Parte Cuarta
Parte Cuarta
Parte Cuarta
LA ADMINISTRACIÓN DE LA SOCIEDAD
Capitulo XXI
Este fenómeno acusa paralelismo evidente con otro aun más significativo del actual
estadio económico en el mundo capitalista, cual es la persistencia tendencia a la
concentración de empresas en grandes grupos de control económico, habitualmente de
carácter multinacional, que produce fatalmente una distorsión de los términos
tradicionales del mercado al unificar paulatinamente la oferta de bienes y servicios, frente
a una demanda dispersa y por lo mismo, cada vez más débil.
No es propio de esta tratar sobre este segundo y peligroso acontecer sin dejar por ello de
manifestar nuestra preocupación ante la posibilidad prospectiva de la tenencia señalada.
Pero si debemos referirnos al gradual divorcio entre poder de gestión y posesión del
capital en la empresa moderna, por haber receptado el fenómeno la Ley de Sociedades
que lo institucionaliza en varias innovaciones de transcendencias.
No siempre los dueños del capital poseen los conocimientos o la técnica especializadas
para hacer frente a los reclamos de un mercado duramente competitivo, motivado por la
Ley rigurosa de no quedar atrás, de igualar cualquier superación de los competidores, de
asimilar y producir cuanta innovación técnica aparezca en plaza y a la vez de reducir
costos de producción, organizar campañas publicitarias, etc.
Como lo señala entre otros tratadistas, el Dr. Salvador R. Perrotta, la doctrina moderna ha
reemplazado en la sociedad anónima, la noción del mandato por parte de “Órgano Legal”,
en lo atinente a la naturaleza del Nexo Jurídico entre la sociedad y administradores. Más
aun la teoría del “Órgano Legal” es aplicable extensivamente a los diversos tipos
societarios contemplados por la Ley 19.550, en cuyo art.1ª se adopta la concepción
orgánica en la estructura societaria.
En palabras más directas: El directorio de la sociedad anónima debe cumplir sus funciones
especificas en la forma prevista por la Ley de Sociedades Comerciales, no porque se trata
de un mandatario de los socios, sino porque es uno de los órganos legales de ese tipo
societario, al cual se le han atribuido dichas funciones dentro del organigrama típico.
Establece el texto legal vigente que los administradores obligan con sus actos a la
sociedad, siempre que no fueran extraños al objeto social, “Aun en infracción de la
organización plural, si se tratare de obligaciones contraídas mediante títulos valores, por
contratos entre ausentes, de adhesión o concluidos mediante formularios, salvo cuando el
tercero tuviese conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción de la
representación plural”.
En síntesis, un buen administrador debe ser leal con sus administrados, honesto con los
fondos y bienes sociales, prudente en sus decisiones, diligentes y eficaz en los negocios
que constituyen el objeto de la sociedad. Colorarío: Faltándole alguna de estas
condiciones, calidad o conducta, cabe hablar de “Mal desempeño del cargo”, situación
que genera la procedencia de su remoción por la asamblea.
La responsabilidad precitada puede ser ante la sociedad misma, como sujeto de derecho
que es (art.2 de la Ley), ante los socios y eventualmente ante terceros, cuando la mala
administración perjudicara, valga el ejemplo, a otra sociedad que tuviera operaciones en
común con la primera o afectara indirectamente derechos en expectativas de terceros,
ligados circunstancialmente a determinadas operaciones de la sociedad cuyos
administradores están en falta.
5. Inscripción.
Capitulo XXII
Sociedades Anó nimas Pá gina 4
Directorio: composición; acceso al cargo
1. Integración Del Órgano Y Fuente Del Cargo.
c) Hasta aquí se mantiene el régimen anterior del Código de Comercio (art.335), pero
seguidamente agrega el art.255 de la Ley: “O el consejo de vigilancia, en su caso”.
Más adelante nos ocuparemos de este órgano de la sociedad anónima, que siendo en
principio de fiscalización participa de ciertas funciones administrativas y por ultimo en
esta circunstancia comparte parcialmente la potestad de la asamblea de accionistas.
Entonces, el consejo puede designar directores, pero solo la asamblea puede removerlos
del cargo.
En cuanto al origen del cargo de los directores, dispone el art.255, según la parte ya
transcripta que aquellos serán designados por la asamblea de accionistas o el consejo de
vigilancia (art.281, Inc. d). Es la solución universalmente aceptada como racional y
legitima: El órgano depositario de la voluntad social delega funciones administrativas (En
Seguidamente agrega el texto legal citado que “Si se faculta a la asamblea de accionista
para determinar el número de directores, el estatuto especificara el numero mínimo y
máximo permitido”. Vale decir que la atribución que el estatuto puede conferir a la
asamblea, de fijar la cantidad de directores, está limitada entre topes mínimo y máximo,
para evitar todo exceso del Órgano deliberativo. Desde luego, el mínimo no podrá ser
nunca inferior a tres en las Sociedades del art.299.
La Ley 22.903 ha introducido en el art.256 L.S., nuevos requisitos para los directores.
Dispone en primer lugar que la mayoría absoluta de los mismos “Deben tener domicilio
Real en la República”.
Agrega además el art.256, que todos los directores deberán constituir un domicilio
especial en la República, donde serán validas las Notificaciones que se les efectúen con
motivos del ejercicio de sus funciones, incluyéndose las referentes a la acción de
responsabilidad.
Cabe observar que no se especifica donde ni como deberán constituir ese domicilio
especial. La materia podría ser de la órbita de las autoridades de control societario.
Salvo esta excepción, podrán darse en garantía dinero efectivo, bienes muebles o
inmuebles o derechos creditorios debidamente instrumentados. Desde luego también
podrán ser accionistas de otra u otras sociedades u otros Títulos – Valores, según lo
establezca el estatuto social.
