Persona Clave Goldschmied Y Jackson

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o a 3 años

'"' La educación infantil de

cllnpntooo y pequeñas inundaciones que la cuidadora tendrá que reprimir con CAPÍTULO 111
1111' 111/fl , . . .. .
e unndo on el aula se cuente con un recipiente grande con aguá, como en el
' tHH ' dul cnjón de arena, es conveniente que los niños pequeños dispongan de
111111 til tltt on la que puedan subirse ya que, si no están a la altura adecuada, el
tUIIII no dojará de correrles por los brazos y los codos. Los delantales deben
l11t !lnl¡¡ndos en un lugar bien accesible, y ser lo bastante largos para cubrir los
11 tllht• t; do lo contrario, el agua va goteando por ellos y llega a· empaparlos pies
•lu lnn nltirw. Hay que tener cuidado de que recojan bien las mangas, ya que las de
11 tr, j11t tuíll . do lana pueden resultar muy molestas y llegar a estropear toda la pren-
tln ll11y quo mantener el agua a una temperatura tibia, y tener a mano una toalla
1111 1 111 qtlO poderse secar las manos. . .·
1 1fiqtllpo debe ser variado, y no debe introducirse todo a la vez en la balsa
u, httuiHmontal que no haya demasiadas niñas. Las cuidadoras deben obser-
Vtll 111 nnlldnd del juego y de la experimentación que los objetos ofrecen, y de vez
llfi r.wmdo retirar algunos y sustituirlos por otros. ··
l lnn do las Imágenes más deprimentes en una balsa es un muñeco "ahoga-
' h1" qtm flota boca bajo. Bañar a los muñecos debería ser una acfi'Y'idad separada,
1 tlll nt l propio equipo, consistente en una palangana, esponja, jabón, polvos de ... recuerda el momento
litlw, uno mesa pa ra cambiarlos y toallitas bien colgadas. Esto supone un man- Anterior al endurecimiento de la cera ·
lillth!lli¡lliO regular si se desea que resulte atractivo. Cuando todos éramós como un sello.
/\l¡¡ unos objetos que se sugieren para la balsa de agua son: Todos llevamos la marca
De un amigo que nos encontramos en el camino.
Primo LEVI', 1 Ollr•
• Toza con asa.
• n oclplentes pequeños.
• Lota a la que se le habrán hecho unos agujeros én la parte inferior.
• llogadera de tubo delgado para plantas de. interior. La mayoría de las personas que tr~bajan con niños pequeños son conscienl!
·rotera de metal pequeña con tapadera fija mediante bisagra. de que el buen crecim ier~to de éstos depende de que se contemplen en coojunlo
• Embudos de diversos tamaños. · todos los aspectos de ,su desarrollo. Hubo un tiempo en que se pensaba ql!le si ht
• Tubos de goma, transparentes y opacos. comida, el ambiente cálido, la limpieza y el suE!ño. ~ran los adecuados, se asegum
nvases de cuello estrecho, para llenar y medir, ba un primer desarrollo sano. En el pasado se despreciaban y llegaban a reprimir
• Corchos y pelotas de pimpón, para dejar que floten, se activamente las expresiones de amor instintivas de los adultos más all~ado
• Guijarros, para que se hundan. hacía los bebés, y apenas se tenían en consideración los sentimientos de é sto
• Bol de madera pequeño (para ir llenándolo hasta que se hunda}. Saber más sobre lo que sienten los niños, como ocUrre hoy, no ha hecho qu
nuestro trabajo en las escuelas infantiles sea más fácil. En realidad, lo ha hoohu
más difícil, más éomplejo y más exigente. En este capítulo nos fijamos er:~: Ja dlll
Resumen cultad concreta que supone satisfacer las necesidades emocionales de un nln11
-que tienen implicaciones en todos los aspectos _del desarrollo- en una esctu
Son muchas las horas que adultos y niñas pasan en los centros infantiles, por la infantiL .. . . . . ./ . ,. ·
IH·IO os importante crear un entorno que a todos les resulte confortable y agrada- Los estudios sobre estos centros indican que .lo habitUal es que los. nlrin
ltlll 11 la vista. Es más fácil adecuar la disposición del aula a las necesidades de sean atendidos por distintas personas a lo largo dél día (BArN y BARNETT, 19HO)
1lwwrollo de las niñas cuando se clasifican por su edad, que en el caso de grupos Además, si seguimos a uno de esos niños durante toda su jornada en la escuul11
dilo rentes edades. Es necesaria una planificación cuidadosa para asegurar que < infantil, es probable que descubramos que son pocos los momentos, si es q11u
u obtiene el mayor provecho posible del espacio, y evitár cualquier tensión inne- existe alguno, en .que recibe la atención directa y no compartida de un a dul to
otw nrla a las educadoras infantiles. Los materiales abundantes, bien escogidos y (MARSHALL, 1982). Es un hecho que repiten de forma casi invariable los estu <li1 111
1 lt w que se pueda acceder fácilmente estimulan en la niña juegos que ella misma tes que realizan trabajos en las escuelas infantiles, y preocupa especiatmonlu
lt 1lcln y dirige, y hacen posible que la persona adulta pueda escoger el rol de faci- cuando se trata de un niño que quizá acuda al centro porque s~ ha consido rt~t l1•
lllnclor, en vez de estar siempre dirigiendo las actividades de las niñas. que en su casa no recibe suficiente atención ni estímulo.

