Autonomía de La Voluntad

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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

La evolución de la autonomía de la voluntad

Autores:

Carhuanllanqui Mejía, Carolina

Jayo Reque, Lizeth Paula

Docente:

Dra. Leyla Ivon Vilchez Guivar de Rojas

Chiclayo, 2023
ÍNDICE

Introducción

Capítulo 1:

Capítulo 2:

Capítulo 3:

Conclusiones

Referencias
INTRODUCCIÓN

El presente proyecto de investigación se basa en explicar cómo ha ido


evolucionando la autonomía de la voluntad a través de los años para que de esta
manera poder comprender las bases del derecho romano y como se ha ido
adaptando este principio en la actualidad.

Actualmente , el principio que se viene desarrollando en la presente monografía ,


de la autonomía de la voluntad , se encuentra en problemas , debido a las
restricciones que le son aplicadas. Por lo tanto esta crisis que se presenta en la
actualidad , afecta al contrato tanto en su formación como en los efectos jurídicos
que produce, repercutiendo de esta manera en la seguridad jurídica.

El principio de la autonomía de la voluntad debe ser mencionado como uno de los


principios más importantes del Derecho, las parte actúan según su conveniencia y
libremente son llamados a determinar el contenido, alcance, condiciones y
modalidades de sus actos jurídicos.

En el derecho romano, el principio es el sistema que sirve como soporte para


nuestro derecho. En él, aparece una figura muy importante hasta el día de hoy que
vienen a ser los contratos. Para que existan los mencionados, era necesario una
convención, que proviene del latín conventio, que significa venir juntos.Pues sin ella
esto no podría surgir como tal.

Al mismo tiempo , la autonomía de la voluntad privada viene a ser la facultad que


tienen los particulares de regir y ordenar la propia conducta mediante sus formas sin
depender de nadie ni ser obligado por ello a algún impulso externo. Ya que si esto
no es así si podría ver afectado el principio mencionado

El objetivo primordial de este trabajo de investigación es conocer las nociones


generales de la autonomía de la voluntad, como segundo objetivo tenemos , es
describir la autonomía de la voluntad en el ordenamiento jurídico peruano , y por
último , el tercer objetivo es analizar casos de la autonomía de la voluntad . Como
consecuencia tenemos que , orientamos nuestro trabajo a la investigación de este
tema, para estudiar a la autonomía de la voluntad , su contenido, su relación con el
derecho Romano , a la diversidad de la autonomía de la voluntad en el derecho.
Capítulo 1:
Nociones Generales de la autonomía de la voluntad.

1.1 Definición

Para tener una definición clara y precisa de lo que es autonomía de la


voluntad, primero abordaremos en la etimología , la palabra autonomía proviene de
la unión de dos términos griegos. Por un lado, se encuentra el término nomos, que
quiere decir “ley”, y por el otro el vocablo autos, que para la Real Academia
Española significa “propio o por uno mismo”. Por ende nos da a entender que la
autonomía es “ley propia o dada por uno mismo”. En segundo lugar, la palabra
voluntad es definida por la Real Academia Española como “facultad de decidir y
ordenar la propia conducta”. Pero voluntad también significa “libre albedrío o libre
determinación” y “elección de algo sin precepto o impulso externo que a ello
obligue”. Por lo tanto, en la agrupación de estas definiciones se obtiene y nos da
entender que autonomía de voluntad es la capacidad de decidir y ordenar la propia
conducta sin ser obligado a ello por algún impulso externo.
Según Rivera (1998) a partir del principio de autonomía de la voluntad los sujetos de
las relaciones jurídicas pueden configurarlas en un ámbito de libertad; de modo que
la persona decide libremente si establece o no relaciones jurídicas, con quien y con
qué contenido.
A lo que se refiere dicho autor, es que el término autonomía de voluntad es el poder
de autodeterminación que le permite al ser humano dictar y construir una nueva
realidad jurídica en torno de sus intereses y relaciones. Por lo que podemos decir
que son los propios individuos quienes dictan sus propias normas para que puedan
regular sus relaciones privadas o qué su comportamiento no derive de alguna
voluntad ajena.
La autonomía de la voluntad es un concepto procedente de la filosofía kantiana y se
refiere a la capacidad del individuo para dictar sus propias normas morales.
Según Emmanuel Kant (1994), sostuvo que la autonomía personal es la capacidad
que tenemos los seres humanos de decidir qué queremos hacer con nuestras vidas,
de diseñar y poner en marcha nuestro propio plan vital.
En la actualidad la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo considera como un
principio esencial con el que opera todo el Derecho, como una forma de garantizar
el libre desarrollo de los seres humanos.

