Cuento Breve

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 60

===========================================================

SUEÑO DE LA MARIPOSA

CHUANG TZU

CHINA: 300 AC

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era
una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

===========================================================

EL LOBO

PETRONIO

ROMANO: 27-66

Logré que uno de mis compañeros de hostería -un soldado más valiente que Plutón- me
acompañara. Al primer canto del gallo, emprendimos la marcha; brillaba la luna como el sol a
mediodía. Llegamos a unas tumbas. Mi hombre se para; empieza a conjurar astros; yo me siento y
me pongo a contar las columnas y a canturrear. Al rato me vuelvo hacia mi compañero y lo veo
desnudarse y dejar la ropa al borde del camino. De miedo se me abrieron las carnes; me quedé
como muerto: Lo vi orinar alrededor de su ropa y convertirse en lobo.

Lobo, rompió a dar maullidos y huyó al bosque.

Fui a recoger su ropa y vi que se había transformado en piedra.


Desenvainé la espada y temblando llegué a casa. Melisa se extrañó de verme llegar a tales horas.

-Si hubieras llegado un poco antes -me dijo- hubieras podido ayudarnos: Un lobo ha penetrado en
el redil y ha matado las ovejas; fue una verdadera carnicería; logró escapar, pero uno de los
esclavos le atravesó el pescuezo con la lanza.

Al día siguiente volví por el camino de las tumbas. En lugar de la ropa petrificada había una
mancha de sangre.

Entré en la hostería; el soldado estaba tendido en un lecho. Sangraba como un buey; un médico
estaba curándole el cuello.

===========================================================

EPITAFIO DE UNA PERRA DE CAZA

PETRONIO

ROMANO: 27-66

La Galia me vio nacer, la Conca me dio el nombre de su fecundo manantial, nombre que yo
merecía por mi belleza. Sabía correr, sin ningún temor, a través de los más espesos bosques, y
perseguir por las colinas al erizado jabalí. Nunca las sólidas ataduras cautivaron mi libertad; nunca
mi cuerpo, blanco como la nieve, fue marcado por la huella de los golpes. Descansaba
cómodamente en el regazo de mi dueño o de mi dueña y mi cuerpo fatigado dormía en un lecho
que me habían preparado amorosamente. Aunque sin el don de la palabra, sabía hacerme
comprender mejor que ningún otro de mis semejantes; y, sin embargo, ninguna persona temió mis
ladridos. ¡Madre desdichada! La muerte me alcanzó al dar a luz a mis hijos. Y, ahora, un estrecho
mármol cubre la tierra donde yo descanso.
===========================================================

HISTORIA DE TS'IN KIU-PO

KAN PAO

JAPÓN: 265-316

Ts'in Kiu-Po, natural de Lang-Ya, tenía sesenta años. Una noche, al volver de la taberna, pasaba
delante del templo de P'on-chan, cuando vio a sus dos nietos salir a su encuentro. Lo ayudaron a
andar durante un centenar de pasos, luego lo asieron del cuello y lo derribaron.

-¡Viejo esclavo -gritaron al unísono-, el otro día nos vapuleaste, hoy te vamos a matar!

El anciano recordó que, en efecto, días atrás había maltratado a sus nietos. Se fingió muerto y sus
nietos lo abandonaron en la calle. Cuando llegó a su casa quiso castigar a los muchachos, pero
éstos, con la frente inclinada hasta el suelo, le imploraron:

-Somos tus nietos, ¿cómo íbamos a cometer semejante barbaridad? Han debido ser los demonios.
Te suplicamos que hagas una prueba.

El abuelo se dejó convencer por sus súplicas.

Unos días después, fingiendo estar borracho, fue a los alrededores del templo y de nuevo vio venir
a sus nietos, que lo ayudaron a andar. Él los agarró fuertemente, los inmovilizó y se llevó a su casa
a aquellos dos demonios en figura humana. Les aherrojó el pecho y la espalda y los encadenó al
patio, pero desaparecieron durante la noche y él lamentó vivamente no haberlos matado.
Pasó un mes. El viejo volvió a fingir estar borracho y salió a la aventura, después de haber
escondido su puñal en el pecho, sin que su familia lo supiera. Era ya muy avanzada la noche y aún
no había vuelto a su casa. Sus nietos temieron que los demonios lo estuviesen atormentando y
salieron a buscarlo.

Él los vio venir y apuñaló a uno y a otro.

===========================================================

HISTORIA DE ZORROS

NIU CHIAO

CHINA: SIGLO IX

Wang vio dos zorros parados en las patas traseras y apoyados contra un árbol. Uno de ellos tenía
una hoja de papel en la mano y se reían como compartiendo una broma.

Trató de espantarlos, pero se mantuvieron firmes y él disparó contra el del papel; lo hirió en el ojo
y se llevó el papel. En la posada, refirió su aventura a los otros huéspedes. Mientras estaba
hablando, entró un señor que tenía un ojo lastimado. Escuchó con interés el cuento de Wang y
pidió que le mostraran el papel. Wang ya iba a mostrárselo, cuando el posadero notó que el recién
venido tenía cola.

-¡Es un zorro! -exclamó, y en el acto el señor se convirtió en un zorro y huyó.

Los zorros intentaron repetidas veces recuperar el papel, que estaba cubierto de caracteres
ininteligibles; pero fracasaron. Wang resolvió volver a su casa. En el camino se encontró con toda
su familia, que se dirigía a la capital. Declararon que él les había ordenado ese viaje, y su madre le
mostró la carta en que le pedía que vendiera todas las propiedades y se juntara con él en la
capital. Wang examinó la carta y vio que era una hoja en blanco. Aunque ya no tenían techo que
los cobijara, Wang ordenó:

-Regresemos.

Un día apareció un hermano menor que todos habían tenido por muerto. Preguntó por las
desgracias de la familia y Wang le refirió toda la historia.

-Ah -dijo el hermano, cuando Wang llegó a su aventura con los zorros- ahí está la raíz de todo el
mal.

Wang mostró el documento. Arrancándoselo, su hermano lo guardó con apuro.

-Al fin he recobrado lo que buscaba -exclamó y, convirtiéndose en zorro, se fue.

===========================================================

LOS OJOS CULPABLES

AH'MED ECH CHIRUANI

Cuentan que un hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y echó a
llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió:

-Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.


Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y
le dijo:

-¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.

Ella le respondió:

-No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.

A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía:

-La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado.

Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha estaba muerta.

===========================================================

TEMOR DE LA COLERA

AH'MED EL QALYUBI

En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El
hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había
hecho eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos
estando puro ante Dios.

===========================================================

SALOMÓN Y AZRAEL

YALAL AL-DIN RUMI

Persia: m. 1273

Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro
pálido y los labios descoloridos.

Salomón le preguntó:

-¿Por qué estás en ese estado?

Y el hombre le respondió:

-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda
al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!

Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta
preguntó a Azrael:
-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado
tanto miedo que ha abandonado su patria.

Azrael respondió:

-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me
había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a menos que
tuviese alas, trasladarse a la India?

===========================================================

EL AMO CONFIADO Y EL CRIADO INOCENTE

MATEO BANDELLO

Italia: 1480-1561

En el tiempo en que Maximiliano César estaba con un numeroso ejército sitiando a Padua, un
gentilhombre con su familia escapó a refugiarse a Mantua, y me contó que antes de la guerra vino
a esta ciudad un joven alemán, que se puso al servicio de un gentilhombre en calidad de mozo de
cuadra, porque no sabía hacer otra cosa más que cuidar de los caballos. Era de aspecto simpático,
pero de una inocencia tal, que se le podía hacer creer cuanto se deseara.

El gentilhombre al servicio del cual estaba, tenía pasión por los pájaros y pasaba todo el día
ocupado en cacería. Como el alemán no se ocupaba más que de la cuadra, el amo creyó poder
confiarle el cuidado de que le limpiase las botas y se las engrasara para que estuviesen bien
flexibles.
Arrigo, que así se llamaba el alemán, tenía de veinticuatro a veinticinco años, pero aún no había
experimentado lo que era meter el diablo en el infierno, y como comía, trabajaba y bebía como un
alemán, estaba siempre con el arco tendido, sin saber qué remedio hallar para su mal.