(C) i riiQionQs Morala, S. L © Ediciones Mq¡ratll, 11 1


40 La educación infantil de Oa 3 años La persona clave .
En la época en que los niños muy pequeños estaban en internados y en hoga- con la responsabilidad emocional. Tal vez si reflexionamos sobre nuestras pro
infantiles, los visitantes se encontraban a menudo con que los niños se les pias relaciones como adultos obtengamos algunas respuestas.
rcaban, les preguntaban cómo se llamaban, querían sentarse en sus rodillas y Muchos de nosotros tenemos, o nos gustaría tener, una relación especial con
tocaban e incluso les besaban. Se solía decir de estos niños que eran socia- alguna persona en la que podamos confiar, una relación a la que damos much
l>los , amables o "muy afectivos", y este error de interpretación aflora aún de vez en importancia y mucho valor. Si estamos lejos de ella, sabemos cómo mantener ol
nlll mdo en informes de asistentes sociales o de controladores de Sanidad que se contacto, incluso durante largas separaciones. Utilizamos el teléfono, cartas, fo to
octtpan de investigar casos de malos tratos a niños. Hoy sabemos que no es un a grafías, recuerdos, sueños y fan tasías para conservar vivo el consuelo que obt
IIHtnora normal de reaccionar de los niños ante los extraños, y que tal comporta- nemas de esas relaciones humanas. Su pérdida nos produce tristeza y, con fro
lillonto indica que cuentan con unas relaciones personales muy pobres, con poca cuencia, un sentimiento de desesperación profundo. Si miramos hacia atrás, tal
n 11lnguna experiencia de un contacto verdaderamente afectivo con alguien. vez recordemos a personas importantes de nuestros primeros años que, aunqu
s¡a form a diferente de interpretar lo que vemos es la consecuencia de los no están presentes físicamente, dan continuidad y sentido a la forma en que 11
nonocrmientos que hemos adquirido mediante la observación y la investigación vamos nuestra vida actual. En muchas ocasiones intentamos repetir y disfrutar d
do oómo un niño pequeño desarrolla su capacidad de relacionarse. La sociabili- nuevo del calor de aquellas relaciones de otra manera.
dlld rool proviene de las experiencias de afecto verdadero con algunas personas Los niños pequeños con los que trabajamos, y que no disponen aún del Ion
tll111JIIdos. Los seres humanos tienen una gran capacidad de recuperación, y guaje para expresar lo que sienten, también precisan tener esas relaciones esp
iiLllll>OO do ellos demuestran una aptitud sorprendente para sobreponerse y recu- ciales, y necesitan sobre todo tenerlas de una forma muy inmediata y concrot
JII Hl1f no do experiencias tempranas dañinas; pero muchos otros, no. No hay excu- Con ese telón de fondo de lo que sabemos por propia experiencia, debemos an
' pnrn que, en el cuidado de los niños, sigamos repitiendo hoy los errores, fruto !izar lo que significa una persona clave para un niño pequeño. Nunca recordar
1111 111 lunorancla del pasado. Privarles de unas relaciones personales íntimas es mos bastante que un niño, sobre todo un niño muy pequeño y casi totalment
1111 lnllo grnve que se comete en muchos grupos en las escuelas infantiles, y que dependiente, es la única persona de la escuela infantil que no puede entender po
11 1Hwdo subsanar, en parte, mediante cambios en la organización. Sin embargo, qué está ahí. Sólo lo puede explicar como un abandono, y a menos que se le ayu
,m ltmdillnontal que todos los implicados comprendan las razones de esos cam- de de forma positiva y afectuosa, este hecho provocará unos grados de ansiedntl
llltltt , y no comprometan a hacer que funcionen. mayores de los que púede tolerar.
La relación que el niño desarrolla con la persona clave no sustituye en ningún
sentido a la mantenida entre hijo y padre. Para empezar, este sistema se puod
l. 11 /cfea de una educadora clave aplicar sólo en determinados momentos del día. Incluso en estos momentos, 1
persona clave deberá dedicarse también a otros niños. A los padres les podemo
1 11111ttchos campos del trabajo social es una práctica arraigada asignar a una explicar que lo que pretendemos en la escuela infantil es ofrecer a los niños un
1•ur 1.unn In responsabilidad especial de un cliente determinado o de un usuario persona con la que puedan relacionarse de una forma especial durante algun
d11lt•urvlclo. Algunos centros familiares han recogido la idea .hasta el extremo de de las largas horas que pasan fuera de casa. La ratio de educadoras en el en
qwt 11 cnda educadora se le responsabiliza de un número d~ familias concretas. so de los menores de 2 años normalmente permite que una persona clave
~~I n wnborgo, esto no implica necesariamente una relación estrecha entre
concentre en un subgrupo de cuatro niños parte del tiempo, aunque para lo
'rHitl tillO clo los adultos y cada uno de los niños. Muchas veces hemos observa- mayores, el grupo quizá deba ser de cinco o seis. Durante el resto del día, el nlf\o
111' 1111 lrw onouola s Infantiles que una "educadora clave" de un niño atiende que- será atendido por otra educadora y probablemente por dos de ellas, a las quo, nn
11111 111ot1 ltnport10nales, mientras al pequeño le da de comer o le consuela otra
obstante, conocerá bien. Más adelante, en este mismo capítulo, se explica cómo
IHJI'•IIIHI Dl110 c.o da prioridad al sistema de la persona clave en la organización se puede organizar.
d11In 1• llllndn, us posible que el niño no tenga más contacto con la educadora que
llnr1n r¡•,IIJIIII(I,\ quo con cualquiera de las otras personas del centro. En ese caso,
l11 rulllf ; ll~ ll no pu ede tener pa ra él ningún significado real. Los niños muy Objeciones al sistema de la persona clave
1"'1 JI" 11)11'1 '1nln !Jitbcn reconocer un interés especial si se expresa en una interac-
1 11111 1 1111 lllld elfo tm s día.
Problemas para las educadoras infant_iles