1.2 Breve historia de la autonomía de la voluntad

No siempre ha ocupado la voluntad del hombre el lugar que le ha asignado el


derecho moderno. Gradualmente se ha ido admitiendo en el campo del derecho,
primero como excepción, y por último como principio que domina por entero todo el
derecho privado. Pero para llegar al grado de desarrollo que supone la autonomía
de la voluntad ha necesitado la obra de siglos y su proceso de formación se
encuentra íntimamente ligado al desarrollo y formación de la cultura en general.

El Nexum que era un préstamo de dinero, es el primer contrato que se conoce en la


historia del Derecho Romano. Dicho contrato era celebrado en medio de numerosas
solemnidades. "Se pesaba simbólicamente el dinero en una balanza sostenida por
el Iibrepens a presencia de cinco ciudadanos romanos, y seguía después la
nuncupatio, o sea, la expresión de las convenciones verbales, en las que se
contenían las disposiciones accesorias posteriores, por ejemplo, sobre el tiempo y
lugar del pago, tasa de los intereses entre otras".

Tal vez tan antiguo como el nexum, encontramos otro contrato recargado de
formalismo, en el Derecho Romano primitivo: la sponcio. La mayoría de los autores
están de acuerdo en suponer que este contrato tenía un carácter religioso y era
celebrado en el ara máxima de Hércules, en donde el deudor parecía prestar su
juramento, y en donde se formulaba la pregunta sacramental que debía ser seguida
de su correspondiente respuesta también solemne.

Como vemos, a medida que avanza el tiempo y lo exigen las necesidades, todas
aquellas numerosas fórmulas que rodeaban al primitivo contrato, desaparecen y los
actos jurídicos empiezan a revestirse de una mayor sencillez. Pero el derecho aún
no le reconoce a la voluntad de las partes la autoridad suficiente para que por sí
sola pueda dar lugar al perfeccionamiento, con fuerza obligatoria, de determinados
contratos. En el hecho las partes celebran contratos que producían sus efectos con
el solo consentimiento, pero esta manera de obligarse no estaba sancionada por el
derecho, el cual solamente en el siglo VI de Roma sancionó como contratos
consensuales a la compraventa, el arrendamiento, la sociedad y el mandato,
marcando con ellos el comienzo de la "carrera triunfal de la voluntad a través del
derecho.

Se cree que el Derecho Romano no tuvo como principio de derecho privado a la


autonomía de la voluntad. Apenas alcanzó a sancionar a cuatro contratos de
carácter consensual, lo que dista mucho de ser una regla general, la cual es la base
para establecer un principio. Y si además agregamos, que los romanos no tuvieron
una independencia espiritual suficiente o libertad, por cuanto estaban siempre bajo
la omnipotencia del Estado, se podrá comprender que no están en la razón quienes
pretenden encontrar en el Derecho Romano el reconocimiento de la autonomía de la
voluntad.

Después de la caída del Imperio Romano, en los siglos V y VI, a consecuencia de


las invasiones de los bárbaros, el derecho como toda la civilización romana sufrió
una estagnación, y la evolución de la voluntad en el derecho hacia una autonomía,
también sufrió una paralización, a consecuencia del carácter formalista que tenía el
derecho de los invasores.

No siempre la expresión “autonomía privada” ha sido plenamente acogida. La


literatura jurídica ha preferido utilizar el término “autonomía de la voluntad”.

