El documento discute el significado bíblico de la palabra "bienaventurado" y cómo se relaciona con la felicidad verdadera. Explica que la felicidad verdadera viene de compartir la naturaleza divina de Dios a través de Jesucristo, no de circunstancias temporales. También contrasta la visión bíblica de la felicidad con las visiones seculares que enfatizan el éxito y las posesiones materiales.
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El documento discute el significado bíblico de la palabra "bienaventurado" y cómo se relaciona con la felicidad verdadera. Explica que la felicidad verdadera viene de compartir la naturaleza divina de Dios a través de Jesucristo, no de circunstancias temporales. También contrasta la visión bíblica de la felicidad con las visiones seculares que enfatizan el éxito y las posesiones materiales.
El documento discute el significado bíblico de la palabra "bienaventurado" y cómo se relaciona con la felicidad verdadera. Explica que la felicidad verdadera viene de compartir la naturaleza divina de Dios a través de Jesucristo, no de circunstancias temporales. También contrasta la visión bíblica de la felicidad con las visiones seculares que enfatizan el éxito y las posesiones materiales.
El documento discute el significado bíblico de la palabra "bienaventurado" y cómo se relaciona con la felicidad verdadera. Explica que la felicidad verdadera viene de compartir la naturaleza divina de Dios a través de Jesucristo, no de circunstancias temporales. También contrasta la visión bíblica de la felicidad con las visiones seculares que enfatizan el éxito y las posesiones materiales.
9 versículos que empiezan con la palabra bienaventurados. Estas son las
bienaventuranzas, estas son las afirmaciones de bendición. Mateo 5, Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. El Señor vino para proveer a hombres y mujeres felicidad real y duradera. Tristemente, no todos saben eso y ciertamente no todos lo creen. Ni siquiera todos en su reino han disfrutado la realidad de esa provisión de felicidad. Pero la felicidad es la preocupación de Cristo. Es muy evidente en Mateo 5, el primer sermón registrado de Jesús en el Nuevo Testamento, sermón dedicado a la felicidad. La palabra ‘bienaventurado’ significa feliz. La palabra ‘bienaventurado’ se traduce con frecuencia en las Escrituras, como la palabra ‘feliz’. Miremos el contexto bíblico. La palabra griega es ‘makarios’, es un adjetivo. También aparece en una u otra forma, por lo menos cincuenta veces en el Nuevo Testamento. La palabra bienaventurado describe la condición feliz del alma, la condición contenta del alma. Quizás es parecida la palabra ‘makar’ en el griego, la cual significa ‘feliz’. También puede ser traducida, ‘gozoso’. Y eso es exactamente lo que la palabra intenta expresar. Homero, en los escritos griegos, usó la palabra para describir un hombre rico que estaba satisfecho con todo lo que tenía. Platón la usó para describir a un hombre próspero. Tanto Homero como Hesíodo, otro escritor griego, hablaron de los dioses griegos como siendo bienaventurados en sí mismos, esto es que estaban en un estado de contentamiento perfecto, estaban felices con su condición. No afectados, por el mundo de los hombres que estaban sujetos a pobreza, debilidad y muerte. Hablamos de contentamiento, satisfacción y felicidad. Una condición de gozo, que no está sujeta a circunstancias externas cambiantes. La gente experimenta un poco de felicidad, cuando tienen emociones internas positivas, o circunstancias externas que por el momento son positivas, pero ambas cosas son pasajeras. El significado básico, del Nuevo Testamento, es un estado continuo de felicidad. Un estado de gozo, bienaventuranza, bienestar en el que una persona encuentra satisfacción y contentamiento. La palabra también indica virtud, está conectada a los creyentes. Es usada para describir aquellos que son creyentes, en las Escrituras no es usada para describir a los incrédulos. Entonces, un estado permanente de felicidad, gozo verdadero, contentamiento y satisfacción. Además, pertenece únicamente a aquellos que conocen a Dios. De hecho, bienaventurado, es una palabra para describir a Dios mismo. Salmo 68:35, “Bendito sea Dios”. Salmo 72:18, “Bendito sea Jehová Dios”, Salmo 119:12, “Bendito eres tú oh Jehová”. 1 Timoteo 1:11, “evangelio glorioso del Dios bendito”. 1 Timoteo 6:15, “la cual manifestará a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores” Pablo, refiriéndose claro a Dios en la forma de Jesucristo. Dios por naturaleza está feliz, contento, satisfecho, lleno de gozo y bienaventurado, y aquellos que le pertenecen a Dios comparten ese mismo gozo. Es una palabra entonces, usada de Dios, usada de Cristo, para describir la naturaleza divina. 2 Pedro 1, Virtudes del cristiano. 3 Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4 por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia.” Somos bienaventurados, poseemos la vida de Dios, por su gracia concedida a nosotros en Cristo. Compartimos en el gozo, satisfacción y felicidad que Dios mismo experimenta. Nadie puede conocer la felicidad verdadera, sino es un participante de la naturaleza divina. Todo lo que veamos aquí en esta porción de las Escrituras, es para cristianos, es para aquellos que creen en el Señor Dios. Es para aquellos que han venido a Dios mediante la fe en Jesucristo, y han venido a la cruz para obtener perdón por el pecado, para recibir los regalos de la justicia imputada, de una nueva naturaleza, y poder entrar en la felicidad verdadera y divina. Cuando una persona conoce a Dios mediante Cristo, entonces viene esta felicidad. En un contexto más amplio, Jesús está hablando de virtud interna, no es algo conectado a una emoción momentánea o a un acto externo sujeto a cambio. Es algo propio de gente que le pertenece a Dios. Jesús lo anuncia en un momento crucial, conforme se establece el Nuevo Pacto, la nueva era. Es un punto clave en la historia redentora, Jesús provee el sacrificio del nuevo pacto en su muerte y resurrección, las bienaventuranzas son la columna vertebral de nuestra nueva vida con Dios. El Antiguo Testamento, es la historia de adán, comenzando en Génesis, como el primer rey en la historia. Génesis 1:28 se le dio autoridad sobre toda la creación, pero fracasó, hundió a la raza entera en un mar de pecado y depravación. El Antiguo Testamento comienza con pecado y termina con una maldición. Malaquías 4:6, “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.” El Nuevo Testamento es acerca del nuevo Adán, Jesucristo, y comienza con una bendición. Esa bendición está conectada al Nuevo Pacto. El libro abre en un contexto de expectaciones emocionantes, conociendo un rey que no va a fracasar. Todo es diferente, y el mensaje es bienaventuranza. El primer Adán fue probado en un huerto hermoso y fracasó, el postrero fue probado en un desierto y triunfó. El primer Adán fue un ladrón expulsado del paraíso, el postrero perdonó un ladrón en la cruz: “hoy estarás conmigo en el paraíso’. La historia de Adán termina con la maldición de Malaquías, la historia de Jesús, termina con una promesa, Apocalipsis 22:3: “Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.” El Antiguo Testamento dio la ley para mostrarle al hombre su miseria, el Nuevo Testamento da la vida de Cristo para mostrarle al hombre la felicidad verdadera. Mateo presenta al rey, que corrige la tragedia de la caída, haciéndonos súbditos de su reino eterno y perfecto. Apocalipsis 1, “5 y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su sangre, 6 e hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Dios y Padre, a Él sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” El Nuevo Testamento está centrado en bienaventuranza, felicidad y satisfacción. Esta felicidad está reservada para aquellos que son participantes de la naturaleza divina, quienes comparten la felicidad misma de Dios. Ese es el contexto bíblico general de la palabra bienaventurado. La felicidad real es la preocupación del rey, ha venido para traer felicidad a los súbditos de su reino, aquellos sobre quienes Él reina. Ese es su propósito. En medio de esta felicidad, hay un retrato paradójico de la miseria. Todas las cualidades que constituyen la vida de felicidad real, involucran algo de dolor y miseria. Para la mayoría esto no tiene sentido, pues suponen que la felicidad verdadera es ausencia de miseria y dolor. Mientras que los creyentes entienden que la felicidad verdadera se encuentra en medio del dolor y de la miseria. Todo cambió cuando Jesús trajo este tipo de felicidad. Los libros de autoayuda hablan, del hombre exitoso, rico, triunfante, enamorado. Feliz es el que sobrevive por encima de los demás y apabulla la competencia. Tiene lo que quiere en sus términos, cuando quiere, donde quiere, felicidad es tener. Contrario a lo que Jesús presenta: felicidad de acuerdo a la naturaleza divina. Felices los pobres en espíritu, los que lloran, los mansos, humildes, hambrientos, sedientos, misericordiosos, puros de corazón, pacificadores, perseguidos e insultados. Es toralmente paradójico y contrario a la visión del mundo. La felicidad que se da en lo temporal, es totalmente opuesta a la que nos ofrece Cristo. Los ejemplos abundan, Faraón, Salomón, David, Naamán, Saulo de Tarso, Goliat, Nabucodonosor, Judas, Epulón, Herodes, Uzías, Jonás, Belsasar, etc. ¿Por qué? porque las cosas físicas no tocan el alma. No puedo satisfacer una necesidad espiritual con una sustancia física. El que tiene un anhelo profundo de felicidad verdadera está insatisfecho con cualquier cosa material, cosas que no pueden calmar el corazón y no traen paz, en una tormenta no pueden proveer ningún alivio. No se pone aceite en un espíritu herido. Cuando Saúl estaba afligido, todas las joyas de su corona no pudieron consolarlo ni por un momento. Proverbios 23, 4 No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas. 5 Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos. Eclesiastés 5, 13 Hay un grave mal que he visto bajo el sol: las riquezas guardadas por su dueño para su mal; 14 cuando esas riquezas se pierden por un mal negocio, y él engendra un hijo, no queda nada para mantenerlo. Las riquezas son un combustible de soberbia y lujuria, son un lazo en una trampa, ahogan la Palabra de Dios, despedazan nuestras almas, como las espinas despedazan nuestras ropas, las riquezas no traen felicidad verdadera. Lo que Dios dice en las palabras de Jesús, es que no podemos hallar felicidad verdadera en los caminos del mundo o en su filosofía. No puedo buscar a los vivos entre los muertos. La felicidad no está aquí en este mundo, el mundo no la puede traer, no la puede ofrecer, no la puede proveer, es espiritual en su naturaleza, pertenece en esencia a la naturaleza de Dios y únicamente es disfrutada por aquellos que comparten su naturaleza. Jesús vino como el rey, para presentar esta verdad tremenda, presentar los principios de su reino, los cuales eran internos y espirituales. El problema con eso fue que, los judíos estaban buscando un reino político. Estaban buscando un reino material, realmente se vieron atraídos a él cuando creó alimento para ellos. Estaban muy atraídos, cuando curó sus enfermedades y echó demonios fuera de ellos, cuando incrementó el estado de su bienestar físico, su condición terrenal. Pero cuando comenzó a penetrar sus corazones y hablar del hecho de que eran pecaminosos, y estaban aislados de la vida de Dios y que necesitaban recibir la bendición que Dios da a aquellos que comparten su naturaleza, al reconocer sus pecados y arrepentirse delante de él, ellos no lo recibieron con gusto. De hecho, en el Sermón del Monte, Mateo 5 al 7, no hay ni siquiera una referencia a asuntos sociales, no se hace ni una referencia a aspectos políticos del reino, los judíos estaban preocupados por eso, Jesús no. El énfasis está en ser, no en hacer. Está en ser. El énfasis del Sermón del Monte es lo que un hombre es, y no lo que un hombre hace, o lo que un hombre tiene, o lo que un hombre alcanza. Todo eso fue verdad a lo largo del ministerio del rey. Todos estaban queriendo oír acerca de lo que un hombre puede tener, lo que un hombre puede volverse. Lo que un hombre puede poseer, Jesús solamente quería hablar de lo que él es. Esa es la razón por la que dijo, mi reino no es de este mundo. Los bienaventurados tienen posición más exaltada, compartimos la naturaleza misma de Dios, y participamos en su bienaventuranza. Contrario a todo en este mundo, la lógica no encaja en esa categoría, este es un mundo material, terrenal, pasajero, y el mío es un reino espiritual eterno. El contexto religioso acentuaba el conflicto porque Jesús confronta una religión corrupta, pensaba que eran perfectos interiormente. Tenían la convicción de que vivían como Dios ordena. La vida religiosa de Israel era dividida. Los grupos más conocidos eran los fariseos, los saduceos, los esenios y los zelotes. Los fariseos creían que la felicidad se encontraba en la tradición y el legalismo. Los saduceos creían que la felicidad se encontraba en el liberalismo y la filosofía. Los esenios creían que la felicidad se encontraba en la negación personal, la separación del mundo, eran los monjes, vivían en una especie de condiciones mínimas, a la orilla del desierto en las cuevas. Los zelotes asesinaban a los romanos con dagas y cuchillos cada que podían, creían que la felicidad se encontraba en derrocar a Roma. Los diferentes grupos buscaban la felicidad a su manera. Los fariseos al regresar a la ley y a la tradición rechazaron el presente, sacrificaron la realidad espiritual, rechazaron y asesinaron su Mesías para aferrarse al pasado. Los saduceos al rechazar el pasado, ignoraron al Mesías, quien era el cumplimiento de todas las profecías y tipos pasados. Los esenios, en su deseo de vivir de manera santa, descuidaron el corazón y no reconocieron al Mesías que los inspiraba en ascetismo. Los zelotes estaban enredados en la violencia, rechazaron el mensaje de paz de Jesús. La felicidad no está en la tradición, ni en la filosofía o en el pensamiento moderno, tampoco está en la negación personal, ni en el aislamiento de la sociedad, tampoco está en el derrocamiento político. Jesús vino, rompió todos los patrones, presentó una fórmula nueva de responder al anhelo del corazón del hombre. Literalmente desmanteló a los fariseos y a los saduceos, los confrontó regularmente. Los esenios y los zelotes no son tanto un problema en el Nuevo Testamento, pero obviamente, los esenios desaparecieron en su aislamiento eventualmente dejaron de existir. Y los zelotes, quizás fueron en su mayoría eliminados por los romanos, en el 70 después de Cristo desaparecieron. Jesús trajo un camino totalmente diferente de felicidad que tiende el corazón, no más. Mateo 5, El Sermón del monte 1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Para entender las bienaventuranzas, tenemos que entender que Jesús rompió todos los paradigmas existentes, sin violar la ley. Por el contrario, Jesús recupera la ley subiendo el racero más alto que nunca, hasta los discípulos estaban sorprendidos. Hablaba con autoridad de la felicidad interior, que solo Dios dispensa, concediéndola a pobres, tristes, mansos, hambrientos, sedientos, misericordiosos, puros de corazón y pacificadores, perseguidos e insultados. V1, vió a las multitudes, siempre se preocupó por las multitudes, siempre llenaban su corazón de empatía y un deseo profundo de ayudarlos. Más adelante en su ministerio lloró cuando las vio como ovejas sin pastor. No venían a él sin importar como él había tratado de congregarlas, él se preocupaba por ellas. Cuando teníann hambre las alimentó, enfermos los sanó, poseídos por demonios los liberó, se preocupó por ellos. Cuando fueron ignorantes se esforzó por enseñarles. Había una atracción maravillosa en él que atraía a las multitudes. Mateo 4:23, Jesús iba por toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino, y sanando todo tipo de enfermedad y todo tipo de aflicción entre el pueblo. Las noticias salieron por toda Siria al este, le traían los enfermos, los afligidos, endemoniados, epilépticos, paralíticos, y él los sanó. Multitudes lo seguían de Jerusalén, Galilea, Decápolis, Judea y más allá del Jordán. Reunía todo tipo de gente, fariseos y publicanos, ritualistas y legalistas, rameras y prostitutas. Había eruditos y estaban los analfabetos, mendigos, pobres y ricos. Hombres y mujeres, atraía a todo hombre, les trajo el mensaje del evangelio del reino, las buenas nuevas de que Dios tenía un reino. Un reino espiritual, y ellos podían entrar en ese reino. Había un camino a la felicidad verdadera, para compartir la naturaleza divina. Aunque la multitud estaba congregada, en realidad eran un público secundario, porque el sermón está dirigido a sus 12 apóstoles. Sus discípulos vinieron y abriendo su boca les enseñaba diciendo. Pero entre más distantes estaban, quizás ni siquiera habrán oído todo, pero los discípulos estaban cerca, y abrían oído cada palabra que él habló y esa fue su intención. Esta felicidad de la que él estaba hablando, esta bienaventuranza que él ofreció pertenecía únicamente a aquellos que le pertenecían a Dios. Únicamente los hijos del reino podían entender esto y tener esta felicidad. Más allá de ellos, ciertamente la multitud podría haber oído. Pero los discípulos necesitaban oír el mensaje porque era un mensaje diseñado para ellos. Él adoptó la posición oficial rabínica judía, se sentó, comenzó a enseñar. El objetivo primordial, fue los discípulos. ¿Quiénes habrían sido? Bueno, habrían sido los doce para comenzar y después habrían sido los otros que lo estaban siguiendo en fe, creyentes verdaderos. Ellos son los mathetes, esa es la palabra usada aquí, seguidores. El mensaje es para todos en toda época, el mensaje es para todos, pero únicamente puede ser entendido y comprendido por aquellos en quienes Dios ha operado poderosamente y en su gracia para transformar sus corazones. Se reunieron en torno a Jesús, con corazones que creían, y oídos que oían y podían entender lo que él estaba diciendo. Jesús les habla primordialmente a las almas que son leales a su reino, para que ellos entiendan los principios de la felicidad verdadera. Dichos principios ya son una realidad en sus vidas, conforme ellos habían venido a creer la verdad tal como Cristo la predicó. Este es un mensaje para nosotros que somos creyentes, para recordarnos del mensaje que el rey predica, para que podamos transmitirlo al resto. Ahora ésta es la responsabilidad de los discípulos, conforme salieron de Cristo y salieron a predicar. Ellos habrían ido de regreso a esta multitud, en donde quiera que estuvieran y fuera cual fuera la ciudad o lugar, ellos predicarían lo que ellos habrían aprendido de los labios de Jesús. Eso es algo interesante, porque si usted en la actualidad de manera típica habla con alguien en el mundo religioso que no es salvo, que no está convertido verdaderamente, pero está en el ambiente religioso, enseñan teología en una universidad o seminario, enseñan la Biblia, es un pastor preparado en términos liberales o lo que sea, pero no conoce al Señor, pero en cierta manera nombra su nombre y están en el mundo cristiano, invariablemente regresan al sermón del monte y ciertamente acampan ahí y dicen: ‘El sermón del monte lo proclamamos y lo creemos porque es este gran tratado ético”. La realidad es que no lo entienden en absoluto, por no ser súbditos leales al rey no pueden comprender el manifiesto del rey. La gente ha tratado de aplicar el sermón del monte y las bienaventuranzas socialmente. Han tratado de aplicar esto en cierta manera externa, lo han convertido en una especie de evangelio social, pero ese esfuerzo está condenado al fracaso. Este no es un evangelio social, este no es un mensaje ético, esto no es algo que está tratando de llamar a la gente a un nivel más elevado de devoción humana. Este es un mensaje que le dice a la gente como entrar en el reino de Dios, y les recuerda a los discípulos de la actitud que ellos tuvieron cuando vinieron a esta felicidad, y este es el mensaje que deben predicar. Les recuerda a sus seguidores, que deben decirle a la gente que si quieren ser felices tienen que ser pobre en espíritu, llorar, ser mansos o humildes, tener hambre y sed, ser misericordiosos, puros de corazón, pacificadores, sufrir persecución e insulto. Muchos, la mayoría piensan que es muy difícil. Mateo 5:48, ‘sé pues vosotros perfecto como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto’. Mateo 5:44, ‘vas a tener enemigos’, y va a haber persecución, eso no tiene sentido en el reino. No va a haber ninguna persecución en el reino. Vamos a reinar con Cristo, y la única persecución va a ser cuando el rey reine con vara de hierro en los impíos. Además, todos los mismos principios que están en el sermón del monte y en las bienaventuranzas están también por todas las Escrituras y en particular también en el Nuevo Testamento. Esto no es algo que tiene que ser relegado a algún reino futuro en la tierra, simplemente es esto, Jesús está enseñando los patrones de vida de los creyentes verdaderos. De eso trata el sermón del monte, y comienza con las bienaventuranzas, las cuales nos muestran que Dios diseña que seamos felices y aquí está como entramos al reino, en donde mora la felicidad. Comienza con las bienaventuranzas, porque ese es el punto de entrada, y después sigue con el resto del sermón para discutir la vida entre los ciudadanos del reino. Simplemente es un sermón tremendo y maravilloso. Jesús está diciendo, ‘felices son las personas que tienen las actitudes correctas’. No es lo que poseemos, es pobreza de espíritu, llorar, gentileza, hambre y sed de justicia, misericordia, pureza, paz. Son actitudes lo que produce felicidad. Son actitudes que son semejantes a Dios, que literalmente vienen a nosotros debido a que Él comparte su naturaleza divina con nosotros. Jesús está diciendo, ‘la felicidad entonces, comienza desde el interior y sale al exterior’. Inclusive en donde hay sufrimiento y tristeza, la felicidad no es cancelada, de hecho, generalmente es ayudada e incrementada. La secuencia lleva, del primer paso de entrar en una relación con Dios que produce felicidad, y esa es ser pobre en espíritu. Admitir bancarrota espiritual, enfrentar mi actitud hacia mi pobreza espiritual y vida de pecado en la que vivo. Voy a llorar por mi pecado, la conciencia y la tristeza por mi pecado me lleva a la mansedumbre. Me siento pequeño, insignificante ante el rostro de un Dios Santo. Y eso lleva a un hambre y sed por una justicia que sé que necesito y no tengo. Cuando esa justicia se manifiesta a sí misma a mí, se manifiesta en misericordia, pureza y en ser un pacificador. En la disposición a sufrir persecución e insulto, ese es el flujo de estas bienaventuranzas, es una secuencia rica y profunda. No creo que hay nada más instructivo en toda la enseñanza de Jesús en el área del evangelismo, y la entrada al reino que las bienaventuranzas. Con frecuencia son hechas a un lado o presentadas como una especie de afirmaciones éticas o afirmaciones sociales, no lo son, son verdades orientadas a la salvación. Una vez que entremos y tengamos esta bienaventuranza compartimos por así decirlo, la naturaleza divina. V13, ‘Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.’ Entonces nos convertimos en lo que el mundo necesita, sal y luz. No solo hay felicidad provista para nosotros aquí, sino gran utilidad. Es el estándar de Dios para vivir en su reino, para que podamos ser felices, y para que otros puedan ser influenciados para la gloria de Dios y su salvación, conforme vivimos como sal y luz. Bueno, ese es el panorama general.
El único camino a la felicidad: Sé pobre en Espíritu
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Jesús nos presenta en Mateo 5 la enseñanza más profunda y al mismo tiempo paradójica acerca de la felicidad verdadera. Pero no es solo un tema entre muchos, es parte del cimiento de toda su enseñanza, y es parte del cimiento de entrar a Su reino. Dios quiere que seamos felices. Salmo 144:15, “Happy are the people to whom such blessings fall; happy are the people whose God is the Lord”. Dios quiere que nuestras vidas estén llenas de gozo, quiere bendecirnos, que experimentemos una felicidad profunda externa, no producida ni afectada por la emoción o por las circunstancias cambiantes. Un tipo de bienaventuranza y un tipo de gozo, un tipo de felicidad que no está sujeta a fuerzas externas sino únicamente a internas, producidas por Dios en el corazón. Y esta debe ser la virtud de un creyente. Bienaventuranza, felicidad, gozo, esto es lo que Su reino nos promete, y la bienaventuranza lo dice de una manera magnifica e incisiva. El Señor quiere gente en Su reino que disfrute la felicidad real. Ese es el tema de las bienaventuranzas, en el sermón del monte. Cada bienaventuranza es una llamada, por eso la palabra ‘bienaventurados’, que significa felicidad. Jesús habla primero a sus discípulos, preparándolos para difundir este mensaje entre las multitudes de su época y futuras, incluyéndonos. La multitud podía oír lo que él decía también, todo mundo necesita oír de la felicidad, no solo aquellos que ya conocen al Señor, sino todo mundo. Todo mundo necesita saber que Dios quiere traernos felicidad verdadera, bendición verdadera. Cómo se encuentra.? Las bienaventuranzas nos indican algo opuesto a lo que el mundo asume. Bienaventurados los pobres, el mundo diría bienaventurados los ricos. Bienaventurados los que lloran, el mundo diría bienaventurados los que se ríen. Bienaventurados los gentiles o los mansos, el mundo diría bienaventurados los soberbios y los que tienen confianza. Bienaventurados los que tienen hambre y sed, el mundo diría bienaventurados son aquellos que no tienen ni hambre ni sed, porque tienen todo. Somos moldeados por el mundo, inclusive aquellos de nosotros que estamos en el reino. Nuestras actitudes tienden a ser mundanas. Los medios masivos de comunicación del mundo, internet, prensa, libros, televisión, radio, música, películas, series, redes sociales. De manera imparable nos vende la perspectiva del mundo a través de la cultura, corrompiendo nuestra manera de pensar y actuar. Esto es fuera de lo normal para la gente en Israel, incluidos los discípulos que buscaban a Dios y al reino. Pero su manera de pensar también estaba corrompida por la filosofía que reinaba en su día, la cual fue perpetrada por líderes religiosos, en esos días los fariseos y los saduceos. Jesús aclara todas las mentiras y todo el error, y regresa a la esencia. La felicidad verdadera se encuentra solamente al entrar en Su reino. Eso significa simplemente, que solo al reconocerlo como salvador, rey y señor, viniendo a su esfera de vida, bajo su dominio, autoridad y bendición, encontraremos la felicidad verdadera. Cuando Él dice, serán felices si hacen esto, realmente estaba diciendo así es como entras al reino, aquí es donde encuentras la felicidad. Entrar al reino y ser feliz son sinónimos. En el reino es donde la felicidad se encuentra, fuera no hay felicidad verdadera. La palabra bienaventurado tiene un opuesto. Bienaventuranza es una palabra pronunciada sobre personas, pronunciada en ellos como los destinatarios de toda la bondad de Dios, lo cual produce una condición de felicidad. El reino es un lugar para que Dios derrame bendición. Efesios 1:3, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” Cuando llegamos al reino, comenzamos a ser bendecidos. En Efesios 2:7, “a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Él comenzó bendiciéndonos el día que entramos al reino, proveyendo lo necesario para hacernos verdaderamente felices, eso seguirá por siempre en esta vida y en la venidera. Dios nos ofrece salvación desde nuestra perspectiva, para llevarnos a la felicidad verdadera, contentamiento, bendición, gozo. Eso es lo que Dios ofrece, el camino, el patrón para recibir esa bendición y entrar al reino, es bosquejado para nosotros en estas bienaventuranzas increíbles. Comienza con ser pobre en espíritu, orar y ser manso, tener hambre y sed, sed de justicia. Se manifiesta a sí misma en una actitud de misericordia, pureza y ser un pacificador. Y causa que el mundo reaccione contra nosotros con persecución y acusaciones falsas, pero al final nos transforma, V13, en sal. Y V14-16, en luz. Este es el flujo de las bienaventuranzas. El primer paso al entrar al reino y recibir la felicidad, es ser pobre en espíritu, reconozco mi pobreza espiritual. La segunda es llorar por ella, la tercera es humildemente caer postrado ante la gloria de Dios en su condición, la cuarta es entonces, rogar por una justicia que no tengo, pero tengo hambre de ella. Lo cual se manifiesta en misericordia hacia otros, en una búsqueda de pureza y paz en mi propia vida, y genera hostilidad en el mundo. Ese es el flujo de las bienaventuranzas. 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. Esta declaración nos presenta varios interrogantes: 1. Por qué Cristo comienza con esto.? Este es el primer sermón registrado de Jesús, así es como inaugura la enseñanza que desarrolla a lo largo del Nuevo Testamento. Esta es la primera instrucción real que Jesús da en el Nuevo Testamento, el primer evangelio, Mateo, registra el primer sermón de Jesús, primera afirmación. Por qué comienza él aquí.? Debe ser importante, la primera predicación de Jesús. La respuesta: porque es la característica fundamental del cristiano, del ciudadano del reino de los cielos. El resto de las características fluyen de esta. Aquí es en donde todo comienza, aquí es en donde comienza la felicidad, aquí es en donde la entrada al reino comienza. Jesús comienza al decir, hay una montaña que tengo que escalar. Hay altitudes que tengo que escalar, primero debo reconocer que estoy afuera del reino de Dios, no puedo llegar ahí por mí mismo. La montaña es demasiado alta, no lo puedo hacer, tengo que reconocer que soy incapaz de entrar al reino. No puedo ser feliz hasta que reconozca mi bancarrota, mi pobreza. Contrario a lo que creían los judíos orgullosos de sus méritos religiosos, de sus logros ceremoniales, de los sacrificios que le ofrecían a Dios. Por su celo por la ley, por su circuncisión, por su identificación con el pueblo del pacto de Israel, por su justicia personal, confiaban en sí mismos, se creían importantes en sí mismos, pero Jesús dice: “Si vas a entrar al reino, y encontrar felicidad verdadera, tienes que reconocer que no tienes nada, estas en bancarrota, ahí es en donde todo comienza.” La pobreza de espíritu es el cimiento del resto de las gracias. En esta pobreza es donde todo comienza. No puedo esperar frutos sin un árbol, de la misma manera las otras gracias no crecen sin esta. Nada sucede hasta que esto sucede, mientras que la persona no sea pobre en espíritu, no puede ser feliz, en el sentido en el que Dios la ofrece. No soy capaz de entrar al reino. Mientras que me aferro a mi importancia personal, a mi justicia personal, a mis propios méritos, a mi propia religiosidad y mi propia moralidad, como si me hubiera ganado el acceso a Dios mientras que mi mano está llena de suciedad, no puedo recibir el oro de la gracia de Dios. La felicidad es únicamente para aquellos que son indignos. Isaías lo dijo, de Cristo, y Cristo lo reiteró, Isaías 61:1, “El Espíritu de Jehová está sobre mí”. Jesús lo repitió en el evangelio de Lucas, “me ha enviado a sanar a los quebrantados”. Todo comienza con quebrantamiento de corazón. Hasta que alguien es pobre en espíritu, Cristo nunca es visto por lo que realmente es, él nunca es apreciado. Hasta que yo vea en cuanta bancarrota estoy, no puedo entender cuanto valor tiene Cristo. No puedo apreciarlo, hasta que yo entienda la plenitud total de mi propia indignidad, mi ausencia de valor. El que se ve a sí mismo vestido en harapos, puede valorar la túnica de justicia que Cristo trae. Hasta que yo no sea pobre, no puedo ser rico. Hasta que yo no sea un insensato, no puedo volverme sabio. Hasta que yo no pierda mi vida, no la puedo salvar. Jesús con frecuencia presentó cosas paradójicas como esas. ¿Y porque es esto primero? Porque inevitablemente lo que evita que la gente entre al reino es la autosuficiencia, la soberbia y el orgullo. En el comienzo mismo, la soberbia debe ser quebrantada. Proverbios 16:5, “Maldito son los soberbios”. Estas cosas Dios aborrece, un corazón soberbio, primero en la lista. Soberbia no necesariamente significa que presumo dinero, bienes y posesiones etc. Soberbia significa que confío en mi mérito personal, moralidad personal, religión personal, bondad personal. No estoy dispuesto a reconocer el hecho de que lo mejor que puedo hacer, son trapos de inmundicia. La única manera de entrar al reino, de venir a la bendición, de ser feliz tanto ahora como en la eternidad, es confesar mi indignidad y mi incapacidad total de agradar a Dios, mi inhabilidad de cumplir con el estándar de Dios. Filipenses 3, 4 aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: 5 circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible.
7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como
pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del 8
incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien
lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, 9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte, 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos. La impresión que daba cualquier judío que guardaba la ley, cualquier fariseo, Pablo se veía como el modelo de virtud religiosa. Pablo dice, ‘todo era estiércol’, ‘todo era desperdicio, desecho’. De eso está hablando Jesús, él está hablando de ver lo mejor que soy, entendiendo que soy basura, estiércol, deshecho. La iglesia en Laodicea estaba engañada, Apocalipsis 3:17, ‘soy rico y no tengo necesidad de nada’. Eso con toda seguridad me mantendrá fuera del reino. ¿Cuántos insensatos como esos hay? Y los ha habido a lo largo de toda la historia, ciegos. Jesús comienza aquí, porque todo comienza aquí. Nunca entraré al reino, nunca experimentaré felicidad verdadera, hasta que haya un reconocimiento de mi bancarrota espiritual. No solo en las peores cosas en mi vida, sino en las mejores. Como Isaías dijo su justicia es como trapo de inmundicia. Su ser irreprensible con respecto a la ley es estiércol. Su moralidad no vale nada, todo comienza ahí. Esa es la razón por la que comienza ahí. Eso quiere decir que las únicas personas que entran al reino y que experimentan la bendición de Dios, son personas que llegan a un punto de reconocimiento de bancarrota espiritual total. 2. Segunda pregunta. ¿qué quiere decir Jesús con ‘bienaventurados los pobres en espíritu’? ¿Qué está diciendo de manera específica? ¿De qué tipo de pobreza está hablando? Jesús no habla de pobreza material. Muchos quieren hacer del sermón del monte un estándar ético agradable, y lo citan, ‘bienaventurados los pobres’. Colocar virtud junto a la pobreza. De hecho, Lucas 6:20 dice, “Bienaventurados los pobres”. Aquí en Mateo, claro, estamos indicando de que tipo de pobreza estamos hablando. Algunos piensan que la pobreza, la ausencia de posesiones materiales y dinero, en sí misma es una virtud. De eso no está hablando Jesús, si lo fuera entonces, no sería cristiano aliviar la carga de alguien. No sería cristiano dar dinero a los pobres, la Biblia nos ordena que ayudemos y alimentemos al pobre, que satisfagamos las necesidades de aquellos que no tienen. Si la pobreza fuera una virtud, entonces los estaríamos llevando de la virtud al vicio. Entonces, estaría mejor dejar a la gente que se está muriendo de hambre, dejar a los refugiados en su privación, que continúen en su aflicción extrema, que dejemos solos a los huérfanos y cerremos los hospitales, que terminemos con todos los esfuerzos misioneros y la bienaventuranza espiritual de alguna manera estuviera asociada con la pobreza material. Pero, no lo está. Hay quienes piensan que la bienaventuranza espiritual está asociada con la riqueza. Entre más rico soy, más evidencia supuestamente doy de haber entrado a la prosperidad del evangelio. No estamos hablando aquí de cosas materiales en absoluto. Ser pobre o ser rico no tiene nada que ver con esto. Hubo muchas personas pobres y todavía las hay que entran al reino. Hay unos cuantos ricos, Nicodemo, José de Arimatea, Filemón, 1 Corintios 1:26, “…no hubo muchos.” Salmo 37, David testificó que, en todos sus años, él nunca había visto a los justos desamparados, nunca los vió como mendigos pidiendo pan. En la vida de Pablo hubo tiempos de hambre y sed. Hubo tiempos cuando él tuvo lo suficiente. Sabía cómo estar humillado y como abundar, le dijo a los Filipenses, nunca estuvo de mendigo, tampoco lo hubo con el Señor. Algunas personas piensan que Jesús fue el más pobre de los pobres, pero no lo fue. Jesús creció en un hogar de clase media. Quizás inclusive mejor que un hogar de clase media. José tuvo su propio negocio, carpintero, constructor o contratista. Jesús creció aprendiendo un oficio. La única razón por la que él no se ganó la vida, fue porque él se volvió un predicador itinerante, viajaba siendo apoyado por los donativos de aquellos que creían en su ministerio. Judas tenía la bolsa, no solo era para las necesidades de los discípulos, tenían un poco adicional, un poco extra para dar a los pobres conforme era necesario. Ni el Señor ni los doce fueron mendigos. Pablo nunca estuvo de mendigo. Los discípulos fueron acusados de ser incultos, ignorantes, locos, fueron acusados de voltear de cabeza el mundo, pero nadie jamás los acusó de estar de mendigos. De alguna manera no fueron virtuosos, porque estaban viviendo en un estado de pobreza. Qué es esta pobreza en espíritu.? Jesús habla de una persona acobardada, encogida, avergonzada por tener que ser un mendigo, rogar como un mendigo, pero sin tener alternativa. El griego clásico describe esto como “ptochos”, como alguien que está reducido a ser un mendigo, quien se agacha, que no está dispuesto a levantar sus ojos, rogando porque le den limosna y moviéndose en condiciones miserables. Es un mendigo, alguien sin riqueza, ni influencia, ni posición, ni honra, ni respeto. En algunos casos, sin poseer nada, fuera de los harapos que usa, mendigo. Penés, 2 Corintios 9:9, es una pobreza diferente. Penés es ser tan pobre, que tengo que trabajar duro diariamente para sostener mi vida. Ptochos es ser tan pobre, estar tan privado y ser tan incapaz que mi pobreza es tan profunda y soy tan incapaz, que lo único que puedo hacer es ser un mendigo. No tengo la capacidad de trabajar, ni la habilidad de hacerlo, dependo de manera total de los donativos de otro, todo viene a mí de una fuente externa. Eso es ptochos. En el mundo antiguo, humillaba a tal grado un hombre ser un mendigo, que se inclinaba y se agachaba, cubría su rostro con un atuendo, estiraba su mano avergonzado, para que el dador no conociera su identidad. Esa es la palabra que Jesús usó. ¿Quiere entrar usted a Su reino? Ahí es donde usted comienza. Este es el diagnóstico verdadero del hombre. Y es únicamente cuando lo reconozco, que me convierto en un candidato para entrar al reino de Dios, de la felicidad. Cuando me veo a mí mismo vacío, pobre, inútil, en bancarrota, no puedo contribuir en nada a mi salvación. No puedo ofrecer a Dios algo que me califique para su bendición, soy ptochos, no penés. Necesito misericordia y gracia de una fuente externa, de Dios mismo, porque no puedo traer nada. Estoy privado, soy un mendigo, dependo de manera total. ¿Qué está diciendo entonces Jesús? Felices son los privados, felices son los mendigos, felices son los que dependen sin esperanza alguna. Felices son las personas que no tienen nada y no pueden ganarse nada. Algo impresionante, va en contra de todo lo que el mundo asume que es verdad. Ahora, esta pobreza es definida aún más como pobreza en espíritu. No es pobreza con respecto al dinero, cosas materiales. No es pobreza con respecto a algo externo, es pobreza con respecto a lo que es interno, con referencia al espíritu. En otras palabras, ven el interior y se dan cuenta de la realidad de su estado de bancarrota espiritual. Este es el primer mensaje que Jesús quiso darle a los pecadores, reconoce tu condición de bancarrota espiritual. Él se los dio a personas que pensaban que eran ricos espiritualmente. Estos judíos que pensaban que habían alcanzado la salvación por su propia justicia personal. Isaías 66, Futuro glorioso de Sión 1 Así dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo? 2 Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser — declara el Señor. Pero a este miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra. A qué tipo de hombre mira Dios.? Al que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi Palabra. Alguien que reconoce su pobreza espiritual y que tiembla al contemplar el juicio de Dios. Reconoce su bancarrota espiritual, no hay nada con lo que pueda presentarse a Dios, no tiene esperanza bajo la ira de Dios. Salmo 34, 18 Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu. La misma cosa, ¿a quién salva Dios? a aquellos que saben que no son nada. A aquellos que están quebrantados. Aquellos que están devastados en el interior porque han llegado a entender su condición de pecado y depravación, su condición vacía, pobre, inútil, sin esperanza. Salmo 51,
Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito;
17
al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás .
De nuevo, es ese quebrantamiento espiritual, ese sentido de bancarrota espiritual y vaciedad que produce la gracia de Dios. Isaías 57,
Porque así dice el Alto y Sublime
15
que vive para siempre, cuyo nombre es Santo:
Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos. Eso significa aquellos que saben que no tienen valor, saben que no tienen nada porque ser reconocidos. Cuando él dice ‘pobre en espíritu’, él no está hablando con ser pobre en espíritu en el sentido de alguien que carece de entusiasmo, alguien que es flojo, alguien que es callado, hoy alguien que es indiferente, o alguien quien es pasivo. Él está hablando de personas que entienden su bancarrota espiritual, en contraste a los fariseos que eran tan soberbios, por lo que supuestamente era su propia justicia. Romanos 10, 1 Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es para su salvación. 2 Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento. 3 Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios . 4 Porque Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree . El pobre en espíritu es lo opuesto, es el que ha tenido todo el sentido de suficiencia personal, autosuficiencia quitada. Todo se acabó. Es un corazón de desesperación, encuentra su orgullo en sus rodillas. Lucas 18, Parábola del fariseo y el publicano 9 Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: 10 Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. 11 El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: «Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. 12 Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano».
13 Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no
quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, ten piedad de mí, pecador». 14 Os digo que este descendió a su casa justificado pero aquel no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado. Los publicanos eran las personas más despreciadas y odiadas de todos en Israel, porque compraban sus franquicias de impuestos de los invasores opresivos, los romanos. Quienes no solo eran enemigos de Israel, sino que eran rechazados por ser gentiles. Entonces, los publicanos se alineaban con Roma, traicionando a su pueblo, convirtiéndose en los más odiados y menospreciados en esa cultura. Jesús dice, ‘Bienaventurados los mendigos en espíritu’, bienaventurados los que están en bancarrota espiritual, bienaventurados los privados espiritualmente, bienaventurados los pordioseros espirituales, bienaventurados los que se escogen y se acobardan porque no tienen nada que ofrecer. Bienaventurados son aquellos, que, ante el Dios Alto, Exaltado, y Santo reconocen su condición, su estado de bancarrota. Y la pobreza aquí no es una en contra de la cual la voluntad se rebela, es una bajo la cual la voluntad se postra. Eso es lo que hace que alguien entre al reino. Cuando no trato de convencerse a mí mismo de que estoy realmente bien. Sino que cuando me someto a mi condición y clamo a Dios por misericordia, me temo que este tipo de enseñanza no es muy popular en la iglesia en la actualidad. Tenemos mucho énfasis en celebridades, expertos, súper-estrellas, ricos y famosos. Se habla mucho del evangelio de la prosperidad, pero la clave para la felicidad real, es tristeza. Jacob tuvo que enfrentar su pobreza de espíritu antes de que Dios pudiera usarlo. Génesis 32, peleó con Dios toda la noche hasta que Dios dislocó su cadera. Lo dejó boca arriba, cuando ya no pudo pelear por su dislocamiento, ahí boca arriba. Jacob dice, ‘me rindo, no lo puedo hacer’. Génesis 32:29, ‘eres bendecido’. El texto de hecho dice, ‘Y Dios lo bendijo allí’. Bendecido en quebrantamiento. Isaías fue usado de manera maravillosa por Dios, pero su espíritu fue quebrantado primero. Fue al templo porque el Rey Usías había muerto, rey por cincuenta y dos años. Usías representaba el éxito de la nación y la teocracia de Israel. Estaban en paz con todos sus vecinos. Había una posición fuerte en la guerra fría, la fortaleza militar de Israel era formidable y sus enemigos los dejaron solos. Había una economía que florecía en Israel, las cosechas estaban bien y estaban bien en el escenario económico mundial. Había una fachada de religión y todos iban al templo en el momento apropiado y rendían su adoración externa a Dios, toda la rutina. Pero había semillas terribles de destrucción en la nación. Y Dios mediante el profeta, Isaías 5, pronunció una sentencia de muerte en Israel. Isaías quedó impresionado por esta sentencia de muerte que viene en una serie de seis Ayes, y entonces fue al templo para revisar con Dios. Isaías 6, Visión de Isaías 1 En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo. 2 Por encima de Él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos, llena está toda la tierra de su gloria. 4 Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues soy hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, porque han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitos. 6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas; 7 y con él tocó mi boca, y dijo: He aquí, esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado. 8 Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí. 9 Y Él dijo: Ve, y di a este pueblo: «Escuchad bien, pero no entendáis; mirad bien, pero no comprendáis». 10 Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado. 11 Entonces dije yo: ¿Hasta cuándo, Señor? Y Él respondió: Hasta que las ciudades estén destruidas y sin habitantes, las casas sin gente, y la tierra completamente desolada; 12 hasta que el Señor haya alejado a los hombres, y sean muchos los lugares abandonados en medio de la tierra. 13 Pero aún quedará una décima parte en ella, y esta volverá a ser consumida como el roble o la encina, cuyo tronco permanece cuando es cortado: la simiente santa será su tronco. ¿Qué está pasando? Tú supuestamente debes ser el Dios de este pueblo. Supuestamente debes proteger este pueblo, no juzgar, y no castigar a este pueblo. ¿Por qué no lo restauras? ¿Por qué no traes avivamiento? ¿Por qué no haces una obra positiva? ¿Qué está pasando? Él no entendía, y él fue para tener una visión de Dios. En la visión fué quebrantado, fue despedazado de manera absoluta. Isaías 6, ‘Ay de mí’. Y repite la palabra ‘ay’ la cual fue usada seis veces en Isaías 5, para pronunciar maldiciones sobre Israel y él literalmente tomó la misma palabra y se maldijo a sí mismo. ‘Me estoy desintegrando, ay de mí’. Me estoy deshaciendo, en el hebreo, Literalmente, me estoy despedazando, me estoy convirtiendo en nada, estoy regresando al polvo, me veo a mí mismo y veo absolutamente nada. Soy un hombre con una boca sucia. Así es como él se evalúo a sí mismo. Después el Señor dijo, ‘¿A quién enviaré, y quien irá por nosotros?’ Necesito un predicador para que vaya a este pueblo que está bajo juicio. Necesito un predicador para llamarlos al arrepentimiento, ¿Quién irá? Solo hay un hombre ahí. Isaías sabe que debe responder a la pregunta y dice, ‘heme aquí Señor, envíame a mí. He oído a predicadores mejorar eso. ‘Heme aquí envíame a mí’. Isaías no tenía su cabeza mirando hacia abajo, hacia el suelo, él ni siquiera levantaba sus ojos, puso ambas manos sobre su cabeza y dijo, ‘heme aquí, envíame a mí’, esperando que Dios lo aplastara. Y Dios dijo, ‘tú eres el hombre que quiero, levántate y ve’. Y de nuevo, fue de utilidad a partir de su propio quebrantamiento. Gedeón estaba tan consciente de su ineptitud, fue usado poderosamente por Dios. Jueces 6:15, “Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre.” V16, “Pero el Señor le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a Madián como a un solo hombre.” Gedeón pensó que le hablaba a alguien detrás de él. La clave de la bendición y la felicidad, siempre es indignidad. Moisés, se sintió profundamente indigno para la tarea. Dios le dijo que guiara al pueblo, y él dijo, “No puedo guiar al pueblo, yo tartamudeo.” Dios le dice, ¿Quién hizo tu boca? Él estaba tan consciente de su ineptitud, tan consciente de su insuficiencia, de su incapacidad. Fue el corazón de David, también cuando dijo, ‘Señor, ¿quién soy yo para que tu vengas a mí? ¿entiendes tú a quien tienes aquí? ¿estás seguro que tienes a la persona correcta para hacer lo que estás pidiendo? En el Nuevo Testamento lo vemos en Pedro, agresivo, confiaba en sí mismo por naturaleza, pero devastado en la presencia del Señor y diciéndole, “apártate de mí Oh Señor, salte de mi presencia. Es demasiado intimidante.” Pablo sabía que en su carne no había nada bueno. Era el primero de los pecadores, dice él. Era un blasfemo, perseguidor, todo lo que jamás había llegado a hacer y a alcanzar era estiércol, basura. Lo consideraba todo como pérdida, no confiaba en la carne. No era suficiente para nada, su fortaleza solo se hallaba en su debilidad. Ahí es donde la entrada al reino comienza, ahí es donde todo comienza. Por cierto, no termina después de eso, vivir en el reino demanda una admisión constante y continua de que, en mi mismo, no soy nada. Mi única fuerza viene de mi propia admisión de debilidad. Lo más difícil que él pecador endurecido hace, ya que no adora al Dios verdadero, adora al dios que él mismo ha inventado, el cual en muchos casos es sinónimo consigo mismo. El hombre se postra ante la imagen que él mismo ha levantado. Él es el dios que ocupa el lugar primordial en ese altar. La cosa más difícil que el corazón endurecido es admitir su bancarrota total e indignidad. Ustedes judíos, dice Jesús, piensan que están en el reino de Dios, piensan que han encontrado el camino para entrar, pero ustedes no pueden entrar en sus propios términos. Juan 7:34, Jesús a los líderes judíos, “Me buscaréis y no me hallaréis; y donde yo esté, vosotros no podéis ir.” La bendición, la salvación, la felicidad comienza con esta admisión, la ausencia de toda soberbia, la ausencia de toda confianza en uno mismo, justicia personal, certeza personal, confiar en uno mismo, el conocimiento de que no somos nada ante Dios en nosotros mismos, en absoluto. Debe haber este vacío, antes de que pueda llegar a haber una llenura. San Agustín antes de su conversión, estaba tan orgulloso de su intelecto y su conocimiento, pero confiesa que solo fue después que se vació a sí mismo del orgullo, que encontró la sabiduría verdadera de Dios. El primer principio de entrar al reino es reconocer que no puedo entrar, no soy capaz. Ahí comienzo, en mí mismo no puedo agradar a Dios. Puedo guardar algunas leyes, pero no todas, si quebranta una habré violado toda la ley. Mateo 5:20, ‘Porque os digo que si vuestra justicia no sobrepasa la de los escribas y fariseos, no van a entrar al reino de los cielos.’ Sea cual sea el tipo de justicia que tengamos, no va a llevarnos allá. Sea cual sea la justicia que poseamos, no es suficiente, no es apropiada, no es adecuada, va a tener que ser más que eso. ¿Cuán justo necesita ser? Mateo 5:48, “Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.” ¿Conoce a usted alguien que califica? Ese es el punto, mi justicia tiene que exceder a la de los escribas y fariseos. Tiene que ser tan perfecta como Dios es perfecto. Tengo que ser tan perfectamente justo como Dios lo es, tan perfectamente santo como Dios lo es, por mí mismo para que pueda entrar al reino. Nadie califica. Entonces, al comienzo mismo de las bienaventuranzas, en el sermón del monte, al comienzo del Nuevo Testamento, al comienzo de la enseñanza de Jesús, el hecho es establecido de que los estándares de Dios no pueden ser alcanzados, que la entrada al reino no es el resultado de algún tipo de esfuerzo humano. Algunos en Israel entendieron el mensaje. El publicano de Lucas 8, otros reconocieron su condición pecaminosa y su incapacidad de agradar a Dios, reconocieron su condición, vinieron humildemente confesando su inutilidad, su pecado, clamando a Dios por misericordia. Hubo otros que rechazaron este mensaje y eventualmente ejecutaron a Jesús, por un mensaje tan ofensivo. Pero el patrón no es diferente en ese entonces de lo que es en la actualidad, hay quienes quieren ganarse la eternidad en base a sus propios méritos, religiosa y moralmente. Y hay aquellos por otro lado, mucho menos obviamente, que reconocen su condición de bancarrota espiritual total. Siempre ese es el punto. Necesito saber esto en mi propio corazón y para mi propia condición espiritual, así que pueda comunicarlo eficazmente a otros. Soy depravado, depravación no significa que soy tan malo como puedo ser. Depravación significa es que todos somos incapaces de alcanzar la salvación. Eso es lo que la depravación significa. Romanos 3, Justificacion por medio de la fe 19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios; 20 porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado. Eso es lo que él quiere decir cuando dice, ‘pobre en espíritu’. Clamar a partir de la pobreza, el reconocimiento de que no hay nada de valor en mi vida, que pudiera causar que Dios me concediera salvación. 3. ¿Cuál es el resultado de esta actitud? V3, ‘de ellos es el reino de los cielos’. Que gran tema es este. De ellos es el reino de los cielos, de ellos únicamente y de nadie más. Aislando a todos los demás que se acercan a Dios, excepto por aquellos que tienen un corazón de mendigo. De ellos es el reino de los cielos, de ellos es, no será. De ellos es. Entonces, sea lo que sea, es presente aquí y ahora. Esta no es una realidad futura milenaria. Hay un reino futuro milenario, esto no está limitado al cielo, el nuevo cielo y la nueva tierra eternos. De ellos es el reino de los cielos, ahora. El cielo realmente es lo mismo que Dios. Tenemos de manera intercambiable la frase el reino de los cielos, el reino de Dios, usados en el Nuevo Testamento. El reino de los cielos simplemente es otra manera de referirse a Dios, y también para referirse al reinado de Cristo. Cristo es el Rey sobre el reino de Dios. ¿Qué significa entonces? De ellos es el reino de los cielos significa que entro al reino, que heredo todas sus bendiciones conforme me someto al gobierno de Dios mediado a través del Señor Jesucristo. Sí, tiene un aspecto terrenal milenario, estaremos allá, en el reino glorioso, milenario, de mil años del que habla Apocalipsis 20, y claro tiene un aspecto eterno en los nuevos cielos y en la nueva tierra, presentados para nosotros en Apocalipsis 21 y 22. Pero también tiene un aspecto actual, un aspecto presente, entramos al reino, es nuestro ahora. Somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús, ahora. Apocalipsis 1, lo dice, Apocalipsis 5 lo repite, ahora nos hemos convertido en un reino. Ahora, sacerdotes de Dios. Somos los vencedores, por cuya fe vencemos. Apocalipsis 3:21, “Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.” Tenemos bendición del reino ahora. ¿Qué significa eso? Tenemos gracia y misericordia del reino, tenemos paz y gozo del reino, tenemos sabiduría del reino porque somos súbditos del rey. Tenemos soberanía del reino. Esto es, el rey soberano cuida de sus súbditos. Tenemos consuelo del reino para tiempos de tristeza. Tenemos sabiduría del reino, concedida a nosotros a través del manual del reino, el cual es la Palabra del Dios Vivo. Todas las bendiciones espirituales son nuestras. Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre. Todo el fruto del Espíritu constituye bendiciones del reino, la promesa de santificación hasta que alcancemos la glorificación. La promesa de que todo va a operar en conjunto para nuestro bien, porque somos súbditos del rey, todo lo que es nuestro en Cristo constituye bendición del reino. Muchas personas que estudian las bienaventuranzas han llegado a la conclusión, erradamente, de que esto es algo tan difícil, este es lenguaje tan duro que debe referirse a algún futuro. Muchos lo colocan en el reino milenario, ahí es en donde la gente va a tener que tener pobreza en espíritu y llorar y todo lo demás, que aquí en la época de la gracia no necesitamos hacer eso. Lo único que necesita es creer en Jesús y todo va a estar bien. Usted no necesita preocuparse demasiado con su propia condición espiritual y todo eso, esto realmente es demasiado pedir. Esto en cierta manera es opuesto, es contrario a la fe simple y a la gracia. Y quieren empujar esto al reino milenario y hacerlo irrelevante para el día de hoy. Nada podría estar más lejano de la verdad. Ciertamente, entramos al reino en la actualidad y hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual y el reino de Dios, Jesús dijo, ‘está dentro de vosotros’. Está aquí, es en este momento porque ustedes son los destinatarios de todas las bendiciones del reino en Cristo. Esa es la razón por la que soy feliz. Esa es la razón por la que podemos decir, felices son los pobres en espíritu, ¿Por qué? porque acaban de entrar al reino y acaban de heredarlo todo. Puedo alterar mi felicidad superficial, pero no puede tocar mi contentamiento profundo, porque todo lo que importa eternamente está establecido. Estoy en el reino, tengo paz y gracia del reino, tengo misericordia y poder del reino, tengo verdad del reino. Lo tengo todo, todo lo que realmente importa es imposible de atacar. Intocable, porque estoy en el reino, y el Rey cuida de mí. No solo soy el súbdito del rey, yo soy el hijo del rey. A partir del tesoro vasto de los recursos del rey, él cuida de mí, y de usted, porque estamos en su reino. Pero nadie entró, hasta que reconocieron su bancarrota espiritual. ¿El joven rico que vino a Jesús? ¿Qué hago para obtener la vida eterna? Una pregunta correcta. Según Mateo 19 era un líder, probablemente era el líder de una sinagoga, elegido de su sinagoga. Lo cual significaba que él básicamente había sido evaluado como el hombre más religioso en el lugar. Era joven, lo cual es aún más sorprendente, había alcanzado ese tipo de respeto espiritualmente, para ser escogido líder de la sinagoga. Pero él tuvo la suficiente honestidad para decir, sé que soy un líder en la sinagoga y estoy muy involucrado en actividades religiosas, pero no tengo la confianza de que tengo la vida eterna. Estoy preocupado por mi futuro. No sé lo que va a pasar después de que muera, no estoy seguro de que realmente estoy conectado a Dios, no estoy seguro de que realmente soy un súbdito del rey. No estoy seguro de que estoy en el reino. ¿Qué necesito hacer para entrar? Jesús le dijo, ‘Bueno, comencemos aquí, guarda la ley, esa es una buena manera de entrar, nadie lo puede hacer, pero es una buena manera, hipotéticamente. Simplemente guarda la ley. Le da seis ilustraciones de los diez mandamientos. ‘Oh’, dice él ‘He guardado todos esos’. Adivina que, fin de la discusión. Nada más que decir. Jesús le dice, ‘Bueno, mira, hay otro’. Hay otro estándar que me gustaría a que te ajustaras. Vende todo lo que tienes, toma todo el dinero y dalo a los pobres.’ El hombre dio la vuelta, y se fue perdido y condenado. Había dos cosas que él no quería hacer. Una era reconocer su bancarrota espiritual, que de manera sistemática y continua e interminable había violado la ley de Dios. Y la otra, no estaba dispuesto a seguir a Cristo. Cristo le dio un mandato simple. Él le dijo, ‘no hay manera en la que voy a hacer eso’, lo cual indicaba que no había sentido de lealtad y sumisión a Jesús como Señor, ni había ningún reconocimiento de pecado. Él está fuera del reino y no puede entrar porque no le interesa ser pobre en espíritu. Y se fue tan perdido, como cuando apareció. Supongo que, alguien podrá decir, ‘bueno, sabes una cosa, Jesús realmente nunca debió haber perdido ese hombre, lo único que le puedo haber dicho, lo único que tenía que haberle dicho es, ‘repite una oración, levanta tu mano, camina por un pasillo, lo que sea. Pero no Jesús. Jesús quería llegar al asunto real. No entras a mi reino sin reconocer tu condición pecaminosa, sin esperanza, inútil. Y cuando él no lo quiso admitir, no había nada más que decir. 4. ¿Cómo es que uno se vuelve pobre en espíritu? Primero, este es el mejor lugar en donde comenzar. Debo Compararme a mí mismo con Dios, debo dejar de compararme con otras personas. ¿Soy tan santo como Dios? No lo soy, soy miserable. 1 Pedro 1:16, ‘Sed santos, como Yo soy Santo’. Mateo 5:48, ‘Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.’ Si no se la respuesta, debo leer la Palabra de Dios, enfrentar su Persona en sus páginas. Si quiero ver a Dios con claridad veo al Dios encarnado, veo a Jesucristo. Entre más veo y conozco quien es Dios, más conozco sus atributos. Reconociendo la santidad perfecta de Dios, más reconozco a Jesucristo y su condición verdadera por contraste. Debo ver a Dios, no a otras personas. Debo compararme con Él, y concluir que no soy tan santo como Dios, quedo corto, y no puedo cubrir la distancia. Segundo, ore. Los mendigos tienen que pedir, cuando he reconocido mi condición de mendigo, es momento de pedir. ¿Qué debo pedir? Señor, sé propicio a mí, un pecador. Así es como la gente fue salva a lo largo del Antiguo Testamento. La ilustración más vívida está en Lucas 18:9-14. Cristo no había muerto cuando contó esa parábola, no había resucitado tampoco. Entonces el Nuevo Pacto no había sido inaugurado de manera oficial, y la gente todavía estaba siendo salva de la misma manera en la que siempre lo había sido en el plan de redención maravilloso de Dios. Era que tenían que llegar a un sentido de bancarrota espiritual, a un quebrantamiento y un corazón contrito, habían llegado al fin de sí mismos, sabían que su justicia no podía alcanzar nada, trapos de inmundicia, caían sobre su rostro, se golpeaban el pecho y clamaban Dios, oh Dios te he ofendido, he violado tu ley, estoy bajo juicio. Necesito comenzar comparándome a mí mismo con Dios, compararse a mí mismo con la ley de Dios, lo cual es meramente una expresión de su naturaleza. Las perfecciones de su ley son meramente expresiones de quien es él. Después clamo, ‘Señor, sé propicio a mí, un pecador’. Después encontrará otra actitud que se manifiesta en su corazón, la segunda bienaventuranza. Bienaventurados, los que lloran. ¿Cómo se si realmente he llegado a una pobreza de espíritu? ¿Cómo se eso? Lo sé cuándo mi soberbia se acabó, mi justicia personal se acabó. Salmo 131, su alma es como un niño destetado. He sido destetado de mí mismo, comienzo a ver a Jesucristo con amor y maravilla. De pronto tengo un hambre por la verdad, hambre por las Escrituras, y las recibo tal como son y las creo. Creer en la Biblia no es un ejercicio intelectual, es un resultado de una transformación espiritual, donde me encuentro a mí mismo anhelando hablar con el Señor, anhelando leer Su palabra, y recibo su palabra exactamente por lo que dice en sus términos, no en los míos. No va a tratar de torcerla y hacerla encajar con su estilo de vida. Dejaré de quejarme por mi situación y comenzaré a ver las virtudes de otros. Comenzaré a alabar a Dios incesantemente por gracia y misericordia. Esas son las evidencias de que mi clamor ha sido oído. Deuteronomio 18, Un nuevo profeta como Moises 15 al 22 El único camino a la felicidad: Llora por el pecado https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-190/el-%C3%BAnico-camino-a-la- felicidad-llora-por-el-pecado
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados . 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Recita las profundidades del dolor que el corazón conoce en las decepciones y tristezas de la vida. Salmo 55, Oración del perseguido 1 Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica . 2 Atiéndeme y respóndeme; conmovido estoy en mi queja y muy conturbado, a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; 3
pues echan iniquidad sobre mí, y con furia me persiguen .
Angustiado está mi corazón dentro de mí, 4
y sobre mí han caído los terrores de la muerte.
5 Terror y temblor me invaden, y horror me ha cubierto. 6 Y dije: ¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo. 7 Ciertamente huiría muy lejos; moraría en el desierto. 8 Me apresuraría a buscar mi lugar de refugio contra el viento borrascoso y la tempestad. 9 Confunde, Señor, divide sus lenguas, porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. 10 Día y noche la rondan sobre sus muros, y en medio de ella hay iniquidad y malicia. 11 Hay destrucción en medio de ella, y la opresión y el engaño no se alejan de sus calles. 12 Porque no es un enemigo el que me reprocha, si así fuera, podría soportarlo; ni es uno que me odia el que se ha alzado contra mí, si así fuera, podría ocultarme de él; 13 sino tú, que eres mi igual, mi compañero, mi íntimo amigo ; 14 nosotros que juntos teníamos dulce comunión, que con la multitud andábamos en la casa de Dios. 15 Que la muerte los sorprenda, que desciendan vivos al Seol, porque la maldad está en su morada, en medio de ellos. 16 En cuanto a mí, a Dios invocaré, y el Señor me salvará. 17 Tarde, mañana y mediodía me lamentaré y gemiré, y Él oirá mi voz. 18 En paz redimirá mi alma de la guerra que hay contra mí, pues son muchos los que están contra mí. 19 Dios oirá y les responderá, El, que reina desde la antigüedad, porque no hay cambio en ellos ni temen a Dios. 20 Aquel ha extendido sus manos contra los que estaban en paz con él, ha violado su pacto. 21 Las palabras de su boca eran más blandas que la mantequilla, pero en su corazón había guerra; más suaves que el aceite eran sus palabras, sin embargo, eran espadas desnudas. 22 Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará; Él nunca permitirá que el justo sea sacudido. 23 Pero tú, oh Dios, los harás caer al pozo de la destrucción; los hombres sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días; mas yo en ti confiaré. Ese es el clamor de un hombre que quiere escapar del dolor y la tristeza de la vida. Un eco del deseo de la humanidad caída. Un clamor por libertad, por una vida en alas, un clamor pronunciado por todos los que anhelan consuelo en una vida de dolor, por descanso en una vida de tristeza, decepción y amargura. La gente anhela alejarse, mirar hacia otro lado, huir para encontrar el lugar en donde la tristeza no existe, donde el dolor no está presente. El lugar de calma perfecta y paz, y consuelo. Un lugar que esté escondido y no se encuentra. Ello nos lleva a la paradoja de esta afirmación hecha por nuestro Señor Jesús, ‘Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Los tristes se convierten en los felices. Son los que lloran los que disfrutan de consuelo. Totalmente opuesto a la cultura. El esfuerzo entero de la vida humana, la locura por el placer, la motivación por lo que entretiene, las emociones, la manía que busca la siguiente experiencia, el dinero, la energía, el entusiasmo invertido en disfrutar la vida. Todas esas cosas son una expresión de la búsqueda del mundo por evitar el llanto. Sin embargo, Jesús dijo, ‘Felices son aquellos que lloran’. Lucas 6:25, ‘Hay de vosotros que reís ahora, porque lloraréis’. Una nueva manera de ver la vida, condena la risa superficial, la felicidad frívola del mundo, pronuncia verdadera bendición y felicidad verdadera, gozo, consuelo verdadero y paz verdadera sobre aquellos que lloran. Totalmente opuesto. Así como la primera bienaventuranza, ‘Bienaventurado los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos’. Contrario a las expectativas de los religiosos de la época, que asumieron que el reino de los cielos les pertenecía a aquellos que habían alcanzado la grandeza por sus propios esfuerzos espiritualmente. Jesús dijo, hasta que lleguen al punto en que reconozcan su bancarrota total, no habrán alcanzado nada, nunca entraran al reino de los cielos. Paradojicamente, Jesús dice, ‘las únicas personas que verdaderamente están felices son aquellas que lloran.’ Hagámonos una serie de preguntas: 1. ¿Qué significa felices son los que lloran? Podríamos estar de acuerdo todos en que hay mucho llanto y mucha tristeza en la vida. De hecho, eso no solo es verdad ahora, sino que fue verdad en tiempos bíblicos. La historia entera del hombre, es la historia de las lágrimas, la historia de las tristezas y es triste decirlo, no va a mejorar conforme avanza la historia. De hecho, va a empeorar. En Mateo 24:4, Jesús dice, ‘Mirad que nadie os engañe, muchos vendrán en mi nombre diciendo yo soy el Cristo, y engañarán a muchos, y oirán de guerras y rumores de guerras, mirad que no os atemoricéis porque esas cosas deben suceder, pero ese no es el fin. Y nación se levantará contra nación, reino contra reino y en diferentes lugares habrá hambres y terremotos’. Todas estas cosas son meramente principio de dolores. No hemos visto nada aún comparada con la tristeza que le espera al mundo impío. ¿Qué tipo de tristeza es lo que trae este llanto? ¿Qué tipo de tristeza da a lugar a bienaventuranza y consuelo? Bueno, las Escrituras hablan de diferentes tipos de llantos, diferentes tipos de tristezas. En primer lugar, hay una tristeza que se espera en la vida terrenal que es razonable, inclusive útil. Llorar, estar triste, estar en duelo, es parte de la vida humana en general. De hecho, es un regalo de Dios. Cuando algo trágico ocurre en mi vida, mi familia, cuando algo ocurre que es profundamente doloroso, Dios ha diseñado que las lágrimas, la tristeza y el duelo liberen ese dolor y sea parte de un proceso de curación. Cuando el dolor es encerrado y mantenido en el interior envenena el sistema emocional, el llanto y la tristeza liberan ese veneno. Expresamos esa tristeza, es una manera en la que Dios nos ha concedido liberar el dolor que de otra manera es continuo. Es algo muy natural llorar por ciertas cosas. Abraham lloró de manera justificada cuando su esposa murió. En el Salmo 42:1-3, ‘Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así mi alma tiene sed de ti o Dios. Mi alma tiene sed de Ti, por el Dios Vivo, ¿Cuándo vendré y me apareceré delante de Ti, Dios mío? Mis lágrimas han sido mi alimento día y noche, mientras que continuamente me dicen, ¿Dónde está tu Dios?’. El salmista está en agonía y lágrimas, porque Dios no ha aparecido en el medio de su sufrimiento y soledad amarga. Dejado por Dios, parecía perseguido por sus enemigos, objeto de burla. ¿Y dónde estaba Dios en el momento de su dolor? Las lágrimas fueron una parte muy normal, de la tristeza y amargura de este corazón solo. 2 Timoteo 1:3-4, ‘Doy gracias a Dios a quien sirvo desde mis ancestros, con una conciencia limpia. Porque sin cesar te recuerdo en mis oraciones, noche y día, deseando mucho verte, y recordando tus lágrimas para que seas lleno de gozo.’ El salmista estaba experimentando las lágrimas de soledad, aquí Pablo anima a Timoteo llorando por las lágrimas de desánimo y derrota. Las derrotas y las batallas perdidas, son fuente de tristeza y lágrimas. Jeremías había sido llamado por Dios a predicarle a Israel y a decirles que el juicio estaba por venir. El mensaje mismo de Dios, causó que el profeta irrumpiera en lágrimas. Jeremías 9:1, ‘Oh, que mi cabeza fueran aguas y mis ojos fueran una fuente de lágrimas para que pudiera llorar día y noche por la muerte de la hija de mi pueblo.’ Había tanta tristeza en él que no podía llorar lo suficiente para sacarlo. Él habría deseado que su cabeza entera hubiera sido una fuente de aguas, para que hubiera una liberación completa. El salmista estuvo triste por la soledad. Timoteo estuvo triste por el desánimo. Y Jeremías estaba triste por el juicio que venía de Dios, sobre el pueblo que él amaba. Las lágrimas en el rostro de un padre, que trajo a su hijo poseído por un demonio, a Jesús. Marcos 9:23-24, ‘¿Puedes hacer algo por mi hijo? Y Jesús dijo, ‘Si crees todas las cosas son posibles para el que cree.’ Inmediatamente el padre del hijo, clamó y dijo con lágrimas, ‘Señor creo. Ayuda mi incredulidad.’ Estas fueron las lágrimas de amor apasionado, compartidas desde el corazón de un padre por su hijo amado. Lucas 7, una mujer vino a la casa de un fariseo en donde Jesús estaba reclinado. Trajo un contenedor de perfume, postrada comenzó a lavar sus pies con las lágrimas que salieron de sus propios ojos, los lavó con su cabello. Los fariseos cuestionaron porque Jesús permitía que esta mujer hiciera eso, porque ella era una pecadora conocida. Jesús dijo que eso era porque a ella se le había perdonado mucho, y ella amaba mucho. Y esas eran lágrimas de adoración, esas fueron lágrimas de devoción. Todos estos tipos de lágrimas, sean lágrimas de soledad o desanimo o lágrimas de amor por alguien que está a punto de ser juzgado por Dios, o lágrimas de ansiedad y preocupación, o lágrimas de un amor apasionado de un padre hacia un hijo, lágrimas de adoración, lágrimas de devoción. Todas son un regalo de Dios para liberar la tristeza del corazón. Jesús lloró por la ciudad de Jerusalén. Derramó lágrimas cuando llegó a la tumba de Lázaro y vio el efecto agonizante de la muerte, en el pueblo que amaba, en la gente que amaba. Fueron lágrimas de compasión, lágrimas de amor. María Magdalena, cuando Jesús fue crucificado lloró. Fueron lágrimas de perdida, lágrimas por la muerte. Nos identificamos con todas esas categorías, las lágrimas son parte de la vida humana, la tristeza es parte de la vida humana, es un regalo de Dios para liberar el dolor de la tristeza interna, para que no nos envenene. Eclesiastés 3, ‘Hay tiempo para todo, un tiempo para todo propósito bajo el cielo. Tiempo para nacer, tiempo para morir. Un tiempo para llorar.’ Pero también hay un tipo de tristeza impropia o ilícita. Es posible que los humanos estén tristes de una manera necia. Cuando un hombre llora porque no puede satisfacer su lujuria impura. 2 Samuel 13:1-14, Amnón lloró y se enfermó hasta que pudo expresar su lujuria hacia su hermana Tamar. Una tristeza enferma y perversa. Acab, lloró porque codició la viña de Nabot, 1 Reyes 21:4, se acostó, volvió su rostro en llanto, sin comer. Llanto egoísta por la insatisfacción de su deseo codicioso. Segundo, tristeza basada en egoísmo abrumador. Esa es la tristeza deprimente, de uno que se ha convertido el centro de su mundo entero. Esto puede manifestarse en muchas maneras, la pérdida de un conyugue, donde una tristeza normal por la pérdida se convierte en una preocupación anormal con lo que uno está teniendo que enfrentar, se convierte en una especie de paranoia. La tristeza impropia es un resultado no solo de codicia y deseo insatisfecho sino de culpabilidad. Algunas personas están tristes de una manera normal, como una especie de expiar el pecado. Me pregunto si eso no es algún tipo de esfuerzo personal, monástico, por hacer expiación, algún acto de penitencia por la culpabilidad, por un maltrato serio de esa persona cuando todavía estaba aquí. David es una ilustración de este tipo de tristeza anormal. Absalón, un hijo impío, trató de derrocarlo. Soberbio y egoísta, odiaba a su padre, estaba enamorado de su apariencia, 2 Samuel 14. Tramó en contra de David, lo expulsó de Jerusalén, se apoderó del palacio y planeó eliminar a los amigos y fuerzas de su padre. Pero en lugar de esto, David ganó, el golpe de estado no funcionó. Absalón, huía por el bosque se le atoró su cabello en un árbol y murió. David dijo a sus soldados trátenlo gentilmente por causa de mí. Cuando David oyó que estaba muerto, David comenzó a llorar, a estar en duelo ‘¡Oh mi hijo Absalón, mi hijo! ¡Mi hijo, Absalón! ¡Oh, que Dios hubiera permitido que muriera por ti! Por favor, lo mejor que jamás te pasó fue la muerte de Absalón. Esto es ridículo. La nación te necesita a ti David, no Absalón. ¿Qué quieres decir, que Dios hubiera permitido que muriera? ¿quieres que Absalón sea su rey? ¿quieres a un rebelde, pecaminoso, impío, soberbio, que gobierne? ¿Qué estaba haciendo? David tuvo este tipo de tristeza anormal que viene cuando un hombre sabe que ha fracasado de manera miserable, en ser lo que debería haber sido en la vida de su hijo. Y esta es algún tipo de ‘catarsis’ intentada mediante la cual expiaría la culpabilidad de su fracaso como padre. Sin duda alguna, la muerte de Absalón fue parte del pago por el pecado con Betsabé. Dios le dijo que él pagaría cuádruple por su pecado. Mientras viva Jehová, el hombre que ha hecho esto ciertamente morirá, y el restaurará el cordero cuádruple. El bebé de su unión murió, Tamar fue violada de manera incestuosa, Amnón fué muerto, Absalón fué muerto. ¿Por qué esta entonces llorando por este hijo sin valor? Bueno, una especie de expresión de la profunda culpabilidad de David. Los soldados de hecho estaban avergonzados de su victoria, porque trajo tal tristeza al rey. Joab, general del ejército dijo, ‘Percibo que, si Absalón hubiera vivido y todos hubiéramos muerto en este día, te habría agradado.’ 2do Samuel 19:6, esa es una tristeza fuera de lugar, necia, tristeza por culpabilidad, tristeza de un padre que fracasó. Algunas personas llegan a esta bienaventuranza y piensa que de eso está hablando. Simplemente está hablando de tristeza general. Bienaventurados son ustedes, y simplemente tienen tristeza, y cualquiera que tiene tristeza va a ser consolado. Los poetas han acampado en esa idea. Proverbio árabe: ‘Todos los rayos del sol producen un desierto, y si no recibimos algo de tristeza no podemos obtener algo de consuelo.’ Hay algo más aquí que eso. La tristeza nos enseña, nos enriquece, es un sentimiento agradable. Hay mucho más aquí, que simplemente tristeza genérica por la que podemos ser consolados, hablamos de tristeza descrita en 2 Corintios 7:11, “Porque mirad, ¡qué solicitud ha producido en vosotros esto, esta tristeza piadosa.” Tercero, ¿Qué es la tristeza según Dios o la tristeza piadosa? No es la tristeza del mundo. La tristeza que es según el mundo, da lugar a la muerte. La tristeza que es según Dios, produce algo diferente que la muerte, produce arrepentimiento. V9, ‘Ahora me regocijo, no porque fuisteis contristados, sino que fuisteis contristados al punto de arrepentimiento. V10, ‘la tristeza que es según el mundo produce muerte’. Pero esta es tristeza que es según Dios produce arrepentimiento y éste trae bendición y consuelo. Esa es la clave. Estamos hablando aquí, no de simple tristeza genérica en la vida sino de tristeza piadosa que está ligada al arrepentimiento. La tristeza aquí no es llorar por las circunstancias humanas, es llorar por el pecado. Está ligada a la primera bienaventuranza, V3, ‘Bienaventurado los pobres en espíritu’, eso significa, los que están en bancarrota espiritual, que ven su vida y no pueden encontrar nada de valor, nada de dignidad, nada por lo cual pueden recomendarse a sí mismos a Dios, nada por lo cual pueden reclamar justicia o ser aceptables para Dios. Están en bancarrota, están azotados por la pobreza, se ven a sí mismos y no encuentran absolutamente nada, un reconocimiento de que no tienen nada, no son nada, no han alcanzado nada, no son nada más que mendigos que se acobardan, se encojen, se avergüenzan. Esas son las personas de las que Jesús habla, las que, en esa condición, lloran. Es un llanto por su situación pecaminosa. Esas son las únicas personas que entran al reino, que disfrutan el consuelo del reino. La entrada al reino comienza con un sentimiento abrumador de inutilidad, de pobreza espiritual y bancarrota del alma. Eso nunca cambia, nunca lo superamos. De hecho, entre más tiempo paso como cristiano, siento con mayor profundidad esa realidad. Como una persona que ha sido cristiana por mucho tiempo, no veo mi vida ahora y digo, bueno, cuando me convertí en cristiano, hombre, realmente no tenía nada que ofrecerle al Señor, no tenía nada que presentarle, pero en los años que han pasado, ciertamente he alcanzado mucho. No es así. En los años que han pasado no he alcanzado nada, mediante lo cual me pueda salvar a mí mismo. Tengo un mejor entendimiento ahora de mi bancarrota espiritual, y mi incapacidad en la carne de agradar a Dios, que inclusive lo tuve cuando fui convertido. Mientras que vivamos en esta tierra, como personas del reino, tendremos un sentido abrumador de pobreza espiritual, y diremos con Pablo, ‘en mi carne, no mora nada bueno. Oh con Isaías, ‘Toda mi justicia son trapos de inmundicia’. Estuvo ahí al comienzo, y todavía está ahí. Si no estuvo en el comienzo y no está ahí ahora, entonces hay razón para preguntarme si realmente soy cristiano. Dicha pobreza de espíritu lleva a llorar por el pecado. El llanto verdadero por el pecado, sale de esta bancarrota. Los mendigos dicen, ‘ay de mí, que soy muerto’. Vea de nuevo a David, después de su pecado con Betsabé, él no solo vio su condición tan seria de bancarrota en la que estaba, como había sido azotado por la pobreza, sino que él estaba quebrantado de corazón y él fue movido profundamente en su alma. Estaba tan conmocionado por su pecado, que escribió los Salmo 32 y 51 en los cuales derramó su corazón penitente. Job tenía a todo, tan rico que lavaban el piso de la puerta de su casa con mantequilla. Pero al final, después que verdaderamente vio a Dios, Job 42:6, ‘Me aborrezco a mí mismo. Me arrepiento en polvo y cenizas’. Ahora, la palabra ‘lloran’ es la más fuerte de nueve verbos griegos. Está reservada para llorar por los muertos, la causa definitiva para la tristeza humana. Ese es el lamento apasionado por la pérdida, la pérdida permanente de uno amado profundamente. En la Septuaginta, es la palabra usada de la tristeza de Jacob cuando él creyó que José su hijo estaban muertos. Lo encontramos en Marcos 16:10; Apocalipsis 18:11,15 y 19. Tiene que ver con tristeza por la muerte, la cual es la fuente definitiva de tristeza y sufrimiento humano. Esa es la palabra que el Señor Jesús uso aquí, cuando inspiró a Mateo para escribir. Mateo escribió esta palabra que significa, tristeza por la muerte, una tristeza profunda, duradera, interna. No solo algún tipo de llanto o gemido exterior, como otras palabras lo reflejan, sino una tristeza profunda en el interior. Fue esa tristeza misma que salió del corazón de David, en el Salmo 32:3, ‘Cuando guardé silencio por mi pecado, se desgastó mi cuerpo en mi gemir todo el día’. Estuvo en agonía profunda hasta que confesó su pecado, su cuerpo le estaba fallando. ‘Día y noche, Tu mano estuvo pesada sobre mí, mi vitalidad fue secada como el calor del verano.’ La vitalidad literalmente, en el hebreo, son los jugos de la vida, la saliva, el fluido que opera en el sistema nervioso, su sangre, todo el flujo de sus jugos vitales se vieron afectados por el hecho de que él no se arrepentía de su pecado. La culpabilidad consecuente, literalmente lo estaba secando y su cuerpo se estaba desgastando hasta que, V5, ‘Reconocí mi pecado a Ti, mi iniquidad no escondí. Dije, confesaré mi transgresión al Señor, y Tú me perdonaste la culpabilidad de mi pecado.’ David tuvo que liberar esa tristeza profunda por su pecado, y cuando lo hizo, disfrutó la libertad del perdón, que viene de Dios. Salmo 51, ‘Conforme a la grandeza de tu compasión borra mi transgresión, lávame de mi iniquidad, límpiame de mi pecado, porque conozco mi transgresión y mi pecado está siempre delante de ti. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo a tus ojos. No podía deshacerse de la culpa, estaba siempre delante de él. No podía sacar esto de su mente, causándole una tristeza tan profunda, hasta que lo descargó en la confesión, el arrepentimiento es expresado ahí. David dijo, ‘Bienaventurado es el hombre cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no le imputa iniquidad.’ Feliz es el hombre que confiesa su pecado, feliz es el hombre que se arrepiente. Ese es el consuelo del que está hablando, es el consuelo que viene en el perdón. Cuando el pecador llega al punto de reconocer bancarrota espiritual, cuando el pecador llega al lugar de la tristeza profunda por el pecado, y viene delante de Dios en penitencia, pide misericordia y gracia, recibe el consuelo del perdón. En la vida hay lágrimas de soledad, de rechazo y frustración e insatisfacción y derrota, pero nada rompe el corazón como el pecado. El corazón de David estaba quebrantado. Jesús dice, ‘Ahí es a donde necesitamos venir, al lugar en donde lloramos por nuestro pecado. La gente viene, oye el evangelio, hace una profesión de fe y desaparece. Por qué.? Aparentemente, no hubo una tristeza verdadera por su pecado. Cualquier cosa corta de eso, puede hacer que la experiencia sea superficial y ningún fruto sale de ese suelo falso. Felices son los tristes que están tristes por su pecado. Existe entonces, una especie de tristeza continua en la vida cristiana. Entre más tiempo ha sido cristiano, más triste está por su pecado. Lo que lo hace estar más triste, es que usted sigue asumiendo que debe crecer y salir de esto. Hay un lugar en la vida para la diversión y el gozo, y el Señor quiere que nos regocijemos. Pero siempre existe esa realidad molesta en la vida de un cristiano verdadero, esa tristeza que se siente profundamente por el pecado, hasta que uno se arrepiente de él. ‘Acercaos a Dios’, Santiago 4:8, ‘que Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores, y purificad vuestros corazones, vosotros los de doble ánimo. Sed miserable y llorad, vuestra risa se convierta en llanto, y vuestro gozo en tristeza. No es momento de reír, es momento de apagar la frivolidad, la necedad y la torpeza del mundo, mirar seriamente. Hay quebrantamiento continuo en la vida de un cristiano. Ezequiel 21:9-10, ‘Una espada está afilada y también está sacada de la funda’. ¿Entendemos la seriedad de los tiempos? Dios ha sacado su espada y está a punto de venir en contra de Judá en juicio. ¿Es este un tiempo para reírse? ¿Entendemos la naturaleza de las cosas? ¿Entendemos el juicio inevitable de Dios sobre nuestra propia sociedad? ¿Entendemos la instrucción? Isaías 22:12, ‘Por tanto en aquel día, Jehová el Dios de los Ejércitos, os ha llamado a llorar, a rasurarse la cabeza, a usar cilicio. En lugar de eso hay gusto, matanza de rebaños y matanza de ovejas y comer alimento y beber vino. Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Pero Jehová de los Ejércitos se reveló a Sí mismo a mí. Ciertamente esta iniquidad no será perdonada hasta que muráis, dijo Dios Jehová de los Ejércitos.’ Dios dice, ‘no voy a perdonarlos por ser frívolos en un tiempo de juicio. 2 Tesalonicenses 2, “11 Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, 12 a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad.” Hay aquellos que se regocijan en la iniquidad, inclusive en la iglesia actual, entre muchas personas cristianas hay un entendimiento defectuoso de pecado y una frivolidad y trivialidad que no es coherente con la Palabra de Dios. Podemos ser muy afectados por el mundo que nos rodea. Hablamos del tipo de tristeza que viene por nuestro pecado. Este es el camino a la bienaventuranza. Es como entro al reino, es como mantengo la felicidad en el reino. Cuando no lloro por mi pecado, no me arrepiento. Cuando no me arrepiento, no confieso. Cuando no confieso, levanto barreras entre Dios y yo, pierdo su bendición. Quiero ser feliz, me arrepiente de la tristeza a la felicidad verdadera, lloro por el pecado, eso lava el alma, y eso libera la bienaventuranza. Cuando enfrento mi bancarrota espiritual, puedo responder de varias maneras. Los fariseos la negaban y levantaban una fachada falsa y vivían una vida de engaño. Algunas personas hacen eso, simplemente van a la iglesia, siguen la multitud, y hacen lo que todo mundo espera que hagan para buscar la aprobación de los padres, la afirmación de sus amigos. Viven una vida de engaño. Eso es lo que los fariseos hacían. Cuando reconozco mi bancarrota espiritual y la realidad del pecado, puedo tomar decisiones para tratar de arreglar mi vida. En cierta manera endurezco mi espalda, aprieto mis dientes y me arreglo a mí mismo. Estoy seguro de que hubo personas así durante el tiempo de Jesús, que oyeron su enseñanza y pensaron, tengo que ir a casa y arreglarme a mí mismo’. Puedo ser como Judas. Puedo ver el pecado en mi vida, llegar a tal desesperanza por mi pecado, que llego al suicidio. Esa es la tristeza del mundo que lleva a la muerte. Pero la respuesta correcta no es admitirlo y cubrirlo, no es admitirlo y tratar de cambiarse a sí mismo. No admitirlo y llegar a la desesperanza al punto en el que usted muere, sino admitirlo y venir a Dios, por la gracia y misericordia que él promete dar. El hijo pródigo en Lucas 15, lo hizo bien, salió, gastó todo lo que tenía, desperdició toda su oportunidad espiritual, terminó trabajando como alguien que alimentaba cerdos, comía lo que los cerdos comían. Habiendo vivido una vida de disipación, de iniquidad, hizo lo correcto. Lo admitió, fue a casa, le dijo a su padre, ‘he pecado contra ti, y ni siquiera soy digno de ser llamado tu hijo.’ Regresó en bancarrota de espíritu, regresó en pobreza espiritual y penitente. El padre lo abrazó, lo recibió, y lo bendijo. No estamos hablando de compasión personal y deseo de atención. No hay lugar para eso, es egoísta, egocéntrico. Estamos hablando de tristeza piadosa, en donde veo mi pecado, enfrento mi pecado, le entrego mi pecado al Señor, le pido que me fortalezca para dejarlo, recibo el perdón completo y gozo que Dios en su gracia da. Salmos 51:17, ‘El corazón contrito y humillado no despreciarás, oh Dios’. Dios nunca rechaza a la persona que viene así. Así es como entro al reino, cuando estoy listo para llorar mi pecado, buscar a Dios y recibir el perdón que me ofrece. Después vivo mi vida cristiana de esa manera. Pablo llora, Romanos 7, ’15 Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado. 15 Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.’ V18, ‘Porque yo sé que en mí no mora nada bueno. Esto es en mi carne.’ V19, ‘El bien que quiero hacer no lo hago. Practico la maldad misma que no quiero.’ Sigue diciendo lo mismo hasta el V24, ‘Miserable de mí’. Es una forma de llanto y no es una fase momentánea de Pablo, es un estilo de vida. Pablo estaba cansado por esta batalla incesante. Romanos 8:23, “Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.” Para nosotros esto se convierte en un estilo de vida. Vengo al reino llorando por mi pecado, seguiré llorando. 2 Corintios 5, “3 Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial; 3 y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos”. Si no lloro por mi pecado, si no estoy dejando continuamente mi pecado, hay razón para preguntar si soy realmente un ciudadano del reino. Podría estar engañado. La tristeza profunda interna, aquí está en el tiempo presente continuo. Si soy un creyente verdadero, entiendo el cansancio de esa tristeza. Más que cualquier otra cosa, eso es lo que hace que el cielo sea tan atractivo para mí. Me canso por la tristeza interna, por los fracasos constantes. Salmo 38:4, ‘Mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza, son una carga demasiado pesada de llevar para mí. Simplemente, no lo puedo tolerar, es demasiado’. Jesús teniendo que enfrentar con todo este pecado que le rodeaba, aunque él mismo fue sin pecado, fue llamado varón de dolores, experimentado en quebrantos. No hay registro escrito de que Jesús se rio. Estuvo enojado, tuvo hambre, tuvo sed, pero en ningún lugar dice jamás que se rio. Pero sí lloró. Y debió haber sido una tristeza más bien constante en su caso. Juan 8:57, “Todavía no tienes cincuenta años de edad, y ¿has visto a Abraham?” ¿Por qué dirían eso? Él era joven en ese momento, él estaba en sus treintas. ¿Por qué dijeron, todavía no tienes cincuenta? Bueno quizás su tristeza hizo que envejeciera. 2. ¿Cuál es el resultado de este tipo de tristeza, este tipo de llanto? Esa es la segunda pregunta, ¿qué produce? Regresemos a nuestro texto y veámoslo. Jesús dijo, “Si lloras de esta manera, recibirás consolación.” Los que lloran no están felices porque lloran. Están felices porque su llanto es consolado. No hay felicidad en la tristeza del mundo, atención.! Lloran y lloran, pero nunca hay consuelo real, porque el consuelo del que estamos hablando aquí amados, es perdón. Eso es lo más consolador para mí y para usted. Salir de la presencia del Señor, haber confesado mi pecado y saber que hay perdón completo y total. En el V4, el texto griego dice así, “Bienaventurados son aquellos que lloran, porque únicamente ellos, solo ellos serán consolados.” El uso enfático, aquí, del pronombre, para enfatizar que son los únicos que serán consolados, solo aquellos que lloran por el pecado, conocen el perdón verdadero. La realidad más consoladora, de todas las realidades, es que todos mis pecados son perdonados en Cristo. No hay nada entre Dios y yo, tengo la libertad de disfrutar la totalidad de mi bendición. No hay consuelo en el mundo. No hay alguien que seque mis lágrimas porque no son lágrimas de penitencia. Nosotros, los que lloramos con lágrimas de penitencia, somos consolados por el perdón. Parakaleo, significa ser consolado. En términos técnicos significa venir al lado de alguien para ayudar. Para, al lado de, alguien viene al lado. Kaleo, llamado al lado para ayudar. Dios es llamado para venir a nuestro lado en nuestro llanto, y él nos ayuda. Él nos amonesta, nos consuela, muestra empatía, nos alienta, nos fortalece y nos restaura como parte del perdón. Conforme nuestro llanto llega a él, su perdón sin paralelos fluye a nosotros, y ahí nos es concedido su cuidado, consuelo y fortaleza. Esto no solo está hablando de algún acontecimiento futuro, no solo del reino mesiánico. Algunas personas han tratado de colocar este sermón del monte en el reino milenario, lo cual nos deja, a todos nosotros sin consuelo hasta que lleguemos ahí. La mayoría de nosotros, claro, cuando lleguemos ahí, estaremos en nuestro estado glorificado y no estaremos llorando por nada. Esa es una manera necia de interpretarlo. 2 Corintios 1:3, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación.” Un Dios de consuelo ahora, provee consuelo ahora al que llora en penitencia por el pecado, y clama por la provisión del perdón que Dios ha provisto en Jesucristo. Apocalipsis 21:4, “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.” Existe esa experiencia final, cuando todas las lágrimas sean quitadas, mientras, Dios provee para nosotros consuelo continuo. Mateo 11, ‘Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.’ El Señor aliviana la carga al perdonarnos, quitando la mano de disciplina y colocándonos la mano de bendición. 3. ¿Cómo me puedo volver alguien que llora? Si el llanto es el camino a ese perdón paternal, momento a momento continuo, cuál es el camino a la felicidad y la bendición. ¿Cómo puedo ser ese tipo de persona? Hay varias claves obvias y simples. Primero, elimine los estorbos. ¿Y cuáles son los estorbos para este tipo de llanto? Muy simples. Dureza de corazón, resistir al Espíritu Santo. Hebreos 3:7- 8, ‘No endurezcáis vuestros corazones, un corazón de piedra no puede llorar, esta carente de toda gracia. La palabra no lo puede romper, simplemente atesora ira para el día de la ira. No deje que usted se vuelva alguien duro de corazón. ¿Qué causa la dureza de corazón? Uno, amor por el pecado. Nada congela el corazón y lo hace más duro que el amor por el pecado. Esto es lo que hace que el corazón sea de piedra, el amor por la iniquidad. Dos, la desesperanza. ¿Por qué digo eso? porque hay algunas personas que simplemente dicen, ‘Bueno, estoy más allá de la ayuda. Bueno, soy demasiado malo. La vida es demasiado injusta. Literalmente subestiman el poder de Dios y minimizan el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Jeremías 18:12, ‘Dijeron no hay esperanza, y caminaremos según nuestros deseos, y todos haremos la imaginación de su corazón malo’. Debido a que no hay esperanza no hay manera de salir, entonces, más que vale hagamos lo que queramos hacer, ese es el lenguaje de la desesperanza. La desesperanza esconde la misericordia detrás de una nube oscura. El Señor muestra gracia, pero la desesperanza no cree eso. Y la justicia es mejor que el pecado, pero el amor de la iniquidad no cree eso. Tercero, el engaño o la arrogancia. ‘Bueno, realmente no estoy tan mal. Entonces no necesito ser penitente. Esto no es algo pequeño, Génesis 19:20. Un doctor necio que trata a una enfermedad mortal como si fuera un resfriado. Así también el pecador que en engaño no quiere ver lo horrendo de su pecado, es un necio. Si costó la muerte de Jesucristo es serio. Cuarto, la presunción. La presunción es la idea de que soy lo suficientemente bueno. Algún tipo de migaja aventada a Dios, alguna expresión de fe bajo la categoría de gracia barata, ciertamente es suficiente para mí. Soy un buen marido, soy un buen padre, soy una persona moral, etc. Soy una persona religiosa y creo en Dios y eso debe ser suficiente, no necesito exagerar. No necesito escuchar al profeta Isaías que dijo, ‘Deje el impío su camino, y vuélvase a Jehová y el tendrá misericordia de él. y Él perdonará de manera abundante.’. Quinto, procrastinar. Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Hebreos 3, ‘Hoy, si oyes Su voz, no endurezcáis vuestros corazones’. Algunas personas simplemente lo empujan y lo empujan, y el corazón se endurece. La necedad de posponer el llanto por el pecado, para un tiempo conveniente que nunca se aparece. Entre más pronto el pecado es enfrentado más pronto el consuelo viene, y con él la felicidad. No sea un necio. Sexto, la superficialidad. Algunas personas simplemente nunca quieren pensar con profundidad acerca de nada, mucho menos su pecado. Son pensadores superficiales, trivializan la vida en todo punto, todo es una fuente de risa para ellos. Amós 6:5-6 habla de personas que improvisan al sonido del arpa y como David, componen canciones para sí mismos, beben vino de contenedores sacrificiales, ungiéndose a sí mismos con lo mejor de los aceites. Sin embargo, no han llorado. Eso es típico del mundo. ¿Quién va a llorar en medio de una fiesta? Razón por la que Santiago 4:9, ‘Vuestra risa se convierta en llanto.’ Entonces, el primer gran estorbo es un corazón duro. Y los corazones duros son el resultado del amor al pecado, de la desesperanza, engaño, presunción, posponer, superficialidad. Una manera de ver más allá de eso, una manera de realizar un pequeño inventario es ver la cruz de Cristo. Si eso no puede quebrantar su corazón, no sé qué puede hacerlo. En segundo lugar, estudie la penitencia de las Escrituras. Entender la penitencia, ver a los penitentes en las Escrituras. David, Isaías, Jeremías, Pedro, Pablo, Job, Ezequiel, escúchelos conforme dicen con David, mi pecado está siempre delante de mí. Entienda lo que ellos entendieron acerca del poder del pecado, que el pecado pisa la ley de Dios, que el pecado mata su amor, que el pecado entristece a su espíritu, que el pecado menosprecia su bendición, que el pecado nos afecta drásticamente, nos hace impuros, nos roba de gozo y recompensa, hecha a perder nuestra gloria, nos deja viles e inútiles. Aunque hechos a imagen de Dios, Salmo 49:20, “El hombre en su vanagloria, pero sin entendimiento, es como las bestias que perecen.” Y elimine los estorbos y estudie la penitencia en las Escrituras. En tercer lugar, ore por un corazón contrito. Pedirle al Señor que quebrante su corazón duro. Si usted no es cristiano, ahí es donde usted tiene que comenzar. Señor, quebranta mi corazón, enséñame a como llorar por mi pecado. Muéstrame la bendición verdadera, la felicidad verdadera que viene mediante el consuelo que viene, porque tu perdonas el pecado por el que yo lloro.
4. ¿Cómo se si lloro? Muy simple.
Primero, ¿Es usted sensible al pecado? ¿Encuentra placer en él pecado? ¿Le entristece a usted? ¿Llora usted por los pecados de otros? ¿Llora usted por los pecados que usted ve en la gente que usted conoce y no conoce? ¿Llora por el pecado que inunda al mundo? ¿Llora, primordialmente por su propio pecado? ¿Su arrepentimiento es real? O ¿es usted como Saúl, el farsante que dijo a Samuel, He pecado, pero no tuvo vergüenza.? Porque él inmediatamente dijo, ‘hónrame ante los ancianos’ ¿Llora por el hecho de que el mundo del Padre ha sido contaminado por el pecado? ¿Llora por el hecho de que la iglesia está contaminada por el pecado? Sobre todo, ¿llora por el hecho de que su propia vida está contaminada por pecado? Usted sabe que es alguien que llora por el pecado, si usted de manera genuina en su corazón está entristecido por su pecado y anhela volverse, buscar el perdón de Dios y la bendición que Él trae. Segundo, puedo saber que lloro por el pecado si soy consolado. ¿Conozco el gozo del perdón? ¿Tengo un corazón feliz a pesar de mi llanto? ¿Estoy en una ambivalencia espiritual constante, triste por mi pecado y feliz por mi perdón? Por un lado, estoy contrito y quebrantado delante del Señor, por otro estoy disfrutando la gracia ilimitada y misericordia que se me concede. ¿Estoy entre la tristeza y el gozo que debe manifestarse en la humildad verdadera? Al final podemos resumirlo al decir, felices son los tristes, si su tristeza es el tipo correcto de tristeza. ¿Quién entra al reino? Aquellos que están en bancarrota espiritual y aquellos que lloran por su pecado. Una vez que entran al reino, no cambia. Todos los creyentes continúan reconociendo su situación como una de bancarrota espiritual, continuaran llorando por el pecado que hace que ellos pierdan el consuelo que produce la felicidad verdadera. Si ese no es usted, entonces usted no está en el reino. Dios lo invita a usted a ser alguien que llora y que venga con un espíritu quebrantado, reconociendo que usted no trae nada. Si no, buscando la misericordia y gracia de Dios provista mediante el sacrificio de Jesucristo, quien pagó por sus pecados. Tome el regalo, llorando por su pecado y disfrute de la felicidad que Dios provee. Esa es la invitación de Jesús, así es como él comenzó su ministerio de predicación, ofreciendo felicidad verdadera y duradera. Me regocijo, porque en su gracia, él consideró apto incluirme a mí. ¿Usted también? Amén.
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra . 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Algunas traducciones dicen gentil, humildes, mansos. Esta afirmación de Jesús, como las primeras dos, bienaventurados los pobres en espíritu y bienaventurados los que lloran, fue, dicho de manera suave, un shock para la audiencia judía. Igualmente, conmovedora como las otras, porque los llamó a una actitud de corazón que era totalmente extraña para su manera de pensar. Ya lo habían oído decir que un espíritu quebrantado y un corazón que lloraba eran necesarios para entrar al reino, en lugar de la justicia personal y el orgullo espiritual. Jesús sacude aún más su pensamiento, al decir, bienaventurados los humildes. Esto es contrario a todo lo que esas personas judías habían entendido en ese día. En 61 A.C. Pompeyo conquistó Palestina. Poniendo fin a la independencia judía, ganada en la revolución macabea. Palestina bajo los romanos, era gobernada a través de los reyes herodianos y procuradores sujetos a la autoridad del César. Esta combinación era desagradable para los judíos, al ser gobernados por gentiles paganos. Al mismo tiempo, todas las otras tierras con las que el Nuevo Testamento tiene que ver, también habían sido sujetas a Roma. Los judíos, eran siervos y esclavos de los romanos, en el sentido más puro. Juan 8:33, ‘Somos simiente de Abraham, y nunca hemos sido aún, esclavos de nadie’. La historia entera de la vida de Jesús, el trasfondo de ella, encaja en el marco de una nación en esclavitud a Roma. Una sombra del Cesar, se encuentra sobre todas las páginas del Nuevo Testamento. Al mismo tiempo los judíos habían estado esperando por mucho tiempo para que el reino de Dios llegara, esperaban al Mesías. El establecería el reino prometido del cual los profetas habían hablado. El Antiguo Testamento es muy claro en esto, iba a haber un reino, y ellos lo esperaban. Su expectativa se incrementó aún más conforme la opresión romana se incrementaba. Entre más fuerte era el control de los romanos sobre ellos, más anhelaban que el reino de Dios viniera. Maravillosamente, Juan el Bautista vino, el último de los profetas del Antiguo Testamento y anunció que el Rey había venido. Jesucristo vino y su mensaje: ‘El reino de los cielos se ha acercado’. Todo Israel salía a oír acerca del Mesías, por parte de Juan el Bautista. Marcos 1:15, ‘El tiempo se ha cumplido. El reino de los cielos se ha acercado.’ Pensaban ciertamente, este es el tiempo del Mesías, va a derrocar a Roma, va a establecer el estado judío independiente, y nos va a traer las glorias del reino que han sido prometidas por siglos por los profetas. Había algunos judíos, llamados ‘zelotes’, que creían que el Mesías haría esto políticamente, militarmente. Simplemente vendría, rompería la estructura de poder romana y la reemplazaría. Como un golpe de estado o revolución que conquistaría militarmente, estableciendo su propio reino político, mediante mero poder, derrocando a Roma. Los zelotes eran los militares, eran los pragmatistas. Los fariseos, que dominan la escena en el Nuevo Testamento, creían que el Mesías vendría y derrocaría milagrosamente a quien estuviera controlando a Israel. Eran más teólogos que pragmatistas. Estaban más interesados en el cumplimiento del poder de Dios, a un nivel milagroso, que simplemente un nivel militar. Estaban esperando que el Mesías estableciera su reino, mediante alguna ola increíble de milagros, mediante el cual él derrotaría al poder romano. Todos esperaban una intervención catastrófica de Dios, con la llegada del Mesías. Daniel había dicho que él vendría en nubes y gloria y establecería su reino. Inclusive los discípulos fueron arrastrados por todo esto, Hechos 1:6, “Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?” Habían esperado años, se habían unido a Jesús, asumiendo que ellos por lo tanto participarían a un nivel alto en Su reino. Pero, Jesús dijo cosas devastadoras. Como, ‘Mi reino no es de este mundo’. Jesús vino en medio de esta expectativa. La esperanza de una conquista política, o milagrosa de Roma, una restauración de la tierra de regreso al pueblo de Israel, todas las glorias de las profecías prometidas cumplidas, y únicamente fue un sueño en ese entonces conforme Israel estaba bajo el yugo del poder de Roma y Cesar. Sin embargo, esta esperanza ardía en el corazón de los judíos y ardía con tanto calor que creó un ambiente, para que muchos mesías falsos se levantaran. Ocasionalmente los zelotes, también llamados los ‘Zecharei’ teniendo que ver con el hecho de que llevaban espadas, atacaban a Roma una y otra vez, como terroristas. Encontraban a un oficial y lo apuñalaban en la oscuridad. Lo único que eso hacía era traer respuestas romanas. En 70 DC los romanos se cansaron, destruyeron Jerusalén y mataron un millón cien mil judíos. Entre 132 y 135 DC, el emperador Adrián, mataron a la nación entera. Adrián destruyó por lo menos novecientos ochenta y cinco aldeas en Palestina. El plan de Dios no fue en absoluto como ellos lo pensaron. Jesús decepcionó a los zelotes, porque él no iba a agrupar una fuerza revolucionaria. Él decepcionó a los fariseos porque ellos sabían que él tenía poder milagroso, lo vieron todo el tiempo, resucitando a los muertos, curando enfermos, dando vista a los ciegos, oído a los sordos y voz a los mudos. Lo vieron crear alimento. Ellos sabían que él tenía poder milagroso, pero él no lo quiso usar para destruir a Roma. No hizo milagros maravillosos que querían que hiciera. Los molestaba en extremo, que pasó más tiempo condenando a los judíos que a los romanos. En el registro de su predicación dijo muy poco acerca de los romanos. Finalmente, estaban tan molestos con Jesús, que su molestia se convirtió en amargura, su amargura se convirtió en odio y clamaron para deshacerse de él. Jesús fue una decepción tremenda y enorme, porque ellos sabían que tenía poder espiritual. Ellos sabían que él tenía poder milagroso y no lo usó para cumplir los objetivos de ellos. Esa decepción se convirtió en odio, debido a eso lo ejecutaron. Una vez ejecutado, se volvió inclusive más intolerable, el nacionalismo judío nunca podía tolerar a un Mesías crucificado. 1 Corintios 1, “22 Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.” Pero ellos deberían haber sabido que la dirección no iba a ser como ellos lo pensaban. Su decepción realmente comenzó aquí cuando dijo, ‘Bienaventurados los mansos’. Eso no era lo que querían oír, lo que ellos querían oír era bienaventurados los poderosos, quieres ser bendecido, quieres heredar el reino, demanda poder, demanda fuerza, demanda soberbia. Eran ignorantes del significado de Isaías 40 al 66. Jesús citó a Isaías 61. Lucas 4, 16 Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. 17 Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para 18
anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar
libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; 19 para proclamar el año favorable del Señor. 20 Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído. 22 Y todos hablaban bien de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? 23 Entonces Él les dijo: Sin duda me citaréis este refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en tu tierra. 24 Y dijo: En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 Pero en verdad os digo: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; 26 y sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta, en la tierra de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28 Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30 Pero Él, pasando por en medio de ellos, se fue. Él iba a venir a los pobres, encarcelados y afligidos, a predicar el evangelio. Todo esto indicaba algo de su humildad, en lugar de venir como un héroe conquistador. Continuamente se refiere a sí mismo como el siervo humilde, “El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos.” Aquí en las bienaventuranzas dice, su reino le pertenece a gente que está quebrantada en espíritu, que no tiene confianza en sí mismos, que no creen en sí mismos en absoluto. El reino le pertenece a gente que está llorando, a los mansos. ¿Cómo es posible que el gobierno romano iba a ser derrocado? ¿Cómo es posible que el gran reino va a ser establecido por aquellos que están quebrantados y que están llorando y son mansos? Es la antítesis absoluta de todo lo que ellos habían asumido. Jesús dice, “no son los autosuficientes, no son los justos en sí mismos, no son los soberbios, no son los fuertes, no son los capaces, no son los valientes, no son los que tienen confianza, no son los satisfechos, no son los enojados, los poderosos, los rebeldes, los que van a traer el reino.” Son más bien los quebrantados, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed, los misericordiosos, los puros, los pacificadores, y los perseguidos, y los que son calumniados, los que constituyen Su reino, esos son los ciudadanos del reino. Un mensaje contundente. Exactamente aquí es donde la hostilidad del pueblo judío es inaugurada. Hay un flujo aquí, aquellos que son pobres en espíritu, son aquellos que reconocen su bancarrota espiritual, reconocen su impotencia, reconocen su incapacidad de hacer algo que agrade a Dios, reconocen su indignidad, su ineptitud para entrar al reino, que saben que no tienen recursos mediante los cuales pueden agradar a Dios. Espiritualmente están en bancarrota absoluta. Debido a que son los que están en bancarrota, lloran. Lloran por su pecado, por su bancarrota espiritual, por su incapacidad. Y la manera natural, gente así, es mansa. No se afirman a sí mismos, simplemente lo opuesto. ¿Qué significa ser manso? El diccionario podría desviarlo, ‘apacible, muy bueno, domesticado tranquilo’. Eso no es lo que la palabra griega usada significa. Cuando hablamos de mansedumbre, estamos hablando de gentileza en el sentido de humildad. Pero el meollo significa, ‘alguien que no se afirma a sí mismo’. Alguien que no está consumido con sus propios objetivos. ‘Suave’. La persona que está quebrantada por su propia condición, que llora por su propio pecado, no se va a afirmar a sí misma. Muestra más bien, una sumisión callada, dispuesta a Dios. Estando en contraste directo a la obstinación deliberada, rebelde, a vivir centrado en uno mismo, que es característico del hombre natural. Los granjeros usaban esta palabra para describir a un potro que había sido quebrantado y era dócil, gentil, había sido domado, cuya fortaleza y poder podían ser canalizados para bien. No es debilidad. No se queden con esa idea. No es debilidad, es poder bajo control. Es una persona que ha cedido el control a alguien más. Toda la fuerza está ahí, todo el poder está ahí, simplemente, no es afirmado de manera personal. Se tiene un sentido de bancarrota espiritual, en donde usted tiene un llanto por la pecaminosidad de uno. Usted tiene sumisión a Dios, mansedumbre. Es domar al león, no matar al león. El león es tan fuerte como siempre, nada más que el león ha cedido su voluntad a otro. El mismo león, pero bajo control. No impotente, no cobarde, pero controlado. Esta es la persona que literalmente cede su poder, cede sus metas, cede su voluntad, cede sus propósitos, sus metas, sus sueños, sus ambiciones, para que estén bajo control divino. La medicina, bajo control, en la dosis correcta, es de gran beneficio. Fuera de control, en la dosis equivocada, es mortal. El viento bajo control, trae una brisa gentil, fuera de control trae un huracán devastador y mortal. Un caballo bajo control, puede ser usado para cumplir propósitos grandes, fuera de control, destruye. Un escritor lo dijo de esta manera, ‘este es el fruto del Espíritu, que se encuentra en la tierra de pobreza espiritual, contrición y llanto. Una flor noble que crece de las cenizas del amor personal que esta sobre la tumba de la soberbia. Por un lado, un hombre ve su propia ruina absoluta, su indignidad, y miseria. Por otro lado, contempla la bondad y benignidad de Dios en Cristo Jesús. La característica interna es una disposición de corazón mediante la cual, la percepción clara de su propia miseria, por la misericordia abundante de Dios, se ha vuelto flexible, no hay rastros de rudeza original, naturaleza independiente y salvaje, no domada, aunque permanece. Hebreos 10:34, “Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión.” He aprendido a recibir de manera gozosa el robo de mis propias posesiones, sabiendo que tengo una mejor posesión, una permanente. Estoy dispuesto a entregar lo que sea en este mundo, porque sé que Dios tiene un mejor plan. He muerto a mí misma. Nunca estoy contemplando las heridas recibidas, nunca contemplo las ambiciones y sueños despedazados, no tengo amargura. No es una cualidad natural, por cierto, es un regalo de Dios. Arraigado en el Salmo 37: El justo y el problema del mal 1 No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad. 2 Porque como la hierba pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde. 3 Confía en el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. 4 Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón. 5 Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará; 6 hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. 7 Confía callado en el Señor y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas. 8 Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, solo harías lo malo.
Porque los malhechores serán exterminados,
9
mas los que esperan en el Señor poseerán la tierra.
10 Un poco más y no existirá el impío; buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí.
Mas los humildes poseerán la tierra,
11
y se deleitarán en abundante prosperidad.