El art.257 dispone que el estatuto precisara el término de duración del cargo, que no
podrá exceder de tres ejercicios. Agrega que “No obstante, el director permanecerá en su
desempeño (Del cargo) hasta ser reemplazado, conforme y en el plazo del art.234”. Se
refiere la Norma citada a la competencia de la asamblea ordinaria, entre cuyo temario
especifico figura la elección de directores. Luego, el periodo máximo de tres años puede
ser excedido en el supuesto de atraso en la convocación de la asamblea ordinaria, que
debe proveer el reemplazo de los directores cuyo periodo estuviere vencido.
El ultimo Párrafo del art.257 cubre el eventual silencio de los textos estatutarios sobre la
particular, disponiendo que en tal supuesto “Se entiende que el termino previsto es el
máximo autorizado” (Es decir tres ejercicios).
A su vez el art.256 ya estudiado en otros aspectos, comienza declarando que “El director
es reelegible”, principio general enunciado sin limitaciones y que viene a modificar la
solución legal antecedente. En efecto el art.336 del Cód. Com., (2ª Párrafo) debería a los
estatutos la determinación de si los directores podían ser reelegidos al vencer su mandato
y subsidiariamente adoptada el principio opuesto; “No siéndolo (Reelegibles) en el caso
que no lo determinen expresamente”. Es decir, en la Ley anterior la orientación rectora
era la no reelegibilidad, mientras que la Ley 19.550 opta por la reelegibilidad. Más aun,
debe entenderse por no haber otra Norma expresa que condicione el principio general
que los estatutos no podrán excluir el derecho a la reelección, ni restringirlo por vía
indirecta.
En materia de duración en el cargo que como se vio tiene un tope máximo de tres
ejercicios, común a los síndicos y a los integrantes del consejo de vigilancia conforme
destacaremos en su oportunidad, el art.281 Inc. d, de la Ley 19.550 introduce una
excepción que, a nuestro modo de ver, no tiene justificativo valedero.
La Exposición de Motivos guarda silencio sobre los motivos que impulsaron a la comisión
redactora a apartarse en este caso, de la solución general establecida en el cuerpo
normativo, es decir el periodo máximo de tres ejercicios anuales como duración en los
cargos de índole administrativa o fiscalizadora. Tampoco nos alcanzan esas supuestas
razones para instituir una excepción privilegiada, en abierta contradicción con el origen de
Además resulta incongruente que si todos los integrantes de los Órganos Sociales son
electos por periodos no mayores de tres años, se elija un directorio por cinco,
desequilibrándose así la armonía en los plazos funcionales, que debe entenderse básica
condición para un eficaz funcionamiento de los respectivos órganos.
Sin perjuicio de ello, también se nos ocurre inexplicable que la remuneración de los
directores designados por el consejo de vigilancia sea fija (art.281, Inc. d), en tanto que los
directores electos ordinariamente están sujetos a las restricciones y eventualidades del
art.261.
La Ley 22.903 ha agregado un breve párrafo, según el cual la previsión estatutaria sobre
designación de suplentes es obligatoria en las sociedades que prescinden de la
sindicatura.
4. Renuncia Al Cargo.
El texto modificado por la Ley 22.903 establece que el directorio deberá aceptar la
renuncia del director en la primera reunión que celebre después de presentada, siempre
que no afectare su funcionamiento regular y no fuere dolosa o intempestiva, “Lo que
deberá constar en el acta pertinente”.
Frente a tales hipótesis, el directorio dimitente permanece atado a su cargo, como si fuera
una carga pública, sufriendo en el ínterin todas las responsabilidades que el desempeño
del cargo acarrea.
Por eso decimos que la Reforma es insuficiente. Debido contemplarse la inacción del
directorio y de la asamblea, estableciendo en tales casos una presunción legal de
desinterés o bien, lisa y llanamente de consentimiento y consecuentemente, tener por
aceptada automáticamente la renuncia al transcurrir un plazo determinado desde su
interposición, salvo que fuera intempestiva, dolosa o afectare el funcionamiento regular
del directorio.
Sin perjuicio de lo que antecede, insistimos en que la solución de base a este problema
consistiría en la obligatoriedad de la elección de suplentes, junto con los directores
titulares en todos los estatutos contemplan o no la sindicatura.
Remuneración
1. Remuneración.
b) En principio, la pauta básica para las remuneraciones debe ser fijada en el estatuto
social a través de un porcentaje sobre las ganancias del ejercicio u otros criterios similares.
No sería aceptable, en cambio una remuneración fija, salvo en el supuesto del art.281, Inc.
d, de la Ley 19.550 (Nombramiento del directorio por el consejo de vigilancia), en el cual el
mismo texto legal dispone que será fija;
El Segundo Párrafo del art.261 decía, nada menos que “El monto máximo de las
retribuciones que por todo concepto puedan percibir los miembros del directorio y del
consejo de vigilancia en su caso, incluido sueldos y otras remuneraciones por el
desempeño de sus funciones técnico – administrativas de carácter permanente, no podrá
exceder del veinticinco por ciento de las ganancias”.
Además, el texto se refiere a las retribuciones “Por todo concepto” y a afectos de no dejar
duda sobre el alcance de la expresión utilizada agrega más adelante “Incluidos sueldos y
otras remuneraciones por el desempeño de funciones técnico – administradores de
carácter permanente”. Vale decir que este tope máximo no limita solamente los
honorarios de directores propiamente dichos, sino el conjunto de las retribuciones que
aquellos perciban por funciones ejecutivas o técnicas en las sociedades que administran.
La Ley Citada en el epígrafe fue dictada con la finalidad de atemperar los graves problemas
ocasionados por el comentario del art.261, problemas acentuados por la ubicación de los
textos contenidos en párrafos terceros y cuarto de la versión original, propicios a una
mayor confusión.
El texto sancionado por la Ley 20.468 mantiene sin variantes los dos primeros Párrafos del
art.261, a los cuales se hizo referencia, pero invierte la ubicación de los párrafos terceros y
cuarto, agregando además en el nuevo párrafo tercero, una disposición aclaratoria de los
alcances de las restricciones adoptadas.