Manuel de la Puente indica, que por autonomía se entiende, en general, que es el


poder darse normas por si, por el cual el concepto de autonomía, en cierta forma,
pasa a identificarse con el concepto de soberanía. Esta autonomía puede ser
concebida por el estado a una autoridad, caso en el cual estamos frente a las
normas que constituyen el ordenamiento jurídico, que son obligatorios para todos, o
bien atribuido a los sujetos privados, quienes de esta manera pueden dictar normas
para regular sus propias conductas.

Así mismo la autonomía de la voluntad es un principio que llevado al derecho


privado, se constituye en su característica fundamental. Sin embargo, no ha recibido
una noción legal y es por ello que lo hace ser un principio no escrito. Su noción o
concepción es puramente doctrinaria.

Por otro lado tenemos que la autonomía de la voluntad es un principio básico del
derecho contractual que otorga a la persona la facultad de crear, por voluntad
propia, una determinada situación jurídica que el derecho positivo debe respetar.
Según Arias Schneider, nos dice que este principio constituye el postulado básico
de la Teoría clásica del Contrato.
Parte del criterio de que la ley debe abstenerse de intervenir en las relaciones de los
particulares, ya que cada individuo tiene facultad de crear, por voluntad propia, una
determinada situación jurídica que el derecho positivo debe respetar.

La autonomía de la voluntad, como potencia creadora de actos jurídicos y hechos


humanos tiene su fuente en la libertad consustancial del ser humano. El acto
voluntario o la manifestación de la voluntad tiene relevancia jurídica siempre que
haya sido producto de una decisión libre y espontánea del ser humano.

La libertad, como expresión máxima del ser libre de la persona y como valor
determinante de su existencia, lleva implícita una dimensión social, es decir, el
hombre libre sólo es auténticamente libre en relación con los demás. Debido a ello
la libertad del ser humano no es una facultad absoluta, es decir que está limitada
por el deber de no dañar a los demás.

El carácter limitado de la libertad individual determina también el carácter limitado de


la autonomía de la voluntad. Este principio que sustenta el Derecho Civil hace
posible las relaciones jurídicas de los particulares, en una sociedad, la libertad como
libre albedrío ejercido sin límite alguno, llevarían al desorden y al caos, pues bien se
dice que la libertad ilimitada del ser humano lleva consigo el germen de su propia
destrucción.

1.3 Evolución de la autonomía de la voluntad (Roma - Actualidad)

Para empezar a hablar de la autonomía de la voluntad primero vamos a abarcar


desde su evolución histórico - filosófica. El suceso en el tiempo de la autonomía de
la voluntad ha ido de la mano de las concepciones que el hombre se ha forjado de la
libertad y la autonomía, teniendo como referencia no solo a las corrientes filosóficas,
sino a ideas en filosofía política, económica y en Derecho.

Por un lado, nos basaremos en Roma aquí encontramos el primer vestigio y


después una franca evolución del dogma de la autonomía de la voluntad. Roma
crea prontamente las dimensiones del individuo y Estado como dos realidades
autónomas y substancias. Por ello atribuye al pater familias un significado relevante,
tanto en el campo del derecho privado, como en el campo del derecho público.
El encumbramiento de la autonomía de la voluntad, es la incorporación de los
contratos innominados al Derecho. Así mismo en los contratos innominados, el
Derecho otorga a la autonomía de la voluntad la posibilidad de producir los efectos
queridos siempre que esta se refiera a un objeto de derecho y se fundamenta en
una causa jurídica lícita.

En la caída del Imperio Bizantino, el Derecho Romano mejora dentro del Medievo.
Las estructuras gregarias como la Iglesia y la cofradía se encargaron de subsumir al
individuo. Ello implicó una pérdida de terreno para la autonomía de la voluntad.
Obviamente la historia es mucho más extensa y no tan concisa.

