Resumen de Poesã A Tras El 36

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 2

La poesía desde 1939

La Guerra Civil deja un panorama desolador en las letras españolas. La rica efervescencia cul-
tural de los años 30 da paso a unos duros años en los que los mejores autores están muertos
(Lorca, Unamuno, Valle-Inclán) o exiliados (Alberti, Guillén, Cernuda, León Felipe...) o en el
denominado exilio interior (Aleixandre). A esa dolorosa ruptura hay que sumar el aislamiento
internacional en que nos sumergimos y la censura, no demasiado férrea en el caso de la
poesía, para completar un panorama realmente triste.
Cabe destacar la figura esencial de Miguel Hernández, considerado por muchos como “epí-
gono genial” del 27 y una clara influencia a la generación de jóvenes poetas de la primera
posguerra. Sus temas esenciales se pueden concretar en tres, correspondientes al sentimiento
trágico de la vida, el amor y el compromiso social y político. Obras esenciales son Perito en
lunas, El rayo que no cesa (obra fundamental publicada en 1936), Viento del pueblo y
Cancio- nero y romancero de ausencias.
Durante los años 40 aparece la primera generación tras la guerra, conocida como “del 36”, la
forman autores como Luis Rosales (La casa encendida) y Dionisio Ridruejo (Cuadernos de
Rusia) que surgen en torno a las revistas Escorial y Garcilaso. Son poetas que han luchado en
el bando nacional y al menos en un primer momento cultivan una poesía clasicista y serena,
que tiene a España y a Dios como protagonistas. Pero en 1944 se publica Hijos de la ira, de
Dámaso Alonso, que va a dar lugar a una corriente de poesía denominada “desarraigada”. El
verso libre, las imprecaciones a Dios y un tono desesperado son sus rasgos más llamativos,
con los que buscan expresa una angustia existencial imposible de desligar de la difícil
circunstancia histórica que estaban viviendo. Poetas desarraigados hay que considerar también
a Miguel Her- nández (lo poco que pudo escribir tras la guerra) y a Blas de Otero con obras
como Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia. Otras tendencias, más minoritarias,
son el Postismo, movimiento de carácter vanguardista con influencia surrealista cuyos
máximos re- presentantes son Carlos Edmundo de Ory y Eduardo Chicharro y el denominado
Grupo Cán- tico de Córdoba, que se caracteriza por el intimismo y el rigor estético con temas
en los que se mezcla lo pagano y lo cristiano y la sensualidad y espiritualidad cuyo foco
central es Pablo García Baena.
Blas de Otero va a ser una figura esencial de la importante corriente que se va a iniciar en los
años 50, la llamada “poesía social”. Sus autores conciben la poesía como un instrumento para
la denuncia y el compromiso, una herramienta para transformar el mundo y despertar las con-
ciencias ante la Historia. Cultivan por lo tanto un lenguaje claro, unas formas accesibles, un
mensaje nítido. Es una poesía dirigida al pueblo, “a la inmensa mayoría”, así titulará Blas de
Otero una de sus obras junto con Pido la paz y la palabra y Que trata de España o Gabriel
Celaya, autor en Poemas iberos del poema “La poesía es un arma cargada de futuro” que será
también en estos años uno de sus máximos exponentes. Se pueden incluir aquí otros nombres
como los de José Hierro o Carlos Bousoño. Esta poesía, que dominará el panorama literario
unos años, va perdiendo vigencia al final de la década. Es entonces cuando surge una nueva
generación, que unos llaman del medio siglo y otros de los 60, que publican sus primeros
libros dentro de la estética de la poesía social, pero que pronto derivarán en un intimismo
menos altisonante. La poesía que se entendía como un mero acto de comunicación pasa a ser
un ejer- cicio de conocimiento, de autoconocimiento del poeta. Hablamos de autores como
Ángel Gon- zález (Áspero mundo, Palabra sobre palabra, Tratado de urbanismo), Jaime Gil
de Biedma (Compañeros de viaje, Poemas póstumos), José Ángel Valente (Poemas a
Lázaro), Claudio Rodríguez (El don de la ebriedad), quienes además de una sincera amistad,
comparten algunos rasgos: tono conversacional, presencia de anécdotas cotidianas de las que
saben hacer surgir
temas universales, y sobre todo una actitud moral ante la poesía. Hacia finales de los 60, sin
embargo, surge otro grupo de poetas que van a suponer un giro radical respecto de la
generación anterior. Son conocidos como “los novísimos”, por la Antología de José María
Castellet publi- cada en 1970, Nueve novísimos poetas españoles y pese a su mucha
diversidad se pueden reco- nocer rasgos comunes como el culturalismo, el desdén por la
poesía moral de la generación anterior, una vuelta a la experimentación vanguardista, sobre
todo al surrealismo, que se traduce en unos textos más herméticos y difíciles, el
cosmopolitismo de sus fuentes, que ya no son la anterior poesía española, sino toda, desde la
clásica hasta la europea más contemporánea, ade- más de otras como el cine, los mass media
y hasta el cómic. Hablamos de autores como Pere Gimferrer (Arde el mar), Guillermo
Carnero (Dibujo de la muerte) o Leopoldo María Panero (Así se fundó Carnaby Street).
A partir de aquí, las últimas tendencias a partir de los años 80 y 90 coexisten en el panorama
de la lírica española, cuyos aspectos comunes se sintetizan en rasgos como el intimismo, el
surrealismo, neorromanticismo, recuperación de la anécdota, lenguaje coloquial, vuelta a la
narratividad, abundancia del diálogo dramático, preferencia por los procedimientos retóricos
"invisibles", amplio uso de la ironía y la parodia y alternancia de estrifas tradicionales con el
verso libre y el marco urbano. Entre las tendencias más importamntes encontramos la poesía
neosurrealista de Blanca Andreu (De una niña de provincias que se vino a vivir en un
Chagall); la poesía erótica de Ana Rosetti (Devocionario); la poesía del silencio, que
entronca con el concepto de poesía pura, con Andrés Sánchez Robayna; y la poesía de la
experiencia con Luis García Montero (Habitaciones separadas) y Miguel D'Ors.
A partir de los años 2000 pierden fuerza estas tendencias en favor de un compromiso social
del poeta frente a un mundo injusto e insolidario con el sufrimiento ajeno y cuyo poeta de
referencia es Jorge Riechmann, representante de la poesía "entrometida" con temas como la
globaliza- ción, la ecología, las guerras imperialistas, el subdesarrollo o el neoliberalismo.