Según la nueva distribución interna del texto legal, el tercer párrafo trata el supuesto en
que no se distribuyen dividendos a los accionistas en cuyo caso el monto de las
retribuciones del directorio y consejo de vigilancia en su caso se limitara al 5% (Cinco por
ciento) de las ganancias del ejercicio, incrementándose “Proporcionalmente a la
distribución, hasta alcanzar aquel limite (Se refiere al 25% establecido en el Segundo
Párrafo), cuando se reparta el total de las ganancias”.
Luego, cuando las ganancias fueren destinadas a otros fines, exclusiva la distribución de
dividendos (V.g., El pase a ejercicio siguiente, o la afectación a reservas libres), la
retribución no podrá exceder en ningún caso el 5% de dichas ganancias.
La Ley 20.468 ha agregado un texto aclaratorio al nuevo Tercer Párrafo del art.261 “A los
fines de la aplicación de esta disposición no se tendrá en cuenta la reducción en la
distribución de dividendos resultantes de deducir la retribución del Directorio y del
Consejo de Vigilancia”.
Según este, la asamblea deberá autorizar toda remuneración que exceda el 25% de las
ganancias y solo procederá acordar dicha autorización:
Pero no basta con que produzcan los supuestos de escasez o falta total de ganancias. Para
legitimar remuneraciones que excedan el tope del 25% es necesario, conforme al Cuarto
Párrafo del art.261, que dichas remuneraciones sean establecidas en razón del “Ejercicio
de comisiones especiales o de funciones técnico – administradores por parte de uno o
más directores”.
Es decir que todo exceso por sobre el tope del 25% de las ganancias solo estará justificado
por el ejercicio de funciones técnicas o administrativas en las sociedades (Gerencias,
Jefaturas o Funciones de asesoramiento técnico), y no por el cargo mismo de director. En
consecuencia, la asamblea no podrá autorizar remuneraciones que excedan el 25%,
aunque las ganancias fueran reducidas, a favor de directores que no hayan desempeñados
otras funciones en la empresa.
Además y debe tenerse muy en cuenta este requisito, la autorización debe ser tratada
como un punto especifico del Orden del Día de la Asamblea respectiva, la cual desde
luego, será una asamblea ordinaria (art.234, Inc.1ª Ley 19.550).
La disposición tan discutible del art.281, Inc. d, relativa a la designación de los directores
por el consejo de vigilancia, en cuyo caso “La remuneración será fija.
A decir verdad, no existen motivos valederos que justifiquen esta excepción a la regla
general del condicionamiento de la distribución de utilidades a la magnitud de las
ganancias de la sociedad y a un límite máximo fijado porcentualmente. No obstante, el
hecho es que los directores nombrados por el consejo de vigilancia han sido sustraídos por
la misma Ley a las retribuciones del art.261, toda vez que la remuneración fija es
independiente de los resultados del ejercicio.
Capitulo XXV
Los directores son elegidos por la asamblea de accionistas, salvo en el caso tantas veces
referido del Inciso d, del artículo 281, en el cual la designación corre por cuenta del
consejo de vigilancia, si el estatuto así lo previere.
Otra excepción está configurada en el supuesto de vacancia del cargo de director (art.258
de la Ley), frente al cual se confiere a los síndicos la designación del reemplazante “Hasta
la reunión de la próxima asamblea, si el estatuto no prevé otra forma de nombramiento”.
Debió dejar constancia necesarias entonces el art.262 de la Ley, que la remoción de cada
director se llevara a cabo por la asamblea especial de su clase o grupo; pero agrega que si
la remoción es decidida por la asamblea general, afectara no a uno o más directores de un
grupo, sino al directorio en pleno.
Tampoco surge con la certeza que fuere menester otra circunstancia importante; que la
elección del o de los directores de cada grupo se efectuara en el seno del mismo, esto es
en la asamblea especial integrada por los tenedores de acciones de dicha clase (art.1 de la
Resolución 23/12/1954). Por eso hablamos de la implícita admisión del principio y
consecuencias de la sindicación de acciones, institutos de fuerte vigencia en la práctica
pero que los textos legislativos se obstinan en ignorar.
Otra de las pautas ineludibles está señalada por la Resolución I.G.P.J., del 30/4/1958,
confirmatoria y ampliatoria de la anterior, que agrega “Debiendo exigir, además que
agrupados los accionistas según la clase, serie o numeración de las accionistas que
poseen, cada grupo elija un numero de directores proporcionado a la cantidad de las
acciones del grupo o al total de votos que le corresponde”.
Como bien dice Bomchil, al comentar esta omisión del Legislador, al no requerirse la
proporcionalidad entre paquetes accionarios y números de directores a elegir, “Nada
obstaría a que una categoría de acciones, con un mínimo de capital, eligiere la mayoría de
Como uno de los instrumentos legales de protección de las minorías societarias, el art.263
de la Ley 19.550 instituye un sistema excepcional de elección de directores que puede
hacerse extensivo a la elección de síndicos (art.289) y consejeros de vigilancia (art.280).
Sin perjuicio de explicar más adelante el procedimiento, Modificado por la Ley 22.903,
destacamos que para la utilización de este sistema, a diferencia de lo que sucede con la
elección por clases o categorías (art.262), no es necesariamente que este previsto en el
estatuto social.
Más aun, establece categóricamente el art.263 que el estatuto no puede derogar este
derecho, ni reglamentarlo de manera que dificulte su ejercicio. No puede, por tanto,
prohibirlo ni condicionarlo.
a) Cuando el estatuto social ha adoptado el sistema del art.262 (Elección por clases o
grupos de acciones), como lo prevé expresamente el art.263.
4. Procedimiento.
Cumplidos tales recaudos por un solo accionista, todos quedan habilitados para votar por
este sistema;
2°.- Es obligación de la sociedad informar a los accionistas que la soliciten sobre las
Notificaciones recibidas.
4°.- Lo fundamental o medular del sistema resulta del Inc.4ª; Cada accionista que vote
acumulativamente tendrá una cantidad de votos igual a la resultante de multiplicar los
que adjudiquen sus acciones por el numero de directores a elegir.
