Guía para La Lectura Litúrgica y La Predicación-Año B

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 105

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

AÑO B
COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS
SUBCOMISIÓN EPISCOPAL PARA LA CATEQUESIS
ÍNDICE

 Presentación
 Introducción
 Esquema General del Año B

Adviento

 Introducción al Adviento
 Esquema de Adviento
 Primer domingo de Adviento
 Segundo domingo de Adviento
 Tercer domingo de Adviento
 Cuarto domingo de Adviento
 La Inmaculada Concepción

Navidad

 Introducción a la Navidad
 Esquema de Navidad
 Natividad del Señor: Misa de la Vigilia
 Natividad del Señor: Misa de Medianoche
 Natividad del Señor: Misa del día
 La Sagrada Familia
 Santa María, Madre de Dios
 Segundo domingo de Navidad
 Epifanía del Señor
 Bautismo del Señor

Cuaresma

 Introducción a la Cuaresma y Pascua


 Esquema de Cuaresma
 Primer domingo de Cuaresma
 Segundo domingo de Cuaresma
 Tercer domingo de Cuaresma
 Cuarto domingo de Cuaresma
 Quinto domingo de Cuaresma
Semana Santa

 Esquema de Semana Santa


 Domingo de Ramos
 Viernes Santo
 Vigilia Pascual

Tiempo Pascual

 Esquema del Tiempo Pascual


 Domingo de Resurrección
 Segundo domingo de Pascua
 Tercer domingo de Pascua
 Cuarto domingo de Pascua
 Quinto domingo de Pascua
 Sexto domingo de Pascua
 Séptimo domingo de Pascua: La Ascensión
 Domingo de Pentecostés: Misa vespertina
 Domingo de Pentecostés: Misa del día

Tiempo Ordinario

 Introducción al Tiempo Ordinario


 Unidades homiléticas del Tiempo Ordinario
 Esquema del Tiempo Ordinario y de las Solemnidades
 Domingo II
 Domingo III
 Domingo IV
 Domingo V
 Domingo VI
 Domingo VII
 Domingo VIII
 Domingo IX
 Domingo X
 Domingo XI
 Domingo XII
 Domingo XIII
 Domingo XIV
 Domingo XV
 Domingo XVI
 Domingo XVII
 Domingo XVIII
 Domingo XIX
 Domingo XX
 Domingo XXI
 Domingo XXII
 Domingo XXIII
 Domingo XXIV
 Domingo XXV
 Domingo XXVI
 Domingo XXVII
 Domingo XXVIII
 Domingo XXIX
 Domingo XXX
 Domingo XXXI
 Domingo XXXII
 Domingo XXXIII
 Domingo XXXIV: Cristo Rey

Solemnidades

 Esquema de las Solemnidades


 La Inmaculada Concepción
 San José
 Santísima Trinidad
 Corpus Christi
 San Pedro y San Pablo
 Santiago Apóstol
 Asunción de N.a S.a: Misa vespertina
 Asunción de N.a S.a: Misa del día
 Todos los Santos

PRESENTACIÓN (inizio)
Al presentar esta obra, tercer y último volumen del proyecto global, los Obispos de la
Subcomisión Episcopal de Catequesis damos por cumplido el encargo que se nos hizo en la LX
Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. Durante los tres años del ciclo
litúrgico hemos querido ofrecer a los sacerdotes y a cuantos colaboran en la preparación de la
liturgia dominical una ayuda para la predicación dominical y festiva.
Iniciamos con esperanza y como una sencilla contribución la publicación de este instrumento al
servicio de la predicación. Hoy con la edición de los tres volúmenes esperamos haber
colaborado, en unión de otros muchos, al esfuerzo común de renovar la predicación litúrgica y de
preparar espiritualmente al pueblo de Dios ante las próximas celebraciones jubilares del tercer
milenio.
Presentación En la orientación de esta obra ha primado el deseo de ofrecer, en relación con los
textos bíblicos de la liturgia, las referencias del Catecismo de la Iglesia Católica que tienen que
ver con dichos textos. Y para garantizar el anuncio de la fe y la llamada a la vida evangélica que
se realiza en la homilía, para el recto ejercicio en definitiva del ministerio de la Palabra, nada
mejor que el Catecismo de la Iglesia Católica que ; CF es exposición de la fe de la Iglesia y de la
doctrina católica, atestiguadas o iluminadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el
magisterio eclesiástico; CF (FD, 4). Al concluir el trabajo podemos decir que la práctica
totalidad de los contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica han sido dispuestos y ofrecidos
para el estudio y la preparación de la homilía.
Nuestro agradecimiento fraternal a quienes han contribuido a la elaboración de este instrumento
pastoral: el P. José Antonio Goenaga S.J., D. Anastasio Gil García, D. Luis García Gutiérrez y
D. Manuel del Campo Guilarte.
8 de Septiembre de 1996
Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora
José Manuel Estepa Llaurens
Arzobispo Presidente de la
Subcomisión Episcopal de Catequesis

INTRODUCCIÓN (inizio)
De este libro a la homilía
En las últimas páginas del Nuevo Testamento, se repite con insistencia esta consigna: “El que
tenga oído, oiga qué dice el Espíritu a las Iglesias” (Ap 2, 7. 11 y passim). La sentencia obliga al
pastor a preguntarse, mientras elabora la predicación dominical, “¿qué dice el Espíritu a las
Iglesias?” Conforme a la teología de la homilía, la pregunta se desdobla en otras interrogaciones:
¿Qué dice el Espíritu en el texto proclamado? (dimensión bíblica de la homilía).
¿Qué dice el Espíritu en el texto proclamado junto con la Eucaristía? (dimensión litúrgica de la
homilía).
¿Qué dice el Espíritu en el texto proclamado junto con la Eucaristía a las Iglesias? (dimensión
eclesial y personal de la homilía).
Las respuestas articulan la composición de la homilía.
Si en la preparación de la homilía no se responde o se responde inadecuadamente, la homilía
degenera, se convierte en predicación simplemente instructiva, formativa, o en exhortación
moral de uno u otro signo, en desarrollo de temas al gusto del momento... La predicación de una
sola homilía puede no ser tenida en cuenta; pero los sesenta espacios homiléticos de cada año
litúrgico sí; suponen una importante oportunidad y suman un tiempo considerable, del que es
responsable el que predica. Recuérdese que no hay reunión política ni deportiva que reúna con
asiduidad semanal al 30 por ciento aproximadamente de los españoles, como lo consigue la
Eucaristía dominical. La larga cadena anual de los diez minutos homiléticos, si es lo que debe
ser, deja huella, alcanza una más plena participación en la celebración y va logrando más calidad
de vida cristiana; si no, es tiempo perdido o sirve a otros objetivos deseables pero no propios de
esta parte de la celebración eucarística (cf. SC 52). En estos casos, se diluyen o se pierden los
valores y frutos propios de la homilía, irrecuperables fuera de ella.

¿Qué dice el Espíritu en el texto proclamado?

La Biblia se puede abordar desde muy distintos puntos de vista. Desde la filología, la historia, el
análisis literario... desde distintas perspectivas exegéticas convenientes para saber qué dice el
texto... El Concilio Vaticano II insiste en que se ha de conocer el texto bíblico, su sentido literal,
no el literalista. Este libro que presentamos ofrece la ayuda del Catecismo de la Iglesia Católica,
por la gran riqueza que contiene, por ser un documento único en su género por el valor
magisterial que posee. Garantizará el sentido literal de los textos bíblicos de cada Domingo y
fiesta en los apartados: I. La Palabra de Dios (donde los “títulos” condensan el sentido de los
textos) y en el apartado II. Apunte bíblico-litúrgico.
Sin embargo, para captar la Palabra de Dios, no basta, aunque sea necesario, saber qué dice el
texto, porque la Biblia es, a la vez, humano-divina. El mismo Espíritu Santo que la ha inspirado
habla con palabras humanas y, a la vez, las desborda (1Co 2,9s.), sugiere mucho más, porque su
mensaje es divino. El sentido literal, aunque básico, es insuficiente. Por eso el Concilio insiste en
que se ha de avanzar más allá en la profundidad del texto: “La Escritura se ha de leer e
interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita” (cf. DV 12c). Es decir que el que predica,
como todo intérprete de la Escritura, ha de preguntarse ¿qué dice el Espíritu en el texto
proclamado?
Para esto, el mismo Concilio apunta el camino: “Se ha de mirar con no menor diligencia que la
ejercida para conocer el sentido literal el contenido y la unidad de toda la Escritura” (cf. ib.). La
Sagrada Escritura es una, porque tiene un fin: descubrir gradualmente el único designio de Dios
sobre la humanidad. El Espíritu Santo habla del principio al fin y expone el plan definitivo de
Dios. Por eso, para saber qué se dice en un texto se ha de conocer qué dice el mismo Espíritu en
otros lugares de la Escritura.
Inmediatamente el Concilio señala cómo y dónde se encuentra la unidad de la Escritura tan
multiforme. No basta estudiar los textos bíblicos y familiarizarse con ellos. “Se ha de tener en
cuenta la interpretación de la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe” (cf. ib.). La
Sagrada Tradición, porque en ella se ha leído la Sagrada Escritura como un libro; el Antiguo
Testamento como semilla del Nuevo y éste como desarrollo de aquél 1. La analogía de la fe,
porque es la relación de unas y otras verdades y de todas con el centro, que es Cristo. La
analogía, a su vez, está presente a lo largo de la Tradición y en cada época.
Para esta tarea ;ema primera vista ingente;em, el celebrante cuenta con una gran ayuda, bien
garantizada, que es el Catecismo de la Iglesia Católica, que en cuanto tesoro de la Sagrada
Tradición, muestra el único designio de Dios y enseña, por tanto, lo que dice el Espíritu en la
Palabra que Él mismo ha inspirado.
En esta obra, con la ayuda del Catecismo de la Iglesia Católica, encontraremos el sentido “según
el Espíritu” de los textos homiléticos de cada Domingo y fiesta, en los apartados: II. Apunte
bíblico-litúrgico (ya citado) y IV. La fe de la Iglesia, que comprende: la fe, la respuesta y el
testimonio cristiano de los que nos han precedido en los caminos del Reino.

¿Qué dice el Espíritu en el texto proclamado junto con la Eucaristía?

Como ya se ha indicado, aludimos tan sólo aquí a este rasgo propio y fuerte de la homilía, que es
su vinculación con el sacramento (dimensión litúrgica). La palabra homilética tiene una
peculiaridad que le da intimidad divina. Es predicación incrustada en el desarrollo del misterio
sacramental y junto a lo más hondo del mismo, la celebración de la Eucaristía en el Día del
Señor. Por eso, el que proclama la homilía ha de atender a la celebración, y hacer patente la
vinculación de la Palabra con el Sacramento. Para esto ha de recorrer los formularios litúrgicos
de cada Domingo y fiesta. Ha de recordar el sentido de las distintas partes de la Misa y el marco
en que se celebra: el Día del Señor, Día por excelencia de la Eucaristía. De ese bloque litúrgico
ha de incorporar a la predicación aquello que ahonda el mensaje del Espíritu contenido en la
Palabra. Así, la homilía, situada en el quicio entre la proclamación de la Palabra y la celebración
del Sacramento inicia e introduce en la Eucaristía. No debe olvidarse la necesaria vinculación de
la Palabra y del Sacramento.
¿Qué dice el Espíritu, en el texto proclamado junto con la Eucaristía, a las Iglesias?
Aludimos a la dimensión eclesial y personal de la homilía. El Espíritu de Dios no habla en el
vacío. Dios ama a la Iglesia de su Hijo y a cada uno de sus miembros, “hijos en el Hijo”. El
Espíritu Santo habla a cada Iglesia, a cada asamblea y a cada fiel en ella. Por eso, el pastor,
portavoz del Espíritu Santo, ha de aplicar el mensaje a esta comunidad, a este grupo humano, ha
de exponer cómo afecta a esta asamblea lo que dice el Espíritu a las Iglesias.
Esta dimensión eclesial y personal de la homilía obliga a responder a las aspiraciones y
expectativas del corazón humano, porque la Palabra pronunciada por el Espíritu Santo es Palabra
de salvación. Y también impulsa a cuestionar al ser humano, porque el hombre viejo que aún
vive ;emaunque esté herido de muerte;em en cada uno de nosotros ha de ir muriendo en lenta
agonía, poco a poco, en las personas y las sociedades. Esta muerte hará efectiva la Palabra de
Vida que colma las aspiraciones y expectativas del corazón humano. La actividad del Espíritu
Santo se rige por la ley pascual de muerte-vida. Cuando en la homilía se diluye la interpelación
al hombre viejo que todos llevamos dentro y no se propicia la respuesta del corazón humano a la
Palabra que salva, la Palabra de Dios no ha sido bien anunciada.
La persona del celebrante
En gran medida la homilía depende de quien la predica. A él le toca seleccionar y ordenar el
material adquirido en las tres respuestas que la articulan. A él le toca buscar las formulaciones
más precisas y significativas, y comunicarse con sus oyentes. Todo ello sin caer en el
subjetivismo, porque su tarea es profética. En definitiva es él quien debe preparar, reflexionar y
orar la homilía; a él le toca trabajar concienzudamente la homilía.
Ahora bien, no basta trabajar, porque “si el Señor no construye la casa, en vano se cansan...” Es
preciso sintonizar con el Espíritu que habla a las Iglesias. Por esto, la homilía es tarea espiritual.
El Espíritu está activo en la Palabra y en toda la celebración, en quien predica y en la asamblea
habitualmente formada por gran variedad de gentes en distinta situación de fe (convencidos,
inseguros, pasivos...), para todos es la Palabra: “El que tenga oído, que oiga qué dice el Espíritu a
las Iglesias” (Ap 2,7).
La homilía articulada, según las respuestas a las tres preguntas arriba formuladas, enriquecida
con las aportaciones del Catecismo de la Iglesia Católica, trabajada, convertida en sabiduría
;emdon del Espíritu Santo;em por la oración, será una homilía lograda. Además, al cabo de tres
años, una vez recorridos los correspondientes ciclos del Leccionario, ministros y fieles habrán
podido recibir ese gran tesoro escondido que es el Catecismo de la Iglesia Católica.
1 Cf. S. Agustín, Quaest. in Hept. 2, 73: PL 34, 623.

ESQUEMA GENERAL DEL AÑO B (inizio)


Tiempo litúrgico
Enfoque Objetivo

1. ADVIENTO
El cumplimiento de las promesas apoya nuestra esperanza
Convertirnos al Señor que viene a nosotros

2. NAVIDAD
La Palabra se ha hecho carne (Navidad); nos ha nacido de una Madre Virgen (Maternidad);
hemos visto su estrella (Epifanía)
Escuchar y atender al Padre que nos ha hablado por el Hijo

3. CUARESMA
La Iglesia camina con Cristo hacia la Pascua
Renovar nuestros compromisos bautismales

4. SANTO TRIDUO PASCUAL


El Siervo se nos da en la Eucaristía y en la Cruz
Morir con Él para resucitar con Él

5. TIEMPO PASCUAL
El triunfo de Jesús es nuestra victoria
Renovar la Iglesia es proclamar la Resurrección

6. TIEMPO ORDINARIO
Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios
Seguir a Cristo por sus caminos

INTRODUCCIÓN AL ADVIENTO (inizio)


Nunca ha sido bueno que haya personas que dirijan su mirada en una sola dirección. Si miran
sólo hacia el pasado, se quedan en la simple nostalgia; si lo hacen exclusivamente hacia el
presente, olvidan sus raíces y se quedan sin fundamento. Si les preocupa sólo el futuro,
difícilmente podrán esperar sin apoyos de ahora o de antes.
La grandeza del Adviento está en que hace mirar en las tres direcciones. La liturgia actualiza el
pasado, ilumina desde él el presente e impulsa hacia un futuro que, por lo que aconteció y lo que
acontece ahora, está sólidamente apoyado. Es otra manera de decir que celebramos las tres
venidas del Señor: la histórica, la permanente presencia en la vida de la Iglesia y la Parusía como
consumación de todo, meta de todas las promesas.
Los futuros de los que nos habla el Adviento no son homogéneos. Los hay de largo alcance y de
llegada inmediata. Ni el propio Isaías sabía cuándo habrían de tener lugar sus anuncios. Muchos
de ellos, y en plenitud, aún no se han alcanzado, aunque estemos ahora disfrutándolos en parte y
es sin duda el tiempo verbal que más se usa en todo el año. Pero al notar que el profeta siempre
apoya sus predicciones en la seguridad de las promesas divinas, se advierte la confianza en que
se cumplirán. Son anuncios que rezuman seguridad. Son futuros que dependen de Dios y saldrán
adelante.
Y al mirar esos apoyos, ¿quién puede dudar de nuestro presente? Sobre todo al saber que
celebramos el cumplimiento de lo más importante: “He aquí que la Virgen concebirá un Hijo y
le pondrá por nombre Emmanuel que significa Dios-con-nosotros”.
Por eso el creyente no puede ser persona de mirada en una sola dirección. El remoto pasado nos
invita al cercano pasado y éste al presente de la permanencia del Dios “que ha visitado a su
pueblo”.
¿Y en que otro apoyo podía fundamentar Jesús el anuncio de su venida al final de los tiempos?
Si Él vendrá es porque ha venido y si está entre nosotros es porque vino. Es la justificación de
este tiempo de esperanzas. Pero aún es mayor la actualidad cuando descubrimos que estamos
llamados a realizar lo hecho y a volver a empezar lo acabado. ¿Preparó Juan los caminos del
Señor? Claro que sí. Pero se nos invita a prepararlos aquí y ahora. ¿Se allanaron montes, se
enderezaron caminos y se allanaron valles en su tiempo y por su palabra? Desde luego; y sin
embargo se nos llama a continuar haciéndolo.
Si nos atenemos a la frase del Bautista: “En el desierto preparad el camino al Señor” nos
sentiremos aparentemente no escuchados como Juan se sintió en su tiempo. Pero se formaron
colas para recibir el bautismo de conversión. A pesar de tanto desierto. Hasta físico. Y al caer en
la cuenta de que hoy como ayer hay muchos que preparan la venida, que viven la esperanza, que
se alegran de la actualización sacramental que la Liturgia nos ofrece de la espera y de la venida,
el desierto es menos y la alegría mayor porque, además de estar, se Le espera. Y casi sin querer
nos hemos topado con la mirada al presente. Siempre que se aguarda algo en nombre de unas
promesas fiel y puntualmente cumplidas, esa esperanza es fundada. Se parece mucho a la de los
profetas.
El Adviento es un gran acto de fe en que lo que sirvió hace dos mil años sigue en vigor, tan
actual como entonces. Es la afirmación de que todo aquello que se anunciaba como inminente:
“Hacia Él caminarán las naciones, confluirán pueblos numerosos”; “nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas”; “de las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas”;
“sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos”; “defenderá con
justicia al desamparado, con equidad dará sentencia al pobre”; “aquel día se dirá: Aquí está
nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara”... se ha cumplido, se está cumpliendo y que
se cumplirá en plenitud al final de los tiempos.
Es el Adviento una solemne afirmación de la permanente actualidad de Dios en las limitaciones
que el tiempo supone para el hombre. Porque hablar de Dios como “actual” es como poner
límites a su eternidad; es limitarle a un tiempo que, por muy largo que sea, siempre será límite.
Por eso es sólo una manera de hablar.
Esa actualidad, sin embargo, nos la presenta la Liturgia tal como es: ilimitada y eterna en sus
dimensiones, pero cercana y limitada por las señales que nosotros podemos interpretar . Más
todavía: las celebraciones del Adviento nos acercan tanto la expectación de muchos siglos que
parece corta; nos muestran tan próxima la prolongadísima esperanza de un pueblo, que se nos
antoja corta.
El Catecismo de la Iglesia Católica amplía también esta espera a los pueblos paganos, “aunque
confusa”(522). Y otra vez tenemos que afirmar la vigencia de un adviento constante en quienes a
tientas y a ciegas, pero con esfuerzo y resolución, buscan afanosamente a Dios entre los
múltiples “semina Verbi” diseminadas en todo lugar y en muchas creencias.
Durante este tiempo, la Iglesia quiere y proclama la conversión como preparación para la venida
de Cristo. Hay que destacar un aspecto de tal conversión, algo que la hace original y propia de
este momento. Lo que Juan predicaba a orillas del Jordán era un bautismo de penitencia para
quienes aguardaban desde la fe, para los que esperaban en las promesas. Ello hace suponer que, a
pesar de su creencia, de su capacidad de espera, de su fidelidad a Yavé y a sus anuncios de
salvación, algo había en la vida de aquéllos no inundado aún por la fe, no empapado por la
salvación que Dios les había otorgado ya, aunque en nombre de Aquel cuyos caminos
preparaban.
Desde la Liturgia, la Iglesia nos habla a quienes creemos, a quienes hemos puesto en Dios la
esperanza. Y lo primero que necesitamos es introspección. Desde la luz que el Espíritu nos
otorga, podemos ver los “espacios” que aún no están sintonizados con el Evangelio; las franjas
de existencia a las que no ha llegado la conversión porque hemos puesto diques al torrente de
salvación.
Los personajes que nos salen al encuentro estos días están a caballo entre los dos Testamentos.
Acaso sea más exacto decir que son amigos de Dios por las dos Alianzas. Desde la primera
esperan; y son inmediato preludio y “puente” de la segunda. Son testigos de algo que pocos
entendieron entonces y que muchos siguen sin comprender ni aceptar: que Cristo es la Palabra
definitiva; que no vendrán tras Él otros salvadores. Lo entiende el Bautista cuando quiere
disminuir a costa del crecimiento de Cristo. Lo quiere el Profeta, para quien después, en el
tiempo futuro que él entrevé, todo será mejor. Lo quiere la Virgen Santísima, no sólo al escuchar
al ángel Gabriel, sino al cantar la gloria de quien viene a enriquecer a los pobres y a dejar a los
poderosos con las manos vacías. Vive la Iglesia la gozosa novedad, única e irrepetible, de ver a
su Excelsa Madre distinguida entre todos los mortales por su Concepción Inmaculada, obra que
solamente desde Cristo era posible; como solamente la obra del Espíritu podía hacerla fecunda
en su virginidad. Son demasiadas novedades como para pensar que todo iba a ser igual.
Es el Adviento un inmenso juicio de Dios sobre la historia. Revelado desde siglos al pueblo
elegido mediante los Patriarcas y Profetas, y preparando una estirpe en la carne para el Hijo, ha
ido declarando escasa la esperanza y, sobre todo, escasos los que se fiaban de las promesas. En el
momento de la Encarnación, muy poquitos se enteraron y creyeron en los escandalosos signos
que se les ofrecieron. Hoy, el Evangelio sigue entre nosotros denunciando la indiferencia de los
más ante la presencia permanente de Cristo, o la hostilidad de quienes no quieren ver la
indisoluble vinculación de Cristo con la Iglesia, de su Palabra con la de la Iglesia, de su
salvación con la de la Iglesia.
La mirada del creyente hacia el pasado (promesas), hace que su fe tenga raíces tan
profundamente clavadas en Dios que se siente constantemente invitado a iluminar desde el
pasado el presente.
Cuando mira el ahora mismo, verá al mismo Cristo presente en la Iglesia, actualizando su
salvación mediante los Sacramentos, haciéndola visible en los signos de la Liturgia,
comprometiendo a los suyos en el anuncio de la Palabra y en la vida vivida según el Evangelio.
Cuando la vista se dirige al mañana, se está convencido de que el futuro sólo es de Dios, y que
sólo desde Él puede mirarse. Más aún: que sólo quienes ven así el mañana lo podrán hacer
distinto. Porque lo hará Él y no nosotros. Cuando los hombres han hecho la historia ellos solos,
ya sabemos lo que les ha salido. Cuando la han hecho desde Dios (Isaías, Juan Bautista, María),
ya sabemos lo que ha ocurrido. Porque también para ellos hubo un mañana, que leyeron desde
Dios. Y lo grande es que en ese “mañana” estaba presente Jesucristo.
ESQUEMA DE ADVIENTO (inizio)
Domingos y Solemnidades
Lecturas
Catecismo de la Iglesia Católica

I Vigilantes ante la llegada del Reino de Dios


Is 63,16b-17;64,1.3b-8: “!Ojalá rasgases el cielo...!”
1Co 1,3-9: “Aguardamos la manifestación de Jesús”
Mc 13,33-37: “Velad, porque no sabéis cuándo vendrá”
Importa más el “cómo” que el “cuándo”: 1001. 524
La esperanza se apoya en Dios 1821. 1817

II Esperamos una tierra donde habite la justicia


Is 40,1-5.9-11: “Preparadle el camino al Señor”
2P 3,8-14: “Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”
Mc 1,1-8: “Preparadle el camino al Señor”
La conversión, condición para el Reino: 545. 1229
El Bautismo, lugar de la conversión primera: 1247

III Está entre nosotros y no lo conocemos


Is 61,1-2a.10-11: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”
1Ts 5,10-24: “Que todo vuestro ser sea custodiado hasta la venida del Señor”
Jn 1,6-8.19-28: “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”
Cristo, centro de toda catequesis: 427
El Bautismo de Juan y el de Cristo: 720. 537
El Bautismo, compromiso con la fe: 1270

IV Por María, nos fue dado el Salvador


2S 7,1-5.8b-11.16: “El Reino de David durará por siempre”
Rm 16,25-27: “Revelación del misterio escondido”
Lc 1,26-38: “Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”
La Anunciación, comienzo de la plenitud de los tiempos: 484. 485
El sí de María alabado por la Iglesia: 2675

INMACULADA: María es la primera de los salvados


Gn 3,9-15.20: “Pondré enemistades entre ti y la mujer”
Ef 1,3-6.11-12: “Dios nos eligió en Cristo”
Lc 1,26-38: “Alégrate, llena de gracia”
María, la llena de gracia: 491. 2676
La “llena de gracia” en la Tradición de la Iglesia: 493

DOMINGO I DE ADVIENTO (inizio)


“Desconocer el momento de la venida del Señor es invitación a la vigilancia”

* Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7: “!Ojalá rasgases el cielo y bajases!”

* Sal 79,2ac y 3b.15-16.18-19: “Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”

* Co 1,3-9: “Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”


* Mc 13,33-37: “Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa”

Los que vuelven del destierro encuentran su casa y su patria desoladas. Solamente Dios puede
sacarlos de tal situación. Invocado como “padre” y “redentor”, títulos que por cierto no se habían
dado antes más que a Abraham, induce a pensar que fue este camino a través del cual Dios fue
descubierto por el pueblo como Padre y Salvador.
En Cristo, la paternidad y la redención se manifestarán plenamente; mientras tanto, son los
signos humanos de Jesús los que nos muestran tales atributos.
Sólo en Dios la realidad que rodea al hombre y el hombre mismo tienen sentido y fundamento.
“Sales al encuentro del que practica la justicia”, es decir, la justicia y la salvación divinas son el
horizonte y la referencia de la actuación humana. No es alienación ni lejanía; es acercamiento de
la acción salvadora de Dios.

No parece posible vivir sin esperanza. El que no la tiene es como si estuviera muerto. Una
manera de muerte es que la vida carezca de sentido. Hoy nos encontramos con gentes que no
tienen norte; o porque lo han perdido o porque nunca lo han conocido. Incluso habrá quien siga
creyendo que la vida carece de sentido.

_ “Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa”.


“¿Cuándo? Sin duda en el último día; al fin del mundo. En efecto, la resurrección de los muertos
está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo: El Señor mismo, a la orden dada por la voz de
un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán
en primer lugar (1 Ts 4,16)” (1001).
_ El Adviento, actualización de la espera de Cristo:
“Al celebrar el Adviento, la Iglesia actualiza la espera del Mesías: participando en la larga
preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su
segunda venida. Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de
éste: `Es preciso que Él crezca y que yo disminuya' (Jn 3,30)” (524).

_ La esperanza se apoya en las promesas divinas:


“Podemos, por tanto, esperar la gloria del cielo prometida por Dios a los que le aman y hacen su
voluntad. En cada circunstancia cada uno debe esperar, con la gracia de Dios, `perseverar hasta
el fin'... En la esperanza, la Iglesia implora que `todos los hombres se salven'. Espera estar en la
gloria del cielo, unida a Cristo, su esposo” (1821).
_ Por la esperanza aguardamos la vida eterna:
“La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos a la vida eterna como felicidad nuestra,
poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas,
sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (1817).

_ “Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se
pasa con brevedad, aunque su deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que
mientras más peleares, más mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu
Amado con gozo y deleite que no puede tener fin (Santa Teresa de Jesús, excl. 15,3)” (1821).

La esperanza cristiana no inventa el Reino de Dios, pero hace que permanezcamos atentos a sus
signos.

DOMINGO II DE ADVIENTO (inizio)


“Esperamos un cielo nuevo y una nueva tierra donde habite la justicia”
* Is 40,1-5.9-11: “Preparadle el camino al Señor”

* Sal 84,9ab-10.11-12.13-14: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”

* 2 P 3,8-14: “Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”

* Mc 1,1-8: “Allanad los senderos del Señor”

Se observa en Isaías una progresiva espiritualización de las manifestaciones de Dios. Lejos de


los viejos signos en el viento, en la tormenta u otras señales meteorológicas, ahora se muestra
mediante su Palabra, por sus promesas. Y cuanto más “espirituales” más liberadoras son estas
epifanías.

La misma línea de “provisionalidad” de señales nos advierte S. Juan Bautista al indicar que
vendrá otro “que os bautizará con el Espíritu Santo”. Pero lo más urgente es la “metanoia”, el
cambio de pensamiento y de rumbo vital. Porque Dios “se convierte” (viene) a nosotros,
nosotros nos convertimos a Él.

El hombre que no ha perdido la ilusión por el futuro no se arredra ante las dificultades. Es
consciente de que los valles han de levantarse y los montes y colinas han de allanarse. Esto se
denomina esfuerzo. Y no faltan hoy quienes remueven del camino las piedras u obstáculos para
que otros puedan avanzar que es, en definitiva, ir preparando el Reino de Dios. Y cuanto menos
selectivo sea el esfuerzo y más universal el afán, más claramente se verá el Reino de Dios.

_ La conversión es condición indispensable para el Reino de Dios:


“Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino: ``No he venido a llamar a justos sino a
pecadores'' (Mc 2,17). Les invita a la conversión, sin la cual no pueden entrar en el Reino, pero
les muestra de palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia ellos y la
inmensa ``alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta'' (Lc 15,7). La prueba suprema
de este amor será el sacrificio de su propia vida ``para la remisión de los pecados'' (Mt 26,28)”
(545).
La acogida del Evangelio lleva a la conversión: 1229-1233.

_ El Bautismo, lugar principal de la conversión primera:


“Jesús llama a la conversión. Esta llamada es una parte esencial del anuncio del Reino: ``El
tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva'' (Mc
1,15). En la predicación de la Iglesia, esta llamada se dirige primeramente a los que no conocen
todavía a Cristo y su Evangelio. Así, el Bautismo es el lugar principal de la conversión primera y
fundamental. Por la fe en la Buena Nueva y por el Bautismo se renuncia al mal y se alcanza la
salvación, es decir, la remisión de todos los pecados y el don de la vida nueva” (1247).

“Bautizaba Juan y bautizaba Cristo. Se preocuparon los discípulos de Juan, porque las gentes
corrían hacia Cristo y corrían hacia Juan, pero mientras Juan enviaba a Cristo los que le venían,
Cristo no enviaba sus bautizados a Juan... Los judíos decían que Cristo era mayor y que había
que acudir a su bautismo, pero ellos no lo entendían así y defendían el de Juan. Fueron a éste
para que resolviera la cuestión. Bien pudo decirles: Tenéis razón. Pero sabía ante quien se
humillaba... y entendía que la salvación está en Cristo” (San Agustín, Tract, 13,8).

La conversión es fruto de la gracia que ha llegado por el Reino de Dios, y el Reino de Dios
reclama la permanente conversión.
DOMINGO III DE ADVIENTO (inizio)
“Existe desde siempre, está en medio de nosotros y no lo conocemos”

* Is 61,1-2a.10-11: “Desbordo de gozo con el Señor”

* Sal: Lc 1,46-48.49-50.53-54: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”

* 1Ts 5,16-24: “Que vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado hasta la venida del Señor”

* Jn 1,6-8.19-28: “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”

La imagen de los desposorios, tan frecuentemente usada en el Antiguo Testamento, es usada una
vez más, como reflejo de la Alianza de Dios con su Pueblo. El clima de alegría y de gozo
desbordante que recoge el profeta encaja perfectamente en este domingo denominado “Gaudete”.
Consciente de su papel de precursor, Juan “desvía” hábilmente la conversación para que quienes
preguntan quién es él, se dirijan hacia la persona de Jesús. O tal vez se trate de una lección más
sutil, buscando que sus interlocutores descubran que no pueden comprender la persona de Juan,
sin referencia a Jesús. Esto sí es verdaderamente “cristiano”, es decir, nadie que se llame
cristiano puede encontrar su identidad al margen de Jesucristo.

Es conocida la famosa tesis de Pirandello: “Yo soy lo que realmente soy; yo soy lo que creo que
soy; yo soy lo que los demás creen que soy; yo soy lo que creo que los demás creen que soy”.
Aplicada esta frase a las circunstancias del hombre de hoy, descubrimos que tan importante es a
veces lo que piensan de uno como lo que uno realmente es. ¿Será por eso por lo que el hombre
de hoy cuida tanto la imagen? El riesgo está en que al final puede no saberse dónde está la
verdad, si en la imagen o en el hombre que hay detrás.

_ Cristo en el centro de toda catequesis:


“En la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo
demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en
que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca” (427; cf. 426-429).
_ El bautismo de Juan, distinto del de Cristo:
“En fin, con Juan Bautista, el Espíritu Santo inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en
Cristo: volver a dar al hombre la ``semejanza'' divina. El bautismo de Juan era para el
arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento” (720).

_ El Bautismo, compromiso con la fe:


“Los bautizados ``por su nuevo nacimiento como hijos de Dios están obligados a confesar
delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por medio de la Iglesia'' (LG 11) y a
participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios” (1270).
_ El bautismo, asimilación a Cristo:
“Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo su
muerte y su resurrección; debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de
arrepentimiento, descender al agua con Jesús para subir con Él, renacer del agua y del Espíritu
para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y ``vivir una vida nueva'' (Rm 6,4)” (537).

_ “Enterrémonos con Cristo por el Bautismo, para resucitar con Él; descendamos con Él para ser
ascendidos con Él, ascendamos con Él para ser glorificados con Él” (San Gregorio Nacianceno,
Or 40,9)” (537).
_ “Todo lo que aconteció en Cristo nos enseña que después del baño del agua, el Espíritu Santo
desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y que, adoptados por la voz del Padre, lleguemos
a ser hijos de Dios (San Hilario, Mat 2)” (537).

Cuando el cristiano se da cuenta de que no es autor de la luz sino testigo y portador, empieza a
preparar los caminos del Señor.

DOMINGO IV DE ADVIENTO (inizio)


“Salve, María, Madre de Dios, por quien vino al mundo el autor de la creación y restaurador de
las criaturas”

* 2 S 7,1-5.8b-11.16: “El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor”

* Sal 88,2-3.4-5.27 y 29: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”

* Rm 16,25-27: “El misterio mantenido en secreto durante siglos ahora se ha manifestado”

* Lc 1,26-38: “Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”

Natán, decidido partidario de su rey, a pesar de haber ejercido como profeta con dureza ante él,
sale al paso de las inquietudes de su señor, prometiéndole un reino que durará por siempre. El
profeta no es consciente en aquel instante del alcance de sus palabras. La luz del Nuevo
Testamento ilumina tal oscuridad. El Reino permanecerá porque el Mesías heredará el “trono de
David, su padre”.
Las diversas citas bíblicas, tan hábilmente recogidas y ordenadas por san Lucas, nos muestra un
mosaico de acciones salvadoras de Dios, que dan paso a lo más importante: mostrar que lo que
acontece en María, la Encarnación del Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo, sólo puede
venir de Dios.

El hombre de hoy, dominador de casi todo, no se siente sin embargo autor de su propia
salvación. No puede serlo y trata de encontrar la salvación en ideologías, sistemas, métodos, etc;
cualquier cosa con tal de no reconocer que la salvación viene de fuera, viene de Dios. Aquellos
que reconocen la dimensión trascendente del hombre, ya han empezado de alguna manera a creer
que la salvación tiene su fuente en Dios.

_ La Anunciación, comienzo de la plenitud de los tiempos:


“La anunciación a María inaugura la plenitud de ``los tiempos'', es decir, el cumplimiento de las
promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará
``corporalmente toda la plenitud de la divinidad''. La respuesta divina a su ``¿cómo será esto,
pues no conozco varón?'' (Lc 1,34) se dio mediante el poder del Espíritu: ``El Espíritu Santo
vendrá sobre ti'' (Lc 1,35)” (484).
_ El Espíritu Santo, enviado para santificar el seno de María:
“La misión del Espíritu Santo está siempre unida y ordenada a la del Hijo. El Espíritu Santo fue
enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarla por obra divina” (485).

_ La aceptación de María, motivo de alabanza para la Iglesia:


“A partir de esta cooperación de María a la acción del Espíritu Santo, las Iglesias han
desarrollado la oración a la santa Madre de Dios, centrándola sobre la persona de Cristo
manifestada en sus misterios. En los innumerables himnos y antífonas que expresan esta oración,
se alternan habitualmente dos movimientos: uno ``engrandece'' al Señor por las ``maravillas'' que
ha hecho en su humilde esclava, y por medio de ella en todos los seres humanos; el segundo
confía a la Madre de Jesús las súplicas y alabanzas de los hijos de Dios, ya que ella conoce ahora
la humanidad que en ella ha sido desposada por el Hijo de Dios” (2675).

_ “!Salve María!,!Salve María!, criatura la más preciosa de la creación, salve, María, purísima
paloma; salve, María, antorcha inextinguible; salve, porque de ti nació el Sol de justicia. Salve,
María, morada de la inmensidad, que encerraste en tu seno al Dios inmenso, al Verbo unigénito,
produciendo sin arado y sin semilla la espiga inmarcesible...” (San Cirilo de Alejandría, Disc. en
Conc. de Efeso).