12 El impío trama contra el justo, y contra él rechina sus dientes. 13 El Señor se ríe de él, porque ve que su día se acerca. 14 Los impíos han sacado la espada y entesado el arco, para abatir al afligido y al necesitado, para matar a los de recto proceder. 15 Su espada penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados. 16 Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos. 17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el Señor sostiene a los justos. V9, ‘Espera en el Señor y heredarás la tierra.’ Jesús dijo, ‘Los mansos heredarán la tierra’. La mansedumbre es esperar al Señor. V11, ‘Los humildes poseerán la tierra’. V3, ‘Confía en el Señor’. V4, ‘Pon tu delicia en el señor’. V5, ‘Encomienda tu camino a Jehová’. V7, ‘Descansa en Jehová, no te impacientes.’ V8, ‘No te excites’. V9, ‘Espera en Jehová’. Son las actitudes de los mansos. Simplemente entregan todo, para el propósito de Dios. Confían en Él, se deleitan en Él, encomiendan su camino a Él, descansan en Él, no se excitan por hacer lo malo, lo esperan. Eso es lo que significa ser manso. Confiar, deleitarse, encomendar, descansar, cesar. El Salmista está diciendo, ‘Sé manso. No se aflijan cuando los impíos prosperan. No se preocupen cuando sus propios planes no se cumplen. La bendición de Dios pertenece a aquellos que se abandonan a Él. ¿Qué más tiene que hacer que ceder? Simplemente, ceda, abandónese y encomiende su camino al Señor. No es cobardía. El Señor podría llamarlo a hacer algo que va a demandar valentía. No está hablando de flojera, el Señor puede llamarlo a que haga algo que demandará energía y esfuerzo tremendos. No es una ausencia de convicción. No es ambivalencia. No es algún tipo de amabilidad benigna humana. Realmente es fe, en el sentido más puro que confía en Dios. En mí mismo nada es posible, por lo tanto, cedo a Él en quien todo es posible. Digo, para mí no hay defensa, pero voy a defender a mi Dios. No es una aceptación pasiva a mi pecaminosidad, es un reconocimiento de que no puedo hacer nada por ella. Lo único que puedo hacer es ceder a Dios. Digo, Señor, no tengo nada que ofrecer, estoy quebrantado, estoy en bancarrota, y lloro por mi bancarrota. Por lo tanto, debo ser humillado delante de ti, y lo que ocurra en mi vida, de valor y bendición, que te agrada a ti, tú debes hacerlo. Entonces, confío en ti, me encomiendo a ti y me deleito en ti. Te espero. Esa es exactamente la manera en la que Jesús vivió su vida. Dijo, únicamente hago lo que el Padre me dice, he cedido mi vida a Él. Únicamente hago lo que el Espíritu Santo opera a través de mí. Jesús estableció el ejemplo para nosotros, no fue ningún cobarde, ni débil, pero fue manso. 2 Corintios 10:1, Pablo nos llama a la mansedumbre y gentileza de Cristo. Él tenía su poder bajo control y estaba bajo el control de Dios. Cedió a las prerrogativas de usar sus atributos divinos. Cedió el derecho de usar de manera independiente sus atributos, a Dios. Y, por lo tanto, presentó el ejemplo perfecto para nosotros. La mansedumbre no significa, soy débil. Significa he cedido mi poder a los propósitos de Dios, he cedido a su control. No pensamos que Jesús fue débil. Dos veces entró al templo y lo limpió. Él confrontó a los hipócritas, condenó a los líderes de Israel, habló sin temor del juicio, enfrentó una hostilidad terrible, burla, persecución, inclusive ejecución, sin temor. Pero su poder estuvo bajo el control de Dios. Esa es una persona que entra al reino. Si quiero estar en el reino de Dios, tengo que ver mi propia bancarrota espiritual, tengo que reconocer que estoy en una condición sin esperanza, lloro por ese pecado, literalmente me arrojo a mí mismo a Dios. Eso es lo que la mansedumbre significa. Simplemente me aviento sobre él, el único que tiene el poder de producir en mi algo que le agrada a Él. Génesis 13:7, está Abram, viviendo en Ur de los caldeos, hubo un desacuerdo familiar con su sobrino Lot. Descendieron al Neguev, el cual es el desierto sur, cerca de Israel. Una pelea entre los pastores del rebaño de Abram, y los pastores del rebaño de Lot. Ahora tenía el derecho a la tierra, él era el hombre de Dios, y Lot simplemente iba con él. Simplemente estaba acompañando a Abram. Abram lo manejó de una manera sorprendente, V8, Abram todavía es su nombre, le dijo a Lot, ‘Por favor, no haya contienda entre tú y yo, entre tus pastores y mis pastores, porque somos hermanos. ¿No está la tierra entera delante de ti? Por favor, apártate de mí, si te vas a la izquierda yo me iré a la derecha. O si te vas a la derecha, entonces me iré a la izquierda. Eso es poder bajo control. Abram tenía poder y autoridad, pero él la cedió. Él no la usó para su propio beneficio. Hay humildad real, él tenía la autoridad. Después de todo él fue el hombre que Dios llamó de Ur.’ Escogió no usarla para su propio beneficio, sino más bien permitir que el propósito de Dios se desarrollara. Es un elemento de virtud. José tuvo poder para vengarse de sus hermanos. Vendido a la esclavitud, llevado a Egipto, estuvo en prisión y el Señor le dio la capacidad de interpretar sueños, salió de la prisión y llegó a una posición de primer ministro de Egipto. Sus hermanos llegaron buscando alimentos cuando hubo un hambre en Israel. Tenía poder para vengarse de sus hermanos, pero se rehusó. Simplemente lo opuesto, demostró amor y compasión a sus hermanos. De nuevo, poder bajo control. Él se sometió a sí mismo a hacer lo que era correcto. 1 Samuel 24, David llegó sobre Saúl en una posición muy vulnerable, donde él y sus hombres se escondían. Recordemos que Saúl era el enemigo más poderoso que David tenía y más fuerte porque era el rey, a quien David iba a reemplazar. Se puede asumir que debido a que él tenía el derecho al trono, estaría haciendo la voluntad de Dios sacando su espada y matar a Saúl. Hubiera tomado su trono, tenía el derecho, los hombres de David lo animaron a hacerlo, pues Saúl era una amenaza. David no lo quiso hacer, tomó su espada, cortó el borde de la túnica de Saúl. David tenía el poder, tenía el derecho, pero estaba bajo control. Esto hombres estaban siguieron la guía del Espíritu Santo en sus vidas. Sólo actuaban defendiendo a Dios, no a ellos mismos. 2 Samuel 16:9-10, Simei, maldijo a David, conforme huía de Absalón, le lanzó piedras. Abisai, sobrino de David le dijo al rey, ‘Déjame ir y cortarle la cabeza a ese hombre.’ David dijo, ‘Déjalo solo’. David no quiso actuar en defensa propia. Abraham no actuó para su beneficio personal. José no buscó la venganza. David no actuó para su propia exaltación, solo tuvo una actitud de confianza, de sumisión total a la voluntad y poder de Dios. David, sabía que él estaba cosechando algunas de las consecuencias de sus fracasos, al tratar con Absalón. Números 12:3, ‘El hombre Moisés era muy manso’. ‘Moisés, era manso sobre todos los hombres que estaban sobre la faz de la tierra.’ Quien es el líder más grande en la historia judía.? Moisés es el gran líder. Sin embargo, Dios dijo de él, es el hombre más manso que jamás vivió. Ahora, ¿Qué es mansedumbre? Lo asociamos con una ausencia de temor, lo asociamos con valentía, denuedo, y poder. Lo vemos marchando ahí, diciéndole a Faraón, deja ir a mi pueblo, y si no dejas ir a mi pueblo, algunos juicios serios van a caer. Él fue fuerte, mató un egipcio quien estaba maltratando un hebreo. Fue firme en sus convicciones. Quien una vez había huido de Faraón en temor, regresó a estar de pie delante de Faraón en denuedo y decirle, deja ir a mi pueblo. Entonces, la pregunta, ¿Cómo es que este hombre puede ser manso? Parece ser todo menos manso. Su mansedumbre se manifiesta en Éxodo 3:9. “Y Ahora, he aquí el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y además, he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.” V10, “Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto. V11, “Pero Moisés dijo a Dios, ‘¿Quién soy yo para ir a Faraón y sacar a los hijos de Israel de Egipto?” Eso es mansedumbre. No tenía confianza en sí mismo, ninguna. Moisés sabía que era. Éxodo 4:20, “Moisés tomó a su esposa y a sus hijos y los subió a un asno y regresó a la tierra de Egipto. Moisés también tomó la vara de Dios en su mano.” V29-31, “Moisés y Aarón fueron y congregaron a todos los ancianos de los hijos de Israel. Aarón habló todas las palabras que Jehová había hablado a Moisés, él entonces hiso las señales ante la vista del pueblo. El pueblo creyó cuando oyeron que el Señor estaba preocupado por los hijos de Israel, y que había visto su aflicción. Entonces se postraron y adoraron.” Moisés regresó con fuerza, junto con Aarón tomaron el liderazgo. Mansedumbre es la ausencia de confianza en mí mismo, no ausencia de confianza en mí Dios, ¿entienden la diferencia? Cuando sé que solo él lo puede hacer. Intentar, representar a Dios por mí mismo, es insensato. Pablo tuvo la misma actitud, Filipenses 3:3, ‘No puedo confiar en la carne’. Filipenses 4:13, ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Eso es mansedumbre. Es una ausencia total y absoluta de confianza en uno mismo, para cumplir cualquier cosa que sea eterna, y una confianza total en Dios, para lograrlo todo. 2 Crónicas, Uzías reinó 52 años, venció a los filisteos, derribó el muro de Gat, el muro de Jabnia, y el muro de Asdod. Esas son todas ciudades filisteas que siguen la costa de Palestina. Construyó ciudades en el área de Asdod y entre los filisteos. Dios le ayudó en contra de los filisteos y en contra de los árabes que vivían en Gur-baal y los amonitas. Además, Uzías construyó torres en Jerusalén, en la puerta de la esquina, en la puerta del valle, y las fortaleció. Después que había ganado la guerra se posicionó a sí mismo con la postura fuerte en la guerra fría, para que sus enemigos no lo atacaran. Construyó torres en el desierto, cavó muchas cisternas para sus rebaños. Tenía hombres que araban la tierra, labradores y viñas en el campo, campos fértiles, porque él amaba la tierra. Agrónomo, militar, estratega organizado, sabio, justo, disciplinado, estudioso, dedicado etc. Un ejército de 300mil hombres. Nadie se arriesgaba a atacarlo. Uzías preparó para todo el ejército, escudos, lanzas, cascos, armaduras para el cuerpo, arcos y piedras para hondas. En Jerusalén, hizo máquinas de guerra inventadas por hombres hábiles, para que estuvieran sobre las torres y en las esquinas con el propósito de disparar flechas y grandes piedras. De esta manera su fama se esparció hasta lejos. Fue ayudado maravillosamente por Dios, pero cuando se fortaleció su corazón se ensoberbeció tanto que él actuó de manera corrupta, fue infiel a Jehová su Dios, porque entró en el templo de Jehová para ofrecer incienso sobre el altar. ¿Qué hizo Uzías? Salió de su función como rey, entró a la función sacerdotal y violó el estándar. Pensó, soy un rey tan grande, creo que podría ser un buen sacerdote. Dios lo azotó con lepra y murió. Hasta su muerte él tuvo que vivir en una casa separada, por el contagio de su lepra. Lo sepultaron con sus padres en el campo de la tumba que les pertenecía a los reyes, porque dijeron, él es un leproso. Eso es exactamente lo opuesto, un hombre que quería llevarse todo el crédito, hacerlo en su propia fuerza, hacerlo en su propio poder. Todos estos hombres sufrieron debilidad, corrupción, pecaminosidad e ineptitud, pero oraron por su pecado y debilidad. Tuvieron un sentido saludable de pecado, vergüenza y debilidad, que los humilló delante de Dios y causó que ellos buscaran únicamente sus causas y defendieran únicamente su nombre y pelearan únicamente sus batallas, y usaran únicamente sus armas. De hecho, causó que ellos hicieran lo que la siguiente bienaventuranza dice, “Tened hambre y sed de justicia”, porque sabían que no tenían nada. Sabían que no eran nada, y descubrieron que el camino al éxito y la felicidad, es el camino a Dios. ¿Cuál es el resultado? “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” Bienaventurados, felices, gozosos, seguros de la vida eterna. Un gozo que solo tienen los que están en el reino y les pertenece a los mansos. Los líderes judíos en cambio eran soberbios, autosuficientes, pensaban que eran buenos en sí mismos. Creían que podían alcanzar el nivel de justicia que satisfacía a Dios. Eran lo opuesto, no iban a heredar la tierra. ¿Qué significa heredar la tierra? Desde Génesis 13 hay tierra prometida para Israel. Estaban en ella, pero no la controlaban. Están ahí de nuevo en la actualidad, en cumplimiento parcial de la promesa de Dios. Pero la gloria real de la herencia de esa tierra va a venir en la promesa del reino para ellos. Estaban esperando que el rey viniera y estableciera la gloria de su reino, pero la única manera de participar de ese reino era ser manso. Si quiero un lugar en el reino del gran Rey, el Señor Jesucristo, usted va a recibir una cuando entre a su reino, quebrantado, orando y manso, reconociendo su pecaminosidad, su bancarrota espiritual y orando por ello, dependiendo de Dios para todo. Va a ver un reino terrenal en el futuro, es prometido. Seremos parte de ese reino, todos los que lo amamos tanto judíos como gentiles, estaremos ahí mientras que creemos en Jesucristo. Seremos parte de ese reino. De hecho, cuando Jesús regrese a establecer su reino en Apocalipsis, regresamos con Él. Dice que viene del cielo montando sobre un caballo blanco y detrás de él son todos los santos, vestidos de blanco, montados sobre caballos blancos regresamos a entrar a ese reino con él. Más allá de eso está el nuevo cielo y la nueva tierra, el reino eterno, solo le pertenece a aquellos que entran de esta manera. La mansedumbre es mandada por Dios. Únicamente los mansos son salvos, aquellos que no confían en sí mismos. Salmos 149:4, ‘Únicamente los mansos son salvos. Únicamente los afligidos experimentan salvación.’ Santiago 4, Dios da gracia a los humildes y rechaza a los soberbios. Dios manda ser manso para recibir la Palabra de Dios. Santiago 1:21, ‘Desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra, la cual puede salvar vuestras almas.’ Debo ser humilde para recibir el Evangelio, no soberbio. La mansedumbre glorifica a Dios, confiesa incapacidad total y absoluta. 1 Pedro 3:4, ‘Un espíritu afable y apacible.’ Afable o manso es preciado, es de grande estima a los ojos de Dios. ¿Cómo saber si soy manso? Reconozco que no tengo posibilidad de salvarme a mí mismo, ahí es donde comienza la mansedumbre. Reconozco que fuera de la gracia de Dios, el poder de Dios, no puedo ser salvo, no puedo entrar al reino. Reconozco que no puedo hacer nada para ser salvo. Además, reconozco que como cristiano, no puedo lograr nada en mi vida en mi propia fuerza carnal. Reconozco eso, si lo reconozco soy manso. No significa que usted se arrastra por todos lados y dice, ¡Ay de mí! Oh está diciendo, ‘No soy nada, no soy nada’. Significa que usted entiende y reconoce su incapacidad de lograr algo al nivel espiritual y divino, se somete a Dios por todo. ¿Respondo humildemente y en obediencia a la Palabra? Esa es una prueba de mansedumbre. ¿Estoy enojado cuando Dios es deshonrado, en lugar de que cuando yo soy deshonrado? ¿Estoy más preocupado porque Dios sea avergonzado, que por mi propia vergüenza? ¿Estoy más preocupado por que los propósitos de Dios no sean cumplidos, en lugar de los míos? ¿Siempre busco hacer la paz? ¿Siempre cedo a alguien más? ¿Estoy más preocupado por otros que por mí mismo? ¿Recibo las criticas bien, y amo a aquellos que la dan? Todas esas son evidencias de mansedumbre. Si veo esas cosas en mi vida, entonces Dios en Su gracia poderosa y poder me ha llevado a un lugar de mansedumbre y me ha bendecido al llevarme a su reino, haciéndome heredero de todo lo que su reino ofrece en la tierra y en el cielo. La mansedumbre, en una palabra, es haber acabado conmigo mismo para bien. Eso es todo, ahí está. No soy más que un pecador sin derechos y sin poder, me someto a mí mismo con gusto a la voluntad de Dios para que pueda ser hecho feliz, y para que pueda heredar todo lo que él promete a aquellos que están en su reino. Es el fin de mí.
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. La palabra bienaventurados básicamente significa feliz, satisfecho. Jesús está ofreciendo bendición, felicidad real, pero la estaba ofreciendo en términos muy diferentes de lo que los judíos podrían haber esperado. Cada una de las bienaventuranzas expresa condiciones y/o características que le pertenecen a aquellos que entran a Su reino. Cristo, vino como Rey. Mateo señala eso. Su reino es un reino espiritual, él gobierna sobre los corazones y vidas de aquellos que creen en Él. Este reino tiene ciertas características, y las características están bosquejadas en las bienaventuradas. Este reino está constituido por personas que son pobres en espíritu, que lloran, que son gentiles o mansas, que tienen hambre y sed de justicia, que son misericordiosas, puras de corazón, pacificadores y que han sido perseguidas, insultadas, y en contra de quien todo tipo de maldad ha sido hablado falsamente. Esas son las cosas que caracterizan a aquellos que están en el reino del Señor. Pero a pesar de todo eso, lo cual parece todo menos una lista de felicidad, pobres en espíritu, llorar, manso, hambriento, sediento, inclusive sufriendo. Señalamos que eso apunta a que cada bienaventuranza es la palabra bendito, feliz. En su reino hay felicidad y satisfacción verdadera. La gente del reino está feliz y están felices porque están caracterizadas por estas condiciones. V6, bienaventuradas refiriéndose a afirmaciones de bendición. ‘Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.’ O ellos serán satisfechos. Esta bienaventuranza habla de un deseo fuerte, habla de una pasión y ambición consumidora. Aquellos que están teniendo hambre y sed de justicia. El hambre y la sed aquí nos comunican algo de una necesidad profundamente sentida. Ese es exactamente el punto que nuestro Señor nos está presentando. Las personas que entran y viven en su reino, están caracterizadas por cierto tipo de hambre y sed. Tienen un deseo fuerte. Son motivados por una ambición apasionada. Están en una búsqueda muy intensa. Esto no es raro para la humanidad, el ser intenso y apasionado, el estar buscando. De hecho, la mayoría de la gente pasa su vida entera buscando la cosa equivocada. Muchas personas, tienen ambiciones pervertidas, pero, inclusive aquellas que tienen ambiciones por las que a un nivel humano podría ser nobles, se hayan a sí mismas al final de su vida, nunca alcanzando lo que buscaron o habiéndolo alcanzado y descubrieron que no era todo lo que parecía ser. Hay muchas ilustraciones en la Biblia de aquellos que buscaron la cosa equivocada. Lucifer, por ejemplo, era la creación más gloriosa de Dios, era el ángel supremo. Sin embargo, fue motivado por una ambición apasionada, un deseo fuerte, una búsqueda consumidora. Tenía una devoción determinada de ser como Dios, Isaías 14:13-14, ‘Seré como Dios’. Tenía hambre de poder y de una gloria mayor. Dios lo expulsó del cielo. Isaías 14 y 15, ‘Serás derribado’. Nabucodonosor, el gran rey de Babilonia. El más grande de los imperios del mundo antiguo, como es indicado por Daniel. Tuvo un deseo fuerte por tener gloria, quería toda la gloria para él mismo. Razón por la que ordenó que todos lo adoraran, y no le oraran a ningún otro Dios. Los amigos de Daniel fueran arrojados en un horno de fuego, cuando desobedecieron el deseo del rey. Daniel 4:30, No esta Babilonia, la grande, la cual yo mismo he construido como una residencia real, por el poder de mi fuerza, y para la gloria de mi majestad. Aquí estaba un individuo que tenía hambre de gloria y alabanza. Dios reaccionó a él, al expulsarlo del palacio, al campo, en donde él vivió como un animal durante siete años. En esa situación su cabello creció, como plumas de águila, uñas como garra de ave. Perdió su mente, fue privado de sus sentidos y enloqueció por siete años, cuando Dios lo castigó por su ambición pervertida. Jesús cuenta, “del rico insensato”. Lucas 12:17, “Y pensaba dentro de sí, diciendo: «¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?” Nunca pensó de dárselas a alguien más. V18, “Entonces dijo: «Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes” La idea era, voy a consumirlo en mí mismo y nadie más. Y diré a mi alma, ‘Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años. Come, bebe, regocíjate, y descansa.’ Un hombre buscando posesiones y placer. Nunca tuvo suficiente, siempre quería más. V20, “Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?». 21 Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios. Así es la vida en el mundo, la gente en el mundo busca fama, fortuna, gloria y posesiones. Méritos que les va a traer cierta cantidad de poder, alabanza, comodidad y placer. La ambición en sí misma es menospreciada, pero puede ser maravillosa, si es dirigida en el camino correcto. 2 Corintios 5:7, “Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables.” No hay nada de malo con ser motivado con una pasión o buscar una meta. Mateo 5, describe la gente que entra y vive en el reino, son apasionados, conscientes de lo que no tienen y cuan desesperadamente lo quieren. Eso es descrito en el lenguaje de hambre y sed. La gente en el reino tiene una pasión por algo, tienen un deseo fuerte. Están buscándolo de manera ambiciosa, no es una cosa material, no es gloria mundana, u honra, o posesiones, es justicia. La justicia es para el ciudadano del reino, lo que el alimento y el agua es para la persona natural. Esa es la razón por la que el paralelo es tan bueno. El agua y el alimento son necesidades, no lujos. Y así lo es la justicia. La gente, no puede vivir sin alimento y sin agua, es imposible. Así también, es imposible vivir en el reino de Dios sin justicia. Nuestra vida física depende del agua y el alimento, nuestra vida espiritual depende de la justicia. En los tiempos bíblicos la gente conoció más de hambre y sed que nosotros. Es raro que tengamos hambre y sed. El acceso es rápido e instantáneo. En el mundo antiguo no hubo esa ventaja, hambrunas y sequías eran comunes. Hambre fue lo que llevó a los hermanos de José a Egipto. A lo largo de los siglos, en el medio oriente ha sido una experiencia común. Hambre y sed. El hambre llegó a Roma en el año 436 BC, causó que miles se arrojaran al Tíber, terminando con sus vidas porque no podían enfrentar la falta de alimento. Hoy día todavía es verdad, hay mucha hambre en la India. Miles mueren de malnutrición y sus enfermedades que la acompañan. Y cientos más perecen en Latinoamérica y en lugares oscuros en países del tercer mundo. El hambre siempre ha sido un vecino cercano para la raza humana, y esta hambre física del hombre que se convierte en una cosa tan desesperada, únicamente es una especie de símbolo pequeño del hambre más profunda y más seria del corazón, que es identificada aquí. El hambre espiritual. Cuando decimos que alguien tiene hambre y sed, es porque no ha comido a tiempo. Cuando la Biblia habla de hambre y sed, es una demanda sin solución inmediata. La gente que entra al reino de Dios entra porque tiene una desesperación. El incrédulo cuyo corazón es movido, que oye y entiende el mensaje del evangelio, ha sido despertado por el Espíritu de Dios, hambre hacia la justicia, que nada más puede satisfacer. El incrédulo con hambre de pecar, pero Dios en su misericordia quita esa hambre de pecar y la reemplaza por hambre de justicia. Dejamos de buscar pan, buscamos verdadero pan de vida. Jeremías 2:13, “Me han dejado las fuentes de aguas vivas, y han cavado para sí mismos cisternas, cisternas rotas que no pueden contener agua.” Tienen sed, pero le dan la espalda al agua verdadera. Hambre y dan la espalda al pan verdadero. Vivimos en un mundo de gente hambrienta, sedienta, motivada, que está buscando algo, corren como si muriéndose de hambre y sed, buscando lo que piensan que va a satisfacerlos y no es así. Pero la gente en el reino también es ambiciosa, están motivadas, son apasionadas, pero es por justicia. El hijo pródigo, tuvo muchas pasiones, en esa pequeña historia las vemos repetidamente. Deseo consumidor por el dinero, por el tesoro terrenal. Deseo consumidor por aquello que podía comprar, posesiones y placer. Pasión por la iniquidad, debido a su hambre de pecar y de placer, hambre de posesiones y cosas materiales, demandó su herencia. Tomó su herencia, la desperdició en todas esas cosas mundanas. Terminó vacío. Primero tenía hambre de dinero y tesoro terrenal para satisfacer sus pasiones, después tuvo hambre para quedar satisfecho con alimento de cerdos. Finalmente, tuvo la suficiente hambre como para regresar a toda la riqueza que su padre tenía. Ese es el retrato de tener hambre y sed de justicia. Cuando he tenido todo lo que pensé que necesitaba, es solo alimento para cerdos. Regreso, reexamino mi corazón, y el espíritu de Dios me motiva una nueva hambre. 1 Juan 2:15-17, “No améis al mundo ni a las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida no vienen del Padre sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos.” Todo es vapor, sueño y fantasía, que no da satisfacción en absoluto. Mateo 5, “6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.” ¿De qué tengo hambre? la respuesta me dirá si soy un ciudadano del reino o no. ¿Cuál es la ambición que motiva mi vida? ¿Cuál es el deseo motivador de mi corazón? ¿Qué es lo que realmente anhelo y quiero? La gente que entra a mi reino, y viven en el reino, tienen hambre y sed de justicia. Pregunta: ¿Cómo es que esta bienaventuranza encaja con las otras? Primero, bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. ¿Cómo es que esta encaja? Los ciudadanos del reino, reconocen su propia bancarrota moral, reconocen sus propias incapacidades, su propia impiedad, su propia pecaminosidad, reconocen que no tienen nada que ofrecerle al Señor, en absoluto, mediante lo cual, él les concede a ellos salvación. No proveen merito, no pueden hacer nada para ganarse su gracia, entonces hay una pobreza de espíritu, hay una bancarrota de espíritu, eso produce llanto en la segunda, lloran por esa condición pecaminosa, la tristeza por esa condición pecaminosa produce mansedumbre. Eso quiere decir que cuando me doy cuenta de cuan moralmente en bancarrota estoy, y quebrantado por eso, tomo el lugar más bajo ante un Dios Santo. Pero no me quedo en esa condición. (V6) La cuarta bienaventuranza me dice a donde debo ir. Comienzo a tener hambre y sed de justicia. Reconociendo que no tengo nada de justicia, pero la necesito. Cuando en mansedumbre, llanto, humilde y quebrantado veo mi verdadera condición pecaminosa, comienzo a tener hambre y sed de justicia, las necesito, pero no puedo ganarlas, no las tengo, estoy dando evidencia de ser un ciudadano del reino. Hay una secuencia aquí, el flujo es muy obvio. Vivimos en medio de una sociedad que está buscando todas las cosas equivocadas. Gente que piensa que es lo suficientemente buena, amable, decente, religiosas, y no están en bancarrota total, no lo reconocen. No hablamos de necesidades humanas, fui abusado de niño, necesito una especie de motivación psicológica. No estamos hablando de eso, estamos hablando de un peso tan abrumador de convicción por mi pecado que vuelvo en llanto y tristeza, viéndome a mí mismo en el más bajo de los lugares. Esas son las personas, quienes en esa condición van a reconocer que lo que necesitan de manera desesperada es justicia y no la tienen, entonces tienen hambre y sed de ella. Así es como esta bienaventuranza encaja con el resto, felices son los que están moralmente en bancarrota. Felices son los que lloran, felices son los mansos, y felices son los hambrientos. Estas son condiciones para entrar al reino y características constantes de gente del reino. No dejo de reconocer mi bancarrota moral después de que entro al reino. Tengo un mejor entendimiento de mi pequeñez ahora, de la que tuve cuando me convertí. No dejo de llorar por mi pecado, probablemente lloro ahora más de lo que lloré en ese entonces, porque ahora conozco mucho más de mi pecado y como Dios lo ve, a partir del conocimiento incrementado de las Escrituras y debido a la batalla que se ha incrementado en contra de la carne. No me siento más orgulloso, entre más tiempo he estado en el reino, me siento más humilde, porque entre más estoy cerca del Señor, el Rey, más de Su gloria veo, y más reconozco que no soy nada. Estas condiciones de entrada al reino, también son características de aquellos que son gente del reino. V6, también es una transición, no solo por lo que vino antes, sino por lo que viene después. V7, “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia,” Es lo que sigue a esta cuarta bienaventuranza, hasta que he tenido hambre y sed de justicia, no puedo ser misericordioso, limpio de corazón y pacificador. Las primeras tres bienaventuranzas fluyen en esta, y las siguientes tres bienaventuranzas fluyen de ella, en donde hay un sentido de bancarrota moral, lloro por el pecado y mansedumbre, el corazón clama por justicia. Cuando ese corazón recibe esa justicia, ese individuo entonces, que ha recibido misericordia se vuelve misericordioso, limpio de corazón, y pacificador. Las bienaventuranzas tienen una secuencia maravillosa y bendita. Segunda pregunta, Qué significa tener hambre y sed.? Es la idea de un deseo intenso. La fuerza de las palabras de Cristo, quizás no sean claras para nosotros, porque no conocemos lo que es tener hambre y sed. En el mundo antiguo estaban lidiando con ingresos bajos, alimentos escasos, no había comida rápida o alimento accesible. La batalla por el pan, básicamente era consumidora, tomaba todas las horas conscientes del día y todos los momentos de planeación de la noche. Había tormentas de viento que destruían cultivos, vientos fuertes en el medio oriente, había sequias. En ese contexto es que Cristo habla, la gente en mi reino es gente que busca justicia. Eso es lo que quieren. No están buscando prosperidad material, sanidades, riquezas, éxito, salud, no están buscando que su matrimonio sea arreglado. No están buscando tener un ambiente más feliz, un mejor trabajo. No están pidiéndole a Dios que simplemente arregle su vida un poquito, y arregle algunas cosas que no les gustan. Hay una desesperación en sus vidas, pero no tienen nada que ver con esos asuntos temporales. Por lo que están desesperados, por lo que tienen hambre y sed va mucho más allá de lo que este mundo puede proveer. Quieren justicia, tanto como un hombre hambriento que teme la muerte y quiere alimento, y un hombre sediento que teme la muerte y quiere agua. La desesperación es la idea clave. En un libro llamado ‘La última cruzada’, por el Mayor Gilbert, se presenta un relato fascinante de parte de la liberación inglesa de Palestina en la primera guerra mundial. Los ingleses liberaron a Palestina, para que se convirtiera en un estado por sí mismo. El Dr. E. M. Blalock cuenta la historia de la última cruzada en el libro, en estas palabras. Expulsados de Beersheva, la cual está en el sur, una fuerza combinada de ingleses, australianos, y gente de Nueva Zelanda estaban empujando en la parte trasera de la retirada de los invasores turcos en el desierto árido. El ataque se distanció de la caravana de camellos que llevaban el agua. Las botellas de agua estaban vacías, el sol resplandecía sin misericordia en un cielo en donde las aves de rapiña daban vuelta con expectativa. Nuestras cabezas nos dolían, escribe Gilbert, nuestros ojos estaban rojos, irritados, y no veían bien en medio del resplandor enceguecedor. Nuestras lenguas comenzaron a hincharse, nuestros labios adquirieron un color morado, negro, y se partieron. Aquellos que se salieron de la columna, nunca volvieron a ser vistos, pero las fuerzas desesperadas lucharon hasta llegar a los pozos Sherria. Tenían que esforzarse por llegar adonde había algo de agua, o morir. Entramos a la estación de Sharia, apenas pisando los talones de los turcos que estaban retirándose. Los primeros objetos que vimos fueron las grandes cisternas de agua llenas de agua fría, cristalina que podíamos tomar, y el aire de la noche tranquila. El sonido de agua entrando en los tanques podía ser oído de manera distintiva, enloqueciendo en su cercanía. Sin embargo, ningún hombre murmuró cuando se dieron las órdenes para que el batallón se detuviera frente a las cisternas. Él describe las prioridades estrictas, los heridos, aquellos que tenían el deber de vigilar, entonces, compañía por compañía, ese fue el orden. Tomo cuatro horas antes de que el último hombre tomara su último trago de agua. En todo ese tiempo habían estado de pie a unos metros de un muro de piedra, bajo del otro lado del cual había miles de galones de agua. El Mayor Gilbert concluye, que todos aprendimos nuestra primera lección real de la Biblia, en la marcha de Beersheva hasta los pozos de Sherria. Si así fuera nuestra fe por Dios, escribió él, por la justicia, por su voluntad en nuestra vida, un deseo consumidor que absorbe todo, cuán ricos en el fruto del Espíritu seríamos. Y eso es exactamente lo que es. Los impulsos más fuertes en la esfera natural, la necesidad de alimento y la necesidad de agua. Moisés recibió la ley de Dios. Había visto la gloria de Dios, en obediencia recordará a Dios, levantó el tabernáculo. Y cuando el tabernáculo fue terminado, entró y la presencia de Dios al mismo tiempo. Y ahí él hizo una petición que revela lo que realmente estaba en su corazón. Éxodo 33:13, ‘Muéstrame ahora tu camino, para que te conozca.’ V18, ‘Te ruego oh Dios, muéstrame Tu gloria’. ¿Cuál es el punto? Todo lo que Dios ya le había mostrado, solo fue suficiente para crear un apetito mayor para más. Él no hizo una oración de gratitud habiendo visto la gloria de Dios, habiendo visto la mano de Dios en las maneras maravillosas que Dios se había revelado a Sí mismo hasta ese punto. Él no dijo, ‘es suficiente, muchas gracias’, él dijo, ‘Muéstrame más’. David caminó en una comunión tan cercana con Dios que escribió Salmos acerca de la presencia de Dios. Algunos hablan de como disfrutó y se regocijó en la presencia del Señor. Como fue consolado él y su pueblo fue consolado por la presencia del Señor. Fue David quien dijo, ‘Jehová es mi pastor, nada me faltará’. Sin embargo, Salmo 63:1-2, ‘Oh Dios, tú eres mi Dios, de mañana te buscaré, mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela. En tierra seca y árida en donde no hay agua, para ver tu poder y tu gloria.’ Siempre con hambre, siempre conG sed. Filipenses 3:8, “En vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús”. Diríamos, ‘Pablo tú lo conoces mejor que cualquier otra persona lo conoce’. ‘Pero no lo conozco lo suficientemente bien y lo único que sé de Él, eleva mi deseo por conocerlo más, conocerlo como lo conozco no es suficiente’. Pero dijo, ‘Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo’. La gente se vuelve cristiana cuando llegan a este nivel de desesperación. Muchos van y vienen, hacen algún tipo de compromiso momentáneo con Jesucristo, son como el camino de piedra o el suelo de espinos de Mateo 13, vienen por un rato y hay una especie de muestra de respuesta y después desaparecen. Lo que realmente estuvo mal es que el nivel de desesperación no fue lo suficientemente elevado. Pudieron estar desesperados por un problema matrimonial, económico, físico o enfermedad, hijos rebeldes, abuso o tristeza. Ese no es el punto. El impulso legítimo a Dios, no es hambre y sed por una mejor vida, prosperidad, felicidad, gozo, etc. Lo que nos lleva y nos impulsa es hambre y sed de justicia, es cuando ellos se dan cuenta de su bancarrota moral. Ese es el punto. Eso es lo que debe estar en el corazón de uno que viene al reino. Tener hambre no es suficiente, debo estar muriéndome de hambre por saber que hay en su corazón hacia mí. Cuando el hijo prodigo tuvo hambre se alimentó de la comida de cerdos, pero cuando estaba muriéndose de hambre, fue a su padre. Significa estar lo suficientemente desesperado como para buscar a Dios, quien de acuerdo a Lucas 1:53 “Ha llenado a los hambrientos con cosas buenas, y siempre lo hará”. ¿Qué significa tener hambre y sed? Significa estar desesperado, significa querer una cosa y sola una cosa, y eso es justicia, porque usted literalmente está abrumado por su pecado. Usted debe mantener esto en mente, cuando usted le está hablando a la gente acerca de venir a Cristo, que entiendan que lo que trae o lo que es inherente en una conversión verdadera es este anhelo por la justicia. Tercera pregunta, ¿Cuál es el objetivo de este deseo? El objetivo es recibir justicia. Él no dice, recibir felicidad. No tienen hambre y sed de felicidad, están teniendo hambre y sed de justicia y esa es la razón por la que están felices. No buscamos la felicidad de manera directa, Dios la da. Él bendice a aquellos que están abrumados por su bancarrota moral, que están abrumados por su pecado, y llorando, mansos, humildes y bajos, que buscan de manera apasionada y desesperada la justicia. No están buscando la felicidad, simplemente la reciben de Dios. El que busca la felicidad, generalmente está condenado a la miseria. La gente que viene a la iglesia, y escucha el evangelio y hace algún movimiento hacia Cristo porque quieren que Jesús los haga felices, no entienden el punto. Serían como el hombre con una enfermedad mortal que quiere ir al anestesiólogo y simplemente pedirle que le dé una inyección para que no sienta dolor alguno. Pero si el hombre únicamente está preocupado por el alivio de su dolor, él es un necio. Algo mucho más importante necesita hacerse, debo ser curado de mi enfermedad mortal. La gente viene todo el tiempo porque algo está mal en su vida, molestos, insatisfechos, fracasados con sus metas perdidas, relaciones desintegradas, decepcionados de sus hijos, etc. En este dolor terminan entrando a la iglesia, y de manera típica, eso es exactamente lo que la iglesia piensa que debe hacer al encontrar estas personas. Entonces el mensaje se dirige a esas personas con necesidades percibidas, psicológicas, emocionales, sociales, económicas, físicas. Esa es la razón por la que hay tantas conversiones superficiales, por la que se planta tanta semilla sin fruto. Como pueden ver, al mundo le gustaría eliminar el dolor, pero estamos aquí para eliminar el problema. Gran diferencia. El problema detrás del dolor es, el pecado. Solo hasta que enfrento mi pecado comprendo la profundidad del problema. Hay que tener cuidado cuando alguien viene y dice, ‘Mi esposo me dejó.’ ‘Jesús te va a arreglar, ese no es un problema.’ A veces sucede que la persona hace una oración, respondió a Jesús y el marido no regresó, las cosas empeoraron en el matrimonio y la familia. Ese no es el enfoque, no necesitamos una experiencia elevada o santa. Algún éxtasis espiritual, algún gozo, algún alivio del dolor de su vida insatisfecha. Eso no va a servir, eso no lo va a llevar al reino, es cuando usted tiene hambre y sed, justicia. Dikaiosune, ¿qué significa? estar bien con Dios cuando lo que lo consume es estar bien con Dios, cuando lo que lo consume es su deseo de enfrentar el pecado, y quiere perdón. Quiere entrar en comunión con Dios, usted quiere morar para siempre en Su cielo santo. Usted quiere que su pecado sea perdonado, usted quiere estar bien con Dios, ese es el punto. Esa es la razón por la que no podemos reducir el ministerio y el mensaje de la iglesia, predicando a las necesidades percibidas, psicológicas de la gente, esa es una promesa falsa, y produce muchas conversiones superficiales. Debemos predicar que el problema es el pecado, reconocer nuestra bancarrota moralmente, debemos estar tristes por el pecado, la bajeza nos motiva a clamar a Dios por una justicia que necesitamos y no tenemos. Entonces, en primer lugar, tener hambre y sed de justicia tiene que ver con salvación. Es un deseo por estar bien con Dios. Sea lo que sea que suceda en mi matrimonio, lo que suceda en mi trabajo, lo que suceda en mi carrera no es el problema. Lo que suceda con mis hijos, los problemas de la vida, las tristezas de la vida, las malas noticias que he recibido, mi enfermedad, lo que sea, ese no es el problema. El problema es un asunto eterno, y tiene que ver con mi relación con el Dios eterno, tiene que ver con mi problema de pecado. El hombre o mujer que tiene hambre y sed de justicia, ve ese pecado y rebelión, que los han separado a ellos de un Dios santo, y que esa separación tiene implicaciones inmensas en el tiempo, y de manera más notable en la eternidad, el castigo eterno en el infierno. La persona anhela terminar esa separación, anhela terminar esa rebelión, anhela ser perdonado de pecado para que puedan entrar a la bendición de Dios en el tiempo y el cielo de Dios en la eternidad. Ese es el problema. La gente no va a ser salva cuando buscan una vida feliz, van a venir al reino cuando busquen justicia. Martin Lloyd-Jones escribió, “Tener hambre y sed de justicia es desear estar libre del egoísmo y el yo en todas sus manifestaciones horribles y en todas sus formas. Cuando vemos un hombre manso, significa que está libre de sí mismo en toda forma, preocupación personal, soberbia, jactancia, protección personal, sensibilidad, sin imaginar que la gente está en contra de él, sin un deseo por protegerse a sí mismo y glorificarse a sí mismo. Eso es lo que lleva a pelearse entre individuos y naciones, la afirmación personal. Pero el hombre que tiene hambre y sed de justicia es un hombre que anhela ser libre de todo eso. Él manso está abrumado por la realidad de ser impío y pecaminoso, eso es lo que inicia la salvación. En el Antiguo Testamento, la justicia es sinónima de salvación. Isaías presenta la justicia y la salvación por igual. La salvación entonces, el perdón de pecados y entrar al reino de Dios, pertenece a aquellos que tienen hambre y sed de una relación correcta con Dios. Esa relación correcta con Dios se recibe en Jesús, abrazando a Cristo en desesperación. Saben que son incapaces de agradar a Dios en su propia carne, por su bancarrota moral. El hombre debe desear justicia lo suficiente como abandonar toda esperanza de alcanzar la salvación por sus propios esfuerzos, o por los esfuerzos de alguien más, algún intercesor terrenal o algún sistema religioso, y cuando la persona viene a ese punto y busca el perdón de pecados mediante Jesucristo y la justicia de Dios, entonces es imputada a ellos por la fe, cuando buscan esa justicia quedan satisfechos. Dios se las da. En primer lugar, es la justicia de salvación. Segundo, la justicia de la santificación. Porque he entrado al reino busco justicia, y no dejo de buscarla. Continúa buscándola, no en el sentido imputado de justificación, sino en el sentido impartido, de santificación. No he dejado de querer la justicia, es un estilo santificador de vida. Odio mi pecado, Romanos 7, odio lo que hago cuando deshonro a Dios, encuentro un principio operando en mí que me hace querer hacer lo que no quiero hacer, y no hacer lo que quiero hacer. Es esta carne miserable que todavía se aferra a mi espíritu redimido, de tal manera que el resto de la vida es cuestión de buscar la justicia. He recibido la justicia de Jesús en la justificación, busco su justicia en la santificación. Su vida perfecta justa ha sido colocada en mi cuenta en la justificación, pero me esfuerzo porque mi propia vida se conforme a su virtud en la santificación. No tengo un menor deseo por la justicia ahora, tengo un deseo mayor de lo que jamás he tenido, aún mayor del que tuve cuando me convertí en creyente, porque conozco mucho más ahora. David dijo, ‘Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.’ Está diciendo, ‘Aquellos que tienen hambre y sed por la justicia, la justicia de Dios’. Esto es lo que está en el corazón del que está arrepentido, justicia amplia, completa y total de Dios. Comienza con la salvación y continua con la santificación. En la salvación recibo la justificación, la justicia de Cristo es imputada a mi cuenta, Dios me trata como si hubiera vivido la vida de Cristo, aunque no la viví. Lo hace por la gracia, puramente mediante su fe. Pero no puedo decir, ‘soy una persona perfectamente justa, no necesito nada más’. No. La justicia de Cristo ha sido colocada en mi cuenta, como si viviera mi vida perfecta, aunque no la viví. Ahora necesito alinear mi vida con ese regalo maravilloso de gracia. He sido declarado justo, ahora necesita buscar la justicia en la santificación. Significa que, si soy tan justo como Cristo en la justificación en la salvación, es exactamente lo que Pablo estaba diciendo cuando dijo, ‘Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.’ ¿Cuál es ese premio? Bueno, cuando usted es llamado a lo alto, ¿cuál es el premio? Ser como Cristo. Pablo dice, ‘ese es el premio, y esa es la meta’, quiero ser como Cristo. Pablo le dijo a los Gálatas, ‘sufro dolores hasta que Cristo sea formado completamente en vosotros’. ¡Oh ser como Tú, querido Jesús! Mi ruego. Simplemente saber que tú estás formado de manera completa en mí, ese es el punto. De tal manera que, en su vida cristiana, usted continúa buscando la justicia manifiesta en Jesucristo. Y todos sabemos que no lo hemos alcanzado. Pablo dice, ‘No que lo haya alcanzado ya’, Filipenses 3, ‘sino que prosigo, la busco’. Hay cierta ambivalencia, como creyente estoy totalmente satisfecho con mi justificación e insatisfecho con mi santificación. ¿Entienden? Ahora, ¿Cuál es el resultado? V6, ‘Ellos serán saciados y bendecidos’. La búsqueda de la justicia trae satisfacción, si la busco usted la recibo. Ellos serán saciados es una palabra literal para alimentar animales hasta que están llenos, satisfechos. Cuando voy a Dios, y busco toda su justicia, la recibo toda. Cuando solo soy satisfecho por su justicia, él me la dará. Salmos 107:9, ‘Porque él satisface el alma que anhela y llena al alma hambrienta de bondad.’ Salmos 34:10 dice, ‘Aquellos que buscan a Jehová no carecerán de ninguna cosa buena’. ‘Jehová es mi Pastor’, ¿cuál es la siguiente línea? Nada me faltará. Y más adelante, ‘Mi copa está rebosando’. Jeremías 31:14, ‘Mi pueblo será satisfecho con mi bondad, dijo Jehová’. Será bendecido, Efesios 1, “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Podrá usted hacer mucho más allá de lo que puede pedir o pensar. Usted tendrá toda la plenitud de Cristo morando en usted. Todas las riquezas y tesoros de la Deidad están en Él, y todo lo que Él es, mora en usted. Eso es lo que significa estar satisfecho. Usted está buscando la justicia de Cristo, para que le sea imputada a usted en la salvación, usted la recibirá, usted está buscando ser conformado a la imagen de Cristo en la santificación, conforme usted busca eso, Dios en su gracia le concederá eso a usted hasta que un día cuando usted sea hecho como él, porque le verá tal como él es, 1 Juan 3:2, y ahí viene la felicidad. Finalmente, una pregunta personal. ¿Cómo se si realmente estoy teniendo hambre y sed de justicia? ¿Cómo realizo aquí un pequeño inventario? Unas cuantas preguntas, para que usted responda. Número uno, ¿está usted insatisfecho consigo mismo? ¿realmente usted es una persona que dice, miserable de mí? Romanos 7. ¿Siente que continuamente está quedándose corto, un dolor continuo porque siempre queda corto? ¿Está usted más triste porque usted sabe que Dios es deshonrado, más por eso que por saber que su conyugue está afligido por sus acciones o palabras o actitudes? ¿Está usted más preocupado por las implicaciones divinas de sus fracasos, más que por las humanas? La pregunta es, ¿está usted insatisfecho consigo mismo? Y alguien que realmente está buscando la justicia, alguien que es un hijo del reino va a responder, sí. Entiendo esa insatisfacción. Conforme crece como cristiano, tendrá una mayor hambre de justicia, porque entre más maduro se vuelve como creyente, más grande le parecerá su pecado a y más insatisfecho se volverá. Realmente es algo extraño en que vivir, entre más tiempo es cristiano, entre más tiempo camino fielmente con el Señor, el pecado decrece más. Pero, aunque pueda haber menos pecado frecuente, es más terrible para usted porque usted ha cultivado anhelos tan sublimes. Segunda pregunta. ¿Encuentra usted que las cosas externas no le satisfacen? ¿Encuentra usted más y más que las cosas tienen poca influencia en cómo se siente usted? ¿Hubo un tiempo en su vida en el que era muy importante tener ciertas cosas y alcanzar ciertas cosas, satisfacer ciertas metas, pero usted ha encontrado que conforme ha continuado buscando la justicia y teniendo hambre y sed de justicia las cosas tienen poca influencia? Si las cosas lo llenan y lo satisfacen de tal manera que no tiene un apetito de justicia, puede estar en una condición seria. Si le lleva flores a un hombre hambriento, no le ayuda. Si le lleva un violín a un hombre hambriento, no ayuda. Si usted le platica algo agradable, no le ayuda. Nada lo va a llenar más que el alimento. Y un hombre sediento no quiere una melodía o una rosa, quiere algo de tomar. Tercera pregunta, ¿tengo un mayor apetito por la palabra? Creo que esa es una pregunta apropiada. Si usted quiere saber si está teniendo hambre y sed de justicia, ¿anhela estar en la Palabra? ¿ama la verdad de Dios, ama las Escrituras? ¿le encanta leer acerca de la Palabra de Dios? ¿tiene este anhelo por incrementar su conocimiento de Dios para que usted al conocerlo pueda imitarlo más? Cuarta pregunta, ¿acaso las cosas de Dios le son preciadas? ¿acaso usted prueba la gracia de Dios? ¿se encuentra a sí mismo habiendo probado que el Señor es bueno, como Pedro lo dijo, y no puede tener lo suficiente? Otra pregunta, ¿acaso su hambre y sed es absolutamente incondicional? Señor, simplemente quiero tu justicia, quiero tu virtud en mi vida, sea cual sea el precio. Salmos 119:20, ‘Mi alma está quebrantada por el anhelo que tiene por tus juicios’. Literalmente, simplemente me estoy despedazando por desesperación. Isaías 26:9, ‘Con mi alma te he deseado en la noche, si con mi espíritu dentro de mí te buscaré temprano’. Salmo 63, la sed de David por Dios fue temprana. Simplemente hay una pasión, es algo contundente, esto es algo muy básico y es un lugar para realizar el inventario más estratégico y más esencial en su propio corazón. Si hay alguna pregunta acerca de su anhelo de justicia, si usted se está encontrando a sí mismo diciendo no, cuando pregunta, ¿acaso realmente tengo hambre y sed de justicia? Bien podría ser que usted no es cristiano. Nunca realmente ha llegado al lugar en donde ha cumplido con este requisito para entrar, o podría ser que usted es un cristiano que se ha alejado tanto de las prioridades, está tan lejos de la calidez de la respuesta espiritual apropiada, se ha permitido estar enamorado con cosas perecederas. En cualquiera de los casos, un inventario es apropiado, para que examine su condición y arregle su vida delante de Dios, para que se vuelva misericordioso, limpio de corazón y un pacificador y por ello será perseguido, ese es el patrón. ¡Gracias al Señor!
