Tarea Lit. Esp. 4 de Febrero

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Luis Cernuda

(Sevilla, 1904 - Ciudad de México, 1963) Poeta español, una de las figuras
fundamentales de la Generación del 27. Su obra se inscribe dentro de una
corriente que muchos han calificado de neorromántica, pues la sensibilidad,
melancolía y dolor que destila su poesía se halla siempre dentro de unos límites
de serena contención, a la manera de Gustavo Adolfo Bécquer, pero con
características matizadas por una aguda actitud intelectual, rasgo esencial de la
generación a la que perteneció.

Luis Cernuda

Estudió derecho en su ciudad natal bajo la dirección de Pedro Salinas, de quien


fue discípulo y quien orientó, asimismo, sus primeros pasos de poeta. En 1928
conoció en Málaga a Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, y poco después, en
Madrid, entabló amistad con Vicente Aleixandre y Federico García Lorca, poetas
todos ellos pertenecientes a la Generación del 27. En diferentes momentos de su
vida dio clases de español en la universidad de Toulouse, en Inglaterra y en
Estados Unidos.
De su inicial inclinación a la soledad y al nihilismo evolucionó hacia una actitud de
íntima y acogedora espiritualidad. Así, los poemas "Atardecer en la catedral" y "La
visita de Dios" señalan, según José María Valverde, "el término de la evolución de
un ambiente español, desde un ideario exquisito y minoritario hasta una emoción a
la vez religiosa y socialmente humana". Al igual que otros de sus compañeros de
generación, sus primeras obras marcan un itinerario que parte de la «poesía pura»
preconizada por Juan Ramón Jiménez para luego desembocar en una estrecha
afinidad con el surrealismo. Esta etapa, que dio comienzo con Perfil del aire (1927)
y Égloga, elegía, oda (1928), logra su mayor expresión y madurez en Un río, un
amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931), libros en los que ya se muestra, en
todo su esplendor, un Cernuda enamorado y rebelde, orgulloso de su diferencia.
En sus volúmenes siguientes arraigó con originalidad y dominio la tradición
romántica europea: Donde habite el olvido (1934), Invocaciones (1935). Los títulos
que aparecieron a partir de este momento, más los ya publicados, fueron
engrosando su obra poética completa bajo el sugestivo rótulo de La realidad y el
deseo (1936); en 1964 se publicó póstumamente la edición número cuarenta.
Cernuda, que tras la contienda civil española conoció el exilio del que jamás
volvió, emprendió, bajo la influencia directa de la poesía anglosajona, un período
en el que su obra poética se hace autobiografía y reflexión. Residente en Gran
Bretaña, Estados Unidos y, por último, México, publicó sucesivamente, entre otros
libros, Las nubes (1940), Como quien espera el alba (1947), Vivir sin estar
viviendo (1949), Con las horas contadas (1956) y Desolación de la
Quimera (1962).
La obra del autor ha sido objeto de numerosos estudios en muchos países. Tal
vez quien más y mejor se haya aproximado a su sentido más genuino y profundo
sea el mexicano Octavio Paz, que en un breve ensayo dedicado a su figura
escribe sobre el sentido de la palabra deseo en los trabajos del poeta: "Con cierta
pereza se tiende a ver en los poemas de Cernuda meras variaciones de un viejo
lugar común: la realidad acaba por destruir al deseo, nuestra vida es una continua
oscilación entre privación y saciedad. A mí me parece que, además, dicen otra
cosa, más cierta y terrible: si el deseo es real, la realidad es irreal. El deseo vuelve
real lo imaginario, irreal la realidad".
Pero además de poeta, Cernuda fue también un excelente prosista. Toda su obra,
recopilada tras su muerte por los estudiosos Derek Harris y Luis Maristany, se
puede encontrar en el volumen Prosa completa (1975), en el que, entre otros
títulos, aparecen Variaciones sobre tema mexicano (1952), Ocnos (1942)
y Estudios sobre poesía española contemporánea (1953).
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Luis Cernuda». En Biografías y
Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004.
Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cernuda.htm [fecha de
acceso: 31 de enero de 2023].

Copa con alas


Una copa con alas: quién la ha visto
antes que yo? Yo ayer la vi. Subía
con lenta majestad, como quien vierte
óleo sagrado: y a sus bordes dulces
mis regalados labios apretaba:?
Ni una gota siquiera, ni una gota
del bálsamo perdí que hubo en tu beso!

Tu cabeza de negra cabellera


¿Te acuerdas? con mi mano requería,
porque de mí tus labios generosos
no se apartaran. ?Blanda como el beso
que a ti me transfundía, era la suave
atmósfera en redor: La vida entera
sentí que a mí abrazándote, abrazaba!
Perdí el mundo de vista, y sus ruidos
y su envidiosa y bárbara batalla!
Una copa en los aires ascendía
y yo, en brazos no vistos reclinado
tras ella, asido de sus dulces bordes:
Por el espacio azul me remontaba!

Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista:


en rueda o riel funde el herrero el hierro:
una flor o mujer o águila o ángel
en oro o plata el joyador cincela:
Tú sólo, sólo tú, sabes el modo
de reducir el Universo a un beso!