Se ha cumplido en María cuanto se había dicho de parte de Dios, y por eso crece cada día nuestra
esperanza.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (inizio)


(8 de Diciembre)

“Elegida para Madre del Salvador, María es la primera entre los salvados”

Gn 3,9-15.20: “Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya”

Sal 97,1.2-3abc-4: “Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”

Ef 1,3-6.11-12: “Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”

Lc 1,26-38: “Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo”

El Génesis proclama ante todo que de Dios sólo puede venir el bien y no el mal; el mal es obra
del hombre. Una mujer acepta ser la Madre del que venía a traer al mundo la salvación. El
hombre aparece así como capaz del mal, pero también susceptible del bien que de Dios llega.
Y todo en nombre de una victoria. Es futura, pero ya es presente en María. Por el triunfo de su
Hijo, María no contrae esa mancha del pecado original “que a todos los hombres alcanza”
(Liturgia del Viernes Santo). Le ha llegado a Ella precisamente porque va a ser Madre de Dios.
Y si la victoria de Cristo es universal y por ello alcanza a su Madre antes que a nadie, ello quiere
decir que la victoria de María será también nuestra.

El hombre de hoy cree que “dejar hacer a Dios” es alienante y aun “destructivo” para él. Sin
embargo, nunca es más grande el hombre que cuando Dios actúa en él. Dios siempre “pide
permiso”. La acción de Dios, nunca “invade” ni manipula al hombre. Nos sorprende por su
magnificencia y gratuidad pero cuenta siempre con nosotros.

_ María la “llena de gracia”:


“A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, ``llena de gracia'' por
Dios, había sido redimida desde su concepción. Esto es lo que confiesa el dogma de la
Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: ...la bienaventurada Virgen
María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su
concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de
Jesucristo Salvador del género humano” (491).
_ La “llena de gracia” en la Tradición de la Iglesia:
“Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios ``la Toda Santa'' (``Panagia''), la
celebran como ``inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y
hecha una nueva creatura''. Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado
personal a lo largo de toda su vida” (493).
_ “María es la llena de gracia porque el Señor está con ella. La gracia de la que está colmada es
la presencia de Aquel que es la fuente de toda gracia. ``Alégrate, hija de Jerusalén... el Señor está
en medio de ti'' (So 3,14,17a). María, en quien va a habitar el Señor, es en persona la Hija de
Sión, el Arca de la Alianza, el lugar donde reside la Gloria del Señor; ella es la ``morada de Dios
entre los hombres'' (Ap 21,3). ``Llena de gracia'', se ha dado toda al que viene a habitar en ella y
al que ella entregará al mundo” (2676).

_ “Cuando leemos que el mensajero dice a María llena de gracia, el contexto evangélico, en el
que confluyen revelaciones y promesas antiguas, nos da a entender que se trata de una bendición
singular entre todas las ``bendiciones espirituales en Cristo''. En el misterio de Cristo, María está
presente ya ``antes de la creación del mundo'' como aquella que el Padre ``ha elegido'' como
Madre de su Hijo en la Encarnación, confiándola eternamente el Espíritu de santidad” (Juan
Pablo II, Redempt. Mt. 8).

Si la victoria de Cristo ha hecho a María Inmaculada y bendita entre las mujeres, la Iglesia ve en
esa victoria el comienzo y el final de su propia santidad.

INTRODUCCIÓN A LA NAVIDAD (inizio)


Si prestamos atención a lo que más destaca la liturgia navideña, caeremos en la cuenta enseguida
de que es la Encarnación. “La Palabra se ha hecho carne y ha puesto su casa entre nosotros”
ocupa tantos y tan importantes momentos celebrativos, que se convierte inmediatamente en
punto de referencia para cualquier reflexión o tema de predicación. No subrayar o no hacerlo
debidamente es tanto como no alcanzar el relieve del misterio del Hijo de Dios venido en carne.
No es que hoy suceda lo que Juan denunciaba en su primera Carta (4,2), refiriéndose a los
docetas, pero sí que por un afán lleno de buena voluntad pero escaso de hondura, se nos escape
lo fundamental del misterio navideño. La Encarnación- Redención: he aquí el gran objetivo que
el Papa propone como celebración y actualización con ocasión del Jubileo del año 2000 y al que
a todos nos invita.
La liturgia nos presenta la Encarnación desde una triple perspectiva: el prólogo de san Juan
ensalzando el protagonismo de la Palabra, la acción del Espíritu Santo que hace a María Madre
de Dios y la luz que lleva a los Magos hasta Belén. En los tres casos se nos recuerda que sólo
desde la iniciativa divina es posible la Encarnación, y porque es precisamente el Verbo Eterno y
preexistente, quien viene al mundo.
Después de la identidad de quien viene, aparece el “hacia dónde”. Y, junto a la vacía sapiencia
de quienes conocen las profecías pero no someten su voluntad a las mismas, llega hasta los que,
llevados por una luz que no conocen, descubren al Dios Encarnado porque “quieren” conocerlo.
No se menosprecia aquí lo anunciado acerca de Jesús; pero se valora más a quien, por encima de
lo predicho, se deja guiar por los signos de quien lo dijo.
Viene el Verbo a un mundo que sabe mucho sobre la luz, pero que camina en tinieblas; más aún,
que habiendo tocado la luz, prefiere seguir caminando a tientas hacia ninguna parte. La Verdad
de Dios hecha carne halla más dificultades en quienes habían oído mucho de ella, que entre
quienes la buscan ansiosamente. Los que aguardan sencillamente a Dios le hacen enseguida un
hueco; los que quieren que Dios venga cuando y como ellos quieran, buscan a toda costa tener
razón al no abrirle las puertas ni de su casa ni de su existencia.
El Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, preparatoria del
Jubileo del año 2000, dice: “El hecho de que el Verbo eterno asumiera en la plenitud de los
tiempos la condición de criatura confiere a lo acontecido en Belén hace dos mil años un singular
valor cósmico. Gracias al Verbo, el mundo de las criaturas se presenta como cosmos, es decir,
como universo ordenado. Y es que el Verbo encarnándose, renueva el orden cósmico de la
creación. La Carta a los Efesios habla del designio que Dios había prefijado en Cristo, “para
realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en
los cielos y lo que está en la tierra” (1,10).
En las palabras de Juan en el Prólogo del IV Evangelio se da la misma importancia tanto a los
que rechazan al Verbo Encarnado como a aquellos que lo reciben. Y es que, si la presencia del
Verbo es juicio, bueno es que lo sea su noticia. Pero con un detalle nada desdeñable: que los que
no reciben a quien “viene a los suyos” tiran piedras contra su propio tejado. Y en el momento de
ensalzar las grandezas sobrevenidas al hombre por la Encarnación, nuevamente la iniciativa
divina ocupa el lugar de máximo relieve.
¿Cómo se distribuyen estos pensamientos a lo largo del ciclo de Navidad?
Que la Encarnación y el Nacimiento pertenecen al círculo exclusivo de la gratuidad divina, se
recuerda principalmente en las lecturas del día de Navidad (en las tres misas), en las de la
Solemnidad de la Virgen, Madre de Dios (1 de Enero), y en las del domingo II del ciclo.
La respuesta que el hombre ha de dar a tal iniciativa salvadora, se señala fundamentalmente en la
Adoración de los pastores y Magos y en la respuesta de los notables del templo a la pregunta de
los que venían de Oriente.
Cuál haya de ser la actitud a lo largo de la existencia humana, configura especialmente la última
parte del prólogo de san Juan, la segunda lectura de la misa de medianoche del 25 de Diciembre,
el Evangelio del 1 de Enero (Salvador) y la actitud de los Magos. La segunda Epifanía
(Bautismo de Jesús) se conecta por igual con el reconocimiento de Jesús como el “Hijo amado”,
con la acción del Espíritu Santo, y con la misión universal, católica, sin fronteras, incluyendo a
“los que vienen de lejos” (6 de Enero).
Que se repitan lecturas y que se vuelva siempre sobre lo mismo, no puede reducir la riqueza del
mensaje de la Navidad. Lo más grande no suele estar suficientemente descrito. Ante los
misterios del Dios Encarnado, como ante todo lo más asombroso de la fe, al autor le faltan
recursos. Y a veces lo conciso es una manera de homenaje al misterio mismo.

ESQUEMA DE NAVIDAD (inizio)


NAVIDAD (Vigilia) Viene el Señor y nos salvará
Is 62,1-5: “El Señor te prefiere a ti”
Hch 13,16-17.22-25: “Cristo es el hijo de David”
Mt 1,1-25: “Genealogía de Jesucristo”
La concepción virginal, obra de Dios: 497
Los preparativos de la venida de Cristo: 522. 2578

NAVIDAD (Misa de medianoche) Ha aparecido lagracia de Dios


Is 9,1-3.5-6: “Un hijo se nos ha dado”
Tt 2,11-14: “Ha aparecido la gracia de Dios”
Lc 2,1-14: “Hoy os ha nacido el Salvador”
“En la ciudad de David os ha nacido el Salvador”: 437
Cristo, renovador del hombre caído: 2527

NAVIDAD (Misa del día) Hoy te he engendrado


Is 52,7-10: “La tierra ha contemplado la victoria de nuestro Dios”
Hb 1,1-6: “Dios nos ha hablado por su Hijo”
Jn 1,1-18: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”
La Encarnación: 461. 463
El Verbo que ha asumido la carne: 2602

SAGRADA FAMILIA Ha puesto su casa entre nosotros y está al frente de la Familia


Eclo 3,3-6. 12-14: “El que teme al Señor honra a sus padres”
Col 3,12-21: “La vida de familia vivida en el Señor”
Lc 2,22-40: “El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría”
Nazaret, escuela de Evangelio: 532-533La familia y la sociedad: 2207

SANTA MARÍA, MADRE DEDIOS. Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron
Nm 6,22-27: “Invocarán minombre sobre los israelitas y yo los bendeciré”
Ga 4,4-7: “Dios envió a su Hijo nacido de mujer”
Lc 2,16-21: “Encontraron aMaría, a José y al Niño”
La maternidad divina de María: 495
Hijo de Dios en sus dos naturalezas: 503
María en el año litúrgico: 1172

DOMINGO II DE NAVIDAD Eché raíces en un pueblo glorioso


Eclo 24,1-4.12-16: “La sabiduría habita en medio del pueblo elegido”Ef 1,3-6.15-18: “Nos
predestinó a ser hijos suyos”Jn 1,1-18: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”Luz y
tinieblas en los orígenes: 285Oposición entre luz y tinieblas: 530Lucha contra el mal: 1706

EPIFANÍA DEL SEÑOR Vayamos y preguntemos por él


Is 60,1-6: “La gloria del Señor amanece sobre ti”
Ef 3, 2-3a.5-6: “Ahora ha sido revelado que también los gentiles son herederos”
Mt 2,1-12: “Venimos de Oriente a adorar al Rey”
Israel, clave en la manifestación de Cristo a los gentiles: 528
Liturgia y culturas: 1204

BAUTISMO DEL SEÑOR Te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones


Is 42,1-4.6-7: “Mirad a mi siervo a quien prefiero”
Hch 10,34-38: “Ungido porDios con la fuerza del Espíritu Santo”
Mc 1,6b-11: “Tú eres mi Hijo amado, mi preferido”
Cristo significa ungido: 438
Jesús, fuente del Espíritu: 536
Frutos del Bautismo: 1274-1279. 1225

NATIVIDAD DEL SEÑOR (inizio)


(Misa de la Vigilia)
“Hoy sabréis que viene el Señor y nos salvará”

* Is 62,1-5: “El Señor te prefiere a ti”

* Sal 88,4-5.16-17.27 y 29: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”

* Hech 13, 16-17.22-25: “Testimonio de Pablo sobre Cristo, hijo de David”

* Mt 1,1-25: “Genealogía de Jesucristo, Hijo de David”

El acento principal de Isaías está en la importancia que el pueblo da a la venida del Mesías. El
profeta subraya que quien verdaderamente sale ganando aquí es el pueblo. Recibirá nuevos
nombres y abandonará los que sonaban a insulto. Y todo porque “el Señor la prefirió”.
Desde el principio san Mateo quiere mostrar a Cristo enraizado con la estirpe de Abraham,
arraigado en el Pueblo de Dios, descendiente de David. El Evangelio, destacando este aspecto,
quiere que el lector vea la segunda parte como realización “exclusiva” de Dios. Mientras que la
raíz humana de Jesús nos hace verlo cercano, la acción del Espíritu Santo en María nos muestra
al Hijo como verdadero don del Padre.
En ambos casos hay cumplimiento de profecías.

La perplejidad surge cuando se ignora la causa de algo y se remedia cuando se despeja esta
incógnita. Tal vez las dificultades que experimentan hoy muchos cristianos ante la realidad de
Dios tengan que ver con esto. La revelación no puede dejarnos perplejos, aunque no elimina la
capacidad de asombro y admiración aun para el hombre de hoy, que se cree de vuelta de casi
todo.

_ La concepción virginal, obra de Dios:


“Los relatos evangélicos presentan la concepción virginal como obra divina que sobrepasa toda
comprensión y toda posibilidad humanas. ``Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo'', dice
el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1,20). La Iglesia ve en ello el
cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: ``He aquí que la virgen concebirá
y dará a luz un hijo''” (497).
_ Los preparativos de la venida de Cristo:
“La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso
prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la ``Primera Alianza'' (Hb
9,15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se
suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de
esta venida” (522).

_ David y la oración del rey:


“David es el pastor que ruega por su pueblo y en su nombre, aquel cuya sumisión a la voluntad
de Dios, cuya alabanza y arrepentimiento serán modelo de la oración del pueblo. Ungido de
Dios, su oración es adhesión fiel a la promesa divina, confianza cordial y gozosa en aquel que es
el único Rey y Señor... La oración de Cristo, verdadero Mesías e Hijo de Dios, revelará y llevará
a su plenitud el sentido de esta oración” (2578).

_ “Ordenador de los siglos en el seno del Padre, consagra el día de hoy en el seno de la madre;
allí permanece y de allí vino: Hacedor del cielo y de la tierra, nacido en la tierra bajo el cielo;
inefablemente sabio, sabiamente sin palabras llena el mundo y nace en un pesebre; gobierna a las
estrellas y se amamanta de unos pechos; de tal manera grande en la forma de Dios y pequeño en
la forma de siervo, que ni aquella grandeza se ha disminuido por esta pequeñez, ni esta pequeñez
oprimido por aquella grandeza” (San Agustín, Sermón de Navidad).

Cumplido en María cuanto se había dicho de parte del Señor, nuestro asombro descansa en Dios.

NATIVIDAD DEL SEÑOR (inizio)


(Misa de medianoche)
“Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación a todos los hombres”

* Is 9,1-3. 5-6: “Un hijo se nos ha dado”

* Sal 95,1-2a.2b-3.11-12.13: “Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”

* Tt 2,11-14: “Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres”

* Lc 2,1-14: “Hoy os ha nacido un Salvador”


La “buena noticia” que los ángeles llevan a los pastores se va a hacer frecuente en san Lucas. Y
siempre en el mismo sentido: el de “Buena Noticia”, es decir, Evangelio. En Hech 5,42 los
apóstoles enseñaban “la Buena Noticia de Cristo Jesús”; en 11,20, chipriotas y cirenenses
“anunciaban la Buena Noticia del Señor Jesús”. Esto no puede ser mera coincidencia tratándose
del mismo autor.
La “dialéctica” luz-tinieblas también esta deliberadamente buscada. Lucas conocería el anuncio
de Isaías sobre “el pueblo que caminaba en tinieblas que vio una luz grande”. Y en el relato, la
noche al raso que da paso a “la gloria del Señor” que “les envolvió en claridad”, muestra
abiertamente el contraste entre la oscuridad en la que el hombre vive lejos de Dios y la claridad
salvadora que nos trae su presencia.

¿Qué es “buena noticia” en nuestros días? No siempre son noticias apreciadas aquellas que
abarcan a más personas, porque suelen diluirse precisamente entre la multitud. Suelen valorarse
más aquellas noticias referidas a pocos. Por eso la noticia de salvación universal, de
reconciliación, de luz que inunda el universo de los seres humanos, tal vez interese menos.

_ “En la ciudad de David os ha nacido un Salvador”:


“El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel:
``Os ha nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador que es el Cristo Señor''. Desde el
principio Él es ``a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo'' concebido como ``santo'' en
el seno virginal de María. José fue llamado por Dios para ``tomar consigo a María su esposa''
encinta ``del que fue engendrado en ella por el Espíritu Santo'' para que Jesús ``llamado Cristo''
nazca de la esposa de José en la descendencia mesiánica de David” (437).

_ “La buena nueva de Cristo renueva continuamente la vida y la cultura del hombre caído;
combate y elimina los errores y males que brotan de la seducción, siempre amenazadora, del
pecado. Purifica y eleva sin cesar las costumbres de los pueblos. Con las riquezas de lo alto
fecunda, consolida, completa y restaura en Cristo, como desde dentro, las bellezas y cualidades
espirituales de cada pueblo (GS 58,4)” (2527).
_ “Toda la Escritura (la Ley, los Profetas y los Salmos) se cumple en Cristo. El Evangelio es esta
``Buena Nueva''...” (2763).

_ “``La sabiduría divina se extiende poderosa del uno al otro extremo y lo gobierna todo con
suavidad'' (Sab 8,1). Sólo ella sabe unir extremos tan distintos: grandeza y abajamiento; majestad
y humildad, nacer de una Virgen, recostarse en un pesebre; brillar en el cielo, y tener por
compañía dos animales; recibir la adoración de los ángeles, estar envuelto en pañales pobres y
ser adorado por reyes; estar callado en el pecho de su madre y ser anunciado por la luz del cielo.
Contrastes que me descubren dos naturalezas. Porque es hombre, nace; porque es Dios, le adoran
los ángeles...” (Santo Tomás de Villanueva, Serm III in die Natalis Dni).

Una extraordinaria noticia: “Os ha nacido el Salvador”. Un sorprendente detalle: “Lo


encontraréis envuelto en pañales y recostado en un pesebre”. ¿Y seguimos sin quedarnos mudos
de asombro?

NATIVIDAD DEL SEÑOR (inizio)


(Misa del día)

“Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”

* Is 52,7-10: “Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios”


* Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6: “Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro
Dios”

* Hb 1,1-6: “Dios nos ha hablado por el Hijo”

* Jn 1,1-18: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”

La vieja fórmula de la proclamación de un rey en Sión, “Tu Dios es Rey”, es la que aplica Isaías
a su anuncio. El pueblo, a punto de volver del exilio, escucha complacido a los anunciadores de
la paz y del reino nuevo. Eran los centinelas de Jerusalén que veían el regreso de los deportados.
El hoy del “Dios es Rey” representa la presencia de Dios entre nosotros, el mejor augurio de un
Reino nuevo.
La solemnidad del comienzo del texto a los Hebreos es comparable a la del prólogo de Juan que
se lee en el Evangelio. No se dicen sencillamente cosas: se proclaman, se pregonan. En ambos
casos hay una mirada hacia atrás. Para que el lector descubra lo relativo del tiempo anterior y el
carácter definitivo del instante en el que el Verbo se hace carne.
La Encarnación definitiva del Hijo de Dios ha tenido para Juan etapas previas. El acontecimiento
cósmico de la Creación (“sin ella ;obla Palabra;cb no se hizo nada de lo que se ha hecho”); los
sucesos de la historia de Salvación (“surgió un hombre... no era él la luz sino testigo de la luz”),
todo apunta a la “etapa final”, la del Verbo hecho carne como culminación de la (toda la)
historia.

Si el hombre se diera cuenta de lo que pasa cada Navidad, al actualizar este misterio, tal vez sería
capaz de mirar con ojos nuevos de cercanía y solidaridad a quien Dios ama.

_ “Volviendo a tomar la frase de san Juan (``El Verbo se encarnó'': Jn 1,14) la Iglesia llama
``Encarnación'' al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar
a cabo por ella nuestra salvación. En un himno citado por san Pablo la Iglesia canta el misterio
de la Encarnación: ``Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo: el cual
siendo de condición divina, no retuvo ávidamente ser igual a Dios, sino que se despojó de sí
mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su
porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz''
(Flp 2,5-8)” (461).
_ “La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana:
``Podéis conocer en esto el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en
carne, es de Dios'' (1Jn 4,2). Ésa es la alegre convicción de la Iglesia desde sus comienzos
cuando canta ``el gran misterio de la piedad'': ``El ha sido manifestado en la carne'' (1Tm 3,16)”
(463).

_ “(Jesús) lleva a los hombres en su oración, ya que también asume la humanidad en la


Encarnación, y los ofrece al Padre ofreciéndose a sí mismo. Él, el Verbo que ``ha asumido la
carne'', comparte en su oración humana todo lo que viven ``sus hermanos'' (Hb 2,1-12), comparte
sus debilidades para librarnos de ellas. Para eso le ha enviado el Padre. Sus palabras y sus obras
aparecen entonces como la manifestación visible de su oración ``en lo secreto''” (2602).

_ “!Oh Hijo único y Verbo de Dios!, siendo inmortal te has dignado por nuestra salvación
encarnarte en la Santa Madre de Dios, y siempre Virgen María; sin mutación te has hecho
hombre, y has sido crucificado. !Oh Cristo Dios, que por tu muerte has aplastado la muerte, que
eres Uno de la Santísima Trinidad, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo, sálvanos!”
(Liturgia bizantina, Tropario “O monoghenis”) (469).
Ha venido el que “ilumina a todo hombre que viene a este mundo” y nos ha hecho luz; el Hijo ha
puesto su casa entre nosotros y nos ha hecho hijos.

DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD. LA


SAGRADA FAMILIA (inizio)
“Como Hijo, puso su casa entre nosotros;
como Hermano mayor, está a la cabeza de la Familia”

* Eclo 3,2-6.12-14: “El que teme al Señor honra a sus padres”

* Sal 127,1-2.3.4-5: “Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos”

* Col 3,12-21: “La vida de familia vivida en el Señor”

* Lc 2,22-40: “El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría”

El Sirácida recuerda que, entre los deberes más importantes para con Yavé, está el deber del
amor y respeto a los padres. Partiendo de Ex 20,12 (“Honra a tu padre y a tu madre”) insiste en
la vida de amor familiar como fuente de la bendición divina.
Si la Ley era el apoyo para la recomendación anterior, para san Pablo la referencia a Cristo será
el fundamento. Para el creyente las relaciones familiares pasan a depender de la coherencia con
su fe.
La intención del relato de san Lucas es mostrar cómo la misión de Cristo es llevada a término
asumiendo plenamente la condición humana. Si la vida del hombre se desarrolla, crece y madura
en el seno familiar, la intención de “el niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de
sabiduría” tiene claras alusiones a la identificación del Hijo de Dios con la humanidad.

Es verdad que a veces, se viene tachando a la familia de costumbre superada. Pero hoy se va
reconociendo su importancia y resulta curioso _aunque no demasiado sorprendente conociendo
la historia_ que hoy se vuelven a valorar las condiciones familiares. Este reencuentro con la
realidad familiar indica que el hombre no quiere renunciar a ella.

_ “La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los
caminos más ordinarios de la vida humana: Nazaret es la escuela donde se comienza a entender
la vida de Jesús... Una lección de vida familiar” (Pablo VI, discurso 5 Enero 1964) (533).
_ “Con la sumisión a su madre y a su padre legal, Jesús cumple con perfección el cuarto
mandamiento. Es la imagen temporal de su obediencia filial a su Padre celestial. La sumisión
cotidiana de Jesús a José y María anunciaba y anticipaba la sumisión del Jueves Santo: ``No se
haga mi voluntad...'' La obediencia de Cristo en lo cotidiano de la vida oculta inauguraba ya la
obra de restauración de lo que la desobediencia de Adán había destruido” (532).

_ “La familia cristiana es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una
importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento” (2204; cf. 2213-2233).
_ “La familia es la ``célula original de la vida social''. La autoridad, la estabilidad y la vida de
relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la
fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se
pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La
vida de familia es iniciación a la vida en sociedad” (2207).
_ “Eres maestro y doctor en toda tu casa. Aprende de Job (1,5), que ofrecía sacrificios por los
pecados de pensamiento que hubieran podido cometer sus hijos. Aprende de Abraham, que los
incitaba a guardar los caminos del Señor (Gn 18,19). Lee los consejos que David daba a sus hijos
antes de morir (2Re 2,2-4). Tienes tu casa adornada con estatuas de oro. Son tus hijos. Límpialas,
adórnalas, cuídalas. Enséñales el temor de Dios superior a toda riqueza. Si los educas bien
aprenderán a hacer ellos lo mismo con sus hijos y se formará una serie ininterrumpida de santos
felices, de la que tú serás la raíz y recibirás el premio” (San Juan Crisóstomo)”.

Cristo creció en una familia. Nosotros nacemos en la familia para crecer como personas.

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS (inizio)


(1 de Enero)

“Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”

* Nm 6,22-27: “Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré”

* Sal 66,2-3.5.6 y 8: “El Señor tenga piedad y nos bendiga”

* Ga 4,4-7: “Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer”

* Lc 2,16-21: “Encontraron a María y a José y al Niño. A los ocho días le pusieron por nombre
Jesús”

La historia del hombre está bendecida por Dios, por eso el creyente mira el mañana con
esperanza. Su fundamento son las promesas de Dios. Y estas promesas tienen rostro y nombre:
Abraham, Moisés... Jesús. Cristo hace que llegue la benevolencia divina a todos los pueblos.
Dios ha “bendecido” especialmente a María para hacerla Madre de Dios, y la “bendición” ha
culminado en la Maternidad. María sabe que no es ella la depositaria última de Cristo como
definitiva bendición del Padre. Ella es la primera de los bendecidos, pero el don es para toda la
humanidad. (Recuérdese que, cuando esta fiesta era aún la de la Circuncisión, se daba a adorar al
Niño diciendo: Christus DATUS est nobis.)

Junto con el deseo sincero de felicidad en el Año Nuevo, es necesario colaborar para que llegue a
aquellos a quienes felicitamos. Tal vez la ausencia de felicidad y aun el pesimismo tengan
relación con una resignación estéril de quien no “entiende” la historia desde Dios.

_ La maternidad divina de María:


“Llamada en los Evangelios la ``Madre de Jesús'', María es aclamada bajo el impulso del Espíritu
como ``la Madre de mi Señor'' desde antes del nacimiento de su Hijo. En efecto, aquel que ella
concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo
según la carne, no es otro que el Hijo Eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima
Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios (``Theotokos'')”
(495).
_ Hijo de Dios es sus dos naturalezas:
“La virginidad de María manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no
tiene como Padre más que a Dios. ``La naturaleza humana que ha tomado no le ha alejado jamás
de su Padre... consubstancial con el Padre en la divinidad, consubstancial con su Madre en
nuestra humanidad, pero propiamente Hijo de Dios en sus dos naturalezas''.” (Cc Friaul, año
796) (503).
_ María en el año litúrgico:
“En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con
especial amor a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con un vínculo
indisoluble a la obra salvadora de su Hijo; en ella mira y exalta el fruto excelente de la redención
y contempla con gozo, como en una imagen purísima, aquello que ella misma, toda entera, desea
y espera ser (SC 103)” (1172).

_ “Vino Nuestro Señor Jesucristo a liberarnos de nuestras dolencias, no a cargar con ellas; no a
rendirse a los vicios sino a remediarlos... y por eso convenía que naciese de manera nueva quien
traía la gracia nueva de la santidad inmaculada... Convino que la virtud del Hijo velase por la
virginidad de la Madre y que tan grato claustro del pudor y morada de santidad fuera guardada
por la gracia del Espíritu Santo” (San León Magno, Serm 22, II de Navidad).

No se nos ha dado bajo el cielo ningún otro Nombre por el que podamos ser salvados, incluida la
propia Madre del Salvador.

DOMINGO II DE NAVIDAD (inizio)


“Eché raíces en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad”

* Eclo 24,1-4.8-12: “La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido”

* Sal 147,12-13.14-15.19-20: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”

* Ef 1,3-6.15-18: “Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos”

* Jn 1,1-18: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”

Se presenta la sabiduría personificada y hablando de sí misma. El Libro de la Alianza no sólo


contiene la sabiduría, sino que “la encarna”. Al igual que toda la creación fue obra de la Palabra,
también lo fue la sabiduría. No es extraño que se puedan ver aquí apoyos del prólogo de san
Juan.
El “Logos” puede entenderse desde la cultura hebrea (“dhabar”) o desde la griega. La semántica
semita insiste más en la Palabra como interpelación de Dios y exigencia de fe. La significación
griega puede comprenderse en Juan como progresiva iluminación del hombre y revelación del
Misterio de Dios que se manifiesta a la humanidad.
El texto del Evangelio tiene una estructura literaria de corte hebreo. Se presentan círculos
concéntricos girando en torno a una noticia-núcleo: “Pero a cuantos la recibieron (la Palabra), les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”.

Hay en la sociedad actual cierta tendencia al “maniqueísmo”: el bien y el mal se contraponen.


Entender así la vida es simplista e irreal. El viejo dualismo ha quedado definitivamente zanjado
desde Cristo. Se encarnó precisamente en lo que los gnósticos creían que era el mal. La luz
puede triunfar sobre las tinieblas. En todo hay luz y hay que sacarla. Nada es definitivamente
oscuridad, porque puede ser vencida desde Cristo.

_ “...Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios (panteísmo); otros han
dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios; otros han afirmado la existencia de dos
principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente, dualismo,
maniqueísmo; según estas concepciones, el mundo sería malo, producto de una caída y por tanto
se ha de rechazar y superar (gnosis), otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a
la manera de un relojero, (deísmo)... Esta búsqueda es inherente al hombre” (285).
_ Oposición de las tinieblas a la luz:
“La Huida a Egipto y la matanza de los inocentes manifiestan la oposición de las tinieblas a la
luz: ``Vino a su casa y los suyos no la recibieron'' (Jn 1,11). Toda la vida de Cristo estará bajo el
signo de la persecución. Los suyos la comparten con Él. Su vuelta de Egipto recuerda el Éxodo y
presenta a Jesús como el liberador definitivo” (530).

_ “Mediante su razón el hombre conoce la voz de Dios que le impulsa a ``hacer el bien y evitar
el mal''. Todo hombre debe seguir esta ley que resuena en la conciencia y que se realiza en el
amor de Dios y del prójimo. El ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la persona
humana” (1706).

_ “Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser
resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera.
Encerrados en las tinieblas, era necesario que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos
un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos
razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra
naturaleza humana para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable
y tan desgraciado?” (San Gregorio de Nisa, or catech, 5).

“La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió”. “Vino a su casa y los suyos no la
recibieron”. Pero permanece como Luz y como Vida, y su victoria sobre el pecado ha hecho
posible el bien en el mundo.

LA EPIFANÍA DEL SEÑOR (inizio)


“Vayamos y preguntemos por Él; y ofrezcámosle nuestros dones de oro,
incienso y mirra”

* Is 60,1-6: “La gloria del Señor amanece sobre ti”

* Sal 71,2.7-8.10-11.12-13: “Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra”

* Ef 3,2-3a.5-6: “Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la
promesa”

* Mt 2,1-12: “Venimos de Oriente a adorar al Rey”

El profeta se imagina la Ciudad Santa resplandeciente por la gloria de Dios que brillaba sobre
ella, y refulgente por los regalos que vendrían de Madián y de Efá.
La estrella mesiánica de David es lo que quiere san Mateo que vean los destinatarios de su
Evangelio alumbrando a Cristo, en quien se cumplen las profecías del Antiguo Testamento.
Mientras ni Herodes, ni los rabinos, ni aun el pueblo lo reciben ni aceptan, sí lo hacen los
gentiles, los que venían de lejos. San Mateo quiere mostrarnos que la salvación es universal y así
se manifiesta desde el principio. Anunciada ya en las dos lecturas anteriores, la vocación de los
gentiles es llamada misterio revelado, que es tanto como decir, según el pensamiento paulino, el
acontecimiento por excelencia.

En un mundo donde cada vez hay menos fronteras, resulta extraño y anacrónico empeñarse en
vivir en “guettos”, en particularismos. A la vez que se pregona la solidaridad universal se puede
comprobar el apego a actitudes individualistas, a subjetivismos excluyentes... !Qué difícil
entender desde estas situaciones la universalidad de la fe cristiana!

_ “La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del
mundo... La llegada de los magos a Jerusalén para ``rendir homenaje al rey de los judíos'' (Mt
2,2) muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David, al que será el rey de
las naciones. La Epifanía manifiesta que la ``multitud de los gentiles entra en la familia de los
Patriarcas'' (San León Magno, serm. 23) y adquiere la ``israelítica dignitas''” (528).

_ Liturgia y culturas:
“Por tanto, la celebración de la liturgia debe corresponder al genio y a la cultura de los diferentes
pueblos. Para que el Misterio de Cristo sea ``dado a conocer a todos los gentiles para obediencia
de la fe'' (Rm 16,26), debe ser anunciado, celebrado y vivido en todas las culturas, de modo que
éstas no son abolidas sino rescatadas y realizadas por él. La multitud de los hijos de Dios,
mediante su cultura humana propia, asumida y transfigurada por Cristo, tiene acceso al Padre,
para glorificarlo en un solo Espíritu” (1204).

“Hemos celebrado recientemente el día en que el Señor nació del pueblo judío; hoy celebramos
aquel otro en que fue adorado por los gentiles, porque la salvación viene de los judíos (Jn 4,22),
pero esta salvación se extiende hasta los fines de la tierra (Is 49,6); en aquel día le adoraron los
pastores y hoy los Magos. A aquéllos se lo anunciaron los ángeles y a éstos una estrella. Los dos
aprendieron del cielo, al ver al Rey del cielo en la tierra, que era la gloria de Dios en las alturas y
en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, porque Él es nuestra paz que hizo de los dos
pueblos uno (Ef 2,14)” (San Agustín, serm. 196,1).

Cuanto más clara es la estrella, más visible se hace el camino; cuanto más manifiesto se hace
Cristo para todos, más apremiante es la llamada a reconocerlo y a adorarlo como único Señor.

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR (inizio)


“Te he llamado,... te he tomado de la mano,... y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las
naciones”

* Is 42,1-4.6-7: “Mirad a mi siervo, a quien prefiero”

* Sal 28,1a y 2.3ac-4.3b y 9b-10: “El Señor bendice a su pueblo con la paz”

* Hch 10,34-38: “Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo”

* Mc 1,7-11: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”

“La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará” evoca la confianza de Dios
en el hombre, a pesar de todo. Quien sigue a Cristo habrá de estimar posible su salvación por
lejana y difícil que parezca. Nuestra esperanza está puesta en Jesucristo.
El discurso kerigmático y a la vez catequético de Pedro en casa de Cornelio (2.a lectura),
contiene una adaptación del mensaje a los paganos. Es significativa la alusión a Cristo como
“ungido por el Espíritu Santo”.
La intención de san Marcos es destacar el carácter teofánico del Bautismo de Jesús. Es a la vez
una manifestación de fe en la divinidad de Cristo por parte de la comunidad primitiva. Por otra
parte, los creyentes toman conciencia de lo que sucede en el Bautismo cristiano: que también
somos ungidos por el Espíritu Santo, que somos proclamados hijos de Dios, que entramos en
comunión con la Santísima Trinidad.

Todas las personas viven íntimamente la llamada a una vocación determinada, a un servicio a la
sociedad. Esta llamada se intuye en los intereses, actitudes, capacidades... que cada uno
experimenta. En otro orden, el bautismo es una llamada de Dios a la vida plena.

“La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina. ``Por otra parte es lo que
significa su mismo nombre, porque en el nombre de Cristo está sobreentendido El que ha ungido,
El que ha sido ungido y la Unción misma con la que ha sido ungido: El que ha ungido es el
Padre, El que ha sido ungido es el Hijo, y lo ha sido en el Espíritu Santo que es la Unción''. Su
eterna consagración mesiánica fue revelada en el tiempo de su vida terrena en el momento de su
bautismo por Juan” (438).
_ “...El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a ``posarse'' sobre Él. De
Él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, ``se abrieron los cielos'' (Mt
3,16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de
Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación” (536).

_ “El ``sello del Señor'' es el sello con que el Espíritu Santo nos ha marcado ``para el día de la
redención'' (Ef 4,30). ``El Bautismo, en efecto, es el sello de la vida eterna'' (San Ireneo,
Dem.,3). El fiel que ``guarde el sello'' hasta el fin, es decir, que permanezca fiel a las exigencias
de su Bautismo, podrá morir marcado con ``el signo de la fe''” (1274).
_ “El fruto del Bautismo: el perdón de los pecados, el nacimiento a la vida nueva, la
incorporación a la Iglesia y la participación del sacerdocio de Cristo” (cf. 1279).

_ En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombre las fuentes del Bautismo:
“Considera dónde eres bautizado, de dónde viene el Bautismo: de la cruz de Cristo, de la muerte
de Cristo. Ahí está todo el misterio: Él padeció por ti. En él eres rescatado, en él eres salvado”
(San Ambrosio, sacr. 2,6) (1225).

Para comenzar su misión, Jesús recibe el Espíritu; cuando envíe a los suyos a la misión que Él
les encomendará, les dará el mismo Espíritu. Sin el Espíritu no hay misión ni hay envío ni hay
enviados.

