Desarrollo Neurocerebral

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"La ciencia del desarrollo cerebral temprano permite tomar decisiones informadas de

inversión en la infancia temprana"

La ciencia del desarrollo cerebral temprano permite tomar decisiones informadas


de inversión en la infancia temprana. Estos conceptos básicos, establecidos a lo
largo de décadas de neurociencia e investigación conductual, ayudan a ilustrar
por qué el desarrollo infantil —particularmente desde el nacimiento hasta los
cinco años— es el cimiento de una sociedad próspera y sostenible.

1.El cerebro se construye a lo largo del tiempo, desde la base. La


arquitectura básica del cerebro se desarrolla a través de un proceso continuo que
comienza antes del nacimiento y se prolonga hasta la edad adulta. Las
experiencias tempranas afectan la calidad de esa arquitectura, estableciendo un
cimiento sólido o frágil para todo el aprendizaje, la salud y la conducta
posteriores. En los primeros años de vida, más de un millón de conexiones
neuronales se forman cada segundo.

Luego de este periodo de rápida proliferación, las conexiones se reducen


mediante un proceso llamado “poda”, que permite que los circuitos cerebrales se
vuelvan más eficientes. Las vías sensoriales como las de la visión y audición
básicas son las primeras en desarrollarse, seguidas por habilidades tempranas de
lenguaje y funciones cognitivas superiores. Las conexiones proliferan y se podan
en un orden establecido: los circuitos cerebrales más complejos van
construyéndose sobre los circuitos anteriores más simple.

¿Qué implicaciones tiene esto en la política pública? Los principios básicos


de la neurociencia indican que la intervención preventiva temprana será más
eficiente y producirá resultados más favorables que la rehabilitación que se haga
más tarde en la vida. Un enfoque equilibrado del desarrollo emocional, social,
cognitivo y del lenguaje preparará mejor a los niños para el éxito en la escuela y
más tarde en el lugar de trabajo y la comunidad. Las relaciones de apoyo y las
experiencias de aprendizaje positivas comienzan en el hogar pero pueden
también ser brindadas mediante una gama de servicios con factores de eficacia
probados. El cerebro de los bebés requiere de relaciones estables, cálidas e
interactivas con los adultos. De cualquier modo y en cualquier lugar en que se
desarrollen, favorecerán un saludable desarrollo cerebral. La ciencia demuestra
claramente que, en situaciones de probable estrés tóxico, intervenir lo antes
posible es crucial para alcanzar los mejores resultados. En el caso de niños que
experimentan estrés tóxico, se requiere de intervenciones tempranas
especializadas que ataquen la causa del estrés y protejan al niño de sus
consecuencias.
2. Las influencias interactivas de los genes y las experiencias moldean
el cerebro en desarrollo. Hoy en día los científicos saben que un ingrediente
de suma importancia en el desarrollo es el proceso de “servir y devolver” entre
los niños y sus padres y otros cuidadores en la familia o la comunidad. Los niños
pequeños buscan de modo natural la interacción mediante balbuceos, expresiones
faciales y gestos, y los adultos les responden con el mismo tipo de vocalización y
gesticulación. En ausencia de tales respuestas —o si estas son poco fiables o
inapropiadas— la arquitectura cerebral no se forma de la manera prevista, lo que
puede conducir a disparidades en el aprendizaje y la conducta.

3. La capacidad de cambio del cerebro disminuye con la edad. El cerebro


es más flexible o “plástico” temprano en la vida y da cabida a una amplia gama
de entornos e interacciones, pero a medida que el cerebro en proceso de
maduración adquiere mayor especialización para asumir funciones más
complejas, es menos capaz de reorganizarse y adaptarse a los desafíos nuevos o
inesperados. Por ejemplo, hacia el primer año las partes del cerebro que
diferencian los sonidos se especializan en el lenguaje al que el bebé ha estado
expuesto; al mismo tiempo, el cerebro ya comienza a perder la habilidad para
reconocer sonidos diferentes que se encuentran en otros idiomas. Pese a que las
“ventanas” para el aprendizaje del lenguaje y otras habilidades permanecen
abiertas, con el tiempo se vuelve cada vez más difícil alterar estos circuitos
cerebrales. La plasticidad de la edad temprana hace que sea más fácil y más
eficaz influir en la arquitectura del cerebro en desarrollo de un bebé, que volver a
cablear partes de su circuito en la edad adulta.