1 1 v. 1/or c!t•l sistema de la persona clave Se pueden plantear todo tipo de objeciones a la idea de que al niño poq tlullu
debe ofrecérsela alguna forma de rel ación especial con una cuidadora. Al9lHI.t '•,
1 1'11 r IJtHÍ nw roco la pena emplea r el ti empo y afrontar las difi cultades qu e por cuestiones de organización, y otras. relacionadnG con su efecto emocio 1111 l 1111
11) Hll ltJ llllrwlllclr ol sistema de la pe rsona clave en una escue la infantil en la las propias educado ras. Una do lnr. <ll fir !lllddi J'I lt 1111 'lld llloG os el hec ho <!u qt 1
IJIIIIIIII IHt :.Ido 111 pr óctica habitual? Debemos consiclom r lA preg unta no sólo des- muchas pe rsonas siontnn rtJliiiiH .Ic\11 pnr ll lll.tllll ll llltrtltdrtclón con un nir1o q111 t 11tt
1111 111 p1111lo tlu v1 ~ .111 del niño, sino lnní1Ji<''l1 <l O'of iO r• l do In 11Ch iC'AtiOrrt CllJO cn rn; s suyo. Dcl)omo:> lfH ttiiiH III '"·'''' 1'"""''"'· v '' ''li il "ril /11 111 111111 '" ' nxlt.to11r 111

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que haée qH~ 1,2,~ .


e inhibe su pr6~es6"a
a¡ilegbs fuert~s son más propenso$ a manifestar ___ _ __. _
de forma inconveniente, de manera que a corto plazo el trabajo de la cuidadora
puede parecermás difíciL .. ·'· . \_ ;l ;.~,,,

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~ Edicion<¡s Morá\a, S.t. © EdiCiOnes Morato, t1 1