INTRODUCCIÓN A LA CUARESMA Y LA PASCUA (inizio)


Si no existiera la Pascua, tampoco existiría la Cuaresma. La Liturgia está pensada siempre
destacando la meta y proponiendo después el camino. Así nacieron las vigilias y los tiempos
fuertes. Porque algo era muy importante, había que resaltarlo desde varias semanas antes. Y
cuanto de mayor relieve, más tiempo de preparación. La intensificación de la predicación, la
proliferación de ejercicios, charlas, vía crucis, ratos de reflexión, etc, tan frecuentes durante este
tiempo cuaresmal tal vez provoquen cierto “exceso” de predicación perdiendo de vista unos
objetivos muy claros en el pensamiento bíblico y que nos trae la Iglesia en la Liturgia.
Cuaresma Tres son los grandes temas cuaresmales, que miraremos también desde la Pascua; o
acaso cabría decir, temas pascuales que miraremos desde la Cuaresma: el pecado, la conversión,
la salvación.
Abordar el pecado hoy, además de impopular, es muy difícil. Nuestras gentes también han
perdido en gran manera tal conciencia. Más que la confrontación de la vida con un catálogo
prefijado, parece oportuno presentar el proyecto de Dios sobre nosotros y la infidelidad con la
que respondemos. La experiencia bíblica del pecado suele recurrir a este método. Al pueblo de
Dios hay que habituarle a que confronte su vida con el mensaje evangélico, y que pierda el
miedo a que nos acuse siempre de pecadores. Entre otras razones, porque la Palabra para eso es
profética.
Y cuando el mensaje es tan rico en anuncios de misericordia, de perdón, de reconciliación, como
es el de Cuaresma, nuestras gentes vivirán la experiencia del Dios misericordioso íntimamente
vinculado con sus personas. La Cuaresma es tiempo de pedir por los pecadores, por todos
nosotros.
El paso del Señor por nuestra vida es un buen momento para desmontar la imagen que
albergamos acerca de nosotros mismos. La conversión lo requiere como primer paso. El segundo
es la conciencia de pobres que ha de crecer en nuestro interior. El camino hacia la Pascua es de
aquellos que se sienten pobres, porque lo recorre el Cristo-Siervo. Identificarse con Él, “tener los
mismos sentimientos que Cristo Jesús”, requiere tal actitud. Y un primer descubrimiento por
nuestra parte es que el seguimiento nos encamina por la cruz a la resurrección, que Cristo no nos
dejará donde Él nunca se queda, en la derrota del pecado, sino que nos regalará gratuitamente la
participación en su victoria sobre la muerte y sobre la limitación humana.
La Cuaresma-Pascua es un testimonio de que Dios ha aceptado a la humanidad como algo previo
a la liberación radical de los males que la aquejan, especialmente de la raíz de todos ellos, el
pecado. Cuando este tiempo se mira así, sólo hay lugar para la esperanza confiada. La iniciativa
divina y su gratuidad en la donación total de Cristo en la Pasión y la Cruz, son el sello de una
Alianza que se grabará para siempre en nuestros corazones. Es como participar en esos “dolores
de parto” de la humanidad según san Pablo y la subsiguiente alegría del triunfo.
Conviene leer los textos de la Cuaresma y hallar los puntos comunes, a fin de sintetizar las ideas.
No es difícil. Ofrecemos seguidamente una muestra de ello. Para elaborarlo hemos tenido en
cuenta las lecturas no sólo de los domingos del ciclo B, sino también las lecturas de todos los
días de la semana.

Semanas Lema
De Ceniza
La conversión es camino hacia la luz

Primera
La Pascua de Jesús es don gratuito y apremiante llamada al amor

Segunda
La Pascua de Jesús es la vida de su Iglesia

Tercera
Por Cristo somos reconciliados y hechos testigos de resurrección

Cuarta
Participar de la Pascua de Jesús es conocer la Verdad y vivir la Vida

Quinta
La Pascua de Jesús es libertad porque somos liberados de la muerte

Semana Santa
Con su muerte el Siervo reúne a los hijos de Dios dispersos

Y ciñéndonos sólo a los domingos del ciclo B, proponemos una perspectiva general a los grandes
temas presentados por el Leccionario, en el marco de la Historia de la Salvación.
Domingos Pueblo elegido Cristo Nuevo Pueblo de Dios

Domingo I
Alianza con Noé
Cristo, obediente a la Palabra y vencedor en el Desierto
Nueva Alianza en Cristo victorioso

Domingo II
Abraham teme a Dios y no se reserva ni a su hijo
Cristo, a quien el Padre entregó a la muerte por nosotros
¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica

Domingo III
Alianza en el Sinaí
La Cruz de Cristo es para los llamados fuerza y sabiduría de Dios
Nuestra ofrendaes aceptable porque Cristo es el que se ofrece

Domingo IV
Decreto de liberación del Pueblo de Dios
Hemos sido liberados por la gracia de Cristo
Nos ha resucitado con Cristo y nos ha sentado en el cielo con Él

Domingo V
Se anuncia una Alianza Nueva
Aprendió, sufriendo, a obedecer
Morir su misma muerte, para resucitar con Él

ESQUEMA DE CUARESMA (inizio)


I Tentado para parecerse a nosotros
Gn 9,8-15: “Pacto con Dios de Noé”
1 P 3,18-22: “El Bautismo que nos salva”
Mc 1,12-15: “Los ángeles le servían”
El Reino de Dios está cerca: 541
Las tentaciones de Jesús: 538
Lucha contra la tentación: 2847-2848

II Nos fortalece para llevar la Cruz


Gn 22, 1-2.9-13.15-18: “El Sacrificio de Abraham”
Rm 8, 31b-34: “Dios no perdonó a su Hijo”
Mc 9,1-9: “Éste es mi Hijo amado”
La Transfiguración, visión anticipada del Reino: 555-556
Fe obediencia de Abraham: 2572

III La Pascua es para que nazca el “hombre nuevo”


Ex 20,1-7: “La Ley fue dada por Moisés”
1 Co 1,22-25: “Predicamos a Cristo crucificado”
Jn 2,13-25:“En tres días levantaré este templo”
Jesús y el Templo: 584-586
El templo, lugar de oración: 2691.2616.2684

IV Liberados por Cristo de las tinieblas


2 Cro 36,14-16.19-23: “Manifestación de la misericordia divina”
Ef 2,4-10: “Por pura gracia estamos salvados”
Jn 3,14-21: “Dios mandó a su Hijo para salvar al mundo”
Dios es verdad y amor: 214-218
Vivir en la verdad: 2465-2466.1955

VPerdonará nuestrospecados por laNueva Alianza


Jr 31,31-34: “Haré una alianza nueva”
Hb 5,7-9: “Obedeciendo, es causa de salvación eterna”
Jn 12, 20-33: “El grano que cae en tierra da fruto”
Jesús acepta libremente el amor redentor del Padre: 606-609
El Espíritu y la Ley Nueva: 715
El cristiano y la Ley Nueva: 1964.1972

SAN JOSÉ La promesa, asegurada para la descendencia


2 S 7,4-5a.12- 14a.16: “El Señor le dará el trono de David”
Rm 4, 13.16-18.22: “Creyó contra toda esperanza”
Mt 1,16.18-21.24a: “Hizo lo que le había mandado el Señor”
La concepción virginal, obra divina: 497
La oración en la vida cristiana: 2470.2716

DOMINGO I DE CUARESMA (inizio)


“Tentado para parecerse a nosotros; vencedor para que nos parezcamos a Él”

* Gn 9,8-15: “El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio”

* Sal 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9: “Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan
tu alianza”

* 1P 3,18-22: “Actualmente os salva el bautismo”

* Mc 1,12-15: “Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían”

Las palabras de Dios a la salida de Noé del Arca muestran que, mientras para los paganos la
tormenta y la lluvia son señales de una ira imparable, aquí es Dios quien toma la iniciativa y
ofrece su pacto (Alianza) figurada en el Arco Iris. El Señor no destruirá nada, ni hombres ni ser
viviente alguno.
Para san Pedro, Noé es anuncio profético de Cristo: salvado de las aguas, es Cabeza de una
humanidad que se libra del Diluvio. También hay cierta referencia a la Pascua
(Muerte/Resurrección): las aguas ahogan y destruyen, pero también son causa de la vida.
El episodio del desierto de san Marcos, nos trae a la memoria el Éxodo y la experiencia del
Pueblo de Dios en él. Pero lo fundamental es la llamada a la conversión. El “se ha cumplido el
plazo” se plantea como llamamiento. Dios sabe aguardar, espera pacientemente la respuesta del
hombre. Que Dios espere es señal de que quiere hacer al hombre la posibilidad de su conversión.

La tentación de sentirse instalado, acomodado, definitivamente situado, nos asalta a cualquiera


en cualquier momento. Difícilmente cabe que así se sienta la posibilidad de cambiar. Que el
Evangelio invite a confrontar la vida del creyente es exponente de cambio y conversión.

_ El Reino de Dios está cerca:


“Después que Juan fue preso, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:
``El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena
Nueva'' (Mc 1,15). ``Cristo, por tanto, para hacer la voluntad del Padre inauguró en la tierra el
Reino de los cielos'' (LG 3). Pues bien, la voluntad del Padre es ``elevar a los hombres a la
participación de la vida divina'' (LG 2). Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo
Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra ``el germen y el comienzo de este
Reino'' (LG 5)” (541).
_ Las tentaciones de Jesús:
“Los Evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto... Al final de este
tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús
rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el
desierto, y el diablo se aleja de Él ``hasta el tiempo determinado'' (Lc 4,13)” (538).

_ “``No entrar en la tentación'' implica una decisión del corazón: ``Porque donde esté tu tesoro,
allí también estará tu corazón... Nadie puede servir a dos señores'' (Mt 6, 21-24). ``Si vivimos
según el Espíritu, obremos también según el Espíritu'' (Ga 5, 25). El Padre nos da la fuerza para
este ``dejarnos conducir'' por el Espíritu Santo” (2848).

_ “Dios no quiere imponer el bien, quiere seres libres... En algo la tentación es buena. Todos,
menos Dios, ignoran lo que nuestra alma ha recibido de Dios, incluso nosotros. Pero la tentación
lo manifiesta para enseñarnos a conocernos, y así, descubrirnos nuestra miseria, y obligarnos a
dar gracias por los bienes que la tentación nos ha manifestado” (Orígenes, or. 29) (2847).

La conversión no nos libra de la tentación, pero al que vuelve su corazón a Dios, Dios le regala
la victoria de Jesucristo.

DOMINGO II DE CUARESMA (inizio)


“Ante la proximidad de la Pasión, fortaleció la fe de los apóstoles, para que sobrellevasen el
escándalo de la cruz”

* Gn 22,1-2.9-13.15-18: “El sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe”

* Sal 115,10 y 15.16-17.18-19: “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida”

* Rm 8,31b-34: “Dios no perdonó a su propio Hijo”

* Mc 9,2-10: “Éste es mi Hijo amado”

El relato de la ofrenda de Isaac por su padre Abraham pone de relieve que el sacrificio que Dios
prefiere es la fe-obediencia, en que tanto insisten los profetas contemporáneos al autor de la
tradición elohísta. Se advierte sin embargo que la perícopa ha sido elegida en función del
Evangelio: Jesús, obediente y entregado al Padre, es por eso mismo, el Siervo Glorificado en la
Transfiguración.
San Marcos une la Transfiguración al primer anuncio de la Pasión. Así, el Cristo paciente y
glorioso adquiere mayor relevancia. El Padre, avalando al Hijo mediante la invitación a que sea
escuchado, acepta su entrega sacrificial y lo coloca por encima de todos los personajes del
Antiguo Testamento. La referencia a que el Padre “no perdonó a su propio Hijo” (2.a lectura)
trae a la memoria igualmente la obediencia de Abraham.

Nada hay más buscado que la felicidad y a la vez con la convicción profunda de que su conquista
no es fruto simplemente de un esfuerzo. Cuanto más se experimenta, con más ansia se busca. El
hombre sabe que hay que trabajar por ser feliz, aunque reconoce que la felicidad en definitiva es
un regalo.

_ La Transfiguración, visión anticipada del Reino:


“Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra
también que ``para entrar en su gloria'' (Lc 24,26), es necesario pasar por la cruz en Jerusalén.
Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la ley y los Profetas habían
anunciado los sufrimientos del Mesías. La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del
Padre: el Hijo actúa como Siervo de Dios. La nube indica la presencia del Espíritu Santo: ``Tota
Trinitas apparuit''” (555).
_ “...La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo ``el
cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo'' (Flp 3,21).
Pero ella nos recuerda también que ``es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para
entrar en el Reino de Dios'' (Hch 14,22)” (556).

_ Fe-obediencia de Abraham:
“Como última purificación de su fe, se le pide al ``que había recibido las promesas'' (Hb 11,17)
que sacrifique al hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila: ``Dios proveerá el cordero para el
holocausto'' (Gn 22,8), ``pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar a los muertos'' (Hb
11,19). Así, el padre de los creyentes se hace semejante al Padre que no perdonará a su propio
Hijo sino que lo entregará por todos nosotros” (2572).

_ “Pedro no había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la montaña. Te ha
reservado eso, oh Pedro, para después de la muerte. Pero ahora, él mismo dice: Desciende para
penar en la tierra, para servir en la tierra, para ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida
desciende para hacerse matar; el Pan desciende para tener hambre; el camino desciende para
fatigarse andando; la fuente desciende para sentir la sed; y tú, ¿vas a negarte a sufrir?” (San
Agustín, serm 78,6) (556).

Tan montaña es el Calvario como el Tabor; pero no se puede subir a ésta sin haber pasado por
aquélla.

DOMINGO III DE CUARESMA (inizio)


“La Pascua de Cristo no es para ``destruir'' sino para que nazca el Hombre Nuevo”

* Ex 20,1-17: “La Ley fue dada por Moisés”

* Sal 18,8.9.10.11: “Señor tú tienes palabras de vida eterna”

* 1Co 1,22-25: “Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero para los
llamados sabiduría de Dios”

* Jn 2,13-25: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”

La tradición Sacerdotal, al redactar el Decálogo, usa un estilo imperativo, conciso. Los mandatos
se imponen sin condiciones ni matices. Es una manera de entender por parte del pueblo la
voluntad de Dios.
Jesucristo, al mantener la antigua Ley en todo su vigor y dimensiones, pone en la caridad, en el
amor al Padre, la motivación principal para su cumplimiento. Y es precisamente ese amor,
experiencia única de los cristianos y velada a los que ponen en la racionalidad la única fuente de
su conocimiento, lo que hará que la Cruz sea “escándalo para los griegos o necedad para los
judíos” (2.a lectura).
El antiguo templo ya no tendrá razón de ser a partir del Nuevo Templo que es Cristo. Y la
referencia a los “tres días” y a la Pascua, muestra que Juan está pensando en el acontecimiento
pascual que dará lugar al inicio de ese tiempo nuevo.

Quienes creen que lo religioso ha de circunscribirse y limitarse a lo estrictamente personal, al


ámbito de la conciencia, al repliegue a las sacristías, hoy pueden advertir que Cristo propone
algo distinto. La acción pública de Jesús en el templo muestra que el celo de la casa de su Padre
presupone lo privado y además se presenta públicamente. Contrapone la religiosidad exterior y
vana, con la suya, interior y profunda.

_ “Jesús subió al templo como al lugar privilegiado para el encuentro con Dios. El templo era
para Él la casa de su Padre, una casa de oración, y se indigna porque el atrio exterior se haya
convertido en un mercado (Mt 21,13). Si expulsa a los mercaderes del templo es por celo hacia
las cosas de su Padre: ``No hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado''. Sus discípulos
se acordaron de que estaba escrito: ``El celo por tu Casa me devorará' (Sal 69,10)'' (Jn 2,16-17)”
(584).
_ “Jesús anunció, no obstante, en el umbral de su Pasión, la ruina de ese espléndido edificio del
cual no quedará piedra sobre piedra (cf. Mt 24,1-2). Hay aquí un anuncio de una señal de los
últimos tiempos que se van a abrir con su propia Pascua” (585).
_ Nuevo templo:
“Por eso su muerte corporal anuncia la destrucción del templo que señalará la entrada en una
nueva edad de la historia de la salvación: ``Llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén
adoraréis al Padre'' (Jn 4,21)” (586).

_ El templo, lugar propio de oración:


“La iglesia, casa de Dios, es el lugar propio de la oración litúrgica de la comunidad parroquial.
Es también el lugar privilegiado para la adoración de la presencia real de Cristo en el Santísimo
Sacramento. La elección de un lugar favorable no es indiferente para la verdad de la oración”
(2691).

_ “Ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él dirige
nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de
Él, en nosotros” (San Agustín, Sal 85,1) (2616).
_ “El Espíritu es verdaderamente el lugar de los santos, y el santo es para el Espíritu un lugar
propio, ya que se ofrece a habitar con Dios y es llamado su templo” (San Ambrosio, Spir. 26,
62). (2684).

Porque Cristo es el Nuevo Templo, la Iglesia, su Cuerpo Místico, es su plenitud (pléroma), y


nosotros, signos vivos (piedras vivas).

DOMINGO IV DE CUARESMA (inizio)


“Somos obra de Dios, liberados por Cristo de las tinieblas, salvados en su Nombre”

* 2 Cro 36,14-16.19-23: “La ira y la misericordia del Señor se manifestaron en el exilio y la


liberación del pueblo”

* Sal 136,1-2.3.4.5.6: “Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti”

* Ef 2,4-10: “Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo”
* Jn 3,14-21: “Dios mandó a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por Él”

El Cronista hace memoria de las infidelidades del pueblo de Dios y del castigo que recibieron de
sus enemigos. Se quiere hacer ver que la salvación vendrá de Dios, que el exilio terminará
porque Dios será su libertador. El decreto de Ciro será el instrumento del que Dios se servirá
para llevar a cabo la liberación. Se muestra la historia como el gran escenario de la acción
salvadora de Dios, incluso por medio de quienes no lo conocen.
Jesús, en el encuentro con Nicodemo, busca que éste ahonde y madure en su fe. Le anuncia la
Verdad, pero es también un llamamiento, una invitación a ir poco a poco cayendo en la cuenta de
cuanto le dice.
Presenta a Nicodemo la necesidad de tomar postura ante la salvación de Dios. El que cree está
en la luz y el que no cree está en tinieblas. El símbolo de la “clandestinidad” con la que
Nicodemo visita a Jesús, queda destruido por la invitación a que “realice la verdad para
acercarse a la luz”. La verdad, además de libres, hace valientes.

La realidad de nuestra cultura, profundamente fragmentada, dificulta al hombre plantearse el


problema de la verdad, hasta el punto de dudar de su posibilidad y existencia. En esta situación
renuncia a buscar la verdad y, como consecuencia, permanece en las “tinieblas” de la verdad de
sí mismo.

_ Dios es verdad y amor:


“Dios, ``El que es'', se reveló a Israel como el que es “rico en amor y fidelidad” (Ex 34,6). Estos
dos términos expresan de forma condensada las riquezas del Nombre divino. En todas sus obras,
Dios muestra su benevolencia, su bondad, su gracia, su amor; pero también su fiabilidad, su
constancia, su fidelidad, su verdad. ``Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad'' (Sal
138,2). Él es la Verdad, porque ``Dios es Luz, en Él no hay tiniebla alguna'' (1 Jn 1,5); Él es
``Amor'', como lo enseña el apóstol Juan (1Jn 4,8)” (214).
_ Dios es amor:
“A lo largo de su historia, Israel pudo descubrir que Dios sólo tenía una razón para revelársele y
escogerlo entre todos los pueblos como pueblo suyo: su amor gratuito. E Israel comprendió,
gracias a sus profetas, que también por amor Dios no cesó de salvarlo y de perdonarle su
infidelidad y sus pecados” (218).

_ Vivir en la verdad:
“El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su Palabra es verdad. Su
ley es verdad. ``Tu verdad, de edad en edad'' (Sal 119,90; Lc 1,50). Porque Dios es el ``Veraz''
(Rm 3,4), los miembros de su Pueblo son llamados a vivir en la verdad” (2465).
_ “En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud. ``Lleno de gracia y de verdad'' (Jn
1,14). Él es la ``luz del mundo'' (Jn 8,12), la Verdad, el que cree en Él no permanece en las
tinieblas” (2466; cf. 2467-2470).

_ “¿Dónde, pues, están inscritas estas normas sino en el libro de esa luz que se llama la Verdad?
Allí está escrita toda ley justa, de allí pasa al corazón del hombre que cumple la justicia; no que
ella emigre a él, sino que en él pone su impronta a la manera de un sello que de un anillo pasa a
la cera, pero sin dejar el anillo” (San Agustín, Trin. 14,15,21) (1955).

Cuando el hombre se acerca a la Verdad de Dios por el camino de Cristo, además de


encontrarse con el Verdadero, se encuentra a sí mismo.

DOMINGO V DE CUARESMA (inizio)


“Conoceremos al Señor porque perdonará nuestros pecados por la Nueva Alianza en Cristo”

* Jr 31,31-34: “Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados”

* Sal 50,3-4.12-13.14-15: “!Oh Dios, crea en mí un corazón puro!”

* Hb 5,7-9: “Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna”

* Jn 12,20-33: “Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto”

El anuncio de Jeremías, la Alianza Nueva, parece un anticipo evangélico. La letra había ahogado
al espíritu y había que grabar en los corazones la Ley Nueva. Dios mismo será quien escriba esa
ley dentro del hombre. Llegará el tiempo de la gracia y Dios mostrará su rostro de misericordia.
Cristo “será causa de salvación eterna” por su obediencia a la voluntad del Padre. El autor de
Hebreos quiere mostrar cómo el Salvador actúa según la nueva Alianza. Por Él tiene lugar el
nuevo pacto entre Dios y el hombre, y, además, enseña al hombre a vivir esa alianza.
El sentido de la muerte fecunda del grano enterrado hace presagiar la convicción que Cristo
comunica a los suyos sobre su propia muerte. El fruto llegará a todos porque la Pascua será para
todos. Y la voz del Padre ratificando la gloria es el mejor aval de su obra redentora.

Con frecuencia la vida de muchas personas es entregada al servicio de los demás: muchos padres
de una manera callada dan la vida día a día por sus hijos; muchos educadores gastan sus
energías en favor de los educandos; muchas otras personas anónimas entierran su vida como
grano de trigo... y todo esto da mucho fruto.

_ “Jesús, al aceptar en su corazón humano el amor del Padre hacia los hombres, ``los amó hasta
el extremo'' (Jn 13,1) porque ``nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos'' (Jn
15,13). Tanto en el sufrimiento como en la muerte, su humanidad se hizo el instrumento libre y
perfecto de su amor divino que quiere la salvación de los hombres” (609; cf. 606-608).
_ El Espíritu Santo grabará en nuestros corazones una Ley Nueva:
“En los ``últimos tiempos'', el Espíritu del Señor renovará el corazón de los hombres grabando en
ellos una Ley nueva; reunirá y reconciliará a los pueblos dispersos y divididos; transformará la
primera creación y Dios habitará en ella con los hombres en la paz” (715; cf. 716).

_ Ley nueva o Ley evangélica:


“La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu
Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar
mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad, porque nos libera de las observancias rituales y
jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y
nos hace pasar de la condición del siervo, a la de amigo de Cristo, o también a la condición de
hijo heredero” (1972).

_ “Hubo..., bajo el régimen de la antigua alianza, gentes que poseían la caridad y la gracia del
Espíritu Santo y aspiraban ante todo a las promesas espirituales y eternas, en lo cual se adherían
a la ley nueva. Y al contrario, existen, en la nueva alianza, hombres carnales, alejados todavía de
la perfección de la ley nueva: para incitarlos a las obras virtuosas, el temor del castigo y ciertas
promesas temporales han sido necesarias, incluso bajo la nueva alianza. En todo caso, aunque la
ley antigua prescribía la caridad, no daba el Espíritu Santo, por el cual ``la caridad es difundida
en nuestros corazones'' (Rm 5,5) (Santo Tomás de Aquino, s. th. 1-2, 107,1 ad 2)” (1964).

Cristo habló de enterrarse para dar fruto. Por eso, los que creemos en Él, llamamos a la
muerte principio de resurrección.
ESQUEMA DE SEMANA SANTA (inizio)

DOMINGO DE RAMOS
Rey que entrega su vida como SiervoIs 50,4-7: “No oculté el rostro a los insultos”
Flp 2,6-11: “Se rebajó a sí mismo”
Mc 14,1-15,47: “Era media mañana cuando lo crucificaron”
El sacrificio de Cristo: 617-618.1851
El Siervo entregado por nosotros: 559-560.601

JUEVES SANTO
Nace la Nueva Pascua en la Mesa de Jesús
Ex 12,1-8.11-14: “Prescripciones sobre la cena pascual”
1 Co 11,23-26: “Cuando coméis del Pan, proclamáis la muerte del Señor”
Jn 13,1-15: “Los amó hasta el extremo”La institución de la Eucaristía: 1337
Culto eucarístico: 1380
Amor fraterno: 1939

VIERNES SANTO
Mirad el árbol de la Cruz
Is 52,13-53.12: “Fue traspasado por nuestras rebeliones”
Hb 4,14-16; 5,7-9: “Obedeciendo, se convirtió en causa de salvación”
Jn 18,1-19,42: “Mirarán al que atravesaron”
Cristo se ofreció al Padre por nuestros pecados: 607.616
El camino de la Cruz: 1993. 2015

SÁBADO SANTO
Cristo brilla sereno para el linaje humano
Rm 6,3-11: “Resucitado de entre los muertos, ya no muere más”
Mc 16,1-8: “Jesús, el Nazareno, ha resucitado”
La Resurrección, obra de la Trinidad: 648-650
Incorporación a la Muerte y Resurrección de Cristo: 1226-1228

DOMINGO DE RAMOS (inizio)


“Lo aclamamos como Rey porque entrega su vida como Siervo”

Is 50,4-7: “No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaré defraudado”

Sal 21,8-9.17-18a.19-20.23-24: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

Flp 2,6-11: “Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo”

Mc 14,1-15,47: “Era media mañana cuando lo crucificaron”

El profeta destaca del Siervo la perfecta docilidad y entrega a la voluntad de Dios, y cómo todo
eso se revela como proyecto de Dios. El Siervo resiste, pese a todo, porque sabe que el Señor
está a su lado.
En la 2.a lectura, el apóstol sigue pensando en el Siervo entregado y enaltecido, doliente y
glorioso, olvidado y exaltado.
El silencio de Cristo y su soledad son los dos detalles más señalados en el evangelio de san
Marcos. Es el relato que menos palabras recoge de Jesús. El abandono de Jesús es total: los
discípulos huyen; Pedro le sigue de lejos; y se siente dejado por el Padre...

La eficacia es hoy uno de los objetivos prioritarios. Y en función de ella se acometen muchos
proyectos. Desde esta mentalidad la Cruz aparece como un fracaso y un escándalo. En otro
tiempo la cruz se contraponía a la especulación y racionalidad griegas o al empirismo hebreo.
Para quienes apuestan por la eficacia y la gloria hoy sigue siendo escandalosa.

“La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a
cabo mediante la Pascua de su Muerte y de su Resurrección. Con su celebración, el domingo de
Ramos, la liturgia de la Iglesia abre la Semana Santa” (560; cf. 559. 570).
_ El Siervo entregado por nosotros:
“Este designio divino de salvación a través de la muerte del ``Siervo'', el Justo” (Is 53,11) había
sido anunciado antes en la Escritura como un misterio de redención universal, es decir, de rescate
que libera a los hombres de la esclavitud del pecado. La muerte redentora de Jesús cumple, en
particular, la profecía del Siervo doliente. Jesús mismo presentó el sentido de su vida y de su
muerte a la luz del Siervo doliente.” (601).

_ El Sacrificio de Cristo, fundamento del perdón de los pecados:


“En la Pasión, la misericordia de Cristo vence al pecado. En ella, es donde éste manifiesta mejor
su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo,
debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de
Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del
príncipe de este mundo, el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que
brotará inagotable el perdón de nuestros pecados” (1851; cf. 1992).

_ “Fuera de la cruz no hay otra escala por donde subir al cielo” (Santa Rosa de Lima, vida)
(618).
_ “Y la Iglesia venera la Cruz cantando: ``O crux, ave, spes unica''” (``Salve, oh cruz, única
esperanza''). (Himno ``Vexilla Regis'') (617).

Entre un “Hosanna” y un “Aleluya” transcurre la Semana Mayor. El primero por el Rey que
llega para triunfar muriendo; el segundo, por el Rey que ha triunfado resucitando”.

VIERNES SANTO (inizio)


“Mirad el árbol de la Cruz, en la que estuvo clavada la salvación del mundo”

Is 52,13-53,12: “Él fue traspasado por nuestras rebeliones”

Sal 30,2.6.12-13.15-16.17 y 25: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”

Hb 4,14-16; 5,7-9: “Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación para todos los
que le obedecen”

Jn 18,1-19,42: “Mirarán al que atravesaron”

En la primera parte del texto de Isaías, se habla probablemente de todo el Pueblo de Dios y del
dolor que supuso la deportación y el exilio. Luego parece referirse a un solo personaje. Ambos se
entrecruzan y de aquí viene que la tradición cristológica haya visto en este texto una alusión al
Mesías doliente.
La Carta a los Hebreos destaca que ha llegado el final de todos ellos, para dar paso al único
Sacrificio del único Sacerdote.
San Juan en el relato de la Pasión, sin detenerse demasiado en la descripción de los dolores de
Cristo parece querer responder a la pregunta sobre la identidad del propio Jesús: Jesús es el Hijo
de Dios, el Mesías, el Rey, el Gran Sacerdote, el Cordero Pascual... A la pregunta “¿Quién
eres?” aparece en el texto evangélico un eco: “Yo soy”.

Hoy se corre el riesgo de huir del sacrificio, de la abnegación y del esfuerzo. La gratuidad parece
pertenecer a otra época y, sin embargo, gracias a Dios, sucede.

_ “Este deseo de aceptar el designio de amor redentor de su Padre anima toda la vida de Jesús
porque su Pasión redentora es la razón de ser de su Encarnación ``!Padre, líbrame de esta hora!
Pero !si he llegado a esta hora para esto!'' (Jn 12,27). ``El cáliz que me ha dado el Padre ¿no lo
voy a beber?'' (Jn 18,11); todavía en la Cruz antes de que ``todo está cumplido'' (Jn 19,30) dice:
``Tengo sed'' (Jn 19,28)” (607; cf. 606.603).
_ “El ``amor hasta el extremo'' (Jn 13,1) es el que confiere su valor de redención y de reparación,
de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Ningún hombre aunque fuese el más santo
estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en
sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo
sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la
humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos” (616; cf. 617).

_ “La justificación establece la colaboración entre la gracia de Dios y la libertad del hombre. Por
parte del hombre se expresa en el asentimiento de la fe a la Palabra de Dios que lo invita a la
conversión, y en la cooperación de la caridad al impulso del Espíritu Santo que lo previene y lo
custodia” (1993; cf. 1987-
2005).
_ “El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate
espiritual” (cf. 2 Tm 4).

_ “La Cruz sobre el Calvario, por medio de la cual Jesucristo _Hombre, Hijo de María, Hijo
putativo de José de Nazaret_ deja este mundo, es al mismo tiempo una nueva manifestación de
la eterna paternidad de Dios, el cual se acerca de nuevo en Él a la humanidad, a todo hombre,
dándole el tres veces santo Espíritu de Verdad” (Juan Pablo II, RH, 9).

Cristo en la Cruz es llamada a la contemplación que el Espíritu sugiere en el corazón del


creyente. Para mirar, admirar, callar, adorar, esperar...

SÁBADO SANTO (inizio)


(Vigilia Pascual)

“Cristo, tu Hijo resucitado, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano”

Rm 6,3-11: “Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más”

Sal 117,1-2.16ab-17.22-23: “Aleluya, aleluya, aleluya”

Mc 16,1-7: “Jesús el Nazareno, el crucificado, ha resucitado”

El Bautismo como símbolo de la muerte, sepultura y resurrección con Cristo, es expresado por
san Pablo con términos técnicos muy precisos. Indican la plena identificación con Cristo por
parte del bautizado. Por la fe y el bautismo, el hombre es “introducido en Cristo”; es
“identificado con Cristo”; vive “unido a Cristo” resucitado, y algún día “vivirá con” Cristo
eternamente.
Lo trascendental del anuncio que reciben las mujeres junto al sepulcro es: “Ha resucitado”. Se
insiste en las dificultades de la piedra. Y, con la mostrada evidencia del sepulcro vacío, se señala
lo perceptible del suceso.
Las mujeres se debaten entre la incertidumbre antecedente (“¿Quién nos correrá la piedra a la
entrada del sepulcro?”), y el asombro posterior (“salieron corriendo,... temblando de espanto”).
Este último hasta les impide hablar. Ante la NOTICIA, no saben qué hacer con tanto gozo y
tanta responsabilidad. Es el gozo de haber creído.

Cuando al mundo le invaden la indolencia, el conformismo y “el aquí no se puede hacer nada”,
se retrata el miedo a comenzar. Lo que llama la atención de las muchas consecuencias de la
Resurrección es la inmediata desaparición de toda señal de apatía, abatimiento y derrota. Había
comenzado lo nuevo, y empezaba por el corazón de los hombres que habían creído.

_ La Resurrección, obra de la Santísima Trinidad:


“La Resurrección de Cristo es objeto de fe en cuanto es una intervención transcendente de Dios
mismo en la creación y en la historia. En ella, las tres personas divinas actúan juntas a la vez y
manifiestan su propia originalidad. Se realiza por el poder del Padre que ``ha resucitado'' (Hch
2,24) a Cristo, su Hijo, y de este modo ha introducido de manera perfecta su humanidad _con su
cuerpo_ en la Trinidad. Jesús se revela definitivamente ``Hijo de Dios con poder, según el
Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos'' (Rm 1,3-4). San Pablo insiste en
la manifestación del poder de Dios por la acción del Espíritu que ha vivificado la humanidad
muerta de Jesús y la ha llamado al estado glorioso de Señor” (648; cf. 640; 649-650).

_ Nuestra incorporación a la muerte y resurrección de Cristo por el Bautismo:


“Según el apóstol san Pablo, por el Bautismo el creyente participa en la muerte de Cristo; es
sepultado y resucita con Él: ``¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús,
fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a
fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del
Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (Rm 6,3-4)''. Los bautizados se han
``revestido de Cristo'' (Ga 3,27). Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica,
santifica y justifica” (1227; cf. 1226.1228).

_ “Para mí es mejor morir en Cristo Jesús que reinar de un extremo a otro de la tierra. Lo busco a
Él, que ha muerto por nosotros; lo quiero a Él, que ha resucitado por nosotros. Mi parto se
aproxima... Dejadme recibir la luz pura; cuando yo llegue allí, seré un hombre” (San Ignacio de
Antioquía, Rom. 6,1-
2) (1010).

Cuando se comparte una victoria como la que Cristo nos ha regalado por su Resurrección,
¿podrá alguien seguir teniendo miedo?, ¿podrá seguir creyendo en la muerte como dueña
definitiva del hombre?

ESQUEMA DEL TIEMPO PASCUAL (inizio)


DOMINGO DERESURRECCIÓN Muriendo, destruyó nuestra muerte
Hch 10,13-14a.37-43: “Hemos comido y bebido con Él”
Col 3,1-4: “Buscad los bienes de allá arriba”
Jn 20,1-9: “Él había de resucitar de entre los muertos”
El sepulcro vacío: 638-644
La misión de los Apóstoles: 860-864
II PASCUA Señor mío y Dios mío
Hch 4,32-35: “Todos pensaban y sentían lo mismo”
1 Jn 5,1-6: “Nos ha hecho nacer de nuevo”
Jn 20,19-31: “A los ocho días llegó Jesús”
La Resurreción como acontecimiento trascendente: 642-655
Amor a los pobres: 2443-2447

III PASCUA Proclamar la Resurrección en todo tiempo y lugar


Hch 3-13-15.17-19: “Dios lo resucitó de entre los muertos”
1 Jn 2,1-5a: “Víctima de propiciación por nuestros pecados”
Lc 24,35-38: “El Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos”
Cumplimiento de las promesas: 654Ser testigo de la Resurrección: 995

IV PASCUA Ha resucitadocomo Buen Pastor


Hch 4,8-12: “Ningún otro puede salvar”
1 Jn 3,1-2: “Veremos a Dios tal cual es”
Jn 10,11-18: “El buen pastor da la vida por las ovejas”
Cristo, buen pastor y la Iglesia, redil: 753-754
Cristo presente en los pastores de la Iglesia: 896. 1548-1550

V PASCUA Convocados a dar frutos de vida eterna


Hch 9,26-31: “Les contó cómo había visto al Señor”
1 Jn 3,18-24: “Éste es su mandamiento: que creamos y nos amemos”
Jn 15,1-18: “El que permanece en Él da fruto abundante”
Cristo verdadera vid: 755.733
“Sin Mí no podéis hacer nada”: 207

VI PASCUA Conocer por Cristo los secretos del Padre


Hch 10,25-26.34-35.44-48: “El Espíritu Santo se dará también a los gentiles”
1 Jn 4,7-10: “Dios es Amor”
Jn 15,9-17: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida”
La misión de los Apóstoles: 858
El mandamiento del amor: 1823

ASCENSIÓN DEL SEÑOR Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo
Hch 1,1-11: “Le vieron levantarse”
Ef 1,17-23: “Lo sentó a su derecha en el cielo”
Mc 16,15-20: “Ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios”
Jesucristo es Señor: 662-669
La misión, exigencia de la catolicidad: 849-850

PENTECOSTÉS (Vigilia) Derramaré mi Espíritu sobre siervos y siervas


Jl 3,1-5: “Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu”
Rm 8,22-27: “El Espíritu intercede por nosotros” Jn 7,37-39: “Manarán torrentes de agua viva”
Creo en el Espíritu Santo: 686-688
Dones y frutos del Espíritu Santo: 1830-1832

PENTECOSTÉS (Solemnidad) Hemos sido bautizados en el mismo Espíritu


Hch 2,1-11: “Se llenaron todos del Espíritu Santo”
1 Co 12,3b7.12-13: “Bautizados en un mismo Espíritu para formar un sólo cuerpo”
Jn 20,19-23: “Recibid el Espíritu Santo”
Los símbolos del Espíritu Santo: 696-701
La conversión, obra del Espíritu Santo: 1989-1995

SOLEMNIDADES DURANTE EL TIEMPO PASCUAL


SANTÍSIMA TRINIDA
Con tu Único y el Espíritu Santo eres un solo Dios
Dt 4,32-34.39-40: “El Señor es el único Dios”
Rm 8,14-17: “Habéis recibido un espíritu por el que gritáis !Abba!”
Mt 18,16-20: “Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Misterio central de la fe: 234-237.253-256
Llamados a ser habitados por la Trinidad: 260.1997

CORPUS CHRISTI El Cuerpo del Señor fue entregado


Ex 24,3-8: “Ésta es la sangre de la Alianza”
Hb 9,11-15: “La sangre de Cristo os purificará”
Mt 14,12-16.22-26: “Esto es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre”
La institución de la Eucaristía: 1337-1344
Los frutos de la comunión: 1391-1401

LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR (inizio)


(Domingo de Pascua)

“Celebramos al verdadero Cordero, que muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando


restauró la vida”

Hch 10,13-34a.37-43: “Hemos comido y bebido con Él después de su resurrección”

Sal 117,1-2.16ab-17.22-23: “Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro
gozo”

Col 3,1-4: “Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo”

Jn 20,1-9: “Él había de resucitar de entre los muertos”

Es de notar el énfasis que pone san Pedro en su discurso: “Nosotros somos testigos” y “nos
encargó predicar al pueblo”. Los oyentes tenían que ver la tarea apostólica como consubstancial
con el seguimiento del Maestro Resucitado.
La intención de san Pablo al hablar de las cosas de “arriba” en contraste con las de “aquí abajo”,
va más allá de lo puramente ascético. Parece pensar en lo radicalmente nuevo que ha aparecido
por la resurrección, la aceptación por la fe y la adhesión a Jesucristo sería lo “de arriba”. Lo
relacionado con la ley vendría a ser lo de “aquí abajo”.
¿Puede haber contradicción entre el relato “Bienaventurados los que crean sin haber visto” y la
frase de hoy “vio y creyó”? No solamente no hay contradicción, sino que hay reafirmación,
porque cree no por lo que ha visto sino por lo que no ha visto.