Siglos después llega la luz de la Modernidad de la mano de movimientos como la


Ilustración, el Renacimiento, la Revolución Industrial y el Humanismo, en busca del
paroxismo del hombre en el mundo, se afianza en la filosofía cartesiana, donde el
ser humano se convierte en el vértice a propósito del cual giró la filosofía. El
surgimiento de los Estados Modernos, se justifica en la naturaleza y en la razón del
hombre. Es decir que el hombre se convierte en fuente originaria y autónoma de la
legislación social, su conducta obligada por la ley, implica que el individuo se
obedezca a sí mismo, valiéndose de su razón para crear un mundo normativo.

La Revolución francesa con la Declaración de Derechos del Hombre y del


Ciudadano de 1789 es la creadora de la política de la autonomía individualista. En el
individualismo encontramos magnificado al hombre (sujeto de Derecho), a quien se
le atribuye un derecho natural que le asiste y le ayuda a integrar su personalidad
jurídica. La naturaleza de la persona se entiende libre y autónoma, con poder de
desenvolvimiento; empero el hombre necesita vivir en sociedad, razón por la cual se
limita el ejercicio de su libertad.

En la política económica, el dogma de la autonomía de la voluntad fue la expresión


jurídica del liberalismo económico: dejar hacer, dejar pasar, ritmo que ambientaba el
principio de la libre contratación.

En la actualidad se apela por una autonomía de la voluntad en un contexto más


humano y liberal, la discusión no versa ya sobre el patrimonio o intercambio de
bienes. Bajo ese concepto Atalaya, se plantean temas como el aborto, la eutanasia,
la reproducción asistida, la clonación, la disposición del cadáver de una persona,
entre muchos otros, hoy se habla de autonomía vital.

1.4 Clasificación del principio de la autonomía de la voluntad

El principio de la autonomía de la voluntad está clasificado en cuatro tipos, las


cuales son:

En primer lugar tenemos a la autonomía Conflictual, la cual es considerada


también como la autonomía propia del Derecho Internacional Privado (DIPr), este
tipo consiste en la posibilidad de que las partes convengan el sistema jurídico que
gobernará el contrato internacional. Así mismo, implica la elección del Derecho
aplicable a la relación contractual. Es decir, qué las partes pueden solo ejercer su
autonomía conflictual dentro de las limitaciones que establece el Derecho
Internacional Privado del juez.

En segundo lugar tenemos a la autonomía material, aquí implica para las partes la
posibilidad de establecer pactos o cláusulas del contrato en aspectos específicos y
concretos. Para Goldschmit, la autonomía material consiste en estipulaciones de
Derecho Privado, pudiendo distinguirse entre autonomía material de 1er grado (sin
sujeción a ningún Derecho positivo determinado aunque pueden designar un
Derecho en subsidio). Se denomina también autonomía universal y tiene su
fundamento en el derecho natural y está limitada por el orden público del juez. En la
autonomía material de 2o grado las partes formulan estipulaciones materiales sin
someterse a algún Derecho determinado, pero sin declarar su independencia de
cualquier Derecho positivo.

En tercer lugar tenemos a la autonomía expresa, son las que manifiestan la


elección efectuada en forma escrita o verbal. Así mismo, en este tipo de autonomía
las partes eligen la ley a la que desean someter la regulación en su relación jurídica.
Las partes manifiestan la elección efectuada en forma escrita o verbal.

Por último tenemos a la autonomía tácita, acá la elección se desprende de actos


efectuados por las partes. Es decir, no incluyen cláusulas específicas, pero la
selección resulta en forma cierta y se revela mediante elementos idóneos que
conduzcan a la efectiva voluntad de las partes (las sumisiones anteriores a
determinada ley, la elección de un idioma, la utilización de figuras contractuales
propias de un determinado ordenamiento jurídico, la elección del tribunal, entre
otros).
Capítulo 2:
La autonomía de la voluntad en el orden jurídico
2.1 Importancia del principio de autonomía de la voluntad en el ordenamiento
jurídico peruano

La autonomía de la voluntad no puede verse al margen del ordenamiento jurídico,


su existencia emana de él, ya que su reconocimiento en la ley constituye un
presupuesto indispensable para su ejercicio. Cabe recalcar, que no existe contrato
fuera de un contexto legal, ausente de un ordenamiento jurídico, ya que éste no sólo
reconoce la autonomía de la voluntad sino que la protege y la hace posible.