OBSERVACIONES
- Podéis añadir el carácter de las obras señaladas. Perito en lunas (influencia vanguardista y gongorina, que lo une a la
Generación del 27), El rayo que no cesa (obra amorosa, de carácter desarraigada, dedicada a su mujer formada por sonetos y
la famosa Elegía a Ramón Sijé), Viento del pueblo y El hombre acecha (de compromiso social y político) y Cancionero y
romancero de ausencias (poesía carcelaria).
- Dentro de la poesía perteneciente a los autores de la Generación del 36 encontramos dos vertientes: la “poesía arraigada”,
más afín a la ideología nacional y se aleja de la realidad del momento, en la que se considera que el mundo, tras la guerra, está
bien, ha sido salvado, por lo que se vuelve a la estrofa tradicional y temas de carácter religioso y amoroso; y la “poesía
desarrai- gada”, de carácter existencial, iniciada por la obra Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso.
- Postismo: tono lúdico de las vanguardias de los años 20 y lenguaje onírico del Surrealismo. Obra de Carlos Edmundo de Ory
(Sombras y pájaros) y de Eduardo Chicharro (La plurilingüe lengua).
- La obra de Pablo García Baena se vincula con la Generación del 27 y el barroquismo, en obras como Mientras cantan los
pájaros.
- Se puede hablar de otra tendencia poética de los años 40 correspondiente al tremendismo, con características similares a la
novela de esos mismos años, cuyo máximo representante es Victoriano Crémer.
- El cambio hacia la poesía social deriva de la apertura del “yo” de la desarraigada hacia el “nosotros” para mostrar la
realidad global frente al egocentrismo sentimental y desgarrador de la tendencia anterior. Poesía de José Hierro ( Tierra sin
nosotros o Alegría).
- Jaime Gil de Biedma es el precursor de la poesía como experiencia que predominará a partir de los años 80.
- Novísimos: preocupación por la forma y el lenguaje; rompen con la cultura tradicional inspirándose en el mundo del cine, del
deporte, de la música, de la televisión, del cine, etc. También se les conoce como “culturalistas” o “los venecianos” por su
gusto por ciudades como Venecia.
-Poesía del silencio: poesía minimalista, de carácter vanguardista, compuesta de poemas breves en los que se elimina la anéc-
dota, de temática reflexiva, filosófica e intelectual.
- Poesía de la experiencia: hasta principios del nuevo siglo. De carácter realista que habla de la vida y de la realidad cotidiana
con escenario urbano, expresión coloquial, y que revaloriza la experiencia, el humor y la emoción. El poeta busca transmitir su
emoción al lector que éste le comprenda.

También podría gustarte