Misericordia

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Misericordia

La misericordia es la disposición a compadecerse de los


sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad,
asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y la
reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una
práctica. En el cristianismo es uno de los principales atributos
divinos. La misericordia es también un sentimiento de pena o
compasión por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles;
en determinadas ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo
en el juicio o castigo. Su etimología, del latín misere (miseria,
necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia los demás); significa
tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad.
Vitral en el que se representan las
siete obras de misericordia
Índice
La Misericordia y la Lástima
En el cristianismo
Buscar la misericordia de Dios
Dones de Misericordia
Obras de Misericordia
Obras de misericordia espirituales (7)
Obras de misericordia corporales (7)
Véase también
Referencias
Enlaces externos

La Misericordia y la Lástima
No hay que confundir la misericordia con la lástima.

La lástima es un sentimiento menos vehemente y más pasajero que la compasión. Así es que
de la palabra lástima no se deriva un adjetivo aplicable al que la siente, sino al objeto que la
provoca, y lo contrario sucede con la palabra compasión, de que se deriva compasivo. Son
lastimeros o lastimosos los infortunios, las enfermedades, el hambre y la persecución. Son
compasivas las personas en quienes estos males producen lástima.1 ​

La lástima se aplica con más propiedad a la sensación que nos causa el mal que se ofrece a
nuestros sentidos; y la compasión al efecto que causa en el ánimo la reflexión del mal: porque
aquella no explica por sí sola más que la sensación de la pena, o el disgusto que causa el mal
ajeno; pero la compasión añade a esta idea la de una cierta inclinación del ánimo hacia la
persona desgraciada, cuyo mal se desearía evitar.2 ​

No nos mueve a compasión la suerte de un asesino condenado a muerte, pero nos da lástima el
verle padecer en el suplicio. Nos da lástima el ver morir a un irracional; nos da compasión el
triste estado de una pobre viuda. La compasión supone siempre un sentimiento verdadero. La
lástima se emplea algunas veces para representar un sentimiento tan ligero, que apenas merece
el nombre de tal; como: Es una lástima que no haga buen tiempo.3 ​

En el cristianismo
La palabra hebrea ra·jamím y la griega é·le·os (verbo, e·le·é·ō) suelen traducirse por “misericordia”. Un
examen de estos términos y de su uso ayuda a resaltar todos sus matices y significado. El verbo hebreo
ra·jám se define como “sentir o irradiar afecto entrañable; [...] ser compasivo”.4 ​ Según el lexicógrafo
Gesenius, “la idea principal parece radicar tanto en el hecho de tener cariño y tratar con dulzura como en el
sentimiento de tierna emoción”.5 ​ El término está estrechamente relacionado con la palabra para “matriz”;
se puede referir también a las “entrañas”, las cuales se ven afectadas cuando se siente de manera afectuosa
y tierna la compasión o piedad. (Compárese con Isa 63:15, 16; Jer 31:20).

En las Escrituras ra·jám solo se emplea una vez como sentimiento del hombre hacia Dios, cuando el
salmista dijo: “Te tendré cariño [forma de ra·jám], oh Yavé fuerza mía”. (Sl 18:1) En el plano humano, José
manifestó esta misma cualidad cuando se le conmovieron “sus emociones internas [forma de ra·jamím]”
debido a su hermano Benjamín, y lloró. (Gé 43:29, 30; compárese con 1Re 3:25, 26.) Cuando las personas
veían la posibilidad de que las maltrataran sus captores (1Re 8:50; Jer 42:10-12) u oficiales de mayor
autoridad (Gé 43:14; Ne 1:11; Da 1:9), deseaban y pedían en oración piedad o misericordia, para que se les
tratara con favor, amabilidad y consideración. (Contrástese con Isa 13:17, 18.)

Tradicionalmente, la religión cristiana ha enseñado la necesidad de, imitando la misericordia divina, llevar a
cabo esta actitud en forma de obras, tanto espirituales como corporales.

Buscar la misericordia de Dios

Según la Biblia, los que desean disfrutar de la misericordia de Dios deben buscarle con una buena
predisposición de corazón y abandonando sus malos caminos y pensamientos perjudiciales (Isa 55:6, 7); no
solo es preciso, sino propio, que le teman y le muestren aprecio por sus preceptos justos (Sl 103:13; 119:77,
156, 157; Lu 1:50); y si se desvían del proceder justo que han estado siguiendo, no deben intentar
encubrirlo, sino confesarlo y arrepentirse con un corazón contrito. (Sl 51:1, 17; Pr 28:13.) Otro factor
imprescindible es que ellos mismos deben ser misericordiosos. Jesús dijo: “Felices son los misericordiosos,
puesto que a ellos se les mostrará misericordia”. (Mt 5:7.)

Dones de Misericordia

Los fariseos mostraron una actitud inmisericorde hacia otros, por lo que Jesús los reprendió, diciendo:
“Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’”. (Mt 9:10-13; 12:1-7;
compárese con Os 6:6.) Él colocó la misericordia entre los asuntos de más peso de la Ley. (Mt 23:23.)
Como se observa, aunque tal misericordia podía abarcar clemencia judicial, como la que los fariseos
pudieran tener la oportunidad de mostrar, tal vez por ser miembros del Sanedrín, su aplicación no se
limitaba a ese contexto. Se refería primordialmente a la manifestación activa de piedad o compasión, a
obras de misericordia. (Compárese con Dt 15:7-11.)