Luis Cernuda
Vicente Aleixandre.
BiOGRAFÍA

Vicente Aleixandre y Merlo. (Sevilla, 26 de abril de 1898-Madrid, 14 de diciembre


de 1984). Poeta perteneciente a la Generación del 27, recibe el Premio Nobel de
Literatura en 1977.
Su infancia transcurre entre Málaga y Madrid. Estudia Derecho y Comercio, y
durante unos años es profesor en la Escuela de Comercio de Madrid
especializándose en Derecho Mercantil.
Su amistad con Dámaso Alonso y sus inquietudes literarias le llevan a leer y a
estudiar a los grandes poetas de la literatura universal, como Bécquer y Rubén
Darío. Sufre una grave enfermedad y durante su recuperación se dedica a escribir
poesías que son publicadas en las revistas culturales más importantes de la
época, consiguiendo gran éxito. Ahí empieza su amistad con los otros
componentes de la Generación del 27, como Federico García Lorca y Luis
Cernuda. En 1934 recibe el Premio Nacional de Literatura.
Tras la Guerra Civil permanece en España y su obra toma una trayectoria muy
personal. En 1949 es nombrado Académico de la Lengua y desde entonces se
convierte en maestro y protector de los jóvenes poetas españoles, que acuden a
visitarle con frecuencia a su casa de Madrid, donde con frecuencia organiza
tertulias literarias.
Su obra se caracteriza por el uso de la metáfora y se le reconoce como el principal
poeta surrealista español. Se dice que su trayectoria se divide en tres etapas: una
primera de poesía pura (con influencias de Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y
Jorge Guillén), otra de poesía surrealista y una tercera de poesía antropocéntrica.
En 1977 recibe el Premio Nobel, con el que se reconoce universalmente su obra y,
en cierta manera, la de toda la Generación del 27. Ese mismo año es condecorado
con la Gran Cruz de Carlos III.
EL POETA SE ACUERDA DE SU VIDA

Perdonadme: he dormido.
Y dormir no es vivir. Paz a los hombres.
Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan.
¿Vivir en ellas? Las palabras mueren.
Bellas son al sonar, mas nunca duran.
Así esta noche clara. Ayer cuando la aurora
o cuando el día cumplido estira el rayo
final, ya en tu rostro acaso.
Con tu pincel de luz cierra tus ojos.
Duerme.
La noche es larga, pero ya ha pasado.
Vicente Alexandre

ADOLESCENCIA
Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
—El pie breve,
la luz vencida alegre—.

Muchacho que sería yo mirando


aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.
Vicente Alexandre
Dámaso Alonso. Biografía

Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas (Madrid, 22 de octubre de 1898 -


25 de enero de 1990). Poeta español, profesor, lingüista y crítico literario.

Pasa su infancia en La Felguera (Asturias), pero es en Madrid donde termina sus


estudios superiores en Derecho y en Letras. Es alumno de Ramón Menéndez
Pidal en el Centro de Estudios Históricos y compañero en la Residencia de
Estudiantes de los artistas que forman parte de la Generación del 27. Enseña
lengua y literatura española en diversas universidades extranjeras, como Berlín,
Cambridge, Oxford, Stanford University (California), Hunter College, Columbia
University (Nueva York) y Leipzig. Dentro de España, enseña en las universidades
de Valencia, Barcelona y Madrid.

Es director de la Revista de filología española y de la colección Biblioteca


Románica Hispánica de la Editorial Gredos. También dirige el Instituto Antonio de
Nebrija del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y colabora en
la Revista de Occidente y en Los Cuatro Vientos.

Simultanea obras de creación literaria, de las que es característico el “realismo


léxico”, con obras de historia y crítica en el campo de la estilística, estudiando a
los poetas clásicos españoles y la lírica de tipo popular. Como traductor de las
obras de James Joyce utiliza el seudónimo de Alfonso Donado.

Académico de número desde 1945, es director de la Real Academia Española


durante los años 1968 a 1982. Es también nombrado miembro de otras academias
y asociaciones, como la Real Academia de Historia, la Modern Language
Association o la Asociación de Hispanistas, que además preside de 1962 a 1965.

Su principal labor como director de la Real Academia Española consiste en la


organización de encuentros con las academias americanas, para trabajar en
común por la lengua castellana.
La sala Dámaso Alonso de la Real Academia está dedicada íntegramente a la
biblioteca del autor, recogiendo cerca de 40.000 volúmenes y diversos objetos
personales.
El 14 de febrero de 2007, la Biblioteca del Instituto Cervantes de Dublín es
inaugurada con el nombre de Dámaso Alonso.

VIENTO DE NOCHE

El viento es un can sin dueño,


que lame la noche inmensa.
La noche no tiene sueño.
Y el hombre, entre sueños, piensa.

Y el hombre sueña, dormido,


que el viento es un can sin dueño,
que aúlla a sus pies tendido
para lamerle el ensueño.

Y aun no ha sonado la hora.

La noche no tiene sueño:


¡alerta, la veladora!

Dámaso Alonso

¿Cómo era?

La puerta, franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.

No era de ritmo, no era de armonía


ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.

Lengua, barro mortal, cincel inepto,


deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,

y canta mansamente, humildemente,


la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda!

Dámaso Alonso

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