Había notado varias veces que las botas de su amo, por duras que estuviesen, se volvían blandas y
flexibles después de engrasadas y puestas al sol, y el inocente joven imaginó encontrar de la
misma manera el medio de enternecer y poner flexible su instrumento. Así es que se desabrochó
la bragueta y se puso a frotar su miembro con la grasa al sol, sin conseguir ningún resultado,
porque siempre estaba hinchado y no se ablandaba nada; pero él perseveraba en la ocupación,
pensando que a fuerza de grasas conseguiría su propósito.

Un día, la esposa del gentilhombre salió al patio para hacer ciertas necesidades y vio detrás de la
cuadra a Arrigo con su pieza en la mano, en actitud de frotársela con las grasas. La tenía blanca
como la nieve, y a la dama le pareció la cosa más bella y dulce del mundo. Se sintió de súbito presa
de un gran deseo de probar qué tal servicio le haría, porque la de su marido no era la mitad de
gruesa ni de nerviosa. No tardó en hacer llamar a Arrigo para hablarle del servicio de la cuadra, y le
dijo:

-Arrigo, yo no sé cómo decirte lo que pienso. En menos de quince días has empleado más grasa
para las botas del amo que en tres meses los otros servidores. ¿Qué quiere decir esto? No dudo
que haces otro uso de ella o que la vendes. Dime la verdad. Necesito saberlo. ¿Qué es lo que
haces?

Arrigo entendió bien lo que le decía, pero no sabía expresar en italiano su pensamiento. Inocente y
sencillo, dijo lo que le sucedía, y para explicarlo mejor se desabrochó los calzones y presentó su
pieza en la mano delante de la señora, que se estremecía de gusto y ya tenía la boca hecha agua, y
le explicó cómo empleaba la grasa, añadiendo que el remedio no le hacía ningún provecho.

-Voy -dijo entonces la mujer-, puesto que eres un fiel servidor, a manifestarte que eso que haces
es una verdadera tontería, que de nada sirve a tu enfermedad; yo, con la condición de que no se lo
digas a nadie, te enseñaré un excelente remedio. Ven conmigo y verás, así que yo te lo haga, como
esa gran pieza se queda pequeñita y blanda como una pasta.
El marido estaba fuera de la ciudad y no había en la casa nadie que la dama pudiese temer que la
viera; así, condujo al joven a su cuarto, y para darse placer con él, hizo que cinco veces seguidas se
frotara en su grasa.

El remedio pareció admirable al alemán, y todo marchó a maravilla entre los dos. Cada vez que
había facilidad y sentía enderezarse su pieza, se la ablandaba con la grasa de la señora.

Sucedió que como Arrigo se aficionaba más a esta grasa que a la de las botas, llegó un día en que
el señor quiso ir de caza y no encontró su calzado limpio ni engrasado, y montó en gran cólera por
este motivo. El bueno de Arrigo no sabía qué decir.

-¿Qué quieres tú que yo haga ahora, alemán borracho? -gritaba el amo-, ¿qué quieres que yo
haga, miserable poltrón? Estas botas están tan duras y tan secas, que ni tú ni nadie podrá
ponérmelas. Eres un gandul y un animal.

El muchacho, temblando de miedo a ser azotado, respondió:

-No se incomode usted, señor; no se incomode usted, que en un momento yo las pondré flexibles.

-¡Mala peste te dé, perro cochino! -exclamó más enfurecido el dueño.

Viendo que aumentaba la cólera de su señor, casi fuera de sí, Arrigo dijo:

-Sí, sí señor. Yo voy a hacer lo necesario, si usted tiene un instante de paciencia. En cuanto yo las
meta una vez en el vientre de mi señora, le aseguro que se ablandan.

El amo quiso saber qué receta era esa para tan súbito cambio, y entonces el alemán le explicó lo
sucedido con detalles.
Viendo que la suerte lo había hecho señor de Corneto, el amo no dijo nada por lo pronto, pero a
los pocos días manifestó al alemán que podía buscar otro dueño pues él no tenía más necesidad
de sus servicios.

===========================================================

LA SENTENCIA

WU CH'ENG-EN

China: c. 1505 - c. 1580

Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la
oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió
amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían
revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le
cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.

Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el
emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y
hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba
cansado y se quedó dormido.

Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una
inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:

-¡Cayó del cielo!

Wei Cheng, que había despertado, la miró con perplejidad y observó:


-Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.

===========================================================

EL DEDO

FENG MENG-LUNG

CHINA: 1574-1646

Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural
que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su
amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre,
pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió
en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran
poca cosa.

-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.

-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.

===========================================================

UN TERCERO EN DISCORDIA
ROBERT BURTON

Inglaterra: 1577-1640

En su Vida de Apolonio, refiere Filostrato que un mancebo de veinticinco años, Menipio Licio,
encontró en el camino de Corinto a una hermosa mujer, que tomándolo de la mano, lo llevó a su
casa y le dijo que era fenicia de origen y que si él se demoraba con ella, la vería bailar y cantar y
que beberían un vino incomparable y que nadie estorbaría su amor. Asimismo le dijo que siendo
ella placentera y hermosa, como lo era él, vivirían y morirían juntos. El mancebo, que era un
filósofo, sabía moderar sus pasiones, pero no ésta del amor, y se quedó con la fenicia y por último
se casaron. Entre los invitados a la boda estaba Apolonio de Tiana, que comprendió en el acto que
la mujer era una serpiente, una lamia, y que su palacio y sus muebles no eran más que ilusiones. Al
verse descubierta, ella se echó a llorar y le rogó a Apolonio que no revelara el secreto. Apolonio
habló; ella y el palacio desaparecieron.

===========================================================

EL FANTASMA MORDIDO

P'OU SONG-LING

Japón: 1640-1715

He aquí la historia que me contó Chen Lin-Cheng: Un viejo amigo suyo estaba echado a la hora de
la siesta, un día de verano, cuando vio, medio dormido, la vaga figura de una mujer que, eludiendo
a la portera, se introducía en la casa vestida de luto: cofia blanca, túnica y falda de cáñamo. Se
dirigió a las habitaciones interiores y el viejo, al principio, creyó que era una vecina que iba a
hacerles una visita; después reflexionó: «¿Cómo se atrevería a entrar en la casa del prójimo con
semejante indumentaria?»

Mientras permanecía sumergido en la perplejidad, la mujer volvió sobre sus pasos y penetró en la
habitación. El viejo la examinó atentamente: la mujer tendría unos treinta años; el matiz
amarillento de su piel, su rostro hinchado y su mirada sombría le daban un aspecto terrible. Iba y
venía por la habitación, aparentemente sin intención ninguna de abandonarla; incluso se acercaba
a la cama. Él fingía dormir para mejor observar cuanto hacía.

De pronto, ella se levantó un poco la falda y saltó a la cama, sentándose en el vientre del viejo;
parecía pesar tres mil libras. El viejo conservaba por completo la lucidez, pero cuando quiso
levantar la mano se encontró con que la tenía encadenada; cuando quiso mover un pie, lo tenía
paralizado. Sobrecogido de terror, trató de gritar, pero, desgraciadamente, no era dueño de su
voz. La mujer, mientras tanto, le olfateaba la cara, las mejillas, la nariz, las cejas, la frente. En toda
la cara sintió su aliento, cuyo soplo helado lo penetraba hasta los huesos. Imaginó una
estratagema para librarse de aquella angustia: cuando ella llegara al mentón, él trataría de
morderla. Poco después ella, en efecto, se inclinó para olerle la barbilla. El viejo la mordió con
todas sus fuerzas, tanto que los dientes penetraron en la carne.

Bajo la impresión del dolor la mujer se tiró al suelo, debatiéndose y lamentándose, mientras él
apretaba las mandíbulas con más energía. La sangre resbalaba por su barbilla e inundaba la
almohada. En medio de esta lucha encarnizada el viejo oyó, en el patio, la voz de su mujer.

-¡Un fantasma! -gritó en el acto.

Pero apenas abrió la boca, el monstruo se desvaneció, como un suspiro.

La mujer acudió a la cabecera de su marido; no vio nada y se burló de la ilusión, causada, pensó
ella, por una pesadilla. Pero el viejo insistió en su narración y, como prueba evidente, le enseñó la
mancha de sangre: parecía agua que hubiera penetrado por una fisura del techo y empapado la
almohada y la estera. El viejo acercó la cara a la mancha y respiró una emanación pútrida; se sintió
presa de un violento acceso de vómitos, y durante muchos días tuvo la boca apestada, con un
hálito nauseabundo.