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Las bienaventuranzas son la enseñanza seminal de Jesús acerca de la espiritualidad verdadera. Esta es la instrucción medular acerca de lo que significa pertenecer a Dios, estar en su reino y ser salvo. Jesús colocó todo el énfasis en el interior. Tristemente los judíos de su día, habían colocado todo el énfasis en el exterior. La religión que Jesús enfrentó en su día era superficial y externa. Los líderes judíos pensaban que a Dios le agradaba el exterior, la justicia personal externa, su religión formalizada, estaban orgullosos por ella. Estaban ensoberbecidos y centrados en sí mismos por ella. Y Jesús la desmanteló. Mateo 3:10, “Even now the ax is lying at the root of the trees; every tree therefore that does not bear good fruit is cut down and thrown into the fire.” Se adelanta a la llegada inminente del Mesías, con el hacha de juicio divino en contra del árbol de la religión formal. Derribando una religión externa desagradable a Dios. Jesús colocó todo el énfasis en el interior, no solo acción sino actitud, no solo conducta sino virtud. El énfasis no está en lo que yo hago, sino en lo que soy. ‘Un cristiano es alguien antes de que él haga algo’. Todo comienza con quienes somos. Ser un hijo del rey, pertenecer al reino de Dios, ser un cristiano, ser una persona salva es poseer cierto tipo de naturaleza, disposición y virtud que es definida en estas bienaventuranzas. ‘No debemos controlar nuestro cristianismo sino más bien nuestro cristianismo debe controlarnos’. Empieza en el interior. Jesús al dirigirse a los judíos de su día, se concentró en el corazón, identificando para nosotros el hecho de que la salvación o el cristianismo es algo que nos sucede en el centro mismo de nuestro ser. Es algo que ocurre llamado ‘una nueva creación’, controla todo lo que somos en la parte más interna de nuestro ser, y fluye hacia afuera. Jesús no estaba interesado en la religión interna, no estaba interesado en la ceremonia religiosa formal, más de lo que Dios estaba, no estaba interesado en las obras superficiales con motivos equivocados, Jesús estaba interesado en corazones transformados, puros. Jesús caracterizó a los judíos como sepulcros, o tumbas pintadas de blanco por fuera, pero por dentro llenas de huesos. Al dirigirse al asunto de una salvación real, de una religión real, de un conocimiento real de Dios, Jesús habla asuntos del corazón. Hemos cubierto las primeras cuatro bienaventuranzas. Jesús habla de aquellos que son pobres en espíritu, aquellos que lloran, aquellos que son gentiles o mejor traducido, ‘mansos’, significa humildes, y aquellos que tienen hambre y sed de justicia. Principios internos característicos que operan en la vida de aquellos que pertenecen al reino de Dios. La gente en el reino de Dios reconoce su bancarrota de espíritu, reconocen que no pueden hacer nada por agradar a Dios, reconocen que son pecaminosos, que son impíos, que no tienen esperanza, que son inútiles, y no pueden hacer nada por ello, y lloran por eso. Hay tristeza y llanto por eso, hay una humillación y vergüenza por ello, que produce mansedumbre. Después hay un hambre y sed expresa de la justicia que saben que no poseen. También es verdad, según la quinta bienaventuranza que esas personas que pertenecen al reino de Dios, son por naturaleza misericordiosas. V7, “Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia”. Las primeras cuatro bienaventuranzas, se conectan con las siguientes cuatro, V7-9, después en V10-11 tenemos la octava. Podemos verlas de esta manera, aquellos que son pobres en espíritu reconocen su necesidad de misericordia, están dispuestos a demostrarle misericordia a otros, aquellos que lloran por su pecado desean lavar sus corazones con lágrimas de penitencia para que estén limpios y se vuelven los limpios de corazón. Los mansos o los gentiles, son aquellos que de manera espontánea hacen la paz, porque sus metas no son lo que importan, están preocupados por otros. Aquellos que tienen hambre y sed de justicia están dispuestos, V10-11, a ser perseguidos por causa de la justicia. Misericordioso. ¿Qué significa? Es una virtud humana magnifica. Shakespeare, habló de la misericordia, en el discurso de Porcia en el ‘Mercader de Venecia’. ‘La cualidad de misericordia, no está forzada’. Frase famosa. ‘Cae como la lluvia gentil del cielo sobre el lugar que está abajo, es doblemente bendecida. Bendice a aquél que la da, y aquel que la toma. Es la más fuerte en los más fuertes, se convierte en el monarca que está en el trono siendo mejor que su corona.’ Así escribió Shakespeare exaltando la gran virtud de ser misericordioso. Inclusive el Talmud, una codificación de la ley judía, registra este dicho de Gamaliel, ‘Cuando tú tienes misericordia, Dios tendrá misericordia de ti. Si no tienes misericordia, tampoco Dios tendrá misericordia de ti.’ Exalta la virtud de la misericordia como un camino a la bendición. Es fácil entonces ver las virtudes de este tipo de atributo humano de misericordia, como algún camino a la bendición inmediata. Esto quiere decir que algunas personas ven la virtud de mostrar misericordia como una manera de forzar la mano de Dios para que nos haga prósperos. Algunas veces oímos de pensamientos y estrategias para levantar dinero en donde la gente dice, ‘tu muestra misericordia y danos dinero, y te prometemos que Dios te va a devolver y quizás algunos han dicho inclusive diez veces más.’ Un escritor parafrasea esta bienaventuranza de esta manera. ‘Esta es la gran verdad de la vida, si la gente ve que nos preocupa, ellos se van a preocupar por nosotros’. ¿En eso consiste? ¿todo consiste en ser amable a nivel humano para que usted pueda intimidar a la gente para que le devuelva amabilidad? ¿Todo tiene que ver con forzar la mano de Dios? desafortunadamente no es así de simple. El asunto es mucho más que una virtud humana, mucho más que una fórmula que se manifiesta en la vida. Sería agradable pensar en el hecho, de que esta es la gran verdad de la vida, pero la realidad es que no lo es. Los romanos no admiraban la misericordia en absoluto, admiraban la justicia, la venganza, la disciplina, el poder y la fuerza, pero pensaban que la misericordia era evidencia de debilidad. Algunos filósofos en el tiempo de la escritura del Nuevo Testamento dijeron que la misericordia es una enfermedad del alma, es evidencia de una persona enferma. Y cualquier persona exitosa estaría avergonzada por ser llamada misericordiosa, era una señal de debilidad. Francamente no es diferente de nuestra época, ¿verdad? Ser misericordioso, perdonador, amable, gentil con la gente, pasar por alto sus transgresiones, mostrarles gran bondad, una bondad magnánima sin importar lo que le hayan hecho a usted, es una señal de debilidad en la actualidad. De hecho, los esclavos, mujeres y muchos niños eran tratados como basura inútil. Un amo podía herirlos o matarlos cuando él quisiera, a su discreción. Era una especie de muestra de fuerza masculina hacer cosas como esas. En la actualidad la idea de que si nos preocupa otro se preocuparán, simplemente tampoco funciona. Nuestra sociedad egoísta, vengativa, competitiva, llena de litigios, se caracteriza por muchas cosas, pero la misericordia no es una de ellas. Además, entender la sustancia de la misericordia no es tan solo la idea simple de que si usted va a ser misericordioso hacia alguien más de alguna manera ellos lo van a hacer a usted rico, lo van a hacer a usted feliz, lo van a hacer a usted prospero o van a ser misericordiosos con usted. La mejor ilustración de eso es Jesús. ¿Hubo alguien jamás más misericordioso que él? Mostró misericordia a los enfermos, cojos, ciegos, sordos, y mudos. Les mostró misericordia a los pobres, a los expulsados por la sociedad, las prostitutas, la escoria, los que estaban tristes, los que estaban solos, los no amados. En una ocasión detuvo la procesión de un funeral, ni siquiera conocía a la gente a nivel personal, detuvo esa procesión para tocar el ataúd y restaurar a un joven de regreso a la vida, estaba triste por la tristeza de su madre viuda. Juan 8, misericordia a una ramera. ‘Y Yo tampoco te condeno, ve y no peques más’. Comió con publicanos y pecadores, señal de su misericordia hacia los expulsados de la sociedad. Marcos 2:16, “Al ver los escribas de los fariseos que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: porqué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores.?” De principio a fin, uno habría tenido que decir que la vida de Jesús fue una vida de misericordia. Si hubiera algún tipo de principio de que la misericordia conlleva a su propia recompensa, nunca funcionó para él. Si este fuera algún tipo de principio humano inviolable, o una forma de verdad que se manifiesta con la misma veracidad que las leyes de la ciencia funcionan, nunca habrían clavado al hombre más misericordioso que jamás vivió, a una cruz, ni lo habrían escupido. La persona más misericordiosa que jamás camino sobre la tierra no recibió misericordia de los hombres a quienes él les mostró misericordia. Dos sistemas crueles, el sistema romano y el judaísmo apostata, se unieron para matar al Hijo de Dios misericordioso. El totalitarismo de la Roma cruel se caracterizaba por la intolerancia. Uniéndose a ellos estaba el sistema religioso cruel, fariseo, judío, externo, que no podía tolerarlo, porque él habló la verdad. Sin misericordia se unieron para ejecutarlo. ¿Qué es entonces lo que el Señor está diciendo aquí? Él no nos está tan solo dando algún principio de vida humana, que de alguna manera siempre funciona. ¿Qué es lo que él está diciendo? Hay ver más allá del nivel humano, esta misericordia no se refiere a alguna emoción humana natural, no se refiere a alguna especie de principio terrenal que está en operación. Se refiere a una misericordia que crece, sale de una relación con Dios. Estamos hablando de algo que no es humano en absoluto. Es divino. Estamos saliendo del reino de las tinieblas, del reino de los hombres, del reino de este mundo y entrando al reino de nuestro Dios. Estamos hablando de un tipo de misericordia que opera en el reino de Dios, no en el reino del hombre. Hebreos 2:17, “Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo.” Significa tener misericordia, cuidar los afligidos, ayudar a los miserables, rescatar a los miserables. Una idea muy amplia, pero la intención de la palabra es bastante clara a partir de esas diferentes opciones. Tiene que ver con empatía y compasión. Hablamos de algo divino, esa es la realidad. No es alguna empatía débil que el hombre carnal en cierta manera puede conceder por la mera leche de la bondad humana. Estamos hablando de algo que va más allá de eso. Es una compasión genuina, verdadera, pura, divina, con motivos abnegados, que se estira para ayudar a alguien que es miserable, que está necesitado, que es pobre. La palabra hebrea para misericordia es hesed, realmente no se puede traducir. Los escritores del Antiguo Testamento en la mayoría de las traducciones tuvieron la intención de decir, ‘misericordia’. Misericordia abraza un motivo y una acción, No significa simplemente sentir empatía o sentir compasión. Se refiere a la capacidad de meterse literalmente en la piel de alguien más hasta que usted piensa sus pensamientos, siente sus emociones, entiende su dolor. Es más que una ola pasajera de compasión. Tito 3:5, ‘Según su misericordia, él nos salvó’. 1. El perdón es el fruto de la misericordia. Cuando Dios nos vio con compasión, afecto y empatía. Cuando Dios entró en nuestra piel, Jesús encarnado vino al mundo, sufrió todas las cosas que sufrimos, pero no pecó. Fue tentado en todas las maneras en que somos tentados, hubo una gran empatía, se volvió por nosotros un Salvador empático, compasivo y misericordioso. La misericordia entonces, estuvo detrás del perdón. Efesios 2:4, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó. Él nos salvó debido a la misericordia.” La misericordia es un atributo de Dios que llevó al perdón. La misericordia es la empatía de Dios hacia los que están sufriendo, los que han sido expulsados, los miserables, los afligidos, los que han sido pisados. Daniel 9:9, “Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra Él.” A partir de su compasión viene su perdón. Salmo 130, expresa la misma gran realidad. Creo que a veces pensamos en la misericordia como Dios reteniendo el juicio, y lo es. La razón por la que Dios retiene el juicio en misericordia es porque ha perdonado nuestro pecado. La misericordia está ligada al perdón. Pero ese es tan solo un aspecto. Hay muchas más misericordias que tan solo perdón. Salmo 119, “64 La tierra, oh Señor, está llena de tu misericordia; enséñame tus estatutos.” Génesis 32:10, “indigno soy de toda misericordia y de toda la fidelidad que has mostrado a tu siervo; pues con solo mi cayado crucé este Jordán, y ahora he llegado a tener dos campamentos.” 2 Samuel 24:14, “Respondió David a Gad: Estoy muy angustiado. Te ruego que nos dejes caer en manos del Señor porque grandes son sus misericordias, pero no caiga yo en manos de hombre.” Nehemías 9:19, “tú, en tu gran compasión, no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no los dejó de día, para guiarlos en el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andar.” Salmos 69:13, “Pero yo elevo a ti mi oración, oh Señor, en tiempo propicio; oh Dios, en la grandeza de tu misericordia, respóndeme con tu verdad salvadora.” El perdón es una expresión de la misericordia de Dios, pero no es la única. Salmo 145, “1 Clemente y compasivo es el Señor, lento para la ira y grande en misericordia. 9 El Señor es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas sus obras. 10 Señor, tus obras todas te darán gracias, y tus santos te bendecirán. Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre todas sus obras.” En el mundo creado por Dios, encontramos su misericordia expresada. Lamentaciones 3:22, “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; grande es tu fidelidad!” Donde hay compasión hay misericordia. V31-32, “Porque no rechaza para siempre el Señor, 32 antes bien, si aflige, también se compadecerá según su gran misericordia.” Su compasión es expresada en su perdón y mucho más. Todos los regalos de gracia, todos los regalos que Dios nos da, todos los regalos buenos, son expresiones de su compasión, empatía y misericordia. 2. La misericordia, también está ligada al amor. Efesios 2:4 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó. Él nos salvó debido a la misericordia.” Entonces, la misericordia fluye al perdón, pero a partir del amor. Comienza con el amor, se convierte en misericordia, se convierte en perdón. El amor es más amplio que tan solo la misericordia. Tomás Watson escribió, “La misericordia respeta de manera apropiada a aquellos que son miserables. El amor es de una consideración más grande. El amor es como un amigo que los visita a aquellos que están bien. La misericordia simplemente es para los miserables. El amor es más grande, pero la misericordia es una expresión del amor, la misericordia podríamos decir, es un médico para el enfermo. El amor es un amigo para todos. El amor actúa a partir del afecto, la misericordia actúa a partir de la compasión. El amor es constante, la misericordia es para momentos de miseria. El amor y la misericordia son diferentes, pero inseparables. Si voy a ser misericordioso, voy a ser perdonador. Si voy a ser misericordioso, voy a ser amoroso”. 3. Después está la misericordia y la gracia. Mientras que la gracia trata con el pecado mismo, la misericordia ve a la miseria que el pecado produce y la gracia ve al pecado mismo. Dios da gracia para nuestro pecado y misericordia para nuestra miseria como un resultado del pecado. La gracia ofrece perdón por el crimen, la misericordia ofrece alivio del castigo. La gracia viene primero y nos declara ya no culpables, la misericordia viene en segundo lugar y nos libra del pecado. La misericordia y la gracia son diferentes, pero inseparables. La misericordia elimina el dolor y la gracia concede una condición mejor. 4. Después está la misericordia y la justicia. Van de la mano. Tienen que ir así, desde el punto de vista de Dios. Él no puede ser misericordioso, si en alguna manera viola su justicia. La misericordia, cuando viene de Dios es una actitud santa, como todas sus otras actitudes, no niega su justicia o su santidad. No es algún sentimentalismo superficial que no considera la iniquidad e ignora la justicia. Esa es una misericordia falsa y no santa, que quiere encubrir la justicia. Pero Dios para ser misericordioso y mostrar misericordia tuvo que expresar su justicia, como todos sabemos. Y Él derramó su justicia en Cristo en la cruz satisfaciendo el requisito de un Dios justo y santo, por una ley justa y santa que habían sido violados, para que Él sea misericordioso hacia los pecadores miserables que habían caído bajo el juicio por la violación de esa ley. Entonces, la misericordia encaja junto con el perdón, aunque es diferente. Encaja junto con la gracia, aunque es diferente, encaja junto el amor, aunque es diferente. Encaja junto con la justicia perfectamente, aunque también es distinta. La realidad del asunto es que, si recibiéramos lo que merecemos, recibiríamos juicio sin misericordia. Eso es lo que recibiríamos. Recibiríamos juicio sin misericordia y lo mereceríamos. Santiago 2:13, “Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio.” Si usted es una persona misericordiosa, usted no será juzgada. Esa es otra manera de que Santiago diga, ‘Si usted es una persona misericordiosa, porque Dios le ha sido misericordioso a usted.’ En otras palabras, si a usted se le ha concedido misericordia divina, como hijo de Dios, usted demuestra que es uno que ha escapado el juicio. Pero la justicia ha sido satisfecha, el castigo ha sido implementado en Cristo. Podríamos decir entonces que la misericordia es más que el perdón, menos que el amor, diferente de la gracia y no es independiente de la justicia. Resumiendo, los misericordiosos no solo llevan los insultos de hombres malos, sino que sus corazones buscan a aquellos mismos hombres malos en su miseria, porque saben que van a perecer en sus pecados. La gente misericordiosa no solo va a llevar el insulto, no solo saben que va a apretar los labios, los dientes y soportar el insulto, sino que sus corazones alcanzan a esas personas que están siendo crueles, porque entienden la miseria terrible en la que están. Los misericordiosos están dispuestos a ser insultados, y perseguidos como se presenta más adelante, son empáticos con esas personas que inclusive los atacan. Están dispuestos a perdonar, son empáticos con los afligidos, son gentiles para con los débiles, son perdonadores hacia todos los que abusan de ellos, son considerados para con los caídos, son generosos para con los pobres, muestran gracia hacia los que ofenden y demás. Ellos son los que reciben la misericordia divina y están en gran necesidad de ella, entonces son prontos para compartir la misma. Mateo 18:23-35, un rey llamó a sus siervos para ajustar cuentas. En el ajuste encontró uno que debía 10mil talentos. Al no tener con que pagarlos, el rey ordena que lo vendieran con familia y posesiones. El hombre cae sobre su rostro y ruega, el rey es misericordioso y le perdona la deuda entera. Ese es un retrato hermoso de la misericordia. Pero el hombre que acababa de ser perdonado salió, y encontró a alguien que le debía una cantidad minúscula, lo molestó y lo arrojó a la cárcel de los deudores, hasta que le pagara todo. El mismo se rehusó a ser misericordioso. La parábola termina con el señor llamando a ese hombre cruel, y disciplinándolo hasta que el aprendiera a ser misericordioso. El Señor va a disciplinarlo, a quien ha recibido misericordia si usted no concede misericordia. Eras miserable, ciego y desnudo como el resto de todos nosotros pecadores. No merecías nada y Dios en su gran amor fue misericordioso y te perdonó la deuda entera, debes ser misericordioso con otros. Dios cambia tu corazón por su misericordia, la intención es que seas misericordioso hacia otros. Salmo 37:21, “El impío pide prestado y no paga, más el justo es compasivo y da.” Fue misericordia en Abraham, después que él había sido tratado mal por su sobrino Lot. Fue misericordia por parte de José, después de haber sido tratado tan mal por sus hermanos; asegurándose que el alimento de sus hermanos estuviera cubierto. Los perdonó y satisfizo de manera plena su necesidad. Fue misericordia, en Moisés, después de que María se había revelado en contra de él y el Señor le había dado lepra. Moisés fue al Señor viendo la miseria de María, y dijo, ‘Sánala ahora, oh Dios, te ruego’ Números 12. Eso es misericordia. Fue misericordia en David, lo que hizo que le perdonara la vida a Saúl. Eso es misericordia. En un mundo de gente sin misericordia, estamos consumidos en protegernos, asegurando que todo salga como queremos. Dios ha depositado a ciudadanos del reino para que sean misericordiosos y compasivos. El hombre, francamente, sin misericordia es malo, hostil, está enojado, y estamos viéndolo a plena luz del día el día de hoy. La ausencia de misericordia, simplemente despedaza y saca toda la ternura de una persona, no queda nada más que superficies duras, con orillas filosas. Pero para nosotros, que hemos venido a Dios en Cristo para recibir misericordia, hemos sido llamados a mostrar misericordia, a ser compasivos, benévolos, empáticos cuando vemos a otros en debilidad, miseria, y necesidad. La fuente de ser misericordiosos, es Dios, cuando llegamos a esta quinta bienaventuranza, V7, tuvimos que haber pasado por las primeras cuatro. Los que son misericordiosos, son aquellos que han reconocido su bancarrota espiritual, llorado por su pecado, mansos han venido ante Dios sabiendo que no le ofrecen nada, muestran hambre y sed de justicia que saben que no poseen y solo Dios la concede. Ese es el patrón de salvación a lo largo de toda la historia redentora. ¿Cómo se salvaban en el AT? Cristo no había venido aun, no podían confesar a Jesús como Señor y creer en su corazón que Dios lo había levantado de los muertos y de esta manera ser salvos. La respuesta está en las bienaventuranzas. En vez de soberbia y autosuficiencia espiritual, pensando que habían alcanzado la salvación por sus obras, están en bancarrota de espíritu. Azotados por pobreza cuando hablamos de alguna afirmación de justicia. En bancarrota moral y espiritual, y han llorado. Tristeza abrumadora sin esperanza, una gran mansedumbre, vergüenza que los humilla. En esa condición, claman a Dios con hambre y sed de justicia que no tienen, y no pueden ganar. En el Antiguo Testamento se salvaban, cuando reconocían, ‘No puedo guardar Tu ley, lo único que hago es violar Tu ley, estoy en bancarrota, soy indigno, me avergüenzo, estoy humillado Dios si voy a poseer Tu justicia Dios, Tú me la tienes que dar.’ Lucas 18, El fariseo dice, ‘Oh, guardo esto y hago aquello. Guardo las ceremonias, doy diezmos bla, bla. No soy como los otros hombres. El publicano tiene su cabeza hacia abajo, se golpea el pecho. Ni siquiera mira hacia arriba: “Dios, se propicio y misericordioso a mí, pecador.” Está clamando por misericordia, estando en bancarrota, llorando. Ese hombre era manso, con hambre y sed de justicia. Ese hombre clamó y recibió misericordia. La fuente de misericordia es Dios. Los misericordiosos son los de las primeras cuatro bienaventuranzas, han venido a Dios, han tenido hambre de justicia, y en misericordia Dios se las ha concedido. Tienen una conciencia profunda de su necesidad de liberación y justicia. Ven cuan pecaminosos, miserables y desesperados están, vienen buscando misericordia. Esto es tan importante para entender la salvación porque es lo mismo ahora. Mucha gente dice: Sí, quiero que Jesús arregle mi vida. Me gustaría que mi vida fuera diferente de lo que es, pero nunca se convierten de manera genuina porque el camino está indicado aquí. Tengo que llegar al punto de bancarrota moral, reconocer la vergüenza de mi propia vida, tener hambre y sed de justicia que no es mía, clamar a Dios por misericordia. Es un asunto de pecado. Para entrar al reino consiste en buscar una justicia que no tengo, recibo misericordia de Dios a partir de su compasión, quien ve mi condición miserable. Entiende mi consecuencia eterna, en misericordia y gracia me extiende perdón. Muchos quieren la bendición final, pasando por alto la verdadera operación de corazón. Balam, el falso profeta dijo, ‘Déjame morir la muerte de los justos y deja que mi fin sea como el de él.’ No es tan fácil, Balam. ¿Quiere usted morir la muerte del justo, y quiere terminar de la manera en la que el justo termina? Entonces venga usted a Dios en bancarrota de espíritu, triste por su pecado, avergonzado, teniendo hambre y sed de justicia que usted sabe que no posee y no puede ganarse. Si queremos la realidad de la misericordia de Dios en nuestras vidas, hay un camino. Las bienaventuranzas, Dios es la fuente de la misericordia. Efesios 2:4, “Dios, quien es rico en misericordia.” Salmos 103:11, ‘Como los cielos son altos sobre la tierra, así de grande es su misericordia hacia aquellos que le temen.’ Lucas 6:36, “Estad agradecidos, sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.” Salmo 62:12, ‘A ti oh Jehová pertenece la misericordia’. Salmo 86, 103, 111, 112, 116, 145. Dios es la fuente. No es alguna ley humana natural, estamos hablando aquí de una obra divina, Dios es la fuente en Jesucristo. Dios se metió en la piel del hombre, sintiendo, viendo, como el hombre ve. El acto supremo de la misericordia de Dios fue volverse hombre, mostrar su empatía, su compasión, su amor, su gracia y su misericordia al morir en nuestro lugar. Toda la misericordia que Dios jamás tendrá en el hombre, ya la tuvo cuando Cristo murió. La totalidad de la misericordia, no podría haber más. Dios ahora puede actuar hacia nosotros en gracia, porque Él ya ha tenido misericordia de nosotros. Esta fuente está ahora abierta y fluyendo libremente desde la cruz. La inundación de misericordia se abrió en la cruz y fluyó en adelante, y fluyó hacia atrás en base a la obra de Cristo, para satisfacer la justicia de Dios. Dios tuvo la libertad de derramar misericordia sobre los suyos. Entonces hemos recibido misericordia de Dios. Cada vez que inhalo, inhalo misericordia. Cada bocado de pan que como, como misericordia. Vivo en la misericordia de Dios ahora y en misericordia viviré para siempre. La sustancia de ser misericordioso. Ahora, sabemos que hemos recibido misericordia. Pero, ¿que hay en ser misericordiosos? Esto emana de la misericordia de Dios hacia nosotros, es bastante obvio. No necesitamos decir mucho de eso. Dios ha demostrado misericordia hacia nosotros, hemos tenido un entendimiento claro, transformador, maravilloso de la misericordia. Hemos sido llamados a la misma misericordia. Nosotros que hemos recibido misericordia, hemos sido llamados a darla. ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.’ Hay un tipo de ciclo aquí, recibo misericordia cuando clamo teniendo hambre y sed de justicia. Me convierto en dador de misericordia, y de Dios recibo más misericordia. Cuando me convierto en cristiano, no salgo de la categoría de los inmerecedores, a la de los merecedores, todavía soy de pecaminoso, indigno e inmerecedor. De tal manera que toda buena dadiva y todo don perfecto, el Padre nos lo da como regalo de misericordia. El ciclo, clamo por misericordia, Dios la da, transforma mi corazón, me convierto en alguien misericordioso, la doy y Él derrama más misericordia. Esto, realmente es el resumen de nuestra salvación. Romanos 12:1, “Así que os ruego hermanos, por las misericordias de Dios,” ¿Cuáles son? Romanos 1 al 11. Todo lo que Dios les da a los suyos, todo en la justificación, la santificación, la glorificación, está en la categoría de las misericordias de Dios. Todas son expresiones de su compasión, regalos de su empatía, todas se atribuyen al hecho de que él se preocupa por los necesitados, que Él es compasivo hacia los miserables. Sus misericordias, (Lamentaciones) Son nuevas, cada mañana. Lo que tengo encaja en sus misericordias. Vemos a los fariseos, a quienes Jesús les hablaba. Habían adoptado un enfoque totalmente diferente de la vida, su idea era golpear a los pobres con mayor fuerza o daban limosnas en el templo, las cuales eventualmente llegaban a los pobres, pero tocaban una trompeta anunciando que lo iban a hacer, porque todo era hecho para llamar la atención a sí mismos. No expresaban ninguna misericordia, ni empatía, ni compasión, o amor hacia nadie. Buscaban el aplauso de los hombres. Eran obras de misericordia en teoría, pero eran obras de vanagloria para tranquilizar sus conciencias. Lo mismo puede suceder en la actualidad. Un verdadero hijo del rey tiene que vaciarse del egoísmo antes de que el llene sus manos de limosnas. Tendrá que colocarse en el polvo primero, antes de que pueda levantar al necesitado del polvo. Dios ha sido misericordioso hacia nosotros, nosotros entonces nos hemos convertido en los misericordiosos. Es el giro más severo en su salvación, recibir toda la misericordia de Dios y después ser cruel, no mostrar misericordia, carecer de compasión hacia aquellos que son pecaminosos, o son miserables, o pobres, o están necesitados, están sufriendo. Inclusive los que nos persiguen. Esto es tan sustancial y tan esencial, Santiago 2, “10 Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos. 11 Pues el que dijo: No cometas adulterio, también dijo: No mates. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley. 12 Así hablad y así proceded, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad. 13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio.” G¿Quiere colocarse usted en una posición en la que va a ser disciplinado, como ese hombre que fue perdonado en la parábola de Mateo 18? Entonces, retenga la misericordia de la gente y Dios va a traer disciplina en usted. Que giro tan increíble recibir toda esta misericordia nueva cada mañana, y no conceder nada de misericordia a alguien que lo rodea a usted. Como creyentes continuamos reconociendo nuestra bancarrota espiritual, continuamos estando tristes por nuestro pecado, continuamos sintiendo la vergüenza y culpabilidad por esas cosas que hacemos que deshonran al Señor. Continuamos teniendo hambre y sed de justicia en el sentido de que queremos buscar el ser más como Cristo, y manifestar más de su virtud justa. Y continuamente somos los misericordiosos quienes, de la mano de Dios, como que están en su reino reciben nuevas misericordias cada mañana. Mateo 6, “14 Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. 15 Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.” ¿Quiere una vida miserable? No perdone. Eso lo hará a usted miserable. Es posible que la gente sin misericordia pueda profesar ser ciudadanas del reino, pero en realidad no lo sea. La gente vengativa, justa en sí misma, defensiva, que se protege a sí misma, que carece de empatía y compasión, perdón, son como los sacerdotes, el levita que se apresuró en el camino a Jericó y pasaron junto al hombre golpeado. Necesitamos mostrar misericordia, en primer lugar y sobre cualquier otra cosa, amados, necesitamos mostrar misericordia a las almas de pecadores, al darles el evangelio. Esa es la cosa más misericordiosa que usted puede hacer, necesitamos mostrar misericordia a la gente, al apuntarlos hacia la justicia. Necesitamos mostrar misericordia a la gente al ayudarles a satisfacer sus necesidades. Necesitamos mostrar a la gente al orar por ellos, necesitamos mostrar misericordia a la gente al perdonarlos. Podemos decir que necesitamos mostrar misericordia al predicar el Evangelio. Necesitamos mostrar misericordia al apuntarlos a la misericordia, si son desobedientes. Necesitamos mostrar misericordia mediante la oración. Necesitamos mostrar misericordia al perdonar, y la secuela, al final, y terminamos, V7, ‘Porque ellos alcanzarán misericordia’. Ellos obtendrán misericordia, ¿qué es eso? misericordia continua de Dios. No sé usted, pero yo realmente quiero que todas las misericordias de Dios sean derramadas en mí. Esto no dice que puede ganarse su salvación, que usted va a obtener la misericordia salvadora de Dios, si usted actúa de manera misericordiosa. Esto significa que, si usted ha sido hecho una persona misericordiosa y usted actúa de manera misericordiosa hacia otros, Dios va a derramar misericordia en usted. No es que sus actos de misericordia le ganan un mérito para salvación, pero usted obtendrá misericordia. No dice que usted obtendrá salvación, usted obtendrá misericordia. Pero usted no obtiene misericordia a partir del mérito. Usted no puede ganarse la misericordia, la misericordia es dar lo que usted no merece. Dios será misericordioso hacia mí, si soy misericordioso hacia otros. Salmo 86:3, ‘Sé propicio, sé misericordioso hacia mí, oh Dios’, ‘Sé misericordioso hacia mí, oh Dios porque clamo a Ti diariamente.’ Y estas palabras, ‘ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Y en la casa de Jehová, habitaré para siempre.’ No es sorprendente que el salmista dijo en el Salmo 59, ‘Cantaré de tu misericordia’.