Ahora respecto a la importancia de la libertad y la autonomía de las personas y


reconocer que la libertad sólo existe en sociedades humanas debido a que ellas
imponen límites a nosotros mismos para que de esta manera exista una convivencia
pacífica y armoniosa de manera que si existe un límite dado por la sociedad en
democracia este no es un elemento que va en contra de la libertad sino más bien un
elemento que contribuye a la mejor convivencia a través de las buenas costumbres
en la sociedad.

2.2 Formas de reconocimiento juridico.

La autonomía de la voluntad puede ser reconocida por el orden jurídico en dos


modalidades:
En primer lugar, como fuente de normas jurídicas destinadas a formar parte del
mismo orden jurídico que la reconoce: el ordenamiento estatal reconoce una
verdadera y propia fuente de derecho objetivo, dentro de la órbita de competencia
que le corresponde ab origine.
En segundo lugar, como presupuesto y fuente generadora de relaciones jurídicas ya
disciplinadas, en abstracto y en general, por las normas del orden jurídico: se
reconoce a los particulares la facultad de dar vida a situaciones aptas para
engendrar vínculos entre ellos.
Betti (1989), señala que los particulares sí pueden crear normas, para él la palabra
autonomía, es una manifestación de poder y precisamente del poder de crear dentro
de los límites establecidos por la ley, normas jurídicas objetivas.
Evidentemente el Derecho no puede prestar su apoyo a la autonomía privada para
la consecución de cualquier fin que esta se proponga. Antes de revestirla con su
sanción para que trascienda jurídicamente, ha de valorar la función práctica que
caracteriza su tipo. La voluntad es siempre algo interno, sin embargo en varios
casos permea en el Derecho, con el fin de ser tutelada y ser elevada a precepto
jurídico.
Por ende podemos decir que el hombre busca el resultado práctico de aquella
declaración de autonomía de la voluntad y es al Derecho al que le corresponde
asignarle los efectos jurídicos pertinentes.

2.3 Límites del principio de autonomía de la voluntad en el ordenamiento


jurídico

Las limitaciones del principio de la autonomía pueden clasificarse en limitaciones


legales y limitaciones en el mercado

2.3.1 Limitaciones legales

Cuándo se habla de las limitaciones legales se habla de aquellas limitaciones que


son impuestas por el Estado a través de normas legales de carácter imperativo, es
decir normas que poseen un contenido del que los objetos jurídicos no pueden
prescindir de manera que la regulación normativa que se realice tendrá completa
validez independientemente de la voluntad del individuo.

Claro ejemplo de esto podemos encontrarlo en el inciso 14 del artículo 2 de la


Constitución política que limita la libertad de contratación al establecer que no se
puede actuar en contra de las normas de orden público.

Asimismo el código civil por su parte en el artículo cinco del título preliminar a
sancionado con olvido absoluta de los actos jurídicos contrario a las leyes que
interés en el orden público y a las buenas costumbres. En materia contractual el
artículo 13 54 establece que no se puede celebrar contratos que atenten contra
normas legales de carácter imperativo
Es importante en este punto la privada se encuentra limitada por normas legales de
carácter imperativo el orden público de las buenas costumbres tal como se han
venido mencionando en los dos ejemplos anteriores.

Las normas legales de carácter imperativo son aquellas que se imponen a la


voluntad de los particulares de manera que se deben ser acatadas necesariamente
por ellos no pudiendo sustituirla ni alterarlas por lo qué no se admite pacto en
contrario.

2.2.2 Limitaciones del Mercado

Cuando nos referimos a las limitaciones del mercado se habla de la libertad


contractual que actualmente se ha visto limitada por la estandarización del tráfico
patrimonial es decir ahora la contratación masiva de las partes no negocian en
conjunto el contrato sino que una de las partes es la encargada de elaborar el
contrato parcial o íntegramente esto nos referimos con elaborar el contenido del
contrato y la otra se limita a aceptarlo o rechazarlo.