Este total de votos así obtenidos podrá ser distribuidos o acumulado en un numero de
candidatos que no exceda el tercio de las vacantes a llenar;
Ejemplo:
a) Si vota por el sistema ordinario o plural, otorgara 10.000 votos a cada uno de tres
candidatos;
b) Si vota por el sistema acumulativo, otorgara 30.000 votos a uno de los candidatos
(El tercio de las vacantes a llenar), no pudiendo votar por los restantes;
6°.- El Inc.6ª prohíbe a los accionistas votar acumulativamente con una parte de sus
acciones y con las restantes por el sistema ordinario o plural;
8°.- El Inciso siguiente se ocupa del resultado de la votación, que será computado por
personas;
Se considera electos;
b) Los candidatos votados por el sistema acumulativo cuyo total de votos obtenidos
supere a los obtenidos por el sistema ordinario, pero solamente hasta completar la tercera
parte de las vacantes (Los dos tercios restantes se cubren por el sistema ordinario);
5. Objeciones.
Observase que un director constituye el tercio de tres directores, pero también por
aproximación, de cuatro y cinco directores, cifras no divisibles por tres. En consecuencia,
la minoría va perdiendo gradualmente su participación proporcional en un directorio de
hasta cinco miembros; recuperara posiciones como ya se vio en un directorio de seis
integrantes y volverá a perderla si el cuerpo se integra con siete, ocho y así
sucesivamente;
e) A las anteriores objeciones de índole genérica, viene a sumarse otra resultante del
procedimiento instituido por el nuevo texto del art.263.
Capitulo XXVI
Dichas funciones están directamente ligadas a las personas que deben cumplirlas,
entendiendo “Persona” en un sentido humano y no jurídico.
Tal presimsa supone la indelegabilidad del cargo, cuyo ejerció por interpósita persona no
es compatible con el concepto de inmediación que inspira la Norma Comentada.
La aplicación de este principio reconoce los límites naturales impuestos por la necesidad
de preservar el funcionamiento continuo y eficaz del directorio. De ahí que el mismo
art.266 faculta a los directores para autorizar a cualquiera de sus colegas para votar en su
nombre y representación, en las reuniones del Órgano Administrador, siempre que la
ausencia del primero no afecte el quórum del cuerpo.
Este es uno de los temas propicios a la polémica, cuyo enfoque cabal no puede prescindir
de las consideraciones precedentes acerca del carácter intuitu personae del cargo del
director.
Pero así como filosóficamente se distingue entre potencia y acto, jurídicamente cabe
diferenciar la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones (Capacidad de derechos),
Cuando una persona física se halla afectada por alguna incapacidad de hecho, sigue
siendo titular de derechos, pero la Ley le impide ejercerlos por si misma o niega valor a los
actos ejecutados por el incapaz.
Para salvar tales impedimentos, el incapaz de hecho debe ejercer sus derechos por
intermedio de un representante legal (Padre, curador, tutor). Se trata de una
representación necesaria impuesta por la Ley, a diferencia de las representaciones
voluntarias (Mandatos o poderes), instituidas contractualmente.
Las sociedades personas de existencia ideal, tiene aptitud como sujetos de derecho
(art.2ª, Ley 19.550), pero carecen por naturaleza de discernimiento, intención y voluntad
para ejercer derechos y contraer obligaciones por sí mismas. Del mismo modo que los
Si a ello se agrega el problema de la responsabilidad por los actos u omisiones del director
y muy especialmente el de la responsabilidad penal, solo imputable a las personas físicas,
llegamos a la convicción de la incapacidad de las personas de existencia ideal para ser
directores.
3. Inhabilidades E Incompatibilidades.
El Inc.1ª, al referirse a “Quienes no pueden ejercer el comercio”, nos remite a los arts.22 a
24 del Cód. Com., con la salvedad de que el Inc.2ª del art.24 ha sido Derogado por la Ley
de Concurso (Ley 19.551).
El Inc.2ª del art.64 agrega a los fallidos, estableciendo las siguientes disposiciones:
a) Si se trata de fallidos por quiebra culpable o fraudulenta, hasta diez años después
de su rehabilitación;
Tampoco puede ser directores ni gerentes, ni síndicos, como en los casos anteriores,
conforme el art.286 o miembros del consejo de vigilancia, según el art.280 de la Ley, los
condenados en Sede Penal con accesoria de inhabilitación para ejercer cargos públicos; o
por delitos contra la fe pública; por hurto, robo, defraudación, cohecho, emisión de
cheques sin fondos; o por delitos societarios.
Esta prohibición rigen hasta diez años después de cumplida la condena (art.264, Inc.3ª).
En este estado debe hacerse notar que la Ley 22.458 Modifico el comentado Inc.4ª del
art.264 L.S., sustituyéndolo por el siguiente texto:
Vale decir, se suprima el plazo de dos años, sin aclararse la parte fundamental (La relación
con el objeto social).
Ha sido dejada sin efecto por la Ley 22.903, que restituyo el plazo de dos años desde el
cese de sus funciones.
El texto que comentamos sigue disponiendo que la asamblea que deberá remover al
director o gerente afectado será celebrada “Dentro de los 40 días de solicitada” y termina
estableciendo una segunda instancia para el procedimiento, de índole judicial, para el
supuesto de que la remoción del inhabilitado sea denegada por la asamblea. Esta acción
compete por igual a cualquier accionista, director o síndico y se instara, agregamos por
nuestra parte ante el Juez de Comercio del domicilio de la sociedad.
Capitulo XXVII
Funcionamiento
1. Criterio Legal.
La Ley 19.550 ha optado, como en otros supuestos ya considerados, por encomendar a los
estatutos de las sociedades anónimas la reglamentación sobre funcionamiento del
directorio. No compartimos el criterio, puesto que si hay una materia en que cierto
casuismo no era redundante, precisamente es esta, en el cual se juega en buena medida la
suerte de los negocios sociales.
