Desarrollo Infantil
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El término desarrollo infantil hace referencia a los cambios biológicos y psicológicos que ocurren
en los seres humanos entre el nacimiento y el final de la adolescencia, conforme el humano
progresa de dependencia hacia su autonomía.
Es un proceso continuo con una secuencia predecible única a seguir para cada niño. Sin progresar
al mismo ritmo, cada etapa es afectada por sus formas de desarrollo en sus primeros años. Debido
a que estos cambios de desarrollo pueden estar fuertemente influenciados por factores genéticos
y eventos durante su vida prenatal, el desarrollo prenatal está incluido, por lo general, en el
estudio del desarrollo infantil. Algunos términos relacionados son psicología del desarrollo,
refiriéndose al desarrollo durante el tiempo de vida, y pediatría, la rama de la medicina
relacionada con el cuidado de los niños. Cambios en el desarrollo infantil pueden ocurrir debido a
procesos genéticamente controlados conocidos como maduración1 o como resultado de factores
ambientales y aprendizaje, pero por lo general se deben a una interacción entre ambos factores.
Puede ocurrir también como resultado de la naturaleza humana y a su habilidad de aprender de su
entorno.
La autora Jill Stamm, en su libro Neurociencia Infantil. El desarrollo del cerebro y el poder del
cerebro de 0 a 6 años (2018)2 señala que es necesario tener información sobre cómo se desarrolla
el cerebro y qué necesita para llegar a ser un órgano sano, autorregulado y capaz de aprender. Por
otra parte, además destaca que no todas las partes del cerebro se desarrollan a la vez, algunas
regiones conectan más rápidamente, mientras que otras regiones "refinan sus conexiones a lo
largo de períodos más extensos".
Muchas referencias científicas han señalado que el mayor desarrollo del cerebro del niño tiene
lugar durante los primeros tres años y un gran condicionante de este desarrollo está supeditado al
entorno en el que el niño crece, a la nutrición y alimentación que recibe, a la atención de su salud,
la protección que recibe, las interacciones humanas, el afecto y las emociones que experimenta.
La atención, el cuidado y una educación de buena calidad son factores determinantes para que los
procesos físicos, sociales, emocionales y cognitivos se desenvuelvan apropiadamente y
contribuyan a ampliar las opciones de los niños a lo largo de su vida.3
Los niños provenientes de entornos familiares desfavorecidos son más susceptibles a tener
problemas de desarrollo y una salud deficiente. Por ello, se han desarrollado intervenciones
domiciliarias, cuyo objetivo es ayudar a los padres a proporcionar un ambiente familiar de mejor
calidad para sus hijos con el fin de prevenir o mitigar estos resultados adversos. Específicamente,
estos programas buscan optimizar los resultados de desarrollo de los niños a través de la
educación, la capacitación y el apoyo a los padres en su propio hogar, para que estos puedan
proporcionar un entorno estimulante y educativo para sus hijos.
Una revisión sistemática de siete estudios, realizados en Estados Unidos, Canadá, Jamaica, Irlanda,
Bermudas y una ubicación no especificada, evaluó la efectividad de las intervenciones domiciliaras
sobre los resultados del desarrollo infantil. La evidencia de cuatro de los estudios afirma que estas
intervenciones no tienen impacto alguno en el desarrollo cognitivo de los niños en etapa
preescolar provenientes de familias socialmente desfavorecidas. Asimismo, no se pudo llegar a
conclusiones para resultados secundarios tales como el desarrollo físico infantil y la conducta
parental. Sin embargo, la evidencia es poco convincente, por lo que se requieren más estudios.4
Sin embargo es evidente que el desarrollo de la actividad motora está relacionado íntimamente
con el desarrollo del lenguaje.5
Conocer las características que comparten todos los cerebros ayudarán a entender cómo es el
desarrollo del niño en la niñez, especialmente en la primera infancia.
se adapta: el cerebro aprende y almacena experiencias en la memoria para aumentar las opciones
de supervivencia. Dice Stamm que la velocidad con la que "un cerebro joven se adapta hace
posible obtener las mayores ventajas posibles para cualquier entorno, clima o cultura particular en
los que el bebé nazca"2
busca novedades: la necesidad de buscar nuevas experiencias se vincula con la supervivencia. Los
niños más pequeños, por ejemplo, prestan atención a las nuevas experiencias y una vez que ha
categorizado la experiencia pasa a un nuevo encuentro.
busca patrones: cuando detectamos un patrón de funcionamiento, podemos predecir o anticipar
lo que sucederá. La detección de patrones, por ejemplo, en la música, las matemáticas, la lectura o
algo mucho más primario, como la confianza, puede ayudar a gestionar mejor el entorno de forma
inconsciente.
busca placer: a nivel básico, los humanos prefieren el placer al dolor y están dispuestos a satisfacer
ese deseo. En el caso de los niños que reciben amor y buenos cuidados se encuentran en un
estado de satisfacción y confianza. Señala Stamm que a medida que el niño crece y explora, el
hecho de descubrir produce disfrute y a buscar que se reiteren aquello que genera placer.
conserva energía: los cerebros trasladan la energía a los sistemas que están siento utilizados en un
determinado momento, y la guardan, si pueden, para futuras emergencias. En el caso de los niños,
esta información es importante porque ayuda a entender cómo se distribuye la energía cuando
realizan tareas de aprendizaje.
busca sentido: el cerebro busca organizar los fragmentos de información haciendo algo coherente.
La experiencias que se repiten forman el fundamento de ideas, conceptos, creencias y
explicaciones posteriores sobre el funcionamiento del mundo. Hay un tipo de aprendizaje
asociativo que se desarrolla a lo largo de toda vida y otro de creación de sentido llamado
aprendizaje de causa-efecto que comienza entre los 7 y 12 meses de vida. Los niños realizan
continuamente experimentos para determinar "qué sucede si..."
desde atrás hacia adelante: las partes del cerebro que conectan la vista se conectan primero,
aunque al comienzo los bebés no puedan ver con claridad. Alrededor de los 6 meses de vida los
bebés ya pueden ver como los adultos. Posteriormente se conecta el sistema del oído, si bien al
momento del parto pueden reconocer sonidos y tonos de voz todavía no oyen de forma clara y no
distinguen los sonidos del lenguaje. En la parte frontal superior, hay zonas del cerebro que
vinculan y combinan experiencias sensoriales de movimiento con lo que se ve y con sonidos. Al
conectarse hacen posible la integración sensorial.
desde dentro hacia afuera: en su momento las estructuras centrales del cerebro se conectarán al
córtex para procesar y regular las emociones. "Se desarrollan antes que la parte exterio