un 0,88%
de la población entre 12 y 70 años de edad. 

Cuadro 2

Prevalencias de vida, año, último mes e intervalos de confianza del consumo

de tranquilizantes sin prescripción médica en la población de 12 a 70 años.


Costa Rica 1995. 

Tipo de prevalencia Proporción de prevalencia Intervalos de confianza


VIDA 2,2 1,6 - 2,7

AÑO 1,2 0,8 - 1,6

MES 0,6 0,3 - 0,9

El nivel de confianza de los límites es de 95% y el denominador en los tres indicadores es la muestra
total.

Nota: La prevalencia de último mes comprende al consumo de 24 horas, última semana y más de una
semana pero menos de un mes. La prevalencia de año comprende lo anterior más el consumo de más de
un mes y menos de un año. La de vida incluye a todos los que alguna vez consumieron.

Aunque no se hallaron relaciones estadísticamente significativas, el consumo activo de


tranquilizantes es mayor en las zonas urbanas que en las rurales y, principalmente, en la
provincia de San José (véase la figura 13).

Llama la atención que, entre 1992 y 1994, la mayor parte de las prescripciones de
benzodiacepinas, según un estudio multiinstitucional, se efectuó en San José, Cartago y
Alajuela. La menor proporción correspondió, según el mismo estudio, a Puntarenas y
Limón. Esto podría ser un indicador de la posible relación prescripción-consumo
indebido.

Al comparar con otros países, se observa que, en la población colombiana, el consumo


de alguna vez en la vida es superior (4,1%), lo mismo que en la población boliviana
(5%), países en los cuales, a diferencia de Costa Rica, se incluye el consumo por
prescripción. En los Estados Unidos, el consumo indebido, es decir sin receta, ocurrió
en el 5,6% de los mayores de 12 años de edad.

Uno de los aspectos más importantes en relación con el consumo de tranquilizantes,


tanto para Costa Rica como para gran parte de los países latinoamericanos, es lo
significativo de su asociación con el sexo. La figura 14 muestra claramente la relación
significativa encontrada en el presente estudio.

Cinco de cada diez consumidores de tranquilizantes de alguna vez en la vida tienen más
de 39 años (p=0,04) y, en este mismo grupo de edad, se concentra un 30% de los
usuarios activos. Estos últimos individuos son casados o en unión libre. De las amas de
casa que alguna vez consumieron tranquilizantes, un 44% presenta la condición de
consumidora activa. 

Cuadro 3

Distribución porcentual de los consumidores de tranquilizantes

según actividad laboral que realizan, por tipo de consumo.

Costa Rica, 1995. 

Actividad laboral Tipo de consumo alguna vez en la


vida

Sector primario 1,9

Sector secundario 2,5

Sector terciario 2,0


Estudiante 1,5

Ama de casa 2,6

Otra condición 2,3

Seis de cada diez consumidores de alguna vez en la vida e igual número de los
consumidores activos visitaron un médico general durante el último año (p=0,010). Los
médicos especialistas fueron visitados por un número menor de personas.

Entre los consumidores de alguna vez en la vida, dos terceras partes refirieron que
presentaban estados de tensión y ansiedad de tres o más veces por semana durante el
último año (p=0,001) , pero más interesante aun es que la proporción se eleva a 77%
entre los consumidores activos de tranquilizantes. Tanto unos como otros son
fumadores activos de tabaco.

El consumo de tranquilizantes, tanto el de alguna vez en la vida como el actual, se da


predominantemente en personas con ingresos medios, que iniciaron el consumo a una
edad promedio de 31,7 años (con una desviación estándar de 15,15 años). Las factores
que los entrevistados mencionaron como explicación del consumo fueron la presencia
de ansiedad, problemas para dormir y situaciones familiares diversas (44, 28 y 22%,
respectivamente). Aunque se desconoce el éxito alcanzado, cinco de cada diez personas
que tomaron tranquilizantes alguna vez han intentado dejarlos.