4. Las capacidades cognitivas, emocionales y sociales están


inextricablemente entrelazadas a lo largo de toda la vida. El cerebro es un
órgano altamente interrelacionado y sus múltiples funciones operan de un modo
muy coordinado. El bienestar emocional y la competencia social proveen una
base sólida para que emerjan las habilidades cognitivas y, en conjunto, son los
ladrillos y la argamasa con que se construyen los cimientos del desarrollo
humano. La salud emocional y física, las destrezas sociales y las capacidades
cognitivo–lingüísticas que emergen en los primeros años son prerrequisitos
importantes para el éxito en la escuela y más tarde en el lugar de trabajo y en la
comunidad.

5 El estrés tóxico daña la arquitectura cerebral en desarrollo, lo que


puede conducir a problemas de por vida en el aprendizaje, la conducta y
la salud física y mental. Hoy en día los científicos saben que el estrés crónico
y persistente en la infancia temprana, causado por la pobreza extrema, el abuso
reiterado o una severa depresión materna, por ejemplo, puede ser tóxico para el
cerebro en desarrollo. El estrés positivo (respuestas fisiológicas moderadas y
breves a experiencias incómodas) es un aspecto importante y necesario para un
desarrollo saludable. Por el contrario, el estrés tóxico es la activación fuerte e
ininterrumpida del sistema de respuesta al estrés. En ausencia de la protección
amortiguadora que brinda el apoyo de los adultos, el estrés tóxico se incrusta al
cuerpo mediante procesos que moldean la arquitectura del cerebro en desarrollo.
Para mayor información, véanse “La Ciencia del Desarrollo Infantil Temprano” y
la serie de Documentos de Trabajo del Consejo Científico Nacional de Desarrollo
Infantil

"La ciencia del desarrollo cerebral temprano permite tomar decisiones informadas de
inversión en la infancia temprana"

La ciencia del desarrollo cerebral temprano permite tomar decisiones informadas


de inversión en la infancia temprana. Estos conceptos básicos, establecidos a lo
largo de décadas de neurociencia e investigación conductual, ayudan a ilustrar
por qué el desarrollo infantil —particularmente desde el nacimiento hasta los
cinco años— es el cimiento de una sociedad próspera y sostenible.

1.El cerebro se construye a lo largo del tiempo, desde la base. La


arquitectura básica del cerebro se desarrolla a través de un proceso continuo que
comienza antes del nacimiento y se prolonga hasta la edad adulta. Las
experiencias tempranas afectan la calidad de esa arquitectura, estableciendo un
cimiento sólido o frágil para todo el aprendizaje, la salud y la conducta
posteriores. En los primeros años de vida, más de un millón de conexiones
neuronales se forman cada segundo.

Luego de este periodo de rápida proliferación, las conexiones se reducen


mediante un proceso llamado “poda”, que permite que los circuitos cerebrales se
vuelvan más eficientes. Las vías sensoriales como las de la visión y audición
básicas son las primeras en desarrollarse, seguidas por habilidades tempranas de
lenguaje y funciones cognitivas superiores. Las conexiones proliferan y se podan
en un orden establecido: los circuitos cerebrales más complejos van
construyéndose sobre los circuitos anteriores más simple.

¿Qué implicaciones tiene esto en la política pública? Los principios básicos


de la neurociencia indican que la intervención preventiva temprana será más
eficiente y producirá resultados más favorables que la rehabilitación que se haga
más tarde en la vida. Un enfoque equilibrado del desarrollo emocional, social,
cognitivo y del lenguaje preparará mejor a los niños para el éxito en la escuela y
más tarde en el lugar de trabajo y la comunidad. Las relaciones de apoyo y las
experiencias de aprendizaje positivas comienzan en el hogar pero pueden
también ser brindadas mediante una gama de servicios con factores de eficacia
probados. El cerebro de los bebés requiere de relaciones estables, cálidas e
interactivas con los adultos. De cualquier modo y en cualquier lugar en que se
desarrollen, favorecerán un saludable desarrollo cerebral. La ciencia demuestra
claramente que, en situaciones de probable estrés tóxico, intervenir lo antes
posible es crucial para alcanzar los mejores resultados. En el caso de niños que
experimentan estrés tóxico, se requiere de intervenciones tempranas
especializadas que ataquen la causa del estrés y protejan al niño de sus
consecuencias.