La educación infantil de O a 3 años La persona clave. 51
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infantil, vio cómo una educadora sentaba a un niño en el orinal, otra le secaba y Así pues, ¿qué hace la persona adulta para mantener el interés y la tranquilidad
una tercera le subía los pantalones (MARSHALL, 1982). ¿Cómo podemos evitar ese en su grupo? Si pensamos en nuestra propia infancia posiblemente recordemos
tipo de "cuidados" impersonales y asegurar algunos momentos de intimidad que jugábamos con la "caja de botones de la abuela" o con una colecCión de con-
durante la jornada, sobre todo en lo que normalmente se consideran labores ruti- chas y de piedrecitas de colores. Parece que los envases producen una fascinación
especial: pequeños monederos, bolsas o cajas que contienen cosas diversas. La
narias?
Cuando observamos escuelas infantiles en funcionamiento y hablamos con educadora debe poner' a disposición ese tipo de material para que sea el centro de
su personal, vemos que el momento del día que suele calificarse como "caóti~ la conversación (en el Capítulo U hacíamos algunas sugerencias). Básicamente,
co·~ es el momento en que terminan las actividades de la mañana, cuando los éste es su "momento para escuchar". Cualquier colección en la que ella tenga
niños están utilizando el baño, se limpia el aula y se ponen las mesas para la interés servirá para despertar la atención de los niños y para que se diviertan ..
comida de mediodía. Este periodo es el momento ideal para que cada adulto en . La actividad que Sé otrezca durante la "hora de isla" (así oímos que la llama-
cada una de las aulas de grupo se convierta en el centro de atención para su ba un niño) debe ser algo especial para este corto período. En el caso de una
pequei'ío grupo de niños hasta que terminen de comer. En· un grupo de doce educadora que haya creado sus propias colecciones, las debe guardar exclusiva-
niños, por ejemplo, normalmente habría tres educadoras en las horas centrales mente para su grupo, pues si se convierten en propiedad de todos, hay muchas
de la jornada. De este modo, se aseguraría que los cuatro niños de cada grupo probabilidades de que se pierdan o deshagan.
contarían con la atención particular de la persona clave para estas horas del día. Cuando llega el carro de la comida, la persona clave de cada grupo pequeño
Una vez recogido el material de juegos y terminadas las diversas actividades, se dirige a la mesa con sus niños. Una vez sentada, todo debe estar dispuesto de
cada una de las educadoras, con su pequeño grupo de niños de la que es la per- forma que no tenga que levantarse de nuevo (algo fundamental si se quiere quo
sona clave, se retira a un rincón tranquilo. Ella cuenta con su propio espacio, que, disfrute de la comida).
para esa hora anterior a la comida, se puede llamar su "isla para la intimidad". Nuestra propia experiencia nos ayuda a comprender por qué para crear un cll·
Debe ser siempre el mismo rincón, en el que se habrá dispuesto una alfombra y ma de tranquilidad tanto para las educadoras como para los niños es necesario
almohadones para que resulte acogedor, y donde tendrá la oportunidad de obser- que la persona adulta permanezca sentada. Imaginemos que nós invitan a com er
var y escuchar con tranquilidad y sin prisas a su grupo. a casa de un amigo. Si nuestra anfitriona no para de levantarse para traer las
Durante ese rato, en un momento acordado por las cuidadoras, cada uno de cosas que ha olvidado, llega un momento en que todos a coro exclaman: "i Por ol
los grupos pequeños va al baño, por turnos, acompañados por su persona clave. amor de Dios, ven y siéntate!" Además de querer que esté con nosotros, esta-
Cuando hay más de un grupo en el baño se produce ·una sensación de prisas y mos cansados de que no haya organizado la$,cosas como debía. El sentimiento
de tensión que se puede evitar fácilmente con una organización mejor. . de desasosiego que provoca su movimiento .continuo interfier e nuestra proplt-1
Hasta que llegue el carro de la comida al aula, los grupos pequeños perma- digestión. Lo mismo ocurre en una escuela infantil. En el Capítulo XI se aportan
necen con sus educadoras en sus rincones propios. Con esto se evita la mala sugerencias concretas sqbre cómo organizar las horas de comidas para reduci r
costumbre de hacer que los niños se sienten a las mesas antes de que llegue la al mínimo las molestias.
comida, con lo que no se pueden evitar el ruido y los nervios. En algunas ocasio- La organización en grupos 'pequeños debe continuar hasta la hora de dorm ir
nes se reparten libros a los niños para que los miren, o cantan canciones de las o hasta que empiece la actividad tranquila.
que se acompañan con las manos mientras esperan. Estas situaciones institu-
cionales absurdas crean más problemas de los que solucionan, y además resul -
tan agotadoras para la persona adulta. Es mucho mejor evitar antes el problema. Superar las dificultades
Hay que ponerse de acuerdo en dos puntos re ferentes a la organización: pri-
mero, que sea un auxiliar o un voluntario quien lleve el carro de la comida al aula, Se dirá que las educadoras se··~iúséntan con frecuencia, sea por vacaciono
para que la educadora no tenga que alejarse de su pequeño grupo: segundo, que o por enfermedad. La manera de reducir o modificar el sentimiento de pérd idn
durante todo este espacio de tiempo, antes, durante y después de la comida, las que tiene un niño cuando "su" persona no está es anticiparse y organiza r esan
ducadoras no reciban llamadas telefónicas, excepto en casos realmente ur- contingencias nombrando a una persona que la sustituya. Veamos en prim or
entes. · lugar el caso de las vacaciones. Siempre se conocen de antemano las fech o"
La idea en la que se basa la creación de la "isla para la intimidad" surge de exactas de esas ausencias. La persona clave debe explicar a sus niños, aunqu
la necesidad d~ establecer firmemente en el programa diario un período en el sean pequeños y parezca que son incapaces de comprenderlo, que no estará con
que la persona clave de cada pequeño grupo de niños les preste toda su aten- ellos durante unos· días, y decirles quién será la educadora que se ocuporri
ción. Los niños necesitan tiempo y espacio y tener a su disposición a una per- de ellos. También hay que decírselo a los padres. Cuando un niño llega n In
ona adulta que les permita desarrollar sus capacidades de habla. Esto tiene escuela infantil un día en que su persona clavo or.tn de vacaciones, la susti tuto n
un a importancia especial cuando se considera la alta incidencia de retrasos en adelantará a hacerle comprender quo lo O!:pornl1n y que es blonvonldo.
1 lenguaje entre niños que asisten a las escuelas infantiles de los servicios Cuando una educadora foltn pm o nfr llltll 11 lru l. lll lrm olmont o en ol centro no lo
;Ociales. saben hasta el mismo dfn 0 11 !JIIO t<~l 111 111 l11 r n l1r hfrl11 . QulrH ifJidurrt q11 0 IOGii lf t ul

(C) Ediciones Morata, S. L.