Lo nuevo siempre apasiona, interesa, atrae. Pero compromete, y entonces hay muchos que
prefieren dejarlo para otra ocasión. Lo grande del Evangelio es que ofrece un proyecto nuevo
para todos. Cristo pensó en todo lo del hombre y en todos los hombres.

_ “El sepulcro vacío ha constituido para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los
discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el caso, en
primer lugar, de las santas mujeres, después de Pedro. ``El discípulo que Jesús amaba'' (Jn 20,2)
afirma que, al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir ``las vendas en el suelo'' (Jn 20,6) ``vio y
creyó'' (Jn 20,8). Eso supone que constató en el estado del sepulcro vacío que la ausencia del
cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una
vida terrenal como había sido el caso de Lázaro” (640; cf. 641-644).
_ Al tercer día resucitó de entre los muertos:
“Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en
nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús (Hch 13,32-33). La Resurrección de Jesús es la verdad
culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como
verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos
del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que
la Cruz” (638).

_ La misión de los apóstoles:


“En el encargo dado a los apóstoles hay un aspecto intransmisible: ser los testigos elegidos de la
Resurrección del Señor y los fundamentos de la Iglesia. Pero hay también un aspecto permanente
de su misión. Cristo les ha prometido permanecer con ellos hasta el fin de los tiempos” (860; cf.
862-864).

_ “Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no
es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así
nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la
esperanza de la resurrección” (San Ireneo de Lyon, haer. 4, 18, 4-5) (1000).

Cristo es el germen de lo renovado, la meta de todos los esfuerzos, la ilusión de quienes, desde
la fuerza del Misterio Pascual, llenan el mundo de esperanza.

DOMINGO II DE PASCUA (inizio)


“!Señor mío y Dios mío!” Sólo desde la fe se puede adorar así.”

Hch 4,32-35: “Todos pensaban y sentían lo mismo”

Sal 117,2-4.16ab-18.22-24: “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su


misericordia”

1 Jn 5,1-6: “Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo”

Jn 20,19-31: “A los ocho días llegó Jesús”

“Dios los miraba a todos con mucho agrado” revela que lo que hacían las primeras comunidades
no quedaba inadvertido. Y, si además, la gente se fijaba en su actitud y se sentía atraída por su
novedad u originalidad, se convertía en testimonio. Por sus obras eran misioneros, testigos.
San Juan muestra la conexión entre la Resurrección y el envío del Espíritu Santo. Por el Espíritu
reúne Jesús a su Iglesia, anuncia un nuevo modo de presencia, le garantiza que estará en y con la
comunidad. Es como si les invitara a verlo desde el acontecimiento Pascual.
Desde las perspectivas anteriores, la 2.a lectura adquiere su verdadera dimensión. La victoria de
la fe se “ve”, se “palpa” en quienes han creído. Desde la fe, el derrotado es el mundo y el pecado,
lo viejo del hombre, lo que ha quedado clavado con Cristo en la cruz.
Las convicciones de las personas se notan en sus obras. Las palabras pueden ser fachada de lo
que no se cree. El cristiano, como hombre de la verdad, muestra su fe en las obras, en lo que su
modo de vivir delata.

_ La fe de la primera comunidad:
“Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los Apóstoles _y a
Pedro en particular_ en la construcción de la era nueva que comenzó en la mañana de Pascua.
Como testigos del Resucitado, los apóstoles son las piedras de fundación de su Iglesia. La fe de
la primera comunidad de creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, conocidos
de los cristianos y, para la mayoría, viviendo entre ellos todavía. Estos ``testigos de la
Resurrección de Cristo'' (cf. Hch 1,22) son ante todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos:
Pablo habla claramente de más de quinientas personas a las que se apareció Jesús en una sola
vez, además de Santiago y los Doce” (642; cf. 639-647).
_ La Resurrección como acontecimiento trascendente: 647.
_ Sentido y alcance salvífico de la Resurrección: 651-655.

_ El amor de los pobres:


“Dios bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a los que se niegan a hacerlo: ``a quien te
pide da, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda'' (Mt 5,42). ``Gratis lo
recibisteis, dadlo gratis'' (Mt 10,8). Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho
por los pobres. La buena nueva ``anunciada a los pobres'' (Mt 11,5; Lc 4,18) es el signo de la
presencia de Cristo” (2443; cf. 2444-2447).

_ “Les dijo: Recibid el Espíritu Santo”. Se nos ocurre preguntar: ¿Cómo es que Nuestro Señor
dio el Espíritu Santo una vez cuando estaba en la tierra y otra cuando ya estaba en el cielo?...
Porque dos son los preceptos de la caridad, a saber, el amor de Dios y del prójimo. Fue dado el
Espíritu Santo en la tierra para que sea amado el prójimo; es dado desde el cielo para que sea
amado Dios. Así como es una la caridad y dos los preceptos, así también es uno el Espíritu y dos
las dádivas” (San Gregorio Magno, hom, 26).

Bienaventurados los que tengan oportunidad de ver los signos en los creyentes, porque ellos
también lo serán.

DOMINGO III DE PASCUA (inizio)


“Creer en la Resurrección es sentirse impulsado por la fe a proclamarla en todo tiempo y lugar”

Hch 3,13-15.17-19: “Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos”

Sal 4,2.4.7.9: “Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor”

1 Jn 2,1-5: “Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo
entero”

Lc 24, 35-38: “Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer
día”

Lo fundamental del discurso de san Pedro es que el llamamiento a la conversión se realiza sólo a
partir del anuncio de la Resurrección. El asombro de quienes se preguntaban cómo san Pedro
había hecho andar al paralítico, había servido de apoyo para invitar a la conversión.
La misma conversión continuada se pide en la segunda lectura. Del conocimiento de Jesucristo
se desprende que el creyente se compromete a cumplir fielmente lo que Dios quiere.
El valor del testimonio está en darlo, es decir, en vivir de tal manera que los demás se sientan
interpelados por una determinada manera de actuar. La diferencia con el “ejemplo” es que éste es
más ocasional y pretende enseñar algo. El testigo no pretende enseñar _y menos dar lecciones_.
Se limita a ser consecuente.
Tal vez nunca la sociedad ha hablado tanto de coherencia y la demanda tanto. Ser coherente, sin
más, no es ni bueno ni malo; depende de con qué se es coherente, la coherencia pide un
fundamento para el obrar. Hoy nuestra sociedad necesitaría cuidar más la correlación entre el
“obrar” y el “ser”.

_ Cumplimiento en Cristo de las Promesas:


“Hay un doble aspecto en el misterio Pascual: por su muerte nos libera del pecado, por su
Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Ésta es, en primer lugar, la justificación que
nos devuelve a la gracia de Dios ``a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los
muertos... así también nosotros vivamos una nueva vida'' (Rm 6,4). Consiste en la victoria sobre
la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia. Realiza la adopción filial porque
los hombres se convierten en hermanos de Cristo, como Jesús mismo llama a sus discípulos
después de su Resurrección: ``Id, avisad a mis hermanos'' (Mt 28,10; Jn 20,17). Hermanos no por
naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiación adoptiva confiere una participación
real en la vida del Hijo único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección” (654).

_ Ser testigo de Cristo es serlo de su Resurrección:


“Ser testigo de Cristo es ser ``testigo de su Resurrección'' (Hch 1,22); ``haber comido y bebido
con Él después de su Resurrección de entre los muertos'' (Hch 10,41). La esperanza cristiana en
la Resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros
resucitaremos como Él, con Él, por Él” (995; cf. 1303).

_ “Los Apóstoles, palabra que significa ``enviados'', después de haber elegido a Matías,
echándolo a suertes, para sustituir a Judas y completar así el número de doce, y después de haber
obtenido la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar milagros, como lo había prometido el
Señor, dieron primero en Judea testimonio de la fe en Jesucristo e instituyeron allí iglesias,
después fueron por el mundo para proclamar a las naciones la misma doctrina y la misma fe... Y,
por esto, toda la multitud de Iglesias son una con aquella primera Iglesia fundada por los
apóstoles, de la que proceden todas las otras” (Tertuliano, de presc. haer 20).

El testimonio cristiano puede no ir acompañado de palabras. Pero es imprescindible que vaya


siempre apoyado y avalado por la Palabra de Dios.

DOMINGO IV DE PASCUA (inizio)


“Entregó su vida como Siervo; ha resucitado como Buen Pastor, que seguirá al frente de su
rebaño hasta el fin de los tiempos”

Hch 4,8-12: “Ningún otro puede salvar”

Sal 117,1.8-9.21-23.26.28 y 29: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra
angular”

1 Jn 3,1-2: “Veremos a Dios tal cual es”

Jn 10,11-18: “El buen pastor da la vida por las ovejas”


Anunciar la resurrección de los muertos exasperaba especialmente a los saduceos, que no creían
en ella, y hacía especialmente difícil la misión apostólica. Tropezar con quien cree que no hay
más palabra de Dios que la propia, y que encima tiene el poder, es un obstáculo difícilmente
superable. Sobre todo si se echa en cara a esos mismos poderosos haber quitado de en medio a
Jesús.
El discernimiento del buen pastor está gráficamente expresado en san Juan. En primer lugar “da
la vida por las ovejas”, aunque sea el dueño de ellas; “conoce a sus ovejas y las suyas le
conocen”, lo cual supone dedicación personal, cercanía, amistad...; el buen pastor “reúne a sus
ovejas” , lo que da idea de llamamiento y convocatoria.

El poder y la libertad no siempre se han llevado bien. El verdaderamente libre no domina, invita;
el que hace mal uso del poder no sirve, manda. Seguramente el hombre contemporáneo se ve hoy
tentado por el afán del poder, al creer que le abrirá campos nuevos, incluso de mayor libertad.
Pero sólo el que se pone a disposición de otros hace un gesto de libertad interior; sólo el que
confía en la libertad de los otros y la reconoce, libera.

_ Cristo, Buen Pastor y la Iglesia, redil:


“La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo. Es también el rebaño
cuyo pastor será el mismo Dios, como Él mismo anunció. Aunque son pastores humanos quienes
gobiernan las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta; Él, el
Buen Pastor y Cabeza de los pastores, que dio su vida por las ovejas” (754; cf. 753.649.881).
_ El Buen Pastor, modelo del obispo:
“El Buen Pastor será el modelo y la ``forma'' de la misión pastoral del obispo. Consciente de sus
propias debilidades, el obispo “puede disculpar a los ignorantes y extraviados. No debe negarse
nunca a escuchar a sus súbditos, a los que cuida como verdaderos hijos... Los fieles, por su parte,
deben estar unidos a su obispo como la Iglesia a Cristo y como Jesucristo al Padre” (896).

_ Nada sin el obispo:


“Seguid todos al obispo como Jesucristo (sigue) a su Padre, y al presbiterio como a los apóstoles;
en cuanto a los diáconos, respetadlos como a la ley de Dios. Que nadie haga al margen del
obispo nada en lo que atañe a la Iglesia” (San Ignacio de Antio-

quía, Smyrn. 8,1) (896).


_ Cristo, presente en los pastores de la Iglesia: 1548-1550.

_ “Mirad si sois en verdad sus ovejas, si le conocéis, si habéis alcanzado la luz de su verdad. Si
le conocéis, digo, no sólo por la fe, sino también por el amor; no sólo por la credulidad, sino
también por las obras. Porque el mismo Juan Evangelista, que nos dice lo que acabamos de oir,
añade también: ``Quien dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso''”
(San Gregorio Magno, hom. 14,3).

El que reconoce la inconfundible voz del buen pastor, sólo anunciará y proclamará la Palabra
del buen pastor.

DOMINGO V DE PASCUA (inizio)


“Vivir unidos a Cristo es estar convocados a dar frutos de vida eterna”

Hch 9,26-31: “Les contó cómo había visto al Señor en el camino”

Sal 21,26b-27.28.30.31-32: “El Señor es mi alabanza en la gran asamblea”


1 Jn 3,18-24: “Éste es su mandamiento: que creamos y que nos amemos”

Jn 15,1-8: “El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante”

Se advierte el interés de san Lucas por mostrar la profunda unidad que cohesionaba a toda la
Iglesia, por encima de las pequeñas diferencias que podían surgir. Lo importante era que el
Evangelio fuera uno.
Seguro que Cristo, al emplear la alegoría de la vid, no está pensando en dicotomías: por un lado
la Cepa y por otro las ramas. Estaría hablando de Él como la totalidad de la Vid, el Cuerpo total,
haciendo verdad la profecía de la Viña-Pueblo de Israel. No es menoscabo del papel de las
ramas; es ratificación de que “sin Él no podemos hacer nada”. Si la savia de la cepa o tronco es
la única que hay en la vid, ¿qué son los sarmientos sino prolongaciones del tronco para dar fruto?
Cuando ningún miembro de la comunidad de la Iglesia intenta “vivir por su cuenta”, la Vid está
completa. Si alguien lo pretende, no será nada; será muerte, porque no contará con la única
savia-Vida.

Desde el primer tercio del siglo XIX se viene hablando de un Dios que aniquila al hombre, que
lo destruye, lo aliena, le impide ser él mismo pero la pregunta que hemos de hacernos es: ¿en qué
Dios estarían pensando quienes así hablaban? Desde luego no en el de Jesús. Porque desde el
primer momento busca quitar del Dios Verdadero los muchos disfraces que ocultan su auténtico
rostro.

_ “La Iglesia es labranza o campo de Dios. En este campo crece el antiguo olivo cuya raíz santa
fueron los patriarcas y en el que tuvo y tendrá lugar la reconciliación de los judíos y de los
gentiles. El labrador del cielo la plantó como viña selecta. La verdadera vid es Cristo, que da
vida y fecundidad a los sarmientos, es decir, a nosotros, que permanecemos en Él por medio de
la Iglesia y que sin él no podemos hacer nada” (755; cf. 1988).
_ “Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha
injertado en la Vid verdadera hará que demos ``el fruto del Espíritu que es caridad, alegría, paz,
paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza''” (736).

_ “Sin mí no podéis hacer nada”:


“Jesús dice: ``Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí como yo en él, ése
da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada'' (Jn 15,5). El fruto evocado en estas
palabras es la santidad de una vida fecundada por la unión con Cristo. Cuando creemos en
Jesucristo, participamos en sus misterios y guardamos sus mandamientos, el Salvador mismo
ama en nosotros a su Padre y a sus hermanos, nuestro Padre y nuestros hermanos. Su persona
viene a ser, por obra del Espíritu, la norma viva e interior de nuestro obrar. ``Éste es el
mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado'' (Jn 15,12)” (2074).

_ “Pues, así como la raíz hace llegar su misma manera de ser a los sarmientos, del mismo modo
el Verbo Unigénito de Dios Padre comunica a los santos una especie de parentesco consigo
mismo y con el Padre, al darles parte en su propia naturaleza, y otorga su Espíritu a los que están
unidos con Él por la fe: y así les comunica una santidad inmensa, los nutre en la piedad y los
lleva al conocimiento de la verdad, y a la práctica de la virtud” (San Cirilo de Alejandría, In Ev.
Joann. lib 10,2).

Al advertirnos de que sin Él no podemos hacer nada, Cristo no invita a la esperanza pasiva, sino
a hacer todo lo que podamos, pero desde Él, con Él y por Él.

DOMINGO VI DE PASCUA (inizio)


“Conocer por Cristo los secretos del Padre, es signo de su amistad; que otros conozcan a Cristo
por medio de la Iglesia, es signo de fidelidad”

Hch 10,25-26.34-35.44-48: “El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los
gentiles”

Sal 97,1-2-3ab.3cd-4: “El Señor revela a las naciones su salvación”

1 Jn 4,7-10: “Dios es Amor”

Jn 15,9-17: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”

Ya en el Deuteronomio se había dicho: “Dios no es parcial ni acepta soborno...” Esa


universalidad alcanza su culminación en Cristo y en el mandato de hacer discípulos de todos los
pueblos. Pedro ha llegado a esta conclusión por un camino difícil y lento. Pero, una vez
descubierto, se entrega en cuerpo y alma a los gentiles, porque estaba convencido de que no se
les podía negar el bautismo.
San Juan sale al paso de dos posibles errores: que el conocimiento de Dios nada tiene que ver
con la conducta personal y que el envío del Hijo sea fruto del mérito de alguien, y no de la
iniciativa de Dios.
La tarea que Jesús ha encomendado a los apóstoles es la evangelización. Pero no es posible sin
una profunda comunión de amor de ellos con Cristo y de ellos entre sí.

En la sociedad civil la designación “a dedo” no tiene buena prensa. No goza de prestigio. Porque
en la Iglesia ni la vocación, ni la elección ni la designación proceden de los propios méritos ni
del consenso humano. La comunidad apostólica contemplaba la misión que Cristo daba a sus
primeros seguidores como iniciativa gratuita de Dios.

_ La misión de los apóstoles:


“Jesús es el enviado del Padre. Desde el comienzo de su ministerio, ``llamó a los que Él quiso, y
vinieron donde él. Instituyó Doce para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar'' (Mc
3,13-14). Desde entonces, serán sus ``enviados'' ;obes lo que significa la palabra griega
``apostoloi'';cb. En ellos continúa su propia misión: ``Como el Padre me envió, también yo os
envío'' (Jn 20,21). Por tanto su ministerio es la continuación de la misión de Cristo: ``Quien a
vosotros recibe, a mí me recibe'', dice a los Doce (Mt 10,40)” (858; cf. 764).

_ El mandamiento nuevo:
“Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo. Amando a los suyos ``hasta el fin'' (Jn 13,1),
manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el
amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: ``Como el Padre me amó, yo
también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor'' (Jn 15,9). Y también: ``Éste es el
mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado'' (Jn 15,12)” (1823).

_ “En todo tiempo y lugar ha sido grato a Dios el que le teme y practica la justicia. Sin embargo,
quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino
hacer de ellos un pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa. Eligió,
pues, a Israel para pueblo suyo, hizo una alianza con él y lo fue educando poco a poco. Le fue
revelando su persona y su plan a lo largo de su historia y lo fue santificando. Todo esto, sin
embargo, sucedió como preparación y figura de su alianza nueva y perfecta que iba a realizar en
Cristo..., es decir, el Nuevo Testamento en su sangre convocando a las gentes de entre los judíos
y los gentiles para que se unieran, no según la carne, sino en el Espíritu” (LG 9) (781).
Somos Iglesia porque hemos sido convocados; convocamos a otros con nuestro testimonio,
porque somos Iglesia.

DOMINGO VII DE PASCUA (inizio)


(Solemnidad de la Ascensión del Señor)

“Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre”

Hch 1,1-11: “Lo vieron levantarse”

Sal 46,2-3.6-7.8-9: “Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas”

Ef 1,17-23: “Lo sentó a su derecha en el cielo”

Mc 16,15-20: “Ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios”

Lo verdaderamente importante para el autor de Hechos no es cuándo pasó algo o cuánto duró,
sino qué pasó y con qué finalidad. Ahora importa la misión, la tarea, el testimonio, la
evangelización. Y en ese contexto hay que situar el “reproche” de los ángeles: “¿Qué hacéis ahí
plantados mirando al cielo?”
La presencia de Dios entre su pueblo encontró en la nube un signo y el pueblo veía en ella el de
Yavé. San Lucas, en la nube quiere simbolizar por una parte la ocultación de Jesús y por otra la
nueva presencia de Cristo en medio de los suyos.
La finalidad del relato de san Marcos es subrayar el anuncio del Resucitado a partir de su triunfo.
Su permanente presencia se notará a través de los “signos”. Y apoyarán y “acompañarán” tanto a
los que predican como a los que oyen.

Una de las mayores dificultades con que se encuentra el que ofrece signos o señales de algo, es
que su mensaje no sea entendido o simplemente captado. Nuestra sociedad tiene unas claves,
unas categorías, que conectan pronto y bien con determinadas noticias, valores, actitudes, etc.
Pero está herméticamente cerrada para otras estimaciones.

_ “``Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de vivos y muertos'' (Rm 14,9). La
Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la
autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos y en la tierra. Él
está ``por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación'' porque el Padre ``bajo sus
pies sometió todas las cosas'' (Ef 1,20-22). Cristo es el Señor del cosmos y de la historia. En Él,
la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentran su recapitulación (Ef 1,10), su
cumplimiento transcendente” (668; cf. 669).
_ “Sentarse a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesías, cumpliéndose
la visión del profeta Daniel respecto del Hijo del hombre (Dn 7,14)” (664; cf. 662-663).

_ El mandato misionero:
“La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser ``sacramento universal de salvación'', por
exigencia íntima de su misma catolicidad, obedeciendo al mandato de su Fundador se esfuerza
por anunciar el Evangelio a todos los hombres” (AG 1): “Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a
guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el
fin del mundo” (Mt 28,19-20) (849-850; cf. 851).

_ “El Señor arrastró cautivos cuando subió a los cielos, porque con su poder trocó en
incorrupción nuestra corrupción. Repartió sus dones, porque enviando desde arriba al Espíritu
Santo, a unos les dio palabras de sabiduría, a otros de ciencia, a otros de gracia de los milagros, a
otros la de curar, a otros la de interpretar. En cuanto Nuestro Señor subió a los cielos, su Santa
Iglesia desafió al mundo y, confortada con su Ascensión, predicó abiertamente lo que creía a
ocultas” (San Gregorio Magno, hom. 29 in Ev.).

Subió porque había bajado; bajó para que nosotros subamos; se va para que la Iglesia sea signo
de su presencia; nosotros somos Iglesia y presencia.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS (inizio)


(Misa vespertina de la Vigilia)

“En aquellos días derramaré mi Espíritu sobre mis siervos y siervas”

Jl 3,1-5: “Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu”

Sal 103,1-2a.24.27-28.29bc-30: “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra”

Rm 8,22-27: “El Espíritu intercede con gemidos inefables”

Jn 7,37-39: “Manarán torrentes de agua viva”

El pueblo, que había sufrido penuria y hambre, ha recibido ya bienes materiales que le han
sacado de la pobreza. Ahora se le prometen bienes de carácter espiritual.
San Pablo considera la entrega del Espíritu como inicio de la nueva vida. Al compararla con las
“primicias” o primeros frutos de la cosecha, se está refiriendo a la cosecha entera. El cristiano es
hijo de Dios en virtud del Espíritu recibido, y teniendo ya en su poder las “primicias”, espera
conseguir la gloria (“redención de nuestro cuerpo”).
La imagen del agua cabría aquí por el uso de las abluciones tradicionales. Podemos pensar
también que la referencia “todavía no había sido dado el Espíritu” haga creer al autor del IV
Evangelio que ha llegado la “era del Espíritu”, la “etapa de la Iglesia”.

Dice Antoine de Saint Exupery: “Estamos hartos de frigoríficos, de lavadoras, de


electrodomésticos; ya es hora de recuperar valores espirituales, inquietudes espirituales. Tal vez
lo peor de nuestro tiempo no sea haber perdido valores trascendentes y morales, sino haber
perdido el norte de ``lo espiritual'', de lo que no se toca. El día en que se recobre esa sensiblidad,
estará más expedito el camino hacia el encuentro con Dios, el Trascendente, el ``Totalmente
Otro''.”

_ “Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Co 2,11). Pues bien, su Espíritu
que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo.
El que “habló por los profetas” nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a él no le oímos. No le
conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo
en la fe. El Espíritu de verdad que nos “desvela” a Cristo “no habla de sí mismo” (Jn 16,13). Un
ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué “el mundo no puede recibirle,
porque no le ve ni le conoce”, mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en
ellos (Jn 14,17)” (687; cf. 686 y 688).

_ “Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia,
piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su
perfección la virtud de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con
prontitud a las inspiraciones divinas” (1831; cf. 1830 y 1832).
_ “El Antiguo Testamento proclamaba muy claramente al Padre, y más obscuramente al Hijo. El
Nuevo Testamento revela al Hijo y hace entrever la divinidad del Espíritu. Ahora el Espíritu
tiene derecho de ciudadanía entre nosotros y nos da una visión más clara de sí mismo. En efecto,
no era prudente, cuando todavía no se confesaba la divinidad del Padre, proclamar abiertamente
la del Hijo y, cuando la divinidad del Hijo no era aún admitida, añadir el Espíritu Santo como un
fardo suplementario si empleamos una expresión un poco atrevida... Así por avances y progresos
``de gloria en gloria'', es como la luz de la Trinidad estalla en resplandores cada vez más
espléndidos” (San Gregorio Nacianceno, or. theol. 5,26) (684).

Cristo ha dicho que el Espíritu hará fecundo el interior del creyente. Nos toca a nosotros beber
de esa fuente.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS (inizio)


(Misa del día)

“Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu... y todos hemos bebido de un sólo Espíritu”

Hch 2,1-11: “Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar”

Sal 103,1ab y 24ac.29bc-30.31 y 34: “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra”

1 Co 12,3b-7.12-13: “Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo”

Jn 20,19-23: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo”

En el relato de san Lucas, Jesús es el nuevo Moisés que ha subido al monte; nos da su Espíritu y
con él la Ley Nueva, no grabada en piedra sino “en nuestros corazones”.
La sucesión, según san Juan, en los acontecimientos de resurrección, ascensión y venida del
Espíritu Santo, adquieren en el pensamiento joánico una nota especial: la íntima unión entre la
Pascua y la animación de la Iglesia por el Espíritu, enviado precisamente porque Cristo ha
resucitado. De ahí que el poder de Cristo: “A quienes perdonéis...” se haya visto siempre
otorgado a la Iglesia en relación con la donación del Espíritu.

La incomunicación humana hoy es una realidad. Descubrir la comunicación como la ruptura de


barreras del idioma, del lenguaje, de los signos, es comprobar que la verdad esta llamada a
abrirse paso sin violencia. Si cada uno admitiera la verdad objetiva, trascendente y universal,
estaríamos en camino de encontrar la VERDAD, desaparecerían muchas fronteras.

_ Los símbolos del Espíritu Santo:


“El fuego. Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el
Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El
profeta Elías que ``surgió como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha'' (Si 48,1), con
su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo, figura del fuego del
Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista, ``que precede al Señor con el espíritu y
el poder de Elías'' (Lc 1,17), anuncia a Cristo como el que ``bautizará en el Espíritu Santo y el
fuego'' (Lc 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá: ``He venido a traer fuego sobre la tierra y !cuánto
desearía que ya estuviese encendido!'' (Lc 12,49). Bajo la forma de lenguas ``como de fuego'',
como el Espíritu Santo se posó sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él
(Hch 2,3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más
expresivos de la acción del Espíritu Santo. ``No extingáis el Espíritu'' (1 Te 5,19)” (696; cf. 689-
701).
_ La conversión, obra del Espíritu Santo:
“La primera obra de la gracia del Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según
el anuncio de Jesús al comienzo del Evangelio: ``Convertíos porque el Reino de los Cielos está
cerca'' (Mt 4,17). Movido por la gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado,
acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto. ``La justificación entraña, por tanto, el perdón de
los pecados, la santificación y la renovación del hombre interior''” (1989).

_ “Por el Espíritu Santo participamos de Dios. Por la participación del Espíritu venimos a ser
partícipes de la naturaleza divina... Por eso, aquellos en quienes habita el Espíritu están
divinizados” (San Atanasio, ep. Serap., 1,24) (1988).

Cristo viene “a traer fuego a la tierra”. Nos ha enviado su Espíritu para que arda el corazón de la
Iglesia y sus miembros seamos testigos de su luz y de su calor.

INTRODUCCIÓN AL TIEMPO ORDINARIO (inizio)


Comparado con los llamados “tiempos fuertes”, puede ser tenido como menor, pero sin él el
ciclo litúrgico quedaría incompleto y el recuerdo que la Iglesia hace de los acontecimientos de
salvación, privado de momentos claves.
El tiempo ordinario desarrolla el misterio pascual con una gran claridad. La temática tan concreta
propia de los tiempos especiales, es más abierta en el tiempo ordinario, esto permite a los
pastores ahondar en la presentación y ampliación del misterio de Jesucristo, y a los fieles
profundizar en su fe, especialmente en aquellos aspectos que más afectan a su vida concreta.
Tiempo Ordinario A partir del Bautismo del Señor, el tiempo ordinario tiene una continuidad,
aunque interrumpida porque se desarrolla en dos fases; la primera, que llega hasta Cuaresma, y
la segunda que arranca pasada la Solemnidad del Corpus. La escasa unidad entre las tres lecturas
(especialmente autónoma es la segunda), y, pese a que se lee el texto de un evangelista cada
ciclo, hace que cada domingo tenga entidad propia. Se dice que, precisamente por no celebrarse
ningún misterio concreto de Cristo en el tiempo ordinario, se celebra en él todo el misterio
cristiano. Al comenzar inmediatamente después del Bautismo del Señor, permite iniciar el
ministerio de la vida pública desde el comienzo, siguiendo la narración evangélica mostrando la
vida de Jesús en todo su dinamismo y la presentación de su persona y de su imagen con los
mismos métodos catequéticos que usó la primitiva comunidad.
Si observamos detenidamente las lecturas del Antiguo Testamento, notaremos que en ellas se
presentan profecías y acontecimientos futuros que en Cristo han encontrado su cumplimiento. La
segunda sería, a modo de complemento, la experiencia de una Iglesia que ha encontrado en sí
misma y en la vida de los fieles, esa misma salvación. El Catecismo de la Iglesia Católica cita
aquellas palabras de san Agustín: “El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras
que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo” (129).
Este ciclo B del Tiempo Ordinario incluye la lectura continuada de san Marcos, con la
intercalación del capítulo 6 de san Juan (discurso del Pan de Vida), aunque hay lógica en esta
inclusión, ya que viene después de la multiplicación de los panes.
Para descubrir verdaderamente a san Marcos y hacer de la predicación de este ciclo B una
verdadera catequesis, sobre todo teniendo en cuenta que todo este Evangelio está profusamente
citado en el Catecismo de la Iglesia Católica (más de 160 citas), es preciso que lo estudiemos
como un todo, descubriendo a la vez su estructura interior. Nos encontraremos con que, recibidos
los materiales de la primitiva comunidad, el evangelista piensa catequética y pastoralmente, y
que, por tanto, nos ayuda, porque son esas precisamente nuestras preocupaciones.
Sabido es que san Marcos escribe para cristianos que vivían en tensión casi constante por el
clima de persecución. Hoy, aunque muchas comunidades cristianas en el mundo padezcan por la
fe, ese clima en gran medida está superado; pero no los objetivos que el evangelista se proponía,
porque él tenía desde luego una perspectiva mucho más amplia.
Su Evangelio es un llamamiento para que estemos siempre replanteándonos nuestro
conocimiento de Jesucristo y la conducta que deriva del mismo. Hoy la oposición (persecución)
viene de nosotros mismos, de nuestra cómoda instalación en lo sabido y vivido, sin avanzar
demasiado. O acaso también en la interpretación que hacemos de Cristo Crucificado, cuando tal
vez identifiquemos, sin más, el progreso del mundo y los avances de la humanidad con el Reino
de Dios en la tierra. ¿No nos viene bien nuevamente redescubrir al Crucificado y Resucitado
mediante el “secreto mesiánico” tan querido para san Marcos y tan beneficioso para nosotros?
Las gentes que se quedaban admiradas de lo que Jesús hacía, inmediatamente pensaban que
“aquéllas” eran las señales definitivas del Reino de Dios. Y lo eran verdaderamente. Pero
también otras, que no dejan atónito a casi nadie eran más importantes que las que asombraban a
muchos: el perdón de los pecados, la interioridad de la adhesión a Dios, el descubrimiento del
nuevo rostro del Padre, etc, todo eso es señal de la llegada del Mesías verdadero. Cristo quiere
que hoy como ayer, pongamos las etiquetas de la llegada del Reino, no sólo en lo que nos agrada
sino en todo lo que, viniendo del Evangelio, cambia y salva al hombre.
San Marcos no repara en medios para presentar la indisoluble vinculación entre el
descubrimiento de Jesucristo y su Pasión y Resurrección. Quien crea en Jesucristo ha de aceptar
todo lo que Cristo protagoniza y todo lo que Él propone. El Evangelio “a la carta” no existe.
San Marcos comienza afirmando que “ha llegado el Reino de Dios” y, a partir de esa afirmación,
construye su edificio desde la fe. La Resurrección sólo se comprenderá desde la perspectiva del
Jesús prepascual, y la Resurrección será el apoyo de la afirmación del Jesús prepascual. El
Misterio pascual por ser el origen de la salvación del hombre supone para él un sentido nuevo de
la vida, ya está presente en todo el misterio de la vida de Cristo.
Conviene no olvidar las solemnidades dentro del tiempo ordinario, porque son muy importantes
las que coinciden con este ciclo. Hay que comprenderlas y presentarlas dentro del momento del
año. Aunque en las páginas correspondientes se insiste en los aspectos más fundamentales y en
los números correspondientes del Catecismo de la Iglesia Católica, es oportuno resaltar su papel.
La Santísima Trinidad supone el coronamiento de la cincuentena pascual, porque ha sido en ese
tiempo donde ha mostrado el amor del Padre en la obra del Hijo y la donación del Espíritu Santo.
Si miramos todo el misterio de Cristo, lo hallaremos celebrado y comprendido en plenitud en la
Eucaristía, que alcanza singular relieve en la celebración del Corpus Christi.
Los Santos Apóstoles y el recuerdo y actualización de su misión en la Iglesia, encuentran motivo
de celebración en San Pedro y San Pablo, y Santiago. La fidelidad de la Virgen María a la
palabra divina, tema muy recordado en Adviento y Navidad, vuelve a reverdecer en Agosto con
la Asunción de la Virgen, animando a la vez a la Iglesia a vivir esa fidelidad en esperanza de
alcanzar un día el esplendor que esta fiesta nos promete. La última etapa de la historia de la
salvación, con la manifestación del que ha de venir, la renovamos el día de Cristo Rey, último
domingo del tiempo ordinario que, precisamente con esta memoria escatológica, enlaza con el
Adviento. Y ya, finalmente, Todos los Santos nos traerán de nuevo la actualidad de la eterna
bienaventuranza de los mejores hijos de la Iglesia, fieles al seguimiento de Jesucristo.

UNIDADES HOMILÉTICAS DEL TIEMPO ORDINARIO (inizio)


Domingos Unidades homiléticas

II-IV
Llamamiento y conversión

V-VII
Las curaciones, primeros signos del Reino de Dios

VIII-IX
El Evangelio superior a la Ley Antigua
X-XIII
El vigor y el dinamismo del Reino sólo vienen de Jesús

XIV-XVI
Signos que escandalizan, pero salvan

XVII-XX
Jesús, Pan de vida eterna

XXI-XXII
Cristo, Palabra Eterna del Padre

XXIII-XXIV
¿Quién decís que soy YO?