El único camino a la felicidad: Sé limpio de corazón
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra . 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios . 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Aprendí a estudiar la Biblia haciendo preguntas, muchas veces poniendo en aprietos a otros al responder. Este tipo de contexto permite que el que no sabe, sea guiado por el que si sabe. Cuando digo el qué si sabe, no se refiere única y exclusivamente a otro ser humano, es válido ser inquisitivo con el Espíritu Santo. La primera pregunta que siempre viene a la mente del estudiante de la Biblia es esta, ¿cuál es el contexto de estas palabras? Palabras como estas no son creadas a partir de un vacío, no se dicen por casualidad o circunstancia que existía ahí en el escenario, sino que más bien emergen a partir de un contexto histórico, religioso y espiritual. Ese es el caso en el Sermón del Monte. Primero: Cuando Jesucristo vino, Israel estaba en una condición desesperada. Políticamente había perdido su libertad, bajo el dominio del imperio romano. Económicamente Israel luchaba porque los romanos demandaban impuestos exorbitantes. Por eso despreciaban y odiaban a los recolectores de impuestos. No obstante, espiritualmente Israel también estaba en grandes problemas. Nos enfocaremos en el contexto espiritual, es lo que la bienaventuranza aborda. Desde el punto de vista espiritual el pueblo de Israel estaba bajo el yugo opresivo de los fariseos, quienes eran los religiosos dominantes de la época, habían malinterpretado la ley de Moisés, como algo que en sí mismo era un código legal mediante el cual podían ganarse la salvación. Habían añadido muchas otras leyes, reglas y ordenanzas que constituían e imponían un sistema incansable, rígido de deberes del pueblo que eran imposibles de cumplir. Por tanto, el pueblo no podía vivir al nivel de las demandas religiosas existentes de la época. Eso los dejó sintiéndose oprimidos, frustrados, y culpables. Razón por la que Juan el Bautista tuvo una respuesta tan amplia y fenomenal a su ministerio, todo Israel salía al rio Jordán para oírlo. No tuvo un representante de relaciones públicas, no tuvo publicidad escrita, radio o TV. Sin embargo, la nación entera salió a oír a Juan el Bautista. En parte debido a que estaba predicando acerca de pecado y arrepentimiento. Muchos se sentían culpables por la incapacidad de guardar el sistema legal impuesto sobre ellos, temerosos por su incapacidad de guardar la ley, por lo tanto, pensaban que quedarían afuera del reino. Temían ser excluidos del reino de Dios. No hay dudas de que estaban muy ansiosos y emocionados por buscar un redentor y un libertador político para liberarlos de Roma. Buscaban un libertador económico que los liberara de su pobreza. Pero más que nada estaban en necesidad de un libertador espiritual que les trajera algo de paz y satisfacción para su alma, aliviara su culpabilidad, su vergüenza y el remordimiento que tenían. La ausencia de paz que parecía turbar sus almas. Estaban clamando por un redentor en todas esas áreas. Dios lo había prometido, la esperanza se había atesorado en sus corazones, de que ese redentor vendría. Finalmente, Juan el Bautista, precursor del Mesías, el último de los profetas del Antiguo Testamento vino y comenzó a predicar que el Mesías estaba por venir. Era momento de preparar su corazón para que no te quedaras afuera de su reino. El Mesías venía y era momento de reconocer su pecado y arrepentirse; recibir un perdón disponible y preparar su corazón para el redentor y para su reino. La gente no quería quedarse afuera del reino, no quería quedarse sin vida eterna, no querían perderse todo lo que Dios le había preparado a su pueblo mediante el Mesías. Entonces buscaban a alguien que les ayudara a enfrentar su culpabilidad y pecado. Se vuelve evidente, conforme estudiamos los evangelios, aunque había una preocupación por la liberación política de Roma, por la estabilidad y la prosperidad económicas. También había un asunto clave que estaba sosteniendo los corazones del pueblo judío, y era este asunto espiritual. Por ejemplo, Nicodemo quien era ‘el maestro en Israel’, según Juan 3, un líder fariseo de los judíos, un hombre de gran estatura, vino a Jesús de noche y le dijo, ‘Rabí, sabemos que has venido de Dios, como Maestro, porque nadie puede hacer estas cosas que tú haces, al menos de que Dios esté con él.’ Es interesante que Jesús respondió, pero Nicodemo, no había hecho una pregunta, ‘De cierto, de cierto te digo, a menos de que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.’ ¿Por qué le dijo esto a él? porque él podía leer su corazón. ¿Y cuál fue la pregunta de Nicodemo? La pregunta de Nicodemo debió haber sido, ¿cómo me aseguro de que no me pierdo el reino y que entro al reino? Nicodemo vino consciente de su pecado, culpabilidad, indignidad y temiendo perderse el reino. Esa pregunta que molestaba el corazón de Nicodemo, ¿cuál es el estándar justo para la salvación? ¿qué debo hacer para ser salvo? Para decirlo en el lenguaje tomado de otro, ¿cómo puedo estar bien con Dios? ¿cómo puedo ser aceptado por Dios? Era lo que estaba en el corazón de este hombre. No era el único que pensaba así, muchos de los judíos se preguntaban lo mismo. Más adelante Jesús en Mateo 6:28, la multitud a la que él alimentó, le preguntaron, ‘¿Qué haremos para que hagamos las obras de Dios? Ahí de nuevo estaba esa misma realidad molesta de que algo está mal en nuestras vidas. Hay pecado, hay culpabilidad, hay una herida que nuestra conciencia nos presenta, tememos que nuestro pecado nos pueda separar de Dios, tememos que no estemos haciendo las obras de Dios, que de alguna manera no lleguemos al reino. En Lucas 10, encontramos esta misma preocupación de nuevo, saliendo a la superficie. Cierto interprete de la ley habló con Jesús, buscando tentarlo, ‘¿Maestro, que haré para heredar la vida eterna?’ Una pregunta muy importante. ¿Cómo puedo estar bien con Dios? ¿Cómo puedo conocer a Dios? ¿Cómo puedo recibir vida eterna? Lucas 18:18, de nuevo. Cierto líder cuestionó a Jesús diciendo, ‘Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? La misma pregunta básica. Diferentes escenarios, pero la misma pregunta. Dios es Santo, ellos sabían eso. Dios es Justo, Dios ha establecido un estándar justo, Su ley. Y la violamos, y por mucho que tratemos, no podemos guardarla. ¿Cuál es la condición que debemos alcanzar para entrar a la presencia del Dios Santo? ¿Cómo podemos ser salvos de nuestro pecado? ¿Cómo podemos estar seguros de la vida eterna? ¿Cómo podemos entrar al reino de Dios? Esta es la pregunta que estaba con mayor frecuencia en las mentes de la multitud en Galilea, conforme Jesús enseñó estas bienaventuranzas en el Sermón del Monte en Mateo 5. Esta pregunta los molesta, es latente en las mentes de sus oyentes. Había ido por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino, curando todo tipo de enfermedades, su fama se había esparcido por todos lados, y finalmente esta multitud masiva se congrega, y sus corazones básicamente están cargados con esta gran pregunta, ¿qué tipo de justicia debemos tener para ser aceptados en el reino de Dios? ¿qué tipo de justicia debemos alcanzar para entrar al cielo eterno de Dios? Eso estaba en sus corazones, ¿qué demanda Dios de nosotros? Esa es la pregunta del corazón que Jesús responde en la bienaventuranza, ¿qué tan bueno debe ser un hombre? ¿qué es requerido? ¿cuál es el estándar? 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios. ¿Qué es necesario para ver a Dios? lo cual realmente es otra manera de decir, para entrar a Su reino. Es necesario un corazón limpio. Eso fue algo poderoso. Eso francamente fue una afirmación que los sacudió. Como puede ver, la gente en ese entonces como en la actualidad, tiende a medirse a sí misma por los que lo rodean. Especialmente a los fariseos les encantaba hacer esto, compararse a sí mismos con otros y de esta manera evaluarse a sí mismos como mejores que otros. Tenían la esperanza de ser aceptables para Dios, de manera típica cuando alguien desea probar su virtud, ver su propia virtud, desea probar su ética, probar su moralidad para elevar su soberbia y sentirse bien acerca de sí mismo, inevitablemente se mide a sí mismo comparándose con otro, o junto a otro ser humano que es inferior, es inevitable. Siempre puedo encontrar a alguien más bajo que yo. En cierta manera funciona así, me siento mejor que alguien que está debajo de mí. Y el que está debajo de mi va a encontrar a alguien que está debajo de él, para que él se sienta mejor por sí mismo. Y el que está debajo de él va a encontrar a alguien que está debajo de él, con quien compararse para que se sienta mejor de sí mismo. Y simplemente sigue descendiendo hasta que finalmente el estándar es la persona más pecaminosa del mundo. Ese es el estándar definitivo y si soy mejor que él, puede que esté bien. Entonces si lo hago a nivel humano, el estándar más elevado es la peor persona. Y cuando me mido a mí mismo en contra de ese estándar, puedo sobrevivir con mi soberbia y autoestima intacta. Pero la realidad del asunto es que no es la persona más baja en el mundo quien es el estándar, es Dios, el ser más elevado en el universo. El más Alto, el más Santo, el Dios sin pecado, el Dios de las épocas es el estándar. Cuando Dios establece el estándar para virtud justa, él lo establece a su propio nivel. Entonces el Señor responde a la pregunta de la gente al decir que únicamente los limpios de corazón verán el reino de Dios, solo los limpios de corazón heredarán la vida eterna, solo los puros de corazón serán salvos, porque solo ellos alcanzan el estándar de Dios. Realmente esta es la bienaventuranza clave. Y si esta es la clave, ¿Por qué no vino primero? ¿Por qué tenemos todas estas bienaventuranzas preliminares, comenzando en el V3? Porque este es el pináculo, este es el centro de atención, esta es la joya primordial y llego hasta allí, si empiezo en el V3, con pobreza en espíritu, reconociendo mi bancarrota espiritual. Después lloro por mi condición. Después soy manso y humilde, debido a esa condición. Después tengo hambre y sed de justicia. Se me concede misericordia para que pueda convertirme en limpio de corazón, lo cual es recibir la justicia que Dios demanda. Como podemos ver, los fariseos los peores de ellos, los legalistas, pensaban que era suficiente mantener alguna pureza externa, alguna religión externa, pero aquí Jesús despedaza esa suposición falsa y dice, “Los únicos que verán a Dios, son los limpios de corazón.” Inicialmente esto no habría aliviado la carga, esto simplemente la habría multiplicado porque de manera típica, los fariseos y los otros judíos que podrían haber sentido algo de culpabilidad, habrían estado sintiendo culpabilidad por su incapacidad de cumplir al nivel de la ley de Dios. En lugar de aliviar ese tipo de presión el Señor añade más presión al decir, ‘Bueno, por no decir nada de lo que están haciendo por fuera, hablemos de esto, nunca verán a Dios a menos de que sean absolutamente puros en el interior, lo cual multiplica, por los menos inicialmente, el temor. La Palabra del Señor encaja en el flujo de las bienaventuranzas, son los limpios de corazón, los que se convierten en los pacificadores, V9. Son los limpios de corazón los que son perseguidos, V10. Son los limpios de corazón los que son insultados, perseguidos, y en contra de quienes se habla toda maldad de manera falsa, V11. Son los limpios de corazón los que son la sal de la tierra, V13. Son los limpios de corazón los que son la luz del mundo, V14. ‘Bienaventurados’ la hemos traducido como ‘feliz’ o ‘gozoso’, definamos lo que queremos decir con eso. No estamos hablando de algo que es superficial. Quizás una buena traducción de bienaventurados, para añadir a las otras dadas, es decir que es una condición de bienestar, de bienestar espiritual que resulta de la salvación. El bienestar es una buena manera de traducirla, prosperidad espiritual. ‘Prósperos son los limpios de corazón.’ Los legalistas judíos, legalistas farisaicos, y los que seguían su línea, fueron el objetivo directo de las palabras de Jesús, estaban trabajando duro para responder a ¿cómo realizo algún acto externo? Jesús simplemente despedazó el sistema entero con esa afirmación, desmanteló cualquier enfoque externo de llegar a Dios al decir que las únicas personas que entrarán al reino de Dios, que experimentarán la vida eterna, que verán a Dios, son aquellas que son limpias en el interior. Eso debió haber entrado como una espada dividiendo el alma y espíritu como está escrito en Hebreos. Acaso los judíos, inclusive ellos, habían fallado en no reconocer las implicaciones y hechos del Antiguo Testamento, Salmo 51:6, ‘He aquí tú amas la verdad en lo íntimo’. Oseas 6:6, ‘No me delito en sacrificios sino en lealtad u obediencia.’ ‘El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón.’ Ellos estaban haciendo lo imposible por concentrarse en lo externo, y no podían hacer nada por lo externo. Salmo 24, tenemos un retrato hermoso de esta lucha. David es el salmista, se retrata a sí mismo como un peregrino y va a una fiesta en Jerusalén. Este es un gran acontecimiento, su corazón está emocionado conforme se acerca a la gran ciudad y al gran templo. Pero conforme David se acerca en toda la euforia de la experiencia de celebrar esta fiesta en Jerusalén y estar en el templo, él es azotado con una realidad que lo humilla. Salmo 24:1, “De Jehová es la tierra y todo lo que en ella hay, y el mundo y todos los que en el habitan. Porque él lo ha fundado sobre los mares y lo ha establecido sobre los ríos.” Después el hace esta pregunta, ¿quién ascenderá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en pie en su lugar santo? Conforme él se mueve hacia Jerusalén, y espera entrar en el templo, es detenido por así decirlo, mentalmente, y se hace la pregunta, ¿cómo voy a ser digno de entrar a la presencia de Dios? ¿quién va a entrar ahí? David responde la pregunta, porque conoce la respuesta. No hay alguien que haya guardado la ley de Dios perfectamente o alguien que ha cumplido todos los requisitos ceremoniales, sino que más bien, V4, “el que tiene manos limpias y un corazón puro, que no ha levantado su alma a la mentira, y no ha jurado engañosamente.” Él recibirá una bendición, ahí está la bienaventuranza. Una bendición del Señor, justicia del Dios de su salvación. Ahí está la imputación, ahí está la justificación, el que Dios concede justicia divina al pecador, recibe justicia y bendición, sus manos están limpias, y se le ha dado un corazón limpio. Usted tiene ahí justificación, conversión, transformación. ¿Quién va a ver a Dios? ¿Quién tiene el derecho de ascender a su monte santo? ¿Quién tiene el derecho de entrar a su presencia? Aquellos a quienes se les ha dado su justicia, han sido limpiados en el interior mediante la regeneración, la renovación del Espíritu de Dios. Isaías 59:1, la misma realidad, “He aquí la mano de Jehová no se ha acortado que no puede salvar, ni su oído no puede oír.” Dios es un Dios salvador, dispuesto a salvar. El problema no es Dios, V2, “pero vuestras iniquidades han hecho una separación entre vosotros y vuestro Dios. Y vuestros pecados han escondido Su rostro de vosotros, para que Él no oiga.” Sigue hablando acerca de esos pecados en V3. V12, “Nuestras transgresiones están multiplicadas delante de ti, y nuestros pecados testifican contra nosotros, porque nuestras transgresiones están con nosotros y conocemos nuestras iniquidades.” V16, “Y cuando él vio que no había hombre, y quedó sorprendido porque no había uno que intercediera, entonces su propio brazo le trajo salvación y su justicia lo sostuvo. Y él se vistió de justicia como una coraza, y un yelmo de salvación en su cabeza. Y se vistió de vestimenta de venganza por ropa, y se enredó de celo como un manto.” Dios vio la situación del pecador, y Dios vio que no había hombre que librara al pecador, entonces Dios se armó a Sí mismo de salvación para venir y salvar. V20, “Y vendrá el redentor a Sion…,” ese redentor será Dios mismo y vendrá a aquellos que se vuelven de la transgresión. Isaías vio el problema, lo que era requerido era el arrepentimiento, lo que era requerida era justicia imputada, transformación del corazón, nueva creación, regeneración, y fuera de eso ningún hombre puede ver a Dios sin importar cuanta religión externa ese hombre pueda practicar. Ezequiel 36:25, Dios habla, “Rociaré agua limpia en vosotros y seréis limpios,” Dios tiene que limpiar tu corazón. “Os limpiaré de toda vuestra inmundicia y de todos vuestros ídolos.” Además, iré más allá de eso, “Os daré un nuevo corazón y colocaré un nuevo espíritu dentro de vosotros y quitaré el corazón de piedra de vuestra carne, y os daré un corazón de carne.” Esa es una promesa de regeneración del Nuevo Pacto. Eso es nuevo nacimiento, transformación, santificación. Colocaré mi espíritu dentro de vosotros, haré que caminéis y tengáis cuidado de observar mis ordenanzas. Viviréis en la tierra que di a vuestros ancestros, para que seáis mi pueblo y seré vuestro Dios. Además, “Os salvaré de toda vuestra inmundicia; llamaré al grano y lo multiplicaré, y no traeré hambre sobre vosotros.” No más juicio. El juicio siempre le ha pertenecido a corazones que son limpios, siempre le ha pertenecido a aquellos que han sido limpiados, e inclusive en el cristianismo en nuestra época, no es diferente, tenemos esas personas que tienen una religión de cabeza, tenemos esas personas, que han sido criados en una religión ceremonial, que tenían una culpabilidad que los molestaba, vergüenza, temor, duda, ansiedad. Van a sus diferentes iglesias, cumplen con los diferentes rituales, querían saber cómo entrar al reino, querían saber lo que era requerido. Pensaban que quizás podrían alcanzarlo y vivieron con una culpabilidad por quedar cortos. Hasta que finalmente la misericordia de Dios y su gracia, Él los quebrantó bajo el peso de su propio pecado y clamaron a Dios, pobres en espíritu, llorando, mansos. Le hablaron de su hambre y sed de justicia, él derramó misericordia sobre ellos y purificó sus corazones para que puedan verlo. Dios llama a una religión de corazón. Un pecador en la condición en la que está, de manera natural es totalmente inaceptable para Dios, inepto para su reino sin importar cuan religioso sea él. No importa cuán filántropo sea él, no importa cuánto de la leche o de la bondad humana él de, no importa cuán moral sea, no importa cuán bueno sea humanamente, no importa cuán amable sea hasta que tiene un corazón limpio, un corazón purificado y ha sido cubierto con el atuendo de justicia, nunca verá a Dios. Dios demanda santidad. 1 Pedro 1:16, “Seréis santos porque yo soy santo.” Ahí está el estándar, nadie lo cumple ¿Qué hace con esto? Necesita un redentor, necesita justicia y pureza que no tiene, necesita un Dios que le conceda justicia que le pertenece a Él y le dé un corazón nuevo. 1 Pedro 1:18, “fuisteis redimidos, fuisteis comprados de regreso del pecado, no con cosa perecederas como plata u oro, sino, V19 con la sangre preciosa como de un cordero sin mancha, la sangre de Cristo.” V22, “en obediencia a la verdad, de Cristo, (el evangelio), habéis purificado vuestras almas.” Ha nacido de nuevo mediante la Palabra de Dios imperecedera, viva y permanente. Eso es necesario. ¿Qué es lo que realmente está involucrado en ser limpios de corazón? Preguntamos un poco de contexto, ahora hagamos una segunda pregunta. ¿Qué está involucrado en ser limpio de corazón? Bueno, hablemos de corazón por un momento. Kardia, de ella obtenemos nuestra palabra ‘cardiaco’ y simplemente significa ‘el corazón’. El Señor se concentra en el punto medular aquí, los más religiosos en Israel y los más religiosos en la actualidad, desde el punto de vista de la sociedad, son los que hacen el mayor esfuerzo religiosamente a nivel externo. Y los fariseos guiaban el desfile en su época, siempre estaban limpiando sus manos, contenedores y sartenes, trabajando en el exterior, ignorando el interior. Estaban diezmando todo hasta la semilla más pequeña posible, estaban atravesando por sus oraciones ritualistas, pero ignoraban el amor, la justicia y la verdad, como el Señor lo señaló. Habían sustituido las tradiciones de los hombres por los mandatos de Dios. Y Jesús dijo, ‘Esto no tiene que ver con lo que hacen en el exterior. Esto va al corazón, al centro de su persona.’ ¿Qué es el corazón? Bueno obviamente es un músculo. Lo vemos fisiológicamente, pero lo vemos como algo más que eso. Hablamos de amar a alguien con todo tu corazón, eso es algo en cierta manera extraño, que decir. No decimos que amamos a alguien con todos nuestros riñones, o hígado, o tiroides u otra glándula. No sé cómo quedamos en eso, excepto que lo heredamos en cierta manera de esta idea hebrea. El corazón es la fuente de la vida, porque bombea el fluido de la vida en nuestros cuerpos. El corazón es usado en las Escrituras, realmente en la mayoría de los casos para referirse a la mente, la parte que piensa en nosotros, e involucra la emoción, lo cual es parte del pensamiento. Pero es la fuente de la personalidad. En cierta manera es un símbolo de nuestra persona interior. Porque cuál es su pensamiento en su corazón, Proverbios 4:23, ‘Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón porque de él mana la vida.’ Esa es la mejor definición del Antiguo Testamento del corazón. El corazón es esa parte de nosotros, de la cual todos los asuntos de la vida emanan. Hacer la voluntad de Dios del corazón, eso es de la persona interior, el ser interior. El corazón es la fuente de todo lo que es lo mejor y lo peor de nosotros, porque el corazón realmente es la persona interior. El corazón por lo tanto es engañoso, más que todas las cosas y perverso, ¿quién lo conocerá? dijo el profeta Jeremías. En Génesis dijo que ‘todo designio de los pensamientos del corazón’, hablando del hombre, ‘era de continuo, solamente el mal’. Entonces el corazón es lo que piensa y siente. El corazón es nuestra persona, nuestra persona interior. Lo que el Señor dice en esta bienaventuranza, es que, antes de que me veas, tiene que ver un cambio sustancial en la médula de tu ser. No tiene que ver con la religión, no tiene que ver con lo de afuera, tiene que ver con lo de adentro. Tiene que ver con un cambio dramático total de la persona interior, el problema está en el corazón. Hablamos de un problema y decimos, ‘Bueno, el corazón del problema, y…’ con eso nos referimos a la médula misma, a la esencia misma en donde todo está contenido, todo aquello que nos define. Esa es la razón por la que David, después de su gran pecado, Salmo 51:10, “Crea en mí un corazón, limpio Dios’ ¡quiero un corazón limpio!” David y Saúl, ciertamente ilustran esa verdad. Cuando Dios llamó a Saúl a ser rey, 1 Samuel 10:9, la Biblia dice que Dios le dio otro corazón. No se refirió a que tuvo un trasplante, se refirió a que Dios lo cambió en el interior, en la medula misma de su ser. Al principio de su reinado fue bueno, pero después él desobedeció a Dios al actuar como si el pudiera funcionar como un sacerdote, pero no podía. Estaba prohibido y Samuel dijo, ‘El Señor dice que el reino no continuará, porque el Señor ha buscado un hombre conforme a su corazón. Dios le dio otra predisposición, Dios le dio otro corazón otra especie de dirección desde el interior, para ser rey. Pero no fue un corazón conforme al corazón de Dios. 1 Samuel 13:14, Dios estaba buscando un hombre conforme a su corazón. ¿Quién fue ese hombre? David. David fue ese hombre conforme al corazón de Dios. Salmo 9, Salmo 119, Salmo 26, Salmo 27, Salmo 28, ahí lo vemos. ¿Cuál fue el secreto de David? Salmo 57:7, “Mi corazón está fijo Dios.” Tú me has dado un nuevo corazón, y está concentrado en Ti. Salmos 16, “A Jehová siempre he puesto delante de mí, por lo tanto, mi corazón está contento.” Los judíos se concentraban en lo exterior, y nada en el corazón. En la profundidad de su ser lo sabían, que todo ese legalismo y todo ese esfuerzo para llegar ahí, los hacia quedarse cortos, razón por la que tenían la culpabilidad, razón por la que la pregunta surgía, un temor continuo de que quizás no entrarían al reino. ¿De qué está hablando ‘limpio’? En nuestra cultura, la limpieza o la pureza puede ser vaga, podríamos pensar en la pureza como algún tipo de vida puritano o fuera de moda, estrecho de mente que restringe la vida. La pureza o la limpieza podría aparecer un poco insípida y aburrida. Usted sería intimidante, aburrido y poco interesante. ¿Acaso no ayudaría una pequeña mezcla de impiedad, en cierta manera para darle sazón a su vida?’ La palabra katharos viene del verbo griego katharizo, lo cual significa ‘limpiar de inmundicia, impureza’, lo significa en un sentido moral, estar libre de la contaminación del pecado. Es semejante al latín castus, la cual es la raíz de la palabra ‘casto’. Cuando hablamos de una catarsis, es una limpieza. Es una medicina, es un agente usado para purificar y limpiar. De lo que estamos hablando aquí es, de gente que ha sido limpiada. Aquellos cuyos interiores han sido limpiados. Y eso es exactamente lo que la salvación hace. ¿Qué busca Dios? Busca personas cuyo corazón ha sido limpiado, regenerados, cuyo corazón antiguo de piedra, pecaminoso, rebelde, ha sido sacado y reemplazada por un corazón nuevo. Han sido lavados. Jeremías 32, “Les daré un corazón y me temerán para siempre.” Dios busca corazones puros. Jesús predicó que un hombre necesitaba tener un corazón limpio. En el Sermón del Monte, Mateo 6:21, “Porque donde esté vuestro tesoro, ahí también estará vuestro corazón”. ¿En dónde está su corazón? Usted no puede servir a Dios y al dinero. Singularidad de corazón es lo que él tiene en mente. Está a lo largo del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla de integridad. Santiago 4:4 “Almas adulteras, no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios. Por tanto, todo aquel que quiere ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. Por lo tanto, acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, vosotros pecadores y purificad vuestros corazones.” Eso es la salvación. Aquí es en donde llegamos en las bienaventuranzas, es el pináculo cuando Dios viene en misericordia y limpia el corazón. Y es solo entonces, que veremos a Dios, cuando el corazón ha sido limpiado. No es sorprendente que David dijo, “¡Crea en mí un corazón limpio, oh Dios!” Esa debe ser la oración de todo penitente. Después, vivo la vida cristiana, clamando, como David lo hizo, que Dios mantenga ese corazón limpio y puro. Pureza en el corazón, ¿de qué es realmente de lo que estamos hablando? ¿cuántos tipos de pureza hay? Primero, pureza primitiva. Los teólogos la usan para expresar la pureza original de Dios. La pureza esencial a la naturaleza de Dios como la luz es al sol, como mojado es al agua. Eso no es innato en nosotros, no tenemos pureza primitiva, tenemos impureza primitiva. Pero la pureza primitiva se refiere a esa pureza que está en Dios originalmente. Segundo, pureza creada. La pureza que Dios coloca en su criatura, originalmente los ángeles fueron creados puros, también Adán y Eva. Nosotros no participamos en ninguna de esas dos. Nosotros que hemos nacido de Adán después de la caída, únicamente conocemos impureza en nuestro estado natural. Tercero, pureza definitiva. Esa es aquella pureza que le pertenecerá a los santos en la glorificación. Viene un tiempo cuando seremos glorificados y entonces llevaremos un tipo esencial de pureza. De hecho, seremos como Cristo, a su propia imagen, compartiremos su santidad. Cuarto, pureza imputada. Esta es pureza concedida a todo creyente en el punto de la salvación. Esto es a lo que nos referimos con la justicia imputada o justificación, en donde Dios nos imputa a nosotros la justicia misma de Cristo. Nos volvemos la justicia de Dios en él. Pablo en Filipenses 3, “No tengo una justicia mía, pero la que es de Dios, dada a mí mediante la fe en Cristo.” Ver a Dios no demanda pureza primitiva, de lo contrario ninguno de nosotros jamás veríamos a Dios porque todos nacemos en pecado. No demanda pureza creada porque nosotros quienes nacimos de Adán, después de la caída, no tenemos pureza creada. No demanda pureza definitiva y perfecta personalmente que equivale a la de Cristo, porque eso es inalcanzable para nosotros. Pero demanda pureza imputada mediante la fe en Cristo, y Dios concede esa pureza. Quinto, pureza regeneracional. Pureza producida en nosotros mediante el nuevo nacimiento. Se manifiesta en anhelos y aspiraciones santos, en el amor de la ley de Dios y el amor de la adoración, el amor hacia los cristianos, el amor hacia el servicio de Dios y la esperanza de gloria. Bienaventurados significa feliz, contento, satisfecho, gozoso y en un estado de bienestar espiritual y prosperidad. Son aquellos que son limpios de corazón. Se nos ha dado la pureza imputada a nosotros en la justificación, se nos ha dado la pureza impartida a nosotros en la regeneración y esperamos la pureza que se convertirá esencial para nosotros en la glorificación. Esto es maravilloso. Sexto, mientras tanto, trabajamos en otro tipo de pureza, pureza práctica. “Limpiándonos a nosotros mismos de toda inmundicia de carne, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” 2 Corintios 7:1. Nos separamos a nosotros mismos del pecado conforme nos esforzamos por vivir una pureza práctica. Aquí se dirige a los limpios de corazón. Resumiendo, primera pregunta, ¿cuál es el contexto para estas palabras? Segunda pregunta, ¿qué significan? Tercera pregunta, ¿qué es esta pureza? Cuarta pregunta, ¿cuál es la promesa apegada a esta pureza? Respuesta, V8, “Ellos verán a Dios.” Opsontai, realidad continua. Para nosotros es reflexivo, ellos mismos de manera permanente y continua estarán viendo a Dios. Para un judío, ver a Dios era algo aterrador, ¿Conoce a alguien en el Antiguo Testamento que vio a Dios y vivió? Solo unos cuantos, y no vieron la gloria completa, de lo contrario nunca habrían sobrevivido. Moisés vio la gloria velada. Isaías vio una porción de Él. Y Ezequiel vio algo. Pero ver a Dios amenazaba la vida y era mortal. Inclusive ver a un rey era bastante sorprendente en las cortes orientales de los tiempos antiguos. Los reyes vivían en gran aislamiento por causa de la seguridad y la ilusión de la deidad, o de una virtud muy especial. Era muy raro, era un privilegio distintivo ser admitido para ver al monarca. La reina de Sabá, quiso dicho privilegio y de hecho se le concedió ver a Salomón, pero solo personas muy especiales llegaron a estar cara a cara con el rey. La pregunta en los corazones era, ¿qué vamos a hacer para asegurarnos de que vemos a Dios? ¿qué necesitamos hacer para asegurarnos de que veremos al Rey en Su Reino? Moisés dijo, ¿muéstrame Tu gloria? Como el ciervo brama por la corriente de las aguas, así mi alma te busca. Tiene sed de ti. Oh Dios, mi alma tiene sed del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me apareceré delante de Dios?’ Era el anhelo de los corazones del pueblo de Dios ver a Dios. Inclusive los discípulos dijeron, ‘Muéstranos al Padre.’ Ver a Dios era importante, pero remoto. Ese fue el clamor del corazón, estar en el reino y ver al rey. Dios dice, ‘Me verás, si tu corazón ha sido limpiado.’ Cuando su corazón era limpiado, la vista era inmediata. Vemos a Dios, mediante el ojo de la fe. Vemos a Dios en toda su gloria mediante la revelación de las Escrituras. Algún día veremos la gloria refulgente de la luz de Dios en esplendor eterno. Algún día veremos a Jesús cara a cara, en forma glorificada. Pero hasta ese entonces lo vemos con el ojo de la fe. Vemos a Dios en la historia, vemos a Dios en las circunstancias, vemos a Dios en la creación, vemos a Dios en la providencia, vemos a Dios de manera más clara en la revelación en las Escrituras. Y el verbo aquí es usado de manera figurada, ver al Dios en el sentido de conocer a Dios, estar consciente de su presencia y poder. Los discípulos le dijeron a Jesús, “Muéstranos al Padre.” Dijo,” tanto tiempo he estado con vosotros y todavía no me conocen. Han estado viendo al Padre.” Purificar el alma limpia la visión para ver a Dios. Dios se vuelve claro y conocido a la gente. Lo que sucede es que la oscuridad se convierte en luz y la ceguera se convierte en vista. La limpieza de corazón limpia la visión del alma y de pronto usted ve a Dios, lo ve en su creación, en la providencia, en las circunstancias, en las Escrituras, lo vemos operando en las vidas de la gente que nos. Pero algún día, lo veremos cara a cara en toda Su gloria. Cuando yo en justicia al fin tu rostro glorioso vea. Cuando toda la noche de cansancio termine y me despierte contigo para ver las glorias que permanecen, entonces estaré satisfecho. Eso es lo que David quiso decir cuando dijo, que estaré satisfecho cuando despierte a su semejanza. Solo los limpios de corazón conocen a Dios, ven a Dios, y tienen comunión con Dios ahora y para siempre. ¿Cuáles son las señales de un corazón limpio? Primero, integridad y sinceridad. Uno en cuyo espíritu no hay engaño. Hay un anhelo real de justicia, un amor real hacia Cristo y hacia Dios. Segundo, hambre por mayor pureza. Con un corazón puro, estaré insatisfecho con el pecado presente, porque va en contra de la médula de mi nueva naturaleza. Tercero, odio hacia el pecado. Salmos 119:104, “Odio todo camino falso.” Cuarto, amor hacia otros que conocen al Señor, amor hacia otros creyentes, amor de un corazón limpio, 1 Timoteo. Quinto, estar preocupado con Dios. Vivir en asombro de Dios, vivir una vida adoradora, anhelando que su voluntad sea cumplida, que su gloria venga. Ahí está, no es difícil de definir las indicaciones de un corazón limpio. Integridad o sinceridad, un hambre de pureza mayor, un odio hacia el pecado, un amor hacia otros creyentes y una preocupación con la gloria de Dios y la honra de Dios. Esto es lo que significa ser limpio de corazón, y estos son los que ven a Dios. Y veremos la próxima vez que estos son los que se vuelven los pacificadores. El único camino a la felicidad: Sé pacificador https://www.gracia.org/library/sermons-library/GAV-90-195/el-%C3%BAnico-camino-a-la- felicidad-s%C3%A9-pacificador
