La Cabra Roja

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LA CABRA ROJA

Había una vez, en un lugar del desierto, un pastor llamado Ali. Todas las
tardes, Ali

ordeñaba sus cabras y hervía la rica y cremosa leche en un cuenco, a fuego


lento, y luego

la tomaba.

Un día que estaba pastoreando su ganado, una de sus cabras de color


rojizo, a la que
cariñosamente llamaba Himra', parió cuatro cabritas. Como se
encontraban en un lugar
apartado, Ali se olvidó de ellas al conducir el ganado de vuelta y, cuando
vio que Himra no
estaba, fue rápido a buscarla. Al cabo de un rato la encontró con sus
cuatro crías y le dijo:

— ¡Venga Himra, ven conmigo!

Y Himra le respondió:

— Cálmate, Alí, y déjame tranquila.

Ali insistió varias veces, pero Himra continuó negándose a ir con él así, que
finalmente le
advirtió:
— Cuidado Himra, mira que ya no te llevaré a los prados rebosantes de
hierba fresca y

deliciosa.

1. En hasanía, “rojiza”.
HABÍA UNA VEZ UN PASTOR LLAMADO ALI QUE PASTOREABA SU
GANADO. SU CABRA HIMRA PARIO CUATRO CABRITAS.
; e gusta —le
— Cuidado Ali, pues tú ya no podrás llenar el cuenco con mi leche que
tanto te g
contestó Himra.

Ali, al no poder convencer a Himra, se apresuró a agrupar su rebaño por


temor a la hiena
feroz. Entretanto, Himra se fue con sus crías hacia un arbusto jdari y les
hizo un da
Una gran guarida, para resguardarlas del peligro. Una vez allí, decidió
cómo se llamarían
sus cabritas y les puso los nombres siguientes: Daga, Emdeiguiga, Aazza y
Ameiziza.
PARA PROTEGERSE DE LA HIENA, HIMRA ESCONDIÓ A LAS CUATRO
CABRITAS EN UNA GUARIDA. ALLÍ LES PUSO LOS NOMBRES DE: DAGA,
EMDEIGUIGA, AAZZA Y AMEIZIZA
Todas las mañanas la madre salía a pastar y dejaba a sus cabritas en el
escondrijo hasta
que regresaba por la tarde. Cuando llegaba siempre les decía:

— ¡Daga, Emdeiguiga, Aazza y Ameiziza, abrid la puerta que ya ha llegado


vuestra madre!
¡Mirad mi boca llena de flores y mis ubres rebosantes de leche espumosa!

Y las cabritas se abrazaban a su madre, saltaban y empezaban a mamar de


sus grandes

ubres. I así un día tras otro.


==

TODAS LAS MAÑANAS HIMRA SALÍA A PASTAR Y DEJABA


A LAS CABRITAS EN LA GUARIDA. CUANDO LLEGABA LES DECÍA:

— ¡DAGA, EMDEIGUIGA, AAZZA Y AMEIZIZA, ABRID LA PUERTA QUE YA


HA LLEGADO VUESTRA MADRE!
Con tanto ir y venir a los pastos, un día la cabra se encontró a la pulga y le
propuso que se
quedase en la cueva con sus hijas:

— ¿Querrías ser como una hija mía?


Y la pulga respondió:
— ¡Claro que sí, encantada!

Y Himra cargó a la pulga entre sus dos cuernos y la llevó con sus cabritas

, a Y a partir de
entonces le dio leche cada mañana y cada tarde.
HIMRA ENCONTRÓ A LA PULGA. SE HICIERON AMIGAS | LA CARGÓ ENTRE
SUS CUERNOS HACIA LA GUARIDA.
Un buen día, cuando Himra estaba pastando tranquilamente, la hiena fue
hasta el refugio

donde se encontraban las cabritas de Himra y les dijo con voz áspera:

puerta que ya ha llegado vuestra madre!

— ¡Daga, Emdeiguiga, Aazza y Ameiziza, abrid la


de leche espumosa!

¡Mirad mi boca llena de flores y mis ubres rebosantes

a la de su madre sino la de un animal

Las cabritas se dieron cuenta de que la voz no er

extraño que quería devorarlas.


UN DÍA LA HIENA FUE HASTA LA GUARIDA Y LES DIJO CON VOZ ÁSPERA:

— ¡DAGA, EMDEIGUIGA, AAZZA Y AMEIZIZA, ABRID LA PUERTA QUE YA


HA LLEGADO VUESTRA MADRE!

LAS CABRITAS SE DIERON CUENTA DE QUE NO ERA SU MADRE.


Entonces la hiena, como no pudo engañar a las cabritas, fue en busca de
un artesano para
que le afinara la voz y sonara bella i aguda.

La hiena regresó de nuevo a la guarida, pero su voz no cambió tanto como


pensaba, así que
las cabritas de Himra la identificaron de nuevo.

Por segunda vez, la hiena fue al artesano y le dijo:

— ¡Tienes que afinarme la voz para que suene suave y hermosa y te


recompensaré con
mucho dinero!

El artesano sujetó el cuello de la hiena y le afinó la voz hasta que su sonido


se volvió suave
gracioso y agradable. Entonces la hiena fue a la guarida de las crías de
Himra y les dijo:

— ¡Daga, Emdeiguiga, Aazza y Ameiziza, abrid la puerta

que ya ha llegado vuestra madre!