Esta misericordia se podía expresar por medio de una contribución material. Pero para que Dios la
considere de valor, debe haber un buen motivo, no ser simplemente un ‘altruismo interesado’. (Mt 6:1-4.)
Las dádivas materiales estaban entre las “dádivas de misericordia [una forma de e·le·ē·mo·sý·nē]”
características de Dorcas (Hch 9:36, 39), y probablemente también entre las de Cornelio, dádivas que junto
con sus oraciones resultaron en que Dios le oyera favorablemente. (Hch 10:2, 4, 31.) Jesús dijo que el error
de los fariseos radicaba en no dar “como dádivas de misericordia las cosas que están dentro”. (Lu 11:41.)
Por lo tanto, la verdadera misericordia debe brotar del corazón.

Jesús de Nazaret y sus discípulos se destacaron especialmente por las dádivas espirituales, de mucho más
valor que las materiales, que misericordiosamente ofrecieron. (Compárese con Jn 6:35; Hch 3:1-8.) Los
miembros de la congregación cristiana, en especial los que actúan en ella como ‘pastores’ (1Pe 5:1, 2),
deben cultivar la cualidad de la misericordia y reflejarla, tanto en aspectos materiales como espirituales,
“con alegría”, nunca de mala gana. (Ro 12:8.) El que la fe de ciertos miembros de la congregación se
debilite puede hacer que enfermen espiritualmente y hasta que expresen dudas. Debido al peligro de muerte
espiritual, se exhorta a sus compañeros cristianos a que sean misericordiosos con ellos y los ayuden a evitar
un mal fin. Mientras manifiestan su misericordia hacia aquellos cuyas acciones no han sido correctas, deben
cuidarse de no caer en la misma tentación, y han de ser conscientes de que no solo deben amar la justicia,
sino también odiar el mal. Su trato misericordioso no implica que aprueban el mal. (Jud 22, 23; compárese
con 1Jn 5:16, 17) [Obra "Perspicacia para Comprender las Escrituras"]

Obras de Misericordia

Las obras de misericordia son acciones


caritativas mediante las cuales
ayudamos a nuestro prójimo en sus
necesidades corporales y espirituales
(cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir,
aconsejar, consolar, confortar, son
obras espirituales de misericordia,
como también lo son perdonar y sufrir
con paciencia. Las obras de
misericordia corporales consisten
especialmente en dar de comer al
hambriento, dar techo a quien no lo
tiene, vestir al desnudo, visitar a los Las obras de misericordia, del Maestro de la fuente de la
enfermos y a los presos, enterrar a los vida.6 ​
muertos (cf Mt 25,31-46). Entre estas
obras, la limosna hecha a los pobres (cf
Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los
principales testimonios de la caridad
fraterna; es también una práctica de
justicia que agrada a Dios (cf Mt 6, 2-
4):

«El que tenga dos túnicas que las


reparta con el que no tiene; el que
tenga para comer que haga lo
mismo» (Lc 3, 11). «Dad más bien
en limosna lo que tenéis, y así todas
las cosas serán puras para vosotros»
(Lc 11, 41). «Si un hermano o una
hermana están desnudos y carecen
del sustento diario, y alguno de
vosotros les dice: “Id en paz,
calentaos o hartaos”, pero no les
dais lo necesario para el cuerpo,
Catecismo de la Iglesia 7​
¿de qué sirve?» (St 2,católica,
15-16;2447
cf Jn
3, 17).


Enterrar a los Las obras de Las obras de Siete obras de


muertos, de la serie misericordia, de misericordia, de misericordia, de
Las obras de Pieter Brueghel el Cornelis Schut. Caravaggio.
misericordia, de Joven.
Olivuccio di
Ciccarello.

Las 14 obras de misericordia que recomienda la Iglesia católica se dividen en siete espirituales y siete
corporales y estas son:8 ​

Obras de misericordia espirituales (7)


Enseñar al que no sabe.
Corregir al que se equivoca.
Dar buen consejo al que lo necesita.
Perdonar las injurias.
Consolar al triste.
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
Orar por los vivos y los muertos

Obras de misericordia corporales (7)


Visitar y cuidar a los enfermos.
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Dar hospedaje al peregrino.
Vestir al desnudo
Redimir al cautivo
Enterrar a los muertos.

Véase también
Divina Misericordia (Devoción)
Coronilla de la Divina Misericordia
Sagrado Corazón de Jesús
Santuario de la Divina Misericordia de Cracovia

Referencias
1. De Mora, José Joaquín (1855). Colección de sinónimos de la lengua castellana (https://book
s.google.com.pa/books?id=ioIj7qOsxNEC&hl=es&pg=PA96#v=onepage&q&f=false).
Madrid: Real Academia Española. p. 96. Consultado el 23 de septiembre de 2015.
2. Barcia, Roque Ozon, I. (1894). Primer diccionario general etimológico de la lengua
española, volumen 3. F. Seix. p. 339.
3. de la Huerta, L. (1845). «Lástima» (https://books.google.com.ar/books?id=nQtiKMJD5XAC&
pg=PA98). En Gómez de la Cortina, José, ed. Diccionario de sinónimos castellanos. p. 98.
Consultado el 23 de septiembre de 2015.
4. A Hebrew and Chaldee Lexicon, edición de B. Davies, 1957, pág. 590.
5. A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, traducción al inglés de E. Robinson,
1836, pág. 939.
6. Ulrich Thieme, fuente citada en de:Meister des Lebensbrunnens
7. Tercera parte, Segunda sección, Capítulo segundo, Artículo séptimo, VI. El amor de los
pobres (http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a7_sp.html)
8. Catholic encyclopedia: Corporal and Spiritual Works of Mercy, fuente citada en en:Works of
mercy

Enlaces externos
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Misericordia.

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