En esta oportunidad la limitación de la autonomía privada ya no es impuesta por el


Estado como en el caso de las limitaciones legales sino que se ve limitada por los
particulares que para un tráfico patrimonial fluido elimina la etapa de la negociación
del contrato.

2.2.3 Límites intrínsecos

Si bien en la actualidad las personas afrontan la contratación desde una posición de


igualdad jurídica, en muchas ocasiones la autonomía de los contratantes se verá
limitada por las grandes diferencias económicas que existen entre ricos y pobres,
empleadores y empleados, empresarios y consumidores. El fuerte o el poderoso a
veces ejercerán una gran influencia ya sea positiva o negativa.

El contrato presupone la igualdad entre las partes que van a llevarlo a cabo, el
primer obstáculo importante al que tiene que hacer frente la autonomía de la
voluntad de un contratante se encuentra en la persona con la que va a concluir el
negocio jurídico. Así, en algunas ocasiones el principio de la autonomía privada de
las personas en la contratación se encuentra limitada por ellas mismas.

2.2.4 Límites extrínsecos

La capacidad de autorregulación de las personas siempre se ha visto limitada por la


actuación de una fuerza exterior a su voluntad, provocados por la acción del Estado
por mediación del legislador y el aparato jurisdiccional.

a) ley moral

La ley constituye un importante límite a la autonomía de la voluntad si


se tiene en cuenta que el contenido de muchos contratos en la
actualidad resulta establecido por normas legales que imponen
soluciones, a veces no consideradas y otras ni siquiera queridas por
las partes al celebrar el contrato. La ley limita, además, la función
regularizadora del negocio jurídico, no sólo en lo referente a si se
puede o no celebrar determinado tipo de negocio, sino directamente
en el contenido del contrato que se quiere celebrar, al establecer
cláusulas que no debe contener o las que debe contener.

b) La moral y las buenas costumbres

La moral es una palabra de origen latino, que proviene del término


moris (“costumbre”). Se trata de un conjunto de creencias, costumbres,
valores y normas de una persona o de un grupo social, que funciona
como una guía para obrar. Se entienden por buenas costumbres al
buen hábito, modo habitual de obrar o proceder establecido por
tradición o por la repetición de los mismos actos y que pueden llegar a
adquirir fuerza de precepto.

c) El orden público

El orden público es un concepto amplio que engloba las nociones de


seguridad, orden en sentido estricto, tranquilidad y sanidad pública. Es
resultante del respeto, por los habitantes de una sociedad, de aquellos
principios o normas fundamentales de convivencia, sobre los que
reposa su organización.

2.2.5 Limitaciones a la autonomía privada en la constitución política de 1993

Para empezar, debemos recordar que dentro de nuestra Constitución política de


1993 la cual consta de 206 artículos y 16 disposiciones finales y transitorias existen
artículos que limitan la libertad y la autonomía privada de las personas. A
continuación, se presentarán algunos de estos:

El primero es el Artículo 2 en el cual se manifiesta que “Toda persona tiene derecho:


(...) Contratar con fines lícitos, siempre que no se contravengan leyes de orden
público”. Constitución Política del Perú, Art. 2 (1993). Este artículo nos habla de qué
toda persona puede contratar y con esto armar el tipo de contrato que mejor se
acomoden con sus intereses siempre y cuando no se contrapongan a las leyes que
rigen en el ordenamiento jurídico peruano.