XXV-XXXI
Exigencias del seguimiento de Cristo

XXXII-XXXIII
Juicio de Dios sobre el hombre

ESQUEMA DEL TIEMPO ORDINARIO Y DE LAS


SOLEMNIDADES (inizio)
II Llamamiento y conversión
1 S 3,3b-10.19: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”
1 Co 6,13c-15a.17-20: “Soismiembros de Cristo”
Jn 1,35-42: “...Y se quedaron con él”
Las llaves del Reino: 551. 863
La vocación es sobrenatural: 1998-2001

III Llamamiento y conversión


Jon 3,1-5.10: “...se convirtieron de su mala vida”
1 Co 7,29-31: “La apariencia de este mundo termina”
Mc 1,14-20: “Convertíos y creed en el Evangelio”
La conversión de los bautizados: 1427-1432La Penitencia: 1458. 1489.2584

IV Llamamiento y conversión
Dt 18,15-20: “Pondré mis palabras en su boca”
1 Co 7,32-35: “El célibe se ocupa de los asuntos del Señor”
Mc 1,21-28: “Les enseñaba con autoridad”Dios ha dicho todo en su Verbo: 65-67. 104
La fe, adhesión personal de Dios: 150-152

V Las curaciones, primeros signos del Reino de Dios


Jb 1,4.6-7: “Doy vueltas hasta el alba”
1 Co 9,16-19.22-23: “!Ay de mí si no evangelizo!”
Mc 1,29-39: “Curó a muchos enfermos”
Los signos del Reino de Dios: 547
Jesús enseña a orar: 2599-2616

VI Las curaciones, primeros signos del Reino de Dios


Lv 13,1-2.44-46: “El leproso vivirá solo”
1 Co 10,31-11,1: “Seguid miejemplo, como yo el de Cristo”
Mc 1,40-45: “Quedó limpio de la lepra”
La providencia y el escándalo del mal: 309-310. 549
Y líbranos del mal: 2850-2852

VII Las curaciones, primeros signos del Reino de Dios


Is 43,18-19.21-22.24b-25: “Por mi cuenta borraba tus crímenes”
2 Co 1,18-22: “En Jesús todo se ha convertido en un sí”
Mc 2,1-12: “El Hijo del Hombre perdona los pecados”
Jesús y el perdón de Dios: 589. 1441-1445
Perdona nuestras ofensas: 2839-2841. 1458

VIII El Evangelio, superior a la Ley antigua


Os 2,16b.17b.21-22: “Me casaré contigo”
2 Co 3,1b-6: “El Señor es compasivo”
Mc 2,18-22: “El novio está con ellos”
Alianza entre Dios y su pueblo: 1612-1615. 796
La Nueva y Eterna Alianza en Cristo: 2787

IX El Evangelio, superior a la Ley antigua


Dt 5,12-15: “Recuerda que fuiste esclavo”
2 Co 4,6-11: “La vida de Jesús se manifiesta en nosotros”
Mc 2,23-3,6: “El Hijo del Hombre es señor del sábado”
La Ley nueva o ley evangélica: 1965-1969
La obligación del domingo: 2180-2183

X El vigor y el dinamismo del Reino sólo vienen de Jesús


Gn 3,9-15: “Establezco hostilidades entre ti y la mujer”
2 Co 4,13-5,1: “Creí, por eso hablé”
Mc 3,20-35: “Satanás está perdido”
La caída: 390. 539
La victoria sobre el príncipe de este mundo: 2853-2854

XI El vigor y el dinamismo del Reino sólo vienen de Jesús


Ez 17,22-24: “Ensalzo los árboles humildes”
2 Co 5,6-10: “Nos esforzamos en agradar al Señor”
Mc 4,26-34: “Es la semilla más pequeña...”
El anuncio del Reino de Dios: 543-544
Los cristianos y la búsqueda del Reino de Dios: 2632

XII El vigor y el dinamismo del Reino sólo vienen de Jesús


Jb 38,1-8.11: “Se romperá la arrogancia de tus olas”
2 Co 5,14-17: “Ha comenzado lo nuevo”
Mc 4,35-40: “Hasta el viento y las aguas le obedecen”
El Reino, objeto de los ataques de los poderes del mal: 671
Los cristianos y la venida del Reino: 2046. 2610. 2817

XIII El vigor y el dinamismo del Reino sólo vienen de Jesús


Sb 1,13-15; 2,23-25: “La muerte en el mundo ha entrado por la envidia del diablo”
2 Co 8,7-9.13-15: “Vuestraabundancia remedia la escasez”
Mc 5,21-43: “Contigo hablo, niña, levántate”
La fe es un acto personal: 166. 150-152
La providencia: 2115-2117

XIV Signos que escandalizan, pero salvan


Ez 2,2-5: “Sabrán que hubo un profeta en medio de ellos”
2 Co 12,7b-10: “Muy a gusto presumo de mis debilidades”
Mc 6,1-6: “No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Cristo es el Ungido como Profeta: 436. 783. 1241
La fe en Cristo lleva al conocimiento del Padre: 2614

XV Signos que escandalizan, pero salvan


Am 7,12-15: “Ve y profetiza a mi pueblo”
Ef 1,3-14: “Nos eligió en la persona de Cristo”
Mc 6,7-13: “Los fue enviando”Sanad a los enfermos: 1506. 1508. 765
Compromisos bautismales: 1268

XVI Signos que escandalizan, pero salvan


Jr 23,1-6: “Reuniré al resto de mis ovejas”
Ef 2,13-18: “Él es nuestra paz”
Mc 6,30-34: “Andaban como ovejas sin pastor”
La Iglesia es apostólica: 857
La grandeza del oficio sacerdotal: 1586. 1589

XVII Jesús, Pan de Vida eterna


2 R 4,42-44: “Comerán y sobrará”
Ef 4,1-6: “Un solo cuerpo, un solo Señor”
Jn 6,1-15: “Repartió a los que estaban sentados”
La Eucaristía, “pignus futurae gloriae”: 1365. 1402
Presentación de las ofrendas: 1350-1351

XVIII Jesús, Pan de Vida eterna


Ex 16,2-4.12-15: “Yo haré llover pan del cielo”
Ef 4,17.20-24: “Vestíos de la nueva condición humana”
Jn 6,24-35: “El que viene a mí no pasará hambre”
El misterio de Cristo bajo la letra del A.T.: 1094
El banquete pascual: 1382-1383. 1355

XIX Jesús, Pan de Vida eterna


1 R 19,4-8: “Caminó hasta el monte de Dios”
Ef 4,30-5,2: “Vivid en el amor como Cristo”
Jn 6,41-51: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”
Cristo revela el Espíritu a través de la Eucaristía: 728
La Eucaristía, sacrificio de la Iglesia: 1368

XX Jesús, Pan de Vida eterna


Pr 9,1-6: “Venid a comer mi pan”
Ef 5,15-20: “Daos cuenta de lo que el Señor quiere”
Jn 6,51-58: “Mi carne es verdadera comida”
Los signos del pan y del vino: 1333. 1334
El pan de cada día: 2837

XXI Cristo, Palabraeterna del Padre


Jos 24,1-2a.15-17.18b: “Serviremos al Señor”
Ef 5,21-32: “Es éste un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia”
Jn 6,60-69: “Tú tienes palabras de vida eterna”
La Palabra de Dios: 108. 124. 1970. 1971
El primer anuncio de la Eucaristía: 1336

XXII Cristo, Palabraeterna del Padre


Dt 4,1-2.6-8: “Guardad los mandamientos del Señor”
St 1,17-18.21b-22.27: “Llevad la Palabra a la práctica”
Mc 7,1-8.14-15.21-23: “Os aferráis a la tradición de los hombres”
Dios forma a su pueblo Israel: 62. 708
Decidir en conciencia: 1786-1789

XXIII ¿Quién decís que soy yo?


Is 35,4-7a: “Los oídos del sordo se abrirán”
St 2,1-5: “¿No ha elegido Dios a los pobres del mundo?”
Mc 7,31-37: “Hizo oír a los sordos y hablar a los mudos”
Los signos de la predicación de Jesús: 1503-1504. 1151. 2500
El respeto a la verdad: 2489. 2494

XXIV ¿Quién decís que soy yo?


Is 50,5-9a: “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban”
St 2,14-18: “La fe, si no tiene obras, está muerta”
Mc 8,27-35: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho”
Las subidas de Jesús a Jerusalén: 557. 572
La fe no vacila ante el dolor: 2572

XXV Exigencias del seguimiento de Cristo


Sb 2,12.17-20: “Lo condenaremos a muerte ignominiosa”
St 3,16-4,3: “Los que procuran la paz están sembrando la paz”
Mc 9,30-37: “El Hijo del Hombre va a ser entregado”
El sacerdocio ministerial, verdadero servicio: 876. 1551

XXVI Exigencias del seguimiento de Cristo


Nm 11,25-29: “!Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta!
St 5,1-6: “Vuestra riqueza está corrompida”
Mc 9,38-43.45.47-48: “El que no está contra vosotros está a favor vuestro”
Moralidad de las acciones: 1792. 1704
El escándalo: 2285
El socorro de la miseria humana: 2448

XXVII Exigencias del seguimiento de Cristo


Gn 2,18-24: “Y serán los dos una sola carne”
Hb 2,9-11: “El santificador y los santificados tienen el mismo origen”
Mc 10,2-16: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”
El matrimonio en el orden de la creación: 1604-1605. 1617
La familia en el plan de Dios: 2201

XXVIII Exigencias del seguimiento de Cristo


Sb 7,7-11: “En comparación con la sabiduría, tuvo en nada la riqueza”
Hb 4,12-13: “La Palabra de Dios juzga las intenciones del corazón”
Mc 10-17-30: “Vende lo que tienes y sígueme”
El seguimiento de Jesús: 520. 1618
Maestro, ¿qué he de hacer?: 2052-2053

XXIX Exigencias del seguimiento de Cristo


Is 53,10-11: “Cuando entregue su vida, verá su descendencia”
Hb 4,14-16: “Acerquémonos con seguridad al trono de gracia”
Mc 10,35-45: “El Hijo del Hombre ha venido a dar su vida en rescate por muchos”Con nuestras
enfermedades: 1505. 517. 440Aceptación de la voluntad del Padre: 606. 623

XXX Exigencias del seguimiento de CristoJr 31,7-9: “Ciegos y cojos, los guiaré entre
consuelos”
Hb 5,1-6: “Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec”
Mc 10,46-52: “Maestro, quepueda ver”
Confianza de los que se acercan a Jesús: 448. 2756
Invocar el nombre de Jesús: 2667

XXXI Exigencias del seguimiento de Cristo


Dt 6,2-6: “Amarás al Señor con todo el corazón”
Hb 7,23-28: “Tiene el sacerdocio que no pasa”
Mc 12,28-34: “No estás lejos del Reino de Dios”
Sentido de los mandamientos: 2055
La ley nueva, ley del amor: 1972. 1964

XXXII Juicio de Dios sobre el hombre


1 R 17,10-16: “La viuda hizo un panecillo”
Hb 9,24-28: “Cristo se ha ofrecido una sola vez”
Mc 12,38-44: “Esa pobre viuda he echado en el cepillo más que nadie”
El cumplimiento de la ley: 580
El amor de la Iglesia por los pobres: 2444

XXXIII Juicio de Dios sobre el hombre


Dn 12,1-3: “En aquel tiempo se salvará tu pueblo”
Hb 10.11-14.18: “Ha perfeccionado a los que van siendo consagrados”
Mc 13,24-32: “Reunirá a sus elegidos”
El glorioso advenimiento de Cristo, esperanza de Israel: 673-674. 1038-1040
Carácter escatológico de la oración: 2771-2772

CRISTO REY Señor Jesús, te proclamamos Rey del universo


Dn 7,13-14: “Su dominio es eterno”
Ap 1,5-8: “Nos ha hecho sacerdotes de Dios”
Jn 18,33b-37: “Tú lo dices: soy Rey”
La Iglesia, anuncio de la llegada del Reino: 763-765
Venga a nosotros tu Reino: 2816-2820

SOLEMNIDADES DURANTE EL TIEMPO ORDINARIO


SANTOS APÓSTOLES PEDRO Y PABLO El que cree en la “piedra” elegida no será
confundido
Hch 12,1-11: “El Señor me ha librado de las manos de Herodes”
2 Tm 4,6-8.17-18: “Ahora me aguarda la corona merecida”
Mt 16,13-19: “Tú eres Pedro y te daré las llaves del cielo”
La Iglesia es una: 816. 834
Magisterio de la Iglesia: 2034-2035

SANTIAGO APÓSTOL Patrono de España


Hch 4,33;5,12.27-33;12,2: “El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago”
2 Co 4,7-18: “Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús”
Mt 20,20-28: “Mi cáliz lo beberéis”
El ministerio eclesial: 875. 845
La autoridad como servicio: 2235

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (Vigilia) Eres llevada encuerpo y alma alcielo


1 Cro 15,3-4.15-16; 16,1-2:“Metieron el Arca de Dios en la tienda”
1 Co 15,54-57: “Nos da la victoria por Jesucristo”
Lc 11,27-28: “Dichoso el vientre que te llevó”
Papel de María en el Misterio de la Iglesia: 963-964
María, figura de la Iglesia: 2679-2675

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (Fiesta) Sentada junto a Cristo es proclamada Reina


Ap 11,19a; 12,1.3-6a.10ab:“Una mujer vestida del sol”
1 Co 15,20-27a: “Primero, Cristo como primicia”
Lc 1,39-56: “Mi alma engrandece al Señor”La Asunción de María: 974
El “Magníficat”, canto de la Virgen y de la Iglesia: 2619

TODOS LOS SANTOS Con Cristo reinan todos los santos


Ap 7,2-4.9-14: “Apareció una muchedumbre inmensa”
1 Jn 3,1-3: “Veremos a Dios tal cual es”
Mt 5,1-12a: “Vuestra recompensa será grande en el cielo”
La comunión de los santos: 956-957
Ofrenda de la Iglesia en unión de los Santos: 1370. 2016

DOMINGO II ORDINARIO (inizio)


“¿Dónde vives? Venid y lo veréis”

1 S 3,3b-10.19: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha”

Sal 39,2 y 4ab.7.8-9.10: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”

1 Co 6,13c-15a.17-20: “Vuestros cuerpos son miembros de Cristo”

Jn 1,35-42: “Vieron dónde vivía y se quedaron con él”

Samuel, consagrado desde el vientre de su madre para el servicio de Dios, recibe ahora el
llamamiento. El “sueño” o la “visión” es un recurso literario de una verdadera vocación de la que
Samuel es plenamente consciente.
A san Pedro se le cambia el nombre. Cambiar el nombre quería decir la adopción de un nuevo
estilo de vida. San Marcos habla del cambio del nombre de Simón por el de Pedro.
El llamamiento a los discípulos es una verdadera teología de la vocación. La iniciativa es de
Jesús. Luego vienen las preguntas. Y después las respuestas, que son a la vez fórmulas de
búsqueda, de inquietud, de afán de encuentro.

La palabra “prestaciones”, tan usada en el mundo de la técnica como indicativa de lo que nos
proporciona un objeto, delata que el hombre de hoy busca ante todo respuestas a lo que quiere y
busca. Y la carrera hoy está establecida para otorgar al usuario lo mejor y lo más pronto posible.
¿Y si alguien nos hiciera preguntas por respuesta? ¿Y si nos hicieran preguntarnos por nosotros
mismos cuando tratamos de saber algo de otro? Cuando en el campo religioso al hombre se le
ofrecen preguntas en lugar de contestaciones se siente defraudado. Esa iniciativa siempre es de
Dios.

_ “Las llaves del Reino”:


“Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar
con Él y participar en su misión; les hizo partícipes de su autoridad ``y los envió a proclamar el
Reino de Dios y a curar'' (Lc 9,2). Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo
porque por medio de ellos dirige su Iglesia” (551).
_ El apostolado:
“Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores de san Pedro y de
los apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen. Toda la Iglesia es apostólica en cuanto
que ella es ``enviada'' al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes
maneras, tienen parte en este envío. ``La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también
vocación al apostolado''. Se llama ``apostolado'' a ``toda la actividad del Cuerpo Místico'' que
tiende a ``propagar el Reino de Cristo por toda la tierra'' (AA 2)” (863).

_ “Esta vocación a la vida eterna es sobrenatural. Depende enteramente de la iniciativa gratuita


de Dios, porque sólo Él puede revelarse y darse a sí mismo. Sobrepasa las capacidades de la
inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana, como de toda criatura” (1998).

_ “Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que trabajar con Dios que
trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que fuésemos curados; nos sigue todavía
para que, una vez curados, seamos vivificados; se nos adelanta para que seamos llamados, nos
sigue para que seamos glorificados; se nos adelanta para que vivamos según la piedad, nos sigue
para que vivamos por siempre con Dios, pues sin Él no podemos hacer nada (San Agustín, nat. et
grat. 31)” (2001).

El llamamiento de Cristo es siempre a recorrer caminos. No es a la simple aventura, porque Él


los ha recorrido primero y ha dejado marcadas las huellas.

DOMINGO III ORDINARIO (inizio)


“Creer en la conversión del corazón es confiar en que es Dios mismo quien cambia nuestra
vida”

Jon 3,1-5.10: “Los ninivitas se convirtieron de su mala vida”

Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9: “Señor, enséñame tus caminos”

Co 7,29-31: “La representación de este mundo se termina”

Mc 1,14-20: “Convertíos y creed en el Evangelio”

La idea central de Jonás es mostrar a Israel la misericordia divina para con los gentiles. La
capacidad de escucha de la palabra profética, no tan frecuente entre el pueblo elegido, será
portador del anuncio de la misericordia divina si se convierten de sus pecados.
La invitación a la conversión y a la fe en el Evangelio es la frase con que Cristo comienza su
acción pública. Que esta conversión esté vinculada con el Reino de Dios es la prueba de que
pertenece a la enseñanza de Jesús.
Lo que en Jonás era un plazo de amenaza “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”, en
Jesús es un anuncio de salvación: “Se ha cumplido el plazo”. Y, sin embargo, resulta más
apremiante que el del profeta. Urge la responsabilidad de responder.

Cuando la sociedad, a fuerza de vivir de un modo determinado acaba por creer que no hay otro
modo de vivir, se cierra ella misma el futuro. Y es que, a fuerza de acostumbrarnos a algo, lo
creemos lo mejor. La llamada a la conversión tiene siempre como objetivo poner en cuestión el
modo de vivir y de ser de cualquiera; convencerle de que hay otros caminos, que merece la pena
recorrerlos.

_ “``El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena
Nueva'' (Mc 1,15). En la predicación de la Iglesia, esta llamada se dirige primeramente a los que
no conocen todavía a Cristo y su Evangelio. Así, el Bautismo es el lugar principal de la
conversión primera y fundamental. Por la fe en la Buena Nueva y por el Bautismo se renuncia al
mal y se alcanza la salvación, es decir, la remisión de todos los pecados y el don de la vida
nueva” (1427).
_ “El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón
nuevo. La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a Él
nuestros corazones: ``Conviértenos, Señor, y nos convertiremos'' (Lc 5,21). Dios es quien nos da
la fuerza para comenzar de nuevo” (1432; cf. 1430).

_ “Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es un movimiento
que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es
preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás” (1489).
_ “En el ``cara a cara'' con Dios, los profetas sacan luz y fuerza para su misión. Su oración no es
una huida del mundo infiel, sino una escucha de la palabra de Dios, a veces un litigio o una
queja, siempre una intercesión que espera y prepara la intervención del Dios salvador, Señor de
la historia” (2584).

_ “El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios. Dios acusa tus pecados, si tú también te
acusas, te unes a Dios. El hombre y el pecador, son por así decirlo, dos realidades: cuando oyes
hablar del hombre, es Dios quien lo ha hecho; cuando oyes hablar del pecador, es el hombre
mismo quien lo ha hecho. Destruye lo que tú has hecho para que Dios salve lo que él ha hecho...
Cuando comienzas a detestar lo que has hecho, entonces tus obras buenas comienzan porque
reconoces tus obras malas. El comienzo de las obras buenas es la confesión de las obras malas.
Haces la verdad y vienes a la Luz” (San Agustín, ev. Ioa. 12,13) (1458).

La conversión es dudar de nuestro modo de ser y de vivir para entregarnos por la gracia divina al
modo que nos propone el Evangelio.

DOMINGO IV ORDINARIO (inizio)


“Hoy y siempre escucharéis su voz; !no endurezcáis vuestro corazón!”

Dt 18,15-20: “Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca”

Sal 94,1-2.6-7.8-9: “!Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor; no endurezcáis vuestro corazón!”

1 Co 7,32-35: “El célibe se preocupa de los asuntos del Señor”

Mc 1,21-28: “Enseñaba con autoridad”


Los profetas tendrán un doble papel: por una parte deberán luchar contra las prácticas de magia y
adivinación; por otra, hablarán en nombre del Señor, que, como en el caso de Moisés, será quien
llama y designa.
Los que se admiraban de la “autoridad” con la que Jesús hablaba, querían expresar en ese
término muchas cualidades nuevas que habían observado en Él: libertad de espíritu frente a
mentalidades intransigentes y cortas; perspectivas nuevas para todos los hombres, lejos de
cualquier espíritu restrictivo; oferta de salvación sencilla y sin discriminación, todo ello le
otorgaba un ascendiente sobre todos los que le oían que hacía atrayente su figura y apasionante
su mensaje.

Es frecuente la palabrería permanentemente escuchada y a la vez no creída. No porque quien


habla no merezca credibilidad, sino porque solemos encasillarlos en una “clase” desprestigiada y
les hacemos partícipes del mismo descrédito. Es injusto, pero corriente. Enseñar, decir hoy con
“autoridad” significa exactamente lo mismo que en tiempos de Jesucristo: hablar respaldado por
un prestigio personal intachable.

_ “De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres
por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo” (Hb 1,1-2).
“Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En
Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta” (65).
_ “En la Sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza, porque, en ella,
no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios” (104; cf.
101).

_ “La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e
inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto
adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de
la fe en una persona humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente
lo que Él dice” (150).
_ “No se puede creer en Jesucristo sin tener parte en su Espíritu. Es el Espíritu Santo quien
revela a los hombres quién es Jesús. Porque ``nadie puede decir: `Jesús es Señor' sino bajo la
acción del Espíritu Santo'' (1 Cor 12,3). ``El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de
Dios... Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios'' (1 Cor 2,10-11). Sólo Dios
conoce a Dios enteramente. Nosotros creemos en el Espíritu Santo porque es Dios” (152).

_ “Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo
nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra...; porque lo que hablaba antes en partes a los
profetas ya lo ha hablado en el todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora
quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino
haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o
novedad” (San Juan de la Cruz, Carm. 2, 22) (65).

La autoridad como poder se impone; la autoridad como servicio atrae. Y Jesús vino no a ser
servido sino a servir.

DOMINGO V ORDINARIO (inizio)


“Nuestos corazones sanan; nuestras heridas se curan: ha llegado a nosotros el Reino de
Dios”

Jb 7,1-4.6-7: “Mis días se consumen sin esperanza”

Sal 146,1-2.3-4.5-6: “Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados”


1 Co 9,16-19.22-23: “!Ay de mí, si no anuncio el Evangelio!”

Lc 1,29-39: “Curó a muchos enfermos de diversos males”

Elifaz le había dicho a Job que cada hombre tiene asignada una tarea; y éste reconoce que la suya
está llena de sufrimiento y miseria. A pesar de lo cual, parece apelar al amor que Dios le tiene.
Jesús entra en casa de Pedro y Andrés en compañía de los discípulos habituales en estos casos.
Ante ellos tienen lugar importantes autorrevelaciones, es una manera de subrayarlas
precisamente delante de estos testigos.
La oración de Jesús suele estar vinculada a momentos importantes que tienen que ver con su
mesianidad: momentos de aplauso público y reconocimiento masivo; instantes de compromiso
radical con su entrega y pasión, etc. Las palabras “todo el mundo te busca” pueden aludir al
primer motivo. Ha creado con sus milagros tales expectativas mesiánicas que la gente no para
hasta encontrarlo.

Ocupado en miles de cosas, agobiado por miles de preocupaciones, el hombre de hoy acaba por
estar desinteresado de casi todo. Cuanto más hace el hombre, menos se para a pensar en el
sentido de la vida. Pero cuando encontramos a alguien que, además de vivir, se da cuenta de que
vive, estamos ante una persona.

_ “Jesús acompaña sus palabras con ``milagros, prodigios y signos'' (Hch 2,22) que manifiestan
que el Reino está presente en Él. Ellos atestiguan que Jesús es el Mesías” (547).
_ “El Hijo de Dios hecho hombre aprendió a orar conforme a su corazón de hombre. Y lo hizo de
su madre que conservaba todas las ``maravillas'' del Omnipotente y las meditaba en su corazón.
Lo aprende en las palabras y en los ritmos de la oración de su pueblo, en la sinagoga de Nazaret
y en el Templo. Pero su oración brota de una fuente secreta distinta, como lo deja presentir a la
edad de los doce años: ``Yo debía estar en las cosas de mi Padre'' (Lc 2,49). Aquí comienza a
revelarse la novedad de la oración en la plenitud de los tiempos: la oración filial, que el Padre
esperaba de sus hijos va a ser vivida por fin por el propio Hijo único en su Humanidad, con y
para los hombres” (2599; cf. 2601).

_ “Cuando Jesús ora, ya nos enseña a orar. El camino teologal de nuestra oración es su oración a
su Padre. Pero el Evangelio nos entrega una enseñanza explícita de Jesús sobre la oración. Como
un pedagogo, nos toma donde estamos y, progresivamente, nos conduce al Padre. Dirigiéndose a
las multitudes que le siguen, Jesús comienza con lo que ellas ya saben de la oración por la
Antigua Alianza y las prepara para la novedad del Reino que está viniendo. Después les revela
en parábolas esta novedad. Por último, a sus discípulos que deberán ser los pedagogos de la
oración en su Iglesia, les hablará abiertamente del Padre y del Espíritu Santo” (2607).
_ “La oración de fe no consiste solamente en decir ``Señor, Señor'', sino en disponer el corazón
para hacer la voluntad del Padre (Mt 7,21). Jesús invita a sus discípulos a llevar a la oración esta
voluntad de cooperar con el plan divino” (2616).

_ “Jesús ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él
dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la
voz de Él, en nosotros” (San Agustín, Sal 85, 1) (2616).

Cuando cura a los enfermos, se manifiesta la fuerza libertadora de Jesús; cuando ora, enseña a
los hombres el camino de la liberación.

DOMINGO VI ORDINARIO (inizio)


“El que cree en Cristo como vencedor del mal, nunca desaprovechará el paso del Señor”
Lv 13,1-2.44-46: “El leproso vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento”

Sal 31,1-2.5.11: “Tú eres mi refugio; me rodeas de cantos de liberación”

1 Co 10,31-11,1: “Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo”

Mc 1,40-45: “La lepra se le quitó y quedó limpio”

Al leproso se le consideraba un castigado por Dios por pecados ocultos. Debía ser declarado
“oficialmente impuro”. Por eso se llama a algunas intervenciones de Cristo “purificaciones”.
Apartado del culto, no podía entrar en la sinagoga; si alguno mejoraba de su mal, se le permitía
entrar y ponerse en un sitio aparte.
La lucha contra el pecado es manifestada por los evangelistas a través de las curaciones. Y
cuando la enfermedad lleva consigo el apartamiento y la segregación social, es reintegrada la
persona y devuelta a la comunidad como signo, no sólo de curación, sino de reconciliación.
Entendiendo así los milagros, son verdaderas señales del Reino de Dios, y la victoria de Cristo
como anticipo de la definitiva por la resurrección.
El modo de dirigirse a Jesús el leproso revela una gran fe. Sabe que puede ser curado y lo pide.
La curación será consecuencia de la misma fe.

En nuestra sociedad se dan diferencias sociales, raciales, políticas, culturales, etc.: son siempre
secuelas del mal inserto en el corazón del hombre del que difícilmente se libera.
Sin embargo, el hecho de que la humanidad luche contra estos males es señal de una gran
sensibilidad al considerarlos como tales. Porque además del mal que se sufra puede haber otro
mayor: que los demás no quieran enterarse.

_ La providencia y el escándalo del mal:


“Si Dios Padre Todopoderoso, Creador del mundo ordenado y bueno, tiene cuidado de todas sus
criaturas, ¿por qué existe el mal? A esta pregunta tan apremiante como inevitable, tan dolorosa
como misteriosa no se puede dar una respuesta simple. El conjunto de la fe cristiana constituye la
respuesta a esta pregunta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de
Dios que sale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la Encarnación redentora de su
Hijo, con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de los sacramentos,
con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas a aceptar libremente,
pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, pueden negarse o rechazar. No hay
un rasgo del mensaje cristiano que no sea en parte una respuesta a la cuestión del mal” (309; cf.
310; 549).

_ Y líbranos del mal:


“La última petición a nuestro Padre está también contenida en la oración de Jesús: ``No te pido
que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno'' (Jn 17,15). Esta petición concierne
a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el ``nosotros'', en comunión con toda la
Iglesia y para la salvación de toda la familia humana. La oración del Señor no cesa de abrirnos a
las dimensiones de la economía de la salvación. Nuestra interdependencia en el drama del
pecado y de la muerte se vuelve solidaridad en el Cuerpo de Cristo, en ``comunión con los
santos''” (2850; cf. 2852).

_ “El Señor que ha borrado vuestro pecado y perdonado vuestras faltas también os protege y os
guarda contra las astucias del Diablo que os combate para que el enemigo, que tiene la
costumbre de engendrar la falta, no os sorprenda. Quien confía en Dios, no tema al Demonio.
``Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?''” (San Ambrosio, sacr. 5, 30) (2852).
Superar el mal puede ser señal de lucha o de coraje; superar el pecado es signo de la salvación de
Jesucristo.

DOMINGO VII ORDINARIO (inizio)


“Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?”

Is 43,18-19.21-22.24b-25: “Por mi cuenta borraba tus crímenes”

Sal 40,2-3.4-5.13-14: “Sáname, Señor, porque he pecado contra ti”

2 Co 1,18-22: “En Jesús todo se ha convertido en un ``sí''”

Mc 2,1-12: “El Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados”

Con todo lo importante que habían sido las intervenciones de Dios en favor de su pueblo, pide el
profeta que no sean comparadas con lo que ahora se prepara. Era el retorno de la cautividad de
Babilonia lo que estaba a punto de suceder. Si grande había sido el castigo de la deportación,
mayor sería el gozo del retorno. Todo, como siempre, fruto de la gratuidad divina.
La “novedad” del perdón de Cristo no pasa inadvertida: “¿Quién puede perdonar pecados fuera
de Dios?” Quienes buscaban una cosa (la curación), se encontraron dos (curación y perdón). Los
que no aceptaban el perdón, tuvieron que aceptar la evidencia de un paralítico que cogía la
camilla y se iba a su casa. Así quien no acepta la posibilidad del perdón de Dios, andará
buscando otras explicaciones a las maravillas divinas.

Los técnicos del mercado y los especialistas en publicidad tienen verdadero afán de presentarnos
algo novedoso todos los días. Y con el paso del tiempo, vuelve a aparecer como novísimo lo que
en otro tiempo apareció como atrasado o anacrónico. La novedad se nos ofrece como “última
generación”. Esto tiene una consecuencia seria: que las generaciones actuales creen que la
historia empezó el día que ellos empezaron a vivir. Y hacer tabla rasa del pasado es injusto.

_ “Jesús escandalizó sobre todo porque identificó su conducta misericordiosa hacia los pecadores
con la actitud de Dios mismo con respecto a ellos. Llegó incluso a dejar entender que
compartiendo la mesa con los pecadores, los admitía al banquete mesiánico. Pero es
especialmente, al perdonar los pecados, cuando Jesús puso a las autoridades de Israel ante un
dilema. Porque como ellas dicen, justamente asombradas, ``¿Quién puede perdonar los pecados
sino sólo Dios?'' (Mc 2,7). Al perdonar los pecados, o bien Jesús blasfema porque es un hombre
que pretende hacerse igual a Dios o bien dice verdad y su persona hace presente y revela el
Nombre de Dios” (589; cf. 1441-1445).

_ “Con una audaz confianza hemos empezado a orar a nuestro Padre. Suplicándole que su
Nombre sea santificado, le hemos pedido que seamos cada vez más santificados. Pero, aun
revestidos de la vestidura bautismal, no dejamos de pecar, de separarnos de Dios. Ahora, en esta
nueva petición, nos volvemos a Él, como el hijo pródigo y nos reconocemos pecadores ante Él
como el publicano. Nuestra petición empieza con una ``confesión'' en la que afirmamos al mismo
tiempo nuestra miseria y su Misericordia. Nuestra esperanza es firme porque, en su Hijo,
``tenemos la redención, la remisión de nuestros pecados'' (Col 1,14). El signo eficaz e indudable
de su perdón lo encontramos en los sacramentos de su Iglesia” (2839; cf. 2841).

_ “El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios. Dios acusa tus pecados, si tú también te
acusas, te unes a Dios. El hombre y el pecador, son por así decirlo, dos realidades: cuando oyes
hablar del hombre, es Dios quien lo ha hecho; cuando oyes hablar del pecador, es el hombre
mismo quien lo ha hecho. Destruye lo que tú has hecho para que Dios salve lo que él ha hecho...
Cuando comienzas a detestar lo que has hecho, entonces tus obras buenas comienzan porque
reconoces tus obras malas” (San Agustín, ev. Jo. 12,13) (1458).

La gran novedad del perdón que Dios nos da en Jesucristo es el hombre nuevo que surge después
de la reconciliación.

DOMINGO VIII ORDINARIO (inizio)


“Las bodas del Esposo nuevo sólo pueden celebrarse con vino nuevo”

Os 2,16b.17b.21-22: “Me casaré contigo en matrimonio perpetuo”

Sal 102,1-2.3-4.8 y 10.12-13: “El Señor es compasivo y misericordioso”

2 Co 3,1b-6: “Sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio”

Mc 2,18-22: “El novio está con ellos”

El libro de Oseas respira un clima de relación de esponsal entre Dios y su pueblo. El Señor hace
caer en la cuenta a Israel de su infidelidad, como el esposo desairado que trata de reconquistar a
la esposa. El desierto tiene un gran significado: trae a la memoria de Israel los días en que
peregrinaba por él y dependía solamente de su Dios.
Cristo sale al paso de las intenciones de la práctica del ayuno en Israel: signo de esperanza
mesiánica. Si el Esposo ha llegado ya, ¿para qué seguir ayunando?
Ante Cristo no caben remedios caseros ni remiendos provisionales; sólo cabe el cambio total, la
novedad absoluta. Por eso las palabras finales hablan de odres nuevos. Aun en caso de que
aquellos que le oyeron hubieran entendido y aceptado su palabra sin renovarse por dentro, la
habrían perdido pronto como el pellejo deteriorado derrama el vino nuevo. El Evangelio es
demasiado serio como para aguantar parches.

Vivimos tiempos en los que el hombre está rodeado de un clima propicio para la reflexión, el
pensamiento, la búsqueda, etc. ¿Qué clase de “desierto” necesita el hombre contemporáneo? El
caso es que es consciente de ello. Se busca el campo, el descanso en soledad, la huida de las
grandes ciudades, pero se sigue en el agobio. ¿Qué clase de hombre alumbrará esta gestación?

_ “La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel había preparado la nueva y eterna alianza
mediante la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta manera con
toda la humanidad salvada por Él, preparando así ``las bodas del cordero'' (Ap 19,7.9)” (1612; cf.
1613-1615).
_ “La unidad de Cristo y de la Iglesia, Cabeza y miembros del Cuerpo, implica también la
distinción de ambos en una relación personal. Este aspecto es expresado con frecuencia mediante
la imagen del Esposo y de la Esposa. El tema de Cristo esposo de la Iglesia fue preparado por los
profetas y anunciado por Juan Bautista. El Señor se designó a sí mismo como ``el Esposo'' (Mc
2,19). El apóstol presenta a la Iglesia y a cada fiel, miembro de su Cuerpo, como una Esposa
``desposada'' con Cristo Señor para ``no ser con Él más que un solo Espíritu''” (796).

_ “Cuando decimos Padre ``nuestro'', reconocemos que todas sus promesas de amor anunciadas
por los Profetas se han cumplido en la nueva y eterna Alianza en Cristo: hemos llegado a ser ``su
Pueblo'' y Él es desde ahora en adelante ``nuestro Dios''. Esta relación nueva es una pertenencia
mutua dada gratuitamente: por amor y fidelidad tenemos que responder ``a la gracia y a la
verdad que nos han sido dadas en Jesucristo'' (Jn 1,17)” (2787).
_ “He ahí el Cristo total, cabeza y cuerpo, uno solo formado de muchos... Sea la cabeza la que
hable, sean los miembros, es Cristo el que habla. Habla en el papel de cabeza o en el de cuerpo.
Según lo que está escrito: ``Y los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo
respecto a Cristo y la Iglesia'' (Ef 5,31-32). Y el Señor mismo en el Evangelio dice: ``De manera
que ya no son dos sino una sola carne'' (Mt 19,6). Como lo habéis visto bien, hay en efecto dos
personas diferentes y, no obstante, no forman más que una en el abrazo conyugal... Como cabeza
él se llama ``esposo'' y como cuerpo ``esposa''” (San Agustín, psalm. 74, 4) (796).

Cristo no establece una Alianza nueva con este nuevo pueblo porque sea más fiel que el antiguo,
sino porque Él es el Esposo fidelísimo de su Iglesia.

DOMINGO IX ORDINARIO (inizio)


“Es bueno creer en el día del Señor; aún mejor, creer en el Señor de todos los días”

Dt 5,12-15: “Recuerda que fuiste esclavo en Egipto”

Sal 80,3-4.5-6ab.6c-8a.10-11ab: “Aclamad a Dios, nuestra fuerza”

2 Co 4,6-11: “La vida de Jesús se manifiesta en nuestro cuerpo”

Mc 2,23-3,6: “El Hijo del Hombre es señor también del sábado”

Puede considerarse el relato del Decálogo, que se lee en el Deuteronomio, como un código moral
de mucha altura y, desde luego, muy por encima de cualquier otro (como es el Decálogo descrito
en Ex 20). La referencia al sábado es una de sus diferencias. El descanso sabático se vincula con
la historia de la salvación, con la memoria de lo que Dios ha hecho por su pueblo. Además de
descanso es memorial.
El no cumplimiento del sábado estaría apoyado en el “sentido común”, es decir, al igual que en
un momento de apuro los hombres de David comieron de los panes del altar, igualmente ahora
podría alguien verse libre de la obligación del sábado. Pero hay más: ahora es la autoridad de
Cristo la que exime. Ésa es la fuerza de su señorío sobre el sábado, y la razón del evangelista al
incluirlo.

Parece que hoy está desapareciendo cualquier idea de “sometimiento”. Entre el “esto está así
mandado y basta” y el “no me apetece hacerlo” hay un largo trecho de actitudes. Pero predomina
la segunda. El cumplimiento de algo por convicción, supone una disciplina mental y de
autodominio poco frecuentes hoy. Habiendo perdido, además, tanto sentido el argumento de
autoridad, no se ve muy fácil el camino. Sin embargo, nadie puede negar la grandeza de quien
nos descubre que la ley es para el hombre y no al revés.

_ “La Ley evangélica lleva a plenitud los mandamientos de la Ley. El Sermón del monte, lejos
de abolir o devaluar las prescripciones morales de la Ley antigua, extrae de ella las virtualidades
ocultas y hace surgir de ella nuevas exigencias: revela toda su verdad divina y humana. No añade
preceptos exteriores nuevos, pero llega a reformar la raíz de los actos, el corazón, donde el
hombre elige entre lo puro y lo impuro, donde se forman la fe, la esperanza y la caridad, y con
ellas las otras virtudes. El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la
perfección del Padre celestial, mediante el perdón de los enemigos y la oración por los
perseguidores, según el modelo de la generosidad divina” (1968; cf. 1965. 1966. 1967. 1969).
_ El domingo, plenitud del sábado:
“El Domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada
semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la
Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre
en Dios. Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella
prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo” (2175).

_ La obligación del domingo:


“El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: ``El domingo y las demás
fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa'' (CIC, can. 1247).
``Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en
un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde'' (CIC, can. 1248,1)”
(2180; cf. 2183).

_ “Los que vivían según el orden de cosas antiguo han venido a la nueva esperanza, no
observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por Él y por
su muerte” (San Ignacio de Antioquía, Magn. 9,1) (2175).

Dominados por la pura obligatoriedad de algo, somos esclavos; convencidos de la bondad de lo


mandado y de quien lo manda, somos libres.