===========================================================
UN TEÓLOGO EN LA MUERTE

MANUEL SWEDENBORG

Suecia: 1688-1772

Los ángeles me comunicaron que cuando falleció Melanchton le fue suministrada en el otro
mundo una casa ilusoriamente igual a la que había tenido en la tierra. (A casi todos los recién
venidos a la eternidad les ocurre lo mismo y por eso creen que no han muerto.) Los objetos
domésticos eran iguales: la mesa, el escritorio con sus cajones, la biblioteca. En cuanto
Melanchton se despertó en ese domicilio, reanudó sus tareas literarias como si no fuera un
cadáver y escribió durante unos días sobre la justificación por la fe. Como era su costumbre, no
dijo una palabra sobre la caridad. Los ángeles notaron esa omisión y mandaron personas a
interrogarlo. Melanchton les dijo:

-He demostrado irrefutablemente que el alma puede prescindir de la caridad y que para ingresar
en el cielo basta la fe.

Esas cosas las decía con soberbia y no sabía que ya estaba muerto y que su lugar no era el cielo.
Cuando los ángeles oyeron este discurso, lo abandonaron. A las pocas semanas, los muebles
empezaron a afantasmarse hasta ser invisibles, salvo el sillón, la mesa, las hojas de papel y el
tintero. Además, las paredes del aposento se mancharon de cal, y el piso, de un barniz amarillo. Su
misma ropa ya era mucho más ordinaria. Seguía, sin embargo, escribiendo, pero como persistía en
la negación de la caridad, lo trasladaron a un taller subterráneo, donde había otros teólogos como
él. Ahí estuvo unos días y empezó a dudar de su tesis y le permitieron volver. Su ropa era de cuero
sin curtir, pero trató de imaginarse que lo anterior había sido una mera alucinación y prosiguió
elevando la fe y denigrando la caridad. Un atardecer, sintió frío. Entonces recorrió la casa y
comprobó que los demás aposentos ya no correspondían a los de su habitación en la tierra.
Alguno contenía instrumentos desconocidos; otro se había achicado tanto que era imposible
entrar; otro no había cambiado, pero sus ventanas y puertas daban a grandes médanos. La pieza
del fondo estaba llena de personas que lo adoraban y que le repetían que ningún teólogo era tan
sapiente como él. Esa adoración le agradó, pero como alguna de esas personas no tenía cara y
otras parecían muertas, acabó por aborrecerlas y desconfiar. Entonces determinó escribir un
elogio de la caridad, pero las páginas escritas hoy aparecían mañana borradas. Eso le aconteció
porque las componía sin convicción.
Recibía muchas visitas de gente recién muerta, pero sentía vergüenza de mostrarse en un
alojamiento tan sórdido. Para hacerles creer que estaba en el cielo, se arregló con un brujo de los
de la pieza del fondo, y éste los engañaba con simulacros de esplendor y de serenidad. Apenas las
visitas se retiraban reaparecían la pobreza y la cal, y a veces un poco antes.

Las últimas noticias de Melanchton dicen que el brujo y uno de los hombres sin cara lo llevaron
hacia los médanos y que ahora es como un sirviente de los demonios.

===========================================================

EL ESPEJO DE VIENTO Y LUNA

TSAO HSUE-KIN

China: 1719-1764

En un año las dolencias de Kia Yui se agravaron. La imagen de la inaccesible señora Fénix gastaba
sus días; las pesadillas y el insomnio, sus noches.

Una tarde un mendigo taoísta pedía limosna en la calle, proclamando que podía curar las
enfermedades del alma. Kia Yui lo hizo llamar. El mendigo le dijo:

-Con medicinas no se cura su mal. Tengo un tesoro que lo sanará si sigue mis órdenes.

De su manga sacó un espejo bruñido de ambos lados; el espejo tenía la inscripción: Precioso
Espejo de Viento y Luna. Agregó:
-Este espejo viene del Palacio del Hada del Terrible Despertar y tiene la virtud de curar los males
causados por los pensamientos impuros. Pero guárdese de mirar el anverso. Sólo mire el reverso.
Mañana volveré a buscar el espejo y a felicitarlo por su mejoría.

Se fue sin aceptar las monedas que le ofrecieron.

Kia Yui tomó el espejo y miró según le había indicado el mendigo. Lo arrojó con espanto: El espejo
reflejaba una calavera. Maldijo al mendigo; irritado, quiso ver el anverso. Empuñó el espejo y
miró: Desde su fondo, la señora Fénix, espléndidamente vestida, le hacía señas. Kia Yui se sintió
arrebatado por el espejo y atravesó el metal y cumplió el acto de amor. Después, Fénix lo
acompañó hasta la salida. Cuando Kia Yui se despertó, el espejo estaba al revés y le mostraba, de
nuevo, la calavera. Agotado por la delicia del lado falaz del espejo, Kia Yui no resistió, sin embargo,
a la tentación de mirarlo una vez más. De nuevo Fénix le hizo señas, de nuevo penetró en el espejo
y satisficieron su amor. Esto ocurrió unas cuantas veces. La última, dos hombres lo apresaron al
salir y lo encadenaron.

-Los seguiré -murmuró- pero déjenme llevar el espejo.

Fueron sus últimas palabras. Lo hallaron muerto, sobre la sábana manchada.

===========================================================

SUEÑO INFINITO DE PAO YU

TSAO HSUE-KIN

China: 1719-1764
Pao Yu soñó que estaba en un jardín idéntico al de su casa. ¿Será posible, dijo, que haya un jardín
idéntico al mío? Se le acercaron unas doncellas. Pao Yu se dijo atónito: ¿Alguien tendrá doncellas
iguales a Hsi-Yen, Pin-Erh y a todas las de casa? Una de las doncellas exclamó:

-Ahí está Pao Yu. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?

Pao Yu pensó que lo habían reconocido. Se adelantó y les dijo:

-Estaba caminando; por casualidad llegué hasta aquí. Caminemos un poco.

Las doncellas se rieron.

-¡Qué desatino! Te confundimos con Pao Yu, nuestro amo, pero no eres tan gallardo como él.

Eran doncellas de otro Pao Yu.

-Queridas hermanas -les dijo- yo soy Pao Yu. ¿Quién es vuestro amo?

-Es Pao Yu -contestaron-. Sus padres le dieron ese nombre, que está compuesto de los dos
caracteres Pao (precioso) y Yu (jade), para que su vida fuera larga y feliz. ¿Quién eres tú para
usurpar ese nombre?

Se fueron, riéndose.

Pao Yu quedó abatido. "Nunca me han tratado tan mal. ¿Por qué me aborrecerán estas doncellas?
¿Habrá, de veras, otro Pao Yu? Tengo que averiguarlo".
Trabajado por esos pensamientos, llegó a un patio que le pareció extrañamente familiar. Subió la
escalera y entró en su cuarto. Vio a un joven acostado; al lado de la cama reían y hacían labores
unas muchachas. El joven suspiraba. Una de las doncellas le dijo:

-¿Qué sueñas, Pao Yu, estás afligido?

-Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que ustedes no me reconocieron y me
dejaron solo. Las seguí hasta la casa y me encontré con otro Pao Yu durmiendo en mi cama.

Al oír este diálogo Pao Yu no pudo contenerse y exclamó:

-Vine en busca de un Pao Yu; eres tú.

El joven se levantó y lo abrazó, gritando:

-No era un sueño, tú eres Pao Yu.

Una voz llamó desde el jardín:

-¡Pao Yu!

Los dos Pao Yu temblaron. El soñado se fue; el otro le decía:

-¡Vuelve pronto, Pao Yu!.

Pao Yu se despertó. Su doncella Hsi-Yen le preguntó:


-¿Qué sueñas Pao Yu, estás afligido?

-Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que ustedes no me reconocieron...

===========================================================

HISTORIA DE LOS DOS QUE SOÑARON

GUSTAVO WEIL

Alemán - 1808-1889

Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no
duerme) que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que
todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan.
Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un
desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los
desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en
el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita.
Había, junto a la mezquita, una casa y por el decreto de Dios Todopoderoso una pandilla de
ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron y
pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel
distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la
mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo
comparecer y le dijo:
-¿Quién eres y cuál es tu patria?

El hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.

El juez le preguntó:

-¿Qué te trajo a Persia?

El hombre optó por la verdad y le dijo:

-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy
en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.

El juez echó a reír.

-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo
fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la
higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de
ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas
monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del
juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso,
el Oculto.
===========================================================

LA OBRA Y EL POETA

RICHARD FRANCIS BURTON

Inglaterra: 1821-1980

El poeta hindú Tulsi Das, compuso la gesta de Hanuman y de su ejército de monos. Años después,
un rey lo encarceló en una torre de piedra. En la celda se puso a meditar y de la meditación surgió
Hanuman con su ejército de monos y conquistaron la ciudad e irrumpieron en la torre y lo
libertaron.

===========================================================

EL SUEÑO DEL REY

LEWIS CARROLL

Inglaterra: 1832-1898

-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?

-Nadie lo sabe.

-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?

-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.

===========================================================

MENSAJE

THOMAS BAILEY ALDRICH

EE.UU.: 1836-1907

Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros
seres han muerto. Golpean a la puerta.

===========================================================

UN RAJÁ QUE SE ABURRE

ALPHONSE ALLAIS

Francia

¡El rajá se aburre!

¡Ah, sí, se aburre el rajá!


¡Se aburre como quizá nunca se aburrió en su vida!

(¡Y Buda sabe si el pobre rajá se aburrió!)

En el patio norte del palacio, la escolta aguarda. Y también aguardan los elefantes del rajá. Porque
hoy el rajá debía cazar al jaguar.

Ante yo no sé qué suave gesto del rajá, el intendente comprende: ¡que entre la escolta!; ¡que
entren los elefantes!

Muy perezosamente, entra la escolta, llena de contento.

Los elefantes murmuran roncamente, que es la manera, entre los elefantes, de expresar el
descontento.

Porque, al contrario del elefante de África, que gusta solamente de la caza de mariposas, el
elefante de Asia sólo se apasiona con la caza del jaguar.

Entonces, ¡que vengan las bailarinas!

¡Aquí están las bailarinas! Las bailarinas no impiden que el rajá se aburra.

¡Afuera, afuera las bailarinas! Y las bailarinas se van.

¡Un momento, un momento! Hay entre las bailarinas una nueva pequeña que el rajá no conoce.

-Quédate aquí, pequeña bailarina. ¡Y baila! ¡He aquí que baila, la pequeña bailarina!
¡Oh, su danza!

¡El encanto de su paso, de su actitud, de sus ademanes graves!

¡Oh, los arabescos que sus diminutos pies escriben sobre el ónix de las baldosas! ¡Oh, la gracia casi
religiosa de sus manos menudas y lentas! ¡Oh, todo!

Y he aquí que al ritmo de la música ella comienza a desvestirse.

Una a una, cada pieza de su vestido, ágilmente desprendida, vuela a su alrededor.

¡El rajá se enciende!

Y cada vez que una pieza del vestido cae, el rajá, impaciente, ronco, dice:

-¡Más!

Ahora, hela aquí toda desnuda.

Su pequeño cuerpo, joven y fresco, es un encantamiento.

No se sabría decir si es de bronce infinitamente claro o de marfil un poco rosado. ¿Ambas cosas,
quizá?

El rajá está parado, y ruge, como loco:


-¡Más!

La pobre pequeña bailarina vacila. ¿Ha olvidada sobre ella una insignificante brizna de tejido? Pero
no, está bien desnuda.

El rajá arroja a sus servidores una malvada mirada oscura y ruge nuevamente:

-¡Más!

Ellos lo entendieron.

Los largos cuchillos salen de las vainas. Los servidores levantan, no sin destreza, la piel de la linda
pequeña bailarina.

La niña soporta con coraje superior a su edad esta ridícula operación, y pronto aparece ante el rajá
como una pieza anatómica escarlata, jadeante y humeante.

Todo el mundo se retira por discreción. ¡Y el rajá no se aburre más!

===========================================================

LOS CANTORES DE MI PATIO

JULES JOUY

Francia: 1855-1897
Como no soy rico, he debido conformarme con un único cuarto cuya ventana da al patio. Un patio
negro y fétido de la calle Tiquetonne, en el que día a día se amontonan mendigos, cantores y
ciertos inválidos.

Hay, ante todo, un estropeado que se arrastra con el trasero sobre un carrito, un resto de hombre
parecido a un ratón y que suele cantar esto:

Es la costurera

que vive en la delantera.

¡Ay, y yo sobre la trasera!

¡Qué diferente es!

Hay un sordomudo cuyo estribillo favorito es:

Nena, cuando sople el viento sobre la tierra,

escucharemos la canción de los trigos dorados.

Hay un tullido de la mano derecha que, sin dejar de exhibir su horrible muñón, vocifera con una
voz de gárgola obstruida:

Esta mano, esta mano tan boni-i-ta...

Hay un manco de ambos brazos que prefiere este pasaje de una romanza de moda:

La cinturina
de mi divina

cabría, creo,

entre mis dedos.

Hay un ciego de nacimiento (vino al mundo con un caniche y un clarinete) que siempre prefiere
este idilio del difunto Renard:

Cuando vi a Magdalena

por vez primera...

Viene en seguida un "pobre huérfano":

¿Quién es como un jumento?

Mi papá.

¿Quién es como un monumento?

Mi mamá.

Un "pobre padre de familia" que aúlla, mostrando su retahíla de granujas:

Los enviados del paraíso

son mascotas, amigos míos.

Venturoso a quien se lo dota

de una mascota.

Un "obrero sin trabajo":


Sólo por la paz trabaja mi martillo...

Un paralítico:

Yo la seguía cantando

tralalá, lalá, lalá.

Diciéndole, palpitando,

tralalá.

Y la hermosa disparando...

Tralalá, lalá, lalá.

Un "viejo soldado mutilado por una esquirla de obús", que, volviendo su rostro sin nariz hacia la
escalera de las costureritas del tercer piso, les canta, sin la menor vergüenza:

¡Escúcheme usted, usted, señorita...!

El desfile siempre termina con una horrible vieja "víctima de la explosión de un polvorín». ¿Sus
ojos? Dos llagas con pus. ¿Su nariz? Un agujero. ¿Su boca? Una excavación, de la que
generalmente sale esta canción de "La mascota":

¡Qué cosa dulce es un beso ...

Ya pueden ustedes pensar cómo me río en mi único cuarto cuya ventana da al patio. Un patio
negro y fétido de la calle Tiquetonne.

===========================================================
UN MODELO DE AGRICULTOR

JULES RENARD

Francia: 1864-1910

El combate parecía terminado, cuando una última bala -una bala perdida- vino a dar en la pierna
derecha de Fabricio. Éste hubo de regresar a su país con una pata de palo.

Al principio mostraba cierto orgullo. Entraba en la iglesia de la aldea golpeando tan fuertemente
las baldosas, que se le podría haber tomado por un sacristán de catedral.

Después, ya calmada la curiosidad, durante mucho tiempo se lamentó, avergonzado, y creyó que
ya nada bueno podía esperar.

Buscó con obstinación, a menudo como un alucinado, la manera de ser útil.

Y ahora helo allí, en el sendero del humilde bienestar. Sin llegar a despreciar su pierna de carne,
siente alguna debilidad por la de madera.

Trabaja por un jornal. Se le asigna una fracción de terreno, y ya puede uno marcharse y dejarlo
solo.

Lleva el bolsillo derecho lleno de alubias rojas o blancas, a elección.

Además, el bolsillo está roto; no demasiado, pero tampoco apenas.


Con normal apostura, Fabricio recorre el terreno a todo lo largo y ancho. Su pata de palo, a cada
paso, abre un hoyo. Él sacude su bolsillo roto. Caen unas alubias. Él las recubre con ayuda del pie
izquierdo y sigue adelante.

Y en tanto se gana honestamente la vida, el antiguo guerrero, con las manos a la espalda y la
cabeza erguida, parece que se paseara para recobrar la salud.

===========================================================

LA PERSECUCIÓN DEL MAESTRO

ALEXANDRA DAVID-NÉEL

Francia: 1868-1969

Entonces el discípulo atravesó el país en busca del maestro predestinado. Sabía su nombre: Tilopa;
sabía que era imprescindible. Lo perseguía de ciudad en ciudad, siempre con atraso.