También el Artículo 25 “La jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias o


cuarenta y ocho horas semanales, como máximo. En caso de jornadas acumulativas
o atípicas, el promedio de horas trabajadas en el período correspondiente no puede
superar dicho máximo. Los trabajadores tienen derecho a descanso semanal y
anual remunerados. Su disfrute y su compensación se regulan por ley o por
convenio. Constitución Política del Perú, Art. 25 (1993). En este artículo podemos
ver que si bien es cierto el empleador puede determinar cuáles son las funciones del
empleado Éste no puede pasar por encima del artículo 25 el cual establece por
ejemplo las obras reglamentarias de trabajo así como los beneficios de cada
trabajador ya que si éste quisiera trabajar horas de más al empleador sin ser
remuneradas como un pago extra estaría violando la ley establecida por el
ordenamiento jurídico peruano.
Por otro lado, el Artículo 62 “La libertad de contratar garantiza que las partes pueden
pactar válidamente según las normas vigentes al tiempo del contrato. Los términos
contractuales no pueden ser modificados por leyes u otras disposiciones de
cualquier clase. Los conflictos derivados de la relación contractual sólo se
solucionan en la vía arbitral o en la judicial, según los mecanismos de protección
previstos en el contrato o contemplados en la ley. Mediante contrato-ley, el Estado
puede establecer garantías y otorgar seguridades. No pueden ser modificados
legislativamente, sin perjuicio de la protección a que se refiere el párrafo
precedente” Constitución Política del Perú, Art. 62 (1993). En este artículo podemos
observar qué si es que existe un pacto mediante un contrato entre dos partes tanto
las cláusulas como los términos contractuales no pueden ser modificados por
ninguna ley ya que eso fue por acuerdo mutuo de las partes en este caso
estaríamos hablando de una limitación de mercado en el cual la autonomía privada
no es impuesta por el Estado sino por los particulares.

Finalmente el Artículo 70. “El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo


garantiza. Se ejerce en relación con el bien común y dentro de los límites de la ley.
Nadie puede privarse de su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad
nacional o necesidad pública, declarada por ley, y previo pago en efectivo de
indemnización justificada que incluya compensación por el eventual perjuicio. Hay
acción ante el poder judicial para contestar el valor de la propiedad que el Estado
haya señalado en el procedimiento expropiatorio “Constitución Política del Perú, Art.
70 (1993) y el artículo 72 el cual menciona que “La ley puede, sólo por razón de
seguridad nacional, establecer temporalmente restricciones y prohibiciones
específicas para la adquisición, posesión, explotación y transferencia de
determinados bienes. Constitución Política del Perú (CPP), Art. 72 (1993). Respecto
al artículo 70 en primer lugar se conoce que en el Estado peruano nadie puede
privarse de su propiedad siendo este artículo obviado el Estado tendría que
indemnizar justamente al propietario del bien inmueble con la finalidad de brindar
una compensación por dicho perjuicio. Respecto al capítulo número 72 se establece
que el estado por seguridad nacional puede establecer diferentes restricciones o
prohibiciones sobre un bien tales el caso por ejemplo de qué muchos bienes están
en el litigio judicial lo cual quiere decir que ese bien no se puede vender o explotar
hasta que dicha controversia no sea resuelto.

2.3 La autonomía en el derecho subjetivo y objetivo

Para empezar debemos tener en cuenta que es la autonomía en el derecho , pues


según el Tribunal Constitucional es la capacidad “que permite a las personas
regular sus intereses y relaciones coexistenciales de conformidad con su propia
voluntad”.
Lo que quiere decir esto es que es la facultad que tenemos para actuar acorde a
nuestra voluntad ya sean positivo (hacer) como de signo negativo (abstenerse de
hacer).Por lo que digamos que es la opción de escoger entre el bien y el mal .