I.Cl 1illiii> IIIIO MIHII III
.La eq¡¡i;aciÓn ll)fantii pe .o a 3 ai'i,ós La per;so,n~fl~ve . ti:t
52

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~~r!~~~tWi~g~\~~1~?c3~~g6~~,~2Crt-~é~r~~~W,~J~e~~~~,f~9~~~~~:. ~~~~.~~~:
tante que esta persona piense detenidainerWe éiflo qde'·sigh'ificá paraléig·paefres

© Ediciones Moi~iii. S~ L. © Ediclom;s·Mól'atá: s. L


54 La educación infantil de O a 3 años
1 La persona clave
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observar que otra persona coge a su hijo en brazos. Al niño le produce una gran La realidad suele ser bastante distinta. Es posible que algunas madres sien-
impresión la experiencia de ver a su madre (o su padre) y a la persona clave en tan la necesidad urgente de descansar de la atención constante de su hijo y no
una relación de amistad y confianza. 1 sean capaces de esperar pacientemente hasta el momento en que ·el niño se
Es casi inevitable qu~ tanto la madre .como la educadora sientan que cada \ separe sin protestar. Otras tal vez tengan pocas opciones, porque corren el peli-
una de ellas está observando y evaluando a la otra con todos los medios más gro de perder su empleo si rio llegan a su hora. Algunas veces las educadoras cri-
sutiles. Mucho más, en el caso de la madre a la que, de una forma u otra, se le tican a los padres que parecen ignorar la pena del hijo, pero es posible que la
haya orientado para que lleve a su hijo a la escuela infantil. madre haya calculado con razón que, con la escasez de puestos de trabajo, el
Los primeros momentos pueden resultar muy exigentes para la educadora, niño podría sufrir más a largo plazo si ella sé quedara sin empleo, con el recorta
debido a la importancia de los pequeños detalles en los que tiene que pensar en que ello supondría en los ingresos de la familia. Por esta razón, no se púeden evl·
relación con el encuentro diario con el padre o la madre. Por ejemplo, ¿hay siem- tar por completo las separaciones dolorosas. ·
pre Úna silla para que se siente el padre en el aula?, ¿cómo disipa la educadora Cuando llega el momento real en que una madre deja a su hijo, está bien qua
la Í:m'siedad de la madre sobre si su hijo "se portará bien"? Probablemente el niño la educadora estudie cómo afrontar esta situación y cómo ofrecer apoyo y com-
no se portará bien, porque sabe que está ocurriendo algo muy diferente en si.J prensión. Es bastante normal que la madre quiera réducir su propio estrés, pero
vida, aunque no sepa identificarlo, y mucho menos, expresar la ansiedad que le la cuidadora debe estar segura de que la separación se produce de la mejor
produce. Será útil que la cuidadora demuestre que comprende lo diferente que manera posible para el niño, sin negar el dolor que lé supone.
es esta forma de comportarse del niño de como suele hacerlo habitualmente, y Una forma de abordar el momento de la separación es que la madre y la edu·
que no reprocha en absoluto a la madre~ cadora se sienten juntas. La primera, con su hijo en brazos, puede decir algo asi:
"La mamá se va ahora y volverá más tarde". Evidentemente, las palabras "volverá
más tarde" fe dicen muy poco a un niño muy pequeño, pues rio tiene noción de lo
La separación que significa "más tarde". Todo lo que sabe es que es inminente algún cambio.
Una vez la madre diga esto y le dé un beso y un abrazo, la educadora le ayudar
Gracias a la obra de DAVID y APPEL en Francia, y en nuestro país, a la de John a que .le entregue el niño con determinación y se vaya. Puede resultar una situa-
BOWLBY (1953), Mary AINSWORTH (AINSWORTH y COIS., 1974), y a la serie de pelícu- ción muy agotadora para todos los que participan en ella, pero al menos es abier-
las que James RoBERTSON realizó en la década de 1950, conocemos bien las ta y honesta. ,