Una noche, famélico, llama a la puerta de una casa y pide comida. Sale un borracho y con voz
estrepitosa le ofrece vino. El discípulo rehúsa, indignado. La casa entera desaparece; el discípulo
queda solo en mitad del campo; la voz del borracho le grita: Yo era Tilopa.

Otra vez un aldeano le pide ayuda para cuerear un caballo muerto; asqueado, el discípulo se aleja
sin contestar; una burlona voz le grita: Yo era Tilopa.

En un desfiladero un hombre arrastra del pelo a una mujer. El discípulo ataca al forajido y logra
que suelte a su víctima. Bruscamente se encuentra solo y la voz le repite: Yo era Tilopa.
Llega, una tarde, a un cementerio; ve a un hombre agazapado junto a una hoguera de
ennegrecidos restos humanos; comprende, se prosterna, toma los pies del maestro y los pone
sobre su cabeza. Esta vez Tilopa no desaparece.

===========================================================

FINAL PARA UN CUENTO FANTÁSTICO

I.A. IRELAND

Inglaterra: n. 1871

-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!

La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos
han encerrado a los dos!

-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.

Pasó a través de la puerta y desapareció.

===========================================================
UN PACIENTE EN DISMINUCIÓN

MACEDONIO FERNÁNDEZ

Argentina: 1874-1952

El señor Ga había sido tan asiduo, tan dócil y prolongado paciente del doctor Terapéutica que
ahora ya era sólo un pie. Extirpados sucesivamente los dientes, las amígdalas, el estómago, un
riñón, un pulmón, el bazo, el colon, ahora llegaba el valet del señor Ga a llamar al doctor
Terapéutica para que atendiera el pie del señor Ga, que lo mandaba llamar.

El doctor Terapéutica examinó detenidamente el pie y “meneando con grave modo” la cabeza
resolvió:

-Hay demasiado pie, con razón se siente mal: le trazaré el corte necesario, a un cirujano.

===========================================================

EL DESCUIDO

MARTÍN BUBER

Austria: 1878-1965

Cuentan:

El rabí Elimelekl estaba cenando con sus discípulos. El criado le trajo un plato de sopa. El rabí lo
volvió y la sopa se derramó sobre la mesa. El joven Mendel, que sería rabí de Rimanov, exclamó:
-Rabí, ¿qué has hecho? Nos mandarán a todos a la cárcel.

Los otros discípulos sonrieron y se hubieran reído abiertamente, pero la presencia del maestro los
contuvo. Éste, sin embargo, no sonrió. Movió afirmativamente la cabeza y dijo a Mendel:

-No temas, hijo mío.

Algún tiempo después se supo que en aquel día un edicto dirigido contra los judíos de todo el país
había sido presentado al emperador para que lo firmara. Repetidas veces el emperador había
tomado la pluma, pero algo siempre lo interrumpía. Finalmente firmó. Extendió la mano hacia la
arena de secar, pero tomó por error el tintero y lo volcó sobre el papel. Entonces lo rompió y
prohibió que se lo trajeran de nuevo.

===========================================================

http://www.taringa.net/posts/arte/7005108/Ejemplos-del-cuento-breve---parte-1.html

===========================================================

INTERVALO DE CINCO MINUTOS

FRANCIS PICABIA

Francia: 1879-1953

Yo tenía un amigo suizo llamado Jacques Dingue que vivía en el Perú, a cuatro mil metros de
altitud. Partió hace algunos años para explorar aquellas regiones, y allá sufrió el hechizo de una
extraña india que lo enloqueció por completo y que se negó a él. Poco a poco fue debilitándose, y
no salía siquiera de la cabaña en que se instalara. Un doctor peruano que lo había acompañado
hasta allí le procuraba cuidados a fin de sanarlo de una demencia precoz que parecía incurable.
Una noche, la gripe se abatió sobre la pequeña tribu de indios que habían acogido a Jacques
Dingue. Todos, sin excepción, fueron alcanzados por la epidemia, y ciento setenta y ocho
indígenas, de doscientos que eran, murieron al cabo de pocos días. El médico peruano, desolado,
rápidamente había regresado a Lima... También mi amigo fue alcanzado por el terrible mal, y la
fiebre lo inmovilizó.

Ahora bien, todos los indios tenían uno o varios perros, y éstos muy pronto no encontraron otro
recurso para vivir que comerse a sus amos: desmenuzaron los cadáveres, y uno de ellos llevó a la
choza de Dingue la cabeza de la india de la que éste se había enamorado... Instantáneamente la
reconoció y sin duda experimentó una conmoción intensa, pues de súbito se curó de su locura y de
su fiebre. Ya recuperadas sus fuerzas, tomó del hocico del perro la cabeza de la mujer y se
entretuvo arrojándola contra las paredes de su cuarto y ordenándole al animal que se la llevase de
vuelta. Tres veces recomenzó el juego, y el perro le acercaba la cabeza sosteniéndola por la nariz;
pero a la tercera vez, Jacques Dingue la lanzó con demasiada fuerza, y la cabeza se rompió contra
el muro. El jugador de bolos pudo comprobar, con gran alegría, que el cerebro que brotaba de
aquélla no presentaba más que una sola circunvolución y parecía afectar la forma de un par de
nalgas...

===========================================================

UNA BELLA PELÍCULA

GUILLAUME APOLLINAIRE

Francia: 1880-1918

¿Sobre qué conciencia no pesa un crimen? -preguntó el barón d'Ormesan-. Por mi parte, ya no me
tomo la molestia de contarlos. He cometido algunos que me produjeron dinero, y si hoy no soy
millonario, debo culpar más bien a mis apetitos que a mis escrúpulos.
En 1901, en unión de unos amigos, fundé la Compañía Internacional Cinematographic, a la que
para abreviar llamamos C.I.C. Nuestro propósito era producir una película de gran interés y pasarla
luego en los cinematógrafos de las principales ciudades de Europa y América. Nuestro programa
estaba bien trazado. Gracias a la indiscreción de uno de los domésticos, pudimos obtener una
escena interesantísima que representaba al presidente de la República, en momentos en que se
levantaba de la cama. Siguiendo idéntico procedimiento, también logramos la filmación del
nacimiento del príncipe de Albania. En otra oportunidad, después de comprar a precio de oro la
complicidad de algunos funcionarios del Sultán, pudimos fijar para siempre la impresionante
tragedia del gran visir MalekPacha, quien, después de los desgarradores adioses a sus esposas e
hijos, bebió, por orden de su amo y señor, el funesto café en la terraza de su residencia de Pera.

Sólo nos faltaba la representación de un crimen. Pero, desdichadamente, no es fácil conocer con
anticipación la hora de un atraco y es muy raro que los criminales actúen abiertamente.

Desesperando de lograr por medios lícitos el espectáculo de un atentado, decidimos organizarlo


por nuestra cuenta en una casa que alquilamos en Auteuil a esos efectos. Primeramente habíamos
pensado contratar actores para un simulacro de ese crimen que nos faltaba, pero, aparte de que
con ello hubiésemos engañado a nuestros futuros espectadores al ofrecerles escenas falsas,
habituados como estábamos a no cinematografiar más que la realidad, no podíamos satisfacernos
con un simple juego teatral por perfecto que fuera. Llegamos así a la conclusión de echar suerte,
para establecer quién de entre nosotros debía juramentarse y cometer el crimen que nuestra
cámara registraría. Mas ésta fue una perspectiva ingrata para todos. Después de todo, éramos una
sociedad constituida por personas de bien y nadie tomaba a broma eso de perder el honor ni aun
por fines comerciales.

Una noche decidimos emboscarnos en la esquina de una calle desierta, muy cerca de la villa que
alquiláramos. Éramos seis y todos íbamos armados con revólveres. Pasó una pareja: un hombre y
una mujer jóvenes, cuya elegancia muy rebuscada nos pareció a propósito para acondicionar los
elementos más interesantes de un crimen pasional. Silenciosos, nos abalanzamos sobre la pareja y
amordazándolos los condujimos a la casa. Allí los dejamos bajo el cuidado de uno de nuestro
grupo, volviendo a nuestra posición. Un señor de patillas blancas vestido con traje de noche
apareció en la calle; salimos a su encuentro y lo arrastramos a la casa a pesar de su resistencia. El
brillo de nuestros revólveres dio razón de su coraje y de sus gritos.