DOMINGO X ORDINARIO (inizio)


“Proclamamos una victoria sobre el mal y el pecado que no es nuestra; es de Cristo que nos
la ha regalado”

Gn 3,9-15: “Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer”

Sal 129,1-2.3-4.5-6.7-8: “Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa”

2 Co 4,13-5,1: “Creí, por eso hablé”

Mc 3,20-35: “Satanás está perdido”

El autor del Génesis presenta como un verdadero juicio la intervención de Dios ante el
comportamiento de Adán y Eva en el paraíso. Éstos tras su pecado se disculpan, pero la
sentencia se cumple exactamente en el mismo orden en que fue cometida la falta, es decir,
primero la serpiente, luego la mujer y, por último, el varón. Parecería que la mujer y la serpiente,
cómplices del pecado, mantendrían una cierta amistad. Sin embargo, la enemistad fue perpetua
entre ambas descendencias, hasta que la estirpe de la mujer logró aplastar la cabeza de su
enemigo.
El enfrentamiento entre Jesús y el pecado es una lucha permanente y sin cuartel. Ante la
acusación “...expulsa a los demonios por arte del jefe de los demonios”, Cristo responde con
facilidad. Incluso considera más “sensato” al diablo, que no lucha contra sí mismo, que al
acusador. El gran pecado que “no tendrá perdón jamás” es atribuir a poderes que no sean el
Espíritu Santo la victoria de Cristo sobre el demonio.

Es necesario convencerse de que la presencia del mal en el mundo no es una situación fatal e
irremediable, por muy cercano que lo sintamos. El que siempre haya ocurrido, no significa que
tenga que ser de la misma manera. Porque el mal es vencible. El amor y el perdón son más
fuertes que el pecado.

_ “El relato de la caída (Gn 3) utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un
acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del hombre. La
Revelación nos da la certeza de fe de que toda la historia humana está marcada por el pecado
original libremente cometido por nuestros primeros padres” (390).
_ “Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el
nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió
perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios
durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95,10), Cristo se revela como el Siervo de Dios
totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha ``atado al
hombre fuerte'' para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3,27)” (539).

_ “La victoria sobre el ``príncipe de este mundo'' (Jn 14,30) se adquirió de una vez por todas en
la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su Vida. Es el juicio de este
mundo, y el príncipe de este mundo está ``echado abajo'' (Jn 12,31). ``Él se lanza en persecución
de la Mujer'', pero no consigue alcanzarla: la nueva Eva, ``llena de gracia'' del Espíritu Santo es
librada del pecado y de la corrupción de la muerte (Concepción inmaculada y Asunción de la
santísima Madre de Dios, María, siempre virgen). ``Entonces despechado contra la Mujer, se fue
a hacer la guerra al resto de sus hijos'' (Ap 12,17). Por eso, el Espíritu y la Iglesia oran: ``Ven,
Señor Jesús'' (Ap 22,17.20) ya que su Venida nos librará del Maligno” (2853).

_ “Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados
por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo (MR Embolismo)” (2854).

Con el mal nos encontramos sin buscarlo; pero antes nos hemos encontrado con Cristo que lo ha
vencido y nos hace fuertes.

DOMINGO XI ORDINARIO (inizio)


“De la más alta rama del tronco de David suscitó el Señor un renuevo”

Ez 17,22-24: “Ensalzo los árboles humildes”

Sal 91,2-3.13-14.15-16: “Es bueno darle gracias al Señor”

2 Co 5,6-10: “En destierro o en patria nos esforzamos en agradar al Señor”

Mc 4,26-34: “Era la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas”

El profeta Ezequiel anuncia que Dios se ocupará de dejar una rama verde de la que brote el
Mesías, plantada “en un monte elevado”. Y todos los pueblos se reunirán en Jerusalén (“aves de
toda pluma”); y todas las naciones (“todos los árboles silvestres”) reconocerán que todo ha sido
obra de Dios.
“La semilla germina y va creciendo sin que el labrador sepa cómo”. El Reino de Dios no llega de
repente, sino que va creciendo a partir de unos comienzos ocultos. Pero siempre por obra divina.
La presencia violenta del Reino de Dios habría sido interpretada como en consonancia con los
medios soñados por los notables de Israel.
Lo importante no es el tamaño de la semilla, sino su desarrollo; ni lo diminuto que nace el Reino,
sino lo enorme que llega a hacerse.

Cuando se intenta hoy explicarlo todo, incluso lo religioso, como un fenómeno surgido de
situaciones comprensibles y humanas, no se puede encajar, pese a todo, ni el crecimiento de lo
pequeño, ni la relevancia de lo que muchos desprecian. Sin embargo, lo pequeño tendrá sitio
entre los hombres siempre que ellos sean sencillos.

_ El anuncio del Reino de Dios:


“El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir, a los que lo acogen con un corazón
humilde. Jesús fue enviado para ``anunciar la Buena Nueva a los pobres'' (Lc 4,18). Los declara
bienaventurados porque de ``ellos es el Reino de los cielos'' (Mt 5,3); a los ``pequeños'' es a
quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes. Jesús,
desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de los pobres; conoce el hambre, la sed y la
privación. Aún más: se identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia
ellos la condición para entrar en su Reino” (544).
_ “Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos
de Israel, este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones. Para
entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús” (543).

_ Los cristianos y la búsqueda del Reino de Dios:


“La petición cristiana está centrada en el deseo y en la búsqueda del Reino que viene, conforme a
las enseñanzas de Jesús. Hay una jerarquía en las peticiones: primero el Reino, a continuación lo
que es necesario para acogerlo y para cooperar a su venida. Esta cooperación con la misión de
Cristo y del Espíritu Santo, que es ahora la de la Iglesia, es objeto de la oración de la comunidad
apostólica. Es la oración de Pablo, el Apóstol por excelencia, que nos revela cómo la solicitud
divina por todas las Iglesias debe animar la oración cristiana. Al orar, todo bautizado trabaja en
la Venida del Reino” (2632).

_ “La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe
y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma,
germina y crece hasta el tiempo de la siega (LG 5)” (543).

Las ciencias explican la germinación y el crecimiento de una planta, pero el nacimiento y


desarrollo del Reino de Dios segue siendo cosa del Espíritu Santo.

DOMINGO XII ORDINARIO (inizio)


“No tememos aunque tiemble la tierra y los montes se desplomen en el mar”

Jb 38,1.8-11: “Aquí se romperá la arrogancia de tus olas”

Sal 106,23-24.25-26.28-29.30-31: “Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia”

2 Co 5,14-17: “Lo antiguo ha parado, lo nuevo ha comenzado”

Mc 4,35-40: “¿Quién es éste? !Hasta el viento y las aguas le obedecen!”

En el libro de Job, se van desmontando uno a uno los argumentos con los que los amigos de Job
le habían atormentado. Los considera como personas que no saben lo que dicen, ya que han
pretendido entrar en un círculo que es exclusivo de Dios.
La mención de la barca en medio de la tempestad es una clara alusión a la Iglesia y los avatares
que habría de sufrir en la historia. Pero, sobre todo, había que subrayar la permanente presencia
de Jesús en su favor.
San Mateo emplea el mismo término usado entre los profetas como turbación o desasosiego en el
seno de Israel para describir la tempestad. Puede aplicarse a la Iglesia mediante el símil de la
barca sacudida por las olas.

De vez en cuando llegan a nuestros oídos expresiones pesimistas y casi apocalípticas, en relación
con la Iglesia y hasta hay amenazas de desmoronamiento por los pecados de los que la
formamos. Es verdad que somos pecadores, que damos una imagen distorsionada o deforme de
la Iglesia. Pero el mantenimiento en pie de la Iglesia no depende sólo de nosotros.
Probablemente habría que interpelar a los pronosticadores de calamidades con la pregunta de
Jesús: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”

_ El Reino, objeto de los ataques de los poderes del mal:


“El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado ``con gran
poder y gloria'' (Lc 21,27) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de
los ataques de los poderes del mal a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz
por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido, y ``mientras no haya nuevos
cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e
instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive
entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de
los hijos de Dios'' (LG 48). Por esta razón los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía, que se
apresure el retorno de Cristo cuando suplican: ``Ven, Señor Jesús''” (671).

_ Los cristianos y la venida del Reino:


“Mediante un vivir según Cristo, los cristianos apresuran la venida del Reino de Dios, ``Reino de
justicia, de verdad y de paz'' (MR, Prefacio de Jesucristo Rey). Sin embargo, no abandonan sus
tareas terrenas; fieles al Maestro, las cumplen con rectitud, paciencia y amor” (2046; cf. 2610).

_ “Incluso aunque esta oración no nos hubiera mandado pedir el advenimiento del Reino,
habríamos tenido que expresar esta petición, dirigiéndonos con premura a la meta de nuestras
esperanzas. Las almas de los mártires, bajo el altar, invocan al Señor con grandes gritos: ``¿Hasta
cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia por nuestra sangre a los habitantes de
la tierra?'' (Ap 6,10). En efecto, los mártires deben alcanzar la justicia al fin de los tiempos.
Señor, !apresura, pues, la venida de tu Reino!” (Tertuliano, or. 5) (2817).

Temer por la Iglesia es no fiarse de la fuerza del Espíritu que Jesús nos dio; temer por nosotros
mismos es fiarse sólo de la gracia.

DOMINGO XIII ORDINARIO (inizio)


“Todo es posible para el que cree”

Sb 1,13-15; 2,23-24: “La muerte en el mundo por la envidia del diablo”

Sal 29,2 y 4.5-6.11 y 12a y 13b.: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”

2 Co 8,7.9.13-15: “Vuestra abundancia remedia la falta que tienen los hermanos pobres”

Mc 5,21-43: “Contigo hablo, niña, levántate”

El autor de Sabiduría habla aquí de la muerte espiritual, de la separación definitiva de Dios, y


también de la existencia sin fin junto a Dios; es decir, de la inmortalidad bienaventurada.
El acercamiento de la mujer enferma a Jesús, no tiene una motivación mágica aunque lo parezca.
El evangelista descubre enseguida la verdad de su actitud: la “fuerza” que había en Él era algo
escondido para el no creyente. La mujer no se ve salvada por haber tocado, sino por la fe. Y en el
segundo caso, frente a la creencia generalizada de que Jesús no lo puede todo (“Tu hija ya se ha
muerto”), Jesús destaca la fidelidad de Jairo: “Basta que tengas fe”.

Hoy se produce un fenómeno paradójico: nunca la sociedad ha alcanzado límites de secularismo


como en nuestros días; y pocas veces ha llegado a extremos el uso de toda clase de elementos
mágicos como ahora. El ocultismo y las “ciencias” adivinatorias ocupan hoy mucho espacio en
los medios de comunicación. Y no digamos de las publicaciones de “Oraciones al Espíritu
Santo”, a san Judas Tadeo, etc. Mientras lo mágico no se confunda con la fe, allá cada cual. La fe
nunca ha de ser un elemento de manipulación.

_ “La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela.
Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se
ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe
de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a
otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no
puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de
los otros” (166; cf. 150-152).

_ “Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana
justa consiste en ponerse con confianza en las manos de la Providencia en lo que se refiere al
futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. La imprevisión puede constituir una
falta de responsabilidad” (2115).
_ “Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar las
potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo
_aunque sea para procurar la salud_, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas
prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro o
recurren a la intervención de los demonios” (2117).

_ “Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le apretujaba, Él contestó: ``Alguien me ha
tocado'' . Unos aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan desagradablemente el cuerpo del Señor
y pocos le tocan saludablemente. ¿Quién me ha tocado? Como si dijera el Señor: Busco a los que
me tocan, no a los que me aprietan. Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de Cristo es su
Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos pocos, la aprieta una turba inmensa... La carne empuja,
la fe toca... Levantad, pues, los ojos de la fe y tocad la orla externa de su vestido, que eso basta
para la salud” (San Agustín, serm 77).

El que cree nunca utiliza a Dios; el que no cree, tal vez lo intente; pero Dios nunca utiliza ni a
uno ni a otro.

DOMINGO XIV ORDINARIO (inizio)


“Sabemos que hay un Profeta en medio de nosotros”

Ez 2,2-5: “Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos”

Sal 122,1-2a.2bcd.3-4: “Nuestros ojos están en el Señor esperando su misericordia”

2 Co 12,7b-10: “Presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo”

Mc 6,1-6: “No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Llamado a ser profeta en medio de un pueblo obstinado y rebelde, Ezequiel es denominado “hijo
de hombre”, destacando la debilidad humana, frente a la grandeza de Dios. Parece desprenderse
de la expresión: “Sabrán que hubo un profeta en medio de ellos”, que hubiera alguna queja en el
pueblo contra Dios.
Mientras Jesús va dándose a conocer, se suceden ocasiones de hostilidad. Al principio, en esta su
tierra, hay “asombro” y “extrañeza”; luego, enemistad. Por eso el poder milagroso de Cristo
parece quedar sin efecto ante la incredulidad de sus paisanos. Lo que san Marcos describe como
“no pudo”, san Mateo lo suaviza con un “no hizo”; pero por idéntico motivo.
No es fácil reconocer que alguien, cuyos orígenes y pasos sean conocidos, intente un día
enseñarnos algo. Sobre todo si ha ascendido de categoría social. Nuestra ramplona visión se
retrotrae en el tiempo. Y, dejando de ver lo que tenemos ante los ojos, preferimos recordar lo que
tenemos en la memoria. A Jesús le dolió la falta de fe de la gente de su tierra. Pero también le
dolería que le trataran despectivamente con los títulos más “humillantes” que encontraron. Y no
por Él, sino por María y José.

_ “Cristo viene de la traducción griega del término hebreo ``Mesías'' que quiere decir ``ungido''.
No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque Él cumple perfectamente la misión divina que
esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran
consagrados para una misión que habían recibido de Él. Éste era el caso de los reyes, de los
sacerdotes y, excepcionalmente, de los profetas. Éste debía ser por excelencia el caso del Mesías
que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino. El Mesías debía ser ungido por el
Espíritu del Señor a la vez como rey y sacerdote pero también como profeta. Jesús cumplió la
esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey” (436; cf. 3783,
1241).

_ “Cuando Jesús confía abiertamente a sus discípulos el misterio de la oración al Padre, les
desvela lo que deberá ser su oración, y la nuestra, cuando haya vuelto, con su humanidad
glorificada, al lado del Padre. Lo que es nuevo ahora es ``pedir en su Nombre'' (Jn 14,13). La fe
en Él introduce a los discípulos en el conocimiento del Padre porque Jesús es ``el Camino, la
Verdad y la Vida'' (Jn 14,6). La fe da su fruto en el amor: guardar su Palabra, sus mandamientos,
permanecer con Él en el Padre que nos ama en Él hasta permanecer en nosotros. En esta nueva
Alianza, la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús”
(2614).

_ “Cristo, que es Maestro y Señor nuestro, manso y humilde de corazón, atrajo e invitó
pacientemente a los discípulos. Cierto que apoyó y confirmó su predicación con milagros para
excitar y robustecer la fe de los oyentes, pero no para ejercer coacción sobre ellos. Cierto que
reprobó la incredulidad de los que le oían, pero dejando a Dios el castigo para el día del Juicio.
Al enviar a los Apóstoles al mundo, les dijo: ``El que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas
el que que no creyere, se condenará'' (Mc 16,16)” (DH 11).

No ser reconocido como profeta en su tierra no significó para Cristo dejar de serlo. No ser
reconocida la Iglesia como la voz legítima de Cristo, no quiere decir que no lo sea.

DOMINGO XV ORDINARIO (inizio)


“Destinados en la persona de Cristo, por iniciativa de Dios, para que la gloria de su gracia
redunde en alabanza suya”

Am 7,12-15: “Ve y profetiza a mi pueblo”

Sal 84,9ab-10.11-12.13-14: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”

Ef 1,3-14: “Nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”

Mc 6,7-13: “Los fue enviando”

Amós certifica que su carisma viene de Dios. Sólo Yavé le ha llamado y sólo por haber sido
llamado ejerce de profeta. Poco más tarde, Amasías tendrá la oportunidad de comprobar que lo
que decía Amós, venía de Dios.
Cristo en el Evangelio señala más que recomendaciones prácticas para el camino las
características de su Reino. Sobre todo que no descansaría nunca sobre poderes o fuerzas de este
mundo, ni en el equipaje de los testigos, sino en la fuerza del Espíritu de Cristo porque en Él se
hacen verdad aquellas palabras de Joel: “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas”. Por la fuerza de este Espíritu todo bautizado se hace heraldo del
Evangelio, profeta anunciador de la inmensa bondad de Dios.

Para quienes desde la mentalidad contemporánea, siempre dispuesta a preverlo y planificarlo


todo, proyectan planes con todo rigor, el nacimiento de la Iglesia es sorprendente. Pero el futuro
que Jesús preveía descansaba en su Espíritu. Es una invitación a descubrir que las obras de Dios
desbordan cualquier previsión humana. Por eso, es arriesgado juzgar todo por los mismos
criterios.

_ “Sanad a los enfermos”:


“Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz. Siguiéndole adquieren una
nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos. Jesús los asocia a su vida pobre y
humilde. Les hace participar de su ministerio de compasión y de curación: ``Y, yéndose de allí,
predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos
enfermos y los curaban'' (Mc 6,12-13)” (1506; cf. 1507-1508).
_ La Iglesia se apoya en la elección de los Doce y Pedro como Cabeza:
“El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena
consumación del Reino. Ante todo está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza;
puesto que representan a las doce tribus de Israel, ellos son los cimientos de la nueva Jerusalén.
Los Doce y los otros discípulos participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su
suerte. Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia” (765).

_ “Los bautizados vienen a ser ``piedras vivas'' para ``edificación de un edificio espiritual, para
un sacerdocio santo'' (1 P 2,5). Por el Bautismo participan del sacerdocio de Cristo, de su misión
profética y real, son ``linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para
anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz'' (1 P 2,9).
``El Bautismo hace participar en el sacerdocio común de los fieles''” (1268).

_ “Sólo un corazón puro puede decir con seguridad: ``!Venga a nosotros tu Reino!'' Es necesario
haber estado en la escuela de Pablo para decir: ``Que el pecado no reine ya en nuestro cuerpo
mortal'' (Rm 6,12). El que se conserva puro en sus acciones, sus pensamientos y sus palabras,
puede decir a Dios: ``!Venga tu Reino!''” (San Cirilo de Jerusalén, catech. myst 5,13) (2819).

La grandeza del testigo no afecta al Reino de Dios; la grandeza del Reino de Dios hace grandes
hasta a los más débiles.

DOMINGO XVI ORDINARIO (inizio)


“Como pueblo salvado por Cristo proclamamos: ``El Señor es nuestra
justicia''”

Jr 23,1-6: “Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores”

Sal 22,1-3a.3b4.5.6: “El Señor es mi pastor, nada me falta”

Ef 2,13-18: “Él es nuestra paz, Él ha hecho de dos pueblos una sola cosa”

Mc 6,30-34: “Andaban como ovejas sin pastor”


Jeremías lanza sus invectivas contra los dirigentes de Israel. Mientras tuvieron buenos
“pastores”, caminaron sin peligro por cualquier lugar; ahora que no tienen, andan errantes y sin
rumbo. Por eso es necesario un nuevo pastor. El “Yo mismo reuniré el resto... y las volveré a
traer a sus dehesas”, es una forma de anunciar la restauración y la vuelta del destierro; pero
también de proclamar Dios mismo por su profeta que no se fiaba nada de los que antes habían
sido nombrados pastores.
Poner en común la experiencia de su primera misión, por corta o meramente experimental que
fuera, debió resultar muy interesante para ellos. Si no se detienen los evangelistas en ello es por
no rebajar la verdadera misión, la de después de Pentecostés. En estas primeras tareas los
discípulos anunciaban la conversión y el arrepentimiento ante la inminencia del Reino.

Aun en el mismo lenguaje están desapareciendo poco a poco términos que hacen relación a
mando, dominio, autoridad... y proliferan expresiones que nos recuerdan lo colectivo, lo
igualitario, lo paritario, etc. Es como si ya no se necesitaran personas que llamen, orienten y
guíen. Y, sin embargo, cuando aparecen fracasos, nos quejamos de la falta de líderes, de
personas con iniciativa capaces de tomar decisiones en un momento dado.

_ La Iglesia es apostólica:
“La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles... Fue y permanece edificada
sobre ``el fundamento de los apóstoles'' (Ef 2,20; Hch 21,14), testigos escogidos y enviados en
misión por el mismo Cristo... ``Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que, por medio de
los santos pastores, lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de
aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio''” (MR,
Prefacio de los apóstoles) (857).

_ “Es preciso comenzar por purificarse antes de purificar a los otros; es preciso ser instruido para
poder instruir; es preciso ser luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás, ser
santificado para santificar, conducir de la mano y aconsejar con inteligencia. Sé de quién somos
ministros, dónde nos encontramos y adónde nos dirigimos. Conozco la altura de Dios y la
flaqueza del hombre, pero también su fuerza. Por tanto, ¿quién es el sacerdote? Es el defensor de
la verdad, se sitúa junto a los ángeles, glorifica con los arcángeles, hace subir sobre el altar de lo
alto las víctimas de los sacrificios, comparte el sacerdocio de Cristo, restaura la criatura,
restablece (en ella) la imagen (de Dios), la recrea para el mundo de lo alto, y, para decir lo más
grande que hay en él, es divinizado y diviniza” (1589).

_ “Concede, Padre que conoces los corazones, a tu siervo que has elegido para el episcopado,
que apaciente tu santo rebaño y que ejerza ante ti el supremo sacerdocio sin reproche sirviéndote
noche y día; que haga sin cesar propicio tu rostro y que ofrezca los dones de tu santa Iglesia, que
en virtud del espíritu del supremo sacerdocio tenga poder de perdonar los pecados según tu
mandamiento, que distribuya las tareas siguiendo tu orden y que desate de toda atadura en virtud
del poder que tú diste a los apóstoles; que te agrade por su dulzura y su corazón puro,
ofreciéndote un perfume agradable por tu Hijo Jesucristo...” (San Hipólito, Trad. Ap. 3) (1586).

El rebaño conoce la verdad, porque el Pastor es la Verdad; el rebaño sabe el camino porque el
Pastor sube el Camino; el rebaño tiene vida porque el Pastor es la Vida.

DOMINGO XVII ORDINARIO (inizio)


“Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo”

R 4,42-44: “Comerán y sobrará”

Sal 144,10-11.15-16.17-18: “Abres tú la mano, Señor, y nos sacias”


Ef 4,1-6: “Un solo Cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo”

Jn 6,1-15: “Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”

Los panes hechos con la más reciente cosecha, con las primicias, eran una forma de sacrificio, de
oblación a Dios. La expresión “así dice el Señor” se introduce siempre que va a cumplirse algo
previamente determinado.
Algunos llaman “signos de vida” a siete acciones de Cristo, comenzando por el “agua de vida”
del pasaje de la Samaritana. El que se lee este domingo es el cuarto. Cuando san Juan dice que
“estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos” no lo hace en vano porque piensa en la Eucaristía.
Usa el término “dijo la acción de gracias” en lugar de “alabó o bendijo” que emplean los
sinópticos en la primera multiplicación.
El entusiasmo final de las gentes, fruto del signo inmediato aunque lejos de la profundidad del
mismo, hace que se marche al monte Él solo. Probablemente hasta los mismos discípulos
participarían del clamor popular.

Al comprobar algunos males que aquejan al mundo de hoy (hambre, guerras, injusticia,
incultura...) sentimos desaliento e impotencia. Creemos que tiene que haber una salida, pero no
sabemos cuál. Hasta nos desentendemos porque pensamos que la solución a tan grandes
problemas no depende de nosotros. En el Evangelio no se llama a nadie a hacer milagros. Esa
solución es sólo de Jesús. Pero el hombre de Bal;vsSalisá y el muchacho de los peces dieron lo
que tenían.

_ “Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y
distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la
sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía. El signo del agua convertida en vino en
Caná anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete
de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo convertido en Sangre
de Cristo” (1335).
_ “``!Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida; se celebra el memorial de su pasión;
el alma se llena de gracia, y se nos da la prenda de la gloria futura!'' Si la Eucaristía es el
memorial de la Pascua del Señor y si por nuestra comunión en el altar somos colmados ``de toda
bendición celestial y gracia'', la Eucaristía es también la anticipación de la gloria celestial”
(1402).

_ “La presentación de las ofrendas: entonces se lleva al altar, a veces en procesión, el pan y el
vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio eucarístico en el
que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. Es la acción misma de Cristo en la última Cena,
``tomando pan y una copa''... La presentación de las ofrendas en el altar hace suyo el gesto de
Melquisedec y pone los dones del Creador en las manos de Cristo. Él es quien, en su sacrificio,
lleva a la perfección todos los intentos humanos de ofrecer sacrificios... Los cristianos presentan
también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad” (1350-1351).

_ “No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de
Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo,
pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo,
dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas” (San Juan Crisóstomo. Prod. Jud. 1,6) (1375).

Cristo multiplicó los panes, signo de la Eucaristía, para que nosotros compartamos su Reino y los
bienes con los demás.
DOMINGO XVIII ORDINARIO (inizio)
“Al vencedor le daré un maná escondido y un nombre nuevo”

Ex 16,2-4.12-15: “Yo haré llover pan del cielo”

Sal 77,3 y 4bc.23-24.25 y 54: “El Señor les dio un trigo celeste”

Ef 4,17.20-24: “Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios”

Jn 6,24-35: “El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará sed”

Ante las dificultades surgidas en su camino hacia la Tierra Prometida, la ayuda divina no pudo
ser más espectacular y eficaz: “Hizo llover sobre ellos carne como una polvareda, y volátiles
como la arena del mar”. La sorpresa quedaría definitivamente plasmada en el “nombre” de la
nueva ayuda: ¿Qué es esto? (“Manhú”). Así quedó en las mejores tradiciones de Israel: “Hizo
llover sobre ellos maná, les dio trigo celeste”.
El discurso que Jesús pronuncia después de la multiplicación de los panes intenta desvelar el
profundo significado de lo que ha hecho. Pero el lector advierte en seguida que hay dos niveles:
uno, el de las palabras de Jesús; otro, el que la gente quiere entender. Y son paralelos, de modo
que no entenderán casi nada. Mientras Jesús habla del “pan que da la vida eterna”, ellos no pasan
de entender el pan que dio Moisés en el desierto.

Los contemporáneos de Jesús, con tal de no aceptarlo como Mesías, buscaban mil y una
explicaciones para no creer en Él. No lo aceptaban y era por razones religiosas, es decir,
comparaban a Jesús con Moisés o con otro y siempre quedaba Jesús por debajo. Hoy las cosas
van por otro camino. Se trata de primar la razón positiva para desentrañar cualquier “misterio”.
Pero un método así, se cierra él mismo las puertas de la verdad.

_ “Sobre esta armonía de los dos Testamentos se articula la catequesis pascual del Señor, y luego
la de los Apóstoles y de los Padres de la Iglesia. Esta catequesis pone de manifiesto lo que
permanecía oculto bajo la letra del Antiguo Testamento: el misterio de Cristo. Es llamada
catequesis ``tipológica'', porque revela la novedad de Cristo a partir de ``figuras'' (tipos) que la
anunciaban en los hechos, las palabras y los símbolos de la primera Alianza. Por esta relectura en
el Espíritu de Verdad a partir de Cristo, las figuras son explicadas. Así, el diluvio y el arca de
Noé prefiguraban la salvación por el Bautismo, y lo mismo la nube, y el paso del mar Rojo; el
agua de la roca era la figura de los dones espirituales de Cristo; el maná del desierto prefiguraba
la Eucaristía ``el verdadero Pan del Cielo'' (Jn 6,32)” (1094; cf. 1334).

_ El banquete pascual:
“El altar, en torno al cual la Iglesia se reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos
aspectos de un mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más
cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio de la asamblea de
sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra reconciliación y como alimento celestial
que se nos da. ``¿Qué es, en efecto, el altar de Cristo sino la imagen del Cuerpo de Cristo?'', dice
san Ambrosio (sacr. 5,7), y en otro lugar: ``El altar representa el Cuerpo (de Cristo), y el Cuerpo
de Cristo está sobre el altar'' (sacr. 4,7). La liturgia expresa esta unidad del sacrificio y de la
comunión en numerosas oraciones” (1383; cf. 1382).

_ Porque este pan y este vino han sido, según la expresión antigua “eucaristizados”, “llamamos a
este alimento Eucaristía y nadie puede tomar parte en él si no cree en la verdad de lo que se
enseña entre nosotros, si no ha recibido el baño para el perdón de los pecados y el nuevo
nacimiento, y si no vive según los preceptos de Cristo” (San Justino, Apol. 1,66,1-2) (1355).
“Se anuncia ya en figura, cuanto fue ofrecido por Isaac, o es tenido como Cordero Pascual, o
cuanto se da como maná a nuestros padres” (Himno “Lauda Sion”).

DOMINGO XIX ORDINARIO (inizio)


“El Pan de los ángeles se hace pan de los hombres; y el pan celestial da fin a las antiguas
figuras”

1R 19,4-8: “Con la fuerza de aquel alimento caminó hasta el monte de Dios”

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”

Ef 4,30-5,2: “Vivid en el amor como Cristo”

Jn 6,41-51: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”

Recordando a Moisés en el desierto, se nos describe la huida de Elías que se siente fracasado en
su obra, y pide a Dios que se lo lleve de este mundo. El alimento que recibe es señal de que Dios
está con él.
Como hicieron sus antepasados en el desierto ante Moisés, los judíos hacen ahora ante Cristo:
“murmuraron”. Y para rechazarle, apelan a que su familia es conocida, y vana, por tanto, su
pretensión de que “viene del cielo”. Pero Jesús con las palabras de Isaías les denuncia porque no
escuchan la voz de Dios.
Con palabras más recias que nunca (“El pan que yo daré es mi carne para vida del mundo”),
Jesús relaciona la Eucaristía con su muerte empleando el término “carne”, expresión muy
primitiva.

Con frecuencia se observa que cada uno defiende “su” verdad, sinónimo de algo puramente
subjetivo. Quien así actúa debe reconocer el mismo derecho en los demás. Tanto subjetivismo
hace imposible hallar la verdad universal y objetiva. La defensa de la propia verdad nada tiene
que ver con la personalidad o con la dignidad. Nadie más digno que quien busca la verdad
objetiva y la acepta.

_ Cristo revela el Espíritu a través de la Eucaristía:


“Jesús no revela plenamente el Espíritu Santo hasta que Él mismo no ha sido glorificado por su
Muerte y su Resurrección. Sin embargo, lo sugiere poco a poco, incluso en su enseñanza a la
muchedumbre, cuando revela que su Carne será alimento para la vida del mundo. Lo sugiere
también a Nicodemo, a la Samaritana y a los que participan en la fiesta de los Tabernáculos. A
sus discípulos les habla de él abiertamente a propósito de la oración y del testimonio que tendrán
que dar” (728).

_ El memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia:


“La Eucaristía es igualmente el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo,
participa en la ofrenda de su Cabeza. Con Él, ella se ofrece totalmente. Se une a su intercesión
ante el Padre por todos los hombres. En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo es también el
sacrificio de los miembros de su Cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su
oración y su trabajo se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo.
El sacrificio de Cristo presente sobre el altar da a todas las generaciones de cristianos la
posibilidad de unirse a su ofrenda” (1368).

_ “Dios no rehusará ser invocado como Dios por aquellos que hayan mortificado en la tierra sus
miembros, y, sin embargo, viven en Cristo. Además, Dios es Dios de vivos, no de muertos; más
aún, vivifica a todo hombre por su Verbo vivo, el cual da a los santos para alimento y vida, como
el mismo Señor dice: ``Yo soy el pan de la vida'' (Jn 6,35). Los judíos, por tener el gusto
enfermizo y los sentidos del espíritu no ejercitados en la virtud, no entendiendo rectamente la
explicación de este pan, le contradecían porque había dicho: ``Yo soy el pan que ha bajado del
cielo''” (San Atanasio, Cart. 4, 3).

“Se da a los cristianos una gran verdad: que el pan se convierte en Cuerpo y el vino en Sangre.
Lo que no percibes o no ves, te lo confirma la fe, fuera del orden natural” (Himno “Lauda
Sion”).

DOMINGO XX ORDINARIO (inizio)


“Alimentas a tu pueblo con comida de ángeles y le has dado pan del cielo”

Pr 9,1-6: “Comed de mi pan y bebed del vino que he mezclado”

Sal 33,2-3.10-11.12-13.14-15: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”

Ef 5,15-20: “Daos cuenta de lo que el Señor quiere”

Jn 6,51-58: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”

La personificación de la Sabiduría, tan frecuente en los libros sapienciales, invita al banquete del
pan y del vino, signo del banquete escatológico prometido por Yavé. La Iglesia ha visto siempre
aquí una referencia a la Eucaristía.
Nicodemo había pensado en un nacimiento físico; la samaritana creía que el agua que Cristo le
ofrecía era como la del pozo; ahora los judíos entienden el lenguaje de Cristo en sentido literal.
Jesús, a pesar de todo, no ceja en su planteamiento. Su Palabra no es verdad porque sean muchos
los que la acepten; ni es falsa porque sea rechazada. Alude a la “carne” y a la “sangre”, indicio
de que a Jesús se le recibe todo entero en la Eucaristía.
La comunión de vida que se establece entre Jesucristo y quien comulga es el tema final de la
perícopa. Para ello se apela nada menos que a la comunión de vida entre el Padre y el Hijo.
Ahora es cuando queda definitivamente claro que es “el pan de la vida”.

Cuando las verdades se “conquistan” por consenso, hay que pensar que la expresión misma es
errónea. A la verdad no se llega por ese camino. Así sólo se logra un acuerdo o pacto, un
convenio, pero no necesariamente la verdad. Y fuera de ella la existencia humana acaba
oscureciéndose.

_ “En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las
palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre
de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su
retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: ``Tomó pan...'', ``tomó el cáliz lleno de
vino...''. Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y
del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos
gracias al Creador por el pan y el vino, fruto ``del trabajo del hombre'', pero antes, ``fruto de la
tierra'' y ``de la vid'', dones del Creador. La Iglesia ve en el gesto de Melquisedec, rey y
sacerdote, que ``ofreció pan y vino'' (Gn 14,18) una prefiguración de su propia ofrenda” (1333;
cf. 1334).

_ “De cada día”. La palabra griega ``epiousios'' no tiene otro sentido en el Nuevo Testamento.
Tomada en un sentido temporal, es una repetición pedagógica de ``hoy'' para confirmarnos en
una confianza ``sin reserva''. Tomada en un sentido cualitativo, significa lo necesario a la vida, y
más ampliamente cualquier bien para la subsistencia. Tomada al pie de la letra ;obepiousios: ``lo
más esencial'';cb, designa directamente el Pan de Vida, el Cuerpo de Cristo, ``remedio de
inmortalidad'' sin el cual no tenemos la Vida en nosotros. Finalmente, ligado a lo que precede, el
sentido celestial es claro: este ``día'' es el del Señor, el del Festín del Reino, anticipado en la
Eucaristía, en que pregustamos el Reino venidero. Por eso conviene que la liturgia eucarística se
celebre ``cada día''” (2837).

_ “La Eucaristía es nuestro pan cotidiano. La virtud propia de este divino alimento es la fuerza
de unión: nos une al Cuerpo del Salvador y hace de nosotros sus miembros para que vengamos a
ser lo que recibimos... Este pan cotidiano se encuentra, además, en las lecturas que oís cada día
en la Iglesia, en los himnos que se cantan y que vosotros cantáis. Todo eso es necesario en
nuestra peregrinación” (San Agustín, serm 57,7,7) (2837).

“Naciendo, se da como amigo; puesto a la mesa, como alimento; muriendo, se ofrece como
redención; reinando, como premio” (Himno “Verbum supernum”).

DOMINGO XXI ORDINARIO (inizio)


“Si eres el Pan de vida eterna; si sólo tú tienes palabras de vida eterna, ¿quién no acudirá a
ti, Señor?”

Jos 24,1-2a.15-17.18b: “Nosotros serviremos al Señor: !es nuestro Dios!”

Sal 33,2-3.16-17.18-19.20-21.22-23: “Gustad y ved qué bueno es el Señor”.

Ef 5,21-32: “Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia”

Jn 6,60-69: “¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”

El pueblo renueva su Alianza con Dios. La resolución de servirle no admite dudas. Lo mucho
que ha hecho Dios por su pueblo era el motivo de fidelidad.
¿Qué harán todos aquellos discípulos ante lo mucho que les queda por oír acerca de los misterios
de Jesús y el Padre? Si no han sido capaces de asimilar estas verdades, ¿qué sucederá en el
futuro? Jesús recordará que es el “Espíritu el que da la vida” y que, como ya le dijo a Nicodemo,
“aquí la carne nada vale”.
El desafío a los “Doce” es la ocasión que aprovecha san Juan para llamar por vez primera así a
los que hasta ahora había denominado como discípulos. Reaccionaron como debían: “Tú tienes
palabras de vida eterna”. Lo mismo que los israelitas proclamaron “!Lejos de nosotros abandonar
al Señor!”, ahora los Doce harán lo propio.

¿Qué impresión causarían el Papa y los obispos si, ante la oleada de críticas que constantemente
suscita su doctrina en sectores de la sociedad, “rebajaran” las exigencias del Evangelio a fin de
hacerse más “simpáticos” y “caer bien”? Con un pensamiento o una doctrina se puede estar de
acuerdo o no. Pero, desde luego, hay algo muy cierto que hay que proclamar: una doctrina
coherente consigo misma y que no abdica de lo fundamental, es algo muy serio.

_ “La fe cristiana no es una ``religión del Libro''. El cristianismo es la religión de la ``Palabra'' de


Dios, ``no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo''. Para que las Escrituras
no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu
Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas” (108).
_ “La práctica de las palabras del Señor está resumida en la regla de oro: ``Todo cuanto queráis
que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros; porque ésta es la Ley y los profetas'' (Mt
7,12)” (1970; cf. 1971).
_ “``La palabra de Dios, que es fuerza de Dios para la salvación del que cree, se encuentra y
despliega su fuerza de modo privilegiado en el Nuevo Testamento'' (DV 17). Estos escritos nos
ofrecen la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, el Hijo de
Dios encarnado, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su glorificación, así como los comienzos
de su Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo” (124).

_ “El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión
los escandalizó: ``Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?'' (Jn 6,60). La Eucaristía y la
cruz son piedras de tropiezo... ``¿También vosotros queréis marcharos?'' (Jn 6,67): esta pregunta
del Señor resuena a través de las edades, invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene
``palabras de vida eterna'' (Jn 6,68), y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a Él
mismo” (1336).