 3. Consumo de medicamentos estimulantes

Estos medicamentos son de uso controlado, por lo que, para su venta, se necesita una
receta especial de psicofármacos. En Costa Rica, la prevalencia de vida de los
estimulantes sin prescripción es de 1,2 % en 1995 y se vio disminuida en más de tres
puntos porcentuales respecto de 1990 (véase el cuadro 4).

De ese porcentaje, el 18,2% ha consumido estimulantes de tipo anfetamínico, como el


asenlix, el fenisec y el metilfenidato (Ritalina). Este último medicamento tiene una
composición química semejante a la anfetamina y se emplea por su efecto estimulante.
Aunque no se detectaron consumidores activos de este medicamento, tres de cada diez
son consumidores recientes.

El resto de las personas que consumieron alguna vez, o sea ocho de cada diez, han
ingerido tiamina con cafeína, medicamento no controlado pero que contiene cafeína,
una sustancia estimulante, cuyo abuso puede inducir algún grado de tolerancia y
dependencia.
 

Cuadro 4

Prevalencias de vida, año y último mes e intervalos de confianza

del consumo de estimulantes la población nacional de 12 a 70 años,

Costa Rica 1995

(Valores porcentuales) 

Tipo de prevalencia Proporción de Intervalos de confianza


prevalencia
VIDA 1,2 0,7 - 1,5

AÑO 0,5 0,2 - 0,8

MES 0,2 0,06 - 0,4

El nivel de confianza de los límites es de 95% y el denominador en los tres indicadores es la muestra
total.

Nota: La prevalencia de último mes comprende el consumo de 24 horas, última semana y más de una
semana pero menos de un mes.

La prevalencia de año comprende lo anterior más el consumo de más de un mes y menos de un año. La
de vida incluye a todos los que alguna vez consumieron.

 Los datos anteriores indican, en términos absolutos, que en Costa Rica cerca de 30.000
personas consumieron al menos una vez en su vida algún medicamento estimulante;
11.702 lo hizo en el ultimo año y casi 5.000 son consumidores activos.

Datos similares a la prevalencia de vida de Costa Rica se presentan en la población de


12 a 50 años de Perú y Bolivia (1,3 y 1,9%, respectivamente). En Colombia, la
prevalencia es de 0,6% en la población de 12 a 60 años, en tanto que, en Estados Unidos
se registran cifras cercanas a los seis puntos porcentuales por encima de la de Costa
Rica.

La mayoría de los que consumieron estimulantes alguna vez en su vida se encuentran en


el grupo de 30 a 38 años de edad; residen en áreas urbanas y una tercera parte en la
provincia de San José. Contrariamente al comportamiento del consumo de
benzodiacepinas, son menos las mujeres (32,4%) que utilizaron estimulantes. No se
encontraron diferencias estadísticas en cuanto a la escolaridad; dos de cada diez se
desempeñaban en el sector secundario e igual número en el sector terciario de la
economía.

Con respecto al motivo para consumir medicamentos estimulantes, es interesante


observar que el 28,6% de las personas lo justifican en la necesidad de soportar
la situación laboral, aspecto que no debe pasar inadvertido, principalmente si
se recuerdan los hallazgos sobre la presencia de estados de tensión o estrés
relacionados con el trabajo o el estudio, a los cuales está sometida la
población, sobre todo en la empresa privada (véase la figura 15).

En cuanto a la frecuencia del consumo de estos medicamentos, cinco de cada diez los ha
ingerido por un máximo de cuatro días, en tanto que un porcentaje menor los toma a
diario.

Casi tres cuartas partes de los consumidores activos de estimulantes son varones,
situación similar a la presentada en 1990. En cuando a la edad de dichos sujetos, el
rango predominante es el de 21 a 29 años, tanto para los consumidores activos como
para los recientes. En 1990, los usuarios activos agruparon a individuos entre los 12 y
los 20 años de edad.  