Ahora con respecto a con se vincula la autonomía de la voluntad en el derecho


objetivo , por un lado tenemos que el derecho objetivo es “ aquel conjunto de reglas
de conducta que en una sociedad determinada van a gobernar las relaciones de los
individuos entre ellos. Reglas de conducta que se impondrán mediante el
constreñimiento social.” Es decir, son aquellas normas de ley que prescriben una
obligación , para ayudar nuestra conducta en la sociedad .
Esto se relaciona con la autonomía de la voluntad , ya que la ley viene a ser
autónoma y viene a ser nuestra voluntad como sea aplicada a nosotros por lo que
tenemos que escoger entre hacer el bien o el mal , y de acuerdo a eso nos juzgará
la ley , por lo que este principio se puede ver en el derecho objetivo . También la ley
tiene voluntad porque la misma prescribe una obligación , ya sea con sanciones ,
multas , condenas , deberes , entre otros .
Por otro lado el derecho subjetivo también se relaciona con lo que viene a ser la
autonomía de la voluntad porque , según Cordova , L.(2006) “el poder reconocido a
su titular debe ser respetado por todos los demás miembros de la comunidad “
También “son las facultades y potestades jurídicas inherentes de las personas por
razón de la naturaleza, contrato y otra causa admisible en derecho.”
Por eso podemos decir que el derecho subjetivo es lo que nos puede pertenecer por
nuestra naturaleza o por un contrato , además se puede relacionar a la autonomía
de la voluntad como por ejemplo el derecho que tenemos de comprar una propiedad
, y poder hacer algo en ella porque es nuestra decisión .
Capítulo 3:
Casos en donde se aplica la autonomía de la
voluntad
Como ya sabemos y podemos interpretar del concepto dado anteriormente la
autonomía de la voluntad es la facultad de todos para regir y ordenar su propia
conducta mediante sus propias normas sin depender de nadie ni ser obligado a ello
por algún impulso externo.

3.1 Ejemplos donde se aplica el principio de la autonomía de la voluntad

● A una persona que empieza a consumir sustancias dañinas , a pesar que le


dicen que le hace daño , lo seguirá haciendo .
● Una persona que compra un terreno para poner un albergue para animales .
● Una persona que gasta su salario para poder ayudar a la gente que más lo
necesita .
● Un contrato .
● Hurtar sabiendo que es un acto incorrecto , y puede tener consecuencias
graves .

3.2 Ejemplos donde se vulnere el principio de la autonomía de la voluntad

● La publicación de una información por parte de un medio de comunicación.


● El matrimonio forzado
● Trata de personas
● Extorsión
Conclusiones

● El principio de la autonomía de la voluntad en las contrataciones es


sumamente importante, ya que los particulares lo utilizan al momento de
optar por el medio más idóneo para satisfacer sus necesidades económicas o
de cualquier otra índole. Se manifiesta de dos formas: la libertad contractual y
la libertad de contratación. En el primero nos referimos a la libertad para
constituir o no relaciones contractuales, mientras que en el segundo es la
facultad de determinar libremente los términos y condiciones de un contrato.
Mientras que la libertad de contratación opera de manera anterior a la
formación del contrato, la libertad contractual actúa durante el inicio, la vida y
el fin de la relación contractual. Por ello puede decirse que este principio
justifica la existencia del contrato.

● En teoría, esta autonomía en el derecho romano que gozan las partes en el


momento de la contratación desde que surgió el contrato, como vimos en los
orígenes y en su posterior evolución, es una realidad protegida y consagrada
por los principales textos legales. Sin embargo esta visión teórica de la
autonomía de la voluntad privada pocas veces se ha dado de manera
absoluta en la práctica. Generalmente se ve afectada por las distintas normas
internas que surgen de los contratos y límites en la práctica. Es sumamente
importante que el Poder Judicial en su trabajo de revisor asegure el
cumplimiento de este principio para las partes, porque es uno de los
principios fundamentales de la contratación.

● En numerosas oportunidades vemos que el contrato deja de ser un resultado


de la autonomía privada para ser producto de la adecuación entre el
resultado que pretenden las partes y el ordenamiento jurídico. De esta
manera los límites de la autonomía de la voluntad consiguen que no se los
considere como excepciones de una intervención estatal indeseable, para ser
entendido como manifestación positiva de un mismo bien común, de modo
que se integran en el contrato en un plano compartido con la voluntad.
Referencias

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autonomía de la voluntad y sus límites en el ordenamiento jurídico.
Dialnet. Vol. 29, Nº. 1. págs. 103-131. Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5191658
- Código Civil. Decreto Legislativo Nº 295, 14 de noviembre de 1984
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- Constitución Política del Perú [Const] Art. 2, 29 de diciembre de


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- Leyva, J (2020). Autonomía privada y contrato. Revista Oficial del


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