_ “Nosotros también seremos dignos de estos bienes si siempre seguimos a nuestro Salvador, y,
si no solamente en esta Pascua nos purificásemos, sino toda nuestra vida la juzgásemos como
una solemnidad, y siempre unidos a Él y nunca apartados le dijésemos: ``Tú tienes palabras de
vida eterna, ¿adónde iremos? Y si alguna vez nos hemos apartado, volvamos por la confesión de
nuestras trasgresiones, no guardando rencor contra nadie, sino mortifiquemos con el espíritu los
actos del cuerpo''” (San Atanasio, cart. 10).

Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez, la Eucaristía confirma nuestra
manera de pensar.

DOMINGO XXII ORDINARIO (inizio)


“Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido plantada y que es capaz de salvaros”

Dt 4,1-2.6-8: “No añadáis nada a lo que os mando... así cumpliréis los preceptos del Señor”

Sal 14,2-3a.3bc-4ab.5: “Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?”

St 1,17-18.21b-22.27: “Llevad a la práctica la Palabra”

Mc 7,1-8a.14-15.21-23: “Dejáis a un lado el mandamiento de Dios, para aferraros a la tradición


de los hombres”

Moisés exhorta a su pueblo destacando que Dios está en medio de ellos y pueden escucharle;
Israel ha recibido de Dios una ley como ningún otro pueblo la tiene; recuerda a la teofanía del
Sinaí en que el pueblo oyó a Dios pero no le vio.
Después de una larga explicación acerca del rito de lavarse las manos Jesús marca la frontera
entre la ley y Él. No existe paralelo alguno en la literatura rabínica de lo que Jesús dice
seguidamente. Sus consecuencias se verán cuando la Iglesia se enfrente con el problema de los
conversos de la gentilidad.

Hoy nos hallamos en el polo opuesto con el que Jesús se enfrentó. Si Él tuvo que luchar contra el
legalismo, hoy hay que esforzarse por poner de relieve la heteronomía. Con la falsa defensa de la
libertad, hoy se presenta cualquier mandato o precepto como imposición destructora del hombre
y de su iniciativa personal. “Los mandamientos, dice Juan Pablo II, constituyen la primera etapa
necesaria en el camino hacia la libertad” (VS, 13).
Abolida la esclavitud se rechaza la opresión del hombre por el hombre, pero ¿y la opresión del
hombre por sí mismo?
_ “Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de
la esclavitud de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su
Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente
y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido” (62; cf. 63).
_ “Esta pedagogía de Dios aparece especialmente en el don de la Ley. La letra de la Ley fue dada
como un ``pedagogo'' para conducir al Pueblo hacia Cristo (Ga 3,24). Pero su impotencia para
salvar al hombre privado de la ``semejanza'' divina y el conocimiento creciente que ella da del
pecado suscitan el deseo del Espíritu Santo” (708).

_ Decidir en conciencia:
“Ante la necesidad de decidir moralmente, la conciencia puede formular un juicio recto de
acuerdo con la razón y con la ley divina, o al contrario un juicio erróneo que se aleja de ellas”
(1786).
_ “En todos los casos son aplicables las siguientes reglas: nunca está permitido hacer el mal para
obtener un bien; la ``regla de oro'': ``Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo
también vosotros'' (Mt 7,12); la caridad actúa siempre en el respeto del prójimo y de su
conciencia. ``Lo bueno es... no hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o
debilidad'' (Rom 14,21)” (1789).

_ “Él (san Pablo) reconoce la función pedagógica de la Ley, la cual, al permitirle al hombre
pecador valorar su propia impotencia y quitarle la presunción de la autosuficiencia, lo abre a la
invocación y a la acogida de la ``vida en el Espíritu''. Sólo en esta vida nueva es posible practicar
los mandamientos de Dios. En efecto, es por la fe en Cristo como somos hechos justos: la
``justicia'' que la Ley exige, pero que ella no puede dar, la encuentra todo creyente manifestada y
concedida por el Señor Jesús” (Juan Pablo II, VS 23).

Llevar a la vida los mandatos de Dios por amor a Jesucristo es la mejor lección de libertad que
podemos dar al mundo.

DOMINGO XXIII ORDINARIO (inizio)


“Cuando hables, serás un signo para ellos y sabrán que yo soy el Señor”

Is 35,4-7a: “Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará”

Sal 145,7.8-9a.9bc-10: “Alaba, alma mía, al Señor”

St 2,1-5: “¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres para hacerlos herederos del Reino?”

Mc 7,31-37: “Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”

Eran demasiadas las calamidades sufridas por el pueblo como para mantener fácilmente la
esperanza. El profeta dice que Dios se sigue acordando de ellos, y se dirige especialmente a los
más débiles, “a los cobardes de corazón”. La profusión de imágenes de las que se sirve Isaías
revelan que gran parte de lo prometido se cumplirá en los días de Jesús.
No es infrecuente que Jesús haga signos “sacramentales” (la saliva; tocarle la lengua, etc.) que
servirían como elementos catequéticos en la comunidad primitiva. La palabra hebrea “Effetá”,
“ábrete”, evoca a Ez 24,27: “Tu boca se abrirá, y hablarás”.
La expresión “con más insistencia lo proclamaban ellos” es una manera de mencionar la
predicación evangélica en los primeros momentos... y el “todo lo ha hecho bien” puede ser una
evocación del Génesis.
Nuestro tiempo es el de las grandes comunicaciones. Pasará a la historia como la época de los
grandes medios. La cultura de la comunicación pretende hacer llegar todo y lo más pronto
posible a cualquier lugar, de manera que en cualquier punto de la tierra esté la noticia de modo
casi instantáneo. Pero, a la vez, se comprueba el incremento de la incomunicación y de la
soledad. ¿Será que la gente a fuerza de oír no escucha? ¿Será que ha llegado a la conclusión de
que no merece la pena atender?

_ “La verdad de la palabra, expresión racional del conocimiento de la realidad creada e Increada,
es necesaria al hombre dotado de inteligencia, pero la verdad puede también encontrar otras
formas de expresión humana, complementarias, sobre todo cuando se trata de evocar lo que
entraña de indecible, las profundidades del corazón humano, las elevaciones del alma, el
Misterio de Dios” (2500).
_ “A menudo Jesús pide a los enfermos que crean. Se sirve de signos para curar: saliva e
imposición de manos, barro y ablución. Los enfermos tratan de tocarlo ``pues salía de Él una
fuerza que los curaba a todos'' (Lc 6,19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa ``tocándonos''
para sanarnos” (1504; cf. 1503).
_ “En su predicación, el Señor Jesús se sirve con frecuencia de los signos de la creación para dar
a conocer los misterios del Reino de Dios. Realiza sus curaciones o subraya su predicación por
medio de signos materiales. Da un sentido nuevo a los hechos y a los signos de la Antigua
Alianza porque Él mismo es el sentido de todos esos signos” (1151).

_ “La caridad y el respeto de la verdad deben dictar la respuesta a toda petición de información o
de comunicación. El bien y la seguridad del prójimo, el respeto de la vida privada, el bien
común, son razones suficientes para callar lo que no debe ser conocido, o para usar un lenguaje
discreto. El deber de evitar el escándalo obliga con frecuencia a una estricta discreción. Nadie
está obligado a revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla” (2489).

_ “El recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a su contenido, la comunicación sea
siempre verdadera e íntegra, salvadas la justicia y la caridad; además, en cuanto al modo, ha de
ser honesta y conveniente, es decir, debe respetar escrupulosamente las leyes morales, los
derechos legítimos y la dignidad del hombre, tanto en la búsqueda de la noticia como en su
divulgación (IM 5,2)” (2494).

El hombre es oyente de la Palabra de Dios porque Dios siempre quiso comunicarse Él mismo y
su Buena Noticia.

DOMINGO XXIV ORDINARIO (inizio)


“Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros”

Is 50,5-9a: “Ofrecí la espalda a los que me apaleaban”

Sal 114,1-2.3-4.5-6.8-9: “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida”

St 2,14-18: “La fe, si no tiene obras, está muerta”

Mc 8,27-35: “Tú eres el Mesías... El Hijo del hombre tiene que padecer mucho”

El Siervo repite lo que se le ha dicho: “Me ha abierto el oído” indica la revelación que ha
recibido; “mesaban la barba” evoca el desprecio de su dignidad personal; “no oculté el rostro....”
se cumplió en Jesucristo ante Pilatos y los soldados.
Por primera vez en san Marcos los discípulos reconocen a Jesús como Mesías. Pedro es el
primero de los hombres en confesar a Jesús como el Mesías esperado. Es un profundo acto de fe
proclamada. La prohibición posterior está vinculada con el secreto mesiánico, y con la
predicción de la pasión que sigue a continuación.
Jesús quiere que ya que le aceptan como Mesías, le acepten tal como los sucesos futuros les
harán ver. Con la expresión “el Hijo del hombre tiene que padecer” unirá en una sola las figuras
del Mesías juez glorioso y la del Siervo doliente. Y lo último se dirá en el kerigma apostólico.

Nuestra sociedad está convencida de que el sufrimiento no sirve para nada. Y no es que se
aborrezca por estéril, sino que se detesta en sí mismo. Y aquello que se rechaza no puede ser
considerado válido bajo ningún aspecto, ni siquiera por el heroísmo. Porque, como es gratuito,
cada día cuenta con menos adeptos.

_ “Como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a


Jerusalén”. Por esta decisión, manifestaba que subía a Jerusalén dispuesto a morir. En tres
ocasiones había repetido el anuncio de su Pasión y de su Resurrección. Al dirigirse a Jerusalén
dice: “No cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén (Lc 13,33)” (557).
_ “La Iglesia permanece fiel a ``la interpretación de todas las Escrituras'' dada por Jesús mismo,
tanto antes como después de su Pascua: ``¿No era necesario que Cristo padeciera eso y entrara
así en su gloria?'' (Lc 24,26-27,44-45)” (572).

_ “Como última purificación de su fe, se le pide al ``que había recibido las promesas'' (Hb 11,17)
que sacrifique al hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila: ``Dios proveerá el cordero para el
holocausto'' (Gn 22, 8), ``pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos''
(Hb 11,19). Así, el padre de los creyentes se hace semejante al Padre que no perdonará a su
propio Hijo sino que lo entregará por todos nosotros. La oración restablece al hombre en la
semejanza con Dios y le hace participar en la potencia del amor de Dios que salva a la multitud”
(2572).

_ “Con esta revelación del Padre y con la efusión del Espíritu Santo, que marcan un sello
imborrable en el misterio de la Redención, se explica el sentido de la Cruz y de la muerte de
Cristo. El Dios de la Creación se revela como Dios de la Redención, como Dios que es fiel a sí
mismo, fiel a su amor y al hombre y al mundo, ya revelado el día de la Creación. El suyo es
amor que no retrocede ante nada de lo que el mismo exige la justicia.. Y sobre todo el amor es
más grande que el pecado, que la debilidad, ``que la vanidad de la creación'', más fuerte que la
muerte; es amor siempre dispuesto a aliviar y a perdonar...” (Juan Pablo II, RH 9).

Una cosa es el Cristo que nos gustaría reconocer y otra el Cristo tal como se presenta Él mismo.
Lo primero es voluntarismo y error; la fe nos hace aceptarle también como Siervo.

DOMINGO XXV ORDINARIO (inizio)


“Seguimos al que no ha venido a ser servido, sino a servir”

Sb 2,12.17-20: “Lo condenaremos a muerte ignominiosa”

Sal 53,3-4.5.6 y 8: “El Señor sostiene mi vida”

St 3,16-4,3: “Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia”

Mc 9,30-37: “El Hijo del Hombre va a ser entregado... Quien quiera ser el primero, que sea el
servidor de todos”

Parece que el texto de Sabiduría se refiere a aquellos judíos que creían tener razón en su norma
de vida y se enfrentan con cualquiera que se oponga a ellos.
Es la segunda predicción que hace Jesús de su muerte. La fórmula nueva: “Será entregado”,
puede ser interpretada en el sentido de la traición de Judas o en el de su entrega a la muerte
según los designios de Dios.
La instrucción siguiente, repetición de lo que sucedió ante la petición de los hijos de Zebedeo,
muestra, una vez más, cómo Jesús ha de enfrentarse con la incomprención de sus discípulos. No
desaprovecha la ocasión para una catequesis, sobre Él mismo y sobre lo que ellos habrán de
hacer.

Entre los seguidores de Jesús, sigue hoy habiendo quienes miran la Cruz con recelo. La idea de
hacernos siervos como Él no nos apasiona demasiado. Sin embargo, ¿se puede ejercer el
sacerdocio _por ejemplo_ de otra manera? ¿Se puede servir al pueblo de Dios sin parecerse al
que dio la vida en rescate por muchos? ¿No resulta apasionante, como a los discípulos, intentar
el medro personal a la sombra de Cristo? Pero ya sabemos cómo reacciona Jesús ante esas
intenciones.

_ “El carácter de servicio del ministerio eclesial está intrínsecamente ligado a la naturaleza
sacramental. En efecto, enteramente dependiente de Cristo que da misión y autoridad, los
ministros son verdaderamente ``esclavos de Cristo'' (Rm 1,1), a imagen de Cristo que,
libremente, ha tomado por nosotros ``la forma de esclavo'' (Flp 2,7)” (876).
_ Carácter de servicio del ministerio eclesial:
“El carácter de servicio del ministerio eclesial está intrínsecamente ligado a la naturaleza
sacramental. En efecto, enteramente dependiente de Cristo que da misión y autoridad, los
ministros son verdaderamente ``esclavos de Cristo'' (Rm 1,1), a imagen de Cristo que,
libremente, ha tomado por nosotros ``la forma de esclavo'' (Flp 2,7). Como la palabra y la gracia
de la cual son ministros no son de ellos, sino de Cristo que se las ha confiado para los otros, ellos
se harán libremente esclavos de todos” (876).

_ El sacerdocio ministerial, verdadero servicio


“Este sacerdocio es ministerial. ``Esta función, que el Señor confió a los pastores de su pueblo,
es un verdadero servicio'' (LG 24). Está enteramente referido a Cristo y a los hombres. Depende
totalmente de Cristo y de su sacerdocio único, y fue instituido en favor de los hombres y de la
comunidad de la Iglesia. El sacramento del Orden comunica ``un poder sagrado'', que no es otro
que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de
Cristo, que por amor se hizo el último y el servidor de todos” (1551).

_ “Y, siendo que (san Pablo) podía recordar muchos aspectos grandiosos y divinos de Cristo, no
dijo que se gloriaba de estas maravillas _que hubiese creado el mundo, cuando, como Dios que
era, se hallaba junto al Padre, y que hubiese imperado sobre el mundo, cuando era hombre como
nosotros_, sino que dijo: ``Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo''” (San Agustín, Serm Güelferb. 3).

Quien, pudiendo servir domina, es de este mundo; quien pudiendo dominar, sirve, es de Cristo.

DOMINGO XXVI ORDINARIO (inizio)


“El que hace el bien hace lo que Dios quiere”

Nm 11, 25-29: “¿Estás celoso de mí? !Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta!

Sal 18,8.10.12-13.14: “Los mandatos del Señor son rectos, alegran el corazón”

St 5,1-6: “Vuestra riqueza está corrompida”


Mc 9,38-43.45.47-48: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace
caer, córtatela”

Cuando dos ancianos no elegidos por Moisés comienzan a profetizar son “denunciados”. Sin
embargo, a Moisés esto no le importa mucho y expresa el deseo de que todo el pueblo se
comporte así. Ya dirá Joel que, en tiempos mesiánicos, en todas las capas sociales se manifestará
el Espíritu.
Comienza ahora san Marcos una serie de textos de carácter catequético, que empieza con el
pasaje del “que echaba demonios”. Jesús se va a mostrar no solamente “comprensivo” con quien
esto hace, sino que le considerará de los suyos. El hecho de que no le difamara era importante
allí donde muchos hablaban mal de Él.
Las advertencias sobre el pie, la mano y el ojo tendrían un gran sentido en el ambiente de las
persecuciones, y tal vez se comprendan mejor en ese contexto.

Compartir no es ganar necesariamente a otro, restándole méritos. Lo noble es descubrir el bien


esté donde esté y fomentarlo. Lo demás es creer que sólo nosotros somos buenos.

_ El juicio moral sobre las acciones propias y ajenas:


“El desconocimiento de Cristo, los malos ejemplos recibidos de otros, la servidumbre de las
pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la conciencia, el rechazo de la
autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión y de caridad pueden conducir a
desviaciones del juicio en la conducta moral” (1792).
_ “El escándalo adquiere una gravedad particular según la autoridad de quienes lo causan o de la
debilidad de quienes lo padecen. Inspiró a nuestro Señor esta maldición: ``Al que escandalice a
uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras
de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar'' (Mt 18,6). El escándalo es
grave cuando es causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y
educar a los otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos
disfrazados de corderos” (2285).

_ “La persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la razón es capaz de
comprender el orden de las cosas establecido por el Creador. Por su voluntad es capaz de
dirigirse por sí misma a su bien verdadero. Encuentra su perfección en la búsqueda y el amor de
la verdad y del bien” (1704).

_ “Pero si alguien me dice: No sé qué hacer; ese hombre predica a Cristo, indica el camino para
seguirle, se dice discípulo suyo, afirma que anuncia la verdad, ¿cómo no voy a seguir a quien
enseña tales cosas?, responderé: Tiene una cosa en su lengua y otra en su conciencia. Me dirás:
¿Y por dónde lo sé? ¿Acaso puedo yo leer las conciencias? Yo oigo que habla de Cristo y creo
que profesa lo que oigo. No te engañe el hijo de la falsedad, y, si tú eres hijo de la verdad,
aprende, !oh cristiano!, que deseas oír y ver a Cristo. Si alguno te predicase a Cristo, examina y
considera qué Cristo te predica y en dónde te lo predica” (San Agustín, cant. nov. 4-5).

Dividir la sociedad entre unos y otros, buenos y malos, mejores y peores... es siempre ceder a la
tentación de colocarnos en el mejor de los lados.

DOMINGO XXVII ORDINARIO (inizio)


“Poner plazos al amor es no conocer a un Dios que ama sin límites”

Gn 2,18-24: “Y serán los dos una sola carne”

Sal 127,1-2.3.4-5.6: “Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida”
Hb 2,9-11: “El santificador y los santificados proceden todos del mismo”

Mc 10,2-16: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”

El autor sagrado quiere decir que la unión matrimonial para la comunicación de la vida, y que la
igualdad entre el hombre y la mujer son queridas por Dios. La ayuda que el hombre no ha
encontrado en ninguna parte vendrá del hombre mismo. Por eso le será presentada como algo tan
suyo que “es hueso de mis huesos y carne de mi carne”.
San Marcos va a invocar la autoridad mesiánica de Jesús para dirimir una cuestión muy candente
entre los rabinos: la posibilidad del repudio de la mujer. Apelando a unas circunstancias muy
concretas; “por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto”, Jesús invocará Gn 1,27
para sancionar definitivamente la indisolubilidad del matrimonio. La propia voluntad divina será
la mejor garantía de la unión entre el hombre y la mujer: “Lo que Dios ha unido...”

Las constantes noticias de matrimonios rotos, familias destrozadas, niños que deambulan cada
fin de semana para convivir con el padre o la madre, disputas sobre la tutela de hijos,
enfrentamientos por los bienes comunes, etc., hacen que la experiencia humana en este asunto
sea preocupante. Puede suceder que en el origen de estas situaciones se encuentre un
planteamiento superficial del noviazgo, de la misma convivencia matrimonial, del concepto,
aceptación del matrimonio mismo, de la falta de madurez de la pareja, etc.

_ “La Sagrada Escritura afirma que el hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro:
``No es bueno que el hombre esté solo''. La mujer, ``carne de su carne'', es decir, su otra mitad,
su igual, la criatura más semejante al hombre mismo, le es dada por Dios como un ``auxilio'',
representando así a Dios que es nuestro ``auxilio''. ``Por eso deja el hombre a su padre y a su
madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne''. Que esto significa una unión indefectible
de sus dos vidas, el Señor mismo lo muestra recordando cuál fue ``en el principio'', el plan del
Creador: ``De manera que ya no son dos sino una sola carne'' (Mt 19,6)” (1605).
_ “Toda la vida cristiana está marcada por el amor esponsal de Cristo y de la Iglesia. Ya el
Bautismo, entrada en el Pueblo de Dios, es un misterio nupcial. Es, por así decirlo, como el baño
de bodas que precede al banquete de bodas, la Eucaristía. El Matrimonio cristiano viene a ser por
su parte signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y
comunicación de la gracia, el matrimonio entre bautizados es un verdadero sacramento de la
Nueva Alianza” (1617).

_ “El matrimonio está establecido sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la


familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El
amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia
relaciones personales y responsabilidades primordiales” (2201).

_ “¿De dónde voy a sacar la fuerza para describir de manera satisfactoria la dicha del matrimonio
que celebra la Iglesia, que confirma la ofrenda, que sella la bendición? Los ángeles lo proclaman,
el Padre celestial lo ratifica... !Qué matrimonio el de dos cristianos, unidos por una sola
esperanza, un solo deseo, una sola disciplina, el mismo servicio! Los dos hijos de un mismo
Padre, servidores de un mismo Señor; nada los separa, ni en el espíritu ni en la carne; al
contrario, son verdaderamente dos en una sola carne” (Tertuliano, ux, 2,9; cf FC 13) (1642).

Dios es la fuente del amor de los esposos y de su unión indisoluble.

DOMINGO XXVIII ORDINARIO (inizio)


“La llamada de Jesús nos apremia”
Sb 7,7-11: “En comparación con la sabiduría, tuve en nada la riqueza”

Sal 89,12-13.14-15.16-17: “Sácianos de tu misericordia, Señor, y toda nuestra vida será alegría”

Hb 4,12-13: “La Palabra de Dios juzga los deseos e intenciones del corazón”

Mc 10,17-30: “Vende lo que tienes y sígueme”

La lista de valores con los que Salomón compara a la sabiduría no es más que un recurso para
revalorizarla por contraste.
“Una cosa te falta...” muestra la radicalidad de la llamada de Jesús, porque se trata del
acercamiento a Dios y no simplemente de una perfección moral. La renuncia absoluta está más
en consonancia con el mensaje escatológico de Cristo. No olvidemos que Jesús no renuncia a ser
Él quien tome la iniciativa en cuanto al llamamiento; seguirle no es cuestión de voluntarismo,
sino de vocación. El muchacho se ha dirigido a Él, pero será Jesús quien marque la pauta.
La negativa del muchacho da lugar a la afirmación sobre las riquezas. La extrañeza de los
discípulos es porque ellos participaban de la idea de que las riquezas eran señal de la
benevolencia divina. Jesús mismo, matizando lo dicho, habla de la esperanza mesiánica de
salvación porque “Dios lo puede todo”.

Tal vez fatigados por tanta publicidad, deseamos que los programas, los proyectos, las
propuestas de vida, etc. se le presenten al hombre desde el primer momento limpios, claros...
para saber a qué atenerse. Se decidirá o no, pero sabrá qué es lo que emprende.

_ “Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo: Él es el ``hombre perfecto'' (GS 38) que
nos invita a ser sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que
imitar; con su oración atrae a la oración; con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación
y las persecuciones” (520).
_ “Hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay
eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que
entienda (Mt 19,12)” (1618).

_ “``Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?'' Al joven que le hace
esta pregunta, Jesús responde primero invocando la necesidad de reconocer a Dios como ``el
único Bueno'', como el Bien por excelencia y como la fuente de todo bien. Luego Jesús le
declara: ``Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos''. Y cita a su interlocutor los
preceptos que se refieren al amor del prójimo” (2052).
_ “A esta primera respuesta se añade una segunda: ``Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que
tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme'' (Mt 19,21).
Esta respuesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo comprende el cumplir los
mandamientos. La Ley no es abolida, sino que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona
de su Maestro, que es quien le da la plenitud perfecta” (2053).

_ “Desde la profundidad del corazón surge la pregunta que el joven rico dirige a Jesús de
Nazaret: una pregunta esencial e ineludible para la vida de todo hombre, pues se refiere al bien
moral que hay que practicar y a la vida eterna. El interlocutor de Jesús intuye que hay una
conexión entre el bien moral y el pleno cumplimiento del propio destino. Él es un israelita
piadoso que ha crecido, diríamos, a la sombra de la Ley del Señor... Siente la necesidad de
confrontarse con aquel que había iniciado su predicación con este nuevo y decisivo anuncio: ``El
tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva''”
(Juan Pablo II, VS 8).
En el Evangelio, lo mejor nunca es enemigo de lo bueno. Pero hay quien se conforma con lo
bueno. Y se queda a la mitad del camino.

DOMINGO XXIX ORDINARIO (inizio)


“Tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores”

Is 53,10-11: “Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus
años”

Sal 32,4-5.18-19.20 y 22: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos
de ti”

Hb 4,14-16: “Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia”

Mc 10,35-45: “El Hijo del Hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos”

Es la última parte del Canto del Siervo. Hace pensar en que el triunfo final será la recompensa a
tanto dolor, por voluntad divina, ya que “lo que el Señor quiere prosperará por sus manos”.
La misión con que se ha presentado Jesús será norma para sus discípulos. Ellos habrán de ser
servidores igual que el mismo Jesús. Él completará la idea de servicio con la entrega por
nosotros: “Dar su vida en rescate por todos”.
La alusión en la 2.a lectura al “trono de la gracia”, equivalente al “trono de Dios”, nos muestra
que el acceso a ese trono es posible precisamente por la obra redentora del sumo sacerdote
Jesucristo.

Cuando al hombre de hoy se le ofrecen oportunidades de cambio y mejoría, suelen ser aceptadas
con condiciones: que no compliquen la vida ni comprometan demasiado. Así no es posible
cambiar, porque a nadie se le hace mejor si él no quiere. La oferta siempre es un servicio y la
aceptación un favor a uno mismo.

_ “Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que
hace suyas sus miserias: ``Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades'' (Mt
8,17). No curó a todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios.
Anunciaban una curación más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En
la Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal y quitó el ``pecado del mundo'' (Jn 1,29), del
que la enfermedad no es sino una consecuencia. Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio
un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión
redentora. ``Sanad a los enfermos...''” (1505; cf. 517. 440).
_ “Por su obediencia amorosa a su Padre, ``hasta la muerte de cruz'' (Flp 2,8), Jesús cumplió la
misión expiatoria del Siervo doliente que ``justifica a muchos cargando con las culpas de ellos''
(Is 53,11)” (623).

_ “Desde el primer instante de su Encarnación el Hijo acepta el designio divino de salvación en


su misión redentora: ``Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su
obra'' (Jn 4,34). El sacrificio de Jesús ``por los pecados del mundo entero'' (1 Jn 2,2), es la
expresión de su comunión de amor con el Padre: ``El Padre me ama porque doy mi vida'' (Jn
10,17). ``El mundo ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado'' (Jn
14,31)” (606; cf. 2716. 2749).

_ “Esta dignidad se expresa en la disponibilidad a servir, según el ejemplo de Cristo, que no ha


venido para ser servido sino para servir. Si, por consiguiente, a la luz de esta actitud de Cristo se
puede verdaderamente ``reinar'' sólo ``sirviendo'', a la vez el ``servir'' exige tal madurez espiritual
que es necesario definirla como el ``reinar''.... para poder servir digna y eficazmente a los otros,
hay que saber dominarse, es necesario poseer las virtudes que hacen posible tal dominio” (Juan
Pablo II, RH 21).

El Evangelio nos retrata a un aparente perdedor, que siempre ganó, y a unos supuestos
ganadores, que acabaron perdiendo.

DOMINGO XXX ORDINARIO (inizio)


“He sido enviado... a dar la vista a los ciegos”

Jr 31,7-9: “Guiaré entre consuelos a los ciegos y cojos”

Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”

Hb 5,1-6: “Tú eres sacerdote eterno según el orden de Melquisedec”

Mc 10,46-52: “Maestro, haz que pueda ver”

Jeremías invita en nombre de Dios a celebrar gozosamente el retorno de los desterrados. Será
completo, alcanzará a todos, incluso a los que padezcan algo. Se entusiasma el Señor ensalzando
por boca de su profeta el número de los que vuelven: “!Una gran multitud retorna!” Al
contraponer cómo salieron, “llorando” y cómo regresan, “entre consuelos”, Yavé se ofrece para
ser su custodio en el desierto para que no les falte de nada.
Es la primera vez que una persona corriente (no un endemoniado) proclama la mesianidad de
Jesús. A Jesús no le molesta; son otros los que quieren que se calle. La pregunta que Jesús hace
al ciego: ¿Qué quieres que haga por ti?, está redactada en los mismos términos que la que hizo a
Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, cuando le pidieron algo muy distinto. Para san Marcos el
seguimiento es más importante que la curación en sí misma.

La manifestación pública de la fe no suele encontrar muchos adeptos. Varias pueden ser las
causas: desde la más estricta reserva de la privacidad personal, hasta el principio de que la
religiosidad pertenece al ámbito íntimo y no comunicable. Cuando alguien tiene serias
convicciones, no las esconde.

_ Confianza de los que se acercan a Jesús:


“Con mucha frecuencia, en los Evangelios, hay personas que se dirigen a Jesús llamándole
``Señor''. Este título expresa el respeto y la confianza de los que se acercan a Jesús y esperan de
Él socorro y curación. Bajo la moción del Espíritu Santo, expresa el reconocimiento del misterio
divino de Jesús. En el encuentro con Jesús resucitado, se convierte en adoración: ``Señor mío y
Dios mío'' (Jn 20,28). Entonces toma una connotación de amor y de afecto que quedará como
propio de la tradición cristiana: ``!Es el Señor!'' (Jn 21,7)” (448).

_ Invocar el Nombre de Jesús:


“Esta invocación de fe bien sencilla ha sido desarrollada en la tradición de la oración bajo formas
diversas en Oriente y en Occidente. La formulación más habitual, transmitida por los espirituales
del Sinaí, de Siria y del Monte Athos es la invocación: ``Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Señor, !ten
piedad de nosotros, pecadores!'' Conjuga el himno cristológico de Flp 2,6-11 con la petición del
publicano y del mendigo ciego. Mediante ella, el corazón está acorde con la miseria de los
hombres y con la misericordia de su Salvador” (2667).
_ “La confianza filial se pone a prueba cuando tenemos el sentimiento de no ser siempre
escuchados. El Evangelio nos invita a conformar nuestra oración al deseo del Espíritu” (2756).
_ “Ven a Dios los que son capaces de mirarlo, porque tienen abiertos los ojos del espíritu. Porque
todo el mundo tiene ojos, pero algunos los tienen oscurecidos y no ven la luz del sol. Y no
porque los ciegos no vean ha de decirse que el sol ha dejado de lucir, sino que esto hay que
atribuírselo a sí mismos y a sus propios ojos. De la misma manera tienes tú los ojos de tu alma
oscurecidos a causa de tus pecados y malas acciones” (San Teófilo de Antioquía, Lib 1,2-7).

A Bartimeo no le curaron sus gritos sino la fe en Jesús; grita el nombre de Jesús y termina
siguiéndole.

DOMINGO XXXI ORDINARIO (inizio)


“¿Por la fe privamos a la ley de su valor? !De ningún modo! Más bien la afianzamos”

Dt 6,2-6: “Escucha, Israel: Amarás al Señor, con todo el corazón”

Sal 17,2-3a.3bc-4.47 y 51ab: “Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza”

Hb 7,23-28: “Como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa”

Mc 12,28-34: “No estás lejos del Reino de Dios”

No le importa al autor sagrado repetir cuantas veces sean necesarias la idea de que Israel tiene
que ser fiel a Yavé porque le ha llevado a la tierra prometida. Por eso el “amarás al Señor tu Dios
con todo el corazón”, lo llevaban tan profundamente clavado en el alma y en los labios que todo
israelita recita a diario la “semá” (escucha). Pero, lejos del temor ante Dios, el amor ha de mover
a su pueblo para cumplir con lo mandado. Ese método recordatorio: “Las escribirás en las
jambas de tu casa”, se tomó al pie de la letra en algún momento, y se guardaba a la entrada de las
casas una cajita (mezuza), con este texto escrito.
Jesús, repitiendo la “semá”, conserva intacto aquel precepto. Se incluía también al prójimo, sin
excluir a los extranjeros. Lo original de Jesús es unir ambos mandatos en un solo principio
moral. Una expresión, “no estás lejos del Reino de Dios”, señala que aún le faltaba algo a aquel
escriba.

Por más que muchas leyes no se acepten porque para algunos son equivalentes a la pérdida de
libertad, sin ellas, el mundo será un caos. Cuando la sociedad toma conciencia de que ayudan a
ser libres, no solamente las cumple, sino que las agradece. Al fin y al cabo somos nosotros
mismos los que nos damos los cauces de paz y armonía.

_ “Maestro, ¿qué he de hacer...?”:


“Cuando le hacen la pregunta, ``¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?'' (Mt 22,36), Jesús
responde: ``Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas'' (Mt 22,37-
40). El Decálogo debe ser interpretado a la luz de este doble y único mandamiento de la caridad,
plenitud de la Ley” (2055).

_ La Ley nueva, ley del amor:


“La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu
Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar
mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad, porque nos libera de las observancias rituales y
jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y
nos hace pasar de la condición del siervo ``que ignora lo que hace su señor'', a la de amigo de
Cristo, ``porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer'' (Jn 15,15), o también a
la condición de hijo heredero” (1972).

_ “Hubo..., bajo el régimen de la antigua alianza, gentes que poseían la caridad y la gracia del
Espíritu Santo y aspiraban ante todo a las promesas espirituales y eternas, en lo cual se adherían
a la ley nueva. Y al contrario, existen, en la nueva alianza, hombres carnales, alejados todavía de
la perfección de la ley nueva: para incitarlos a las obras virtuosas, el temor del castigo y ciertas
promesas temporales han sido necesarias, incluso bajo la nueva alianza. En todo caso, aunque la
ley antigua prescribía la caridad, no daba el Espíritu Santo, por el cual ``la caridad es difundida
en nuestros corazones'' (Rm 5,5)” (Santo Tomás de Aquino, s. th.,1-2,107,1 ad 2) (1964).

El que cumple la voluntad de Dios por amor ha alcanzado la “libertad gloriosa de los hijos de
Dios”.

DOMINGO XXXII ORDINARIO (inizio)


“Tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará”

1 R 17,10-16: “La viuda hizo un panecillo y se lo dio a Elías”

Sal 145,7.8-9a.9bc-10: “Alaba, alma mía, al Señor”

Hb 9,24-28: “Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos”

Mc 12,38-44: “Esa pobre viuda ha echado más que nadie”

Los relatos de acciones portentosas de los profetas tienen un objetivo muy concreto: realzar su
fama, que todos sepan que Dios está con ellos y hay que tenerlos en cuenta.
San Marcos presenta aquí un severísimo juicio. Parecen sentencias entresacadas de algún pasaje
más amplio y que se redujo para la catequesis. Las primeras acusaciones de Jesús contra los
fariseos adquieren su verdadero sentido en aquella cultura: usar el manto propio de la oración
(“tallith”) fuera del templo, era un signo de ostentación de religiosidad; sentarse en el primer
banco de la sinagoga, bajo el cual se guardaban los rollos de la ley, era señal de categoría social
y se buscaba afanosamente. Si se añaden datos de hipocresía, rapiña y orgullo (“devoran los
bienes de las viudas con pretexto de largos rezos”), comprenderemos que Jesús se muestre tan
duro con ellos.

En la categoría de famosos suele nuestra sociedad incluir a quienes no ocultan su vida, pese a
estar a veces marcada por el escándalo, el esperpento o la extravagancia. Quienes se toman la
vida en serio, no suelen ser famosos. Hacen el bien calladamente y, casi sin saberse, llega a
muchos.

_ El cumplimiento de la Ley:
“El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser sino obra del divino Legislador que nació
sometido a la Ley en la persona del Hijo. En Jesús la Ley ya no aparece grabada en tablas de
piedra sino ``en el fondo del corazón'' (Jr 31,33) del Siervo, quien, por ``aportar fielmente el
derecho'' (Is 42,3), se ha convertido en ``la Alianza del pueblo'' (Is 42,6). Jesús cumplió la Ley
hasta tomar sobre sí mismo ``la maldición de la Ley'' (Ga 3,13) en la que habían incurrido los
que no ``practican todos los preceptos de la Ley'' (Ga 3,10), porque ha intervenido su muerte
para remisión de las transgresiones de la Primera Alianza (Hb 9,15)” (580).

_ El amor de la Iglesia por los pobres:


“``El amor de la Iglesia por los pobres... pertenece a su constante tradición''. Está inspirado en el
Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús, y en su atención a los pobres. El amor
a los pobres es también uno de los motivos del deber de trabajar, con el fin de ``hacer partícipe al
que se halle en necesidad'' (Ef 4,28). No abarca sólo la pobreza material, sino también las
numerosas formas de pobreza cultural y religiosa (cf. CA 57)” (2444).

_ “Zaqueo fue un hombre de gran voluntad y su caridad fue grande. Dio la mitad de sus bienes
en limosnas y se quedó con la otra mitad sólo para devolver lo que acaso había defraudado.
Mucho dio y mucho sembró. Entonces aquella viuda que dio dos céntimos, ¿sembró poco? No,
lo mismo que Zaqueo. Tenía menos dinero pero igual voluntad, y entregó sus dos moneditas con
el mismo amor que Zaqueo la mitad de su patrimonio. Si miras lo que dieron, verás que entregan
cantidades diversas; pero si miras de dónde lo sacan, verás que sale del mismo sitio lo que da la
una que lo que entrega el otro” (San Agustín, Com. Ps 125).

!Qué cortitos de aspiraciones son aquellos que se conforman con el premio de ser vistos!
Aquellos que sólo buscan la mirada de Dios aspiran a mucho más: a que el premio sea el mismo
Dios.