Cuadro 5

Consumidores de medicamentos estimulantes sin prescripción médica,

por edad al momento de la entrevista.

Costa Rica, 1995.

(Valores porcentuales) 

Tipo de Edad Total


consumidor 12 a 20 21 a 29 30 a 38 39 y más

Activo 28,6 42,9 14,3 14,3 100

No activo* 37,5 50,0 - 12,5 100

Más de un año 58,8 29,4 11,8 - 100

* Consumidor de más de un mes, pero de menos de un año.

Aunque no existen diferencias porcentuales importantes en cuanto a los consumidores


activos por provincia, Cartago y Alajuela tienen la menor prevalencia en el consumo de
estimulantes; San José ocupa el tercer lugar, mientras que las demás (Limón,
Guanacaste y Heredia) mantienen el mayor porcentaje. Residen en zonas urbanas.

La mayor parte de las personas activas en el consumo proviene de hogares con ingresos
familiares bajos, labora en el sector terciario y tiene estudios secundarios, aunque un
20% reportó estudios universitarios.

Al relacionar este consumo con otras prácticas, se logró determinar que los
consumidores activos de estimulantes, en su totalidad, eran también consumidores
activos de tabaco.

Por último, cabe mencionar que, aunque el consumo de estimulantes es relativamente


bajo, más del 60% de los que alguna vez los consumieron ha intentado dejar de
tomarlos.

 4. Consumo de medicamentos opiáceos

Los medicamentos opiáceos se definen como aquellos fármacos que sirven para aliviar
el dolor o alterar la conciencia. En esta investigación, los derivados del opio que
registraron consumo fueron el sulfato de morfina, medicamento estrictamente
controlado, la codeína y el acetaminofén con codeína (no controlados). Entre quienes
consumieron estos medicamentos alguna vez en su vida, el 92% ingirió acetaminofén
con codeína, obviamente porque no se necesita receta médica para adquirirlo, y fue
usado, en todos los casos, para aliviar dolores como los provocados por un resfrío, una
gripe o un dolor de cabeza. El sulfato de morfina y la codeína fueron consumidos por
una persona, en ambos casos.

En el cuadro 6, se observa que, según la prevalencia de vida expuesta, más de 88.000


persona han consumido opiáceos sin prescripción médica, de las cuales alrededor del
50% son mujeres. El consumo reciente es de 3,4%, lo cual implica que existen alrededor
de 79.574 consumidores de estos fármacos, los cuales fueron tomados sin prescripción
médica.
Al comparar las prevalencias de tranquilizantes y estimulantes con la de los opiáceos
(entendiéndose como el consumo de acetaminofén con codeína, principalmente), se
observa que estos últimos presentan las proporciones más elevadas, tanto de vida, como
de año y de mes, precisamente por tratarse de productos no controlados, de fácil
adquisición en nuestro país y con poco grado de dependencia.

Cuadro 6

Prevalencias de vida, año, último mes e intervalos de confianza del consumo

de medicamentos opiáceos sin prescripción médica

en la población de 12 a 70 años.

Costa Rica, 1995.

(Valores porcentuales) 

Tipo de prevalencia Proporción de prevalencia Intervalo de confianza

VIDA 3,8 3,1 - 4,5

AÑO 3,4 2,7 - 4,0

MES 2,2 1,7 - 2,8

El nivel de confianza de los límites es de 95% y el denominador en los tres indicadores es la muestra
total.

Nota: La prevalencia de último mes comprende el consumo de 24 horas, última semana y más de una
semana pero menos de un mes. La prevalencia de año comprende lo anterior más el consumo de más de
un mes y menos de un año. La de vida incluye a todos los que consumieron alguna vez.