experiencias .y reacciones de los niños pequeños cuando se les separa de sus Para apreciar mejor cómo debe sentirse un niño si su madre desaparee
seres queridos. A partir de los 8 meses, más o menos, la mayoría de los niños cuando él no la 1/e, podernos re'cordar algunas ocasiones parecidas de nuestras
muestran signos de angustia cuando una persona extraña ocupa el lugar de su a
propias vidas de adÜitos. Por ejemplo, alguien quien queremos nos acompaño
madre o eje su padre. Si la separación se prolonga, pasan por una serie de fases a la estación a despedirnos. Nos dirigimos al andén y subimos al vagón, mientra
reconocibles, que se inician en el desconcierto, seguido de una protesta violenta; esa persona nos mira.desde el exterior. Después apartamos la vista para coger
después, un llanto desconsolado se combina con períodos de apatía. Si no hay algo del equipaje, y cuando volvemos a la ventanilla nos encontramos con quo
una persona que sustituya a la madre y con la que puedan entablar relación, es nuestro ser querido ha desaparecido sin decir palabra ni despedirnos con In
posible que caigan en una depresión y se nieguen a comer. Por último, salen de mano. ¿Cómo nos sentimos? Probablemente abandonados, heridos y perplejos,
esta situación y pasan a un estado de aparente indiferencia, que al observador casi como si no mereciéramos que se nos despida como es debido. No es extrañ
inexperto le podrá parecer un regreso a la conducta normal. Esta secuen~ia es que los niños que empiezan su jornada de esta manera expresen sus sentimien
muy parecida a las fases. que se señalan en los estudios sobre la aflicción de los tos con muestras de irritación y contrariedad.
adultos (WoRDEN, [1983]1991). Una vez;nos hayamos percatadode ello, seremos Una vez la madre se haya loa;·es posible que la educadora, con el niño en
apaces de c9mprender que, para un niño cuya edad le impide tener noción del . su regazo, tenga que afrontar una explosión de llanto que puede result ar muy
tiempo, una separación corta desde el punto de vista de un adulto puede pare- triste para el restó del grupo. La educadora debe tener la segu ridad de sabor
ce rle lo mismo que perder a un ser querido para siempre. escuchar este llanto justificado y no tratar dé acaltarlo ni de distraer al nlf'ro
Con estas ideas, hoy intentamos evitar al máximo infligir este grave dolor a los enseñándole un jugl.)ete, emitiendo sonidos que supone sean un efecto de con
niños pequ eños. Las costumbres de los hospitales. de las aulas de educación suelo o levantando y bajando al niño en sus brazos. La aflicción debe exp resar
Infantil y de l ~s escuelas infantiles han cambiado de forma drástica. Dejamos que se en un contexto de aceptación sosegada, de la misma manera que intentarfn
los niños se familiaricen completamente con su nuevo entorno y su nueva cuida- mos consolar a una persona adulta que hubiera sufrido alguna pérdida o algunr1
cloro antes deque la-madre haga. la mínima señ al de alejarse. Después la madre pena profunda.
vn. primero durante un rato muy breve, pa ra después ir alargando graduai- A una cuidadora tal vez le sea difícil dejar qu a un niño satisfaga su necositlllll
IIIOIHO ol porfodo de tiempo que pasa fuera, has ta que el niño sea capaz de tole- de llorar si las otras ed ucadoras del ntrln no ontlorHiort 0:110 proced imiento. Es ur11 1
1'111 todn lrt aosl6n sin olla. Lo Idea l es q~JO sor ll rton cn pncos do ir al paso del niño situación que hay que debatir on tlll l t rlilllt lr'HI d11 ' 'ri111, prun qua cuando so pl11r1
y qrlnln nopnmcló n f.l) f?IOdt i7Cfl sin 1rn1 rrllll' • tee exista un apoyo y unn I':OIIlprrur t. lt'•ll rrlllllillll lllllrulll't llrlrtpru1rJf'!l:l.