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra . 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios . 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. El Sermón del Monte, el manifiesto del Rey, una guía práctica para la verdadera salvación, para la felicidad, aquí, ahora y para siempre. Esta es enseñanza elemental, esto es medular, esto es una especie de resumen del Evangelio del Nuevo Testamento. V3-12, lo que significa estar en el reino, lo que significa ser salvo, lo que significa ser un creyente, lo que significa conocer a Dios. Todo está encerrado en estas afirmaciones increíbles, que comienzan, ‘Bienaventurados los…’. Llegamos al V9, el tema de la paz. Un tema central, la idea de la paz de hecho permea la Biblia. Abre y termina con paz. Cuando Dios originalmente creó al hombre y a la mujer y los colocó en el huerto, fue un huerto de paz. Después vino la caída y la paz fue interrumpida. La paz con Dios fue interrumpida, la paz entre los hombres fue interrumpida, después en la cruz Jesús vino y trajo paz al corazón. Algún día Jesús regresará y establecerá un reino de paz. Y en el cielo y tierra nuevos definitivos disfrutaremos de paz eterna. La historia de la redención es la historia de la paz. Paz perdida, paz recuperada en el corazón, paz recuperada en la tierra y finalmente paz recuperada en el estado eterno. La única razón por la que en la actualidad no hay paz, es porque hay un conflicto serio que se está llevando a cabo en el mundo que puede ser resumido simplemente en este sentido, el hombre está en guerra con Dios. Ese ha sido el problema desde que Adán y Eva pecaron en el huerto, en la caída la paz fue interrumpida de manera total y quitada de la tierra, se ha estado llevando a cabo una guerra con Dios, no solo el hombre está en guerra con Dios sino también lo está Satanás y su hueste de ángeles caídos. Como consecuencia hay conflicto tanto a nivel angelical como al nivel humano en este universo. Aprendemos de la paz, lo que significa y como ser pacificadores. Al llegar a la séptima bienaventuranza, al séptimo peldaño de la escalera de la bendición, ser pacificadores. Somos agentes restauradores de la paz. Tenemos la responsabilidad de traer la paz a corazones que de otra manera están turbados y en conflicto. Dios le ha dado una prioridad elevada a la labor de traer paz. Añado que Dios no dio esta responsabilidad a los políticos. No les dio inclusive la responsabilidad a los estadistas, no se la dio a los diplomáticos, no se la dio a los árbitros, no se la dio a los abogados, no se la dio a los jueces, no se la dio a los reyes. No se la dio a los presidentes, no se la dio a los ganadores de Premios de la Paz Nobel, no se la dio a la Liga de las Naciones, no se la dio a las Naciones Unidas, no se la dio al Concilio Mundial de las Iglesias. No existe ningún orden eclesiástico de ningún concilio de hombres, que ninguna manera o forma o apariencia pueda traer la paz real. Estos pacificadores son muy diferentes. Totalmente diferente de todo lo que el mundo identificaría como un pacificador. Si estudiamos las Escrituras, está por venir en el futuro el pacificador que quizás de manera más aparente y superficial y temporal el mundo jamás conocerá, el Anticristo. Y él, como otros pacificadores, es alguien que contribuye a más conflictos. Los pacificadores de Dios son muy diferentes. No tenemos paz políticamente, socialmente, económicamente, matrimonialmente, no tenemos paz en las naciones, países, ciudades o estados, no tenemos paz en comunidades, no tenemos paz en hogares, no tenemos paz en corazones. Washington tiene muchos monumentos de paz, construyeron uno después de cada guerra, nadie ha tenido éxito al traer paz, nadie. Las Naciones Unidas se crearon en 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, holocausto aterrador, causó la muerte de millones. Al final de la segunda guerra mundial, la ONU se formó como agencia de paz mundial. Desde entonces no ha habido un solo día de paz en el mundo, ni un día. El mundo está lleno de problemas que nunca terminan, aunque el lema de las Naciones Unidas es este, “Que las generaciones venideras estén libres del azote de la guerra.” De 1945 a 2022 ha habido 154 guerras, más de 300 significativos internacionales de violencia, involucrando más de 100 naciones. Richard Nixon llegó a la presidencia en 1970, en un discurso dijo, ‘Tendremos una generación de paz, algo que nunca hemos tenido en esta nación.’ Fue un pensamiento agradable, no sucedió. Una generación son treinta y tres años, ¿Cuáles son las posibilidades de treinta y tres años de paz, cuando no hemos podido tener un día? A todo nivel no tenemos ninguna paz, más gente muere con armas en estos días que nunca. No hay paz personal, mental, problemas emocionales y la angustia azota los corazones de la mayoría de la gente. No hay paz familiar, no hay paz en las escuelas, la razón de todo esto es porque no hay paz en el corazón. Como consecuencia el mundo refleja el corazón del hombre. No hay paz para el impío, el mundo y los hombres somos impíos. Debido a que el corazón es impío y no conoce paz, simplemente se protege a sí mismo en todas sus relaciones. El mundo que el hombre crea es un mundo sin paz, es un mundo de caos y conflicto, es un mundo de problemas, sueños despedazados, esperanzas y relaciones quebrantadas. Se necesita desesperadamente a los pacificadores. No pueden venir del mundo porque el mundo está lleno de corazones que no tienen paz, y por lo tanto no la pueden producir. Ahora, Dios ofrece al mundo pacificadores, V9, “Bienaventurados los que procuran la paz.” Eso significa que existen los pacificadores, y ellos serán llamados hijos de Dios. Los hijos de Dios entonces son los verdaderos pacificadores. Si usted es creyente usted es un pacificador. Si es un hijo de Dios, usted es un pacificador. Conforme pensamos en lo que esta bienaventuranza significa, haremos preguntas. Pregunta número uno, ¿Cuál es el significado de la paz? ¿Cuándo hablamos de paz, de que hablamos? Supongo que para muchas personas la paz podría ser definida como la ausencia de guerra o conflicto. Esa no es la definición de Dios, la definición de Dios de la paz no es la ausencia de algo, la paz es la presencia de algo, es la presencia de todo lo que es bendito, de todo lo que es bueno, todo lo que es satisfactorio. Cuando dos judíos se encuentran dicen, ‘Shalom’. No quieren decir, que ya no tengas más guerras, sino más bien que tú disfrutes la satisfacción completa, la calma, la tranquilidad que Dios trae. La paz es una fuerza creadora, produce bondad y bienestar. No es solo la ausencia de algo, es la presencia de algo. No es la ausencia de conflicto, es la presencia de bondad agresiva. El hacer la paz no crea un vacío, no es solo una guerra fría o tregua. Hay una paz mundana que evade el problema. Existe en mi casa, es una paz incomoda, es una tregua, y es producida por el hecho de que simplemente no hablo, porque si abro la boca, la guerra comenzará. Mantiene su boca cerrada y en silencio se mueve de lugar en lugar mientras que está hirviendo en el interior. Eso es únicamente una evasión del problema, esa es una especie de concesión. Hay pecado en la familia, hay iniquidad que debe ser confrontada, pero no quiere confrontarla, porque sabe que las cosas van a estallar y entonces hace concesiones. Usted no es fiel a la verdad, una verdad muy incómoda, es una evasión del problema, es una situación muy peligrosa, porque está permitiendo que el problema real se oculte. Una tregua que está hirviendo, probablemente explotará y será un conflicto más grande. Dios nunca nos dice que hagamos eso, Él nunca nos dice que simplemente cerremos nuestra boca para que de alguna manera vivamos en una tranquilidad superficial. Él nunca nos permite estar cómodos al evadir problemas, simplemente para mantener la paz, simplemente para mantener a todo mundo tranquilo. Él nunca nos permite evitar el confrontar el pecado, evitar el confrontar el error por causa de alguna tregua superficial, no. Por otro lado, el tipo de paz de la Biblia conquista el error, confronta el pecado, y produce paz verdadera. El tipo de paz de la Biblia es la paz que existe después que la lucha ha sido resuelta. La paz más grande no es la guerra fría. La paz más grande viene después de la guerra caliente. Esa es la paz verdadera. Santiago describe la paz verdadera, Santiago 3:17, “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacifica”. En otras palabras, la paz viene de la verdad pura, de la sabiduría pura, la paz nunca es buscada a costa de la verdad. La paz nunca es buscada a costa del error, la paz nunca es buscada a costa del pecado, o la injusticia. Hebreos 12:14, “Seguid la paz con todos, y la santidad.” En otras palabras, no es una paz verdadera porque usted no confronta el pecado, no confronta el error, solo deja que exista en una tregua superficial. Siga la paz que está asociada con la santidad, siga la paz que es primeramente pura y refleja la sabiduría que es de lo alto, la verdad. Debemos evitar todo problema innecesario. No queremos simplemente estar por todos lados causando problemas. Hay ocasiones en las que es sabio pasar por alto una transgresión. Hay ocasiones en las que es la más nobles de las cosas cubrir una multitud de pecados. No queremos una paz que es el producto de la verdad sacrificada, o el producto de justicia que ha sido comprometida o indiferencia hacia el deber espiritual. Ese tipo de paz es deshonrosa para el Señor, improductiva, superficial y engañosa. Mateo 10:34, “No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido para traer paz sino espada”. Antes de que la paz pueda venir, la espada tiene que caer. ¿Qué estaba diciendo Jesús? dijo, si estás en casa de incrédulos y eres creyente, tan pronto como digas, he entregado mi vida a Mesías, vas a tener conflicto instantáneo en tu hogar judío. Esa va a ser una espada que cae en esa familia y probablemente va a dividirte en todo sentido. Esa es la razón por la que Jesús dijo, ‘Quizás tengas que dar a tu madre o padre, tu hermana, tu hermano para ser mi discípulo.’ Esta es la espada. Antes de que pueda venir la paz verdadera, tiene que estar la espada que cae, la confrontación es necesaria, el desenmascarar el pecado es necesario, la confrontación de la retribución, el juicio y el mensaje del evangelio salvador de Jesucristo debe ser dado sin importar si trae división o no. Porque la única paz que satisface a Dios es aquella paz que viene después de la confrontación. No abandonamos la verdad, no abandonamos la doctrina, no abandonamos la convicción, no abandonamos el principio, no decimos paz en donde no hay paz real. 2 Timoteo 3, “Que todos los que quieran vivir piadosamente padecerán persecución.” Vivir su vida piadosa en su hogar o en su escuela o en su trabajo o en el lugar donde vive, en las relaciones que lo rodean es una realidad turbulenta, porque está confrontando su pecado, pero cuando la paz real viene, no viene porque evitamos problemas sino porque los problemas son resueltos. El conflicto es resuelto, eso es paz real. La paz real que viene cuando la batalla es, pelear y la batalla se acaba, la verdad ha prevalecido. Ahí está. La paz verdadera es la paz que ocurre cuando la verdad prevalece. La paz que Dios busca, es la paz que viene para aquellos que están de acuerdo acerca de la verdad de Dios. El cristiano que entra en conflicto por la verdad, el cristiano que de manera dispuesta combate el error, que confronta las mentiras y lo falso, el cristiano que señala la herejía, el cristiano que señala el pecado al final no es una persona que divide. No es una persona que causa problemas, él es un pacificador, porque está trabajando y contribuyendo para llegar a la paz verdadera. La única paz verdadera que Dios reconoce. Lucas 12:51, “Pensáis que he venido para traer paz a la tierra. Os digo, no más bien división.” Antes de tener una paz verdadera, tendremos turbulencia. La paz verdadera puede solo venir, cuando la verdad reine y todo el mundo esté de acuerdo con esa verdad, no es así en la actualidad. La mayoría de la gente diría, Bueno, si quieres tener paz, solo tenemos que no estar en desacuerdo. Vamos a reunirnos y discutamos en lo que podamos ponernos de acuerdo. Esa es la especie de motivación del ecumenismo, despojémonos de todo lo que nos divide, vamos a reunir a todo mundo y no hablemos de lo que nos divide. Pero, en realidad solo quiero hablar de lo que nos divide, ya sea doctrinal o bíblico. Jesús nunca pronunció bendiciones en los apostatas que se opusieron a él. Él no dijo, Saben una cosa, estos fariseos realmente son hombres muy religiosos y simplemente necesitamos reunirnos con ellos para que podamos tener un frente más unido aquí en Palestina. La paz verdadera es hija de la verdad. Esa es la única paz real que Dios reconoce, el otro tipo es una paz falsa y falsificada, porque nada se resuelve. Lo que es verdad y justo es solo ignorado. Entonces, tendremos problemas temporales para traer paz real, eso es lo que Jesús hizo. ¿Estaría usted de acuerdo en que Jesús fue el pacificador más grande que jamás caminó? Seguro, porque él vino al mundo y nos ofreció paz con Dios. Fue una persona que irrumpió, y turbó a la sociedad. La turbó a tal grado que toda la población de Israel, básicamente, se volvieron en contra de él, y lo ejecutaron. El mundo lo veía y decía que era todo menos un pacificador. Causó problemas, como los profetas. Causó problemas en Israel. Entonces, los pacificadores bíblicos, no son solo personas calladas con las que la gente se lleva bien, y no quieren causar problemas, que carecen de algún tipo de entendimiento de doctrina, que carecen de justicia o rectitud, o son amables, pero hacen concesiones y apaciguan la situación, ¡no! En un sentido, un verdadero pacificador no va a tolerar el estatus quo que deshonra a Dios. Él busca una paz que demanda verdad, traer luz al conflicto, resolverlo, y ganar la victoria mediante la verdad. Ese es el significado de paz, aquí. Segundo, ¿cuál es la amenaza para la paz? Simple y elemental, el pecado. Sea en términos de rechazo de la verdad o pecado en términos de conducta. La paz es esa paz que es bondad y justicia. El enemigo de la paz es injusticia, impiedad y pecado. Entonces, para que haya una paz real, el pecado tiene que ser enfrentado. El pecado no en términos de como pensamos o lo que creemos, pero pecado en términos de cómo nos conducimos. Santiago 3:18, “Y la semilla cuyo fruto es justicia, es sembrada en paz por aquellos que hacen la paz.” La semilla cuyo fruto es justicia es sembrada en paz, por aquellos que hacen la paz. Los pacificadores siembren semillas de justicia. Confrontan el pecado porque la única verdadera es la paz que es ganada cuando el pecado ha sido confrontado. Eso sería verdad en su vida. Regresemos a la primera bienaventuranza. el flujo de alguien que viene a Dios. Primero, vienen pobres en espíritu. En bancarrota espiritualmente, abrumados con su pecado. Reconocen su iniquidad, reconocen que son pobres para ofrecerle a Dios algo que los haga dignos, no tienen nada por lo que puedan ser reconocidos como justos. No tienen nada por lo cual se puedan ganar el cielo y obtener perdón. Vienen espiritualmente despojados y estériles, en bancarrota y privados. Segundo, están llorando por esa condición. Reconocimiento del pecado con actitud penitente, V5. La tercera bienaventuranza, son mansos, gentiles, están quebrantados, no son egoístas y están humillados. V6, “Que tienen hambre y sed de justicia.” Saben que no tienen justicia y la anhelan. Ellos son los beneficiarios de la misericordia de Dios en el V7, son purgados y se vuelven limpios de corazón. Una vez limpios de corazón se vuelven pacificadores. Y ahora por ser pacificadores, V10, “Bienaventurados los que padecen persecución”. Los verdaderos pacificadores siempre serán perseguidos, porque hay algo que estorba el camino de la paz real, y saben lo que es, el pecado. El pecado de creer lo equivocado y comportarse de manera equivocada. Solo cuando ese pecado es confrontado y quitado, alguien puede traer paz verdadera. Hay que traer paz a los corazones turbados de hombres y mujeres, una paz verdadera. No una tregua incomoda, no una paz falsa, sino real. Para ser pacificador, debo haber atravesado por este flujo de bienaventuranzas. Ahora tengo una perspectiva de mí mismo que es muy diferente de la mayoría. Si preguntamos a la persona promedio que piensa acerca de sí misma hoy, dirían: Me siento bastante bien, por mí. Orgulloso de mí mismo y lo que he alcanzado. Porque se les ha enseñado que, para ser una persona saludable, completa, debe tener una autoestima elevada. Siempre han sido orgullosos y soberbios. En la actualidad, orgullo y soberbia, reconocida como virtudes. Pero de manera, a la manera que la mayoría de la gente se ve a sí misma, si voy a ser un pacificador debo reconocer que no tengo nada de que ensoberbecerme. Soy lo más bajo de lo bajo, en bancarrota, privado, estoy llorando, manso, con sed y hambre justicia que no tengo, y en necesidad de la misericordia de Dios. Odio mi propia vida, soy un alma miserable, no merezco nada. No tengo derechos ni privilegios, no he alcanzado nada, odio mi persona natural, preocupado con mis derechos, preocupado por mis necesidades. Tengo una perspectiva nueva de Dios, vengo buscando misericordia, necesito misericordia. Si recibo justicia estaré condenado para siempre. Por favor, dame misericordia. Y habiendo recibido esa misericordia, soy limpiado, se convierte en limpio de corazón y ahora puede ser un pacificador. Un pacificador entonces es, uno que sus pecados han sido enfrentados en Cristo. Se le ha dado una nueva naturaleza, es un corazón puro, tiene una perspectiva totalmente nueva, se ve a sí mismo como humillado, como bajo, y viene rogando por justicia, la cual no tiene, y misericordiosamente es concedida por la gracia de Dios. Debido a que sus intereses no son la prioridad, no son importantes, está dispuesto a sufrir injusticia como Jesús sufrió, y eso es lo que los V10-12 nos dicen. Persecución, insultos y todo tipo de maldad contra de ustedes, de manera falsa, debido a mí. Hechos 20, “Realmente no importa lo que me pasa. Sé que cuando llegue a Jerusalén, se me ha dicho que me esperan cadenas de aflicciones. Ninguna de esas cosas me mueve.” Filipenses, “Sé cómo ser humillado, sé cómo abundar. Realmente no me importa si tengo todo o nada.” Realmente no soy un problema para mí, es un enfoque totalmente diferente de la vida. El pacificador es uno ha hecho la paz con Dios. Estas serían las personas menos probables que el mundo seleccionaría para que fueran sus pacificadores. Veo a todas estas personas enviadas por el gobierno para hacer la paz. Van a Cuba, Venezuela y Nicaragua, hacen que estas personas firmen un documento y por unas cuentas semanas nadie mata a alguien más. Después una bomba explota y regresamos a donde comenzamos. Están enviando a las personas equivocadas, no envían a los pacificadores. Lo que necesitan hacer es enviar un grupo de cristianos y proclame el evangelio de la paz. Pero eso nunca pasaría por su cabeza, porque seguimos siendo la escoria menospreciada. Los reinos mundanos siempre han reconocido con sus honores más elevados a los guerreros, a los soldados, a los orgullosos, a los poderosos y a los dominantes, los varoniles, los duros y los autosuficientes. No consideran que los cristianos tienen capacidad de hacer la paz. Pero la paz verdadera solo viene mediante el evangelio, realmente somos los pacificadores del mundo. Ahora, no tenemos que esperar que el gobierno nos asigne esto. Podemos ir a cualquier lugar de cualquier manera, la responsabilidad es aprovechar toda oportunidad que tenemos en la vida para ser un pacificador y usarla para la gloria de Dios. Entonces, el asunto es que hombres y mujeres estamos en guerra con Dios en nuestros corazones, y nunca tendremos paz unos con otros a menos que tengamos paz con Dios. Somos los pacificadores capacitados para hacer la paz, porque hemos hecho la paz con Dios en nuestras propias vidas. Quien está en guerra con Dios, estará en guerra con todo mundo. Solo puede ser resuelto en el corazón. Salmo 85:10, “La justicia y la paz se han besado.” No habrá paz sin justicia. Mientras que una persona es injusta, mientras que una persona no haya sido perdonada, transformada y esté en pecado, no habrá paz porque la justicia y la paz se besan entre sí. Tercera pregunta, ¿Quién es la fuente de paz? 2 Corintios 13:11, “El Dios de paz.” 1 Corintios 14:33, “Dios no es autor de confusión, sino de paz.” Dios es el autor de la paz. Dios es la única fuente de la paz. Romanos 15:33, “El Dios de paz esté con todos vosotros. Amén.” Hebreos termina, El Señor de paz. La paz le pertenece a Dios, no le pertenece al hombre. Solo de Dios es la fuente de paz y la paz reside en Dios como una parte esencial de Su naturaleza. Su enemigo número uno es el pecado. ¿Qué dijeron los ángeles cuando Jesús nació? Paz y buena voluntad para con los hombres. Cristo vino a traer paz, Efesios 2:14, “Él es nuestra paz”. Hombre, ¡qué gran afirmación es esa! Dios es la fuente de paz, Dios envió al verdadero pacificador al mundo. Mediante su vida, muerte y resurrección es que los pecadores pueden estar en paz con Dios. Colosenses 1:20. “Dios hizo la paz mediante la sangre de su cruz.” No puedo tener paz en mi corazón, por lo tanto, no puedo tener paz en mi hogar. No puedo tener paz en mi país, hasta que conozca al Dios de paz, el Cristo Pacificador. Increíble.! En la cruz Jesús hizo la paz entre Dios y el hombre. Porque satisfizo la justicia de Dios al llevar nuestros pecados en Su propio cuerpo. Simplemente una verdad gloriosa, que conocemos muy bien. Efesios 6:15, el evangelio de la paz. Las buenas noticias es que podemos tener paz con Dios. Cristo es llamado en las Escrituras, ‘El Príncipe de Paz’. Juan 14:27, ‘Mi paz os dejo’. El Espíritu Santo es llamado el Espíritu de Paz. La paz es un fruto del Espíritu. El todo de la salvación está envuelto alrededor de la paz. Jueces 6:24, ‘Jehová-Shalom, ‘el Señor, nuestra paz’. Jeremías 29:11, ‘porque Yo sé los pensamientos que tengo hacia vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, pensamientos de paz’. Si llega a haber paz, tiene que venir de Dios. Y viene de Dios únicamente mediante Cristo. Juan 16:33, ‘estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz.’ Entonces, si vamos a ser pacificadores tenemos que extraer o tomar esa paz de Dios. Y viene a nosotros en Cristo, por el poder del Espíritu Santo. Amados, lo que esta afirmación increíble está diciendo aquí en el V9, esta bienaventuranza, es que solo hay un grupo de pacificadores sobre la paz de la tierra, y son aquellos que conocen al Dios Vivo y Verdadero, y han hecho la paz en sus corazones con Él, mediante la sangre de la cruz de Jesucristo. Somos los únicos pacificadores que el mundo conoce. Todo lo demás, todos sus esfuerzos por producir tranquilidad de vida, sea que usted esté hablando a nivel político, psicológico, psiquiátrico, esotérico, social, cultural etc. producen es paz artificial, superficial y manipuladora. Porque no pueden traer el mensaje que cambia el corazón. Somos los verdaderos pacificadores, porque predicamos el evangelio de paz, acerca del Dios de paz, que envió al Príncipe de Paz, y quien mediante Su Espíritu concedió paz a pecadores arrepentidos. El hacedor de la paz es Dios, somos los mensajeros de la paz. 1 Corintios 7:15, identifica a los creyentes como los soldados de paz de Dios. 2 Corintios 5:18, “que Dios, quien nos reconcilió consigo mismo, mediante Cristo, nos dio el ministerio de la reconciliación.” Se nos ha dado la responsabilidad de decirle al mundo que pueden estar reconciliados con Dios, eso es paz. La guerra puede terminar. Dios, V19, estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Por lo tanto, V20, ‘somos embajadores para Cristo’, se nos ha dado la responsabilidad de rogarle a la gente que se reconcilie con Dios. Eso es lo que los pacificadores hacen, evangelizan a los perdidos, la gente que no tiene paz. No hay paz para el impío, no hay paz. Somos los embajadores, soldados espirituales de paz, los únicos pacificadores sobre la paz de la tierra. Nosotros somos, nadie más. Solo nosotros. El mundo no lo entiende, y lo que lo hace más difícil es que tenemos que comenzar una guerra antes de que podemos traer paz verdadera. Tenemos que elevar su pecado a su conciencia, confrontar su iniquidad y su error, su manera de pensar y vivir equivocadas, para traer una paz verdadera. Entonces, no somos vistos como la fuente de paz, somos vistos como la fuente de conflicto, así como Jesús fue visto. Pero para aquellos que oyen nuestro mensaje y lo creen, ellos entienden que somos los pacificadores y se unen a nosotros, para convertirse en parte de los soldados de paz. ¿Cómo somos pacificadores o mensajeros de esta paz? Primero, nos volvemos pacificadores cuando hacemos la paz con Dios nosotros mismos. Ahí comienza, cuando creemos en el evangelio de la paz y la guerra con Dios se acaba porque Dios ya no está amenazándonos con juicio, Dios ya no está prometiendo condenarnos. Ya no somos enemigos de Dios como Romanos 5 nos identifica, hemos hecho la paz con Dios, ahí es en donde nos volvemos pacificadores. Segundo, somos pacificadores porque ayudamos a otros a hacer la paz con Dios, esto es evangelismo. Vivimos en paz, demostramos esa paz, y nos volvemos los proclamadores de esa paz. Llamamos a los pecadores a reunirse con el príncipe de paz, a dejar su pecado y abrazar al único que puede traer paz al corazón turbado. Vivimos en un mundo lleno de gente turbada, es solo cuestión del grado de sus problemas y como se manifiesta a sí mismo socialmente. Estamos en un mundo de conflictos, matrimonios desintegrándose, familias despedazándose, gente incapaz de llevarse entre sí, a todo nivel. Tenemos a muchas personas turbadas, sin paz. Y la mejor solución en nuestra cultura y sociedad parece ser bueno, ‘vamos a meterlos en algún tipo de psicoterapia’, pero ellos no son los pacificadores. Podemos reconocerlos por sus esfuerzos por ayudar a personas para que en cierta manera modifiquen su conducta, pero no son los pacificadores. Lo que el niño-joven en Springfield, Oregón, que mató a esas personas, necesita es salvación. Eso es lo que él necesita. Él necesita arrepentirse de su pecado y su odio, y su amargura, y su hostilidad, y su intención maligna, y su conducta homicida y abrazar a Jesucristo y Dios puede traer paz a su corazón. ¿Cree usted eso? Ese es el evangelio. Pablo fue un homicida y se convirtió en un pacificador. Y supo cómo traer paz. Tristemente tantas personas no están dispuestas a recibir la paz que ofrecemos en el evangelio. Somos los heraldos de la cruz, somos los verdaderos pacificadores, embajadores de la paz, los que rogamos a los pecadores que dejen las armas en contra de Dios. Vengan a la cruz en donde la paz es hecha. La tercera manera en la que somos pacificadores, no solo cuando hacemos la paz con Dios, y cuando llevamos el mensaje de paz a los inconversos, es cuando ayudamos a otros creyentes a hacer la paz. Entendemos que ahora que hemos hecho la paz con Dios, la paz de Dios debe gobernar nuestros corazones, ¿no es cierto? Colosenses lo dice. Una vez que hemos hecho la paz con Dios, y una vez que nos hemos convertido en los proclamadores de la paz con Dios, también necesitamos ser útiles a Dios en hacer la paz con otros. Mateo 5, ponte de acuerdo con tu adversario pronto, debemos ser prontos en declarar paz en tiempos de turbulencia. Romanos 12:19, “No os venguéis por vosotros mismos amados, sino dejad lugar para la ira de Dios, porque escrito está, ‘Mia es la venganza, yo daré el pago’, dice el Señor. Si tu enemigo tiene hambre dale de comer, si tiene sed dale de beber, porque al hacerlo ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.” Inclusive cuando la gente que está fuera de la cruz, no buscamos traerles problemas de manera innecesaria. Y ciertamente con la gente dentro de la familia de Dios buscamos ser pacificadores. Yo lo alentaría a usted como cristiano a ser un pacificador, sea un pacificador. Usted no puede hacer la paz siempre cuando está proclamando el evangelio. Esa es una espada. Pero en los problemas de la vida que vienen y van, las pequeñas irritaciones de la vida, conflictos, relaciones que lo rodean a usted, particularmente entre creyentes, sea un pacificador, tráguese su soberbia, adopte una postura elevada y admita que está equivocado, olvídese de la ofensa, deje que el amor cubra multitud de pecados. No convierta todo lo que es cometido en contra de usted en algún tipo de problema masivo. Jesús dijo, ‘Tengan paz unos con otros’, Marcos 9:50. Si voy a construir un puente, no comienzo a la mitad, comenzamos en ambos lados. Primero un pequeño cable delgado, eventualmente se conectan a otros cables más grandes. Eso es hacer la paz. Algunas veces los pacificadores no dicen nada, simplemente dejan que el amor cubra. Los pacificadores nunca son defensivos, nunca se protegen a sí mismos, nunca son vengativos. Los pacificadores no dan excusas por lo que hicieron, que pudo haber causado el conflicto. Los pacificadores siempre están dispuestos a aceptar la responsabilidad por lo que han hecho. Los pacificadores siempre están pensando cómo pueden fortalecer las relaciones. Sea un pacificador, no hable mal de otros, eso no contribuye a la paz, eso simplemente esparce el conflicto. No sea soberbio y busque sus intereses personales. Hemos hablado del significado, la amenaza, el hacedor, los mensajeros de la paz. ¿cuál es el mérito de la paz? Pues una gran bendición. A nosotros, dice en el V9, se nos da un gran privilegio, “Somos llamados hijos de Dios”. Este es el honor que viene a los pacificadores, hijos (huios). Enfatizando estatura, herencia, dignidad, honor, posición. Es designarnos aquellos que son dignos de llevar el título hijos de Dios. Nosotros, debido a que nos caracterizamos a nosotros mismos como pacificadores, reflejamos la virtud de Dios. Veo un hijo y sé quién es el papá de ese hijo, porque puedo ver que él refleja a su padre. Eso es lo que él está diciendo aquí. Cuando usted es un pacificador usted refleja a Dios su padre. Podemos decir, ahí hay un pacificador porque él es como su Padre, el Dios de paz. Es un pacificador porque predica el evangelio de la paz, porque busca traer paz a las relaciones que lo rodean. Esa es simplemente otra marca de un cristiano verdadero, los cristianos verdaderos son pacificadores. Son llamados los hijos de Dios, porque solo ellos reflejan la naturaleza de su Padre. ¡Qué tremendo honor! Reflejas a Dios, te pareces mucho a Jesucristo, tu viniste a traer paz. Tu solías ser un hijo de Satanás, Juan 8:44, ‘Vosotros sois de vuestro padre el diablo.’ Más a todos los que recibieron a Jesucristo, él les dio el derecho de llamarse a sí mismos, los hijos de Dios. Y muchos hijos, claro, él traerá a la gloria. ¡Qué verdad tan tremenda! Como Jacob valoró a Benjamín, Dios nos valora a nosotros. Los impíos, dice la Biblia, son como el tamo. En cierta manera es inútil como la escoria. No sirve para nada, pero los hijos de Dios son preciados, Malaquías 3, son como joyas. Isaías dijo ‘los impíos dejan su nombre para una maldición.’ También dijo, ‘los nombres de los hijos de Dios son hechos perpetuos.’ Cristo los lleva en su corazón, están escritos en el libro de la vida del Cordero. Inclusive las lágrimas de los hijos de Dios son preciadas. Salmo 56:8, coloca mis lágrimas en tu redoma, o en tu botella’. Dios lleva el registro de todo nuestro sufrimiento y tristeza. Y cuando morimos dice, ‘Preciosa es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos’. Isaías 43:4, “Debido a que fuiste preciado a mis hijos, tú has sido hecho honorable.” Ser un pacificador, haber sido salvado por el príncipe de paz, el Dios de paz, el espíritu de paz, haberse convertido en un pacificador es haberse convertido en un hijo de Dios. Dios corona a sus hijos con los honores más elevados y nobles. Somos nosotros los que somos los príncipes de la tierra, somos nosotros los que somos los sacerdotes verdaderos, somos nosotros los que somos los coherederos con Cristo, somos nosotros los que somos los reyes. Salmos 16:3, somos los excelentes de la tierra. 2 Timoteo 2:21, somos los instrumentos para honra. Nosotros hemos sido elevados por encima de los ángeles. Apocalipsis 3:21, nos sentaremos en el trono de Cristo, quien se sienta en el trono del Padre. ¿Entendemos el gran privilegio de ser hijos de Dios? Significa que Dios tiene un amor eterno, personal hacia nosotros. Significa que Dios tolera nuestras debilidades y pecados, lo perdona de manera incesante. Me acuerdo en Romanos 23:21 donde dice, ‘Él no había visto la iniquidad en Jacob’, simplemente la pasó por alto, por su gracia. Dios, debido a que usted es Su hijo acepta su sacrificio imperfecto, su servicio imperfecto. Debido a que usted es su hijo, él provee para usted. Usted no necesita preocuparse por lo que usted va a comer o beber o lo que va a vestir, todo está cubierto. Él lo defiende del peligro, Él nunca se cansa o se queda dormido. Él es su Roca y su defensa segura. Sus ángeles, va a mandar por usted, Él los lleva en alas de águilas, y ninguna maldad jamás le va a caer a usted. Debido a que usted es su hijo, Él le revela a usted la verdad eterna, debido a que usted es Su hijo Él lo libera de la maldición del pecado. Debido a que usted es su hijo, usted se convierte en un heredero de todo lo que Él posee. Debido a que usted es Su hijo, Él hace de que todo opere para su bien. Debido a que usted es Su hijo, Él lo guarda de que jamás perezca, y así sigue. El Dios de paz entonces, ha enviado al Príncipe de paz, para darnos al Espíritu de paz, para hacernos pacificadores. Y de esta manera, nos volvemos hijos de Dios. Este es un gran privilegio. Nos impulsa a las siguientes bienaventuranzas. La realidad es que, aunque somos pacificadores, producimos conflicto inicial porque para traer la paz verdadera, tenemos que confrontar la amenaza para la paz, la cuál es el pecado.
Mateo 5, las bienaventuranzas. Jesús prometió felicidad, él prometió bendición.