Además la experiencia de un siglo de silencio del Código Mercantil sobre este arduo
problema aconsejaba, a todas luces, un criterio más previsor. Las mil y una maneras de
obstruir, bloquear, esterilizar o impedir el normal funcionamiento del cuerpo
administrador obligan a instrumentar los medios para conferirle eficacia y asegurar su
desenvolvimiento.
En los restantes casos se puede instituir desde un director único, posibilidad contemplada
por el art.255 de la Ley, hasta el directorio más numeroso.
La Ley 22.903 amplia esa periodicidad mínima a tres meses, salvo que el estatuto social
exigiere una frecuencia mayor (“Mayor numero de reuniones”) y sin perjuicio de las que
se celebraren a requerimiento de cualquiera de los directores.
Nos parece razonable la reforma, puesto que en las pequeñas empresas la reunión
trimestral será suficiente, en tanto que en las grandes, las necesidades emergentes de su
funcionamiento obligaran al directorio a reunirse con mayor frecuencia.
Con respecto a la convocación dispone el art.267 que esta será efectuada por el
presidente, para reunirse dentro del quinto día recibido el pedido (De cualquier director).
De no hacerlo, podrá convocar la reunión cualquiera de los directores.
El texto Modificado por la Ley 22.903 agrega “La convocatoria deberá indicar los temas a
tratar:
c) Que aunque se guarda silencio acerca de la asistencia del sindico a las reuniones, el
problema está contemplado en sentido afirmativo por el art.294, Inc.3ª, que trata la
sindicatura y sus funciones.
3. Quórum.
Se recordara que en su texto original exigía la presencia de “La mitad más uno” de los
directores, requisitos cuyos inconvenientes se han demostrado claramente en obras
anteriores.
El texto de la Ley 22.903 adopta una formula mas elástica al disponer que el quórum no
podrá ser inferior a la mayoría absoluta de sus integrantes. Esta es siempre superior a la
mitad de los componentes del órgano, sin necesidad de que sea la mitad mas uno, con lo
cual la nueva solución legal simplifica los problemas de funcionamiento en los directorios
de tres miembros, por ejemplo, que podrán funcionar con la presencia de dos directores.
Sin perjuicio de las pautas legales, el estatuto puede establecer requisitos más severos
para el quórum, V.g., El de los dos tercios, o los tres cuartos, si ello consulta los intereses
de la sociedad o de los accionistas. Tal sucede cuando estos se hallan divididos en diversos
grupos por intereses no coincidentes y conforme al art.262 eligen el directorio en función
de la existencia de esos distintos grupos, tenedores de otras tantas clases o categorías de
acciones. Evidentemente el quórum y mayorías aplicables a un director así constituido
obedecen a principios distintos, siendo fundamental, en esos casos, el requerimiento de
mayores porcentajes a dichos fines.
El cabal cumplimiento de las funciones asignadas por la Ley 19.550 imponía la inclusión,
entre los deberes y atribuciones de los órganos fiscalizadores, de sus asistencias a las
reuniones del directorio.
A su vez, es derecho y obligación de estos asistir a dichas reuniones para ejercer en forma
directa de control y vigilancia.
5. Adopción De Resoluciones.
No debe olvidarse que la Ley (art.255) contempla la posibilidad del director único, en cuyo
caso no existe, obviamente, problema alguno en orden a la formación de la voluntad del
órgano identificada con la de su titular.
Si los directores son tres o más regirá la norma común a todo cuerpo colegiado; la
decisión se adoptara por mayoría. Al hablar de mayoría y no agregarse expresión
aclaratoria alguna, debe entenderse mayoría absoluta, o sea constituida por más de la
mitad de los directores presentes en la reunión respectiva, excepto que el estatuto de la
sociedad requiera una mayoría superior, posibilidad que la Ley no coarta.
6. Acta De La Reunión.
Conforme a lo preceptuado por el art.73 de la Ley 19.550, deberán labrarse actas de las
deliberaciones de los órganos colegiados como lo es, salvo en caso de unicato el directorio
de la sociedad anónima.
Como el texto legal habla de “Un libro especial” a tal efecto, tanto podrá utilizarse un solo
libro para las actas de asamblea y directorio, como un libro exclusivo para las actas de
cada uno de los órganos mencionados, criterio este último aconsejable y consagrado por
la práctica. El libro sea foliado y rubricado (art.73).
El mismo art.73 prevé que el acta de directorio deberá ser firmada “Por los asistentes”,
(Expresión que comprende el sindico o síndicos presentes, o consejeros de vigilancia, en
su caso).
Debe señalarse asimismo que en el caso del directorio, la Ley no concede el plazo de cinco
días para confeccionar el acta, como sucede con la asamblea (art.73 In Fine). Por ende el
acta de directorio deberá ser confeccionada simultáneamente es decir, mientras se
desarrolla la reunión o bien apenas terminada aquella.
Con respecto a este último punto, es decir de señalar su importancia, por cuanto del
sentido del voto de cada director resultara su responsabilidad ante la sociedad, los socios
y eventualmente, los terceros (Ver arts.271, 272, 274 y Concordantes).
Capitulo XXVIII
Para una cabal comprensión del problema, fuerza es tener presente la Ley de Sociedades
Comerciales ha desechado la teoría del mandato como fundamento jurídico de las
facultades del órgano administrador, para abrazar decisivamente la teoría orgánica. El
director para referirnos a nuestro objeto de estudio no es considerado ya un mandatario
de la sociedad o de los socios, sino uno de los órganos legales instituidos dentro de la
estructura de tipo societario. Conforme a la teoría orgánica, las facultades de la asamblea,
del directorio o de la sindicatura, así como las de los correlativos en otros tipos
societarios, no emanan de un contrato expreso o tecito, sino de la Ley misma.
Pero a esta altura puede advertirse que la Ley de Sociedades Comerciales no establece
concretamente las atribuciones del órgano administrador, como lo hace a su turno, con la
asamblea de accionista (arts.234 y 235), con la sindicatura (art.294) y con el consejo de
vigilancia (art.281).
