Responsabilidad Social
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TRUJILLO-PERU
2023
INTRODUCCIÓN
Cuando nos encontramos con una lesión periapical que persiste después del
tratamiento del canal radicular, incluso cuando sea asintomática, el dentista
debería considerar entre el retratamiento del canal, cirugía periapical o la
extracción del diente afectado.
Un estudio histológico puede ser usado para medir los síntomas clínicos y los
signos radiográficos contra la naturaleza de las posibles alteraciones del tejido
perirradicular; y confirmar el diagnóstico de periodontitis periapical y distinguirla
de una lesión no inflamatoria.
Periodontitis periapical crónica (Granuloma)
QUISTE RADICULAR
Son quistes que derivan de los restos epiteliales del ligamento periodontal (restos
de Malassez) que inician su actividad al ser estimulados por un proceso
inflamatorio, generalmente después de una necrosis pulpar.
QUISTE RESIDUAL
Una vez extraído el diente o resto radicular tributario de un quiste apical, cuando
este quiste no sale unido al ápice dentario, quedará en el seno óseo y su
crecimiento dependerá de la capacidad inmunológica del paciente en ese
momento, de la virulencia y cantidad de gérmenes que eventualmente pudieran
infectar este tejido.
Pruebas vitalométricas
El diente acepta temperaturas entre los 40 y 45o, de forma que debe reaccionar
ante variaciones por encima o por debajo. Para valorar las respuestas pulpares
debemos escoger un diente sano como control, generalmente el contralateral.
La seguridad absoluta de que nuestro control está sano sólo la da un estudio
anatomopatológico, algo que obviamente no podemos hacer, por lo que este
error no podemos subsanarlo y tenemos que asumirlo como inevitable. Después
de instruir al paciente sobre la prueba, realizamos ésta sobre el diente siguiendo
la siguiente secuencia: primero aplicamos el estímulo en la cara oclusal o borde
incisal, después en la cara vestibular; si no conseguimos respuesta estimulamos
el área cervical y finalmente aplicamos el frío o el calor sobre la caries (si la
hubiera).
Esta visión está totalmente superada y la utilidad de las pruebas vitales sólo se
acepta para demostrar la vitalidad o no vitalidad pulpar, sin discriminar entre los
cuadros patológicos que pueden estar sucediendo.
Pruebas eléctricas
No puede ser realizado en pacientes con marcapasos, por el peligro que tiene
de interferir en ellos.
Tampoco son fiables (tanto para las pruebas térmicas como para las eléctricas)
los resultados en dientes con ápice abierto o traumatizados (puesto que las fibras
nerviosas están madurando, en el primer caso, o bien se encuentran
traumatizadas).
Algunos estudios afirman su bondad para este objetivo aunque advierten que no
hay datos sobre su fiabilidad. Otros estudios señalan sus limitaciones, como el
de Ramsay, en el que demuestra que la determinación del flujo sanguíneo da un
resultado variable en un mismo diente según el lugar de éste donde se realice la
medición. Finalmente, también existen experimentos que rechazan como factible
este tipo de exploración con determinados aparatos comerciales diseñados para
tal uso.
Radiología convencional
Radiología avanzada
Una lesión que por la clínica y la radiografía, con las limitaciones ya señaladas,
sea sospechosa de quiste con una auténtica cápsula epitelial, debe someterse a
tratamiento quirúrgico.
Es interesante planear desde el principio un colgajo que pueda servir para una
enucleación total de tipo Partsch II como, en caso de necesidad no previsible por
el estudio clínico previo, realizar una marsupialización de tipo Partsch I. El
colgajo de Partsch o el de Neumann sirven muy bien para ambos fines.
Se utiliza muy rara vez este método en los casos en los que exista el peligro de
lesiones del conducto dentario en grandes quistes mandibulares, con las
hemorragias y alteraciones nerviosas consiguientes. Ante la posibilidad de
seccionar el paquete vasculonervioso parece más recomendable no insistir en el
legrado de la cápsula quística y, aun a riesgo de abandonar restos epiteliales, se
empaqueta la cavidad con gasa yodofórmica impregnada en antibiótico; se
hacen curas sucesivas cambiando la gasa a los cuatro días y luego cada dos
días, disminuyendo progresivamente el tamaño de la gasa.
Bibliografía