Nuestro fotógrafo preparó su cámara, iluminó la sala convenientemente y se aprestó a registrar el


crimen. Cuatro de los nuestros se colocaron al lado del fotógrafo apuntando con las armas a los
cautivos.
La joven pareja estaba todavía desvanecida. Los desvestí con atenciones conmovedoras: despojé a
la muchacha de la falda y el corsé, dejando al joven en mangas de camisa. Dirigiéndome al señor
de esmoquin, le dije:

-Señor: ni mis amigos ni yo deseamos a usted ningún mal. Pero le exigimos, bajo pena de muerte,
que asesine, con este puñal que arrojo a sus pies, a este hombre y a esta mujer. Ante todo, usted
tratará de que vuelvan de su desmayo; tenga cuidado que no lo estrangulen. Como están
desarmados, no cabe la menor duda de que usted logrará su propósito.

-Señor -repuso cortésmente el futuro asesino- no tengo más remedio que ceder ante la violencia.
Usted ha tomado todas las resoluciones y no deseo en lo más mínimo modificar una decisión cuyo
motivo no se me aparece claramente; voy a pedirle una gracia, sólo una: permítame cubrirme el
rostro.

Nos consultamos y resolvimos que era mejor así, tanto para él como para nosotros. Coloqué sobre
la cara del hombre un pañuelo en el que previamente habíamos abierto dos orificios en el lugar de
los ojos, y el individuo comenzó su tarea.

Golpeó al joven en las manos. Nuestro aparato fotográfico empezó a funcionar, registrando esta
lúgubre escena. Con el puñal dio unos puntazos en el brazo de su víctima. Ésta se puso
rápidamente de pie, saltando, con una fuerza duplicada por el espanto, sobre la espalda de su
agresor. La muchacha volvió en sí de su desvanecimiento y acudió en socorro de su amigo. Fue la
primera en caer, herida en el corazón. Luego la escena se concentró en el joven, que se abatió de
una herida en la garganta. El asesino hizo las cosas bien. El pañuelo que cubría su rostro no se
había movido durante la lucha, y lo conservó puesto todo el tiempo que la cámara funcionó.

-¿Están ustedes conformes? -nos preguntó-. ¿Puedo ahora arreglarme un poco?

Lo felicitamos por su labor. Se lavó las manos, se peinó, cepillándose luego el traje.
Inmediatamente, la cámara se detuvo.
===========================================================

ANTE LA LEY

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le
permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El
hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.

-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.

La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado,
el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:

-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que
soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes,
cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo
siquiera.

El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos,
piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba
negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y
le permite sentarse a un costado de la puerta.

Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con
frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre
muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y,
finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de
muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este
acepta todo, en efecto, pero le dice:

-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.

Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los
otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte,
durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo
murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián
ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo
ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay
menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor,
que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir,
todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que
hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la
muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para
hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el
tiempo, para desmedro del campesino.

-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.

-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante
tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?

El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos
perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:

-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

===========================================================
EL ESCUDO DE LA CIUDAD

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

En un principio no faltó la organización en las disposiciones para construir la Torre de Babel; de


hecho, quizás el orden era excesivo. Se pensó demasiado en guías, intérpretes, alojamientos para
obreros y vías de comunicación, como si se dispusiera de siglos. En esos tiempos, la opinión
general era que no se podía construir con demasiada lentitud; un poco más y hubieran
abandonado todo, y hasta desistido de echar los cimientos. La gente razonaba de esta manera: lo
esencial de la empresa es el pensamiento de construir una torre que llegue al cielo. Lo demás es
del todo secundario. Ese pensamiento, una vez comprendida su grandeza, es inolvidable: mientras
haya hombres en la tierra, existirá también el fuerte deseo de terminar la torre. Por consiguiente
no debe preocuparnos el futuro. Al contrario: el saber de los hombres adelanta, la arquitectura ha
progresado y seguirá progresando; de aquí a cien años el trabajo para el que precisamos un año se
hará tal vez en pocos meses, y más resistente, mejor. Entonces, ¿a qué agotarnos ahora? Eso
tendría sentido si cupiera la esperanza de que la torre quedará terminada en el espacio de una
generación. Esa esperanza era imposible. Lo más creíble era que la nueva generación, con sus
conocimientos superiores, condenara el trabajo de la generación anterior y demoliera todo lo
adelantado, para recomenzar. Tales pensamientos paralizaron las energías, y se pensó menos en
construir la torre que en construir una ciudad para los obreros. Cada nacionalidad quería el mejor
barrio, y esto dio lugar a disputas que culminaban en peleas sangrientas. Esas peleas no tenían fin;
algunos dirigentes opinaban que demoraría muchísimo la construcción de la torre y otros que más
valía aguardar que se reestableciera la paz. Pero no sólo en pelear pasaban el tiempo; en las
treguas se dedicaban a embellecer la ciudad, lo que provocaba nuevas envidias y nuevas peleas.
Así pasó la era de la primera generación, pero ninguna de las siguientes fue distinta; sólo aumentó
la destreza técnica y con ella el ansia guerrera. Aunque la segunda o tercera generación reconoció
la insensatez de una torre que llegara hasta el cielo, ya estaban demasiado comprometidos para
abandonar los trabajos y la ciudad.

El vaticinio de que cinco golpes sucesivos de un puño gigantesco aniquilarán la ciudad, está
presente en todas las leyendas y cantos de esa ciudad. Por esa razón el escudo de armas de la
ciudad incluye un puño.
===========================================================

EL PASEO REPENTINO

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

Cuando por la noche uno parece haberse decidido terminantemente a quedarse en casa; se ha
puesto una bata; después de la cena se ha sentado a la mesa iluminada, dispuesto a hacer aquel
trabajo o a jugar aquel juego luego de terminado el cual habitualmente uno se va a dormir;
cuando afuera el tiempo es tan malo que lo más natural es quedarse en casa; cuando uno ya ha
pasado tan largo rato sentado tranquilo a la mesa que irse provocaría el asombro de todos;
cuando ya la escalera está oscura y la puerta de calle trancada; y cuando entonces uno, a pesar de
todo esto, presa de una repentina desazón, se cambia la bata; aparece en seguida vestido de calle;
explica que tiene que salir, y además lo hace después de despedirse rápidamente; cuando uno
cree haber dado a entender mayor o menor disgusto de acuerdo con la celeridad con que ha
cerrado la casa dando un portazo; cuando en la calle uno se reencuentra, dueño de miembros que
responden con una especial movilidad a esta libertad ya inesperada que uno les ha conseguido;
cuando mediante esta sola decisión uno siente concentrada en sí toda la capacidad determinativa;
cuando uno, otorgando al hecho una mayor importancia que la habitual, se da cuenta de que tiene
más fuerza para provocar y soportar el más rápido cambio que necesidad de hacerlo, y cuando
uno va así corriendo por las largas calles, entonces uno, por esa noche, se ha separado
completamente de su familia, que se va escurriendo hacia la insustancialidad, mientras uno,
completamente denso, negro de tan preciso, golpeándose los muslos por detrás, se yergue en su
verdadera estatura.

Todo esto se intensifica aún más si a estas altas horas de la noche uno se dirige a casa de un amigo
para saber cómo le va.

===========================================================
EL RATÓN Y EL GATO

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le
tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la
distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí
en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.

-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.

===========================================================

EL VIEJO MANUSCRITO

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

Podría decirse que el sistema de defensa de nuestra patria adolece de serios defectos. Hasta el
momento no nos hemos ocupado de ellos sino de nuestros deberes cotidianos; pero algunos
acontecimientos recientes nos inquietan.

Soy zapatero remendón; mi negocio da a la plaza del palacio imperial. Al amanecer, apenas abro
mis ventanas, ya veo soldados armados, apostados en todas las bocacalles que dan a la plaza. Pero
no son soldados nuestros; son, evidentemente, nómades del Norte. De algún modo que no llego a
comprender, han llegado hasta la capital, que, sin embargo, está bastante lejos de las fronteras.
De todas maneras, allí están; su número parece aumentar cada día.
Como es su costumbre, acampan al aire libre y rechazan las casas. Se entretienen en afilar las
espadas, en aguzar las flechas, en realizar ejercicios ecuestres. Han convertido esta plaza tranquila
y siempre pulcra en una verdadera pocilga. Muchas veces intentamos salir de nuestros negocios y
hacer una recorrida para limpiar por lo menos la basura más gruesa; pero esas salidas se tornan
cada vez más escasas, porque es un trabajo inútil y corremos, además, el riesgo de hacernos
aplastar por sus caballos salvajes o de que nos hieran con sus látigos.