DOMINGO XXXIII ORDINARIO (inizio)


“Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas”

Dn 12,1-3: “Por aquel tiempo se salvará tu pueblo”

Sal 15,5 y 8.9-10.11: “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”

Hb 10,11-14.18: “Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo
consagrados”

Mc 13,24-32: “Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos”

_ La expresión “los inscritos en el libro”, del profeta Daniel podría referirse no solo a los que
soporten los malos tiempos próximos, sino también a todos aquellos que conozcan y acepten los
nuevos tiempos, los mesiánicos. Además el texto sostiene que “los que enseñaron a muchos la
justicia”, esto es, el camino de Dios, “brillarán toda la eternidad”.
La afirmación fundamental de la perícopa es la aparición del “Hijo del hombre”. También con
ecos de la literatura de Daniel, se dirige a los ángeles para que “reúnan sus elegidos de los
cuatro vientos”.
La vigilancia es una actitud ante lo que se le viene encima al mundo. Por eso se exhorta a ella
mediante tantas comparaciones. E insiste en la vigilancia permanente por la afirmación postrera:
“Nadie lo sabe”.

Para quienes tienen la mirada puesta en las próximas horas como máximo, les resulta
verdaderamente incómodo plantearse perspectivas de futuro. Lo que preocupa es lo inmediato. Y
todo lo que no sea eso, es complicarse porque !ya llegará! La mirada hacia el mañana, que para
muchos ofrece incertidumbre e inseguridad, no tiene por qué ser así siempre. Nosotros vivimos
tiempos que tal vez parezcan temibles y no lo son tanto.

_ El glorioso advenimiento de Cristo, esperanza de Israel:


“Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente (aun cuando a nosotros
no nos ``toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad'') (Hch
1,7). Este advenimiento escatológico se puede cumplir en cualquier momento, aunque tal
acontecimiento y la prueba final que le ha de preceder estén ``retenidos'' en las manos de Dios”
(673, cf. 674, 1038, 1039, 1040).
_ “Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de
este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del
mal” (680).

_ Carácter escatológico de la oración:


“En la Eucaristía, la Oración del Señor manifiesta también el carácter escatológico de sus
peticiones. Es la oración propia de los ``últimos tiempos'', tiempos de salvación que han
comenzado con la efusión del Espíritu Santo y que terminarán con la Vuelta del Señor. Las
peticiones al Padre, a diferencia de las oraciones de la Antigua Alianza, se apoyan en el misterio
de salvación ya realizado, de una vez por todas, en Cristo crucificado y resucitado” (2771; cf.
2772).

_ “Cristo, Dios nuestro e Hijo de Dios, la primera venida la hizo sin aparato; pero en la segunda
vendrá de manifiesto. Cuando vino callando, no se dio a conocer más que a sus siervos; cuando
venga de manifiesto, se mostrará a buenos y malos. Cuando vino de incógnito, vino a ser
juzgado; cuando venga de manifiesto, ha de ser para juzgar. Cuando fue reo, guardó silencio, tal
como anunció el profeta: ``No abrió la boca como cordero llevado al matadero''. Pero no ha de
callar así cuando venga a juzgar. A decir verdad, ni ahora mismo está callado para quien quiera
oírle” (San Agustín, In Ps 49, Serm 18).

Anunciándonos el Jucio al final de los tiempos, Jesús nos invita a dejarnos juzgar ahora por su
Evangelio.

DOMINGO XXXIV: JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO (inizio)


“A ti, Príncipe de los siglos, a ti, Señor Jesús, te proclamamos Rey del mundo, de las
mentes y de los corazones” (Himno “Te saeculorum”)

Dn 7,13-14: “Su dominio es eterno, no pasa”

Sal 92,1ab.1c-2.5: “El Señor reina, vestido de majestad”

Ap 1,5-8: “El Príncipe de los reyes de la tierra nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes
de Dios”

Jn 18,33-37: “Tú lo dices: soy rey”

En las palabras “como un hijo de hombre entre las nubes del cielo”, se ha visto una figura del
futuro Mesías, y en el “poder, trono y reino”, que se le promete, imágenes que en la literatura
bíblica hacen referencia siempre a tiempos mesiánicos.
Con tres títulos kerigmáticos, que evocan la pasión, muerte y resurrección de Cristo, comienza
esta doxología del Apocalipsis: Jesús es testigo del Padre porque lo ha revelado; es el primer
resucitado, que garantiza nuestra resurrección; y príncipe de los reyes de la tierra por su
glorificación. Y aplica a Cristo títulos que ya Isaías había atribuido a Yavé, como “el primero y
el último”. Jesucristo es ahora “alfa y omega”.
La frase “mi reino no es de este mundo” conecta con una tradición muy corriente en la tradición
sinóptica y en la predicación cristiana, y presenta a Jesús como Mesías rey, pero desvinculado de
la idea nacionalista y reivindicativa de algunos de sus coetáneos.

A veces se advierte que hay gente a quien gusta que le den órdenes y que todo esté dispuesto;
con tal de limitarse a obedecer y no tener que tomar decisiones. No se sabe muy bien si es que
renuncian a ser libres o es pura apatía y desidia. Sin embargo, nada más lejano de la condición
humana. Aceptar responsabilidad es comprometerme desde la libertad con la construcción del
mundo.

_ “Corresponde al Hijo realizar el plan de Salvación de su Padre, en la plenitud de los tiempos;


ése es el motivo de su ``misión''. El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena
Noticia, es decir, de ``la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las
Escrituras” (LG 5). Para cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el Reino de los cielos en
la tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo ``presente ya en misterio'' (LG 3)” (763; cf. 764-765.
865).
_ El Reino de Dios está ante nosotros. Se aproxima en el Verbo encarnado, se anuncia a través
de todo el Evangelio, llega en la muerte y la Resurrección de Cristo. El Reino de Dios adviene en
la Última Cena y por la Eucaristía está entre nosotros. El Reino de Dios llegará en la gloria
cuando Jesucristo lo devuelva a su Padre.

_ “Discerniendo según el Espíritu, los cristianos deben distinguir entre el crecimiento del Reino
de Dios y el progreso de la cultura y la promoción de la sociedad en las que están implicados.
Esta distinción no es una separación. La vocación del hombre a la vida eterna no suprime, sino
que refuerza su deber de poner en práctica las energías y los medios recibidos del Creador para
servir en este mundo a la justicia y a la paz (cf. GS 22; 32; 39; 45; EN 31)” (2820).
_ “En la segunda petición, la Iglesia tiene principalmente a la vista el retorno de Cristo y la
venida final del Reino de Dios. También ora por el crecimiento del Reino de Dios en el ``hoy'' de
nuestras vidas” (2859).

_ “Incluso puede ser que el Reino de Dios signifique Cristo en persona, al cual llamamos con
nuestras voces todos los días y de quien queremos apresurar su advenimiento por nuestra espera.
Como es nuestra Resurrección porque resucitamos en Él, puede ser también el Reino de Dios
porque en Él reinaremos” (San Cipriano, Dom. orat. 13) (2816).

Porque nos ha ganado al altísimo precio de su Sangre derramada en la Cruz, nuestro Rey no
domina ni subyuga; invita, llama y atrae hacia sí todas las cosas.

ESQUEMA DE LAS SOLEMNIDADES (inizio)


ADVIENTO

INMACULADA CONCEPCIóN Mar¡a es la primera de los salvados


Gn 3,9-15.20: Pondr‚ enemistades entre ti y la mujer
Ef 1,3-6.11-12: Dios nos eligió en Cristo
Lc 1,26-38: Al‚grate, llena de gracia
Mar¡a, la llena de gracia: 491. 2676
La llena de gracia en la Tradición de la Iglesia: 493

CUARESMA

SAN JOSELa promesa, asegurada para la descendencia


2 S 7,4-5a.12-14a.16: El Señor le dar el trono de David
Rm 4,13.16-18.22: Creyó contra toda esperanza
Mt 1,16.18-21.24a: Hizo loque le hab¡a mandado el Señor
La concepción virginal, obra divina: 497-498
La oración en la vida cristiana: 2470. 2716
TIEMPO PASCUAL

SANTÖSIMA TRINIDAD Con tu Hijo énico y el Esp¡ritu Santo eres un solo Dios
Dt 4,32-34.39-40: El Señor es el único Dios
Rm 8,14-17: Hab‚is recibido un esp¡ritu por el que grit is !Abba!
Mt 18,16-20: Bautiz ndolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Esp¡ritu Santo
Misterio central de la fe: 234-237. 253-256
Llamados a ser habitados por la Trinidad: 260. 1997

CORPUS CHRISTI El Cuerpo del Señor fue entregado


Ex 24,3-8: Ésta es la sangre de la Alianza
Hb 9,11-15: La sangre de Cristo os purificar
Mt 14, 12-16.22-26: Esto es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre
La institución de la Eucarist¡a: 1337-1344
Los frutos de la comunión: 1391-1401

Solemnidades Lecturas Catecismo de la Iglesia Católica

TIEMPO ORDINARIO

SAN PEDRO Y SAN PABLO El que cree en la piedra elegida no ser confundido
Hch 12,1-11: El Señor me ha librado de las manos de Herodes
2 Tm 4,6-8.17-18: Ahora me aguarda la corona merecida
Mt 16,13-19: Tú eres Pedro y te dar‚ las llaves del cielo
La Iglesia es una: 816. 834Magisterio de la Iglesia: 2034-2035

SANTIAGO APóSTOL Patrono de España


Hch 4,33;5,12.27-33;12,2: El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago
2 Co 4,7-18: Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús
Mt 20,20-28: Mi c liz lo beber‚is
El ministerio eclesial: 875. 845
La autoridad como servicio: 2235

ASUNCIóN DE LA VIRGEN MARÖA (Vigilia) Eres llevada encuerpo y alma alcielo


1 Cro 15,3-4.15-16;16,1-2: Metieron el Arca de Dios en la tienda
1 Co 15,54-57: Nos da la victoria por Jesucristo
Lc 11,27-28: Dichoso el vientre que te llevó
Papel de Mar¡a en el Misterio de la Iglesia: 963-964
Mar¡a, figura de la Iglesia: 2679-2675

ASUNCIóN DE LA VIRGEN MARÖA (Fiesta) Sentada junto a Cristo es proclamada Reina


Ap 11,19a; 12,1.3-6a.10ab:Una mujer vestida del sol
1 Co 15,20-27a: Primero, Cristo como primicia
Lc 1,39-56: Mi alma engrandece al Señor
La Asunción de Mar¡a: 974
El Magn¡ficat, canto de la Virgen y de la Iglesia: 2619

TODOS LOS SANTOS Con Cristo reinan todos los santos


Ap 7,2-4.9-14: Apareció una muchedumbre inmensa
1 Jn 3,1-3: Veremos a Dios tal cual es
Mt 5,1-12a: Vuestra recompensa ser grande en el cielo
La comunión de los santos: 956-957
Ofrenda de la Iglesia en unión de los Santos: 1370. 2016

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (inizio)


(8 de Diciembre)

“Elegida para Madre del Salvador, María es la primera entre los salvados”

Gn 3,9-15.20: “Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya”

Sal 97,1.2-3abc-4: “Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”

Ef 1,3-6.11-12: “Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”

Lc 1,26-38: “Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo”

El Génesis proclama ante todo que de Dios sólo puede venir el bien y no el mal; el mal es obra
del hombre. Una mujer acepta ser la Madre del que venía a traer al mundo la salvación. El
hombre aparece así como capaz del mal, pero también susceptible del bien que de Dios llega.
Y todo en nombre de una victoria. Es futura, pero ya es presente en María. Por el triunfo de su
Hijo, María no contrae esa mancha del pecado original “que a todos los hombres alcanza”
(Liturgia del Viernes Santo). Le ha llegado a Ella precisamente porque va a ser Madre de Dios.
Y si la victoria de Cristo es universal y por ello alcanza a su Madre antes que a nadie, ello quiere
decir que la victoria de María será también nuestra.

El hombre de hoy cree que “dejar hacer a Dios” es alienante y aun “destructivo” para él. Sin
embargo, nunca es más grande el hombre que cuando Dios actúa en él. Dios siempre “pide
permiso”. La acción de Dios nunca “invade” ni manipula al hombre. Nos sorprende por su
magnificencia y gratuidad pero cuenta siempre con nosotros.

_ María la “llena de gracia”:


“A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, ``llena de gracia'' por
Dios había sido redimida desde su concepción. Esto es lo que confiesa el dogma de la
Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: la bienaventurada Virgen
María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su
concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de
Jesucristo Salvador del género humano” (491).
_ La “llena de gracia” en la Tradición de la Iglesia:
“Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios ``la Toda Santa'' (``Panagia''), la
celebran como ``inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y
hecha una nueva creatura''. Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado
personal a lo largo de toda su vida” (493).

_ “María es la llena de gracia porque el Señor está con ella. La gracia de la que está colmada es
la presencia de Aquel que es la fuente de toda gracia. ``Alégrate, hija de Jerusalén... el Señor está
en medio de ti'' (So 3,14,17a). María, en quien va a habitar el Señor, es en persona la Hija de
Sión, el Arca de la Alianza, el lugar donde reside la Gloria del Señor; ella es la ``morada de Dios
entre los hombres'' (Ap 21,3). ``Llena de gracia'', se ha dado toda al que viene a habitar en ella y
al que ella entregará al mundo” (2676).

_ “Cuando leemos que el mensajero dice a María ``llena de gracia'', el contexto evangélico, en el
que confluyen revelaciones y promesas antiguas, nos da a entender que se trata de una bendición
singular entre todas las ``bendiciones espirituales en Cristo''. En el misterio de Cristo, María está
presente ya ``antes de la creación del mundo'' como aquella que el Padre ``ha elegido'' como
Madre de su Hijo en la Encarnación, confiándola eternamente el Espíritu de santidad” (Juan
Pablo II, Redept. Mt. 8).

Si la victoria de Cristo ha hecho a María Inmaculada y bendita entre las mujeres, la Iglesia ve en
esa victoria el comienzo y el final de su propia santidad.

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA (inizio)


(19 de Marzo)

“La promesa está asegurada para toda la descendencia”

2 S 7,4-5a.12-14a.16: “El Señor Dios le dará el trono de David, su padre”

Sal 88,2-3.4-5.17-19: “Su linaje será perpetuo”

Rm 4,13.16-18.22: “Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza”

Mt 1,16.18-21.24a: “José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”

El profeta Natán, que inicialmente había anunciado que David construiría el templo, cambia
ahora el sentido de sus palabras, para decir que, por medio del rey, Dios “construirá” una
dinastía (“casa”) perdurable. Es una promesa personal, porque, mientras al pueblo de Israel se le
aseguran paz y seguridad, a David se le anuncia un larguísimo linaje.
En José se dan dos momentos claves: saber esperar sin precipitaciones (“no quería denunciarla”),
y aceptar desde la fe el anuncio del origen de la gravidez de su esposa. Con toda verdad se le
puede llamar “justo”, “bueno” y “honrado”. Desde el primer momento de su narración, san
Mateo trata de presentar la novedad de Cristo. José, perfecto conocedor de las maravillas obradas
por Dios a lo largo del Antiguo Testamento, recibe ahora el anuncio de la última “maravilla”. Y
oye, atiende y entiende. Porque actuaba desde la plena confianza en Dios.

El hombre que dice no escuchar a Dios le tacha de mudo, pero nunca se le ocurre pensar si es
que él mismo está sordo. La miseria del que no atiende ni escucha a otro está en que se cierra a sí
mismo el camino, mientras no cambie. !Y es que no hay peor cosa que creer que uno ya lo ha
escuchado todo y lo sabe todo! Y atender quiere decir que quien habla es importante, y si el
mensaje es de Dios, nadie puede distraerse.

_ La concepción virginal, obra divina:


“Los relatos evangélicos presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa
toda comprensión y toda posibilidad humanas: ``Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo'',
dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1,20). La Iglesia ve en ello el
cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: ``He aquí que la virgen concebirá
y dará a luz un Hijo''” (497; cf. 498).
_ San José, patrono de la buena muerte:
“La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte (``De la muerte repentina e
imprevista, líbranos Señor''), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros ``en la hora
de nuestra muerte'' (Ave María), y a confiarnos a san José, Patrono de la buena muerte” (1014).

_ “La contemplación es escucha de la palabra de Dios. Lejos de ser pasiva, esta escucha es la
obediencia de la fe, acogida incondicional del siervo y adhesión amorosa del hijo. Participa en el
``sí'' del Hijo hecho siervo y en el ``fiat'' de su humilde esclava” (2716).
_ “El discípulo de Cristo acepta ``vivir en la verdad'', es decir, en la simplicidad de una vida
conforme al ejemplo del Señor y permaneciendo en su Verdad. ``Si decimos que estamos en
comunión con Él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos conforme a la verdad'' (1 Jn
1,6)” (2470; cf. 2570).

_ “Sólo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el
gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial personas
de oración, siempre que le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina
de los ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a san José por
lo bien que les ayudó a ellos” (Santa Teresa de Jesús, lib. vida, 6).

Tener el oído y el espíritu abiertos para oír a Dios es tener la voluntad decidida a llevar a cabo su
encargo.

SANTÍSIMA TRINIDAD (inizio)


“Con tu único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor”

Dt 4,32-34.39-40: “El Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no
hay otro”

Sal 32,4-5.6-9.18-19.20-22: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”

Rm 8,14-17: “Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace gritar: !Abba! (Padre)”

Mt 28,16-20: “Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

San Pablo recuerda el teocentrismo trinitario de la vida cristiana: el Padre nos adopta como hijos;
el Hijo, con quien somos coherederos; y el Espíritu, que nos hace conscientes de todo ello.
No parece casual que sitúe san Mateo a Jesús en un monte a la hora de enviar a sus discípulos y
darles el encargo de “hacer cumplir cuanto Él ha mandado”. Jesús, nuevo Moisés, Nuevo
Legislador, Autor y Promulgador de la Ley Nueva y Última. Que esa Ley sea aceptada en el
Bautismo y en nombre de la Trinidad es lo verdaderamente novísimo e imprescindible en la
misión.

El hombre es una unidad total, y la dispersión en la que vive hace difícil que reconozca a su
Dios como el que le devuelve su propia integridad interior. El hombre está encarnado en el
mundo y es aquí donde ejerce su dinamismo y su fuerza. Dios, que es un ser personal, quiere que
el hombre no se cosifique ni dependa de lo que le rodea, sino que lo quiere persona, hijo.

_ “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el


misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz
que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la ``jerarquía de las verdades de
fe'' (DCG 43). ``Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los
medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela,
reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos'' (DCG 47)” (234;
cf. 237; 253; 256).

_ “La gracia es una participación en la vida de Dios. Nos introduce en la intimidad de la vida
trinitaria: por el Bautismo el cristiano participa de la gracia de Cristo, Cabeza de su Cuerpo.
Como ``hijo adoptivo'' puede ahora llamar ``Padre'' a Dios, en unión con el Hijo único. Recibe la
vida del Espíritu que le infunde la caridad y que forma la Iglesia” (1997).
_ “El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de
la Bienaventurada Trinidad. Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima
Trinidad: ``Si alguno me ama _dice el Señor_ guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada en él'' (Jn 14,23)” (260).

_ “Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí misma para
establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada
pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más
lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y
el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente,
totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora” (Beata
Isabel de la Trinidad) (260).

“No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No


he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la Unidad me posee de nuevo” (San Gregorio
Nacianceno).

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI (inizio)


“Después del tradicional cordero, terminada la cena, fue dado el Cuerpo del Señor a los
discípulos; todo a todos, todo a cada uno”

Ex 24,3-8: “Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros”

Sal 115,12-13.15-16bc.17-18: “Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor”

Hb 9,11-15: “La sangre de Cristo podría purificar nuestra conciencia”

Mc 14,12-16.22-26: “Esto es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre”

El pueblo de Dios encontrará en la Ley la oportunidad de responder a la iniciativa salvadora de


Yavé, y todo se sellará con la aspersión de la sangre sacrificial. Simboliza la vida de Dios de la
que todos participan. En el rito de Bendición de la Pascua, se rememoraba la Alianza sinaítica.
Esa misma plegaria, en labios de Cristo, adquirirá una dimensión nueva. No sólo en las palabras,
sino sobre todo en el contenido: la Alianza será a partir de ahora Nueva y Eterna.
En los Sinópticos, la Pascua es el marco de la institución de la Eucaristía. Este Sacramento es,
pues, la actualización y renovación de la Pascua de Jesucristo. Todo el proyecto salvador de Dios
en Cristo, lo expresa la Iglesia celebrando este Sacramento.

Resulta curioso advertir que, a medida que en nuestra sociedad se abandona el espíritu de
sacrificio, de renuncia, de esfuerzo por conseguir cualquier cosa, se desvirtúe y diluya el
carácter sacrificial de la Muerte de Cristo y de la misma Eucaristía. Destacamos, _y hacemos
muy bien_ la condición de “banquete de fraternidad”. Pero nunca se debe contraponer un
elemento a otro.

_ “El Señor, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado la
hora de partir de este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les lavó los
pies y les dio el mandamiento del amor (Jn 13,1-17). Para dejarles una prenda de este amor, para
no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua, instituyó la Eucaristía como
memorial de su muerte y de su resurrección y ordenó a sus apóstoles celebrarlo hasta su retorno,
``constituyéndoles entonces sacerdotes del Nuevo Testamento''” (1337; cf. 1338-1344).
_ El memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia:
“La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de
su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo. En todas las plegarias
eucarísticas encontramos, tras las palabras de la institución, una oración llamada anámnesis o
memorial” (1362; cf. 1363-1372).

_ Los frutos de la comunión:


“Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión lo realiza de manera
admirable en nuestra vida espiritual. La comunión con la Carne de Cristo resucitado, vivificada
por el Espíritu Santo y vivificante (PO 5), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia
recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la
comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos
sea dada como viático” (1392; cf. 1393-1401).

_ “Si vosotros mismos sois Cuerpo y miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre
la mesa del Señor, y recibís este sacramento vuestro. Respondéis ``Amén'' (es decir, ``sí'', ``es
verdad'') a lo que recibís, con lo que, respondiendo, lo reafirmáis. Oyes decir ``el Cuerpo de
Cristo'', y respondes ``amén''. Por lo tanto, sé tú verdadero miembro de Cristo para que tu
``amén'' sea también verdadero” (San Agustín, serm. 272) (1396).

“!Buen Pastor, Pan Verdadero!, Señor Jesús, ten misericordia de nosotros. Danos de comer y
mira por nosotros. Haz que veamos la felicidad eterna”.

SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES (inizio)


(29 de Junio)

“He aquí que coloco en Sión una piedra angular elegida, preciosa, y el que crea en ella no será
confundido”

Hch 12,1-11: “En verdad el Señor me ha librado de las manos de Herodes”

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9: “El Señor me libró de todas mis ansias”

2 Tm 4,6-8.17-18: “Ahora me aguarda la corona merecida”

Mt 16,13-19: “Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos”

Herodes, que sabía que Pedro se había evadido ya antes de la cárcel (cf. 5,19), manda poner una
guardia extraordinariamente severa. Alguien ha dicho que por vez primera en la historia, la
Iglesia oraba “pro pontifice”.
San Pablo, previendo un resultado adverso en la sentencia que sobre él habría de pronunciarse, se
muestra más cercano a la muerte que en la primera ocasión de cárcel. Incluso en medio del
proceso confiesa: “Me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje”. Y al final la condena no se
produjo aún.
Jesucristo entrega a Pedro “las llaves” y se le nombra “jefe de la Iglesia”. La misión se amplía y
especifica más aún con “lo que ates... lo que desates”. Además se le llama “roca” en razón de la
fe que acaba de mostrar confesando a Jesús como Hijo del Dios vivo.

Una cosa es que alguien no acepte un mensaje y otra muy distinta que niegue a quien habla el
derecho a hacerlo. Hay quien no acepta que el Papa pueda decir lo que como Pastor universal le
compete. Algo está quedando muy claro en este pontificado: que la causa del Papa es el hombre,
todos los hombres. Porque el hombre es la causa de Jesucristo; por eso, no habla sólo para los
católicos.
_ “La única Iglesia de Cristo..., Nuestro Salvador, después de su resurrección, la entregó a Pedro
para que la pastoreara. Le encargó a él y a los demás apóstoles que la extendieran Pedro y los
obispos en comunión con él (LG 8)” (816; cf. 834).
_ “Solamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es auxilio general de salvación,
puede alcanzarse la plenitud total de los medios de salvación. Creemos que el Señor confió todos
los bienes de la Nueva Alianza a un único colegio apostólico presidido por Pedro, para constituir
un solo Cuerpo de Cristo en la tierra, al cual deben incorporarse plenamente los que de algún
modo pertenecen ya al pueblo de Dios (UR 3)” (816).

_ “El romano pontífice y los obispos como ``maestros auténticos por estar dotados de la
autoridad de Cristo... predican al pueblo que tienen confiado la fe que hay que creer y que hay
que llevar a la práctica'' (LG 25). El magisterio ordinario y universal del Papa y de los obispos en
comunión con él enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar, la
bienaventuranza que han de esperar” (2034; cf. 2036-2040).
_ “El grado supremo de la participación en la autoridad de Cristo está asegurado por el carisma
de la infalibilidad. Ésta se extiende a todo el depósito de la revelación divina; se extiende
también a todos los elementos de doctrina, comprendida la moral, sin los cuales las verdades
salvíficas de la fe no pueden ser guardadas, expuestas u observadas” (2035; cf. 2036-2040).

_ “Entre los apóstoles, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia. Por ello, en
cuanto él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas
palabras: ``Te daré las llaves del Reino de los cielos''. Porque estas llaves las recibió no un
hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él
representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: ``Yo te entrego'',
tratándose de algo que ha sido entregado a todos” (San Agustín, Serm 295, 1-2..4).

Buscar la unidad de la Iglesia es hacerlo por los mismos y únicos caminos que Cristo determinó.

SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL (inizio)


(25 de Julio)

“Oh feliz pueblo de España, protegido por tal patrono”

Hch 4,33; 5,12.27-33; 12,2: “El rey Herodes hizo decapitar a Santiago”

Sal 66,2-3.5.7-8: “!Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”

2 Co 4,7-15: “Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús”

Mt 20,20-28: “Mi cáliz lo beberéis”

Las autoridades acusan a los discípulos de “hacernos responsables de la sangre de ese hombre”.
A toda costa quieren decir que Jesús fue condenado legalmente, y que no consentían que se le
presentara ahora como inocente, y a sus jueces como culpables.
En los discípulos se había suscitado la pregunta sobre quién sería el mayor en el Reino (cf. 18,1-
5), y ahora ellos quieren esa oportunidad. Jesús volverá a mencionar la pasión con la metáfora
del cáliz. Y empezaron a comprender. Su respuesta es decidida y resuelta.
La autoridad absoluta que Jesús menciona, aunque no la juzga, era la corriente en las culturas
helenística y romana. Ahora se invierten los términos; y el que quiera mandar, que sirva y sea el
último. Exactamente lo que ha hecho Jesús.
Aquella fórmula de los ilustrados: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, un tanto descarada,
pero sincera, pone en evidencia muchas caras del poder humano. Se trata de vender como sea el
servicio, la disponibilidad, la entrega. Se nos ofrecen constantemente proyectos en los que lo más
importante es el esfuerzo de quienes pretender servirnos, aunque muchas veces el servicio a
alguien es la máscara del servicio a uno mismo.

_ Razón del ministerio eclesial:


“Nadie se puede dar a sí mismo el mandato ni la misión de anunciar el Evangelio. El enviado del
Señor habla y obra no con autoridad propia, sino en virtud de la autoridad de Cristo; no como
miembro de la comunidad, sino hablando a ella en nombre de Cristo. Nadie puede conferirse a sí
mismo la gracia, ella debe ser dada y ofrecida. Eso supone ministros de la gracia, autorizados y
habilitados por parte de Cristo. De Él reciben la misión y la facultad ;obel ``poder sagrado'';cb de
actuar ``in persona Christi Capitis''. Este ministerio, en el cual los enviados de Cristo hacen y
dan, por don de Dios, lo que ellos, por sí mismos, no pueden hacer ni dar, la tradición de la
Iglesia lo llama ``sacramento''. El ministerio de la Iglesia se confiere por medio de un sacramento
específico” (875; cf. 845).

_ La autoridad como servicio:


“Los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio. ``El que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro esclavo'' (Mt 20,26). El ejercicio de una autoridad está
moralmente regulado por su origen divino, su naturaleza racional y su objeto específico. Nadie
puede ordenar o instituir lo que es contrario a la dignidad de las personas y a la ley natural”
(2235; cf. 2087).

_ “``Los otros diez se indignaron contra los dos hermanos''. Ya veis cuán imperfectos eran
todos, tanto aquellos que pretendían una precedencia sobre los otros diez, como también los
otros diez que envidiaban a sus dos colegas. Pero, si nos fijamos en su conducta posterior,
observamos que están ya libres de esta clase de aspiraciones. El mismo Juan, uno de los
protagonistas de este episodio, cede siempre el primer lugar a Pedro... En cuanto a Santiago, no
vivió por mucho tiempo; ya desde el principio se dejó llevar de su gran vehemencia y, dejando a
un lado toda aspiración humana, obtuvo bien pronto la gloria inefable del martirio” (San Juan
Crisóstomo, In Ev, Mat hom. 65).

Grande es el espíritu de quien acepta el programa de Jesucristo como instrumento corrector de


sus propias ambiciones.

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (inizio)


Misa vespertina de la Vigilia
(15 de Agosto)

“No te alcanza la pena debida por el pecado, porque la muerte ha sido derrotada; y, como
vencedora por tu Hijo, eres llevada en cuerpo y alma al cielo”

1 Cro, 15,3-4.15-16; 16,1-2: “Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda


que David le había preparado”

Sal 131,6-7.9-10.13-14: “Levántate, Señor, ven a tu mansión; ven con el arca de tu poder”

1 Co 15,54-57: “Nos da la victoria por Jesucristo”

Lc 11,27-28: “Dichoso el vientre que te llevó”


San Pablo, recordando a Isaías y Oseas, ensalza la derrota de la muerte, ya que ambos profetas
habían anunciado la restauración mesiánica; el apóstol ve en esta derrota de la muerte la
realización de aquellas promesas. Las palabras de desafío a la muerte y a sus “acompañantes”
son una muestra más de la confianza que ha generado en san Pablo la victoria de Jesucristo.
Jesús ofrece las señales de la verdadera santidad: “Los que escuchan la palabra de Dios y la
cumplen”. María es bienaventurada sobre todo porque escucha la Palabra, la pondera y medita en
su corazón.

A quien tiene del hombre una visión tan corta que todo su horizonte se acaba con la muerte
“negadora de todo”, es grato ofrecerle una perspectiva que trascienda esta vida y la presente un
futuro sin límites. Hay antropologías que estrechan las fronteras del hombre reduciéndolas a un
callejón sin salida. Se supone que intentan dar respuesta a sus interrogantes, el resultado es la
nada y la muerte como inapelable final definitivo.

_ “El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva
directamente de ella. ``Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se
manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte'' (LG 57). Se
manifiesta particularmente en la hora de su pasión. La Bienaventurada Virgen avanzó en la
peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad
de Dios, estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de
Madre que, llena de amor, daba su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima.
Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras:
``Mujer, ahí tienes a tu hijo'' (Jn 19,26-27)” (LG 58) (964; cf. 963).

_ María, figura de la Iglesia:


“María es la orante perfecta, figura de la Iglesia. Cuando le rezamos, nos adherimos con ella al
designio del Padre, que envía a su Hijo para salvar a todos los hombres. Como el discípulo
amado, acogemos a la madre de Jesús, hecha madre de todos los vivientes. Podemos orar con
ella y a ella. La oración de la Iglesia está sostenida por la oración de María. Le está unida en la
esperanza” (2679; cf. 2675).

_ “Hoy envió nuestra tierra al cielo un precioso regalo, para que, dando y recibiendo, se unan en
trato feliz de amistades lo humano y lo divino, lo terreno y lo celestial, lo ínfimo y lo sumo.
Porque allá subió el fruto sublime de la tierra, de donde descienden las preciosísimas dádivas y
los dones perfectos. Subiendo pues, a lo alto, la Virgen Bienaventurada, nos dará también dones
a nosotros los hombres. Y, ¿ cómo no? Ni le falta poder ni voluntad. Reina de los cielos es,
misericordia es, Madre es, en fin del Hijo Unigénito de Dios” (San Bernardo, In Assump. serm
1).

El Dios que no deja que sus fieles conozcan la corrupción, llevó en cuerpo y alma a la gloria a la
que fue siempre fiel y modelo de fidelidad.

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS (inizio)


Misa del día
(15 de Agosto)

“Vencedora de la muerte y del pecado, estás, oh Virgen María, sentada junto a Cristo; y el
universo entero te proclama por eso su Reina”

Ap 11,19a; 12,1.3-6a.10ab: “Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal”

Sal 44,10,b,c.11-12.ab.16: “De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir”
1 Co 15,20-27a: “Primero Cristo como primicia; después, todos los que son de Cristo”

Lc 1,39-56: “El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los humildes”

En el Apocalipsis se contempla a la Iglesia como una realidad celestial, triunfante. San Juan no
pierde de vista la perspectiva mariológica, como miembro del pueblo que alumbró al Mesías: la
mujer celeste adornada de esplendor. La victoria de los cristianos es segura si son fieles a su
Señor, y con ese triunfo queda asegurada la instauración de su Reino.
La contraposición entre Adán y Cristo es para san Pablo la garantía de que todo ha cambiado
desde el triunfo de Jesucristo. Por Él todos volveremos a la vida. Él como primicia. El triunfo de
la Virgen María, asunta en cuerpo y alma a los cielos, es la esperanza que tiene la Iglesia de ser
un día lo que ya es su Santísima Madre.
En el Magníficat el poder de Dios se manifiesta en especial en favor de los necesitados. Que
Dios despliegue “su brazo” nos hace recordar hazañas del Antiguo Testamento.

!Qué gran generosidad la de quien piensa en los demás antes que en sí mismo a la hora de
compartir la victoria! Pero suele suceder que el que gana no comparte fácilmente su éxito. Los
que lo comparten a veces tienen que arrebatar los despojos a modo de botín.

_ La Asunción de María:
“La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma
a la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo,
anticipando la resurrección de todos los miembros de su Cuerpo” (974).
_ María: “Dichosa la que ha creído”:
“La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió
el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que ``nada es imposible para
Dios'' (Lc 1,37); y dando su asentimiento: ``He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra'' (Lc 1,38). Isabel la saludó: ``!Dichosa la que ha creído que se cumplirán las cosas que le
fueron dichas de parte del Señor!'' (Lc 1,45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarán
bienaventurada” (148).

_ El “Magníficat”, canto de la Virgen y de la Iglesia:


“Por eso, el cántico de María es a la vez el cántico de la Madre de Dios y el de la Iglesia, cántico
de la Hija de Sión y del nuevo Pueblo de Dios, cántico de acción de gracias por la plenitud de
gracias derramadas en la economía de la salvación, cántico de los ``pobres'' cuya esperanza ha
sido colmada con el cumplimiento de las promesas hechas a nuestros padres ``en favor de
Abraham y su descendencia, para siempre''” (2619).

“Hoy descansa en el templo divino, no fabricado por mano alguna, la que fue también templo del
Señor. Hoy el Edén recibe al paraíso del nuevo Adán, donde fue otra vez plantado el árbol de la
vida y remediada nuestra desnudez. Desde hoy la Virgen Inmaculada, que no tuvo jamás afectos
terrenos, sino celestiales, ha dejado de habitar en la tierra, y como cielo animado es colocada en
las mansiones celestes” (San Juan Damasceno, hom. 2 In assump).

Canta y salta de gozo, Iglesia santa, porque lo que en María es ya una gozosa realidad, es en ti
esperanza; porque la misma victoria que a Ella le ha hecho Inmaculada y Asunta en cuerpo y
alma a los cielos, a ti también se te ha regalado.

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS (inizio)


(1 de Noviembre)
“!Oh glorioso reino en el que reinan con Cristo todos los santos!”

Ap 7,2-4.9-14: “Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de
toda nación, razas, pueblos y lenguas”

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6: “Ése es el grupo que viene a tu presencia, Señor”

1 Jn 3,1-3: “Veremos a Dios tal cual es”

Mt 5,1-12a: “Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”

Bajo la simbología de número está designada la Iglesia entera. Mencionando primero a la tribu
de Judá, de la que procedía Jesús, recorre todas las tribus de Israel, el antiguo pueblo que dio
paso a los marcados con el sello de Jesucristo.
Los “pobres de espíritu” de san Mateo se identifican con todos aquellos que tienen a Dios como
fundamento de su esperanza. Se parecerían a los “mansos” de la tercera bienaventuranza. El
consuelo que se promete a “los que lloran” vendría de que lamentaban los pecados del pueblo.
“El hambre y sed de justicia” es el afán por la santidad. La misericordia es habitual en los
evangelios, y el premio para quien la tiene es recibirla de otros. Jesús bendice a “los limpios de
corazón”, es decir, a los de pureza interior. Son “bienaventurados los pacíficos” porque son
reconciliadores.

Los santos son los que nunca se han creído que lo eran. Hoy no es infrecuente la ostentación de
valores, hazañas, logros. Porque la exhibición forma parte del éxito. ¿Y cómo encajar esto con
las bienaventuranzas?

_ “La comunión con los santos. ``No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como
modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea
reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos
todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo,
del que mana, como de Fuente y Cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios'' (LG 50)”
(957).
_ “La intercesión de los santos. ``Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos
con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad... no dejan de interceder
por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres,
Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a
nuestra debilidad'' (LG 49)” (956).

_ “A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí abajo, sino
también los que están ya en la gloria del cielo: la Iglesia ofrece el sacrificio eucarístico en
comunión con la santísima Virgen María y haciendo memoria de ella así como de todos los
santos y santas” (1370).
_ “Siguiendo la misma norma de vida, los creyentes comparten la ``bienaventurada esperanza''
de aquellos a los que la misericordia divina congrega en la ``Ciudad Santa''” (2016).

_ “Pertenece a la gloria de los Santos el prestar auxilio a los que lo necesitan para su salud,
porque de este modo se hacen cooperadores de Dios ``que es lo más divino que hay'', como dice
san Dionisio. De donde se deduce que los santos tienen conocimiento de aquellas cosas que para
esto se requieren. Y así es manifiesto que conocen en el Verbo los deseos, las devociones y las
oraciones de los hombres que se acogen a su protección” (Santo Tomás de Aquino, Suppl. q. 72
a).
El triunfo de Jesucristo en los santos se manifiesta de muchas maneras; pero solemos fijarnos
más en las admirables que en las imitables.

También podría gustarte