2. Las influencias interactivas de los genes y las experiencias moldean


el cerebro en desarrollo. Hoy en día los científicos saben que un ingrediente
de suma importancia en el desarrollo es el proceso de “servir y devolver” entre
los niños y sus padres y otros cuidadores en la familia o la comunidad. Los niños
pequeños buscan de modo natural la interacción mediante balbuceos, expresiones
faciales y gestos, y los adultos les responden con el mismo tipo de vocalización y
gesticulación. En ausencia de tales respuestas —o si estas son poco fiables o
inapropiadas— la arquitectura cerebral no se forma de la manera prevista, lo que
puede conducir a disparidades en el aprendizaje y la conducta.

3. La capacidad de cambio del cerebro disminuye con la edad. El cerebro


es más flexible o “plástico” temprano en la vida y da cabida a una amplia gama
de entornos e interacciones, pero a medida que el cerebro en proceso de
maduración adquiere mayor especialización para asumir funciones más
complejas, es menos capaz de reorganizarse y adaptarse a los desafíos nuevos o
inesperados. Por ejemplo, hacia el primer año las partes del cerebro que
diferencian los sonidos se especializan en el lenguaje al que el bebé ha estado
expuesto; al mismo tiempo, el cerebro ya comienza a perder la habilidad para
reconocer sonidos diferentes que se encuentran en otros idiomas. Pese a que las
“ventanas” para el aprendizaje del lenguaje y otras habilidades permanecen
abiertas, con el tiempo se vuelve cada vez más difícil alterar estos circuitos
cerebrales. La plasticidad de la edad temprana hace que sea más fácil y más
eficaz influir en la arquitectura del cerebro en desarrollo de un bebé, que volver a
cablear partes de su circuito en la edad adulta.

4. Las capacidades cognitivas, emocionales y sociales están


inextricablemente entrelazadas a lo largo de toda la vida. El cerebro es un
órgano altamente interrelacionado y sus múltiples funciones operan de un modo
muy coordinado. El bienestar emocional y la competencia social proveen una
base sólida para que emerjan las habilidades cognitivas y, en conjunto, son los
ladrillos y la argamasa con que se construyen los cimientos del desarrollo
humano. La salud emocional y física, las destrezas sociales y las capacidades
cognitivo–lingüísticas que emergen en los primeros años son prerrequisitos
importantes para el éxito en la escuela y más tarde en el lugar de trabajo y en la
comunidad.

5 El estrés tóxico daña la arquitectura cerebral en desarrollo, lo que


puede conducir a problemas de por vida en el aprendizaje, la conducta y
la salud física y mental. Hoy en día los científicos saben que el estrés crónico
y persistente en la infancia temprana, causado por la pobreza extrema, el abuso
reiterado o una severa depresión materna, por ejemplo, puede ser tóxico para el
cerebro en desarrollo. El estrés positivo (respuestas fisiológicas moderadas y
breves a experiencias incómodas) es un aspecto importante y necesario para un
desarrollo saludable. Por el contrario, el estrés tóxico es la activación fuerte e
ininterrumpida del sistema de respuesta al estrés. En ausencia de la protección
amortiguadora que brinda el apoyo de los adultos, el estrés tóxico se incrusta al
cuerpo mediante procesos que moldean la arquitectura del cerebro en desarrollo.
Para mayor información, véanse “La Ciencia del Desarrollo Infantil Temprano” y
la serie de Documentos de Trabajo del Consejo Científico Nacional de Desarrollo
Infantil

[Duración de esta actividad: 10 minutos]

Observe el siguiente video: ¿Cómo se construye y desarrolla el cerebro?

Puede descargar la transcripción del video en la Sección de Recursos

Después de haber leído el texto anterior, ingresa al siguiente enlace y realice la


actividad: relación de columnas.

¿Cómo se desarrolla el cerebro durante la niñez?

[Duración de esta actividad: 10 minutos]

Observa los siguientes esquemas:


Esquema: cuidado sensible y cariñoso

Esquema: El cerebro en desarrollo

Para entender los esquemas, es muy importante saber lo siguiente:

Los genes que controlan la construcción del cerebro del niño y la niña tienen diferente
potencia en su expresión en los distintos periodos de desarrollo, por lo que representan
un pico de crecimiento justo durante la gestación y la lactancia.

En estos periodos sensibles las influencias ambientales son especialmente importantes.


El cuidado sensible y cariñoso genera variedad de experiencias sensoriales, sociales y
emocionales

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