Es imposible hablar con los nómades. No conocen nuestro idioma y casi no tienen idioma propio.
Entre ellos se entienden como se entienden los grajos. Todo el tiempo se escucha ese graznar de
grajos. Nuestras costumbres y nuestras instituciones les resultan tan incomprensibles como
carentes de interés. Por lo mismo, ni siquiera intentan comprender nuestro lenguaje de señas.
Uno puede dislocarse la mandíbula y las muñecas de tanto hacer ademanes; no entienden nada y
nunca entenderán. Con frecuencia hacen muecas; en esas ocasiones ponen los ojos en blanco y les
sale espuma por la boca, pero con eso nada quieren decir ni tampoco causan terror alguno; lo
hacen por costumbre. Si necesitan algo, lo roban. No puede afirmarse que utilicen la violencia.
Simplemente se apoderan de las cosas; uno se hace a un lado y se las cede.

También de mi tienda se han llevado excelentes mercancías. Pero no puedo quejarme cuando veo,
por ejemplo, lo que ocurre con el carnicero. Apenas llega su mercadería, los nómades se la llevan y
la comen de inmediato. También sus caballos devoran carne; a menudo se ve a un jinete junto a su
caballo comiendo del mismo trozo de carne, cada cual de una punta. El carnicero es miedoso y no
se atreve a suspender los pedidos de carne. Pero nosotros comprendemos su situación y hacemos
colectas para mantenerlo. Si los nómades se encontraran sin carne, nadie sabe lo que se les
ocurriría hacer; por otra parte, quien sabe lo que se les ocurriría hacer comiendo carne todos los
días.

Hace poco, el carnicero pensó que podría ahorrarse, al menos, el trabajo de descuartizar, y una
mañana trajo un buey vivo. Pero no se atreverá a hacerlo nuevamente. Yo me pasé toda una hora
echado en el suelo, en el fondo de mi tienda, tapado con toda mi ropa, mantas y almohadas, para
no oír los mugidos de ese buey, mientras los nómades se abalanzaban desde todos lados sobre él y
le arrancaban con los dientes trozos de carne viva. No me atreví a salir hasta mucho después de
que el ruido cesara; como ebrios en torno de un tonel de vino, estaban tendidos por el
agotamiento, alrededor de los restos del buey.
Precisamente en esa ocasión me pareció ver al emperador en persona asomado por una de las
ventanas del palacio; casi nunca sale a las habitaciones exteriores y vive siempre en el jardín más
interior, pero esa vez lo vi, o por lo menos me pareció verlo, ante una de las ventanas,
contemplando cabizbajo lo que ocurría frente a su palacio.

-¿En qué terminará esto? -nos preguntamos todos-. ¿Hasta cuando soportaremos esta carga y este
tormento? El palacio imperial ha traído a los nómadas, pero no sabe cómo hacer para repelerlos.
El portal permanece cerrado; los guardias, que antes solían entrar y salir marchando festivamente,
ahora están siempre encerrados detrás de las rejas de las ventanas. La salvación de la patria sólo
depende de nosotros, artesanos y comerciantes; pero no estamos preparados para semejante
empresa; tampoco nos hemos jactado nunca de ser capaces de cumplirla. Hay cierta confusión, y
esa confusión será nuestra ruina.

===========================================================

UN MENSAJE IMPERIAL

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

El Emperador, tal va una parábola, te ha mandado, humilde sujeto, que eres la insignificante
sombra arrinconándose en la más recóndita distancia del sol imperial, un mensaje: el Emperador
desde su lecho de muerte te ha mandado un mensaje para ti únicamente. Ha comandado al
mensajero a arrodillarse junto a la cama, y ha susurrado el mensaje; ha puesto tanta importancia
al mensaje, que ha ordenado al mensajero se lo repita en el oído. Luego, con un movimiento de
cabeza, ha confirmado que está correcto. Sí, ante los congregados espectadores de su muerte -
toda pared obstructora ha sido tumbada, y en las espaciosas y colosalmente altas escaleras están
en un círculo los grandes príncipes del Imperio- ante todos ellos él ha mandado su mensaje. El
mensajero inmediatamente embarca en su viaje; es un poderoso, infatigable hombre; ahora
empujando con su brazo diestro, ahora con el siniestro, taja un camino al través de la multitud; si
encuentra resistencia, apunta a su pecho, donde el símbolo del sol repica de luz; al contrario de
otro hombre cualquiera, su camino así se le facilita. Mas las multitudes son tan vastas; sus
números no tienen fin. Si tan sólo pudiera alcanzar los amplios campos, cuán rápido él volaría, y
pronto, sin duda alguna, escucharías el bienvenido martilleo de sus puños en tu puerta.

Pero, en vez, cómo vanamente gasta sus fuerzas; aún todavía traza su camino tras las cámaras del
profundo interior del palacio; nunca llegará al final de ellas; y si lo lograra, nada se lograría en ello;
él debe, tras aquello, luchar durante su camino hacia abajo por las escaleras; y si lo lograra, nada
se lograría en ello; todavía tiene que cruzar las cortes; y tras las cortes, el segundo palacio externo;
y una vez más, más escaleras y cortes; y de nuevo otro palacio; y así por miles de años; y por si al
fin llegara a lanzarse afuera, tras la última puerta del último palacio -pero nunca, nunca podría
llegar eso a suceder-, la capital imperial, centro del mundo, caería ante él, apretada a explotar con
sus propios sedimentos. Nadie podría luchar y salir de ahí, ni siquiera con el mensaje de un
hombre muerto. Mas te sientas tras la ventana, al caer la noche, y te lo imaginas, en sueños.

===========================================================

¡RENUNCIA!

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

Era muy temprano por la mañana, las calles estaban limpias y vacías, yo iba a la estación. Al
verificar la hora de mi reloj con la del reloj de una torre, vi que era mucho más tarde de lo que yo
creía, tenía que darme mucha prisa; el sobresalto que produjo este descubrimiento me hizo
perder la tranquilidad, no me orientaba todavía muy bien en aquella ciudad. Felizmente había un
policía en las cercanías, fui hacia él y le pregunté, sin aliento, cuál era el camino. Sonrió y dijo:

-¿Por mí quieres conocer el camino?

-Sí –dije-, ya que no puedo hallarlo por mí mismo.


-Renuncia, renuncia -dijo, y se volvió con gran ímpetu, como las gentes que quieren quedarse a
solas con su risa.

===========================================================

EL SILENCIO DE LAS SIRENAS

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí
la prueba:

Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al
mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes
podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El
canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones
más fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había
llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas.
Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con alegría inocente.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió
en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque
nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas
vencido mediante las propias fuerzas.

En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a
aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro
de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar toda canción.
Ulises (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas
cantaban y que sólo él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la
respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte
de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las
sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya
no supo más acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas
cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo
querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.

Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas
permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que
incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto
sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo
representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.

===========================================================

BUITRES

FRANZ KAFKA

República Checa: 1983-1924

Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora
me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego
proseguía la obra.
Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.

-Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle
el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los
pies: ahora están casi hechos pedazos.

-No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.

-¿Le parece? -pregunté- ¿quiere encargarse del asunto?

-Encantado -dijo el señor- ; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿Puede usted esperar
media hora más?

- No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí -: por favor,
pruebe de todos modos.

-Bueno- dijo el señor- , voy a apurarme.

El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el
señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu
necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al
caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las
profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.

===========================================================

HISTORIA DEL JOVEN CELOSO


HENRI PIERRE CAMI

Francia: 1884-1958

Había una vez un joven que estaba muy celoso de una muchacha bastante voluble.

Un día le dijo:

-Tus ojos miran a todo el mundo.

Entonces, le arrancó los ojos.

Después le dijo:

-Con tus manos puedes hacer gestos de invitación.

Y le cortó las manos.

“Todavía puede hablar con otros”, pensó. Y le extirpó la lengua.

