Clase-1 - Aprendiendo La Honra

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Clase 1

Aprendiendo la honra
COMUNICACIÓN
ADECUADA Y EFECTIVA
Introducción:
A manera de ejemplo, hablemos de una taza de café y un vaso de leche, cada uno
en particular es una bebida deliciosa, sin embargo en algún momento los unie-
ron y esta pareja es un éxito rotundo, según las estadísticas. ¿Sabe usted cuál
es la bebida más pedida en Starbucks? pues nada menos que el Cappuccino,
(Cappuccino eres el amor de mi vida). Esto es un shot de expreso, coronado con
espuma ligera y aireada de leche. Cada elemento aporta para realzar el sabor de
la bebida, para elevar el sabor y colocarla en un lugar digno de respeto y estima;
esto es honrar.

Así es en el matrimonio, el esposo y la esposa se honran, honran el matrimonio y


el matrimonio les da honra.

Versículo Central:
Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla;
pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.
Hebreos 13:4

Esto no solo es una declaración, es lo que Dios espera de cada uno de sus hijos
e hijas.

Desarrollo:
El matrimonio es una institución divina, grandiosa, hemos sido honrados por Dios
al hacernos parte de uno. También a nosotros nos corresponde honrarlo, así que
ahora vamos a aprender la honra.

Honra es la demostración de aprecio, de respeto, de reconocimiento, poner en


alto a alguien por sus virtudes y sus méritos. En el matrimonio, el esposo honra
a la esposa, la esposa honra al esposo, ambos: esposo y esposa honramos esta
unión, honramos el matrimonio.

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Aprendemos la honra en el matrimonio cuando:

A. Cristo es el centro del matrimonio.


Porque damos lugar al creador del matrimonio, es nuestra prioridad en todos y
cada uno de nuestros asuntos. Donde llega Cristo hay un cambio, una mejoría, un
avance, subimos el nivel de nuestro matrimonio con su presencia. ¡Que Jesús en
todo tenga la preeminencia! (Colosenses 1:15-18).

B. Nos amamos.
Nuestras acciones ponen en alto a la esposa y al esposo, las demostraciones
de amor para ella y para él al interior del hogar y en público los honran. El amor
levanta y honra a cada miembro del hogar. Desde darnos la mano, un saludo por
la mañana, un abrazo, hasta un trato amoroso, la comprensión y el perdón, entre
otros, es pasar de las palabras a la acción. (Efesios 5:25 y Tito 2:4).

C. Nos respetamos.
El papel de la mujer y el papel del esposo han sido cada uno diseñados por Dios
para mostrar la relación entre Cristo y la iglesia – el hombre muestra principalmen-
te el amor de Cristo, la mujer muestra principalmente la obediencia del creyente.
En el ejercicio del liderazgo por parte del esposo, en la toma de decisiones y
en diferentes elecciones para enfrentar circunstancias de la vida, hay respeto,
confianza y obediencia para él, esto honra al esposo, lo anima y lo fortalece.
Asimismo el hombre respeta a la esposa de hecho y de palabra, en lo íntimo y en
público, porque ella es un regalo fino y delicado que Dios le dio. (Efesios 5:33 y
1 Pedro 3:7).

D. Crecemos juntos.
Cuando ambos cónyuges avanzamos juntos, aprendemos juntos, crecemos y
maduramos espiritualmente juntos, entonces honramos el matrimonio. No es dis-
parejo, no es desigual, caminamos en la misma dirección, hay equilibrio, nos ani-
mamos y crecemos. Es importante que en cada uno haya la intención de conocer
más a Dios, también que se tenga la intención de estar en intimidad con Dios.
(Filipenses 3:12-14).

E. Nos guardarnos de adulterio.


Lo que Dios unió no lo separe el hombre. No se debe dar lugar a la contaminación
en el matrimonio, ni de parte del esposo, ni de parte de la esposa, debemos tener
mucho cuidado porque la maldad nos quiere hacer tropezar.
Cuando no entra contaminación a mi matrimonio entonces lo estoy honrando,
no debe haber adulterio físico, ni adulterio emocional. No hay lugar para la mujer
ajena, no hay lugar para el hombre ajeno. (1 Corintios 7:1-5).

F. Somos ejemplo.
Con un buen ejemplo principalmente para nuestros hijos, un buen testimonio de
vida para amigos y vecinos, honramos nuestro matrimonio, así decimos que tan
bueno es y dejamos un buen legado. Muchas personas a nuestro alrededor nos
miran, ven cómo vivimos, podemos ejercer una buena influencia con nuestro ma-
trimonio a los demás y ayudar para que se motiven a mejorar. (Hebreos 12:1-3).

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G. Cuidamos la economía.
Los esposos que administran su provisión, que honran al Señor con sus bienes,
que administran los recursos que llegan, que revisan sus gastos, su tiempo y sus
labores, que se mantienen libres de deudas que los aten, también honran así su
matrimonio. (1 Timoteo 5:8 y Proverbios 24:27).

Conclusión:
Cuando levantamos nuestro matrimonio, al mismo tiempo recibimos honra. El
esposo y la esposa somos colocados en un lugar de honor, esta es nuestra res-
ponsabilidad, honrar nuestro matrimonio. Cada familia que está fundamentada y
fortalecida en Cristo, es un elemento de ayuda y bendición para la iglesia, para la
sociedad, para la nación.

Honramos y servimos a Dios cuando nos honramos como esposos. Y así fortale-
cemos la familia, la iglesia y la sociedad.

Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor.


Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
Juan 12:26 RVR1960

Aunque otros quieren denigrar el matrimonio, aunque otros le hacen mala promo-
ción, aunque otros lo quieren minimizar y ridiculizar, a nosotros los hijos de Dios
nos corresponde levantarlo.

Actividad:
Un especial.
Prepare o invite un regalo, algo especial, un helado, un café o una comida, haga
notar que reserva un lugar especial para su cónyuge en su corazón, en su hogar y
ante todos, podemos tomar como ejemplo lo que Samuel hizo con Saúl.

1 Samuel 9:22-24. Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los introdujo a la


sala, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hom-
bres. Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que
guardases aparte. Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba
sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reser-
vado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó, cuando
dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.

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