Medir Lo Inmedible. Vinueza Andrés

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Universidad de las Américas

Historia del Pensamiento Económico


Andrés Vinueza A
Descubriendo el Mundo a través del Ridículo
Introducción
Durante toda nuestra vida académica o universitaria, se nos pide que desarrollemos un
pensamiento crítico y analicemos cada cuestión desde un punto de vista lógico. Antes de
atreverse a opinar sobre algún tema, uno debe mirar desde lejos y analizar la película
completa. Es como en las películas, el personaje está caminando por una calle y de
pronto se eleva en el cielo y puede ver toda la ciudad que está debajo de él. De esa
manera puede tener una mirada de lo que está pasando; pero ese análisis necesita ser
complementado con el uso de datos y cifras estadísticas. En esto constituye el proceso
metodológico moderno y toda estructura de un paper académico: partir de lo general y,
con el uso de herramientas estadísticas, ir analizando el resto.
La Economía utiliza esta dinámica para generar y difundir nueva teoría y conocimientos
económicos. Pero el límite de este análisis radica en que solo se puede estudiar aquello
que se puede cuantificar, el resto queda relegado. Lamentablemente, en Economía todo
criterio es ridículo a menos que incluya números porque para muchos académicos, la
matemática es el único lenguaje a través del cual puede comprenderse el mundo. Pero la
matemática tiene sus límites, sobre todo en una ciencia social como la Economía,
porque el comportamiento de los seres humanos y empresas incluye factores que
muchas de las veces no se pueden medir. Los números son un camino, pero un enfoque
excesivo en ellos puede provocar que nos olvidemos de otras cosas que son de igual o
mayor importancia.
Desarrollo
Supongamos que estamos escribiendo un paper en donde estamos analizando los
determinantes del crecimiento económico. Se tendría que correr un modelo
econométrico en donde nuestra variable dependiente sea el crecimiento del producto
interno bruto y las variables independientes podrían ser el capital humano, calidad de la
salud, infraestructura, exportaciones, nivel de complejidad económica, variables
institucionales, entre otras. Este modelo lo ejecutaríamos para una gran cantidad de
países alrededor del mundo y de esa manera se podría predecir qué pasa con la
producción si cambia alguna de las variables antes mencionadas. Sin embargo, esta
regresión es tan solo una estimación que proporciona aproximaciones y en todos los
casos, incluso en aquellos modelos más completos, habrá un error.
A muchos economistas no les genera ninguna crisis existencial la existencia del error;
de manera automática mencionan en el paper que existe un error y listo. Solo se
preocupan en interpretar los coeficientes de las variables incluidas dentro del modelo.
Pero el análisis de lo medible no ofrece ningún valor agregado adicional, porque el
verdadero misterio sigue sin resolver. Lo que nos puede permitir descubrir algo nuevo
en la Economía es lo no observable que está en el error, caso contrario se pueden
escribir un millón de papers y la gran mayoría dirá que el crecimiento económico será
causado por los mismos cinco o seis factores. Luego, se aplicarán dichas medidas a
varias economías y, al contrario de lo que decían las regresiones, el crecimiento seguirá
estancado en muchos países. Es muy parecido a lo que sucedió con Latinoamérica en
los últimos veinte años, cuando la mayoría de los países, con pocas excepciones, siguió
al pie de la letra la política económica determinada por ciertos organismos
internacionales. Según sus estudios, eso bastaría para que Latinoamérica sea
desarrollada, pero ese anhelado día todavía no llega.
Esto quiere decir que los hacedores de política pública deben estar olvidándose de algún
determinante importante que probablemente se encuentra dentro del error. Entonces, en
lugar de obsesionarse por medir lo medible, se deberían buscar maneras de estudiar el
error y exprimirle al máximo todo lo que tiene escondido. Pero aquí surge un problema,
el error probablemente deba ser analizado a través de un método cualitativo y los
economistas tienen pavor, o vergüenza, de navegar únicamente en el barco de las
palabras con el GPS (lo medible) apagado. Tal vez suene ridículo, pero el andar a ciegas