Es que el ámbito funcional del directorio, es tan amplio que resulta virtualmente
imposible enunciarlo en detalle. En rigor, cabe decir que sus funciones son todas las
necesidades para dirigir y administrar la sociedad, con la finalidad de dar cumplimiento al
objeto social.
El art.255, que encabeza el titulo en cuestión es aun más parco cuando expresa “La
administración está a cargo de un directorio”. En uno y otro caso se omite la referencia a
las funciones directivas propiamente dichas, en el entendimiento suponemos de que
aquellas están comprendidas en las administración.
Dado que la Ley especifica las atribuciones de la asamblea y del órgano fiscalizador, como
se ha visto, no haciendo lo propio con las del órgano administrador, cabe entender que
toda especie de actos no atribuidos a la asamblea, sindicatura o consejo de vigilancia es de
competencia del directorio, determinada por vía de exclusión o descarte.
Excepción hecha de los actos de representación social, una de las funciones del directorio
y de todo órgano administrador societario, que se estudiara más adelante, es procedente
clasificar los diversos actos propios de este órgano según su naturaleza, en los siguientes
agrupamientos:
Coincide con las caracterizado por el art.269 de la Ley como “Negocios ordinarios” de la
sociedad, atribuyéndolos al comité ejecutivo cuando el estatuto social lo organiza”. Son
delegables en gerentes, directores o no (art.270 de la Ley 19.550);
I.- Primer Lugar: Puede tratarse de actos tan rutinarios e imprescindibles como lo son
las ventas de los productos de la empresa.
Nadie podrá negarle facultades al directorio para enajenar los bienes de cambio o
mercadería producidos o comercializados por la sociedad que administra, si ello
constituye, precisamente el objeto social a cumplir.
II.- Segundo Lugar: Los actos de disposición pueden referirse a los bienes de activo fijo
de la empresa (Bienes de uso), como lo son por ejemplo, las maquinas, equipos,
instalaciones automotores e inmueble utilizados en la gestión empresarial.
Por ende, el principio interpretativo aplicable debe ser este; El directorio tiene facultades
para la disposición (Enajenación) de los bienes de uso de la sociedad (Mueble o Inmueble),
salvo que el estatuto restrinja o elimine expresamente esas facultades.
Esto implica que quien contrata con el representante legal lo está haciendo con la
sociedad representada. En otras palabras, la representación legal es un medio o
instrumento técnico implementado por la Ley para posibilitar la redacción de la persona
jurídica con terceros.
Si bien es en principio una atribución del órgano administrador, dado que en la sociedad
anónima dicho órgano esta corporizado en el directorio, ente colectivo de estructura
colegiada, salvo el infrecuente supuesto de director único, la Ley 19.550 adjudica la
representación social al presidente del directorio (art.268).
Sin perjuicio de esa norma básica, el precitado art.268 agrega que el estatuto social
“Puede autorizar de uno o más directores”.
Pero no termina allí la oscuridad. La segunda oración del art.268 engendra confusión; si se
adjudica al presidente del directorio la representación legal de la sociedad, debido
aclararse si esa actuación de directorio contempla por el estatuto será adicional a la del
presidente o excluyente de ella, en el ejercicio de la representación.
Esta última alternativa no se concilia con el espíritu de la norma, resultante del principio
enunciado inicialmente o sea la titularidad del presidente del directorio en la
representación legal.
Concluye el art.268 previniendo que en ambos supuestos vale decir, representación legal
por el presidente o por directorio, “Se aplicara el art.58”, que regula el régimen de la
representación social, sin distinción de tipos societarios.
Se hace notar en los mismos que la Resolución 1065/74 no tiene asidero a la luz del texto
definitivo del art.268 L.S., puesto que allí se contempla la posibilidad de representación
legal (“La actuación de uno o más directores”), no obstante su desafortunada redacción.
d) En todos los casos, debe entenderse aunque no conste en el texto estatutario, que
el Vicepresidente reemplaza al Presidente en caso de ausencia o impedimento de este;
Existe una correlación estrecha entre representación legal y uso de la firma social. En la
mayoría de los supuestos, el ejercicio de la primera se exterioriza y concreta a través de la
segunda.
Sin embargo, la afirmación precedente no supone identificar ambos conceptos, dado que
el primero subsume al segundo, que es una de sus manifestaciones o formas de ejercicio,
por cierto que la principal y más frecuente.
En el ejercicio de la representación legal, sus titulares pueden celebrar con terceros, actos
jurídicos o contratos no encuadrados en el objeto de la sociedad representada.
Son los denominados actos Ultra Vires. Según esta tradicional posición doctrinaria, con
raíces en el derecho anglosajón, los actos cumplidos por los representantes sociales son
validos en tanto y cuanto respondan al cumplimiento del objeto social y no excedan el
contenido de este. Los actos que no observan tales requisitos, esto es aquellos que
excedan “Notoriamente” (art.58) el objeto son actos Ultra Vires, considerados nulos por
esta teoría.
Por tanto, el principio de tutela social abrazado por la Ley de Sociedades y su corolario, la
protección de los derechos de los terceros de buena fe, priman sobre la rigidez de la
doctrina Ultra Vires.
Capitulo XXIX
Comité Ejecutivo
Experimentado en nuestra practica societaria, con especial referencia a la empresa de
magnitud, el comité ejecutivo no constituye, de hecho una innovación propia de la Ley
19.550.
Precisamente el art.269 comienza diciendo que “El estatuto puede organizar un comité
ejecutivo”. El empleo de esa terminología (“Organizar”) y la atribución al estatuto social
de la facultad de hacerlo ilustran acerca del espíritu que animo al Legislador en esta
materia. Más adelante agrega que “El directorio vigilara la actuación de este comité
ejecutivo”, ratificando tal modo la autonomía del instituto.