ICI 1 illi llitt•' 1~11111 111 ID 1 illt lilltUt MIIIHIII , 11 1


56 La educación infantil de O a 3 af:os La persona clave

Cuando nos encontremos con un niño en brazos que está angustiado y que Una vez que exista ese apego entre un niño y su persona clave , cualquier
no deja de llorar "¡Mamá, mamá'"· será útil recordar que no sólo experimentamos cambio será doloroso para ambos, y obviamente habrá que eludirlo en lo posible.
su desconsuelo inmediato, sino que es muy posible que su llanto haya provocado Cuando es inevitabl e, la educadora necesita apoyo para reconocer y superar sus
ecos de nuestra propia experiencia pasada, que hacen que la situación sea sentimientos, y lo mismo ocurre con la nueva persona clave, que tal vez se sien-
doblemente triste . ta rechazada cuando el niño quiera volver con su anterior educadora e incluso llo-
La angustia originada por la separación no es un problema que sólo se plan - re por ello. A todos les pu ede ser útil que el cambio se haga gradualmente y que
tee en los primeros momentos del niño en la escuela infantil. Puede ocu rrir tam- el niño pueda seguir viendo de vez en cuando a su primera cuidadora. Entre el
bién cuando el niño lleve tiempo asistiendo al centro y se considere que ya está personal de la escuela infantil debe existir flexibilidad y confianza, y el apoyo de
"asentado". De repen te, expresa su sentimiento de pérdida con un llanto deses- los más expertos, para superar cualquier sentimiento de pesar. No debe olvidar-
perado. También aquí resulta esclarecedora la comparación con el pesar. Las se que los padres también pueden necesitar ayuda para hacer el cambio.
person ~s mayores que han perdido a alguien querido hablan muchas veces de A medida que .se desarrolle el sistema de la persona clave en la escuela infan-
explosioñes de sufrimiento inesperadas cuando creían que ya habían aceptado til , aumentará el interés y el contenido del trabajo. Reconocer que la educadora
osa pérdida . Las cuidadoras deben darse cuenta de que no se trata de un recha - conoce muy bien a sus niños particulares significa que ella, como parte de su tra-
o de su persona ni del cuidado que ofrecen. Posiblemente el niño habrá disfru- bajo y no sólo la directora del centro, estará en contacto con los diversos espe-
tado del juego hasta ese momento y, una vez consolado, lo retome feliz . cialistas que visitan el centro. Así, es muy posible que el logopeda, el controlador
Es frecuente el caso del niño que ha estado asistiendo feliz a la escuela infan- médico, el fisioterapeuta, el asistente social o el médico de la comunidad des-
til durante un tiempo y se ausenta algunos días a causa de alguna enfermedad cubran que sus relaciones con la escuela infantil se hacen más fáciles y más efi-
leve . Cuando regresa, el cuidado y la presencia de su persona clave son de gran caces.
importancia para ayudarle a integrarse de nuevo y superar otra vez la separación Aparte de cualquier observación especial en la que participe junto con estos
de su madre. Para comprenderlo, basta con que recordemos cómo nos sentimos especialistas externos. la persona clave se responsabilizará de la valoración , el
Incluso en situaciones sociales corrientes cuando entramos en un lugar repl~to seguimiento y el registro relacionados con los niños de su pequeño grupo. Evi-
de pe rsonas extrañas. ¡Lo feli z que nos hace distinguir a alguien conocido, sobre dentemente, esto tiene una importancia particular cuando se trata de un niño con
todo si parece que éste se alegra también al vernos! necesidades o dificultades especiales, o cuando exista la posibilidad de malos
Una vinculación más íntima con un niño debe ir acompañada de unas rela- tratos o de negligerl'cia . Será la persona clave quien informe sobre el niño que sea
ciones más estrechas también con los padres. No bastan los breves intercambios objeto de un control particular pG>r parte de los servicios sociales, y quizá deba
11 abituales al principio y al final de la jornada. Las reuniones de los padres con la incluso prestar declaración ante los tribunales. Estos casos provocan ansiedad
persona clave, con la periodicidad que se acuerde, sirven para el análisis ade- hasta en cuidadoras con experiencia, pero será útil que la educadora recuerde
cuado y no es necesario que ocupen mucho tiempo. La clave está en una buena que de todos los presentes, a excepción ele los padres, ella es quien más conoce
planificación, y cuando el grupo particular de una educadora no tiene más de cua- al niño con el que pasa muchas horas .del día.
tro o cinco niños •. no es muy difícil organizarlo. Como decía una cuidadora:

Conocer a los padres de esta forma significa facilitar mucho el trabajo; nos ayuda
a evitar que nos imaginemos cosas unos de los otros. Nos cómportamos mutuamen- Algunos efectos de la implantación del sistema
te con más naturalidad y podemos sentir mucha más confianza. de la persona clave
La necesidad de asignar tiempo para escuchar a los niños se aplica también No existen aún estudi~s ·sistemáticos ·que comparen el sistema de la persona
1 la relación de la educadora con la familia. clave con otras medidas más habituales. Sin embargo, tenemos la impresión de
'
que en los centros infantiles en los que funciona un auténtico sistema de persona
clave, las educadoras se sienten mucho más satisfechas de su trabajo. Ésta era
Cambio de la persona clave la experiencia de la directora de una escuela infantil del norte de Londres, que
nos escribió:
El objeifvo de asegurar una continuidad en la relación con un niño y con sus
pndres a veces puede parecer difícil de conseguir, debido a los cambios inevita-
Desde que implantamos un sistema de persona clave en m1estro centro, se han
IJios de cuidaeklras-y a las ocasiones en que es necesario cambiar de grupo a un desarrollado unas relaciones más estrechas entre nuo:Jtro pornnnnl y Jos padres,
rt l r~o. Debemos recordar la diferente noción del tiempo que tienen los adultos y sobre todo en el caso de los bebés. Parece quo loa nii10ilttn oilnplitll 1nrtn fr\cllrn onl
los niños. Seis meses, que a nosotros nos pueden parecer un período de tiempo a la vida de la escuela infantil. Algunos que rlonptii'H: rlllllltllt•lltlllllllt 1111utltro '•OIJtlfnn
norto, son una porción considerable de la vida de un niño pequeño ; por tanto, una sin sentirse felices, se adaptaron on GOfl lilrln Clll tliill ttllllll lllilidlt •IIII IIJi ll' llll illlilltlltll'll
l()lnclón especial siempre es valiosa, aunque a nosotros nos parezca un período su persona clave . Barry, a quien oólo f'l( 111111 fltlllll'l 11111 IJIIJtltJIII' ••11 li '" " '"" y tllill!fdll,
rl o tiempo relativamente corto. · casi do In nocho n In mn"unn ou nonvl1tli'l •HIIIIt 11111" "'111h •11h • t•· ll ltv t•lllil" y 11111111111