Si se relacionan estos datos con los de otros países, a excepción de Estados Unidos,
donde la prevalencia es de 4,3%, las proporciones locales resultan elevadas, a pesar de
que los datos de otros países incluyen el consumo bajo prescripción médica. En Bolivia,
la prevalencia nacional fue de 0,6% y prácticamente nulo durante el último mes. En
Colombia, la prevalencia para la población total se estimó en 0,4%; en Paraguay, 0,2%
(vida) y en Perú fue de 0,8%.

En relación con el estado civil de los que alguna vez han tomado opiáceos, el 60% son
casados y un 36,3% permanece soltero. Aunque no existen diferencias significativas
respecto a los grupos de edad, la mayor parte de esas personas se localiza en el grupo de
30 a 38 años. Los otros grupos de edad mantienen porcentajes similares, lo que implica
que estos medicamentos son consumidos tanto por personas jóvenes como mayores. Tal
situación responde a que estos medicamentos se usan para tratar desde una gripe común
hasta dolores de cabeza.

Más del 60% de los consumidores de alguna vez en la vida se ubica en el área rural. La
mayor tasa de consumo se encuentra en la provincia de Heredia (66,2 por mil) y la
menor en San José (22,7 por mil).

Con respecto al ingreso familiar, el medicamento más consumido es el acetaminofén


con codeína, y el sector con ingresos medios fue el mayor consumidor de este fármaco.

Más de la mitad de los consumidores activos de opiáceos pertenece al sexo femenino,


en tanto que los varones aparecen como consumidores del último año. En su mayoría, se
encuentran ubicados en la zona rural. Según se aprecia en la figura 16, la provincia de
Heredia mantiene la mayor proporción de consumidores activos.
Como se observa en el cuadro 7, entre los 21 y los 38 años se concentra la mayor parte
de los consumidores activos de opiáceos y casi un tercio de estos tiene entre 21 y 29
años. Estos datos muestran que este tipo de fármacos es usado en forma activa por
personas jóvenes.

Cuadro 7

Consumidores de medicamentos opiáceos sin prescripción médica

por edad en la población de 12 a 70 años.

Costa Rica, 1995.

(Valores porcentuales)

Tipo de Edad
consumidor
12 a 20 21 a 29 30 a 38 39 y más Total

Activo 22,4 29,9 26,9 20,9 100

No activo* 33,3 18,2 18,2 30,3 100

Más de un año 7,7 15,4 53,8 23,1 100

* Consumidor de más de un mes pero menos de un año.

Casi la totalidad de los consumidores activos tiene estudios primarios o


secundarios; el 91% fumó durante el último mes y, para más del 65,7%, el nivel
de ingresos familiares es bajo.
El consumo de sustancias en poblaciones específicas

 El estudio del consumo de drogas en otras poblaciones, las cuales usualmente no son
contempladas en las encuestas nacionales, revela un panorama distinto. La información
proveniente de dichos estudios constituye un complemento de la información recabada
en la población general y en otros estudios cuyo foco de interés es diferente.

 Así, uno de los sectores más problemáticos es el de las personas privadas de libertad.
Los datos recopilados por el IAFA durante varios años revelan la existencia de una
situación particularmente delicada. El cuadro 1 muestra algunas prevalencias de
consumo de mariguana, cocaína, crack y heroína.  

Cuadro 1

Prevalencia de vida de consumo de mariguana, cocaína y crack

Unidad de Admisión de San Sebastián 1992-1996

(Valores Porcentuales) 

Droga 1992 1993 1994 1995 1996


Mariguana 52,3 67,0 59,0 39,7 40,8

Cocaína 24,0 49,5 43,0 32,2 21,8

"Crack" * 47,0 45,8 39,7 25,9

Heroína --- 2,3 4,1 2,1 0,6

(*): En este año no se preguntó por consumo de "Crack".

(---): No se registró información.

FUENTE: Departamento de Investigación, Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia.