1. Composición Y Competencia.
El art.269 aclara que el comité ejecutivo estará integrado por directores de la sociedad, no
obstante lo cual y conforme resulta de los antecedentes doctrinarios y legislativos
mencionados, no es un mero sector o desprendimiento del Órgano Administrador por
antonomasia, sino otro Órgano dotado de autonomía funcional, circunscripta a su
competencia especifica.
Dicha competencia está determinada por el mismo art.269 al expresar que los directores
integrantes del comité ejecutivo tendrán “A su cargo únicamente la gestión de los
negocios ordinarios”.
Para establecer con precisión que debe entenderse por “Gestión de los negocios
ordinarios”, es necesario acudir a la diferenciación de los actos de todo órgano
administrador, según su naturaleza o alcance jurídicos.
En área cabe situar la competencia del comité ejecutivo, tal como ha sido concebido por
nuestro Legislador.
Refiriéndonos a la alteridad entre ambos Órganos, se dijo antes que el art.269 confía al
directorio, en caso de existir un comité ejecutivo organizado estatutariamente, la
vigilancia o supervisión de la actuación del comité, el cual según se ha visto, no actúa por
delegación de facultades de directorio, como la gerencia, sino por atribución de una
competencia determinada, concurrente o no con el directorio y emanada del estatuto.
Por tanto, no puede decirse con propiedad que exista una relación de subordinación entre
el comité ejecutivo y el directorio, así como tampoco podría afirmarse que, a su vez el
directorio este subordinado a la sindicatura o al consejo de vigilancia en su caso.
Se trata, entonces de funciones atribuidas a uno y otro órgano por el contrato social, que
configuran una división o distribución de áreas de competencia y no una relación
subordinada.
Por lo mismo agrega el art.269 que el directorio, sin perjuicio de esa vigilancia, “Ejercerá
las demás atribuciones legales y estatutarias que le correspondan”.
Ahora bien y como señala Fargosi en su trabajo citado, el plenario del órgano
administrador tendría una especie de derecho de veto con respeto a la actuación del
3. Responsabilidad.
Se ajusta además a los principios generales del Código Civil en la materia, dado que si no
ha existido en tal supuesto la culpa In Contrahendo, la responsabilidad emana de la culpa
In Vigilando, atento a las facultades de supervisión acordados al director por el mismo
art.269.
Capitulo XXX
Gerencia
La figura del gerente tratado por el art.270 de la Ley de Sociedades, reconoce su
antecedente legislativo en el art.344 de la Ley de Código de Comercio.
El régimen anterior (art.344 del Cod. Com.), se refería a la atribución de “La parte
ejecutiva de las operaciones sociales”, es decir de una competencia sectorialmente
determinada.
En cambio el art.270 de la Ley habla de una delegación de funciones ejecutivas por parte
del directorio.
3. Remoción.
Aunque el Código de Comercio guardaba silencio al respecto, cabía deducir que el cargo
de gerente, previsto en el estatuto y emanado de la asamblea, debía ser revocada
también por la misma asamblea, como todo cargo estatutario.
El actual texto (art.270) establece que los gerentes sean directores o no, son revocables
libremente expresión que requiere dos aclaraciones:
1) Por libre revocabilidad del cargo debe entenderse que no es menester resolución de
asamblea, bastando con la decisión del directorio en tal sentido;
3) Que dicha libre revocabilidad no puede enervar, como es obvio los derechos
laborales del funcionario afectado en la estabilidad de su cargo, reconocido a nivel
constitucional.
4. Responsabilidad.
En esta materia puede advertirse la influencia de la doctrina adoptada por la Ley 19.550,
en su art.2 al conferir a las Sociedades Mercantiles la condición de sujetos de derecho,
con independencia de las personas de sus socios.
Así el art.344 del Cód. Com., hacia responsables a los gerentes “Como a los directores”,
agregaba, ante los socios y los terceros, aunque no integraran el directorio.
Hemos visto que la gerencia no es un órgano estatutario, sino que actúa por delegación de
facultades propias del directorio. También que los gerentes pueden ser directores o no y
por último que son libremente revocables.
De todo ello se desprende que si un director ejerce a la vez el cargo de gerente como tal
goza de la estabilidad garantía por la legislación laboral (Derecho a indemnizar por
despido injustificado, etc.). Si el mismo director forma parte del comité ejecutivo, su
remoción no engendra a su favor tales derechos.
Consecuencia de lo antedicho es, entre otras cosas, que el director gerente, desde el
punto de vista de las Leyes previsionales, deberá efectuar aportes jubilatorios por partida
doble;
Capitulo XXXI
Uno de los temas más delicados en el régimen legal del director es el referente a las
relaciones de los directores con la sociedad administrada.
a) Que los contratos sean de la actividad en que la sociedad opere (Dentro del objeto
social);
b) Que se celebren en las condiciones del mercado (Antes de la Reforma se exigía que
se celebraren en condiciones similares a las vigencias en las negociaciones con terceros);
Si los contratos entre los directores y la sociedad reúnen dichos requisitos, la facultad para
celebrarlos es irrestricta.
Si nos los reúnen, solo podrán celebrarse previa aprobación del directorio o conformidad
de la administración de la sindicatura si no hubiere quórum (Antes se requerirá la previa
aprobación de la asamblea, recaudo que dificulta seriamente estas relaciones
contractuales).
Una vez aprobado por el directorio o en su caso por el síndico el art.271 ordena dar
cuenta a la asamblea de dichas operaciones. El Órgano deliberativo las aprobara o
desaprobara. Si sucedería esto último, los directores o síndicos que las aprobaran serán
solidariamente responsables por los daños y perjuicios irrogados a la sociedad.
Por último se considera la hipótesis de los contratos que no reúnen las condiciones del
Párrafo Primero (Dentro del objeto social y en las condiciones del mercado), y tampoco
han observado los recaudos del Párrafo Segundo (Aprobación del directorio o
conformidad de la sindicatura). Tales contratos, salvo que fueren ratificados por la
asamblea, son nulos, sanción que no excluye la responsabilidad por daños y perjuicios.