¡Mirad mi boca llena de flores y mis ubres rebosantes de leche espumosa!
LA HIENA FUE EN BUSCA DE UN ARTESANO PARA QUE LE AFINARA
LA VOZ Y SONARA BELLA Y AGUDA. — ¡DAGA, EMDEIGUIGA, AAZZA
Y AMEIZIZA, ABRID LA PUERTA QUE YA HA LLEGADO VUESTRA MADRE!
Esta vez las cabritas pensaron que lo que habían oído era cierto y abrieron
la puerta. Pero
quien entró no fue su madre sino un enorme animal: la hiena las cargó
una tras otra sobre

su lomo y huyó a su madriguera.

Trascurrido un tiempo llegó la mamá cabra de pastorear y se encontró que


sus hijas no

estaban. La pulga, que se había quedado sola, le explicó que la hiena había
cogido las
cabritas. Al escuchar lo sucedido, Himra se enfadó tanto que de su boca
solo salían
amenazas:

—¡Ay del que se atreva con esta cabra de ubres increíbles y cuernos de 1
oro!
LAS CABRITAS ABRIERON LA PUERTA Y LA HIENA SE LAS LLEVÓ.
Y en seguida se dispuso a buscar a sus hijas, así que fue de madriguera en
madriguera y,
cuando llegó a la madriguera de la liebre le preguntó:.

—¿Has visto a mis hijas?

—;¡Tus hijas están con quien pisó mi guarida! La cavé con mis propias
garras, cuando la
lluvia me golpeaba y el siroco me cegaba —le respondió la liebre.

— ¡Ay del que se atreva con esta cabra de ubres increíbles y cuernos de
oro! —añadió Himra
enfurecida, mientras retomaba la búsqueda.

En su impetuosa carrera por encontrar a sus hijas pasó por el escondrijo


del ratón, la
guarida del zorro, la madriguera del lagarto y todos Contestaban lo mi
mismo.

—¡La hiena ha pasado por aquí con tus hijas!


LA MADRE DESPUÉS DE PREGUNTAR A LOS ANIMALES DEL DESIERTO,
ENCONTRÓ LA CUEVA DE LA HIENA.
Finalmente, cuando llegó al hormiguero, la hormiga le señaló la guarida de
la hiena y le
advirtió:

—Vigila que la hiena es un animal muy fuerte y feroz, ¡no puedes hacerle
frente!

Pero con una velocidad asombrosa, Himra llegó a la guarida de la hiena y


le ordenó:

— ¡Sal, hiena!
Y respondió la hiena:

— ¡Espérate a que me calce mis sandalias!

Ella le dijo otra vez:

— ¡Sal fuera!

— ¡Espera a que termine de comer! —respondió de nuevo la hiena


HIMRA SE PUSO DELANTE DE LA GUARIDA DE LA HIENA Y GRITÓ:
¡SAL, HIENA!
Una vez acabó de comer, la hiena salió con la barriga llena, porque se
había comido las

cuatro cabritas. De tan llena que estaba, era incapaz de moverse y no


tenía fuerzas para

luchar.

Himra embistió la hiena con sus cuernos fuertes y afilados hasta que le
abrió el vientre y
de allí salieron sus cuatro cabritas sanas y salvas, gritando:

— ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!

Y las cuatro cabritas corrieron a abrazar a su madre y se fueron con ella a


vivir una vida
placentera y en paz.
HIMRA EMBISTIÓ A LA HIENA CON SUS CUERNOS HASTA ABRIRLE
EL VIENTRE. Y ASÍ SALIERON LAS CUATRO CABRITAS SANAS Y SALVAS.
Desde pequeños, nuestros familiares nos hablan de los peligros de hablar
con desconocidos. No nos debemos fiar de la gente
que no conocemos y, por este motivo, son muchos los cuentos populares
que nos hablan de las consecuencias de ir con extraños.
¿Conocéis otros cuentos populares donde nos transmitan el mismo
mensaje?

En Cataluña, tenemos ejemplos como la Caparecita Roja, El lobo y las siete


cabritas o Tabalet, otros cuentos infantiles que

presentan la misma temática: no debemos ir con extraños.


De la misma manera, en otras culturas y en otras partes del mundo,
existen cuentos con personajes similares y con el mismo

mensaje. ¿Encontráis similitudes entre el cuento de Himra y El lobo y las


siete cabritas?

Preguntad a vuestros compañeros de clase qué cuentos populares


conocen. ¿Son los mismos? ¿Son diferentes en función del
país de dónde provienen?

Preguntad en casa, qué cuentos les contaban de pequeños. ¿Son los


mismos, o son diferentes?
Finalmente, buscad los cuentos y los libros que tenéis en casa, en la
biblioteca de la escu ibli
Ci : . ! ela o en la biblioteca de vuestra
población. ¿Tenéis los mismos que los que les contaban a vuestros padres,
o son diferentes?¿Son los ES 3 los que os

han contado vuestros compañeros?

En casa, escoged un cuento, leedlo junto con uno de vuestros familiares e


intentad descubrir qué os quiere enseñar ese cuento
¡Podéis traer el cuento a la escuela y compartirlo con el resto de vuestros
compañeros! ¡Descubriréis que tienen un montón de

mensajes escondidos!

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