Los resultados en un centro de confianza, hallados en 1996, según se presentan en el


cuadro 2, revelan una situación diferente, si se la compara con lo encontrado, ese mismo
año, en el Centro Institucional de San José. Es posible que las diferencias obedezcan
más a razones de orden metodológico que a diferencias reales. Pese a esto, la evidencia
es contundente en cuanto a la severidad del problema

 Cuadro 2

Prevalencias de consumo de sustancias ilícitas, por tipo de droga,

según tipo de prevalencia Centro Semi-Institucional San Agustín

Costa Rica, noviembre - 1996 


Tipo de prevalencia
Droga
Vida Año Mes

Mariguana 48,3 19,0 5,2

Cocaína 31,0 5,2 -

"Crack" 29,3 3,4 1,7

- No hubo reporte de consumo

-FUENTE: Sáenz, M., Bejarano, Julio, Alvarado, R., Briceño, G. Privados de libertad y

drogas: experiencias en un régimen de confianza. Revista de Medicina Legal. Vol. 15, 1-


2,

1998, (62-68).

Otra fuente relevante de información es el sistema hospitalario, específicamente los


servicios de urgencias, en los cuales la prevalencia de consumo de sustancias ilícitas,
según lo refieren los pacientes que allí acuden, ha mostrado ser mayor que lo hallado en
la población general. Esta información de salas de emergencia se registra durante un
período específico del año, generalmente durante una semana, las 24 horas del día.
El consumo de sustancias en poblaciones específicas

 El estudio del consumo de drogas en otras poblaciones, las cuales usualmente no son
contempladas en las encuestas nacionales, revela un panorama distinto. La información
proveniente de dichos estudios constituye un complemento de la información recabada
en la población general y en otros estudios cuyo foco de interés es diferente.

 Así, uno de los sectores más problemáticos es el de las personas privadas de libertad.
Los datos recopilados por el IAFA durante varios años revelan la existencia de una
situación particularmente delicada. El cuadro 1 muestra algunas prevalencias de
consumo de mariguana, cocaína, crack y heroína.  

Cuadro 1

Prevalencia de vida de consumo de mariguana, cocaína y crack

Unidad de Admisión de San Sebastián 1992-1996

(Valores Porcentuales) 

Droga 1992 1993 1994 1995 1996


Mariguana 52,3 67,0 59,0 39,7 40,8

Cocaína 24,0 49,5 43,0 32,2 21,8

"Crack" * 47,0 45,8 39,7 25,9

Heroína --- 2,3 4,1 2,1 0,6

(*): En este año no se preguntó por consumo de "Crack".

(---): No se registró información.

FUENTE: Departamento de Investigación, Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia.

Los resultados en un centro de confianza, hallados en 1996, según se presentan en el


cuadro 2, revelan una situación diferente, si se la compara con lo encontrado, ese mismo
año, en el Centro Institucional de San José. Es posible que las diferencias obedezcan
más a razones de orden metodológico que a diferencias reales. Pese a esto, la evidencia
es contundente en cuanto a la severidad del problema
 Cuadro 2

Prevalencias de consumo de sustancias ilícitas, por tipo de droga,

según tipo de prevalencia Centro Semi-Institucional San Agustín

Costa Rica, noviembre - 1996 

Droga Tipo de prevalencia

Vida Año Mes

Mariguana 48,3 19,0 5,2

Cocaína 31,0 5,2 -

"Crack" 29,3 3,4 1,7

- No hubo reporte de consumo

-FUENTE: Sáenz, M., Bejarano, Julio, Alvarado, R., Briceño, G. Privados de libertad y

drogas: experiencias en un régimen de confianza. Revista de Medicina Legal. Vol. 15, 1-


2,

1998, (62-68).

Otra fuente relevante de información es el sistema hospitalario, específicamente los


servicios de urgencias, en los cuales la prevalencia de consumo de sustancias ilícitas,
según lo refieren los pacientes que allí acuden, ha mostrado ser mayor que lo hallado en
la población general. Esta información de salas de emergencia se registra durante un
período específico del año, generalmente durante una semana, las 24 horas del día.
 