El caso propuesto por el art.272 es distinto. Contempla el problema del director que
tuviera, en uno o varios asuntos determinados un interés contrario al de la Sociedad; vale
decir que sus intereses estuvieren en conflicto con los sociales. En tal supuesto deberá
ponerlo en conocimiento del directorio y síndico, y además abstenerse de participar en las
deliberaciones relativas a los asuntos en cuestión “So Pena de incurrir en la
responsabilidad del art.59”. Como se recordara, esta última Norma se refiere al patrón de
conducta de los administradores, en la Parte General de la Ley.
Capitulo XXXII
Responsabilidad
1. Principios Generales.
Señalemos que cuando el art.59 dice “Son responsables ilimitada y solidariamente por los
daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión” está utilizando la palabra en los
tres sentidos puntualizados, respectivamente en a, b y c, es decir en el de imputación del
acto u omisión, en el de la obligación de reparar el daño y finalmente en la medida o
alcance patrimonial de la reparación.
No debe olvidarse que el acto u omisión culpable solo engendra responsabilidad civil si se
han producido daños y/o perjuicios a la sociedad a los socios o a terceros.
2. Causas Generadoras.
La remisión del art.59 forzosa por cuanto es la Norma básica sobre comportamiento de los
administradores en general, nos recuerda que los directores deben proceder “Con lealtad
y con la diligencia de un buen hombre de negocios”. A contrario Sensu, quien así no lo
hiciera incurrirá en “Mal desempeño de su cargo” (art.274).
Pero el deficiente desempeño del cargo, con el sentido y alcance precitado, no es la única
causa generadora de responsabilidad para los directores de Sociedades Anónimas.
Agrega el art.274 que estos responden también por “La violación de la Ley, el Estatuto o el
Reglamento”.
Con respecto al abuso de facultades señalaremos que puede o no implicar dolo, pero en
uno u otro caso supone la quiebra del ordenamiento regulatorio interno de la sociedad
como sucede por ejemplo en el supuesto de actos de disposición que afecten al
patrimonio social, cuya procedencia no resulte claramente inferida en los textos legales o
estatutarios.
4. Exención.
5. Extinción.
Por último agrega el texto “La extinción es ineficaz en caso de liquidación coactiva o
concursal”. Es el supuesto de la Quiebra de la Sociedad o de su Liquidación Decretada
Judicialmente (arts.97 y 102 de la Ley).
6. Acción De Responsabilidad.
a) Titularidad Y Efectos:
En su parte final, agrega el art.276 que, además la acción de responsabilidad contra los
directores podrá ser ejercida por los accionistas que hubieran efectuado la oposición
prevista por el art.275.
Se refiere a esa proporción mínima del 5% del capital social (Esto es, capital suscripto),
cuya eventual oposición a la extinción de la responsabilidad esta contempla por dicho
artículo.
b) Acción Judicial:
c) Acción Individual:
Así resulta del art.279 L.S.C., que acuerda también esta acción individual a los terceros
eventualmente perjudiciales por los actos u omisiones de los directores.
7. Responsabilidad Penal.
Tales consideraciones nos llevan a la caracterización de los delitos societarios, o sea los
perpetrados en una sociedad comercial por un administrador, gerente, directores y/o
fiscalizadores internos, contra dicha sociedad, sus socios o terceros.
El art.301 sufrió dos importantes modificaciones en su texto original por imperio de las
Leyes Nrs.17.567 y 21.388, la primera dictada en 1967 y la segunda en 1976.
Conforme a su texto original, el art.301 requería, como condición para la existencia del
delito que el acto o actos ilícitos de los directores dejaran a la sociedad “Imposibilidad de
satisfacer sus compromisos o en la necesidad de ser disuelta”, Virtualmente, el acto u
omisión para ser incriminando, debía ser causa de la falencia de la sociedad dirigida por el
o los culpables.
La Reforma de 1967 (Ley 17.567) suprimió esa condición en el art.301, sustituyéndola por
la mera existencia de perjuicios, como resultantes de los actos reprimidos.
La Ley 17.567 fue Derogada por la Ley 20.509 (Año 1973), hasta que en 1976, por vía de la
Ley 21.388 fue restituido el texto del art.301 del Cód. Pen., según quedo Modificado por
la primera de las Leyes Citadas.
Actualmente, la Norma que nos ocupa establece: “Sera reprimido con prisión de seis
meses a dos años, el directorio, gerente, administrador o liquidador de una sociedad
anónima, o cooperativa o de otra persona colectiva que a sabiendas prestare su concurso
Del estudio comparativo entre el texto actual del art.301 y el anterior a la Reforma de
1967 surgen diferencias destacables:
Obviamente las emisiones de capital reprimidas por el art.301 del Cód. Pen., deben ser
violatorias de la Ley o del Estatuto social, condición básica para la configuración del delito.
d) Extensión De Los Sujetos Activos: Se incluye entre estos a los liquidadores, criterio
que conceptuamos acertado, toda vez que los actos delictivos pueden ser cometidos
también contra una sociedad en estado de liquidación.
Si bien resulta del art.102 de la Ley de Sociedades Comerciales que el liquidador cumple
las funciones de administrador, la índole especifica de la Ley Penal requería la inclusión
expresa de esta función entre los sujetos activos, dado no ser procedente la asimilación
analógica.
Estas reflexiones nos llevan a considerar que los síndicos y consejeros de vigilancia, si bien
no están incriminados como autores del delito tipificado por el art.301 del Cód. Pen.,
pueden estarlo en grado de participación (Cómplices o encubridores).
Cabe interpretar, como en el supuesto de responsabilidad civil que los sujetos pasivos son
la sociedad, sus socios, y/o terceros contratantes con aquella.
Pero más allá de tal deducción, es observable la aludida indeterminación en el texto legal,
susceptible de ocasionar acciones y denuncias penales aventuradas, abusivas o
antojadizas, en desmedro de la eficacia de la norma respectiva.
No podríamos dar por terminado este capítulo sin aclarar, aunque resulte obvio que;