Luego, para impedirle sonreír a los eventuales admiradores, le arrancó todos los dientes.

Por último, le cortó las piernas. “De este modo -se dijo- estaré más tranquilo”.

Solamente entonces pudo dejar sin vigilancia a la joven muchacha que amaba. “Ella es fea -
pensaba-, pero al menos será mía hasta la muerte”.
Un día volvió a la casa y no encontró a la muchacha: había desaparecido, raptada por un exhibidor
de fenómenos.

===========================================================

UN CREYENTE

GEORGE LORING FROST

Inglaterra: n. 1887

Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de
cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo:

-Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?

-Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted?

-Yo sí -dijo el primero, y desapareció.

===========================================================

LITERATURA

JULIO TORRI
México: 1889-1971

El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y
se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares
del sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio
romántico y a vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía
gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves marinas
los cielos sombríos y empavorecedores.

La lucha que sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se le antojó el abordaje; la
miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al describir las olas en que se mecían cadáveres
y mástiles rotos, el mísero escritor pensó en su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y
fatales, y a pesar de todo fascinante, mágica, sobrenatural.

===========================================================

UN MILAGRO

LLORENÇ VILLALONGA

España: 1897-1980

Le habían asegurado que la Sagrada Imagen retornaría el movimiento al brazo paralizado y la


señora tenía mucha fe. ¡Lo que consigue la fe! La señora entró temblando en la misteriosa cueva y
fue tan intensa su emoción que enmudeció para siempre. Del brazo no curó porque era incurable.

===========================================================
LOS DOS REYES Y LOS DOS LABERINTOS

JORGE LUIS BORGES

Argentina: 1899-1986

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las
islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan
perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se
perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de
Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de
Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto,
donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro
divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia
que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día.
Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan
venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo
amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey
del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de
bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre
el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer,
ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto,
donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.

===========================================================

DIÁLOGO SOBRE UN DIÁLOGO

JORGE LUIS BORGES

Argentina: 1899-1986
A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la
lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el
fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la
muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que
puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un
acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta
a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos
suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

===========================================================

LA CONFESIÓN

MANUEL PEYROU

Argentina: 1902-1974

En la primavera de 1232, cerca de Aviñón, el caballero Gontran D'Orville mató por la espalda al
odiado conde Geoffroy, señor del lugar. Inmediatamente confesó que había vengado una ofensa,
pues su mujer lo engañaba con el Conde.

Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes de la ejecución le permitieron recibir a


su mujer, en la celda.

-¿Por qué mentiste? -preguntó Giselle D'Orville-. ¿Por qué me llenas de vergüenza?
-Porque soy débil -repuso-. De este modo simplemente me cortarán la cabeza. Si hubiera
confesado que lo maté porque era un tirano, primero me torturarían.

===========================================================

HABLABA Y HABLABA...

MAX AUB

Español: 1903-1972

Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy
una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar.
Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo
mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese
sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de
más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le
reventaron las palabras por dentro.

===========================================================

EL VERDUGO

A. KOESTLER

Hungría: 1905-1983
Cuenta la historia que había una vez un verdugo llamado Wang Lun, que vivía en el reino del
segundo emperador de la dinastía Ming. Era famoso por su habilidad y rapidez al decapitar a sus
víctimas, pero toda su vida había tenido una secreta aspiración jamás realizada todavía: cortar tan
rápidamente el cuello de una persona que la cabeza quedara sobre el cuello, posada sobre él.
Practicó y practicó y finalmente, en su año sesenta y seis, realizó su ambición.

Era un atareado día de ejecuciones y él despachaba cada hombre con graciosa velocidad; las
cabezas rodaban en el polvo. Llegó el duodécimo hombre, empezó a subir el patíbulo y Wang Lun,
con un golpe de su espada, lo decapitó con tal celeridad que la víctima continuó subiendo. Cuando
llegó arriba, se dirigió airadamente al verdugo:

-¿Por qué prolongas mi agonía? -le preguntó-. ¡Habías sido tan misericordiosamente rápido con los
otros!

Fue el gran momento de Wang Lun; había coronado el trabajo de toda su vida. En su rostro
apareció una serena sonrisa; se volvió hacia su víctima y le dijo:

-Tenga la bondad de inclinar la cabeza, por favor.

===========================================================

LA SOMBRA DE LAS JUGADAS

EDWIN MORGAN

Escocia: 1920

En uno de los cuentos que integran la serie de lo Mabinogion, dos reyes enemigos juegan al
ajedrez, mientras en un valle cercano sus ejércitos luchan y se destrozan. Llegan mensajeros con
noticias de la batalla; los reyes no parecen oírlos e, inclinados sobre el tablero de plata, mueven las
piezas de oro. Gradualmente se aclara que las vicisitudes del combate siguen las vicisitudes del
juego. Hacia el atardecer, uno de los reyes derriba el tablero, porque le han dado jaque mate y
poco después un jinete ensangrentado le anuncia: Tu ejército huye, has perdido el reino.

===========================================================

CUENTO DE HORROR

JUAN JOSÉ ARREOLA

México: 1918-2001

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones

===========================================================

EL PRECURSOR DE CERVANTES

MARCO DENEVI

Argentina: 1922-1998

Vivía en El Toboso una moza llamada Aldonza Lorenzo, hija de Lorenzo Corchelo, sastre, y de su
mujer Francisca Nogales. Como hubiese leído numerosísimas novelas de estas de caballería, acabó
perdiendo la razón. Se hacía llamar doña Dulcinea del Toboso, mandaba que en su presencia las
gentes se arrodillasen, la tratasen de Su Grandeza y le besasen la mano. Se creía joven y hermosa,
aunque tenía no menos de treinta años y las señales de la viruela en la cara. También inventó un
galán, al que dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido
hacia lejanos reinos en busca de aventuras, lances y peligros, al modo de Amadís de Gaula y
Tirante el Blanco. Se pasaba todo el día asomada a la ventana de su casa, esperando la vuelta de
su enamorado. Un hidalgüelo de los alrededores, que la amaba, pensó hacerse pasar por don
Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en un rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas
del imaginario caballero. Cuando, seguro del éxito de su ardid, volvió al Toboso, Aldonza Lorenzo
había muerto de tercianas.

===========================================================

EL DRAMA DEL DESENCANTADO

GABRIEL GARCÍA MARQUEZ

Colombia: 1927

...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba
viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los
amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la
escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había
cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella
vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.

Gabriel García Márquez

===========================================================

EL POZO

LUIS MATEO DÍEZ


ESPAÑA: 1942

Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares
que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.

Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había
vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.

"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.

===========================================================

MOLESTIA

ENRIQUE VILA-MATAS

ESPAÑA: 1948

Sentí una molestia muscular, era la quinta vez que yo nacía.

===========================================================

EL HOMBRE INVISIBLE

GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN

Venezuela: 1950
Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.

===========================================================

LA EXTRANJERA

NURIA AMAT

ESPAÑA

Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado hasta aquí sin miedo.

Atraídos por el amor al vértigo. Guiados por una flecha insolente de la noche. Ella mira hacia
abajo. El mar la deslumbra. Olas hinchadas como venas patean su rabia contra la muralla de rocas.
Él le pide: Ámame.

Ella no responde. Es joven y cierra los ojos como si estuviera viviendo muchas muertes. Ella teme
saltar. Él le reclama: Bésame. La luz del faro indaga por las cosas perdidas y los encuentra a ellos.
Amantes de las sombras son el blanco del silencio. Ella quiere saltar porque en su garganta tiene
un nudo de reproches. Como él no pregunta, tampoco ella le responde. Su pasado es un mapa
deshecho. Viene de un país hundido. No resulta fácil decir lo que se piensa. Y ella piensa
demasiado. Ahora abre los ojos para ver el naufragio de su alma. Él la abraza como si quisiera
desnudar su rabia. Ella le pide: Mátame.

===========================================================

EL LOCO
JORDI CEBRIAN

Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas despistados, y aprende
trucos de magia que jamás muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca
dichas, nunca escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes, cuando era
contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así, pero sin latas de comida y sin frío.
Ahora es libre, o algo parecido, y no tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace
lo que quiere. Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior.

===========================================================

http://www.taringa.net/posts/arte/7005154/Ejemplos-del-cuento-breve---parte-2.html

También podría gustarte