(f:J t:dlciones Morata. S. L. ti 1 1 ·1 11- 1'1'~' ~ hll ·tlti


58 La educación infantil de O a 3 años

cuando contó con su persona clave. Los primeros días se le sentaba en el regazo, CAPÍTULO IV
después dejó de hacerlo y empezó a jugar feliz con los otros niños, sabiendo que la
cuidadora estaba e'n el aula. . .·.
Parece que las educadoras sienten una proximidad especial con "sus" niños, lo
cual les ha permitido comprenderles mejor y ha incrementado la satisfacción que sien-
ten por su trabajo. · ·
Siempre hay días en que alguna está enferma o de vc¡caciones, y sus niños la
echan en falta durante el día. Por otro lado, hay veces que vienen a trabajar aunque
no se encuentren muy bien, porque les preocupa lo que ocurra a "sus" niños.
Los padres prefieren .hablar con una sola persona más que con quince, y parece
que así lo hacen con más libertad, porque saben que es quien e$!á al cuidado espe-
cial de su hijo. Las citas con la persona clave, unas horas regtJiares que hemos fijado
'para que puedan hablar tranquilamente con quien se ocupa de su hijo, han contribui- i
do de forma especial a crear una colaboración entre padres y educadoras en el mejor ¡ Lé! dirección y el trabajo en una escuela infantil
interés de los niños. J

1
i
Resumen
'1
En este capítulo se analiza la importancia que unas relaciones personales 1
No puedes evitar que los pájaros de la inquietud y .la preocupación sobrevuelen tu
íntimas tienen para el desarrollo y la felicidad de los niños. Se propone una forma cabeza. Pero que aniden entre tus cabellos, esto lo puedes prevenir.
de organización que permite que en los grupos se desarrollen unos vínculos cá- · · Proverbio chino.
lidos, teniendo en cuenta el efecto que esto produce en los padres y en las edu-
cadoras. Se reconocen los problemas, que pueden solucionarse si se acepta la
causa. Con muy pocas excepciones, las personas deciden trabajar con niñas*
Una vez implantado el sisterpa, la persona clave asume muchas funciones 'pequeñas porque les gustan, disfrutan con su compañía y sienten interés por ver- ·
importantes, por ejemplo: dirigir la llegada del niño,.hacer que la separación resul- las crecer y desarrollarse. Las niñas son una delicia, aunque demandan mucha
te fácil, favorecer el desarrollo cognitivo y del habla, visitar a las familias, relacio- atención a quienes se ocupan. de ellas. En mediÓ de las tensioneS de la vida, en
narse con los padres, evaluar y registrar, y estar en contacto con los especialistas una escuela infantil es mu(fácil que las educadoras pierdan de .vista el principal
y los organismos externos. El trabajo se hace más exigente, pero ofrece también motivo que eles llevó allí: Si élejan de sentir interés y placer por su trabajo, la cali-
más interés y oportunidades de aprendizaje •. en beneficio de los niños, las edu- dad de la atención que prestalí) se resentiráinevitablemente.
cadoras y los padres por igual. · Como decíamos anteriorn1ente, en Gran Bretaña muchos problemas tienen
su origen en Lina estructura insatisfactoria de la atención y servidos infantiles.
Unavez reconocidas estas limitaciones, aún puede hacerse mucho para que
quienes realizan este trabajo se sientan más satisfechos con él, lo cual, a su vez,
se reflejará en lo que ofrezcan a las niñas. En este capítulo analizamos el papel
fundamental de la directonrdel-eentm. y su forma de dirigir alpersonal. ¿Cuál es .
¡
la mejor manera de favorecer que el equipo trabaje unido; de planificar el desa-
i
rrollo de las cuidadoras y de apoyar y crear sistemas que posibiliten una comu~
nicación y una toma de decisiones eficaces? Destacamos la necesidad de que
el personal de la escuela infantilatienda su propia salud física y emocional para
encontrar formas dé vencer el estrés inherente a su trabajo. Por último, mostra-.
ti¿ mos cómo se pueden ampliar los recursos humanos con el uso bien planeado de
voluntarios. ' ·

• De acuerdo con las indicaciones de las autoras (véase pág. 18 de esta misma obra) en este
¡ capítulo se utiliza "niña" y "niñas" para referirse a ambos géneros. Esta misma pauta se sigue en
! los capítulos pares del libro. (N. del R.)
-..;..~

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