Y esa bendición viene mediante las cosas que son enseñadas aquí. Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas) 1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra . 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios . 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Estas palabras simples, directas, claras, inequívocas, leídas de manera tan simple contienen, como sabemos ahora, una mente de verdad, absolutamente inescrutable. Es difícil inclusive llegar a las profundidades de esta sabiduría divina. Nos hemos esforzado por hacerlo, al tomar cada bienaventuranza y explorar su riqueza. Llegamos ahora, en los V10-12. “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.” Después los V11-12 explican aún más esa bienaventuranza. Después de estudiar las bienaventuranzas, estas promesas de bendición y felicidad verdadera y profunda y duradera. Después de estudiarlas y darnos cuenta de que son las cualidades características del hombre o la mujer en el reino de Dios, es fácil sentirse un poco inepto. Ese tipo de persona que es pobre en espíritu, y llorando por el pecado, mansa, teniendo hambre y sed de justicia, misericordiosa, limpia de corazón, pacificadora y perseguida, parece casi, demasiado buena para ser normal. Como si estuviéramos viendo a alguien en un vitral, en lugar de que sea alguien involucrado en la realidad de la vida diaria. Jesús aquí presenta el retrato de un creyente, en un grado u otro esto nos caracteriza a todos. Hay ocasiones en nuestras vidas cuando es difícil vernos a nosotros mismos aquí, pero de hecho aquí estamos los pobres en espíritu, los que sabemos que estamos en bancarrota espiritual. Y si vamos a entrar al reino de Dios no tenemos nada excepto por nuestra necesidad y clamamos a Dios por nuestra pobreza, por una salvación que solo él puede dar. Aquí estamos llorando por nuestra situación, nuestro pecado, por el juicio, reconociendo lo que nos espera, llorando por la separación de Dios que nos caracteriza. Y, por lo tanto, somos los mansos. No venimos soberbios, y confiando en nosotros mismos, sino humildes y quebrantados, buscando salvación de un Dios misericordioso. Somos los que reconocemos que no tenemos justicia, pero tenemos hambre y sed de ella. Somos los que, habiendo recibido misericordia, podemos mostrarla a otros. Somos los que se les han limpiado y purificados los corazones. Somos los que en lugar de estar en guerra con Dios y el resto de la gente, nos hemos convertido en pacificadores porque hemos hecho nuestra paz con Él. Y como tal, somos los que sufrimos persecución por parte de una sociedad controlada por Satanás, que rechaza a Cristo y que odia a Dios. Esta no es alguna identidad distante que debe ser alcanzada por unos cuantos selectos. Esto es simplemente una descripción genuina de aquellos que son hijos de Dios. Cada uno de nosotros que de manera genuina es de Cristo, vino con estas actitudes, vino mediante este proceso de tal manera que hemos sido transformados en personas que tienen estas bienaventuranzas, no siempre manifestamos la misma pobreza de espíritu o tristeza por nuestro pecado o mansedumbre o misericordia o pureza, no siempre manifestamos esa hambre y sed de justicia como debiéramos, no siempre somos el pacificador que debiéramos ser, pero esa es la naturaleza de nuestra vida. Esas son las cosas que nos caracterizan como hijos de Dios. Debido a que somos transformados y somos este tipo de persona, estamos en oposición al mundo que nos rodea, y eso lleva al sufrimiento, eso lleva al dolor y a los problemas. Primero la pobreza de espíritu, esa pobreza que se da cuenta de la bancarrota espiritual y se postra ante el rey para rogarle para que muestre gracia. Ese llanto que nos hace ver nuestro pecado, esa mansedumbre que por lo tanto sigue, conforme evaluamos nuestra vida de manera apropiada. Esa pasión que lleva a un hambre y sed de justicia, después ese servicio que es misericordioso hacia otros, esa pureza de corazón que nos capacita para entender verdaderamente y conocer a nuestro Dios, esa paz que llena nuestros corazones y nos hace ser pacificadores. Todo es concedido a nosotros por Dios en la salvación y produce virtud que no solo está satisfecho, bendecido y feliz, sino que es contradictorio a todo lo que lo rodea. La realidad de tener esta virtud y un patrón de vida como este, en medio de la vida mundana, produce oposición. Los pacificadores serán perseguidos. Venimos a predicar y vivir el evangelio de la paz, a cambio somos perseguidos. Tenemos tres características distintivas: persecución, promesa y postura. Primero, persecución. El V10 es muy simple, la felicidad le pertenece a aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Y el V11 simplemente lo personaliza, “Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperen.” No estamos hablando de alguien más, está hablando de ustedes. Cuando los persigan y digan toda clase de mal contra ustedes, mintiendo. Esto es una bienaventuranza porque tiene únicamente un resultado, “porque de ellos es el reino de los cielos’. No hay un segundo resultado dado en el V11, porque es solo una personalización de la bienaventuranza del V10, que viene a aquellos que son perseguidos por causa de la justicia. Hay una doble bendición aquí, pero únicamente un resultado, de ellos es el reino de los cielos. Eso significa que aquellos que son perseguidos por Cristo, aquellos que son insultados por Cristo, aquellos en contra de quien todo tipo de maldades se ha hablado falsamente, debido a Cristo, dan evidencia de que pertenecen al reino del cielo. Aquellos que son ciudadanos del reino, están en oposición al sistema de Satanás. Esto genera persecución para los que le pertenecen al Señor. Hagamos las preguntas simples y obvias. Quién, Qué, Cuándo, y Dónde. ¿Quién está involucrado aquí en esta bienaventuranza? V10, “Bienaventurados los que padecen persecución.” Se refiere a todos aquellos que son descritos en los V3- 9. “Bienaventurados los que son pobres en espíritu, los que lloran, los que son mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacificadores.” En otras palabras, los creyentes, aquellos que son de Dios, aquellos que le pertenecemos y también todos los que quieran vivir piadosamente, padecerán persecución, 2 Timoteo 3:12, simplemente va con el territorio. Bienaventurados son todos ustedes, gente de bienaventuranza, que, como resultado de sus vidas transformadas, vividas en el medio de un mundo impío, experimentan persecución. Nosotros, compartimos el menosprecio de Cristo. Somos perseguidos por su causa, estamos en oposición directa a Satanás y a su mundo mundano. Ahora, si usted no está experimentando persecución, hostilidad, rechazo, enemistad, acusaciones falsas, insultos, es posible que no sea un cristiano. O también es posible que sea un cristiano desobediente, escondiendo la realidad de su propio cristianismo, y de la verdad de Dios con la cual no debe hacer concesiones en lo que vive y en las cosas que usted habla. Realmente creo que, si usted es como Cristo, y usted vive de manera valiente como Él vivió, y usted habla la verdad de Dios, usted va a producir la misma reacción hasta cierto grado que fue producida cuando Cristo estuvo aquí en la tierra. Quizás no lo crucifiquen, pero habrá hostilidad y enemistad. Apocalipsis 6:9-11, Apocalipsis 13:4-8, encontramos en los últimos tiempos hostilidad tremenda en contra de aquellos que son fieles al evangelio, y que exaltan a Cristo y proclaman la verdad. Los justos siempre han sufrido, siempre sufrirán hasta el futuro por su virtud y piedad. Moisés escogió sufrir aflicción con el pueblo de Dios. Filipenses 1:29, “Porque a vosotros os has sido concedido por causa de Cristo, no solo que creáis en Él, sino que padezcáis por Él, experimentando el mismo conflicto que visteis en mí, y ahora oyen que hay en mí.” Se espera que vaya a haber una medida de sufrimiento, si usted es fiel a Cristo. 1 Tesalonicenses 3:3, “Para que ninguno de vosotros sea turbado por estas aflicciones, porque vosotros mismos sabéis que hemos sido destinados para esto.” Todos los apóstoles y los escritores del Nuevo Testamento estarán de acuerdo de que inclusive en el ambiente más tolerable, inclusive en el país más tolerante, en el tiempo más tolerante, la cruz nunca deja de ser un símbolo de menosprecio, un símbolo que produjo hostilidad y en algunos casos odio y acusaciones falsas y persecución. De hecho, los apóstoles probablemente habrían instado al decir que la ausencia de persecución era causa de alarma. Lo suficiente para llevar al creyente a sus rodillas, para realizar su inventario espiritual. Siempre aquellos que son obedientes al Señor del reino, aquellos hijos obedientes del reino, que viven la justicia de Cristo y que viven su Palabra en obediencia van a llegar a ser, causa de enemistad para el sistema satánico que los rodea y producir algunas formas de hostilidad. No importa cuán aceptable algunas formas de cristianismo puedan ser, no importa cuán aceptable una especie de cristianismo benigno que hace concesiones pueda ser, el cristianismo verdadero, piadoso, justo, vivido, y que habla libre y abiertamente, va a producir hostilidad. Hemos privado nuestro cristianismo en esta época. Hemos cambiado a un evangelio inofensivo, hemos tratado de hacer del evangelio algo tolerable para ellos, lo hemos despojado de su impacto, hemos sacado la ley, hemos sacado la mordida, hemos sacado la confrontación, para hacerlo lo más apetecible como sea posible. Y en la mayoría de los casos, hemos desnudado la verdad al grado del que ya no es la verdad salvadora. Si usted quiere escapar la persecución usted lo puede hacer, simplemente apruebe lo que el mundo hace. En lugar de desaprobarlo, simplemente afírmelo o ignórelo, acepte la moralidad del mundo, la ética del mundo, viva como ellos viven, no le diga a la gente que son pecadores, no los confronte con el hecho de que están perdidos y sin Cristo, condenados al juicio eterno en las manos del Dios Todopoderoso, no hable del infierno, no predique y enseñe que Jesucristo es el único camino, y únicamente por la fe en él y no mediante algún ejercicio religioso, alguna ceremonia, alguna justicia personal puede ser ganada la salvación sino únicamente por la fe en Él. No se separe a sí mismo del sistema del mundo que lo rodea a usted, siga con él, ríase de sus bromas, disfrute su entretenimiento, ríase cuando se burlan de Dios, déjelos tomar Su nombre en vano, avergüéncese de ser fiel a Cristo y usted escapará de cierta persecución. Es perspectiva muy peligrosa. Lucas 9:26, “Todo aquel que se avergonzare de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él.” Si usted se avergüenza no solo de Cristo, sino de las palabras que Cristo enseñó, eso quiere decir la verdad de Dios dadas a nosotros en las páginas de las Sagradas Escrituras, si usted se avergüenza de eso, bien puede ser que usted es uno de quien el Señor mismo se avergonzará. Eso quiere decir que usted no sea un creyente en absoluto. El Señor quizás ni siquiera diga que usted es de Él. O usted no es salvo o ciertamente es un hijo que ha desobedecido bastante. Por otro lado, 1 Pedro 1:3, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de los muertos, para obtener una herencia que es imperecedera, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros.” Afirmación grande en las Escrituras, habla de lo que es nuestro en la salvación, gran misericordia, renacidos, esperanza viva, una herencia incontaminada, imperecedera, inmarcesible, reservada en los cielos para nosotros, quienes, V5, somos guardados por el poder de Dios mediante la fe para una salvación que está lista para ser revelada en el tiempo postrero. Entonces, tenemos salvación, somos protegidos para que podamos entrar a esa salvación completa que está lista en el cielo para nosotros. En los cuales vosotros os alegráis, V6, aunque por ahora, por un poco de tiempo, si es necesario, seáis afligidos por diversas pruebas. ¿Por qué? V7, “para que vuestra fe sea probada. Siendo más preciada que el oro, el cual es perecedero, aunque probada por fuego, pueda ser hallada como resultado en alabanza y gloria y honra, en la revelación de Jesucristo.” Las pruebas que vienen a nuestras vidas, incluyendo la persecución, problemas y dificultades, son parte de la prueba de Dios para probar la validez de nuestra fe. Si usted vive su vida y el fuego viene, el fuego probará si usted es genuino o no. Si usted no es nada más que suelo con arbustos, en el que la semilla de la verdad entró un poco, pero los arbustos la ahogaron, o si usted es ese suelo con piedras en donde la planta entró un poco y llegó a la roca, a la cama de roca y murió, y pereció sin fruto alguno, que se manifestará bajo la confrontación, la persecución, eso es lo que Jesús estaba diciendo, usted va a secarse y morir. Nuestra fe es probada en las pruebas. Aparentemente había gente, mucha gente, en el tiempo de Pedro, como lo hay en la actualidad, que estaban dispuestas a identificarse con Cristo mientras no les costara nada. Eso fue una realidad en el día de Jesús, él no quiso nada de eso, y tampoco Pedro. Lo que Pedro estaba diciendo es lo que Jesús estaba diciendo, su fe será probada. Seguir a Cristo no va a ser fácil en este mundo, seguir a Cristo podría afectar su trabajo. Difícilmente pueda haber algún trabajo secular en el que algún tipo de conflicto como este no se produce entre intereses de negocios y lealtad a Jesucristo. Más de cien años después de los tiempos del Nuevo Testamento, un hombre vino a Tertuliano, el padre de la iglesia de esa época, con este gran dilema, porque quería vivir su cristianismo, pensó que era casi imposible. Y entonces él terminó con su ruego pidiéndole una solución a Tertuliano al decirle, ¿qué debo hacer? debo vivir. Tertuliano sabio respondió, ‘¿Debes vivir?’ Qué respuesta tan extraña. Lo que estaba diciendo es que si mueres de hambre es mejor que si haces concesiones. La única alternativa es lealtad a Cristo, aún si significa que usted muera o sea privado de algo material. En el mundo antiguo, si alguien realmente estaba entregado al Señor, tenían una gran dificultad tratando de vivir la vida social de la que eran parte hasta su conversión. Todos entenderíamos eso en el contexto judío, inmediatamente eran expulsados de la sinagoga, de-sinagogizados, equivalente a la excomunicación, expulsados de sus propias familias. Inclusive en un mundo gentil, había consecuencia severa social por venir a la fe en Cristo. La mayoría de los festivales y celebraciones eran templos paganos. Era común en las religiones falsas quemar la frente del animal sacrificado para comerse el resto, los sacerdotes y los adoradores. Cuando ofrecían algo a su deidad, lo quemaban un poco, daba algo de la carne a los sacerdotes, y después tenía una fiesta enorme para todo mundo. ¿Podía un cristiano ir a una fiesta como esa? Esa era una pregunta seria. Hay que estar preparado para estar solo en la multitud. También podía afectar su vida en el hogar, si un miembro de una familia recibía a Cristo, la puerta se le cerraba. Jesús dijo que él vino a traer una espada, y a separar las relaciones familiares. Con frecuencia la gente tenía que escoger entre aquellos que eran más queridos, y cuando escogían a Cristo, básicamente eran aislados de sus familias. Además, los castigos que tenía que enfrentar un cristiano iban mucho más allá de la descripción por lo terrible que eran. Pero esas eran en algunas maneras muertes amables. Nerón empapaba a los cristianos de brea, y los encendía y los usaba como antorchas vivientes para alumbrar sus jardines para fiestas. Inclusive en la actualidad en algunas partes del mundo, venir a Jesucristo y serle fiel significa persecución severa. Los romanos, acumularon acusaciones falsas contra los cristianos, los calumniaron diciendo que eran caníbales, inmorales, por tener fiestas de amor, las cuales decían ellos eran orgias de lujuria. Los calumniaron por iniciar incendios e incendiarios revolucionarios. Acusados de quemar Roma, de destruir familias, los acusaron de rebelión política y religiosa. El emperador, era un dios en la mente de la gente, demandaba que se le rindiera honra divina. Comenzó lentamente, se desarrolló y llegó a ser una adoración completa en la que adoraban al emperador y se volvió un componente religioso que unificaba al imperio romano. Se volvió obligatorio, y una vez al año todo mundo tenía que ir y ofrecer incienso a la deidad de Cesar, y decir Cesar es señor. Bueno, los cristianos se rehusaron a hacer esto. Los cristianos se rehusaron a conformarse, escogieron a Cristo, se rehusaron a hacer concesiones, se volvieron disidentes, un grupo de rebeldes, grupos de deslealtad que amenazaban la solidaridad del imperio, amenazas para Cesar. Jesús entonces nos dice en esta bienaventuranza, que esto no nos debe sorprender. Habrá persecución para aquellos que están en su reino. Ese es el ‘quien’, veamos el ‘como’. ¿Cómo es que esta enemistad va a ser expresada? Desde el 100 hasta el 300 DC los cristianos fueron perseguidos de lugar a lugar, cazados como bestias salvajes, y muertos por medios inhumanos y diabólicos. Señor simplemente dice, ‘tienes que calcular el costo’, ¿se acuerda de eso? si vas a convertirte en cristiano necesitas saber esto. Hay una actitud siendo expresada aquí. Bienaventurados son aquellos que han sido perseguidos. Este es un participio pasivo e indica una, un permiso. “Bienaventurados aquellos que se permiten a sí mismos ser perseguidos”. Esa es la indicación del lenguaje, del idioma. La idea es que lo han soportado de manera dispuesta, no huyen de esto, lo aceptan, y es un participio perfecto pasivo, es continuo, indica una persecución continua. “Bienaventurados son aquellos que, de manera dispuesta, se han permitido a sí mismos sufrir hostilidad continua.” La disposición es el asunto. Podríamos decir que ‘Bienaventurados son los dispuestos’, la persecución no siempre va a ser intensa, no siempre va a estar ahí al mismo grado. Pero estos son los que están dispuestos, si viene, viene. Si sufrimos, sufrimos. Si sufrimos también reinaremos con Él. Nuestra persecución adopta varias formas, V11, algunas veces adopta la forma de vituperio o como se indica en algunas versiones, ‘bienaventurados cuando los hombres los insulten.’ Literalmente significa, colocarse cara a cara con alguien, y abusar de ellos de frente. No solo le dicen cosas a usted de frente, que no son amables, malas, abusivas, y agresivas, sino que dicen cosas a sus espaldas. Insinuaciones, acusaciones, calumnia, mentiras, así es, nosotros los que somos cristianos debemos esperar una medida de eso, conforme Dios lo concede a cada uno de nosotros. 1 Corintios 4, “Creo que Dios nos ha exhibido a nosotros, apóstoles, como los últimos de todo.” Ustedes pensarán que seriamos los mejores, seriamos los que estamos aislados, podríamos ser como los 144 mil y Dios nos pone un sello, nos protege, pero no es así, estamos en la parte de debajo de la lista. Somos hombres condenados a la muerte, nos hemos vuelto un espectáculo al mundo, tanto a ángeles como a los hombres. Somos necios por causa de Cristo. Él es sarcástico aquí. Pero ustedes son sabios en Cristo, somos débiles, pero ustedes son fuertes. Ustedes son distinguidos, pero nosotros no tenemos honra. Él dice, mírennos, obsérvennos, somos débiles y no tenemos distinción, sin honra, V11, tenemos hambre, tenemos sed, estamos vestidos de maneras pobres, somos tratados mal, sin hogar, trabajando con nuestras manos. Cuando somos vituperados bendecimos, cuando somos perseguidos soportamos, cuando somos calumniados tratamos de conciliar. Nos hemos vuelto como la escoria del mundo. Eso es exactamente lo que palabra significa, la escoria, la suciedad que está al fondo mismo, el residuo que queda, eso somos nosotros, los apóstoles. Usted habría pensado que serían exaltados, más bien, el mundo los ha aborrecido de tal manera que se han convertido como escoria. Eso nos lleva del como al por qué. ¿Por qué viene sobre nosotros? Ya hemos hecho referencia a ello. ¿Quién va a ser perseguido? Aquellos que son ciudadanos del reino. ¿Cómo van a ser perseguidos? Con confrontación cara a cara y calumnia tras bambalinas, todo tipo de formas de persecución. Y, ¿Por qué? Juan 15:18, “Si el mundo os aborrece, sabéis que a mí me ha aborrecido antes que os aborreciera a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo. Pero debido a que no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por lo tanto, el mundo os aborrece.” Ahí está la respuesta, los odian a ustedes porque no son parte de su sistema. Usted lo confronta por su piedad y su justicia, lo reprenden, ustedes hacen que el mundo enfrente su pecado, V20, “Acordaos de la palabra que os hablé, el esclavo no es mayor que su amo, si me persiguieron a mí también os perseguirán a vosotros. Si guardaron mi palabra, también las vuestras guardarán.” En otras palabras, la manera en la que la gente trata a Cristo es como van a tratarlos a ustedes. V21, “Pero todas estas cosas os harán a vosotros por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.” No conocen a Dios, no conocen a Cristo, y ustedes no les caen bien porque ustedes los reprenden, verbalmente, los reprenden por su compromiso con la justicia. V22, “Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora, no tienen excusa por su pecado.” Han sido desenmascarados y no les gusta. “El que me aborrece a mí también a mi Padre aborrece. Si no hubiera hecho entre ellos las obras que nadie más hizo, no habrían pecado.” El punto es que las cosas que yo dije exhibieron su pecado, las cosas que hice exhibieron su pecado, tuvieron que enfrentarlo. Y como resultado, en lugar de enfrentar su pecado, me aborrecieron por ello. Permítanme decirles algo amados, si ustedes están viviendo de manera justa en medio de la injusticia, si ustedes reprenden el pecado por sus vidas santas, sus vidas sin concesiones, y si ustedes lo reprenden abierta y amorosamente, pero lo confrontan y lo reprenden, alguien va a reconocer su pecado y arrepentirse, o van a aborrecerlos por ello. V25, han hecho esto, para que la palabra sea cumplida, que está escrita en su ley, “Sin causa me aborrecieron.” O tener una razón, pero no fue una causa justa. Les estoy diciendo estas cosas, Juan 16:1, “porque quiero guardarlos de tropezar.’ No quiero que se sorprendan cuando esto les pase a ustedes. Los van a expulsar de la sinagoga, viene una hora en la que todo aquel que los mate, piense que está ofreciendo servicio a Dios. Y estas cosas van a hacer porque no han conocido al Padre, ni a mí. Pero estas cosas les he hablado para que cuando venga su hora, se acuerden de que les dije. Sucedió. Andrés persistiendo en su predicación, se ordenó que fuera crucificado. La historia nos dice que él fue amarrado con cuerdas para que la muerte pudiera ser lenta, y permaneció en esa condición hasta que finalmente murió. Pedro, nos dice la tradición, después de nueve meses en la cárcel fue crucificado de cabeza. Pablo, lo más probable es que fue decapitado en Roma, por Nerón. Jacobo, Mateo, Matías, Bartolomé, Tomás, sufrieron martirio, probablemente todos menos Juan. Más adelante vino un cristiano llamado Arístides el Justo, fue expulsado de Atenas. Cuando a uno de los ciudadanos le preguntaron porque él había votado por su expulsión, dijo: ‘Porque estoy cansado de oír que siempre es llamado el Justo, me irrita que la gente lo identificaba como justo.’ En los 1400s, Savonarola fue un gran predicador, un gran profeta, se puso de pie y dijo lo que necesitaba ser dicho en contra de la corrupción del sistema católico romano. Él enfrentó a los políticos y simplemente odiaban cuando él hablaba. Denunció sus pecados y la corrupción de la iglesia, realmente preparó el camino para la reforma. Su predicación fue una voz de trueno. Su denuncia de pecado fue tan terrible, que la gente que lo escuchaba salía por las calles, dice, confundida, asustada y sin palabras. Sus congregaciones, con frecuencia, estaban en lágrimas, al grado que la iglesia entera resonaba con llanto y suspiros. Lo quemaron en la estaca. Triste, trágico, pero es la realidad. ¿Quién va a ser perseguido? Los que están en el reino. ¿Cómo van a ser perseguidos? Serán calumniados, insultos, cara a cara. ¿Por qué? porque tienen un mensaje que la gente no quiere oír. Es un mensaje de pecado, juicio, justicia, y salvación. No es solo una persecución religiosa genérica, que viene de gente que no está de acuerdo con ninguna postura. Si no, regresando a la bienaventuranza, “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia.” V11, por mí. Inclusive en el día de Jesús algunos de los zelotes galileos, que eran judíos, que querían derrocar a Roma, habían sido perseguidos, vituperados, odiados y matados. Cuando se levantaron en contra de Herodes, o Roma, ese no es el tipo de persecución del que estamos hablando aquí. Esto es aclarado por el tipo de persecución que viene en contra de aquellos que son cristianos, que son perseguidos por causa de la justicia. La justicia de Dios. Por mí causa, por causa de Jesucristo. La persecución de otras personas no es correcta. Los budistas, musulmanes e hindúes no deberían ser perseguidos, no debemos hacer cosas malas en contra de aquellos que están en la fe mormona, o la ciencia cristiana o cualquier otra cosa. La crueldad y la persecución por causa de cualquier otra cosa, aunque es inmerecida, no obstante, no se tiene en mente aquí. No estamos hablando simplemente de cualquier tipo de persecución, ese es otro asunto. 1 Pedro 4:14, “Si sois vituperados, por el nombre de Cristo, sois bienaventurados.” ¿Y cómo es que esa bendición viene? El espíritu de gloria y Dios reposa sobre vosotros. Hombre, que promesa. Cuando usted está siendo perseguido, el Espíritu de Dios reposa sobre usted. El Espíritu mismo está ahí atendiéndolo a usted. Si alguno padece como cristiano, V16, “No se avergüence, sino que, en ese nombre, glorifique a Dios.” No estamos hablando de persecución, que usted quizás se ganó por su arrogancia. Estamos hablando de persecución por causa de la justicia, por quienes somos en Cristo. Porque nombramos el nombre de Cristo, y porque creemos en el Dios Vivo y Verdadero. Juan 15:19, “los van a aborrecer a ustedes porque me aborrecieron a mí, y ustedes se han identificado conmigo.” Debido a lo que somos en Cristo, porque llevamos su justicia, porque proclamamos su estándar justo, y que todos los hombres que lo violan son pecadores y son juzgados, y desesperadamente están en necesidad de salvación. Por eso nos volvemos objeto de hostilidad. Pobreza de espíritu va en contra de la soberbia del corazón incrédulo, la disposición arrepentida, contrita, que llora por el pecado no es valorada por el mundo pecador, no empático, indiferente. El espíritu manso y callado que recibe la maldad y no es pronto en vengarse, que ve en sí mismo nada digno, está en oposición directa al espíritu resentido, soberbio, militante del mundo, que está consumido con sus propias actitudes egoístas y que busca satisfacerse a sí mismo. El anhelo de bendición profunda, espiritual, el hambre y sed de justicia, es contrario a los deseos de la carne y los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida que domina al mundo. La pureza de corazón hace un contraste doloroso con la hipocresía y la corrupción. Pero la justicia en sí misma es una reprensión. Mateo 5:44-45, “Pero yo os digo, Amad a vuestros enemigos y orad por aquellos que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos’’ Necesitamos orar por los perseguidores, que me persiguen por causa de la justicia. Realmente odian a Cristo y esa es la razón por la que están tratándolo así. No viva bajo la ilusión que la gente que no conoce a Cristo es indiferente hacia Él. Aquellos que rechazan el evangelio, odian a Cristo y no quieren tener nada que ver con Él. Entonces, si vivo una vida que manifiesta la justicia de Cristo, si vivo una vida que manifiesta que Cristo está en mí, y se manifiesta que Él es mi Señor y Salvador por la manera en la que vivo y la manera en la que hablo. Si predico el mensaje claro del evangelio, si confronto el pecado y llamo al arrepentimiento, y ofrezco las buenas noticias de perdón, habrá hostilidad. Podemos hacer la pregunta, ¿Cuándo? Bueno, cuando sea. Cuando suceda, en el momento en el que suceda, no va a ser incesante como dije, y no va a ser interminable, va a suceder, pero cuando sucede, somos llamados a aceptarlo y encontrar en él, el camino a la bendición.
Mateo 5, El Sermón del monte. (La Biblia de las Américas)
1 Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Las bienaventuranzas 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. 5 Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra . 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios . 9 Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Los resultados de una encuesta diseñada por psicólogos, indicó que la felicidad verdadera es hallada por aquellos que encuentran satisfacción personal fuera de cualquier sacrificio personal, que alcanzan las metas que establecen para sus propias vidas, ven sus ambiciones cumplidas, y sus deseos gratificados. Eso es probablemente correcto. Si mirados cómo funciona mundo, esa es exactamente la manera en la que operamos. Nuestra propia encuesta diría que todos nuestros deseos sean cumplidos. Sueños, ambiciones y metas sean cumplidas. Todos los gozos que esperamos de la vida, de alguna manera sean cumplidos, que todo salga bien para nosotros, sin necesidad ningún sacrificio. Lo que es absolutamente opuesto a lo que Jesús enseña en Mateo 5 acerca de la felicidad. Él dice que la felicidad verdadera, la cual es bienaventuranza, viene de la manera totalmente opuesta. No viene mediante mérito personal, viene mediante un reconocimiento de bancarrota personal. Felices son los pobres en espíritu, no la gente que han alcanzado grandes cosas, sino la gente que sabe que no han alcanzado nada realmente significativo, o podrían ser educados, o podrían haber producido dinero, o podrían ser exitosos, o podrían haber dejado su pequeña marca en algún lugar en el mundo. Pero cuando están delante de Dios y ven su propio corazón y en honestidad reconocen que están en bancarrota, porque de ellos es el reino de los cielos. Felices o bienaventurados son los que lloran, porque ellos recibirán consolación. La gente que realmente es feliz es la gente que ha reconocido su bancarrota espiritual, y ha llorado por su iniquidad, ha llorado por su condición de pérdida, llorado por estar separados de Dios, llorado por su condición sin esperanza y llorado por su pecado, llorado por la expectativa, el prospecto del infierno, el juicio de Dios, la perdida eterna, llorado por la ausencia total de satisfacción del corazón. Y después V5, “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” Jesús dice aquí que la satisfacción verdadera en la vida viene de la manera exactamente opuesta en la que yo esperaría que viniera. La satisfacción verdadera en la vida, el gozo verdadero, la felicidad duradera, la paz real, solo puede ser concedida por Dios. No está disponible en nada de lo que el hombre puede alcanzar, no está disponible en algo que el hombre pueda lograr, pueda comprar, pueda heredar o descubrir. Al final, la felicidad real, la satisfacción real del alma, el gozo verdadero, la paz profunda viene cuando el hombre reconoce que no está disponible en absoluto para él. No lo tiene, no se la puede ganar, no la puede comprar, no la puede alcanzar, no la puede adquirir. Habiéndose medido a sí mismo, en toda honestidad, él se da cuenta de su bancarrota, habiéndose comparado a sí mismo con la ley de Dios, la cual demanda justicia perfecta, se da cuenta de que no es nada, viene a Dios y le ruega porque haga algo en su vida, para que traiga bendición. Ese es realmente el pecador penitente. Esa es la persona que viene a Dios con la actitud correcta. Resumido en el V6, la cuarta bienaventuranza: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Debo reconocer que no tengo nada, pero tengo hambre. Lo he dicho con frecuencia en mi vida, y pocas personas lo entienden. La mayoría no están lo suficientemente desesperadas, con suficiente hambre y sed de justicia. No están cansadas del pecado. Las personas que son expuestas a la ley de Dios, en una iglesia, en un encuentro, en un sermón de Youtube o en las escrituras, conocen la ley de Dios, cuando tienen la honestidad para medirse a sí mismos contra la ley de Dios, reconociendo que son culpables, avergonzados, con remordimiento y por la gracia de Dios puede llevar a la bancarrota espiritual aquí. También es posible que alguien que no ha estado expuesto de manera completa a la revelación escrita de Dios, siente el mismo peso de iniquidad porque la ley de Dios está escrita en sus corazones, como lo dice Romanos 2. Su conciencia los acusa cuando violan la ley de Dios. Inclusive una persona que no conoce la Biblia o el cristianismo también tiene la ley de Dios escrita en su corazón. Simplemente es parte del ser humano. Desobedecer esa ley trae tristeza, culpabilidad, remordimiento, lo cual puede forzar a una persona a buscar la verdad. Oímos testimonios de personas que se convierten, sabía que algo estaba mal, sabía que mi vida no era lo que debía ser, estuve cansado de mi pecado y busqué conocer la verdad. Ese es el camino a la felicidad real. Así es como uno recibe el reino del cielo, así es como uno es verdaderamente consolado. Así es como uno al final heredará la tierra. Seremos poseedores de todo en esta tierra, cuando el Señor descienda y establezca su reino terrenal con su pueblo, V7, son personas que entienden misericordia. Algunos en nuestra sociedad asumen que la felicidad verdadera le pertenece a la gente cruel, que pisa el cuello de otros para alcanzar sus metas. Eso es lo que muchos creen. Creen que simplemente usar a todo otros, para llegar arriba, y cuando usted finalmente llegue ahí, usted ha alcanzado la cumbre del montón, entonces va a encontrar satisfacción verdadera. Ahí, a expensas de muchas personas a lo largo del proceso, son personas crueles. Jesús dice, es la gente misericordiosa que al final encuentra misericordia. Son aquellos que son compasivos, son aquellos que se preocupan por otros, son los limpios de corazón, son aquellos a quienes Dios han limpiado, quienes en ultima lo van a ver a Él. Son aquellos que son los pacificadores que serán llamados los hijos de Dios. Hemos avanzado a lo largo de todo eso, eso es contrario a todo lo que el mundo asumiría. ¿Quiere ser realmente feliz? Reconozca su bancarrota espiritual, venga a Dios, quien es el único que le puede conceder bendición verdadera. ¿Quiere ser feliz? Gima, llore, y agonice por su pecado, y Dios le va a proveer el consuelo de la salvación. ¿Quiere ser feliz? Sea manso por su condición, no soberbio. Sea quebrantado y al final heredará la plenitud del reino de Dios, que incluye esta tierra. ¿Quiere ser verdaderamente satisfecho? Entonces deje de tener hambre y sed por cosas que no llenan y no satisfacen, y tenga hambre y sed por la justicia de Dios que Dios da a aquellos que creen en Cristo. En la última de las bienaventuranzas se resume el resultado inevitable, V10, "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.” La gente que realmente es feliz es la gente que ha sido perseguida por causa de la justicia, y lo que él está diciendo es que esa persecución es evidencia de que pertenecen al reino de los cielos. Juan 15:18, Jesús hablando a sus discípulos, está en el aposento alto con ellos, la última cena. Les está enseñando lo que necesitan saber en su ausencia, “Si el mundo os aborreciere, sabéis que me aborreció a mí antes que os aborreció a vosotros.” Si el mundo trató a la persona más justa que jamás vivió, en la manera en la que lo trataron, ¿Por qué deberían ustedes esperar un trato mejor? Si lo aborrecieron a él y así fue, los van a aborrecer a ustedes. La razón por la que los aborrecen es porque no son parte de ellos. “Si fuereis parte del mundo, el mundo amaría a los suyos.” V19, “pero porque no sois del mundo, porque los he elegido del mundo, por tanto, el mundo os aborrece.” No siempre es una persecución abierta, agresiva en toda ocasión, pero hay un resentimiento profundamente arraigado, y enemistad por parte de aquellos que son parte del sistema. En contra de aquellos que confrontan ese sistema con justicia. V21, “el esclavo no es mayor que su amo, si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán.” V21, esto os harán por causa de mí”. Como creyente puedo vivir por el mundo de manera segura, con suficiente seguridad, hasta que confronto a alguien con la Palabra de Dios y sus normas divinas. Si usted se fuera a involucrar en cualquier ambiente en donde el pecado está manifestándose de manera abierta y confrontara a las almas que están ahí con la verdad directa de Dios, usted experimentaría persecución. Probablemente ya han experimentado esto en su propia familia. En ocasiones han confrontado la iniquidad en la vida de esos incrédulos, los han llamado a reconocer su pecado y ha sentido la enemistad y la hostilidad. Nada es más irritante, nada es más ofensivo para una persona no regenerada, que señalar su iniquidad y sus consecuencias. Es bastante seguro, en un sentido para mí en la iglesia, no es tan seguro afuera. Los perseguirán, V21, “por causa de Mí”. Es porque se identifican conmigo, porque dicen que son de Cristo, porque traen mi nombre, mi Palabra y mi verdad, para confrontarlos. Los van a aborrecer, así como me aborrecieron a Mí. V23, “Y él que a Mí me aborrece, aborrece también al Padre.” Este es un asunto muy complejo. Aborrecen la verdad, los aborrecen por traer la verdad, aborrecen a Cristo por ser la Verdad, aborrecen a Dios porque Él es el Dios Vivo y Verdadero detrás de todo esto. Entonces, me aborrecen a Mí, aborrecen a Mi Padre, los aborrecen a ustedes, aborrecen la verdad. Juan 16:1, “Estas cosas os he hablado, para que estéis guardados de tropezar.” No quiero que salgan ahí en el mundo, y toda esta persecución la van a enfrentar y van a desmoronarse. V2, “Los van a expulsar de la sinagoga, y los van a matar y van a pensar que están sirviendo a Dios.” Hay gran persecución de creyentes en el mundo. 1 Corintios 4:9, “creo que Dios nos ha mostrado a los apóstoles, los últimos de todos los hombres, como hombres condenados a la muerte. Porque nos hemos vuelto un espectáculo para el mundo.” Dice, estamos condenados a la muerte, al final. Somos un espectáculo al mundo. Somos considerados como necios, V10, como débiles, estamos sin honor, tenemos hambre, V11, tenemos sed. Estamos vestidos de manera pobre, somos tratados mal, no tenemos hogar, V12, somos vituperados, maldecidos, blasfemados, perseguidos, calumniados, somos la escoria y lo más bajo, el deshecho, la basura, la suciedad que usted quita de una sartén sucia en la que el alimento se ha endurecido. Eso somos nosotros. Si somos fieles en proclamar el evangelio a una persona incrédula, o a un ambiente incrédulo, o a una familia incrédula, a un salón de clase incrédulo, a un grupo incrédulo en el trabajo, donde quiera que sea, si somos fieles de proclamar el evangelio y hablar de manera directa la verdad de Cristo, y la verdad del Dios vivo, aquellos que aman el pecado, que aman las tinieblas más que la luz, porque sus obras son malas, la respuesta es una hostilidad inevitable. Mantengamos esto en mente, es el camino de bendición. Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. ¿Qué es el reino de los cielos? Simplemente, es la esfera de Dios, es la esfera de la salvación, el dominio de salvación, eso simplemente va de la mano de ser un cristiano. Todas estas cosas, el reino de los cielos, V3, consuelo, heredar la tierra, ser saciados, recibir misericordia, ver a Dios, la visión beatifica, el ser llamado los hijos de Dios, tener el reino de los cielos en el V10, todos esos son sinónimos de estar en el reino eterno de Dios. 2 Timoteo 3:12, “Y también todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.” No todos estamos pagando con nuestra vida, no estamos siendo encarcelados como otros, pero en muchos casos, no somos tan valientes como debiéramos ser. Hemos visto el principio aquí en esta bienaventuranza. V11, “11 Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.” Jesús la desglosa, no desglosó o explicó las otras, porque se explican solas, pero tan pronto como dice, “van a ser perseguidos”, alguien va a decir, ¿bueno, que significa eso? ¿puedes explicar eso más? En este verso no repite el beneficio, de ellos es el reino de los cielos. Entonces, sabemos que esta no es otra bienaventuranza, esta es meramente una explicación de la que dio. ¿Qué quieres decir, “perseguido”? ¿Qué quiere decir, cuando los hombres los insultan? A veces, así es como va a ser. Cuando la gente lo condena e insulta, y lo hace cara a cara. De eso está hablando aquí. He presentado el evangelio a alguien, quien ha respondido de una manera ofensiva, no ha querido oír nada de él. quizás usted lo ha experimentado en esas ocasiones en las que usted ha tratado de darle testimonio a un marido no convertido, o un hijo o hija o miembro de familia, o amigos no convertidos. También puede significar que dicen todo tipo de maldad en contra de ustedes de manera falsa, no solo es abuso cara a cara, y falta de amabilidad cara a cara, e insulto, a veces es detrás de su espalda, mienten de usted, se esfuerzan por atacarlo a usted. En otras palabras, cualquier cosa que haría que alguien creyera que no fui fiel al Señor, que no fui fiel a la Palabra, que no fui fiel en honrar a Cristo, que no fui fiel en proclamar la verdad. Pero, habiéndolas dicho encuentran a personas que creen, y entonces a los ojos de algunos quedas desacreditado. Esa es una forma seria de persecución, porque dejo de ser creíble. Entonces asumen que soy un hipócrita. Y si lo soy, ciertamente no puedo tener la verdad. La persecución viene en muchas maneras. Pero hay todo tipo de forma de persecución, muchas maneras diferentes. Y los discípulos necesitaban saber eso. Digo, habría gente Jesús dijo, que los van a expulsar de la sinagoga, van a ver gente que piensan que le están sirviendo a Dios, cuando los matan a ustedes, porque están protegiendo la religión verdadera. También van a haber personas que van a adoptar este enfoque en la persecución, que los van a insultar cara a cara. La persecución viene en muchas maneras, “Bienaventurados son aquellos que son perseguidos. Bienaventurados son aquellos cuando son insultados, perseguidos de esta manera, oh cuando se dicen cosas malas en contra de usted, da manera falsa, por causa de Mí.” Marque eso, si es tan amable, “por causa de Mí.” Esta no es algún tipo de afirmación de bendición para alguien, para cualquier persona que sufre algún tipo de persecución, cualquier tipo de confrontación. Esto tiene que ver con aquellos que son perseguidos, porque están identificados con Jesucristo, ese es el punto. Si ustedes toman mi causa, si ustedes predican mi evangelio, si hablan mi verdad y los persiguen por eso, son bienaventurados. Santiago, “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas, ¿qué? pruebas, esta sería una prueba, “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, más tenga la paciencia su obra perfecta”. El primer beneficio de las pruebas es que Dios las usa para elevar su dependencia, la de usted. Cuando se dicen cosas falsas de usted, ¿Qué va a hacer? Cuando la gente lo rechaza cara a cara, cuando usted es perseguido por causa de Jesucristo. Cuando usted es acusado por ser de mente estrecha, dogmático, no amoroso, divisivo. Cuando esas cosas le pasan a usted, ¿Qué puede hacer usted? usted no puede correr por todos lados y buscar aquellos que han sido influenciados por ese tipo de cosas y arreglarlo. Pero estoy aquí para decirle que cuando el Señor lo levanta a usted, él lo quebranta a usted al mismo tiempo. Ahora, siempre va a haber suficiente desastre en su vida, suficientes pruebas en su vida, suficientes problemas y suficiente decepción y suficiente dolor de corazón, y suficiente dolor, y suficiente de esa acusación y de esa crítica, y esas acusaciones falsas en contra de usted, que siempre va a hacer que usted regrese y se dé cuenta de que si va a ver algún impacto en su ministerio va a tener que ser por la misericordia y gracia de Dios. Entonces, Santiago está diciendo tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque las pruebas son partes de la obra perfeccionadora de Dios. Las pruebas elevan su dependencia. El Señor mismo está ahí para guardarte, y debe estar feliz por la persecución, si es por la verdad. Claro que usted no debe perder el sueño por esto, no es algo por lo que usted debe estar sufriendo, es algo por lo que usted debe regocijarse, V12, “Gozaos”. No nada más, gozaos, sino alegraos. Él en cierta manera duplica esto aquí, “porque vuestro galardón es grande en los cielos.” Entre más poderosamente usted proclame a Cristo, entre más evidente es que usted es de Cristo, entre más confronte de manera directa y amorosa este mundo, más hostilidad usted recibirá en la tierra, y más recompensa recibirá, en el cielo. “Bienaventurados sois cuando esto pase por causa de Él, porque usted es un ciudadano verdadero del reino”. Eso es simplemente evidencia de que usted, escuche esto, está invadiendo el reino de las tinieblas, y las tinieblas te atacan. Gozaos y alegraos, porque cuando llegue al cielo su recompensa será grande. Dos razones porque regocijarse. La promesa, usted recibe al reino. El principio, usted va a sufrir. La postura que adopta, regocijo, contentamiento. La iglesia es presentada en Apocalipsis, como los veinticuatro ancianos, y cuando reciben sus coronas, las toman y las avientan a los pies de Jesucristo. Al final el recibe toda la gloria, pero vamos a tener una gran recompensa por sufrir por causa de Él. De hecho, usted recuerda que los discípulos Jacobo y Juan vinieron a Jesús y le dijeron, “Oye, nos gustaría sentarnos a tu mano derecha y a tu izquierda, en el reino.” Y Jesús dijo, “Espera un minuto, eso no me corresponde asignarlo. Después él procedió a hablar de aquellos que sufren más. No van a ser aquellos que tuvieron al mejor agente de publicidad, o tuvieron a la audiencia más grande en redes, van a ser aquellos que sufrieron de manera más pura, por causa de Él, los que recibirán la recompensa más grande. La suposición aquí es que hay variaciones en la recompensa, eso es verdad. 2 Juan, “mírense para que no pierdan lo que han logrado.” Tengan cuidado o podrían perder su galardón. Podrían haber tenido una recompensa que venía, pero la perdieron por algún pecado, lo cual quiere decir que usted puede tener más o puede tener menos. Las recompensas variarán, habrá algunos que recibirán gran recompensa y otros una menor, y está relacionado a la fidelidad, está relacionado al sacrificio personal, está relacionado a uno que no se preocupa por sí mismo, como Pablo dijo, “no considero mi vida preciosa”. Hechos 20, “simplemente quiero terminar el ministerio que Dios me ha dado, realmente no importa lo que me pasa. Si vivo, vivo,” él dijo, “si muero, muero, es inmaterial” Hay que tener el ojo en la recompensa celestial. Es emocionante, vemos la persecución con una perspectiva diferente, insultos o acusaciones falsas, lo que sea. Algunos de ustedes perderán el trabajo debido a su fe. Otros habrán perdido un matrimonio por su amor a Cristo, ¡regocíjese! Si fue debido a Cristo, la primera gran promesa es que usted recibirá una gran recompensa en el cielo. Simplemente un recordatorio, el cielo dura para siempre. Entonces no habrá límite alguno para que usted lo disfrute. Las recompensas eternas están conectadas al servicio allá. No son botones para el saco, ni t ras que usa en su manga, no son coronas que están apiladas más y más altas en su cabeza. Creo que es una capacidad para servicio, recompensa más grande significa que usted tendrá una capacidad más grande, una oportunidad más grande, un privilegio más grande de servicio. La segunda cosa es igualmente una promesa maravillosa, “gozaos y alegraos cuando son perseguidos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. Usted está en un grupo bastante elevado. Es correcto. Si usted es perseguido por la causa de Cristo, usted está en un grupo bastante bueno. El primero que viene a mi mente es Hebreos 11, Moisés estuvo dispuesto a sufrir el vituperio de Cristo. Él dijo, no, a ser el hijo de la hija de faraón. Dijo no, a toda la riqueza y prestigio de Egipto, y se identificó a sí mismo con su pueblo. Lo que el escritor de Hebreos llama, el vituperio de Cristo. Estamos en línea con Moisés. Hubo muchos otros, profetas maravillosos, fieles. Isaías, quien probablemente fue acerrado a la mitad, Hebreos 11. Probablemente Jeremías que fue maldecido y aventado en un pozo resbaloso, y muchos otros, que pagaron un precio serio por su representación de Dios. Cuando Jesús estaba condenando la ciudad de Jerusalén, dijo, “ustedes que apedrean a los profetas y asesinan a aquellos que son enviados”. Cuando narró la parábola del hombre que era dueño de la viña, y había dejado a alguien que estuviera a cargo de la viña. Retratando a Dios como el dueño de la tierra, la nación y los israelitas a cargo de ella. Él envió a sus mensajeros, los mataron a todos. Eso fue una condenación de Israel por matar a los profetas. Al final, “voy a enviar a mi hijo” y asesinaron al hijo. Jesús ciertamente es el profeta supremo. Perseguido y asesinado a causa de Su Padre. La persecución lo coloca a usted junto a una compañía bastante buena. Es un grupo de mucha clase. Qué privilegio, usar el uniforme y ser considerado un soldado como muchos otros. Después de esto, tendremos que confrontar, entonces más vale, considérelo un gozo hacerlo. La razón por la que tiene que confrontar está en el V13, “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se desvaneciere, ¿con que será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y ser hoyada por los hombres”. Si no somos agentes salando al mundo, más vale que usted se salga de aquí. Ustedes son la luz del mundo, V14, más vale que brille, nadie enciende una luz y se pone debajo de algún tipo de canasta para esconderla, lo coloca sobre el candelero. Es como una ciudad asentada sobre un monte. Si viviéramos en esa época, no había muchas luces en la calle, no había fuentes de luz artificial. Si usted estuviera en un valle y había una ciudad en un monte, de noche usted veía esas luces de candelero, y la luz salía por las aperturas. Esa es una ciudad en un monte, usted no la puede esconder, no puede colocar algo encima de ella. El cielo es tan oscuro ahí, usted ve la luz de manera tan clara. Ustedes son la luz, nadie la coloca bajo una canasta. La colocan sobre un candelero. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres. Para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. ¿No es ese un giro interesante al final? Habrá algunos que verán la luz y van a darle la gloria a Dios. Hay algo de esperanza ahí, realmente la hay. Hay algo de esperanza si ven el patrón de su vida, si oyen la verdad que usted proclama. Habrá algunos que glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Tenemos un mundo que alcanzar en medio del cual brillamos, Filipenses, como luces en la oscuridad. Muchos no escucharán, lo van a resentir. Como Dios le dijo a Isaías, “van a tener oídos que no van a oír, van a tener ojos que no ven, van a tener un corazón que es duro, pero va a haber un remanente allá afuera, van a haber algunos que van a oír y creer.” Seguro hay persecución, seguro hay enemistad, el reino de las tinieblas reacciona, de tal manera que se protege a sí mismo conforme lo invadimos con la verdad. Esa es la razón por la que la hostilidad viene, pero Dios convierte esa hostilidad terrenal, en gloria celestial. Y la usa, porque es traer la verdad para convertir algunos corazones a la salvación. Entonces, vamos en este pasaje de bienaventuranzas, de ser un pecador quebrantado en bancarrota, llorando, manso, hambriento, a vivir una vida que afecta de manera tan dramática al mundo, que por un lado nos persiguen, y por otro lado hay algunos que creen nuestro mensaje y dan gloria a Dios. Ese es el resumen de toda nuestra vida, es a esto a lo que el Señor nos llama y es en esto en donde encontramos nuestra felicidad verdadera.