Cuadro 3

Prevalencia de vida de consumo mariguana, cocaína y crack,

en población ingresada a la Sala de Emergencias del

Hospital San Juan de Dios: 1992-1996

(Valores Porcentuales) 

Julio Febrero Febrero-Marzo Junio Agosto


DROGAS
1992 1993 1994 1995 1996
Mariguana 3,3 7,0 5,1 8,7 9,3

Cocaína 1.9 3,0 2,7 4,3 3,6

"Crack" - 2,0 1,8 4,9 3,8

FUENTE: Bejarano, J. y Sáenz, M. Consumo de drogas en personas ingresadas en la sala de emergencias


del

Hospital San Juan de Dios: Costa Rica, 1992-1996. Revista Costarricense de Salud Pública (EN
PRENSA).

En la segunda parte de la década de los años noventa, es posible que las variaciones en
el perfil nacional de consumo de drogas sean más importantes que a inicios del decenio.
A manera de ejemplo, información inédita proveniente de la encuesta de evaluación del
Proyecto preventivo Trazando el Camino, indica que la prevalencia de vida de consumo
de cocaína en estudiantes de sétimo año en el nivel nacional es idéntica a la que se
encontró seis años antes en estudiantes de décimo y onceavo años. Esto es coherente, y
quizás resultado, de una aparente tendencia al alza en la embriaguez y tabaquismo
tempranos.

 Aunque poco estudiada, cabe mencionar acá la situación de los niños y los adolescentes
de la calle, en los cuales se conoce la presencia de un consumo elevado. De acuerdo con
datos de 1994, el consumo de sustancias ilícitas en jóvenes de la calle era superior al
encontrado en individuos infractores y estudiantes y, muy semejante, al de personas en
tratamiento por abuso de sustancias. Las drogas más consumidas en este grupo fueron
crack, cocaína y mariguana, a la par de un escaso consumo de sustancias inhalables.

 Estudios inéditos recientes realizados en población escolar de 5to y 6to grado de la


población de Limón (Talamanca y Matina N=834) revelan una iniciación temprana en
el consumo de alcohol y tabaco. El rango de edad más crítico y vulnerable para el inicio
de consumo de estas drogas en esta población se enmarca entre los 10 y 12 años de
edad. La edad promedio de inicio se define a los 11 años, lo cual implica que estos
niños se estarían iniciando 4 años más temprano que el resto de la población adolescente
del país.

Ha llamado la atención que no se encontraran diferencias en cuanto a la edad de inicio


entre hombres y mujeres, ni entre 5tos y 6tos grados.

 Un 20% de la población ha recibido oferta de drogas, tanto lícitas como ilícitas, en
algún momento de su vida y también un 20% admite haber consumido alguna vez. De
las personas que afirman haber recibido oferta para consumir alguna vez, un 51% ha
sido tabaco y un 43% ha recibido oferta de alcohol, seguido por mariguana (11%), crack
(3%) y cocaína (2.4%).

 Al considerar a la población total de Costa Rica, se prevé para los próximos años un
aumento en el consumo de drogas lícitas e ilícitas, en especial si persiste la introducción
de estilos de vida foráneas y si se deterioran otras condiciones (valores, nivel
socioeconómico, educación). Otro elemento por destacar se refiere a la oferta y
demanda mundiales de drogas y su posible impacto, junto al de la represión
internacional del narcotráfico, sobre la oferta y demanda locales.

 Aunque se admita, por lo general, que el consumo de drogas es un problema prioritario


para el país, esto no ha sido complementado con una suficiente asignación de recursos y
el establecimiento de programas eficaces para su prevención y el tratamiento. Por sus
consecuencias directas e indirectas, el consumo de drogas constituye, como se
mencionó anteriormente, una prioridad en la salud pública del país, la cual merece una
respuesta nacional, para evitar las consecuencias que pueda tener para el individuo, la
familia y la sociedad.

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