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EL MERCADO MUNDIAL.
Comúnmente se habla del “mercado” como si se tratara de una entidad abstracta. Sin
embargo, hay que tener en claro que el mercado es algo muy concreto: el mercado es la
propia gente, los seres humanos en su conjunto. De esta manera, cuando se habla de las
“posibilidades del mercado mundial para un producto”, nos estamos refiriendo, en
definitiva, a la propia población mundial, es decir a 6 500 millones de potenciales
consumidores. Y si hablamos de consumo y consumidores, tenemos que saber cuáles
son las áreas del mundo que registran los mayores índices.
Es vital conocer cuáles son las características que el consumidor desea, lo que permitirá
satisfacer su demanda de la manera más eficiente posible, brindándole la mejor calidad.
Esto resulta en un beneficio mutuo, tanto para el proveedor que logra colocar su
producción, como para el consumidor, que ve satisfecha su necesidad con un producto
acorde con sus expectativas, que luego no tendrá reticencias en volver a adquirir.
Algunos pasos a seguir antes de definir cualquier estrategia de producción y venta son
los siguientes:
Informar a los consumidores sobre las características del producto y sus ventajas con
respecto a otros sustitutos, a través de recetas, folletos, etc. En este caso, un ejemplo
sería destacar las bondades nutricionales del pescado y sus beneficios (fácil digestión,
sostenibilidad, control del impacto ambiental, etc.) sobre otras fuentes de proteínas,
tales como la carne vacuna u otras especies pesqueras.
El producto:
Algunas de las propiedades del pescado, como las que se detallan a continuación, deben
ser tomadas en cuenta en la promoción de este tipo de producto:
El pescado es una fuente de proteínas de excelente calidad. Como tal, tiene dos
elementos a su favor: la fácil digestibilidad (por el poco contenido relativo de tejido
conjuntivo) y el alto valor biológico (por su buen contenido de aminoácidos esenciales,
sobre todo los azufrados).
El pescado es fuente de una amplia variedad de minerales (yodo, selenio, hierro, zinc,
calcio, fósforo, potasio, magnesio, cobre) y de vitaminas (A, D, E, B12, B1, B2, B6).
Estos nutrientes dan a los productos pesqueros propiedades antioxidantes, además de
favorecer la buena digestibilidad y el desarrollo cerebral, entre otros efectos positivos.
La preparación de los productos pesqueros por lo general es más fácil que la de otros
alimentos (como la carne vacuna, porcina, etc.), son de más rápida cocción y se
presentan en una amplia variedad.
En cuanto a los productos de la acuicultura, es conocido que en muchos casos no
tienen mucho arraigo en el consumo de los peruanos. Sin embargo, algunas de las
características del proceso de producción se trasladan al producto final y permiten su
diferenciación de los productos de captura.
El precio:
En la fijación de los precios juegan varios determinantes:
Los costos de producción.
Los costos de distribución y eventuales comisiones que deban pagarse a los
intermediarios.
Los plazos de pago.
Es importante notar que el poder de fijación de precios por parte del productor
seguramente tendrá ciertas limitantes: en la mayoría de los casos no se trata de un
producto de primera necesidad, por lo que los consumidores no estarán dispuestos a
pagar precios muy elevados; además, existen otros productos pesqueros, ya sean de
captura o de acuicultura, tanto a nivel nacional como internacional, que, al ser
sustitutos, actúan como una “cota superior”.
Es necesario considerar el aumento significativo que sufren los precios por efecto de la
distribución. Si el precio en la puerta del establecimiento acuícola (“finca”) es de por sí
demasiado alto, al momento de llegar al mercado de destino se habrá elevado
sensiblemente. En algunos casos, el incremento del precio, desde que sale del productor
hasta que llega al consumidor, puede superar el 300 %. El pescado pasa generalmente
por más de un agente antes de llegar al consumidor final. Cada uno de éstos le imprime
sus costos, que se terminan trasladando al precio final.
Un primer segmento son los hogares. Aquí se puede encontrar dos formas de
comercialización: los productos pesqueros como insumo para la preparación de
comidas, y las comidas preparadas, como el caso de los productos congelados. Una de
las mayores ventajas que pueden presentar los productos de la acuicultura por sobre los
de la pesca, es la de una mayor constancia en la oferta, lo que permite que el consumo
no se vea tan atado a la estacionalidad de la producción.
Un elemento a tener en cuenta es que, si bien los mercados de las economías más
desarrolladas con mayor nivel de ingreso son muy atractivos, la región cuenta también
con una serie de ventajas. Algunas de éstas son los menores costos de transporte, una
amplia demanda potencial y la posibilidad de poder explotar especies para las cuales el
precio regional puede ser conveniente, o que aún no se aprovechan en todo su potencial.
En el caso del pescado, la distribución es vital, ya que se trata de un producto
perecedero que comienza a perder calidad apenas sale de su medio natural, a no ser que
se le aplique toda la tecnología disponible inmediatamente después de la cosecha. Esa
necesidad explica muchas veces la cantidad de intermediarios, lo que a su vez tiene una
incidencia
directa sobre el precio. En el siguiente esquema se observa una típica cadena de
distribución para el pescado fresco:
LA ACUICULTURA EN LA ACTUALIDAD.
La acuicultura peruana ha tenido un importante empuje en los últimos años. El país, por
sus propias características geográficas, ofrece una variedad de especies cultivables que
ya están demostrando aceptación de mercado, tanto a nivel nacional como internacional.
Paralelamente, se está asistiendo a un mayor aprovechamiento del pescado, al destinarse
al consumo humano especies que anteriormente eran materia prima para reducción. Esto
indirectamente repercute a favor de la acuicultura, al demostrar que es posible y rentable
preservar la calidad de la materia prima y agregarles valor a los productos.