puede conducirnos a destinos asombrosos; hay que apagar la racionalidad, dejar de
pensar tanto y permitir que el pensamiento fluya. Justo como lo hacía el invitado en la
universidad, en donde los ritmos salían aleatoriamente y poco a poco se iba formando
una melodía.
Retomando al chico que está volando en el cielo, este solo podrá distinguir aquello que
pueda mirar claramente desde arriba y mientras está volando, tendrá como objetivo
buscar aquellos objetos observables como una casa, un auto, una cancha de fútbol, un
centro comercial, entre otros. No obstante, su mente al estar concentrada en esto se
olvidará que existen cosas pequeñas que no se ven pero juegan un rol crucial, por
ejemplo una hormiga, una abeja, un niño o situaciones que suceden a puerta cerrada que
son imposibles de observar desde arriba.
Por tal razón, los economistas deben evitar tener una estrategia metodológica demasiado
rígida y prestar atención a los pequeños detalles incuantificables. Los factores no
observables, es decir, el error, son como un cofre secreto lleno de tesoros
(conocimiento) valiosos. Para mala fortuna de los economistas tradicionales, la llave a
este tesoro no se encuentra en la matemática sino en el aporte de disciplinas como
sociología, psicología o historia. El mejor economista es aquel que tiene la capacidad
para encontrar una explicación (cualitativa) para cualquier fenómeno y para lograrlo hay
que ver todo de manera integral.
La única manera de entender el error es a través del uso de la intuición, ya que esta nos
puede conducir a ideas, que nos lleva a nuevas teorías, lo que nos acerca aún más a la
realidad. La intuición no puede ser desarrollada dentro de un cuarto con cuatro paredes,
esta deba ser libre, creativa y alimentarse de todo tipo de conocimiento. Para descubrir
la magia del error, se debe escribir “borracho” y a la mañana siguiente uno se despertará
con una idea que a priori es ridícula, pero que sirve como punto de partida para
desarrollar nuevos conceptos. Históricamente, los inventos fueron creados a través de
un análisis cualitativo e ideas pensadas al azar, la matemática solo materializó dicha
idea. Lo mismo con la Economía, las nuevas ideas salen de los intentos ilógicos de
explicar el error, y luego se utilizan las herramientas estadísticas para ir más lejos.
Todo lo expuesto no significa que hay que dejar de medir cosas y abandonar la métrica.
Más bien, quiere decir continuar usando este marco conceptual, pero complementarlo
con la intuición y creatividad del pensamiento. Esto era lo que hizo el invitado en la
universidad: utilizar la métrica (la máquina, los acordes, el volumen, etc.) y dejarse
llevar por el instinto para crear las melodías. Como decía el invitado, su máquina era a
ratos incontrolable, a ratos difícil de dominar; lo mismo sucede con los modelos
econométricos en donde no se puede controlar por todo, provocando una sobre
simplificación de la realidad. Pero podemos superar esta barrera si nos dejamos llevar
un poquito por la imperfecta lógica humana y la teoría de otras disciplinas “menos
duras”. Uniendo la música del invitado con el análisis del error, la solución se halla en
que no hay un one size fits all, sino que se debe crear aleatoriamente
conocimiento/música.
Conclusión
Innumerables ideas y teorías nuevas se podrían desarrollar si es que los economistas
dedicaran más tiempo a estudiar el error. Al error no se lo puede descifrar a través de la
matemática porque técnicamente es imposible; pero un análisis creativo y exhaustivo
del error puede conducir al descubrimiento de ideas adicionales que encuentren algún
sustento futuro en la matemática. Para entender el error hay que continuar usando los
modelos económicos, pero como decía Hirschman, no hay que olvidar los pequeños
detalles que esconden los modelos. De ahora en adelante, los economistas deben
recordar que toda idea empírica matemáticamente demostrada, alguna vez fue una idea
que surgió de un libro de historia o sociología. Ello significa que hay que dar libertad al
pensamiento cualitativo y este solo puede surgir en un ambiente flexible. Como dice la
canción, en Economía no hay un solo camino, sino que los caminos se hacen al andar.

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